Etnohistoria
Etnohistoria
Etnohistoria
Ubicada la etnohistoria como “un campo del saber” se la piensa como uno de los
disciplinarios y principales cuya atención se concentra en un cierto grupo de
sociedades a las que estudia con específicos códigos y con un multiforme corpus
de información.
En este punto conviene remitirse al principio de diferenciación que tienen cada
uno de estos campos disciplinarios y que en este caso específico se remite,
teniendo en cuenta el planteo de Pierre Bourdieu, al capital cultural en juego, en el
que se distingue una modalidad de adquisición y de transmisión para cada forma o
estado (incorporado, objetivado e institucionalizado).
Autores y definiciones de Etnohistoria
La nueva etnohistoria andina elaborada por extranjeros como John V. Murra, John
H. Rowe y R. Tom Zuidema y los peruanos como Waldemar Espinoza, Franklin
Pease y María Rostworowski, construyó una imagen nueva de las sociedades
prehispánicas. John H. Rowe se interesó preferentemente por la arqueología, la
etnohistoria y la historia del arte. John V. Murra comenzó estudiando a los
campesinos de Otavalo y terminó proponiendo el modelo recíproco-redistributivo
para entender la especificidad de la organización económica del Estado inca. R. T.
Zuidema comenzó estudiando a las comunidades campesinas de España, para
luego abordar el estudio de las regiones andinas, actuales e históricas, y proponer
el modelo estructural para entender la organización social, política y ritual del
Cusco.
Etnohistoria peruana
De esta manera el imperio inca, idealizado por el Inca Garcilaso y presentado por
los europeos de la Ilustración como una utopía ubicada en sociedades no
occidentales, comienza a ser entendido desde el modelo recíproco-redistributivo
que Karl Polanyi utilizó para explicar el funcionamiento de sociedades africanas
de similar complejidad (John Murra, 1955). Los principios de la dualidad, la
tripartición y la cuatripartición comienzan a ser utilizados por los historiadores
para hacer nuevas lecturas de las crónicas y de los documentos españoles (R. Tom
Zuidema, The Ceque system of Cuzco, (1964). Más aún, la etnohistoria comenzó
a considerar la historia de las sociedades indígenas como un corpus histórico
independiente, con su propia lógica, dinámica, categorías, mecanismos de
resistencia, sobrevivencia y reproducción.
Etnohistoria andina
Así mismo la historia y la antropología nos mostraban que las sociedades andinas
no eran simplemente sociedades históricas sino también sociedades actuales que
habían logrado sobrevivir dentro de contextos coloniales o republicanos adversos.
Habían sobrevivido conservando muchas de sus estrategias que procedían de sus
milenarias tradiciones andinas, como la búsqueda de autosuficiencia, el
aprovechamiento agrícola vertical de las tierras de laderas, la aplicación de los
principios de la reciprocidad y la solidaridad en el funcionamiento cotidiano de
las sociedades rurales indígenas. El aporte fundamental de la etnohistoria andina
fue hacer de la historia de lo indio la historia de una civilización singular, propia
de los Andes, con un nivel y calidad que la ubicó muy cerca de las refinadas
civilizaciones del mundo no occidental.
Etnohistoria peruana
En cuarto lugar, tanto la historia como la antropología, se preocupó por estudiar los numerosos
movimientos campesinos contra la explotación terrateniente de los siglos XIX y XX. En esta confrontación,
ambos grupos sociales en conflicto elaboraron programas políticos opuestos y de naturaleza distinta. Los
campesinos pretendían -como lo hacían en sus fiestas y creencias- rescatar el pasado prehispánico e
idealizaban -aunque de manera muy sútil, la historia interrumpida en el siglo XVI hasta convertirla en un
proyecto alternativo. Esta mirada a la historia la realizaban de manera muy disimulada y exteriorizaban sus
intenciones con gestos, exclamaciones y también con algunos textos escritos donde expresaban su
identificación con esa sociedad indígena extinguida. Al mismo tiempo, los grupos terratenientes elaboraron
una serie de conceptos o categorías que los utilizaron para descalificar a esos movimientos campesinos.
Frente a ciertas insinuaciones de movimientos nativistas los hacendados reaccionaron con la acusación de
"guerra de castas": los terratenientes decían que los indios se levantaban contra los blancos porque
pretendían destruir la "nación peruana". Entendían la "nación peruana" como la "nación criollo-occidental".
Los hacendados inundaron los periódicos con estas acusaciones con la finalidad de legitimar una efectiva
represión de la rebeldía campesina, pero el resultado fue que estas acusaciones, casi siempre sin fundamento
real, fueron transformando lo ficticio para los difusores (milenarismo inca y guerra de castas) en realidades
para los receptores.
Etnohistoria peruana
Las amplias y originales investigaciones de Scarlett O'phelan Godoy se inscriben en el segundo tipo. El
año 1985 se publica la versión original de su tesis, Rebellions and revolts in eighteenth century Peru and
Upper Peru, en Alemania, y en 1988, de manera nada sorprendente, el Centro de Estudios Regionales
Bartolomé de Las Casas del Cusco, lo publica en castellano con el título de Un siglo de rebeliones
anticoloniales. Perú y Bolivia, 1700-1783. La autora detecta 150 rebeliones anticoloniales en el siglo
XVIII. Una de ellas había sido la de Tupac Amaru II, que es presentado más bien como la cresta de esta
marejada social que se intensifica como respuesta a las reformas borbónicas y que obedece más bien a
los intereses y la conducción de las elites nativas, mestizas y criollas, sin aparentemente ninguna
conexión con el imaginario indígena aparecido en el siglo XVIII. Scarlett O'phelan expresará esto, con
una mayor rotundidad, en su ensayo "Utopía andina: ¿Para quién? Discursos paralelos a fines de la
colonia", incluido en su libro La Gran Rebelión en los Andes: De Túpac Amaru a Túpac Catari, de
1995, donde reconoce la centralidad de la rebelión de Túpac Amaru, en un gesto de autonomía, cuando
ya era la historiadora engreída del Centro Bartolomé de Las Casas, que le publicará su nuevo libro
Kurakas sin sucesiones. Del cacique al alcalde de indios. Perú y Bolivia, 1750-1835, en 1997, donde
casi abandona algunas posiciones anteriores, pero no su sensibilidad desmitificadora del papel de lo
andino, o de lo inca, como fuerza subyacente que dinamiza el proceso histórico del siglo XVIII.
Actualidad de la etnohistoria en el
contexto contemporáneo
La etnohistoria es, desde esta perspectiva, un recurso válido para entender nuestras sociedades en el largo plazo y como parte de
problemáticas más amplias relacionadas con el poder, las dinámicas económicas y culturales a nivel global y los cambios culturales.
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