A5 La Tradición Oral
A5 La Tradición Oral
A5 La Tradición Oral
Cuenta una antigua leyenda que, hace muchos años, un emperador invitó a una poderosa bruja que tenía
la capacidad para ver el hilo rojo del destino.
Cuando la hechicera llegó a palacio, el emperador le pidió que siguiera el hilo rojo de su destino y lo
condujera hacia la que sería su esposa. La bruja accedió y siguió el hilo, desde el dedo meñique del
emperador, que la llevó hacia un mercado. Allí se detuvo frente a una campesina en cuyos brazos
sostenía a un bebé. El emperador, enojado, pensó que se trataba de una burla de la bruja e hizo caer a la
joven al suelo, provocando que la recién nacida se hiriera la frente. Luego, ordenó que los guardias se
llevaran a la bruja y pidió su cabeza.
Años después, el emperador decidió casarse con la hija de un poderoso terrateniente a la que no conocía.
Durante la ceremonia, al ver por primera vez el rostro de su futura esposa, el emperador observó una
cicatriz peculiar en su frente.
Leyenda del sol y la luna
Dice una antigua leyenda que, antes de que existiese el sol y la luna, en la tierra reinaba la oscuridad.
Para crear a estos dos astros que hoy iluminan el planeta, los dioses se reunieron en Teotihuacán, ciudad
situada en el cielo. Como un reflejo, se encontraba en la tierra la ciudad mexicana del mismo nombre.
En la ciudad, encendieron una hoguera sagrada y, sobre ella, debía saltar aquel poderoso que quisiera
convertirse en sol. Al evento, se presentaron dos candidatos. El primero, Tecciztécatl, destacaba por ser
grande, fuerte y, además, poseía grandes riquezas. El segundo, Nanahuatzin, era pobre y de aspecto
desmejorado.
En el momento en que debían saltar la hoguera, Tecciztécatl no se atrevió a saltarla y salió corriendo;
Nanhuatzin, lleno de valor, se arrojó a la hoguera. Al ver esto, los dioses decidieron convertirlo en sol.
Tecciztécatl, arrepentido y avergonzado, también saltó la hoguera. En ese momento, en el cielo apareció
un segundo sol. Los dioses, tomaron la determinación de apagar a Tecciztécatl, ya que no podía haber
dos soles, entonces se convirtió en luna. Como recuerdo de su cobardía, las deidades arrojaron un conejo
a la luna. Desde entonces, puede verse este conejo reflejado durante los días de luna llena.
El pescador y la tortuga
Un joven pescador llamado Urashima Taro fue testigo de como unos niños golpeaban a una tortuga en la
orilla de la playa. Entonces, liberó al animal para que regresara al mar.
Al día siguiente, mientras pescaba, una tortuga lo llamó por su nombre. Esta le contó que vivía en el
Palacio del Dragón, ya que era hija del emperador del mar. Después lo invitó a su residencia para
agradecerle que la salvara.
Una vez allí, la tortuga se convirtió en una bella princesa. Urashima Taro estuvo durante tres días en
palacio. Después, el joven se marchó para cuidar de su madre enferma. Antes de partir, la princesa le dio
una caja y le dijo que jamás debía abrirla, solo de esta forma podría ser feliz para siempre.
Una vez en la superficie, Urashima fue a su casa. Allí ya no estaba su madre. En su lugar, vivía un joven
que le habló de un pescador que regresó del océano hace más de 300 años. Urashima abrió la caja y se
convirtió en un anciano. Después, escuchó una voz que salía de la caja que le decía: “Te dije que no
debías abrir la caja. En ella residía tu edad”.