Los Dogmas Marianos

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LOS DOGMAS

MARIANOS
¿QUÉ ES UN DOGMA?
• Al dogma se llega después de años de reflexión, búsqueda teológica, aclaración
doctrinal y contraste de opiniones diversas.
• Una vez definido un dogma, es como una ventana que se abre hacia el infinito,
donde puede penetrar la luz de Dios y donde se sigue profundizando en la verdad
revelada.
• Las posturas contrastantes son de unos pocos que no armonizan con el sentido de
la fe y que por lo tanto son rechazadas como verdades reveladas de Dios, como
dogmas. En nuestra fe hay muchas creencias que no han sido decretados como
dogmas; hay santos que no han sido canonizados. Por ejemplo, la Virgen María
es la más santa de los creyentes en Cristo, sin embargo nunca hubo una
declaración o canonización de María como santa de la Iglesia.
LOS CUATRO DOGMAS MARIANOS
• Hasta ahora la Iglesia ha declarado cuatro verdades sobre María en forma dogmática: María
Madre de Dios, María Siempre Virgen, La Inmaculada Concepción de María y la Asunción
de María.
• La Iglesia se fijó en María por causa de Jesús; desde la Biblia vemos aparecer a María
relacionada con Jesús. Ella es nombrada en el evangelio de Lucas, el nombre de la virgen
era María (Lc 1,27), porque Jesús al encarnarse tuvo que hacerlo en una persona concreta
de carne y hueso, con nombre y apellido, perteneciente a una familia y un pueblo concretos.
• En la medida que la Iglesia fue reflexionando en las verdades reveladas de Dios, siguió
acudiendo a María para entender mejor a Jesús. Él era verdadero hombre y verdadero Dios;
para ser verdadero hombre tiene que ser hijo de un ser humano; para ser verdadero Dios
tiene que ser por obra del Espíritu de Dios y no por semilla humana. Y estos son los dos
primeros dogmas marianos, la Maternidad Divina y la Virginidad de María, es decir, María
es Madre de Dios y es siempre Virgen.
• María es una madre humana que da a luz un hijo que es Dios, el Mesías de Dios, pero sin tener relaciones con
hombre. El relato de la Anunciación en Lucas (Cf. Lc 1,26-38), nos dice con claridad esta realidad humano-
divina de Jesús, y que María es la madre, por la intervención del Espíritu Santo y no por la intervención de un
varón humano. María es la madre de Cristo, que luego en el siglo V la Iglesia la proclama como madre de
Dios (Theotokos), y María es al mismo tiempo Virgen, que la Iglesia en varias ocasiones declara como
siempre virgen.
• Ambas verdades sobre María aclaran la naturaleza de Cristo y fueron analizadas por la Iglesia durante los
primero seis siglos para superar todas las discusiones cristológicas. Si Cristo es realmente humano es porque
tiene una madre humana; si Cristo es realmente divino es porque fue engendrado por el Espíritu Santo en una
madre virgen.
• Los otros dogmas marianos, la Inmaculada Concepción y la Asunción, se centran más directamente en la
figura de María, pero también tienen que ver con la cristología y la eclesiología; son la consecuencia lógica de
la Historia de la Salvación, y a nivel teológico, son la consecuencia lógica de la vida de Cristo y de su acción
salvífica concreta en la Iglesia.
• Así como el Verbo se hizo carne en una mujer concreta de carne y hueso, sino no hubiese sido
realmente humano; así mismo su acción salvífica es concreta en la Iglesia, que es su cuerpo místico.
La doctrina de la Iglesia, que está plasmada en el credo, tiene como su centro el misterio pascual de
Cristo, que da como resultado el perdón de los pecados y por lo tanto la limpieza del mal, para
poder acceder a Dios.
• El poder redentor de Dios, realizado por medio de Jesucristo, tiene como resultado final la creación
de su propio cuerpo que es la Iglesia; este cuerpo debe ser puro, inmaculado y santo; es la marca
fundamental de la santidad de Dios, que afecta la humanidad y la hace apta para participar en el
reino de Dios.
