Trabajo de Castellano de Yoseli
Trabajo de Castellano de Yoseli
Trabajo de Castellano de Yoseli
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Introduccin
La historia de la Literatura venezolana, es de importancia valorizar toda una gama de cambios desde la poca de la colonia hasta la actualidad. La literatura venezolana logro de muchos escritores, poetas, etc. Los cuales con sus sentimientos, llenaron a todos sus lectores de conocimientos, sentimientos, en todos los sentidos. En este trabajo se escriben algunas caractersticas de ilustres personajes de nuestra literatura Venezolana, as como lo fue Francisco Lazo Martn
Su vida
Francisco Lazo Mart fue hombre de pluma y bala. Nadie pensara que un fino poeta y mdico, de honda sensibilidad como el guariqueo Lazo Mart, hubiera tenido tambin arrestos de revolucionario, pero el caso es que este llanero sabe combinar la dulzura de sus poemas nativistas con el bronco tronar de las guerras civiles, revolucionario activo en La Legalista, con Joaqun Crespo y en La Libertadora, contra Cipriano Castro, quizs como catarsis, como modo de drenar la tormenta que haca estragos en su interior. Lazo Mart naci el 14 de marzo de 1869 en Calabozo, estado Gurico; en esa misma poblacin estudi primaria y bachillerato; en la Universidad Central se gradu de Doctor en Medicina, a los 20 aos de edad. Es por esta poca cuando sufre la fiebre revolucionaria. Enamorado del campo y sus encantos, la Silva Criolla de Lazo Mart es una constante invitacin a ese productivo volcar los ojos sobre a tierra, no slo desde el punto de vista de la generosidad con que la naturaleza ha premiado a Venezuela, sino por lo que la naturaleza misma, el campo, las flores, los ros, las montaas, el lmpido cielo, constituyen un continuo y verdadero solaz para el espritu. Quizs esto salv a Lazo Mart de un final trgico, dada su depresin ante la soledad, la tristeza, el desamor. El crtico Mario Torrealba Lossi afirma que en la Silva Criolla se juntan, en mgica simbiosis, la concepcin de lo hispanoamericano -el paisaje, el hombre, el sentido telrico- as como la expresin ms genuina del carcter venezolano. Lazo Mart muri el 9 de agosto de 1909, en Maiqueta. Nos dej, para delicia nuestra, adems de su Silva Criolla, poemas tan bellos como Crepusculares, Veguera, Flor de Pascua y Consuelo. El mismo ao en que Manuel Vicente Romerogarca publica su novela Peona (1890), se est graduando de mdico Francisco Lazo Mart, un joven estudiante nacido en Calabozo que ha venido a Caracas slo a recibir su diploma universitario. Ha vivido siempre en el corazn de los llanos, y a ellos regresa con su ttulo y su vocacin de servicio pblico. En Gurico, Apure y Barinas habr de ejercer su profesin, ms con el carcter de un apostolado que con miras lucrativas. Su sensibilidad por las angustias y necesidades de los humildes bien pronto rebasa sus capacidades como mdico, y lo atrae hacia el terreno de la poltica. En 1892 es redactor, en San Fernando de Apure, del peridico El Legalista, en cuyas columnas hace campaa contra el continuismo del Presidente Raimundo Andueza Palacio, a quien derroca el General Joaqun Crespo, cabeza de la llamada Revolucin Legalista.
El triunfo de los legalistas no represent para Lazo Mart oportunidad para escalar posiciones o solicitar recompensas. Prefiere internarse en dos pueblos barineses, Puerto Nutrias y Soledad, en los que permanece cuatro aos (1893-1897), en ejercicio de la profesin. En 1897 regresa a Calabozo y se casa con Francisca Rodrguez, su novia de la infancia. En 1900, Panchita presenta sntomas de tuberculosis. Lazo la lleva a un hato, "El Tapiz", vecino de Calabozo. En esta ciudad el poeta dicta clases de literatura en el Colegio de Primera Categora, y es, adems, Sub-Director del plantel. Concluidas las labores docentes va a reunirse con su esposa. Juntos emprenden pequeas caminatas a favor de la brisa vespertina, y contemplan el atardecer. La enfermedad no cede. Panchita fallece en 1903. Por la misma poca en que empeora la salud de su esposa Lazo se ve comprometido en una nueva empresa subversiva, la Revolucin Libertadora que encabeza el Gral. Manuel Antonio Matos contra el General Cipriano Castro. A travs de expresiones simblicas, Lazo Mart introducir en la Silva criolla su repudio al rgimen que entonces se iniciaba. Fracasado el intento de Matos, Lazo Mart se oculta por algn tiempo en Calabozo. A fines de 1904 vuelve a Puerto Nutrias, donde lleva una discreta existencia. En 1905 se casa con Veturia Velazco. Por estos tiempos ha venido cumplindose en Lazo Mart un interesante proceso anmico. Sus sentimientos religiosos y sus conocimientos cientficos se disputan la explicacin de los misterios de la vida y de la muerte.
