San Francisco de Asís
San Francisco de Asís
San Francisco de Asís
• os enseña a vivir la virtud de la humildad. San Francisco tuvo un corazón alegre y humilde. Supo dejar no sólo el
dinero de su padre sino que también supo aceptar la voluntad de Dios en su vida. Fue capaz de ver la grandeza
de Dios y la pequeñez del hombre. Veía la grandeza de Dios en la naturaleza.
• Nos enseña a saber contagiar ese entusiasmo por Cristo a los demás. Predicar a Dios con el ejemplo y con la
palabra. San Francisco lo hizo con Santa Clara y con sus seguidores dando buen ejemplo de la libertad que da la
pobreza.
• Nos enseña el valor del sacrificio. San Francisco vivió su vida ofreciendo sacrificios a Dios.
• Nos enseña a vivir con sencillez y con mucho amor a Dios. Lo más
importante para él era estar cerca de Dios. Su vida de oración fue muy
profunda y era lo primordial en su vida.
• Fue fiel a la Iglesia y al Papa. Fundó la orden de los franciscanos de
acuerdo con los requisitos de la Iglesia y les pedía a los frailes
obedecer a los obispos.
• Nos enseña a vivir cerca de Dios y no de las cosas materiales. Saber
encontrar en la pobreza la alegría, ya que para amar a Dios no se
necesita nada material.
• Nos enseña lo importante que es sentirnos parte de la Iglesia y
ayudarla siempre pero especialmente en momentos de dificultad.
• n Francisco el amor a Cristo se expresó de modo especial en la
adoración del Santísimo Sacramento de la Eucaristía. En
las Fuentes franciscanas se leen expresiones conmovedoras,
como esta: “¡Tiemble el hombre todo entero, estremézcase el
mundo todo y exulte el cielo cuando Cristo, el Hijo de Dios vivo,
se encuentra sobre el altar en manos del sacerdote! ¡Oh celsitud
admirable y condescendencia asombrosa! ¡Oh sublime humildad,
oh humilde sublimidad: que el Señor del mundo universo, Dios e
Hijo de Dios, se humilla hasta el punto de esconderse, para
nuestra salvación, bajo una pequeña forma de pan!” (Francisco
de Asís, Escritos, Editrici Francescane, Padua 2002, p. 401).
• el amor a Cristo nace el amor hacia las personas y también hacia todas las
criaturas de Dios. Este es otro rasgo característico de la espiritualidad de
Francisco: el sentido de la fraternidad universal y el amor a la creación, que
le inspiró el célebre Cántico de las criaturas. Es un mensaje muy actual.
Como recordé en mi reciente encíclica Caritas in veritate, sólo es sostenible
un desarrollo que respete la creación y que no perjudique el medio ambiente
(cf. nn. 48-52), y en el Mensaje para la Jornada mundial de la paz de este
año subrayé que también la construcción de una paz sólida está vinculada
al respeto de la creación. Francisco nos recuerda que en la creación se
despliega la sabiduría y la benevolencia del Creador. Él entiende la
naturaleza como un lenguaje en el que Dios habla con nosotros, en el que la
realidad se vuelve transparente y podemos hablar de Dios y con Dios.
• Querido amigos, Francisco fue un gran santo y un hombre
alegre. Su sencillez, su humildad, su fe, su amor a Cristo, su
bondad con todo hombre y toda mujer lo hicieron alegre en
cualquier situación. En efecto, entre la santidad y la alegría
existe una relación íntima e indisoluble. Un escritor francés dijo
que en el mundo sólo existe una tristeza: la de no ser santos, es
decir, no estar cerca de Dios. Mirando el testimonio de san
Francisco, comprendemos que el secreto de la verdadera
felicidad es precisamente: llegar a ser santos, cercanos a Dios.
LAUDATO SI’
Del italiano medieval: Alabado seas