Los Principios Constitucionales Derivados de Los Valores Superiores
Los Principios Constitucionales Derivados de Los Valores Superiores
Los Principios Constitucionales Derivados de Los Valores Superiores
SUPERIORES
Los principios constitucionales pueden ser definidos como aquellos principios
generales del Derecho, que derivan de los valores superiores, en cuanto que
especificación de los mismos, que vienen reconocidos en el ámbito de las
normas constitucionales.
En virtud de este principio se pretende que toda actuación de los tres poderes
del Estado - ejecutivo, legislativo y judicial- se someta necesariamente a lo
prescrito por la ley.
Que los particulares puedan reclamar ante los Tribunales ante una actuación
ilegal de la Administración que suponga lesión de sus derechos. Este principio
supone el derecho a ser indemnizado como resultado de cualquier acción de la
dministración que suponga una lesión de derechos, tal y como reconoce - en el
sistema jurídico español- el artículo 106.2 de la Constitución:
Los particulares, en los términos establecidos por la ley, tendrán derecho a ser
indemnizados por toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y
derechos, salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea
consecuencia del funcionamiento de los servicios públicos.
En el derecho comparado encontramos disposiciones constitucionales
similares. Así, por ejemplo, el artículo 39 de la Constitución de Paraguay, de 22
de Junio de 1992, establece:
Toda persona tiene derecho a ser indemnizada justa y adecuadamente por los
daños o perjuicios de que fuese objeto por parte del Estado. La ley
reglamentará este derecho.
El principio de legalidad de los delitos y de las penas, que deriva del principio
constitucional de legalidad.
El principio de legalidad de los delitos y de las penas constituye hoy lo que se
ha llamado "la carta Magna del Derecho penal", porque es la máxima garantía
normativa frente al poder represivo del Estado.
Que el juez no puede castigar una conducta como delictiva si no existe una ley
promulgada y vigente con anterioridad a la realización del hecho delictivo, que
califique a esa acción como delictiva.
Que no se puede establecer por el juez una pena que no venga prefijada por
una ley anterior.
Que toda conducta delictiva deberá estar fijada de una forma clara y precisa en
la ley. Es lo que constituye el principio de tipicidad: una conducta, para que
pueda ser delictiva tiene que ser típica; esto es, susceptible de ser subsumida
en un tipo penal.
El principio in dubio pro reo, que como concreción del principio anterior significa
que en caso de que quepan dudas acerca de la culpabilidad de un procesado
habrá que decantarse por la libre absolución del mismo.
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L0S PRINCIPIOS HERMENEUTICOS DEL SISTEMA JURIDICO QUE VIENEN
RECONOCIDOS EN LAS NORMAS CONSTITUCIONALES
Los principios hermenéuticos del sistema jurídico -fundamentalmente, aunque
no exclusivamente, reconocidos en el sistema constitucional- pueden definirse
como aquellos que indican cómo debe interpretarse la Constitución y el resto
del ordenamiento jurídico.
La aplicación de los principios hermenéuticos del sistema jurídico supone la
obligación de interpretar las normas jurídicas de acuerdo con el sistema de
derechos humanos. En consecuencia, se trata de realizar una interpretación
que sea no sólo conforme a la Constitución, sino también que sea realizada
desde la Constitución.
El principio "in dubio pro libertate". Supone este principio que, en caso de duda,
habrá que estar a favor siempre del sentido más favorable para la existencia y
garantía de un derecho fundamental. Principio implícitamente reconocido en el
artículo 30 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y en el artículo
28 de la Declaración de los Derechos y Libertades Fundamentales de 16 de
Mayo de 1989.
B11.1.5. LOS PRINCIPIOS HERMENEUTICOS DEL SISTEMA JURIDICO
QUE ESTAN RECONOCIDOS EN LAS NORMAS JURIDICAS NO
CONSTITUCIONALES U ORDINARIAS Y QUE SON DERIVACION DE LOS
PRINCIPIOS HERMENEUTICOS ESTABLECIDOS EN LA CONSTITUCION
Algunos principios hermenéuticos de este tipo son, entre otros, los recogidos
en el artículo 3 del Código civil español: