La Neurociencia Del Fanatismo - Luis Bravo

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LA NEUROCIENCIA DEL

CEREBRO FANÁTICO

Luis Bravo Ph.D.


En esta presentación voy a tratar de describir el fanatismo
desde una doble bidimensionalidad: la cognitiva y la
personológica y veremos el carácter gradual de este fenómeno
en la mente humana.
Desde estos presupuestos conceptuales voy a plantear las
posibles anomalías que se pueden hallar en el continuum:
sujeto/creencia normal y el sujeto/creencia fanático, y por
ende estas alteraciones podrían afectar la capacidad de
responder penalmente de estas personas.
Para ello deben ser comprendidas las distorsiones cognitivas
que suponen la creencia fanática y las eventuales anomalías
en la estructura de la personalidad del sujeto fanático.
DEFINICIÓN DE
EN PRIMER TERMINO VAMOS A DILUSIDAR LOS
ASPECTOS CONCEPTUALES DEL FANATISMO

Definición: Según el Diccionario de la Real Academia de la


Lengua Española, se define como fanática aquella persona que
defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento las
creencias y las opiniones, sobre todo religiosas y las políticas.
Es importante destacar que el fanatismo es un estado mental
caracterizado por la adhesión tenaz y prolongada a ciertas
creencias. En el mundo mental del fanático, una o varias
creencias van a adquirir una importancia muy superior a las
demás, hasta el punto de transformarse en la mayoría de sus
actos.
Es innegable que toda persona tiene, desde el ejercicio de su libertad, el
derecho a descubrir qué es aquello de su vida que le apasiona y a
dedicar el esfuerzo que considere pertinente a sumergirse en ello. Tanto
es así que, con gran frecuencia, se trata del sendero más rápido y
seguro para forjar una auténtica virtud.
No obstante, existe una frontera (difusa) entre lo que nos "atrae" y lo que
deviene un verdugo de nuestra lógica y entendimiento. Y es que la
pasión, cuando es arrastrada a sus extremos, no es más que fanatismo.
Y este, siguiendo su propia definición, se erige sobre la sinrazón y el
absurdo.
En esta presentación voy a tratar de abordar precisamente el
fanatismo y su resonancia sobre la sociedad y la personalidad.
También voy a tratar de definir la expresión que adopta, y el modo en
que altera la estructura mental de quien hace de él su bandera.
Conocerlo es esencial para no caer en sus ominosas garras.
¿Qué es el fanatismo?
El fanatismo es un fenómeno universal (propio de toda civilización
humana), cuyas raíces se remontan hasta los albores de nuestra historia
evolutiva. De hecho, existen textos de filosofía clásica en los que se
debate sobre tal cuestión y se reflexiona sobre el posible impacto de las
inamovibles ideas que lo caracterizan. Así, su existencia no procede de
un periodo temporal particular, o de influencias externas atribuibles a
dimensiones culturales; sino que forma parte del bagaje cognitivo,
conductual y afectivo de nuestra especie.
La palabra "fanático" procede del vocablo latín "fanaticus", que puede
traducirse como adepto o "perteneciente a un templo". Y es que en los
tiempos de la antigua Roma existían espacios conocidos como "fanum",
recintos reservados al culto a los dioses.
A ellos acudían personas particularmente devotas de los ritos religiosos,
y se celebraban encuentros habituales en los que se ensalzaban las
bendiciones del año (el buen tiempo, las cosechas copiosas, etc.) y se
depuraban los pecados de los hombres, bajo la mirada atenta de seres
que dominaban todo aspecto de la vida personal y social.
En tal línea, se entienden por fanáticas todas aquellas actitudes por las
que se orquesta una defensa extrema e irracional de algún asunto o
persona, desprovista por entero de cualquier atisbo de análisis.
Tanto es así que, de hecho, el "juicio" del fanático se aleja de forma muy
evidente de la objetividad; hasta el punto de resultar impermeable a
cualquier argumento o prueba que pudiera cuestionarlo y/o refutarlo. Es
a partir de este momento en el que emerge la analogía con sus bases
