TALLER MARIANO MES DE MAYO NO. 02 Madre de La Iglesia

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AÑO DE LA FE

2012-2013
Homenaje a la

Santísima Virgen
Santísima Virgen María Inmaculada
Según el plan y el
tiempo fijado por
Dios para la
salvación de la
humanidad, la
santísima siempre
Virgen María fue
concebida, pero no
como los demás
seres, sino pura y
sin mancha, sin el
pecado original.
Algunos textos bíblicos
aseguran esta verdad.

El Génesis recuerda el
pecado de Adán y Eva y
el castigo del Señor.
Dios maldice a la
serpiente con estas
palabras:

“Pondré enemistades
entre tú y la mujer,
entre tu descendencia
y la suya; ella
quebrará tu cabeza y
tú estarás siempre
bajo sus pies”
(Gén.3,15)
Sobre estas palabras del libro
sagrado del Génesis pueden
considerarse tres reflexiones:

Que una mujer prodigiosa y


su descendencia vencerían a la
serpiente (o al pecado).
Que entre la serpiente y la
mujer habría enemistad
perpetua (ya que la gracia y el
pecado no pueden estar juntos).
Que el demonio (el pecado y
la muerte) quedaría vencido por
la victoria de esa mujer.
“Dios te salve María llena eres de gracia”

En el Nuevo Testamento, cuando el ángel Gabriel saluda a María con las palabras
“Dios te salve llena de gracia” (Lc.1,28), concretamente, llama Inmaculada a la
Virgen, porque precisamente en su inmaculada concepción Ella fue llena de gracia.
Los padres y doctores de la Iglesia, los místicos y los ascetas, los poetas y los
historiadores, los himnos y la doctrina de la sagrada liturgia, alaban y aclaman a la
Santísima e Inmaculada Virgen María como Madre de Dios
El Papa Beato Pío IX
recogiendo toda esa tradición y
anhelo del pueblo cristiano,
proclama el 8 de diciembre de
1854, con la Encíclica “Ineffabilis
Deus” ,el dogma de la Inmaculada
Concepción y, en este misterio,
María es objeto de alabanza por
toda la Iglesia universal.

Así se cumplen sus palabras


del Magníficat:
“Me llamarán
bienaventurada todas las
generaciones”
(Lc.1,48)
En la aparición de Lourdes, María misma confirma las palabras del Papa
en la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción.
María habla a Santa Bernardita:
“Soy la Inmaculada Concepción”
La Iglesia conmemora la
fiesta de la Inmaculada
Concepción el «ocho de
diciembre», día en que la
liturgia celebra coros de
alabanza en honor a María
Inmaculada.
En esta celebración, la
liturgia nos invita a
meditar sobre que
significa y representa
este misterio para la
salvación de la
humanidad.
Santísima Virgen creada por Dios
Por el pecado original, Adán y
Eva y todos los seres
perdimos la gracia santificante
Santidad
y el derecho al Cielo. original

Pero Dios Padre lleno de misericordia, en medio de su


justicia, promete la salvación a la humanidad.
Pecado original

Después de escuchar la as palabras de Adán y Eva explicando lo sucedido, Dios se


dirigió a la serpiente y le dijo:
“Pondré enemistades entre tú y la mujer, entre tu descendencia y la suya; ella quebrará tu cabeza y tú
estarás siempre bajo sus pies” (Gén.3,15).
Isaías el profeta de María
También, en el libro de Isaías se encuentra otra promesa:

“He aquí que la Virgen concebirá y dará a


luz a un Hijo y su nombre será Emmanuel”
(Is.7,14)
En esta profecía se ven dos acontecimientos
grandiosos:
Primero, se anuncia el gran misterio de la
Encarnación, hecho que se cumplió en ele
momento en que la Virgen Santísima dio su
consentimiento a las palabras del ángel
Gabriel.
En segundo lugar, se anuncia además el
nacimiento del Mesías, hecho que se
cumplió en Belén la noche de la Natividad del
Señor.
El Cantar
de los Cantares

Es el libro poético que proclama la asunción de María:


“¿Quién es ésta que va subiendo cual aurora naciente, bella como la luna, brillante como el sol, terrible
como un ejército en orden de batalla? (Cantar 6,10)
Salve aurora jubilosa

En este hermoso poema del Cantar de los cantares, se compara a María


con la aurora, porque su nacimiento fue anuncio de la venida de
Jesucristo.
María
Luna resplandeciente del Señor

Se compara con la luna, porque así como este astro


disipa las tinieblas de la noche.
La Santísima Virgen María, con el brillo de sus virtudes,
ahuyenta las tinieblas del pecado.
María sol sin ocaso

Se compara con el sol, porque Ella llena de


esplendor a todos los seres de la tierra.
María, reina de los ángeles
Y con un ejército, por el poder que Dios le ha dado para
vencer al maligno con el favor de los coros celestiales.
María
fue predestinada
por Dios, antes
que ninguna otra
criatura, a la
gracia, a la gloria
y a la dignidad
incomparable de
Madre de Dios.
María la bendita entre todas las mujeres
María dijo sí, y no pregunto por qué

La llamada de Dios determinó la vida


de María de Nazareth
Simeón el último profeta de María

Le predice la resistencia de su propio pueblo contra


Jesús, y su dolor como madre.
María
ES MADRE
El título "Madre de
Dios" es el principal y
el más importante de
la Virgen María, y de
él dependen todos los
demás títulos y
cualidades y
privilegios que Ella
tiene.
La Iglesia Católica quiere comenzar el año pidiendo
la protección de la Santísima Virgen María.

La fiesta mariana más antigua que


se conoce en Occidente es la de
"María Madre de Dios"
Ya en las Catacumbas
o antiquísimos
subterráneos que
están cavados debajo
de la ciudad de Roma y
donde se reunían los
primeros cristianos
para celebrar la
Eucaristía, en tiempos
de las persecuciones,
hay pinturas con este
sacrosanto nombre:
"María, Madre de Dios"
Si nosotros hubiéramos podido formar a nuestra madre,
¿Qué cualidades no le habríamos dado?

Pues Cristo, que es Dios, sí formó a su propia santa madre.


Y ya podemos imaginar que la dotó de las mejores cualidades que
una criatura humana puede tener.
Pero, ¿es que Dios ha tenido principio? No. Dios nunca tuvo
principio, y la Virgen no formó a Dios. Pero Ella es Madre de
uno que es Dios, y por eso es Madre de Dios.
Y qué hermoso repetir lo que decía San Estanislao:
«La Madre de Dios es también madre mía. Quien nos dio a su Madre santísima como madre
nuestra, en la cruz al decir al discípulo que nos representaba a nosotros: "He ahí a tu madre",
¿será capaz de negarnos algún favor si se lo pedimos en nombre de la Madre Santísima?»
En el año 431 el hereje Nestorio se atrevió a decir:
“Que María no era Madre de Dios”

El nestorianismo o difisismo (del griego physis, 'naturaleza')


Es una doctrina que considera a Cristo radicalmente separado en dos naturalezas,
una humana y una divina, completas ambas de modo tal que conforman dos entes
independientes, dos personas unidas en Cristo, que es Dios y hombre al mismo
tiempo, pero formado de dos personas distintas.
Concilio de Éfeso
se celebró entre el 22 de junio y el 16 de julio del año 431

Se reunieron los 200 obispos del mundo (la ciudad donde la Santísima Virgen pasó
sus últimos años) e iluminados por el Espíritu Santo declararon:
"La Virgen María sí es
Madre de Dios porque su
Hijo, Cristo, es Dios"
Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando
antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando:
"Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".
María es Madre de la Iglesia
Jesús, desde la cruz, nos dio a María como Madre:

"Jesús, habiendo visto a su Madre, le dice: Mujer, he ahí a tu hijo!.


Luego dice al discípulo: He ahí a tu Madre!". Y desde aquella hora
el discípulo la recibió en su casa. (Jn 19, 26-27)
Juan representa a todos los que, como el, desean ser el "discípulo
amado" de Jesús. Como el, llevamos a María a nuestra casa.
María Santísima es verdaderamente madre nuestra

Ella nos engendra continuamente a la vida sobrenatural.


