Trastorno de La Personalidad Evitativa
Trastorno de La Personalidad Evitativa
Trastorno de La Personalidad Evitativa
A la edad de 32 años ya había tenido muchas crudas entre las cuales elegir. Había tomado su
primera bebida al entrar a la secundaria. Había sido un chico extraño, del tipo solitario, que
tenía gran dificultad para conocer a otras personas. Cuando todavía estaba en la preparatoria
comenzó a perder el pelo; ahora, excepto por las cejas y las pestañas, estaba completamente
calvo. También presentaba un movimiento involuntario ligero y persistente de la cabeza.
“Titubeo”, había dicho el neurólogo; “no se preocupe por eso”. El aspecto de su cabeza calva y
con movimiento constante en el espejo cada mañana era grotesco, incluso para él. Siendo
adolescente encontró que le era casi imposible establecer relaciones interpersonales; estaba
seguro de que a nadie le gustaría alguien tan peculiar como él.
Entonces, una noche Jack encontró el alcohol. “Desde el primer trago supe que había
descubierto algo importante. Con dos cervezas olvidaba todo acerca de mi cabeza. Incluso,
invité a salir a una chica. Ella no aceptó, pero eso no pareció importarme demasiado”.
“Cuando no estoy bebiendo no me siento triste o ansioso”, observó Jack. “Pero me siento solo
e incómodo conmigo mismo, y siento que otras personas pensarán lo mismo sobre mí.
Supongo que esa es la razón por la cual no hago amigos”.
Una vez terminada la escuela de leyes, Jack comenzó a trabajar para una firma pequeña
especializada en leyes corporativas. Lo apodaban “el topo”, porque pasaba casi todo el día en
la biblioteca legislativa sin investigación. “Es sólo que no me sentía cómodo viendo clientes —
nunca me llevo bien con las personas nuevas”.
La única excepción a este estilo de vida era la membresía que tenía Jack en el club
de filatelia. Había heredado una gran colección de timbres conmemorativos de su
abuelo. Cuando los llevó a la Sociedad filatélica pensó que le darían la bienvenida
con los brazos abiertos, y lo hicieron. Siguió ampliando la colección de su abuelo y
acudía a las reuniones una vez al mes. “Creo que me siento bien ahí porque no
tengo que preocuparme sobre si voy a gustarles. Tengo una gran colección de
estampillas que ellos pueden admirar”.
Evaluación de Jack Weiblich
Los síntomas de Jack eran generalizados (afectaban con intensidad su trabajo y vida social) y habían
estado presentes durante un tiempo suficiente (desde que era adolescente) para justificar un
diagnóstico de TP. Incluían las características siguientes del TPPE: evitaba el contacto interpersonal;
sentía que era poco atractivo; si bien pertenecía al club de filatelia, eso se debía a que estaba seguro
de que su colección sería aceptada; se preocupaba mucho por la posibilidad de ser rechazado.
Jack indicaba en forma explícita que no se sentía ni triste ni ansioso, pero aceptaba que había
consumido alcohol en exceso. Los trastornos relacionados con sustancias también llevan con
frecuencia al paciente con TPPE a entrar en contacto con los proveedores de atención de salud
mental.
Si bien Jack tenía un trastorno por consumo de alcohol, su clínico consideró que le estaba
generando pocas dificultades en el momento y que el problema fundamental que requería
tratamiento era el TP.
Bibliografía
Morrison, J. (2015). DSM-5 Guía para el diagnóstico clínico. México, D.F. :
Editorial El Manual Moderno.