La Moraña
La Moraña
La Moraña
Autor:
David Sánchez Sáez
Fotografía:
Víctor Andrés Coello Cámara, Javier García Sáez,
David Sánchez Sáez y Elena Vicente Gajate.
Revisión de Estilo:
Virginia Jiménez Díaz (Licenciada en Filología Hispánica)
Edita:
Cámara Oficial de Comercio e Industria de Arévalo
Plaza del Salvador, 2 05200 - Arévalo (Ávila)
Financia:
Depósito Legal:
AV. 135-2004
Diseño y Maquetación:
ZINK Soluciones Creativas
Impreso en España
Printed in Spain
2 2 2
A mis padres
Beni y Seve
3 3 3
Índice
Presentación ............................................................ 9
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
1. Definición Comarcal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
1.1. Evolución Administrativa de la Tierra Llana de Ávila . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
1.2. Diferentes Propuestas de Comarcalización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
5 5 5
3.6.1. Estructura de la Situación Profesional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
3.6.2. La Población Activa y sus Ramas de Actividad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
3.6.3. Caracterización del Desempleo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
3.7. La Vivienda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
6 6 6
7.2.4. Residuos Sólidos Urbanos. Mecanismos para su Recogida Selectiva . . . . . . . . 196
7.2.5. Diagnóstico de los Equipamientos Culturales y Deportivos . . . . . . . . . . . . . . . 199
9. Objetivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207
A. Medio Ambiente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 208
B. Población. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 209
C. Sector Primario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 209
D. Sector Secundario y Construcción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 209
E. Sector Terciario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 210
F. Infraestructuras. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 210
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231
7 7 7
5
Presentación
L
a Cámara Oficial de Comercio e Industria de Arévalo lleva, desde hace varios años, ocupándo-
se por el desarrollo económico de la ciudad, cabecera funcional de la comarca de La Moraña,
especialmente desde su 'Departamento de Estudios e Investigación Aplicada', en el cual David
Sánchez ha tenido una participación activa y destacada durante el tiempo que estuvo en esta corporación.
Actualmente vivimos en un mundo globalizado, en el que se están produciendo continuos cambios
sociales, económicos y políticos, donde priman los grandes proyectos y las macrocifras, al haberse opta-
do por un modelo de desarrollo en el que, en cierto modo, se tiende a la concentración y al crecimiento
de las grandes ciudades.
La situación que hoy día existe en el medio rural, hace que algunos de sus habitantes se sientan ciu-
dadanos de segunda clase, ya que los parámetros que se utilizan para medir el bienestar de la sociedad
es difícil encontrarlos en este entorno. De ahí nace la pregunta que todos nos planteamos, ¿qué pode-
mos hacer las personas que vivimos en el mundo rural?. Las respuestas fáciles y sencillas que hasta ahora
se han dado, han sido el conformismo y la resignación, o la inmigración a las grandes ciudades de los efec-
tivos demográficos productivos altamente cualificados.
Pero desde la Cámara de Arévalo creemos que estas no son las mejores opciones que se nos pueden
presentar como colectivo, tanto en el ámbito local como en el nacional. Nosotros pensamos que la
clave está en buscar, plantear y poner en marcha un modelo de desarrollo económico en el mundo rural,
que permita a sus habitantes poder contar y disfrutar de los mismos o equivalentes servicios y oportuni-
dades de las que disponen los ciudadanos de las grandes ciudades.
Este modelo, es difícil que sea propiciado de un modo efectivo por los grandes dirigentes nacionales
o regionales, ante los escasos medios de los que administran para este fin. Por ello estamos convencidos
que las personas idóneas para llevar a cabo estos proyectos deben ser los propios componentes del
mundo rural, y como siempre hemos afirmado, nadie de fuera va a venir a realizar la labor que le corres-
ponde realizar a los interesados, a lo más que se puede aspirar es a que te apoyen. El mundo rural tiene
los dos componentes básicos necesarios, las personas y el territorio que habitan. Lo demás solo es la
voluntad y decisión de proponérselo y llevarlo a cabo. Tenemos además un gran activo no explotado, la
cantidad de jóvenes, muchos de ellos excelentemente preparados, que si se les da una oportunidad de demos-
trar su valía, se obtendrían unos excelentes resultados.
9 9 9
En el caso concreto de Arévalo, las interacciones con el resto de los municipios de su demarcación son
constantes y no se concibe el desarrollo de uno sin el otro y viceversa. Una preocupante situación de des-
poblamiento, envejecimiento demográfico y estancamiento económico, fruto de la crisis del sector agra-
rio en los últimos años, unido todo ello a la falta de emprendedores y a la inadaptación socioeconómica
ante los nuevos retos del S.XXI, son algunas de las constantes que observamos en la mayor parte de los
municipios morañegos.
La Cámara de Arévalo no podía pertenecer impasible ante esta situación y, a pesar de tratarse de una
Cámara local y pequeña, ha querido comenzar a actuar, ya que todo desarrollo actual debe de comenzar
por los propios implicados, por ello surge de este modo, la idea y el propósito de diseñar y realizar un "Estu-
dio de Desarrollo Socioeconómico del Área Funcional de Arévalo", que ha contado con la ayuda de la
antigua Consejería de Economía y Hacienda de la Junta de Castilla y León, para conocer la realidad con-
creta de nuestra zona, especialmente el declive del sector primario, la crisis del comercio tradicional,
motivada por los cambios en los hábitos de los consumidores, la perdida y envejecimiento de la población
rural, el impacto de las Nuevas Tecnologías, la falta de espíritu empresarial, así como la valoración de los
recursos existentes, que sirva de base y nos permita desarrollar la realización de un "Plan Estratégico de
Desarrollo Socioeconómico de Arévalo y su zona de influencia", a partir del cual comenzar a forjar una nueva
realidad territorial muy diferente a la actual, que se caracterice por la participación de los agentes socia-
les y por un crecimiento económico que no se contraponga a los valores ambientales de la zona.
Las metas a conseguir, se basan en lograr la creación de riqueza que permita la generación de empleo
estable, que mejore el nivel de renta de los habitantes y con ello, un incremento de su calidad de vida y
del bienestar social.
La obra que aquí presentamos se muestra como una herramienta eficaz que pretende dar a conocer
y mostrar soluciones a los problemas de La Moraña. Con ella no se busca solo el estudio, como tal, sino
llegar más lejos y plantear soluciones concretas y viables para intentar solventar las debilidades diagnos-
ticadas. Desde la perspectiva del desarrollo económico las propuestas esbozadas supondrán una poten-
ciación de la capacidad competitiva y de diferenciación territorial, que se podrá conseguir mediante la acti-
vación del sector industrial, el desarrollo tecnológico, la preparación adecuada de la mano de obra, el fomen-
to del espíritu empresarial, etc.
La verdadera importancia de este tipo de estrategias estriba en su carácter integrador y global y no sec-
torial, ya que se tienen en cuenta todos los elementos que participan de la realidad del día a día. Además,
se proponen actuaciones concretas materializadas en proyectos determinados que nacen fruto del aná-
lisis de situaciones propias de la comarca.
Ahora llega el momento de aceptar el reto, para que todos los agentes sociales de la zona nos pon-
gamos a trabajar de forma ordenada y coordinada, guiados por un proyecto y con unos objetivos, que con-
fluyen en una meta final común: el desarrollo de la Moraña.
10 10 10
Prólogo
L
a democracia que restaura la Constitución de 1978 le sienta estupendamente al territorio espa-
ñol. Los científicos sociales -en particular los geógrafos- sabemos que el territorio es siem-
pre un producto social, una construcción cultural colectiva de la población que lo habita y
lo transforma. Lo que es bueno para la sociedad -la democracia como sistema de convivencia civil-, tam-
bién es bueno para la organización del territorio en que esa sociedad vive.
La nueva Constitución democrática inaugura, en primer lugar, el llamado Estado de las Autonomías,
primando la funcionalidad operativa de la escala regional en la ordenación territorial de España, y dando
así por finalizada la larga historia de hegemonía y exclusividad de la anterior escala estatal, demasia-
do centralista y uniformizadora.
Pero, en segundo lugar, es la propia Constitución de 1978 la que posibilita políticamente, unos años
más tarde, en 1986, el ingreso de España en lo que hoy es la Unión Europea. Gracias a este aconteci-
miento histórico, que satisface una aspiración colectiva largamente sentida, la metodología de la
ordenación del territorio nacional empieza a disponer de otra nueva escala cartográfica, ahora comu-
nitaria y supranacional, que completa eficazmente a la anterior escala autonómica y regional, y que
va a ser capaz de superar el aislamiento impuesto por un prolongado período de autarquía y de nacio-
nalismo excluyente.
En el conjunto del territorio español y dentro, desde luego, en Castilla y León el nuevo juego de doble
escala favorece una percepción más nítida y precisa de la diversidad y de la diferenciación, enrique-
cedoras de los espacios y de las sociedades. La escala subestatal descentralizada define con concre-
ción la singularidad de lo local, y complementariamente la escala supraestatal, más amplia, conecta
y contracta esa singularidad local con las exigencias de la globalización, evitando, con ello, cualquier
tentación localista.
11 11 11
El autor es un geógrafo profesional bien dotado científicamente como podrán comprobar ense-
guida los lectores, desde los planteamientos metodológicos y programáticos de las primeras páginas
hasta las propuestas de acción, concretas y factibles, de sus últimos capítulos. La redacción no pier-
de ritmo ni interés en ningún momento y su orden expositivo presenta una estructura formal perfec-
tamente coherente e integrada que facilita la continuidad del texto y su progresivo avance desde las
formulaciones teóricas iniciales hasta las proposiciones de ordenación territorial.
La comarca que ha elegido el autor es el Área Funcional de Arévalo que la Junta de Castilla y León
define en sus Directrices de Ordenación del Territorio y cuyos límites coinciden aproximadamente con
la comarca de La Moraña.
La elección territorial, con una escala de análisis intermedia entre la regional y la municipal, no es
en absoluto caprichosa. El autor ha nacido, vive, convive y trabaja en el territorio que ha decidido
estudiar y para el que sugiere propuestas operativas de ordenación con una sólida base teórica bien
contrastada empíricamente con su actividad laboral cotidiana.
Dicha opción temática y espacial le ha producido una íntima satisfacción a éste su antiguo profe-
sor, que ahora redacta, sin poder disimular su orgullo, estas líneas. David Sánchez reproduce y con-
tinua una feliz tradición, muy arraigada en la comunidad científica de geógrafos, tradición, además
que siempre ha estado vigente y lo sigue estando en la Facultad y en el Departamento donde él se ha
formado. Ángel Cabo estudió La Armuña, Valentín Cabero La Cabrera Leonesa, María Isabel Martín La
Tierra Llana de Ávila,...
Todos estos estudios, como éste de David Sánchez, y otros muchos cuya enumeración sería
tediosa, poseen dos características comunes en su intención científica: son espacios vividos y sen-
tidos profundamente por sus estudiosos, y son también áreas territoriales con inconvenientes gra-
ves para su progreso y con problemas específicos que entorpecen sus posibilidades de desarrollo
y cuya solución, siempre difícil, requiere estudios territoriales metodológicamente rigurosos, de
los que se desprenden propuestas de ordenación creativas y factibles, además de socialmente com-
prometidas.
En el presente texto, su autor garantiza y asegura su compromiso cívico como científico territorial
aplicando a sus análisis y a sus formulaciones prepositivas una metodología abierta y participativa, sin
ninguna concesión a dogmatismos personales. En las páginas del libro no sólo se oye la voz del autor,
no sólo se exponen sus criterios y razonamientos; sino que ha sido capaz de integrar, de coordinar y
de armonizar otras muchas voces y opiniones diversas que se han expresado en frecuentes mesas de
debate, bien organizadas y dirigidas, y en encuestas de opinión correctamente elaboradas, donde
han participado activamente los agentes sociales, las organizaciones y los colectivos cívicos, los exper-
tos de otras disciplinas, las entidades privadas más influyentes, y las instituciones públicas.
Quizás, las dos principales virtudes de este estudio, complementarias entre sí, se advierten en el com-
promiso real y concreto que el autor testimonia con la solución de los problemas que analiza, y en la
metodología participativa y dialogante que busca la complicidad de la sociedad comarcal en la acep-
tación de las propuestas específicas de acción, que previamente ha compartido y consensuado con los
12 12 12
representantes más cualificados de esa misma sociedad para conseguir que se identifique con las sin-
gularidades de su territorio y se comprometan a desarrollar colectivamente una responsabilidad com-
partida.
Gracias a estos dos aciertos -compromiso cívico y participación ciudadana- no tan frecuentes como
sería deseable en estudios de origen académico, las administraciones públicas competentes disponen
con este texto de un documento científico imprescindible para la toma de decisiones políticas de
ordenación territorial en la comarca de La Moraña.
Las últimas líneas de este prólogo deben de ser de felicitación y agradecimiento. Es justo felicitar
a la Cámara de Comercio e Industria de Arévalo y a Caja Duero por el acierto y la sensibilidad que ambas
instituciones han demostrado, una vez más, al apreciar en su justa medida el valor cultural y el inte-
rés social de este texto. Gracias a los directivos de ambas entidades que han posibilitado y financia-
do la edición de esta obra.
Y, para terminar, gracias muy sinceras al autor -David Sánchez- por lo mucho que le ha enseñado
la lectura de su libro a su antiguo profesor, que ahora le ruega y le anima encarecidamente a que
continúe y consolide esta línea de trabajo intelectual y de compromiso cívico tan necesarios para el des-
arrollo local de las comarcas rurales de nuestra región.
13 13 13
Introducción
E Territorio en el medio rural. Nos encontramos ante una disciplina relativamente nueva cuyos
contenidos están sujetos a diferentes interpretaciones. En este sentido son muchas y diver-
sas las definiciones dadas por los investigadores y resulta complicado determinar cuál es la
más apropiada. Desde el punto de vista normativo las leyes de Ordenación del Territorio de las dis-
tintas Comunidades Autónomas muestran un relativo consenso al recoger como definición de Orde-
nación del Territorio la establecida en la Carta Europea de Ordenación del Territorio aprobada en el seno
del Consejo de Europa durante la Sexta Conferencia de Ministros responsables en esta materia (CEMAT).
En su punto nueve la citada Carta señala que la Ordenación del Territorio es “la expresión espacial de
las políticas económicas, sociales, culturales y ecológicas de la sociedad. Es a la vez una disciplina cien-
tífica, una técnica administrativa y una política concebida por un enfoque multidisciplinar y global cuyo
objetivo es un desarrollo equilibrado de las regiones y la organización física del espacio según un
concepto rector”. Se muestra, por tanto, como el resultado de las acciones emprendidas por el hom-
bre para adaptar o acondicionar el territorio de cara a la resolución adecuada de sus múltiples nece-
sidades (Pujadas y Font, 1998).
Los objetivos fundamentales que la Carta Europea de Ordenación del Territorio (1983) presenta son:
el desarrollo socioeconómico equilibrado de las regiones, la mejora de la calidad de vida, la gestión
racional de los recursos naturales, la protección del medio ambiente y la utilización responsable del
territorio. Además se enuncian una serie de objetivos particulares entre los que se destacan las regio-
nes rurales con una función agrícola prioritaria, que cumplen una importante misión en la ordenación
territorial. Es necesario que en las zonas rurales se creen condiciones de vida equivalentes a las de la
ciudad, tanto a nivel económico, cultural y ecológico como en materia de infraestructuras y equipa-
mientos.
Por otro lado, la LEY/1998, de 5 de diciembre, de Ordenación del Territorio de Castilla y León,
entre sus fines, determina “la definición de un modelo territorial capaz de favorecer el desarrollo
equilibrado y sostenible de la Comunidad, así como la articulación e integración de su territorio y su
15 15 15
conexión con el exterior”. A su vez establece un instrumento para sintetizar y orientar la política terri-
torial de acuerdo con las políticas sectoriales, económicas y culturales, como son las Directrices de Orde-
nación del Territorio de Castilla y León. Con ellas se pretende, entre otros, el diagnóstico de los pro-
blemas y oportunidades de la Comunidad para la posterior formulación de objetivos, estrategias y pro-
puestas de ordenación y gestión. También plantea criterios de actuación en áreas desfavorecidas por
declive económico o demográfico, caso de las zonas rurales, por situaciones de incomunicación u
otras desventajas objetivas, o por la existencia de riesgos naturales o tecnológicos. Teniendo en cuen-
ta que cerca del 95% de la superficie castellano-leonesa es rural, el análisis y la intervención sobre estos
medios se convierte en un campo de actuación para la Ordenación del Territorio.
La incorporación de España en la Unión Europea y los procesos de globalización en los que está
inmersa toda la Península Ibérica han provocado cambios sociales y económicos, estableciéndose un
nuevo orden en las estructuras territoriales. Este modelo ha traído implícito un esquema desequilibrado
y contrapuesto entre las zonas más y menos desarrolladas, regiones que presentan unos problemas
muy distintos y variados y donde, las capitales de provincia se convierten en núcleos, desde el punto
de vista socioeconómico, muy potenciados. Zonas que gozaron de una mejor situación pasada, fruto
de la potente actividad industrial, áreas fronterizas o ultraperiféricas, que han caído en el olvido de los
Estados y carecen de inversiones que favorezcan su despegue, o regiones rurales que no llegan a los
niveles medios de desarrollo comunitario y que están azotadas por una desestructuración socioeco-
nómica muy fuerte. Ciertas áreas rurales están en mejores circunstancias competitivas para adaptarse
a esta apertura hacia el mundo y exponerse a las fuerzas externas, pero hay otras que carecen de los
mecanismos oportunos para tal efecto. Esto se debe a la diversidad de características de cada zona que
difieren respecto a su situación geográfica, su soporte demográfico, su estructura económica, sus
recursos naturales y humanos, etc (Bryden, 1998).
Todos estos procesos han traído conversiones en el tejido económico de las zonas rurales que, a
su vez, tienen asociados algunos efectos concretos, entre los que podemos destacar:
Efectuar un diagnóstico, diseñar acciones, interesar a todo un equipo, fijar una estrategia, etc., son
expresiones tomadas del mundo de la empresa y que son utilizadas igualmente para describir la ela-
boración de planes territoriales que pretenden solventar problemas como los que hemos señalado
(Sánchez Sáez y García Mateos, 2002). La planificación estratégica se desarrolló en el seno de las gran-
des empresas privadas a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta. Después, en los años
ochenta, se empleó, de forma más extensificada, para el desarrollo estratégico de ciudades, municipios
y áreas metropolitanas, tales como San Francisco, Filadelfia, Chicago, Virginia Beach, Sacramento o
New York (Valcarce- Resalt et al., 1993) . Partiendo de la planificación y las estrategias individuales de
16 16 16
las empresas, la sociedad capitalista se encuentra cada día más planificada, bien por el Estado o por las
grandes compañías multinacionales, cuyas decisiones son capaces de modificar la dinámica socioeco-
nómica de una comunidad. No debemos pasar por alto que la globalización es un fenómeno que, a pesar
de su reciente concepción, se ha expandido de forma muy rápida por todo el mundo, fruto de las nue-
vas tecnologías y de los nuevos sistemas de comunicación. Ésta ha modificado la función embrionaria
del Estado y ha solidificado nuevos flujos financieros, comerciales y económicos, donde las fronteras
nacionales son cada vez más difusas con la formación de entidades supranacionales como la Unión Euro-
pea (Bryden, 1998). Ante este contexto podemos decir que se fraguaron los primeros intentos de pla-
nificación en la sociedad capitalista moderna. Tras la Segunda Guerra Mundial las tendencias planifi-
cadoras adquieren un auge más que considerable ante la devastadora situación en la que se hallaban
sus estructuras económicas y sociales. Nace, de este modo, en Francia, a mediados de la década de los
años cuarenta, lo que posteriormente se denominaría planificación indicativa, vinculante para el sec-
tor público e indicativa para el privado. Esta planificación no sólo es compatible con el mercado, sino
complementaria del mismo (Bauchet, 1966).
Bajo otra perspectiva, la Revolución Soviética (1917) permitió desarrollar, en la práctica, esquemas
teóricos de planificación central a partir del establecimiento de la propiedad pública de los medios de
producción y de la centralización de las decisiones, con la elaboración de reglas generales y planes para
la regulación de la vida económica de la recién creada Unión Soviética a cargo del Consejo Económi-
co Supremo. Más tarde, en 1920 se creó el GOELRO, organismo que iba a dar forma al primer plan eco-
nómico a largo plazo, conocido como “El Plan General de Electrificación”. Estos primeros intentos pla-
nificadores en Europa estuvieron fuertemente limitados ya que se concibieron de forma sectorializada,
lo que se tradujo en problemas de distinta naturaleza al no considerarse las interrelaciones de los ele-
mentos del sistema territorial.
Adentrándonos en la Europa de los años cincuenta y sesenta, el objetivo principal del desarrollo
económico se basaba en el crecimiento, primando la acumulación de capital, sin tenerse en cuenta otros
aspectos territoriales y a costa de desequilibrios en los sistemas sociales y medioambientales. La acti-
vidad económica rural se identificaba, en su totalidad, con la agricultura, la ganadería y, también, en
menor medida, con el sector forestal, principales fuentes de mano de obra.
Desde los años de posguerra, y hasta bien adentrados los años setenta, las políticas convencionales
de desarrollo regional se caracterizaban por un modelo de crecimiento basado en la atracción de
capital exógeno. Este modelo asentado en la promoción de la inversión exterior y la movilidad de los
bienes y los factores de producción, supuso una fuerte especialización en actividades tradicionales muy
vulnerables ante las crisis económicas coyunturales, así como a la concentración de las zonas centra-
les, marginándose a los espacios periféricos o rurales (Doval Adán, 2002). De este modo, el Estado actúa
incentivando a las empresas, reduciendo controles y, en última instancia, poniendo en cuestión los pro-
cesos de control social sobre la acumulación del capital. Es el crecimiento económico y no la distribución
del bienestar lo que se señala como objetivo social ante unos intereses que claramente desbordan
la capacidad de decisión de muchos de los Estados implicados. Desde la perspectiva de la planifica-
ción, esta situación se manifiesta en una incapacidad por controlar elementos que dependen de fac-
tores absolutamente inaccesibles. La planificación presenta unos condicionantes mayores y unos
recursos menores, y sus resultados cada vez vienen más predeterminados por variables externas al ámbi-
to sobre el que se está actuando.
17 17 17
Pero el declive económico que se produce a finales de los años setenta en el mundo desarrollado,
a causa de la crisis del petróleo, provocó un giro en esta tendencia puesto que las inversiones exóge-
nas se redujeron considerablemente, lo que vino asociado a una reducción del empleo y de la capa-
cidad de generar riqueza. Este hecho obligó a los diferentes agentes económicos y políticos a buscar
nuevas fórmulas de desarrollo que poco a poco comienzan a hacer del propio territorio una herramienta
y un elemento en sí para el crecimiento económico, teniéndose cada vez más en cuenta otras varia-
bles propias del estado del bienestar, como la calidad de vida, la preservación de los valores del patri-
monio cultural o el respeto y la conservación del medio ambiente. El modelo vigente de desarrollo dejó
de ser operativo poniéndose de manifiesto sus limitaciones a la hora de dar una respuesta contundente
a los problemas del empleo (Cabrero, 1992). Se despierta un interés especial por el medio rural que
durante tanto tiempo fue un ámbito observado como un espacio productivo y reserva de fuerza de
trabajo, dependiente de estrategias de desarrollo, elaboradas en las grandes ciudades y centros de deci-
sión política. Es precisamente en este momento cuando aparece el concepto de desarrollo rural inde-
pendizándose del de desarrollo económico (Junta de Andalucía, 2000). Así, en 1975 el Banco Mun-
dial define Desarrollo Rural como “una estrategia diseñada para mejorar el nivel de vida económico
y social de grupos específicos de población”. No obstante, el diseño de estrategias desde la ciudad
no conlleva al resultado deseado por el gran desconocimiento de los mecanismos del medio rural y
la complejidad de los sistemas agrarios. Conseguir un modelo que aglutine las interacciones entre el
campo y la ciudad no es una tarea fácil, encaminándose las nuevas tendencias hacia el desarrollo
local, hasta el punto de plantearse como la única salida a la nueva situación socioeconómica, tanto
del entorno rural como urbano (Márquez Domínguez, 2002). Estos primeros intentos de planificación
del medio rural se caracterizaran por un enfoque agrarista-productivista, lo que hacía que las zonas
más desfavorecidas se encontrasen en mayor desventaja respecto a las zonas más dinámicas. Los
inicios de las políticas rurales en España respondían a iniciativas aisladas en las que predominaban las
actuaciones de tipo económico. La presencia de proyectos de esta naturaleza se corresponde con una
sensibilización escasa por parte de la población y sin implicación real en los procesos de dinamización
social (Esparcia Pérez et al., 2000).
Hasta los años ochenta el desarrollo rural no ha sido un campo de actuación prioritario en Espa-
ña tanto en ámbitos científicos como políticos. Los estudios sobre este tema han evolucionado, a
pesar de su corta historia, desde los enfoques tradicionales de simples análisis sobre aspectos rela-
cionados con la crisis de la agricultura, el despoblamiento, el envejecimiento demográfico o las caren-
cias de equipamientos e infraestructuras, a un nuevo rumbo donde priman dos componentes fun-
damentales como son su carácter analítico e integrado (Noguera Tur, 1997). Los procesos de globa-
lización tecnológica, sociocultural y económica han planteado un nuevo problema que la tradicional
concepción de la macroeconomía no ha sabido solucionar. Esto ha significado la incursión de la micro-
economía en contraposición a las macroeconomías. Si hasta estos momentos se tendía a fomentar
e impulsar el desarrollo del territorio a partir de la llegada de capital exógeno y de actuaciones de las
Administraciones Públicas alejadas del entorno rural, ahora, la tendencia, sin oponerse drásticamen-
te a la anteriormente citada y sirviéndole de complemento en muchos casos, supone un nuevo enfo-
que basado y fundamentado en el aprovechamiento de los recursos y potencialidades endógenas, para
llegar a un nuevo modelo de desarrollo centrado en lo local (Pérez Ramírez, et al., 1996). De lo que
se trata es de analizar el sistema rural, profundizando en sus diferentes elementos y las interrelacio-
nes que se producen entre ellos y el entorno que les rodea. El carácter integrado lleva consigo la par-
ticipación de diferentes profesionales que de forma interdisciplinar abordan el estudio territorial. La
18 18 18
Geografía, como ciencia que tradicionalmente se ha ocupado del territorio, cobra un nuevo prota-
gonismo, pues conocerlo es la premisa necesaria para organizarlo. No en vano el saber geográfico es
un saber político al ofrecer las pautas de acción a desarrollar por los gobiernos (Troitiño Vinuesa,
1986). De forma paralela también se busca una perspectiva más pragmática que pretende una apli-
cación material de estos estudios, más allá de un mero trabajo científico con el fin de que pueda
haber una orientación hacia el análisis de una realidad y de los condicionamientos y posibilidades
que ésta tiene de cara al futuro. Los trabajos científicos sobre el entorno rural han de ser una base sóli-
da que contribuyan a la formulación de estrategias de desarrollo que tengan una aplicación material
sobre el territorio.
La Reforma de los Fondos Estructurales de 1988 supuso la consolidación de las políticas de desa-
rrollo regionales y un apoyo a la cohesión económica de los diferentes territorios europeos. Encontramos,
en este momento, un punto de inflexión de modo que los métodos de análisis y planificación se per-
feccionan y se insiste en los enfoques claramente más integrales y participativos. El principio de ges-
tión desde la escala local, da cabida a la población en la elaboración de planes de desarrollo, lo que
unido a una visión plurisectorial dota a los habitantes del medio rural de confianza ante los benefi-
cios de estas políticas.
Un hecho de gran relevancia dentro del desarrollo rural y su actual incidencia en el territorio fue
la creación de agencias y fundaciones instituidas para la promoción del desarrollo local y endógeno.
Éstas surgieron inicialmente, ya a mediados del S.XX, en el Reino Unido, más concretamente en Esco-
cia y País de Gales, e Irlanda y, posteriormente, en Italia, Francia, Alemania y Países Bajos. Paulatina-
mente estas entidades surgen, también, en el resto de los países mediterráneos y del este de Europa,
al ser los auténticos motores del nuevo modelo de desarrollo, que se fundamenta en el aprovechamiento
intensivo de los recursos humanos y las potencialidades del territorio, primando lo endógeno sobre
lo exógeno (Doval Adán, 2002). En los años ochenta este tipo de organismos se multiplican, ya que
comienzan a ser los gestores de los programas de desarrollo rural puestos en marcha desde la Unión
Europea y las Administraciones Nacionales. Asociados a estos grupos surge la iniciativa LEADER a
partir de la reforma de los Fondos Estructurales de 1988 y en parte responsable de los nuevos enfo-
ques en la concepción del desarrollo rural. Fue la primera iniciativa pública diseñada para frenar el pro-
ceso de declive económico y social de las áreas rurales, introdujo una perspectiva territorial encami-
nada al desarrollo endógeno e integrado y dio protagonismo a la sociedad rural. Antes de 1991 la tra-
dición investigadora sobre el desarrollo rural era muy limitada y, por otra parte, el hecho de que un
grupo de diferentes agentes agrupados en una misma entidad, tuviese capacidad de gestionar un pre-
supuesto elevado, proveniente de los fondos europeos, supuso un gran cambio cualitativo (Esparcia
Pérez. et al., 2000). Todo este proceso presenta un nuevo enfoque del mundo rural, que potencia los
conceptos de endógeno, integrado, innovador, demostrativo, participativo (Actualidad LEADER, 1998)
y, posteriormente, sostenible.
19 19 19
actual, cabe esperar un descenso de mano de obra y una progresión de los niveles de dependencia,
por el aumento de los ancianos mayores de 65 años, que generará externalidades económicas y
sociales negativas (Astorga González, 1996). A esto se une que la agricultura ha dejado de ser la base
de la economía rural, a pesar de que sigue contando con un importante peso específico en el conjunto
de la sociedad rural y se mueve bajo el signo de la incertidumbre, con sus ya tradicionales problemas
asociados. Esta heredada identidad del mundo rural con las sociedades agrarias se ha roto y en su lugar
nos encontramos ante un medio que tiende y ha de tender, aún más, a la diversificación de sus acti-
vidades económicas (Barrio Aliste, 1996), una de las principales preocupaciones en los estudios de orde-
nación del medio rural.
Ante este contexto se presenta este trabajo como un caso práctico de diseño de un plan de des-
arrollo comarcal, aplicado a una demarcación rural y hecho por un geógrafo. La traumática situación
en la que se encuentran muchas de la zonas rurales de la Unión Europea hacen de ellas uno de los ámbi-
tos de estudio y de actuación más interesantes para la Ordenación del Territorio. En las siguientes
páginas mostraremos un esquema metodológico de plan de desarrollo aplicado a una comarca rural,
La Moraña (Ávila).
A pesar de que nuestros pueblos son un medio debilitado, hay que actuar sobre ellos ya que tie-
nen un amplio abanico de posibilidades válidas para su renovación. Lo complicado es encontrar y apli-
car la fórmula adecuada para ello. El desarrollo rural supone un intento de reactivación integral de unos
lugares a los que circunstancias históricas y socioeconómicas han sumido en un proceso regresivo. Ante
las dificultades de acomodo a las nuevas demandas del mercado y a la creciente competencia inter-
territorial, se ha comprobado que una de las extenuaciones de las zonas rurales radica en el entor-
pecimiento de adaptación a estas realidades. Hay que trabajar por un modelo territorial más disper-
so y menos concentrado donde estas zonas vuelvan a tener el cariz con el que contaron en un pasa-
do. Si no se toman medidas urgentes, en breve, nos encontraremos con numerosos vacíos territo-
riales enmarcados en comarcas despobladas y desestructuradas, salpicadas de un considerable grupo
de pueblos 'fantasma' totalmente abandonados. En este sentido, la Ordenación del Territorio y los pla-
nes de desarrollo socioeconómico se presentan como una potente arma para solventar los numero-
sos problemas del medio rural.
20 20 20
La verdadera fuerza de los planes de desarrollo estriba en su carácter integrador y global y no sec-
torial, ya que se tienen en cuenta todos los elementos que participan de la realidad territorial del día
a día. Además se proponen actuaciones concretas materializadas en proyectos determinados que
nacen fruto del análisis de las situaciones propias de un territorio. Todos los agentes sociales de la
comarca tienen que trabajar interconectados y actuar conjuntamente entre sí, guiados por un pro-
yecto en común y con unos objetivos que confluyen en una meta final compartida: el desarrollo.
2. Sistemático: considerar el medio rural como un sistema en el cual confluyen diferentes ele-
mentos que están relacionados entre sí y con el entorno que les rodea.
3. Dinámico: nos enfrentamos ante un medio y una realidad que evoluciona por sí misma, aun-
que no se actúe sobre ellos.
4. Prospectivo: debemos analizar las tendencias y el desarrollo a largo plazo de los fenómenos
y actuaciones económicas, ecológicas, sociales, culturales y medioambientales.
5. Global: se debe de tratar de asegurar la coordinación de las distintas líneas sectoriales y su inte-
gración en un enfoque global.
6. Funcional: las conclusiones y planteamientos finales deben de tener un carácter sencillo y prag-
mático de tal modo que se puedan llevar a la práctica de una forma coherente.
7. Continuo y Cíclico: los programas que se van a diseñar son la base de la sucesión de conti-
nuos planes que se desarrollarán en un futuro y que seguirán pujando por una mejora de la
situación global de la zona en cuestión.
8. Flexible: los resultados que se obtengan al final no son inamovibles o fijos sino que durante
el periodo de ejecución pueden ser modificados en función de las debilidades, carencias o
necesidades que se muestren, pudiendo programarse nuevas propuestas.
La respuesta a los problemas de las zonas rurales no puede venir desde una perspectiva unilateral
y sectorial sino desde una estrategia integral que promueva una diversificación de la actividad eco-
nómica, pero que no pierda de vista la identidad cultural de estas áreas ni la preservación de sus valo-
21 21 21
res medioambientales, culturales, históricos y tradicionales. Debe ser, más que una estrategia de desa-
rrollo basada exclusivamente en la oferta (invertir y poner en marcha productos y servicios sin tener
en cuenta las necesidades de la zona), una estrategia que se base en la demanda, en satisfacer y solu-
cionar las necesidades, deseos y problemas de las empresas y los actores locales, o en todo caso mixta
de las dos variables, y que descubra y potencie todas las oportunidades que el territorio esconde.
Además requiere la interacción y cooperación entre los actores para dar respuestas eficaces y para for-
talecer los procesos de desarrollo endógeno, aunque tampoco hay que perder de vista los posibles influ-
jos que pueden provenir del exterior. Por ello hay que tener en cuenta una serie de factores que han
de ser constantes a la hora de la formulación de propuestas:
– Un enfoque integrado, para movilizar todos los recursos existentes con objeto de mantener
el tejido productivo, diversificar las actividades económicas y crear empleo.
– Un enfoque territorial, en el que el territorio juegue un doble papel, no sólo como lugar de
integración y localización de las diferentes medidas y actuaciones, sino como factor y motor del
desarrollo en sí mismo.
– Un enfoque coordinado con los distintos organismos competentes, desde el nivel mundial
al local, y de éstos con los agentes económicos y sociales.
Sin perder de vista estas consideraciones generales se aborda la elaboración del diagnóstico y del
plan de acciones para el desarrollo socioeconómico de una comarca según el esquema metodológi-
co que hemos seguido para el caso concreto de La Moraña.
22 22 22
Figura 1
Esquema Metodológico Plan de Desarrollo Socioeconómico
Pre-estudio
Recogida de Información
Diagnóstico Territorial
Diagnóstico Integrado
Objetivos
Estrategia de Desarrollo
Ejes Estratégicos
Medidas de
Actuación
Acciones
23 23 23
FASE A. Pre-estudio
Durante esta fase se han de asentar las bases teóricas y metodológicas sobre las cuales construir los
planteamientos del resto de las sucesivas etapas. En primer lugar se delimita la zona de estudio para,
a continuación, establecer un cronograma de los contenidos. Para ello se propone elaborar un esque-
ma en el que estén recogidas las variables socioeconómicas necesarias para establecer un diagnóstico
y a partir de él fijar los objetivos y fines del plan.
Se trata de crear un soporte estadístico a partir de la recopilación de una variada selección de datos
que posibiliten la posterior ejecución del diagnóstico territorial. La recogida de información es una de
las cuestiones fundamentales en el estudio de una zona. Existe una amplia gama de fuentes que deben
de ser analizadas y valoradas puesto que se tiene que utilizar, sólo, aquella información que sea útil para
complementar las líneas maestras trazadas. Hay que tener en cuenta que a partir de ella se van a con-
feccionar documentos cuyos contenidos dependen directamente de su naturaleza, de tal manera que
la información ha de ser veraz, adecuada y suficiente. Además los resultados serán fácilmente trans-
misibles y se utilizarán aquellos datos que sean más actuales, aunque en algunos casos se complementarán
con otros de mayor antigüedad para poder conocer su evolución.
Las fuentes estadísticas existentes son muy diversas por lo que, a pesar de tener que obtener una
serie de datos lo suficientemente amplia y variada, hay que despreciar todo aquello que no sea de uti-
lidad y evitar la duplicidad. La recogida de información es una de las cuestiones más importantes a la
hora de realizar un correcto análisis.
Además de las fuentes estadísticas convencionales existen otro tipo de métodos a la hora de obte-
ner nuevas informaciones de naturaleza muy variada como es el caso de las encuestas y las entrevis-
tas. Con ellas se pueden conocer las variables que se estime oportuno de modo que los análisis secto-
riales pueden contar con datos muy actuales de gran valor cuantitativo y cualitativo.
24 24 24
las líneas maestras sobre las que hay que comenzar a trabajar. Se trata, en base a los elementos de
información que se han reunido, de llevar a cabo un análisis que ponga de relieve las principales diná-
micas territoriales, su estructura y sus tendencias de futuro, por lo que los puntos claves a tratar son:
– Los elementos del paisaje y del medio natural que deben de ser objeto de una protección espe-
cífica o de algún tipo de intervención.
– Las características del soporte demográfico, económico y social.
– Las demandas y las nuevas necesidades de empleo, así como las carencias formativas y de cua-
lificación.
– Estado del tejido empresarial y del grado de espíritu emprendedor establecido en la sociedad.
– Los aspectos fuertes y débiles del conjunto y de las diferentes partes del territorio.
– Las tendencias de fondo que se pueden observar en el territorio en lo que se refiere a la demo-
grafía, la economía, la cultura, la vida social, el medioambiente...
– Los grupos de población más afectados por los problemas sociales y de marginación.
– Los elementos desencadenantes que hay que activar y las diferentes acciones que sería necesa-
rio aplicar.
– La identidad del territorio a través de elementos temáticos que contribuyan a crear símbolos repre-
sentativos.
Es la parte más laboriosa y que más tiempo consume por la amplitud de los contenidos y el carác-
ter de los mecanismos desarrollados. Para una correcta ejecución del mismo se propone la aplicación
de la Teoría General de los Sistemas a partir de la cual se crea un modelo consistente en un conjunto
de elementos en interacción entre sí y su entorno, distinguibles por una serie de atributos variables.
De este modo en el medio rural, se interrelacionan diferentes elementos territoriales como la pobla-
ción, la agricultura, el entorno ambiental, el patrimonio cultural, el marco social, la industria y los ser-
vicios, etc. Una analítica minuciosa de todos y cada uno de ellos y sus flujos son una de las principales
herramientas para la correcta y completa confección del diagnóstico.
Una vez finalizado éste se ha de realizar un Diagnóstico Integrado, documento en el que se esque-
matiza lo fundamental de lo presentado en el diagnóstico, de manera que sea fácil de leer, entender e
interpretar. Para ello se utilizarán fichas DAFO (Debilidades – Amenazas – Fortalezas - Oportunidades).
De lo que se trata es de sintetizar el diagnóstico en torno a una serie de áreas lo suficientemente
amplias como para que se abarquen todos los aspectos a tener en cuenta en nuestra reflexión.
A partir de los problemas que se han identificado en el diagnóstico, en esta etapa se ponen de
relieve los grandes ejes de orientación en la intervención, para formular objetivos. Esto supone consi-
derar las metas posibles, retener algunas de ellas y jerarquizarlas, determinar las vías que se utilizarán
para alcanzarlo, identificar los medios, los métodos y las modalidades que se emplearán.
