Cuentos Con Moraleja
Cuentos Con Moraleja
Cuentos Con Moraleja
Érase una vez un ratón que vivía en una humilde madriguera en el campo.
Había una vez un conejo que se llamaba Serapio. Él vivía en lo más Allí, no le hacía falta nada. Tenía una cama de hojas, un cómodo sillón, y
alto de una montaña con sus nietas Serafina y Séfora. Serapio era un flores por todos los lados.
conejo bueno y muy respetuoso con todos los animales de la Cuando sentía hambre, el ratón buscaba frutas silvestres, frutos secos y
montaña y por ello lo apreciaban mucho. Pero sus nietas eran setas, para comer. Además, el ratón tenía una salud de hierro. Por las
diferentes: no sabían lo que era el respeto a los demás. mañanas, paseaba y corría entre los árboles, y por las tardes, se tumbaba a
Serapio siempre pedía disculpas por lo que ellas hacían. Cada vez la sombra de algún árbol, para descansar, o simplemente respirar aire puro.
Llevaba una vida muy tranquila y feliz.
que ellas salían a pasear, Serafina se burlaba: 'Pero mira que fea está
Un día, su primo ratón que vivía en la ciudad, vino a visitarle. El ratón de
esa oveja. Y mira la nariz del toro'. 'Sí, mira qué feos son', respondía campo le invitó a comer sopa de hierbas. Pero al ratón de la ciudad,
Séfora delante de los otros animalitos. Y así se la pasaban acostumbrado a comer comidas más refinadas, no le gustó.
molestando a los demás, todos los días. Y además, no se habituó a la vida de campo. Decía que la vida en el campo
Un día, cansado el abuelo de la mala conducta de sus nietas (que por era demasiado aburrida y que la vida en la ciudad era más emocionante.
más que les enseñaba, no se corregían), se le ocurrió algo para Acabó invitando a su primo a viajar con él a la ciudad para comprobar que allí
hacerlas entender y les dijo: 'Vamos a practicar un juego en donde se vive mejor. El ratón de campo no tenía muchas ganas de ir, pero acabó
cada una tendrá un cuaderno. En él escribirán la palabra cediendo ante la insistencia del otro ratón.
disculpas, cada vez que le falten el respeto a alguien. Ganará la que Nada más llegar a la ciudad, el ratón de campo pudo sentir que su
escriba menos esa palabra'. tranquilidad se acababa. El ajetreo de la gran ciudad le asustaba. Había
peligros por todas partes.
'Está bien abuelo, juguemos', respondieron al mismo tiempo. Cuando
Había ruidos de coches, humos, mucho polvo, y un ir y venir intenso de las
Séfora le faltaba el respeto a alguien, Serafina le hacía acordar del personas. La madriguera de su primo era muy distinta de la suya, y estaba en
juego y hacía que escriba en su cuaderno la palabra disculpas el sótano de un gran hotel. Era muy elegante: había camas con colchones de
(porque así Séfora tendría más palabras y perdería el juego). lana, sillones, finas alfombras, y las paredes eran revestidas. Los armarios
De igual forma Séfora le hacía acordar a Serafina cuando le faltaba el rebosaban de quesos, y otras cosas ricas.
respeto a alguien. Pasaron los días y hartas de escribir, las dos se En el techo colgaba un oloroso jamón. Cuando los dos ratones se disponían a
pusieron a conversar: '¿No sería mejor que ya no le faltemos el darse un buen banquete, vieron a un gato que se asomaba husmeando a la
respeto a la gente? Así ya no sería necesario pedir disculpas'. puerta de la madriguera.
Llegó el momento en que Serapio tuvo que felicitar a ambas Los ratones huyeron disparados por un agujerillo. Mientras huía, el ratón de
porque ya no tenían quejas de los vecinos. Les pidió a las conejitas campo pensaba en el campo cuando, de repente, oyó gritos de una mujer
que, con una escoba en la mano, intentaba darle en la cabeza con el palo,
que borraran poco a poco todo lo escrito hasta que sus cuadernos
para matarle.
quedaran como nuevos. El ratón, más que asustado y hambriento, volvió a la madriguera, dijo adiós a
Las conejitas se sintieron muy tristes porque vieron que era imposible su primo y decidió volver al campo lo antes que pudo. Los dos se abrazaron y
que las hojas del cuaderno quedaran como antes. Se lo contaron al el ratón de campo emprendió el camino de vuelta.