Ella como madre intercede continuamente por nosotros ante su Hijo.
Ella siempre nos indica el camino a Cristo.
Ella nos concede las gracias necesarias para andar.
La Santísima Virgen María
fue solemnemente proclamada como

"Madre de la Iglesia"
En el Concilio Vaticano II el 21 de noviembre de 1964
Texto de proclamación como María, Madre de la Iglesia
“En verdad la realidad de la Iglesia no se agota en su estructura jerárquica, en su liturgia, en
sus sacramentos, ni en sus ordenanzas jurídicas. Su esencia íntima, la principal fuente de su
eficacia santificadora, ha de buscarse en su mística unión con Cristo; unión que no podemos
pensarla separada de Aquella, que es la Madre del Verbo Encarnado, y que Cristo mismo
quiso tan íntimamente unida a si para nuestra salvación.
Así ha de encuadrarse en la visión de la Iglesia la contemplación amorosa de las maravillas
que Dios ha obrado en su Santa Madre. Y el conocimiento de la doctrina verdadera católica
sobre María será siempre la llave de la exacta comprensión del misterio de Cristo y de la
Iglesia.
La reflexión sobre estas estrechas relaciones de María con la Iglesia, tan claramente
establecidas por la actual Constitución Conciliar (LG), nos permite creer que es este el
momento mas solemne y mas apropiado para dar satisfacción a un voto que han dado todos
los padres conciliares, pidiendo insistentemente una declaración explícita durante este
Concilio de la función maternal que la Virgen ejerce sobre el pueblo cristiano.
Así pues, para GLORIA DE LA VIRGEN Y CONSUELO NUESTRO, PROCLAMAMOS A MARÍA
SANTÍSIMA «MADRE DE LA IGLESIA», es decir, Madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los
fieles como de los pastores que la llaman Madre amorosa y queremos que de ahora en
adelante sea honrada e invocada por todo el pueblo cristiano con este GRATÍSIMO TITULO.
La divina maternidad es el fundamento de su especial relación con Cristo y de su presencia en
la economía de la salvación operada por Cristo, y también constituye el fundamento principal
de las relaciones de María con la Iglesia, por ser Madre de Aquel que, desde el primer
instante de la encarnación en su seno virginal, se constituyó en cabeza de su Cuerpo Místico,
que es la Iglesia. María, pues, como MADRE DE CRISTO, ES TAMBIÉN, MADRE DE LA IGLESIA”.
María es Madre Espiritual perfecta de la Iglesia

Al declarar a «María Madre de la Iglesia» se esta afirmando una realidad, no es


solamente un mero título. Corresponde a una real maternidad espiritual perfecta.
María es Madre Espiritual perfecta de la Iglesia

1- Porque es Madre de Jesús y su más íntima compañera en la «economía de la


salvación». Participó con su Hijo del sacrificio de la Redención y por él fue
proclamada madre no solo de su discípulo Juan sino de todo el género humano. "Ella
continúa desde el Cielo cumpliendo su función maternal de cooperadora en el
nacimiento y en el desarrollo de la vida divina en cada una de las almas de los
hombres redimidos“ (Vat.II)
María es Madre Espiritual perfecta de la Iglesia

2- Como toda madre humana, María, no se limita a dar vida


sino a alimentar y educar.
¿De qué modo coopera la Virgen María en el
incremento de los miembros del cuerpo Místico en la
vida de la gracia?

La Virgen María no está ociosa en el cielo


Mediante su incesante
intercesión inspirada por una
ardiente caridad y amor.
Ella aunque está inmersa en la
visión de la Trinidad no olvida a
sus hijos desterrados -como
ella un día- en la peregrinación
de la fe, ayudó ante su Hijo.
Más aún contemplándolos en
Dios y viendo sus necesidades,
en comunión con Jesús siempre
vivo para interceder por
nosotros, se hace nuestra
Abogada, Auxiliadora,
Intercesora, Mediadora.

