Clases Sociales Pierre Vilar
Clases Sociales Pierre Vilar
Clases Sociales Pierre Vilar
Para la elaboracin de una teora de la historia latinoamericana es fundamental entender la especificidad de sus clases sociales. As podremos aproximarnos al estudio de sus peculiares procesos de lucha de clases evitando cometer los errores de los historiadores y analistas polticos que se trasladaron mecnicamente a nuestra Amrica el modelo europeo de comportamiento de las clases. En el captulo sobre las formaciones sociales hemos tratado de explicar el origen y desarrollo de las clases en Amrica latina, que ampliaremos ms adelante al analizar otros movimientos sociales. CONCEPTO DE CLASES SOCIALES Los intereses ms profundos de las clases se manifiestan a travs de la lucha de clases. Es un error suponer que primero se constituyen las clases y despus entran en conflicto. Las clases no existen sino en y por la lucha de clases. Clase, conciencia de clase y lucha de clases forman un todo nico e indivisible. La mayora de los socilogos se limita al estudio de lo abstracto de la estructura social. Olvidando que las clases se expresan en la lucha de clases, que no es un mero nivel o instancia social, sino el punto de condensacin o la sntesis de las contradicciones de una sociedad. Las clases sociales constituyen el basamento que explica el trasfondo de los proyectos polticos, de las manifestaciones culturales, de la ideologa y del modo de vida. Las clases sociales -dice Lucien Goldmann- constituyen las infraestructuras de las visiones del mundo. Cada vez que se trata de hallar la infraestructura de una filosofa, de una corriente literaria o artstica, llegamos, no a una generacin, nacin o iglesia, a una profesin o grupo social, sino a una clase social y a sus relaciones con la sociedad. El mximo de conciencia posible de una clase social constituye siempre una visin psicolgicamente coherente del mundo que se puede expresar en el plano religioso, filosfico, literario o artstico.1 Numerosos autores han definido con acierto a las clases sociales segn el papel que juegan en un sistema histrico-concreto de produccin social, su relacin con los medios de produccin y la propiedad privada, la forma de apropiacin del plusproducto social, las riquezas e ingresos por el trabajo productivo e improductivo, en fin, segn el mecanismo por el cual un sector de la sociedad se apropia del trabajo de otros. Sin embargo esta definicin no agota la caracterizacin de las clases sociales porque falta un factor importante: la conciencia de clase. Una clase no debe ser definida solamente por su estructura o por la llamada clase en si. La categora clase en si no se refiere a ninguna expresin de conciencia sino solamente a la existencia de la clase como parte de la estructura de una formacin social. Siempre hay que distiguir entre la clase como estructura y la posicin o una fraccin de ella, temtica que desarrollaremos ms adelante. Es necesario analizar las clases y su estadios de desarrollo, su comprensin de la realidad global y su proyecto histrico, es decir, su conciencia para s o su conciencia poltica de clases. Esto es vlido para todas las clases, no slo para el proletariado. De lo contrario no podramos comprender el papel jugado por la burguesa europea contra el feudalismo, y tampoco el proceso de conciencia poltica de clase que condujo a la burguesa criolla a plantearse la revolucin por la independencia y la toma del poder poltico rompiendo con el nexo colonial con Espaa. Para ciertas corrientes sociolgicas, como el estructural-funcionalismo, slo existe la estratificacin social.2 La confusin entre clase social y estrato no es ingenua sino que tiene por finalidad barrenar el concepto marxista de las clases, ya que los estratos seran agrupaciones de individuos que tienen caractersticas y valores comunes relacionados con el prestigio, el ingreso, el poder, la educacin, etctera. La desigual distribucin de estos valores -cuya evaluacin
depende frecuentemente de la subjetividad del investigador- determina la clasificacin de los estratos, que deberan ser funcionales al sistema. De ah, la divisin en la clase alta-alta, clase alta, clase media alta, clase media baja y clase alta. Estas clases -medidas ms por su altura que por su participacin en el proceso productivo- no son homogneas, ni tienen una base concreta de cohesin respecto de las relaciones de produccin. Es obvio que el objetivo del estructural-funcionalismo, especialmente el norteamericano, es incorporar el problema de las clases como expresin fenomnica y no estructural para poder explicar los comportamientos y conflictos disfuncionales al sistema capitalista. Esta misma escuela sociolgica, retomando el enfoque weberiano, trata de velar la existencia de las clases al replantear las categoras de estamento y casta, especialmente para los regmenes precapitalistas, como si estas estratificaciones sociales hubieran dado origen a las clases sociales recin con el advenimiento del sistema capitalista. En rigor, las castas y los estamentos fueron el resultado de la existencia de desigualdades y clases sociales. No hay por consiguiente, sociedades de castas sino sociedades de clases, donde en algunos casos, como la India antigua, la desigualdad social se expresaba en castas con atributos hereditarios. Podemos plantearnos -dice Vilar- la posibilidad de que algunas clases sociales que originariamente no tuvieron nada de hereditarias, llegaron a serlo por la presin de las clases que tenan necesidad de encerrarse en esa condicin(...). Pero si nos fijamos en el vocabulario original, nos damos cuenta de que la India no ha tenido una divisin fundamental muy distinta de la de los restantes indoeuropeos: sacerdotes (brahamanes), guerreros (rajs), trabajadores.3 El hecho de que la casta dominante haya procurado evitar la movilidad social llegando a establecer la prohibicin de casarse entre personas de distinto origen social y la regimentacin del trabajador forzado hereditario -que nace y muere en su casta- ha conducido a sostener que las castas precedieron a las clases, cuando es sabido que precisamente la existencia previa de las clases permiti posteriormente la estructuracin de las castas y su legitimacin jurdica, a travs de la justificacin ideolgica y religiosa de los privilegios hereditarios. Segn Bag, una clase puede transformarse en casta en una etapa de su evolucin. Un sistema de castas puede estar entretejido entre un sistema de clases.4 De todos modos, es importante analizar la especificidad del enfrentamiento social en las sociedades de clases cristalizadas en castas, porque tuvo caractersticas cualitativamente a la lucha de clases en la sociedad capitalista. Por otra parte, los webwrianos y estructural-funcionalistas prefieren hablar de estamentos en lugar de clases sociales cuando se refieren a la sociedad europea en transicin del feudalismo al capitalismo, como si las clases no hubieran existido en el Medioevo, como si los seores feudales y los siervos no hubiesen sido clases sociales. Estos estamentos, llamados entonces rdenes -nobleza, clero, pueblo o tercer estado llano-, eran la expresin jurdico-poltica de una sociedad de clases en transicin al capitalismo. Personalmente -afirma Vilar- no creo que haya diferencias de naturaleza entre ellas sociedades de rdenes (e incluso de castas) y de las sociedades de clases. Sus diferencias se encuentran nicamente en el nivel de cristalizacin jurdica (o consuetudinaria o mstica) de las relaciones de funcin. Claro est que ello constituye el inters cientfico e histrico de una clasificacin de las sociedades con las funciones cristalizadas, los privilegios legalizados y los cambios de una funcin a otra cargados de dificultades, y sociedades en las que, en principio, el juego econmico y social realiza espontnea y libremente la distribucin de bienes, funciones y autoridades. No hay que confundir la India de castas, la China de los mandarines, la Francia de los tres rdenes, la Inglaterra del siglo XIX y la Rusia sovitica de los aos 30.5 La falta de una teora afinada de las clases sociales para los regmenes precapitalistas dificulta el anlisis histrico, tanto de Europa como de Asia, Africa y Amrica latina, especialmente de su perodo colonial y republicano decimonnico. La teora de las clases ha sido elaborada fundamentalmente para comprender el mecanismo de funcionamiento del sistema capitalista. Aunque Marx no alcanz a realizar un anlisis sistmico de las clases sociales, plante criterios bsicos para definirlas. Entre ellos, la propiedad privada de los medios de produccin, la venta de fuerza de trabajo y las actividades