abuelo y él les dijo: 'Del mismo modo queda el corazón de una Desde lejos el aroma de queso recién hecho, hizo que se le saltaran las
persona a la que le faltamos el respeto. Queda marcado y por más lágrimas, pero eran lágrimas de alegría porque poco faltaba para llegar a su
que pidamos disculpas, las huellas no se borran por completo. casita. De vuelta a su casa el ratón de campo pensó que jamás cambiaría su
Por eso recuerden debemos respetar a los demás así como nos paz por un montón de cosas materiales.
gustaría que nos respeten a nosotros'. FIN.
3 Patito feo 4 La ardilla mudita
En una pequeña isla, en medio del océano, vivía una feliz familia de ardillas
En una hermosa mañana de verano, los huevos que habían empollado la que llevaba una vida muy tranquila. Cada día correteaban por las rocas,
mamá Pata empezaban a romperse, uno a uno. Los patitos fueron saliendo jugaban con las gaviotas y cangrejos, comían todo tipo de frutos, se recreaban
poquito a poco, llenando de felicidad a los papás y a sus amigos. Estaban tan mirando al mar y tomaban el sol disfrutando del paisaje. Una mañana, al
contentos que casi no se dieron cuenta de que un huevo, el más grande de despertar, descubrieron que no estaba la ardilla Mudita, la más pequeña de
todos, aún permanecía intacto. Todos, incluso los patitos recién nacidos, las hermanas y salieron a la playa para buscarla enseguida.
concentraron su atención en el huevo, a ver cuando se rompería. Al cabo de — ¡Muditaaaaaa!, ¿dónde estás? — gritaron todos con mucha fuerza.
algunos minutos, el huevo empezó a moverse, y luego se pudo ver el pico, — ¿Dónde habrá ido?—dijo la hermana mediana a punto de llorar.
luego el cuerpo, y las patas del sonriente pato. Era el más grande, y para — No puede haber ido muy lejos — contestó la ardilla mayor haciendo un
sorpresa de todos, muy distinto de los demás. Y como era diferente, todos mohín. Mientras los padres ardillas se miraban uno a otro desolados sin
empezaron a llamarle el Patito Feo. La mamá Pata, avergonzada por haber pronunciar palabra.
tenido un patito tan feo, le apartó con el ala mientras daba atención a los otros — Vamos a dividirnos en dos grupos — dijo al fin papá ardilla rompiendo su
patitos. El patito feo empezó a darse cuenta de que allí no le querían. Y a silencio. Mamá ardilla y la hermana mayor salieron en dirección a la carretera,
medida que crecía, se quedaba aún mas feo, y tenía que soportar las burlas por otro lado, papá ardilla y la hermana mediana fueron a buscarla por la
de todos. Entonces, en la mañana siguiente, muy temprano, el patito decidió montaña de los cactus.
irse de la granja. — ¿Habéis visto a Mudita por aquí? — preguntaron las primeras a unos
Triste y solo, el patito siguió un camino por el bosque hasta llegar a otra ratones que tomaban el sol adormilados. — No, contestaron los ratones, no
granja. Allí, una vieja granjera le recogió, le dio de comer y beber, y el patito la vemos desde hace días. — ¿Le ha sucedido algo?— preguntaron
creyó que había encontrado a alguien que le quería. Pero, al cabo de algunos enseguida. Y mamá ardilla les contó angustiada que la ardillita muda había
días, él se dio cuenta de que la vieja era mala y sólo quería engordarle para desaparecido.
transformarlo en un segundo plato. El patito salió corriendo como pudo de allí. — Nosotros os ayudaremos a buscarla — dijeron, y salieron en dirección al
El invierno había llegado, y con él, el frío, el hambre y la persecución de los bosque de palmeras.— ¿Habéis visto a Mudita por aquí? — preguntaron los
cazadores para el patito feo. Lo pasó muy mal. Pero sobrevivió hasta la segundos a unas gaviotas.
llegada de la primavera. Los días pasaron a ser más calurosos y llenos de — No, contestaron las gaviotas, no la vemos desde ayer. — ¿Le ha sucedido
colores. Y el patito empezó a animarse otra vez. Un día, al pasar por un algo? — preguntaron enseguida.