etimológicas, pues ya no se aprecia o se prefiere cierta cosa, sino que se
le rinde una denodada pleitesía (igual que a los Dioses).
El fanatismo puede orientarse hacia una gran variedad de temas, desde
la Religión hasta la Política, pasando por personalidades de todos los
oficios (músicos, deportistas, actores, etc.).
No debe confundirse con la fidelidad a algo, la cual supone el interés
deliberado y crítico de invertir esfuerzos en un asunto más particular,
dentro de un contexto de libertad (escuchar a cierto grupo o ver películas
de un actor/actriz, acudir a los encuentros de un equipo de fútbol o tener
una opinión formada sobre realidades sociales). El fanatismo supone
adentrarse un paso más allá, al territorio en el que habitan la
intolerancia y el prejuicio.
Las personas fanáticas se entregan con tanto fervor al objetivo de su
pasión que este acaba ocupando un porcentaje desproporcionado del
tiempo del que disponen. Pareciera así que el mismo domina por
completo casi toda su vida, condicionando la manera en la que actúan o
piensan, y revelándose finalmente como una actitud inflexible ante
quienes albergan ideas opuestas a las propias (o incluso que difieren en
el más mínimo grado). Así, se circularía por un sendero de dirección
única; sin moderación ni cuestionamiento alguno de sus intereses, su
profundidad, sus consecuencias en la vida o la precisión del juicio.
En los casos más extremos, el fanático llega a transformar por completo
sus costumbres y su cotidianidad, con el fin de entregar su vida a la
causa (literal o metafóricamente). A este nivel puede surgir todo tipo de
hostilidad y violencia física/emocional; así como el paradójico hecho de
que los propios fanáticos señalen a los que les muestran sus "costuras"
como irracionales, burdos, terroristas, pecadores, peligrosos, etc.
Esto no hace más que exacerbar el fervor, y subrayar las diferencias
entre el grupo con el que uno se identifica (endogrupo) y los demás
(exogrupo), propiciando distancias insalvables y empeorando la
situación.
Pese a que todas las personas (sin importar el origen o cualquier otra
condición de vida) son susceptibles de caer en el fanatismo, existen una
serie de "rasgos" que pueden aumentar el riesgo. En las líneas
sucesivas abundaremos en esta relevante cuestión.
Dr. Alonso Fernández (+)
Psiquiatra
El insigne Dr. Alonso Fernández (ya fallecido) un
referente de la psiquiatría española, consideraba a los
fanáticos como aquellas personas que entregan toda su
facultad de creer y por ende su credibilidad, y esto lo
hacen de un modo absoluto e incondicional, a un tema o
a una cuestión, con intolerancia sistemática para los
juicios y esto le genera comportamientos discrepantes.
El fanatismo supone una intensa adhesión afectiva a una
idea, socialmente compartida, a la que se concede un
valor absoluto, que pretende ser realizada destruyendo
cualquier obstáculo que se le interponga.
José Ortega y Gasset
De igual manera hay que hacer referencia del fanático idealista
combativo, que se considera como un “iluminado violento” que
posee un “ideal sobrevalorado” que se eleva a la categoría de
dogma absoluto, con gran carga afectiva que le hace deformar
las experiencias y las situaciones, esto se conoce dentro de las
categorías psicopatológicas como catatimia. Entendiéndose
como catatimia a un estado mental en el que existen elementos
o materiales inconscientes con mucha carga emocional o
afectiva que producen efectos o conductas conscientes por
deformación de la realidad percibida. Nosotros encontramos una
doble dimensión del fanatismo: la dimensión cognitiva y la
dimensión personológica, ambas en íntima relación, pues las
creencias forman parte del mismo ser humano, el sistema de
nuestras creencias “es lo que somos”, como afirmaba Ortega y Gasset.
En este sentido podríamos establecer que “la importancia de las
creencias en la mente humana no puede comprenderse por si
sólo, se tiene que tener en cuenta su aspecto cognitivo…
Las creencias son sobre todo la creación de un mundo y de una