Se sabe que el poeta padeca de insomnio. Por eso la noche aparece en todos sus poemas como algo cruel, siniestro, pavoroso:
Noche de insomnio cruel, al fin terminas! Del mar ignoto en el azul remanso asoman ya las velas purpurinas.
Empiezan para m las del descanso horas deseadas con afn y pena. El torpe corazn dcil y manso acaricia impotente su cadena.
Era, pues, hacia el amanecer, cuando el poeta lograba el sueo. Entre tanto haba pesado sobre l la angustia nocturna, acribillada por los mil ruidos de los animales noctmbulos; asediada por la meditacin que no alcanza soluciones definitivas. Ante su desvelo, la incgnita de una naturaleza que muere y resucita eternamente:
T sufres, mi Esperanza! De tu duelo es testigo el nublado que as vierte su tristeza en el mbito del cielos!
T temes a los cambios de la muerte, porque al viento la selva estremecida en enorme esqueleto se convierte.
Maana, en cambio: la invisible Druida, la que arranca las hojas en otoo, derramar el aliento de su vida en la tierna esmeralda del retoo.
La vida que renace est efectivamente en el esmeralda del retoo, en el corazn que palpita, en el ave que canta. Pero, quin la da y quin la quita, y por qu y para qu? No hay respuestas claras. Vivir es ignorar y es angustiarse ante el misterio. Preferible sera la inocencia del nio que todo lo desconoce:
No sabe el corazn por qu palpita, ni el ave por qu canta, ni la estrella por qu alumbra la bveda infinita.
la vida, sin dolor ni pena alguna, palpita o canta, o como sol destella.
Vivir es ignorar! Si de la cuna suspiras por la anglica fragancia: si vuelves a ser nio, de fortuna pide que nunca muera tu ignorancia!.
Estamos, pues, ante un poeta a quien mortifican serios interrogantes; un poeta que dice de s mismo que est "luchando en vano entre misterio y duda", mientras "el alma enferma y el corazn vacila". Un poeta que no logra dormir por las noches y que se ve envuelto por una doble oscuridad: las sombras nocturnas, y sus incertidumbres. En tales condiciones anmicas, todo cuanto emite alguna luz constituye un sedativo para el espritu atormentado. Por ejemplo, el cocuyo que destella en la espesura, y que no se mancha en el pantano de las vacilaciones. El cocuyo -diminuto fanal- se convierte en el smbolo de una esperanza cuando el poeta desea que alguna luz como la suya, no importa cun pequea, alumbre el camino del alma hacia los reinos del ms all:
Tu fanal es virtud! El fanal tuyo te libra de mancharte en el pantano, oh rondador, esplndido cocuyo!
Del tenebroso imperio soberano, a tu luz se incorpora para verte la nube que dormita sobre el llano.
Vivir para alumbrar, esa es tu suerte! Guiar por la tiniebla, es tu destino! Acudir sigiloso a nuestra muerte y prestarnos tu luz para el camino!
Esta utilizacin de elementos de la naturaleza llanera para simbolizar su atormentada crisis interior, se encuentra en pasajes fundamentales de la Silva criolla. Por tal motivo, este poema expresa inquietudes universales y eternas que van ms all del simple registro objetivo del paisaje. Esto fue demostrado ampliamente por la intuicin y la sabidura crtica de Edoardo Crema.