estanque, vio las aves más hermosas que jamás había visto. Eran elegantes, Y papá ardilla les contó angustiado que la ardillita muda había desaparecido de
delicadas, y se movían como verdaderas bailarinas, por el agua. El patito, aún la noche a la mañana.
acomplejado por la figura y la torpeza que tenía, se acercó a una de ellas y le — Nosotras os ayudaremos a buscarla — dijeron y volaron por tierra y mar
preguntó si podía bañarse también en el estanque. en su busca. Al atardecer, todos volvieron a casa muy cansados sin haber
Y uno de los cisnes le contestó: encontrado a la pequeña ardilla. Se miraban unos a otros muy tristes y callados
- Pues, ¡claro que sí! Eres uno de los nuestros. sin saber qué hacer ni qué decir cuando, de repente, dijo uno de los ratoncitos:
Y le dijo el patito: — ¿Habéis oído eso?
- ¿Cómo que soy uno de los vuestros? Todos agudizaron el oído y escucharon:
Yo soy feo y torpe, todo lo contrario de vosotros. Ras, ras, ras, ras, ras…Entraron en la cueva y oyeron, ahora más cerca, el
Y ellos le dijeron: extraño ruido.Ras, ras, ras, ras, ras… Papá ardilla se adelantó y se dirigió al
- Entonces, mira tu reflejo en el agua del estanque y verás cómo no te rincón de donde venían los extraños ruiditos.
engañamos. — ¡Mudita, estás aquí! — dijo gritando de la emoción.
El patito se miró y lo que vio le dejó sin habla. ¡Había crecido y se La ardillita muda estaba aprisionada por la patita y no podía salir de allí.
transformado en un precioso cisne! Y en este momento, él supo que jamás Entre todos lograron levantar la roca y dejarla libre. La familia de ardillas
había sido feo. Él no era un pato sino un cisne. Y así, el nuevo cisne se unió a abrazó a Mudita con mucha fuerza y todos los amigos celebraron que estuviera
los demás y vivió feliz para siempre. FIN viva y sana..
5 Uga la tortuga. 6 Hace frío
La pesadilla de Carola
Pablo siempre andaba aburrido. Había llegado el verano y no sabía Carola estaba tumbada en el sillón de casa muy aburrida.
que hacer con tanto tiempo libre. De todo se cansaba. Si cogía el - Mamá, no sé lo que hacer - dijo perezosa.
balón tardaba menos de diez minutos en soltarlo. Si montaba en - Puedes pintar un dibujo y después colorearlo - contestó su madre
bicicleta decía que se agotaba y que el casco le daba calor. Si sacaba mientras planchaba la ropa. - No quiero, pintar me aburre - dijo
sus coches para echar carreras con ellos protestaba porque éstos no Carola. - Ya sé - dijo su madre. Puedes jugar a las peluqueras y
rodaban bien. hacer una bonita trenza a tu muñeca. - No quiero, eso me aburre
Y cuando jugaba con sus amiguitos o primos en el pueblo la cosa no también - protestó de nuevo la niña. - Llama a María, y jugáis a algo -
mejoraba. Pablo acababa discutiendo con todos porque siempre dijo impacientándose de nuevo su madre. - No quiero; ayer me
quería que los demás hicieran lo que él quería. Al final escuchaba las enfadé con ella - contestó la niña haciendo una mueca.
mismas palabras de su mamá que sólo conseguían que le enfadarán Su madre la miró preocupada dejando de planchar. Carola se pasaba
aún más: 'hay que compartir', 'cada uno debe mandar un ratito o todo el día aburrida, protestando y viendo en la televisión dibujos
poneros todos de acuerdo', 'si no sabéis jugar juntos nos vamos a animados.
casa'. - ¿Por qué no sales con la bicicleta al jardín? - dijo su madre
El verano estaba siendo complicado para toda la familia. Parecía que intentando animar a la niña reanudando su tarea.
el mal humor se había instalado en casa con ellos. Además, un - No quiero; me aburre montar en bicicleta - dijo estirándose perezosa
día, Pablo se cayó de los columpios por darse muy fuerte y en el sofá sin mirarla siquiera.
se rompió el tobillo. Lloró mucho y rápidamente sus papás le llevaron Su madre estaba cada vez más preocupada por el comportamiento de
al médico. Tuvieron que ponerle una escayola que tendría que llevar Carola.