manera de ser”. El creyente, no sólo piensa que el mundo
externo es de tal o cual manera, sino que él mismo queda
transformado por su creencia. También él se interpreta a sí
mismo y de tal forma que adquiere otra naturaleza, se hace un
ser distinto que piensa, siente y actúa de manera diferente.
Siguiendo la corriente de la escuela cognitiva, podríamos decir
que la personalidad es el resultado de las creencias del sujeto,
conformando un estilo de vida que otorga validez y
perpetuación de estas creencias en un ser humano.
DIMENSIÓN
COGNITIVA
BIDIMENSIONALIDAD
Dimensión cognitiva: específicamente el pensamiento fanático.
Y cuando me refiero a la dimensión cognitiva del fanatismo está
va ha estar constituida por el conjunto de ideas con
determinadas características y creencias que hace suyas el
sujeto fanático. La idea propia del fanático se caracteriza por ser
absoluta, infalible, eterna, predestinada a vencer, es una norma
suprema de acción a obedecer. Decreta aquello que es
verdadero e irremplazable, ejerce un efecto sustractor de la
mente a cualquier idea diferente que intente surgir. Siendo está
marcada por la afectividad y, por lo tanto, ajena a argumentos
racionales y objetivos fundamentados en el contexto de la
realidad y detesta, el pensamiento lógico-racional. Su
fundamento es emocional, mágico y religioso.
La idea fanática o dogmática se caracteriza, por quedar aislada
de la duda y de la hermandad con otras ideas; y de esa manera,
en el mundo interno y en la experiencia del individuo se desaloja
el misterio, y por ende ya no tiene que averiguar nada, porque el
ya lo sabe todo y automáticamente el se autoimpone una
conclusión. El pensamiento fanático es concreto y dicotómico,
sin matices ni discriminaciones, donde las ideas se han
maximizado, se han sacralizado, inclusive se han transformado
en creencias que no admiten examen y excluyen la libertad de
pensar. Como vemos, el pensamiento fanático se sustenta sobre
creencias, pero las creencias forman parte de la realidad
cognitiva normal de la mayoría de las personas, entonces
podríamos decir que estamos hablando de una cierta normalidad
del pensamiento fanático.
NORMALIDAD DEL
PENSAMIENTO FANÁTICO
LA NORMALIDAD DEL PENSAMIENTO FANÁTICO
Como aseguraba el filósofo y ensayista español Ortega y
Gasset, “…no hay vida humana que no esté, desde luego
constituida sobre ciertas creencias básicas y, por decirlo así,
montada sobre ellas”, estas ideas“…constituyen el continente de
nuestra vida”, “es nuestro mundo y nuestro ser”, “es el terreno
sobre el que acontece toda nuestra conducta, incluso la
intelectual, y esta depende de cuál sea el sistema de nuestras
creencias auténticas”, y “a ellas estamos in separablemente
unidos”.
La firmeza con que cualquier persona corriente sostiene algunas
de sus opiniones o creencias se parece bastante a la del
fanático. Hay que advertir que si los seres humanos no
sintiéramos nunca la necesidad de aislarnos de los flujos de
información al que nos vemos expuestos y de interrumpir y
poner término a nuestros procesos de reflexión, viviríamos en un
estado de parálisis permanente, escasamente adaptativo (una
especie de “parálisis por cada análisis que hiciéramos a toda la
información que procesamos”). Y es por ello, que
experimentamos a diario la necesidad subjetiva de experimentar
ideas claras y firmes respecto a ciertos asuntos personales y
circunstancialmente relevantes. A esta actitud se le denomina
“cierre cognitivo”.
El entendimiento humano utiliza normalmente mecanismos
cognitivos heurísticos, mediante los cuales se reduce la
incertidumbre derivada de la limitada capacidad cognitiva
humana, restringiendo los problemas a una dimensión
manejable por el sistema cognitivo. Siendo excepcional el uso
de procedimientos cognitivos analíticos. Los mecanismos
cognitivos heurísticos son atajos mentales que utilizamos
para simplificar la solución de problemas cognitivos
complejos. Son reglas inconscientes para reformular
problemas y transformarlos en operaciones más sencillas y
casi automáticas.