Desde Puerto Nutrias Lazo Mart fue llevado a Calabozo (1907), enfermo de hemiplejia. Dos aos despus fue trasladado a Caracas en busca de alivio para su mal. De Caracas pas a Maiqueta, y se enfrent al gran espectculo del mar. Todava tuvo nimos para escribir este excelente serventesio:
Has llegado, mortal! Mira callado lo que llaman los hombres maravilla! Adora este coloso encadenado que viene a suspirar sobre la orilla!
Lazo Mart, como el mar, haba llegado tambin a la orilla, encadenados sus msculos por la parlisis. El 8 de agosto de 1909 falleci a consecuencias de una apoplega cerebral. Tuvo, en esa hora pstuma, el diminuto fanal de un cocuyo?.
La obra literaria. Junto con Bello y Prez Bonalde, Lazo Mart es el tercer gran poeta venezolano. Su Silva criolla est en la misma lnea telrica de La agricultura de la zona trrida y de Vuelta a la patria, segn lo demuestra Fernando Paz Castillo.
La obra de Lazo no es muy extensa. Su autor la fue dejando en efmeros peridicos de provincia, o en originales manuscritos que confiaba al cuidado de amigos ntimos. No parece haberse preocupado por recoger sus poemas en volumen.
En una vida de azares, en ambientes pobres para su formacin intelectual, sorprende el alto nivel alcanzado por Lazo en cuanto a manejo del lenguaje potico y a la erudicin que se observa en algunas de sus pginas. Slo un lector atento de los clsicos poda manejar el castellano con un sentido tan hermoso y tan moderno.
Obras En su obra confluyen elementos neoclsicos, romnticos, parnasianos y simbolistas. Pero Lazo, situndose por encima de ellos, incorpora los temas de la tierra, aade sus vivencias, y funde en su crisol un metal potico, la Silva criolla. SILVA CRIOLLA Es su poema de mayor extensin, y el ms cuidadosamente elaborado. Alcanz a darle una forma en la que ya nada es susceptible de cambio. En esta silva, Lazo conjuga algunos rasgos de su vida sentimental y del mundo interior de sus dudas y valores ticopolticos. Estn, as mismo, los testimonios de su exacto conocimiento del paisaje y las costumbres llaneras; la evocacin de la primera esposa, fallecida prematuramente. Y sirvindose de imgenes de la tierra, aparecen algunas de sus inquietudes espirituales relacionadas con el misterio de la vida y de la muerte. Esta variedad en los temas recuerda la tcnica de los murales, la estructura de la suite. Cada uno de los once cantos que forman la silva, sin excepcin, es autnomo puede leerse con independencia de los restantes. Sin embargo, se trata de un poema nico, de armoniosa y unificada estructura formal y temtica.
2. El paisaje llanero.
4. La melancola.
5. La duda metafsica.
El paisaje llanero
Pocos poetas venezolanos han captado y expresado el paisaje con la hondura y complejidad de Lazo Mart. Sabemos que naci en las llanuras venezolanas, y que las recorri a pie y a caballo en incontables ocasiones, y en todas las circunstancias estacionales. En los meses de plena floracin. Bajo los soles del verano que todo, lo propician para el trgico incendio. En los tiempos lluviosos, cuando los ros se desbordan y la muerte emana del agua. Las contempl a la luz del amanecer, al medioda, en el ocaso, en la inmensa noche sabanera. Estuvo entre sus matorrales, entre sus arbustos, bajo sus rboles. Mir sus garzas, sus gavilanes, sus tenues mariposas, sus venados. Escuch6 el canto veraniego de las chicharras, el oscuro rumor de las colmenas, el bramido del padrote, y el mugir de las vacadas. Con tan ricas y variadas imgenes polisensoriales, Lazo Mart hizo cuanto un poeta poda hacer con aquella materia prima, en lo que se refiere a su tratamiento jerrquico en tres planos o niveles estticos: el nivel de las imgenes, el nivel de las metforas y el nivel de los smbolos.
Es el ms sencillo y elemental, ya que se limita a una descripcin objetiva del paisaje, circunscrita a reproducir del modo ms fiel la realidad que el poeta ha captado a travs de sus sentidos. Es pintar fidedignamente con palabras, y nada ms. En Lazo encontramos pocos ejemplos de este nivel. Uno que podra servirnos, no sin salvedades, es cuando enumera y describe algunas de las flores y frutos del llano:
Tras la menuda flor cuaja el uvero su gajo tempranero; sus nacarados frutos en el limo el punzador curujujul engendra; la maya erige colosal racimo y desprende el merey sabrosa almendra....