por cuenta propia. As, se han podido detectar tres clases sociales en el capitalismo: la burguesa, la clase trabajadora y la pequea burguesa. Incluimos las capas medias asalariadas dentro de la clase trabajadora porque, al igual que otros explotados, venden su fuerza de trabajo. Hay que distinguir, pues, entre la pequea burguesa -propietaria de algn medio de produccin, comercio o transporte- y las nuevas capas medias que solamente viven de un sueldo o salario. Si bien es cierto que el proletariado genera mayor riqueza a travs del trabajo productivo, no por ello es el nico sector de clase explotado, pues existen otros que haciendo trabajo improductivo tambin son oprimidos. La distincin entre trabajo productivo e improductivo es importante para saber cul es el sector explotado que genera el plusproducto sustancial de una sociedad,6 pero no es fundamental en el proceso de desarrollo de la conciencia poltica de cambio social, como se ha demostrado en las revoluciones socialistas del presente siglo. Los llamados trabajadores improductivos de Cuba y Nicaragua desempearon en la insurreccin popular un papel tanto o ms revolucionario que quienes realizaban trabajo productivo. Por otra parte, en la sofisticada industria contempornea, luego de la denominada revolucin cientfico-tcnica, resulta cada vez ms difcil establecer la diferencia entre trabajadores productivos e improductivos debido al papel que juegan las capas medias asalariadas (tcnicos, operarios de computacin, etc.) que, al igual que los obreros, estn plenamente insertos en el proceso productivo. En las sociedades altamente industrializadas la tendencia a la a la polarizacin entre dos clases -burguesa y proletariado- es ms ostensible que en los pases semicoloniales dependientes.7 De ah la necesidad de profundizar creadoramente en la estructura de clases de Amrica latina, donde junto a la burguesa y al proletariado industrial existe un fuerte proletariado rural, minero y urbano no fabril, un numeroso campesinado pobre, una vasta pequea burguesa rural y urbana, capas medias asalariadas en vertiginoso crecimiento, adems de comunidades indgenas, que tambin constituyen fuerzas motrices del cambio social. La definicin de las clases no se agota en Amrica latina con los conceptos sealados ms arriba, sino que es necesario considerar la relacin etnia-clase, especificidad que cruza nuestra historia de los ltimos cinco siglos. Los combates de los indgenas y negros no pueden ser explicados solamente por la condicin de clase, sino que es fundamental considerar su etnia. Sin este complemento no sera posible analizar la lucha de clases durante la Colonia, por el papel desempeado por los indgenas y negros, mestizos, zambos y mulatos. Tampoco es posible hacerlo para los siglos XIX y XX si no se considera la relacin etnia-clase. LA RELACION ETNIA-CLASE Para comprender cabalmente la lucha de clases en Amrica latina es esencial analizar la relacin etnia-clase, problema ignorado por la historiografa tradicional y soslayado por la mayora de los marxistas, a tal punto que desde los escritos pioneros de Maritegui no hay estudios serios sobre el tema. Se hace un anlisis tan reductor que el de la etnia se diluye en un problema exclusivo de clase. Sin el estudio de la relacin etnia-clase es imposible explicar la lucha de clases, el modo de vida y las diversas manifestaciones de nuestra cultura. Justamente, la especificidad de Amrica latina slo puede entenderse a la luz de la relacin etnia-clase. La matriz societaria de los pueblos latinoamericanos estuvo constituida por los indgenas y negros, quienes al cruzarse entre s y con blancos dieron mestizos, mulatos y zambos. Es imposible explicar la historia de Brasil, Cuba, Venezuela, Panam y otras zonas del Caribe sin considerar la etnia negra y su cultura afroamericana, como tampoco puede entender la historia de Mxico, Centroamrica y la regin andina sin analizar su raz indgena. En algunas regiones caribeas donde los aborgenes no alcanzaron a ser totalmente exterminados, como Venezuela y Panam, los indgenas siguieron jugando, junto a los negros, un papel importante en la sociedad colonial y republicana. Los historiadores tradicionales han puesto el acento en el mestizaje del indio con el blanco, que expresara una forma de europeizacin o blanqueamiento. Segn Mosonyi, al poner
de relevancia el mestizaje indgena con el europeo se ha tratado de opacar el mestizaje del indgena con el africano.8 Se est generando una cierta ideologa del mestizaje que conduce a la desculturacin. El planteamiento acerca del mestizo profundamente hispanizado impide comprender gran parte de nuestras culturas indgenas, que tuvieron milenios de historia antes de la llegada de los espaoles y que siguieron subsistiendo hasta la actualidad, sin atravesar por procesos de mestizaje. Para evitar anlisis reductores y unilaterales, tanto de clase como de etnia en abstracto, es necesario hacer un anlisis del papel histrico de las etnias y las clases y su interrelacin dinmica. Durante la sociedad precolombina las diversas etnias jugaron un papel decisivo, aunque ya existan diferencias de clases en las formaciones sociales inca y azteca. A partir de la conquista hispano-lusitana, la relacin etnia-clase se configur de manera multifactica porque a las etnias indgenas se les sumaron las multietnias africanas. La explotacin en las minas, haciendas y plantaciones dio lugar a las primeras clases explotadas, bajo la forma de esclavitud indgena y negra. Otro sector indgena, bajo el rgimen de encomienda y mitas y, posteriormente, los inquilinos, terrazgueros y aparceros, fueron explotados mediante relaciones serviles de produccin. Al mismo tiempo, un sector de indgenas y mestizos constituy el primer embrin del proletariado, cuando en las minas se impuso el rgimen del salariado. Durante el siglo XVIII importantes franjas de mestizos se hicieron peones de las haciendas en crecimiento, adems de artesanos y pequeos comerciantes en las ciudades. Por su parte, las comunidades indgenas mantuvieron su forma comn de produccin, aunque alterada por el tipo de economa impuesta por los colonizadores en las sociedad global. Esta estructura de clases estaba ntimamente relacionada con las etnias; en los movimientos indgenas, la lucha por la defensa de la tierra fue preponderante. En cambio, en las luchas por el salario y mejores condiciones de vida lo fundamental fue el inters de clase. En el sector negro, la condicin de clase se fue acentuando por encima de la etnia, aunque sta segua siendo importante, ya que inclusive en caso de manumisin el negro era igualmente discriminado. En cuanto a reivindicaciones y mtodos de lucha, exista una diferencia importante entre indgenas y negros. Mientras stos no tenan por objeto defender o reconquistar tierras que nunca tuvieron en suelo americano, los indgenas siguieron combatiendo durante siglos por las tierras que les arrebataron los conquistadores. Mientras los negros fueron perdiendo su lengua materna y parte de su cultura africana a raz de la brutal explotacin de los esclavistas, los indgenas conservaron su idioma y sus tradiciones culturales. A pesar de estas diferencias, indgenas y negros, mestizos, zambos y mulatos lucharon juntos contra sus enemigos comunes, tanto por razones tnicas como de clase, aunque ms por interese comunes de clase explotada. Los conflictos tnicos eran al mismo tiempo expresin de fenmenos clasistas y adquiran una realidad propia, relativamente autnoma, que influa sobre la dinmica de la lucha de clases, como ocurri con la gran rebelin de Tupc Amaru. Algunos autores, como Aldo Solari, han llegado a sostener que las relaciones entre dominantes y dominados eran exclusivamente tnicas: las relaciones entre colonizadores y colonizados seran durante el tiempo colonial relaciones intertnicas.9 Este soslayamiento de la estructura de clases y, sobre todo, de la lucha real de clases, ha sido al parecer heredado de Stavenhagen, quien afirma que las relaciones de clase entre indios y espaoles -incluyendo criollos- se presentaban bao la forma de relaciones coloniales.10 Stavenhagen confunde la ideologa de dominadores -que enmascaraba las relaciones de clase poniendo nfasis en la relacin colonial para justificar la explotacin de indios y negros con la estructura de clases que inequvocamente se gener en las minas, plantaciones y haciendas. Precisamente estas formaciones sociales plantean la necesidad de relacionar las categoras de etnia y clase. Sera un error unilateralizar el anlisis de los combates indios y negros solamente desde un punto de vista de clase, puesto que muchos de estos movimientos no podran ser cabalmente comprendidos si no se tuviera en cuenta tambin la motivacin tnica. Ms an, la lucha conjunta que a menudo dieron indgenas, negros, zambos y mulatos no puede explicarse si no es a travs de los factores tnicos que los unan en el combate contra el blanco
conquistador y explotador. Y, a la inversa, considerar exclusivamente la variable etnia impedira entender las razones de clase que impulsaron a un vasto sector de indgenas a realizar movimientos reivindicativos por salarios, mejores condiciones de vida y de trabajo junto a los negros, mestizos, zambos y mulatos. Estas variables estaban en general cruzadas e ntimamente ligadas. Frecuentemente se daban movimientos combinados entre los indgenas de las comunidades que se rebelaban en defensa de su tierra y los aborgenes que trabajaban en las explotaciones espaolas. En algunos casos, como el de la revolucin haitiana (1795-1804), se combinaron la revolucin anticolonial, tnica y de clase. Durante los siglos XIX y XX la relacin etnia-clase continu dando su impronta especfica a nuestro continente, priorizndose cada vez ms las relaciones de clase sobre las de etnia, especialmente a partir de la segunda colonizacin de la frontera, ya que los nuevos despojos de tierra obligaron a los indgenas a entrar en un camino forzado de proletarizacin. Proceso similar, aunque por distintos motivos, se dio con los negros que, al dejar de ser esclavos se convirtieron en asalariados, en pequeos productores o en trabajadores bajo condiciones semiserviles de produccin. No obstante las leyes abolicionistas, continuaron siendo discriminados y postergados dentro de la sociedad por los blancos, cualquiera fuese su condicin de clase. Con la expropiacin de las tierras y la venta forzosa de la fuerza de trabajo, la cuestin de clase se combin de manera entonces evidente con el problema tnico de las nacionalidades indgenas. Algunos se hicieron pequeos propietarios, muchos jornaleros, y unos pocos obreros industriales urbanos. No slo comenzaron a enfrentar a la clase dominante como opresora de sus etnias sino tambin a la burguesa como clase explotadora. La sociedad indgena se enfrent como un todo al sistema y al Estado burgus. En sntesis, la relacin etnia-clase fue adquiriendo nuevas formas a medida que evolucionaba el propio sistema de dominacin capitalista. Especialmente en el siglo XX, los conflictos tnicos han sido a veces expresin derivada o encubierta de fenmenos clasistas, adquiriendo una dinmica relativamente autnoma que influye sobre el conflicto de clases de manera particular. Con la abolicin de la esclavitud, un sector de negros se hizo proletario, otro campesino, artesano o comerciante. Se produjo as una dispersin de este sector que cuando era esclavo estaba compactado como clase. La condicin de clase en la poca contempornea ha tomado definitivamente preponderancia sobre su etnia, aunque para la ideologa de la clase dominante el color seguir siendo un estigma, inclusive para la actividad laboral. En varios pases ha desaparecido la discriminacin abierta, pero ha sido reemplazada por otra ms sutil, que ha medianizado la organizacin de los negros como etnia explotada y oprimida. En cambio, sigue la lucha de los indgenas por su autodeterminacin. La explicacin es que los indgenas han llevado una lucha ancestral por su tierra, conservando la identidad cultural e idiomtica. Por el contrario, los negros jams fueron despojados de tierras que nunca tuvieron en Amrica, como lo hicieron los espaoles y portugueses con los indgenas. Adems los negros han perdido su idioma africano, su identidad idiomtica est dada por el espaol o portugus y, en las Guayanas y Antillas, el francs, ingls u holands. Su tradicin cultural no es totalmente africana sino un sincretismo que se fue generando en Amrica latina, producto de una mezcla de ciertas tradiciones afro, de formas no cristianas unidas con la religin catlica y sectas protestantes. El concepto de etnia -asimilado peyorativamente con el de raza- se refiere no tanto al color sino fundamentalmente a comunidades con costumbres, religin, lengua y tradiciones comunes, solidaridad colectiva, etnociencia, arte y cultura propios. La memoria histrica sostiene Bonfil- es consustancial a la identidad tnica y a su expresin poltica: la etnicidad. La conciencia tnica es conciencia de la diferencia (...) reclama el derecho a la diferencia y a la supresin de la desigualdad. La conciencia histrica, entonces, no slo debe dar cuenta del origen de la diferencia sino tambin del origen y desarrollo de la desigualdad.11 La etnia es una expresin social y cultural que cambia ms lentamente que las clases, pero est inserta en el proceso de la lucha de clases desde que surgieron las sociedades de clases en Amrica. La etnia blanca europea se impuso por la fuerza sobre las etnias indgenas, estableciendo un rgimen de explotacin y dominacin de clase que pas a ser fundamental, por
encima del color de la piel, pues tambin fueron explotados posteriormente los propios blancos pobres, ya que en una misma etnia pueden darse diferentes sectores de clases. A pesar de su relevancia, la lucha intertnica no fue primaria, sino que lo fundamental residi en la explotacin de clase impuesta por los dominadores colonialistas, quienes a su vez utilizaron como colaboracionistas a ciertos caciques aborgenes y, luego, a capataces negros. La ideologa racista se configur, precisamente, en funcin de la explotacin de clase. Es obvio que las etnias fueron anteriores a las clases, pero a partir de la conquista hispano-lusitana el proceso histrico estuvo cruzado por la explotacin de clase. El anlisis de estas sociedades debe fundamentarse en la prctica de las clases sociales en la produccin y la poltica, y no en las etnias, aunque stas pueden desempear un papel relativamente autnomo en determinados momentos del proceso social. En consecuencia, todo enfoque de los problemas tnicos debe hacerse en el contexto de la lucha de clases, procurando no caer en el reduccionismo de clase. El combate tnico, con sus especificidades y reivindicaciones propias, forma parte en la poca moderna del proceso de lucha de clases, ya que su dinmica conduce a un enfrentamiento con la clase dominante y el Estado. Existen idelogos del indigenismo oficial y del etnopopulismo que, utilizando la diferencia entre lo tnico y lo clasista, rechazan toda posibilidad de analizar la situacin de dominacin de los grupos tnicos desde la perspectiva de la lucha de clases. El etnopopulismo convertido en algunos pases en poltica estatal- pretende la restauracin de la pureza original de las etnias indgenas, para luego reiniciar su desarrollo integrado al Estado-nacin. Hctor Daz Polanco sostiene con razn que todo grupo tnico oprimido adopta una posicin que lo enfrenta a la clase dominante en la sociedad contempornea. Por ende, las reivindicaciones tnicas no son incompatibles con las demandas clasistas de los explotados, ya que sus miembros, de una u otra manera, estn insertos en el sistema de relaciones de produccin y dominacin impuestas por el capitalismo.12 El Estado trata de integrar a los indgenas mediante una poltica desarrollista y una ideologizada unidad nacional, reafirmando su papel auroritario al determinar los criterios de unidad nacional, de culto religioso, de estructura partidaria y de incorporacin de la fuerza de trabajo de las comunidades tnicas subordinadas, a las cuales siempre calific de refractarias a la manoseada idea del progreso. Para justificar este atropello ancestral a las minoras tnicas se esgrime el concepto de Estado-nacin, de por s contradictorio ya que en un mismo estado pueden convivir varias nacionalidades. Estado y nacin son categoras polticas distintas, que el capitalismo condens arbitrariamente en el llamado Estado-nacin, autorrogndose la soberana popular bajo la repblica burguesa, cuando en rigor su autoritarismo, su comportamiento y finalidades chocan con las etnias y sus respectivas nacionalidades. El concepto de soberana es contradictorio con el de solidaridad tnica, pues el Estado no respeta la autodeterminacin de las minoras nacionales. Puede imponer compulsivamente a las etnias una ciudadana, por encima de la existencia de nacionalidades aborgenes, pero en los hechos nunca logra alcanzar una real unidad, como puede comprobarse en la evolucin histrica de las regiones mesoamericanas y andina, donde las etnias indgenas siguen resistiendo a la poltica autoritaria del Estado-nacin. En la era capitalista, las naciones pasaron a ser espacios territoriales delimitados, organizados poltica y administrativamente por un Estado cuya misin es garantizar la reproduccin de las relaciones de propiedad, produccin y dominacin, imponiendo una cultura supuestamente nacional. La identidad social, como ideologa unitaria de grupo -afirma Luis Felipe Bate- adquiere una cierta estructura lgica como reflexin de los intereses del mismo. Pero en esto hay tambin niveles de profundidad y objetividad. Cuando el grupo es una comunidad social internamente dividida en clases, se otorga mayor fuerza a los smbolos culturales de la unidad, a la representacin de los fenmenos culturales compartidos. La selectividad ideolgica elude as evidenciar las contradicciones y diferencias internas, ocultndolas en la conciliatoria apariencia unitaria de lo fenomnico como conjunto de smbolos. De hecho, tal ideologa responde fundamentalmente a los intereses de las fracciones )o clases) del grupo que son capaces de hegemonizarla.13 En nombre de la ideologa nacionalista, manipulada por la clase dominante, se aplasta a las minoras tnico-nacionales,
porque el objetivo de la clase dominante es hacer compatible la idea de nacin nica con Estado. En los pases latinoamericanos de densa composicin indgena, la cruzada racista burguesa est destinada a blanquear la poblacin o, en todo caso, a hacerla ms mestiza. La apologa del mestizaje, efectuada inclusive por pensadores progresistas como Vasconcelos, tiende a redoblar la discriminacin contra las minoras nacionales. En los casos de Bolivia y Guatemala, donde la poblacin indgena es mayoritaria si se separa blancos de mestizos, una minora tnica ejerce su dominacin, inclusive en los espacios territoriales ocupados por los aborgenes, a quienes se acusa permanentemente de atentar contra la unidad nacional. Es una de las ms claras expresiones de colonialismo al interior de los pases, que ha conducido en ms de una ocasin a razzias etnocidas en nombre del nacionalismo y de la unidad nacional. De este modo, el Estado-nacin es de hecho endocolonial, al practicar un endoracismo contra las minoras nacionales. A la inversa, se han dado etnias mayoristas -antiguamente oprimidas- que luego de tomar el poder se constituyen en opresoras, como sucedi en Hait, donde la burguesa negra logr desplazar a los mestizos, imponiendo la ideologa de la negritud para consolidar la dictadura de los Duvalier, tanto sobre los trabajadores negros como mestizos. La ideologa del Estado-nacin marcha a contrapelo de la realidad. Segn Stavenhagen existen muchos ms grupos tnicos o etnias que Estados nacionales, pues hay en el mundo entre 3.000 y 6.000 etnias,14 mientras que slo existen 150 Estados nacionales formalmente registrados por las Naciones Unidas. En Amrica latina haba 27 Estados en 1980 y aproximadamente 485 grupos tnicos. Las cuestiones tnicas, puestas de relieve de manera explosiva en las ltimas dcadas, vienen del fondo de la historia. Sacuden no slo a los pases del Tercer Mundo sino tambin de Europa, como puede apreciarse en las luchas de los irlandeses, los vascos, catalanes y canarios, adems de las minoras nacionales de Europa oriental y la URSS. En los EE.UU, el conflicto tnico se remonta a casi tres siglos con la importacin de esclavos negros, agravando en las ltimas dcadas por la migracin de mexicanos, haitianos y puertorriqueos. En Africa no slo se da el apartheid en el sur sino tambin luchas entre etnias negras, como son los casos de Nigeria, con su guerra de Biafra, Burundi, Ruanda, etctera. Los choques intertnicos son tambin noticias diaria en el Asia, con la permanente protesta de los kurdos, reprimidos por Irn, Irak y Turqua. En el sudeste asitico se han producido numerosos conflictos en Ceyln o SriLanka con los habitantes de lengua tamil, y en la India con los Sikhn. Hasta la isla Fiji ha sido conmovida por la lucha por el orden en 1987 entre la minora hind inmigrante u la mayora aborigen fijiana. Ni qu decir de la gravedad de los enfrentamientos inter e intratnicos en el Medio Oriente, donde combaten no slo rabes contra judos, sino tambin musulmanes entre s. En nuestra Amrica las etnias aborgenes han resistido cinco siglos al colonialismo externo e interno, tratando de defender sus tierras, lenguas, costumbres y cultura. Cuando parte de sus miembros se han visto obligados a migrar a las ciudades grandes y medianas, procuran conservar sus tradiciones, gestando una contra cultura respecto de la ideologa impuesta por el Estado que los discrimina. De este modo, etnia y clase forman una unidad, aunque no una identidad, porque dicho sector trabajador reivindica su propia cultura, que es la misma de sus hermanos que continan viviendo en el campo. El reforzamiento de la relacin etnia-clase es un factor decisivo para que las etnias oprimidas aborgenes puedan concretar una poltica de alianzas con los dems explotados de las sociedad en un proyecto de cambio anticapitalista, que garantice el respeto y la autodeterminacin de las minoras nacionales. En tal eventualidad, las etnias indgenas, que conservan la memoria histrica y la tecnologa ancestral de sus comunidades, pueden contribuir a la construccin de una sociedad alternativa con su forma colectiva de trabajo, su desarrollo endgeno y su sabio comportamiento ante la naturaleza. En esa fase de transicin al socialismo, el Estado de los trabajadores deber ser multitnico y plurinacional para asegurar el desarrollo autogestionario de las minoras nacionales a travs de un estatuto legal que respete la cultura y la autonoma poltica regional. Las clases, al igual que el Estado, son fenmenos transitorios vistos en escala macrohistrica. Las etnias, aunque cambiantes, son ms durables, razn por la
cual probablemente subsistirn por un tiempo imprevisible cuando se extingan las clases sociales y el Estado. LAS MANIFESTACIONES DE LA CONCIENCIA DE CLASE La falta de precisin en el manejo de la categora de conciencia de clase ha dificultado el anlisis de la historia de nuestras clases sociales y la interpretacin de los cinco procesos revolucionarios ms importantes en Amrica latina: la revolucin Mexicana, la Revolucin Boliviana (1952), la Revolucin Cubana, el proceso revolucionario de masas durante la Unidad Popular en Chile (1970-73) y la Revolucin Nicaragense. En relacin con estos procesos, cabe preguntarse: la Revolucin Boliviana de 1952 que culmina con la destruccin del ejrcito burgus, es slo la expresin de la conciencia de clase de los mineros o es algo ms? Acaso esta conciencia no se eleva a conciencia poltica de clase cuando se produce la dualidad de poderes entre la Central Obrera Boliviana y el gobierno? Y los campesinos que entraron en lucha, qu grado de conciencia de clase tenan? O acaso la conciencia de clase, como sostuvo Lukcs, es un don exclusivo del proletariado?15 Con respecto a la Revolucin Mexicana, cmo pretender la paradoja de que los campesinos tuvieron ms conciencia revolucionaria que la mayora de los obreros? La Revolucin Cubana se inici sin presencia de un partido marxista revolucionario, sin esa conciencia socialista revolucionaria que deba ser introducida desde afuera al proletariado. Tenemos por tanto que dar respuesta a este fenmeno: los militantes del 26 de Julio que hicieron la revolucin, qu conciencia de clase tenan? Cmo llegaron a la conciencia poltica revolucionaria de clase sin estar integrados a un partido marxista? En Chile, la conciencia de clase, forjada desde fines del siglo pasado, se expres en procesos como la toma del poder local en Puerto Natales (1919), la Repblica Socialista de 1932 y la presentacin de candidatos de clase a la presidencia de la Repblica (Recabarren en 1920, Venezuela en 1941, Allende en cuatro oportunidades). Su expresin ms elocuente fue el triunfo de Salvador Allende en 1970, eleccin en que los trabajadores votaron masivamente por el socialismo. Esto es slo conciencia de clase a secas o es algo ms preciso: una conciencia poltica de clase en desarrollo dialctico revolucionario? Dos aos despus, se generan los Cordones Industriales que plantean la lucha por el poder y exigen armas para el pueblo. Esto no significa un nuevo estadio o ascenso cualitativo en la conciencia de las masas trabajadoras que va ms all de la pura conciencia de clase y de la conciencia poltica de clase? Podra llamarse a esto conciencia poltica revolucionaria de clase? La Revolucin Nicaragense plantea nuevos desafos tericos, ms complejos an que los de la Revolucin Cubana. Uno de ellos es esclarecer cmo se fue fusionando la conciencia antiimperialista que vena madurando desde los tiempos de Sandino con la conciencia anticapitalista y revolucionaria de las masas que combatieron contra el Estado burgus representado por la dictadura de los Somoza. La necesidad de interpretar con mayor fineza estos procesos nos conduce a plantear una serie de reflexiones en torno al problema de la conciencia de clase, que obviamente surge de la realidad histrica y de su estudio concreto. A nuestro modo de entender, hay que partir de una importante frase del Manifiesto Comunista: La ideologa predominante de toda sociedad es la ideologa de la clase dominante. Por eso, no es posible conocer verdaderamente la historia del movimiento obrero sin analizar el desarrollo del sistema capitalista y de la clase dominante. Si bien los explotados logran desarrollar su conciencia de clase en la lucha contra los patronos, continan sufriendo la influencia de la ideologa de la clase dominante en la vida cotidiana, las costumbres, el consumo, la cultura, etctera. Inclusive, con conciencia de clase, un sector importante de las masas trabajadoras sigue influido por la ideologa burguesa. El quiebre de esta dominacin ideolgica se produce generalmente en los perodos revolucionarios.
No slo es una traba la ideologa de la clase dominante. Tambin cumple un papel mediatizador en la conciencia de clase la ideologa del reformismo, del socialcristianismo y de la socialdemocracia. El reformismo obrero burocrtico es una forma de penetracin de la ideologa burguesa en el seno del movimiento obrero. Por eso, todo anlisis de la conciencia de clase debe tener en cuenta el papel de freno que juegan las tendencias del reformismo burgus y del reformismo obrero burocrtico, tanto en relacin a los obreros como a las dems capas explotadas y oprimidas de la poblacin. Una cuestin metodolgica fundamental para estudiar la historia del movimiento obrero es analizar el desarrollo de la conciencia de clase en cada pas y en cada perodo histrico de la lucha de clases. As, podremos apreciar si los partidos obreros latinoamericanos fueron capaces de evaluar correctamente el real estado de conciencia de las masas, y si sus consignas agitativas se iban ajustando a ese grado de conciencia. Esta metodologa contribuira a enriquecer la historia crtica de los partidos de la izquierda latinoamericana. Como deca Trotsky: Mal o bien los partidos revolucionarios fundan su tcnica en la observacin de los cambios experimentados en su conciencia de las masas.16 Es sabido que la conciencia de clase -que es parte del factor llamado subjetivo- est condicionada por el proceso objetivo de las relaciones de produccin, y que en ltima instancia la existencia social condiciona a la conciencia. Los tergiversadores del materialismo histrico han pretendido hacer creer que esto significa que lo econmico es lo nico determinante. Ya se encarg Engels en su carta a Bloch (1890) de salirle al paso a estos exgetas. Las ciurcunstancias, decan los fundadores del marxismo en La ideologa alemana. Precisamente, para realizar estos cambios de estructura, los hombres, son explotados, necesitan desarrollar su conciencia de clase. Los creadores del materialismo histrico no alcanzaron a sistematizar su pensamiento en relacin a los problemas de la conciencia de clase. No existe ninguna obra de Marx o Engels donde se haga un anlisis a fondo y global de la llamada clase en s y clase para s. La categora clase en s no se refiere a ninguna expresin de conciencia, sino absolutamente a la existencia de la clase obrera como parte de la estructura de clases del sistema capitalista. En cambio, clase para s tiene relacin directa con la conciencia de clase. Pero, a nuestro juicio, es un concepto demasiado general que no permite analizar los matices de las diversas manifestaciones de la conciencia de clase. Segn Mandel, Marx en sus primeros escritos haba expuesto un concepto subjetivo de las clases, de acuerdo con el cual la clase trabajadora llega a ser clase nicamente a travs de la lucha.17 En efecto, en Miseria de la filosofa, se afirma. Esta masa constituye ya una clase frente al capital, pero no lo es todava para s misma. En la lucha, algunas de cuyas fases hemos sealado, esta masa se une, se constituye en clase por s misma.18 Es decir, el proletariado llega a constituirse en clase slo a travs de la lucha, definicin que est ms relacionada con el grado de conciencia que con la estructura de clase. Este criterio se encuentra tambin en el Manifiesto comunista, cuando en el captulo Proletarios y comunistas se sostiene: ... en la lucha contra la burguesa, el proletariado se constituye indefectiblemente en clase.19 Para Marx, la conciencia de clase se va forjando en la lucha, en las movilizaciones conjuntas, a escala nacional e internacional. Este vendra a ser el grado de conciencia denominado clase para s, aunque Marx no sistematiza ni desarrolla esta categora. En otro prrafo del Manifiesto comunista seala: El objetivo inmediato de los comunistas es el mismo que el de todos los dems partidos proletarios: constitucin de los problemas de clase.20 Marx tampoco trata el tema de la introduccin de la conciencia poltica desde afuera de la clase trabajadora. Es obvio que el Manifiesto comunista y otros escritos polticos, sobre todo la polmica con Bakunin en la Primera Internacional, tienen por objeto contribuir a la formacin de la conciencia poltica de clase del proletariado. Pero Marx no aborda el problema de introducir en la clase obrera la conciencia revolucionaria desde afuera. Esta cuestin fue apuntada por Kautsky y luego por Lenin, quien cita al entonces marxista alemn: La conciencia socialista moderna puede surgir nicamente sobre la base de un profundo conocimiento cientfico (...). Pero no es el proletariado el portador de la ciencia, sino la intelectualidad burguesa (...) de modo que la conciencia socialista es algo introducido desde afuera de la lucha de clases del proletariado, y no algo surgido espontneamente de ella.21
es posible que Lenin tuviera razn en la poca del Qe hacer? (1902) en insistir en que los intelectuales adheridos a la causa del proletariado introducan desde afuera de la clase las ideas del socialismo, debido al retraso poltico de los obreros. Pero en la actualidad, en que los Estados en transicin al socialismo constituyen ms del tercio de la humanidad y en que se han desarrollado fuertes partidos obreros, ya no tiene mucho asidero esta tesis. Sostener hoy da esta posicin es caer en una lnea cuasi sustitocionista. En 1917, en un contexto histrico distinto al de Qu hacer?, Lenin plante la consigna estratgica de todo el poder a los soviets, que expresaba que importantsimos segmentos del proletariado -no slo militantes del partido bolchevique- haban alcanzado una conciencia de clase tan elevada que estaban en condiciones de derrocar a la burguesa y dirigir el pas hacia el socialismo. Tambin reflejaba que el partido o partidos de la clase. La conciencia de clase se desarrolla a travs de la accin, en el conflicto social; pero no necesariamente todas las acciones permiten llegar a una masiva conciencia revolucionaria de clase. No hay accin sin un cierto grado de conciencia de clase, no hay conciencia de clase sin accin social de masas. El desarrollo de la conciencia de clase se da a travs de un concierto dialctico entre la experiencia de la clase y la teora revolucionaria en al lucha de clases. No hay conciencia de clase dada de una vez y para siempre. La conciencia de clase va cambiando y se expresa de diferentes maneras, porque el desarrollo de la conciencia de clase es un proceso heterogneo, desigual y contradictorio en el tiempo y en el espacio. El grado de conciencia de clase de las masas trabajadoras no siempre es el mismo. Puede cambiar rpidamente, sobre todo en perodos revolucionarios. Los diferentes sectores de la clase obrera deca Trotsky- llegan a la conciencia de clase por caminos y momentos diferentes.22 adems, seala Goldmann, es necesario distinguir la conciencia posible de una clase de su conciencia real en un momento de la historia.23 Existen sectores proletarios con una conciencia de clase ms desarrollada que otros. Por eso, no se puede hablar de una conciencia de clase generalizada de todo el proletariado. Estas apreciaciones pueden ser aplicadas en una nueva investigacin del movimiento obrero latinoamericano, tratando de analizar cada pas el proceso de desarrollo desigual de la conciencia de clase, que surge de nuestra condicin de pases semicoloniales. Por ejemplo, la Revolucin Mexicana de 1910-20 muestra claramente el grado desigual de conciencia entre campesinado, que fue la vanguardia de la revolucin, y sectores del proletariado que apoyaron la ideologa nacionalista burguesa y reformista, constituyndose sa en una de las causas fundamentales de la derrota del proceso revolucionario. En un sentido inverso, en Bolivia puede comprobarse que la conciencia de clase estaba ms desarrollada en la revolucin de 1952 en el proletariado que en el campesinado. Esto fue un impedimento para concretar la alianza obreocampesina y facilit la manipulacin de sectores campesinos por parte del MNR y, posteriormente, por Barrientos y por Banzer. Tambin es importante analizar en el movimiento obrero latinoamericano los momentos en que el proletariado alcanz la independencia poltica y organizativa de clase. Esto es clave para investigar el proceso de desarrollo de la conciencia de clase. La independencia de clase se va logrando en ruptura con la ideologa del Estado y de la clase dominante. Adolfo Gilly seala que la clase obrera toma conciencia de s misma cuando adquiere conciencia del Estado como una realidad ajena e impuesta. Esto es el resultado gradual de una experiencia social colectiva, por la cual deja de ver al Estado como el representante de toda la sociedad.24 Las revoluciones cubana y nicaragense son las muestras ms rotundas de cmo las masas explotadas fueron adquiriendo conciencia del papel que jugaba el Estado, representado por los dictadores Batista y Somosa. El desarrollo de la conciencia de clase se alcanza tambin a travs de las huelgas, de las manifestaciones callejeras y de las ocupaciones de fbricas y latifundios. La huelga general juega un papel decisivo para acelerar la conciencia poltica de la clase porque los trabajadores se enfrentan no slo a un patrn sino al Estado, representante de todos los patronos capitalistas. Tambin se puede medir el desarrollo de la conciencia poltica de clase por adhesin de los trabajadores a las candidaturas socialistas y, fundamentalmente, por la participacin en los principales conflictos de clases.
Aunque la formacin de la conciencia de clase se concreta en la lucha social de cada pas, influyen en ella los acontecimientos internacionales. La conciencia de clase se desarrolla no slo a base de la experiencia nacional sino tambin de las lecciones de las luchas obreras a escala mundial. Sin ir ms lejos, como sera el caso de analizar la influencia de las revoluciones Rusa y China en el movimiento obrero latinoamericano, nos remitimos por ahora a la incuestionable influencia de la Revolucin Cubana en el aceleramiento de la conciencia de clase de las capas explotadas de nuestro continente. Tambin es evidente la influencia que ha ejercido la Revolucin Nicaragense en la lucha de las masas latinoamericanas, sobre todo en El Salvador y Guatemala. Por otra parte, queremos plantear un problema muy complejo. Se trata de reflexionar sobre si la conciencia de clase es slo referida al proletariado o si corresponde a todos los asalariados y explotados del campo y la ciudad. A nuestro juicio, las modernas capas medias asalariadas van adquiriendo cada da ms conciencia de clase. Lo mismo los semiproletarios del campo. Y las mujeres que sin ser necesariamente proletarias, han comprendido la necesidad de derrocar al sistema capitalista como condicin sine qua non para lograr la liberacin femenina, acaso no tienen conciencia de clase? Y los campesinos, qu conciencia de clase tienen? Qu conciencia es la de los indgenas del Per, Bolivia o Guatemala que se han insurreccionado ms de una vez contra el rgimen burgus? Cmo calificar la conciencia de los indgenas de Nicaragua, de esos que empuaron las armas contra Somoza al grito de Monimb es el corazn de la revolucin? Tambin cabra preguntarse qu grado de conciencia de clase tenan los habitantes de los barrios populares de Santo Domingo que en 1965 se insurreccionaron y se apoderaron de las calles del centro de la ciudad durante varios das? Otro problema no esclarecido es cmo evolucionan las diversas manifestaciones de la conciencia de clase en los pases en transicin al socialismo, enfoque que nos podra permitir una aproximacin a la problemtica de la relacin entre la conciencia de clase bajo el capitalismo y las manifestaciones de esa conciencia en la fase de construccin del socialismo, no es abstracto sino en la historia de un movimiento obrero de un pas latinoamericano, como Cuba. Sera importante evaluar en qu medida la rebelin de los obreros polacos (1980-81) ha contribuido a desarrollar la conciencia poltica de clase en sectores trabajadores latinoamericanos. La decisin del proletariado polaco de no retornar al capitalismo y de luchar por una autntico socialismo, autogestionado, libre de la burocracia, refleja un alto grado de conciencia poltica revolucionaria de clase, aunque con matices diferentes al proletariado de los pases capitalistas. Este combate por la revolucin antiburocrtica ha interesado vivamente a sectores de trabajadores latinoamericanos y, en tal sentido, puede haber contribuido a desarrollar la conciencia poltica de clase. La conciencia de clase no es meramente psicolgica. Al decir de Lukcs, la conciencia de clase no es la conciencia psicolgica de proletarios individuales ni la conciencia de su totalidad (en el sentido de la psicologa de las masas) sino en el sentido hecho consciente de la situacin histrica de la clase.25 Despus de haber analizado algunas de las expresiones de la conciencia de clase, nos permitimos plantear la necesidad de investigar en el movimiento obrero de cada pas latinoamericano las especificidades que adoptan las diversas manifestaciones de la conciencia de clase: a) La falsa conciencia, como expresin de la ideologa burguesa, que no por ser falsa no es real y, frecuentemente, ms activa de lo que se supone. El papel mediatizador lo realiza la burguesa a travs de la ideologa que transmite masivamente por medio de la cultura, la educacin, los medios de comunicacin de masas, etctera. La ideologa burguesa tambin se divulga mediante su correa de transmisin en el movimiento obrero: el reformismo pequeo burgus y el reforzamiento obrero burocrtico. De este modo se podra explicar cmo un proletariado tan combativo, concentrado y organizado como el argentino, con alta conciencia de lucha antipatronal, no haya podido, a causa del peso de la ideologa peronista, elevarse a una conciencia poltica de clase.
