La Conquita Del Tahuantinsuyo
La Conquita Del Tahuantinsuyo
La Conquita Del Tahuantinsuyo
tahuantinsuyo
El proceso de conquista
.
Las primeras noticias sobre la existencia del fabuloso reino del Perú, llegaron a
oídas de los españoles asentados en Castilla de Oro desde comienzos del siglo
XVI. Las autoridades de dicha gobernación Pedrarias Dávila y Pedro de los Ríos
enviaron expediciones de reconocimiento al Pacífico sur a partir de la década de
1520. Entre todas ellas, sobresalieron las que realizó una sociedad compuesta por
dos veteranos soldados: Diego de Almagro y Francisco Pizarro. En su tercer viaje a
la América del Sur Pizarro desembarcó cerca de la localidad de Tumbez (1532),
que formaba parte del Tahuantinsuyo inca.
En Tumbez, Pizarro no encontró las facilidades que había
tenido Cortés en México; no hubo regalos ni emisarios ni
espontáneas muestras de amistad, pero sí halló un camino
que conducía hacia la sierra. Los españoles siguieron
avanzando hasta enterarse de la cercana presencia del Sapa
Inca Atahualpa en los baños de Cajamarca. Un total de 168
hombres penetraron en el poblado de Cajamarca en
noviembre de 1532, donde se produciría el primer encuentro
entre Atahualpa y Pizarro.
A la sazón, Atahualpa se encontraba en esta región descansando de las
duras campañas que había sostenido contra su hermanastro Huáscar por la
sucesión al máximo cargo del Tahuantinsuyo. Victorioso, Atahualpa era
agasajado por el señor de Chincha, pero sus generales estaban en distintas
regiones del imperio imponiendo el nuevo orden. La presencia de una
avanzada de españoles, al mando de Hernando de Soto, lo sorprendió en
estas circunstancias y accedió a concurrir a una entrevista con Pizarro en la
plaza de Cajamarca.
La entrevista era un ardid tramado por Pizarro para apresar al
Inca. En efecto, cuando Atahualpa llegó a la plaza al frente
de su ejército desarmado y con la intención de negociar con
Pizarro de acuerdo con la lógica bélica inca, fue atacado por
sorpresa por la hueste oculta en los alrededores. Así se
produjo el denominado desbande de Cajamarca que culminó
en la prisión del Inca y su posterior ejecución. Este hecho
desconcertó por completo a la clase dirigente del
Tahuantinsuyo, cuya capacidad de respuesta fue mínima. Los
peninsulares, en cambio, reforzados con un contingente
arribado al mando de Almagro, tomaron raudamente el
camino al Cuzco.
El avance fue rápido y en noviembre de 1533 la hueste
hispana se encontró a las puertas de la capital del
Tahuantinsuyo, Cuzco. La derrota y muerte de Atahualpa y
el rencor de los cuzqueños hacia el Inca ejecutado
permitieron que los españoles ingresaran a la ciudad sin
oposición. Incluso, fueron recibidos por Manco II, quien se
convirtió en Sapa Inca con el beneplácito de los recién
llegados. La débil resistencia al mando del general Quisquis
no pudo impedir el ascenso de Manco II ni la consolidación
de la presencia española en la región.
Pronto, Manco Inca II se dio cuenta que sólo era utilizado
por los invasores para controlar a la población indígena.
Ello, sumado a problemas personales con los hermanos
Pizarro quienes en el fondo no respetaban su alta jerarquía,
contribuyó a un cambio de actitud. Secretamente Manco
inició los preparativos para salir del Cuzco e iniciar un
levantamiento contra los españoles. A comienzos de 1536
estalló el alzamiento,, aprovechando la partida de una
expedición encabezada por Almagro hacia Chile. Así, el
poder en el Perú quedaría exclusivamente en manos de los
españoles.
La conquista y pacificación del Perú
fue un largo proceso que se desarrolló
desde el primer contacto por parte de
Francisco Pizarro y sus huestes con el
inca Atahualpa en 1532 hasta la
definitiva organización institucional que
muchos historiadores atribuyen al
quinto virrey peruano, don Francisco
de Toledo (1569-1581).