En esta enumeracin, el uvero es el uvero y el merey es el merey. Las palabras se corresponden directamente con la imagen que expresan. Estamos a nivel de un lenguaje predominantemente denotativo. Pero las palabras -ya lo sabemos- pueden metaforizarse
y adquirir un doble o mltiple sentido artstico, por la confluencia, dentro de un mismo vocablo, de dos o ms imgenes o conceptos asociados por el poeta. Esto nos conduce a un segundo plano, de elaboracin metafrica.
El plano metafrico
Se trata de un procedimiento esttico en el que las imgenes dejan de ser representaciones del mundo objetivo, para connotar la visin que el poeta tiene de ese mundo. Cuando la descripcin no es puramente objetiva, debemos aceptar que se ha iniciado un proceso de interiorizacin del paisaje, puesto que el poeta ya no intenta expresarle tal como es, sino tal como lo ve y lo siente. Agobiado por el recuerdo de su esposa muerta, y paseando a solas por los mismos lugares que visitara junto con ella, Lazo Mart ve la llanura ya no simplemente como la llanura es en las horas crepusculares, sino que nos brinda una descripcin interiorizada donde las imgenes, siguiendo las tcnicas del smil y la metfora, producen la doble visin del llano crepuscular (imgenes sugerentes) y de una inmensa cmara mortuoria y un cementerio (imgenes sugeridas):
Ya se habr captado las diferencias entre este fragmento y el anterior. Por una parte, hay cinco imgenes bsicas tomadas del atardecer llanero: el sol en el ocaso, el mbito celeste, el viento silencioso, una laguna de aguas grisceas y un bando de garzas en vuelo. Pero hay, adems, una serie de imgenes que no estn en el llano, que proceden del mundo interior del poeta, y que se conjugan, armonizan o corresponden con la naturaleza crepuscular: sol-cirio moribundo, mbito-cmara mortuoria, viento-silencio, laguna gris-ceniza, garzas-cruces blancas. No se trata de una descripcin puramente objetiva, sino de una elaboracin metafrica, catalizada por el recuerdo de alguien que se ausent para siempre. Este dolor sugerido est dentro del poeta, le es propio e instransferible. No existirn otros elementos que tambin alberga el poeta, pero que no le pertenecen en exclusividad y pueden ser transferibles?
Es el ms profundo de los tres niveles. Se produce cuando Lazo Mart emplea imgenes de la naturaleza llanera para simbolizar inquietudes metafsicas que en modo alguno le pertenecen exclusivamente. No se trata, por ejemplo de su particular dolor, sino de sus preocupaciones en torno a problemas que han llamado la atencin del hombre de todos los tiempos y lugares. Tal ocurre con la incgnita de la vida y de la muerte. Tal, con la
esperanza subyacente en toda conciencia de que una luz, por pequea que sea, alumbre racionalmente el reino de lo desconocido. Por tanto, si la metfora conlleva algo personal, el smbolo apunta hacia algo extra-personal. Si la metfora es una visin esttica de un tema particular, el smbolo es la visin esttica de un tema general y en gran medida, eterno y abstracto. Veamos un ejemplo. En la noche llanera, despus de or el canto inquietante de unos alcaravanes, Lazo Mart sale a la intemperie, y contempla un paisaje nocturno, desdibujado, que fue siempre para l tema de meditacin. Pero, qu ven los ojos del poeta?
Del camino a la vera fingen los alineados matorrales muda legin de sombras espectrales en momentos de espera.
Alada flor de broche diamantino, errante flor de fulgida hermosura, flor de luz, el cocuyo peregrino, irradia la espesura.
Y nufrago en la noche sin ribera, mi espritu se abstrae pensando que de un mar desconocido el llano es una ola que ha cado, el cielo es una ola que no cae.