durante 15 días. - Mañana iremos a pasar el día al campo y nos bañaremos en el río -
Parecía que el verano le quería poner cada vez las cosas más dijo.
difíciles. Pero, sin embargo, no fue así. Al estar más limitado en sus - No quiero ir al río, me pican los mosquitos y además no sé
movimientos no le quedó más remedio que pasar muchas horas nadar. - ¡Qué asco!
sentado a la sombra viendo como sus amigos y primos corrían y - ¡Iremos a pasar el día al campo! - dijo su padre por la noche. ¡Te
jugaban. Y fue entonces cuando utilizó su imaginación. En su cabeza guste o no! Y Carola se fue protestando muy enfadada a la cama, sin
se inventaba grandes aventuras y empezó a leer muchos libros, sobre querer cenar.
todo de piratas, que eran sus favoritos. Ahora las horas sí pasaban Al día siguiente llamaron a Carola que se levantó de la cama
deprisa y le encantaba estar de vacaciones El momento favorito de protestando de nuevo.
Pablo era cuando empezaba a caer la tarde y a refrescar. Entonces, - ¡Os odio! ¡Siempre me estáis fastidiando! - dijo lloriqueando. -
gracias a las herramientas que le había dado la lectura empezaba a ¡Quiero tener otros padres! ¿Por qué no me dejáis vivir en paz? Y
escribir sus propias aventuras y crear sus propios cuentos. Éstos salió de la habitación metiendo mucho ruido, sin desayunar.
eran muy aplaudidos entre sus amigos y Pablo empezó a estar Pero esta vez sus padres no estaban dispuestos a ceder a sus
siempre muy contento. Sin duda, este había sido el mejor verano de caprichos y continuaron hablando entre ellos sin prestar atención a
su vida porque había descubierto que de mayor quería ser sus palabras.
escritor.
Durante el trayecto en el coche apenas hablaron. Llegaron a un lugar
precioso donde había una verde pradera, un río de aguas transparentes y 15
una zona de arboleda. Era el sitio ideal para pasar el día.
Sus padres empezaron a jugar a la pelota y la llamaron:
- ¡Carola, ven a jugar!
Pero la niña se quedó de brazos cruzados mostrando su enfado y
pensando que eran unos padres horribles que no la querían y, con ese
pensamiento se sentó apoyada en el tronco de un árbol y se quedó
dormida. La rama quejumbrosa
- ¡No quiero ir, me aburro! ¡Es un rollo teneros como padres! Siempre me
estáis obligando a hacer cosas que no quiero. ¡Me quiero ir de esta casa! Era un día tan caluroso que hasta las lagartijas y los caracoles
Y entonces ocurrió algo que Carola no esperaba. Su madre dijo: buscaban la sombra. Hacía tiempo que no llovía y las ramas
- Muy bien, si es eso lo que quieres te ayudaré a preparar el equipaje. secas, abriéndose camino, salían de la tierra agrietada.
Carola siguió a su madre. Extrañada vio cómo abría
— Estoy vieja y arrugada y ya no sirvo para nada, — dijo una
la puerta de su armario y descolgó uno de sus vestidos. Lo dobló
cuidadosamente y lo metió en una pequeña maleta; luego metió una rama quejumbrosa con voz temblorosa.
chaqueta, calcetines y unos zapatos. Por último, eligió unas braguitas y — ¿Por qué dices eso?, — preguntó el caracol. Yo estoy
una camiseta de interior y cerró la cremallera. encantado de que me des sombra porque me haces sentir bien.
- Ya está - dijo. Y se volvió ofreciéndole con indiferencia la maleta. Entonces, la rama seca miró sorprendida al caracol y no dijo
- Te pondré un bocadillo por si te da hambre esta noche - habló sin nada. Al día siguiente la rama se volvió a quejar:
volverse a mirarla. — Estoy pálida y muy seca, ¿quién me va a querer así?
- ¡Luis! -llamó al padre - Ven a decir adiós a Carola que se va a buscar
— ¿Por qué dices eso?, — preguntó la lagartija. Con este calor
unos padres mejores que nosotros.