• El dogma de la Inmaculada Concepción de María tiene que ver con esa potencia redentora de Cristo,
que vino a traer la gracia de Dios a la humanidad; el resultado es una Iglesia Inmaculada, pero la
primera que goza de esa situación es María, la que llama el ángel kejaritomene,(Cf. Lc 1,28) la llena
de gracia, la favorecida por la gracia de Dios, María es Inmaculada, sin mancha de pecado, pero no
simplemente después de su vida de niña y como adulta, sino que ella es llena de gracia, pura, desde
el instante de su concepción, porque fue la tierra donde se sembró la Palabra de Dios; fue la tierra
preparada por Dios previamente para enviar a su Hijo al mundo.
• El credo nos dice que Cristo ascendió a los cielos; después de haber
cumplido su misión, de pasar por la pasión, muerte y resurrección,
Cristo vuelve al Padre, y por lo tanto asciende a los cielos. Su suerte
debe ser la suerte de su esposa la Iglesia, y por lo tanto toda la
Iglesia debe ascender a los cielos junto con Él.
• María es la primera asunta a los cielos, y este es el cuarto dogma
mariano que la Iglesia ha declarado. Es consecuencia directa de la
acción redentora de Cristo en la humanidad y es primicia de nuestra
asunción, de nuestra salvación en la presencia de Dios como Iglesia
de Cristo.
I- LA MATERNIDAD DIVINA DE
MARÍA
• Significa básicamente que María es Madre de Dios. La palabra utilizada en griego
fue Theotokos, que significa: la que dio a luz a Dios, la paridora de Dios. Esta
afirmación no quiere decir que Dios tiene su origen en María, sino que de María
salió una persona que es Dios. Ella dio a luz a alguien que es Dios; hombre
verdadero y Dios verdadero. El origen de Jesucristo es divino; engendrado del
Padre antes de los siglos, desde la eternidad, pero hecho hombre por la
encarnación en María. Ella es su madre, y por lo mismo es Madre de Dios, puesto
que Jesucristo es Dios
CITA BÍBLICA MT 1, 20-23
• Lucas relata la anunciación del ángel a María (Cf. Lc 1,26-38), donde se establece un
diálogo entre ella y el ángel, éste le dice que concebirá un hijo que será llamado Hijo
del Altísimo (Lc 1,32), como sabemos, en la Biblia el nombre significa lo que en
realidad es la persona que lo lleva; Lucas está indicando que Jesús es verdaderamente
Hijo del Altísimo, Hijo de Dios; María por lo tanto es la madre del Hijo de Dios.
• Ella sigue dialogando y preguntando cómo puede ser eso posible, puesto que no
conoce varón, no está en relaciones carnales con ningún hombre y el ángel le explica
la manera cómo va a suceder, por la acción del Espíritu Santo, que cubrirá a María
con su sombra y por eso lo que nacerá de ella será santo y será llamado Hijo de Dios
(Lc 1,35). Lo que nace de María es el Hijo de Dios; es Dios mismo, por lo tanto
María es Madre de Dios (paridora de Dios, Theotokos)
• La naturaleza humana del Hijo de Dios viene de María y de nadie más; la
naturaleza divina de Jesús viene de Dios y de nadie más, pero la persona
de Jesús nace en nuestra historia desde María, y ella es plenamente su
madre. Ella seguirá siendo eternamente su madre, como Lucas afirma: El
será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el
trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su
reino no tendrá fin.» (Lc 1,32-33).
• El niño que dará a luz María reinará eternamente, su reino no tendrá fin;
es Señor para siempre, porque así lo quiso Dios Padre, y María es su
madre para siempre, la Madre de Cristo, que es Dios, por lo tanto la madre
de Dios.
