Capacitacion Enoxanorth Numero 1d
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que ya conocemos
Anatomía Cardíaca y Sistema de Conducción
Anatomía del Sistema Venoso
Dentro de las venas de las piernas podemos diferenciar dos tipos: las venas profundas y las venas superficiales.
Las venas superficiales son las venas que están justo debajo de la piel y se pueden ver a simple vista como líneas azuladas. Se
encargan de recoger los desechos de la piel y de la grasa subcutánea. Estas venas se comunican con las venas profundas por
pequeños canales a lo largo de toda la pierna. Las venas superficiales de las piernas más importantes son la safena interna y la
safena externa.
Las venas profundas son las venas que se encuentras pegadas a los músculos de la pierna, justo al lado de las arterias
principales. Estas venas recogen la sangre venosa de músculos y huesos de la pierna, siendo su función bastante más
importante que la de las superficiales. Dentro de ellas hay válvulas que permiten el paso de la sangre hacia arriba y evitan que
la sangre retroceda por la fuerza de la gravedad.
La trombosis venosa es una afección en la que se forman coágulos de sangre en las venas profundas.
La sangre en nuestro cuerpo se encuentra en estado líquido para poder así circular a través de arterias y venas;
tan sólo se coagula cuando es necesario cortar el flujo sanguíneo (por una herida, por ejemplo).
Para que esto suceda hay una serie de elementos anticoagulantes y procoagulantes disueltos en la sangre, que
se encuentran en equilibrio. Sin embargo, este mecanismo no siempre funciona correctamente y en ocasiones la
sangre se coagula durante la circulación formando un trombo que impide la circulación sanguínea, y es entonces
cuando se produce la trombosis venosa.
HBPM
Heparina
Sodica
La gravedad de las complicaciones de la trombosis venosa depende una vez más de si se afectan las venas profundas, o las
superficiales.
Trombosis de las venas superficiales
Es muy frecuente que se desarrollen complicaciones, entre éstas, las que se producen en un mayor número de casos son las
alteraciones cutáneas como dermatitis, pigmentación, etcétera. Otras más graves son la aparición de úlceras en el tobillo o
sangrados subcutáneos.
Trombosis de las venas profundas.
Puede desencadenar dos complicaciones más graves que las ocasionadas por trombosis de las venas superficiales:
Insuficiencia venosa crónica: al producirse la trombosis y estancamiento de la sangre, la presión interna de las venas aumenta
y se lesionan de manera permanente, de forma que las válvulas se hacen inútiles. Es causa de edema de las piernas, que
aumenta al hacer ejercicio, y de dolor crónico. Además, favorece el daño a las venas superficiales y aparecen las
complicaciones cutáneas ya descritas.
Tromboembolismo pulmonar (TEP) una complicación que constituye una emergencia médica por su alta mortalidad. El 90% de
los TEP son consecuencia de una trombosis venosa profunda.
Cómo se puede detectar la trombosis venosa
Hay algunas pruebas diagnósticas que se pueden realizar en todos los hospitales, e incluso en algún centro de salud. Aun así, lo
más útil para detectar una trombosis venosa sigue siendo la sospecha clínica y la exploración por parte de un médico.
Eco-Doppler: es la prueba más sencilla, más barata y rápida para detectar trombos venosos, y, además, es muy eficaz. Consiste
en realizar una ecografía que es capaz de detectar los flujos de sangre. Cuando no hay flujo porque un trombo corta el paso, se
puede comprobar.
Resonancia magnética: nos permite realizar imágenes transversales de las piernas y observar si hay obstrucción de las venas.
Es cara y tarda 20-30 minutos, por lo que no es la primera opción para elegir.
Venografía: consiste en insertar un catéter a través de las venas de las piernas e introducir un contraste radiológico que
“dibuje” las venas en una radiografía. Aunque es muy eficaz, es una prueba agresiva y hoy en día casi no se utiliza.