Es evidente que no se trata de que estas opciones sean tajantes, sino que sean resultado de nego-
ciaciones entre el mayor número posible de agentes interesados, con los que se podrá constituir la base
de un contrato colectivo de interlocutores que se comprometen formalmente en un proyecto de con-
25 25 25
junto, tal y como recoge la Carta Europea de Ordenación del Territorio. Durante esta etapa se somete
el diagnóstico obtenido a análisis y debate en el que participan diferentes agentes locales, tanto públi-
cos como privados. Hay que establecer una serie de tendencias futuras y proponer las medidas correc-
toras más acordes para eliminar posibles amenazas en el contexto comarcal. Partiendo de sus deseos,
esperanzas y ambiciones, los agentes locales pueden hacer una descripción del entorno socioeconómico
y ambiental, tal y como quisieran que fuese, visión que es imprescindible para fijar los objetivos a los
que queremos llegar. Además hay que precisar las directrices del modelo territorial marcadas que se
alcanzarán con las medidas propuestas en la siguiente fase. Esta definición no sólo permitirá trazar las
diferentes opciones de trabajo sino que dará la opción de priorizar, en el espacio y en el tiempo, la elec-
ción de las diferentes acciones, introduciendo sobre todo la variable del consenso entre los distintos agen-
tes sociales, económicos y políticos. Es evidente que se trata de que estas opciones sean fruto de una
serie de negociaciones entre el mayor número posible de agentes territoriales y no de un trabajo prag-
mático de recolección de datos, por ser una tarea de reflexión que se lleva a cabo con el fin de sopesar
unas conclusiones y unas líneas óptimas para el buen devenir socioeconómico de la comarca.
Las mesas de trabajo o de discusión son una técnica que en los últimos años se ha puesto en fun-
cionamiento y que consiste en realizar grupos de conversación, en las que los agentes socioeconómi-
cos que tienen que ver con el territorio, charlan sobre su estado. El objetivo de esta técnica es detec-
tar los estados de opinión más ocultos y que se pueda ahondar mucho más en la problemática y en la
realidad que se ha detectado durante el trabajo de gabinete. El analista tiene la obligación de autoa-
nalizar previamente sus posiciones, eliminando prejuicios propios, una vez que tiene un conocimien-
to del espacio. Primero debemos tener en cuenta que en cada grupo es preciso reunir a personas que
tengan un nexo de unión o que participen de una misma realidad. Todo nos llevará a montar varios gru-
pos de discusión, uno por cada segmento poblacional o socioeconómico.
Con esta técnica lograremos pulsar a los diferentes estados de opinión que hay en el territorio, que
responden a diferentes motivaciones y vivencias. El aprehender procesos que conforman hechos no pre-
cisa necesariamente de una representatividad numérica homogénea o numerosa, ya que de lo que se
trata es de conocer las motivaciones, detectar los posicionamientos de la población y sus grupos (Alon-
so Santos et al., 2001).
Para el desarrollo de esta fase, en el caso concreto que nos atañe, se convocaron seis mesas de tra-
bajo a las que podían acudir todas aquellas personas o instituciones que tuvieran alguna implicación
con el tema que se iba a tratar. Las mesas que se celebraron fueron:
1. Medio Ambiente
2. Recursos Humanos e Infraestructuras y Equipamientos Públicos
3. Sector Agrario
4. Comercio y Servicios Privados
5. Recursos Turísticos y Hostelería
6. Industria y Construcción
El desarrollo de éstas se basó en una pequeña charla en la que se enmarcaban los temas dentro de
este estudio y se planteaban los problemas detectados en cada sector. Analizando las conclusiones a
las que se llegó y al análisis de los puntos fuertes y débiles, se procedió a la determinación de los
26 26 26
aspectos prioritarios y su jerarquización, lo que supuso reflexionar sobre los propósitos posibles y deter-
minar las vías que se utilizarán para alcanzarlos. El esquema de trabajo que se siguió en las mesas de
trabajo fue:
Una vez organizados todos los problemas y potencialidades y definidos los objetivos hay que dise-
ñar el camino a seguir para alcanzar estos últimos. Para ello nos serán de gran ayuda las conclusiones
obtenidas en las primeras fases del estudio. Se hará una relación de todos aquellos aspectos interesantes,
definidos en el diagnóstico integrado, a fin de desarrollar mejoras en las áreas y sectores que lo preci-
sen y reactivar los elementos oportunos para incrementar el bienestar social y mejorar los niveles de renta.
De lo que se trata, en definitiva, es de marcar una estrategia.
Para su posterior puesta en marcha y evaluación es necesario estructurar las acciones de una forma
jerarquizada y ordenada. Lo primero será definir los grandes ejes estratégicos de nuestro plan. Hay
que marcar una serie de líneas generales con objetivos globales que, a su vez, están compuestos por
una serie de sub-ejes o medidas de actuación. Éstas se basarán en objetivos generales y se establecerá
una primera aproximación a la filosofía de los diferentes proyectos que, posteriormente, se definirán
en la línea de actuación adecuada (ver Figura 2).
Figura 2
Esquema de la Estrategia de Desarrollo Socioeconómico
Eje Estratégico
P1 P2 P3 P1 P2 P3 P1 P2 P3
} Proyectos
27 27 27
En el eslabón más bajo del esquema están las acciones o proyectos. Son el elemento más impor-
tante de la estrategia pues son las actuaciones concretas a desarrollar, gracias a las cuales se alcanza-
rán los objetivos básicos, para, en conjunto, ir cumpliendo con los intermedios y los generales. Cada pro-
yecto se redactará siguiendo un esquema que facilite su ejecución. Las pautas a seguir en la confec-
ción de una acción son las siguientes:
2. Justificación
A continuación es necesario que se especifique por qué es importante la realización de este proyecto,
haciendo hincapié en los problemas que se solventarán, los elementos que se reactivarán, y los bene-
ficios que generará sobre el sistema territorial.
3. Objetivos
Una vez que ya está justificado el proyecto, hay que enumerar los objetivos básicos que se alcanzarían
con su puesta en marcha. De este modo tendríamos unos indicadores que nos permitirían ver si se cum-
plen las metas que nos hemos marcado.
5. Agentes
También hay que determinar quiénes son los colectivos que tienen que poner en marcha el proyecto.
En función de sus competencias y sus recursos se definirá un listado de agentes territoriales implicados
en cada una de las acciones.
6. Priorización
Las actuaciones del plan se formularán atendiendo a su impacto sobre algunos de los medios que
componen el sistema rural y la incidencia que tienen sobre las estrategias de desarrollo europeas,
nacionales y regionales. De este modo se proceden a valorar las actuaciones propuestas de forma que
se pueda determinar un orden de prioridad (Alto, Medio y Bajo). Para ayudar en la labor se definirán
una serie de orientadores como:
– Impacto Ambiental
– Creación de empleo y empresas
– Consolidación y mejoras del tejido empresarial
– Adecuación al diagnóstico integrado
– Impacto sobre el bienestar social
– Singularidad, excelencia, calidad o innovación de la actuación
7. Financiación
El último tema a desarrollar es la financiación del proyecto. Hoy día, existen diferentes líneas de sub-
28 28 28
vención canalizadas a través de las Administraciones. De lo que se trata es de detectar las posibles líne-
as de financiación que hagan posible la viabilidad de la acción. Una buena fuente de recursos econó-
micos pueden ser los distintos programas europeos, principalmente, los LEADER y los PRODER.
Una vez diseñado el plan de acción, acaba la labor de los investigadores y llega el momento de su
puesta en marcha por parte de las Administraciones Públicas y los agentes territoriales. Ahora, a par-
tir de la estrategia formulada, hay que desarrollar los proyectos que la componen para ir alcanzado los
objetivos marcados. Además el plan tiene que estar sometido a una continua evaluación que permi-
ta detectar posibles deficiencias del camino marcado. El entorno puede sufrir modificaciones y, por
tanto, el plan puede no ser eficaz si éste no se cambia de alguna manera. Se hace preciso, por consi-
guiente, la evaluación de los resultados obtenidos por el plan y, si éstos fuesen distintos a los espera-
dos, la aplicación de medidas correctoras.
29 29 29
1
Definición Comarcal
E
n el extremo sur de la cuenca sedimentaria del río Duero, lindando con las primeras estri-
baciones de la cara norte del Sistema Central, se expanden las suaves tierras que integran
la comarca de La Moraña. Ésta ocupa el tercio septentrional de la provincia de Ávila, lo
que ante el acentuado contraste topográfico, cromático y biogeográfico del resto de la provincia, ha
provocado que también se la conozca como Tierra Llana de Ávila (Martín Jiménez, 1990). Se enmar-
ca dentro de la Tierra de Campiñas, al sur del Río Duero, donde el paisaje se caracteriza por su hori-
zontalidad y homogeneidad orográfica (ver Figura 1.1).
Figura 1.1
Localización
31 31 31
A pesar de que literariamente se haya utilizado, en la mayoría de los casos, la denominación de Mora-
ña para referirse a esta zona, existe una amplia gama de topónimos que son empleados, indistinta-
mente, según cada autor y que nos pueden llevar a confusión. A continuación intentaremos desa-
rrollar teóricamente, exponer y discutir las diferentes regionalizaciones y delimitaciones definidas en
las diversas obras que tratan este tema.
La definición de unidades regionales y la fijación de sus límites tiene como objetivo principal la arti-
culación del territorio para una mejor gestión y ordenación de sus recursos. Tal principio es lógico, pero
el problema se plantea a la hora de marcar las líneas divisorias ya que éstas no existen físicamente,
surgiendo la duda de cuáles son los límites más adecuados. No es una cuestión fácil de resolver y puede
desembocar en conflictos metodológicos.
Partimos de que el concepto de región tiene un carácter abierto y con múltiples acepciones, pues-
to que carece de una definición clara y fija y se desconoce totalmente su etimología. Actualmente son
las delimitaciones administrativas las que se toman como soporte para organizar y gestionar el terri-
torio. La organización provincial actual se fijó en 1833 por el Ministro Javier de Burgos. La Constitu-
ción Española de 1978 consagra la estructura provincial y establece la secuencia de entidades admi-
nistrativas, que se desglosan consecutivamente en Comunidades Autónomas, provincias y munici-
pios, y, en su artículo 137, abre el camino a la comarcalización.
Castilla y León ha optado por mantener el mapa provincial sin esbozar siquiera una posible divi-
sión comarcal, con la única excepción del Bierzo. Esta comarca goza de unas características singula-
res que en lucha por conseguir su reconocimiento llevó a su aprobación en 1991, al amparo de la Cons-
titución, la legislación básica de régimen local, el Estatuto de la Autonomía y la Ley de Régimen Local
de Castilla y León (Ley 1/1991, de 14 de marzo, de las Cortes de Castilla y León, por la que se crea y
regula la comarca del Bierzo). En el resto del territorio castellano-leonés la única figura de ámbito
supramunicipal reconocida de forma legal es la de la mancomunidad, aunque dentro de la zona que
estamos estudiando su desarrollo es mínimo y, tan sólo, se forman para satisfacer las necesidades deri-
vadas de la recogida de basuras o el arreglo de caminos. Si recurrimos a los antecedentes directos en
materia comarcal, para apoyar nuestra propuesta de demarcación, los únicos referentes los encontramos
en los partidos judiciales, que han sido durante mucho tiempo la base para la organización de diver-
sos servicios administrativos y, por otro lado, las comarcas de los años sesenta y setenta del S.XX,
definidas en todo el país como demarcaciones administrativas para la mejor prestación de los servi-
cios del Estado y para la ejecución de planes de desarrollo socioeconómicos, aunque, en la práctica,
fueron realmente inexistentes. Los criterios utilizados en estas comarcalizaciones tenían, principalmente,
una base económica, aunque también se tuvieron en consideración caracteres comunes del medio físi-
co o algún factor o eje de desarrollo (Santos y Peiret, 2001).
32 32 32
administrativa de la zona para, posteriormente, analizar y discutir las delimitaciones que algunos
autores hacen de ella.
Para iniciar este punto tenemos que remontarnos al proceso de repoblación llevado a cabo duran-
te los siglos XI y XII, por las comunidades cristianas en la Península Ibérica donde aparece un sistema
de organización territorial a través del cual un núcleo, en este caso Arévalo, administra un territorio
o alfoz y las diferentes localidades que en él se emplazan. Arévalo pasa a ser el centro de 107 alde-
as, de las que hoy día sólo persisten 53 (Martínez, 1983), y se encarga de la regulación de las activi-
dades económicas del territorio, tales como la fijación de precios, los criterios de calidad, el aprove-
chamiento de los pastos, el acotamiento de las dehesas,... (Villar, 1986). Esta forma de organización
político-administrativa va acompañada de otra eclesiástica que se articula en iglesias parroquiales, arce-
dianatos y obispados. En 1250 el cardenal Gil Torres forma la demarcación y extensión del arcedianato
arevalense, que queda dividido en los tercios de Madrigal (31 aldeas), Rágama (40 aldeas) y Vega (30
aldeas).
A finales del S.XV la Villa de Arévalo deja de estar estructurada en tercios y pasa a componerse de
seis entidades administrativas o sexmos (Vega, Aldeas, Sinlabajos, Rágama, Orbita y Aceral) al cargo
de los cuales se encontraba un sexmero que se encarga de velar por los intereses comunes y que es
elegido por el alcalde de los pueblos de cada unidad (Martín, 1989).
En la segunda mitad del S.XIX, con la división provincial de Javier de Burgos, se segregan 56 pue-
blos de la provincia de Ávila, y se anexionan otros 137 de las provincias de Salamanca, Segovia y Tole-
do, reduciéndose a 59 ayuntamientos los que componían la Tierra de Arévalo, según queda estable-
cido en el Real Decreto de 30 noviembre de 1833 (Montalvo, 1928).
Son muchas y variadas las delimitaciones que se definen para la zona norte de la provincia de Ávila,
con importantes discordancias entre los autores que las formulan.
33 33 33
J. Dantín Cereceda (1922) mantiene que la Tierra de Arévalo se divide en seis sexmos, lo cual llama
mucho la atención puesto que, en principio, su delimitación se basa en criterios de tipo natural. Habla
de una comarca extensa, llana, con amplios pinares y cuyos habitantes se organizan en comunidad
para el aprovechamiento de los pastos y la leña. De forma clara determina la configuración de los seis
sexmos en los que encontramos localidades extraprovinciales, principalmente de Segovia. Sobresale
que la Tierra de Arévalo tenga un mayor peso en ocupación territorial que La Moraña (23 Km2 fren-
te a 15 Km2 ), que se extendería por el alto y medio curso de los ríos Arevalillo, Zapardiel y Trabancos
(ver Figura 1.2).
Figura 1.2
Regionalización según Dantín Cereceda
34 34 34
llegaría hasta Aldeanueva del Codonal en Segovia, rebasándose las fronteras de las provincias de Valla-
dolid y Salamanca. Además de estas dos comarcas, que acabamos de ver, en el norte de la provincia
de Ávila también se ubicaría la del Campo de Pajares, que se extendería al margen derecho del río Adaja,
y llegaría por el este hasta las orillas del río Voltoya. (ver Figura 1.3).
Figura 1.3
Regionalización según Revenga Carbonel
Tierra de
Arévalo
Arévalo
Salamanca Segovia
La Moraña
Otro autor, J. Mª Tejero de la Cuesta (1988) hace una delimitación de comarcas naturales de la pro-
vincia de Ávila, a partir del estudio de diferentes variables ambientales. Según sus conclusiones nos
encontraríamos con una Tierra de Campiñas, que se correspondería con la Moraña, la cual está cons-
tituida por sedimentos detríticos de edad terciaria, relieve alomado de suaves pendientes y poca ele-
vación, donde la vegetación potencial es la encina (Quercus rothundifolia), si bien su presencia en la
actualidad se limita a manchas muy reducidas debido a los intensos procesos de roturación. Dentro
de ésta, diferencia una nueva zona que recibe el nombre de Tierra de Pinares, denominación estre-
chamente vinculada a la de Piñonería, que se aplica también para designar a la Tierra de Arévalo (Díaz
de la Torre, 1999). La Tierra de Pinares está constituida por arenas sueltas de origen fluvial y eólico del
cuaternario que se han acumulado a lo largo del Pleistoceno y Holoceno, en las que se desarrolla una
extensa mancha de bosque de pino piñonero (Pinus pinea) y pino resinero (pinus pinaster), ocupan-
do un terreno antes dominado por encina (Quercus rothundifolia), roble (Quercus pyrenaica) y que-
jigo (Quercus faginea) (Tejero de la Cuesta, 1988). Esta regionalización natural toma como uno de los
principales criterios la variable biogeográfica, según la cual estamos ante un área uniforme, cuya
vegetación potencial, la encina (Quercus rothundifolia), es la misma para ambos casos. La Tierra de
Pinares presenta, en la actualidad, una cobertura distinta por los procesos de reforestación con pinos,
35 35 35
que se produjeron a partir de los siglos XV y XVI. Lo mismo ocurre con los materiales geológicos, si
bien las arenas del cuaternario se extienden más allá de los límites que Tejero de la Cuesta propone para
la Tierra de Pinares (ver figura 1.4).
Figura 1.4
Regionalización Física según Tejero de la Cuesta
36 36 36
Figura 1.5
Regionalización Física según Ramírez Estibáñez
Siguiendo la definición de regiones naturales, E. Martínez de Pisón (1977), diferencia una única
“Tierra Llana de Ávila” apoyándose en el estudio de variables medioambientales como la morfología,
la litología, el clima, la vegetación, etc., que permiten configurar una entidad homogénea. De la
misma manera M.I. Martín Jiménez (1990) también menciona la existencia de una sola comarca que,
igualmente, denomina “Tierra Llana de Ávila” basándose, también, en indicadores naturales y cons-
ciente de la diversidad de la zona.
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación delimita de forma clara y concisa una única
región agraria, utilizando como unidad espacial de referencia el municipio, de tal modo que la
comarca agraria de Arévalo-Madrigal queda formada por 72 municipios. Ésta ha sido utilizada como
base territorial de La Moraña o de la Tierra Llana de Ávila por numerosos estudios (ver Figura 1.6).
37 37 37
Figura 1.6
Comarca Agraria Arévalo - Madrigal
Ante todo lo expuesto hasta el momento, la zona norte de la provincia de Ávila ha de ser considerada
una única comarca puesto que las contradicciones y los interrogantes sobre la existencia de una Tie-
rra de Arévalo son numerosos. Además si diferenciamos una Tierra de Arévalo también tendríamos que
identificar el “Campo de Pajares”, denominación que, a pesar de estar menos extendida, se asocia con
el sureste de la zona.
Como referencia última y más cercana en el tiempo a una posible delimitación de la zona de estu-
dio hay que acudir a la regionalización funcional recogida en las Directrices de Ordenación del Terri-
torio de Castilla y León, pendientes de aprobación. Según estas Directrices, las áreas funcionales son “ámbi-
tos cercanos al ciudadano que permitan una participación eficaz de los agentes locales en la formu-
lación de objetivos y soluciones a las situaciones concretas de su entorno cotidiano”. Al mismo tiem-
po constituyen la escala espacial óptima para generar estrategias de desarrollo y la base territorial más
sólida desde la que hacer posibles y efectivas las acciones de equilibrio y viabilidad necesarias para el
medio rural. Se considera que el área funcional es la escala territorial más apropiada para resolver las
flaquezas de gobierno del territorio, de protección de los espacios valiosos, de gestión de los recursos,
de dotaciones y de desarrollo económico y diversificación productiva. Las condiciones básicas para la
38 38 38
delimitación se han basado en la homogeneidad geográfica, el liderazgo de uno o varios de sus nú-
cleos como prestadores de servicios públicos y privados y la existencia de interrelación interna para un
conjunto de actividades y servicios, siempre respetando los límites provinciales (Santos y Peiret, 2001).
Entre las 47 Áreas Funcionales delimitadas para el conjunto de la Comunidad Autónoma de Cas-
tilla y León, encontramos en el norte de la provincia de Ávila, el Área Funcional de Arévalo que tiene
como centro neurálgico la ciudad de Arévalo y extiende su rango de acción a otros 54 municipios más
de la Tierra Llana de Ávila (ver Figuras 1.7 y 1.8). Debido al carácter y magnitud de este análisis, que
tiene como objetivo último la formulación de propuestas de desarrollo socioeconómico, hemos con-
siderado oportuno utilizar como unidad de referencia el Área Funcional, aunque para una mayor
identificación territorial se va a utilizar, también, el término de “La Moraña”, a pesar de que, teórica-
mente, los límites de esta se prolongan más al sur .
El Área Funcional de Arévalo limita al norte con el Área Funcional de Medina del Campo (Vallado-
lid), al este con la de Segovia, al oeste con la de Peñaranda de Bracamonte (Salamanca) y al sur con
la de Ávila (ver Figura 1.7). Arévalo, cabeza comarcal, cuenta con una privilegiada posición, situán-
dose a caballo entre Madrid y Valladolid. Tan sólo 125 Kms le separan de la capital del país y 75 Km.
de la de la región, lo que unido a las excelentes comunicaciones por carretera y ferrocarril, hacen de
esta zona un lugar muy valioso para la implantación de empresas e industrias que, en la actualidad,
congestionan las grandes áreas metropolitanas. Pero además también posee una buena posición res-
pecto a otras ciudades de tamaño medio como son Avila (50 Km), Segovia (60 Km), Salamanca (95 Km)
o Medina del Campo (30 Km.), lo que permite un incremento de las relaciones económicas, sociales
y culturales, entre estas urbes, al mismo tiempo que sirve de nodo en las rutas que las unen. En las
Directrices de Ordenación del Territorio queda recogido este aspecto, haciéndose hincapié en la posi-
bilidad de potenciación de Arévalo como un punto de desarrollo industrial, cuyas sinergias pueden exten-
derse al resto del territorio comarcal.
39 39 39
Figura 1.7
Principales localidades del Área Funcional de Arévalo
40 40 40
Figura 1.8
Municipios del Área Funcional de Arévalo
41 41 41
5
2
L
a superficie sobre la cual se asienta el Área Funcional de Arévalo forma parte de las deno-
minadas Campiñas de Castilla y León, que engloban las zonas llanas del centro de la Sub-
meseta Norte. La comarca tiene una altura que oscila entre los 1.005 m. del paraje de Villa-
comer en Narros del Castillo y los 770 m. del paraje de Las Erias en San Esteban de Zapardiel. Nos encon-
tramos ante una llanura de escasas diferencias topográficas y modelado plano, con una pendiente media
del 0,85%, que en algunos casos se ve rota por los profundos valles en forma de “U”, de los ríos Adaja
y Arevalillo, éste en su último tercio. La formación de estos valles se debe a la poca coherencia de los
materiales y la escasa resistencia que ofrecen a los procesos erosivos, creándose prominentes lade-
ras cuya pendiente llega a superar el 20 % en el margen derecho del río Adaja, acompañadas de barran-
cones casi verticales en ciertos tramos. El otro elemento topográfico que modela la llanura son peque-
ños cerros de forma cónica culminados por una planicie y cuya diferencia altimétrica se solventa a
través de una cuesta que puede llegar a ser bastante abrupta y alcanza inclinaciones del 10%. Ejem-
plos claros de ello son el paraje de “El Pedestal” en Madrigal de las Altas Torres o el alto del “Asomante”,
en Flores de Ávila.
Morfológicamente, la zona puede ser definida como una cuenca sedimentaria colmatada por sedi-
mentos miocénicos dispuestos horizontalmente, principalmente arcillas continentales y arenas y are-
niscas feldespáticas, aunque estas últimas se dan en menor medida. Algunos sectores están tapiza-
dos por arenas finas de espesor y extensión variable, aportadas por los ríos que descienden del Siste-
ma Central y discurren depositando los materiales que arrastran. El contacto con este sistema mon-
tañoso no se hace de manera brusca, sino mediante una superficie de erosión levemente inclinada en
la que el zócalo paleozoico se hunde progresivamente bajo los sedimentos de la cuenca (Martínez de
Pisón, 1977) (ver Figura 2.1).
43 43 43
Figura 2.1
Unidades Morfoestructurales de Ávila
44 44 44
A los procesos fluviales
que han fundamentado la
morfología de La Moraña
se superponen mecanismos
erosivos de tipo eólico.
Sobre la superficie se depo-
sitan extensas acumulacio-
nes de arenas eólicas fijadas
por vegetación constituida,
principalmente, por pinos.
El análisis morfológico deta-
llado de las mismas resulta
complicado por el estado
degradado de los aparatos
dunares y su mala obser-
vación debido a la vegeta-
ción existente. No obstante
se pueden distinguir siste-
mas de dunas parabólicas
Disposición vertical de materiales en el cauce del río Arevalillo que, en algunos casos, han
dejado sus cuernos desgaja-
dos, dando como conse-
cuencia cordones dunares. La potencia de los depósitos eólicos es muy variable, alcanzando en algu-
nas zonas los 15 m., mientras que en otras áreas la deposición eólica se reduce a una cobertura de are-
nas de debilitada potencia (ver Figura 2.2).
Unidas a la actividad eólica, se desarrollan también pequeñas depresiones cerradas de tipo “blow-
out” y cuencas de deflación. Tanto unas como otras presentan unos ejes mayores de rumbo NE-SW,
que conforman la dirección de los vientos dominantes. La actividad eólica se pone también de mani-
fiesto en los depósitos de terrazas antiguas, en las que la deflación ha eliminado parte del material fino
de superficie, generando pavimentos de cantos eolizados o ventifactos.
Esta zona sigue la misma formación geológica que toda la cuenca sedimentaria del Duero. Los mate-
riales del primario sufren una intensa erosión que provocarán su fractura durante la orogenia alpina
del secundario. Una de las consecuencias de estos movimientos isostáticos es la formación de cube-
tas o cuencas de hundimiento, las cuales se colmatarán, con el depósito de sedimentos de finales del
terciario y principios del cuaternario. Éstos se estratificarán horizontalmente, dando lugar a una capa
de estratos superior a los 500 m. de espesor. Además la actividad eólica ha sido muy intensa desde el
Pleistoceno Superior con un fuerte predominio de vientos procedentes del SW.
45 45 45
Figura 2.2
Litología de La Moraña
2.1.2. Edafología
Factores como la altitud, la topografía y la diferente distribución de los materiales han condicio-
nado de forma evidente el desarrollo de diversos tipos de suelos, ligados a una serie de usos y apro-
vechamientos específicos. Tres grandes unidades edáficas se distribuyen en la comarca morañega: Tie-
rras Pardas Degradas, Suelos Pardos Cálcicos y Arenosoles (ver Figura 2.3).
La mayor parte del sustrato superficial está tapizado con suelos conocidos con el nombre de
Tierras Pardas Degradadas o Suelos Pardos no Cálcicos, diferenciados por estar asentados sobre arci-
llas, por tener un color pardo-amarillento y una textura franco-arcillosa-arenosa. Suelos aptos
para la actividad agraria debido a su Ph 7 y a las buenas condiciones físicas, que contribuyen a un
buen drenaje y dificultan su encharcamiento. El gran problema que plantean es la falta de nutrien-
tes y materia orgánica, lo que unido a la ausencia de vegetación acentúa su erosionabilidad (ver
Figura 2.4).
46 46 46
Figura 2.3
Mapa de Suelos de La Moraña
Por otro lado tenemos los suelos aluviales, los alóctonos de gravas sobre sedimentos de limos
rojos y pardos y los pardos calcimorfos (Tejero de la Cuesta, 1988), conocidos en su conjunto
como Suelos Pardos Cálcicos. En este tipo de suelos las arenas son más abundantes, aunque el dre-
naje empeora ya que la pendiente es mínima y existe una capa de arcilla a poca profundidad
(montmorillonita) que impide la infiltración del agua, a pesar de su textura areno-arcillosa (Mar-
tín Jiménez, 1990). Este hecho es determinante por la acumulación y almacenamiento del agua
en la superficie, apareciendo pequeñas lagunas o lavajos de carácter endorreico. Son suelos difí-
ciles de labrar y sus usos suelen enfocarse hacia la explotación pastoril. Dentro de este grupo, como
ya dijimos, diferenciamos los suelos pardos calcimorfos que a pesar de ser muy difíciles de labrar
son los más fértiles de La Moraña.
47 47 47
Figura 2.4
Esquema Físico y Ecológico de los Suelos de La Moraña
Por último las Tierras Pardas Meridionales sobre arenas, conocidos en la clasificación de la FAO como
Arenosol, son entes edáficos sin estructura y poco desarrollados, incapaces de retener agua debido
a su gran permeabilidad y alto contenido de arenas (92-95%) y, por consiguiente, baja cantidad de
agregados de arcilla (5-8%), quedando los limos reducidos a fracciones casi insignificantes. Su Ph se
sitúa en torno al 6’3 y el contenido en materia orgánica no llega al 1%, debido a la naturaleza y las
características de la vegetación que sobre ellos se asienta, principalmente pinos (Pinus pinea y Pinus
pinaster). Se trata de suelos profundos de color pardo-amarillento o blancuzco, en los que la masiva
presencia de arenas dificulta el aprovechamiento agrario de los mismos al impedir el almacenamien-
to interno del agua .
El clima es, tal vez, uno de los factores ecológicos más determinantes y decisivos en el modelado
y configuración de los paisajes de la comarca de La Moraña. La escasez de estaciones metereológi-
cas, su ubicación y las limitaciones de las series existentes no nos han permitido desarrollar tablas de
datos unificados por lo que, dependiendo de la variable que estemos estudiando, emplearemos unos
u otros. Al mismo tiempo la información puede estar, en cierto modo, sesgada, puesto que las dife-
rentes series termopluviométricas utilizadas no se corresponden con el mismo intervalo de tiempo. Se
ha intentado depurar la información y se ha tomado como referencia la delimitación territorial defi-
nida en la comarca agraria para así ampliar el número de estaciones con las de Mingorría, Monsalu-
pe y Cardeñosa, habiéndose establecido cinco observatorios base (Palacios de Goda, Arévalo, San-
chidrián, Mingorría y Monsalupe) que nos sirven para identificar lo que de forma genérica hemos
denominado “clima de La Moraña” (ver Figura 2.5).
48 48 48
Figura 2.5
Climograma de La Moraña
25 50
45
20 40
35
15 30
mm
25
ºC
10 20
15
5 10
0 0
o o zo il o io io to re re re re
er r er ar br ay un Jul gos mb tub mb mb
En b A M J e e
Fe M A
pt
i Oc ovi cie
Se N Di
Temperaturas Precipitaciones
Desde el punto de vista termométrico el clima de La Moraña se caracteriza por una acusada con-
traposición entre los inviernos largos y fríos y los veranos cortos y calurosos, cuya transición es casi
inapreciable.
49 49 49
habiéndose soportado en Arévalo mínimas de hasta -18ºC , el 16 de diciembre de 1988. Pero las hela-
das no sólo hacen acto de presencia durante estos meses sino que su rango de acción se puede exten-
der desde octubre a mayo, incluso en algunos años hasta junio lo que, bajo condiciones anticiclóni-
cas, pone en evidencia la elevada amplitud térmica diaria que se da durante los meses de primavera-
verano. Los meses en los que las heladas son más atenuadas son los comprendidos entre noviembre
y marzo, en los que la temperatura media de las mínimas están por debajo de los 2ºC. Anecdóticamente
se puede destacar una helada tardía el 2 de junio de 1967, cuando el termómetro de observatorio de
Arévalo registró -2ºC (Martín Jiménez,1990). Sólo los meses de julio y agosto quedan al margen del
azote del hielo, con mínimas absolutas superiores a 0ºC.
Todo esto que acabamos de ver tiene importantes variaciones espaciales. En la Figura 2.6. obser-
vamos como existe una diferencia latitudinal en cuanto a las temperaturas, que son menores conforme
más meridional se encuentra la estación meteorológica y viceversa. Las temperaturas disminuyen
cuanto más descendemos en latitud dentro de la comarca por dos factores, principalmente:
Altitud
La morfología de la plataforma sobre la cual se ubica la comarca de La Moraña está ligeramente
basculada, dándose mayores alturas en el sur y menores en el norte. Esto influye notablemente en las
temperaturas, debido al gradiente geotérmico que determina que cuanto más ascendemos en alti-
tud, menor es la temperatura.
Figura 2.6
Variabilidad de la Temperatura en función de la Latitud y la Altura
12 1200
1000
11
800
10 600
m.
ºC
400
9
200
8 0
Arévalo Cabezas de Sanchidrián Mingorría
Alambre
50 50 50
Proximidad con la Sierra
Otro factor que puede influir en la grada-
ción latitudinal de las temperaturas en la comar-
ca, es la proximidad de la zona meridional con
la Sierra de Ávila, lo que, también, repercute
notablemente en el registro de temperaturas
más bajas.
En cuanto al corto verano las temperaturas medias mensuales de julio y agosto rondan los 20ºC, sien-
do más altas en la zona norte que en la zona sur (Arévalo alcanza 21,51ºC y 21,02 ºC para julio y agos-
to, frente a los 19,1ºC y 18,7ºC de Mingorría). El estío no es demasiado caluroso, en lo que a medias
se refiere, muy a pesar de que durante el día se alcanzan temperaturas muy altas. Las medias de las máxi-
mas de los meses de verano alcanzan valores de 28 - 32ºC y máximas absolutas de 39 - 42’5 ºC. La
clave de la suavidad del verano se encuentra en las bajas temperaturas nocturnas que pueden llegar hasta
los 2,5º C de mínima absoluta, tal y como sucedió en Arévalo el 5 de julio de 1988. La media de las míni-
mas está en torno a los 13 ºC y las mínimas absolutas entre los 2`5 º C y los 4ºC (ver Figura 2.7).
Las estaciones intermedias, primavera y otoño, quedan totalmente desdibujadas, por las fuertes
oscilaciones térmicas que se pueden dar entre diferentes días de una misma semana. De este modo estas
estaciones quedan reducidas a los meses de mayo y octubre, respectivamente, aunque, incluso, el pri-
mero puede ponerse en duda debido a los bruscos cambios ligados al avance y retroceso del frente polar,
que permite la entrada alternativa de aires cálidos o fríos. Estos cambios violentos de temperatura en
mayo y las heladas tardías son uno de los grandes problemas para la agricultura y las especies vege-
tales silvestres que, en muchos casos, ven interrumpido su desarrollo anual.
Las precipitaciones totales registradas por las diferentes estaciones meteorológicas de la comarca,
nos muestran unos resultados bastante heterogéneos por lo que no podemos establecer ningún tipo
51 51 51
Figura 2.7
Máximas y Mínimas en Arévalo
50
40
30
20
10
0
E F M A M Jn Jl A S O N D
-10
-20
-30
de gradiente o relación como en el caso de las temperaturas. Para la elaboración de los resulta-
dos pluviométricos se han utilizado los datos recogidos en las estaciones de Arévalo, Palacios
de Goda, Cabezas de Alambre, Mingorría y Monsalupe, puesto que se trata de las series más lar-
gas y actuales.
Las precipitaciones totales estimadas para el conjunto de la comarca se sitúan en torno a los
412 mm., existiendo diferencias entre estaciones que apenas superan los 350 mm, como en
Cabezas de Alambre, y las que por poco no llegan a los 450 mm. como Mingorría con 448,1
mm. No debemos olvidar que una de las principales características del clima mediterráneo es su
irregularidad pluviométrica interanual, lo que supone grandes diferencias entre lo que el plu-
viómetro marca en unos años y otros. De este modo podemos hablar de 1997 como el año en el
que los diferentes observatorios alcanzaron el máximo registro con 621,3 mm. en Cabezas de
Alambre, 640 mm. en Palacios de Goda, 701,5 mm. en Mingorría y 704 mm. en Arévalo. Mien-
tras, 1991 pasará a la historia como el año de la sequía ya que observatorios como el de Palacios
de Goda no llegó a los 265 mm. y el de Cabezas de Alambre se quedó en 134,9 mm., poco más
de un tercio de lo que registra normalmente.
A partir de la aplicación del Índice de Aridez de De Martonne, todas las estaciones meteoro-
lógicas tienen un régimen pluviométrico semiárido, a excepción del de Mingorría que por su
localización limítrofe y de transición con la Sierra de Ávila, topografía y altura, se encuadra den-
52 52 52
tro de los subhúmedos secos. Esto influye en la agricultura comarcal, ya que los aportes por precipi-
tación dificultan, a priori, el desarrollo de cualquier cultivo que no sea cereal tradicional de secano y
algunas oleaginosas.
En primavera penetran vientos húmedos que arrastran frentes de lluvia que favorecen las precipi-
taciones. Estas lluvias suponen un gran aporte para la vegetación puesto que se encuentran en el
periodo de máximo crecimiento y desarrollo y, por lo tanto, sus exigencias son mayores. Todo esto se
ve favorecido por unas temperaturas más suaves, aunque no debemos olvidar que una helada tardía
podría tener consecuencias muy negativas sobre las cosechas.
La escasez de lluvias y la aridez son las notas predominantes de la estación veraniega. Según el Índi-
ce de Aridez de Dantín y Revenga esta comarca se ubicaría dentro de lo que se denomina Iberia Árida,
53 53 53
señalándonos lo mismo el Índice de Lang que encuadra este clima en el grupo de los áridos. La esca-
sez de precipitaciones y el fuerte incremento de la evapotranspiración que se produce por las altas tem-
peraturas diurnas, determina un balance hídrico del suelo deficitario. Esto tiene una gran influencia
sobre la vegetación natural que crea unos mecanismos propios para hacer frente a esta adversidad cli-
matológica. Por otro lado, los ciclos agrícolas hacen coincidir este momento con el de la recolección
para, de este modo, solventar estas inclemencias. El porcentaje de lluvia que precipita en verano no
es nada despreciable, oscilando entre el 16-18%, produciéndose, mayoritariamente, en forma de
fuertes tormentas. En intervalos pequeños de tiempo cae gran cantidad de lluvia, muchas veces en
forma de granizo, lo que puede provocar graves daños, incluso catástrofes naturales, debido a la esca-
sa capacidad de reacción de los suelos. La fuerte intensidad de las lluvias hace que el suelo sea inca-
paz de adsorber el agua precipitada y la mayor parte de ésta se pierde por escorrentía superficial, de
modo que no puede ser ni almacenada en el suelo ni aprovechada por las plantas.
Por último destacar que es el otoño, por lo general, la estación más lluviosa ante la mayor inten-
sidad de frentes húmedos y borrascas penetrando por el Oeste de la Península Ibérica. Desde un
punto de vista biológico estas lluvias son muy importantes ya que, además de coincidir con el inicio
del ciclo agrícola, permiten la recuperación hídrica del suelo.
C. Matizaciones Ecológico-Climáticas
A pesar de la homogeneidad del territorio, existen unas pequeñas matizaciones climáticas deter-
minadas a partir de fenómenos físicos o biológicos. Estas variabilidades del clima las podemos
encontrar en:
Las Masas Pinariegas: Los pinares actúan sobre la temperatura reduciendo los valores extremos,
creando un clima menos oscilante y más mesotérmico. Esta influencia varía dependiendo de la mag-
nitud de la masa forestal. Además también tiene efectos positivos en cuanto a la recepción de la pre-
cipitación puesto que se reduce la acción directa de la gota de agua sobre el suelo, aumentándose la
intercepción por parte de la vegetación y reduciéndose la acción erosiva.
Zonas Lagunares Naturales: Las zonas endorreicas actúan como reguladores de las tempera-
turas, guardando el calor acumulado durante el día y perdiéndolo poco a poco durante la noche, lo
que sirve de abrigo a muchas especies de plantas y animales. Además dependiendo de las precipita-
ciones anuales, durante el verano o parte de éste, estas manchas de agua pueden mantenerse.
Valles Encajados: La topografía de los valles favorece la subida de las temperaturas al no per-
mitir que el viento actúe sobre él. Además el agua del río ayuda a mantener la humedad e impide que
las temperaturas mínimas sean muy bajas. Por último queda resaltar la influencia de la vegetación arbó-
rea de ribera que actúa de igual modo que las de las masas pinariegas. De este modo las temperatu-
ras de los fondos de valle serán menos extremas que las de las partes más altas. También se producen
brisas al final de la tarde por el enfriamiento de las zonas calentadas del fondo de valle que ascienden
ladera arriba.
54 54 54
Momentos previos a una tormenta en La Moraña
2.3. Hidrología
La red fluvial de La Moraña, no es más que el fiel reflejo de la conjunción de diferentes factores eco-
lógicos como la geología, la morfología, el clima y la hidrología subterránea. La topografía plana es una
de las principales causas del desarrollo de una red fluvial mal jerarquizada y organizada. El territorio queda
articulado en torno a cinco ríos principales los cuales, en orden de menor a mayor volumen de caudal
son: Zapardiel, Trabancos, Arevalillo, Voltoya y Adaja (ver figura 2.8).
A. Zapardiel
Es un río que permanece parcialmente seco la mayor parte del año y sólo en épocas muy lluviosas lleva
agua en algunos de sus tramos, aunque excepcionalmente, en meses muy lluviosos puede alcanzar cau-
dales altos, que han llegado a ocasionar, como en el otoño de 1997, su desbordamiento, causando
daños materiales en las localidades próximas al mismo. La falta de prevención
de riesgos y las deficiencias en la planificación urbanística de los núcleos rurales próximos provocó des-
perfectos en viviendas y granjas de poblaciones como Cantiveros, Barromán o Castellanos de Zapardiel.