El razonamiento más frecuente se caracteriza por que:


– Las actitudes, creencias y expectativas del sujeto determinan
su manera de razonar.
– Existe una tendencia natural en el sujeto a negar los hechos
que refutan sus interpretaciones y a aceptar aquellos que los
confirman.
– Cuando un sujeto sostiene una hipótesis, toda nueva
información que sea contradictoria con ella es escasamente
eficaz para modificarla.
– Si el sujeto sostiene fuertes expectativas sobre algo suele
pasar por alto las evidencias que chocan con ellas.
DIMENSIÓN
PERSONOLÓGICA DE LA
PERSONALIDAD
FANÁTICA
DIMENSIÓN PERSONOLÓGICA: LA PERSONALIDAD
FANÁTICA
El Dr. Kurt Schneider ya para el año 1923 describe los
“psicópatas fanáticos” en su libro PERSONALIDADES
PSICOPÁTICAS y les atribuía rasgos paranoides y el Dr. Millon,
más recientemente, describe un subtipo de paranoide fanático
que asume la identidad de un líder noble inspirado, una figura
política poderosa que se propone misiones grandiosas para
salvar el mundo, etc., con rasgos muy similares a los de la
personalidad narcisista. Sin embargo, en la actualidad ninguna
de las clasificaciones nosográficas (CIE-11 o el DSM-5)
reconoce el fanatismo como un trastorno de la personalidad. En
efecto, no parece estar clara la relación del fanatismo con un
constructo definido de personalidad.
Uno de los estudiosos del fanatismo como el Dr. Luis De la Corte
Ibáñez Profesor Titular de Universidad Autónoma de Madrid.
Miembro del Consejo de Dirección del Instituto de Ciencias
Forenses y de la Seguridad de la misma universidad no
encuentra entre los terroristas unos rasgos específicos, y en
este mismo sentido se expresaba el insignes Dr. Alonso
Fernández (fallecido) quien, no obstante, define una estructura
parcial en la personalidad en estos sujetos, un “eje fanático” que
el autor denomina “fanático idealista combativo” que interviene
en los momentos de erupción del fanatismo. Otros autores
consideran que existen diferencias de personalidad entre los
líderes fanáticos y los adeptos.
Describiéndose una caracterización clínica psicopatológica de
rasgos de narcisismo, psicopatía y visión paranoica del mundo
en los líderes fanáticos, además se encuentran rasgos
narcisistas autoritarios, un carácter autoritario sadomasoquista
en los dictadores. Por el contrario, entre los adeptos fanáticos
predominan los radicales de inseguridad, inmadurez, carencia
de identidad y dependencia emocional y rasgos narcisistas,
psicopáticos con alta impulsividad y búsqueda de emociones
fuertes o paranoides en sujetos fanatizados secundariamente.
Estas mismas características que diferencian a los líderes
fanáticos de los adeptos las describe el ilustre fallecido Dr.
Alonso Fernández en su clasificación entre fanáticos primarios y
secundarios.
AUTOIMAGEN: COMBATIVA
Por nuestra parte, si estudiamos los distintos ámbitos que
conforman la estructura de la personalidad propuestos por el
fallecido Dr. Millón, creemos que es posible encontrar la mayoría
de los siguientes rasgos en un importante número de personas
fanáticas:

1. Autoimagen: combativa
La mayoría de los sujetos fanáticos se muestran egosintónicos y
se ven a sí mismos como personas asertivas, arrogantes,
altaneras, enérgicas y autoconfiadas, pero sinceros, fuertes y
realistas y prefieren dar una imagen de dureza, falta de
sentimientos, belicosa dominante y orientada al poder
coincidiendo con las personalidades sádicas descritas por el Dr.
Millon.
Se sienten orgullosos de sus ideas y son, como los paranoides,
reacios a confiar o depender de los otros y tienen un sentido
combativo y tenaz de los propios derechos al margen de la
realidad. Impregnados, al igual que el sujeto antisocial, de la
creencia de la superioridad moral de sus ideas políticas o
religiosas, tratan de imponérsela a los demás, para lo que no
dudan en emplear métodos coactivos, combativos o violentos.
ESTILO COGNITIVO: DOGMÁTICO Y DICOTÓMICO
2. Estilo cognitivo: dogmático y dicotómico
Su rigidez y obstinación hacen que estos sujetos tiendan a
mantener de forma pertinaz sus prejuicios y son incapaces de
cambiar de opinión, mostrándose intransigentes con puntos de
vista disidentes. Se muestran intolerantes, en especial con
grupos sociales, étnicos o raciales, característica que comparten
con los sádicos de Millón. No son capaces de percibir los
distintos matices de la realidad compleja, encontrando sólo, con
una visión dicotómica, los extremos opuestos de ésta.
Estos rasgos coinciden con la descripción del fanático idealista
combativo que se describe como un iluminado violento
convencido de poseer la verdad en la esfera política, religiosa o
nacionalista en forma de un sistema de ideas cerrado y elevado a
la categoría de dogma absoluto. Es incapaz de desarrollar
pensamientos sujetos a matices y discriminaciones.
Se puede observar en el fanático una intensa aversión a cualquier
estado psicológico de ambigüedad e incertidumbre, que se
traduce en dos efectos complementarios:
a) Una predisposición favorable hacia las ideas y sistemas de creencias claros y
sencillos, y
b) La tendencia a “congelar las propias creencias y opiniones para mantenerlas
intactas “cerrando las puertas de la mente” al tráfico de ideas e informaciones que
habitualmente se derivan de la interacción social.
Comportamiento
observable
suspicaz/explosivo
Pero también, al igual que los narcisistas, son expansivos, con
tendencia a sobrestimar sus propios recursos, capacidades y
posibilidades de éxito, a veces de forma fantasiosa.

3. Comportamiento observable: suspicaz/explosivo


Se comportan como los paranoides, con suspicacia extrema,
con desconfianza hacia las intenciones de los demás que le
hacen presentar actitudes defensivas y hostiles frente al mundo.
Preocupados por conspiraciones, consideran al extraño como el
depositario de todos los males propios.
Comportamiento
interpersonal:
extrapunitivo/sumiso
Adolecen de pobreza afectiva, pero son irritables y con alta
impulsividad, por lo que tienen predisposición a reaccionar con
explosiones emocionales súbitas y bruscas de naturaleza
inesperada e injustificada.

