Materiales para El Control de La Hemostasia

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Materiales para el control de

la hemostasia
• La evaluación y el control del sangrado en la clínica odontológica
representan un reto debido a la emergencia que pueden suponer sus
consecuencias. En cualquier caso se deberá realizar una buena
anamnesis, buscando antecedentes personales o familiares que
hagan sospechar de un trastorno de la hemostasia antes de comenzar
cualquier tipo de tratamiento odontológico cruento.
• También, deberemos conocer los procesos sistémicos que puede
padecer el paciente para saber si tiene alterados los mecanismos de
la hemostasia. Así pues, habrá que valorar muy bien a pacientes con
antecedentes de hemopatías u otros procesos que puedan afectar al
proceso de coagulación o que puedan presentar trombocitopenia.
Ante un sangrado profuso después de una extracción dental o de cualquier otro
procedimiento quirúrgico oral, lo primero que deberemos realizar es controlar la
hemorragia por medio de medidas a nivel local.
Entre éstas medidas están los métodos físicos que en general se aplican para controlar las
hemorragias en cirugía, tales como:

• Uso de la presión intensa y prolongada


• Comprimiendo con algún apósito la zona hemorrágica.
• Si se trata de un vaso importante se realiza la ligadura del mismo.
• Si es una zona más amplia se sutura o se comprimen los tejidos.
• La cera de hueso es un producto no absorbible, se ha comprobado que la reparación
ósea se ve limitada por este material, pudiendo producir inflamación por reacción a
cuerpo extraño e incluso facilitando la infección.
• Sulfato cálcico, obstruyendo los pequeños vasos abiertos en el hueso. Suele reabsorberse
tras unas 3 semanas y se presenta en forma de polvo y líquido que al mezclarse forman
una masa que se aplica
• Así mismo, tendremos métodos térmicos como la aplicación de frío localmente,
favoreciendo la vasoconstricción de la zona y evitando no sólo la salida de sangre
sino el edema.
• También se usan habitualmente métodos eléctricos, como el electrocauterio o
últimamente el láser CO2.
• Se pueden emplear métodos o productos químicos que pueden actuar de astringentes-
estípticos como el cloruro de aluminio, el sulfato férrico o el ácido tánico. Producen la
precipitación de proteínas y por lo tanto una obstrucción mecánica a la hemorragia de
los vasos sanguíneos lesionados aunque últimamente la tendencia es a no utilizarlos.
• Sí que es más usada la producción de vasoconstricción en el área de trabajo quirúrgico
con epinefrina (vasoconstrictor) para disminuir el aporte de sangre.
• Entre los materiales hemostáticos tópicos que van a favorecer, como su nombre
indica, la producción de hemostasia, está la gelatina absorbible, que puede
presentarse en forma de polvo, láminas o esponja. Es insoluble en agua, pero se
humedece en una solución estéril de cloruro sódico o de trombina, antes de su
inserción en la zona sangrante. Suele formar un tapón que favorece la
coagulación, aunque podría, en situaciones desfavorables, facilitar la infección del
alvéolo. Se absorbe en pocos días. Se ha usado en pacientes que toman agentes
antitrombóticos
• La trombina tópica deriva de proteínas bovinas y facilita directa y rápidamente la
conversión del fibrinógeno en fibrina. El colágeno absorbible deriva de colágeno bovino
purificado y liofilizado. Se presenta en láminas, que se cortan según el tamaño que
necesitemos y se posicionan sobre la zona sangrante en hemorragias leves o moderadas,
comprimiendo encima unos 2-5 minutos13. El colágeno hemostático microfibrilar se
presenta estéril, seco, insoluble en agua y con consistencia fibrosa. Su mecanismo es
atrapar las plaquetas en su estructura, favoreciendo la adhesión
• La esponja de fibrina se obtiene de la fracción I de Cohn, coagulando
luego el fibrinógeno con la adición de trombina, en forma de esponja
sólida y secando más tarde el producto a la temperatura de la
coagulación al vacío. La esponja de fibrina favorece la coagulación
como una superficie extraña junto con el aporte de trombina
• La celulosa oxidada es una forma de algodón que se hace absorbible porque está
especialmente tratada mediante la oxidación con dióxido de nitrógeno. Al estar
en contacto con la sangre se expande y se adhiere a las superficies de los tejidos,
comportándose como un coá- gulo artificial. Sólo debe emplearse para controlar
la zona sangrante y no como un apósito sobre las heridas, porque retrasaría la
reparación dificultando la reepitelización. Se puede aplicar fibrina autóloga en
forma de gel; no es tóxica ni tiene efectos colaterales. Se adhiere rápidamente a
la zona sangrante y facilita la formación del coágulo. Se suele colocar encima de la
zona de la incisión una vez repuesto el colgajo y suturada la herida
• Las partículas esféricas microporosas constituyen un nuevo material que se extrae de una planta y
se manipula tecnológicamente para obtener un polímero formado por micropartículas esféricas
de igual tamaño y muy porosas, que se degradan biológicamente de forma rápida. Una vez
utilizado el producto no produce efectos adversos ni reacción a cuerpo extraño. Este nuevo
material ha sido usado entre otras en cirugía hepática y vascular. Se aplica en polvo sobre la zona
sangrante y se mezcla con la sangre; encima se aplica una gasa a presión durante unos minutos.
Su mecanismo de acción se basa en que al colocarlo se produce una gran absorción del fluido del
plasma y se concentran en esa área proteínas como la trombina y el fibrinógeno, entre otras, y
elementos formes como las plaquetas, favoreciendo por tanto los mecanismos hemostáticos21. El
cianocrilato se utiliza como pegamento o adhesivo tisular, aunque también favorece las
condiciones hemostáticas. Es biocompatible, bacteriostático y biodegradable. Se aplica en la zona
de sangrado ayudando a formar un tapón que favorece la hemostasia, teniendo la ventaja de
polimerizar en presencia de sangre22. En las técnicas para el control de la hemostasia a nivel
local, se suele utilizar sobre la zona sangrante una gasa embebida en un antifibrinolítico tipo
ácido aminocaproico o ácido tranexámico11. Ambos son derivados sintéticos de la lisina, siendo el
ácido tranexámico el más utilizado, por tener mayor potencia y vida media. Su efecto primario es
inhibir la fibrinolisis y estabilizar al coágulo; sin embargo, no activa la coagulación ni genera
trombina.

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