55 55 55
Figura 2.8
Cursos Fluviales de La Moraña
B. Trabancos
Se trata del río más noroccidental de la provincia de Ávila y tiene pocos afluentes; sólo destaca el
Regamón. El cauce del río, la mayor parte de los años, se encuentra seco y su dinámica natural es igual
a la del Zapardiel. La limitada potencia erosiva de su caudal a lo largo de la historia y la naturaleza del
sustrato hace que discurra superficialmente depositando materiales que dan lugar a suelos aluvia-
les en algunas zonas por las que discurre.
C. Arevalillo
La subcuenca del río Arevalillo es la más extensa de la comarca, siendo relativamente largos los arro-
yos que a él vierten, como el Arroyo de la Berlana y el Chorrillo. Su caudal es muy irregular y está
supeditado al régimen de lluvias por lo que no es raro verlo en invierno con agua, pero en el estío siem-
pre está seco. A su paso por La Moraña podemos distinguir dos tramos en su recorrido. El primero en
el que fluye al descubierto por la llanura cerealista por desarrollar una pobre capacidad erosiva. En
el segundo y último se encajona, poco a poco, formando un valle en artesa, lo que ha permitido a su
vez el desarrollo de un bosque de galería que contribuye a la supervivencia de una comunidad fau-
nística muy abundante. Hay tramos en los que el valle del río se ensancha considerablemente y se depo-
sitan aluviones de arenas y limos. Desemboca en el Adaja a su paso por Arévalo.
D. Voltoya
La presencia del río Voltoya por La Moraña es casi testimonial ya que son muy pocos los kilóme-
tros que discurren por estas tierras. Mantiene un caudal casi constante durante todo el año, aunque
56 56 56
Ruinas del Molino del Imposible en el cauce seco del río Arevalillo a su paso por El Bohodón
su volumen depende de la pluviometría, lo que ha permitido la formación de un valle cubierto por una
densa masa de bosque de galería. Además, a su paso por la localidad de Sanchidrián forma unas lagu-
nas, antiguas graveras de origen antrópico, que tienen un gran atractivo ornitológico y natural tal y
como podremos analizar más adelante.
E. Adaja
Dentro de la Tierra Llana de Ávila, el río Adaja ha ido excavando un profundo valle en forma de
“U”. Su subcuenca es más pequeña que la del río Arevalillo y el único arroyo importante que vierte
es el de Navares (Martín Jiménez, 1990) al que se le une el Río Arevalillo a su paso por Arévalo, ambos
por su margen izquierda. Tiene caudal durante todo el año, aunque su volumen está totalmente regu-
lado por la Presa de Las Cogotas. Su riqueza botánica y faunística es muy importante, pero está some-
57 57 57
tido a talas agresivas, a la extracción de áridos y al vertido de residuos (ADECAB, 1992), provocan-
do grandes conflictos entre la población local o la de otras ciudades próximas, como puede ser Medi-
na del Campo, ya que sus captaciones de agua para el consumo humano se toman en este río.
La Moraña también se ve salpicada por finas películas de agua almacenada que componen el
complejo lagunar de la comarca. La mayor parte de ellas se desarrollan sobre áreas de materiales
impermeables que dificultan e impiden la infiltración del agua de lluvia, quedando retenido sobre
la superficie con la ayuda de la débil pendiente del terreno. Este factor determina que se trate de
manchas de agua que ocupan superficies de tamaño más o menos extensas, dependiendo del volu-
men de las precipitaciones y las características de la cuenca. Son acumulaciones estacionales, supe-
ditadas a las condiciones termopluviométricas locales. Las lluvias otoñales contribuyen a su llenado
ya que durante el verano han estado secas debido a la falta de precipitaciones y a las elevadas tem-
peraturas que disparan la evapotranspiración. Durante el invierno se mantiene el volumen que,
conforme se adentra la primavera y se acerca el verano, va perdiendo agua hasta secarse comple-
tamente.
Pero las lagunas que en la actualidad encontramos en La Moraña, no son más que una muestra
testimonial de las que existieron en un pasado y que fueron desecadas y drenadas, principalmen-
te durante la concentración parcelaria de los años setenta, para un mayor aprovechamiento agro-
lógico de las tierras y para evitar posibles epidemias derivadas del estancamiento del agua. En años
muy lluviosos estas acumulaciones de agua se multiplican considerablemente esbozándose la dis-
tribución que estos lavajos tuvieron en un pasado.
Pero además de estas lagunas endorreicas encontramos otras que se han generado por aflora-
mientos superficiales de aguas del subsuelo o por la acción antrópica, como son las Charcas del Águi-
la (Sanchidrián) u otras de menor entidad generadas por la extracción de áridos, y en las que par-
ticipan los flujos verticales del acuífero superficial o los aportes cursos fluviales.
58 58 58
los valles de los ríos Adaja, Zapardiel, Trabancos y, aunque en menor medida, Voltoya, apa-
recen acuíferos de tipo aluvial formados por limos arcillosos intercalados con arenas y gravas.
Se trata de acuíferos de poco espesor, donde la recarga se lleva a cabo por el agua de preci-
pitación y los excesos del riego, y la descarga es por drenaje hacia los ríos o por extracciones
de fines agrícolas.
– Acuífero Profundo: este tipo de acuífero posee una potencia no superior a los 500 m. y
está formado por capas lenticulares de arenas y gravas. La recarga procede, por lo general,
del agua de lluvia, aunque ésta es retenida por el Acuífero de los Arenales y percola poco a poco
hacia el sistema inferior.
De estos dos el que tiene un mayor significado sobre el territorio por su dinámica, utilización y
aprovechamiento es el acuífero superficial de Los Arenales. Compone una de las unidades hidro-
geológicas más extensas de la Cuenca del Duero, que con un carácter supraprovincial engloba
áreas del Sur de Valladolid, Oeste de Segovia, NE de Salamanca, SW de Zamora y Norte de Ávila,
de modo que la totalidad de la comarca de La Moraña se ubica sobre esta reserva de agua. Actual-
mente su volumen y calidad se están viendo profundamente afectados por el excesivo uso agríco-
la de sus recursos para el regadío lo que se ha traducido en tres graves problemas:
Este Acuífero, en La Moraña, está muy alterado y sufre sobreexplotación por las excesivas extrac-
ciones y el acelerado ritmo de rendimiento. El agua extraído se utiliza para los regadíos y para el sumi-
nistro humano, en muchos de los núcleos de población, lo que hace que los niveles del acuífero des-
ciendan enormemente durante el verano, época más crítica por ser deficitaria debido a los altos reque-
rimientos hídricos de los cultivos y a la escasa capacidad de recarga (por las bajas precipitacio-
nes). Los niveles suelen recuperarse durante las estaciones más lluviosas, aunque es muy difícil que
se alcancen horizontes de recarga completos. Como consecuencia de todo esto los pozos de poca
profundidad están, en la actualidad, inutilizados, lo que obliga a la reperforación y a un aumento
de la profundidad de los sondeos.
La gran profundidad de las extracciones de agua para el consumo humano, ha acentuado los regis-
tros de arsénico de las localidades comprendidas entre el área formada por Arévalo, Palacios de
Goda, Fuentes de Año y Nava de Arévalo. Estos parámetros han aumentado considerablemente
acercándose al máximo permitido por las autoridades sanitarias, establecido en 50 mg/l. Estos lími-
tes han sido superados en localidades como Fuentes de Año (65 mg/l) y Langa, lo que ha provo-
cado, años atrás, que los suministros para consumo humano se hayan tenido que hacer, en algu-
nos momentos, mediante cisternas. El área afectada podría ser mayor puesto que los análisis rea-
lizados se restringen al área que ya hemos señalado. Como solución a este problema se ha construido
una planta en Arévalo que tiene por fin potabilizar el agua del Adaja para su consumo.
59 59 59
La intensificación de la agricultura, a partir de la masificación del regadío, ha provocado una
sobreexplotación del acuífero.
Debido a su litología y sus características morfológicas, La Moraña tiene un alto riesgo de conta-
minación en sus aguas subterráneas. El riesgo de contaminación, en términos generales, es variable,
y se pueden diferenciar dos grados de vulnerabilidad (ver Figura 2.9) (Martínez, 1990).
– Terrazas y Arenales: Constituidos por arenas que forman capas de hasta 5 m. de espesor. Son
bastante permeables y el nivel freático es relativamente superficial, lo que hace que el riesgo de
contaminación sea alto.
60 60 60
Figura 2.9
Nivel de Riesgo de Contaminación del Acuífero
– Aluviales: Se desarrollan en los ríos Adaja, Arevalillo, Trabancos y Zapardiel que están forma-
dos por limos, arenas y gravas. Su permeablilidad es semejante a la de las terrazas y están alta-
mente explotados por pequeños pozos de uso agrícola.
Las condiciones físicas de La Moraña crearon un ambiente climácico que favoreció la forma-
ción de grandes masas forestales de encinar (Quercus rothundifolia) en toda la demarcación. Pero
la continua acción deforestadora del hombre ha reducido a la mínima expresión las masas de
encinar, sobreviviendo algunas de ellas, en áreas meridionales. La capacidad de adaptación de esta
especie a condiciones adversas, como la escasa profundidad y desarrollo del suelo, la prolongada
61 61 61
y acusada sequía estival
y las extremas tempera-
turas, hacen que todavía
se puedan observar ejem-
plares de encinas asocia-
das a masas de pinar o,
incluso, en las pronun-
ciadas laderas de los ríos
donde la pendiente y la
naturaleza del sustrato
conforman un entorno
inaccesible para su colo-
nización por otras espe-
cies. La fuerte devasta-
ción del soporte arbóreo
para el aprovechamiento
Encina (Quercus rothundifolia) agrícola del suelo y la sus-
titución de la encina por
especies de crecimiento
más rápido, introdujo nuevas variables en la configuración de un paisaje y un territorio muy dife-
rente al que siglos antes hubo en la comarca.
Siguiendo el esquema fisiológico-ecológico de Brockmann - Jerosch y Rubel podemos decir que las
formaciones de la zona se encuadran dentro de la denominada Durilignosa. Ésta se caracteriza por bos-
ques monoespecíficos (en este caso de Quercus rothundifolia) de árboles de no demasiada talla y
heliófilos, de hojas duras, pequeñas y coriáceas, formación típica del bosque esclerófilo mediterráneo.
Los factores climáticos limitantes, las fuertes heladas invernales y la acentuada sequía estival, han
obligado a la vegetación a desarrollar mecanismos que, en mayor o menor medida, solventan estas reti-
cencias. En términos generales las hojas de los árboles (pinos y encinas) tienen una escasa superficie lami-
nar y un grosor considerable, al tiempo que se recubren de una cutícula aislante. El principal objeti-
vo es reducir las pérdidas de agua durante el verano. Con el mismo fin la ramificación se produce a una
altura intermedia y la copa es amplia, caso del Pinus pinea, especie termófila, que busca aprovechar,
lo máximo posible, la acción de los rayos del sol. Las raíces de estas especies están muy desarrolladas
y se extienden a diferentes niveles beneficiándose de la humedad edáfica. Esto sirve, además, para fijar
62 62 62
el suelo y estructurarlo de tal manera que
favorece la buena circulación y reten-
ción del agua en el suelo, siempre que
su naturaleza lo permita. Pero además
de estar adaptadas a las altas tempera-
turas y al déficit hídrico del suelo son
capaces de tolerar las bajas temperaturas
y el largo periodo de heladas. De nuevo
una reducción de la superficie foliar de la
hoja y una disminución general de la acti-
vidad metabólica, cuando la temperatu-
ra está por debajo de los 10ºC, se con-
forman como mecanismos generados
por las plantas para hacer frente a estas
adversidades.
A. La Llanura Cerealista
– Bosques Isla. Pequeñas masas de pinos inmersas en la llanura cerealista, testigos de lo que
antaño fue el tapiz vegetal de la comarca o plantaciones en parcelas que ya no se dedican a su
cultivo. Principalmente son de pino resinero (Pinus pinaster), aunque también los podemos
encontrar de Pino piñonero (Pinus pinea) y de encina (Quercus rothundifolia).
63 63 63
– Choperas. Se trata de
pequeños grupos de
chopos (Populus alba y
Populus nigra) linderos
con algún arroyo o río
que en la mayoría de los
casos está seco.
– Construcciones
Humanas. Dentro del
ager también podemos
encontrarnos con cons-
trucciones humanas de
pequeña y mediana mag-
nitud que, en muchos de
los casos, están abando-
nadas.
– Lavajos o Pequeñas
Estancaciones de
Agua.. La existencia de
láminas de agua sobre
la superficie introduce
Llanura cerealista nuevas variables paisa-
jísticas y biológicas que
no se pueden dar en el
resto del territorio.
– Prados Naturales. Los prados naturales, aunque pequeños están bien extendidos por el terri-
torio comarcal y su implicación en el ciclo biológico es significativo.
En cuanto a la vegetación natural poco podemos destacar ya que su presencia de forma natu-
ral se limita a pequeñas formas arbustivas, subarbustivas y herbáceas que crecen en los cada vez más
estrechos linderos necesarios para demarcar las parcelas cultivadas. A pesar de su significado bioló-
gico son cada vez más reducidos ante el afán del agricultor por incrementar en unos centímetros su
parcela y ante la generalización del uso de herbicidas químicos, muy agresivos con el medio. Se redu-
cen, así, los refugios naturales para la nidificación de muchas especies esteparias y se acentúa, si cabe
aún más, la erosión sobre los suelos agrícolas. Esta vegetación también aparece en porte herbáceo,
en los terrenos barbechados y en pastos naturales introduciéndose recursos tanto para el hombre,
a partir del pastoreo, como para la fauna, ya sea como lugar de nidificación, alimento o sesteo, por
lo que su mantenimiento resulta vital.
La fauna está representada, principalmente, por el grupo de las aves, aunque también habita
algún mamífero, reptil e incluso, anfibio que aprovechando el microambiente generado por la hume-
dad de un pozo o pilón encuentra el ámbito idóneo para desarrollar sus funciones vitales. Pero no cabe
64 64 64
Bosque Isla
duda que, por cantidad y variedad, es la avifauna esteparia la que tiene un mayor peso específico y
presencia dentro de este entorno y éste es el elemento que hay que aprovechar como una de las pie-
zas que en su conjunto contribuyan al desarrollo socioeconómico de la zona.
La llanura morañega cuenta con la presencia de aves esteparias muy amenazas, pero a la vez muy
bien representadas como la avutarda (Otis tarda), el sisón (Tetrax tetrax), el aguilucho cenizo (Circus
pygargus), la ganga ibérica (Procles alchata), la ganga ortega (Procles orientalis), el alcaraván (Burhinus
oedicnemus), la perdiz roja (Alectoris rufa),...
Dentro del territorio comarcal se diferencian tres áreas de especial interés para las aves esteparias
(ver Figura 2.10):
1. Área de Madrigal - Peñaranda: Se trata de una zona supraprovincial que englobaría parte
de las comarcas de La Moraña y Peñaranda. La extensión del área es de 1.108,4 Km2, de los que 635,4
pertenecen a Salamanca y 473 a Ávila. Mantiene una población de avutarda (Otis tarda) estimada en
65 65 65
Figura 2.10
Zona de Interés para las Aves Esteparias
los 1.392 individuos lo que representa el 5% de la población mundial (Martín García Sancho et al., 1997).
Además cuenta con unas 80 parejas de aguilucho cenizo (Circus pygargus) nidificantes (Martín y Del-
La perdiz roja (Alectoris rufa) es el ave cinegética más codiciada por los cazadores morañegos
66 66 66
gado, 1997) y una población muy representativa de sisón (Tetrax tetrax), ganga ibérica (Procles alcha-
ta), ganga ortega (Procles orientalis),... En total son 150 las especies que se han citado en el área
(Martín y Martín, 1989), de las cuales 36 están incluidas en el anexo I de la Directiva de Aves y 140
en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas (Martín y Martín, 1992).
Esta zona se encuentra declarada Área de Importancia para las Aves (IBA) en España y Europa
Nº 061 y está incluida en el proyecto de ZEPA (Zona de Especial Interés para las Aves) Tierra de
Campiñas.
2. Área de Papatrigo - El Oso: Esta zona tiene un gran valor ecológico y cuenta con una amplia
variedad avifaunística. Está incluida en el área de influencia de la grulla común (Grus grus) y del ansar
común (Anser anser) que invernan, con poblaciones más o menos variables en función de las condi-
ciones climáticas anuales. Además también alberga una representativa comunidad de aves esteparias
entre las que destacan la avutarda (Otis tarda), de la que se ha censado un máximo de 65 individuos
(Martín García-Sancho, 1992). Dentro de esta extensión se ubican valiosas lagunas como la Laguna
de El Oso y la Redonda, donde invernan una destacada comunidad de aves.
En el área de Papatrigo-El Oso se han citado 131 especies de aves de las cuales 96 son nidifican-
tes , 18 invernantes y 17 se observan durante las migraciones u ocasionalmente para la alimentación.
De todas ellas 96 se incluyen en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, tres de ellas en peli-
gro de extinción, y el resto pertenecen a la categoría de especial interés. Al mismo tiempo 32 están inclui-
das en el Anexo I de la Directiva de Aves (Martín García-Sancho, 1992).
La declaración de la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) Tierra de Campiñas, que
acoge gran parte del área Madrigal – Peñaranda, supone un mayor nivel de protección para las aves
esteparias, y para aquellas que se encuentran en los microecosistemas implícitos en la llanura. Tam-
bién se incluye dentro de la zona protegida la Laguna de los Lavajares que cuenta con un especial inte-
rés por la cantidad de aves acuáticas que es capaz de albergar. Lo que se pretende con tal declaración
es conseguir una reestructuración de la actividad agrícola para la consecución de un desarrollo sos-
tenible. Así se concederán ayudas a aquellas explotaciones que sean beneficiosas, con sus prácticas
y productos, para las aves. No se prohibirá ni la caza ni el regadío, potenciándose la actividad turísti-
ca, la denominación de productos típicos y la concesión de ayudas agroambientales.
Por otro lado la intensidad de las actividades agrarias y la búsqueda de mayores rendimientos pro-
ductivos han desembocado en una serie de transformaciones paisajísticas y ambientales muy graves
que ponen en peligro el mantenimiento de estas comunidades y acentúan, si cabe aún más, el des-
equilibrio de estos ecosistemas. Los aspectos más negativos son:
67 67 67
Riego de aspersión por cañón
lavajos. Al mismo tiempo se reducen las explotaciones de secano, destruyéndose hábitat para las
diferentes especies esteparias de la zona. Los regadíos, además, vienen acompañados de tendidos
eléctricos, que tienen efectos muy nocivos sobre la avifauna, que se ve muy perjudicada y amena-
zada por posibles electrocuciones o colisiones, como sucede con las avutardas. Se da la paradoja
de que la comarca carece de regadíos públicos aunque ya está en marcha el proyecto de regadío de
Las Cogotas con el que se canalizará agua desde el embalse del mismo nombre hasta algunos de
los municipios de La Moraña. Se reducirá de este modo la grave situación que vive hoy el Acuífero
17 y se facilitará su lenta, aunque continua, recarga.
68 68 68
Además la masificación de estos productos tiene graves repercusiones sobre el hombre pues-
to que tanto las aguas superficiales como subterráneas pueden verse afectadas por compuestos quí-
micos nocivos para la salud, provenientes de los abonos y sustancias fitofarmaceúticas.
c. Quema de Rastrojos
La quema de rastrojos es otra de las prácticas más extendidas por la comarca puesto que con ello
se consigue ganar tiempo en la siembra. Esto supone una reducción de los rastrojos y, por lo tanto,
de los recursos pastoriles, al mismo tiempo que se reduce el contenido de materia orgánica del
suelo y se aceleran los procesos de erosión. Por último cabe señalar que el incumplimiento de la ley
y la falta de medidas protectoras en el momento de la quema, pueden suponer la propagación del
fuego a otros campos de cultivo e, incluso, a masas forestales lo que provocaría incendios incon-
trolados de gran entidad, con consecuencias muy drásticas. En los últimos años se ha reducido
mucho el desarrollo de esta práctica por los cada vez más intensos procesos de mecanización en el
campo y por una mayor concienciación entre los agricultores
B. Los Bosques
69 69 69
Figura 2.11
Masas Boscosas de La Moraña
La principal masa forestal de pinos que se extiende en la zona es la que ocupa el terreno del inter-
fluvio Adaja-Arevalillo. Un conjunto forestal mixto de Pinus pinaster y Pinus pinea, en la que el prime-
ro es el más extenso y conforma una mancha continua, con un gran valor paisajístico, ecológico y eco-
nómico. Este ramal de La Tierra de Pinares que se prolonga por las provincias de Valladolid y Segovia dota
de un aspecto diferente a la comarca. Los mares de cereal se rompen con la verticalidad, viveza y cromatismo
de estos bosques y, al mismo tiempo, se ven salpicados de una abundante cantidad de pequeñas masas
residuales de pinos. La mayor parte de ellos son de propiedad privada y desempeñan una valiosa fun-
ción en la configuración del paisaje y en el mantenimiento y diversificación de la variedad de especies ani-
males que utilizan estos entornos para vivir y criar.
Dentro de la comarca las masas pinariegas de mayor envergadura calcan casi exactamente la super-
ficie ocupada por suelos desarrollados sobre la sedimentación de arenas, los arenosols. Esta coinciden-
cia se debe a una adaptación ecológica dado que la existencia de suelos pobres e inadecuados para el
aprovechamiento agrario ha favorecido la conservación del bosque, cuya explotación le dota de una
cierta rentabilidad (Martín Jiménez, 1990
70 70 70
Pinar de Pinus pinaster
Los medios arbolados conforman uno de los entornos más importantes para la fauna. Todos
los grupos quedan representados, menos los peces, con abundantes poblaciones de mamíferos
y aves. Por lo que respecta a los primeros habría que destacar la figura la ardilla (Sciurus vulga-
ris), el tejón (Meles meles), la gineta (Genetta genetta), el
zorro (Vulpes vulpes),... Las aves son el grupo más represen-
tativo con rapaces diurnas [milano negro (Milvus migrans),
milano real (Milvus milvus), busardo ratonero (Buteo buteo),
aguililla calzada (Hieraaetus pennatus), azor (Accipiter gen-
tilis)...], rapaces nocturnas [búho real (Bubo bubo), cárabo
común (Strix aluco) o buho chico (Asio otus)], pájaros car-
pinteros [pito real (Picus viridis) y pico picapinos (Dendroco-
pos major)], aves muy coloridas [carraca (Coracias garrulus),
abejaruco (Merops apiester), abubilla (Upupa epops), alcaudón
común (Lanius senator), cuco (Cuculus canorus), críalo (Cla-
Alcaudón común (Lanius senator) mator glandarius),...)], fringílidos,... y un largo etcétera.
71 71 71
La problemas ambientales de las zonas boscosas son:
a. Deforestación Total
La deforestación total es una práctica que se desarrolla, principalmente, en algunos bosques isla
o residuales de la zona, acabando de forma drástica, con el hábitat de multitud de especies que se refu-
gian en estas zonas de limitada extensión. Se rompen los flujos biológicos existentes entre estas enti-
dades forestales y los campos de cereal, contribuyendo esto a una disminución de la diversidad, tanto
biológica como paisajística. La situación se agrava mucho más si las cortas se producen durante la época
de cría.
b. Talas
En algunos casos se producen talas sobre las amplias manchas boscosas con fines económicos. Estas
son, en algunos casos, muy negativas puesto que no se tiene en cuenta la riqueza faunística del lugar,
pudiendo acabar con nidos de especies protegidas como el águila calzada (Hieraaetus pennatus).
Estas actividades, además, deben de ir acompañadas de una posterior planta y reforestación, pues-
to que la desprotección del suelo y las propias características de éste, aceleran los procesos erosivos.
c. Incendios Forestales
Los incendios forestales no son muy frecuentes en los bosques de La Moraña, aunque hay que
tener en cuenta el alto riesgo que tienen los pinares ante la presencia de resina que actúa como com-
bustible y dificulta su extinción. Otro importante foco de combustión son las voluminosas cantidades
de basura que invaden los pinares, desdibujando su belleza y disminuyendo su atractivo visual.
C. Sotos y Riberas
Los ríos de La Moraña, principalmente el Adaja, Voltoya y Arevalillo, introducen una nota de diver-
sidad paisajística con sus colores y formas. Su histórica capacidad erosiva ha condicionado la forma-
ción de valles, que disfrutan de condiciones ambientales idóneas para el asentamiento de una nutri-
da comunidad de especies vegetales. Las formas se tornan mucho más caprichosas y los taludes are-
nosos se alternan con laderas de elevadas pendientes y amplios fondos de valle de tupido tapiz arbus-
tivo y arbóreo. La sucesión de estaciones climáticas y la evolución del ciclo anual de las plantas con-
tribuyen al continuo cambio de color de las riberas, que pasa del verdor de la primavera a las dife-
rentes tonalidades de amarillos y ocres del otoño.
Pero no todos los ríos de la comarca desarrollan estas formas de valle, ya que los ríos Trabancos,
Zapardiel y Arevalillo, este último en su primer tramo, discurren sobre la llanura sin encajarse ante
la escasa potencia de sus caudales y la naturaleza del sustrato superficial más resistente. De forma local
aparecen pequeñas choperas que participan directamente en los flujos con otros ecosistemas, prin-
cipalmente con la llanura cerealista. La importancia de estas formaciones estriba, en primer momen-
to, en la diversificación del paisaje ya que rompen con la monotonía y la horizontalidad de las tierras
de labor e introducen una variable climática durante el verano, convirtiéndose en importantes refu-
gios para la fauna e, incluso, para el hombre, ya que con sus sombras y la humedad que conservan ali-
vian la sensación de bochorno durante los duros días de verano. Por último señalaremos que dan
72 72 72
cobijo a multitud de especies, ya sean
aves o mamíferos, durante la época de
cría y, durante el invierno, acogen a cen-
tenares de individuos de milano real (Mil-
vus milvus) que se reúnen en estas cho-
peras para pasar las noches. Cumplen
por lo tanto un trascendental papel bio-
lógico en la conservación de una comu-
nidad invernante de milano real estima-
da en 2.038 individuos para la totalidad
de la comarca (García Jiménez y Her-
nández Vallejo,1997).
Aves como el abejaruco (Merops apiester), el avión zapador (Riparia riparia) o el tan amenazado
halcón peregrino (Falco peregrinus) aprovechan las cavidades de los verticales taludes de los valles flu-
viales para instalar sus nidos. Además la garza real (Ardea cinerea), la cigüeña negra (Ciconia nigra), el
martín pescador (Alcedo atthis) o la nutria (Lutra lutra), de la cual se sabe de su existencia en tramos meri-
dionales del Adaja, se alimentan de los peces y anfibios que habitan en el río.
Pero, de nuevo, la intensificación de las actividades económicas está provocando graves daños
que son consecuencia del continuo deterioro de estos espacios. Desdibujan un entorno de alto valor
paisajístico y dificultan su explotación como uno de los atractivos turísticos de la comarca. Cabe citar:
a. Talas Agresivas
En los últimos años la tala de los bosques de galería se está convirtiendo en una práctica muy
común que acaba con superficies que se sustituyen por alamedas con una disposición en hileras. Ade-
más de la tala en sí, es muy común limpiar el terreno del resto de especies arbustivas, herbáceas y hoja-
rasca, exponiendo al suelo a procesos erosivos mucho más agresivos que repercuten negativamente
en la posterior regeneración del conjunto.
Pero estas talas no sólo afectan a los fondos de valle sino también a las laderas de los ríos. La
falta de vegetación incide de forma muy negativa ante posibles crecidas que pueden sufrir los cau-
ces de los ríos, bien por causas naturales o por causas antrópicas. Su capacidad de resistencia ante
la erosión del caudal es muy baja y los desprendimientos son un riesgo peligroso. La localidad de
Arévalo, por su ubicación en la culminación del interfluvio Adaja-Arevalillo, es a la que más afec-
73 73 73
ta este problema. Las fuertes precipi-
taciones que se produjeron durante el
otoño de 1997 ocasionaron una fortísi-
ma crecida en el río Arevalillo, general-
mente muy poco caudaloso, ocasionado
el desprendimiento de la ladera de la
margen derecha, la cual se encuentra a
pocos metros de las primeras construc-
ciones de la ciudad. También como
medida de seguridad se realizaron obras
de compactación del terreno y de encau-
zamiento del río, pero los desprendi-
mientos se siguen produciendo. Esto
también se está dando en las laderas
del río Adaja que, en los últimos años
por la regulación de volumen de la presa
de las Cogotas, ve incrementar acusa-
damente su caudal en épocas de mucha
precipitación. Esto ha originado altera-
Halcón peregrino (Falco peregrinus) ciones de su ladera izquierda, la cual
está en contacto con el casco urbano.
La situación es bastante grave pues se
teme por la posible pérdida de la calle
San Ignacio de Loyola, uno de los principales accesos al casco antiguo de Arévalo y la principal entra-
da a la localidad por el NE.
Esta situación se agrava mucho más una vez que el Adaja y el Arevalillo se unen puesto que las aguas
residuales de Arévalo , sin ningún tipo de depuración, son vertidas directamente al Arevalillo con la
consiguiente contaminación fluvial.
El curso del río Voltoya también está afectado por la actividad de extracción de áridos, las cuales
han sido las causantes de la formación de las charcas del Águila, antiguas graveras. Éstas tienen una
alta representación dentro de la zona de influencia de este río, lo cual puede plantear algunas exter-
nalidades ambientales.
74 74 74
D. Lavajos y Lagunas
Las características de estacionalidad de los lavajos, debido a la irregular distribución de las preci-
pitaciones a lo largo del año, marca el ritmo de los ciclos biológicos, haciendo que durante las esta-
ciones lluviosas se conviertan en verdaderos yacimientos de vida, quedando relegadas a zonas de
pobre valor ecológico durante el verano, época en la que suelen estar completamente secas.
En cuanto a la vegetación asociada de los humedales reseñamos una interesante variedad de espe-
cies que se pueden resumir en (San Segundo et al., 1994):
1. Scirpus lacustris sp tabernaemontani.- especie que precisa de una profundidad media y que es
indicadora de cierta eutrofización que no llega a ser excesiva.
2. Plantas nitrófilas de los géneros Rumex, Xhantium y Crispus, que denotan el pastoreo al que están
sometidas estas zonas.
3. Praderías de Carex divisa, acompañadas de Poa, Bellis y Trifollium que aparecen en las zonas en
encharcamiento y que ponen de manifiesto la humedad del suelo.
4. Matas de junco churrero (Scirpus holoschoenus).
5. Sobre el agua pueden crecer abundantes bulbos y rizomas de castañuela (Scirpus maritimus).
6. También aparece Cerastium dubium, planta típica de pastos subhalinos o salobres.
7. Juncus inflexus var, inflexus , indicador de poca mineralización de las aguas.
75 75 75
Tabla 2.1.
Lavajos y Lagunas de La Moraña: Localización y Valor Ecológico
Clave Carácter Interés Catalogada
Laguna/Lavajo Municipio
Mapa Hídrico Ecológico de Interés
En fauna el grupo mejor representado vuelve a ser el de las aves. El hecho de que la mayoría de las
lagunas se sequen en la estación estival provoca que el grupo de los peces no pueda desarrollarse,
al igual que los anfibios. No obstante sí que podemos encontrarlos en las lagunas que contienen
agua todo el año, como es el caso de las graveras artificiales, o aquellas que reciben agua de cursos
fluviales o del subsuelo. La existencia de anfibios y peces es un hecho muy importante puesto que advier-
76 76 76
Vegetación lacustre
Son las aves acuáticas las más representativas y más numerosas durante la estación migratoria
e invernal. En cuanto a las anátidas la especie más abundante, la cual llega incluso a nidificar, es
el ánade azulón (Anas platyrhynchos), que forma grandes bandos junto a ánades rabudos (Anas acuta),
ánades frisos (Anas strepera), silbones europeos (Anas penelope), cucharas comunes (Anas clype-
ata) y cercetas comunes (Anas crecca). Estas especies utilizaran las charcas morañegas durante los
movimientos migratorios y en la invernada. A ellas se les unen ánsares comunes (Anser anser)
cuya población crece años tras año, pudiendo llegar a invernar más de 1.000 individuos en la
comarca y las grullas (Grus grus), cuya comunidad ha llegado a superar los 1.500 individuos en
el año 2002. A éstas se les unen el grupo de los limícolas, muy numerosos en épocas de paso, con
presencia de correlimos, archibebes, zarapitos, agujas, combatientes, chorlitejos, cigüeñuelas y
avocetas. Por último también cabe señalar el acecho de algunas rapaces sobre estas zonas, en
77 77 77
busca de alimento, caso del aguilucho
lagunero occidental (Circus aeruginosus)
o el halcón peregrino (Falco peregrinus).
– Existencia de una colonia de cría, en uno de los pinares contiguos, de garza real (Ardea cinerea),
que ya en abril de 1999 tenía más de 6 nidos.
– Numerosa colonia de cigüeña blanca (Ciconia ciconia) en el mismo pinar donde se ubica la colo-
nia de Ardea cinerea.
– Dormidero de cormorán grande (Phalacrocórax carbo) en los árboles próximos a las lagunas. Se
han llegado a contabilizar más de 400 ejemplares durante el invierno de 2000.
– Establecimiento de 2-5 parejas de somormujo lavanco (Podiceps cristatus) como reproductoras
– Área de influencia de alimentación de la cigüeña negra (Ciconia nigra).
Actualmente esta laguna no está sujeta a ninguna figura de protección y se ha creado una reser-
va intensiva de caza que ha provocado el cerramiento de algunas zonas con el fin de potenciar la cría
78 78 78
de los patos. Este hecho genera un alto impacto ambiental y ha reducido bruscamente el potencial
paisajístico y ornitológico de un ecosistema de gran valor.
La Laguna de los Lavajares está inmersa dentro de la seca llanura cerealista, lo que unido a su carác-
ter estacional hace que sea el invierno cuando se presente la mayor riqueza faunística, siendo un
punto de descanso en las épocas de paso. Existe una relación directa de flujos de aves entre esta lagu-
na y la Laguna de Entrerregaderas (término municipal de Rágama en Salamanca) debido a su proxi-
midad. Su cercanía con amplios maizales ha provocado que en 2003 se hayan convertido, estas lagu-
nas, en dormideros de grulla (Grus grus).
C. Laguna de El Oso
La laguna de El Oso
sirve de dormidero a un
número variable de grullas
(Grus grus) durante las
migraciones y la invernada.
Su población ha ido aumen-
tando poco a poco en los
últimos años, ya que se lle-
varon a cabo una serie de
mejoras y de medidas de
conservación cuyo objetivo
era el de mantener la rique-
za existente, incluso aumen-
tarla, y potenciar la zona
como un lugar de observa-
ción de aves que se dirigí- Observatorio de aves de la Laguna de El Oso
an a Doñana (por ello se uti-
lizó el eslogan: “En el Cami-
no a Doñana”). Todo esto se pudo llevar a cabo gracias a las inversiones realizadas por la “Fundación
Doñana” y a las subvenciones concedidas por la Unión Europea, además de la cooperación con fondos
de los benéficos obtenidos en el Pabellón Alemán de la Expo´92 de Sevilla y la ayuda de ADENA/WWF.
La gestión de dicho proyecto la desarrolló, hasta el año 2000, DAMA S.L. (Divulgación y Asesoría del
Medio-Ambiente) y actualmente es la Sociedad Española de Ornitología (SEO-Birdlife) la que, con fon-
dos europeos a través del programa LEADER, gestiona, desde enero de 2000, esta laguna. Todo esto
además de favorecer a la población de grulla común (Grus grus) también ha contribuido al incremen-
to de individuos invernantes de ansar común (Anser anser), anátidas y limícolas. A ello hay que unir la
79 79 79
existencia en las proximidades, de un dormidero de milano real (Milvus milvus), donde llegan a reu-
nirse, durante el invierno, alrededor de 175 ejemplares.
Esta laguna ha sido incluida, durante la última ampliación, en el Catálogo Regional de Zonas
Húmedas de Interés Especial.
En cuanto a los problemas asociados a los lavajos y lagunas podemos destacar los siguientes:
a. Desecación
La desecación es una de las prácticas más antiguas que todavía pueden darse en pequeñas lagu-
nas que se utilizan como escombreras. Históricamente se pretendía acabar con estas zonas con el
objetivo de obtener una mayor superficie que cultivar. Otro grave problema es el drenaje que se hace
de ellas, para evitar así su inundación y reducir acusadamente su capacidad de almacenamiento.
Otro elemento que repercute negativamente es la sobreexplotación del acuífero, que hace disminuir
los niveles piezométricos, dificultándose el encharcamiento.
b. Contaminación
Los lavajos de la comarca son zonas muy susceptibles a la contaminación, derivada de diferen-
tes fenómenos:
– Residuos Sólidos y Escombros: El uso indebido de estas zonas como basureros y/o escom-
breras resulta muy negativo en su contaminación desembocando en la eutrofización de las aguas.
– Productos Químicos derivados de la Agricultura: El uso abusivo de productos fitosani-
tarios en la agricultura y el depósito de sus envases en humedales o sus proximidades incre-
menta el contenido de determinadas sustancias en el agua, lo cual es nocivo para la fauna, el gana-
do y el hombre, ya que se puede infiltrar a niveles inferiores de las aguas subterráneas.
– Plumbismo. El exceso de caza también provoca altas densidades de plomo, altamente tóxico
para aquellas especies que se alimentan de plantas e invertebrados del fondo de las lagunas
(Martín y Sierra, 2000).
E. Núcleos Urbanos
80 80 80
En cuanto a la vegetación está representada por especies típicas de jardín, arboledas y especies de
sombra. No obstante las superficies verdes de esta comarca no son demasiado abundantes y las
existentes tienen un estado bastante descuidado. Las especies animales más comunes dentro de los
núcleos humanos van desde pequeñas aves tan típicas como la golondrina común (Hirundo rustica),
el vencejo (Apus apus), o el gorrión común (Passer domesticus), hasta las rapaces diurnas y noctur-
nas como el cernícalo primilla (Falco naumanni), la lechuza común (Tyto alba) o el mochuelo común
(Athene noctua), y, por supuesto, la majestuosa cigüeña blanca (Ciconia ciconia).
81 81 81
Los problemas ambientales del entorno urbano son muy variados por ser el medio más cercano al
hombre y por sufrir directamente los efectos de las actividades económicas. Dentro de los más rele-
vantes destacan:
a. Contaminación
Los residuos y vertidos generados por el hombre ocasionan multitud de formas de contamina-
ción perjudiciales tanto para el medio ambiente como para la propia sociedad. Proliferación de ver-
tederos ilegales e incontrolados, contaminación de aguas por falta de depuradoras, malos olores
derivados de la ganadería, etc. se convierten en circunstancias, a veces, muy difíciles de erradicar. Se
le une la limitación de acción de los pequeños pueblos por la falta de recursos que merma una ges-
tión ambiental adecuada. El mantenimiento de las zonas verdes, la existencia de papeleras y conte-
nedores o la limpieza de las calles son asignaturas pendientes de muchos municipios.
b. Furtivismo
El furtivismo es una práctica muy extendida en todos los municipios de La Moraña. Son muchas las
especies que sufren este tipo de prácticas, ya no sólo las que habitan en los entornos urbanos. Fal-
sos mitos o creencias, una errónea concepción de sus hábi-
tos o, simplemente, la “cultura popular” son algunas de
las causas que explican la generalización de esta práctica en
toda la comarca. Los individuos afectados suelen ser, prin-
cipalmente, rapaces que juegan un importante papel en la
regulación de la población de roedores e insectos, tan incó-
modos para el hombre y la agricultura. Además, muchos de
ellos son vistos como competidores en la caza ante la equi-
vocada creencia de que son las rapaces los causantes de la
reducción de la población de aves cinegéticas.
c. Atropellos
Aunque enmarquemos este problema dentro de los
entornos urbanos donde se producen con mayor frecuen-
cia es en las carreteras. Los atropellos a animales son un
hecho habitual y difícil de resolver pues se produce de
forma involuntaria. Uno de los grupos más afectados son
las rapaces nocturnas que utilizan los hitos y mojones pró-
ximos a las carreteras como posaderos, de modo que sus
vuelos impactan contra los vehículos en circulación.
Cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) aba-
tido por un disparo de escopeta y col- d. Rehabilitación y cerramiento de torres
gado en una señal de coto de caza La Moraña cuenta con un amplio y rico patrimonio
arquitectónico. Los huecos que hay en sus torres y tejados
son utilizados por algunas rapaces nocturnas, como la
lechuza común (Tyto alba) o el mochuelo común (Athene noctua), y el cernícalo primilla (Falco nau-
manni), para nidificar. Pero su necesaria rehabilitación hace que disminuyan las oquedades en las que
nidifican estas especies. Se le suman los cerramientos de las torres con mallas para evitar su colo-
82 82 82
nización por las palomas que acaban invadiéndolo con el consiguiente deterioro e impacto que esto
genera sobre el monumento. La solución pasa por la instalación de cajas nido adaptadas a las nece-
sidades de cada especie y, así, no vean mermados el número de lugares en el que nidificar.
83 83 83
5
3
E
l factor humano de un territorio es un activo imprescindible para su progreso y se convierte,
desde el primer momento, en un componente vital cuyas características se deben conocer
y sobre el cual hay que intervenir. Variables como la evolución de la población, su estruc-
tura, su crecimiento,... han de ser estudiadas puesto que nos van a marcar las premisas a seguir para
definir las metas ya que, no debemos olvidar, que el fin último de todo plan de desarrollo es la mejo-
ra de la calidad de vida de los habitantes de la zona en cuestión.
Cabecera Comarcal
85 85 85
por la saturación existente en muchos servicios y por las pocas posibilidades locales para realizar
inversiones públicas de mejora. Pero la proximidad con grandes centros urbanos y económicos como
Madrid o Valladolid están captando a gran parte de la población joven y altamente cualificada que se
ve obligada a emigrar por la falta de salidas profesionales tanto en Arévalo, como en su demarcación.
La actividad industrial en Arévalo está siendo, en los últimos años, una gran inyección para la econo-
mía local y la captación de empresas exógenas se convierte en una de las principales armas del des-
arrollo en esta zona.
Subcabeceras Comarcales
En un segundo nivel nos encontramos otros tres núcleos que actúan como subcabeceras comar-
cales. Madrigal de las Altas Torres (1.894 hab.), Fontiveros (968 hab.) y Sanchidrián (760 hab.) son muni-
cipios que por su tamaño, por su oferta de
servicios y su mayor dinamismo socioeconó-
mico, tienen después de Arévalo, aunque en
niveles más bajos, una cierta capacidad de
atracción. La creciente tendencia a la concen-
tración de equipamientos públicos, obligan a
las Administraciones a concentrar en estas
localidades aquellos servicios de primera nece-
sidad para sofocar así algunas necesidades de
primer orden sin obligar a los habitantes a
tener que realizar largos desplazamientos hacia
el centro funcional. Se observa en estas loca-
lidades una relativa presencia de estableci-
mientos secundarios y terciarios, siendo Madri-
gal de las Altas Torres el que más licencias
tiene, un total de 9 en el sector secundario y
105 en el terciario, decreciendo en el resto en
función de su población absoluta. Los activos
empleados en el terciario (40-45%) y la cons-
trucción (20-30%) son los que mayor repre-
sentación tienen en las estructuras locales, Puerta de Arévalo de la muralla de Madrigal de las
quedando relegada la agricultura a un segun- Altas Torres. Esta localidad con 1.894 habitantes es la
do plano. segunda más poblada de la comarca
Tan sólo son cinco, sin contar los antes señalados, los núcleos que superan los 500 habitantes
(Nava de Arévalo, Tiñosillos, Horcajo de las Torres, Crespos y Langa). De todos ellos los más dinámi-
cos desde el punto de vista económico son Tiñosillos, que junto a Arévalo son las dos únicas localidades
que en los últimos 50 años han crecido demográficamente, y Crespos, que por su localización y vías
de comunicación cuenta con una cierta vitalidad. La agricultura aunque pierde fuelle sigue siendo la
86 86 86
actividad prioritaria en muchos de ellos, aun-
que cada vez más los activos se refugian en las
actividades del secundario o el terciario que
ofrecen bien la cabecera comarcal o bien ciu-
dades cercanas como Ávila, Medina del
Campo o Valladolid.
Núcleos Rurales
87 87 87
nicos que se desarrollan en toda la geografía española. Esta tendencia se consolida de forma mucho
más intensa en las zonas urbanas siendo sus efectos más débiles en el mundo rural, aunque con el
paso del tiempo estas desigualdades territoriales tenderán a equipararse y el crecimiento de la
población será una constante en todo el país. Es a partir de este momento cuando comienza a regis-
trarse una ligera pérdida de población, preludio de un proceso venidero mucho más complicado,
que da paso, en la última década del S.XX, a una nueva etapa de la demografía española carac-
terizada por una situación de lento crecimiento, incluso, como es el caso que nos atañe, de decre-
cimiento.
En cuanto a la ocupación del territorio, La Moraña, nunca ha contado con una densidad de pobla-
ción muy elevada, aunque el descenso generalizado de los activos demográficos ha provocado que
en los últimos 50 años hayamos pasado de 30 hab/km2 en 1950 a los 18 hab/km2 de la actualidad.
Dentro de la comarca destaca la cabecera comarcal como núcleo de mayor densidad de población con
161 hab/km2 (ver Figura 3.1). Ningún otro municipio pasa de los 30 hab/km2.
Resulta preocupante el fuerte descenso demográfico que desde los años cincuenta hasta nuestros
días se ha producido de forma ininterrumpida, aunque con distinta intensidad. La pérdida total de
efectivos en las últimas cinco décadas del S.XX (1950 - 2000) ha sido del 39,34%, lo que supone 15.643
habitantes menos y un ritmo de decrecimiento anual del –0,79%. Fue en la década de los años sesen-
ta cuando la crisis demográfica fue más acentuada, registrándose 6.247 efectivos menos. La princi-
pal causa de esta reducción fue la fuerza con la que se produjo el fenómeno del éxodo rural, incen-
tivado por las transformaciones del medio rural, lo que a su vez desembocó en una situación de
pobreza en el mundo agrario, que obligó a la búsqueda de nuevas alternativas con las que poder ase-
gurar unos mínimos ingresos económicos y un aceptable nivel de vida. La situación que se estaba
viviendo en las grandes ciudades era muy diferente por la elevada actividad industrial concentrada
y al esplendor social, fruto de la dinámica de la economía, una vez superadas las desavenencias de
la posguerra. El esquema de trabajo fordista de las grandes fábricas y el bajo nivel de tecnificación e
informatización de los sistemas productivos hacían necesario la contratación de gran cantidad de tra-
bajadores que completasen los diferentes eslabones de la cadena de fabricación. Seguidamente se
produce un intenso flujo migratorio desde el campo hacia las grandes urbes de países como Alema-
nia, Francia o Suiza.
Como podemos observar en las figuras 3.2 y 3.3 ya en la década de los cincuenta se registra una
significativa pérdida de población, aunque el verdadero declive se produce en el decenio siguien-
te. A pesar de ser la etapa en la que el incremento de los nacimientos es más que notable, el cre-
cimiento real de la población presenta unas cifras muy negativas. Es el momento de mayor regre-
sión demográfica de la historia, con la pérdida de 6.247 efectivos, lo que supone un 16,12% de
la población residente en 1960. En la siguiente década la tendencia se suaviza un poco, aunque
las cifras siguen siendo alarmantes con una disminución de 4.025 individuos respecto a 1970
(12,89%).
En los años ochenta esta fuerte tendencia a la disminución de los efectivos demográficos en
la comarca decrece y tan sólo, se pierden 1.652 habitantes (5,43%). Sigue persistiendo una
baja mortalidad, aunque con una ligera tendencia a incrementarse por el cada vez más insisten-
te envejecimiento, mientras que la natalidad comienza a decrecer a pasos agigantados. A pesar
88 88 88
Figura 3.1
Densidad de Población en La Moraña 1950 y 2003
1950
2003
89 89 89
Figura 3.2
Evolución de la Población (1950-2003)
45000
40000
35000
30000
25000
20000
15000
10000
5000
0
1950 1960 1970 1981 1991 1996 2000 2001 2003
habitantes 39766 38752 32505 28480 26818 24909 24123 23381 23291
Fuente: INE.
Figura 3.3
Pérdidas de Efectivos Demográficos en La Moraña
7000
6000
5000
4000
3000
2000
1000
0
Número de efectivos 1950-60 1960-70 1970-81 1981-91 1991-2000
perdidos 1014 6247 4025 1662 2695
Fuente: INE.
90 90 90
de experimentarse un crecimiento vegetativo positivo, en el balance final sucede todo lo contra-
rio por las pérdidas por emigración que superan con creces las ganancias naturales. Frente al
declive demográfico vivido en el medio rural se dispara, bajo la influencia de la economía, la
evolución de las zonas urbanas donde el volumen de la población ha llegado a duplicarse, inclu-
so a triplicarse en los últimos años. “Éxodo por una parte, expansión por otra, y en ambos casos
queda roto el equilibrio de las comunidades” (Harviev, 1994). Entre 1989 y 1990 hay un impor-
tante punto de inflexión en la demografía comarcal (ver Figura 3.4). La mortalidad supera a la
natalidad y el crecimiento es negativo. Esto explica que el descenso poblacional vuelva a aumen-
tar en los 90 hasta un 10%.
Pero no todos los núcleos de población de la comarca han tenido una dinámica negativa, puesto
que los últimos 50 años, Arévalo y Tiñosillos han visto incrementada su población en un 42% y un 23%,
respectivamente. Debido a su carácter de cabecera comarcal y a su funcionalidad territorial, Arévalo
es el municipio que mayor refuerzo ha experimentado. Más extraño es el caso de Tiñosillos que crece
como consecuencia de un mejor contexto socioeconómico, fruto de la extensificación del regadío que
permite una mayor densidad agraria, la explotación del extenso pinar y la existencia de jornaleros
temporales que realizan migraciones pendulares (Martín García, 1980).
Los municipios que más han sufrido el efecto de la despoblación, en la última mitad del S.XX, han
sido Blasconuño de Matacabras (-88,05% de su población en 1950), Rivilla de Barajas (-78,47%), Sal-
vadios (- 73,15%), San Esteban de Zapardiel (-79,58%), San Pascual (-78,54%) y Villanueva de Gómez
(-77,14%). En términos absolutos las localidades que más efectivos han perdido han sido Flores de Ávila
(667 habitantes menos que suponen el 60,91% de la población total en 1950), Horcajo de las Torres
(778 habitantes es decir el 50,10 %) y Madrigal de las Altas Torres que ha perdido casi la mitad de pobla-
ción en este periodo de tiempo (1.824 habitantes).
Figura 3.4
Movimiento Natural de la Población (1980-2001)
400
350
300
250
200
150
100
50
0
1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001
Nacimientos 339 336 322 273 286 301 303 275 262 228 253 227 155 173 176 191 187 171 153 153 165 138
Defunciones 128 148 152 148 177 165 230 231 240 220 277 207 257 256 258 267 266 247 266 250 253 265
Fuente: INE.
91 91 91
3.2. Movimiento Natural de la Población
En el estudio de la dinámica vegetativa de la población se van a tomar como base de referencia los
datos correspondientes a las 2 últimas décadas del S.XX y al año 2001. El primer aspecto que desta-
ca (ver Figura 3.4) es el punto de inflexión que se produce entre los años 1989 y 1990 por el que
pasamos de un crecimiento vegetativo positivo a un crecimiento negativo, de cerca de 100 bajas por
año. El balance del movimiento natural en la comarca ha soportado, en los últimos años, un proceso
de decrecimiento influido por la evolución tendencial de la demografía moderna (Sánchez Sánchez,
1995). En los años ochenta el número de nacimientos, durante el primer lustro, muestra registros
que rondan los 300 nacimientos anuales, pero a partir de 1986 se comienza a percibir un pronunciado
descenso que se estabilizará en el año 1992, momento en el que tiende a mantenerse alrededor de
los 160 alumbramientos. Más significativa es, aún, la tasa de natalidad que disminuye del 10,57 %o
en los 80 al 7,38 %o en la década de los noventa.
Durante el decenio de los ochenta la mortalidad se mantiene constante, en torno a las 300 defun-
ciones por año, pero en el año 1986 se produce una regresión que se prolonga hasta 1992, fecha en
la que tiende a mantenerse hasta finales de la década. Esta disminución de la mortalidad, en térmi-
nos absolutos, es una tendencia normal y su explicación se encuentra en el constante envejecimien-
to de la población. Si comparamos la Tasa de Mortalidad media por año de los ochenta y los noven-
ta vemos como los niveles también se incrementan considerablemente, pasando de una Tasa de Mor-
talidad del 6,35 %0 a una del 10,24 %0 .
La reducción de los nacimientos está motivada por la confluencia de una serie de factores socia-
les, culturales y económicos. Un primer elemento determinante es un cambio de mentalidad donde
pasamos de lo beneficioso de la familia numerosa a los grandes inconvenientes que ésta plantea. La
situación social del pasado, la demanda de mano de obra en el campo y la necesidad de incrementar
los ingresos familiares hacían de ésta una constante en toda la comarca. La introducción de nuevos
métodos anticonceptivos y los grandes avances experimentados en la materia ofrecen la posibilidad
de decidir sobre el número de hijos.
Otro factor que ha influido en la disminución del número de hijos es el deseo de las familias para
acceder a un mejor nivel social. Una familia numerosa reduce las posibilidades de éxito económico pues-
to que, si hacía treinta años, un nuevo hijo suponía una inversión a largo plazo, hoy es una inversión
a fondo perdido. La liberalización de la mujer y su incorporación a los mercados laborales han provocado
un giro de noventa grados en las tareas que tradicionalmente ésta ha tenido. Ya ha dejado de estar
directamente vinculada a las labores del hogar y a la crianza de los hijos y ahora ayuda a aumentar los
ingresos familiares y los hijos suponen una gran carga, reduciendo sus posibilidades para acceder a
un mejor estatus socioeconómico. La falta de servicios de atención a la infancia, la reducción de las
ayudas familiares, la no corresponsabilidad del conyuge y la inexistencia de políticas activas de fomen-
to de la natalidad influyen también negativamente en un contexto que se basa cada vez menos en una
estructura familiar extensa.
92 92 92
años, no ha registrado ningún alumbramiento en la última década. La emigración de la gente joven
de la comarca hacia los grandes centros urbanos en busca de mejores situaciones, incide negativamente
puesto que se pierden efectivos en edad de procrear y no se asegura el reemplazo generacional, con
lo que el conjunto comarcal envejece, aún más.
La década de los cincuenta es el punto de partida que marcará la huida de una nutrida masa de
morañegos hacia otros lugares que les proporcionan unos niveles de renta adecuados para poder
subsistir. Pero será a finales de esta década , fruto de una fuerte presión política, cuando se produz-
can los flujos de españoles hacia los países del centro de Europa, los cuales ya se habían recuperado
de la fuerte devastación sufrida durante la Segunda Guerra Mundial, gracias a las canalizaciones
económicas procedentes de EEUU y estructuradas en el Plan Marshall. Esta expansión económica en
Europa desemboca en una amplia oferta de empleo que no se puede cubrir con la población local,
por lo que se ven obligados a importar mano de obra foránea. Mientras tanto, en los campos espa-
ñoles, la tecnificación de las labores del campo y el retroceso económico generalizado, desencadenarán
masivos movimientos de población hacia las grandes ciudades de Francia, Alemania y Suiza. Migra-
ción que a corto plazo supuso un alivio para la región ya que se equilibró el mercado de trabajo y se
redujeron los niveles de paro. Las migraciones más fuertes se detectan durante las décadas de los años
sesenta y de los setenta, aunque en esta última disminuyeron considerablemente.
Pero a partir de la década de los setenta las migraciones al extranjero se ralentizan hasta desapa-
recer casi por completo. La Crisis del Petróleo hará que los destinos de los morañegos sean, ahora, ciu-
dades españolas como Madrid, Bilbao o Barcelona, entre otras. Éstas tienen un carácter más defini-
tivo y hay una menor afluencia de retorno a los lugares de procedencia. Tan sólo en épocas vacacio-
nales muchos vuelven al pueblo a reencontrarse con familiares y amigos. Para algunos la jubilación no
será el momento que les haga volver a la comarca, ya que el profundo despoblamiento, la falta de
servicios y una forma de vida monótona, serán factores que influyan en la decisión de quedarse en
la ciudad donde trabajaron toda su vida. En la década de los noventa el balance migratorio también
ha sido negativo y se sitúa en un déficit de 1.943 individuos (ver figura 3.5).
Ante las escasas posibilidades económicas, la mayor parte de los jóvenes se ven obligados a aban-
donar estas tierras y dirigirse a las grandes ciudades en busca de trabajo. La agricultura y la ganade-
93 93 93
Figura 3.5
Balance Migratorio en La Moraña (1990-2001)
900
800
700
600
500
400
300
200
100
0
1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001
Emigración Inmigración
Fuente: INE.
ría han perdido el atractivo que en otros momentos pudieron tener. El alto número de universitarios
hace que muchos tengan que fijar su vista en capitales como Madrid. La mayor parte de los que aban-
donan la comarca son jóvenes en edad de procrear, por lo que se crea un nuevo círculo vicioso en el
que despoblamiento, desnatalidad y envejecimiento son tres constantes cuyas repercusiones sobre la
comarca no son nada buenas.
La interacción de los diferentes elementos y flujos que hasta ahora hemos visto, son los que deter-
minan la estructura de la población y las características del soporte demográfico. La forma acampanada
predominante de las pirámides de población del Área Funcional de Arévalo, la provincia, la región y
el país, aunque este último en menor medida, son el fiel reflejo de un conjunto demográfico mal
estructurado, envejecido y con problemas en la regeneración poblacional. A pesar del alto índice de
94 94 94
envejecimiento, La Moraña posee un 24,63% de población mayor de 65 años (2001), casi un 2,5% más
que en 1991, situándose por debajo de los niveles provinciales en el que se incrementa hasta el
25,85%, pero por encima de los regionales (22,65%). Mucho menor es el envejecimiento dentro de
la estructura del conjunto nacional donde la población anciana conforma el 17,04%. Pero dentro de
la comarca encontramos núcleos donde más del 40% de la población supera los 65 años, como es el
caso de El Bohodón, Cabezas del Pozo, San Pascual y Orbita, este último con un 46,81%. En el lado
opuesto están los núcleos más dinámicos de la comarca, aquellos que han experimentado un incre-
mento poblacional y económico en los últimos años, como son los municipios de Arévalo (16,62%) y
Tiñosillos (16,98%), aunque con una ligera tendencia a ir incrementándose.
Pero si antes señalábamos que la Guerra Civil española ha condicionado la actual estructura de
la población anciana, también condicionó el devenir demográfico de la comarca y de todo el país. Los
años posteriores a ésta fueron acompañados de un declive demográfico considerable, fruto de la
represión existente durante el Régimen Franquista. La baja natalidad fue una constante durante los
primeros años de la posguerra debido al espíritu de pesimismo, la pobreza y la fuerte represión social.
La pirámide sufre un estrangulamiento en los peldaños correspondientes a los grupos de edad de entre
45 y 59 años, debido a esa escasa natalidad, ya señalada anteriormente, y a los procesos de emigra-
ción producidos por la escasa dinámica económica de la zona. Pero si seguimos bajando en la pirámide
nos topamos con un nuevo aumento de población para los grupos que van de los 25 a los 44 años.
Estos salientes son los que se refieren a la etapa del “Baby Boom”. Ante la falta de efectivos demo-
gráficos durante el Régimen, se decidió desarrollar una política pronatalista, iniciada en la década de
los años sesenta, con la que se amplia el conjunto de habitantes y la familia numerosa aparece como
una constante en los territorios rurales del país. Luego llegaría la tecnificación de la agricultura, el exce-
so de mano de obra agraria y la emigración hacia las grandes urbes.
95 95 95
colectivo mayor de 65 años, había predominio de mujeres frente a hombres, ahora sucede todo lo
contrario, hay más hombres que mujeres. De este modo un 52,96% del soporte demográfico de entre
15 y 65 años son de sexo masculino, mientras que el 47,04% restante son del femenino. Esta relación
se incrementa considerablemente en algunos municipios de la comarca como por ejemplo Blasconuño
de Matacabras, Castellanos de Zapardiel , Narros del Castillo o San Vicente de Arévalo. Se trata de pue-
blos pequeños, de escasos recursos demográficos, donde esta masculinización es un factor más que
influye en una baja tasa de natalidad. No obstante también hay núcleos en los que predominan las muje-
res como en Bercial de Zapardiel, Cisla, Donvidas o Muñosancho. Significativo es que el núcleo más
dinámico y cabecera comarcal, Arévalo, tenga el mismo número de hombres adultos que de mujeres
con una relación exacta de uno a uno.
Si observamos la Figura 3.7 vemos como el grupo de población mayor de 65 años se encuentra por
encima de la población joven menor de 15 años, característica que se mantiene para La Moraña, la
provincia de Ávila y Castilla y León, tendiendo a igualarse para el conjunto nacional. Es verdaderamente
preocupante que la población anciana supere a la joven, puesto que se camina hacia una situación
mucho más grave. El porcentaje de jóvenes del Área Funcional de Arévalo es, ligeramente, mayor que
el de la provincia (13,51%) y la región (12,97%), siendo superada tan sólo por la nacional (15,02%).
Los nacimientos son cada vez menores, lo que se observa muy bien en la pirámide invertida que se
forma en los primeros peldaños (ver Figura 3.6), aquellos que se refieren a los efectivos de menor edad.
Un cambio en la mentalidad general de los individuos en edad de procrear, en la que prima el bien-
estar y donde las dificultades en la crianza de los hijos se multiplican han sido los principales desen-
Figura 3.6
Pirámide de Población de La Moraña (2001)
Hombres Mujeres
80-84
70-74
60-64
50-54
40-44
30-34
20-24
10-14
0-4
5% 4% 3% 2% 1% 0% 0% 1% 2% 3% 4% 5%
96 96 96
Figura 3.7
Distribución de la Población por grupos de Edad
100%
80%
40%
16-65 años
20%
<16 años
0%
La Moraña Ávila Castilla y León España
cadenantes de una baja natalidad generalizada. Cada vez nacen menos niños en la comarca, ya no sólo
por el control sobre la natalidad sino también por la propia dinámica natural donde la población está
altamente envejecida y los individuos potencialmente productivos van retrocediendo en número. Esto
no va a ayudar, ni a corto ni a medio plazo, a recuperar el déficit demográfico, por lo que hay que acti-
var otros mecanismos que contribuyan a captar nuevos pobladores para la comarca. La inmigración
ha de ser un elemento importante en esta tarea.
El proceso de despoblamiento conlleva una serie de efectos encadenados que no hacen más que
agravar la situación. La desestructuración en la pirámide por grupos de edad y por sexos, es lo que
explica otro tipo de debilitamientos, como el envejecimiento, la masculinización, el alto grado de sol-
tería,... Situación grave que hace vital una intervención y una planificación que corrija estas debilida-
des y contribuya a conformar un soporte demográfico más estable.
Los datos que nos ofrece el censo de población de 2001 nos muestran un grado de analfabetismo
del 1,49% para el total comarcal. Estos niveles son bajos y, además, la tendencia sigue disminuyen-
97 97 97
do ya que la mayor parte de éstos, son población marginal o personas mayores que una complicada
situación económica de sus familias, cuando estaban en edad escolar, les obligó a dejar sus estudios
para trabajar. El fuerte cambio social al que hemos asistido en los últimos años y la propia dinámica
natural han hecho y harán que estos niveles de analfabetismo se reduzcan al mínimo. Se observa en
este sentido el mismo proceso que se ha sucedido a lo largo de todo el S.XX en la provincia donde se
ha pasado de un 51% de analfabetos (Sánchez Sánchez, 1995) a principios del S.XX, a un 2,2% en 2001.
Los morañegos sin estudios completan el 9,52% de la población, siempre por debajo de los porcentajes
dados para los conjuntos provinciales (15,5%), regionales (9,93%) y nacionales (12,8%). Se pone de relie-
Figura 3.8
Nivel de Instrucción en La Moraña
8% 1%
10%
Anafalbetos
39% Sin Estudios
42%
1.º Grado
2.º Grado
3.º Grado
ve que el grado de formación en la comarca es bueno con tan sólo un 11% de la población sin forma-
ción, por debajo del resto de las medias. Lo mismo sucede con la que tiene estudios de primer grado
donde los registros para La Moraña son también muy superiores a los del resto de entidades adminis-
trativas de orden superior. Este hecho muestra que la población tiene unos mínimos niveles de educa-
ción, aunque, bien es cierto, que son testigos de una baja cualificación técnica de los mismos. Casi el
50% de los efectivos morañegos poseen sólo estudios primarios lo cual resulta contradictorio ya que
a la vez se aminora la cantidad de personas sin formación, pero también se disminuye el grado de espe-
cialización, aumentando considerablemente la población que carece de toda cualificación técnica lo que
explica que sea este grupo el que presente, a su vez, una mayor tasa de paro.
Esta situación deriva de que los niveles de instrucción de segundo y tercer grado se encuentren por
debajo de los provinciales, regionales y nacionales. No obstante la baja iniciativa empresarial y la
debilitada dinámica económica de la región hacen que los sectores de la población con un mayor
grado de formación se vean obligados a emigrar en busca de unas mejores aspiraciones profesiona-
les y económicas. Esto es un grave problema para la comarca produciéndose una importante pérdi-
da de técnicos medios y superiores que abandonan el entorno rural ya sea por razones profesionales
o por estrategia educativa. Resulta ser, además, una pérdida total de materia gris, de mando social y
político, de líderes potenciales o efectivos y una reducción de estables e innovadoras iniciativas empre-
98 98 98
sariales. Esta es una de las principales causas del proceso de emigración de la población de entre 20
y 30 años, quienes abandonan los municipios rurales en el momento de emprender carrera, de ocu-
par los primeros empleos y tener una mayor aspiración socioeconómica (Galland, 1991).
Uno de los graves problemas de la economía comarcal es la gran desproporción existente entre la
población activa y la inactiva. Los escasos estratos de población joven, la elevada edad media del con-
junto y la pérdida de activos son las principales causas que determinan esta reducción de actores.
Es el envejecimiento de la población el factor que explica esta situación negativa sobre la econo-
mía de la comarca y del país. Tenemos una elevada carga de población dependiente, del 59,47% (tan
sólo el 40,53% de la población mayor de 16 años se encuentra en situación de ocupado), y dada la diná-
mica actual en la que se tienden a incrementar el número de pensionistas y de jubilados y a disminuir
la población joven capaz de producir y generar riqueza, va a ser muy difícil que este porcentaje no siga
aumentando.
La proporción de mujeres dedicadas a sus labores es también muy representativa, por ser un
sector, tradicionalmente, muy desfavorecido ante las limitadas posibilidades laborales y por una men-
talidad retrasada que debilita sus actitudes de progreso. Además nos enfrentamos al grupo que más
paro presenta, con un 65% en el total comarcal, contexto diferente al de las ciudades donde la pobla-
ción femenina cuenta con un mayor número de alternativas sociolaborales. El alto nivel de cualifi-
cación y de instrucción de éstas unido a la equiparación de la mujer en la igualdad de oportunidades,
hacen que la ciudad sea el soporte perfecto para encontrar trabajo. Por ello se produce un cambio en
las causas de la migración femenina. Éste es precisamente un colectivo que hay que fijar en el terri-
torio, pues si la mujer encuentra trabajo reduce los niveles de emigración de parejas, con los consiguientes
efectos que esto produce en las estructuras demográficas.
Dentro de la población activa son los asalariados los más numerosos, siendo menor el grupo de
los empresarios, aunque la diferencia no es tan pronunciada como a priori podríamos pensar (ver
Figura 3.10). Las causas a las que podemos achacar tal efecto son el elevado número de licencias
agrarias unipersonales, el escaso grado de formas de asociacionismo empresarial y el predominio de
actividades familiares con reducido número de empleados.
La actividad agraria ha contado, en épocas anteriores, con una mayor presencia en la configura-
ción de la economía comarcal y esta fuerte especialización queda en evidencia al comparar los resul-
tados de La Moraña (22,35%) (ver figura 3.11) con los de la provincia donde en esta rama se ocupa el
14,9%, la regional (4,9%) y la nacional (6,3%). La participación del primario en el conjunto general de
99 99 99
Figura 3.9
Estructura de la Situación Profesional
1%
20% Ocupados
7% Parados
9% 41% Jubilados
16% 6% Pensionistas
Estudiantes
Labores del Hogar
Otros
Figura 3.10
Composición de la Población Ocupada en La Moraña
1%
34%
65% Empresarios
Asalariados
Otros
los rendimientos comarcales sigue teniendo gran influencia, aunque se trata de un sector que
emplea a población envejecida y con poca capacidad de innovación y progreso. Los agricultores meno-
res de 35 años sólo suponen el 10% del total de los titulares de las explotaciones demostrándose
las grandes limitaciones del sector ante los nuevos retos de la población joven. Éstos buscarán nue-
vas alternativas de vida mucho más generosas y prospectivas, y la ciudad es para ellos un gran
escaparate de posibilidades. Las técnicas tradicionales y una mentalidad poco emprendedora y
conformista desembocan en procesos de producción poco desarrollados reduciéndose su compe-
titividad frente al resto de mercados europeos, mucho más productivos. El 22,35% de la pobla-
ción activa de la comarca participa en este sector, con niveles que, a pesar de que en los últimos
diez años se ha reducido en 11 puntos, son muy superiores a los del conjunto de la provincia, lle-
gando a triplicar a los del país (6,3%). Las diferencias intermunicipales, a su vez, son muy grandes,
pasando de una población agraria en Arévalo del 6,5% a una del 75% en Donjimeno. Se demues-
22%
50% Agricultura
14%
Industria
14%
Construcción
Servicios
tra la gran dependencia que, la mayor parte de los núcleos morañegos, siguen teniendo de esta
actividad por lo que una profunda crisis en el sector supondría un efecto muy negativo sobre el terri-
torio comarcal, si además tenemos en cuenta su elevada vulnerabilidad y la escasa capacidad de reac-
ción de los activos ante situaciones de esta naturaleza. Esta excesiva especialización es lo que ha
supuesto, históricamente, la insigni-
ficante cabida de nuevos procesos
económicos y productivos que sopor-
tasen el déficit de mano de obra sur-
gido de la evolución de la tecnifica-
ción en el campo, con el consiguien-
te despoblamiento dentro de la
comarca. Localidades como Blasco-
nuño de Matacabras, Cabizuela o San
Pascual con más de un 60% de su
población activa en el sector primario
deben al campo la base de su eco-
nomía. Por el contrario son los muni-
cipios con una mayor población los
que menor proporción de agriculto-
res poseen, aunque en todos ellos el
sector primario tiene un peso espe-
cífico que ronda el 30% a excepción
de Arévalo (6,5%) y Sanchidrián
(9,3%) que como cabecera comarcal,
el primero, y el segundo como núcleo
capaz de activar mecanismos de Arévalo es la localidad que mayor actividad industrial con-
escape económico aprovechando, en centra y que más cantidad de efectivos emplea en el sector
cierto modo, su volumen demográ- secundario
Los efectivos de la población que trabajan en la industria representan el 14,24% del total (2001),
con lo que ha aumentado más de 5 puntos, pues en 1991 se situaba en el 9%. Queda latente como
la instalación de grandes factorías en la comarca, principalmente en Arévalo, ha producido un con-
siderable aumento de la población activa empleada en el sector secundario. Se trata de una activi-
dad poco extendida pero emergente en la comarca por la fuerte tradición de esta tierra con la agri-
cultura y por las propias características del soporte territorial donde las condiciones no acompañaron
al resurgimiento de un importante centro industrial. Este aumento, que se ha experimentado en la
última década, coloca a La Moraña por encima de los niveles provinciales (12,6%) y nos acerca a
los regionales (17,5%) y nacionales (18,4%).
La localidad que más población tiene empleada en el sector secundario es Arévalo con 496 efec-
tivos, lo que en el cómputo total de activos supone el 17,7%, frente al 6% registrado en 1991. Pero,
además, éstas industrias absorben mano de obra del resto de municipios comarcales.
El sector de la construcción cuenta con una nutrida representación de activos, puesto que ha
servido de escape a multitud de campesinos y labradores que ante la reducción de necesidades de
mano de obra en el campo y la negativa de abandonar su tierra, encuentran en esta actividad una
fuente de ingresos. Se le une la baja cualificación técnica que en este sector se requiere donde la
propia práctica y el trabajo diario van dotando al individuo de la capacidad necesaria para ir pro-
gresando y adquirir una técnica y un dominio en la materia. Pero estos datos tampoco nos tienen
que llevar a engaño, si bien es cierto que la mayor parte de estos activos tienen su lugar de traba-
jo en la zona, otros muchos se ven obligados a desplazarse a grandes centros urbanos como pue-
den ser Madrid, Valladolid, Segovia, Salamanca, o Ávila, en busca del empleo que no hay en la
comarca, fruto, en gran parte, del elevado número de empresas existentes y de la economía sumer-
gida reinante en este sector.
Por último, el terciario que es el que cuenta con un mayor peso económico (49,18%). Sobre-
salen de la media entidades como Arévalo (64,1%), Fontiveros (54,9%), Madrigal de las Altas Torres
(42,4%) y Sanchidrián (52,4%) por su carácter de núcleo funcional el primero y de núcleos de inci-
dencia subcomarcal el resto. A ellos se unen otros pueblos como Villanueva de Gómez (54%), Pala-
cios de Goda (50,3%), Muñosancho (54,5%) o Sinlabajos (42%) que cuentan con un número ele-
vado de personas empleadas en el sector terciario, lo cual tampoco es demasiado relevante debi-
do a su bajo potencial demográfico. Pero es en los núcleos de mayor peso funcional en los que el
número de activos en este sector es mayor, fruto de la tendente concentración de servicios en aque-
llas localidades más pobladas. Estos elevados porcentajes de población rural dedicada al terciario
no se corresponde con el número de licencias fiscales, ya que sus puestos de trabajo los encuentran
en otras localidades cercanas, principalmente las capitales de provincia o la cabecera comarcal,
desarrollado diariamente movimientos pendulares de casa al trabajo y viceversa. En este caso la comar-
ca ocupa un lugar muy retrasado respecto al resto de conjuntos territoriales no llegando a superar
el 50% de población ocupada en el terciario, nivel que es superado con creces por los demás.
El desempleo es uno de los grandes problemas que atañen a toda la comarca, aunque esto no
afecta por igual a todos los sectores de la población en función de su sexo, edad, formación o pro-
fesión.
El primer aspecto que llama la atención es la desigualdad existente entre ambos sexos donde el grupo
de las mujeres es el gran perjudicado con un 66,51% del total de desempleados. De nuevo la dife-
renciación sexual favorece al hombre y la mujer pasa a un segundo plano. Las labores agrarias y la cons-
trucción, son sectores que se encuentran casi totalmente monopolizados por el hombre, por lo que
la mujer sólo puede abrirse camino en el sector de los servicios y la industria. Los intervalos de edad
del grupo de las mujeres con los niveles de paro más elevados son los que van de los 20 años a los
44 años, alcanzándose el máximo en el sector de 30-34 años con un 15,52% del total de mujeres
desempleadas. Llama la atención que sea en estos intervalos de edad donde los desequilibrios entre
sexos son mayores equiparándose en el resto, incluso superando el masculino al femenino en algunos
casos (<20, 55-59 y >59). Las pocas alternativas de empleo que la mujer encuentra en La Moraña son
el desencadenante de esta grave situación. Las nuevas generaciones de mujeres, principalmente aque-
llas que tienen una mayor formación y aspiraciones sociolaborales se ven obligadas a abandonar su
casa para buscarse la vida en otras zonas más dinámicas (ver Figura 3.12).
Figura 3.12
Desempleo en La Moraña por Sexo y Edad
90
80
70
60
50
Varones
40 Mujeres
30
20
10
0
<20 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49 50-54 55-59 >59
Figura 3.13
Desempleo por Nivel de Instrucción
1%
6%
17% Sin estudios
76% Primer Grado
Segundo Grado
Tercer Grado
Figura 3.14
Desempleo según Cualificación Técnica
7% 13% Técnicos
40%
14% Administrativos
Trab. Servicios
6% 17%
3% T. Agricultura
T. Cualficado
Operd. maquinaria
T. No Cualf.
3.7. La Vivienda
En La Moraña hay un total de 13.117 viviendas (2001) de las que el 63% son primarias. De este
modo hay una media de vivienda por, en torno, a 2 habitantes, debido al alto índice de desocupadas
y secundarias que conforman el 37 % del conjunto. Teniendo en cuenta sólo las primarias, tendríamos
una vivienda por cada 3 habitantes (ver Figura 3.15).
La adquisición de la primera vivienda se convierte en una quimera para los jóvenes que, escasos
de recursos, deciden comenzar una nueva etapa en su vida. El poco atractivo de las zonas rurales hace
Figura 3.15
Distribución de las Viviendas en La Moraña
24% Primarias
63% Secundarias
13%
Vacías
Es destacable, también, la escasa construcción de viviendas públicas para aquellas familias con unos
niveles de renta bajos. La falta de recursos económicos sume a muchos en una grave situación pues-
to que no pueden acceder a una vivienda digna. Los altos costes de éstas y las elevadas hipotecas que
hay pagar dificultan su adquisición, más cuando no se cuenta con una situación laboral estable. Es por
ello por lo que las Administraciones Públicas tienen que concienciarse de la necesidad de la creación
de viviendas sociales protegidas e impulsar su creación.
E
l sector agrario ha supuesto la base económica de la mayor parte de la población comar-
cal, basado en una agricultura extensiva de secano, una ganadería integrada y la explota-
ción de los recursos forestales. A lo largo de la historia la agricultura ha sido un sector prós-
pero, estando representado durante los siglos XVIII y XIX por más del 80% del total de la riqueza gene-
rada en la comarca. Se trataba de una agricultura autónoma y de subsistencia para la población
local, y tan sólo una pequeña parte participaba activamente en los mercados exteriores. El régimen
de propiedad de las tierras también tenía sus particularidades puesto que sólo el 9,9% de la superfi-
cie cultivada era trabajada por sus propietarios desarrollándose otras formas de explotación donde pre-
valecía el arrendamiento y los subarrendamientos caracterizados por las nefastas condiciones en las
que se encontraba el pueblo llano y los consiguientes abusos de los dueños que veían incrementar expo-
nencialmente sus ingresos (Cabo Alonso,1989).
Pero en el último tercio del S.XX la situación comenzó a experimentar una profunda metamorfo-
sis fruto de la concentración parcelaria, con la que se establecía un nuevo sistema agrario derivado de
la unión de pequeñas parcelas que se anexionaban formando entidades más amplias. Se redujo el
número de fracciones que componían cada explotación, la mayor parte con una superficie menor a
la hectárea, y se amplió notablemente la extensión de las mismas. Esto fue lo que permitió la meca-
nización de la agricultura con la consiguiente reducción de mano de obra y un mayor beneficio para
cada explotación. Poco a poco se fueron empleando nuevos métodos y técnicas de producción que
intensificaron, si cabe, mucho más la producción, con lo que se llegó a un superávit de población
activa en el primario, que no era capaz de ser absorbida por la economía local y que encontró en la
emigración una válvula de escape. A pesar de todo ello la actividad agraria aglutina un alto porcen-
taje de la población activa con el 22,35% (2001), todo ello a pesar de una considerable reducción en
el número de titulares de explotaciones agrarias. Pero a pesar de este declive cuantitativo, la compo-
sición por grupos de edad de estos se ha mantenido más o menos constante, aunque con algunas
pequeñas diferencias casi inapreciables.
Según el Censo Agrario de 1999 la población que se dedica al sector primario tiene una elevada
edad, con un alto porcentaje de los mayores de 65 años, un 29,6%. Queda de manifiesto el alto grado
de envejecimiento de los activos dedicados a esta actividad, con un 53,16% de dueños de explotaciones
que tienen una edad igual o superior a los 55 años (ver figura 4.1). Casi uno de cada tres agricultores
de la zona está en edad de jubilación, circunstancia que atestigua una situación de declive. La falta
de formación, el estancamiento en las prácticas de producción y la falta de mentalidad emprendedora
y de adaptación a las nuevas alternativas y aprovechamientos del medio rural, suponen un grave pro-
blema a la hora de aplicar medidas de desarrollo. El sentimiento conservador de una población enve-
jecida incide negativamente en el progreso de la economía local, puesto que se muestran reacios
ante la adopción de hábitos respetuosos con el medioambiente, el equilibrio con los recursos hídri-
cos y naturales y no son partidarios del desarrollo de prácticas derivadas del turismo rural, la agricul-
tura ecológica, los productos de calidad,...