TRATAMIENTO
Cuando hablamos de cómo ha de ser el tratamiento de una trombosis venosa, las indicaciones terapéuticas a seguir dependerán
de si el trombo se ha producido a nivel de las venas superficiales o de las profundas. De este modo, tenemos que:
Normalmente es suficiente con medidas higiénicas (elevar las piernas, cambios en la postura y ejercicio físico). Si la trombosis
es frecuente o se acompaña de varices, puede plantearse la cirugía, ligaduras, o escleroterapia (sólo útil en pequeñas venas).
Las trombosis superficiales a nivel del muslo pueden conllevar riesgo de TEP, y a veces se plantea tratarlas como una trombosis
profunda.
• Tratamiento de la trombosis venosa profunda
Se debe ingresar al paciente para que mantenga reposo en cama y la pierna elevada. De forma inmediata hay que comenzar con
tratamiento anticoagulante con heparina y después con fármacos dicumarínicos, que durará unos meses o para toda la vida
según las características del caso.
Evitar todos los factores de riesgo nocivos asociados a la trombosis venosa. Por tanto, lo ideal es dejar de fumar, realizar
ejercicio físico moderado con frecuencia (al menos 30 minutos todos los días) para aumentar el flujo sanguíneo y mantener un
peso adecuado.
En segundo lugar, hay que tomar medidas extraordinarias en situaciones especiales. Un ejemplo de ello es
prevenir el síndrome de la clase turista, un trastorno que consiste en que durante un viaje de larga duración (vuelo
transatlántico, o viajes largos en carretera o tren) se produce estasis venoso en la pierna. Para ello es clave intentar levantarse,
moverse o estirarse cada hora, estirando las piernas, moviendo los dedos y los talones.
La enoxaparina sódica es un derivado de bajo peso molecular de la heparina
(HBPM) empleado como medicamento anticoagulante por su acción inhibidora del
factor Xa en la cascada de la coagulación.
Vía de administración
Con respecto al tratamiento anticoagulante, las heparinas de bajo peso molecular tienen algunas ventajas
importantes sobre la heparina no fraccionada como:
Con excepción de algunas situaciones especiales (insuficiencia renal, embarazo, obesidad extrema), no es necesario
monitorizar la coagulación.
Su efectividad es por lo menos similar a la de la HNF y en algunos estudios se considera superior, tanto en la prevención como
en la terapéutica de la enfermedad tromboembólica.
Tienen las desventajas de una vida media más prolongada y que sólo son parcialmente inhibidas por la acción de la protamina.
Por lo tanto, en pacientes con alto riesgo de sangrado y en los que pueden requerir una cirugía a corto plazo se prefiere
continuar utilizando HNF, lo mismo que en los que presentan insuficiencia renal con una creatinina superior a 2,5 mg/dl. Una
vez suspendida, la HBPM cesa su efecto en aproximadamente 6 horas.
INDICACIONES
La profilaxis de la enfermedad tromboembólica venosa en pacientes quirúrgicos con riesgo moderado o alto, en
particular en aquellos sometidos a cirugía ortopédica o cirugía general incluyendo cirugía oncológica.
La profilaxis de la enfermedad tromboembólica venosa en pacientes médicos con una enfermedad aguda (como
insuficiencia cardiaca aguda, insuficiencia respiratoria, infecciones graves o enfermedades reumáticas) y movilidad
reducida con un aumento del riesgo de tromboembolismo venoso.
El tratamiento de la trombosis venosa profunda (TVP) y el embolismo pulmonar (EP), excluyendo el EP que
probablemente requiera tratamiento trombolítico o cirugía.
La duración de la profilaxis habitual es de 5-10 días o hasta que el paciente recupere su movilidad.
En los pacientes tratados mediante cirugía abdominopélvica por cáncer y sin un riesgo hemorrágico
alto, se recomienda extender la profilaxis con HBPM durante 4 semanas después de la intervención.
3-. Gould MK, García DA, Wren SM, Karanicolas PJ, Arcelus JI, Heit JA, et al. Prevention of VTE in nonorthopedic surgical patients.
Antitrombotic therapy and prevention of thrombosis. 9th ed: American College of Chest Physicians evidence-based clinical practice
guidelines. Chest. 2012;141 2 Suppl:e227S---77S. 14.
Profilaxis en pacientes
intervenidos de una cirugía
ortopédica