Observemos bien, a propsito del cocuyo, los tres planos. El de la imagen objetiva del cocuyo que irradia en la espesura. El de la metfora que lo convierte en una alada flor de broche diamantino y fulgida hermosura. El del smbolo de una pequea luz errtil, luzmisterio que se mueve entre las sombras espectrales del matorral, bella en s misma, pero incapaz de iluminar el camino. Por algo el poeta se abstrae en la noche sin ribera de sus dudas, y slo alcanza a pensar, simblicamente, que el llano -la Naturaleza fsica al alcance del conocimiento- es una ola que ha cado, y que el cielo -emblema de lo
incgnito, de lo que est ms all, de lo inaprehensible por los sentidos- es una ola que no cae. Se trata, pues, de imgenes simblicas con las cuales Lazo Mart, sin salirse de su mundo llanero, representa algunos interrogantes del hombre en su eterno preguntarse acerca de quin es, de dnde viene, por qu est aqu, y hacia adnde va.
Los tres ltimos cantos de la silva, tienen como caractersticas relevantes un tono elegaco, profundamente melanclico; la expresin simblica de la angustia metafsica del poeta; sus crisis sentimentales y religiosas. Por su complejidad temtica, elaboracin metafrico y sus smbolos, el canto VIII est considerado unnimemente como el mejor de la Silva criolla. El canto VIII es el ms complejo y polmico de la Silva criolla. Est integrado en realidad por tres poemas. Cada uno de ellos posee su propia unidad de significado y su propia temporalidad. El da es para la lucha por la existencia. El crepsculo est consagrado a la melancola. La noche, a la meditacin filosfica y religiosa. La variedad de temas y de tonos que se dan no slo en este canto sino en toda la silva, exige un elemento formal unificador de tan vasto universo potico. Este elemento es el verso reiterativo con el que se inicia la primera estrofa:
Comienza entonces un hermoso cuadro naturalista relacionado con el cambio de estacin y la conducta instintiva de los pjaros, que obran en salvaguarda de la especie.
1. La lucha por la existencia. Lazo Mart seala que ha concluido la estacin que l llama, poticamente, "primavera":
Yace por tierra el matizado velo con el cual primavera engalanaba los montes de tu suelo.
Como buen llanero, el poeta no ignoraba que el canto de la guacaba anuncia la proximidad del invierno:
Desde tiempos inmemoriales y por simple observacin emprica de la realidad, el hombre de campo sabe que ciertos animales se preparan para afrontar el rigor de los cambios estacionales. Cuando las lluvias se acercan, buscan refugio seguro y se proveen de alimentos para no perecer. Entre las aves, los turpiales se caracterizan por apoderarse de los nidos de otros pjaros, particularmente de los cucaracheros. Esto los convierte en conquistadores, en despojadores de bienes ajenos. Ms que otros pjaros, ellos dan una imagen dramtica de la lucha por la existencia:
Esta lucha comprende tambin el apareamiento, pues la especie se renueva merced a la unin sexual de sus individuos. Durante el perodo reproductivo, los pjaros machos emiten cantos nupciales para atraer a su pareja:
Y para concluir este bello apunte naturalista, Lazo se detiene en el pjaro carpintero, semejante a un artista retirado del bullicio, tesonero en el esfuerzo, absorto en cincelar su obra:
y con tesn rayano en el enojo en la verde oquedad de la montaa, el carpintero de bonete rojo,
Es un cuadro perfecto, propio de un observador minucioso y atento de los fenmenos de la Naturaleza; de un profesional de la medicina que con seguridad conoci bien las teoras zoogeogrficas de Juan Bautista Lamark (1744-1829), y las evolucionistas de Carlos Darwin (1809-1882). Y sobre todo, de un poeta que saba cincelar una unidad esttica en la que se juntan la vivencia emprica, el conocimiento cientfico y el don creador para darnos una visin potica de la vida como lucha.
En la primera estrofa del canto VIII la llanura apareca despojada de su matizado velo primaveral. En la segunda, tiene otra vez reverdecido manto. Se ha producido el cambio de estacin presentido por la guacaba. Vida y muerte se suceden eternamente.
Habamos dicho que el da es para la lucha por la existencia, y que el crepsculo est consagrado en este poema a la melancola.
2. Espiritualizacin elegaca del paisaje crepuscular. El atardecer es una hora romntica. A medida que la luz solar va hacindose ms tenue, el paisaje exterior se desdibuja hasta esfumarse en un mbito de claro-oscuros. Pareciera entonces como si la pupila que ha mirado hacia afuera durante el da, escudriara hacia adentro, donde est el mundo de los recuerdos.