• San Pablo en la carta a los Gálatas también indica la maternidad divina de María aunque
de forma indirecta: Al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo, nacido de
mujer, nacido bajo la ley… (Gal 4,4ss). De nuevo se vuelve a resaltar la realidad de la
maternidad de una mujer que da a luz al Hijo de Dios.

• El libro del Apocalipsis también expresa, de manera simbólica pero bastante precisa, la
maternidad divina de María: Apocalipsis 12 1-5. Aquí se nota el drama del Hijo de Dios,
el Misterio Pascual de Cristo, que nace de una mujer, se enfrenta al antiguo dragón, la
serpiente antigua, que trata de matarlo, y al final es arrebatado hasta Dios y reina sobre
todas las naciones. María, la madre de Cristo, también es perseguida por el dragón pero
ella es protegida y llevada al desierto en alas de águila, al final el dragón persigue a los
otros hijos de la mujer, refiriéndose a los cristianos, los discípulos de Jesús. Ser madre de
Dios no es simplemente un honor o un privilegio; también implica participar de la lucha
espiritual y de los ataques del mal contra Dios.
• Se han encontrado tablillas de barro que indican la
oración a María madre de Dios desde tempranas
épocas de la Iglesia. Ya en el siglo III encontramos
en Egipto la famosa oración sub tum praesidium:
Bajo tu amparo nos acogemos santa madre de
Dios, no desprecies las súplicas que te hacemos en
nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo
peligro ¡Oh virgen gloriosa y bendita! Lo cual nos
indica que había reuniones de oración donde los
fieles cristianos rezaban juntos e invocaban la
protección de María dándole el título de Madre de
Dios
DECLARACIÓN DOCTRINAL. CONCILIO DE
ÉFESO (431)
• El emperador Teodosio II decreta el concilio en Éfeso, el mismo Nestorio quiso
convocarlo, y se da el año 431. Nestorio es condenado y se aprueba la doctrina de Cirilo
de Alejandría como acorde a Nicea. Las discusiones del concilio de Éfeso son
esencialmente cristológicas, pero la maternidad divina de María está en el centro de ellas,
no como un agregado sino como algo fundamental.
• Al final se puede resumir la doctrina aprobada de la siguiente manera: las dos naturalezas,
humana y divina, diversas pero cada una perfecta en sus propios atributos, convergen en
una verdadera unidad mediante una misteriosa e inefable convergencia y constituyen un
solo Jesucristo, un solo Hijo, y aún en la unión que se forma en el Señor Jesús
permanecen intactas las diferencias específicas de cada una; la unidad entre las dos
ocurren en el mismo útero materno; el Verbo une a sí por hipóstasis la naturaleza humana.
• Esta unión hipostática no es según la sustancia sino que es una subsistencia; ambas
naturalezas subsisten. Así se da el intercambio de atributos y el Verbo encarnado adquiere
las características de la naturaleza humana, por lo tanto puede nacer verdaderamente de una
mujer, puede padecer, puede morir en una cruz y luego resucitar, puede ascender al cielo, y
por lo tanto puede redimirnos realmente.
• El Verbo, generado del Padre, ha nacido de una mujer, no en el sentido de que su naturaleza
divina tuvo su origen en el vientre de María, sino que habiendo unido a sí mismo la
naturaleza humana por una unión hipostática, nació de una mujer.
• De esta manera se le puede y debe decir a María Theotokos, para expresar claramente la
realidad de Cristo, para comprenderla mejor, para entender que ese Verbo es realmente Dios
pero al mismo tiempo es realmente hombre, sin confusión ni separación de naturalezas; esa
unión se da en el útero de María y de ella por lo tanto nace el Mesías, quien es verdadero
Dios y verdadero hombre.
II- MARÍA SIEMPRE VIRGEN
• La Biblia enfatiza la virginidad de María; el evangelio de Mateo expresamente recuerda la
profecía de Isaías 7,14.
• La virginidad de María fue profecía esperada por el pueblo de Israel y al mismo tiempo
requisito para que ese Hijo fuese realmente el Hijo de Dios y no el hijo de cualquier hombre.
