Curso de Derecho Procesal Civil - Giussepe Chiovenda
Curso de Derecho Procesal Civil - Giussepe Chiovenda
Curso de Derecho Procesal Civil - Giussepe Chiovenda
TITULO 1 CONCEPTOS BSICOS CAPITULO 1 DERECHO Y ACCIN 1.1.1 Ley y derecho subjetivo La ley, en un sentido amplio, o derecho objetivo, es la manifestacin de la voluntad colectiva dirigida a regular la actividad de los ciudadanos o de los rganos pblicos. El fin que se propone esta voluntad, como el fin del Estado, es doble: a) Proveer a la conservacin de los sujetos jurdicos, as como a su organizacin poltica (Estado) y de los bienes que se consideran propios de ellos; y b) Regular la atribucin de los bienes de la vida a los sujetos jurdicos singulares. El Estado puede asumir por s mismo la distribucin de esos bienes, o limitarse a reconocer la actividad del individuo en cuanto se dirige a ellos y a tutelar sus resultados restringiendo la libertad de los dems. Pero, en todo caso, el reconocimiento por parte de la voluntad de la ley confiere una particular eficacia a la tendencia del particular hacia aquellos bienes. Apoyndose, en efecto, sobre la voluntad de la ley, el sujeto jurdico aspira a la adquisicin o conservacin de aquellos bienes, aun por va de coaccin, lo que constituye el llamado derecho subjetivo, el cual puede definirse como la expectacin de un bien de la vida garantizada por la voluntad de la ley. S se analiza la idea del derecho subjetivo, vemos que se resuelve en una voluntad concreta de la ley. Toda norma contenida en la ley es una voluntad general, abstracta, hipottica, condicionada a la verificacin de determinados hechos, los cua les, por regla general, pueden producirse de manera indefinida. Siempre que se verifica el hecho o el grupo de hechos previstos por la norma, se forma una voluntad concreta de la ley, ya que de la voluntad general y abstracta nace una voluntad particular que tiende a actuarse en el caso dado. Por tanto, a cada estipulacin de compraventa corresponde la formacin de una voluntad concreta de ley, en virtud de la cual un determinado comprador debe tener la cosa, y el vendedor debe recibir el precio. A todo acto ilcito corresponde la formacin de una voluntad concreta de ley, por lo que aquella persona que recibi el dao debe ser resarcida. La muerte de todo individuo, combinada con la relacin de parentesco entre el difunto y determinadas personas, o con una manifestacin de ltima voluntad de aqul, hace nacer una voluntad concreta de ley, en virtud de la cual, los de rechos expectantes del difunto pasan a los herederos. Si un cnyuge comete excesos o sevicia en dao de su cnyuge, origina una voluntad concreta de ley, en virtud de la cual el inocente podr pedir la separacin. Como se ve, todo derecho subjetivo no es sino una voluntad concreta de ley subjetivada, es decir, considerada desde el punto de vista de aquel que puede pedir su actuacin. Generalmente, la voluntad concreta de ley tiende a realizarse, en primer lugar, medante la prestacin que una persona est obligada a hacer a otra de tal suerte que al derecho de una parte corresponde una obligacin de la otra. En los ejemplos citados, la voluntad concreta de ley por la cual el comprador debe recibir la cosa y el vendedor el precio, se realiza, en primer lugar, mediante la entrega que el vendedor est obligado a realizar y mediante el pago que el comprador est obligado a hacer. La voluntad concreta de ley por la cual c perjudicado debe ser indemnizado se realiza mediante la obligacin de resarcir del perjudicante. Pero en muchos de casos la voluntad concreta de la ley se realiza independientemente de la prestacin y de la obligacin de alguien. Ello ocurre en la transmisin de herencia o en la
separacin personal de los cnyuges. Cuando, por el contrario, la voluntad concreta de la ley debiera realizarse en primer lugar mediante la prestacin del obligado, si sta falta, se lleva a cabo su realizacin mediante el proceso. Esta observacin aclarar, por una parte, la gran divisin de los derechos, y, por la otra, el concepto de la accin. Cuando alguien pretende un bien de la vida fundamentando una voluntad concreta de ley que en realidad no existe, se forma entonces una voluntad concreta de ley en virtud de la cual tal pretensin debe ser considerada, declarada y tratada como falta de fundamento, lo que puede tambin expresarse diciendo que se forma una voluntad concreta negativa de la ley. El proceso civil, formado por la demanda de una parte (actor) frente a otra [demandado), no sirve para hacer concreta la voluntad de la ley, puesto que esta voluntad fue formada con anterioridad al proceso, sino para declarar cul es la voluntad concreta de la ley y para actuarla; ya sea la voluntad de la ley afirmada por el actor, la cual, si existe, es actuada con la admisin de la demanda o, en caso contrario, la voluntad negativa de la ley, la cual es actuada con la desestimacin de la demanda. 1.1.2 Relacin jurdica Cualquier derecho subjetivo presupone, corno su fuente o causa inmediata, una relacin entre dos o ms personas, regulada por la voluntad de la ley y creada por la realizacin de un hecho. Existen entre los hombres relaciones de diversa naturaleza: de amistad, de cortesa, de reli gin, de negocios, etc. Cuando una relacin est regulada por la voluntad de la ley, se llama relacin jurdica, cuyo concepto es ms amplio que el de derecho subjetivo, no tanto porque expresa, adems de la posicin de aquel a quien le corresponde un derecho, la de aquel que est sometido a este derecho (porque en realidad esta duplicidad de posiciones est contenida en la misma idea de derecho subjetivo), sino ms bien porque la relacin jurdica no se agota en un nico derecho subjetivo de una parte y en el correspondiente sometimiento de la otra. La rela cin jurdica es compleja, es decir, comprende ms de un derecho subjetivo de una parte hacia la otra, frecuentemente una pluralidad de derechos recprocos entre las partes, como en las relaciones de matrimonio, filiacin, propiedad, usufructo, enfiteusis, compraventa, sociedad, arrendamiento, mandato, etc. Justamente por eso su mayor amplitud respecto al concepto de derecho subjetivo, y por esta unidad de causa o ttulo respecto a los mltiples derechos que pueden derivar de ella, el concepto de relacin jurdica es fundamental en el estudio del proceso; las doc trinas de la identificacin de las acciones, de la prejudicialidad, de la cosa juzgada, de la reconvencin, de la competencia, nos presentan sus importantes aplicaciones. La denominacin "relacin jurdica" se encuentra en nuestras leyes civiles fundamentales designado con otras expresiones. Las relaciones jurdicas se pueden dar tanto entre particulares como entre los particulares y el Estado. En primer lugar, el Estado puede allegarse los bienes que necesita para la actuacin de sus fines, entrando en relaciones con el particular, de igual clase que las que se dan entre particulares [compraventas, prstamos, arrendamientos, etc.) Estas relaciones fueron desde muy pronto consideradas como jurdicas. La doctrina distingui en el Estado dos personas: una que acta como un particular [iure gestionis), otra, como una autoridad, ejerciendo el derecho de mandato (iure imperii). Con esta distincin se consigui, hasta en los regmenes absolutos, someter el Estado al Derecho comn y a los tribunales ordinarios respecto a una gran cantidad de relaciones. Pero en el Estado moderno constitucional, que aparece como la unidad organizada de todos los ciudadanos para fines de inters general, y
en el cual los poderes pblicos no son sino rganos de esta unidad, el sentimiento pblico ha conseguido poner la ley aun sobre el Estado, aunque ste sea su fuente, considerando como actividad regulada y vinculada por la ley tambin la actividad meramente pblica. Este concepto fue favorecido por el principio de la divisin de poderes, que permite considerar de manera abstracta al Estado en diversos momentos, en cuanto legisla y en cuanto acta sus otros fines, fue desarrollado por la doctrina y formulado por las leyes, que reconocen expresamente relaciones jurdicas de derecho pblico entre el Estado y los particulares. El mismo proceso, aunque tiene por objeto la relacin jur dica entre las partes deducida en juicio por el actor, relacin jurdica sustantiva, constituye a su vez, una relacin jurdica de derecho pblico entre las partes y el rgano jurisdiccional, relacin jurdica procesal, y las dos relaciones presentan continuas interferencias y contraposiciones en el proceso. Sin embargo, no se puede creer que toda voluntad de ley que obliga a los rganos del Estado a hacer o no hacer alguna cosa sea de tal naturaleza que pueda ser invocada por el particular. Hay normas que regulan la actividad pblica para conseguir un bien pblico, es decir, propio del conjunto de todos los ciudadanos, de la colectividad (tal es el inters de tener una buena administracin, un buen ejrcito, buenas fortificaciones, la conservacin de las carreteras pbli cas, etc.). De estas normas nacen derechos colectivos, o derechos cvicos generales, los cuales estn difundidos en un nmero indeterminado de personas, y no se individualizan en ninguna de stas, el particular no puede hacerlos valer, a menos que la ley le conceda convertirse en rgano de la colectividad. El particular, como tal, tiene un derecho hacia el Estado slo cuando la ley que regula la actividad pblica ha tenido en cuenta su inters personal inmediato, directo. 1.1.3 Hechos jurdicos La voluntad de la ley se concreta, es decir, da lugar a relaciones jurdicas, en virtud de hechos que se verifican. Igualmente, pueden modificarse o extinguirse las relaciones jurdicas. Se llaman hechos jurdicos aqullos acontecimientos de los cua les deriva la existencia, modificacin o extincin de una voluntad concreta de ley; y como tales se distinguen de los simples hechos o motivos, que tienen importancia para el derecho slo cuando sirven para probar la existencia de un hecho jurdico. Tenemos, pues, varias categoras de hechos jurdicos, cuya determinacin es de gran importancia para el proceso, en particular para las teoras de la excepcin, de los poderes del juez, de la carga de la prueba: 1. Hechos constitutivos Dan vida a una voluntad concreta de ley y a la expectativa de un bien por parte de alguien. Por ejemplo, un prstamo, una sucesin. Entran tambin en esta categora los hechos constitutivos del inters en obrar, 2. Hechos extintivos Hacen cesar una voluntad concreta de ley y la consecuente expectativa de un bien. Por ejemplo, pago, remisin de deuda, prdida de la cosa debida. Pueden ser connaturales al derecho o sucesivos s un derecho se da para un cierto trmino y/o cumpli miento de obra como hecho extintivo connatural al derecho. Puede, sin embargo, sobrevenir un hecho nuevo y reforzar el hecho constitutivo (interrupcin del trmino); y 3. Hechos impeditivos Las dos primeras categoras de hechos jurdicos estn, en contraposicin. Tambin debe precisarse que al estudiar las condiciones o circunstancias de hecho que deben concurrir para que nazca un derecho, se ve que no todas tienen la misma importancia y que, aun siendo todas necesarias, no se hallan en el mismo plano- Slo algunas quedan comprendidas en la categora de hechos constitutivos, y son aquellas que
tienen por funcin especfica dar vida a un derecho dado y que normalmente producen ese efecto. Sin embargo, para que estas circunstancias produzcan su efecto, deben concurrir otras cuya falta impide que las consecuencias de las primeras se produzca. A la categora de los hechos constitutivos se contrapone, de esta manera, la de los hechos impeditivos. Hecho impeditivo es aquel que por su propia naturaleza niega es decir, la falta de una de las circunstancias que deben concurrir con los hechos constitutivos para que stos produzcan los efectos que les son propios y normales. No puede entenderse la categora de los hechos impeditivos sino considerando las circunstancias necesarias al surgir de un derecho, agrupadas en las dos categoras: causas eficientes [hechos constitutivos) y causas concurrentes [cuya falta implica la existencia de un hecho impeditivo). En el mundo del derecho ocurre lo mismo que en los fenmenos de la vida fsica. Todo fenmeno es el efecto de causas eficientes y concurrentes. As, el fenmeno de la penetracin de la luz solar en una habitacin tiene por causa eficiente el sol; pero para que obre esta causa es necesario que concurra otra circunstancia: que las ventanas dejen pasar la luz. Si las ventanas estn cerradas, impedir que el efecto del sol se produzca. Nadie puede asegurar que el fenmeno de la iluminacin tenga por causa la ventana abierta; es un sofisma, de cavisa falsa, tomar por causa la exclusin del impedimento [Rosmini: Lgica). Lo mismo pasa con los fenmenos jurdicos. Todo derecho nace gracias a determinadas circunstancias que tienen la funcin especfica de dar vida justamente a aquel derecho; pero, para que produzcan el efecto que es es propio, normal, deben concurrir otras ci rcunstancias. El acuerdo de las partes de vender una determinada cosa por un precio dado es la circunstancia especfica [hecho constitutivo) que produce la transmisin de la propiedad de una a otra parte; pero se requiere tambin que el acuerdo sea seriamente hecho; si es simulado, la transmisin de la propiedad no se produce. Una obligacin fundada sobre causa ilcita no puede tener ningn efecto, por tanto, la ilicitud de la causa impide el efecto normal de la obligacin. La posesin de la cosa mueble en el vendedor es la condicin especfica [hecho constitutivo] para que el comprador adquiera su propiedad, aunque la cosa no fuera del vendedor, pero si el comprador obra con mala fe, este efecto no se produce; as, si la cosa ha sido perdida por el propietario. Los casos de simulacin, ilicitud, mala fe, calidad de cosa perdida, obran como hechos impeditivos del derecho; y tambin toda circunstancia que impida a un hecho producir el efecto que le es normal y que constituye su razn de existir. Pero en los fenmenos jurdicos esta relacin entre otras circunstancias concurrentes necesarias para su existencia puede depender de un elemento que la hace relativa, y es el arbitrio del legislador. De tal modo que resulta una cuestin de difcil interpretacin de la norma particular establecer si una circunstancia jurdica se considerar como hecho constitutivo o la circunstancia opuesta como hecho impeditivo. Por ejemplo, hay casos en los que la ley considera la buena fe como hecho constitutivo que ha de probarse por el actor, porque en estos casos la buena fe justifica la derogacin de un principio general, mientras que en otros, la mala fe es considerada como hecho impeditivo, que debe probarse por el demandado, y aun hay veces que la mala fe aparece en la ley como hecho constitutivo, debiendo probar el actor que existe. En todo caso, conviene recordar que tanto la presencia de los hechos constitutivos como la ausencia de los impeditivos son igualmente necesarias para la existencia del derecho. Pero la necesidad de una circunstancia en los hechos constitutivos o la circunstancia opuesta en los impeditivos tiene gran importancia prctica respecto a la reparticin de la carga de la afirmacin y de la carga de la prueba entre las partes.
Sin embargo, la ley, considerando que el hecho constitutivo normalmente produce el efecto que le es propio, quod plerumque accidt, se contenta con que quien afirme un derecho alegue y pruebe los hechos constitutivos de los cuales deriva, dejando que la otra parte alegue y pruebe los hechos impeditivos, es decir, la falta de las causas concurrentes, falta que impide al hecho constitutivo, en el caso concreto, producir el efecto que le es propio. 1.1.4 Diversas categoras de derechos Los derechos son tantos, como los modos de intentar conseguir un bien de la vida y los bienes mismos. Bien es el goce de una cosa exterior, y cuando la ley garantiza el goce absoluto de una cosa imponiendo a todos respetar este goce, nace un derecho fundamental: la propiedad. Pero puede ser tambin el goce limitado de una cosa (usufructo, uso, habitacin), o la posibilidad de realizar determinadas actividades respecto a una cosa de otro, para el mejor goce de una cosa nuestra (ius agendi, eundi, aquam ducendi), o puede ser la actividad de otro, en cuanto es impuesta por la ley como medio dirigido a procuramos una utilidad (obligacin de hacer y de dar(; y tambin el no hacer ajeno se nos presenta como un bien, cuando nos permite el goce de un bien (servitus altius non tollendi; obligacin de no abrir un comercio como el nuestro en la misma calle). Finalmente, puede ser la modificacin del estado jurdico existente, cuando se tenga inters en deshacer una relacin jurdica o constituir una nueva (anulacin o resolucin o modificacin de los contratos; anulacin de testamentos u otros actos jurdicos; cesacin o constitucin de servidumbre, etctera). Todos estos derechos se divididen en dos grandes categoras: Derechos que tienden hacia ua bien de la vida que se consigue en primer lugar mediante la prestacin positiva o negativa de otros sujetos (derechos a una prestacin), y derechos que tienden a la modificacin del estado jurdico existente (derechos potestativos). 1. Derechos a una prestacin Esta primera categora se subdividc en las categoras tradicionales: derechos absolutos y relativos, reales y personales. a) Derechos absolutos y relativos. Esta clasificacin se fund para aquellos a quienes se dirige el mandato de la ley de hacer o no hacer, es decir, de prestar alguna cosa positiva o negativa. En los casos en que la garanta del bien de la vida al cual tendemos consiste en que a todos les est prohibido realizar determinadas acciones respecto a nosotros, se suele hablar de derechos absolutos, porque todos se nos aparecen como obligados negativame nte respecto a nosotros (propiedad, servidumbre, derecho de personalidad en sus diferentes manifestaciones). En aquellos casos en que la garanta consiste en ser una obligacin, establecida para determinadas personas, de hacer o no hacer cualquier cosa, se habla de derechos relativos, porque como obligada (preferentemente) se nos presenta una determinada persona (aunque tambin aqu to dos estn obligados a no hacer ninguna cosa contra nuestro derecho en cuanto todos estn obli gados a no daar a otro). Por esto, los derechos relativos se llaman ms comnmente derechos de obligacin. b) Derechos reales y personales. Tradicionalmene suele oponerse un grupo importante de derechos absolutos, reales, a los derechos que nacen de las obligaciones, personales. La distincin que sirve de base a algunas disposiciones de nuestras leyes procesales (Cd. Proc. Civ., arts 90 a 93; arts 198 y 200; art 70; Ley sobre las Conciliaciones de 16 de junio de 1892, art 10) est ntimamente ligada a la distincin romana entre acones in rem e n personara. En el derecho romano clsico se expresa: "Inpersonam actio est, qua agimus cum aliquo, quinobisvel excon-tractu vel es delicio obligalus est, id est cum intendimus dar, facer, praestare aportere. In rem actio est, cum aut corporalem rcm intendimus nostram
esse, aut ius aliquod nobis competer, veluti utendi frucndi, eundi agendi aquamve ducendi vcl altius tollendi prospiciendive: aut cum actio ex diverso adversario est negativa" (Gayo: Inst IV, 2 y 3). Los derechos y las acones in rem, en el derecho clsico, comprendan todos los derechos nacidos de cualquier modo por cualquier obigacin (ius aliquod), si bien Gayo, al poner ejemplos, no enumere sino derechos de una determinada categora; y en el concepto de actio n personam entraban slo algunas formas de obligacin, en las que el deudor, por un hecho propio (contrato o delito), ve nia a ponerse en una condicin de sometimiento respecto al acreedor (obligaliones). Pero la distincin de derechos reales y personales, tal como ha pasado a la doctrina moderna, tiene un sentido distinto. Los derechos reales son aquellos absolutos que nos garantizan, por un lado, el goce completo de una cosa exterior (propiedad), comprendida la facultad de disponer de la cosa, y por el otro, el goce limitado de una cosa exterior cuya propiedad es de otro (derechos sobre cosa ajena), Suele decirse que en los derechos reales domina una relacin entre persona y cosa, y que las otras personas entran en juego slo en cuanto pueden perturbar aquella relacin; esto se dice nicamente en sentido figurado, porque lo que da la naturaleza de derecho al goce de la cosa es justamente aquel complejo de deberes negativos de las otras personas. Pero la caracterstica de los derechos reales respecto a los otros derechos absolutos procede de que las cosas de las cuales se tiene el goce completo o limitado son exteriores y, por lo tanto, pueden corresponder a una persona como a otra, a esta o aqulla; pueden pasar de una persona a otra etctera. Los derechos personales, por el contrario, nacen en una relacin que corre, desde su origen, entre dos o ms personas determinadas, una o varias, de las cuales estn (por cortrato, hecho ilcito, cuasi contrato, testamento, o ley) obligadas a una prestacin hacia otra u otras. Tambin el goce de una cosa puede formar el contenido de un derecho personal. Yo puedo obligarme a hacer gozar una cosa de mi propiedad a otra persona durante un tiempo determinado, dndosela en arriendo; el derecho que nace de esta relacin a favor del arrendatario es personal, porque la concesin temporal, no es sino una manera, de gozar mi cosa, obteniendo por ella un precio. Existe, es cierto, en el derecho del arrendatario agn elemento que lo asemeja al derecho real (ius ad rem) tanto ms que l puede hacerse valer en ciertos lmites contra terceros propietarios [Cd. Civ., arts 1497, 1598; Cd. Proc. Civ., art 687: en los cuales algunos han querido ver un carcter real en los arrendamientos de larga duracin, aqullos que pasen de los nueve aos y se inscriban). Por otra parte, tambin la relacin jurdica real puede dar lugar a obligaciones: el propieta rio puede ser obligado a prestaciones, en virtud de la ley (Cd. Civ., arts 441, 534, 543, 548, 559, 562, 568, 581, 698), o de un derecho real constituido a favor de otro, ejemplo, enfitcuss); y puesto que estas prestaciones son debidas por el propietario como tal, algunos autores incluyen los derechos que a ellas se refieren entre los derechos reales, mientras que la mayora se limita a hacer una categora especial de obligaciones (in rem scriptae). Con la denominacin de acciones mixtas, encontramos definidas en el derecho justnianeo las acciones divisorias (familiae erciscundae, communi dividundo, finium regundorum), porque mixlam causam obtinere videntur, tam in rem quam in personam. En cambio, la doctrina francesa enumera como acciones mixtas (Cd. Proc. francs art 59), las acciones nacidas en virtud de un acto traslativo de la propiedad de un inmueble [o de un mueble que no sea un simple genus) dirigidas contra el otro contratante para conseguir la cosa cuya propiedad fue transferida; y las acciones que tienden a la resolucin, rescisin, reduccin de
un acto traslativo de propiedad o constitutivo de un derecho real inmobiliario, desde que son propuestas contra aquel a cuyo favor se ha constituido el derecho; porque, se dice, en el primer caso el derecho es a la vez personal, en cuanto deriva de la obligacin de entregar la cosa, y real, en cuanto deriva de la propiedad transmitida; en el segundo caso, es a la vez personal, porque se pide la resolucin de un negocio jurdico, y real, porque se tiende a conseguir la propiedad. Hechos valer, por el contrario, contra terceros poseedores, estos derechos son puramente reales. Pero la ley italiana no habla de acciones mixtas, y el concepto doctrinario de un derecho mixto es intil y artificioso. En el primero de los dos casos en que el legislador francs utiliza el concepto, aquel al cual fue transmitida la propiedad, tiene contra el otro contratante, no un derecho mixto, sino dos derechos concurrentes. En el segundo caso, quien reclama, por ejemplo, la rescisin de una venta de un inmueble, ejercita un derecho que no tiene nada de real, porque l no tiene la propiedad; si reclama, adems de, la rescisin, la restitucin de la cosa, hace valer dos derechos: el derecho a la rescisin y el derecho real, condicionado a la admisin de la demanda de rescisin. Puesto que en este caso la finalidad prctica de la accin consiste en la adquisicin de la cosa, es natural que el derecho real, si bien condicionado, prevalezca so bre el derecho a la rescisin y lo atraiga a s. Por lo que se explica que cuando el derecho real que se ha de conseguir mediante la rescisin, reduccin o nulidad, debera ejercitarse despus contra un tercero poseedor, la ley permita proponer directamente contra l las dos acciones acumuladas (Cd Civ, art 1096); y la misma ley llama a esta accin, sin ms, reivindicacin. Las dos acciones acumuladas corresponden, en cuanto a la competencia, al forum re sitae, lo que no impide que se den, en todo caso, dos derechos distintos; y tampoco es acertado hacer de estas dos acciones una nica aclio in rem scripla, puesto que la eficacia real que tiene lugar aqu, no es sino el efecto normal del derecho real, que vuelve a nacer en el momento en que la resci sin se pronuncia. 2. Derechos potestativos Esta categora de derechos, se contrapone claramente a la primera; en los derechos potestativos falta por completo aquello que es caracterstico de los derechos con base en una prestacin: la obligacin de una persona de hacer una prestacin. En muchos casos, la ley concede a alguno el poder de influir con su manifestacin de vo luntad sobre la condicin jurdica de otro, sin el concurso de la voluntad de ste: a) Haciendo cesar un derecho o una situacin jurdica existente; o b Produciendo un nuevo derecho, una nueva situacin o un efecto jurdico. Por tanto, la ley, segn determinados motivos, concede al cnyuge el poder de pedir la separacin personal o la separacin de la dote; al contratante, el poder de impugnar el contrato o denunciarlo; al mandante y al donante, el poder de revocar el mandato o la donacin; al vendedor, el poder de rescatar el fundo o de pedir a rescisin por lesin; al condmino y al socio, el poder de obtener la divisin, la cesacin de la comunidad, ia disolucin de la sociedad; al propietario, el poder de pedir la comunidad del muro colindante, el deslinde y amojonamiento, la concesin de una servidumbre de acueducto o de paso sobre un fundo ajeno y la supresin de servidumbres semejantes sobre su propio fundo; al empresario de una industria elctrica, el poder de pedir la servidumbre de conduccin elctrica; al concesionario de una linca telefnica, el poder de pedir la servidumbre de apoyo del tendido; al que debe realizar una obra de utilidad pblica, el poder de expropiar los fundos necesarios, etctera. Dichos poderes, que no deben confundirse con simples manifestaciones de la capacidad jurdica, como la facultad de testar, de contratar, etc., a las cuales no corresponde ningn
sometimiento ajeno, se ejercitan y actan mediante una simple declaracin de voluntad, pero algunas con la intervencin necesaria del juez (sentencia constitutiva). Todos tienen de comn tender a la produccin de un efecto jurdico a favor de un sujeto y con cargo a otro, el cual nada debe hacer, ni puede hacer para apartar de s aquel efecto, quedando sujeto a su produccin. La sujecin es un estado jurdico que no requiere el concurso de la voluntad del sujeto, ni ninguna actitud suya. Son poderes puramente ideales, creados y concedidos por la ley, sea a veces con base en un pacto (en cuanto slo dentro de la ley puede concebirse un poder que consiste en poner en vigor o fuera de vigor normas de ley); y puesto que esos poderes se presentan como un bien, no hay ninguna razn para no comprenderlos entre los derechos, como realmente les comprende el sentido comn y el uso jurdico. Es una pura peticin de principio decir que no puede concebirse un derecho al cual no corresponda una obligacin. Tampoco se puede negar la autonoma de estos poderes: el poder de hacer cesar un derecho, no tiene que ver con tal derecho, y el poder de constituir un derecho, no puede confundirse con un derecho que no existe an, ni siquiera en el estado de derecho latente, expresin privada de significado jurdico. Por ejemplo, si yo vendo una cosa propia a Ticio con pacto de retroventa, no se puede decir ciertamente que yo contino siendo propietario, y que slo para ejercitar este derecho de propiedad sea necesaria la declaracin de restitucin, por el contrario, lo cierto es que yo he perdido la propiedad y que Ticio es el propietario (propietario revocable, !o llama la ley); pero yo tengo, con relacin a l, el poder jurdico de reconstituirme el derecho de propiedad perdido. Por lo mismo, estos poderes jurdicos no se pueden asimilar a aquellas relaciones en las cuales se esti pula ia obligacin de una parte de hacer determinadas prestaciones a peticin de la otra (contratos de suministros, de provisin, igualas y similares); no hay aqu el simple poder jurdico de producir en la otra parte, mediante la peticin, la obligacin de la prestacin, ya que la obligacin preexiste a la peticin; tan es as, que por esa relacin obligatoria en la que ha entrado, la otra parte est obligada a conducirse de manera que pueda realizar las prestaciones cuando se le exija; y a veces puede haber recibido la correspondencia de esta obligacin, sin que las prestaci ones sean jams pedidas (como en el contrato de abono). Tampoco, por ltimo, se pue den reducir estos derechos a la primera categora, imaginando su sujeto pasivo como obligado a sufrirlos (lo que sera una contradiccin en los trminos, puesto que la obli gacin supone la posibilidad de no cumplirse), o imaginando como obligado frente a ellos al juez (mientras el sujeto pasivo de estos derechos es el adversario, y el juez no tiene sino la obligacin de reconocerlos). Antiguamente, se sostena que el derecho a la comunidad de un muro medianero tena su ttulo en la ley, de manera que el propietario vecino poda ejercitarlo, sin ms, con la proteccin judicial, salvo la obligacin personal, y no del adquircnte eventual, de pagar el precio; pero el tribunal de casacin declar que el propietario del fundo tiene por la ley solamente "el derecho potestativo de hacer comn el muro", por lo cual este derecho debe ejercitarse con las formas requeridas por la ley para la transmisin de la propiedad inmueble, es decir, debe constituirse la comunidad mediante contrato escrito o, en su falta, mediante sentencia del juez. Tambin se consideraba que la servidumbre forzosa de paso tena su ttulo en la ley [Cd. Civ., art 592J y que ejercitado el paso de un determinado modo durante el tiempo necesario para la prescripcin, se adquira por prescripcin el modo. Pero el tribunal de casacin decidi que "la ley no constituye directamente la servidumbre, sino que concede nicamente el derecho de obte ner su constitucin", y sta debe obtenerse con
convencin escrita o mediante sentencia del juez, excluyendo la adquisicin por prescripcin tanto de la servidumbre como del modo. 1.1.5 Lesin del derecho Cuando al derecho a una prestacin no corresponde el estado de hecho porque la obligacin no ha sido cumplida, el derecho queda lesionado, de lo cual puede nacer un derecho a una nueva prestacin. Por eso hay que distinguir entre voluntades concretas de ley originarias y derivadas; de la lesin de un derecho absoluto (es decir, de la violacin de la obligacin negativa de no daar mi derecho) nace un derecho nuevo contra una determinada persona, que est obligada a satisfacerme (por ejemplo, restituyndome mi cosa), o a resarcir el dao, en su caso. De la lesin de un derecho relativo puede nacer un derecho a una nueva prestacin en contra de una persona ya previamente determinada; s se pide el resarcimiento de daos, los intereses, o si tratndose de una obligacin de no hacer, la destruccin de aquello que fue hecho en contravencin de la obligacin (Cdigo Civil). Por lo cual se deduce que no slo de las relaciones jurdicas cuyo contenido es una obliga cin, nace, si no existen trminos o se han cumplido, o no pende condicin, o se ha realizado, un derecho a una prestacin, con una direccin personal determinada, es decir, un derecho dirigido hacia la persona del obligado, sino tambin de las relaciones jurdicas absolutas, y en particular de las reales, con la lesin nace un derecho con una direccin personal determinada. Todos los derechos, por lo tanto, cualquiera que sea la naturaleza, absoluta o relativa, real o personal, de la relacin jurdica en la cual tienen origen, en el momento en el que se hacen valer en el proceso se dirigen hacia una determinada persona, que asume en el proceso la posicin de demandado. En los derechos personales y en los derechos absolutos no reales, esta persona es el autor mismo de la lesin, u otra persona que se encuentra con l en relacin de sucesin. En los derechos i cales, el derecho nuevo que surge de la lesin no se dirige necesariamente contra el autor de sta, lo cual tiene gran importancia para la determinacin de la persona del demandado en juicio. Mi derecho a la cosa propia, no se dirige contra e! que me la quit, sino contra cualquiera que la posea en el momento que la reclamo. sta es una regla a la cual la ley slo puede poner limitaciones, por razones especiales (por tanto, cesa mi derecho y no puedo reclamar mi cosa mueble o el ttulo al portador, de aquel que lo haya adquirido de buena fe de quien lo posea, por el principio possession vaut titre (Cd. Civ., art 707), a menos que se trate de cosa robada o perdida (Cd. Civ., art 708}; dicha limitacin, a su vez, desaparece para los ttulos al portador robados o perdidos cuando el adquirente no conoca el vicio en la causa de la posesin (Cd. Com., art 57), y para las cosas sustradas o perdidas que hayan sido compradas en feria o mercado, o en venta pblica, o por un comerciante que haga venta pblica de objetos de dicha clase; si han sido pignoradas en un monte de piedad, la limitacin tiene lugar slo en el sentido de que el propietario, para recobrar la cosa, debe reembolsar al poseedor el precio de adquisicin o la suma dada en prstamo (Cd. Civ., art 709; ley de 4 de mayo de 1898, sobre los montes de piedad, art 11); igualmente, no puedo reclamar el inmueble contra quien lo haya adquirido despus que yo, pero ha inscrito su ttulo antes que yo (Cd. Civ., art 1942(. Si me corresponde el derecho de que no existan ni construcciones ni plantaciones en el fundo vecino al mo, yo reclamar del poseedor de ese fundo su demolicin, aunque las construcciones hayan sido hechas por otros y las plantaciones hayan sido plantadas por otros o nacidas las plantas naturalmente. Si despus el poseedor deja de poseer, cesan mi derecho contra el y su posicin de demandado (salvo su responsabilidad por los hechos propios, Cd. Civ., art 439).
De tal manera, el derecho nacido de la lesin no tiene siempre la misma naturaleza del de recho lesionado; de la lesin de un derecho real puede nacer un derecho personal. Quien daa mi casa, sin negar mi derecho de propiedad, es decir, sin afirmar que la cosa se le atribuya a l por el derecho con prioridad sobre m, no viola una norma de atribucin, sino una de conservacin. El derecho que tengo hacia l para el resarcimiento de daos es un derecho personal, no real. Quien detenta mi cosa, gozndola sin mi licencia, niega de hecho mi derecho de propiedad, si bien no lo niega expresamente, porque aprovecha para s aquellas utilidades que el dere cho me atribuye y se comporta corno si la cosa le fuera atribuida a l. El derecho que tengo contra l es real. Si quien detenta mi cosa la daa, tengo contra el, a la vez, un derecho real y un derecho perso nal. Desde otro punto de vista, de la lesin de un derecho personal puede nacer un derecho potestativo; por ejemplo, el derecho a la resolucin de un contrato (Cd. Civ., art 1165] a la separacin personal [Cd. Civ., arts 149 y 150), o bien el derecho a la constitucin de la propiedad nacida de un contrato preparatorio de compraventa. Siempre que se hace valer el derecho nacido de la lesin, se deduce en juicio tambin el derecho lesionado; pero no como objeto inmediato de la declaracin y de la actuacin, sino como presupuesto del derecho que se hizo valer: s este presupuesto fuera atacado, nacera una cuestin prejudicial, y sobre sta podr, eventualmcntc, tener lugar una declaracin inci dental. En cuanto a la lesin de los derechos hemos hablado slo de los derechos a una prestacin, porque nicamente stos pueden ser lesionados. Los derechos potestativos, por su misma naturaleza, no se dirigen hacia un obligado, sino que agotndose en el poder jurdico de producir un efecto jurdico y ejercitndose con una simple declaracin de voluntad, con o sin el concurso de la sentencia del juez, no pueden ser lesionados por nadie. 1.1.6 Accin El concepto de accin tiene una estrecha conexin con el de lesin de los derechos por lo que la accin es uno de los derechos que pueden nacer de la lesin de un derecho; y as es como ello se presenta en el mayor nmero de los casos: como un derecho con el cual, no cumplida la realizacin de una voluntad concreta de ley mediante la prestacin del obligado, se obtiene la realizacin de aquella voluntad por otro camino, es decir, mediante el proceso. Pero esta, que es una simple conexin, se resolvi durante un tiempo de manera confusa entre los dos conceptos, lesin de derecho y accin. Dominaba entonces una concepcin absolutamente privativa del proceso, que era considerado como un simple instrumento al servicio del derecho subjetivo, como una institucin meramente subordinada al derecho sustantivo o como una relacin del mismo derecho privado. La primera consecuenci a de este modo general de entender el proceso, se manifiesta cabalmente en la doctrina de la accin. sta era considerada como un elemento del mismo derecho deducido enjuicio; como el poder, inherente al derecho mismo, de reaccionar contra la violacin; como el derecho mismo en su tendencia a la actuacin. Es decir, se confundan dos valores, dos derechos absolutamente distintos entre s. No es taba libre de este error la doctrina que defina la accin como un derecho nuevo, nacido de la violacin, y teniendo por contenido la obligacin del adversario de hacer cesar esa violacin, Savigny, puesto que en esta idea se confunda la accin con aquel derecho a una nueva presta cin que, como hemos visto, puede nacer de la lesin del derecho, pero que justamente porque l tiende tambin a una prestacin, puede ser satisfecho por el obligado; mientras que la accin es un poder de realizacin de la voluntad concreta de ley, que prescinde de la voluntad y de la prestacin del demandado.
Las teoras modernas se han desarrollado por varios factores que al construir sobre bases completamente diferentes la doctrina de la accin, dieron el primer jaln a la doctrina moderna general del proceso. Por una parle, la renovacin de los estudios de derecho pblico, que por causas de orden histrico, cultural y poltico, se lleva a cabo hacia principios del siglo XIX, facilit la consideracin del proceso como campo de una funcin y de una actividad estatal, en las cuales prevalece y domina la personalidad de los rganos jurisdiccionales y la finalidad de su actuacin, que no es tanto la satisfaccin de los derechos de los particulares, como la realizacin de la voluntad de la ley. Contribuy, por otro lado, la renovacin, verificada durante el mismo periodo, de los estudios de derecho romano, que tuvo entre sus ms importantes episodios el escrito de Windscheid sobre la actio romana (1856) y la consecuente polmica con Muther. Estos estudios condujeron a diferenciar claramente el derecho a la prestacin en su direccin personal determinada (Anspruch = razn o pretensin) que equipara en los umbrales del proceso los derechos absolutos y relativos, reales y personales, del derecho de accin, considerando a ste como derecho autnomo, que tiende a la realizacin de la ley me diante el proceso. El reconocimiento de esa autonoma se hace completo con Adolfo Wach, quien en su Manual (1885) y en su monografa fundamental sobre la accin de declaracin (Der Feststellungsanspmch, 1888), demostr que la accin, cuando sustituye a la falta de realizacin que de la ley deba hacerse mediante la prestacin de un obligado, y ms generalmente, en los numerosos casos que tienden a la realizacin de una voluntad concreta de ley tal que no debe ni puede ser realizada de otra manera que en el proceso, es un derecho por s mismo, distinto del derecho del actor que tiende a la prestacin del obligado. Cuando Wach daba esta demostracin, la categora de los derechos potestativos estaba todava casi sin desarrollar por la doctrina. El escritor alem n consider dentro de los derechos a una prestacin, como obligado frente a la accin al Estado, y como contenido de la prestacin debida por el Estado, la tutela jurdica; por lo cual defini la accin como "derecho de aquel a quien le es debida la tutela jurdica" (Rechtsschutzanspruch). La tesis de Wach est ms acorde con la tradicin germnica que con la latina. No se puede negar que existan relaciones jurdicas pblicas entre el Estado y el ciudadano; tampoco pensar en la existencia de accin si no existiera un Estado al cual dirigirse. Pero, en realidad, la relacin con el Estado en este caso no es sino un medio para obtener ciertos efectos contra el adversario. La tradicin latina vio en la accin principalmente esta direccin contra el adversario e hizo de ella un derecho privado cuando es privado el inters, la tradicin germnica se fija, en la relacin con el Estado, como se deduce del nombre alemn Klagerecht (derecho de querella). Esta diferencia conceptual se manifiesta en la misma forma de la demanda: Ejemplo del libello en el derecho romano de la ltima poca Adversus titium denarios C. debenlem mihi ureos ex mutuo..., ego gaius apud iudicem publium hanc poslula-tonem contra titium deposui. Ejemplo del libello germnico: Domne comes, ego queror vobis de Petro, qui tenel mihi terram malo ordine. Por otra parte, se puede dudar si existe un derecho a la tutela jurdica contra el Estado, lo que supondra un conflicto de intereses entre Estado y ciudadano; mientras que dar razn a quien la tenga es inters del Estado mismo, y un inters al cual provee permanentemente con la institucin de los jueces.
Si adems se considera que Wach admite que el derecho a la tutela jurdica se dirige tambin al adversario, mientras ste no est obligado a nada frente a la accin, se ve que el concepto de Wach arrancaba del campo de los simples derechos a una prestacin. La doctrina de Wach contiene un gran fondo de verdad, ya que pone en evidencia la autonoma de la accin; por el contrario, se consideran como una exageracin no aceptable de esta idea de la autonoma de la accin aquellas teoras que, de una manera u otra, la confunden con el concepto del llamado derecho abstracto de obrar, o sea la simple posibilidad jurdica de obrar enjuicio, independientemente de un resultado favorable. Estas teoras tienen su origen, en una u otra medida, en la doctrina de Degenkolb, que fue el primero en definir la accin (1877) como un derecho subjetivo pblico, correspondiente a todo aquel que de buena fe crea tener razn, para ser odo en juicio y obligar al adversario a personarse. Pero esta teora fue posteriormente abandonada por su mismo fundador, el cual reconoci que un derecho a actuar que corresponde no a quien tiene razn, sino a quien cree tenerla, no es un derecho subjetivo, sino una simple facultad jurdica. No hay duda que todo ciudadano tenga la posibilidad material y tambin jurdica de obrar en juicio; pero esta mera posibilidad (que corresponde, por otra parte, tambin a quien no se encuentra en la condicin tan difcil de averiguar qu es la buena fe, es decir, la opinin de tener razn) no es lo que consideramos como accin cuando decimos: "Tcio tiene accin", porque con esto queremos indicar el derecho de Ticio de obtener un resultado favorable en el proceso. Si es verdad que la coaccin es inherente a la idea del derecho (no en el sentido de que para tener derecho se tenga que poder actuarlo, sino en el sentido que tiende a actuarse valindose de todas las fuerzas que estn de hecho a su disposicin); si es verdad que cuando el obligado no satisface con su prestacin la voluntad concreta de ley, sta tiende a su actuacin por otra va, y que existen en muchos casos voluntades concretas de la ley de las cuales no es concebible la actuacin sino por obra de los rganos pblicos en el proceso; sin embargo, estos rganos pueden proveer a la actuacin de la ley solamente previa peticin de una parte (nenio iudex sine actorej, as que, normalmente, la actuacin de la ley depende de una condicin: la manifestacin de voluntad de un particular; y se dice que este particular tiene accin, entendindose, cuando se dice esto que l tiene el poder jurdico de provocar con su demanda la actuacin de la voluntad de la ley. La accin es, por lo tanto, el poder jurdico de dar vida a la condicin para la actuacin de la voluntad de la ley, cuya definicin coincide con aquella de las fuentes: nihil aliud est actio quam ius persequendi iudicio quod sibi debetur, en la cual es clara la contraposicin entre el derecho a lo que nos es debido, y el derecho de conseguir el bien que nos es debido mediante el juicio (ius iudicio persequendi). La accin es un poder que corresponde frente al adversario, respecto al cual se produce el efecto jurdico de la actuacin de la ley. El adversario no est obligado a ninguna cosa frente a este poder; est simplemente sujeto a l. La accin se agota con su ejercicio, sin que el adversario pueda hacer nada ni para impedirla, ni para satisfacerla. Tiene naturaleza privada o pblica, segn la naturaleza de la voluntad de ley. "" "" 1.1.7 Accin como derecho autnomo Para demostrar ms detenidamente la autonoma del derecho de accin, hay que distinguir entre el caso en el que la accin concurre con otros medios a la actuacin de la voluntad concreta de ley, del que existe por s sola.
A) Segn la regla general, la accin nace por el hecho de que aquel que deba conformarse con una voluntad concreta de ley, que nos garantizaba un bien de la vida, ha transgredido esta voluntad, haciendo que busquemos su actuacin independientemente de la voluntad del obligado. Aun en estos casos la accin est separada del otro derecho subjetivo (real o personal) derivado de aquella voluntad de ley; los dos derechos son distintos, si bien pueden coordinarse en un mismo inters econmico; tienen vida y condiciones diversas y contenido completamente distinto, La voluntad concreta de ley que corresponde a toda obligacin es mucho ms amplia y comprende ms que la obligacin misma, aunque haya nacido de una libre manifestacin de voluntad de los sujetos; mientras la obligacin por s misma compromete al obligado a procurar al acreedor un bien de la vida mediante la propia prestacin, la voluntad de ley comprende y garantiza al acreedor, siempre que la prestacin no sobrevenga, la adquisicin de aquel bien que corresponde a la obligacin, por cualquier medio posible. Por tanto, mientras el derecho de obligacin, aun despus del incumplimiento, conserva su tendencia hacia la prestacin del obligado, el derecho de accin aspira a la adquisicin del bien garantizado por la ley con todos los otros medios posibles; y el proceso, en el que deben desplegarse estos otros medios, no sirve para obtener el cumplimiento de la obligacin, sino para la adquisicin del bien garantizado por la ley con los medios posibles externos a la obligacin, que se manifiesta como instrumento insuficiente. Accin y obligacin es todo derecho a una prestacin, porque, como hemos visto, todo derecho, absoluto o relativo, tendiente a una prestacin positiva o negativa, se presenta como obligacin en el momento del proceso), son, por lo tanto, dos derechos subjetivos distintos, que solamente unidos cubren plenamente la voluntad concreta de ley. La accin no es lo mismo que la obligacin, no es el medio para actuar la obligacin, no es la obligacin en su tendencia a la actuacin ni un efecto de la obligacin, ni es un elemento, ni una funcin del derecho de obligacin, sino un derecho distinto y autnomo, que nace y puede extinguirse independientemente de la obligacin (la accin de condena se extingue con el pronunciamiento de la sentencia definitiva), la obligacin tiende a un efecto jurdico y no a la prestacin. Cuando se dice que la coac cin es un elemento del derecho y que, por tanto, la accin es un elemento del derecho subjeti vo, se cae en un sofisma, porque la coaccin es un elemento del derecho como voluntad de ley, mientras desde el punto de vista subjetivo una cosa es el derecho a la prestacin y otra el poder de provocar la coaccin del Estado. Y normas distintas regulan la obligacin y la accin: puesto que la accin, fundndose en la existencia del proceso, est regulada, tanto s tiene naturaleza privada como pblica, segn el bteres con el cual se coordina, por la ley procesal. De lo que se deduce que aunque la norma que regula la obligacin, permanezca inmutable puede, por el contrario, cambiar la norma (procesal) que regula la accin. Esto parece poco evidente si se piensa slo en la forma ms comn de accin, que es la accin de condena; puesto que, teniendo su origen tanto la obligacin como la accin en la misma voluntad de ley, es imposible que la nueva norma procesal no conserve por lo menos la accin de condena para toda obligacin sub sistente, lo que hace aparecer a la obligacin y a la accin reguladas por la misma norma; pero aparece claro respecto de otras formas de accin: de declaracin, accin aseguradora y accin ejecutiva anormal, las cuales pueden existir o no para la misma relacin jurdica, segn el tiempo y el lugar donde el proceso se desarrolle, logrando con el cambio del proceso diferente nmero y clase de los "medios posibles" para la adquisicin de los bienes y las medidas procesales posibles.
Con esto no se niega que entre la obligacin y la accin haya un estrecho nexo; puesto que ambos se apoyan, como se ha dicho, en la misma voluntad concreta de la ley que garantiza un bien determinado, y tienden a conseguir este mismo bien, aunque por cambios y medios distintos. De aqu que, satisfecha una obligacin mediante la prestacin del obligado, se extinga la accin; y satisfecha la accin con la ejecucin forzosa, se extinga la obligacin. Caractersticas stas de una figura conocida, el concurso de derechos; as, accin y obligacin pueden justamente conceptuarse de derechos subjetivos concurrentes, por lo que no deben confundirse. No es posible unificarlos sino a costa de confundirlos con la voluntad ltima de la ley a la que ambos se dirigen, como acostumbraba la antigua doctrina: error terico que conduce a soluciones prcticas falsas, especialmente con relacin a la eficacia de la ley en el tiempo y en el espacio. El vnculo de obligacin y de accin con el derecho objetivo y entre s, puede expresarse como sigue: Ej Pero la independencia y la autonoma de la accin son ms palpables en los casos en que la accin tiende hacia un bien que no puede ser prestado por ningn obligado, sino que slo puede conseguirse en el proceso, o hacia un bien, sin que haya o sin que se sepa si hay derecho subjetivo alguno en aquel que tiene la accin: aj Accin de mera declaracin. Tambin forma parte de la actuacin de la voluntad de ley. La simple afirmacin como voluntad cierta en el caso concreto, cuando fuera incierta, se puede hacer cesar la incertidumbre, para asegurar el goce de bienes que una norma de ley nos garantice; el inters puede nacer por hechos no imputables a nadie; el interesado puede tener accin para obtener la declaracin de la voluntad de ley, aun cuando el obligado no haya transgredido ninguna norma. Aqu nada se pretende del obligado, la accin es independiente del derecho que tiene que satisfacer, lo cual es ms claro en el caso de accin de declaracin negativa, con ella el actor obtiene la declaracin que no le est atribuido por ley un determinado deber; l no alega, por lo tanto, otro derecho subjetivo que la pura accin. Ni la certeza jurdica podra ser prestada por el obligado; no puede conseguirse sino en el proceso; bj El derecho de pedir la actuacin de la voluntad negativa de la ley, derecho que corresponde al demandado por el solo hecho de haber sido citado enjuicio mediante demanda infundada. Si el actor desiste, renunciando a continuar el juicio, el demandado puede pedir la declaracin negativa respecto a la demanda (Cd. Proc. Civ., art 345); y tampoco aqu se ha transgredido ninguna norma. Si Ticio me pide enjuicio 100 que no le debo, l no ofende ningn derecho mo; pero yo tengo nteres de no pagar y de no ser considerado deudor de OO; tengo, por tanto, derecho de pedir que se declare que Ticio no es acreedor de 100; este poder es una pura accin; En estos casos la parte puede no solamente obrar, sino obtener declaraciones concretas y realizables; tiene, pues, una accin, aunque no se sepa si tiene derecho a la prestacin; dj Derecho de pedir la actuacin de una voluntad concreta de ley que concede medidas puramente provisionales o de cautela (especialmente embargos preventivos, aseguramiento de bienes litigiosos ejecuciones provisionales, denuncia de obra nueva y obra ruinosa). En estos casos el poder jurdico es cierto, aunque quede por ver a continuacin si efectivamente existe la otra voluntad de ley, que garantice un bien al actor; e) Derecho de pedir la ejecucin forzosa con base en las declaraciones de los incisos c) y d) y, en general, con base en declaraciones no definitivas y en ttulos contractuales.
Acta en tales casos una voluntad concreta de ley que permite cumplir actos ejecutivos, por ejemplo, de secuestro y venta de cosas ajenas, mientras todava no se sabe si existe efectivamente la otra voluntad de ley, aqulla que garantice un bien al pretendido acreedor; f) Aqu pueden incluirse tambin las acciones posesorias, puesto que, siendo la posesin el mayor goce de una cosa, corresponde naturalmente al propietario, no se puede concebir una norma que garantice por s este bien al poseedor como persona diversa del propietario. Existen, sin embargo, normas que prohiben las perturbaciones de la posesin (Cd. Civ., arts 694 y 695); pero se derivan de la necesidad del mantenimiento del orden jurdico, y no atribuyen un derecho subjetivo a la posesin; sin embargo, la ley da al poseedor como "primer" interesado, el poder de pedir su actuacin; lo que es una pura accin; g) Facultad de querella penal (Cd. Proc. Pen., arts 1 y 9). Aqu se tiene el poder de provocar la aplicacin de una norma penal, aunque el querellante no tenga ningn derecho subjetivo al castigo del culpable; y, h) Derecho de pedir la anulacin de actos administrativos ilegtimos. Este poder corresponde a cualquier interesado, aunque la norma violada por la Administracin no tenga el fin de garantizarle algn bien en particular. 1.1.8 Caractersticas de la accin Como todos los derechos postcstaivos, la accin es un poder puramente ideal, es decir, el poder de producir determinados efectos jurdicos (actuacin de la ley). Este poder se ejercita mediante una declaracin de voluntad relativa a los efectos que se pretende, y no requiere ninguna accin fsica, sino aquella que es necesaria para ma nifestar y mantener durante el proceso la voluntad de que sea actuada la ley (demanda judicial). Ya que la accin es un poder coordinado a la tutela de un inters, toma la naturaleza de ste y es, por lo tanto, pblica o privada, patrimonial o no patrimonial. Si, por otro lado, el inters al cual se coordina es a la vez el contenido de otro derecho correspondiente a quien acta hacia el adversario, la accin asume la funcin de representar este otro derecho, lo que explica por qu muchas veces en las leyes y en la costumbre se habla de accin como sinnimo de otro derecho. Como en todos los derechos, en el de la accin se cede y transmite y es renunciablc. Pero como existen intereses personales a su sujeto, es decir, inherentes a la persona que no pueden concebirse en otro y, por lo tanto, intransmisibles, as tambin las acciones relativas a ellos son intransmisibles. La accin es intransferible activamente, cuando no se transmite a favor de los sucesores del sujeto activo; pasivamente, cuando no se transmite en dao de los sucesores del sujeto pasivo. Intransmi sible activamente es la accin de revocacin de la donacin por ingratitud Cd. Civ., art 1082); la accin para reclamar el estado legtimo (Cd. Civ., art 178); pasivamente, la accin para revocacin de la donacin, A veces, la accin intransmisible se vuelve transmisible cuando ha sido ejercitada mediante proposicin de la demanda judicial. Como regla general, la accin est sometida a un trmino ms o menos largo, dentro del que debe ser ejercitada; de no serlo, segn los casos, o se extingue sin ms decadencia, o bien el demandado adquiere el poder de anularla con la excepcin de prescripcin. Perdido el poder de pedir la actuacin de la ley, es natural que la expectativa de los bienes que se fundaba en la voluntad concreta de dicha ley desaparezca, por lo cual el Cd. Civ. prescribe la extincin de las obligaciones. Esto no impide que lo que realmente se afecta por la prescripcin sea el poder de pedir la actuacin de la ley, es decir, la accin; por esto, el mismo Cd. Civ. dice: todas las acciones prescriben, etc. (Cd. Civ., art 2135). La
prescripcin, pues, tiene como fin hacer cesar la incertidumbre de los derechos, consolidando con el tiempo un estado de hecho contra rio a derecho y hacindolo l mismo jurdico, o bien subsanando un estado jurdico defectuoso, de lo cual se deduce que lo que se pierde con la prescripcin es justamente el poder de cambiar el estado de hecho o de derecho defectuoso. La prescripcin no empieza nunca a correr antes que se tenga el poder de pedir la actuacin de la ley. Hasta que Ticio sea poseedor de un fundo, l no puede reivindicarlo de nadie, y su derecho de propiedad no se extingue aun cuando deje de usar de su propiedad durante ms de treinta aos. Exccpcionalmcnte se atribuye por la ley al no uso el efecto de extinguir los derechos (usufructo, servidumbre: Cd. Civ., arts 515, 666). Pero, examinando atentamente estos casos, se ve un estado de hecho (abandono del goce de cosa ajena) diverso de aquel que sera co nforme al derecho, y en vista del cual ha surgido el derecho, es decir, el goce efectivo, la utilidad efectiva de la cosa ajena. En las obligaciones, pues, la prescripcin no transcurre sino desde el da en el cual la obligacin era exigible y pudo actuar el titular del derecho [Cd. Civ., art 2120), como en las acciones de nulidad o rescisin (Cd. Civ., arts 1300 y ss.(: contra non valentem agere non curril praesci'iptio. Sin embargo, existen acciones imprescriptibles; la accin de divisin de bienes com unes, porque la comunidad no.es precisamente un estado antijurdico que requiere consolidacin con el transcurso del tiempo, sino un estado perfectamente jurdico; la accin para reclamar el estado legtimo Cd. Civ., art 177), y en general las acciones de mera declaracin, porque no tienden a hacer cesar un estado de hecho contrario, en sentido propio, al derecho, sino a declarar cul es el estado de hecho conforme al derecho, haciendo cesar el estado de inccrtidumbre correspondiente. Los derechos tute lados por acciones imprescriptibles se llaman derechos facultativos, (Cd. Civ. art 688), Esta categora no corresponde, sin embargo, a un criterio sistemtico y podra inducir a considerar como imprescriptible un derecho slo porque presenta afinidad con derechos comprendidos entre los facultativos. En el caso de silencio de la ley se debe considerar o no una accin prescriptible, segn se proponga o no hacer cesar un estado de hecho contrario al derecho o un estado jurdico viciado, por ejemplo, por vicio de voluntad, de forma, etctera. 1.1.9 La accin y sus elementos Toda accin consta de tres elementos que se aclaran cuando se analiza el contenido de una demanda judicial, tal como la formula explcitamente el actor; anlisis de mxima importancia para la teora de la identificacin de las acciones y para todas las teoras que de ella emanan (cosa juzgada, litispendencia, cambio en la demanda, poderes del juez): el actor dice, por ejemplo: Las palabras entre parntesis se callan habitualmcnte, pe ro se sobrentienden: a) Puesto que yo soy propietario del fundo corneliano [e injustamente es posedo por Ti -cio), pido (que se acte en mi favor mediante la ley) condena de Ticio a restituirme el fundo; b) Puesto que he prestado 100 a Ticio (y no me los ha restituido), pido (que se acte en mi favor mediante la ley) condenando Ticio a pagarme 100; c) Puesto que he vendido a Ticio el fundo corneliano por un precio menor de la mitad del justo, pido |que se acte el m favor mediante la ley) la rescin de dicha venta; y d} Puesto que Ticio ha depositado en casa del notario X una pliza de deuda con mi firma falsificada, pido (que se acte en mi favor mediante la ley) declaracin de falsedad de tal documento. Estudio igual podra hacerse de una demanda dirigida a la ejecucin, o a un embargo preventivo o cosa semejante.
Los ejemplos muestran que las acciones constan de los siguientes tres elementos, la especificacin de los cuales es la parte ms importante de la demanda judicial (Cd. Proc. Civ., art 134). 1. Los sujetos, es decir, el sujeto activo (actor), al cual corresponde el poder de obrar, y el pasivo (demandado) frente al cual corresponde el poder de obrar personae); 2. La causa de la accin, es decir, un estado de hecho y de derecho que es la razn por la cual corresponde una accin, y que por regla general se divide a su vez en dos elementos: una relacin jurdica y un estado de hecho contrario al derecho (causa petendi); y 3. El objeto, es decir, el efecto al cual tiende el poder de obrar lo que se pide (petitum). Lo que inmediatamente se pide es la actuacin de la ley, la cual en las acciones singulares se presenta individualizada en un determinado acto condena de restitucin del fundo; condena a pagar 100; rescisin de la venia; declaracin de la falsedad del documento). El objeto a cuya adquisicin est coordinada la actuacin de la ley (fundo a restituir: suma a pagar) se llama objeto mediato de la accin. 1.1.10 Las acciones y su clasificacin El trmino de accin est entendido en las leyes y en la prctica, tanto para indicar en su propio sentido el poder de obtener la actuacin de la voluntad de la ley, cuanto para expresar el derecho deducido o por deducir en juicio. Tenemos, por consiguiente, dos rdenes en la clasificacin de la acciones, segn se tome como criterio de clasificacin la accin en su propio sentido, o bien, la accin como sinnimo del derecho deducido o por deducir en juicio. 1. Las clasificaciones fundadas en este segundo criterio, las cuales, aunque pertenecen a derecho sustancial, deben tenerse presentes en el estudio del proceso, durante el cual se aplican continuamente: a) Acciones reales y personales: ntimamente unidas con la distincin de derechos reales y personales. >/ Acciones mobiliarias e inmobiliarias: se funda en la naturaleza mueble o inmueble de la cosa que es objeto del derecho. Esta clasificacin no coincide con la de acciones personales o reales, como sucede en la ley y doctrina francesas. Nuestra ley distingue las dos clasificaciones y habla de acciones reales sobre muebles, de reales sobre inmuebles de personales relati vas a muebles y a inmuebles [Cd. Proc. Civ. art 90; ley de 16 de junio de 1892, sobre las conciliaciones, art 10). La razn de confundirlas est en el hecho de que la accin real sobre cosas muebles no tiene tan amplia aplicacin como en la de inmuebles, por el principio citado, en lo que respecta a los muebles la posesin vale como ttulo (Cd. Cv.( art 707), y por el de que los muebles siguen a la persona (mobilia sequuntur personara), tambin nuestra ley dicta algunas normas idnticas para las acciones personales y para las reales mobiarias (Cd. Proc, Civ., arts 90 y ss.|. Es accin personal inmobiliaria, por ejemplo, la accin nacida de contrato de arrendamiento de inmuebles; rea l inmobiliaria, la accin de reivindicacin de inmuebles, hipotecaria, etctera. cj Acciones principales y accesorias. La ley habla de accin principal con dos significados: unas veces considerando la importancia que una accin tiene frente a otra consecuente o conexa en una relacin de menos a ms o de medio a fin (Cd. Proc. Civ., art 99); otras veces teniendo en cuenta la importancia que una accin tiene respecto de otra que ha venido a contraponerse a ella en el mismo proceso (Cd. Proc., arts 101 y 102); y d) Acciones petitorias. La petitio en Roma serva para indicar la actio in rem (pelitionis autem verbo in rem actiones significan videntur). En el desarrollo del derecho comn con el nombre de petitoria se indica la accin real frente a la posesoria.
Subsisten todava en nuestra prctica algunas categoras que derivan del derecho romano (acciones directas, contrarias, tiles, etc.]- En el Derecho romano clsico, segn se iban concediendo acciones, pasaban al derecho con un determinado nombre. Su nmero, por lo tanto, era limitado. En el Derecho moderno, las acciones son tantas cuantas normas pueden actuarse, pero no tienen necesaria y rigurosamente un nombre. Tambin la ley conserva muchas denominaciones tpicas romanas: peticin de herencia, accin redhibitoria, reivindicatora, hipotecara, denuncia de obra nueva. Otras muchas han quedado en la costumbre por comodidad tcnica (Actio Pauliana, confesoria, negaloria, mandali, negotiorum gestorum, de in rem verso, de pauperi, etc.). Otras se forman co n la simple mencin del objeto (separacin, resarcimiento, regresin, nulidad, revocacin, rescate, etctera). 2. Sin embargo, la accin como poder por s mismo de pedir la actuacin do la ley mediante la obra de los rganos jurisdiccionales, no admite otra clasificacin que la fundada en la diversa naturaleza del pronunciamiento judicial al cual la accin tiende. La actuacin de la ley en el proceso puede asumir tres furmas: conocimiento, conservacin y ejecucin. Cada una da lugar a diversos pronunciamientos: a} La forma ms completa de pronunciamiento del juez es la sentencia, previo examen a fondu de todas las razones de las partes, acoge o rechaza la demanda afirmando o negando la existencia de la voluntad concreta de ley alegada por el actor. Si la voluntad de ley impone al demandado una prestacin dispuesta para la ejecucin, la sentencia que acoge la demanda es de condena y tiene dos funciones iguales: declarar el derecho y preparar la ejecucin forzosa; si la sentencia realiza uno de los derechos potestativos que requieren para su actuacin la intervencin del juez, es constitutiva; si, por ltimo, se limita a declarar pura y simplemente la voluntad de la ley, es de mera declaracin. Tenemos, por tanto, tres grupos de acciones: de condena; constitutivas; y de mera declaracin; b) Otras veces el pronunciamiento del juez tiene como fin despachar la ejecucin forzosa, y aun sin prescindir del conocimiento, limita su alcance, porque se basa en un conocimiento no definitivo, parcial o superficial. Son estas declaraciones con preferente funcin ejecutiva (ejecucin provisional de la sentencia, procedimiento documental o cambiarlo, pronunciamiento monitorio o de mandamiento), y las acciones que a ellas tienden se llaman acciones sumarias; c) En otros casos se trata de proveer con urgencia al mantenimiento del stato quo, de modo de asegurar la futura satisfaccin despus de su declaracin. A estos pronunciamientos, con los cuales se realiza una tutela de conservacin, corresponden las acciones aseguradoras; y d) Por fin, los pronunciamientos de los rganos jurisdiccionales pueden tener la finalidad de traducir en acto una voluntad de ley declarada, definitiva o no, y a esta tutela medante ejecucin corresponden las acciones ejecutivas. No todo proceso contiene estas formas de pronunciamiento y de acciones. Todo ordenamiento jurdico debe presentar clara correspondencia y coordinacin entre la ley sustantiva y la ley procesal, en el sentido que toda voluntad concreta de ley cuya formacin sea posible segn una ley sustantiva, debe encontrar en la ley procesal medios idneos para la actuacin. Pero el nmero y la naturaleza de estos medios varan segn las leyes de los distintos lugares y'tiempos. En un proceso puede ser necesario el conocimiento con
anterioridad a la ejecucin; en otro, puede ser admitida la ejecucin sin previo conocimiento, y en otro ms, aun puede admitirse el primer sistema corno regla; el segundo, como excepcin. Un proceso puede admitir la accin de mera declaracin, y ot ro, desconocerla. De igual suerte, las acciones sumarias y aseguradoras, pueden ser recogidas por una ley c ignoradas por otra. CAPITULO 2 PROCESO CIVIL Y RELACIN PROCESAL 1.2.1 Finalidad del proceso civil El proceso civil es el conjunto de actos coordinados para la finalidad de la actuacin de la voluntad concreta de la ley (en relacin con un bien que se presenta como garantizado por ella), por parte de los rganos de la jurisdiccin ordinaria. Estudiaremos esta definicin: 1. De esta definicin, resulta que en el proceso civil se desarrolla una actividad de los rganos pblicos encaminada al ejercicio de una funcin estatal. En un ordenamiento jurdico-civil, cuando surge controversia entre dos individuos acerca de la atribucin de un bien de la vida, no se admite que los litigantes provean a dirimirla con sus propias fuerzas y medios. Histricamente es lo que suceda en un principio. Pero con el tiempo, aun en los pueblos primitivos, el poder pblico, interesado en asegurar la paz social, interviene en la contienda, unas veces, simplemente para regular sus formas exteriores: otras, para averiguar si los bienes a cuya atribucin aspira el iniciador de la lucha le son, en efecto, debidos. En los antiguos procesos abundan las formas simblicas, que recuerdan la lucha material eliminada, formas que implican, segn Sumner Maine, una dramatizacin de los orgenes del juicio. En cuanto ms se afirma la organizacin poltica de la sociedad, tanto ms se restringe el campo de la autodefensa, no en virtud de un contrato entre los poderes pblicos y el particular, sino por la natural expansin de los fines del Estado. Mientras, por una parte, se regulan las relaciones entre los particulares con normas legales cada vez ms numerosas y precisas, por otra, se provee con el proceso a asegurar la observacin de esas normas. El proceso se convierte as en un instrumento de justicia en manos del Estado. La violencia privada es reprimida con enrgicas sanciones, como la prdida del derecho, que se encuentra ya en el decreto de Marco Aurelio: quisqus igitur probalus mihi fuerit rem ullam debitoris vel pecuniam debitam non ab ipso sibi sponte datam sine ullo iudice temer possidere vel accepisse, isque sibi ius in eam rem dxisse: ius crediti non habebil); como en antiguas leyes: Hammurabi (Ed Winkler, cap. 113). Las leyes italianas, como todas las leyes modernas, castigan el ejercicio arbitrario de las propias razones (Cd. Pen., arts 392 y 393(. Excepcionalmcntc, la ley permite al individuo proveer por s mismo a la conservacin o a la adquisicin de un bien jurdico, realizando actos que normalmente estn prohibidos; por ello, es lcito cortar las races del fundo ajeno que se introduzcan en el nuestro (Cd. Civ., art 582(; entrar en fundo ajeno para perseguir un enjambre de abejas (Cd. Civ., art 713); matar aves ajenas desde el momento que daan nuestro fundo (Cd. Pen., art 638); retener la cosa ajena para conseguir el pago de determinados crditos (Cd, Civ., art 1863). En general, es lcito cualquier acto realizado: a/ Por la necesidad de defender un derecho propio o ajeno contra el peligro actual de una agresin injusta, siempre que la defensa sea proporcionada a la agresin [legtima defensa Cd. Pen., art 52); y
b) Por necesidad de salvarse o salvar a otro de peligro actual de un dao grave en la persona, del cual no se sea causa voluntaria o que no se puede evitar con otros medios, siempre que el acto sea proporcionado al peligro (estado de necesidad, Cd. Pen., art 54). En la doctrina y en la prctica, esta licitud est extendida a algunos actos de defensa de cosas. En el Cd. Civ. alemn se admite, en general, para todo acto de razn evidente (comprendida la detencin privada del deudor sospechoso de fuga), cuando la urgencia no permita recurrir a la autoridad. Mas no se debe pensar que la defensa jurdica que el privado realiza por s sea una activi dad del mismo gnero que la que se desarrolla en el proceso: el resultado econmico puede ser el mismo, pero las dos cosas son diversas. La autodefensa es una actividad privada, movida por impulsos c intentos particulares, aunque consentidos y moderados por el Estado. En el proceso civil, la defensa contra el culpable es asumida por el Estado como una funcin propia, determi nada por finalidades objetivas y generales. Actualmente el Estado onsidcra como funcin esencial propia la administracin de justicia; l solo tiene el poder de actuar la voluntad de la ley en el caso concreto, poder que se llama "jurisdiccin". A esto provee con la institucin de rganos apropiados (jurisdiccionales); los ms importantes son los jueces (autoridad judicial); junto a ellos existen otros rganos secundarios (secretarios, agentes judiciales). Tratndose del rgimen jurdico italiano, la regla general es que en el proceso civil puede pedirse la actuacin de cualquier voluntad de ley que garantice un bien, frente a los particulares frente a la administracin pblica. En las leyes alemanas se asignan al proceso civil las con troversias de derecho privado, y a la jurisdiccin administrativa, las de derecho pblico. As como tambin en Italia existen jurisdicciones especiales, tanto de derecho privado corno pblico, debiendo limitar el concepto de proceso civil, no lo podemos hacer con relacin a la materia, sino slo con relacin a los rganos que intervienen en l, por lo que se puede considerar como el campo de actividad de la jurisdiccin ordinaria. La existencia del rgano pblico diferencia el proceso del arbitraje, el cual se convierte en figura procesal, con tal que la sentencia privada o laudo se someta a la convalidacin del rgano del Estado (Cd. Pro. Civ., art 24): lo que hace que tambin el arbitraje este regulado por el derecho procesal (arts 8 y ss.)- Fuera del proceso civil se encuentra tambin la institucin de la conciliacin, en la cual interviene una persona pblica |el juez de la conciliacin), pero no para decidir la controversia, sino para intentar la conciliacin requerida por una parte (arts 1 y ss.). 2. La funcin pblica que se desenvuelve en el proceso consiste en la actuacin de la voluntad concreta de la ley, en relacin con un bien de la vida que el actor pretende, garantizado por esa voluntad. La funcin de los rganos jurisdiccionales es afirmar y actuar esa voluntad de ley que esliman existente como voluntad concreta, dados los hechos que ellos consideren como existentes. La actividad de los jueces se dirige a dos objetivos distintos: examen de la norma como voluntad abstracta de ley (cuestin de derecho) y examen de los hechos que la convierten en concreta (cuestin de hecho). Resultado de su actividad ser la actuacin de la voluntad de la ley, tal como la afirma el actor, si esa voluntad es reconocida como existente, mediante sentencia de admisin, evcntualmente ejecucin forzosa; o, por el contrario, la actuacin de la voluntad negativa de la ley, mediante la desestimacin de la demanda. Para alcanzar dicho resultado, los rganos jurisdiccionales proceden mediante una sustitucin de la actividad ajena por la propia, tanto por la propia actividad intelectiva (que en la sentencia sustituye a la actividad de las partes y de todos, al afirmar o negar la existencia
de una voluntad concreta de la ley) cuanto por la actividad material, que en la ejecucin forzosa tiende, en lugar del obligado, a procurar al titular del derecho declarado existente el bien que la ley le garantiza. As, la declaracin de la voluntad de la ley forma parte de la actuacin de esta voluntad, porque toda voluntad que tiende a la actuacin inicia el camino necesario para ella mediante la manifestacin exterior y formal de s misma. Asimismo, la ejecucin forzosa forma parte de la jurisdiccin, constituyendo el complemento necesario de la actuacin de la voluntad de la ley, finalidad de la jurisdiccin y del proceso civil. 3. Cuando decirnos que la funcin jurisdiccional consiste en la actuacin de la voluntad de la ley, se excluye que pueda consistir en la determinacin o creacin de esa voluntad, como sostienen muchos autores. Examinemos sus doctrinas en relacin con las dos operaciones distintas que, como hemos visto, realiza el juez: la de examinar el derecho como norma abstracta y la de examinar el hecho: a) Formulacin del derecho. Oskar Euelow observ que, histricamente, el juez apareca, en un principio, libre en su juicio, si bien dirigido pur el sentido jurdico comn y por la costumbre: por obra de los jueces se va formando lentamente la legislacin. Las disputaciones fori en torno a las Xll Tablas, el ius honorarium, el mismo oficio jurdico de los emperadores romanos, la funcin de los regidores y el fenmeno de la recepcin del Derecho romano en Alemania, por obra especialmente de los jueces, serviran para probarlo. Y se ha lleg a decir que tambin el juez moderno ha de crear derecho cuando juzgue sobre casos que la ley no puedaa prever (particularmente sobre los que surgen a consecuencia de inventos o descubrimientos), y que lo haga siempre que se encuentre frente a un problema jurdico, especialmente al decidir si un hecho dado entra dentro de aquellos casos previstos por la ley; igualmente, al escoger entre varias normas, o si la ley es oscura o equvoca. Pues la ley no sera sino una indicacin del modo como el ordenamiento jurdico debe organizarse: en ella, las partes interesadas encuentran su norma; si la ley es oscura o el sentido jurdico de los particulares es insuficiente, interviene el juez para establecer la norma en nombre del Estado. El pretor en Roma tena un poder casi legislativo, debido a su facultad de conceder frmulas, aun contra el derecho civil (corrigendi iuris civilis gratia), ya que la frmula concedida para un caso concreto entraba a formar parte de las leyes. Es conveniente distinguir entre la interpretacin del derecho y la posicin del juez en el proceso. En un pas de pocas leyes escritas, el oficio del juez se asemeja al del legislador, en el sentido que frecuentemente aplica al caso particular una norma no escrita anteriormente y que quiz, por tanto, no goce del reconocimiento universal que es propio de las leyes escritas; pero el juez, en este caso, no encuentra la norma a capricho: ha de buscarla, en el conocimiento que tiene del derecho consuetudinario o en la propia conciencia jurdica, en cuanto se siente al unsono con la conciencia general: en todo caso, l es un formulador de derecho existente; no otra cosa son los escabinos germanos. En el Derecho moderno, la aparente afinidad entre el oficio del juez y el del legislador desaparece por el principio de la separacin de poderes (una aplicacin del cual est en el art 73 de la Constitucin italiana:' 'La interpretacin de las leyes de modo que sea para todos obligatoria corresponde exclusivamente al Poder Legislativo"), o debido a las numerosas leyes que regulan minuciosa mente las relaciones jurdicas. Dichas normas constituyen un sistema, cuya fuerza dinmica estriba en el principio segn el cual "siempre que una controversia no pueda ser decidida con una concreta disposicin de ley, se tendrn en cuenta las disposiciones que regulan casos semejantes o materias anlogas; en el supuesto que aun as el caso contine siendo dudoso, se decidir segn los
principios generales del derecho" (Cod. Civ., art 3, disp. Prcl.). De manera que, adems de las normas escritas en las leyes, existe en la realidad un nmero indefinido de normas dcduciblcs por analoga o por aplicacin de los principios generales del Derecho, y es difcil que aun un hecho nuevo, no previsto y nunca realizado con anterioridad a la ley, no encuentre en este sistema de normas su regulacin preventiva o potencial. Pero si realmente ocurre un hecho nuevo para el cual sea imposible encontrar en el sistema de las normas una disposicin aplicable, faltar una voluntad de ley que garantice el bien reclamado por el actor y se formar una voluntad negativa de la ley, segn ya explicamos. En este punto, nuestro cdigo se diferencia del Cdigo Civil suizo, ms moderno, que en esa hiptesis autoriza al juez a aplicar les regles qu'il dclerait s'il avait faire office de lgislaleur (art 1). En cuanto a la importancia prctica de esta diferencia, el juez acta en todo caso una voluntad de ley preexistente, segn nuestro Derecho, y si realiza obra de especificacin de la ley, es slo en el sentido de que formula caso por caso la voluntad de ley hecha concreta con anterioridad al proceso. La actuacin de la voluntad de la ley requiere un trabajo, difcil, de investigacin de esa vo luntad, al que se llama interpretacin. El juez debe, con auxilio de criterios gramaticales, lgicos e histricos (arts 3 y 4, Cd. Civ. italiano, Disp. Prcl.), fijar el pensamiento real de la ley, S bien deben usarse los trabajos preparatorios con cautela, son tiles en esta investigacin y tienen importancia slo en el sentido de que existe cierta probabilidad que la opinin de los compiladores haya llegado a ser pensamiento de la ley, en grado mayor o menor segn se trate de relaciones o discusiones; pero debe buscarse caso por caso si la probabilidad se ha verificado o no. Tambin se discute si se debe analizar la esencia de la ley en el tiempo en que se elabo r o en el momento en que se examina, teniendo en cuenta los cambios de condiciones econmicas y sociales, y doctrinas dominantes. Debe detenerse la interpretacin histrica en ei da en que la ley fue promulgada, o debe tender a adaptar la ley a las exigencias nuevas? Esta segunda teora, llamada de la adaptacin histrica (que, por otra parte, no puede aplicarse jams contra la ley, sino slo en caso de duda o falta de norma precisa), contiene quizs un peligroso equvoco. Una cosa es afirmar que las mudables condiciones econmicas, sociales, polticas y culturales determinan corrientes y tendencias nuevas, que lentamente disponen la doctrina a nuevas interpretaciones de la obsoleta ley, y que el juez, como jurisperito, participa involunta riamente en esta renovacin, y otra, considerar esto como un oficio del juez, peligrosa mxima que puede estimular las interpretaciones individuales y extravagantes. Esto cabe decirlo con mayor razn de las doctrinas que se inspiran en el principio de la mayor libertad del juzgador (la llamada escuela del derecho libre) y que exageran esta libertad hasta admitir un poder de correccin de la ley. Los jueces fieles a la ley dan a los ciudadanos mayor garanta y seguridad que os buscadores de novedades, frecuentemente subjetivas y arbitrarias. b Investigacin del hecho. Los hechos que el juez considera como ciertos no siempre lo son. La conviccin del juez puede ser efecto de error, dolo, de pruebas insuficientes; a veces la ley ordena al juez considerar, sin ms como dados determinados hechos (no contradichos, confesados, reconocidos), eximindole de averiguar si son verdaderos o no. Adems, en inters de la paz social la ley pone lmites a a investigacin de a verdad; agotado un nmero determinado de reclamaciones o transcurridos determinados trminos, la sentencia adquiere firmeza, se convierte en res iudicata, es decir, el bien reconocido o negado por la
sentencia se convierte en indiscutible, no obstante los errores de hecho y de derecho que hayan podido viciar el razonamiento del juez. Lo anterior ha inducido a algunos autores a negar que exista la accin como un derecho anterior al proceso y, en consecuencia, a negar que el proceso sea actuacin de ley, con base en el siguiente razonamiento: puesto que la sentencia del juez puede de hecho modificar el derecho existente rio se puede decir que el proceso sea actuacin del derecho sino que es necesario distinguir la fase de conocimiento y la de ejecucin; en la primera se determina cul es el derecho entre las partes; en la segunda se acta ese derecho. Los defectos inevitables en el funcionamiento prctico del proceso no influyen en su defini cin, porque la idea de una institucin debe deducirse de su destino fundamental y no do su funcionamiento prctico. Nadie negar que la medicina es el arte de curar las enfermedades, slo porque el error de un mdico pueda ser fatal para el enfermo. De igual manera, nadie podr negar que el destino del proceso es hacer justicia: Proetorius rcddere dicilur eliam cum ique decernir relaone scilicet faca non ad id quod ita praelor fecit, sed ad illud quod praetorem facer convenit. En derecho, la voluntad concreta de ley es aquello que el juez afirma es la voluntad concreta de la ley. El error eventual del juez no autoriza a sostener que e derecho efectivo, pero desconocido, sobreviva en estado de obligacin natural {lo que sera destruir la cosa juzga da], ni a afirmar de modo general que no exista derecho con anterioridad al proceso. Lo antes dicho no corresponde al pensamiento de las partes ni al del juez: ni aqullas se obligan por el proceso, ni ste afirma un derecho nuevo, sino que, respectivamente, se reclama por aqullas y se concede por ste la actuacin en un derecho preexistente. Y sta es la opinin corriente; porque todos ven el proceso, desde su punto de vista individual, como un medio de conseguir bienes de la vida, mediante la actuacin de la ley que se los garantiza. Los lmites de autoridad de la cosa juzgada corresponden como garanta a la posibilidad de error judicial. El juez declara como indiscutible la concreta voluntad de la ley, pero no decla ra como efectivamente existentes los hechos que la han hecho concreta; los hechos son los que son, y el Estado no puede pretender darlos por verdaderos; no existe una lgica de Estado. La sentencia vale como expresin de una voluntad del Estado, y no por sus premisas lgicas: stas deben ser desenvueltas por el juez en los motivos de la sentencia para garanta de los ciudadanos; pero no adquieren el valor de cosa juzgada. La cosa juzgada consiste en que el bien inmediato o potencialmcnte conseguido en virtud de la sentencia no debe, en ningn modo, ser puesto de nuevo en juicio, permanece, por lo tanto, libre la discusin de los hechos declarados por el juez, con ta l que no tienda a disminuir o arrebatar el bien. La menor importancia que se atribuye el elemento lgico, al razonamiento, frente al acto de voluntad, a la formacin de la voluntad de ley en el proceso, es una de las caractersticas fundamentales de la doctrina del proceso moderno respecto al de otros tiempos. 4. Para continuar con el anlisis de la definicin del proceso, digamos que al poner su fin en la actuacin de la voluntad de la ley, se excluye con ello que ese fin consista en la defensa del derecho subjetivo. Esta defensa ser la finalidad, completamente individual y subjetiva, que se propone el actor; el proceso, por el contrario, tiene la finalidad general y objetiva de actuar la ley, y la finalidad del actor y del proceso coinciden slo en el caso en que la demanda sea fundada. Pero la sentencia es siempre actuacin de la ley, fundada o no la
demanda; tanto si la estima como si la rechaza, la sentencia afirma una voluntad positiva o negativa de la ley. Por tanto, el proceso no sirve a una u otra parte: sirve a la parte que, segn el juez, tenga razn, La circunstancia de que el juez civil proceda nicamente a instancia de parte, no puede conducir a un criterio distinto. Pues no hay que confundir la naturaleza de una funcin con el nteres de su desenvolvimiento en el caso concreto. El primer interesado en pedir la actuacin de la ley es el particular, lo que no impide que lo que l solicita sea la actuacin de la ley. Una comparacin burda sera el que yo adquiera cualquier cosa en una tienda con lo que satisfago mi inters, pero el acto del comerciante en s no est dirigido a la satisfaccin de rni inters, sino a los fines generales de su comercio. 5. Tambin son inaceptables, por unilaterales, otras concepciones del proceso que prevalecan en el pasado. Como aquella en la que el proceso es un modo de dirimir las controversias; pues la verdad es que puede existir solucin de controversia fuera del proceso (arbitraje), y puede haber proceso sin controversia juicio en rebelda, allanamiento a la demanda por parte del demandado), o, aun habindolas, sin solucionarlas (ejecucin a base de ttulos diferentes de la sentencia). Es igualmente errneo afirmar que el proceso es un medio de coaccin para el cumplimiento de los deberes, pues puede existir proceso sin coaccin ninguna (sentencia que desestima la demanda). Diciendo, en fin, que el proceso es un modo de dirimir conflictos de voluntad o de actividad, no se le delimita exactamente, porque conflictos semejantes se dirimen tambin fuera del proceso (agente que impide a un ladrn robar; decreto que ordena la demolicin de una obra contrara a las ordenanzas municipales). Estas concepciones tienen un defecto comn: confundir la finalidad actual, inmediata, constante, de las actividades procesales, con su remoto y posible, aunque tambin necesario, resultado. Igual pasara si se dijera que las actividades que realiza un pintor al componer un fresco tienen por finalidad adornar el templo, o si se definiera una fuente pblica diciendo que sirve para perturbar al viandante. Lo mismo puede decirse de la doctrina ms reciente (Carneulj que pone la finalidad del proceso en la justa composicin del litigio (pretensin contrariada, por contradicha o por no satisfecha). Pero si entre las partes existe oposicin, la finalidad inmediata del proceso no es la de conciliar la oposicin, sino la de pronunciar y actuar la voluntad de la ley. Si con la cosa juzgada, si con actos ejecutivos idneos la oposicin cesa, ser resultado y consecuencia de la actuacin de la ley. En realidad, la oposicin no puede cesar en absoluto. Aunque as sucediera, no dependera del hecho de que la oposicin se reduzca (el proceso es justamente la anttesis de la conciliacin o composicin, ni el juez o el rgano ejecutivo se cui dan lo ms mnimo de conciliar un conflicto), sino de que la cosa juzgada hace la contradiccin imposible, y los actos ejecutivos idneos, satisfaciendo por otro camino la pretensin del acree dor, restan importancia a la falta de satisfaccin por parte del deudor. En fin, si por composicin justa se entiende aquella conforme a la ley, se resuelve en la actuacin de la voluntad de la ley; pero si se entiende una composicin cualquiera, la que de cualquier modo ponga fin al litigio, debe sin duda rechazarse una doctrina que retrotraera el proceso moderno, inspirado por com pleto en un ideal elevado de justicia, al proceso embrionario de los tiempos primitivos, nica mente encaminado a establecer a toda costa la paz entre los litigantes. GAfiCj 1.2.2 Extensin y lmites de la actuacin de la ley en