Su padre entró en la habitación, la abrazó y acompañándola a la puerta sofocante, — dijo, si tú no estuvieras aquí, yo no tendría tu
dijo: sombra, ¡qué suerte que estés tan cerca de mí!
- ¡Qué te vaya muy bien cariño! Entonces la rama seca miró sorprendida a la lagartija y no dijo
Entonces Carola empezó a llorar en silencio y, cuando quiso darse cuenta, nada.
oyó un fuerte portazo y se vio en la calle. Esa misma tarde, la rama quejumbrosa, como ya era su
- ¡No me quiero ir! - dijo sin disimular su llanto, aporreando la puerta. costumbre sollozó quejándose de nuevo:
- ¡No me quiero ir! - gritaba llorando. - ¡No quiero buscar otros padres!
— ¡Ay, pobre de mí!, ¿por qué sigo en este mundo si nadie se
- ¡Carola, Carola! - decían sus padres zarandeándola nerviosos.
Cuando despertó vio a sus padres que la abrazaban y miraban asustados. acuerda de mí?
Se dio cuenta que ellos siempre se habían preocupado por ella, que la Entonces mirándose la lagartija y el caracol, sin decir nada, se
querían mucho y se estaba portando muy mal. marcharon a la sombra de otra rama que no se quejara
Abrazó a los dos todavía llorando y les dijo: tanto.
- ¡Os quiero! ¡Quiero jugar a la pelota con vosotros!
Sus padres se miraron contentos. No sabían qué había hecho cambiar a la
niña de comportamiento pero, desde ese día, Carola fue mucho más
obediente y no era caprichosa. Además daba muchos besos a sus padres.
Todo lo cambió una horrible pesadilla.
16 – Te ruego que no me malinterpretes, amigo mío. Por nada del mundo
quiero fastidiarte, pero la verdad es que me vendría de perlas que me
echaras una mano. Me conoces y sabes que no te lo pediría si no
fuera absolutamente necesario. El caballo dio un respingo y puso cara
de sorpresa. – ¡¿Perdona?!… ¡
El asno y el caballo ¿Me lo estás diciendo en serio?!
Un asno y un caballo vivían juntos desde su más tierna infancia y, El asno, ya medio mareado, pensó que estaba en medio de una
como buenos amigos que eran, utilizaban el mismo establo, pesadilla. – ‘No, esto no puede ser real…
compartían la bandeja de heno, y se repartían el trabajo ¡Seguro que estoy soñando y pronto despertaré!’ El sudor empezó a
equitativamente. Su dueño era molinero, así que su tarea diaria caerle a chorros por el pelaje y notó que sus grandes ojos
consistía en transportar la harina de trigo desde el campo al mercado almendrados empezaban a girar cada uno hacia un lado,
principal de la ciudad. completamente descontrolados. Segundos después todo se volvió
La rutina era la misma todas las mañanas: el hombre colocaba un borroso y se quedó prácticamente sin energía. Tuvo que hacer un
enorme y pesado saco sobre el lomo del asno, y minutos después, esfuerzo descomunal para seguir pidiendo auxilio.
otro igual de enorme y pesado sobre el lomo del caballo. En cuanto – Necesito que me ayudes porque yo… yo no puedo, amigo, no
todo estaba preparado los tres abandonaban el establo y se ponían puedo continuar… Yo me… yo… ¡me voy a desmayar!
en marcha. Para los animales el trayecto era aburrido y bastante duro, El caballo resopló con fastidio.
pero como su sustento dependía de cumplir órdenes sin rechistar, ni – ¡Bah, venga, no te pongas dramático que tampoco es para tanto! Te
se les pasaba por la mente quejarse de su suerte. Un día, no se sabe recuerdo que eres más joven que yo y estás en plena forma. Además,
por qué razón, el amo decidió poner dos sacos sobre el lomo de asno para un día que me libro de cargar no voy a llevar parte de lo tuyo.
y ninguno sobre el lomo del caballo. Lo siguiente que hizo fue dar la ¡Sería un tonto redomado si lo hiciera!
orden de partir. – ¡Arre, caballo! ¡Vamos, borrico!… ¡Daos prisa o Bajo el sol abrasador al pobre asno se le doblaron las patas como si
llegaremos tarde! Se adelantó unos metros y ellos fueron siguiendo fueran de gelatina. – ¡Ayuda… ayuda… por favor!