• Lc. 1, 26-35: . Lucas enfatiza claramente la virginidad de María, requisito indispensable para
la encarnación del Verbo y por lo tanto para que Jesucristo tenga naturaleza divina y en
consecuencia para que haya podido redimirnos del mal. Si no hubiese sido Dios no hubiese
podido redimirnos y si un hubiese sido hombre tampoco, ambas cosas son inseparables, y
María entra plenamente en este misterio, ella es la verdadera madre humana, que le hace
humano al Verbo eterno, y a la vez es virgen, que garantiza el origen divino de Jesús.
• La virginidad de María implica también un hecho espiritual; ella es la morada del Verbo
eterno, lleno de gracia y de verdad; y sabemos que el demonio es llamado príncipe del
mundo, padre de la mentira. En Jesús no hay nada de mentira, todo es verdad. La virginidad
de María apunta también a una virginidad espiritual y prepara los futuros dogmas marianos.
La Iglesia desde el comienzo sintió en su sensus fidei una repugnancia de pensar que María
pudiese haber tenido más hijos después de Jesús. En la Biblia no hay manera de probarlo,
aunque hay algunos pasajes que parecen contradecir la perpetua virginidad de María.
• Si los escritores sagrados del Nuevo Testamento hubiesen querido expresar con claridad que
María tuvo otros hijos lo hubiesen escrito. Así en varias ocasiones se afirma concretamente
la filiación de Jesús respecto a María y la maternidad de María respecto a Jesús, pero en
ninguna parte de la Biblia aparece que diga: “tal y tal los otros hijos de María”. Lo que
encontramos son expresiones como “su madre y sus hermanos” (Mt 12,46) pero Jesús refuta
este parentesco y afirma el parentesco por la fe, que está por encima del parentesco por la
sangre.
• En este caso el evangelista está mostrando la tensión que hubo en la Iglesia primitiva entre los
judeocristianos, entre los cuales se encontraban los familiares de Jesús, y los cristianos
gentiles; al comienzo unos querían tener más privilegios por ser del mismo pueblo, o por estar
circuncidados, en resumen, por ser judíos, mientras que los otros podían sentirse menos.
• En este sentido se enfatiza el parentesco de la fe por encima de la sangre. La unión en la
Iglesia forma una nueva familia, donde todos somos hermanos y tenemos una madre virgen,
que nos adopta a todos por igual por ser justamente virgen, por no tener sino a Jesucristo y
porque éste al fin le manda ser nuestra madre (Cf Jn 19,25ss).
• El pasaje de Mateo 13,55 nos vuelve a plantear la cuestión: ¿No es éste el hijo del carpintero?
¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? Pero no dice en
ningún momento en forma explícita que son hijos de María. Así como dijeron “el hijo del
carpintero” porque no sabían la naturaleza divina de Jesús, así también la gente podía decir
“sus hermanos” que eran la gente de su entorno, sus familiares, sus vecinos.
• Jesús era uno de tantos, formaba parte de su pueblo, vivía en una casa concreta, de una
familia concreta; la encarnación del Verbo fue real, pero eso no significa que María tuvo
otros hijos.
• En Mateo 28,10 el mismo Jesús utiliza la palabra “hermanos” para indicar a sus
discípulos y amigos: Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que
vayan a Galilea; allí me verán.» Esta palabra indica una relación especial, familiar, y la
Iglesia primitiva realmente fue una familia; los lazos que se forman por la fe crean una
verdadera familia, pero no simplemente humana; es la familia escatológica, la familia de
los hijos de Dios y hermanos en Cristo. La realidad virginal de María entra dentro de esta
nueva creación de Dios; ella está destinada a ser la madre espiritual de la nueva familia
escatológica; su total dedicación a Cristo, su virginidad consagrada a Él, le preparan para
ser la madre virgen de todos los cristianos.
