Laudes 31 de Mayo de 2021

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La Visitación de la

Virgen María, fiesta

Laudes
V/. -Señor, Ábreme los
labios.

R/. -Y mi boca
proclamará tu alabanza.
Salmo 94: Invitación a
la alabanza divina

Ant: Aclamemos al
Señor, al celebrar la
Visitación de santa
María Virgen.
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos
salva;
entremos a su presencia dándole
gracias,
aclamándolo con cantos.

Ant: Aclamemos al Señor, al


celebrar la Visitación de santa
María Virgen.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus
manos.

Ant: Aclamemos al Señor, al celebrar


la Visitación de santa María Virgen.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador
nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ant: Aclamemos al Señor, al


celebrar la Visitación de santa María
Virgen.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en
Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a
prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis
obras.

Ant: Aclamemos al Señor, al celebrar la


Visitación de santa María Virgen.
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y
dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»

Ant: Aclamemos al Señor, al celebrar


la Visitación de santa María Virgen.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y


siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Aclamemos al Señor, al


celebrar la Visitación de santa
María Virgen.
Himno

Y salta el pequeño Juan


en el seno de Isabel.
Duerme en el tuyo Jesús.
Todos se salvan por él.
Cuando el ángel se alejó,
María salió al camino.
Dios ya estaba entre los
hombres.
¿Cómo tenerle escondido?
Ya la semilla de Dios
crecía en su blando seno.
Y un apóstol no es apóstol
si no es también mensajero.
Llevaba a Dios en su
entraña
como una preeucaristía.
¡Ah, qué procesión del
Corpus
la que se inició aquel día!
Y, al saludar a su prima,
Juan en el seno saltó.
Que Jesús tenía prisa
de empezar su salvación.
Desde entonces, quien te
mira
siente el corazón saltar.
Sigues salvando, Señora,
a quien te logre encontrar.
Salmo 62 2-9: El alma
sedienta de Dios

Ant: María se puso en


camino y fue aprisa a la
montaña, a un pueblo de
Judá. Aleluya.
Oh Dios, tú eres mi Dios,
por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca,
agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba
en el santuario
viendo tu fuerza y tu
gloria!
Tu gracia vale más que
la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos
invocándote.
Me saciaré como de
enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán
jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas
canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: María se puso en camino y


fue aprisa a la montaña, a un
pueblo de Judá. Aleluya.
Daniel 3,57-88.56: Toda la
creación alabe al Señor

Ant: En cuanto Isabel oyó


el saludo de María, saltó la
criatura en su vientre y se
llenó Isabel del Espíritu
Santo. Aleluya.
Criaturas todas del Señor,
bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por
los siglos.

Ángeles del Señor,


bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al
Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al
Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;


astros del cielo, bendecid al
Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al
Señor;
vientos todos, bendecid al
Señor.

Fuego y calor, bendecid al


Señor;
fríos y heladas, bendecid al
Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al
Señor;
témpanos y hielos, bendecid al
Señor.

Escarchas y nieves, bendecid


al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al
Señor;
rayos y nubes, bendecid al
Señor.

Bendiga la tierra al Señor,


ensálcelo con himnos por
los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al
Señor;
cuanto germina en la tierra,
bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al
Señor;
mares y ríos, bendecid al
Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al
Señor;
aves del cielo, bendecid al
Señor.

Fieras y ganados, bendecid al


Señor,
ensalzadlo con himnos por los
siglos.
Hijos de los hombres,
bendecid al Señor
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor,


bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid
al Señor.
Almas y espíritus justos,
bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón,
bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael,


bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los
siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo
con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por
los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda


del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado
por los siglos.
Ant: En cuanto Isabel oyó el
saludo de María, saltó la
criatura en su vientre y se
llenó Isabel del Espíritu
Santo. Aleluya.
Salmo 149: Alegría de los
santos

