BOSQUE SECO MARAÑON
Se extienden a través de las regiones
de Áncash, Huánuco, La Libertad,
Amazonas y Cajamarca.
Por aquí las lluvias no abundan y el
suelo parece cuartearse de lo árido de
su superficie. Cuesta creer que en un
lugar tan caliente como un desierto,
infinidad de plantas, aves y cientos de
personas, se aferren a vivir ahí.
En total, abarcan una extensión que
supera los 2 millones 293 mil hectáreas,
de las cuales solo el 0.1 % tiene una
categoría de conservación en una
porción del Parque Nacional Huascarán
en Áncash.
FAUNA
Dentro de este valle se han identificado
hasta el momento 22 de aves, 14 de reptiles
y dos anfibios endémicos, que solo pueden
encontrarse en este rincón del planeta.
La fauna la constituyen el oso hormiguero,
el zorro, el ratón de Sechura, vizcachas,
ardillas nuca blanca, cóndores, pavas,
pájaros carpinteros, boas, el cocodrilo
americano e iguanas.
FLORA
Solo en flora, “los Bosques Secos del Marañón son
extremadamente ricos en especies endémicas y
géneros. Albergan al menos 440 especies de plantas
leñosas, entre árboles y arbustos, de las cuales 143 son
especies endémicas que corresponden a cerca del 33% del
total de la flora.
La flora está representada vegetación xerófila (adaptada al
clima árido) con hojas pequeñas, escamas o espinosas, y
sabanas herbáceas, arbustivas y arbóreas, donde destacan
el algarrobo, el ceibo, el sapote, el faique y el porotillo.
Los Bosques Secos del Marañón son un ecosistema al
que hay que proteger. Por eso el Gobierno Regional de
Amazonas está impulsando el Área de Conservación
Regional (ACR) Bosques Tropicales Estacionalmente
Secos del Marañón para conservar 13 929 hectáreas,
distribuidas entre las provincias de Chachapoyas y
Luya, específicamente en los distritos de Providencia,
Pisuquia, Cochabamba y Balsas, en el departamento
de Amazonas.
El problema del endemismo es que vuelve vulnerables a
las especies que habitan ese espacio particular, porque
cualquier cambio brusco en el ecosistema puede acelerar
el proceso de extinción, ya que su distribución se reduce a
áreas muy pequeñas.
El problema de nuestros gobernantes es que no se dan
cuenta que la conservación no solo es un tema biológico,
es un tema social y económico. Si solo estamos mirando
cuántas aves nos quedan o cuántas hectáreas nos faltan
conservar, no vas a poder hacer la conservación que
esperas.