• En resumen podemos decir que los evangelistas quisieron marcar la importancia de la
nueva familia en la fe, que es la Iglesia, creada por Dios para vivir la redención y
salvación. Esta nueva familia de Dios está marcada por una realidad profundamente
humana; las relaciones con Dios son como Padre, Abba, las relaciones entre los
discípulos son como de hermanos; las relaciones que Jesús tuvo en su vida se convierten
en las relaciones de toda la Iglesia.
• Su Padre es nuestro Padre, pero también su madre es nuestra madre. Esta nueva realidad
no viene del deseo de la carne, sino de Dios; la virginidad de María es extremadamente
fecunda y le prepara a asumir la nueva maternidad espiritual; ella tiene miles de millones
de hijos. La potencia de Dios se manifiesta en esa pureza virginal de María que se
convierte así en madre de la humanidad, madre de la Iglesia.
LA TRADICIÓN
• San Ignacio de Antioquía (+ c. 110) utiliza la formula paulina de una manera más precisa
diciendo: “Nacido verdaderamente de una virgen” (Smirn. 1), para rebatir a los gnósticos de su
tiempo quienes afirmaban que Jesús había venido como el agua por el canal, que era María, y no
había tomado nada de ella.
• San Justino, mártir (+ c. 165) defiende la naturaleza humana de Cristo no la divina como hizo
Ignacio respecto de los gnósticos sino respecto de los judíos y paganos; se refiere en su apología
a la profecía de Isaías 7,14, y llega afirmar: “Nadie fuera de nuestro Señor Jesucristo ha sido
generado de virgen”; al mismo tiempo rechaza cualquier sentido erótico de este nacimiento de la
virgen, como lo hacían los mitos paganos.
• San Ireneo de Lyon (+ 202) también habla de la virginidad de María para defender la divinidad
de Cristo; si hubiese nacido por semen de varón él sería un hombre cualquiera y no hubiese
podido redimirnos del pecado, y habla de la recapitulación, donde la virgen Eva cae por su
incredulidad, la Virgen María recupera por su fe. Además Ireneo plantea la cuestión de la
virginidad durante el parto.
DEFINICION DOGMATICA
• El concilio de Constantinopla II (553) introduce la referencia de la virginidad perpetua de
María: “Tomó carne de la gloriosa Theotokos y siempre virgen María”. El Papa Martín I
convoca en concilio lateranense (649) donde en el tercer canon del concilio se afirma en
forma dogmática la perpetua virginidad de María: “Si alguno no confiesa, según los
santos padres, que la santa y siempre virgen e inmaculada María sea en sentido propio y
según verdad madre de Dios, en cuanto propiamente y verdaderamente ha concebido del
Espíritu Santo, sin semen, y ha dado a luz, sin corrupción, permaneciendo aún después
del parto su indisoluble virginidad, al mismo Dios Verbo, nacido del Padre antes de todos
los siglos, sea anatema”.
CONCLUSION
• La virginidad de María, como las otras verdades marianas, forman parte de un corpus de fe que no se puede
dividir; está ligada a todas las otras realidades reveladas por Dios y en la medida que se acepta y se comprende
mejor, fortalece la fe y la doctrina de los cristianos. Podemos encontrar muchas ramificaciones para desarrollar
estas verdades dogmáticas, como es el caso de la total dedicación de María a Jesús y luego a la Iglesia; ella es la
madre del Verbo encarnado y luego la madre de la Iglesia, la madre de los cristianos que encarnan en su
corazón y en su vida la Palabra de Dios. Ella se mantiene dentro de esa virginidad perpetuamente, la cual
corresponde a la gracia de Dios; la llena de gracia acepta con un alma pura y virgen toda la presencia y el plan
de Dios; su cuerpo se mantiene totalmente libre de pecado, y no deja que por medio de los deseos y actividades
carnales pueda entrar el pecado. Su cuerpo asciende luego a los cielos y queda glorificado para la eternidad,
llevando a su plenitud esa virginidad perpetua, que apunta en definitiva hacia la plena glorificación en el reino
de Dios; como afirma San Pablo refiriéndose a la pureza que hay que apuntar y que implica el preludio de la
glorificación en el reino de Dios: por cuanto nos ha elegido en él antes de la fundación del mundo, para ser
santos e inmaculados en su presencia, en el amor; (Ef 1,4) ya María lo vivió en su vida terrena, y su virginidad
corporal forma parte de esa pureza plena que ella tuvo desde el principio de su vida y mantuvo durante toda su
vida, a la cual llama Dios a toda la Iglesia y a toda la humanidad.
III- INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA
• El dogma de la Inmaculada Concepción y de la Asunción de María se
refieren más directamente a María por sí misma, aunque tienen amplia
referencia con Cristo y con la Iglesia, sin embargo no muestran a primera
vista esta relación. En sentido ecuménico, para favorecer la comprensión de
nuestros hermanos separados, es importante resaltar en estos dogmas la
relación de María con los demás cristianos, es decir, lo que María vive es
en función de todos los cristianos, es un preludio de lo que le ocurrirá a la
Iglesia; lo que ella recibe es para toda la Iglesia, y no simplemente como un
privilegio para ella exaltarse.
EXPLICACIÓN TEOLÓGICA DEL DOGMA
• Lo que significa este dogma es exactamente lo siguiente: que la Virgen María, desde el
momento que fue concebida ella, es decir, que las dos células que formaron su ser, la del papá
y la de la mamá, se unieron en una sola en el útero de su madre, fue preservada de toda
mancha de pecado original. Además implica que ella permaneció sin pecado durante toda su
vida, lo cual los ortodoxos llaman la panagia, la toda santa.
• Esta definición dogmática tiene entonces dos aspectos fundamentales, uno que es de
contraste; la Virgen María no tuvo pecado y el otro es de afirmación; la Virgen María por lo
tanto estuvo llena de la gracia de Dios y siempre mantuvo esa gracia.
• En la visión ortodoxa, de las iglesias orientales, se enfatiza más sobre el segundo aspecto, el
de la gracia; en la visión occidental, católica, se resalta la ausencia del pecado original. La
visión protestante es más negativa aún y ellos no aceptan este dogma, en realidad no definen
si la virgen tuvo pecado, pero tienen tendencia a minimizar a la Virgen María y por lo tanto a
considerarla en todo igual a los demás.
• María recibió este privilegio de quedar libre del pecado original en vista a su maternidad
divina, y por los méritos de su Hijo Jesús, no por los suyos propios. Fue una gracia de Dios,
totalmente gratuita, en vista a que ella iba a ser la tierra virgen que recibiría al Verbo y le
daría su propia carne. Ella no podía estar sometida al pecado siendo la madre del Todo
Santo; fue una cuestión de la justicia de Dios, de su plan de salvación; Él preparó el vientre
que iba a recibir a su Hijo, el primer sagrario, puro, inmaculado y santo
• La respuesta de María a la gracia de Dios, que implicó su entrega generosa al plan de Dios,
su servicio sin fronteras, su fidelidad y presencia en la respuesta discipular de fe, esperanza
y caridad, llevan a María hacia otras gracias y otros horizontes y otras tareas que ella sigue
cumpliendo para hacer lo que Dios le pide y llevar a delante el pan de salvación. Ella
mantiene toda su vida el tono de la fe y de la amorosa entrega al servicio de Dios, al servicio
de Cristo, al servicio de la Iglesia, y nunca comete pecado. Ella es toda santa, inmaculada
desde su origen, y sigue manteniéndose plenamente en la gracia de Dios para siempre.
. Cuando el ángel llama a
Aspecto Bíblico María kejaritomene,[3] la
que ha sido favorecida, la
que ha recibido la gracia
(jaris) la llena de gracia por
parte de Dios, y sigue:
bendita entre todas las
mujeres (eulogemene tu en
ginaien) el evangelista
Lucas está indicando un
aspecto de suma
importancia y que
representó ya una reflexión
teológica de los primeros
cristianos.