1989
1400
1200
10%
21%
1000 38%
31%
800
600
400 menos de 35
200 35-45
55-64
0 más de 65
menos de
35 35-54 55-64 más de 65
Nº. Titulares 323 1222 772 972
1999
1600
1400
30% 10%
1200
23% 37%
1000
800
600
menos de 35
400 35-45
200 55-64
más de 65
0
menos de
35 35-54 55-64 más de 65
Nº. Titulares 381 1456 1184 779
alcanzado niveles del 21% en 1989. Aumento más que considerable que se ve acompañado de la reduc-
ción de los agricultores de entre 55 y 64 que pasan de ser del 31% al 23%, conservándose, más o menos
constantes el resto de intervalos. Además el grupo de los jóvenes agricultores sigue disminuyendo y
La cada vez menor representación de población joven en la actividad primaria influye negativamente
en el paisaje ya que puede acarrear el abandono de las explotaciones y desembocar en la degrada-
ción de las áreas de cultivo.
Figura 4.2
Posición de la Actividad Agraria dentro de Actividad Económica Global de los Titulares
de Explotaciones
4%
21%
Única
75% Principal
Secundaria
4.2. La Agricultura
Todas las transformaciones que se han producido en la agricultura en los últimos años, han con-
dicionado, entre otras, variaciones en el régimen de tenencia de la tierra. El régimen más abundante
es la propiedad (66%), aunque se observa como ha ido disminuyendo en los últimos años ante el
incremento de otras formas. En 1972 la superficie total de las explotaciones trabajadas por su titular
era del 73% reduciéndose en 1982 al 68% y en 1989 al 65%, en detrimento del arrendamiento que
se ha incrementado ligeramente al igual que la aparcería (ver Figura 4.3). Las cifras no son alarman-
2% 1% 2%
4%
29% 31%
65% 66%
Propiedad Propiedad
Arrendamiento Arrendamiento
Aparcería 1989 Aparcería 1999
Otros Regímenes Otros Regímenes
tes pero se ha pasado en poco tiempo de un 27% de superficie de tierra agraria no en propiedad en
1972 a un 35% en 1989. Según el último censo agrario, el de 1999, un 34,7% de la superficie agra-
ria no es propiedad del agricultor que la trabaja, habiéndose mantenido estos niveles en los últimos
años. La forma más utilizada es el arrendamiento puesto que se siguen teniendo los mismos cupos y
se puede acceder a las ayudas comunitarias, al tiempo que los ingresos para el propietario no varían.
Uno de los grandes problemas que se plantean en la comarca en relación con el régimen de tenen-
cia de las tierras, está estrechamente vinculado con la elevada edad de los titulares de la explotación.
Como señalábamos anteriormente el 30% de éstos está por encima de la edad de jubilación, dándo-
se la paradoja de que es precisamente este intervalo el que más ha crecido en los últimos diez años,
un 10%. Debido a la existencia de ayudas provenientes de la PAC los agricultores jubilados no quie-
ren desprenderse de esas tierras para seguir percibiendo algún tipo de subvención por su propiedad,
mientras otros las trabajan. Este aspecto no contribuye a la movilidad de las tierras y dificulta que los
agricultores más jóvenes puedan incrementar su explotación en régimen de propiedad. Nos encontramos
ante uno de los principales problemas del agricultor, al que se le impide una mayor profesionalización
y rentabilización de su trabajo. A ellos también se les unen los agricultores que siguen al frente de la
explotación por falta de relevo generacional y los denominados “caza primas”, individuos ajenos
totalmente a la actividad pero con posesión de tierras y que conocedores de esta situación practican
una fuerte especulación con el suelo agrícola.
El punto de inflexión que marcó una nueva era dentro de la economía comarcal y, a su vez, nacional,
fue el final de la Guerra Civil y la implantación del régimen político dictatorial de Franco, donde la acti-
vidad agrícola tuvo mucho que ver. Pasamos de una economía de subsistencia o autoabastecimiento, donde
se producía lo necesario para el consumo familiar, al desarrollismo de la posguerra donde se potencia la
El hecho más destacado, distintivo del inicio de la agricultura moderna en La Moraña, fue el pro-
ceso de concentración parcelaria que se desarrolló a partir de la ordenación rural de España con las
Uno de los grandes avances en la agricultura morañega después de la concrentración parcelaria fue
la introducción del regadío.
El puzzle formado por pequeñas e irregulares parcelas que fragmentaban la extensa llanura cere-
alista de La Moraña en los años setenta, eran el resultado de un legado histórico, fruto de la continua
división parcelaria derivada de continuas particiones hereditarias en las que participaba toda la fami-
lia. La tierra era el elemento económico más importante de esa época y, por lo tanto, era primordial
a la hora de legar las pertenencias a los hijos. Todo esto repercutió muy negativamente, en toda la mese-
ta castellana, por el reducido tamaño de las parcelas, su irregularidad, el excesivo número de lindes
y caminos de acceso a las mismas y la elevada pérdida de tiempo en los desplazamientos que multi-
plicaban los gastos de producción, impidiendo su desarrollo tecnológico. Las explotaciones estaban
compuestas de numerosas piezas de pequeño tamaño que obligaron, a los Poderes Públicos a actuar
para agruparlas y conseguir que tuviesen el mínimo número de partes posible. La concentración par-
celaria acarreó bastantes conflictos entre los agricultores de la zona muy reacios en un primer momen-
to, aunque con el transcurso del proceso fueron viendo sus efectos beneficiosos.
Los datos que nos proporcionan los censos agrarios son posteriores a la concentración parcelaria,
por lo que no contamos con cifras anteriores a este proceso. Observamos como a partir de éste la explo-
tación agraria media estaba compuesta por un total de 26,31 ha. que se repartían en 7,41 parcelas
(1972). Hasta la década de los noventa la tendencia era a incrementarse el tamaño medio de las par-
celas, rompiéndose esta progresión en 1999. Aunque la explotación en su totalidad alcanza su máxi-
mo medio (36,76 ha.), su parcelación se ha disparado en diez años pasando de 6,51 parcelas por
explotación en 1989 a 10,15 en 1999, reduciéndose de nuevo la extensión media de las mismas (ver
Figuras 4.4 y 4.5). Las continuas particiones de la tierra en las herencias, el abandono de la actividad
y la cada vez más reducida población dedicada a la agricultura y la ganadería están siendo las prin-
cipales causas de que el tamaño medio de la explotación esté aumentando al mismo tiempo que lo
hace su fragmentación. Este hecho, que se ha diagnosticado gracias al análisis de los datos del últi-
mo censo agrario (1999), nos muestra una nueva situación que creíamos ya tener resuelta como era
la excesiva parcelación de la tierra. El contexto es diferente al de hace unas décadas pero puede que
estemos ante el inicio de una tendencia creciente en lo que se refiere a la excesiva división de las
explotaciones y cuestiones como la reconcentración parcelaria ya comienzan a rondar por la cabeza
de algunos colectivos y sindicatos agrarios.
Por otro lado, la incorporación del riego fue lenta en todos los aspectos, pero la facilidad de acce-
der a las capas freáticas con sondeos que pocas veces sobrepasaban los 50 m, pronto aceleró su ins-
talación en la mayor parte de los municipios de la comarca. Pero la masificación de este proceso y la
inexistencia de otros sistemas de riego que aumenten la productividad ha tenido efectos muy nega-
tivos sobre las aguas subterráneas, tal y como ya señalamos anteriormente. La tecnificación en la
agricultura se extiende a la selección de semillas, al tratamiento fitosanitario, a la utilización de moto-
40
35
30
25
20
15
10
5
0
1972 1982 1989 1999
Figura 4.5
Evolución en el tamaño de la explotación y la parcela media de La Moraña
La mecanización del campo, trajo consigo un aumento de la producción en pro de una disminución
de la mano de obra. Se sustituyen los tradicionales aperos tirados por mulas y bueyes por tractores y
cosechadoras que, en pocas horas, desarrollaban trabajos que antes duraban varios días. De esta forma,
en la mayor parte de los casos, el titular de la explotación y sus familiares se bastan para atender las
diversas faenas, sin tener que recurrir a mano de obra asalariada o jornaleros.
A mediados de la década de los setenta la comarca contaba con cerca de 1,8 tractores por cada 100
ha. cultivadas, cifra que se ha incrementado en los últimos años hasta situarse en 1999 en 2,3 tracto-
res por cada 100 ha. labradas, al tiempo que las características técnicas de éstos han mejorado consi-
derablemente. La recolección de los distintos cultivos que exigía mucha mano de obra también se han
mecanizado, si bien los elevados costes de este tipo de maquinaria y las pocas horas de trabajo que se
requiere de las mismas en cada una de las explotaciones ha obligado a muchos agricultores a recurrir
a su alquiler (Martín Jiménez, 2002).
El éxodo rural permitió una mayor disponibilidad de tierras que podrían utilizar aquellos que opta-
ron por quedarse en el campo y seguir viviendo de éste, reduciéndose el número de explotaciones, si
Los prados y pastizales (4% del territorio) se restringen a terrenos, por lo general, muy difíciles de
labrar que son utilizados para dar alimento a la cabaña ganadera extensiva, principalmente al ovino.
El bosque se extiende por el 9% de la comarca y las otras superficies dentro de las cuales se incluyen
los terrenos improductivos como cascos urbanos, vías de comunicación, lagunas, cursos fluviales,...
aglutinan el 7% de la superficie total (ver Figura 4.6).
Figura 4.6
Usos del Suelo en la comarca de La Moraña
9% 7%
4%
Tierras de Cultivo
Terreno Forestal
Otras Superficies
La producción agrícola está orientada al cultivo de cereales de secano siguiendo con una tradición
centenaria, por tratarse de un grupo de cultivos que soportan muy bien los rigores climáticos de la zona,
aunque estos siempre se han complementado con otros, adaptándose a las necesidades de la pobla-
ción. Los condicionantes físicos y la inexistencia de regadíos públicos, hacen del secano la forma pre-
dominante para el cereal con un 85,7% del ager, mientras que el resto se desarrolla por sistemas de
regadío (14,3%). A pesar de que el cereal es un cultivo que se encuentra en una situación de estanca-
miento en cuanto a precios se refiere, sigue teniendo una representación más que sobresaliente den-
tro de la zona, y ha incrementado la superficie cultivada en los últimos años (ver Figura 4.7).
14%
86%
Secano
Regadío
Históricamente, el trigo ha sido el cereal de mayor producción en las tierras morañegas por ser un
producto de primera necesidad. Pero con el paso del tiempo comenzó a disminuir su cultivo y aumen-
tan otros como la cebada, producto con el que se alimentaba a la cabaña ganadera para la produc-
ción de carne y que se expande gracias a su adaptación a la aridez, sus altos rendimientos y a la gran
aceptación que esta tiene en los mercados agrícolas. La cebada es el producto de secano que más exten-
sión ocupa. El punto de inflexión en el que el trigo dejó de ser el cultivo principal y la cebada ocupó
tal posición dentro de la comarca, y de toda la
región castellanoleonesa, se produjo a prin-
cipios de la década de los setenta, coincidien-
do en el tiempo con el de la concentración
parcelaria y la modernización de las labores
del campo. Un aumento en las cosechas de
trigo hizo que las necesidades de este pro-
ducto se satisfacieran notablemente y se
comenzaron a cultivar otros cereales que per-
mitieron diversificar la producción de alimen-
tos, principalmente de carne. Un excedente
de producción en el campo contribuyó al incre-
mento de la cabaña ganadera que se alimen-
taba con el pienso que se conseguía de la
cebada recogida (ver Figura 4.8).
117
117
el censo de 1989 se contabilizaban 307
ha. de leguminosas en grano, la mayor
parte de ellas de regadío. Pero su pro-
ducción se ha incrementado en está últi-
ma década, llegándose, incluso, a dupli-
car con 797 ha. (2000), debido a la apa-
rición de algunas cooperativas que se
dedican a la recolección, envase y distri-
bución de legumbres cultivadas en la
comarca.
3%
1989
1% 18%
Cereales Grano
78% Leguminosos
Cultivos Industriales
Forrajes
2%
2000
1% 14%
Cereales Grano
83%
Leguminosos
Cultivos Industriales
Forrajes
un cultivo clave en la economía local por sus altos rendimientos y por ser un producto muy rentable,
aun cuando también tiene unos altos gastos derivados de la extracción de las aguas del subsuelo, los
fitosanitarios y la mano de obra que precisa. La demanda de mano de obra en diferentes momentos
de su proceso de crecimiento se ha ido reduciendo progresivamente con la utilización de herbicidas muy
agresivos y potentes que sin evitar el escardado sí lo reduce, disminuyendo la aparición de vegetación
adventicia. Por otro lado el cultivo de remolacha es negativo para las aguas subterráneas de la comar-
ca puesto que su alta necesidad hídrica ha de ser sofocada con dichas aguas. Además la época de
riego comprendida entre mayo y septiembre se corresponde con la de menor precipitación y mayor eva-
potranspiración y las extracciones superan la capacidad de recarga del acuífero. El efecto sobre el sopor-
te físico, económico, social y sanitario de la comarca es muy dañino a corto, medio y largo plazo, tal
y como vimos en el apartado dedicado a explicar los recursos hídricos de la comarca.
La patata, al igual que la remolacha, requiere bastante mano de obra, sobre todo en el momen-
to de su recolección, con lo que los temporeros se multiplican en esta época y son numerosas las per-
sonas que durante unos días deciden dedicarse a “la saca” de la patata, a pesar de las máquinas exis-
La alfalfa, junto al
resto de forrajes como la
veza, es un producto de
menores rendimientos
económicos que el resto
de los cultivos de rega-
dío, pero sus necesida-
des hídricas y de mano
de obra son inferiores.
Estos cultivos también
han experimentado un
retroceso bastante signi-
ficativo, del 47,16% entre
1989 y 2000, con 3.306
ha. y 1.747 ha. sembra-
das respectivamente. La
alfalfa no demanda
Cultivo de patata en Palacios de Goda. mucha mano de obra ya
que no requiere más cui-
dados que el riego aun-
que, es un cultivo muy delicado pues una vez que se corta se deja sobre la superficie entre dos y tres
días para su secado antes de empacarla, y si durante esos días llueve, su precio baja sustancialmen-
te (Martín Jiménez, 1990).
En la actualidad, el 33% de las unidades ganaderas de la comarca (1999) son de ganado ovino,
rompiéndose una progresión positiva que se ha visto disminuida ligeramente en estos últimos diez
años, con una reducción que casi llega a las 400 U.G. La ganadería de ovino, de carácter extensivo,
no supone altos costes de mantenimiento, puesto que el principal sustento de las ovejas lo encuen-
tran en el campo. Tradicionalmente, el ganado lanar era un elemento indispensable en el crecimien-
to y desarrollo de las cosechas, de una forma equilibrada y sostenible. Una vez recolectado el grano
los rebaños se introducían en los rastrojos para pastar de modo que satisfacían sus necesidades ali-
menticias y abonaban el terreno, preparándolo para posteriores siembras. Se establecía de este modo
una relación simbiótica en la que ambas partes obtenían benéficos. En la estación invernal, en la que
el alimento disminuye, las ovejas quedan temporalmente recogidas en cijas en las que el ganadero
las echa de comer. En un tiempo pasado, con la economía de subsistencia, los rebaños se dirigían hacia
el sur, en su camino trashumante en busca de pastos más prominentes. Testimonio de ello son las nume-
rosas cañadas y vías pecuarias que atraviesan la comarca, testigos vivos de una trashumancia cente-
A pesar de su carácter tradicional este tipo de ganado predominante intenta adaptarse a las nece-
sidades del mercado, es decir, que exista una mayor producción de corderos en las épocas de precios
altos, de septiembre a enero, meses con menos partos en consonancia con el anoestro primaveral de
las ovejas. Para conseguir el objetivo propuesto, tener más crías durante el otoño, existen tratamien-
tos hormonales que vencen el anoestro induciendo al celo,
métodos eficaces que sin embargo raramente son utilizados
(Martín Jiménez, 1990). A veces en los rebaños de ovejas se
incorporan algunas cabras con el fin de diversificar la produc-
ción y satisfacer, en parte, la demanda local. El ganado caprino
ha experimentado un ligero incremento en cuanto a unidades
ganaderas se refiere, aunque su presencia en los resultados
globales es muy baja, en torno al 1% (ver Figura 4.9).
0% 3% 0%
1% 0%
3%
29% 33% Bovino
Ovino
1% Caprino
1999 33% Porcino
Equino
Aves
Conejas madres
de especies autóctonas como la avileña o la negra ibérica. Al igual que con el ovino, la introducción
de maquinaria reduce el tiempo de trabajo y permite incrementar el número de cabezas. Es elocuen-
te la ampliación del número de instalaciones lecheras en la comarca, ya que en 1982 apenas existían
y siete años más tarde se contabilizaban 773, es decir, gran parte de las explotaciones contaban con
máquinas de ordeño automáticas (dentro de este indicador también se incluyen las ordeñadoras para
ganado ovino).
El porcino ha sido el que mayor aumento ha experimentado en los últimos años rompiendo con
una dinámica negativa, tanto en el número de explotaciones como en el de unidades ganaderas. La
tendencia de los últimos años señala un retroceso del número de explotaciones y un incremento del
número de cabezas, que nos marcan una especialización productiva. Las explotaciones tradicionales
que había en los pueblos se han sustituido por grandes granjas de porcino en las que se maximiza el
crecimiento de los cerdos. Al igual que con el resto de especies ganaderas ya no existen razas autóc-
tonas y se tiende al cruce con el fin de conseguir una mayor producción. La disminución de la caba-
Por último, la cabaña ganadera de aves y conejos está, también, en recesión en cuanto al núme-
ro de unidades y de explotaciones, al igual que el ganado equino. Como ya señalamos anteriormen-
te el equino era una pieza fundamental en las explotaciones agrarias de hace unas décadas, pero con
la mecanización del campo pasó a ser un estorbo que en vez de producir consumía. Así en la comar-
ca han desaparecido especies como burros o mulas y tan sólo encontramos algunos caballos que se
utilizan con fines recreativos y de ocio como la monta, encierros a caballo o caza.
A pesar del alto grado de ocupación de las tierras de labor la masa forestal se expande en un 9%
del territorio. Históricamente, su existencia ha supuesto un recurso natural de vital relevancia para los
lugareños, a los que abastecía de leña, pastos, etc. Como ya hemos visto, en capítulos anteriores, las
dos especies dominantes son el pino resinero (Pinus pinaster) y el pino piñonero (Pinus pinea), de
modo que algunos productos que se van a obtener son la miera o resina y el piñón, respectivamen-
te y la madera en ambos casos. La superficie total que ocupan los montes es de 11.961 hectáreas de
las cuales el 54% (6.402 ha.) son de propiedad privada y el 46% restante pública (5.559 ha.). Debido
a la falta de datos y a la dificultad para estudiar las masas forestales privadas nos centraremos en los
aprovechamientos de los Montes Públicos, puesto que la bibliografía existente y las fuentes que
Un Monte Público es aquel que pertenece al Estado, las Administraciones Autonómicas o las
Entidades Locales y demás corporaciones o entes de derecho público (Ley de Montes de 8 de Junio
de 1957 y Decreto 485/1962 de 22 de Febrero). Dentro de estos encontramos los Montes de Utilidad
Pública (MUP) que son los que han sido declarados como tales por cumplir ciertas condiciones que se
detallan en la Ley de Montes, algunas de las cuales se dan en los bosques de la comarca.
Estos Montes de Utilidad Pública pueden estar sujetos a un tipo de contrato por los que a pesar
de ser de propiedad pública su explotación corresponde a entidades privadas o viceversa, conocién-
dose como monte consorciado. En la comarca de La Moraña, tan sólo, el MUP Nº 118 de las Laderas
Los Montes de Utilidad Pública abarcan un total de 5.709 hectáreas de las cuales 5.559 son de pro-
piedad pública, y el resto pequeños enclaves de monte privado inmersos dentro de masa forestal públi-
ca. Del total de terreno de estos montes, el 82’7% se encuentra arbolado, el 16’24% queda en forma de
pasto y el 1’06% restante se encuentra sin ningún tipo de cobertura vegetal debido al escaso desarro-
llo de suelo y al rigor del clima. La especie arbórea con mayor representación es el pino resinero (Pinus
pinaster) con un volumen de 6.799 m3 (86%), mientras que el piñonero queda relegado a un volumen
de 1.141 m3, lo que demuestra el fuerte desequilibrio entre ambas especies. Este predominio de la espe-
cie resinera se debe a que con el inicio de los planes de ordenación de los montes, a finales del siglo XIX,
se potenció el desarrollo de esta especie puesto que contaba con unas mejores condiciones de pro-
ducción y su situación en el mercado era mucho más estable que la del piñonero, inmerso en continuos
altibajos. Pero en la actualidad esto ha cambiado y, aunque el pino resinero sigue siendo el mayoritario,
la miera es un producto menos consolidado que el piñón, fruto que mueve elevadas cantidades de dine-
ro en toda la Tierra de Pinares debido a su calidad y alta competitividad en los mercados nacionales e,
incluso, internacionales. Conscientes de este aspecto en el Plan Forestal de Castilla y León potencia y favo-
rece el desarrollo de la especie piñonera dentro de la zona norte de la provincia de Ávila (Sánchez Sáez,
2003).
Las primeras planificaciones de los montes comarcales fueron las que se proyectaron para los MUP
Nº 38 de San Pascual en 1891 y los correspondientes a los Nº 25 de Arévalo, y Nº 29 de Espinosa de los
Caballeros, ambos en 1896. El Grupo Ordenado de Montes de La Moraña cuenta con veinte MUP de
los cuales siete se están ordenando. La regulación del monte supone un laborioso y complejo trabajo
de conocimiento e inventariado de los recursos forestales y los posibles rendimientos que se pueden obte-
ner, siempre asegurando un continuo desarrollo ecológico de la masa forestal y del bosque. Lo primero
que hay que identificar son las especies existentes para posteriormente determinar cuales son las pre-
dominantes, puesto que debemos establecer un turno o lo que es lo mismo el número de años en el que
una especie alcanza su máximo rendimiento económico, comenzando a decrecer la intensidad de pro-
ducción maderera una vez alcanzado ese punto. Se busca que la “posibilidad” (m3 de madera / hectá-
rea) sea máxima culminado el turno. A partir de la fijación de estos dos conceptos se procede a la divi-
sión del monte en parcelas, de forma y extensión variable, aunque deben de ofrecer una posibilidad homo-
génea. Esto es debido a que la morfología y composición ecológica del bosque puede variar conside-
rablemente en función de los diferentes condicionantes ambientales, de modo que la fragmentación y
ordenación del monte torna en función de las características de la superficie y de su posibilidad.
Por último el tramo se fracciona en cuatro tranzones (también conocidos como cantones o
rodales) cuya superficie varía, de nuevo, en función de la producción de madera. Como hemos
visto se trata de un complejo proceso que se puede ver alterado por variaciones y cambios que se
Figura 4.10
División Teórica y Modélica de un Monte de Utilidad Pública (I)
{
Cuartel A Cuartel B
Cuartel C Cuartel D
dan dentro del sistema natural o por derivaciones de errores en planes anteriores. Los resultados
de cada campaña se van agrupando y se conforma un inventario de rendimientos reales. Cada 10
años se revisa el proyecto para ver si lo planificado se corresponde con la realidad. En los últimos
años se está aplicando una ordenación móvil que permite adaptarse a los procesos de cambio que
hay en el monte.
{
1º tranzón 2º tranzón 5º tranzón 6º tranzón
1a5 6 a 10 21 a 25 26 a 30
años años años años
I II
3º tranzón 4º tranzón 7º tranzón 8º tranzón
11 a 15 16 a 20 31 a 35 36 a 40
años años años años
Cuartel
9º tranzón 10º tranzón 13º tranzón 14º tranzón
41 a 45 46 a 50 61 a 65 66 a 70
años años años años
III IV
11º tranzón 12º tranzón 15º tranzón 16º tranzón
51 a 55 56 a 60 71 a 75 76 a 80
años años años años
A. La Resina
La resina escurre por el tronco hasta lle- La resinación es el proceso mediante el cual se obtie-
gar al "pote" ne resina o miera de los pinos. Cuando en un pino se
B. Las Piñas
El pino piñorero (Pinus pinea) es la especie que produce la piña cuyos frutos son utilizados por el hom-
bre como complemento en su alimentación, el piñón.
Pero, por otro lado, los conos o piñotes de pino
resinero (Pinus pinaster) ofrecen piñones que se uti-
lizan como semilla para que germinen nuevos indivi-
duos de esta especie. En un tiempo pasado tuvieron
una relativa importancia en la Tierra de Pinares, pero
hoy es una actividad que ha caído en total desuso.
C. La Madera
Los mayores rendimientos que da el monte no provienen ni de la resinación ni del piñón, sino de la
madera. Su producción justifica que en Arévalo se localicen varias fábricas de tratamiento de la made-
ra, encargadas de la primera manipulación de los troncos del árbol y su transformación en tablones que,
posteriormente, se emplearan en la confección de muebles u otros derivados. Los pinos que se talan son,
D. El Níscalo
La Unión Europea, mediante su Política Agraria Común (PAC), tiende a apoyar aquellas explota-
ciones cuyos rendimientos económicos son bajos y que carecen de mecanismos competitivos poten-
tes. Con el objetivo de solventar esta situación, desarrolla una serie de intervenciones todas ellas
encaminadas a (Alonso, et al., 1993):
– La mejora de las estructuras agrarias y el bienestar social de los agricultores mediante una polí-
tica de rentas.
– Favorecer la capitalización y modernización de las explotaciones, potenciando la incorporación
de jóvenes a la agricultura para alcanzar una mayor viabilidad social y económica.
– Reorientar las explotaciones marginales poco competitivas económicamente, pero de gran
valor medioambiental.
– Mejorar la calidad de vida mediante la introducción de infraestructuras y servicios básicos,
modernización del sistema productivo e impulso de industrias de transformación y de comer-
cialización.
Pero la Política Agraria Comunitaria se está convirtiendo en una incógnita, ya que los cambios
establecidos en los últimos años no han sido capaces de cohesionar ni los sectores ni los territo-
rios, tal y como se pretendía desde un principio. Ha generado formas distintas de producir, lle-
gando en algunos casos a potenciar la especulación de los grandes empresarios no profesionales
con grandes superficies o muchas cabezas de ganado propiciando una inmovilidad en el mercado
de la tierra, tanto en arrendamiento como en propiedad, lo que ha impedido el dimensionamien-
to de las explotaciones familiares.
La propuesta de la nueva reforma de la PAC, recoge una reducción, en los próximos años, de las
compensaciones del 3% hasta llegar al 20%, quedando exentas las explotaciones que perciban
ayudas directas por debajo de los 5000 Euros. A su vez se reducirán los precios de intervención de
cereales y se pretende un desacoplamiento de las ayudas respecto a la producción, lo que incidiría
de forma muy negativa en los profesionales, impidiendo la incorporación de los jóvenes e induciendo
a la desprofesionalización del sector. La nueva concepción del agricultor profesional le va a obligar
a desarrollar actividades económicas complementarias a su actividad principal a fin de diversificar
los rendimientos económicos y crear nuevas formas de generar riqueza. La Nueva PAC plantea ayu-
das que vayan encaminadas a la aparición de nuevas actividades en los sectores secundario o ter-
ciario que ayuden al agricultor a incrementar las rentas que obtiene desde el primario. De este
modo los programas y las ayudas de desarrollo rural canalizadas desde la Unión Europea pasan a
ser ahora una herramienta muy importante para el agricultor o el ganadero, en su necesidad de crear
nuevas formas de economía agraria. El fin último es que el agricultor aproveche los parones pro-
ductivos que la actividad tiene a lo largo del año y que sepa incrementar el valor añadido de su pro-
ducción, desembocando todo ello en un aumento de la riqueza. La baja cultura y, muchas veces, el
desconocimiento y falta de asesoramiento, son aspectos que frenan al agricultor o ganadero a lle-
var a cabo proyectos de esta naturaleza. Por lo general la población rural carece de la formación ade-
cuada para poner en marcha actividades que le permitan diversificar su economía. A ello se une el
envejecimiento de la población agraria y el contexto de incertidumbre que rodea al sector prima-
rio y que no contribuye lo más mínimo a que se puedan ejecutar nuevas inversiones dentro de la explo-
tación.
E
l marcado carácter agrícola de La Moraña ha hecho de ella una de las zonas de mayor
volumen de producción de cereales del país, parte del cual se ha llevado hasta los grandes
centros industriales donde ha sido transformado y se le ha dado salida hacia los merca-
dos de consumo. Esto sitúa a la comarca en una posición de desventaja respecto a otras áreas que
han sido capaces de generar riqueza aportando mayor valor añadido a esos productos llegados, en
bruto, desde la Tierra Llana de Ávila.
El proceso de despoblación y la falta de demanda en algunos sectores, han provocado que muchas
de las pequeñas fábricas levantadas en nuestros pueblos, desaparezcan, resistiendo, tan sólo, las
generadoras de productos de primera necesidad (fábricas de pan, piensos para el ganado, carpinte-
rías metálicas,...) o aquellas que han sabido adaptarse a los nuevos tiempos, como las de la madera.
Los avances industriales, como la superposición de modernas tecnologías, la innovación o la aper-
tura hacia nuevos mercados, etc. son sólo algunos ejemplos de la inexistencia de medidas que han
permitido el mantenimiento y crecimiento de este tipo de empresas. Pero a pesar de que las indus-
trias más numerosas en la comarca han sido levantadas con capital endógeno, son, precisamente,
las de procedencia exógena las que tienen mayores efectos sobre el territorio y las que más siner-
gias generan en el contexto económico local a partir de la creación de empleo directo e indirecto. Los
procesos industriales endógenos basados en la tradición, los recursos humanos y materiales de base
local y la carencia de una serie de productos de fuerte arraigo territorial dificultan el despegue del
sector a partir de la explotación de los bienes autóctonos.
Para comprender la realidad industrial de La Moraña tenemos que mirar hacia atrás y subrayar algu-
nos aspectos históricos relacionados con esta actividad y que son, en cierto modo, la antesala de la
situación actual. Arévalo, por ser cabecera comarcal, siempre ha contado con un alto dinamismo y una
Hasta mediados del S.XX se ubicaron en Arévalo un nutrido grupo de fábricas y naves dedicadas
al almacenaje, tratamiento, envasado, exportación y venta directa de productos agrícolas como ce-
reales, legumbres, piñones o vinos. Unido a ello fábricas de harinas y molinos, que trituraban el
grano, y que salpicaban los cursos de los ríos, ya no sólo en Arévalo sino en toda la comarca.
Pero la inadaptación de estas fábricas a los nuevos sistemas de producción y la decadencia del sec-
tor primario incidieron de forma muy negativa, de tal modo, que desaparecieron en su totalidad. Los
mercados de venta se fueron haciendo, poco a poco, más pequeños y su repercusión económica den-
tro de la vida de los ciudadanos llegó a ser mínima, situación que hoy se ha mantenido con el paso
de los años. Las múltiples ventajas competitivas, como la accesibilidad y la localización de Arévalo, se
convierten en los principales estandartes para la transformación de este núcleo en uno de los cen-
tros industriales más importantes de la región.
La Moraña cuenta con un total de 119 establecimientos industriales, de los cuales el 32,3% se hallan
en Arévalo, dispersándose, el resto, por los otros 54 municipios, con una media de 1,42 empresas por
núcleo. Existe, de este modo, una fuerte variación del número de licencias industriales intermunici-
pales, de modo que Arévalo con 42 se sitúa a la cabeza seguido, muy de lejos, de Crespos y Madrigal
de las Altas Torres , con 9 , y de Fontiveros y Sanchidrián con 6. Muy revelador y significativo es el dato
que muestra que en 30 de los 55 municipios de la comarca no existe ni una sola licencia en el sector
secundario (ver Tabla 5.1 y Figura 5.1).
Arévalo 14 2 4 1 10 4 7 42
Crespos 4 1 0 1 2 1 0 9
Fontiveros 1 0 1 3 0 1 0 6
Sanchidrián 1 0 0 0 0 3 2 6
Resto Municipios 12 2 2 20 2 4 6 47
TOTAL 36 5 6 28 14 13 17 119
Figura 5.1
Número de Licencias Industriales por Municipio
Alimentos
14% 30% Piensos
11%
Textil
12% 4% Metal
24%
Madera
5%
Materiales construcción
Otros
cias más en el año 2001, lo que supone un crecimiento casi nulo del 1,7% en el último lustro. Pero
este cierto crecimiento industrial no ha sido positivo, ni siquiera se ha mantenido, en la mayor
parte de los núcleos rurales de la comarca que han visto disminuir, notablemente, su actividad
secundaria. Arévalo, ha incrementado el número de factorías en estos últimos cinco años, pasan-
do de 33 a 42, un crecimiento del 27,3%. Este fenómeno se debe a la interacción de una serie de
factores que han permitido atraer empresas foráneas y ha contribuido a crear nuevas PYMEs loca-
les. Estos factores son:
La disposición periférica de las principales vías de comunicación dentro de la comarca hace que
localidades como Arévalo, Sanchidrián o Crespos estén bien conectadas con importantes centros eco-
nómicos de la región o con el Área Metropolitana de Madrid, en contraposición con el gran vacío
que se forma en el centro de la demarcación, que imposibilita su relación con otros agentes. Se abren,
así, nuevas formas de riqueza y de proyección industrial, ya no sólo en Arévalo, sino en estos otros
municipios que cuentan, también, con la ventaja competitiva de las vías de comunicación, aunque
su localización y otras características acompañantes no sean tan óptimas como las de la cabecera
comarcal.
La presencia de materias primas de la esfera agroalimentaria y forestal , procedentes del sector pri-
mario, ha permitido el desarrollo de algunas plantas industriales que incrementan el valor añadido de
estos productos. Esta elevada producción agrícola ha incidido en la expansión de fábricas de piensos
para animales, harinas y sémolas, así como la actividad ganadera contribuye al mantenimiento de
industrias cárnicas y alguna planta textil de lanas y cuero. La masa forestal de pino y la obtención de
materias primas a partir de su explotación, principalmente madera, ha ayudado a que se hayan sabi-
do explotar estos recursos del bosque, confluyendo en industrias relacionadas con el piñón y, sobre
todo, con la madera, que aglutina el 24% de la actividad industrial en Arévalo y el 12% de la comarca.
Por último tendríamos que subrayar las industrias de materiales de construcción que, salvo algunas excep-
ciones, van a utilizar los depósitos de la cuenca sedimentaria para la producción de componentes uti-
lizados en los procesos de edificación.
Se trata de una variable más a considerar por grandes empresas como por ejemplo Harinera
Villafranquina, que encontró en Arévalo un excelente emplazamiento para la instalación de una de sus
factorías. La principal causa de asentamiento es la localización estratégica y las buenas comunicacio-
nes, tanto por carretera como por ferrocarril, siendo un aliciente más la presencia de su principal
materia prima, el trigo. Dada la fuerte imbricación vertical entre agricultura y transformación, la
La industria es un sector que aumenta el valor añadido de las materias primas que se generan
dentro de la comarca desembocando en consecuencias encadenadas que aumentan la riqueza,
generan empleo y contribuyen a la creación de nuevas empresas. A su vez la proximidad de las mate-
rias primas en la comarca permite un ahorro en el transporte de las mismas, facilitando y dinamizan-
do los intercambios entre proveedores.
C. Mano de Obra
Si bien es cierto que Arévalo cuenta con una significativa presencia de empresas generadoras de
productos que ven salida en mercados exógenos, también alberga un elevado número de industrias
que sacian las demandas locales de primera necesidad. El propio discurrir y el día a día de la econo-
mía local genera una serie de demandas que deben satisfacerse con este tipo de pequeñas empresas,
de carácter familiar.
Con el despegue de la actividad económica española, la industria se convierte en uno de los secto-
res más productivos y rentables del país. Se construyen polígonos y zonas industriales en áreas urba-
nas, que se convierten en los enclaves óptimos donde poder llevar a cabo todo el proceso productivo.
Se conseguía también una gran proximidad con los mercados de consumo y las vías de comunicación
eran, en la mayoría de los casos, de mayor capacidad, posibilitándose los rápidos intercambios comer-
ciales. Pero a partir de mediados de la década de los setenta las grandes ciudades comienzan a sufrir
las deseconomías de aglomeración, con problemas derivados de la fuerte revalorización del suelo, la
alta congestión de las vías de comunicación y la contaminación ambiental y paisajística. La principal
válvula de escape se encuentra en las zonas periurbanas, áreas con suelo abundante y barato, con
buena accesibilidad a los ejes de comunicación y cercanas a los mercados de consumo final. Pero este
desplazamiento industrial no sólo afecta a las áreas próximas a las grandes ciudades, sino que también
se ha extendido hacia núcleos que disfrutan de ciertas ventajas competitivas y estratégicas y que aún
estando enmarcados en un contexto de ruralidad ofrecen a la industria un marco perfecto para el
desarrollo de la actividad fabril. Si bien es cierto que se trata de plantas manufactureras de baja tecnología,
que exigen poca cualificación técnica y cuya producción va enfocada a productos estandarizados.
Gran parte de las industrias comarcales son pequeños negocios familiares, que carecen, en la
mayoría de los casos, de asalariados, y que se han desarrollado siguiendo la herencia de actividades
artesanales que han ido poco a poco evolucionando y sobreviviendo. Siempre han existido en las
zonas rurales, pequeñas empresas encargadas de la fabricación de artículos de primera necesidad. Ante
el paso del tiempo y el devenir histórico, estos han sabido adaptarse a las nuevas condiciones técni-
cas, productivas y de mercado. Se trata, por tanto, de sectores tradicionales, poco exigentes en capi-
tal y con requerimientos de mano de obra poco cualificada.
A ellos se les ha unido otro grupo de PYMEs que han surgido como resultado del esfuerzo de per-
sonas que apoyadas, en algunos casos, por los PRODER (Programa Operativo de Desarrollo y
Diversificación Económica de Zonas Rurales) y las diferentes Administraciones Públicas, entre otras la
Agencia de Desarrollo Económico (ADE), han sabido revalorizar ciertas ventajas y necesidades de
estas áreas. Las fábricas han sido creadas por empresarios locales que, aún contando con poca cua-
lificación técnica y con una tecnología sencilla, han levantado sus empresas a partir de recursos finan-
cieros propios muy limitados.
Nos encontramos, así, una cierta dualidad entre las empresas industriales de la cabecera comarcal, con
significativa representación de capital exógeno, y las del resto de la zona donde priman los pequeños
talleres encargados de colmar las demandas locales. Esta potente dicotomía entre las industrias areva-
lenses y las del resto de la comarca, no es del todo real pues guardan muchos parentescos y similitudes
(no olvidaremos que cerca del 90% de la empresas industriales arevalenses son de capital endógeno). Por
un lado la mayoría de los establecimientos nacen de inversiones locales, que han generado pequeñas
plantas de producción de carácter familiar, en la mayoría de los casos. El capital exógeno por su parte pro-
viene de grandes empresas y multinacionales que han encontrado en Arévalo un importante foco de relo-
La media de trabajadores por entidad industrial es de 7,25 , si bien el 68% de la fábricas no cuen-
tan ni con un solo empleado, desarrollando la totalidad del proceso productivo los propios autóno-
mos. El resto, en la mayoría de los casos, no superan los 3 trabajadores, aunque las grandes empre-
sas tienen entre 20 y 250 contratados, datos que desdibujan, en cierto modo, la realidad. Así el 82,5%
de los obreros del sector secundario, pertenecen a alguna de las 11 fábricas que cuentan con mayor
plantilla, repartiéndose las restantes (17,5%) entre las 27 fábricas que disponen de algún trabaja-
dor. Pero todos estos datos que nos hablan de grandes empresas no deben ser mal interpretados
puesto que las PYMEs son la principal constante que encontramos en todo el territorio comarcal.
Visto esto se puede hacer una tipología con los dos grupos de industrias que se desarrollan dentro
del marco morañego, basando nuestro discurso en la procedencia del capital:
Este sector tiene una gran implicación territorial y económica sobre la comarca por la cantidad
de puestos de trabajo, directos e indirectos, que genera. La empresa de capital exógeno que prime-
ro se instaló en Arévalo, fruto de los factores anteriormente señalados, fue Harinera Villafranquina.
Se trata de una empresa catalana que se instaló en Arévalo en 1989 y que cuenta con varias fábricas
más en Villafranca del Penedés y Sta. Margarida i Els Monjos (Barcelona), Alcañiz (Teruel) y Cádiz, una
privilegiada situación de sus plantas que facilita el suministro de harinas y sémolas a cualquier punto
de la geografía nacional. La plantilla de personal de la fábrica de Arévalo es de 95 personas (2004)
de las que menos del 15% se dedica a la producción, destinándose la mayoría de los empleados a la
distribución, ya que dispone de una flota de más de 30 camiones.
Otra de las grandes empresas ubicadas en Arévalo dentro de la rama agroalimentaria es Masterfoods
Effem España, perteneciente al grupo de la multinacional norteamericana Mars, que fabrica alimen-
tos para mascotas (perros y gatos). Esta fábrica es la primera de nuestro país ya que anteriormente
a su instalación en este lugar los productos, de las marcas “Pedrigree”, “Whiskas” o “KiteKat” se
importaban del extranjero. El 64% de la producción, 35.000 toneladas de producto, se exportan a paí-
ses como Irlanda, Francia, Bélgica, Suiza, Italia y Portugal. La fábrica supuso una inversión inicial
(1999) de más de 9 millones de Euros, aunque se han ido realizando constantes ampliaciones, que
han contado con la ayuda de la Agencia de Desarrollo Económico de la Junta de Castilla y León. Esta
empresa da trabajo directo a casi 200 personas, aunque también se realizan contrataciones tempo-
rales cuando la producción lo requiere. La mecanización es menor que en el caso de la Harinera
Villafranquina y más de 75% se dedica a las tareas de producción.
En este caso nos enfrentamos ante un grupo, más nutrido que el anterior, de PYMEs que se desen-
vuelven en el medio rural fruto de la presencia de una serie de recursos y factores sociodemográficos,
así como una fuerte vinculación del empresario con el territorio. Estas empresas carecen de una estruc-
tura organizativa interna por el escaso peso de capital y por el limitado número de empleados con el
que cuentan. No obstante algunos autores y profesionales del desarrollo rural indican claramente que
las PYMEs, tanto de fabricación como de servicios, deben considerarse como los motores del
desarrollo económico en los territorios rurales europeos (Cappellin et al., 1993).
Pero además los nuevos sistemas de producción han implantado un nuevo modelo estructural
caracterizado por:
– una producción cada vez menos dependiente de las materias primas y de los mercados de con-
sumo, debido a la reducción del coste de los medios de transporte.
Las principales consecuencias de estos fenómenos suponen una reorientación estructural y una espe-
cialización empresarial, ya no dentro del marco rural sino más bien desde un punto de vista global,
lo que a su vez viene acompañado de la creación de nuevas empresas en sectores que hasta ahora
no habían estado representados o lo habían estado muy poco. De este modo el espíritu empresarial
se convierte en uno de los principales potenciadores de nuevas actividades económicas, partiendo
de la revalorización de los recursos comarcales. Pero los datos hablan por sí solos y los morañegos no
se caracterizan, especialmente, por contar con ese ánimo. Más de la mitad de las industrias son fruto
de una herencia transmitida de anteriores generaciones, empresas que han sufrido una continua
metamorfosis y han subsistido con mejor o peor suerte. Los hijos u otros familiares encontraron en
la empresa de sus antecesores el modo con el que introducirse dentro del mercado laboral. El resto,
las de nueva creación, fueron montadas por personas que estuvieron vinculadas anteriormente a
este sector como empleados, de modo que adquirieron unos conocimientos y unos mecanismos
autónomos que les permitieron constituirse como personas capaces de generar riqueza dentro de
un campo que conocían a la perfección. Pasaron de ser dependientes a ser independientes y a tener
en su mano el dominio y la capacidad de actuación de su propia empresa.
De los empresarios que comenzaron su andadura profesional como directores de su propio nego-
cio tan sólo una cuarta parte de ellos lo hicieron partiendo de cero, puesto que el resto se limitó a con-
tinuar con un negocio familiar ya establecido y consolidado en la mayoría de los casos. Queda al des-
cubierto el pobre espíritu emprendedor, tanto en Arévalo como en el resto de su área funcional.
Las PYMEs han de conformar el motor de desarrollo básico, capaz de cimentar la base del crecimien-
to en la comarca, aunque para ello se ha de trabajar duro con el fin de inculcar una cultura empresarial
en un medio que carece de esta tradición. Algunos mecanismos para conseguirlo pasan por la implanta-
ción de un esquema industrial basado en fábricas de gran envergadura capaces de generar puestos de tra-
bajo directos y la creación de PYMEs a su alrededor que satisfagan sus necesidades. En este sentido
Arévalo cuenta con algunas de estas industrias satélites que generan riqueza y puestos de trabajos a par-
tir de encargos y tareas desviadas de las grandes empresas de la localidad. Ya no sólo nos tenemos que
referir a industrias sino también a empresas que prestan sus más variados servicios a estas grandes enti-
dades. Ahora bien, tampoco debemos caer en el error de basar el modelo de desarrollo, únicamente, en
la atracción de sucursales multinacionales o empresas de características semejantes, puesto que se cre-
aría un soporte económico totalmente subordinado a éstas. Una crisis de este sector tendría efectos
muy negativos sobre el territorio por el encadenamiento de los procesos económicos. Por tanto, hay que
basar el modelo industrial en una diversificación productiva en la que convivan armoniosamente grandes
empresas y PYMEs, entre las que se establezcan lazos de unión e interacciones económicas. No obstan-
te somos conscientes de que llegar a este culmen puede parecer una extravagancia, más cuando la atrac-
ción de industrias hacia nuestro territorio se convierte en una dura tarea.
Pero tampoco hay que perder de vista los recursos locales (mano de obra, ubicación, accesibilidad,...)
con los que cuenta la comarca y sus posibilidades en los mercados. Las tendencias en el consumo de
El mayor rango de actividad industrial de Arévalo respecto al resto de municipios del área objeto
de estudio, nos permite establecer una caracterización del mercado laboral y destacar algunas de las
carencias con las que los empresarios se encuentran a la hora de contratar a un empleado. El primer
aspecto que llama la atención es la supremacía de empleo masculino frente al femenino, el cual es
duplicado en número. Además, la mujeres también cuentan con unas peores condiciones laborales
al engrosar la mayor parte del empleo temporal. Dentro de las tareas propias de la actividad, la pro-
ducción es la que genera más puestos con un 77% de la plantilla, siendo más limitado el personal encar-
gado de las labores de gestión a la que se dedica, en términos relativos, una mayor proporción de muje-
res (ver Figura 5.3).
Figura 5.3
Distribución de Áreas en la Composición de la Plantilla de las Industrias de Arévalo
6%
17%
Gestión
77% Producción
Comercialización
La mayor parte de las industrias forman sus plantillas a partir de trabajadores del municipio y de
la comarca, que se van a dedicar, principalmente, a las labores de producción. Los empleados que ocu-
pan altos cargos o pertenecen a los departamentos de gestión suelen proceder, mayoritariamente, de
otras zonas de fuera de la provincia, incluso de la región (ver Figura 5.4). Una de las principales debi-
lidades que se observan en el sector, es la carencia de formación y preparación de los trabajadores. Ante
14%
48% Municipio
38%
Comarca
Otros
la imposibilidad de adquirir personal cualificado, los empresarios optan porque los operarios adquie-
ran la experiencia y la formación necesaria en el trabajo del día a día. Además el escaso grado de
desarrollo de grandes factorías con trabajos en cadena y el intento por inculcar un espíritu de res-
ponsabilidad e implicación hace que la tendencia de cualificación laboral se dirija más hacia una poli-
valencia en los procesos que a la especialización. Una vez integrados en la empresa son pocos los que
van a incrementar sus conocimientos a partir de cursos de reciclaje y perfeccionamiento laboral, orga-
nizados por la propia empresa. Pero estas acciones formativas no se aplican ni al personal dedicado
a los equipos de producción, ni tampoco a los propios directivos, lo que les sume en un cierto retra-
so económico y empresarial.
No sólo el capital de la mayor parte de las empresas proviene de la propia comarca sino que
los productos, a su vez, van a tener como principal destino los núcleos rurales del norte de la pro-
vincia. Aproximadamente entre el 60-65% de las corporaciones industriales de Arévalo tienen un carác-
ter local destacando los sectores alimenticios, madereros, construcción, metálicos y artes gráficas.
El 35-40% restante exporta sus productos fuera de la zona , variando su rango de acción en función
del carácter de la empresa. De este último grupo podemos destacar los sectores de productos de
plásticos, maderero semielaborado, agroalimentaria y textil (ver Tabla 5.1). La situación fuera de
Arévalo es considerablemente distinta y los productos del 85-90 % de la entidades empresariales
rurales no comercian más allá de los límites comarcales, mientras que la otra parte es capaz de, al
menos llegar al resto de la provincia e incluso, aunque con ciertas limitaciones, al resto de la región
y el país.
Las exigencias del mercado y la adaptación a los nuevos gustos hace que las formas de producción
se tornen más flexibles y fácilmente configurables a la tendencia predominante. Estos mecanismos
de desectructuración de los procesos productivos lo siguen, principalmente, las grandes factorías,
más acorde con las dinámicas productivas. Por ejemplo, en Arévalo, el 48% de las industrias fabri-
can productos estandarizados en cadena, mientras que el 52% se dedica a producir encargos que
demandan sus clientes o las agencias para las que trabajan. Para el resto de la comarca estos por-
centajes varían considerablemente, más, cuando los establecimientos con licencia industrial se
dedican, principalmente, a la satisfacción de necesidades locales muy concretas. Son, entonces,
las grandes factorías las que adoptan estas formas de flexibilización productiva. Éstas se dotan de
una serie de proveedores que les proporcionan, ya fabricados, los diferentes elementos que preci-
san para la producción final del producto. Serán estas empresas las que tomen las medidas opor-
tunas para adaptarse a las necesidades de la entidad que lo demanda. Esto obliga a la incorpora-
ción de innovaciones sobre los productos, las formas de comercialización,... El escaso rango de
acción de las empresas endógenas hace que en muchos casos no se den este tipo de acciones, ya
que no influye demasiado en la acción mercantil, sobre todo en las que tienen una esfera de acción
local o comarcal. Aquí se encuentra uno de los aspectos fundamentales de por qué las industrias
de la comarca no optan por desarrollar inversiones e innovaciones. Al estar sumidos en un proce-
so de precariedad innovadora y tecnológica no se obligan a sí mismos a desarrollar nuevas técni-
cas de producción mucho más modernas y de calidad. Una mentalidad conservadora y la incom-
petencia para adoptar nuevos mecanismos, ya no sólo en la producción, sino en otros campos
Por último, el que la mayor parte de las industrias sean endógenas y su ratio de acción sea local,
obliga a las mismas a crear sus propios mecanismos de comercialización. Los propios empresarios se
encargan de determinar las formas de canalización y los modos de realizarlos. A escala comarcal en
torno al 90% de las ventas se hacen de forma directa, mientras en Arévalo, las cosas cambian consi-
derablemente. Los productos finales también se distribuyen entre mayoristas y minoristas que actú-
an de intermediarios entre la empresa y el consumidor. Esto permite una mayor difusión del producto
y amplía el rango espacial de consumo.
En la gestión de las microempresas las tomas de decisión son tareas de los propios propietarios,
guiándose de su propia experiencia, pero sin seguir ningún tipo de planificación o previsión econó-
mica. Además, éstos participan directamente en los procesos de producción, compaginando estas
tareas con la gestión empresarial o los procesos de comercialización. Las operaciones administrati-
vas suelen recaer sobre el elemento femenino y los hijos, sobre todo en los últimos tiempos, adqui-
riendo una formación especializada para seguir con el negocio familiar que se sintetiza con el saber
tradicional (Alonso Santos et al., 2002). Pero en la mayoría de los casos estas operaciones se contra-
tan a agentes ajenos , asesorías y gestorías, que se encargan de la contabilidad y el asesoramiento labo-
ral y fiscal de las empresas que carecen de la formación oportuna para tal efecto. Las empresas de mayor
tamaño disponen de órganos implícitos de arbitraje sobre los que recae la responsabilidad en la
toma de decisiones. Entran en juego más variables y elementos de fondo, acorde con la tendencia
general de la empresa y los planes de la misma. Se cuenta con una estructura mucho más compleja
y jerarquizada, organizada en diferentes departamentos, entre los que se establecen lazos de unión
y de interconexión para una mayor concreción y certeza en las resoluciones que se toman. Los asun-
tos administrativos se realizan con personal propio de la empresa, centralizándose todas las gestio-
nes. Pero también encargan servicios externos como los relacionados con la publicidad, las nuevas tec-
nologías o la formación, misiones muy concretas a las que no pueden dedicar personal propio y se
contratan a empresas especializadas para que, de este modo, las prestaciones tengan mayor calidad
y se rentabilice la inversión realizada.
Figura 5.5
Distribución de Empresas Industriales en Arévalo según forma de Organización Empresarial
7%
24%
Autónomo
47%
Sociedad Anónima
22%
Sociedad Limitadas
Comunidad de Bienes
5.1.5. Innovación
La innovación se ha convertido, en los últimos tiempos, en uno de los principales estandartes del
desarrollo, ya no sólo de las zonas rurales, sino de otros territorios con características muy diferen-
tes a ésta. Partimos de la concepción de innovación vista como algo global e integral, no como un mero
conjunto de medidas aisladas encaminadas al incremento de la productividad. Se trata de un elemento
estratégico que contribuye a consolidar la competitividad empresarial y el desarrollo territorial y no
se entiende sólo como algo tecnológico, pues existen otro tipo de campos en la empresa sobre los
que se puede aplicar. Las innovaciones se utilizan tanto tecnológica como gerencialmente, siempre
dependiendo de los sectores internos en los que se despliegue ésta (Méndez, 2000):
A. Innovación Tecnológica
Una de las empresas que más procesos de innovación tecnológica ha desarrollado en la zona es
Harinera Vilafranquina en la que, como señalamos anteriormente, tan sólo el 10% de la plantilla está
dedicada a labores de producción. La planta arevalense cuenta con modernos y avanzados equipos
que optimizan la producción. La clasificación de los cereales, la propia fabricación del producto y el
almacenamiento de las harinas y sémolas obtenidas, se activa y controla íntegramente por medios infor-
matizados. Diversos paneles sinópticos permiten la visualización de todo el proyecto y la total auto-
matización posibilita una garantía sanitaria absoluta.
A.2. Productos
La aplicación de nuevas tecnologías también supone mejoras en el producto que se obtiene, de
modo que se abren y se buscan nuevos mercados. Se perfecciona el resultado final diferenciándolo del
resto y se buscan certificados de calidad. Un diseño más moderno y exclusivo, ofrece mayores venta-
jas competitivas a la empresa y se incrementan las ventas.
B. Gestión y Organización
La innovación sigue siendo una asignatura pendiente dentro de la comarca. Ni los productos ni los
procesos se actualizan, sobre todo en las plantas de menor envergadura, tan sólo transformaciones muy
concretas en el diseño o pequeñas mejoras en la maquinaria. De nuevo se diagnostica una situación con-
trastada y opuesta entre las grandes y las pequeñas empresas. Las primeras optan por la innovación
como una medida de desarrollo y crecimiento, de manera que centran sus esfuerzos en la actualización
de sus productos al gusto de los consumidores ayudándose de modificaciones en los procesos de fabri-
cación. Por ello las mayores inversiones se destinan a maquinaria y a instalaciones, sin tomarse nuevas
medidas en la mejora de la organización, gestión y administración de los recursos empresariales. Los avan-
ces sobre el diseño, la calidad o las propiedades de los productos, en si, no son adaptados por la mayo-
ría de las industrias, más deseosas de incrementar la productivad en pro de una serie de valores que, con
el paso del tiempo, pueden influir en una peor situación en los mercados de consumo, más considerando
que la mayor parte de la producción morañega son bienes de consumo final. Del mismo modo las pre-
visiones futuras para las empresas, en cuanto a innovación se refiere, pasa por la modernización en los
procesos de producción y en la ampliación de las gamas de productos, aunque gran parte de éstas no
tienen previsto, en sus planes de empresa, ampliar o mejorar en estos campos.
El alto índice de empresas heredadas, la alta edad media de los empresarios y, en muchos casos,
el bajo nivel formativo ha desembocado en una cultura donde la innovación, prácticamente, no
tiene cabida. A ello se une la incertidumbre en la implicación de nuevos sistemas de gestión y de
tecnologías avanzadas innecesarias por su reducido rango comercial. Este riesgo se convierte en un
freno para la mayor parte de las empresas que optan por una posición más conservadora y tradi-
cional. Se ven renegados y recelosos a la hora de adquirir nuevas formas y mecanismos de gestión
y producción.
La falta de innovación se refleja también en la mínima implicación del sector secundario en asocia-
ciones empresariales. Sólo las más grandes escogen esta opción, el resto pertenecen a agrupaciones sec-
toriales de magnitud regional y/o nacional cuyas actuaciones más destacables para sus asociados pasan
por el asesoramiento fiscal y laboral, la información sobre nuevas tecnologías e innovación y la repre-
sentación de conjunto. Según los resultados obtenidos en la encuesta de caracterización industrial
(2002), no existe un consenso claro entre si puede ser positivo la creación de lazos de unión entre
diferentes empresas con el fin de aunar esfuerzos y conseguir ventajas y objetivos conjuntos. Unos lo
ven constructivo, mientras otros lo ven como una pérdida de tiempo y una medida innecesaria. No obs-
tante aquellos que lo ven positivo piensan que debían de componerse, principalmente, por empresas
Las industrias morañegas cuentan con una localización muy dispersa y el grado de actividad llega
a ser inexistente en algunos municipios. Los talleres o pequeñas plantas de producción salpican algu-
nas de las localidades y ocupan ubicaciones que pueden ir desde una posición central en el plano, a
una más periférica, dependiendo de su antigüedad y del carácter de la explotación. No se puede
establecer, por tanto, un modelo que nos ayude a explicar este aspecto, ni siquiera podemos esbo-
zar algunos de los factores que influyen en ello. Sí bien es cierto que localidades donde la industria tiene
un mayor peso ya incluyen dentro de sus Planes de Ordenación Urbana, normas específicas para la correc-
ta localización de las fábricas en su territorio. Claros ejemplos son dos de los núcleos con mayor
número de licencias industriales, Arévalo y Sanchidrián, los únicos de la comarca que disponen de un
polígono industrial.
Por otro lado, debemos referirnos a los factores medioambientales de la zona y la repercusión
que sobre ellos pueda tener la actividad industrial. Por ejemplo, es preocupante que el 80% de las indus-
trias arevalenses carezcan de sistemas autónomos de depuración de agua. La privación de estos con-
juntos repercute muy negativamente en el mantenimiento de un equilibrio sostenible de la actividad
con el medioambiente, agravándose porque casi el 100% de las plantas de producción vierten sus aguas
residuales a la red colectora general y las conducen, sin ningún tipo de tratamiento, al cauce del río
Arévalillo y unos metros aguas arriba llegan al Adaja.
24%
55% Casco Urbano
Polígono Industrial
Figura 5.7
Causas de la implantación Industrial en Arévalo
3%
Proximidad mercado
Ayudas públicas
La existencia de suelo industrial constituye uno de los factores más determinantes en los procesos
de desarrollo y crecimiento económico. A la localización estratégica, la dotación de buenas infraes-
tructuras y comunicaciones o a la existencia de mano de obra se les unen otros elementos territo-
riales que dan calidad y servicio a las empresas. Crear un marco ideal para la instauración de fac-
torías y naves industriales, es hoy día, una importante ventaja competitiva, muy a pesar de la gran
rivalidad interterritorial existente. La posibilidad de suelo industrial bien comunicado y a precio
asequible es una de las claves para el asentamiento de empresas y es necesario promoverlo a tra-
vés de polígonos industriales dotados de los servicios demandados por las empresas, cumpliendo,
El Polígono Industrial “Tierra de Arévalo” comenzó a funcionar como tal en el año 1989.
Actualmente las actividades económicas cuyas instalaciones se aconseja u obliga a que se ubiquen
en el mismo están recogidas en el Plan General de Ordenación Urbana de la localidad. A su vez, la
regulación urbanística de este entorno queda plasmada en las Ordenanzas Reguladoras del Plan Parcial
Industrial “Tierra de Arévalo” publicado en el Boletín Oficial de la Provincia de Ávila el 3 de febre-
ro de 1998.
Este polígono industrial está incluido en los Programas de Desarrollo de la Junta de Castilla y León
y está, a su vez, considerado como Nivel de Prioridad I según el Plan de Suelo Industrial del Gobierno
Regional, lo que supone la consolidación del mismo. Este polígono se compone de 305.411 m2 , divi-
didos en 143 parcelas las cuales ya están vendidas (ver Figura 5.8). El polígono y la venta de parce-
las están gestionados por SEPES, entidad pública empresarial encargada de administrar el suelo
industrial. El Consejo de Administración de SEPES, firmó un convenio de colaboración con el
Ayuntamiento de Arévalo, para ejecutar la ampliación del polígono. Este crecimiento significa un
aumento del suelo en 34.996, 16 m2 a los que se sumará otra posible ampliación contemplada en el
Plan de Suelo Industrial de la Junta de Castilla y León.
Figura 5.8
Grado de ocupación del polígono de Arévalo
3%
38% Construida
59% Sin construir
Otras
El Polígono Industrial “Tierra de Arévalo” está dotado de unas infraestructuras y unos equipa-
mientos que confieren a sus industrias de los servicios necesarios para el correcto cumplimiento de
sus tareas. Los equipamientos con los que cuenta el polígono son:
Como ya señalamos anteriormente, el 100% de la superficie del Polígono “Tierra de Arévalo” está
vendida, aunque, en cómputo general, poco más de la mitad se encuentra edificada. De ahí que el
aspecto visual de la zona sea poco denso y con vacíos espaciales constantes. De la superficie cons-
truida y con actividad, la industria ocupa la mayor extensión aunque no el mayor número de parce-
las. Esto se debe a las grandes necesidades que hay en la actualidad en cuanto a suelo industrial se
refiere. La ampliación del polígono en 21.359,11 m2 de suelo industrial es, a corto plazo, una insufi-
ciente actuación, dado que la expansión debería ser mucho mayor. Por otro lado los almacenes y las
instalaciones dedicadas a la actividad terciaria, aún siendo mucho mayor el número de licencias exis-
tentes la extensión que ocupan es relativamente menor, ya que sus necesidades de suelo pasan por
parcelas de reducido tamaño (ver Figura 5.9). Desde la Cámara de Comercio e Industria de Arévalo se
viene solicitando la planificación de una ampliación de los polígonos industriales de la ciudad para los
próximos diez años de dos millones de metros cuadrados.
Figura 5.9
Distribución del uso del Suelo del Polígono Industrial Tierra de Arévalo según actividad económica
32% 45%
Industria
Las industrias ubicadas en este Polígono Industrial han mostrado su inquietud por mejorar ciertas
infraestructuras, en cuanto a las deficiencias de mantenimiento e inversión se refiere. Problemas deri-
vados de la iluminación viaria, el estado del pavimento, o el suministro de agua potable, se presen-
tan como algunos de los campos sobre los que hay que actuar. Otras perfeccionamientos pasan por
acciones en las zonas verdes, la señalización, la vigilancia y la creación de una imagen de unidad y pro-
greso, en el que han de aunar esfuerzos tanto las entidades públicas como las privadas.
A
unque La Moraña es una comarca marcada por la intensidad de las labores del campo, la
actividad económica que mayor peso tiene es el sector terciario, cuya incidencia alcanza
niveles muy altos, produciéndose lo que hoy conocemos como una “economía tercializada”.
Este sector emplea al 50% de la población activa de todo el conjunto comarcal, con municipios que
superan ostensiblemente esta media, fruto de su mayor dinamismo mercantil. En Arévalo, siendo fiel
a su condición de cabecera comarcal, el 64,10% de la población activa se dedica al sector servicios,
influencia que ejerce, a su vez, a otros núcleos de la comarca. Le siguen aquellos de mayor población
donde, a pesar de no contar con un alto número de licencias empresariales, sí que se emplea un sig-
nificativo número de efectivos de la población como en Madrigal de las Altas Torres, Fontiveros o
Sanchidrián poniendo de manifiesto su posición de núcleos subcomarcales.
Es precisamente en el número de licencias del sector terciario donde queda reflejado el grado de rura-
lidad de una zona, por ser uno de los indicadores que los investigadores y estudiosos de esta área cien-
tífica toman como referencia a la hora de marcar los límites entre lo rural y lo urbano, aunque en con-
junto con otros como el volumen demográfico, la actividad económica principal, el grado de envejeci-
miento, etc... Así, se determina que un núcleo cuyo número de licencias no supere las 30 – 40, es un claro
ejemplo de medio rural. En La Moraña, tan sólo Arévalo y Madrigal de las Altas Torres serían conside-
rados localidades no rurales, aunque en este último caso otras variables de diferente naturaleza lo rele-
gan de nuevo a un contexto de ruralidad. Arévalo tampoco puede llegar a considerarse una ciudad
puesto que sus características son más propias de un núcleo semiurbano.
Se producen como hemos esbozado fuertes contrastes intermunicipales, aunque siempre dentro
de una tónica predominante rodeada de un cierto contexto de debilitamiento en sus estructuras,
caracterizándose el sector por:
La rama de mayor incidencia dentro del sector terciario es la del comercio, tanto en Arévalo como
en el resto de municipios. Las diferencias entre ambas entidades no son casi perceptibles tal y como
observamos en la Figuras 6.1, aunque la representación comercial y de servicios de Arévalo es lige-
ramente mayor que en el resto de municipios. Pero si nos centramos en el número de licencias vemos
una gran oscilación entre Arévalo y el resto, por tratarse, el primero, del principal núcleo comercial,
donde están dados de alta un total de 281 negocios frente a los 278 que se reparten entre los otros
54 municipios (una media de 5,1 licencias por localidad).
Si Arévalo ya destacaba por la alta densidad de actividad comercial, también lo hace por la con-
centración de negocios hosteleros de alojamiento y de restauración. En el resto del territorio estos son
casi inexistentes y tan sólo, a partir de los programas PRODER, se han creado algunos, cuyos promotores
son Entidades Locales. La infraestructura hostelera de la zona está concentrada en la cabecera comar-
cal y, además, presenta fuertes deficiencias.
11%
19% 45% Comercio
Arévalo Servicios
25%
Hostelería
Transporte
8%
16% 47% Comercio
Servicios
La Moraña 29%
Hostelería
Transporte
14%
21% 43% Comercio
La Moraña, Servicios
22%
sin Arévalo Hostelería
Transporte
A pesar del carácter poco emprendedor de la población comarcal, es precisamente en esta rama
económica donde se detectan un mayor número de iniciativas empresariales. En el sector terciario
encuentran salida algunos jóvenes y mujeres que comienzan su andadura profesional como directo-
res de su propio negocio. Este es un hecho muy importante que hay que seguir impulsando desde las
distintas entidades, puesto que además denota una cierta evolución en el tejido empresarial, por
aportar nuevas aptitudes e ideas ante un mercado cada vez más competitivo.
La mayor parte de los negocios privados del sector terciario morañego están dirigidos por empre-
sarios individuales, y son pocos aquellos que optan por alguna forma de cooperativismo, debido a la
escasa implantación de una idea de colectivismo e integración empresarial. De esto deriva que la
mayor parte de las empresas tomen la forma de autónomo, siendo baja la existencia de Sociedades
Limitadas, Sociedades Anónimas, Cooperativas, Comunidades de Bienes u otras formas de organiza-
ción empresarial. Un estudio realizado por la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Arévalo
(Cámara Oficial de Comercio e Industria de Arévalo, 1999), determina que la sociedad de organiza-
ción empresarial más común en el terciario de la localidad de Arévalo es la del empresario autónomo
(72,5%), seguido de las Sociedades Limitadas (8,5%) y las Sociedades Anónimas (6,5%). Menor repre-
sentación tienen las Sociedades Cooperativas con, tan sólo, un 0,4%, u otras formas de organización
y gestión existentes (2,4%).
Ya ha quedado latente que el comercio es una de las ramas económicas de mayor peso cuantita-
tivo y cualitativo en la comarca. Es un sector que actualmente está en crisis por la confluencia de dife-
rentes fenómenos que a continuación detallaremos y cuyo análisis nos puede dar la clave para su
reconversión. No debemos obviar que, además, se trata de una actividad generadora de multitud de
fuerzas y atracciones que marcan una próspera situación para la comarca y que mejorando algunos
de los mecanismos más debilitados se pueden activar ciertos engranajes con los que su resurgir sea
una realidad. Las dinámicas que el comercio sigue no son las mismas para Arévalo que para el resto
de municipios por lo que para un mejor estudio de las mismas se ha optado por intervenir por sepa-
rado para poder identificar correctamente sus debilidades (ver Figura 6.2).
La distribución interna del comercio en los pueblos morañegos, dista bastante del que nos
encontramos en la cabecera comarcal. Sobresale una incipiente representación de un comercio de
alimentos, por tratarse de productos de primera necesidad. Forman el conjunto de establecimien-
33% Alimentación
45% Ropa, calzado y complementos
Otros
tos principales y son los últimos en desaparecer o los únicos que existen. Se trata de un comercio
de proximidad de vital relevancia puesto que abastece a los habitantes locales sin necesidad de des-
plazarse a otros municipios de mayor envergadura. Aquellos núcleos que carecen de cualquier tipo
de comercio reciben la visita periódica de vendedores ambulantes que les aprovisionan de los pro-
ductos necesarios para la vida diaria. No obstante tan sólo la media de licencias de este tipo de comer-
cio por unidad municipal es de 1,68, sesgado en parte por la mayor concentración de éstos en loca-
lidades como Madrigal de las Altas Torres, Fontiveros, Nava de Arévalo, Palacios de Goda, Sanchidrián
o Tiñosillos, habiendo un total de 19 localidades que no cuentan ni con un solo establecimiento de
estas características. Esta misma variación también está reflejada en el comercio especializado
donde de las 103 licencias el 63,1 % se concentra en los mismos 6 municipios que señalamos ante-
riormente, de modo que aquí la media para el resto de municipios desciende hasta 0,8. En cuanto
a la actividad comercial de equipamiento personal y para el hogar y de salud e higiene tienen una
mínima manifestación del 13%, frente al 29% de la cabecera comarcal (ver Figura 6.3).
El tipo de negocio que se desarrolla en torno a estos núcleos rurales se basa, principalmente, en auto-
servicios o comercios mixtos y pequeñas tiendas de productos alimenticios. Son microempresas fami-
liares de carácter tradicional que desarrollan técnicas de venta y de gestión muy precarias y con precios
muy poco competitivos puesto que son conscientes de las limitaciones de los núcleos rurales y de los
obstáculos con los que se encuentran día a día. Carecen de empleados y es la propia familia la que se
encarga de la actividad, complementándola con otras labores, principalmente las del campo.
El principal problema, que ha sumido en total crisis y decadencia este tipo de establecimientos, ha
sido el despoblamiento que ha exprimido bruscamente a estas pequeñas tiendas, cuando tiempo
atrás eran mucho más abundantes y productivas. La falta de clientela es, como ya hemos señalado,
el principal problema del comercio rural morañego, una cuestión de fondo muy difícil de resolver,
aunque también se ha diagnosticado una especial reticencia de los comerciantes por la fuerte com-
petencia ejercida por las agresivas políticas de los centros comerciales de las grandes ciudades próxi-
mas. Este factor también ha repercutido en Arévalo, aunque en esta localidad el problema viene
41% Alimentación
46% Ropa, calzado y complementos
Otros
2%
3%
dado por la confluencia de otros factores, que hacen más complejo el análisis de la misma. Pero los
comercios ubicados en el entorno rural han sabido aprovechar la poca oferta comercial de la zona para
sobrevivir, teniendo una cuota de mercado asegurada por la población que no puede o no desea des-
plazarse a la cabecera comarcal u otros lugares para hacer sus compras y, en general, por el conjun-
to de los vecinos que siempre acudirán en busca de algún producto.
B. El Comercio en Arévalo
El comercio es la actividad terciaria más importante de Arévalo debido, por una parte al autoa-
bastecimiento de los habitantes de la localidad y por otra al consumo de los pueblos circundantes, sobre
todo en productos especializados. Representa el 47% del sector servicios (con 281 establecimientos)
y está compuesto por un mercado mayorista (12% de la actividad) y un mercado minorista (88%). La
situación de crisis, que hemos mencionado anteriormente, ha condicionado un cierto estancamien-
to, ya que desde 1983 (Diputación de Ávila, 1985) hasta 2001 el número de establecimientos sólo ha
crecido un 15%. Aunque la población ha aumentado y el casco urbano de la ciudad ha ido colonizando
nuevas zonas no es menos cierto que la clientela se ha reducido por el fuerte proceso de despobla-
ción en toda su área funcional.
El comercio mayorista está representado por 33 establecimientos que están, principalmente, des-
tinados al suministro de los pequeños comercios minoristas locales y de los pueblos colindantes. El comer-
cio mayorista de alimentación representa el 45,45%, dedicándose un tercio del mismo a la distri-
bución de bebidas, fruto de la abundancia de bares y restaurantes en Arévalo. Otro grupo es el de los
productos agrícolas que abastece a casi la totalidad de la comarca de semillas, plantas y abonos. Este
tipo de mercado, con un 24,24 % del volumen total, cumple un trascendental papel en la economía
de La Moraña, ya que no debemos olvidar el gran peso específico que tiene la agricultura. Por último
habría que señalar que el 30,3% restante del comercio mayorista se dedica a la venta de diferentes pro-
ductos, tales como perfumería, droguería, maquinaria, textil, cueros y pieles, metales,...
Figura 6.4
Distribución Sectorial del Comercio en Arévalo
27%
Alimentación
44% Ropa, calzado y complementos
14%
5% 10% Equipamiento del hogar
Salud e Higiene
Otros
Otros sectores comerciales relevantes son el textil-hogar y el destinado a la venta de vehículos, maqui-
naria, accesorios y otros productos, comercio especializado que sólo se da en Arévalo y del que se pro-
veen la mayor parte de los vecinos de otros municipios.
Debilidades como el estancamiento y el retroceso en las formas de ventas y trato con el público,
son la consecuencia de una elevada edad media de los empresarios (45,5 años) que cierra puertas a
una situación de progreso y crecimiento. Este es uno de los inconvenientes más destacados a la hora
de aplicar o desarrollar medidas concretas para el cambio de gestión y de atención al cliente que se
han de producir para que estos negocios tengan una mayor competitividad respecto a los de otras ciu-
dades cercanas, como Medina del Campo, Valladolid, Ávila o Madrid. La proximidad con estos luga-
res y las políticas agresivas que se están llevando a cabo, principalmente, desde los grandes centros
comerciales se presentan como uno de los mayores problemas para el comercio arevalense.
Luchar contra la competencia del comercio externo de los grandes centros comerciales es muy com-
plicado, puesto que el marketing que desarrollan y el carácter global de los productos que ofrecen,
son muy atractivos para la sociedad en la que nos encontramos. La atención al cliente y el trato direc-
to con éste, es, tal vez, la única gran ventaja competitiva con la que cuenta el comercio tradicional,
aunque es justamente en este campo donde se diagnostican más debilidades. A ello se le une un esca-
so grado de modernización y de implantación de nuevas tecnologías y sólo un reducido porcentaje
de establecimientos cuenta con sistemas informáticos o internet, aunque la tendencia es al alza.
Bajo este telón de fondo, los principales problemas que se han detectado en el comercio de La Moraña
los podemos resumir en:
Despoblación
En los puntos anteriores ya señalábamos a la despoblación como uno de los principales proble-
mas del comercio dentro de La Moraña. Ya quedó de manifiesto que el conjunto comarcal ha perdi-
do en los últimos 50 años cerca de un 40% de sus efectivos. Al ser menos población el consumo
también se reduce considerablemente. Aunque Arévalo es una de las dos únicas localidades de la
comarca que han crecido en estos años, un 42%, y por tanto las ventas se tendrían que incrementar,
el daño comercial más fuerte ha venido dado por la despoblación del resto de municipios comarca-
les. Al mismo tiempo el casco urbano de la cabecera comarcal se ha ido extendiendo hacia el sur y han
ido surgiendo nuevas zonas de ventas que han diversificado mucho más la actividad. La riqueza se repar-
te entre más individuos y el negocio ya no es tan próspero para algunos como en el pasado, caso de
la zona centro de Arévalo. Con ello el número de empleados se reduce a la mínima expresión y el
balance anual adquiere unos niveles discretos.
Los procesos de globalización y las nuevas tendencias comerciales introducidas por las grandes
multinacionales, han provocado un cambio radical en la forma de comprar de los morañegos. Las polí-
ticas de marketing de estas multinacionales con productos a bajos precios, técnicas de venta avanza-
das, potentísimas campañas publicitarias, etc... han conseguido que la distancia no sea un problema
para que el consumidor se acerque a ellas. La comarca de Arévalo recibe la influencia de estos centros
ubicados en ciudades cercanas como Ávila, Medina del Campo, Valladolid, Madrid, Salamanca,... y la
diferencia espacial se resuelve en, como mucho, una hora de viaje. El mayor poder adquisitivo de las fami-
lias, el incremento del tiempo libre, la disponibilidad de vehículo propio y el carácter consumista hace
Falta de Modernización
Los cambios sociales que hemos vivido en los últimos años, la implantación cada vez más extendida
de grandes multinacionales del comercio, franquicias, etc., está repercutiendo en un giro en la concepción
de las formas de venta y las técnicas de marketing. El comercio tradicional no ha sabido adaptarse a estas
transformaciones y está rodeado de un cúmulo de elementos no innovadores que le sumen en una situa-
ción de falta de modernización. Nuevas formas de venta, de atención al cliente, de marketing, de gestión,...
son hoy día variables muy a tener en cuenta por los empresarios para la buena marcha de su negocio. El
cliente es la razón de ser de los comerciantes y por ello han de cuidarle y de adaptarse a las nuevas
demanda de éste, hoy rodeadas de un contexto de modernidad.
Falta de Asociacionismo
Una de las grandes dificultades ante las que se enfrenta la sociedad morañega para su despegue socioe-
conómico es el escaso grado de credibilidad del asociacionismo y del espíriru de mejora del conjunto del
sector. Los comerciantes son conscientes de la situación en la que se encuentran pero son incapaces de
tomar una aptitud emprendedora y luchar por unos intereses, en muchos de los casos, comunes. Piensan
que la mala marcha de sus ventas o el bajo volumen de facturación viene dado por factores exógenos
cuya intervención se encuentra fuera de su alcance y no se percatan de que ellos mismos tienen mucho
que ver en ello. Sus acciones se limitan a quejas hacia las Administraciones Públicas sobre las que hacen
recaer el peso de su decadencia, y no son conscientes de que éstas lejos de no prestarles su ayuda pre-
cisan de propuestas concretas y concisas que poder ejecutar y así, solucionar los problemas existentes.
En Arévalo existen gérmenes de asociacionismo comercial que no han cuajado adecuadamente y que no
están llevando a cabo acciones demasiado consistentes. La zona de la Avenida de Emilio Romero y Teso
Nuevo se unieron para crear una asociación (La Cañada) pero no fue legalizada. La zona centro con la
Asociación El Alcocer desarrolla algunas acciones específicas de promoción y lucha por una mejora del
entorno. La Asociación de Comerciantes de Huerta del Marqués (Acohm) también realiza algunas actua-
ciones aunque el número de empresarios inscritos en este colectivo es cada vez menor. Ni que decir
tiene que en el resto de municipios no existe ningún tipo de asociacionismo, ni mucho menos teniendo
como nexo de unión el espacio en común que utilizan para su actividad, debido a la reducida masa crí-
tica en esta materia.
La falta de espíritu emprendedor es otro de los problemas del comercio arevalense y del resto
Debilidades de Formación
A lo largo de los anteriores puntos hemos estado hablando de las nuevas formas de venta, gestión
o atención al público o de nuevos sistemas comerciales a partir de nuevas tecnologías, pero es en
estos temas donde los comerciantes presentan mayores deficiencias formativas. A partir de la adop-
ción de este tipo de mecanismos puede estar la clave del éxito empresarial. Pero en muchos casos el empre-
sario no cuenta con el conocimiento adecuado para aplicar esta fórmula.
Filosofía Conservadora
El alto grado de envejecimiento de los empresarios y la filosofía conservadora de éstos hace que no
tengan proyecciones de crecimiento y progreso en sus negocios. Las inversiones de mejora y moder-
nización, así como de aplicación de nuevas tecnologías, son prácticas muy poco desarrolladas y con una
escasa incidencia territorial. Las Administraciones Públicas ponen en marcha líneas de subvención para
estos efectos, aunque no son muchas las empresas que se embarcan en estas inversiones.
El comercio tradicional mantiene una dura competencia con los nuevos centros comerciales, tal
y como ya se ha explicado, cuyo mayor atractivo reside en la comodidad de acceso y de aparcamiento,
comprando todo lo necesario en un solo desplazamiento. En este sentido, Arévalo carece de suficiente
estacionamiento para dar servicio a todos los establecimientos que se ubican en el centro urbano o
histórico. Claro ejemplo es el circuito de la Plaza del Arrabal con un porcentaje medio de vehículos
estacionados del 102 %, es decir, muy por encima del número de plazas existentes. Este porcentaje
tan elevado de vehículos estacionados es debido a las infracciones cometidas, que asciende a una media
de 8 por día, aunque en las horas de mayor afluencia de tráfico, de las 11 a las 15 horas se come-
ten una media de 23 infracciones a la hora, la mayor parte en zonas donde está prohibido estacio-
nar (DORNIER, 2002).