" ' ^ JA " -K=F'-* = ^ La tendencia de la voluntad de la ley consiste en actuar en el campo d losnecnos bstalas ltimas consecuencias prcticas y jurdicamente posibles. Por consiguiente, el proceso debe dar, en cuanto sea posible prcticamente, a quien llene un derecho, lodo aquello y exacta mente aquello que tiene derecho a conseguir. Un principio tan general no est formulado en ningn sitio, ni tiene necesidad de estarlo. No existe ninguna norma que asegure la accin al acreedor insatisfecho por un capital prestado: las normas del Cdigo Civil sobre el mutuo se refieren a las obligaciones de las partes, no a sus acciones; los arts 35 y 36, del Cd. Proc. Cv. presuponen una norma ms general que conceda la accin, pero no la contienen; mas nadie duda de que la accin exista. El proceso como organismo pblico de actuacin de la ley es por s mismo fuente de todas las acciones prcticamente posibles que tiendan a la actuacin de una voluntad de ley. Dicha tendencia del proceso a dar al acreedor cuanto ms sea posible, encuentra, lmites: de derechos y de hecho. Los lmites jurdicos se manifiestan particularmente en la posibilidad o admisibilidad de los medios ejecutivos, puesto que algunos medios ejecutivos, y precisamente aquellos que suponen limitacin de la libertad personal, como e! arresto personal, o del derecho de propiedad, como el secuestro de naturaleza coercitiva, o que tienen un carcter penal, aunque sea atenuado, como las multas judiciales, no son posibles si no son expresamente admitidos por la ley; pero esto por principios ms generales, a los cuales esa misma tendencia del proceso est subordinada, tales como el principio general que proclama la inviolabilidad de la libertad personal y de la propiedad individual, y el principio nullum crimen sine lege {Cd. Pen., art 1). No obstante de todo esto, un proceso puede limitar expresamente, por razones especiales de empo y de lugar, los modos de actuacin de la ley lgicamente posibles. Se puede admitir para un determinado proceso la accin de condena y la accin de mera declaracin: puede admitirse la ejecucin forzosa y e xcluirse las medidas precautorias de aseguramiento. La ley procesal, aun no pudiendo sin contradiccin negar la accin en los casos en que el derecho garantiza a alguno un bien, puede, sin embargo, limitar la funcin del proceso a este oficio sustitutivo de la prestacin de los obligados, y negar que el proceso sirva por s mismo a la produccin de bienes inalcanzables fuera de l, como la certeza jurdica, la seguridad de los crditos en peligro, etctera, A falta de estos lmites jurdicos, la tendencia del proceso es seguir su natural expansin, no detenindose sino frente a la imposibilidad de hecho. Cuando el proceso es de hedi impotente para actuar la ley, tendremos voluntades de ley que permanecen inactuadas, o voluntades que se transforman, en cuanto se sustituyen a los derechos originarios derechos derivados, como el derecho al resarcimiento de daos. Para resumir, cualquier modo de actuacin de la ley (y cualquier medio ejecutivo), que sea prcticamente posible y no sea contrario a una norma ge neral o especial de derecho, debe considerarse admisible. 1.2.3 El proceso. Fuente autnoma de bienes Hasta aqu hemos visto que el proceso civil, junto a su funcin primitiva de instrumento de coaccin, dirigido a forzar al obligado a la prestacin de lo que debe, ha asumido, poco a poco, otras funciones ms elevadas y refinadas: en primer lugar, la de crear la certeza jurdica en las relaciones existentes entre los hombres (accin de declaracin); la de asegurar la conservacin del estado de hecho correspondiente a una determinada pretcnsin
jurdica, en espera que sta sea declarada por el juez (accin aseguradora), y la de modificar las relaciones jurdicas (sentencia constitutiva). Cuando se trate de conseguir con el proceso un bien de la vida que habra podido conseguirse fuera de el mediante la prestacin del obligado, el proceso se nos presenta como una institucin paralela a la relacin jurdica sustantiva y, en cierto sentido, como un sucedneo de la prestacin del obligado. La certeza jurdica, que tambin es un gran bien, puesto que asegura el goce y la disponi bilidad de los otros bienes y trae la confianza, la precisin y la tranquilidad en las relaciones humanas, no puede conseguirse sino en el proceso. Ninguna cosa puede sustituir a la certeza jurdica obtenida por la cosa juzgada. Ninguna declaracin cxtrajudicial, aunque sea formal y solemne, por parte del demandado, podra equivaler en sus efectos a la certeza jurdica que da la sentencia. Se puede decir otro tanto de la conservacin del estado de hecho. Y lo mismo de algunos efectos jurdicos que no pueden producirse sino en el proceso nulidad de matrimonio, separacin personal por culpa de uno de los cnyuges, nulidad de testamentos, etctera). Respecto de todos estos casos, el proceso se presenta como fuente autnoma de bienes de la vida, que no pueden conseguirse sino mediante ste. 1.2.4 Fines anormales del proceso Sucede que las partes utilizan el proceso con una finalidad distinta de su destino fundamental. Se distingue aqu entre proceso aparente y simulado. El denominado proceso aparente es una figura puramente histrica: consiste en el empleo de formas procesales con el fin de constituir negocios jurdicos, como medio, consentido por el mismo derecho, de suplir las deficiencias de ste. Por ejemplo: la in iure cessio romana; la declaracn de deuda bajo forma de confesin judicial, para tener un ttulo ejecutivo, origen de los instrumentos garantizados. El llamado proceso simulado, por el contraro, es el empleo del juicio con la finalidad de conseguir el resultado prctico correspondiente a un negocio que no se puede constituir vlidamente (donacin entre cnyuges), o con el propsito de lograr la anulacin de una relacin por ley indisoluble (Cd. Civ., art 148), o de hacer pasar por existente un estado jurdico que las partes entre s reconocen inexistente (colusin en fraude de acreedores). Los casos de simulacin difieren entre s. En los dos primeros, las partes tienden a un resultado real, y es solamente simulado el aparato de los medios de ataque y de defensa, apto para hacer creer al juez, y que ste declare, la efectiva existencia de una voluntad concreta de ley, que valdr para todos sus efectos como verdadera, mientras que es en realidad existente. En el tercer caso, por el contrario, las partes tienden a un resultado no real sino destinado a aparecer como tal a los ojos de terceros. Pero puesto que la simulacin, se extienda o no al resultado del proceso, est siempre hecha con fraude de la ley de terceros, se habla en estos casos de proceso fraudulento. 1.2.5 Objeto del proceso De lo anterior resulta que objelo del proceso es la voluntad concreta de ley de la cual se pde la afirmacin y la actuacin, as como el mismo poder de pedir su actuacin, es decir, la accin. Cuando una relacin jurdica origina distintas voluntades concretas de ley,el objeto del pro ceso puede ser la singular voluntad o el complejo de voluntades, segn sea la demanda. Al solicitar la actuacin de una determinada voluntad, puede hacerse sucesivamente objeto del litigio el complejo de las voluntades, mediante una demanda de declaracin incidental. De
otra suerte, el objeto del proceso permanece limitado a la determinada voluntad concreta de ley cuya actuacin se pide, mientras la relacin jurdica permanece simplemente deducida en juicio como ttulo, o causa de la voluntad de actuar. Es distinto que la voluntad de ley sea deducida en juicio, y otra, que forme el objeto del proceso. Pero tambin la simple deduccin enjuicio tiene efectos jurdicos, pudiendo dar lugar a la reconvencin Cd. Proc. Civ., art 100), o como ya se ha dicho, a la demanda de declaracin incidental. 1.2.6 Principios fundamentales del proceso como conjunto de actos El proceso es un conjunto de actos, pero no desligados e independientes, sino de una sucesin de actos coligados para el fin comn de la actuacin de la voluntad de la ley y procediendo ordenadamente al alcance de este fin; de aqu el nombre de proceso. Aun cuando sea muy variada la regulacin y estructura que pueda recibir en las diversas leyes, en todas ellas el proceso presenta algunas lneas esenciales y comunes, en torno a las cuales se trazan despus las lneas diferenciales que dan lugar a los diversos sistemas procesales. Aparte de que, como todos los sistemas conocen diversas formas generales de tutela jurdica, y concretamente, mediante conocimiento, prevencin y aseguramiento, y mediante ejecucin, existen, en toda ley los procesos correspondientes. A) El proceso de conocimiento se desarrolla entre: La demanda judicial, con la cual queda iniciado por el actor, llamando al demandado ante el juez, y la sentencia, con lo cual el juez lo cierra, pronuncindose sobre la demanda, que acoge o rechaza. En el lapso de estos dos momentos transcurre o procede la serle de actos procesales: 1} Los actos de las partes, alegaciones o deducciones (trmino genrico que comprenden: las afirmaciones de normas jurdicas; las afirmaciones de hechos jurdicos y de hechos simples; las excepciones; las argumentaciones; la peticin de prueba), y las producciones (la presentacin de documentos y objetos idneos para el examen del juez); y 2) Los actos de los rganos jurisdiccionales (pronunciamientos resolutorios, direccin del proceso, notificaciones). Todos estos actos tienen, ms o menos directamente, la finalidad de poner al juez en aptitud de pronunciar sobre la demanda, y se entrelazan particularmente en el periodo de la prctica de la prueba. Durante el proceso existe frecuentemente la necesidad de pronunciamientos (inlerlocuto-rios) del juez, con anterioridad e independientemente de la sentencia, porque surgen ataques sobre la legalidad procesal del procedimiento (excepciones litis ingressum impedientes, como la excepcin de incompetencia del juez, la incapacidad de las partes y otras semejantes), sobre los cuales es necesario pronunciarse antes de seguir adelante, porque se necesite proveer a la admisin y preparacin de las pruebas, o porque nacen dificultades (incidentes) qu resolver. Regularmente, el proceso se desenvuelve con la participacin activa de todas las partes interesadas. Por excepcin, puede haber un proceso en el que no se presente enjuicio una parte y los actos se desenvuelvan sin su concurso (proceso en rebelda). Estas actividades y situaciones estn sujetas a determinadas reglas concernientes a su modo de expresin, su contenido, tiempo, lugar (trminos y formas procesales), y se siguen en un orden establecido por la ley, que se llama procedimiento. La inobservancia de las formas puede dar lugar a la nulidad de los actos. La inobservancia de los trminos o del
orden legal, al expirar el tiempo sealado para determinadas actividades, da lugar a la preclusin de la facultad de realizarlas, continuarlas o renovarlas. Obtenido el material de conocimiento, el juez pronuncia la sentencia. sta vincula al juez una vez que se publica; entonces ya no puede modificarla. Las partes, en cambio, pueden pro vocar su modificacin, mediante los medios de impugnacin. Con el apoyo de esas lneas esenciales se forman despus, como se ha dicho, los diversos tipos o sistemas de proceso, los cuales difieren entre s por el hecho de que unos siguen determinados principios, otros, principios diferentes, y otros ms concillan en diversa medida, los principios opuestos. Un proceso puede en consecuencia ser diverso de los otros: a) Dependiendo que aplique o no, o aplique en diversa medida, los principios (conexos entre s ntimamente), de la oraHdad., segn el cual las deducciones de las partes normalmente deben ser hechas de viva voz en audiencia, es decir, en aquel momento y lugar dados en que el juez escucha a las partes y dirige la marcha de la causa; el de la inmediacin, por el cual el juez que pronuncia la sentencia debe ser la o las mismas personas fsicas, (tribunal colegiado), que han recogido los elementos de su convencimiento, es decir, que han odo a las partes, a los testigos, a los peritos y examinado los lugares y objetos de controversia; consecuentemente, el principio de la identidad fsica del juez durante toda la actuacin; el de la concentracin que, con el fin de hacer posible la aplicacin de los otros tres principios, impone la reunin de todas las actividades procesales dirigidas a la instruccin de la causa (pruebas y discusin de las pruebas) en una sola sesin o en nmero limitado, en todo caso, prximas unas a otras. En el proceso informado por estos principios, proceso oral, domina y tiene importancia fundamental la audiencia, o vista oral que, por el contrario, tiene poca o ninguna en el proceso de tipo escrito; b De acuerdo con la manera en que regule de modo ms o menos autnomo y separado, la cuestin de las excepciones procesales (litis ingressum mpedientcs); c) Si considera como sentencia solamente el pronunciamiento final del juez, que acoge o rechaza la demanda, o tambin los pronunciamientos interlocutorios; y segn que admita, para asegurar la concentracin de la causa, el principio de la no impugnabilidad por separado de los pronunciamientos nlerlocutorios, o bien siga el principio opuesto; d) Acorde con las actividades del simple impulso procesal, es decir, dirigidas nicamente a llevar adelante el proceso, se reserven a las partes (principio del impulso procesal de parte) o, por el contrario, al juez (principio del impulso procesal de oficio). El segundo princi pio es el que prevalece en los procesos orales; e) Segn que la aportacin del material de hecho [hechos y pruebas) competa exclusivamente a las partes (principio de disposicin o de la iniciativa o de la responsabilidad de las partes), o esto admitida, en mayor o menor medida, la injerencia del juez en esta operacin (principio inquisilivo o de la iniciativa del juez); injerencia que no se concibe sino en el proceso ora!; fj Conforme se desenvuelva el proceso secretamente, o bien se admita, en mayor o menor medida, a las partes y a extraos presenciar o conocer los actos procesales (principio de la publicidad); g} Segn se aplique, ms o menos ampliamente, el principio de que la inobservancia de las formas prescritas por la ley produce la nulidad de los actos (principio de la nulidad); hj Si aplica, ms o menos ampliamente, el principio de que la inobservancia del orden le gal o la expiracin del tiempo fijado para actividades procesales determinadas, tenga por conse-
cuencia la preclusin de la facultad de realizar o continuar esas actividades (principio de la pre-clusin); i) Segn se adopte o no el principio de que el transcurso de un determinado periodo de tiempo en estado de inactividad procesal, produce la muerte del proceso (principio de perencin). Por supuesto, este principio es aplicable solamente en los procesos informados por el principio del impulso procesal de parte; j) De acuerdo con la aplicacin rigurosa del principio de la contradiccin (audial ur et altera pars), o bien se prescinda de l en mayor o menor medida; k} De acuerdo que, en la hiptesis de rebelda, rija o no el principio de que los hechos afirmados por la parte presente se tengan como admitidos (principio de la ficta confcsso), y segn que se establezcan o no remedios especales a favor de la parte que ha omitido determinadas actividades (principio de la reslHulio in inlegrum); Ij Dependiendo se admita o no la apelacin de la sentencia (principio del doble grado de jurisdiccin); y segn la medida en que est admitida, la aportacin de nuevos materiales (alegaciones y pruebas) en el juicio de segundo grado (non deduca deducam, non probata probabo); segn que est admitido o no un examen ulterior de la sentencia de segundo grado, y segn dentro de qu lmites est admitido (principio de la tercera instancia, de la casacin, de la revisin); segn la diferente extensin y los diversos efectos de este recurso superior [apli cacin inmediata de la ley o devolucin a otro Tribunal); y d] Conforme se establezcan o no procesos especiales y cules sean junto al proceso ordinario; y segn que la especialidad de estos procesos corresponda a la particularidad de las formas admitidas para grandes grupos de relaciones jurdicas (litigios sobre asuntos mercantiles, litigios de fcil y rpida expedicin, pleitos de cuanta inferior a un determinado valor, contro versias en cuestiones de trabajo, etc.], o para relaciones particulares (causas de separacin personal entre cnyuges, causas de interdiccin e inhabilitacin, etc.), o bien, consista en la particularidad del conocimiento (proceso documental y cambiado; proceso monitorio y de apremio, etctera). B El proceso de ejecucin forzosa presenta un procedimiento que parte de una demanda que se basa en un ttulo ejecutivo (nulla executio sine titulo, Cd. Proc. Civ., art 553 y ss.) y contina, hasta agotar las medidas ejecutivas solicitadas, con una serie de actos, distintos segn la naturaleza del bien al cual la instancia aspira (pago de una suma, consignacin de una cosa, prestacin consistente en un hacer o no hacer], y de los correspondientes medios ejecutivos (consignacin de cosas, expropiacin de muebles o inmuebles). Si surgen oposiciones a la ejecucin, se resuelven con el procedimiento usado para el proceso de conocimiento, pero con algunas normas particulares. Por regla general, la ejecucin forzosa se nos presenta como un segundo estadio del proceso, en cuanto que, fundndose en una sentencia de condena como ttulo ejecutivo, viene a continuacin del estadio de conocimiento en el que la sentencia se ha obtenido. Pero de igual manera que el periodo de conocimiento puede darse solo (como ocurre cuando se cierra con sentencia de mera declaracin, con sentencia que absuelve al demandado y con sentencia constitutiva), as tambin puede presentarse por s solo el estadio de ejecucin, lo que sucede cuando se procede con base en un ttulo ejecutivo obtenido fuera del proceso de conocimiento (ttulo administrativo; ttulo contractual, una escritura pblica, o una letra de cambio). C} Finalmente, el proceso preventivo y de aseguramiento presenta igualmente una demanda de pronunciamiento y un pronunciamiento del juez que, con conocimiento especial, y
frecuentemente derogando el principio audiatur el altera pars, acoge o rechaza la demanda; si la acoge, acta la tutela aseguradora de diversas maneras, segn la naturaleza del pretendido derecho amenazado y la naturaleza del peligro. 1.2.7 El proceso como conjunto de derechos y deberes. Relacin jurdico procesal El proceso es una unidad no solamente porque los varios actos de que se compone estn coligados para un fin comn. Esta unidad es propia de cualquier empresa aunque no sea jurdica, como una obra de arte, la construccin de un edificio, un experimento cientfico, etc. Por otro lado, es una unidad jurdica, una organizacin jurdica: en otros trminos, una relacin jurdica. Anticipadamente a que la demanda de actuacin de la ley sea juzgada, tiene que ser exami nada; esto produce un estado de pendencia, durante el cual no se sabe si la demanda est fundada o no; pero se hace lo necesario para averiguarlo. Durante este estado de pendencia, por consiguiente, las partes (actor y demandado), deben ser colocados en aptitud de hacer valer sus razones eventuales: existen deberes y derechos. De aqu la idea fundamental, vislumbrada por Hegel, afirmada por Bethmann-Hollweg, y desenvuelta especialmente por Oskar Buelow y despus de l por Kohler, y otros muchos en Italia: El proceso civil contiene una relacin jurdica. Es la idea inherente al iudicium romano, as como a la definicin que daban de l nuestros procesalistas medievales: Iudicium est actus trium personarum, actoris, re, iudicis. Es la idea que la doctrina y la prctica expresaban ya, inconscientemente, con la palabra lilispendencia, entendiendo por sta la pendencia de un litigio con la plenitud de sus efectos jurdicos. Litispendencia y relacin jurdicoprocesal son conceptos y expresiones no equivalentes, pero si coincdentes, Aparte del derecho de accin, que no puede corresponder sino a una u otra parte, y que slo una vez terminado el proceso resultar perteneciente a una u otra, durante el proceso ambas partes tienen derecho al pronunciamiento y el juez est obligado, con respecto a ambas partes, a darle. Si es incierto, pendiente al proceso, a cul de las partes corresponde el pronunciamiento favorable, si durante el proceso la tendencia de cada parte a un pronunciamiento favorable no puede considerarse sino como una aspiracin, es, por el contrario, una verdadera y propia expectativa jurdica, es decir, un derecho, aun cuando de naturaleza formal c instrumental, la que cada parte tiene durante el proceso con relacin al pronunciamiento del juez. El proceso nos presenta, de esta suerte, en potencia o en acto, dos o ms aspiraciones normalmente opuestas, y otras tantas expectativas jurdicas coincidcntes, concedidas a las partes en servicios de sus respectivas aspiraciones, por lo cual resulta una relacin jurdica. La litis-pendenca consiste precisamente en esta pendencia de aspiraciones y expectativas; y dura hasta que una parle, en servicio de su propia aspiracin, puede pretender un pro nunciamiento de la autoridad judicial. En vista que pueden existir demandas dirigidas a una sentencia, a una ejecucin forzosa, a una medida de conservacin o aseguramiento, existen en correspondencia, relacij de conocimiento, de ejecucin, de conservacin o aseguramiento. 1.2.8 Estudio detallado de la relacin procesal Como en toda relacin jurdica, en la relacin procesal deben examinarse diversas situaciones: aj Naturaleza de la relacin procesal Es una relacin autnoma y compleja, y pertenece al derecho pblico. Autnoma, en cuanto tiene vida y condiciones propias, independientes de la existencia de la voluntad concreta de ley afirmada por las partes, puesto que se funda en otra voluntad de ley, es decir, en la norma que obliga al juez a tomar medidas sobre las peticiones de las partes, cualesquiera que sean: Una cosa es la accin, y
otra, la relacin procesal; aqulla corresponde a la parte que tiene razn; sta, es fuente de derechos para todas las partes. Una cosa es, por tanto, la relacin jurdicoprocesal, y otra, la relacin jurdicosustantiva deducida enjuicio. sta es el objeto de aqulla. Son diferentes las leyes [unas son procesales, otras, sustantivas) que regulan una y otra. Las dos relaciones, como ya dijimos, estn continuamente intcrfiriendose y en contraposicin; b) Contenido de la relacin procesal de conocimiento El deber fundamental, estructura de toda relacin procesal, es el deber del juez, u otro rgano jurisdiccional, de tomar medidas respecto a las peticiones de las partes. A esto corresponde el deber de hacer todo lo que sea necesario en el caso concreto para llegar a un pronunciamiento (or a las partes, practicar las pruebas, etc.), es decir, para acoger o rechazar en el fondo, con el fin de la actuacin de la ley, la demanda. Este deber forma parte del oficio del juez, es decir, le corresponde realmente al juez frente al Estado, y est garantizado por la responsabilidad civil y penal del juez que rehusa, omite o retrasa su pronunciamiento (Cd. Pcn., art 328; Cd. Proc. Civ., arts 783 y ss.(; el juez moderno la relacin procesal surjan diversas fases: la relacin de primer grado, la relacin de segundo grado, la relacin de casacin, etc., cada una de las cuales tiene su particular contenido, su cons titucin, sus vicisitudes y su fin. Supone, adems, que en el intervalo entre la publicacin de la sentencia que cierra una fase y la proposicin de la impugnacin que abre otra existan fases intermedias, Esta multiplicidad de fases est dominada por el principio de la unidad de la relacin proce sal. De esto deriva que: En el transcurso de las fases intermedias la relacin procesal contina pendiente. La parte que espera un resultado favorable ha sido frustrada, sin embargo, tiene en servicio de la espera, el derecho de pretender un pronunciamiento del juez, por lo cual la relacin procesal contina y dura la lispcndcncia, aun durante el tiempo que sigue, por ejemplo, a la sentencia de primer grado; periodo que puede durar indefinidamente o puede, por el contrario, acortarse en cualquier momento, por la notificacin de la sentencia, durante el breve periodo asignado como trmino de la impugnacin. La relacin procesal y su tispendcncia no presuponen, pues, necesariamente un juez actualmente obligado a proceder, sino la continua posibilidad de invocar el pronunciamiento judicial al servicio de las aspiraciones que surgen por la demanda judi cial. Despus de la sentencia de primer grado, persiste la posibilidad de que el actor que ha sucumbido pida la estimacin de la demanda, o que el demandado vencido inste porque perdure la litispendencia. Es un error afirmar que con la sentencia de primer grado se cierra el proceso. Con ella, si es de admisin, se alcanzar (provisionalmente) la finalidad de la demanda del actor, pero no la de la demanda del demandado, que hasta la sentencia definitiva tiene derecho de apoyar su propia aspiracin de que se rechace la demanda contraria; aun menos se alcanza la finali dad del proceso, que tiene que decir, actuando la ley, la palabra definitiva sobre las expectativas de ambas partes. Si la sentencia es contraria al actor, la situacin se invierte: ha sido alcanzada (provisionalmente) la finalidad del demandado, pero no la del actor, cuya aspiracin a la admisin de la demanda persiste. Es verdad que para entrar en la fase de impugnacin es necesaria la instancia del vencido, pero con esta instancia el juicio no se vuelve a abrir, sino que se contina, como se deduce de las mismas palabras de la ley [Cd. Proc. Civ., art 805); De esto deriva que durante esta fase intermedia no puede haber lugar a la prescripcin, salvo a la general de treinta aos. Si durante el trmino, el vencido vuelve a afirmar mediante la impugnacin su derecho a una nueva resolucin del juez, la relacin procesal o litispendencia contina en la nueva fase
del proceso; en caso contrario, la relacin y la litispendencia cesan, pero slo en el preciso instante en que se forma la cosa juzgada; 8 Corresponde exclusivamente a la parte derrotada el derecho a impugnar la sentencia (Cd. Proc. Civ., art 468(, y lo es la parte a la cual la resolucin del juez resulte desfavorable, ms rigurosamente, el actor cuando la demanda sea desestimada, el demandado cuando la demanda del actor sea acogida. Despus de la publicacin de la sentencia, la litispendencia dura, por lo tanto, slo en servicio de la parte cuya aspiracin a una resolucin favorable fue frustrada, y esta litispendencia, por as decir, unilateral, no puede ser utilizada por la otra parte; tan es as, que si apenas se ha publicado la sentencia, y la parte derrotada declara aceptarla, da lugar sin ms a la cosa juzgada. El actor no puede impugnar la sentencia que acoge su demanda, porque con ella el juez ha prestado cuanto le requera, satisfaciendo a la vez la expectativa y la aspiracin de la parte; Propuesta la impugnacin, la pendencia del juicio de impugnacin es pendencia de la relacin procesal; Si la fase de impugnacin se cierra con una sentencia que devuelve al juez inferior o a otro juez el litigio, ste se encuentra, sin ms, pendiente ante el nuevo juez; y Reduccin de la relacin procesal de conocimiento. La reduccin de la relacin tiene lugar cuando sta, teniendo varios objetos, uno de ellos ha sido ya atendido con una sentencia parcialmente definitiva, mientras la relacin misma y la litispendencia continan con un objeto reducido para la resolucin de la parte an no juzgada. Por ejemplo: relacin procesal en la que se pide la rendicin de cuentas (el juez se pronuncia sobre la obligacin del demandado de rendir las cuentas y la relacin procesal permanece pendiente para las operaciones de la rendicin y pronunciamiento sobre sus resultados) (Cd. Proc. Civ., art 319); relacin en la que se pide la divisin [la sentencia declara el derecho de comunidad y el derecho a la divisin); la relacin procesal contina para las operaciones divisionales (Cd. Proc. Civ-, art 882); relacin en la que se pide la condena al resarcimiento de daos (declarada con sentencia la obligacin del demandado de resarcir, la relacin procesal permanece pendiente para la liquidacin del dao); relacin en la que se pide la condena con base en una letra de cambio (sentencia emanada de condena con reserva de excepciones), el juicio contina para la formulacin de las excepciones (Cd. Com., art 324); y i) Relacin procesal de ejecucin Se constituye con la demanda de una medida ejecutiva: en muchos casos se comunica de forma oral al rgano ejecutivo, pero no se informa al adversario quien se entera con la comunicacin de los actos que ya pertenecen al desenvolvimiento de la relacin ejecutiva y al procedimiento ejecutivo. La relacin ejecutiva tiene, pues, un carcter propio, que deriva del hecho que procediendo con base en una declaracin (ttulo ejecutivo), la conviccin de los rganos ejecutivos sobre si debe actuarse una determinada voluntad de ley est ya formada. Sin embargo, hasta que la medida no se lleva a cabo, nos encontramos tambin aqu en un estado de pendencia, teniendo el deudor derecho de oposicin, por falta de ttulo ejecutivo en el acreedor, por inadmisibilidad de la medida demandada, o cuando el deudor es citado como en la relacin de conocimiento. La relacin ejecutiva tiene, por lo dems, sus presupuestos, que son en parte comunes a la relacin de conocimiento, en parte especiales (Cd. Proc. Civ., art 662); tiene su desenvolvimiento por medio de la actividad de los rganos pblicos y de las partes: sus vicisitudes y su trmino de manera afn a la relacin de conocimiento (Cd. Proc, Civ., arts 560, 566, 569, 581, 614, etctera).
