Toxicologia de Organos y Sistemas
Toxicologia de Organos y Sistemas
Toxicologia de Organos y Sistemas
Las células del hígado pueden ser vulnerables a daños por agentes tóxicos o condiciones
metabólicas. La preferencia del daño a las células hepáticas mostrado por algunos
xenobióticos es simplemente cuestión de ser el primer órgano de "choque", en función de la
localización estratégica del hígado, y por su alta capacidad metabólica y de bioactivación de
agentes tóxicos y generación de especies reactivas.
Otros xenobióticos presentan un daño selectivo para las células hepáticas debido a que son las
únicas con la capacidad de incorporarlos (por ejemplo, faloidina y microcistina, drogas que
rompen el citoesqueleto celular).
La toxicidad ante un agente químico dado se presenta cuando el tóxico final, ya sea éste o un
producto o subproducto de su biotransformación, reacciona con la molécula blanco, o bien,
altera el microambiente biológico en el cual opera la molécula.
SISTEMAS DE DISTRIBUCIÓN
Aunque grasas y proteínas pueden ser transportadas por el sistema linfático, el papel principal lo juega la
sangre.
Una vez el tóxico en la sangre, ésta lo distribuye por todo el cuerpo. Como un adulto tiene seis litros de
sangre y el volumen minuto cardíaco es aproximadamente de seis litros, resulta que en un minuto toda la
sangre ha recorrido, al menos una vez, todo el sistema vascular.
En Toxicología tienen especial interés
Las proteínas ceruloplasmina (Cu), transferrina (Fe), metalotioneína (Cd, Zn, Pt, etc.), niquelplasmina
(macroglobulina).
Los lípidos intra y extracelulares (triglicéridos, fosfolípidos, esteroides), retienen o transportan
xenobióticos por disolución.
El paso del xenobiótico desde la sangre a los tejidos se rige por los mismos mecanismos que la
absorción, y el equilibrio se establece en sólo unos minutos. La difusión a través de la membrana capilar
obedece al gradiente de concentración del xenobiótico libre y a la pequeñez de la molécula.
TOXICOLOGÍA HEMÁTICA
Los agentes que inhiben los canales del sodio de las células cardíacas alteran la
excitabilidad porque exigen mayor despolarización de la membrana para que
puedan abrirse los canales del Na+. Las consecuencias del bloqueo de los canales
del Na+ son: disminución de velocidad de la conducción.
En el corazón humano hay muchas clases de canales del K+. Su bloqueo aumenta
la duración del potencial de acción y acentúa la refractariedad (la célula que se
está repolarizando es refractaria a la despolarización).
TÓXICOS CARDÍACOS
Fármacos
Los efectos cardiotóxicos de los fármacos que actúan sobre el sistema cardiovascular
suelen consistir en una exageración de su principal acción farmacológica sobre el corazón.
Por ejemplo, la digital, la quinidina y la procainamida son capaces de inducir arritmias si
estos fármacos se administran en dosis excesivas. En cambio, otros agentes pueden ser
tóxicos para el corazón a través de mecanismos que no están relacionados necesariamente
con el uso terapéutico que se pretende ni con sus efectos farmacológicos principales.
Glucósidos cardiacos.
Los glucósidos cardíacos (digoxina y digitoxina), que se emplean para tratar la insuficiencia
cardíaca congestiva, inhiben la ATPasa de Na+, K+ aumentan el Na+ intracelular, activan el
intercambio Na/Ca++ y la cantidad de Ca++ intracelular disponible para la contracción. La
sobrecarga de Ca++ puede ser cardiotóxica y manifestarse por arritmias.
Los glucósidos cardíacos también disminuyen el potencial de membrana en reposo (se vuelve
menos negativo) y producen posdespolarizaciones y contracciones ventriculares prematuras.
Además, los glucósidos cardíacos poseen actividad parasimpática al estimular el nervio vago,
pero a dosis mayores pueden tener efectos simpaticomiméticos cuando aumentan los impulsos
simpáticos eferentes.
Los principales efectos secundarios de los glucósidos cardíacos son; retraso de la conducción
latidos ectópicos y bradicardia. En las sobredosis puede aparecer taquicardia ventricular
seguida, cuando se agrava, de fibrilación ventricular.
Clasificación de los tóxicos vasculares
Cocaína. El abuso de cocaína .se asocia habitualmente a trastornos cardiovasculares. Por sus
acciones centrales, la cocaína provoca aumento de las concentraciones circulantes de
catecolaminas y un estado de vasoconstricción generalizada. La hipertensión y los ictus
cerebrales son complicaciones vasculares importantes.
Nicotina. La nicotina, un alcaloide vegetal, produce a dosis farmacológicas aumento de la
frecuencia cardíaca y de la presión arterial como consecuencia de la estimulación de los ganglios
simpáticos y de la médulan suprarrenal.
Anticonceptivos orales. Los esteroides anticonceptivos tomados por boca producen trastornos
tromboembólicos como flebitis de las venas profundas y embolias pulmonares. También se han
observado trombosis venosas intracraneales y aumento secundario del riesgo de ictus.
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