4. Comportamiento interpersonal: extrapunitivo/sumiso


Despectivos y despreciativos obtienen, al igual que los sádicos,
satisfacción de la humillación, coacción e intimidación de los
otros. Presentan una marcada ausencia de empatía para
sensibilizarse con el sufrimiento ajeno y desprecio a la
naturaleza humana, no sienten, como los antisociales,
remordimientos cuando generan daño en los otros, a quienes
suelen ver como enemigos.
Son tenaces, obstinados y muy comprometidos y
responsabilizados con la causa que defienden, cuando se violan
algunos de estos valores muestran una disposición evidente al
castigo. Sus impulsos a la actividad, están regulados por la
extrapunitividad. Su actividad está orientada hacia el poder,
ejerciéndolo de forma despótica sobre sus subordinados o sobre
las personas que consideran débiles. A la vez, se sienten
fascinados por quien detenta el poder y la autoridad y adoptan,
según describió el Dr. Erich Fromm de profesión era abogado y
sociólogo que estudio psicoanálisis pero no fue ni psicólogo ni
medico, y esto lo hizo para describir el carácter autoritario
sadomasoquista, una actitud sumisa ante ellos o ante cualquier
poder que considere superior (Dios, el Destino, la Necesidad, la
Historia, la Naturaleza, el Estado, el Pueblo, etc.).
Mecanismos de defensa:
racionalización/sublimación
Mecanismos de defensa: racionalización/sublimación
Racionalizan sus conductas intransigentes e impositivas en
forma de indignación moral, asegurando que actúan “por el bien
del otro o por el bien común” y justifican sus comportamientos
combativos como reacción a un ataque de los otros. Subliman
sus comportamientos agresivos y coactivos y sus creencias
como imprescindibles para conseguir un fin social, religioso o
político que servirá de redención de los demás o de la
humanidad. Subliman, por otro lado, su actitud sumisa como
lealtad a autoridades o ideologías por encima de los espurios
intereses egoístas.
REPRESENTACIONES OBJÉTALES:
PERNICIOSAS
Representaciones objétales: perniciosas
La representación del mundo que se hace el fanático es un lugar
hostil que le ha producido multitud de frustraciones personales,
originando un déficit de autoestima y de las que responsabiliza a
los otros. Al mismo tiempo, ha ido asumiendo un sistema de
valores según el cual el grupo (nacional, religioso, racial, social,
sexual, etc.) al que pertenece el sujeto también ha sido víctima
real o imaginaria de agravios. Para resarcirse de tales afrentas
individuales y colectivas el fanático adopta una actitud
intransigente, impositiva y combativa, cuando no francamente
violenta y destructiva.
Estado de ánimo/temperamento:
irascibilidad
Estado de ánimo/temperamento: irascibilidad
Las personas fanáticas son normalmente irascibles, fácilmente
irritables al ser contrariados sus postulados, no siendo
infrecuente la hostilidad hacia los que no piensan como ellas. No
comparten verdaderos sentimientos con los demás, tan sólo
empatizan con sus correligionarios en los dogmas y creencias
que les unen.
Organización morfológica:
fragilidad del yo
Organización morfológica: fragilidad del yo
Poseen, como aseguraba el insigne Dr. Español Alonso
Fernández un “yo” muy débil, con un “súper yo” muy rígido e
inflexible en lo tocante a velar por los ideales del yo, aunque se
desentiende de las inhibiciones morales, de los intereses
altruistas y de las reacciones de culpabilidad.
Son incapaces de sostenerse por si solos, necesitan de una
relación simbiótica con otras personas, relación que se
manifiesta en aptitudes sadomasoquistas al igual que la
personalidad autoritaria descrita por el Dr. Erich Fromm.
Por un lado tratan de integrarse o convertirse en algo que
consideran superior a ellos, que les libere de su propia
responsabilidad (un líder, una ideología, una religión) y que les
ayude a adquirir la fuerza de la que el “yo” carece y por el otro,
necesitan ejercer poder sobre los demás para afirmar su
autoridad. Esa misma fragilidad del yo hace que el sujeto
fanático se adhiera de forma inquebrantable a creencias o
ideologías que le protejan de la incertidumbre.
CONVICCIÓN DE
QUE SE TIENE LA
RAZÓN
PARA IR CONCLUYENDO ES IMPORTANTE DESTACAR LOS
RASGOS DEL FANÁTICO;
Recordemos que el fanatismo puede definirse tanto por lo que
se piensa sobre la realidad como por lo que se hace respecto a
esta. Por tanto, se trata de un concepto tremendamente
complejo y lleno de aristas. Procedemos a abordar, en detalle,
las características básicas de quienes adoptan la actitud de un
fanático.
1. Convicción de que se tiene la razón
Las personas fanáticas no dudan jamás de su convicción.
Albergan ideas que no admiten la más mínima duda ni reserva,
por lo que nunca se plantean la posibilidad de que exista algún
sesgo en el razonamiento que las mantiene o en la conducta
que adoptan respecto a estas.
Se aprecia una muy deficiente capacidad de autocrítica, pero
también una gran frustración al soportar que los demás planteen
objeciones o cuestionen la adecuación de sus creencias. Como
analogía, se podría decir que sus ideas están grabadas en
"tablas de piedra".
De forma paralela, la certeza sobre lo que uno hace o piensa va
acompañada (generalmente) de una contrapartida: los demás
nunca tienen la razón. Una persona fanática considera falsa
toda apreciación contraria a sus ideas, sin que necesariamente
esta haya sido sometida a un análisis mínimamente profundo.
La emoción y los sentimientos se anteponen al raciocinio, de
forma que se descarta toda alternativa posible de acción.
Esto puede suceder, sobre todo, en las sectas o credos
similares, en los que llega a producirse un desprendimiento
intencionado del patrimonio personal y económico.