Los negocios de restauración son pocos, sólo hay dados de alta 10 restaurantes en 54 municipios
y, en la mayoría de los casos, son pequeños locales ubicados en aquellas vías con mayor volumen de
circulación de vehículos. Características similares tienen los alojamientos localizados en los pueblos
de mayor tamaño y con una buena comunicación, como con los casos de Fontiveros, Madrigal de las
Altas Torres, Sanchidrián o Crespos.
La restauración es uno de los sectores más prósperos de la ciudad de Arévalo, aunque todavía
es una actividad en la que existe un gran hueco para que aparezcan nuevos negocios de estas
características. El tirón que
tiene el cochinillo hace que
los fines de semana los res-
taurantes de Arévalo ten-
gan completas todas sus
mesas. Existen en esta villa
un total de 13 restaurantes,
con alguno más en proyec-
to, que, como ya ha que-
dado dicho, no son sufi-
cientes para satisfacer la
demanda en algunas fechas
concretas. Por otro lado se
aprecian algunas deficien-
cias en materia de profe-
sionalidad y calidad del ser-
vicio al cliente y se debe de
caminar hacia la mejora de
los sistemas de atención y
trato con el público. Los
clientes son cada vez más
exigentes y requieren un
buen servicio y calidad en
sus productos que obligan
a aplicar nuevas formas. La
oferta gastronómica, lógi-
Cochinillo de Arévalo camente, está centrada en
el cochinillo, si bien la zona
cuenta con otras especiali-
dades como el lechazo, el chuletón de ternera o las legumbres morañegas. Pero la variedad de
posibilidades de otros productos de la tierra no ha sido suficientemente explotada debido, en parte,
a la magnificencia del cochinillo.
La restauración es un sector en auge en los últimos años y por ello hay que cuidarlo y des-
arrollar políticas integradas desde el punto de vista turístico en el que se aglutinen todas las acti-
vidades relacionados con él y donde haya una implicación activa de todas las partes. En zonas
como la Plaza de la Villa se ha de impulsar la instalación de restaurantes y otro tipo de servicios
hosteleros y comerciales, con el fin de crear un entorno propicio para la ubicación de estos loca-
les en Arévalo. La Plaza de la Villa es una de las joyas arquitectónicas de la zona y a partir de la
hostelería se pretende una mayor dinamización y recuperación del lugar.
Figura 6.5
Distribución de Plazas de Alojamiento
21% 23%
Hotel **
Hostal
56%
Pensión
La hostelería es un sector que podemos considerar asentado dentro de las estructuras económicas are-
valenses. Los empresarios valoran positiva y constante la generación de riqueza con su negocio (61,9%),
mientras que un 28,6% la considera más que creciente, frente al 9,5% restante que asegura encontra-
se en un periodo de decadencia y recesión. Así, en función de estos resultados, casi la totalidad de los empre-
sarios van a continuar con su negocio y tan sólo un 4,2% piensa en el traspaso o en dejar la actividad.
El turismo es uno de los principales estandartes del desarrollo local de gran número de zonas rura-
les. Esta actividad en auge dinamiza y diversifica sectores económicos tradicionales como la agricultura
y valoriza las particularidades de las culturas autóctonas, al tiempo que abre nuevos yacimientos de
empleo a las personas jóvenes y emprendedoras. Lejos de convertirse en la solución a la recesión del
mundo rural o considerar el turismo rural como una única alternativa a la agricultura, sí que se mues-
tra como un perfecto complemento para el crecimiento económico comarcal. La única manera de con-
firmar que un territorio posee verdaderamente un potencial de desarrollo turístico que justifique las
correctas inversiones, es a través de una evaluación rigurosa de la oferta, la demanda, la competencia
y las tendencias del mercado, lo que conlleva superar obstáculos importantes y evitar muchos errores,
Este turismo rural cuenta con factores a favor como las extraordinarias posibilidades para la capta-
ción de tráficos turísticos y la reorientación de las políticas de animación y desarrollo de proyectos de turis-
mo rural. Pero en contra tiene una precaria situación en sus equipamientos en productos y un cúmu-
lo de factores socioeconómicos que no favorecen el desarrollo de estas actuaciones, en un mundo rural
despoblado, envejecido, pobre y con un entorno ciertamente deteriorado.
La mejora de la calidad de vida y un incremento en el poder adquisitivo de las familias españolas, prin-
cipalmente de las zonas urbanas, ha incidido en un mayor tiempo disponible para el ocio y en una
ampliación de las vacaciones. Los destinos de sol y playa han visto disminuir su duración por la redis-
tribución de las vacaciones, diversificándose los destinos en el tiempo y en el espacio. La degradación
medioambiental de las ciudades y la deshumanización de las relaciones sociales plantea un cierto recha-
zo sobre lo urbano y los fenómenos asociados que esto conlleva. Se comienza a exaltar la vuelta a las raí-
ces y la personalización de los pueblos, con su cultura, costumbres, tranquilidad, gastronomía,... (ver Figura
6.6) La autonomía económica y la libertad de movimiento derivada de la tenencia de vehículo propio
estriba en una mayor demanda de estos productos.
El turismo rural pasa a ser una práctica económica muy eficaz al actuar como un elemento de com-
plementariedad económica a las labores del campo. La agricultura es una actividad en la que el trabajo
se concentra en períodos muy determinados y el turismo rural y sus variantes han de ser un elemento
que contribuya a llenar esos grandes huecos que quedan entre épocas de alta intensidad de trabajo, sir-
viendo, además, como un diversificador de la economía rural.
El análisis de la oferta turística local debe basarse en un inventario de los diferentes elementos terri-
toriales que pueden tener un cierto atractivo desde este punto de vista turístico. Factores naturales (pai-
1%
Cultura/costumbres
7% 2% 4%
Arte/Monumentos/Historia
17%
33% Tranquilidad
15% Gastronomía
21%
Naturaleza
Conocer gente
Buenos alojamientos
Antigüedades
sajes, flora, fauna,...), culturales (historia, arte, tradiciones,...), gastronómicos, etc. se convierten en ele-
mentos indispensables a la hora de ofrecer un paquete de ofertas, aunque tampoco debemos perder de
vista otros factores de carácter externo, que tienen, también, su repercusión sobre esta actividad (infraes-
tructuras, comunicaciones, red hostelera, alojamientos,...). Estos potenciales han de servir a las entidades
públicas y privadas para desarrollar acciones concretas en torno al turismo.
A. Recursos Históricos
La Moraña es un territorio que ha evolucionado con los tiempos, pero su mayor peso político y cul-
tural lo vivió durante la Edad Media. Arévalo fue en los siglos XIV y XV, junto a Madrigal de las Altas Torres,
una de las villas en las que residía el rey que articulaba y gestionaba toda la Corona de Castilla. Es pre-
cisamente este legado, uno de los aspectos vitales, que debe convertirse en uno de los pilares básicos para
el desarrollo turístico, ordenado y sostenible, de la zona. En los últimos años, el turismo cultural está en
alza y es, además, una de las principales alternativas para el despegue de la actividad turística en la
comarca y la consolidación de un soporte que la diferencie del resto de las zonas. Ahora sólo hay que esta-
blecer un esquema de trabajo coordinado e integral que permita vender un producto, ante todo de cali-
dad. Zonas de la meseta castellana parecidas a ésta ya han creado mecanismos de atracción turística a
partir del arte o tradiciones arraigadas. Los recursos históricos han de ser la principal fuente de atracción
y de reclamo, lo cual hay que complementar, posteriormente, con el rico legado arquitectónico y artís-
tico. En las siguientes líneas destacaremos los principales hechos históricos que se produjeron en la
comarca y que se deben resaltar:
La Moraña fue una comarca que estuvo directamente vinculada a la monarquía durante la Edad Media,
sobre todo en las localidades de Arévalo y Madrigal de las Altas Torres donde se ubicaban sendos Palacios
Reales. Tras su boda, Juan II de Castilla (1420), hace donación del señorío de Arévalo y Madrigal, que
En Arévalo vive, durante más de 30 años Isabel de Portugal, la difunta de Juan II, que estará al cui-
dado de su madre y sus dos hijos. La educación de Isabel la Católica se lleva a cabo en el Palacio are-
valense de la Plaza del Real , actualmente desaparecido. Es muy conocido por todos los habitantes de
Arévalo el desagrado de la joven futura reina por la fuerte tradición de los encierros y corridas de
toros que se celebraban, aunque era obligada a verlos desde la balconada de la Casa de los Sexmos
de la Plaza de la Villa. Será en este mismo edifico donde años más tarde, en 1494, se ratificó la firma
del Tratado de Tordesillas con el que la Corona de Castilla y Portugal se reparten las nuevas tierras des-
cubiertas en Ultramar (Guerra et al., 1993). También es muy popular la devoción de Isabel por la Virgen
de las Angustias, patrona de la Villa de Arévalo. La última visita que ésta realizó a Arévalo fue en
1495, para visitar a su ya moribunda madre que fallecería un año después y cuyos restos descansa-
ron junto a su madre en el Convento de San Francisco, aunque posteriormente fueron transladado
a la Cartuja de Miraflores en Burgos.
La población morisca en Arévalo también fue bastante representativa. Ésta creció de forma progre-
siva hasta finales del S.XV e inicios del S.XVI , cuando el numero de familias se situó en las 140 (Cabo
Alonso, 1989). En 1690 la población morisca disminuyó de una forma brusca censándose tan sólo 35 fami-
lias en la villa, que se mantuvieron por su condición de moriscos viejos. Un año más tarde el administrador
Juan López Criado y el alguacil Miguel Padrillo realizaron el “registro de Vecinos y Propietarios de las Casas,
Molinos, Hornos, Huertas y Heredadas”, cuyo resultado cifra el número de vecinos de Arévalo en 384,
de los cuales el 9,11 % del total era población morisca vieja.
Fiel testigo de la confluencia de las tres religiones en Arévalo es la permanencia de algunos nombres
de calles la zona del arrabal, como la Principal de la Morería o la simbología decorativa de determina-
dos templos, como por ejemplo la Estrella de David (símbolo judío) de la Iglesia de San Miguel (S.XII).
Misticismo y Religión
Una de las principales figuras de la mística española, San Juan de la Cruz, nació en 1542 en La
Moraña, más concretamente en la localidad de Fontiveros. Debido a la muerte de su padre cuando tenía
un año de edad y a la sucesión de años de penuria y hambruna, su madre, Catalina Álvarez, se vio obli-
gada a instalarse en Arévalo entre 1548 y 1551. Ahí trabajó como tejedora, pero su precaria situación
le obliga a dirigirse a la ciudad vallisoletana de Medina del Campo.
Otro religioso y literato de reconocido prestigio en la historia de nuestro país es Fray Juan Gil, que
moró en el Convento de la Santísima Trinidad de Arévalo, hoy en ruinas, y que contribuyó a la libera-
ción de un nutrido grupo de cautivos en Argel, entre los que se encontraba el escritor más celebre de la
literatura Española, Miguel de Cervantes.
El Convento Agustino Extramuros de Madrigal de las Altas Torres también se empapa de un impor-
tante valor histórico y literario ya que en 1591 moría en él, Fray Luis de León, otro de los religiosos más
prestigiosos de la literatura española.
B. Recursos Artísticos
Junto a los recursos históricos, el patrimonio artístico se convierte en otro de los principales pro-
pulsores para el despegue de la actividad turística en la comarca y constituye el soporte material
perfecto que enmarca los diferentes hechos históricos sucedidos a lo largo de los siglos. Su esplen-
dor en la época medieval hizo que se fraguase una destacadísima huella artística y monumental.
Son muchas las joyas artísticas con las que cuenta la comarca, pero no pueden ser disfrutadas
adecuadamente por lugareños y turistas ante la falta de mecanismos adecuados para su explota-
ción y visita. Es cierto que se han diseñado rutas y se ha potenciado la realización de estudios e inven-
tarios de este patrimonio, aunque todavía no se ha sabido difundir y transmitir de una manera inte-
Arquitectura Mudéjar
Las obras pictóricas y gráficas son más reducidas en cantidad, aunque no por ello desmerece su
calidad. Casi en su totalidad son cuadros de contenido religioso y pinturas murales de excepcional valor
cromático. Sin duda, la mejor muestra es la pintura mural del ábside de la Iglesia de Santa María de
Arévalo, en la que se simboliza el Pentocrátor con una mandorla y los tetramorfos, decorado todo ello
con figuras, alegorías y cenefas.
En 1970 Arévalo fue declarado Conjunto Histórico Artístico, por Decreto de 21 de marzo. Esta villa,
además, cuenta con importantes Monumentos Nacionales como la Iglesia de la Lugareja, la Plaza de la
Villa y la Iglesia de San Martín, por Decreto de 3 de junio de 1931, y Bienes de Interés Cultural como su
Castillo, las Iglesias de San Juan y San Miguel y el Puente de Medina y su arco. Le fue concedido el Premio
de Turismo de Castilla y León en 1991, por la magnífica iluminación de sus torres y sus más ilustres
monumentos. El castillo, los restos amurallados, sus casonas y palacios, calles, plazas, conventos y
monasterios, conforman, junto a sus iglesias la ciudad por excelencia del “Foco Mudéjar Castellano”, junto
a otras como Madrigal de Altas Torres, Sahagún, o Cuellar (Guerra et al., 1993).
Pero esta riqueza patrimonial no sólo se centra en Arévalo, sino que se extiende al resto de nú-
cleos de la comarca, si bien la mayor concentración se da en Madrigal de las Altas Torres que cuenta con
tantos Bienes de Interés Cultural como Arévalo. Los otros monumentos de reconocido prestigio son:
A estos se les unen los Bienes de Interés Cultural de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta
de Castilla y León que son en total 23 monumentos, la mayor parte de carácter religioso (ver tabla 6.1).
C. Recursos Ambientales
Variedad de Ecosistemas
Madrigal AA TT La Villa CH — —
La Riqueza Cinegética
El cochinillo asado o “Tostón”, como comúnmente se le conoce en La Moraña, es uno de los ele-
mentos que mayor atracción tiene desde un punto de vista turístico. Pero debemos dejar claro que la
explotación de este plato tan especial se circunscribe a Arévalo, el núcleo que carga con el peso de
la presentación y venta final del producto, aunque la cría del tostón se desarrolla en todos los muni-
cipios de la demarcación.
De entre los dulces típicos de Arévalo y su comarca podemos destacar los hojaldrados o “Jesuitas”,
mantecadas, empiñonados, y las tortas de Behedor y de chicharrón.
El análisis de la demanda turística tiene que servir para dar respuesta a ciertas cuestiones relativas
a los gustos y las tendencias predominantes de los turistas que visitan la comarca. Ante la falta de fuen-
Las buenas comunicaciones por carretera con las que cuenta la comarca y su proximidad con gran-
des centros urbanos, hacen de Arévalo uno de los principales destinos de la zona. El 41% de los visitan-
tes proviene de la comunidad madrileña lo que explica que con el eslogan “A una Hora de Madrid” el
Ayuntamiento de Arévalo, junto a otros seis más, entre los que se encuentra el Ayuntamiento de Madrigal
de las Altas Torres, acudan cada año a la Feria Internacional de Turismo en Madrid (FITUR). Siguiendo a
éstos, los castellano-leoneses ocupan el segundo lugar, un 23% del total, de los cuales el 8% procede de
la misma provincia de Ávila. Dentro de la región son los vallisoletanos los que más acuden a la villa de
Arévalo. Del resto de visitantes, tan sólo resaltar, que la zona este y noreste de la Peninsula es la tercera
que más número de turistas deja en nuestra zona , sobre todo la Comunidad Valenciana y Cataluña.
Mientras, el origen de menor incidencia en Arévalo es el procedente del sur, Castilla – La Mancha y
Extremadura, influenciado por factores como la distancia o el parentesco paisajístico y cultural (ver
Figura 6.7).
La falta de una política adecuada y unos objetivos concretos afectan a la difusión y divulgación de la
oferta turística comarcal. Resulta revelador que el 80% de los turistas que acuden a Arévalo lo hagan por-
que ya lo conocían o, simplemente, porque seguían las recomendaciones de conocidos (ver Figura 6.8).
Habría que intensificar las labores encaminadas a la promoción de la zona a partir de la distribución de
material publicitario en ferias, oficinas o patronatos de turismo, sin olvidar la publicación y edición de artí-
culos y reportajes en medios especializados. Las nuevas tecnologías y los paquetes ofertados por las
agencias de viajes son otros de los mecanismos que se pueden utilizar para atraer nuevos visitantes pro-
cedentes, incluso, de fuera de nuestras fronteras.
Son los atractivos históricos y artísticos de La Moraña los motivos que justifican la elección de Arévalo
como destino turístico (ver Figura 6.10). Sin embargo no se están llevando a cabo acciones encami-
nadas a la exaltación de estos recursos. A pesar de contar con un casco histórico y artístico de gran
Madrid
2% 12% 4% Ávila
Sur
7%
15% 8% Norte
Centro
Este-Noreste
Extranjero
Figura 6.8
Modo de conocimiento de la Oferta Turística en Arévalo
46,7% Ya lo conocía
31,0%
Revista/Folletos
Internet
19,5%
Agencia de Viaje
Por conocidos
0,5% 2,4%
valor y belleza, el turista no puede disfrutar de ellos por la mala gestión desarrollada desde las
Administraciones Públicas, con el consentimiento de entidades privadas muy implicadas en el turis-
mo como las hosteleras. Los recursos no explotados ni puestos en valor son, precisamente, la causa
de que la mayor parte de los turistas que acuden a la comarca, se queden como mucho un día ya que
en poco tiempo han acabado con las posibilidades que se les ofrece. Toda la riqueza histórico-artís-
1
Zona Sur: Andalucía, Murcia, Canarias, Ceuta y Melilla
Zona Norte: Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra y La Rioja.
Zona Centro: Castilla - La Mancha y Extremadura
4,9%
2,9% 2,9% 1 mañana
4,9%
1 tarde
32,5%
1 día
33,5% 18,4%
2 días
3-7 días
8-15 días
> 15 días
tica que constituye la narración de lo que fueron nuestros municipios en el pasado, sufren en muchos
casos, un profundo deterioro derivado del transcurrir de los siglos y de su mal estado de conserva-
ción . Este es el caso del convento de extramuros de Madrigal de las Altas Torres, fundado en 1353, y
que hoy presenta un aspecto deplorable y ruinoso, o la situación del castillo de Rivilla de Barajas y de
tantas iglesias que muestran grietas y derrumbamientos, como la Iglesia de San Martín de Arévalo,
Monumento Histórico Artístico, que sufre un grave deterioro en su interior. Esta desidia puede des-
embocar en la irrevocable desaparición de los edificios, principalmente aquellos que son de propie-
dad privada y donde las Administraciones Públicas ven dificultada su intervención. Ejemplos de pér-
didas patrimoniales se pueden encontrar en palacios que fueron derribados en su día, como el Palacio
Real de Arévalo construido por Enrique II (1369-1379), y derruido en 1976 o el del Conde de Miranda
de Horcajo de los Torres (S.-XVI) que acabó en ruinas fruto de su progresivo abandono.
Figura 6.10
Motivos del Turista para visitar Arévalo
1,3%
4,5% 1,6% Arte
3,2% 3,8% Naturaleza
Gastronomía
45,5%
25,6% Compras
14,4% Familiares
Vacaciones
Trabajo
Ocio
Figura 6.11
Debilidades detectadas por el Turista
1% 1%
Conservación Edificios Históricos
4% 4% Abrir monumentos/Visitas
7% 23%
Mejoras del Entorno Medio Amb.
14% Señalización
5% 36% Mejoras Entorno urbano/aparcam.
5%
Mayor propaganda turística
Más lugares de ocio
Medios de transporte
Abrir antes los comercios
Gente más atenta
El sector de los transportes cuenta con una significativa presencia dentro de la comarca. De nuevo
es Arévalo el que con 47, una mayor cantidad de altas tiene, seguido de Fontiveros (13 licencias)
Sanchidrían (10), Madrigal de las Altas Torres (9) y Nava de Arévalo (9).
La debilidad y la falta de vertebración sectorial ha hecho que surga en Arévalo una asociación de
transportistas, UNIATRAMC (Unión de Pequeños Autónomos del Transporte y las Comunicaciones), cuya
principal función es la de proteger al pequeño transportista de los grandes del sector y luchar por unas
mejores condiciones laborales de los mismos. Esta asociación, que nació en el mes de diciembre de 2000,
tiene un carácter provincial aunque su origen está en la localidad de Arévalo. En estos momentos la
flota de UNIATRAMC constituye el 55% del total en la comarca, aunque esta cifra va incrementándose
debido a continuas nuevas afiliaciones. UNIATRAMC facilita la adquisición de gasoil, seguros y mate-
riales de recambio a un precio más económico a fin de facilitar el trabajo y reducir costes. Entre sus
L
os servicios a la población engloban una amplia gama de actividades esenciales para la
vida de las personas y las familias. En el entorno rural, caracterizado por el debilita-
miento de las estructuras demográficas, constituyen elementos clave en el manteni-
miento de los efectivos de la población. De todo ello surgen preguntas como la proximidad y la acce-
sibilidad a estos servicios para los usuarios o su frecuencia de uso. Tenemos que ser conscientes
de que la oferta evoluciona en función de su disponibilidad y que se gestionan para el bienestar
social. Depende, asimismo, de un umbral mínimo decidido de manera administrativa (por ejem-
plo el número de alumnos se considerada suficiente para mantener un colegio) o en función del
número de voluntarios con el que se cuenta (caso de algunos servicios culturales). Además debi-
do a la baja densidad demográfica, los servicios tropiezan con una cierta irregularidad en la deman-
da y deben de encontrar formas de organización que permitan compensar tal desventaja. Es este
un elemento que hay que cuidar mucho ya que es uno de los principales factores de bienestar
social y su deterioro repercute muy negativamente en la población local.
En un primer momento, en la época de las políticas de ordenación de las zonas rurales, que marcó
el S. XIX y primera mitad del S. XX., prevaleció la tendencia de aproximarlos a la población insta-
lando los básicos en todos los pueblos (colegios, servicios postales, sanidad,...).
7.1.1. Sanidad
Los diferentes municipios del Área Funcional de Arévalo se agrupan en cinco zonas básicas de salud
(ver Figura 7.1), las cuales articulan la sanidad en la comarca. Todos los pueblos, incluso la mayor parte
de sus anejos o poblados, cuentan con un consultorio médico, en el que se atienden las necesidades
mínimas y el médico pasa consulta de una forma periódica varios días a la semana. Ante urgencias
o problemas de salud de mayor relevancia los enfermos han de desplazarse al Centro de Salud de su
zona, el cual se encuentra, por regla general, en el núcleo de mayor población.
Las mayores debilidades que se diagnostican en este sector vienen dadas por la lejanía existente
en algunos municipios a los centros hospitalarios, ubicados en Ávila. Hay municipios de la comarca
que se encuentran más cerca de otros como el de Medina del Campo. Al mismo tiempo también hay
que hacer referencia a la inexistencia de ambulancias medicalizadas con personal sanitario incorporado.
En la actualidad éstas sólo están dotadas de conductor al que no acompaña ningún médico o auxi-
liar. En el caso de los accidentes de trafico o laborales no hay asistencia al accidentado “in situ” y se
tiende a la rápida evacuación hacia un centro sanitario. Además las ambulancias existentes en la comar-
ca son o bien privadas o de los servicios de voluntariado de Cruz Roja.
Figura 7.1
Zonas Básicas de Salud en La Moraña
7.1.2. Educación
Tabla 7.1.
Relación de Colegios Rurales Agrupados de La Moraña
El Área Funcional de Arévalo cuenta con nueve centros públicos de Enseñanza Secundaria, dos de
ellos concertados y el resto públicos. Cuatro se ubican en Arévalo y el resto se reparten entre Bercial
de Zapardiel, Crespos, Fontiveros, Madrigal de las Altas Torres y Sanchidrián, aunque en estos últimos
el número de alumnos es muy bajo ya que sólo se cursa hasta segundo curso de ESO, pasando pos-
teriormente a cualquiera de los centros de la cabecera comarcal. Es de hecho, en los institutos de Arévalo,
donde se concentra la mayor parte de la oferta educativa de la comarca.
Las mayores debilidades que se detectan en este sector son los problemas derivados del traspor-
te de los alumnos ajenos a la localidad donde se ubica el centro. En la actualidad la Administración
Pública sólo está obligada a proporcionar transporte en la educación obligatoria, el cual pueden uti-
lizar los alumnos de su misma localidad que estén cursando otro tipo de enseñanzas. El problema se
plantea en aquellos pueblos que no cuentan con alumnos de enseñanzas obligatorias y, por tanto,
el transporte no llega a hasta ellos.
También hay que poner de manifiesto la escasa oferta formativa de la comarca, sobre todo en
módulos de formación profesional. El despegue industrial de algunas ciudades como Arévalo acrecienta
las posibilidades de empleo, pero, muchas veces la cualificación de los trabajadores no es la deseada
por los empresarios y directivos de las grandes factorías.
La Moraña cuenta con un Centro Comarcal de Educación de Adultos que aúna esfuerzos por con-
seguir un mayor grado de formación de las personas que no están en edad escolar. Lo que se persi-
gue son objetivos muy concretos en función de la persona que lo demanda y las carencias cualifica-
tivas que ésta presenta. Su ámbito de actuación se extiende a todo el Área Funcional y, aunque su prin-
cipal centro de acción se encuentra en Arévalo, también se imparte docencia en otros núcleos, en
función de los alumnos matriculados, como en Madrigal de las Altas Torres, Sinlabajos, Palacios de Goda,
Crespos o Sanchidrián.
Los alumnos de este centro son personas en edad activa que desean acceder al mercado de trabajo
o precisan de una base que les posibilite su promoción, así como personas analfabetas que han deci-
dido adquirir unos conocimientos básicos. En la actualidad también acuden colectivos sociales con unas
características y unas necesidades específicas (etnias, disminuidos físicos y psíquicos, extranjeros,...)
que requieren acciones intensivas singularizadas, y que posteriormente, a fin de evitar acciones mar-
ginadoras, deberían incorporarse a los sistemas normalizados.
En La Moraña todos las localidades tienen cubiertos los servicios de seguridad gracias a los cuerpos
de la Guardia Civil. Tan sólo Arévalo, por su mayor peso, cuenta con un equipo de Policía Local. En la
comarca se contabilizan seis cuarteles de la Guardia Civil Rural, instalados en Arévalo, Madrigal de las
Altas Torres, Fontiveros, Crespos, Villanueva de Gómez y Adanero. Sus patrullas móviles se encargan de
garantizar la seguridad de los residentes en los municipios que abarcan sus correspondientes demarca-
ciones (ver Figura 7.3). A la Guardia Civil Rural se le une un cuerpo especial de tráfico encargado de velar
por el cumplimiento de las reglas y las demás acciones que les competen. En esta ocasión todos los efec-
tivos dedicados a tal efecto para la zona que estamos analizando tienen su centro de actuación en el
Cuartel de Arévalo. Un total de 24 guardias y un subteniente que cuidan por el cumplimiento de la nor-
mativa viaria. Los cuarteles comarcales carecen de Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) y
los efectivos que se encargan de la vigilancia de los medios naturales de la comarca proceden de la capi-
tal abulense.
Figura 7.3
Cuarteles de la Guardia Civil en La Moraña
7.2.1. Las Comunicaciones intra e intercomarcales. Puntos que hay que activar
La Moraña actúa como un territorio de tránsito entre algunos de los espacios económicos de mayor
relevancia a escala regional y nacional. Paso obligado entre las comunicaciones de Madrid con zonas del
noroeste como La Coruña, El Ferrol o Lugo, incluso algunas ciudades del País Vasco, o del centro de
Portugal. Ni que decir tiene su implicación con otros espacios regionales en su camino hacia la capital del
país, entre los que destacan Salamanca, Valladolid, Zamora o León (ver Figura 7.4).
La comarca está muy bien vertebrada por diferentes ejes que facilitan la comunicación con el exte-
rior y, principalmente, con las grandes ciudades del contexto regional y nacional. El este de la comarca está
vinculado a La N-VI y la AP- 6, que facilitan los flujos con Madrid, Medina del Campo, Tordesillas,
Benavente, Valladolid o León y la C-601, y la N-403 que favorecen la conexión con la capital provincial a
los municipios orientales. Los municipios del norte se articulan longitudinalmente con la N-VI y la C-610
que se cortan perpendicularmente por la C-605 que une Zamora con Segovia. La zona más meridional queda
comunicada por la N-501 (Salamanca – Ávila) y la C-803 que une Sanchidrián con San Pedro del Arroyo
y conecta, de este modo, la N-VI con la N-501, posibilitándo los intercambios entre Madrid y Salamanca.
En el interior de la comarca queda un vacío de carreteras y tan sólo, las comunicaciones se desarrollan
dirección N-S siguiéndose dos ejes como son la AV-801 que conecta Villanueva del Aceral con la N-501 y
las AV-802 / AV-804, que unen Arévalo con las proximidades de la capital abulense. El resto de municipios
se comunican por medio de carreteras provinciales y locales, que en algunos casos, muestran un mal
estado de conservación por las bajas inversiones que se dedican a tal efecto.
Adanero (AP-6) se desdobla en carretera convencional como alternativa, aunque hay que solven-
tar el paso del Sistema Central a través del puerto de Guadarrama. El intervalo de Autopista evita
este accidente orográfico y dinamiza de forma mucho más rápida los desplazamientos entre Madrid
y la comarca morañega, que en coche, distan poco más de la hora. El tramo de Autopista Villalba-
Adanero lleva funcionando desde 1969 y, en la actualidad, es gestionado por la empresa IBERPIS-
TAS. Esta arteria, a su vez, sirve para descongestionar económica y demográficamente el Área
Metropolitana de Madrid y descentraliza actividades de ocio o segunda residencia e incluso de
residencia permanente, a zonas cercanas que están dotadas de unas mejores condiciones ambien-
tales. Al mismo tiempo es una infraestructura de gran capacidad de absorción con un flujo circu-
latorio que oscila entre los 15.000 y 20.000 vehículos al día (CES, 2002).
La N-501
Se trata de una vía de comunicación que une las capitales de las provincias de Salamanca y
Ávila y sirve de enlace con la N-620 que une Salamanca y la frontera de Portugal con enlace direc-
to con la ruta compuesta por las IP2 – N3 – IP 6 – N3 y A1, destino Lisboa. Con una circulación dia-
ria de entre 5.000 y 7.500 vehículos, se convierte en un ramal de primer orden para las relaciones
transfronterizas entre España y Portugal. Esta vía se encuentra incluida dentro del Plan de
La N-601 y la N-403
La N-601 ha de asociarse a la N-403 ya que desempeñan una función de vertebración provin-
cial y comarcal y de enlace con otras zonas de la región como Valladolid y su entorno, principal-
mente, además de servir de unión con provincias extrarregionales como Toledo, aunque debido a
la distancia y a los accidentes topográficos que hay que salvar, su repercusión sobre la comarca es
casi inexistente. La N-601 está perdiendo funcionalidad en los flujos de mercancías y viajeros desde
la capital del país a la de la región y viceversa, puesto que está cobrando un mayor peso la N-VI, que
contribuye a desplazamientos más rápidos e incrementa su capacidad. En cambio la N-403 se con-
vierte en la principal vía de acceso a la ciudad de Ávila por las características de la calzada y su tra-
zado, sobre todo para los municipios más orientales de La Moraña. Esta última cuenta con una
afluencia de vehículos que se sitúan entre los 2.500 y los 5.000 por día.
La C-803
La C-803 canaliza el tráfico desde la N-501 a la N-601 y a la N-VI/AP6 y potencia las relaciones
y los intercambios entre el Área Metropolitana de Madrid con Salamanca y el Norte-Centro de
Portugal. Esta vía tan sólo pasa por los municipios de Sanchidrián y Hernansancho, aunque sirve
para la comunicación del oeste de la comarca con Madrid. Se tienen previstas actuaciones por tra-
tarse del eje que conecta con la N-501, la futura autovía de Ávila-Salamanca, la N-403 y la AP-6.
La C-605
Esta vía de comunicación permite las rápidas comunicaciones entre toda la zona norte de la
comarca. Se trata de un eje que une Zamora con Segovia y que articula parte de las comarcas de
las campiñas del sur del Río Duero y enlaza sus cabeceras funcionales (Fuentesaúco, Arévalo y Santa
María la Real de Nieva). De ella parten, sentido sur, la AV-801 y la AV-802, dos vías que desembo-
can en la N-501 de modo que al tiempo que articulan el interior comarcal facilitan las relaciones
de estos núcleos con Ávila capital, Madrid y Salamanca. Las AV-801 y AV-800, prolongación esta últi-
ma de la primera a su paso por Fontiveros, han sufrido un proceso de ampliación de la plataforma
y mejora del firme, ya que se han de convertir en el principal canalizador del tráfico desde Arévalo
y la N-VI con la futura Autovía Ávila – Salamanca. Estas intervenciones facilitarán las comunicaciones
de todos los municipios del norte de la comarca y permitirá un enlace rápido con la
N-501, futura autovía.
La C-610
El vértice noroeste del área de análisis está atravesado por esta carretera, que une las dos
cabeceras funcionales extracomarcales más próximas, como son Peñaranda de Bracamonte
(Salamanca) y Medina del Campo (Valladolid), las cuales quedan, de este modo, bien comunicadas
con Madrigal de las Altas Torres. Se forma así otro corredor de comunicación, hacia Salamanca, tanto
para los habitantes de la comarca como para los residentes en capitales como Segovia.
La red viaria morañega, ha de considerarse un entramado amplio que sirve a niveles de pobla-
ción más altos que las medias nacionales y regionales. Así, la densidad demográfica de la red via-
Más significativo es el índice de densidad territorial de la red morañega, que también cuenta con
mayores niveles que el resto de entidades administrativas de orden superior (ver Figura 7.6). Esta
Figura 7.5
Densidad Demográfica de la Red Viaria
25
20
15
10
0
Moraña Ávila Castilla y España
León
Km/1000 hab
Figura 7.6
Índice de Densidad Territorial de la Red
40
38
36
34
32
30
28
Moraña Ávila Castilla y España
León
Km/100 km2
En el interior comarcal se forma, una amplia maya de vías que permite la conexión entre los dife-
rentes núcleos rurales. Además la conectividad de éstos con las cabeceras y las subcabeceras se
muestra como un elemento decisivo en las estrategias de desarrollo. La proliferación de pueblos obli-
ga, muy a pesar de las debilidades del soporte demográfico, a la existencia de una red colectora que
aunque se extiende por buena parte del territorio, se ve afectada por una defectuosa composición téc-
nica y una comprimida cabida de canalización del tráfico. Estas deficiencias estructurales de las vías
de comunicación están acompañadas de una mala conservación que llega a hacer de estas pistas, en
algunos casos, lugares intransitables. Su conservación es una variable muy a tener en cuenta puesto
que influye en aspectos como la seguridad y la calidad de los desplazamientos, aunque esta consideración
no es tenida muy en cuenta en los planes sectoriales de
infraestructuras, más preocupados por la generación y
construcción de nuevas vías. No obstante estas carrete-
ras cumplen un papel fundamental para garantizar la
movilidad en el mundo rural y abre caminos hacia una
nueva y correcta ordenación del territorio.
Frente a la funcionalidad del corredor formado por la línea de tren Madrid – Irún, nos encontra-
mos la línea que une Salamanca con la capital abulense. Un recorrido compuesto por una vía sim-
ple sin electrificar, cuya única funcionalidad es la de comunicar estas dos ciudades. Carece de una
demanda fuerte y se mantiene funcionando por la existencia de convenios entre RENFE y la
Administración Regional y los Ayuntamientos, lo que ha contribuido a una mejora de las infraestructuras
tanto de la vía como de las estaciones.
Dentro del Plan Director de Infraestructuras en Castilla y León (2001-2013) se recogen acuerdos de
financiación que afectan a los tramos de la línea Madrid-Irún, comprendidos entre Ávila y Medina del
Campo, que irá unido con la supresión de pasos a nivel. Las fuertes inversiones que está realizando
la Administración en la consolidación de redes ferroviarias de alta velocidad, está incidiendo en una
menor inversión en las líneas ya existentes, reduciéndose de este modo su competitividad. El ferro-
carril convencional está dejando de ser modernizado lo que le rodea de un cierto grado de retroceso,
que repercute muy negativamente sobre él.
El abastecimiento de agua para el consumo humano se presenta como un problema de alto rango
dentro del territorio morañego. El conjunto total de municipios del Área Funcional de Arévalo cuen-
ta con un volumen global de almacenaje de agua en depósitos de 10.662 m3 , que se canaliza por una
red de conducción de 26.050 m. y se distribuye por un entramado de tuberías de 176.142 m. En tér-
minos generales el estado de los depósitos y de las redes de canalización es bueno, observándose
mayores deficiencias en las redes de distribución.
Éstas presentan un mantenimiento bastante deficitario ya que, tan sólo, el 52% se encuentra en
buena situación. Los pueblos con mayores deficiencias en este campo son Crespos y Villanueva de Gómez,
que, respectivamente, con un 70,16% y un 100% de su red de distribución de agua en mal estado,
son los casos más negativos.
La sobreexplotación del acuífero y la contaminación de las aguas por arsénico está obligando a
las Administraciones a tomar medidas urgentes para solventar tal circunstancia. En Arévalo se ha cons-
truido una potabilizadora para la captación de agua del río Adaja destinado al consumo de las pobla-
ciones más afectadas por los altos índices de arsénico. Los núcleos de población incluidos en el pro-
yecto son los correspondientes a Arévalo, Aldeaseca, Canales, Fuentes de Año, Fuente el Sauz,
Langa, Nava de Arévalo, Palacios de Goda y Villanueva del Aceral. La Junta de Castilla y León vio la
necesidad de tomar medidas urgentes ante los elevados niveles de arsénico detectados, en muchas
ocasiones superiores a los 50 microgramos/l. De este modo se ha construido en Arévalo una Estación
Potabilizadoradora (ETAP) con la que se pretende garantizar un abastecimiento de agua de calidad
dando cumplimiento a las directivas europeas. El agua potabilizada y captada del río se distribuye
a todos aquellos pueblos en los que es técnicamente posible. La captación de agua es de un caudal
de 88 l/seg. y se toma del río Adaja a su paso por el paraje de “La Canaleja” en Arévalo desde donde
se impulsa hasta la ETAP. Una vez allí el agua sigue procesos de preoxidación y floculación, decan-
tación,filtración, desinfección, expansión y desecación , para posteriormente ser almacenada en un
depósito de 6.000 m3. Una vez depositado el agua sigue dos caminos mediante bombeo, uno hacia
Arévalo, para el abastecimiento local, y otro hacia la localidad de Donvidas donde se ha instalado un
deposito desde el que por gravedad el agua llegará al resto de municipios. Para solucionar el problema
del arsénico en localidades más alejadas como Muñomer del Peco, Papatrigo o Albornos se instala-
rán plantas potabilizadoras individuales.
Las aguas superficiales de La Moraña, están expuestas a su perturbación por vertidos derivados
de la acción humana. Tanto los ríos como las lagunas pueden ser alterados por la acción nociva de
vertidos industriales ilegales, la dispersión de sustancias químicas agresivas provenientes, por ejem-
plo, de productos fitosanitarios o pesticidas químicos utilizados en la agricultura, o por el desagüe
de aguas residuales de los núcleos de población. Tan sólo el 13,55 % de las aguas residuales emi-
tidas por el conjunto de la población comarcal , estimada en 1.687.556 m3, siguen algún tipo de tra-
tamiento de depuración. La pobre capacidad de depuración de las aguas residuales desemboca, en
un alto grado de emisión de sustancias nocivas a las aguas de arroyos, ríos y lagunas. Los únicos muni-
cipios poseedores de algún tipo de depuración son Cabezas del Pozo, Cisla, Langa, Madrigal de las
Altas Torres y Nava de Arévalo, aunque este último tan sólo trata el 17,6% de sus aguas. La situación
La producción anual de residuos sólidos tiene una capacidad estimada que se sitúa por encima de
las 9.500 Tm/año. Para reducir los costes en estas tareas, los pequeños municipios de la comarca se
agrupan en mancomunidades que en su conjunto son las que se encargan de administrar este tipo
de actividad. Los limitados recursos de sus Ayuntamientos no les proporcionan suficiente autonomía
a la hora de poder hacerse cargo de una forma individual de la recogida de las basuras. En estas man-
comunidades se comparte material, personal, etc. y, de este modo, se minimizan los costes y se mejo-
ra el servicio. Sólo los municipios con mayor peso demográfico son los que tienen la suficiente capa-
cidad y autonomía para poder ejecutar las tareas, caso de Arévalo y Nava de Arévalo, entre otros. El
Figura 7.7
Mancomunidades de Recogida de RSU
La Mancomunidad de Madrigal de las Altas Torres está compuesta por un total de diez municipios,
de la vertiente noroeste de la comarca. Su ocupación, además de la recogida de vertidos sólidos urba-
nos, está encaminada al arreglo de caminos, mantenimiento de desagües y redes de alumbrado y
cuenta con un servicio de extinción de incendios.
