Tipos de dilemas éticos
1. Dilema hipotético
Se trata de dilemas que colocan a la persona a
quien se le pregunta en una posición en la que se
ve confrontando una situación que es muy poco
probable que suceda en la vida real. No se trata
de fenómenos imposibles, pero son algo a lo que la
persona debe enfrentarse en su día a día de
manera habitual. No es necesario que la persona a
quien se le plantea el dilema sea el protagonista
de este, pudiendo preguntársele qué debería
hacer el personaje.
2. Dilema real
En este caso el dilema planteado versa sobre
un tema o situación que resulta cercana a la
personas a quien se le plantea, sea porque se
refiere a un suceso que ha vivido o a algo que
puede ocurrir con relativa facilidad en su día
a día. Aunque suelen ser menos dramáticos
que los anteriores, pueden resultar tanto o
más angustiantes por este motivo. No es
necesario que la persona a quien se le
plantea el dilema sea el protagonista de este,
pudiendo preguntársele que debería hacer el
personaje.
3. Dilema abierto o de solución
Los dilemas planteados como abiertos
o de solución son todos aquellos
dilemas en que se presenta una
situación y las circunstancias que la
rodean, sin que el protagonista de la
historia (que puede o no ser el sujeto
a quien se le plantea) haya realizado
aún ningu
4. Dilema cerrado o de análisis
Este tipo de dilema es aquel en el
que la situación planteada ya ha
sido solucionada de una forma u
otra, habiendo tomado una decisión
y realizado una serie de conductas
concreta. La persona a quien se le
plantea el dilema no debe decidir
qué se hace, sino valorar la
actuación del protagonista.
5. Dilemas completos
Se trata de todos aquellos
dilemas en los que se informa a
la persona a quien se le plantean
de las consecuencias de cada una
de las opciones que se pueden
tomar.
6. Dilemas incompletos
En estos dilemas no se hacen
explícitas las consecuencias de las
decisiones que tome el
protagonista, dependiendo en gran
medida de la capacidad del sujeto
para imaginar ventajas y
desventajas.
Ejemplos de dilemas éticos
.
1. Dilema de Heinz
Uno de los dilemas éticos más conocidos es el dilema de Heinz, propuesto por Kohlberg para analizar
el nivel de desarrollo moral de los niños y adolescentes (infiriéndose a partir del tipo de respuesta,
el porqué de la respuesta dada, el nivel de obediencia a las normas o la relativa importancia que
pueda tener su seguimiento en algunos casos). Este dilema se presenta de la siguiente manera:
“La mujer de Heinz está enferma de cáncer, y se espera que muera pronto si no se hace nada por
salvarla. Sin embargo, existe un medicamento experimental que los médicos creen que puede salvar
su vida: una forma de radio que un farmacéutico acaba de descubrir. Aunque esta sustancia es cara, el
farmacéutico en cuestión está cobrando muchas veces más cantidad de dinero de lo que le cuesta
producirla (le cuesta 1.000 dólares y cobra 5.000). Heinz reúne todo el dinero que puede para
comprarla, contando con la ayuda y el préstamo de dinero de todos sus conocidos, pero solo alcanza a
reunir 2.500 dólares de los 5.000 que cuesta el producto. Heinz acude al farmacéutico, a quien le dice
que su esposa se muere y a quien le pide que le venda el medicamento a menor precio o que le deje
pagar la mitad más tarde. El farmacéutico sin embargo se niega, aduciendo que debe ganar dinero con
él ya que ha sido quien lo ha descubierto. Dicho esto, Heinz se desespera y se plantea robar la
medicina.” ¿Qué debería hacer?
2. Dilema del tranvía
Un tranvía/tren circula fuera de control y a toda velocidad por una vía, poco antes
de un cambio de agujas. En esta vía hay atadas cinco personas, que morirán si el
tren/tranvía les alcanza. Tú te encuentras delante del cambio de agujas y tienes
la posibilidad de hacer que el vehículo se desvíe a otra vía, pero en el que se
encuentra atada una persona. Desviar el tranvía/tren hará que muera una
persona. No hacerlo, que mueran cinco. ¿Qué harías?”