explotacin econmica capitalista. Algunos autores hablan de una conciencia poltica de clase. Otros, se refieren a una conciencia emprica y pragmtica. c) Conciencia poltica de clase, significa un incremento cualitativo de la conciencia primaria de clase. Es el momento en que los trabajadores, o un sector importante de ellos, toma conciencia del papel que juega el Estado y la clase dominante; aspiran al socialismo pero no ven con claridad la forma de derrotar al sistema capitalista. En tal sentido, conciencia poltica de clase podra ser la masiva votacin de los trabajadores por Salvador Allende en 1970, respaldando la alternativa socialista; o la sorprendente votacin, superior al 25%, obtenida por la izquierda peruana en las elecciones para la Asamblea Constituyente de 1978 y los actuales avances del PT de Lula en Brasil. d) La conciencia poltica revolucionaria de clase, que irrumpe cuando los trabajadores se proponen la conquista del poder. Esto se produce en los perodos revolucionarios, como el cubano y el nicaragense. e) La conciencia socialista revolucionaria, que en general se desarrolla cuando importantes sectores de la clase adoptan el programa del partido o los partidos en la fase de transicin al socialismo. Con estas notas no pretendemos establecer una clasificacin y menos una sistematizacin acabada. Slo aspiramos a plantear algunas manifestaciones de la conciencia de clase para ser investigada en concreto en la realidad especfica de cada pas latinoamericano. Estos grados o estadios de la conciencia de clase no estn separados ni escindido. Se entrecruzan, se interpenetran y se expresan a veces en la misma coyuntura sociopoltica, de acuerdo al desarrollo desigual de la conciencia de clase en los diferentes segmentos de la masa trabajadora. Por ejemplo, en la Cuba de Batista, pocos aos antes del triunfo de la Revolucin, mientras un sector paraba para la insurreccin popular y la toma del poder. No hay un desarrollo lineal de la conciencia. No se da primero la conciencia poltica y posteriormente la conciencia revolucionaria. El proceso es ms complejo, heterogneo y contradictorio porque, insistimos, no se trata de la conciencia individual de cada trabajador sino de la condicin social e histrica de una clase o de capas de ella. Si a esto agregamos el hecho objetivo de que adems del proletariado existen otros sectores de explotados, que tienen diversos niveles de conciencia de clase, como los semiproletarios del campo, las modernas capas medias asalariadas, las mujeres, que sufren una doble opresin, el problema se hace ms complejo para determinar el entrecruzamiento de las diversas manifestaciones de la conciencia de clase. La clase trabajadora acelera su conciencia de clase para, paradjicamente, desaparecer en definitiva como clase en la sociedad comunista. Tanto la problemtica de la conciencia de clase como la cuestin central de la lucha de clases ntimamente interrelacionadas- han sido escasamente abordadas por los cientficos sociales de Amrica latina. Se ha dado ms importancia a la teorizacin sobre el concepto de clases que al estudio del proceso real de la lucha de clases. Numerosos socilogos han hecho del concepto de clases una categora esttica; otros, han llegado a un reduccionismo terico sobre el papel de las relaciones de produccin, abstradas del conflicto de clases. No se debe separar al ser social de la conciencia social. La conciencia social, expresada en la lucha de clases, es una manifestacin del ser social. Cuando se analiza la historia, uno no se encuentra con clases aisladas ni separadas estructuralmente, sino con el enfrentamiento de clases, o con clases que conviven, contradictoriamente, formando parte de la unidad societaria. Por eso, lo fundamental no es la historia de cada clase, aunque a veces puede hacerse la abstraccin, sino la historia de la lucha de clases, que es donde se condensan las contradicciones de la formacin social. En rigor, la interrelacin entre estructura y superestructura incluidas sus mediacionesse hace relevante en la lucha de clases. En el conflicto social se expresan todas las manifestaciones de la formacin social: estructura econmica, situacin coyuntural de la economa, clases y conciencia de clase, bloques polticos, comportamiento del Estado y de la fraccin hegemnica de la clase dominante, ideologas, cultura, etnia, opresin de sexos, dependencia, colonialismo, imperialismo.