sus pasos, como siempre perfectamente sincronizados. Mientras Fueron sus últimas palabras antes de derrumbarse sobre la hierba.
caminaban, por primera vez desde que tenía uso de razón, el asno se ¡Blooom! El dueño, hasta ese momento ajeno a todo lo que ocurría
lamentó: – ¡Ay, amigo, fíjate en qué estado me encuentro! Nuestro tras de sí, escuchó el ruido sordo que hizo el animal al caer. Asustado
dueño puso todo el peso sobre mi espalda y creo que es injusto. se giró y vio al burro inmóvil, tirado con la panza hacia arriba y la
¡Apenas puedo sostenerme en pie y me cuesta mucho respirar! lengua fuera. – ¡Oh, no, mi querido burro se ha desplomado!… ¡Pobre
El pequeño burro tenía toda la razón: soportar esa carga era animal! Tengo que llevarlo a la granja y avisar a un veterinario lo antes
imposible para él. El caballo, en cambio, avanzaba a su lado ligero posible, pero ¿cómo puedo hacerlo?
como una pluma y sintiendo la perfumada brisa de primavera Hecho un manojo de nervios miró a su alrededor y detuvo la mirada
peinando su crin. Se sentía tan dichoso, le invadía una sensación de sobre el caballo. – ¡Ahora que lo pienso te tengo a ti! Tú serás quien
libertad tan grande, que ni se paró a pensar en el sufrimiento de su me ayude en esta difícil situación. ¡Venga, no perdamos tiempo,
colega. A decir verdad, hasta se sintió molesto por el comentario. agáchate! El desconcertado caballo obedeció y se tumbó en el suelo.
– Sí amiguete, ya sé que hoy no es el mejor día de tu vida, pero… Entonces, el hombre colocó sobre su lomo los dos sacos de harina, y
¡¿qué puedo hacer?!… ¡Yo no tengo la culpa de lo que te pasa! seguidamente arrastró al burro para acomodarlo también sobre la
Al burro le sorprendió la indiferencia y poca sensibilidad de su montura. Cuando tuvo todo bien atado le dio unas palmaditas
compañero de fatigas, pero estaba tan agobiado que se atrevió a cariñosas en el cuello. – ¡Ya puedes ponerte en pie!
pedirle ayuda. El animal puso cara de pánico ante lo que se avecinaba.
17
el león y el ratón
Érase una vez, un Leónque dormía junto a un árbol,
cuando un Ratón se le acercó y comenzó a correr
– Sí, ya sé que es muchísimo peso para ti, pero si queremos salvar a hacia arriba y hacia abajo sobre él. Esto despertó al
nuestro amigo solo podemos hacerlo de esta manera. ¡Prometo que León, que colocó su enorme pata sobre él y abrió sus
te recompensaré con una buena ración de forraje! grandes mandíbulas para tragárselo.
El caballo soltó un relincho que sonó a quejido, pero de nada sirvió.
Le gustara o no, debía realizar la ruta de regreso a casa con un
- Perdóname esta vez, oh rey, nunca lo olvidaré:
cargamento descomunal sobre la espalda. ¿quién sabe, quizás pueda hacer algo por ti algunos
—————– de estos días?
Gracias a la rápida decisión del molinero llegaron a tiempo de que el El León estaba tan emocionado ante la idea de que el
veterinario pudiera reanimar al burro y dejarlo como nuevo en pocas
horas. El caballo, por el contrario, se quedó tan hecho polvo, tan Ratón pudiera ayudarlo, que levantó la pata y lo dejó ir.
dolorido y tan débil, que tardó tres semanas en recuperarse. Un Algún tiempo después el León se vio atrapado en una
tiempo muy duro en el que también lo pasó mal a nivel emocional trampa humana y, los cazadores lo ataron a un árbol
porque se sentía muy culpable. Tumbado sobre el heno del establo mientras buscaban un carro para llevarlo.
lloriqueaba y repetía sin parar:
– Por mi mal comportamiento casi pierdo al mejor amigo que tengo… Justo en ese momento, pasó el ratoncito, y al ver la
¿Cómo he podido portarme así con él?… ¡Tenía que haberle triste situación en la que se encontraba el León, se
ayudado!… ¡Tenía que haberle ayudado desde el principio! acercó a él y pronto royó las cuerdas que ataban a su
Por eso, cuando se reunieron de nuevo, con mucha humildad le pidió
perdón y le prometió que jamás volvería a suceder. El burro, que era
nuevo amigo. El pequeño ratoncito logró salvar al león
un buenazo y le quería con locura, aceptó las disculpas y lo abrazó que, le estuvo eternamente agradecido y, desde
más fuerte que nunca. entonces, siempre le dejó trepar a su lomo.