Este rasgo también puede adoptar la forma de una potenciación


de los aspectos "positivos", y una minimización (o absoluta
negación) de los negativos, sobre todo cuando el objeto de este
fanatismo es una persona o grupo. En tal caso se traza una
imagen inmaculada, sin defecto o falla, que se equipara a una
forma de idolatría ciega.
INTENTO DE IMPONER LA OPINIÓN A
OTROS
2. Intento de imponer la opinión a otros
Las personas fanáticas no solo creen tener la razón, sino que a
menudo consideran esencial que los demás "abran los ojos"
ante su error al pensar distinto. Existe, por tanto, una visión de
supremacía en el terreno de las ideas; que se lleva a menudo al
escenario del debate sobre estas. Durante tales debates pueden
recurrir a malabares dialécticos de todo tipo, mostrando un
autoritarismo que dispara "las alarmas" de su interlocutor. Su
forma de persuasión carece de sofisticación o sutileza, y es
percibida en el límite mismo de la imposición.

La forma más dramática de imposición es, sin duda, la que


recurre a la violencia.
La mayoría de las guerras han sido abanderadas desde el poder
mismo de una idea o "certeza" que se ha extendido entre los
pueblos confrontados, y cuyo fin era dotar a cada uno de ellos
de unas convicciones por las que perder su propia vida o
arrebatar la de los demás.

Lo mismo sucede en los casos de terrorismo, donde son


muchos los inocentes que acaban pagando las deudas del
fanatismo de otros. También se distinguen agresiones a
pequeña escala atribuibles a los ideales fanáticos, como las que
ocurren en las inmediaciones de un partido de fútbol.
PERCEPCIÓN DICOTÓMICA DE LA
REALIDAD
En definitiva, los intentos de persuasión de los fanáticos son muy
variados, y oscilan desde la simple discusión en cualquier red social
hasta el más desastroso de los conflictos armados.

3. Percepción dicotómica de la realidad


En lo concerniente al objeto sobre el que una persona fanática siente
devoción, no se suele admitir la existencia de matices grises, puntos
de encuentro que servirían para reconciliar su visión sobre el asunto
respecto a la que tienen los demás.
En su lugar, tiende a percibirse la realidad en términos dicotómicos, de
todo o de nada, trasladando toda posición discrepante al extremo
opuesto del espectro de opinión. Con ello se hace artificialmente una
"simplificación" de la realidad, donde existe un grupo afín (los que
coinciden en su perspectiva) y un cúmulo de perspectivas igualmente
antagónicas, con independencia del grado real de divergencia.
El fanatismo hace de su objeto una seña tácita de identidad, cuya
importancia es tan extrema que se erige como un criterio elemental
para la autodefinición y el sentido de pertenencia a un grupo.
Con ello surgen rivalidades que van más allá de lo que podría
desprenderse de la razón: odio hacia los aficionados de un equipo de
fútbol, desconfianza hacia los que profesan una particular religión (como
el cristianismo o el islam, por ejemplo) e incluso amargas discusiones
entre los miembros de dos fandom (grupos de personas, generalmente
jóvenes, que estiman con fervor a un artista o grupo).
DEVOCIÓN SACRIFICADA
4. Devoción sacrificada
Otra característica básica del fanatismo es su resistencia a la adversidad.
A pesar de que se tengan ideas que generan cierto perjuicio para la vida
social, estas tienden a mantenerse. De hecho, a veces incluso pueden
reforzarse ante tal tipo de circunstancias.