1. Relacin jurdicoprocesal de conservacin Tambin el proceso de conservacin presenta una relacin jurdica, es decir, una demanda de la cual nace el deber del juez de pro ceder, acogindola o rechazndola. En todo caso, se trata aqu de valorar la posibilidad de un derecho, la existencia y la gravedad de un peligro, por lo cual prevalece en esta forma de tutela jurdica la discrecin del juez, el cual se gua, ms que por las normas, por su arbitrio, sin que desaparezca, sin embargo, su obligacin concreta de pronunciarse, expresando su apreciacin motivada.
CAPTULO 3 CONDICIONES DE LA ACCIN Y PRESUPUESTOS PROCESALES 1.3.1 Condiciones de la accin Son las condiciones necesarias para que el juez tenga que declarar existente y actuar la voluntad concreta de ley invocada por el actor, es decir, las condiciones necesarias para obtener una resolucin favorable. Varan segn la naturaleza de la resolucin. Por tanto, si se pide una sentencia de condena, las condiciones para obtenerla son: a) La existencia de una voluntad de ley que garantice a alguien un bien, obligando al demandado a una prestacin; ty La cualidad, es decir, la identidad de la persona del actor con la persona favorecida por la ley y de la persona del demandado con la persona obligada; c) El inters en conseguir el bien por medio de los rganos pblicos; y Por tanto, la sentencia que pronuncia sobre la demanda puede negar la accin por de fecto de inters, de cualidad, o de un bien garantizado por la ley; en los tres casos es favorable al demandado; le reconoce un bien y produce autoridad de cosa juzgada, pero en grado diverso. Si niega la accin por defecto de inters, no niega que sta pueda nacer ms tarde con relacin al mismo derecho ya deducido y, naturalmente, basndose en un nuevo nteres (por ejemplo, nueva lesin del derecho, transcurso efectivo del trmino). Si niega la accin por defecto de cualidad, no niega que el actor pueda volver a proponer la demanda respecto al mismo derecho y con base a un hecho que le d la cualidad (cesin, sucesin, etc.(. Si niega, en cambio, la accin por defecto de una voluntad de ley que garantice un bien, el demandado queda absuelto completa y definitivamente; esto es lo ms que el demandado puede obtener. El actor, en este caso, no podr volver a obrar, a no ser que pruebe que la voluntad de ley, que antes no exista, ha surgido con base en un nuevo hecho. 1.3.2 Presupuestos procesales Son las condiciones para que se consiga un pronunciamiento, favorable o desfavorable, sobre la demanda. Para obtener una sentencia sobre la demanda, en uno u otro sentido, es necesario que exista un rgano estatal regularmente investido de jurisdiccin; que este rgano sea objetivamente competente en la causa determinada y subjetivamente capaz de juzgarla; que las partes tengan la capacidad de ser parte y la capacidad procesal, etctera. Con la negacin de la existencia de los presupuestos procesales no se niega la existencia de la nocin, que permanece imprejuzgada. Se niega que la accin, en la hiptesis de que exista, pueda hacerse valer en este proceso; pero no se niega que pueda hacerse valer a continuacin en el mismo o en otro proceso. La sentencia, pues, que pronuncia slo sobre
los presupuestos procesales, es decir, que declara que no se puede resolver sobre la demanda o que absuelve de la prosecucin del juicio, no es favorable ni al acto, ni al demandado; no concede ni niega ningn bien; no debe contener, por regla general, condena en costas y no produce cosa juzgada material. De los presupuestos procesales, sin embargo, hemos considerado algunos por separado, los cuales no son necesarios para la existencia de la relacin procesal de modo que el juez deba pronunciarse sobre ellos de oficio; nicamente se le concede al demandado pedir que no contine el procedimiento. As, si el litigio esl ya pendiente por obra de una demanda anterior (Cd. Proc. Civ., arts 104, 108); si hubo un compromiso [arts 8 y ss.j; si el actor, antes de obrar, debe cumplir una sentencia precedente (art 445), en cuyo caso el demandado puede excepcio-nar que el juez no debe entrar a entender sobre el ttulo de la demanda. Algunos, por lo tanto, consideran con razn estos presupuestos bajo el nombre de excepciones procesales. La sentencia que acoge una de estas excepciones, no niega que exista la accin, sino que la accin pue da hacerse valer, ni siquiera en olro proceso, mientras dure un determinado estado de cosas (la litispcndcncia, el compromiso, la inejecucin de la sentencia precedente, etctera). 1.3.3 Comparacin, relaciones y orden entre las condiciones de la accin y los presupuestos procesales Entre las condiciones de la accin y los presupuestos procesales existe la misma diferencia que entre la accin y la relacin procesal; stos deben existir independientemente de aquellas. Para que se pueda resolver sobre el fondo, acogiendo o rechazando la demanda, precisa que haya un juez competente, partes capaces jurdica y proccsalmcnte, etctera, Las condiciones de la accin son las condiciones para una resolucin favorable al actor; los presupuestos procesales son las condiciones de una resolucin cualquiera sobre el fondo. En un cierto sentido, tambin los presupuestos procesales son condiciones de la accin, porque si faltan impiden una resolucin favorable. Pero la diferencia se hace manifiesta si se piensa que las condiciones de la accin son solamente condiciones de la resolucin favorable, y los presupuestos procesales son tambin condiciones de la resolucin desfavorable. Respecto a las condiciones de la accin basta, por regla general, que existan en el momento de la cita para la sentencia, y son reguladas en parte por la ley sustantiva, en cuanto sta es ley que informa sobre la existencia de una obligacin, sobre su estado de incumplimiento, sobre la correspondencia subjetiva de los derechos. Por regla general, los presupuestos procesales deben existir en el momento de la demanda, y son regulados por la ley procesal. Antes de averiguar si existen las condiciones de la accin, conviene que el juez averige si existen los presupuestos procesales, y esto debe hacerlo de oficio. Las cuestiones sobre las condiciones de la accin se llaman cuestiones de fondo o mrito (merila causae), arts 492, 493, 803, Cd. Proc, Civ. Entre todas las cuestiones surgidas en un proceso, la ltima y la ms importante es la relati va a la existencia de una voluntad concreta de ley que garantice un bien a alguien. Todas las dems se presentan en un orden lgico como previa la una de la otra, y todas, de la ltima, en el sentido de que una debe conocerse antes que otra, o que la solucin de una puede hacer intil pasar a la siguiente. Este orden lgico no es, sin embargo, siempre obligatorio por ley. Una clara contraposicin nicamente existe entre presupuestos procesales y condiciones de la accin,
Esta distribucin y graduacin de las cuestiones procesales estn fundadas en el carcter preferente que presentan los requisitos clasificados en el primero o en el segundo grupo, y es la que mejor responde a las exigencias de claridad y sencillez y a la solucin de las dificultades prcticas, principalmente las que surgen en torno al orden del examen y a los efectos de la resolucin. Alguna de estas condiciones puede presentar un elemento secundario que podra colocarla en una categora diferente o en una intermedia. De acuerdo con algunas opiniones, la capacidad de ser parte y la sustitucin procesal deberan colocarse entre las condiciones de la accin. Segn otras, el inters en obrar debera ponerse en una categora intermedia de condi ciones para la necesidad de la accin. 1.3.4 Sistema de derecho procesal civil Los conceptos bsicos hasta ahora expuestos, suministran el soporte del sistema de derecho procesal civil gue se expone en estas obra: Este sistema se divide en dos grandes partes: 1. Una parte aprecia el proceso en su resultado favorable para una de las partes, y contiene la doctrina de la accin y de sus condiciones, es decir, del derecho de la parte a la actuacin de la ley en propio favor, doctrina expuesta de acuerdo al derecho del aclor o el demandado, y segn la variedad de las resoluciones a que la parte puede tener derecho. Decisiones favorables al actor pueden ser: a) Dirigidas a la declaracin del derecho, o mediante conocimiento ordinario, es decir, pleno (sentencia estimatora; de condena, de mera declaracin o constit utiva), o mediante conocimiento sumario, es decir, incompleto (declaraciones con preferente funcin ejecutiva); b Dirigidas a la conservacin de un presunto derecho; y c) Dirigidas a la ejecucin. Las resoluciones favorables al demandado corresponden, naturalmente, a la hiptesis de que la demanda del actor sea infundada (en particular, sentencia dcscstmatoria, doctrina de la excepcin}. Esta primera parte se cierra con el estudio de los criterios por medio de los cuales una accin comparada con otra se estima idntica o diferente (identificacin de las acciones) y con el estudio de la cosa juzgada. 2. Otra parte comprende la doctrina de las relaciones procesales examinadas en s mismas, sin tener en cuenta el hecho que su resultado favorezca a una u otra parte. Aqu se estudian principalmente las condiciones para que exista un proceso y sea posible una resolucin de fondo (presupuestos procesales). Viene despus la demanda judicial, la cual fundada o infundada da vida en todo caso a la relacin procesal. Esta relacin se analiza en su contenido y en su desenvolvimiento. Empezando con el estadio o periodo de conocimiento, se examinan las actividades jurdicas de las partes y de los rganos jurisdiccionales dentro de las formas a que estn sometidas y en su relacin recproca, y particularmente cada una en su valor o en su importancia, as como el orden en que se suceden (aqu dominan las teoras del procedimiento, de los poderes del juez, de las pruebas). Se estudian las vicisitudes (transformaciones e interrupciones) a que pueda estar sometida en el transcurso de su existencia la relacin procesal, y, finalmente, los modos como puede acabar esta relacin: excepcionales, como la transaccin, la caducidad, la renuncia a actuar; normales, como la sentencia; y de la sentencia, el convertirse en definitiva; lo que da lugar a analizar las nuevas fases de la relacin procesal a la que da vida la sentencia impugnada. Se resean despus los casos en que el proceso de conocimiento no pre senta su lnea simple elemental (un objeto discutido por dos personas), sino que se complica con una multiplicidad subjetiva u objetiva de intereses (litisconsorcio, intervencin voluntaria, lla mada de terceros en causa,
llamada en garanta, acumulacin objetiva, reconvencin, declaracin incidental) y, finalmente, los procedimientos especiales. Contina como complemento del sistema el tratado de las relaciones procesales de ejecucin y de conservacin. Sin embargo, antes de emprender esta exposicin, debe hablarse de la ley procesal en general, de la ley procesal italiana y de la formacin histrica de las leyes procesales modernas. CAPTULO 4 LEY PROCESAL 1.4.1 CONCEPTO Y OBJETO DE LA LEY PROCESAL Se llama as a la ley reguladora de los modos y condiciones de la actuaci n de la ley en el proceso, as como de la relacin jurdico-procesal. Las disposiciones de la ley procesal estn slo en parte contenidas en la ley procesal fundamental (Cd. Proc. Civ., italiano, Ley de Enjuiciamiento Civil espaol). Otras estn conteni das en leyes fundamentales modificadas o complementadas; otras ms estn esparcidas por leyes de diferente naturaleza, es decir, leyes que principalmente regulan relaciones de derecho sustantivo privado o pblico. Esto depende algunas veces de razones de orden practico y otras de ndole histrica. La naturaleza procesal de una ley no debe, pues, deducirse del lugar donde est colocada, sino de su finalidad. Actualmente el ejercicio del poder jurisdiccional se considera como deber esencial exclusivamente de la soberana y las personas investidas con la jurisdiccin no son otra cosa que funcionarios del Estado. La doctrina procesal moderna considera de manera preferente en el proceso la actividad pblica, lo que se refleja en el estudio de todas las instit uciones procesales, que son consideradas principalmente desde el punto de vista del inters general. Esto explica no slo anttesis entre el estado de las leyes y la posicin de la doctrina moderna y la antigua que, repito, estudiaba el proceso como un organismo de inters privado. Con frecuencia la norma procesal se relaciona por su mismo objeto con instituciones y principios de derecho privado (as, la norma que concede la accin de condena se refiere al derecho civil en lo que respecta al concepto de crdito y al estado de incumplimiento; igualmente, la norma de que el juez debe abstenerse si es pariente o afn de una parte, la norma segn la cual quien pretende estar liberado de una obligacin debe probar el hecho exlintvo). Del mismo modo, muchas no rmas se relacionan con el derecho constitucional y administrativo. Se requiere, adems, evitar la creencia de que ley procesal es sinnimo de ley formal. La norma que concede la accin no es ciertamente formal, porque garantiza un bien de la vida, que frecuentemente, como ya se vio, no podra conseguirse fuera del proceso, pero es procesal, porque se funda sobre la existencia del proceso y deriva de ste. A todo conjunto de normas que regulan una figura procesal (sentencia de condena, sentencia de declaraci n, proceso documental y monitorio, embargo, ejecucin sobre ttulos contractuales, etc.), les sirve de base expresa o sobrentendida, una norma (procesal) que concede las correspondientes acciones, que dispone, por ejemplo, quien tiene un crdito en estado de incumplimiento, tiene el poder de pedir una sentencia de condena; quien es acreedor mediante una letra de cambio vencida, tiene el poder de pedir la ejecucin forzosa inmediata, etc. Priva, por tanto, derecho procesal mate rial y formal. 1.4.2 Naturaleza de la ley procesal La ley procesal civil pertenece al Derecho pblico ya que regula de inmediato, una actividad pblica, pero tiene una posicin especial, que deriva de la interferencia continua del inters
general y del individual en el proceso civil. Si la actuacin de la ley en s es funcin del Estado, el cual est sumamente interesado en la manera y en los efectos de su ejercicio, en la correspondencia entre la propia actividad y el fin que se propone, no es menos cierto que en la prosecucin procesal y en su resultado en el caso concrelo estn principalmente interesadas las partes, que aspiran mediante la actuacin de la ley a un bien de la vida. La ley procesal, en consecuencia, tiene en cuenta frecuentemente la voluntad de las partes, es decir, que las normas procesales no son siempre absolutas o impositivas, sino a veces dispositivas, porque en ocasiones la ley tuvo como punto de mira el propio inters individual, de manera que la derogacin de la norma sea como la renuncia a un beneficio, o porque la ley haya tenido en cuenta el conoci miento de las partes de las circunstancias concretas del litigio, para dejarles a ellas la reglamenta cin de cualquier punto en la relacin procesal. No existe, por tanto, un proceso convencional, o sea que el juez y las partes no pueden gobernar a capricho el proceso; pero en casos determina dos las partes son libres de no atenerse a una norma procesal, ya sea ponindose de acuerdo para ello expresa o tcitamente, o bien omitiendo resaltar su inobservancia. Si las partes tienen o no esta libertad, debe resultar de las palabras expresas de la ley o de la finalidad de la norma concreta de que se trate; en la duda, las normas procesales deben considerarse impositivas. Son normas procesales dispositivas verdaderas y propias solamente aquellas que aun antes de su aplicacin admiten acuerdo contrario de las partes, obligatorio para el juez. As, al gunas normas sobre la competencia, como ocurre cuando sta es prorrogablc, como la compe tencia territorial (Cod. Proc. Civ., art 187); como la competencia por valor, que es prorrogabie a favor de juez superior (art 3, ley de 15 de septiembre de 1922); las normas sobre los trminos no perentorios, que admiten una prrroga conscnsual (Cd. Proc. Civ., art 47). Por el contrario, son por su naturaleza ineludibles las normas en general referentes a la constitucin de la relacin procesal [formacin y cualidad del juez; composicin del Tribunal juzgador; abstencin de los jueces; capacidad de las partes; intervencin obligatoria del procurador); las normas que regulan la actividad del juez y la actividad de las partes respecto del juez (oralidad, publicidad, medios de prueba, sentencias). En todo esto no hay nada de absoluto, una norma puede pasar de la categora de las dispositivas a la de las impositivas, y viceversa, segn las condiciones de tiempo y lugar, y segn la apreciacin que haga de ella el legislador; las normas sobre el forum re sitae (Cd. Proc. Civ., art 93] son dcrogablcs segn nuestro cdigo, y absolutas, segn la ley germnica; la norma que el testigo debe prestar juramento es absoluta para nosotros (art 242), y dcrogable para los alemanes. Sin embargo, existen normas ineludibles cuya inobservancia puede ser subsanada; es de cir, normas cuya observancia era obligatoria para las partes y el juez, pero el incumplimiento en las cuales el juez no puede sancionar de oficio una vez consumado. En muchos casos el inters general se detiene ante el hecho consumado, la nulidad o la preclusin derivadas de una inobservancia no puede pronunciarse de oficio a no ser que as lo requiera la ley, como ocurre si no fue observado el trmino para impugnar una sentencia (Cd. Proc. Civ., art 466); o si la parte interesada es rebelde (art 192, prr 1); en caso de silencio de la ley la nulidad no puede pronunciarse a no ser a instancia de parte. Por lo tanto las normas procesales pueden ser: 1. Normas dispositivas, cuya observancia puede ser eludida con validez por las partes; y 2. Normas impositivas o absolutas, cuyo cumplimiento es obligatorio; pero son diversas las consecuencias de la inobservancia, que pueden graduarse de la siguiente manera: a) La inobservancia no puede ser invocada por nadie una vez llevada a cabo;
b) La inobservancia puede ser relevada por las partes, pero no puede ser relevada por el juez de oficio; c) La inobservancia debe ser relevada de oficio, pero en caso de silencio es subsanablc; y d) La inobservancia debe relevarse de oficio y es insubsanable (y la insubsanablidad puede ser relativa, es decir, que desaparece con la produccin de la cosa juzgada, o absoluta, que impide la cosa juzgada). Las normas dispositivas, cuando no existe derogacin consensual, son vlidas como nor mas absolutas. 1.4.3 Contratos procesales La participacin de un rgano del Estado en el proceso implica que solamente en pocos casos resultan vlidos los acuerdos de las partes regulando a su modo la relacin procesal y que una parte pueda exigir de la otra el respeto de lo acordado; puesto que el acuerdo procesal tiene siempre por su naturaleza como mira, ms o menos directamente, la actividad del juez, que en virtud del acuerdo mismo viene limitada frente a los otros sujetos del proceso. Los contratos procesales no se reducen a toda derogacin de una norma dispositiva y no slo stas constituyen contratos procesales. Frecuentemente, el acuerdo de las partes es un simple presupuesto del pronunciamiento del juez y debe existir en el momento en que se requiera; si el acuerdo se ha formado anteriormente, debe ser mantenido hasta ese momento; de otra manera, no tiene eficacia ni importancia jurdica: se tratara de acuerdos procesales, pero no de contratos procesales. En otras ocasiones tenemos declaraciones de voluntad, unilaterales o bilaterales, con eficacia dispositiva, pero que constituyen por s mismas un acto del proceso. El contrato procesal, no es en s un acto del proceso (sobre todo, porque la mayora de las veces se da con vistas a un proceso futuro); tiene por contenido la regulacin convencional del proceso jejemplo tpico, el pactum de foro prorrogando), o la renuncia a hacer valer derechos en el proceso (pactum de non petendo, compromiso). Caracterstica constante de los contratos procesales es que despliegan su eficacia sucesivamente en el proceso futuro o pendiente, de manera que la parte puede obtener su ejecucin contra la parte, u oponerse a cuanto se intente hacer en contravencin al contrato. Ahora bien, el campo de estos contratos es limitado. El acuerdo de comparecer enjuicio de manera espontnea (C d. Proc. Civ., art 37) est reconocido por la ley, pero es por su naturaleza incoercible, puesto que el no compareciente no podra ser declarado rebelde. Por el contrario, en el caso, de acuerdo de no comparecer en determinadas actuaciones, es cuestin de saber si el incumplimiento da solamente lugar al resarcimiento de daos [como sostiene Kohler) o s la comparecencia hecha contra el acuerdo es nula, segn la juzgaba el Tribunal Supremo del Reich alemn. Los contratos relativos a la prueba son ineficaces, porque tienden a regular una actividad pblica de manera diferente a la ley, es decir, los que tiendan a atribuir valor a ciertos medios de prueba, o a excluir otros, o a dispensar de alguna formalidad en la prctica de las pruebas. El derecho comn, en cambio, admita estos contratos. La observacin hecha con anterioridad explica esta diferencia. El sometimiento convencional a la ejecucin no se conoce en derecho italiano, el cual se acostumbra en Alemania aadir a los contratos notariales, para dispensar al acreedor de seguir el estadio procesal de conocimiento, puesto que los contratos hechos ante notario son entre nosotros, como entre los franceses ejecutivos por s mismos (Cd. Proc. Civ., art 554).