La Mancomunidad Tierras de Moraña está compuesta por la mayor parte de las localidades de la
comarca, casi el 60% de los municipios, los cuales comparten las labores de la recogida de basuras y
del arreglo de camino rurales.
La última mancomunidad que agrega pueblos de la comarca es la de Riberas del Adaja aunque está
formada por otros núcleos de la comarca agraria que se extienden al sur del territorio que nosotros
hemos delimitado, algunos de los cuales lindan con las estribaciones de la Sierra de Ávila. En este caso
las competencias mancomunadas se limitan, sólo, a la recogida de basuras.
Parece, por tanto, que la recogida de basuras está más o menos organizada dentro de la comar-
ca. No obstante nos encontramos con un grave problema a la hora de almacenar esos residuos en los
vertederos municipales o mancomunales. Dentro del Área Funcional de Arévalo se pueden diferenciar
26 vertederos de características muy parecidas y con impactos bastante acusados para el medio. Estos
basureros carecen de una planificación ordenada para su buena gestión. La mayoría son incontro-
lados y no siguen ningún tipo de compactación o recubrimiento que permita su correcto almace-
namiento, el ahorro de espacio y evite la propagación de malos olores. La pésima administración y el
escaso control sobre estas áreas incide en una anárquica distribución de las basuras y en una gran hete-
rogeneidad de las mismas. En cualquier vertedero morañego podemos encontrarnos residuos sólidos,
escombros, desperdicios agrícolas, materias peligrosas y altamente contaminantes, incluso cadáveres
de animales. Este último aspecto es muy grave y crea una fuerte polémica por el alto riesgo de pro-
pagación de posibles epidemias o enfermedades para las cabañas ganaderas. El hecho de que sean
lugares sin vigilancia y que las estructuras de cerramiento estén muy defectuosas, facilita los accesos
a todo aquel que lo requiera, no existiendo ningún impedimento para depositar cualquier tipo de resi-
duo. Pero también tenemos que ser conscientes de las dificultades con las que se encuentran los gana-
deros a la hora de deshacerse de los ejemplares muertos al carecer la comarca de los mecanismos opor-
tunos para tal efecto.
Por otro lado, su ubicación es, en muchos casos, la menos conveniente por la gran cantidad de impac-
tos que provoca. Muchos de ellos se localizan en las proximidades de vías de comunicación generando
un impacto visual negativo y desequilibrios de tipo paisajístico, más cuando ocupan zonas totalmente
desprovistas de arbolado o arbustos que disimulen su presencia. Las externalidades se acentúan si
en esos enclaves se produce combustión de manera habitual, aumentando la contaminación atmos-
férica e incrementándose el riesgo de incendio, sobre todo en las proximidades a masas forestales
o tierras de cultivo. Tanto la acumulación de cenizas como la mala compactación y almacenaje reper-
cute negativamente en la composición química de las aguas subterráneas, por los procesos de lixiviación
del agua que precipita. Los elementos contaminantes que están retenidos en el suelo son arrastrados
por el agua que se infiltra hasta llegar a las bolsas de almacenamiento del subsuelo. No obstante la
En cuanto a las instalaciones culturales cabe señalar que son muy pocas y deficientes en la
comarca y que en su mayoría son centros de reunión social y de recreo para los habitantes, prin-
cipalmente, ancianos. Este déficit se demuestra de manera muy palpable en los complejos de las
bibliotecas, sólo existente en Arévalo. Ubicada, actualmente, en el edificio de la Alhóndiga su esta-
do es bastante deficiente y se ha quedado pequeño para albergar la totalidad de sus fondos. Sus
servicios, además, han quedado obsoletos, por lo que han de tomarse medidas de mejora y de
ampliación. El resto de municipios suplen estos servicios con la visita periódica del Bibliobús o con
pequeñas bibliotecas municipales poco relevantes.
Diagnóstico Integrado
C
omo ya señalábamos en la introducción, una vez que conocemos la realidad socioeconómica
de la comarca debemos de sintetizar los principales problemas y potencialidades en el diag-
nóstico integrado. Se trata del resumen de los aspectos fundamentales del diagnóstico
territorial a partir de una presentación en tablas o fichas que de forma interrelacionada permitan la
rápida y fácil comprensión de las conclusiones alcanzadas. El método utilizado, en este caso, han sido
las matrices DAFO, en las que se enumeran las Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades más
representativas de la zona que estamos analizando. Las debilidades y las amenazas tienen como obje-
tivo detectar los problemas a los que se enfrenta la comarca. La diferencia entre unas y otras es que
las debilidades son aspectos que el territorio tiene de forma intrínseca, mientras que las amenazas son
negatividades que pueden repercutir a la comarca pero que vienen dadas por factores ajenos al terri-
torio estudiado. Estos mismos detalles son los que diferencian a las fortalezas de las oportunidades,
aunque en este caso los elementos que se resaltan son positivos. Pero el límite entre debilidades y ame-
nazas y fortalezas y oportunidades es muy tenue y muchas veces se plantean dudas de donde enmar-
car una u otra conclusión, pudiéndose plantear diferentes interpretaciones. Para solventar este con-
flicto se han decidido aglutinar en un mismo bloque las debilidades y las amenazas y en otro las for-
talezas y las oportunidades, para así no generar confusiones.
Debilidades - Amenazas
– Sobreexplotación y contaminación de las aguas – Escasez de figuras de protección
subterráneas y superficiales – Modificación paisajística
– Pérdida de biodiversidad – Incendios Forestales
– Degradación de recursos naturales y paisajísticos – Desertización
– Erosión de suelos – Prácticas económicas agresivas con el medio
– Clima riguroso – Deforestación y deslizamientos de laderas
– Escasa concienciación ecológica de la población – No prevención de riesgos naturales
Fortalezas - Oportunidades
Tabla 8.2
Recursos Humanos y Demográficos
Debilidades - Amenazas
– Despoblamiento
– Continuo decrecimiento
– Crecimiento natural negativo
– Tendencia a la desaparición de muchos núcleos
– Envejecimiento
de población
– Masculinización
– Falta de reemplazo generacional
– Bajo nivel cultural y formativo
– Emigración de gente joven
– Pequeño tamaño de los municipios
– Alto índice de población inactiva
– Alta tasa de desempleo de población joven y
– Deficiencias de formación y cualificación técni-
femenina
ca de los trabajadores
– Elevada tasa de desempleo de población sin cua-
– Gran fuerza de atracción de las ciudades
lificar
– Poca promoción de viviendas sociales
– Escasa vertebración social
– Deterioro de la arquitectura popular
– Bolsas de pobreza y marginación social
Fortalezas - Oportunidades
– Plan de Ayuda a la Vivienda
– Crecimiento de localidades como Arévalo y
– Plan Regional de Empleo
Tiñosillos
– Estrategia Regional para la igualdad de oportu-
– Potenciación de residencias secundarias
nidades entre hombres y mujeres
– Plan de Ayuda a la Natalidad
– Programas de Desarrollo Rural
A. Sector Primario
Debilidades - Amenazas
Fortalezas - Oportunidades
Debilidades - Amenazas
– Déficit de suelo Industrial
– Reducida cohesión empresarial y espíritu indivi-
– Problemas medioambientales
dualista
– Bajo desarrollo de sistemas innovadores y de
– Escasa actividad industrial
nuevas tecnologías
– Deficiente cualificación técnica
– Carencias formativas y profesionales
– Escasez de recursos financieros
– Debilidades energéticas en los polígonos indus-
– Carencias en los procesos de gestión
triales
– Debilidades en la calidad de los productos
– Economía sumergida en el sector de la cons-
– Poco espíritu empresarial
trucción
Fortalezas - Oportunidades
Debilidades - Amenazas
Fortalezas - Oportunidades
Tabla 8.4
Recursos Socioculturales y Turísticos
Debilidades - Amenazas
Fortalezas - Oportunidades
Debilidades - Amenazas
Fortalezas - Oportunidades
Objetivos
C
onocidos los problemas y las potencialidades de La Moraña llega el momento de marcar las
metas que queremos conseguir. Hay que definir cuales son los impactos que una vez des-
arrollado el plan se plasmarán en el territorio.
Las propuestas han de constituirse para Arévalo y su comarca como un instrumento de fomento para
alcanzar objetivos como el bienestar y la calidad de vida de sus habitantes: nivel de renta, espíritu
empresarial, creación de empresas, empleo, formación, patrimonio, etc. Ha de favorecer, también, la
integración territorial y la mejora de infraestructuras viarias, educativas, sanitarias, culturales,... para erra-
dicar la corriente de emigración por la escasez de oportunidades, especialmente, entre el colectivo de
jóvenes y mujeres. Desde la perspectiva económica, este plan comarcal, supondrá una potenciación de
la capacidad competitiva y de diferenciación territorial, mediante la activación del sector industrial,
fomento del desarrollo tecnológico, preparación adecuada de la mano de obra, aplicación de medidas
y acciones innovadoras,...
Los objetivos se presentan siguiendo un modelo jerarquizado con estructura en árbol (ver Figura 9.1).
Coronando todo el esquema, en primer lugar, nos encontramos con los objetivos globales que presi-
den todo proceso de planificación y que están reflejados en la Carta Europea de Ordenación del
Territorio, como son:
A continuación el programa operativo se completa con los objetivos generales centrados en cada
uno de los grandes subsistemas territoriales y de los diversos sectores económicos. A partir de ellos se
detallan los objetivos intermedios que se focalizan en áreas concretas y, por último, se estructuran
los objetivos específicos, el nivel más próximo a la realidad y que se alcanzan con la ejecución de
los proyectos finales. Según este esquema en tres niveles se han dispuesto los objetivos del plan que
se desarrolla a continuación.
A. Objetivo General
A. Medio Ambiente: Mejora de los elementos medioambientales y revalorización de los recursos natu-
rales
1. Conservación del Entorno paisajístico, natural y biológico
a. Mantenimiento de las masas forestales
b. Conservación y recuperación de zonas húmedas
c. Preservación de la biodiversidad
d. Protección paisajística
e. Incremento de las figuras de protección de espacios naturales
2. Calidad Ambiental
a. Recuperación del Acuífero
b. Descontaminación de aguas subterráneas
c. Depuración de aguas superficiales
d. Control sobre la contaminación y la degradación de los suelos
e. Calidad Atmosférica
f. Uso de Energías Alternativas
3. Concepción del Medioambiente como un instrumento de desarrollo Económico
a. Creación de Empresas
b. Conservación del medioambiente por ser una herramienta de trabajo
4. Prevención de Riesgos Naturales
a. Protección de los ecosistemas
b. Lucha contra el deterioro medioambiental
c. Prevención de problemas de salud humana derivados de desequilibrios medioambientales,
procesos de contaminación u otros asociados.
d. Planificación pública del medio ambiente (Agenda Local 21)
5. Concienciación Ecológica
a. Educación ambiental
Plan de Acciones
P
ara alcanzar los objetivos anteriormente definidos y dar solución a los problemas territoriales
detectados, llegamos a la última fase en la que se formula la estrategia de desarrollo que
enmarca las diferentes líneas de actuación y cuyas principales finalidades son:
A. Servir como marco de referencia a todas las actuaciones y medidas a poner en marcha, para el
cumplimiento de los objetivos fijados en el plan. Además debe recoger medidas concretas para
alcanzar esos fines, distribuidos en diferentes ejes estratégicos .
B. Servir como instrumento para la posterior evaluación del grado de cumplimiento alcanzado
durante la ejecución del proyecto y al final del mismo y su bondad para la consecución de los fines,
así como las causas que impidieron la realización de otras actuaciones que estuviesen previstas.
El plan de actuaciones también sigue un esquema jerarquizado, directamente relacionado con los
objetivos, que se desglosan consecutivamente en Ejes Estratégicos, Medidas de Actuación y Acciones,
tal y como observamos en la Figura 10.1. El Plan Estratégico diseñado para La Moraña se compone
de 100 acciones ordenadas en 25 medidas de actuación y 10 ejes estratégicos. Para la puesta en mar-
cha de este conjunto de propuestas se ha de conseguir implicar a todos los agentes e instituciones que
Figura 10.1
Relación Objetos - Estrategia de Desarrollo
En las siguientes páginas se exponen tablas resumen de las diferentes acciones que componen el
plan estratégico según el siguiente modelo:
Figura 10.2
Plan Estratégico de Desarrollo Socioeconómico del Área Funcional de Arévalo
Agentes Territoriales
Comisión de Control
Oficina del Plan Oficina del Promoción
de Desarrollo Director Económica
100 proyectos
Eje 1. Socio-Demográfico
Cursos de
Acciones formativas para desempleadas enmarcadas en el
Formación para
B4 (a) Plan de Formación e Inserción Laboral de Castilla y León, Ayuntamientos
Desempleados
D B5 adaptadas a la demanda de empleo local, con el fin de ALTA Junta de Castilla y
adaptados a la
(a,b,c,d,e) proporcionarles las cualificaciones requeridas por el sistema León
demanda de
productivo local y reinsertarles laboralmente
empleo
Junta de Castilla y
Formación de B4 (a,b) León
Cursos formativos con el fin de mejorar la cualificación
B Mano de Obra en el D2 (c) ALTA Cámaras de
técnica de los empleados en el sector secundario
Sector Industrial D4 (a) Comercio e Ind.
Empresas
Junta de Castilla y
León
Jornadas informativas y cursos de formación para los
Cámaras de
Formación de B4 (a,b) comerciantes. En éstas se informará de la situación real del
C ALTA Comercio e Ind.
Comerciantes E2 (a,b,c,d) sector y se trabajará para buscar propuestas de solución a
Asociaciones de
los puntos débiles
Comerciantes
Empresas
Junta de Castilla y
B4 (b) Mejora en la cualificación técnica en el sector de la León
Profesionalización
D E2 (c,d) hostelería que contribuya a la profesionalización del sector ALTA Cámaras de
de la Hostelería
E4 (e) de modo que se de mejor servicio a los clientes Comercio e Ind.
Empresas
Acondicionamiento Ayuntamiento de
F1 (f) Mejora y reestructuración de la sala de cine de Arévalo con
B de la Sala de Cine BAJA Arévalo
F2 (c) el objetivo de incrementar y mejorar sus servicios
de Arévalo Diputación de Ávila
Planta Provincial de A2 (b,c,d) Creación de una planta provincial de Tratamiento de Purines Diputación de Ávila
D Tratamiento de A4 (a,b,c) en La Moraña que contribuya a eficiencia del sistema de BAJA Junta de Castilla y
Purines C2 (e) producción de energía eléctrica León
Planta de
Ayuntamientos
Tratamiento de Creación de una planta de recogida, descontaminación y
F A4 (a,b,c) BAJA Junta de Castilla y
Vehículos almacenamiento de vehículos abandonados y en desuso
León
Abandonados
Ordenanza
Redacción de una ordenanza municipal para la eliminación
Municipal para la
de las barreras arquitectónicas en todos los municipios de la Ayuntamientos
C eliminación de F1 (f) MEDIA
comarca, principalmente en nuevos edificios y Diputación de Ávila
barreras arquitectó-
construcciones (edificios públicos, hostelería,...)
nicas
Incorporación en el
Ante la escasez de especialidades médicas existentes en la
Centro de Salud de
F1 (f) comarca se propone la incorporación de traumatología y Junta de Castilla y
B Arevalo de MEDIA
F2 (B) oftalmología, que son muy demandadas ante el elevado León
Especialidades
envejecimiento de la población
Sanitarias
Diputación de Ávila
Mejora de la Red de F1 (a,d,e,f) Intensificación e incremento de las líneas de servicio de
F MEDIA Junta de Castilla y
Transporte Público F2 (a) transporte público interurbano de La Comarca
León
Junta de Castilla y
León
Folletos de B3 (a,b)
Publicación de folletos y cuadernillos para la promoción Grupos de Acción
B Promoción D2 (b) ALTA
industrial de la comarca Local
Industrial D6 (a)
Cámaras de
Comercio e Ind.
Junta de Castilla y
León
Vídeo de B3 (b)
Edición de un Vídeo de Promoción Industrial que publicite Grupos de Acción
C Promoción D2 (a,b) MEDIA
la zona y sirva para atraer empresas Local
Industrial D6 (a)
Cámaras de
Comercio e Ind.
Junta de Castilla y
León
Web de Promoción B3 (b) Creación de una página web que permita dar a conocer las
Grupos de Acción
D Industrial y D2 (a,b) ventajas competitivas que ofrece La Moraña para la MEDIA
Local
Empresarial D6 (a) instalación de nuevas empresas
Cámaras de
Comercio e Ind.
Junta de Castilla y
León
Participación en B3 (b)
Participación en ferias y encuentros empresariales con la Grupos de Acción
E Ferias D2 (a,b) MEDIA
finalidad de captar inversores que actúen sobre la comarca Local
Internacionales D6 (a)
Cámaras de
Comercio e Ind.
Ayuntamientos
Red de Agentes Contratación de agentes turísticos cuya misión sea facilitar
Diputación de Ávila
D Turísticos de La E4 (a,c,d) el acceso y guiar a los visitantes que acudan a la comarca ALTA
Junta de Castilla y
Moraña en busca de su patrimonio histórico-artístico
León
Campaña Ayuntamientos
Desarrollo de una campaña promocional en televisión y
Publicitaria de E2 (f) Diputación de Ávila
B radio sobre la comarca para promocionar su riqueza BAJA
Promoción Turística E4 (a,d) Junta de Castilla y
turística, comercial y hostelera
y Comercial León
Diputación de Ávila
Promoción en E2 (f) Promoción turística de La Moraña en ferias de turismo
C MEDIA Junta de Castilla y
Ferias E4 (a,d) regionales y nacionales
León
Diputación de Ávila
Concurso para la elaboración de un logotipo para la
D Concurso Logotipo E4 (a,d) BAJA Junta de Castilla y
identificación de las acciones turísticas en La Moraña
León
Ayuntamiento de
Debido a la gran cantidad de iglesias y torres con las que
Arévalo
Museo de cuenta la ciudad de Arévalo se propone la creación de un
B E4 (c,d) BAJA Diputación de Ávila
Campanas museo que homenajee a todas ellas, a través de sus
Junta de Castilla y
campanas
León
Ayuntamiento de
Arévalo Ciudad Carillón, es un proyecto consistente en un Arévalo
Arévalo Ciudad
C E4 (d) espectáculo de luz y sonido que se desarrollaría al aire libre MEDIA Diputación de Ávila
Carillón
en la Plaza de la Villa Junta de Castilla y
León
Ayuntamiento de
Recuperación del Recuperación del Convento de Extramuros de Madrigal de Madrigal
E Convento de E4 (b,d) las Altas Torres, en el que falleció Fray Luis de León, para BAJA Diputación de Ávila
Extramuros su utilización con edificio multiusos Junta de Castilla y
León
Fomento del
Organización de Jornadas en colegios, institutos y grupos Junta de Castilla y
Espíritu B5 (a,b,c)
universitarios para que los alumnos comiencen a tomar León
B Emprendedor en D1 (a) ALTA
conciencia de las posibilidades que ofrece la creación de Cámaras de
Entornos E1 (a,b)
empresas como una forma de autoempleo Comercio e Ind.
Educativos
A3 (a) B3 (a)
B5 (a,b,c,e)
Junta de Castilla y
Fomento a la C1 (a) C2 (a)
Ofrecer información, asesoramiento y ayuda para la puesta León
B Creación de D1 (a,b) ALTA
en marcha de nuevas ideas empresariales Cámaras de
Empresas D2 (b)
Comercio e Ind.
E1 (a,b)
E3 (a)
B3 (a,b)
B5 (a,b,c)
Creación de un centro de Iniciativas Empresariales en el que Junta de Castilla y
Centro de C1 (a)
se ayude a despegar a las nuevas empresas, León
C Iniciativas C2 (a) D1 (a) ALTA
desarrollándolas el proyecto y haciendo un seguimiento Cámaras de
Empresariales E1 (a)
del mismo Comercio e Ind.
E3 (a,b)
E4 (e)
(Continúa)
Ayuntamiento de
Modernización de
E2 (f) Modernización de la Feria de Antigüedades y Muestras de Arévalo
la Feria de
E3 (c) Arévalo, que ha de convertirse en una feria comarcal en la Junta de Castilla y
C Antigüedades y ALTA
E4 (a) que se expongan los productos autóctonos, trabajando, León
Muestras de
F1 (b,c) además, por su profesionalización Cámara de Comercio
Arévalo
e Industria
Ayuntamiento de
E2 (f)
Arévalo
E3 (c)
Centro Comercial Junta de Castilla y
D E4 (a) Creación de un Centro Comercial Abierto en Arévalo ALTA
Abierto en Arévalo León
F1 (b,c)
Cámara de Comercio
e Industria
Acceso a Internet D2 (c) Ayudar a las PYMEs del medio rural a tener acceso a
Junta de Castilla y
B en PYMEs del D5 (a) Internet vía satélite en zonas donde no llega el cable o la ALTA
León
Medio Rural E2 (a,b,e) fibra óptica
Creación de una
Junta de Castilla y
web de informa- D2 (c) Creación de una web de información comarcal y empresa-
León
C ción comarcal y D5 (a) rial permanente en la que se informe a los empresarios de MEDIA
Cámaras de
empresarial perma- E2 (a,b,e) las últimas novedades en temas empresariales, ayudas,...
Comercio e Industria
nente
Estudio de
Confección de un estudio de viabilidad para el cultivo de Junta de Castilla y
Viabilidad de
D C2 (b) nuevas especies alternativas en la comarca que tengan una MEDIA León
Cultivos
alta rentabilidad Sindicatos Agrarios
Alternativos
A2 (a,b)
Junta de Castilla y
A3 (b) Realización completa y puesta en marcha inmediata del
Regadío Público de León
B A4 (b,c) Proyecto de regadío desde Las Cogotas en las zonas ALTA
Las Cogotas Ministerio de
C1 (a) ribereñas del Adaja
Agricultura
C4 (b)
B5 (a,b,c)
Diversificación de Celebración de jornadas destinadas a da a conocer a los Junta de Castilla y
C1 (a)
C las Actividades agricultores prácticas que pueden desarrollar con el fin de ALTA León
C2 (a)
Primarias diversificar su actividad económica Sindicatos Agrarios
C3 (b)
Ayuntamientos
Reconcentración C1 (a) Nueva concentración parcelaria que contribuya al aumento Junta de Castilla y
D ALTA
Parcelaria C2 (d) del tamaño medio de las parcelas de las explotaciones León
Sindicatos Agrarios
Bibliografía
ACEVES GALINDO, J. L. (2001): “La Resinación”. Revista Guardabosques nº 14. Murcia, pp. 16-21.
ACTUALIDAD LEADER (1998): “El LEADER I en España: una experiencia innovadora”. Actualidad
LEADER, revista de desarrollo rural. Unidad Española del Observatorio Europeo LEADER I, pp. 16-
20.
ADECAB (1992): “Avance del Catálogo de Riberas de la Provincia de Ávila”. El Cervunal 4. Ávila, pp.
79-100.
ALONSO SANTOS, J.L., APARICIO AMADOR L.J. y SÁNCHEZ HERNÁNDEZ, J.L. (2000): “Innovación
y Territorio en los Sistemas Productivos Locales de Castilla y León. En ALONSO, L.J. Y MENDEZ, R:
Innovación Pequeña Empresa y Desarrollo Local en España. Civitas. Madrid, pp. 91-99.
ALONSO SANTOS, J.L., APARICIO AMADOR L.J. y SÁNCHEZ HERNÁNDEZ, J.L. (2001): "Nuevas
Perspectivas de las Fuentes de Información para la Geografía Industrial". Geographica nº 40, pp.
5-46.
ALONSO SANTOS, J.L., APARICIO AMADOR L.J. y SÁNCHEZ HERNÁNDEZ, J.L. (2002): "Procesos
de Innovación en los Sistemas Productivos Locales de Castilla y León". Revista de Economía y
Finanzas Nº 5. Caja Duero. Madrid, pp. 77-116.
APARICIO AMADOR, J. (2001): “La Industria es un Espacio Rural: la Tierra de Pinares”. Estudios
Históricos y Geográficos nº 115. Universidad de Salamanca. Salamanca, pp. 197-230.
ASTORGA GONZÁLEZ, A. (1996): “El Espacio Económico Rural: Atonía Productiva y Descapitalización
Humana”. Comunicaciones del 5º Congreso de Economía Regional de Castilla y León. Ávila, pp. 879-
891.
BRYDEN, J. (1998): “Nuevas Perspectivas para la Europa Rural: Tendencias Globales y Respuestas
Locales”. LEADER Magazine nº 18. Outono.
CABO ALONSO, A., SÁNCHEZ ZURRO, D.J. y MOLINERO HERNANDO, F. (1987): Geografía de
Castilla y León. La Actividad agraria, vol.4. Ámbito. Valladolid.
CABO ALONSO, A. (1989): “La Personalidad Geográfica de Arévalo”. En MAPA: El Castillo de Arévalo.
Madrid, pp. 65-95.
CABO ALONSO, A. (1991): Arévalo (1751) Según las Respuestas Generales del Catastro de la Ensenada.
TabaPress. Madrid.
CABRERO, A. (1992): “La Dimensión Estructural de los Procesos de Desarrollo Local como ámbito de
actuación específica de una Agencia de Desarrollo”. En IRMA: Mercado de Trabajo, Políticas de
Empleo y Desarrollo Local. IRMA S.A. Madrid.
CAPPELLIN, R., FUNCK. R. y KOLAWSKI. J. (1993): “Pequeñas y medianas empresas: los motores
del desarrollo de las regiones rurales”. En Territorios de Europa Volumen II. Junta de Castilla y León.
Valladolid, pp. 55-69.
CEMAT (1983): “Carta Europea de Ordenación del Territorio”. Estudios Territoriales nº 10. Madrid, pp.
161-164.
CERVERA VERA, L. (1990): “Notas para el Estudio del Soporte Geográfico de La Tierra de Arévalo (Ávila)”.
Cuadernos Abulenses nº 14. Ávila, pp. 167-174.
CERVERA VERA, L. (1992): Arévalo (Ávila). Desarrollo urbano y Monumental hasta mediados del S.XVI.
Madrid.
CONSEJO ECONÓMICO Y SOCIAL DE CASTILLA Y LEÓN (2002): La Ordenación del Territorio en Castilla
y León. Consejo Económico y Social. Valladolid.
CLEMENTE CUBILLAS, E. (2002): “Las Directrices de Ordenación del Territorio de Castilla y León.
Lectura geográfica y comentario crítico”. En VARIOS AUTORES: Homenaje a Manuel Ferrer Regales.
Eunsa. Pamplona, pp. 733-755.
CLIMENT LÓPEZ, E. (1997): “Sistemas Productivos Locales y Distritos Industriales: El caso de España”.
Boletín de la AGE nº 24. Madrid, pp. 91-106.
CORDOBA ÁLVAREZ, V., PERET I CARRERA, A. y SANTOS GANGES, L. (2000): “La Segunda
Residencia en el Medio Rural de Castilla y León”. Comunicación del 7º Congreso de Economía
Regional de Castilla y León. Soria, pp. 1.145- 1.167.
DANTÍN CERECEDA, J. (1922): Ensayo acerca de las regiones naturales de España. Ed. J.Cosano.
Madrid.
DELGADO, J. M. (1997): “La Política Comunitaria y el Medio Ambiente”. El Cervunal nº 5. ADECAB. Ávila,
pp. 85-97.
ESPACIA PÉREZ, J., NORGUERA TUR, J. Y PITARCH GARRIDO, M.D. (2000): “LEADER en España: desa-
rrollo rural, poder, legitimación, aprendizaje y nuevas estructuras”. Doc. Anál. Geogr. Nº 37, Valencia.
pp. 95-113.
GARCÍA J.M. y HERNÁNDEZ, M. (1997): “La invernada de milano real (Milvus milvus) en la provincia de
Ávila”. El Cervunal nº 5. ADECAB. Ávila, pp. 27-37.
GIL DE ARRIBA, C. (1998): “Tourisme et développement rural dans la politique européenne”. Ciences de
la Sociéte nº 4, pp. 85-101.
GIL OLCINA, A. y Otros (1993): Algunas cuestiones de Ordenación del Territorio. Instituto Universitario
de Geografía, Universidad de Alicante. Alicante.
GOMEZ OREA, D. (1994): Ordenación del territorio. Una aproximación desde el medio físico. Instituto
Tecnológico y Geominero de España- Ed. Agrícola Española. Madrid.
GOMEZ OREA, D. (2002): Ordenación Territorial. Mundi Prensa-Ed. Agrícola Española. Madrid.
GONZÁLEZ, J.L. y MERINO M.A. (1990): El cernícalo primilla (Falco naumanni) en la Península Ibérica.
Situación, Problemática y Aspectos Biológicos. Secretaría Técnica del ICONA. Madrid.
GUERRA, R.; OVIEDO, C. y UNGRÍA, R. (1993): Arévalo y su Tierra. A la luz de Ahora con Mirada de
Siglos. IMCODAVILA. Ávila.
GRUPO ADUAR (2000): Diccionario de geografía urbana, urbanismo y ordenación del territorio. Ariel
referencia. Barcelona
HERNÁNDEZ, M. y BERMEJO, C. (1997): “La invernada de grulla común (Grus grus) en el medio
estepario abulense”. El Cervunal nº 5. ADECAB. Ávila, pp. 49-61.
HOLGADO GOZÁLEZ, V. (1999): “La Cooperativa “Alta Moraña de Ávila”. Política Agraria y Cooperativismo;
Actas de los cursos de verano de 1999. Universidad Católica de Ávila. Ávila, pp. 335-345.
JUNTA DE ANDALUCÍA (2000): Guía de Desarrollo Rural: Aspectos Generales y Metodología para la
Planificación del Desarrollo Rural. Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía.
JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN (2000): Directrices de Ordenación del Territorio de Castilla y León.
Consejería de Fomento. Valladolid.
MÁRQUEZ DOMÍNGUEZ, J.A (2002): “Empleo y Nuevas Tareas Rurales para el Desarrollo Local”.
Investigaciones Geográficas nº 29. Instituto Universitario de Alicante. Alicante, pp. 57-69.
MARTÍN J. L. (1989): “Arévalo y su Castillo”. En MAPA: El Castillo de Arévalo. Madrid, pp. 13-25.
MARTÍN GARCÍA (1980): “Cambios recientes en el paisaje de una comarca castellana”. En ASOCIACIÓN
DE GEÓGRAFOS ESPAÑOLES: Los paisajes rurales. Valladolid, pp. 139-152.
MARTÍN GARCÍA- SANCHO, L. J.(1997): “La Avutarda (Otis tarda) en Ávila y Madrigal- Peñaranda”. El
Cervunal nº 5. ADECAB. Ávila, pp. 109-175.
MARTÍN GARCÍA - SANCHO, L. J. y DELGADO, A. (1997): “El aguilucho cenizo (Circus pygargus) en
Ávila y Madrigal - Peñaranda”. El Cervunal nº 5. ADECAB. Ávila, pp. 27-39.
MARTÍN GARCÍA- SANCHO, L. J. y SIERRA GONZÁLEZ, G. (2000): Guía de las Aves de La Moraña y
La Tierra de Arévalo. ASODEMA. Ávila.
MARTÍN JIMÉNEZ, M.I. (1989): “Los aprovechamientos pinariegos en la Tierra Llana de Ávila”. Studia
Geológica N.S. VI. Universidad de Salamanca. Salamanca, pp. 181-204.
MARTÍN JIMÉNEZ, M.I. (1990): El Paisaje Cerealista y Pinariego de la Tierra Llana de Ávila. El Interfluvio
Adaja - Arevalilllo. Diputación Provincial de Ávila. Institución Gran Duque de Alba. Ávila.
MARTÍN JIMÉNEZ, M.I. (2002): “La Moraña: una comarca de vocación agrícola con un rico patrimo-
nio natural”. Revista Medio Ambiente nº 17. Junta de Castilla y León. Valladolid, pp. 23- 35.
MARTÍNEZ, G. (1983): Las Comunidades de Villa y Tierra de la Extremadura Castellana (Estudio Histórico-
Geográfico). Editora Nacional. Madrid, pp. 537-552.
MARTÍNEZ DE PISÓN, E. (coord.) (1977): Los Paisajes Naturales de Segovia , Ávila, Toledo y Cáceres.
Estudio Geográfico. Instituto de Estudios de la Administración Local. Madrid.
MÉNDEZ, R. (2000): “Procesos de Innovación en el Territorio: Los Medios Innovadores”. En ALONSO, J.L.
y MÉNDEZ, R.: Innovación, Pequeña Empresa y Desarrollo Rural en España. Civitas. Madrid, pp. 23-
59.
MONCLUS, F.J. y OYON, J.L. (1988): Políticas y técnicas en la ordenación del espacio rural. Ministerio
de Agricultura, Pesca y Alimentación-Ministerio para las Administraciones Públicas-Ministerio de
Obras Públicas y Urbanismo. Madrid.
MURCIA, E. (1978): “El Paradigma sistemático en Geografía y Ordenación del Territorio”. Ciudad y
Territorio nº 4 / 78, pp. 545-593.
NOGUERA TUR, J. (1997) Desarrollo Integrado y Ordenación del Territorio: Diagnóstico de Els Ports de
Morella y Alt Maestrat. Centre per a la promoció económica i cultural dels ports. Castellón.
NOGUES LINARES, S. (1993): “La adecuación del nivel comarcal en relación con la Ordenación del
Territorio y la Gestión Pública”. En GOBIERNO VASCO: Estudios sobre urbanismo y ordenación del
territorio. Instituto Vasco de Administración Pública. Oñati.
ORTEGA VALCARCE, J. (1994): “Territorio y desarrollo en Castilla y León”. Papeles de Economía Española,
nº 14, pp. 555-560.
PÉREZ RAMÍREZ, B., FUENTES SAGUAR, P. y FUENTES RUIZ, M. (1996): “El desarrollo local como
alternativa a la economía de los pequeños y medianos municipios ante Europa”. Comunicaciones del
5º Congreso de economía Regional de Castilla y León. Ávila, pp. 934-948.
RIOS CARMANEDO, I., ALIER GANDARAS, J.L. y YAGÜE BLANCO, J.L. (2003): El Plan Comarcal de
RIVAS MARTÍNEZ (1987): Memoria del mapa de series de vegetación de España. ICONA. Madrid.
SALINAS RAMOS, F. (1999): “ Las Cooperativas de Trabajo Asociado: Su régimen y extensión en España”.
Política Agraria y Cooperativismo; Actas de los cursos de verano de 1999. Universidad Católica de Ávila.
Ávila, pp. 287-299.
SAN SEGUNDO, D., CEVALLOS, B., CEDENILLA, F. y MARTÍNEZ, R. (1994): El Camino a Doñana: La
Laguna de El Oso y Laguna Redonda. DAMA S.L. Inédito.
SÁNCHEZ BLANCO, A. (1979): “La comarca como factor de coherencia regional”. Revista Estudios
Vida Local nº 202, pp. 197-232.
SÁNCHEZ SÁEZ, D. (2003): “Los Pinares de La Moraña: desarrollo ecológico, valor natural y aprovechamien-
to económico”. Revista Guardabosques Nº 20. Murcia, pp. 36-43.
SÁNCHEZ SAÉZ, D. y GARCÍA MATEOS, T. (2002): “Estudio de Desarrollo Socioeconómico del Área
Funcional de Arévalo: Principales Bases Metodológicas”. Comunicación del 8º Congreso de Economía
Regional de Castilla y León. Valladolid, pp. 1.378-1.398.
SANZ MORÁN, I., LÓPEZ PASTOR A.T., BARRIO ALISTE, J.M. (coords) (2000): Desarrollo Rural en Castilla
y León. Consejería de Agricultura y Ganadería. Junta de Castilla y León. Valladolid.
TEJERO DE LA CUESTA, J. Mª. (1988): Análisis del Medio Físico. Delimitación de Unidades y Estructura
Territorial. Ávila. Consejería de Fomento. Dirección General de Urbanismo, Vivienda y Medio Ambiente.
Madrid.
TROITIÑO VINUESA M.A. (1986): “Geografía y Ordenación del Territorio”. En GARCIA BALLESTEROS
(coords): Teoría y Práctica de la Geografía. Alambra. Madrid, pp. 213-222.
VALCARCE-RESALT, G., TROITIÑO VINUESA, M.A. y ESTEBAN CAVE, L. (coord.) (1993): Desarrollo
Local, Turismo y Medio Ambiente. Diputación de Cuenca. Cuenca.
ZOIDO NARANJO, F. (1995-96): “Ordenación del Territorio: evolución reciente de las principales estruc-
turas y sistemas territoriales”. Boletín de la A.G.E. Madrid, pp 67-79.
Q
uiero mostrar mi más sincero agradecimiento a todas las personas y Organismos que han
hecho posible la realización de este libro:
A los profesionales que han colaborado en la realización del estudio: Sonsoles de Antonio Martín,
Mónica Gil Dávila, Fernando Illera López, Angélica Lorenzo López, Isabel Villar de Lucas, José Luis
López Nieto, Elena Nieto Royuela, Mayte Rofso, Rebeca T. Gómez Carpizo y Ruth Abuin .
A todas las personas que participaron en las mesas de trabajo: José María González del Dedo
(Escuela Taller Comarca de Madrigal), Cristina Mulas Pescador (IES Eulogio Florentino Sanz), Pilar
Martín García (Centro de Formación del Profesorado e Innovación Educativa), Jesús Muñoz Martín
(Cámara Agraria Provincial), José Manuel Martín de Partearroyo (ASAJA), Rafael Rodríguez (Caja Rural
del Duero), Julio López (UPA), Joaquín Gutiérrez Martín (COAG), Santos González Muñoz (COAG),
Moisés Muñoz Martín (COAG), Esteban González Díaz (COAG), Laureano López Gay (Ayuntamiento de
Arévalo), Gemma Segovia Luengo (Caja Duero), Luis A. García Pulido (UNIATRAMC), Benjamín Cofiño
Antonio (Asociación de Comerciantes Alcocer), Carmen Avellaner de Santos y Julia Burgueño Rico
(Diputación de Ávila), Gemma Barruero García (IES Eulogio Florentino Sanz), Manuel Hurtado Cáceres
(Guardia de Tráfico de Arévalo), César R. Casado (Club de Golf de Arévalo), Saturio Vega Quiroga
(Centro de Salud de Arévalo), Ana Díez Llamazares (Gerencia de Servicios Sociales), Mª Carmen Martín
Alonso (Oficina de Turismo de Arévalo), Lucía Grande Calvo (Oficina de Turismo de Madrigal de las Altas
Torres), Javier Jiménez González (APROCA), Estela Sancho Pedriza y Mª Sol Montalvo Nieto (ADRIMO),
Adolfo García Garaikoetxea (Diputación de Ávila), María José Ventura (Directora de la Escuela Comarcal
A mis compañeros de trabajo de la Cámara de Arévalo, por prestarme su ayuda en todo momen-
to y por los lazos de amistad que se han creado entre nosotros: Jesús Macho Ballesteros, Cristina
Prieto Perrino, Marga Rincón Julián, Rocío López Muñoyerro, Peña Villar de Lucas, Esther Fernández
Moro, Verónica de Soto Mínguez, Elena Vicente Gajate y, muy especialmente, a Teresa García Mateos
que se encargó de la coordinación de proyectos del plan estratégico de desarrollo socioeconómico del
Área Funcional de Arévalo.
A mis compañeros y amigos del Consejo Regional por sus ganas de trabajar y por el gran equipo
que formamos: Ana Romero, Juan Jesús Muñoz Martín, Miguel Ángel Martínez Busto, Alicia Pino,
Salvador Benito Andrés, María José Puertas, Esteban Gutiérrez Izard, Estefanía de Caso Sierra, Raquel
Lahuerta Cruz, Ana María Franco Astorgano, Héctor Fernández Bardal, Manuel Domínguez Lorenzo,
Javier Llorente y Noelia San Bruno.
A mis amigos: Javier García Sáez, Víctor Coello Cámara, Javier Aparicio Amador, Ana Belén Niño Pinto,
Miriam Niño Pinto, Virginia Jiménez Díaz y Óscar Lozano González, por ayudarme a que, por fin, este
libro vea la luz.