No existe el riesgo de que la categora de lucha de clases se convierta en un nuevo reduccionismo porque no toma aspectos parciales de la realidad, sino una totalidad, constituida por la formacin social. La lucha de clases se da tanto en el piso social como en la cspide del Estado. Nuestra posicin crtica a la tradicional historia-batalla que ignor la lucha de clasesno significa preferencia por los enfoques solamente econmicos o sociolgicos, ni menosprecio por la historia poltica; por el contrario, prestamos la debida atencin a lo poltico porque es en ese plano donde se resuelve temporalmente y de modo inestable el conflicto social, condicionado por la economa y estructura de clases, las que a su vez son modificadas por lo poltico, como expresin de la lucha de clases. Tampoco se han interesado por el estudio de la lucha de clases los idelogos de la Historia econmica y social, plena de cuadros y estadsticas pero asptica en el enfoque global de la realidad. Con un mayor compromiso intelectual en relacin a la sociedad, pero con similar olvido de la lucha de clases, se han conducido los autores de la llamada teora de la dependencia, exceptuando a Weffort, Quijano y otros. Menos se han interesado por el estudio de la lucha de clases modoproduccionistas, slo interesados en descubrir modos de produccin en cuanta nueva relacin de produccin detectan. No se dan cuenta de que toda relacin de produccin est directamente ligada a la lucha de clases; ms an, es producto de la lucha de clases. Por eso, nos parece errneo el criterio de aquellos autores que como Charles Parain, sostienen: no se trata de negar el papel determinante de las luchas de clases en la historia. Pero hay que tener en cuenta que ese papel no es determinante por s solo, sino que tiene que estar en estrecha relacin con el desarrollo de las fuerzas productivas. Si no, se insiste ms sobre un modo de explotacin del hombre por el hombre que sobre un modo de produccin.26 Este autor parece no advertir que el proceso de lucha de clases abarca el conjunto de las manifestaciones de la sociedad, entendiendo por lucha de clases solamente las manifestaciones de protesta de los explotados. Por otra parte, sostiene que esa lucha de clases tiene que estar en estrecha relacin con el desarrollo de las fuerzas productivas. Si los obreros y campesinos rusos, chinos, cubanos, vietnamitas, nicaragenses, etc.- hubieran esperado la maduracin de la contradiccin entre las fuerzas productivas y las relaciones de produccin, seguramente la revolucin estara en barbecho. Precisamente, uno de los fenmenos ms relevantes de la lucha en el siglo XX ha sido que la revolucin social no estall en los pases altamente industrializados. Se demostr as que el nivel de la lucha de clases es lo determinante y no el grado de desarrollo de las fuerzas productivas. Esta ruptura con una previsin o diagnstico que se hizo ortodoxo durante dcadas, congelando los anlisis de la realidad y lo que es pero cometiendo graves errores de estrategia revolucionaria- ha permitido iniciar una nueva interpretacin de los fenmenos de la lucha de clases en Asia, Africa y Amrica latina. La caracterizacin de las clases y de la lucha de clases en las sociedades capitalistas europeas y norteamericanas no puede significar la universalizacin de ese concepto de clase y de lucha de clases, aplicable a todas las formaciones sociales. Para una teora de la lucha de clases en Amrica latina, tanto de su historia como de la coyuntura contempornea, es fundamental partir de cada una de nuestras sociedades. La supervivencia de relaciones de produccin precapitalistas, aunque subordinadas al modo de produccin capitalista sobre todo desde la segunda mitad del siglo XIX- permiten explicar los poderosos movimientos campesinos, indgenas y urbanos populares, junto a los combates de la clase obrera. La lucha de clases es la que pone de manifiesto las contradicciones en y entre las diversas relaciones de produccin. No basta, entonces, estudiar la contradiccin burguesa-proletariado. Hay que considerar en una teora e historia de la lucha latinoamericana a otros sectores de explotados, como los campesinos, indgenas, artesanado, capas medias asalariadas, habitantes de los barrios urbanoperifricos pobres y a los oprimidos, como las mujeres. Este fenmeno social nos obliga a trabajar ms finamente el conflicto de clases en Amrica latina y las formas que adopta la lucha de clases.
NOTAS
LUCIEN GOLDMANN: Las ciencias humanas y la filosofa, E d. Nueva Visin, Buenos Aires, 1972, p.86. KINGSLEY DAVIS: y otros: La estructura de clases (antologa), E d. Tiempo Nuevo, Caracas, 1970. 3 PIERRE VILAR Iniciacin al vocabulario del anlisis histrico, E d. Grijalbo, Barcelona, 1982, pp. 117 y118. 4 SERGIO BAGU: Tiempo, realidad social y conocimiento, op. Cit., p. 139. 5 PIERRE VILAR: op. Cit., p. 125. 6 El trabajo productivo (T.P.) en el sistema capitalista es el nico que genera plusvala directa; es trabajo material, productor de capital. Todos los trabajadores productivos -escriba Marx- son trabajadores asalariados, mientras que todos los trabajadores a salarios no son trabajadores productivos. La diferencia entre ambos trabajadores reside en que el trabajo excedente del obrero productivo se concretiza en producto excedente, lo que significa en las condiciones capitalistas en plusvala, mientras que el trabajo excedente del obrero improductivo slo disminuye los necesarios costos improductivos, y en consecuencia libera capital para el empleo productivo ( E. A LVATER Sobre el trabajo productivo e improductivo en revista Crtica de la Economa Poltica, E d Fontamara, Barcelona, Septiembre 1977, n 3, pp. 69 y 70). Los trabajadores improductivos tienen especialmente relacin con el proceso global de la reproduccin del capital, includa la esfera de la circulacin, suscitando transferencia de plusvala de un rea a otra de la economa. La distincin entre T.P. e I. Slo tiene sentido en el modo de produccin capitalista para determinar cul es el sector que entrega plusvala -transformada en fuerza productora de capital- a travs del trabajo material. No se trata de ver en la definicin del T.P. slo la produccin de bienes materiales, sino de plusvala; porque el campesino o artesano tambin producen bienes materiales, pero no se los considera trabajadores productivos porque no entregan plusvala al capitalista, aunque s de manera indirecta al sistema. En sntesis, esta distincin slo tiene vigencia para el rgimen burgus, sobre todo para saber cabalmente el mecanismo de la reproduccin ampliada del capital y de su proceso de acumulacin. 7 NICOS POULANTAZAS: Las clases sociales en el capitalismo actual, E d. Siglo XXI, Mxico, 1977, e Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM: Las clases Sociales en Amrica latina, E d. Siglo XXI, Mxico, 1983. 8 ESTEBAN MOSONYI: Identidad nacional y culturas populares. E d. La Enseanza Viva, Caracas, 1982, p. 56.Para mosonyi no tiene sentido decir que los africanos importados como esclavos pertenecan a culturas ms adelantadas que los indoamericanos, porque tenan lneas distintas de evolucin. 9 ALDO SOLARI, R. FRANCO y J. JUTKOWITZ: Teora social y desarrollo en Amrica latina, E d. Siglo XXI, Mxico, 1976, p. 401. 10 RODOLFO STAVENHAGEN: La dinmica de las relaciones intertnicas: clases, colonialismo y aculturacin en Amrica latina, E d. Universitaria, Santiago, 1970, p. 187. 11 GUILLERMO BONFIL : Historias que no son historia, en C. PEREIRA Y otros: Historia para qu?, op. Cit., p.238. 12 HECTRO DIAZ-POLANCO: Etnia, clase y cuestin nacional, Cuadernos Polticos, Mxico, n 30, 1981. 13 LUIS FELIPE BATE: Cultura, clases y cuestin tnico-nacional. Juan Pablos Editor, Mxico, 1984, p. 63. 14 RODOLFO STAVENHAGEN: op. Cit., p.45. 15 C. LUKCS: Historia y conciencia de clase, op. Cit., p. 66. 16 LEON TROTSKY: Historia de la Revolucin Rusa, E d. Cenit, Barcelona, 1931, t. I, p. 14. 17 ERNEST MANDEL: La teora leninista de la organizacin, E d. ERA, Mxico, 1976, p. 15. 18 C. MARX: Miseria de la filosofa, E d. Nacional, Mxico, 1966, p. 66. 19 MARX Y ENGELS: Manifiesto comunista, E d. Progreso, Mosc, 1976,p. 53. 20 bid. 21 K. KAUTSKY: El nuevo programa del Partido Socialdemcrata Austraco, Revista Newe Zeit, 1901- 1902 22 L. TROTSKY: The estruggle against Fascism in germany, Pathfinder Press, Nueva York, 1971, p. 163. 23 LUCIEN GOLDMANN: Las ciencias humanas y la filosofa, op. Cit., p. 100. 24 A. GILLY: La formacin de la conciencia obrera en Mxico, Rev. Coyoacn n 7-8, p. 172, enero-junio 1980. 25 G. LUKACS: Historia y conciencia de clases, Ed. Grijalbo, Mxico, 1978, p. 80. 26 CHARLES PARAIN: Sntesis de la jornada de estudios, en FRANOIS HINCKER y otros: El feudalismo, Ed, Ayuso, Madrid, 1974, p. 347
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