• María recibió gracias especialísimas que le hicieron tener una posición particularísima entre
todas las mujeres de la tierra. El evangelista Juan llama a Cristo: Lleno de gracia y de verdad
(pleros jaritos kai aleteia)(Jn 1,14). La caridad que pertenece a Cristo por naturaleza, es dada
a María por gracia, la altamente favorecida por Dios lo ha sido desde antes que el ángel
anunciara a María; la Biblia no dice desde cuándo pero indica que ella recibió una gracia
especial, una plenitud de gracia que la preparó para el momento que iba a encarnar el Verbo
de Dios.
• Cuando María responde en Lucas al ángel: ¿cómo será eso puesto que no conozco varón?
(Lc 1,34) está indicando una actitud especial de pureza de María; ella no estaba pensando en
tener varón, o sometida a los deseos de la carne; ella se pregunta y le pregunta al ángel cómo
va a suceder eso de tener un hijo si ella no anda en esas cosas. La respuesta del ángel: el
Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra por eso el que
ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios (Lc 1,35) indica que hay una pureza
especial en María, su vientre es puro y santo, el Espíritu de Dios va a descender sobre ella y
la presencia del Señor, la gloria del Señor resplandecerá dentro de ella.
• La gracia previa que había recibido, y que ella mantuvo por su actitud de apertura a Dios y
de no buscar las cosas de la carne, se transforma ahora en una plenitud de gracia porque
Dios se hace presente en María: o Kirios meta tou (el Señor está contigo, o el Señor está
dentro de ti); Dios llena el ser de María con su Espíritu Santo y se llega a la plenitud de los
tiempos, como dice San Pablo en la carta a los Gálatas: Al llegar la plenitud de los tiempos
envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban
bajo la ley. (Gal 4,4ss).
• Esta plenitud de los tiempos (pleroma tou kronos) indica una profunda reflexión teológica
en Pablo, que apunta a la plenitud de la gracia. El tiempo está marcado dolorosamente por
el pecado desde que Adán y Eva le dieron cabida en el mundo, pero hay un momento donde
ese tiempo se llena de Dios, y es el momento de la encarnación del Verbo; en ese momento
hay una plenitud de gracia en la historia humana, y María forma parte de ese momento, con
su ser, con su alma, con su cuerpo, con su vida, con su voluntad. La participación de María
en este misterio de Dios implica su participación en la gracia, y por lo mismo su ausencia
• Podemos encontrar la referencia a la santidad de María e incluso a su ser inmaculada en diversas
homilías de los padre de la Iglesia. Teotecno de Livia (en Palestina) vivió entre el final del siglo
VI y el comienzo del VII, y afirma en uno de sus sermones: “De hecho, después de la
resurrección de los muertos, … él, reunió por medio de la nube a todos sus santos discípulos y
apóstoles en torno a la Inmaculada, a la que no conoció el matrimonio, la casta. Ella nace pura e
inmaculada como los querubines, ella que es de una arcilla pura e inmaculada.”[4] Antioco,
monje de San Saba, hacia el año 620 en una de sus homilías afirma: Del tiempo en que nuestro
Señor Jesucristo Hijo de Dios, por su bondad hacia nosotros se dignó de aparecer en el mundo
naciendo de la santa e inmaculada Madre de Dios y siempre virgen María[5] Sofronio de
Jerusalén (+ 638) afirma: “El Espíritu Santo desciende sobre ti, que eres la Inmaculada, para
hacerte más pura y darte la virtud de la fecundidad.”[6] Con lo cual asume que ya María era
santa antes de la encarnación del Verbo en ella, pero que recibe más gracias de Dios para poderse
realizar el plan de Dios. Y para el martes santo, Andrés de Creta tiene una oración especial
utilizada en la liturgia: “Por la oración, oh Salvador, de tu madre Inmaculada y de tus apóstoles,
envía más abundantemente tu misericordia y da a tu pueblo la paz.”