El crepsculo vespertino parece haber sido la hora favorita de Lazo Mart. Crepusculares llam a sus breves poemas en tercetos encadenados.
Es obvio que en esta segunda parte del canto VIII se da un proceso romntico de espiritualizacin de la naturaleza, bajo los efectos de un sentimiento elegaco. La motivacin vivencial parece ser el recuerdo de la primera esposa y los paseos vespertinos que ambos emprendan por los alrededores campestres del hato donde ella temperaba:
Como en aquellos das del venturoso tiempo ya lejano, en pos de mis pasadas alegras,
Despus de muerta su esposa, el poeta regresa a los mismos lugares que frecuentaron juntos. Esta vez, camina en soledad. Su congoja se proyecta en el crepsculo. El paisaje llanero se le aparece cargado de imgenes funerales:
Cado en la remota lontananza, sin su manto de gloria, el moribundo sol parece un cirio que alumbrase honda cmara mortuoria. El viento, sin rumor, apenas riza la silente laguna en cuyo espejo invisible dolor verti ceniza; y con vuelo despacio, de la tarde a los plidos reflejos, las garzas que se irn, que se irn lejos, pueblan de cruces blancas el espacio.
En los versos anteriores todava est presente el paisaje exterior, si bien ya impregnado por la melancola del poeta. Este paisaje, sin embargo, comienza a desaparecer rpidamente a medida que el poeta se interioriza, se ensimisma al punto de que la mirada se le vuelve absorta, no por lo que ve afuera, sino por lo que siente en su espritu. Y de improviso, cesa todo contacto con el exterior. El mundo de los sentimientos y de las meditaciones se desborda en los versos:
Hoy, como ayer, andando a la ventura, absorta la mirada, lento el paso, trayendo margaritas del Ocaso, miro bajar la noche a la llanura. Mas de pronto, pensando que fue triste, pensando con dolor, pensando en ella,
me arrodillo en el polvo del camino que en hora igual de gozo vespertino, recibi las caricias de su huella.
Oh, destino de todos los que amaron! Oh, destino cruel! T me condenas a buscar en las mviles arenas unas huellas que ha tiempo se borraron.
Hasta aqu la elaboracin es romntica. La que sigue, ya no lo es, sino que parece propia de una inteligencia influida por el Positivismo. La Naturaleza es santa -haban credo los romnticos-, su voz es la de Dios. La Naturaleza es materia, dicen ahora los positivistas. Si se la interrogara, el silencio sera la respuesta. Lazo Mart oscila entre una y otra posicin. Para l, la Naturaleza es santa, pero es tambin de un mutismo total:
Llanura o cielo, cspide o abismo; santa Naturaleza! para el dolor que vive en tu grandeza cul palabra mejor que tu mutismo?
Como quiera que se la conciba, la Madre Naturaleza con sus atardeceres -broches ureos del da- y sus campos que otrora am la primavera, sigue siendo el marco fsico evocador que retiene las alegras perdidas:
Oh, Madre! El ureo broche de tus das, y tus campos que am la primavera, retienen prisionera el alma de mis muertas alegras!
As concluye el melanclico proceso vesperal del canto VIII. El crepsculo de la tarde es trnsito de la luz haca la sombra. La oscuridad de la sabana anula el sentido de la vista. Adviene el reino del odo. Los sonidos apagados. Los rumores inquietantes, los ruidos de la fauna resuenan en el mundo interior del poeta y lo estremecen. La noche se hace propicia para la reflexin filosfica y religiosa.
3. Espiritualizacin filosfico-religiosa del paisaje. Desde su aposento de insomne, el poeta escucha un doliente canto que brota en la llanura. No se trata de nada extraordinario. Son, sencillamente los mil ruidos de la fauna nocturna sonando al unsono. Pero si lo que oye no es excepcional, s lo es su estado de nimo venido de un melanclico atardecer cargado de imgenes funerales. Por tal motivo, Lazo Mart fija su atencin en la imagen auditiva familiar y la encuentra parecida a lo que en esos momentos se agita en su mundo interior: en lo triste y quejumbroso el canto se armoniza con su melancola, y en lo grave se corresponde con sus reflexiones. Quien se burle de esa especie de salmo o de canto sagrado, hiere los sentimientos del poeta, puesto que aqul y stos se han identificado.
