Miranda Tovar Luis
Miranda Tovar Luis
Miranda Tovar Luis
FILIAL CUSCO
ESCUELA PROFECIONAL DE DERECHO
Concebimos a la desaparición como aquella situación de hecho (y una de las tres fases
de la ausencia) que se verifica con el alejamiento de una persona de su domicilio o
residencia por un determinado lapso de tiempo (por más de 60 días) y sin que se tenga
noticias o información de su paradero y/o dónde se pueda encontrar y que además no
cuente con un representante con facultades suficientes para hacerse cargo de los bienes
que deje mientras su estado de desaparecido esté pendiente.
Finalmente, cabe mencionar que el hecho de la desaparición termina con el regreso del
desaparecido a su domicilio, o con la obtención de noticias indubitables sobre su
paradero y, para los efectos de las consecuencias jurídicas contempladas en nuestro
sistema jurídico, con el nombramiento de representante o mandatario con facultades
suficientes. También culminaría cuando se emite la declaración de ausencia o cuando se
ha declarado la muerte presunta o confirmado la muerte. Por supuesto, el fin de la
desaparición, es un problema distinto al relativo de la curatela interina, la cual
culminará cuando el juez revoque el nombramiento.
LA DECLARACIÓN JUDICIAL DE AUSENCIA
Por tanto, concebimos a la ausencia como aquella situación extraordinaria que, en
primer lugar, presupone la desaparición, en segundo, que haya pasado un lapso de
tiempo mayor, (2 años) y tercero, de una declaración judicial. Luego de la cual, la
posesión de los bienes del declarado ausente pasa a sus herederos forzosos y su manejo
a un administrador común.
La declaración judicial de ausencia tiene como efecto que el juez al dictarla otorga la
posesión temporal de los bienes del ausente a quienes serían sus herederos forzosos, es
decir a las personas indicadas en el artículo 724 del CC. Nos referimos a los hijos y
demás descendientes, a los padres y demás ascendientes y al cónyuge. El patrimonio,
en este caso, es manejado normalmente por un administrador común, el que está
autorizado, previa la reserva que debe constituirse según lo dispuesto en el segundo
apartado del artículo 51, a distribuir entre los que serían los herederos forzosos del
ausente los saldos disponibles de los frutos de sus bienes. El juez, en situación de
notoria necesidad o utilidad, puede aún autorizar al administrador judicial a enajenar o
gravar los bienes del ausente en la medida de lo indispensable.
El derecho supone que el ausente está vivo. No existen evidencias ni indicios del deceso.
Sin embargo, de forma antelada se beneficia a sus herederos en razón de que son los
llamados a proteger en mejor forma los intereses económicos del ausente y, junto a ello,
garantizar el patrimonio en cuestión que, de confirmarse la muerte, se les transmitirá en
forma definitiva.
De conformidad con el artículo 59, cesan los efectos de la declaración judicial de ausencia
por:
Por tanto, entendemos por muerte presunta a la tercera y última fase de la ausencia en la
cual se procede a la declaración judicial de la muerte de una persona cuando haya pasado
un largo lapso de tiempo sin tenerse noticias de su paradero (10 años); o un lapso de tiempo
menor si se tratara de un anciano (5 años); el mismo tiempo que la ausencia (2 años) si el
alejamiento se produjera en circunstancias constitutivas de muerte o finalmente cuando
existiera plena certeza de su deceso en aquellos casos en los que el cadáver no pueda ser
encontrado ni identificado.
Para el ponente del libro de personas, el artículo 63 del CC, contempla tres hipótesis
sobre la base de las cuales cabe la declaración de muerte presunta a solicitud de
cualquier interesado –o sea de quien tenga legítimo interés económico o moral- o del
Ministerio Público en representación de la comunidad. La muerte presunta supone
necesariamente la falta del cadáver, excepto en el caso que de existir, no pueda ser
reconocido, no obstante lo cual hay certeza de la muerte.
Al ser los efectos jurídicos de la declaración judicial de muerte presunta los mismos
que los de los de la muerte, corresponderá, en virtud del 660 del CC, la transmisión de
los bienes, derechos y obligaciones (apertura de la sucesión) del de cujus a sus
sucesores.
REQUISITOS
Artículo 795.- Pueden solicitar la constitución de patrimonio familiar las personas señaladas en el
Artículo 493 del Código Civil y sólo en beneficio de las citadas en el Artículo 495 del mismo Código.
3. El padre o madre que haya enviudado o se haya divorciado, sobre sus bienes propios.
5. Cualquier persona dentro de los límites en que pueda donar o disponer libremente en testamento.
Pueden ser beneficiarios del patrimonio familiar sólo los cónyuges, los hijos y otros descendientes
menores o incapaces, los padres y otros ascendientes que se encuentren en estado de necesidad y los
hermanos menores o incapaces del constituyente.
ADMISIBILIDAD
Los nombres de los beneficiarios y el vínculo que los une con el solicitante.
INTERVENCIÓN DEL MINISTERIO PÚBLICO
Artículo 798.- La intervención del Ministerio Público se sujeta a lo dispuesto en
el Artículo 759.
Artículo 800.- La modificación y extinción del patrimonio familiar se solicitará ante el Juez que lo constituyó,
conforme al trámite previsto en este Subcapítulo en lo que fuese aplicable.
El patrimonio familiar como institución familiar dirigida a proteger la casa habitación donde vive el grupo familiar,
o el predio que sirve de fuente de ingresos de la familia, es rodeado de medidas dirigidas a proteger a los
beneficiarios del grupo familiar, y en esa medida no es posible dejar al libre albedrío del constituyente para
modificarlo o extinguir la institución, empero la ley prevé situaciones extraordinarias que posibilitan su
modificación (puede ser para ampliar a los beneficiarios) o extinguir la institución. El artículo 501 del CC nos
señala las causales de modificación estableciendo que el mismo procedimiento que se siguió a propósito de la
constitución será el que guíe esta modificación. (Llanos, 2016)
Artículo 501.- El patrimonio familiar puede ser modificado según las circunstancias, observándose el mismo
procedimiento que para su constitución.
Por otro lado, el artículo 499 del CC consigna las causales de extinción. Así tenemos, por ejemplo, cuando
todos los beneficiarios dejan de serlo, cuando los cónyuges dejan de serlo (cualquiera de los supuestos de
extinción del matrimonio, divorcio, nulidad de matrimonio o muerte de alguno de los cónyuges), cuando los hijos
menores o incapaces dejan de serlo o mueren; o, cuando los padres u otros ascendientes mueren o
desaparece el estado de necesidad.
CONCLUSION