Todo ello se podría explicar mediante mecanismos de disonancia


cognitiva, que tratarían de dotar a la creencia (fanática) de un valor
equivalente al peso del sacrificio que supone defenderla. Mediante tal
cabriola emocional surgirían fenómenos como los mártires, los cuales
llegan a dar su vida de forma voluntaria (o resignada) por defender
aquello en lo que creían.
5. Rasgos de personalidad
Se han podido describir numerosos rasgos de personalidad que se
relacionan con un riesgo acentuado de fanatismo. Se ha observado que
los cambios sociales rápidos pueden conducir, a las personas que no
consiguen adaptarse a los mismos, a "abrazar" con ardiente devoción los
valores tradicionales (pese a que nunca se hubieran sentido
particularmente identificados con ellos).
Mediante este proceso se buscaría mantener el sentido de la identidad
allá donde este pudiera percibirse esquivo, renegando de lo novedoso
por dificultades para entenderlo.
Algunos estudios también señalan la hipótesis de que la frustración
individual sea un terreno abonado para el fanatismo.
Esta sensación de sentirse vacío, incompleto, promovería la
aproximación a un elemento externo que compense las carencias en
la autoconfianza, de forma que se acogería como propia una realidad en
la que la multitud cree (o al menos un porcentaje significativo de ella), en
ausencia de la capacidad para creer en uno mismo. Con ello se lograría
obtener la respuesta rápida a un vacío, precipitado por la cultura o una
crisis existencial, y satisfacer del mismo modo la necesidad de afiliación.
Sentir pasión es positivo, pero en el caso de los fanáticos desde todos los
aspectos pero en este caso me refiero a los fanáticos del fútbol, muchas
veces esta pasión se convierte en una obsesión, la cual genera
cambios drásticos de humor, pues pasan de la euforia a la frustración
y viceversa en instantes. Estos cambios pueden ser perjudiciales y
desencadenar graves problemas de salud, por eso es importante
conocer cómo funciona el cerebro de un fanático y la neurociencia ya
tiene algunas respuestas.
Una de las primeras cosas a tener en cuenta son los niveles de
dopamina, un neurotransmisor que se relaciona con las emociones y
que se activa cuando se obtiene placer. Este neurotransmisor se activa
mucho más cuando la recompensa es inesperada y el cerebro suele
acostumbrarse con facilidad a estas neuro-recompensas, lo que explica
por qué un fanático del fútbol obtiene mayor placer cuando su equipo
gana sorpresivamente y el por qué busca vivir estas experiencias
nuevamente.
Otros estudios realizados mencionan que, en el caso de los fanáticos, la
corteza cerebral se estimula más intensamente, al punto de llegar a
activar el núcleo accumbens que se encarga de regir las conductas
primitivas. Este núcleo se aviva cuando recibimos un premio y se
conecta con áreas de la memoria que recuerdan sensaciones de gritos
de pasión, peleas, llanto, etc.
Por lo tanto, un fanático ya no piensa con la corteza prefrontal, sino con
la amígdala, una estructura del cerebro que solo funciona por
emociones, despertando conductas primitivas, lo que justifica por qué
los fanáticos enloquecen tanto y sobre todo en grupo.
Sin embargo, esta conducta exagerada por el fútbol a veces ocasiona
niveles altos de estrés, ansiedad, cansancio, enojo y también puede
originar problemas cardíacos. Además, si no hay una buena gestión de
las emociones más allá del tiempo de juego, se pueden crear
alteraciones en el estado de ánimo, afectar las relaciones
interpersonales y, en general, afectar la salud mental.

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