Realismo y Naturalismo Literatura
Realismo y Naturalismo Literatura
Realismo y Naturalismo Literatura
es una corriente literaria del siglo XIX, que intensifica los caracteres del Realismo, reflejando en las obras
de los autores, los hechos que las ciencias tratan de reproducir a través de sus métodos experimentales, en
cuanto a la reafirmación de su concepción determinista de las actitudes humanas.
Positivismo. Este sistema filosófico sólo admite los conocimientos que se fundamentan en la experimentación.
Se basa en la aportación de las ciencias físicas y naturales. Los positivistas españoles defendieron el
evolucionismo y el determinismo, y difundieron las obras de científicos europeos como Darwin o Spencer.
Concepto
El realismo puede estar referido a lo que se ajusta a la realidad, como lo opuesto a lo fantástico
o imaginario; o al rey, como representante del sistema político monárquico.
En el primer sentido, decimos que alguien es realista cuando es objetivo con respecto a lo que
acontece, percibe la realidad sin disfraces impuestos por sus propios sentimientos y tendencias.
Por ejemplo: “Su realismo le permitió observar que el negocio que le proponían era inviable”
o “Es muy realista, nunca se deja llevar por sus sueños, proyecta sobre seguro”.
Realismo en México
(Ángel Efrén del Campo Valle; Ciudad de México, 1868-1908) Escritor mexicano.
Estudiante de medicina, abandonó sus estudios en aras de su vocación literaria y acabó
siendo empleado de Hacienda. Costumbrista singular, su realismo es impulsado por una
intensa ternura que en muchos casos lleva al narrador a verdaderos excesos sentimentales;
sin embargo, su sentimiento es siempre generoso, sin las profundidades ni la morbosidad
ocasional del naturalismo.
Derramó por periódicos y revistas numerosos artículos humorísticos firmados con el
seudónimo Tick-Tack y produjo tres volúmenes de cuentos con el seudónimo Micrós, a los
que tituló Ocios y apuntes (1890), Cosas vistas (1894) y Cartones (1897). Publicó en El
Nacional como folletín su novela corta La rumba.
Entre los novelistas mexicanos de su época, es posiblemente el autor más limitado en
cuanto a construcción y creación se refiere, pero es también el más ponderado y generoso,
y quizás el costumbrista más estimable; su finura y su sentido artístico, pese a lo
descuidado del lenguaje, le permiten lograr efectos literarios de indudable belleza. Nadie le
superó en la expresión del detalle con exactitud, brillantez y colorido.