Pero reconocemos y admitimos como vlidos el pacto de no realizar un Ululo ejecutivo, como tambin es vlido el pacto, ms general, de no hacer valer enjuicio un determinado derecho (paclum de non petendo): en esto no existe sino una renuncia a un derecho individual. No es vlido, por el contrario, el pacto de proceder contra el deudor slo por medio de las vas ordinarias, renunciando a pedir la declaracin de quiebra, porque la facultad de escoger el procedimiento concursa! est dada al acreedor en nteres general. Igualmente, no puede reconocerse ni hacer valer enjuicio el acuerdo de simular un proce so, porque en el proceso entra la persona pblica, a quien no puede hacerse partcipe en la simulacin. Con frecuencia se llaman contratos de prueba ciertas clusulas contractuales que tienen realmente un contenido de Derecho sustantivo. As, la clusula que determina que la existencia de objetos asegurados no pueda probarse en caso de siniestro sino mediante un documento, es en realidad una limitacin de la responsabilidad del asegurador a los resultados del documento; la clusula de que un recibo haga prueba solamente del pago de la ltima cuota vencida de una deuda, es una declaracin de voluntad con la cual se reserva toda cuestin respecto a las cuotas anteriores. Por el contrario, debe considerarse como un verdadero y propio contrato procesal, no consentido por la ley y, por tanto, nulo (no obstante, el parecer contrario dominante en la jurisprudencia], el pacto del solve et repele, frecuentemente inserto en los contratos, especialmente los de arrendamiento. Aparte de que este pacto rompe de manera inicua el equilibrio de las partes y estimula al incumplimiento a la parte favorecida, es evidente que entraa una regulacin convencional del conocimiento del juez, quien est obligado a separar la excepcin de la accin, cosa que slo la ley puede, por razones particulares (en favor del fisco, tutela del ttulo cambia-rio), disponer con una norma expresa. 1.4.4 Compromiso La ley reconoce este contrato, que tiene una importancia procesal negativa, en cuanto da a las partes una excepcin procesal, o sea, el derecho de impedir la constitucin de una relacin procesal: el compromiso, el acuerdo de las partes de conferir la resolucin de sus controversias a uno o ms privados (arbitros; Cd. Proc. Civ., arts 8 y ss.). Resulta pues el compromiso una renuncia a que conozca de una controversia la autori dad judicial. Si una de las partes comprometidas cita a la otra delante del juez, el demandado puede impedir el examen del fondo mediante la excepcin de compromiso, que no es ni de incompetencia ni de litispendcncia, sino de renuncia al procedimiento de conocimiento judicial. Lo que las partes sustituyen al proceso es afn al proceso en su figura lgica, es decir, en ser una resolucin de controversias mediante un juicio ajeno; pero el arbitro no es funcionario del Estado, no tiene jurisdiccin, ni propia ni delegada; no acta la ley, no la ejecuta; sus facultades derivan de la voluntad de las partes expresada conforme la ley; su decisin (sentencia arbitral o laudo) es irrevocable por voluntad de las partes, pero no es ejecutiva. El Estado convierte en ejecucin el laudo, mediante un acto de un rgano jurisdiccional propio (Cd. Proc. Civ,, art 24), el cual respeta la naturaleza privada del laudo en sus orgenes y en su exterioridad, pero asume su contenido en propio fundamento; con esto el laudo, convertido en ejecutivo adquiere rango de acto jurisdiccional. El criterio dominante en la jurisprudencia, que atribuye al arbitraje carcter jurisdiccional, me parece equivocado. Es suficiente observar que el carcter jurisdiccional debera parecer durante el arbitraje, pero es justamente durante sie cuando la naturaleza privada de la
actividad arbitral se manifiesta en la falta de todo poder, que consienta a los arbitros hacer comparecer coactivamente a los testigos, llevar a cabo coactivamente una inspeccin ocular, etctera. Es esta falta de poderes la que impide equiparar el arbitraje a uno de aquellos casos en que al particular le son confiadas funciones pblicas, porque al particular en estos casos le son conferidos por la ley tambin los correspondientes poderes. El carcter del arbitraje consiste en que la ley deja libre a las partes, que son las que conocen las condiciones y exigencias del caso concreto, de acordar que la materia lgica para la decisin sea preparada sin uso de poderes jurisdiccionales. La historia tiene muchos ejemplos de procesos en que las operaciones del jui cio fueron confiadas a personas privadas o pblicas, el mismo Derecho moderno italiano conserva un ejemplo de ello en los jurados. El arbitraje es otro caso de fraccionamiento de las operaciones del juicio, y tiene precisamente por caracterstica la exclusin de los poderes jurisdiccionales en las operaciones meramente lgicas confiadas a los arbitros y la exclusin de cualquier investidura por parte del Estado. Conviene considerar que en la sentencia el elemento lgico no tiene otro valor sino ser la preparacin del acto de voluntad con que el juez formula la voluntad de la ley, y en el cual consiste el acto jurisdiccional, la sentencia. La sola preparacin lgica de la sentencia no es por s acto jurisdiccional, slo en cuanto sea llevada a cabo por un rgano jurisdiccional. Por esto, cuando la ley consiente que el rgano del Estado formule la voluntad de la ley deduciendo su contenido del trabajo lgico llevado a cabo por un particular (lo cual puede asumir en la prctica la forma de una simple sentencia o decreto, de ejccutoriedad del laudo), no por esto atribuye carcter jurisdiccional al laudo, y mucho menos a la actividad desplegada por los arbitros para ponerse en condiciones de dictarlo. Desde otro punto de vista, no hay que exagerar la concepcin privada del arbitraje hasta encerrarlo en los casos en que el arbitrio de tercero es elemento de determinacin de la volunlad privada. Esto puede decirse del arbilralor no del arbitro. Las partes no piden al arbitro cul deber ser la voluntad de ellas, sino cul es la voluntad de la ley que regula su relacin. No existe en el compromiso la manifestacin de una voluntad incompleta, que el arbitro debe integrar con la suya, sino el encargo dado a l por las partes de buscar cul es la voluntad concreta de ley. En el proceso civil, el Estado se apoya en el inters individual, hasta consentir que las partes confen a una persona privada, con preferencia a los jueces, la preparacin de la materia lgica de una sentencia; y esto en previsin de que en el caso concreto este modo de resolucin de las controversias pueda responder mejor a la confianza y a las necesidades de las partes. El Estado mismo somete al conocimiento arbitral un grupo importante de sus controversias con los particulares (con referencia a concesiones de obras pblicas). Pero, concediendo esta facultad a las partes, la le y desconfa de su aplicacin y no renuncia a regular su ejercicio, determinando rigurosamente las condiciones de validez del compromiso, del procedimiento y de la sentencia arbitral, designando trminos para dictar sta y permitiendo impugnarla ante los rganos de la jurisdiccin (no obstante cualquier renuncia) (Cd. Proc. Civ. arts 30 y 32). sta con frecuencia termina por complicar ms que simplificar las controversias. Considerar esta institucin como un mero residuo del pasado o como un camino de mejor justicia para el porvenir, resulta exagerado. En ocasiones, la misma ley, al sustituir a la voluntad de las partes, impone que todas las controversias relativas a determinadas relaciones sean sometidas a arbitros; no que las partes acuerden dirigirse, sino que deban, por ley, someterse a ellos (arbitros necesarios). Y
la ley dispone que las decisiones de estos rganos sean o no convertidas en ejecutorias, como el laudo, dejando muchas veces incierto si se trata de un verdadero y propio arbitraje (sujeto a las normas del Cdigo de Procedimiento Civil, especialmente en lo que se refiere a los medios de impugnacin), o ms bien de unajurisdiccin especial, cuya decisin est por ley sometida, al solo recurso de las secciones unidas de la Corte de Casacin, por incompetencia o exceso de poder (art 3, ley 31 marzo 1877). Criterios de distincin pueden deducirse de la cualidad y del modo de nombramiento de los arbitros, de la materia, etctera. Prcticamente se ha desarrollado otra forma de arbitraje, el arbitraje libre, en la que se da el encargo al arbitro de averiguar la voluntad concrea de la ley, pero sin que las partes ni el arbitro observen las formas establecidas en la ley. Algunos niegan la validez de estos arbitrajes libres, aduciendo que la nica va abierta por la ley a las partes que quieran renunciar al conocimiento judicial es la regulada por el Cdigo de Procedimiento Civil. Pero la doctrina y la jurisprudencia dominantes s reconocen su validez, limitando sus efectos y la obligatoriedad del laudo para hacerse valer en juicio ordinario de conocimiento, excluida la eficacia ejecutiva inmediata, propia slo del laudo diciado segn normas del Cdigo Procesal. El arbitro conoce de una relacin litigiosa, como conocera de ella el juez; el arbilrator del derecho comn es un umicabilis compositor, que est llamado a determinar en una relacin jurdica pacfica por s misma un elemento no definido por las partes, por ejemplo, el pre cio de una venta, la cuota de un socio en la sociedad; tanto en un caso como en otro las partes se obligan a someterse a la decisin del tercero, pero el pronunciamiento del arbler es impugnable (apelable), por cualesquiera o por determinados motivos [revocacin, accin de nulidad), en tanto que el pronunciamiento del arbilralor es impugnable nicamente cuando es evidentemente inicuo. El arbralor, por lano, no declara derechos existentes, no subsliluye al proceso, sino que complela relaciones jurdicas, lo que no tiene importancia sino para el Derecho civil. Nuestra ley admite el arbilrator acordando la impugnacin de su determinacin (Cd. Civ., art 1718), o callndola (Cd. Proc. Civ., art 1454), y la prctica hace uso frecuentemente. La ley, adems, admite una figura intermedia entre el arbiler y el arbilrator, el arbitrio de amigables componedores, que decide relaciones litigiosas, lo que le equipara al arbitro, pero no necesariamente segn el Derecho (Cd. Proc. Civ., art 20), lo que le da un poder modificativo o constitutivo de relaciones. La distincin entre arbiler y arbilrator es importante, por la diversidad de las normas que rigen las dos instituciones; puede dar lugar a graves dudas, cuando se confa en un tercero la simple determinacin de la entidad de un valor o de un dao, porque esto puede ser objeto de juicio de cualquier clase. En la duda debe considerarse que se trata de arbitro y de compromiso, cuando el acuerdo de dirigirse a tercero es posterior al momento desde el cual el valor o el dao es debido. En cambio, la diferencia entre arbitro y arbitro conciliador (Cd. Proc. Civ., art 402), no tiene dificultad. Arbitraje. Tambin llamado juicio arbitral puede, pues, constituirse con base en la ley o en el contrato [excluidas otras formas de constitucin, como e testamento, que admite la ley alemana). El objeto del arbitraje est determinado por la ley o por el contrato. Un compromiso debe contener la determinacin de la controversia; el compromiso genrico (acuerdo de comprometer todas las controversias posibles, o las controversias de una determinada naturaleza entre Ticio y Cayo) es nulo- Es lcito, sin embargo, comprometer todas las controversias que puedan nacer de un determinado contrato ya concluido [clusula compromisoria) (Cd. Proc. Civ., arts 11 y 12); en esc caso se hacen necesarios uno o ms
actos sucesivos para el nombramiento de los arbitros y la determinacin de ellos. Las cuestiones que se comprometan deben ser transgibles; estn excluidas, por tanto, las cuestiones sobre e Estado y sobre la separacin personal [art 8, prr. 1), mientras debe admitirse la cuestin sobre alimentos. Como renuncia al conocimiento judicial, el compromiso es acto de disposicin semejante a la transaccin, pero an ms grave, por tanto, la capacidad de comprometer supone la capacidad de transigir [art 9); pero la facultad de hacer transacciones no implica la de hacer compromi sos (Cd. Civ., art 1742) Para la forma de constitucin del arbitraje, nuestra ley requiere jad solemnilatem) el acto pblico o la escritura privada (Cd. Proc. Civ., art 11), mientras otras leyes, como la alemana, admiten tambin la forma oral. El compromiso debe contener el nombre y apellidos de las partes y de los arbitros; stos pueden ser uno o varios, pero en nmero impar, y pueden ser ciudadanos o extranjeros, hombres y, despus de la ley de 17 de julio de 1919, tambin mujeres; estn excluidos los menores, los sometidos a interdiccin y los excluidos por condena penal del oficio de asesores de lo criminal, no rehabilitados (arts 8, 10 y 11). Pero la determinacin de la persona fsica del arbitro no pertenece a la esencia del compromiso, como la determinacin del objeto. Esto se ve ms claramente en el compromiso para controversias futuras, aqu la ley misma establece que los arbitros no nombrados o que no acepten sean, nombrados por la autoridad judicial, o en la forma establecida por las partes {art 12); pero tambin en el compromiso para controversias actuales debe considerarse vlido el pacto que confiere el nombramiento de los arbitros a un tercero, o a los dos arbitros nombrados el nombramiento del tercero, as como la subrogacin (art 34). Es necesaria la acepcin escrita de los arbitros (art 13, receplun arbilri). Las consecuencias jurdicas del compromiso consisten en: a) la excepcin de renuncia al conocimiento judicial; y b) la accin para la constitucin del juez arbitral mediante el nombramiento de los arbi tros que falten. La aceptacin del nombramiento por parte de los arbitros produce: a) la obligacin de los arbitros de resolver en el plazo establecido, bajo responsabilidad de daos, salvo justo motivo de renuncia (art 34, ltimo prr.J; y b) en el derecho de los arbitros a una retribucin. An se discute que este derecho comprenda la facultad de los arbitros de liquidar ellos mismos la retribucin. Sin embargo, se admite en los arbitros el derecho a retribucin, su liquidacin es una cuestin de gastos, implcitamente conferida a ellos mismos. El procedimiento arbitral est exento de formalidades; est regulado por el compromiso, y en el silencio de ste, por el criterio de los arbitros (arts 14 y 17). Por su misma naturaleza est inspirado por el principio de la inmediacin, lo que constituye su utilidad y explica el fa vor que nuestros litigantes conceden a este juicio; tambin por su naturaleza es un procedimiento secreto y dominado del impulso oficial. Los arbitros, como personas privadas, no tienen para la instruccin de la causa los poderes coercitivos inherentes a la jurisdiccin. Las normas que la ley establece, son la mayor parte dispositivas, a veces, por su expresa declaracin (arts 18 y 34); en los otros casos conviene tener en cuenta la compatibilidad de una convencin contraria con el fin de la norma particular. Caundo surgen cuestiones prejudiciales no transigiles, o relativas a un hecho que pueda dar lugar a accin penal, los arbitros deben remitir a las partes a la autoridad judicial competente, y el arbitraje permanecer suspenso (art 19).
La finalidad normal del arbitraje es el pronunciamiento de la sentencia arbitral (o laudo). Esta puede ser, sin embargo, simplemente interlocutoria, en cuyo caso hace correr un nuevo trmino, igual al del compromiso o, en su defecto, por la ley (novena das), para el pronunciamiento de la definitiva o de una nueva ntcrlocutoria [art 34, prr. 1). El arbitraje cesa normalmente: a) Por consentimiento de las partes, las cuales revoquen por documento pblico o privado el nombramiento de los arbitros; b) Por muerte, recusacin, renuncia, incapacidad de uno de los arbitros, salvo que las partes tengan pactado lo contrario; y c) Por transcurso del trmino sin que se haya pronunciado laudo (art 34), el cual debe ser emitido despus de conferencia personal de los arbitros (art 21) y pronunciado en el Reino (art 22}. La ltima norma, establecida para los laudos italianos, no autoriza en absoluto a sostener que sea nulo el pacto estipulado en Italia entre italianos, o entre italianos y extranjeros, de confiar controversias a arbitros extranjeros para que las declaren en el extranjero. Este pacto, que da lugar a un llamado pacto extranjero, y que responde a las exigencias de la vida jurdica, especialmente comercial e industrial (porque frecuentemente el arbitro requiere pruebas que se encuentran en el extranjero, o procedimientos probatorios o tcnicos que no pueden sino hacerse fuera del pas, por parte de arbitros-tcnicos extranjeros y en establecimientos extranjeros), debe considerarse vlido para quien ve en el arbitraje una actividad meramente privada, y no puede considerarse nulo sino por quien, partiendo de la idea, ya desechada, que atribuye al arbitraje carcter jurisdiccional, encuentra este pacto contrario a nuestro orden pblico, porque implica una prrroga o renuncia de la jurisdiccin nacional. Dada validez en Italia por la ley de 8 de mayo de 1927, al Protocolo relativo a las clusulas de arbitraje, estipulado en Ginebra el 24 de septiembre de 1923, que reconoce eficacia a tal pacto concluido entre partes sometidas a la jurisdiccin de Estados diversos, se present en Italia la cuestin sobre la influencia de esta ley en el Derecho interno: en un primer tiempo, el Tribunal de Casacin afirm que en adelante deba considerarse el principio que reconoce la validez del pacto en cuestin, y a aquellas que admitamos como parte de nuestro ordenamiento jurdico este principio, aun antes de la ley de ratificacin del Protocolo de Ginebra, no tendramos nada que objetar a la doctrina. Pero, desde el punto de vista de la lgica, yo sostuve que s se considera nulo el pacto por contrario al orden pblico, segn el derecho italiano, esta nulidad debe afirmarse siempre respecto a los compromisos con subditos de Estados no contratantes, la ley de 8 de mayo de 1927 no habra modificado en absoluto el derecho interno italiano sino en los lmites impuestos por la Convencin de Ginebra, en la cual el Estado italiano habra renunciado a su punto de vista nica mente frente a los Estados contratantes, por razones de utilidad prctica, sobre la base de la reci procidad. Y as dijo la Corte Suprema en la causa "Napoleonc C., Industrias Reunidas contra el Sr. Maarazzo del Brasil (Estado contratante, pero no ratificante). La mayora de los arbitros deben suscribir el laudo el cual, en ese caso, mencionar las ra zones por las que la minora rehus suscribirlo, y contendr nombre, apellido, domicilio o residencia de las partes, la indicacin de acto de compromiso, la disposicin precedida de los motivos de hecho y de derecho, la fecha y el lugar del pronunciamiento (arts 21 y 22). Los arbitros deben afirmar, aun sin poderla actuar, la voluntad concreta de la ley, deduci da por ellos, de la norma establecida en la misma ley, como los jueces; pero cuando, por voluntad de las partes o de la ley, son amigables componedores, la obtienen de la equidad, es de-
cir, de la norma que les sugiere su sentido de justicia vistas las particularidades del caso concreto. El mandato legal, sustancial o procesal, afirmada por los arbitros en su sentencia, definitiva o interlocutoria, no puede considerarse actuada si la sentencia no adquiere cjecutoriedad mediante decreto del juez del lugar en que se haya pronunciado; el laudo para dicha finalidad debe ser depositado en la Cancillera, en un trmino perentorio (cinco das: Cd. Proc. Civ., art 24). Esta formalidad se exige, no slo con el fin de la ejecucin forzosa, definitiva o provisional (art 23), sino de la existencia misma del laudo. El conocimiento del juez tiene lmites de intensidad, pero no de extensin, controlados por el Tribunal (art 25). Por regla general, se reduce a la legalidad externa del laudo; pero no estar obligado el juez a ratificar la sentencia arbitral fundada en un compromiso, el cual aparezca prima facie como contrario a la ley. Ante la autoridad judicial, puede impugnarse el laudo hecho ejecutivo por los medios idneos para las sentencias, como la apelacin y el recurso de casacin (con las imitaciones de los arts 28 y 31), y la demanda de revocacin (art 30), y aun con un medio especial, la demanda de nulidad, que se funda en la nulidad del compromiso, o en su cesacin (art 32), en la incapacidad de los arbitros (art 32), en el pronunciamiento omitido, en c pronunciamiento contradictorio o que traspase los lmites del compromiso (art 32), o en la violacin de las formas (art 32). Para conocer de la demanda de nulidad o de revocacin es competente la autoridad que hubiera sido competente para conocer de la controversia (arte 30 y 33), y lo mismo debe considerarse para la apelacin. El laudo adquiere la eficacia de la sentencia judicial, convertido en definitivo, es decir, produce la cosa juzgada. Pero la equiparacin del laudo ejecutivo y del acto jurisdiccional no es absoluta, el fundamento de la irrevocabidad del laudo est en la voluntad de las partes; stas pueden acordar prescindir de un laudo incluso ejecutivo, y someter la controversia nuevamente a los jueces, lo que no puede hacerse con una sentencia. 1.4.5 Eficacia de la ley procesal en el mbito temporal Es frecuente encontrar en los autores, y ms an en los pronunciami entos judiciales, la afirmacin de que la ley procesal es retroactiva, y tambin que es de aplicacin inmediata. Es equivocada la primera afirmacin; la segunda, ambigua. La ley procesa! est sometida, como toda ley, a la norma general establecida en el a rt 2 de las disposiciones preliminares del Cdigo Civil, que no distingue entre leyes de naturaleza privada y pblica, entre leyes sustantivas y procesales, y segn la cual, "la ley dispone tan slo para el futuro; la ley no tiene efecto retroactivo". Si, en un caso dado, que habr de establecerse as con interpretacin inequvoca, es la ley procesal retroactiva, ello depender no de la ndole de la ley procesal misma, sino de razones que pueden ser comunes a todas las leyes, aun las de Derecho privado; as sucede si se trata de ley declarada expresa o implcitamente retroactiva, como la interpretativa, o si la nueva norma se dirige a remediar alguna exigencia especial de orden pblico por estimarse que slo puede alcanzar su finalidad si destruye los efectos de actos ya realizados, si resultan incompatibles con los fundamentos del orden civil o la moral. Aparte de estos casos excepcionales, la nueva ley procesal respeta los actos y hechos ocurridos bajo el imperio de la ley derogada; lo cual significa que aun aquellos efectos procesales del acto o hecho ya consumado que todava no se han cumplido, permanecen regulados por la ley antigua, sin lo cual la nueva sera en realidad retroactiva.