• Finalmente el 8 de diciembre de 1854 el Papa Pío IX pronuncia la fórmula de la definición
dogmática cerrando una larga controversia teológica. “Declaramos, pronunciamos y
definimos, que la doctrina por la cual se dice que la beatísima virgen María en el primer
instante de su concepción, por gracia singular y privilegio de Dios Omnipotente y en vista
a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano, ha sido preservada inmune de
toda mancha de la culpa original, es revelada por Dios y por lo tanto debe creerse firme y
constantemente por todos los fieles”.
IV- LA ASUNCIÓN
DE MARÍA
SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL DOGMA
• Esta verdad dogmática mariana, la Asunción de María, significa que ella fue asunta al cielo en
cuerpo y alma. María fue asumida por Dios en su Reino celestial, ella vive para siempre en la
eternidad junto con su Hijo en el Reino del Padre Eterno. María goza de la plenitud de la vida
y de la libertad; ella puede actuar de muchas maneras e interactuar con los seres humanos. Ella
sigue realizando su labor en la historia de la salvación de diversas maneras, sobre todo
intercediendo por nosotros, orando, animándonos al camino de la fe y protegiéndonos en el
camino.
• María vive perfectamente el camino de la Iglesia; en su vida, es fiel, sirve a Cristo, se entrega
a la voluntad del Padre, nunca comete pecado. Y luego llega a su destino final, que es el
mismo de la Iglesia. Todos seguimos el camino de María hacia Dios, y en ella se cumple de
manera eminente esta gracia de la salvación, que por ser la madre de Cristo, inmaculada y
siempre virgen, es llevada al cielo de una vez, en cuerpo y alma, para seguir desde allí su labor
como madre espiritual de la humanidad, para seguir realizando la obra de Dios, para seguir
llevando la Iglesia a su plenitud de gracia.
• La nueva Jerusalén es la Iglesia, ya no Sión, sino los que creen en el Cordero, el Mesías
de Dios, pero la nueva Jerusalén también puede ser representada por María, quien acoge
al Mesías y comienza la Nueva Alianza; ella es la madre del nuevo pueblo de Dios, el
pueblo de la Nueva Alianza. El principio de esta nueva Jerusalén es María, por ser donde
se encarnó el Verbo, y ella la representa con su persona, porque mantiene la esencia de lo
que significa ese nuevo pueblo de Dios. (Ap 21,2; 10-11;23).
• El Apocalipsis nos habla de esta nueva Jerusalén, donde podemos percibir a María, que
vive ya en la gloria del cielo.
• Aquí podemos percibir el misterio de la Iglesia y el misterio de María, quien la
representa; la Iglesia es Inmaculada en su esencia, por ser creatura de Dios, y la Virgen
es Inmaculada, es el comienzo de la Iglesia; la Asunción de María es consecuencia
también de ese ser Inmaculado de María, sin mancha de pecado; por eso dice que su
resplandor era como el jaspe cristalino, sin mancha. Al final vuelve a referirse a la
ciudad santa Jerusalén y dice.
CONCLUSIÓN.
• Las verdades marianas adquiridas ya claramente por la Iglesia y decretadas en forma de
dogmas son una especie de plataforma segura desde donde seguir investigando y
profundizando. El Magisterio siempre tendrá la última palabra, y es a los teólogos de seguir
su labor de búsqueda, y al pueblo de Dios en general de seguir su oración y su búsqueda de
inteligencia espiritual, para transmitir el sensus fidei y seguir sosteniendo las definiciones de
la Iglesia a lo largo del tiempo.
• EL proceso dogmático no se ha terminado, en este momento de la historia eclesial no hay una
intención de seguir decretando dogmas marianos, sino más bien de suavizar esta realidad
mariana por buscar la unión de las iglesias, el ecumenismo. Sin embargo es tarea de todos
seguir la labor de búsqueda y profundización, y de tratar de descubrir las verdades de María
dentro de esa intención ecuménica pero sin perder su intensidad.

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