Angelita Martinez Etnopragmatica

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Etnopragmtica: una propuesta terico-metodolgica

Angelita Martnez Facultad de Filosofa y Letras Universidad de Buenos Aires

Introduccin

La bsqueda de explicacin de la estructura de la lengua ha constituido tradicionalmente uno de los objetivos de la teora lingstica.[1] Los enfoques funcionalistas coinciden en que la lengua es un instrumento de comunicacin pero no han enfatizado -en generalque la bsqueda de motivacin de su estructura debera estar ligada a consideraciones de ndole comunicativa. Dicho presupuesto, fue, en cambio, adoptado, tempranamente, por lingistas de la Escuela de Columbia (Diver, 1975; Garca, 1975), si bien tuvo mayor difusin durante la dcada pasada (Contini Morava, 1995; Diver,1995).

[1] Segn Diver (1995), desde la tradicin gramatical, la motivacin de la estructura del lenguaje se ha considerado en su paralelismo con la estructura del pensamiento racional. De ah que la oracin haya sido vista como la unidad estructural a la manera de pensamiento completo en el proceso de razonamiento humano y que sus partes se definieran como categoras en base al anlisis del pensamiento filosfico. Si bien los posteriores estudios del discurso mostraron que el anlisis lingstico de la oracin aislada no es el camino idneo en la bsqueda de la estructura del lenguaje, persistieron en la hiptesis de que hay ciertos hechos de estructura independientes del sentido de las oraciones o textos particulares, bajo la consideracin de que tales hechos no son explicables a partir de los intentos comunicativos del hablante. Ante la complejidad inmediata de los datos, la gramaticalidad se continu definiendo como una propiedad separada, independiente y por lo tanto arbitraria. No se discute la posibilidad de que las variantes surjan a partir de la interaccin de un contexto con un significado invariante ni mucho menos que la relacin entre invariabilidad y variacin est en el mismo corazn de la teora lingstica (cf. Garca,1988)

En la misma lnea terica, la Etnopragmtica (Garca, 1995; Martnez, 1995, 2000, 2004) intenta interpretar estrategias lingsticas mediante la consideracin de aspectos culturales como motivadores de necesidades comunicativas.

Un anlisis lingstico de esta naturaleza se propone, especficamente, averiguar en qu contextos -pragmticos- se seleccionan qu formas lingsticas y explicar por qu tales contextos promueven una determinada opcin. Es decir, el punto de partida del anlisis es el producto -acstico o grfico- de los usuarios de la lengua y la distribucin de las formas en el discurso constituye el objeto de explicacin.

Dicho enfoque etnopragmtico asume: a) la naturaleza sgnica de las unidades lingsticas en las que forma y contenido funcionan inseparablemente; b) la necesidad analtica de postular un significado nico para cada forma, lo suficientemente impreciso como para que se halle manifestado en cada uno de los contextos en que la forma ocurre; c) la existencia de "seales" de soporte material no fnico dentro de las unidades de la lengua. El orden de palabras o la ausencia de un morfema - esperable desde la rutina lingstica- constituyen ejemplos representativos; d) el hecho de que la sintaxis - co-locacin de formas en contexto- es comunicativamente motivada y, en consecuencia, libre de todo sometimiento a reglas y ligada, por lo tanto, a las posibilidades cognoscitivas de los hablantes. La regularidad que se percibe en el campo sintctico no es ms que el producto de la rutinizacin de estrategias lingsticas comunicativamente eficaces; e) la consideracin de la frecuencia relativa de uso de las formas en variacin como sntoma de la perspectiva cognitiva del hablante.

Desde esta perspectiva terica y sus herramientas metodolgicas hemos emprendido el anlisis de ciertos usos lingsticos que se presentan alternantes.

El orden del adjetivo y el sustantivo en la frase nominal

La frecuentacin de textos espaoles y americanos correspondientes a diferentes pocas nos ha permitido observar que el orden del adjetivo alterna histricamente respecto del

sustantivo en la frase nominal y que dicha alternancia no presenta la misma frecuencia relativa en todos los perodos. El problema aun no resuelto- radica en averiguar la causa de dicha alternancia.

En general, los estudios que versan sobre el tema asignan a las clases de adjetivos la capacidad de privilegiar un orden determinado, pero la evidencia de que los llamados adjetivos calificativos presentan un uso variable respecto del orden ha conducido a la aceptacin de que, en algunos casos, un mismo lexema posea distintos significados. En efecto, es comn que estudios actuales del lenguaje remitan a significados distintos o ligeramente distintos del mismo adjetivo, segn sea su posicin respecto del sustantivo, en emisiones con frase nominal del tipo Un gran hombre/ Un hombre grande (Cuenca y Hilferty, 1999: 151 y stes.; Demonte, 1999: 183)[2].

Otro punto de vista (Klein- Andreu: 1986) parte de la invariabilidad del significado bsico de los signos y considera que el orden de palabras, en este caso especfico el orden del adjetivo respecto del sustantivo, constituye en espaol un sistema de dos miembros que establece la relacin entre un caracterizador y un caracterizado y categoriza la sustancia semntica tipo de diferenciacin. En efecto, a la relacin que se produce entre caracterizado y caracterizador subyace la posibilidad cognoscitiva de diferenciar. Podemos diferenciar algo de otro o algo de s mismo; algo absoluta o relativamente, diferenciar sin apelar al contraste o, por el contrario, enfatizar la potencialidad de contraste. La estrategia lingstica que permite traducir esta necesidad comunicativa es lograda mediante la colocacin del adjetivo. La anteposicin promueve el perfilamiento cognitivo relacionado con la absolutez, la ausencia de contraste, mientras que la posposicin, por el contrario, aportara la capacidad de contrastar. Creemos relevante recordar que Bello (1945,1964:47) ya haba advertido la diferencia de la posicin del adjetivo en la frase nominal en trminos de aporte

[2] La tendencia en las Gramticas es considerar la polisemia como propia de las unidades de la lengua y no correspondiente a las inferencias contextuales, que, por ser precisamente inferencias de mensaje, no forman parte de la gramtica de la lengua (cf. Reid, 2002: XIV)

semntico y que, en este sentido, constituye un precedente de la postura a la que nos estamos refiriendo[3]

En los textos siguientes, correspondientes a la novela picaresca Lazarillo de Tormes, se muestra el empleo de un mismo adjetivo calificativo en anteposicin y posposicin respecto de un sustantivo: (1) As, como he contado, me dej mi pobre tercero amo, do acab de conocer mi ruin desdicha (LT 3, 121) (2) Vos, don villano ruin (le dije yo) Por qu no sois bien criado?.....(LT 3, 1167)

(1) y (2) dan cuenta de la presencia de la alternancia en el S XVI en Espaa. De la observacin de los ejemplos se hace evidente que, en ambos, el adjetivo ruin hace una contribucin constante e invariable al mensaje que se intenta transmitir; sin embargo, a la luz del contexto, surgen diferentes inferencias: un mensaje de contingencia en (2) en [3] En efecto, dice Bello: De dos maneras puede modificar el adjetivo al sustantivo: o agregando a la significacin del sustantivo algo que necesaria o naturalmente no est comprendido en ella, o desenvolviendo, sacando de su significacin, algo de lo que en ella se comprende, segn la idea que nos hemos formado del objeto. Por ejemplo, la timidez y la mansedumbre no son cualidades que pertenezcan propiamente al animal, pues hay muchos animales que son bravos o fieros; pero son cualidades propias de la oveja, porque toda oveja es naturalmente tmida y mansa. Si decimos, pues, los animales mansos, indicaremos especies particulares de animales; pero si decimos mansas ovejas, no sealaremos una especie particular de ovejas, sino las ovejas en general, atribuyndoles, como cualidad natural y propia de todas ellas, el ser mansas. En el primer caso el adjetivo particulariza, especifica, en el segundo desenvuelve, explica. El adjetivo empleado en este segundo sentido es un epteto del objeto y se llama predicado. Lo ms comn en castellano es anteponer al sustantivo los eptetos cortos y posponerle los adjetivos especificantes, como se ve en mansas ovejas y animales mansos; pero este orden se invierte a menudo, principalmente en

verso.(Bello,1964:47 y 48)

que el insulto responde a la actitud despectiva de quien no salud y un mensaje de permanencia en (1), congruente en el marco de las constantes desventuras del protagonista Lzaro. La posibilidad de inferir dichos mensajes surge de procesos metafricos en los que se hallan involucrados el significado invariable de los signos y su relacin con el contexto. En efecto, la conceptualizacin de la entidad absoluta, libre de potencialidades y contraste es consistente con la inferencia de permanencia, en tanto, la conceptualizacin de potencialidades y contrastes es congruente con el significado de contingencia.

Nos interes averiguar, entonces, cmo se manifiesta la frecuencia del orden del adjetivo y el sustantivo en distintos momentos de la historia del espaol, especficamente en los siglos XIII, XVI y XIX. Los corpora considerados en esta oportunidad
han sido, adems de Lazarillo de Tormes, la Grande e General Estoria y La Regenta. Trabajamos con un volumen de treinta mil palabras para cada texto. En el caso de Lazarillo de Tormes hemos utilizado la novela completa pues la misma cuenta con un nmero menor de palabras que las establecidas para el anlisis.

Los ejemplos que mostramos a continuacin corresponden a los corpora citados:


(3) E Ercules el grande fue de grand linage e omne muy entendido, e sabio, e muy valiente a manos,segunt oyredes en muchos fechos grandes que fizo de que fablan mucho los autores de los gentiles que fizieron sus libros de las cosas que acaescieron cada vnas en sus tienpos, e otrosi los nuestros sabios. GE:1 (4) Era Don Cayetano un viejecillo de setenta y seis aos, vivaracho, alegre, flaco,

seco, de color de cuero viejo, arrugado como un pergamino al fuego y el conjunto de su personilla recordaba, sin que se supiera a punto fijo por qu, la silueta de un buitre de tamao natural, aunque, segn otros, ms se pareca a una urraca o a un tordo encogido y despeluznado. Reg.138
(5) Y Ana se haba presentado en el teatro en noche prohibida, rompiendo por

todo, haciendo alarde de no respetar piadosos escrpulos Reg. 59


(6) Necesita usted ocupaciones que le llenen el alma de energa piadosa Reg.

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Con el fin de conocer el uso variable del orden, hemos considerado el grupo de adjetivos calificativos denominados tipos semnticos bsicos de la clase (Dixon,1977), es decir, aquellos que manifiestan rasgos constitutivos del sustantivo modificado: dimensin, color, forma, carcter, sonoridad, predisposicin y el grupo que llamamos adjetivos no bsicos, derivados, en general, de sustantivos y verbos, como por ejemplo: edificante, venerable,

espiritual, verdadero, potico, heroico, irnico, respetable, misterioso.

Las tablas que siguen, muestran la frecuencia de uso de algunos adjetivos calificativos en
los tres momentos de la historia del espaol.

Tabla I: Frecuencia relativa de adjetivos antepuestos vs. pospuestos en relacin con los lexemas (al menos dos ocurrencias) General Estoria Lexema Bueno Adj. Ant. 84% (41/49) Grande 90% (117/130) Malo 68% (17/25) Otros bsicos No bsicos 59% (20/34) ---------Adj. Posp. 16% (8/49) 10% (13/130) 32% (8/25) 41% (14/34) -----------Lazarillo de Tormes Adj. Ant. 100% (32/32) 91% (21/23) 91% (20/22) 55% (53/97) 63% (37/59) 9% (2/23) 9% (2/22) 45% (44/97) 37% (22/59) Adj. Posp. La Regenta Adj. Ant. Adj. Posp. 13% (1/8) 30% (5/17) 0

(0/32) 87% (7/8) 70% (12/17) 100% (6/6) 100% (3/3) 17% (32/188)

83% (146/188)

La tabla arroja resultados muy interesantes. En efecto, vemos, en primer lugar, que la anteposicin de los adjetivos se halla privilegiada en los textos correspondientes a los siglos XIII y XVI pero que en el siglo XIX los valores se invierten y se favorecen los adjetivos pospuestos.[4] Por otra parte, el siglo XIX muestra que los adjetivos bsicos favorecen la anteposicin pero manifiestan una frecuencia de aparicin muy baja. Los otros adjetivos, que hemos llamado no bsicos, aparecen, por el contrario, con una frecuencia relativa notablemente mayor en el siglo XIX. Se observa adems la ausencia de estos adjetivos en el corpus correspondiente a General Estoria, la presencia variable en Lazarillo de Tormes, donde todava se favorece la anteposicin, y como hemos dicho, la seleccin del adjetivo pospuesto favorecida ampliamente en La Regenta. El anlisis de estos datos nos lleva a pensar que la evolucin de la frase nominal con adjetivo atributivo en espaol podra relacionarse con la manera de configurar entidades
[4] Un estudio ms atento nos ha permitido comprobar que es en el siglo XVII cuando se produce el cambio de frecuencia hacia la posposicin y que dicho cambio se intensifica en los siglos posteriores.

en diferentes pocas. La frecuencia relativa de los adjetivos no bsicos en el corpus correspondiente al siglo XIX (83%) es congruente con una configuracin dinmica de las entidades en oposicin a una construccin esttica de las mismas, propia de los siglos XIII y XVI, para lo cual la abundancia de la anteposicin del epteto resulta apropiada.[5] Pensamos que la frecuencia de adjetivos derivados, construidos mediante sufijos, es congruente con la necesidad del autor de categorizar entidades originales, diferentes, que tejen un nuevo mundo complejo, menos maniqueo, poco estereotipado, coherente con la perspectiva de una novela psicolgica como La Regenta y muy alejado de aquel que se manifestaba en las obras de los siglos XIII y XVI.

El carcter no contrastivo de la anteposicin del adjetivo sera congruente con la inferencia de la atribucin cultural del caracterizado (el gran rcules, la negra vida de Lzaro) mientras que la posposicin del adjetivo, con su significado de contraste, otorgara al caracterizado simplemente un atributo o bien enfatizara una atribucin preexistente.

Si bien estos datos necesitan mayor anlisis -cualitativo y cuantitativo- para demostrar nuestra hiptesis, el orden del adjetivo respecto del sustantivo en la frase nominal parece atender a maneras de concebir el mundo y a la posibilidad de recrear entidades en consecuencia, es decir a razones etnopragmticas.

Etnopragmtica y lenguas en contacto

El enfoque etnopragmtico, si bien, como hemos tratado de mostrar, puede aplicarse a cualquier variedad lingstica, ha puesto especial inters en los fenmenos de contacto de lenguas. La razn de esta preferencia radica en que las situaciones de contacto hacen coincidir diferentes visiones del mundo. Estudios sobre variedades lingsticas en la Argentina han mostrado que, por ejemplo, los hablantes de castellano en contacto con

[5] Lapesa (1950:267) al referirse a la prosa del siglo XIX dice: En la prosa, nuevas apetencias expresivas pugnaban por romper el caparazn neoclsico. El ritmo de la vida, cada vez ms rpido, la agitacin ideolgica, el auge del periodismo y la ampliacin del campo literario con gneros desconocidos antes, pedan lenguaje variado y flexible; pero la educacin esttica de los escritores mantena resabios puristas

lenguas indgenas emplean estrategias comunicativas idiosincrsicas que producen desplazamientos paradigmticos en el rea de los clticos tonos. (Martnez, 1996, 2000, 2004).

En lo que respecta al empleo del orden del sustantivo y del adjetivo en la frase nominal, se ha observado que la variedad de contacto del espaol con el quechua muestra una frecuencia relativa mayor de la anteposicin del adjetivo respecto de la variedad rioplatense. Contamos, al respecto, con datos actuales comparativos de dos peridicos, uno de ellos, Renacer, escrito y producido por ciudadanos bolivianos residentes en Buenos Aires y Clarn zonal, de los barrios Morn e Ituzaing (Dante, 2003).

El estilo periodstico posee modos de expresin particulares que en general tienden a reflejar una prosa neutra y objetiva. Sin embargo, si observamos los textos correspondientes a los peridicos citados podemos ver, en lo que se refiere al orden del adjetivo y el sustantivo en la frase nominal, una distribucin diferente, en la direccin apuntada.

(7) Antigua, misteriosa y extica selva subtropical, yunga cochabambina situado en el corazn de milenarias montaas rosas cubiertas de densa vegetacin, que en sus entraas guardan celosamente incalculables yacimientos de minerales y los ms finos rboles codiciados por la industria maderera. (Renacer) (5) (...) Y los daos tambin se trasladaron al interior de las viviendas, con cimientos hmedos y muebles arruinados. (Clarn zonal, Seccin ciudad) (6) Es que el oxgeno de la pasin es un tanque inagotable que les permite seguir en la lucha (Clarn zonal, Seccin deportes)

La diferencia de frecuencia relativa de la anteposicin del adjetivo se incrementa en la seccin cultural del peridico boliviano. Los datos de Dante muestran que, en Renacer, sobre un total de 374 frases nominales que contienen adjetivos, el 62% de los mismos se hallan antepuestos al sustantivo, mientras que en Clarn zonal, sobre un total de 81 frases nominales, solamente el 38% corresponde a la anteposicin del adjetivo. Si volvemos al significado del orden del adjetivo y el sustantivo en la frase nominal, el predominio de la posposicin del adjetivo que se manifiesta en Clarn, debido al aporte semntico de contraste privilegia la atribucin del caracterizado, hecho que permite

inferir objetividad y, en consecuencia, carcter informativo. Por el contrario, la ausencia de contraste que aporta el orden antepuesto del adjetivo permite inferir una modalidad de redaccin menos objetiva y ms evaluativa.

Dante se pregunta por los factores etno-culturales y sociales que podran incidir en esta diferente valoracin de las noticias y asigna la explicacin a la gnesis de ambos peridicos. Renacer est escrito por ciudadanos bolivianos que se dirigen a la comunidad boliviana radicada en Buenos Aires. Algunos de ellos residen en Bolivia. Mediante la publicacin manifiestan su pertenencia a la misma y valoran positiva o negativamente los eventos como miembros de ella.

Por el contrario, quienes hacen Clarn se dirigen a una comunidad de la que no forman parte como vecinos y, por lo tanto, su valoracin de los eventos est limitada a la observacin y comentarios de otros.

Creemos que la explotacin de la estrategia lingstica que consiste en la mayor frecuencia relativa de la anteposicin del adjetivo en la frase nominal podra estar relacionada con la presencia del contacto de lenguas. En la lengua quechua la frase nominal est formada por un ncleo que va al final y los modificadores que se anteponen a ste. Segn Cerrn-Palomino (1987: 300) el ordenamiento estable modificador-ncleo se corresponde con la tipologa SOV del quechua. Las gramticas del aymara, por su parte, tambin sealan la anteposicin generalizada del caracterizador en la frase nominal: qala chuyma corazn de piedra; muro qala piedra redonda.

Conclusiones

La relacin entre lenguaje y cultura aparece una y otra vez cuando se inicia un anlisis lingstico sobre el uso de la lengua. La visin del mundo y la categorizacin de las entidades se cristaliza en la seleccin de los signos lingsticos. La historia del espaol, no es ajena a esta circunstancia. La configuracin de las entidades y, entre ellas el hroe -o antihroe- prototpics, esquematizadas de los primeros siglos da paso a la singularidad, humanizacin y por lo tanto complejidad de las mismas. El protagonista

posee caractersticas particulares, no predeterminadas, que el autor va elaborando a medida que la obra avanza, es un ser no prototpico, complejo, en construccin, simblico y representativo tambin de su poca. La seleccin de adjetivos y su posicin en la frase nominal se corresponde con dicha visin.

Un prrafo aparte merece el resultado obtenido en el corpus caracterizado por el contacto del espaol con una lengua indgena: el quechua. Tal como hemos visto, los datos cuantitativos indican una distribucin peculiar del orden del adjetivo y el sustantivo en la frase nominal. Las caractersticas de la lengua quechua y la situacin de la comunidad quechua - hablante en la Argentina son disparadores de esta estrategia etnopragmtica mediante la cual es posible adoptar una actitud evaluadora de las entidades referidas.

Sabemos que nos queda mucho camino por recorrer pero creemos que el enfoque que hemos presentado constituye una herramienta prometedora para la investigacin del uso del lenguaje en el contexto cultural.

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