Esto se sabe desde los primeros siglos: “bajo tu amparo…”


María es Madre Espiritual perfecta de la Iglesia

Su intervención obtiene de la mediación de Cristo la


propia fuerza y es una prueba luminosa de la fuerza de
Cristo. Su intercesión es en virtud de Cristo.
María es Madre Espiritual perfecta de la Iglesia

3- María, modelo y ejemplo de virtud. Además de la intercesión, Ella


ejerce sobre los hombres redimidos otro influjo: el ejemplo.
Su influjo es real e importantísimo, pues ella ha vivido perfectamente
las virtudes de Cristo.
Ella no sólo nos llama sino que su ejemplo nos mueve y nos anima a
vivir una vida de perfección. Así como el Poderoso hizo grandes cosas
en ella, así las puede hacer en nosotros si le permitimos.
María es Madre Espiritual perfecta de la Iglesia

Además, conviene tener presente que la eminente santidad de María, no


fue sólo un don singular de la generosidad divina; fue también el fruto
de la continua y generosa correspondencia de su libre voluntad a las
mociones internas del Espíritu Santo.
María es Madre Espiritual perfecta de la Iglesia

Por su perfecta armonía entre la gracia divina y la actividad de su naturaleza


humana, la Virgen dio suma gloria a la Santísima Trinidad y se convirtió en
insigne decoro de la Iglesia.
La Santidad de María mueve los fieles a levantar los ojos hacia ella pues brilla
como modelo de virtud ante la comunidad de los elegidos (LG.65)
4- Virtudes de María que
la Iglesia debe imitar:
-La fe y dócil aceptación de la Palabra de Dios.
-La obediencia generosa.
-La humildad sencilla.
-La caridad solicita.
-La sabiduría reflexiva.
-La piedad hacia Dios pronta al cumplimiento
de los deberes religiosos.
-La gratitud por los bienes recibidos; ofrece en
el templo, en la comunidad apostólica.
-Fortaleza en el destierro y en el dolor.
-La pobreza llevada con dignidad y confianza
en el Señor de quien es su esclava.
-El vigilante cuidado del hijo desde la
humildad de la cuna hasta la ignominia de la
cruz.
-Delicadeza provisora.
-Pureza virginal de cuerpo, mente y alma.
-Fuerte y casto amor esponsal.
-Oración confiada y esperanzada.
Jesús al pie de la cruz, nos da a María, como Madre espiritual no sólo del
creyente sino de toda la comunidad de creyentes que es la Iglesia. Cuando la
Encarnación, María acepta ser la madre del Mesías, o sea del Salvador, y a la vez,
necesariamente madre de los salvados. Ella es la madre de la Cabeza, y en el
orden de la gracia, se convierte también en madre del cuerpo místico. No se
puede concebir a una cabeza sin cuerpo. María da a luz virginalmente a Jesús en
Belén, y María nos da a luz a nosotros la Iglesia al pie de la Cruz, cuando tiene su
otra anunciación y acepta ser madre de los creyentes. Darnos a luz, conllevó
mucho dolor, no se desgarraron sus entrañas, pero sí su corazón.
María, Madre nuestra
Por el Bautismo nos convertimos en hijos de Dios

Esto significa que somos hermanos adoptivos de Cristo y si María es


la Madre de Cristo, entonces también es Madre Nuestra.
La Virgen María, también, es nuestra Madre en
cuanto nos otorga gracias porque colaboró, de
manera especialísima, en la obra de salvación
por su fe, esperanza y amor, para que los
hombres pudieran alcanzar la vida sobrenatural.
Ahora, Ella está a lado
de su Hijo resucitado y
glorificado y vela por
cada uno de nosotros
podamos alcanzar la
salvación.
Con su asunción a los
cielos, no terminó su
misión salvadora, sino
que ésta sigue a través
de sus muchas
intercesiones.
Oración a la Virgen como madre

A Tí que eres la Madre,


que amas con ternura,
venimos a ofrecerte nuestra vida
y a decirte que te amamos;
que somos tus hijos que confiamos
en el poder de tu protección.
Llévanos sobre tu corazón
junto al Niño que descansa en tus brazos,
consuélanos en la aflicción,
fortalécenos en la tentación.
Haznos crecer en la fe, en la esperanza,
y en el amor a Dios y a los hermanos.
Conserva en nuestro interior
la alegría de ser hijos de la Iglesia.
Impúlsanos para que seamos
entusiastas evangelizadores del Reino.
Y que tu bendición nos acompañe, Madre
hasta ver la hermosura de Dios en el Cielo.
Amén

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