Hoy como ayer, y de la noche oscura bajo la inmensa nave, en tono triste, quejumbroso y grave brota doliente canto en la llanura.
De improviso escucha el trino de unos alcaravanes. Como se sabe, estas aves levantan el vuelo cuando se aproxima un hombre o animal, al mismo tiempo que lanzan un grito estridente y reiterado, parecido a una carcajada. Esta ambivalencia -la risa y el anuncioprovocan un doble efecto en el poeta. Por una parte siente el trino de los alcaravanes como una burla de crueldad casi humana dirigida al otro canto y, por tanto, a l mismo. Esto le produce dolor. Por la otra, el grito centinela del alcaravn lo sobresalta hasta el punto de levantarse de prisa a mirar si est sola la sabana. Esto le produce pavura:
y tras breve silencio, cual sonoro trueno de burlas al cantar vecino, en son de fiesta, alcaravanes pardos, abierta el ala de purpreos dardos,
De pavura o dolor, el grave canto y la seguida estrepitosa burla, de crueldad casi humana, hieren mi corazn, lo hieren tanto que anheloso y de prisa me levanto a mirar si est sola la sabana.
Qu esperaba encontrar Lazo Mart? Al salir a la intemperie, su excitada fantasa proyecta sobre el paisaje imgenes funerales, como ya las haba proyectado sobre el paisaje crepuscular. Slo que ahora el elemento interior predominante no es la melancola, sino las reflexiones acerca de, los misterios de la vida y de la muerte:
Del camino a la vera fingen los alineados matorrales muda legin de sombras espectrales en momentos de espera.
Espera por quin? A todo ser vivo lo aguarda la muerte, pero es sta el final de todo, o trnsito a un ms all? La ciencia no tiene respuesta. S1o la fe religiosa puede contestar. Pero la fe es como un diminuto fanal que se desplaza en las espesas sombras de la duda ante lo desconocido, incapaz de disiparlas totalmente. Tambin el cocuyo es una luz pequeita que irradia la Naturaleza nocturna, sin iluminarla por completo. De este modo, cocuyo y fe se identifican en un smbolo de luz y salvacin, que el poeta expresa con metforas de gran belleza:
Alada flor de broche diamantino, errante flor de fulgida hermosura, flor de luz, el cocuyo peregrino
irradia la espesura.
En este claro-oscuro de la mente, el espritu del poeta se abstrae an ms. A la posibilidad de conocer el mundo material que lo rodea (el llano es una ola que ha cado) se contrapone la imposibilidad de penetrar en los secretos del ms all (el cielo es una ola que no cae):
Y nufrago en la noche sin ribera, mi espritu se abstrae pensando que de un mar desconocido el llano es una ola que ha cado, el cielo es una ola que no cae.
Las fugaces apariciones del elemento humano en la silva de Lazo Marti, se produce slo en dos cantos.
Ello, sin embargo, es parte del armonioso plan que parece haber seguido Lazo Mart.
La Silva criolla es un canto simblico a la Naturaleza, vista en sus fases extremas de vida y muerte. El hombre no juega ningn papel en la modificacin de las leyes inexorables que rigen los ciclos de lo que nace y muere, eternamente. No slo no influye, sino que l mismo es parte de esos ciclos. Cuando las faenas del campesino estn relacionadas con la siembra o con el pastoreo, sus formas de trabajo dependen en gran medida de los cambios estacionales.
De todos los mltiples aspectos que Lazo Mart poda seleccionar en lo relativo a la vida, alimentacin, vestidos, costumbres, folklore, creencias, ceremonias, y faenas de los llaneros, por qu eligi slo una de sus, ocupaciones: la transhumancia del ganado vacuno? La respuesta es obvia: las actividades para alejar los rebaos de los hatos, y para regresar ms tarde con ellos, se armonizan perfectamente con el tema dominante en
la silva, los ciclos de vida y muerte de la Naturaleza. As, cuando hay sequa, los pastores y sus ganados emigran. La soledad y el silencio seorean en potreros y lugares de ordeo. Cuando renace la vida vegetal, y hay alimento y agua, pastores y ganados regresan. El aire se llena de cantos y la noche ampara las romeras amorosas de quienes en la ausencia, aoraron a sus compaeras.
