La capacidad de uso del suelo clasifica los suelos en ocho clases (I-VIII) según sus limitaciones y riesgos para el cultivo. La Clase I son suelos aptos para cultivo sin limitaciones, mientras que la Clase II son suelos aptos para cultivo con ligeras limitaciones y la Clase III son suelos aptos para cultivo con moderadas limitaciones que pueden ser corregidas.
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La capacidad de uso del suelo clasifica los suelos en ocho clases (I-VIII) según sus limitaciones y riesgos para el cultivo. La Clase I son suelos aptos para cultivo sin limitaciones, mientras que la Clase II son suelos aptos para cultivo con ligeras limitaciones y la Clase III son suelos aptos para cultivo con moderadas limitaciones que pueden ser corregidas.
La capacidad de uso del suelo clasifica los suelos en ocho clases (I-VIII) según sus limitaciones y riesgos para el cultivo. La Clase I son suelos aptos para cultivo sin limitaciones, mientras que la Clase II son suelos aptos para cultivo con ligeras limitaciones y la Clase III son suelos aptos para cultivo con moderadas limitaciones que pueden ser corregidas.
La capacidad de uso del suelo clasifica los suelos en ocho clases (I-VIII) según sus limitaciones y riesgos para el cultivo. La Clase I son suelos aptos para cultivo sin limitaciones, mientras que la Clase II son suelos aptos para cultivo con ligeras limitaciones y la Clase III son suelos aptos para cultivo con moderadas limitaciones que pueden ser corregidas.
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Capacidad de uso del suelo
La Capacidad de Uso de los suelos
La Capacidad de Uso de los suelos es una clasificación técnica
interpretativa basada en los efectos combinados del clima y las características permanentes del suelo, y que tiene por objeto agrupar a los suelos existentes en Clases de Capacidad de Uso, para señalar su relativa adaptabilidad a ciertos cultivos propios de una zona, además de indicar las dificultades y riesgos que se pueden presentar al usarlos. La clasificación está basada también en la capacidad de la tierra para producir, señalando las limitaciones naturales de ella. La clasificación de suelos por Clase de Capacidad de Uso, es indispensable para mostrar y localizar en forma simple y resumida sus potencialidades y limitaciones para el uso agrícola, ganadero y forestal, tanto en condiciones de riego como de secano. Las clases convencionales para definir la Capacidad de Uso son ocho, las que se designan con números romanos del I al VIII, ordenadas de acuerdo a sus crecientes limitaciones y riesgos en el uso. Tierras aptas para cultivo
CLASE I: Cultivables sin limitaciones de uso:
Los suelos de la Clase I tienen pocas limitaciones que restrinjan
su uso. Son casi planos, profundos, bien drenados, fáciles de trabajar, poseen buena capacidad de retención de humedad y la fertilidad natural es buena. Los rendimientos que se obtienen, utilizando prácticas convenientes de manejo, son altos en relación con los de la zona. Se adaptan bien para cultivos intensivos y en su uso se requieren prácticas simples de manejo para mantener su potencialidad productiva y su fertilidad natural. CLASE II: Cultivables con ligeras limitaciones de uso y moderados riesgos de daño
Los suelos de la Clase II presentan algunas limitaciones
que reducen la elección de los cultivos o requieren moderadas prácticas de conservación. Son suelos planos con ligeras pendientes, profundos a moderadamente profundos, de buena permeabilidad y drenaje. Presentan texturas favorables que pueden variar a extremos más arcillosos o arenosos respecto a las texturas de la Clase I. Las limitaciones más frecuentes de esta Clase, las que se pueden presentar solas o combinadas, son las siguientes:
Pendientes suaves (de 0 a 4%) y microrelieve poco acentuado.
Moderada susceptibilidad a la erosión por agua o viento o efectos adversos moderados de erosión pasada. Profundidad menor que la ideal. Estructura y facilidad de laboreo desfavorable. Ligera humedad corregible por drenaje, pero existiendo siempre como una limitación moderada. CLASE III: Cultivables con moderadas limitaciones de uso susceptibles de corrección, y riesgos de daños:
Los suelos de la Clase III presentan moderadas
limitaciones en su uso y restringen la elección de cultivos, aunque pueden ser buenas para ciertos cultivos especiales. La topografía varía de plana a moderadamente inclinada (hasta 8%), poca profundidad efectiva, la permeabilidad varía de lenta a muy rápida. Los suelos de esta Case requieren prácticas especiales de conservación. Las limitaciones más comunes para esta Clase se refieren a: Suelo descansando sobre roca Alta susceptibilidad a la erosión o efectos visibles de ella Excesiva humedad o riesgos continuos de inundación que restringen el desarrollo radicular Baja fertilidad inherente Topografía moderadamente ondulada Profundidad del suelo que restringe el desarrollo de las plantas Estructura y textura desfavorables Baja capacidad de retención de agua