SOLIDARIDAD
SOLIDARIDAD
SOLIDARIDAD
Bandera de Bélgica con palabras de solidaridad por los Atentados de Bruselas de 2016.
Tipos de solidaridad según Durkheim
Tipos de solidaridad según Durkheim
Lasolidaridad
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de entregarse a a otros individuos
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estos como semejantes; es decir,
es decir, poder poder compartir
compartir un alimentos, sentimientos, etcétera,
un hogar,
hogar, alimentos, sentimientos, etcétera, con otro ser vivo sin pensar en su situación
con otro ser vivo sin pensar en su situación económica, tomando en cuenta también que los bienes no son
económica, tomando en cuenta también que los bienes no son solo lo material.
solo lo material.
Solidaridad mecánica
También denominada solidaridad por similitud, se da con mucha más frecuencia y presencia en los países
poco desarrollados o en las sociedades primitivas, ya que ésta se caracteriza por una total competencia de
cada individuo en la mayoría de los trabajos, dándose tan sólo una mínima diferenciación a razón de edad,
género y especie.
Solidaridad orgánica
También denominada solidaridad por consenso. Durkheim afirma que la fuerte especialización, capacidad o
habilidad de cada individuo origina una gran interdependencia, base de la cohesión y solidaridad grupal, de
las personas con su sociedad. A esta clase la llama solidaridad orgánica. Así, cada miembro posee una parte
de los conocimientos generales y sus recursos, por lo que todos dependen de todos. Este tipo de solidaridad
se suele presentar en las sociedades desarrolladas. Encontramos en esta concepción la parte negativa en la
En la Bioética
La solidaridad es un concepto reemergente en la filosofía contemporánea dentro de varios subcampos
del derecho, la ética y la filosofía política. Los primeros filósofos antiguos como Sócrates y Aristóteles
discuten la solidaridad como un marco de ética de la virtud porque para vivir una buena vida uno
debe realizar acciones y comportarse de forma solidaria con la comunidad.
Un enfoque notable en bioética es identificar la solidaridad principalmente como una práctica de tres
niveles promulgada a nivel interpersonal, comunitario y contractual y legal. Este enfoque está
impulsado por la búsqueda de diferenciar entre las diversas aplicaciones del concepto y aclarar su
significado, tanto históricamente como en términos de su potencial como concepto fructífero para las
cuestiones morales, sociales y políticas contemporáneas. La práctica moderna de la bioética está
significativamente influenciada por el concepto de Kant del Imperativo categórico. El artículo del
pastor y filósofo Fritz Jahr "Bioética: Una revisión de las relaciones éticas del ser humano con los
animales y las plantas" refina el discurso original de Kant sobre el imperativo categórico incluyendo la
noción de Imperativo Bioético.
Immanuel Kant fue un filósofo prusiano de la Ilustración.Fue el primero y más
importante representante del criticismo y precursor del idealismo alemán. Es
considerado como uno de los pensadores más influyentes de la Europa moderna
y de la filosofía universal. Además, es uno de los últimos pensadores de la
modernidad, anterior a la filosofía contemporánea, cuyo origen suele situarse en
1831 tras la muerte de Hegel.
El imperativo categórico es un concepto central en la ética kantiana y de toda la
ética deontológica moderna posterior. Pretende ser un mandamiento autónomo
(no dependiente de ninguna religión ni ideología) y autosuficiente, capaz de regir
el comportamiento humano en todas sus manifestaciones. Kant empleó por
primera vez el término en su Fundamentación de la metafísica de las costumbres
(1785).
Según (Nightingale, 1859), la Enfermera tiene la responsabilidad de cuidar la salud de las personas y de
poner a las personas en la mejor forma posible para que la naturaleza pueda actuar sobre ella. Por lo tanto
Los valores éticos y morales constituyen un elemento de protección de los derechos del individuo.
La falta de este valor durante la práctica los pacientes se dan cuenta a la pobre repuesta de sus
necesidades, a esto le agregamos la falta de interés del personal de la salud y de la negligencia del cuidado
que este les debe dar inclusive, la carencia de control y supervisión. Esto encierra a un enfermero que
carece de este valor, y convierte su cuidado en segunda clase.
Los cuidados que les tienen a los pacientes no son oportunos ya que sus explicaciones que no son claras,
ponen a los pacientes en un dilema de rechazar o aceptar a diario las excusas que se recibe por la falta de
atención, el cuidado y el trato que le dan al paciente hace ver que el enfermero lo vea más como un objeto
que hay que hacerle algo y dejan aun la lado la interacción como algo no tan importante según (Index
Enferm vol.19 no.4 Granada oct./dic. 2010) Los pacientes se dan cuenta la falta solidaridad que muchos
enfermeros tienen hacia ellos, porque creen con solo interactuar con ellos, en algunas ocasiones los hace
menos, o simplemente no tienen la vocación, ya que escogieron esta profesión porque no tenían otra
opción.
En conclusión podemos decir que los enfermeros, debe entender y tener más dedicación en el cuidado, que
este sea afectuoso, abnegado deben mostrar interés en el cuidado de cada uno de los pacientes, el cuidado
de la enfermería debe ser personalizada, teniendo encuenta la interacción y la comunicación, donde el
enfermero debe relacionarse de manera profesional respetando al paciente para que este se sienta cómodo
y bien tratado en una casa de salud.
CONCLUSIÓN
La solidaridad es un concepto rico y complejo, cargado de una historia social, ética y política que no se debe
olvidar a la hora de conceptualizarlo y darle un significado. Dawson y Jennings aciertan a reivindicar la idea de
solidaridad en el ámbito de la salud pública, dominado hasta ahora por valores y principios excesivamente
individualistas y centrados en la defensa de la beneficencia y la libertad individual. La solidaridad es un valor
social por excelencia que nos recuerda que la salud pública es un asunto comunitario antes que individualista y
que a menudo aparecen conflictos entre las necesidades y los intereses de los individuos y los de las
comunidades. Sin duda, la solidaridad ayuda a entender adecuadamente la naturaleza de esos conflictos y a
lidiar mejor con ellos. Su misión es contribuir a que la salud de la comunidad en su conjunto y, especialmente,
la de los individuos más vulnerables, no empeore debido a la protección a ultranza de los intereses y la voluntad
de los individuos más fuertes desde el punto de vista social, político, económico y de salud.
Para ello, conviene definir muy bien la idea de solidaridad y evitar al menos las tres contradicciones que Dawson
y Jennings no consiguen eludir: 1) la confusión entre los elementos descriptivos y normativos de la solidaridad,
2) la mezcla entre el elemento motivacional y el elemento justificador de la solidaridad, y 3) la desvinculación
del principio de solidaridad respecto de la idea de justicia al mismo tiempo que se usa la idea de solidaridad
para afrontar los retos de las injusticias en salud. Hay que clarificar qué función tiene la solidaridad en una
teoría de la justicia en salud y cuáles son sus límites (que los debe haber) en cada caso. Sin embargo, la
desconexión de la solidaridad respecto de las exigencias de la justicia que proponen Dawson y Jennings y otros
autores actuales del ámbito anglosajón de la bioética es un camino equivocado en la lucha contra las
inequidades en salud.