Es, de nuevo, el influjo sobrehumano y condicionador de los polos ineluctables, sobre los cuales tanto hemos insistido por creer que constituyen la clave del fondo simblico de la Silva criolla. De este modo, el elemento humano ingresa en el poema, no slo sin romper su unidad temtica e ideolgica, sino, incluso, reforzndola.
Conclusiones. Creo inobjetable la presencia de tres planos en la Silva criolla: el nivel objetivo de las imgenes llaneras, el nivel de las metforas y el plano de los smbolos. El primero revela la presencia de un conocedor a fondo de la Naturaleza llanera. El segundo permite analizar valores estilsticos, en cuanto a la elaboracin de las metforas. El tercero, y ms profundo, nos sita ante un creador que proyecta en la Naturaleza de su tierra algunas de sus inquietudes de orden poltico, tico, sentimental y religioso, y que, ms universalmente, nos da en un gran poema naturalista, la visin y el sentimiento de lo que eternamente nace, lucha por subsistir, y muere para renacer.
Dos corrientes crticas se han disputado la interpretacin de este poema proteico. Una de ellas, de orientacin objetiva, est representada principalmente por la obra Lazo Mart, vigencia en lejana (1965) del poeta y crtico Alberto Arvelo Torrealba (1904-1971). Guiado por su llanera, Arvelo Torrealba ha hecho contribuciones valiosas para la mejor comprensin del nivel de las imgenes lazomartianas, de los cambios estacionases de aquella regin, de la transhumancia de los ganados, de la flora y la fauna. La otra corriente crtica corresponde a la tesis de que en la Silva criolla se da un expresivo simbolismo, como ya lo seal, desde 1906, el crtico y novelista Gonzalo Picn-Febres (1860-1918). Pero, en justicia, pertenece al crtico y poeta talo-venezolano Edoardo Crema (1892), y a su ensayo Los llanos al encuentro de una idea (1946), la demostracin crtica del universo simblico lazomartiano y el haber rescatado y hecho imprimir los poemas del creador llanero.
Un libro de puo y letra de Francisco Lazo Mart, que hemos tenido a la vista, y que contiene todos sus poemas, lleva el ttulo de Claro-obscuros. Lo que significa que el propio Lazo sinti en su obra la presencia indiscutible de una poesa clara, fcil de captar, junto a otra menos transparente, por su oscuridad relativa.
Conclusin (Calabozo, 1869 - Maiqueta, 1909) Poeta venezolano. Est considerado como uno de los grandes poetas de su patria, por su extensa composicin Silva criolla (1901), culminacin potica de la corriente indigenista. En la Silva criolla, Lazo Mart propone una vuelta a los orgenes agrestes del hombre, huyendo de la vida urbana y las costumbres perniciosas que sta acarrea. Sujeto a una frrea disciplina en su proceso de elaboracin (hay noticia de cinco versiones diferentes, todas ellas debidas a Lazo Mart), este largo poema recoge algunos tpicos literarios antiguos y universales; su originalidad, dentro de la ms pura tradicin de la literatura indigenista, radica en adaptar estos lugares al mbito sociocultural de la llanura, sabana o pradera venezolana, en donde el autor cree que se puede encontrar el amor de una mujer sencilla y la paz entre los seres humanos. Para escribir esta Silva criolla, Lazo Mart se sirvi de algunos ingredientes tomados de la prosa costumbrista y combin otros elementos del romanticismo trgico con el ensueo y la evocacin de su comarca natal.
Bibliografa
Anexo
ndice
Pg.
Portada --------------------------------------------------------------------------------------Introduccin --------------------------------------------------------------------------------Desarrollo ------------------------------------------------------------------------------------Vida de francisco Lazo Martn ---------------------------------------------------------Obras de Francisco Lazo Martn ------------------------------------------------------Conclusin -----------------------------------------------------------------------------------Bibliografa -----------------------------------------------------------------------------------3 a 20 3a 7 8 a 20 21 22
Anexo --------------------------------------------------------------------------------------------- 23