Su peculiar percepción histórica, que combinaba permanentemente lo sublime con lo mundano, le llevó a abrir de par en par las puertas de la inmigración judía al nuevo estado, aun a costa de instalar a las multitudes recién llegadas en míseros caseríos maltrechos, en tierras usurpadas a los palestinos, y de imponer un durísimo sistema de racionamiento de comestibles y otros bienes a toda la población, que se prolongó hasta fines de los años 50.
El solidarizar la doctrina moral con opiniones humanas, subjetivas y mudables en el tiempo, en lugar de cimentarla en la santa voluntad de Dios eterno y en sus mandamientos, equivale a abrir de par en par las puertas a las fuerzas disolventes.
Quisiera sugerir con toda fuerza al lector la idea de que el despertar de la vida de la muchedumbre difusa y de las regiones tiene que ir de par y enlazado con el abrir de par en par las ventanas al campo europeo para que se oree la patria.
El hábito de dichos reverendos se tiene comunmente por cosa santificada, y tanto que en presentandose vestidos de beato, (que llaman), hay páparos muy creidos de que al primer toque se les han de abrir de par en par las puertas celestiales.
Hubiera sido fácil, si los mismos tutores que daban ese consejo hubiesen repartido entre todos los habitantes, para que la ocupasen y cultivasen como propia, una buena extensión de los dominios de su pupila; pero ni se acordaron siquiera de ello, y después de servirse ellos mismos y sus amigos buenas tajadas de la Pampa, dejaron el resto tirado y sin dueño, contentándose con abrir de par en par la puerta a todos los hombres que de cualquier parte del orbe quisiesen venir a poblarla.