Este dilema dispone además de múltiples variantes, pudiendo complicar en gran
medida la elección. Por ejemplo, la elección puede estar en que puede detener
el tranvía, pero ello hará que descarrile con una posibilidad del 50% de que todos
sus ocupantes mueran (y 50% de que todos se salven). O se puede buscar más la
implicación emocional del sujeto: proponer que en una de las vías hay cinco o más
personas que morirán si no se hace nada y en la otra una, pero que esta una es la
pareja, hijo/a, padre/madre, hermano/a o familiar del sujeto. O bien un niño.
3. Dilema del prisionero
El dilema del prisionero es uno de los dilemas empleados por John Nash para explicarlos incentivos
y la importancia de las decisiones no solo propias sino también ajenas para obtener determinados
resultados, siendo necesaria la cooperación para lograr el mejor resultado posible. Aunque es más
económico que ético, también tiene implicaciones en este sentido.
El dilema del prisionero propone la siguiente situación:
“Dos presuntos delincuentes son detenidos y encerrados, sin que puedan comunicarse entre sí, ante
la sospecha de su implicación en un robo a un banco (o un asesinato, dependiendo de la versión). La
pena por el delito es de diez años de cárcel, pero no existen pruebas palpables de la implicación de
ninguno en estos hechos. La policía le propone a cada uno de ellos la posibilidad de salir libre si
delata al otro. Si los dos confiesan el crimen cumplirán cada uno seis años de prisión. Si uno lo
niega y el otro proporciona pruebas de la implicación de éste, el informador saldrá en libertad y el
otro será condenado a los diez años de cárcel. Si los dos niegan los hechos, ambos permanecerán en
prisión un año.”
En este caso, más que de moral estaríamos hablando de las consecuencias de cada acto para uno
mismo y para el otro y de cómo el resultado depende no solo de nuestra actuación sino también de
la ajena.
4. El ladrón noble
este dilema plantea lo siguiente:
“Somos testigos de cómo un hombre roba un banco. Sin embargo, observamos
que el ladrón no se queda el dinero, sino que lo entrega a un orfanato que
carece de recursos para sustentar a los huérfanos que en él viven. Podemos
denunciar el robo, pero si lo hacemos es probable que el dinero que el
orfanato ahora puede usar para alimentar y cuidar a los niños tenga que
devolver lo robado”.
Por un lado, el sujeto ha cometido un delito, pero por otro lo ha hecho por
una buena causa. ¿Qué hacer? El dilema puede complicarse si se añade, por
ejemplo, que durante el atraco al banco ha muerto una persona.
5. El examen
A veces, la decisión correcta se da en una situación muy ambigua en la que no sabemos si hemos
cometido una infracción o no. Este dilema ético se basa en este tipo de situaciones. Nos plantea
este escenario:
"Estás en un aula de universidad realizando un examen: todos los alumnos estáis sentados en sillas-
pupitre alineadas, respondiendo a preguntas que deben ser respondidas por escrito. En determinado
momento, llevas varios minutos intentando resolver una pregunta que se te resiste, y viendo que no
vas mal de tiempo, decides descansar durante un par de minutos, para ver si desconectando puedes
evocar mejor los recuerdos. Sin embargo, tras llevar un rato con la mente en blanco y sin pensar en
nada en concreto y con la mirada perdida, te das cuenta de que acabas de ver la respuesta correcta
en la hoja de respuestas de la persona que tienes delante. Teniendo en cuenta que lo más probable
es que no fueras a poder recordar la respuesta correcta, ¿respondes a la pregunta, o la dejas en
blanco?".
Es una simple pregunta de un examen, pero... ¿debes hacerte cargo de haber "copiado", aunque
sea de manera no del todo voluntaria? ¿O por el otro lado no tienes la culpa de que tu mirada se
haya dirigido a la hoja de examen de la otra persona?
En ocasiones también debemos enfrentarnos a ellos en la vida real