Ant: Dichosa tú, María, que


has creído, porque lo que te
ha dicho el Señor se
cumplirá. Aleluya.
Cantad al Señor un cántico
nuevo,
resuene su alabanza en la
asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su
Creador,
los hijos de Sión por su
Rey.
Alabad su nombre con
danzas,
cantadle con tambores y
cítaras;
porque el Señor ama a su
pueblo
y adorna con la victoria a
los humildes.
para tomar venganza de los
pueblos
y aplicar el castigo a las
naciones,
sujetando a los reyes con
argollas,
a los nobles con esposas de
hierro.
Ejecutar la sentencia
dictada
es un honor para todos sus
fieles.
Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y
siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Dichosa tú, María, que has


creído, porque lo que te ha dicho
el Señor se cumplirá. Aleluya.
Jl 2,27-3,1

Sabréis que yo estoy en medio de


Israel, el Señor, vuestro Dios, el
Único, y mi pueblo no será
confundido jamás. Después de
eso, derramaré mi Espíritu sobre
toda carne: profetizarán vuestros
hijos e hijas.
V/. El Señor la eligió y la predestinó.
R/. El Señor la eligió y la predestinó.
V/. La hizo morar en su templo santo.
R/. Y la predestinó.
V/. Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo
R/. El Señor la eligió y la predestinó.
Cántico Ev.

Ant: Cuando Isabel oyó el


saludo de María, dijo a voz en
grito: «¿Quién soy yo para que
me visite la madre de mi
Señor?»


Bendito sea el Señor, Dios de
Israel,
porque ha visitado y redimido a su
pueblo,
suscitándonos una fuerza de
salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde
antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de
nuestros enemigos
y de la mano de todos los que
nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a
nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres
de temor,
arrancados de la mano de los
enemigos,
le sirvamos con santidad y
justicia,
en su presencia, todos
nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán
profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la
salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia
de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo
alto,
para iluminar a los que viven en
tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu
Santo

como era en el principio, ahora y


siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Cuando Isabel oyó el saludo de


María, dijo a voz en grito: «¿Quién
soy yo para que me visite la madre de
mi Señor?»
Preces

Elevemos nuestras súplicas al


Salvador, que quiso nacer de
María Virgen, y digámosle:

Que tu Madre, Señor,


interceda por nosotros
- Oh Sol de justicia, a quien la
Virgen inmaculada precedía
cual aurora luciente,
haz que vivamos siempre
iluminados por la claridad de
tu presencia.

Que tu Madre, Señor, interceda


por nosotros
- Concédenos, Señor, imitar a
María, tu madre, que escogió
la mejor parte,
buscando el alimento que
perdura hasta la vida eterna.

Que tu Madre, Señor,


interceda por nosotros
- Redentor nuestro, que hiciste
de la Virgen María tabernáculo
purísimo de tu presencia y
sagrario del Espíritu Santo,
haz también de nosotros
templos de tu Espíritu.

Que tu Madre, Señor, interceda


por nosotros
Breve pausa…

Se puede agregar algunas intenciones

Que tu Madre, Señor,


interceda por nosotros
Terminemos nuestra oración
con la plegaria que nos
enseñó el Señor:

Padre nuestro que estás en el


cielo, santificado sea tu
Nombre;….
Final

Dios todopoderoso, tú que inspiraste a la


Virgen María, cuando llevaba en su seno a tu
Hijo, el deseo de visitar a su prima Isabel,
concédenos, te rogamos, que, dóciles al soplo
del Espíritu, podamos, con María, cantar tus
maravillas durante toda nuestra vida. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.
Ángelus

El Ángel del Señor anunció a


María
Y concibió por obra y gracia del
Espíritu Santo.

Dios te salve, María...


Santa María madre de Dios…
He aquí la esclava del Señor
Hágase en mi según tu
palabra

Dios te salve, María...


Santa María madre de Dios…
Y el verbo se hizo carne
Y habitó entre nosotros

Dios te salve, María...


Santa María madre de Dios…
Ruega por nosotros Santa
Madre de Dios
Para que seamos dignos de
alcanzar las promesas y
gracias de Nuestro Señor
Jesucristo.
Amén
Infunde, Señor, tu gracia en
nuestras almas, para que, los
que hemos conocido,
por el anuncio del Ángel, la
Encarnación de tu Hijo
Jesucristo, lleguemos por los
Méritos de su Pasión y su Cruz,
a la gloria de la Resurrección.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Gloria al Padre y al Hijo
y al Espíritu Santo
como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Gloria al Padre y al Hijo
y al Espíritu Santo
como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.
Gloria al Padre y al Hijo
y al Espíritu Santo
como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los
siglos. Amén.

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