Moraleja: Esta fábula nos enseña lo importante que es cuidar, Moraleja: no subestimes las capaciades de otras
respetar y acompañar a las personas que amamos no solo en los
buenos tiempos, sino también cuando atraviesan un mal momento personas porque parezcan débiles. Sé bondadoso con
en su vida. No olvides nunca el sabio refrán español: ‘Hoy por ti, los demás, y los demás lo serán contigo.
mañana por mí’.
18 19
el cuervo y el zorro
Los dos hijos de un labrador vivían siempre discutiendo. Se En una mañana de otoño, mientras una zorra descansaba debajo de
peleaban por cualquier motivo, como quién iba a manejar el una plantación de uvas, vio unos hermosos racimos de uvas ya
arado, quién sembraría, y así como todo. Cada vez que maduras, delante de sus ojos. Deseosa de comer algo refrescante y
distinto de lo que estaba acostumbrada, la zorra se levantó, se
había una riña, los hermanos dejaban de hablarse. La
remangó y se puso manos a la obra para comer las uvas. Lo que la
concordia parecía algo imposible entre los dos. Eran zorra no sabía es que los racimos de uvas estaban mucho más altos
testarudos, orgullosos y para su padre le suponía una de lo que ella imaginaba. Entonces, buscó un medio para
dificultad mejorar estos sentimientos. Fue entonces que alcanzarlos. Saltó, saltó, pero sus dedos no conseguían ni tocarlos.
decidió darles una lección Para poner un fin a esta Habían muchas uvas, pero la zorra no podía alcanzarlas. Tomó
situación, el labrador les llamó y les pidió que se fueran al carrera y saltó otra vez, pero el salto quedó corto. Aún así, la zorra
bosque y les tajeran un manojo de leña. Los chicos no se dio por vencida. Tomó carrera otra vez y volvió a saltar y nada.
obedecieron a su padre y una vez en el bosque empezaron Las uvas parecían estar cada vez más altas y lejanas.
a competir para ver quién recogía más leños. Y otra pelea Cansada por el esfuerzo y sintiéndose imposibilitada de conseguir
alcanzar las uvas, la zorra se convenció de que era inútil repetir el
se armó. Cuando cumplieron la tarea, se fueron hacia su
intento. Las uvas estaban demasiado altas y la zorra sintió una
padre que les dijo: profunda frustración. Agotada y resignada, la zorra decidió renunciar
-Ahora, junten todos las varas, las amarren muy fuerte con
a las uvas.
una cuerda y veamos quién es el más fuerte de los dos. Cuando la zorra se disponía a regresar al bosque se dio cuenta de
Tendrán que romper todas las varas al mismo tiempo. que un pájaro que volaba por allí, había observado toda la escena y
se sintió avergonzada. Creyendo que había hecho un papel ridículo
Y así lo intentaron los dos chicos. Pero a pesar de todos para conseguir alcanzar las uvas, la zorra se dirigió al pájaro y le
sus esfuerzos, no lo consiguieron. Entonces deshizo el haz dijo:
y les dio las varas una a una; los hijos las rompieron - Yo hubiera conseguido alcanzar las uvas si ellas estuvieran
maduras. Me equivoqué al principio pensando que estaban maduras
fácilmente.
pero cuando me di cuenta de que estaban aún verdes, he preferido
-¡Se dan cuenta! les dijo el padre. Si vosotros permanecen
desistir de alcanzarlas. Las uvas verdes no son un buen alimento
unidos como el haz de varas, serán invencibles ante la para un paladar tan refinado como el mío.
adversidad; pero si están divididos serán vencidos uno a Y fue así que la zorra siguió su camino, intentando convencerse de
uno con facilidad. Cuando estamos unidos, somos más que no fue por su falta de esfuerzo que ella no había comido
fuertes y resistentes, y nadie podrá hacernos daño. aquellas riquísimas uvas. Y sí porque estaban verdes.