Desde otro enfoque, es equvoco decir que la nueva ley es de inmediata aplicacin, ya que esto es propio de todas las leyes, precisamente porque se dan para el futuro, se aplican inmediatamente a los actos y hechos que se verifiquen con posterioridad a su entrada en vigor, a no ser que se trate de efectos nuevos de hechos verificados con anterioridad. Si en la prctica la aplicacin de la ley procesal presenta marcadas particularidades en comparacin con la de la ley sustantiva, se debe a la autonoma ya demostrada del derecho de accin y de la relacin procesal respecto de la sustantiva; la accin y la relacin procesal no pueden regularse sino por la ley procesal del tiempo (y del lugar] durante el cual se instruye el proceso; de aqu que, frecuentemente, suceda que en un mismo proceso se apliquen leyes de tiempos (y lugares) diferentes: la sustantiva, a la relacin sustantiva; la procesal, a la accin y a la relacin procesal. Por tanto, es importante determinar si una norma tiene naturaleza de ley sustantiva o de ley procesal. Sin perder esto de vista, consideremos por separado la posicin de la ley procesal, en el momento de entrar en vigor, con relacin a los procesos terminados, a los que an no se hayan iniciado y a los pendientes. 1. Procesos terminados Todos los actos realizados, el ejercicio de la accin, las pr uebas recogidas, aun las que la nueva ley no admite, los pronunciamientos dictados; los efectos del proceso sobre el derecho sustantivo, la autoridad de la cosa juzgada, de cualquier modo que se haya producido. . . todo se fijar de acuerdo con la ley antigua, bajo la cual fue ejercitada la accin e instruido y fallado el proceso. De igual manera, se adquirir lo que se haya conseguido por el empleo de medios ejecutivos que la nueva ley no admite. 2. Procesos no iniciados Se rigen plenamente por la nueva ley procesal: a) La accin misma, fundndose sobre la existencia del proceso, puede ser propuesta en tanto que la ley procesal, en el momento y en el lugar que se propone, la reconoce. Es a la ley procesal del tiempo y lugar a la que est reservado determinar lo que es lcito averiguar en el pro ceso. Esto no se muestra tan claro en todas aquellas acciones que tienden a conseguir un bien que podra obtenerse aun fuera del proceso, mediante la prestacin de un obligado, puesto que al admitirse el derecho a una prestacin dada, se reconoce paralelamente una accin para conseguir el bien correspondiente con los medios que proporciona el proceso del momento y del lugar que se trate. Pero si pensamos en las acciones dirigidas a bienes que no se pueden alcanzar ms que en el proceso (certeza jurdica; proteccin posesoria; aseguramiento de crditos presuntos), se ve que las acciones pueden existir o no para una misma relacin jurdica, segn que la ley procesal del momento (y del lugar) admita o no las correspondientes figuras de actuacin de la ley. Por ejemplo, una ley procesal suprime algunos modos o medios de actuacin de la ley. En este caso desaparece tambin el poder jurdico de pedir su aplicacin, de modo que bajo esta nueva ley no se podr pedir su actuacin con esos medios y en dicha forma, y esto sin tener en cuenta el tiempo en que haya nacido el derecho de pedirla. As, la ley derogatoria del arresto personal ha privado de este medio aun a los acreedores anteriores. Lo mismo podra decirse de una ley que derogara el embargo preventivo, o de una ley que derogara la actuacin de la ley mediante pura declaracin; si bien algunos creen subsistentes, en este caso, las acciones de declaracin nacidas bajo la ley antigua. No importa que la accin de declaracin sea en s un derecho y que se conciba como un derecho pblico o privado; puesto que frente a la ley que deroga completamente una institucin jurdica como es una determinada forma de tutela jurdica, aun las expectativas nacidas con anterioridad se
frustran al cesar la posibilidad de realizarse. As tambin, si la ley nueva no admite la accin posesoria para algunos derechos, no podr lle varse a cabo la accin posesoria concedida por leyes derogadas, ni siquiera por hechos anterio res. Por el contrario, si la nueva ley se limita a quitar la accin en determinados casos, por ejemplo, los crditos procedentes de juego, esto no quiere decir que sean reducidas al estado de obligaciones naturales las obligaciones ya contradas: una condena en dinero es an posible, aunque la causa por la cual el dinero se adeuda no la reconozca ya la ley. Al contrario, si la ley admite nuevos modos de actuacin de la ley o extiende los medios existentes a ms casos de los ya admitidos, o introduce nuevos medios ejecutivos, pueden aprovecharse de ello tambin los titulares de derechos preexistentes; as, al ponerse en vigor cl Cdigo de Procedimiento en 1865, que atribuye carcter de ttulo ejecutivo a los actos contractuales pblicos, adquirieron tal carcter los actos estipulados con anterioridad. Otro tanto hubiera sucedido respecto a las letras de cambio, despus que cl nuevo Cdigo de Comercio les atribuy los efectos de ttulos ejecutivos, si la misma ley no hubiera establecido lo contrario (Cd. Com., art 9, Disp. Trans.), por la idea de que la reforma dirigida a favorecer la funcin de la letra de cambio poda limitarse a las futuras, en consideracin tambin de la breve vida normal de las letras de cambio que se encontraran libradas en el momento de promulgarse la ley; b) Ante la nueva ley caen, segn cuanto precede, los presupuestos procesales (competencia, capacidad, etc.), las excepciones procesales, los derechos y deberes de las partes, la forma y los efectos de los actos procesales; Sin embargo, por cl principio de que la nueva ley debe respetar los efectos de los actos regularmente efectuados segn la antigua ley, debe considerarse que en el proceso por iniciarse producirn efecto los contratos procesales estipulados bajo el imperio de la ley derogada. As, el pactum de foro prorogando, segn fue justamente decidido por el Tribunal de Casacin del reino en la causa Paoletli contra Brauhaus Fort (1930), introducido el Cdigo de Procedimiento Civil italiano en las provincias rescatadas, por real decreto de 4 de noviembre de 1928, conserv eficacia el pacto de deferir al pretor causas de competencia del Tribunal. Lo mismo hay que afirmar, con la mayora de los autores, del compromiso; y c) Lo mismo debe decirse de las pruebas, no soto por lo que se refiere a su ejecucin, sino a su admisibilidad. Actualmente, no se puede dudar que las normas sobre la admisibilidad de las pruebas pertenecen a la ley procesal. La situacin est clara para todos cuando se trata de normas que admiten pruebas no admitidas con anterioridad o extienden las admitidas al principio. As, cuando recientemente una nueva ley (art 20, real decreto 20 de septiembre 1922), elev a 2000 liras el lmite de admisibilidad de la prueba testifical, fue decidido que tambin las convenciones entre 500 y 2000 liras, estipuladas anteriormente a la nueva ley, pudieran probarse con testigos. Se sostiene, por el contrario, la inaplicabilidad a las relaciones preexistentes de las nue vas normas que limitan las pruebas. Pero slo por una solucin para ambas hiptesis. Que figuren en los Cdigos de Derecho sustantivo las normas sobre a prueba, no significa lo contrario, cuando sabemos que la naturaleza de una norma se deduce del objeto, no de la colocacin, y cuando la historia del proceso francs nos explica por que el Code de procdure no recoge sino las normas procesales de carcter formal. Igualmente, no es aconsejable recurrir en esta materia a las doctrinas del Derecho comn, nacidas bajo la influencia de una concepcin absolutamente privada de las instituciones procesales, hasta el punto de admitir la validez de contra tos sobre pruebas. Las pruebas dirigidas a formar la conviccin del juez, pertenecen por exce lencia al Derecho
procesal, y no pueden admitirse sino de acuerdo con la ley del momento en que se hacen necesarias, porque slo esta ley establece cules con los medios apropiados para formar actualmente la conviccin del juez. No es posible que el mismo juez, el mismo da, ad mita en un proceso un medio de prueba y lo rechace en otro de la misma naturaleza, nicamente porque los derechos sustantivos de que se trate han nacido en tiempos diferentes. La conviccin del juez no es producto de una operacin formal y mecnica, cuyos instrumentos puedan adquirirse con antelacin; es el fruto de un trabajo lgico que encuentra sus instrumentos en las condiciones de la sociedad, de la civilizacin y del pensamiento del tiempo en que se desarrolla, en cuyas condiciones, precisamente, se inspira la ley procesal que, en inters de la mejor marcha de la funcin jurisdiccional, determina los medios de prueba idneos en el tiempo del juicio. Si, por consiguiente, un derecho subjetivo no puede probarse sino con un solo medio de prue ba, y ste es eliminado por la nueva ley, esto se debe a las variables condiciones del tiempo (econmicas, morales, religiosas), a las cuales, precisamente, se ha, conformado bien o mal, la nueva ley. Derogado el juramento, por la facilidad de los perjurios y por la disminucin de la fe, no podra nadie invocarlo para la prueba de su derecho nacido bajo la ley anterior en condiciones de no poder ser probado de otro modo. Esto no significa que entre derecho y prueba existan estrechas relaciones, pero son relaciones de hecho, de las cuales no se deduce en absoluto que el derecho deba estar acompaado hasta su muerte, mediante cualquier cambio de leyes o cos tumbres, por medios de prueba unidos a l al nacer. El derecho subjetivo no es inviolable e indefectible, aislado de las condiciones del tiempo; al contrario, mientras por una parte su suerte esta ntimamente ligada a la de la sociedad en que vive, la prescripcin, por otra, sirve para de mostrar cmo el tiempo puede ocasionarle ms dao que el de privarlo de la prueba aunque sea temporalmente. Sealado lo anterior, no se puede reprochar a esta doctrina no guardar la consideracin debida a la voluntad de las partes, las cuales, se dice, tienen en cuenta los medios de prueba admitidos por a ley en el tiempo en que han dado vida a las relaciones jurdicas. Sin considerar que esta objecin no puede referirse a relaciones nacidas de hechos jurdicos diversos de los negocios jurdicos; prescindiendo del hecho de que, en la gran mayora de los casos las personas que llevan a cabo negocios no se preocupan en absoluto de su prueba, y mucho menos de las leyes sobre la prueba, que por regla general ignoran, la cuestin se reduce precisamente a si las partes que piensan en las normas concernientes a la prueba deben considerarlas como normas inmutables del negocio que realizan, o como la expresin de condiciones sociales extrnse cas al negocio y sometidas a cambios. Adems, el modo ms frecuente con que las partes manifiestan su preocupacin por la prueba es la redaccin de un documento, pero no lo hacen en consideracin a la ley del tiempo o futura, sino por las ventajas propias de la prueba escrita en relacin con el valor del negocio y a la probable larga duracin de sus efectos. Si prescinden del escrito, no es porque piensen que en caso de litigio la ley admite la prueba testifical, sino porque no piensan en absoluto en la posibilidad del litigio. Resulta ilcito argumentar en contra del art 10, prr. primero, Dsp. Fre. Cod. Civ. ("Los medios de prueba de las obligaciones se determinan por la ley del lugar en que el acto sea realizado"). En realidad, el art 10 sirve para confirmar mas que para contradecir nuestra doctrina. En efecto, ese artculo no dispone que las pruebas de la obligacin estn reguladas por la ley de la obligacin, sino por la ley del lugar donde el acto fue realizado, ley que puede
no coincidir en absoluto (art 9( con la ley de la obligacin. El art l es el que distingue entre ley de la prueba y ley de la obligacin. Pero se necesita considerar que no todas las normas que se refieren a las pruebas son sobre las pruebas, pertenecientes a la ley procesal. Esto explica cmo los que sostienen ambas doctrinas opuestas llegan en algunos casos a los mismos resultados prcticos. A veces, la documentacin escrita de un acto le parece a la ley tan esencial que hace de ella una condicin de la validez del acto (escritura requerida ad substanliam o ad solemniLalem]; en tal caso, la norma relati va a la prueba (Cd. Civ., art 1314] no est dirigida a regular la formacin de la conviccin del juez, sino la existencia del acto jur dico; es, por tanto, norma de derecho sustantivo, a la cual se aplica el principio Lempus regit aclum. Igualmente, en la mayora de los casos, las normas relativas a la prueba deducidas en vista de particulares relaciones jurdicas, son normas de derecho sustantivo, porque han surgido por razones sustantivas; por ejemplo, con la intencin de facilitar o salvaguardar la condicin de particulares relaciones o sujetos jurdicos. Conviene, por tanto, buscar la razn de la norma relativa a la prueba. La norma general que limita la prueba testifical de los contratos (Cd. Civ., art 1341] es una norma procesal, por estar determinada por razones procesales, tales como el temor de que la conviccin del juez pueda ser falseada, dada la poca probabilidad de que las partes (en un tiempo en el que el uso de la escritura est difundido) lleguen a convenciones de un cierto valor confiando nicamente en la prueba por testigos, y la poca idoneidad de stos para repetir las frmulas de una convencin realizada acaso con mucho tiempo de antelacin. Pero la norma especial que limita la prueba testimonial de la maternidad (Cd. Civ., art 190] no es procesal, porque no est inspirada por el temor que en este caso la prueba por testigos sea ms falsa que en los otros casos, sino por el temor de la particular gravedad de las consecuencias que tendra en este caso, para la sociedad y para la mujer, un testimonio contrario a la verdad. Por lo cual, esta norma no se aplica a los hijos nacidos o concebidos con anterioridad a su vigencia [art 7, Disp. Trans., 30 de noviembre de 1865; art 6 de las de 25 de junio de 1871); porque este cuidado para la mujer y para la sociedad se refiere slo al futuro. Y lo mismo debe decirse por lo que respecta al art 174 del Cd. Civ., sobre la prueba del estado legtimo (si bien las disposiciones transitorias no las mencionan; as decidi el Tribunal de Casacin de Roma, partiendo, sin embargo, de la mxima general falsa, segn la cual todas las normas sobre la prueba pertenecen al derecho sustantivo. Igual naturaleza tienen las normas que expresan praesumliones iuris: aun cuando relati vas a la carga de la prueba (Cd, Civ., art 1352), no tienen naturaleza procesal, porque no tienden a mantener la igualdad de las partes repartiendo entre ellas, por modo general, la carga de la prueba segn el principio de la normalidad, de la mayor facilidad de la prueba, etc., sino que, tambin inspirndose, por regla general, en lo que comnmente sucede, deciden qu hechos deben, en determinadas relaciones jurdicas, considerarse como constitutivos o impcditativos o ex-tintivos del derecho, con el fin, no slo de acoplar la verdad a la conviccin del juez, sino, ms bien, de facilitar ciertas condiciones jurdicas {de hijo, de propietario, de poseedor, de acreedor, etc.). Pertenecen, pues, al derecho sustantivo. 3. Procesos pendientes Permanecen firmes los actos procesales ya realizados segn la ley derogada, as como sus efectos jurdicos; se aplicar a los actos por cumplir la ley nueva siempre que sea compatible con los efectos ya verificados o en curso de verificacin de los actos anteriores. As, la competencia del juez, en definitiva fijada en el acto de la citacin segn la ley anterior, en virtud de la perpetualio iurisdiclonis (percilationem perpetualur iurs-
dictioj, no desaparecer con el advenimiento de una nueva ley de competencia. La mxima opuesta, que recientemente ha terminado por prevalecer en el Tribunal Supremo, es tan contraria a los principios como a las exigencias prcticas. Conforme a tales principios, el problema de la aplicacin de la nueva ley a los actos posteriores a su promulgacin se resuelve averiguando qu efectos se han verificado o es necesario verificar, en virtud de los actos ya realizados. Si en el derecho sustantivo toda la relacin jurdica, aun la de naturaleza continua, se presenta como el efecto del acto o hecho que la ha constituido, en la relacin procesal, no lodos los actos se presentan como efectos necesarios de su constitucin, No obstante la aplicacin de la nueva ley procesal a los procesos pendientes puede ocasionar graves complicaciones, de modo que, por regla general, el legislador con disposiciones transitorias tiende a regular de manera positiva este problema. En teora, son posibles dos soluciones extremas, aplicar la ley antigua hasta el final del proceso jen aras de evitar perturbaciones y complicaciones), o aplicar la nueva a los actos posteriores (aplicacin rigurosa de la autonoma de la relacin procesal). Una solucin intermedia puede encontrarse en la divisin de la causa en trminos, de manera que hasta el cumplimiento de un termino se aplique la antigua ley, y desde el siguiente, la nueva. El real decreto de 30 de noviembre de 1865 ha establecido la aplicacin inmediata de las leyes nuevas en cuanto a los presupuestos procesales (representacin obligatoria, competencia; si bien respecto de esta quita al juez inferior las causas que hayan pasado a ser de competencia del superior, no al contrario), y en cuanto al procedimiento (arts 1 y 2) ha conservado en vigor las leyes procedentes para los medios de impugnacin contra las sentencias pronunciadas, para los juicios arbitrales, para los juicios de cesin de bienes, para las ejecuciones emprendidas (arts 3, 5, 6 y 9) y ha adoptado la divisin para los juicios de graduacin y de concurso (art 11), etctera. El real decreto de 31 de agosto de 1901 ha seguido, en parte, el sistema de la divisin en trminos (art 56); en parte, el de la aplicacin inmediata (art 57). El real decreto de 19 de diciembre de 1901 (art 15), estableci que, hasta sentencia definitiva, la defensa en los juicios seguidos ante los pretores pudiera continuarse por persona a quien estaba confiada, aun desprovista de los requisitos requeridos por la ley de 7 de julio de 1901. El real decreto de 20 de septiembre de 1922 ha conservado a los tribunales y a los pretores la competencia de conocer las causas pendientes que, segn la ley nueva de 15 de septiembre de 1922, pasan para el futuro, respectivamente, a competencia de los pretores y de los conciliatorios. Finalmente, el real decreto de 4 de noviembre de 1928, al derogar la legislacin procesal extranjera en los territorios anexados a Italia, la conserv en vigor para las causas pendientes en primera instancia hasta la notificacin de la sentencia, segn que el lo de julio de 1929 se encontrara o no sealada la vista, y sin distincin para las causas pendientes en apelacin (arts 47, 49, 50). Respecto a las sentencias de primera instancia ya pronunciadas, pero no impugnadas todava, conserv en vigor la ley extranjera, en cuanto a la admisin de la apelacin, y declar aplicable la ley italiana en cuanto a las formas de apelacin y en lo relativo a su procedimiento (art 47). 1.4.6 Eficacia de la ley procesal en el mbito espacial Las normas sobre la eficacia de la ley procesal en el mbito espacial tienen en comn el punto de partida con las relativas a su eficacia en el mbito temporal, es decir, el principio de la autonoma de la accin y de la relacin procesal, por el cual, si la ley italia na o la
extranjera son reguladoras de la relacin sustantiva de la relacin procesal, segn los casos, o ser siempre la ley nacional. Sin embargo, adems de esto, los dos rdenes de normas sobre la eficacia de la ley presentan profundas diferencias de naturaleza. Unas estn dirigidas a regular la relacin entre el pasado y el presente; otras, por el contrario, a regular la relacin entre las normas coexislenles de diversos territorios jurdicos, lo que explica que las desviaciones de este comn principio fundamental que se encuentra en uno y otro orden de normas, pueden estar dictadas con miras de tan diversa naturaleza, que excluye que sean aplicables por analoga. En calidad de ley reguladora de las actividades procesales, la ley procesal tiene una aplicacin limitada al territorio del Estado en el cual esas actividades se desenvuelven jy de sus colonias, s no estn reguladas por leyes especiales). Nuestra ley concede incondicionalmente a los extranjeros demandar y ser demandados en Italia (Cd. Civ., art 3); pero ante las autoridades italianas se procede segn la ley procesal italiana, aunque los litigantes sean extranjeros (lex fo-ri, Cd. Civ., Disp. Fre., art 10). Para la capacidad de las partes (art 6; aplicado implcitamente por el art 36 del Cd. Proc. Civ.) se tiene en cuenta su ley nacional; el ius poslulandi, por el contrario, se regula segn la lex fon: el extranjero podr presentarse en juicio ante nuestros tribunales, aun antes de los veintin aos, si por su ley alcanza anteriormente la mayora de edad; pero deber estar representado por procurador en el litigio, pur ser ello requerido por nuestra ley, aunque su ley procesal no lo exija. La competencia y las formas del procedimiento estn reguladas por la ley italiana (Cd. Civ., Disp. Prel., art 10). Igualmente los deberes y dere chos de las partes y la carga de la prueba, En principio general puede haber excepciones. As, el art 10, dispone que los medios de prueba de las obligaciones esln determinados por las leyes del lugar en que el acto fue realizado, y ya se ha explicado la razn de esta norma. Se entiende que la ley del lugar en que el acto fue realizado (lex loci actus) se aplica en cuanto sea ley procesal; pero si la ley de la obligacin (que, como se ha observado puede no coincidir con la ley del lugar donde el acto fue realizado) contuviera normas relativas a la prueba, pero determinadas por razones no procesales, stas encontraran aplicacin, as debe considerarse para las praesumliones iurs. Por l cual, puede suceder que fre nte a la ley de la relacin sustantiva existan dos diversas leyes procesales: la del lugar donde se lleva a cabo el proceso, y la del lugar donde el acto fue realizado. Adems, por el art 14 de la Conversin internacional procesal (La Haya, 17 de julio de 1905), el juez, al llevar a cabo un acto por suplicatorio de juez extranjero, puede, si ste lo solicita, aplicar las normas procesales extranjeras, siempre que no estn prohibidas por la ley del Estado. De acuerdo al principio que se refiere a la eficacia de la ley procesal en el tiempo, es el principio de que el Estado regula l solo el modo de cmo actuar la ley en el territorio; y, por tanto, no concede otros modos de actuacin de la ley que aquellos que sus leyes reconocen. As, en Italia no podra pedirse la quiebra de un extranjero no comerciante, ni la detencin del deudor sospechoso de fuga (Convencin de La Haya, art 24). Por otra parte, el Estado admite que los extranjeros pidan la actuacin de la ley por todos los modos que ella reconoce, aunque no sean reconocidos en el extranjero. As, para el embargo conservatorio. De igual manera ocurre para la ejecucin (Cd. Civ., Disp. Fre., art 10, ltima parte). Y tambin las condiciones del derecho de pedir la ejecucin estn reguladas por la ley interna, por ejemplo, puesto que nuestra ley admite la ejecucin forzosa con base en una simple letra de cambio, esto vale tambin para las letras de cambio libradas en el extranjero, en cuanto
tengan los requisitos esenciales exigidos por nuestra ley; y esto, aun cuando la ley extranjera no reconozca la letra de cambio como ttulo ejecutivo. Algunos sostienen lo contrario, considerando el derecho a la ejecucin como una consecuencia de la obligacin, regulada, por lo tanto, por la lex re. Pero la ejecutoricdad viene dada inmediatamente por la ley, sin tener en cuenta la voluntad de las partes. No se puede argumentar en sentido contrario valindose de la norma de derecho transitorio, que excluye la efica cia ejecutiva de las letras de cambio libradas bajo la ley precedente jCd. Com., Disp. Prcl., art 9), puesto que la razn especial de esta derogacin de los principios no encuentran lugar en el Derecho internacional privado; tambin las letras de cambio extranjeras, en cuanto circulan por el Estado, cumplen la funcin de la letra de cambio que la ley ha querido favorecer. Respecto de los actos procesales realizados en el extranjero, sus condiciones, forma, efectos, estn regulados por la ley del lugar (locus regit actum). Pero si deben producir estos efectos en un proceso pendiente en el interior, los efectos estn regulados por la lex fori. Por ejemplo, un contrato procesal extranjero paclun de foro prorrogando) tiene influencia en un proceso italiano slo segn la ley italiana; una citacin llevada a cabo en el extranjero para comparecer en Italia, produce slo los efectos previstos por la ley italiana. 1.4.7 Interpretacin de la ley procesal En el Cdigo de Procedimientos no se hallan normas especiales de interpretacin, se aplican las generales del Cdigo Civil. Conviene observar que, en la interpretacin jurdica, cada ley ocupa una posicin especial, segn su naturaleza; as ocurre con la ley procesal. Entre las instituciones jurdicas, el proceso civil es el organismo ms delicado, como medio de atribucin de los bienes de la vida mediante la actuacin de la ley, le corresponde un emplazamiento intermedio entre las instituciones de Derecho privado y las de Derecho pblico. Y por ser una relacin en la que entran a un tiempo el elemento jurdico, el poltico, el social, ocurre que hasta las ms leves modificaciones en las condiciones morales, polticas y sociales de la poca, repercuten en su funcionamiento. Por ejemplo, si en las relaciones sociales imperan la correccin y la buena fe, y las polticas se asientan sobre la confianza recproca entre los ciudadanos y los poderes pblicos, y se atiende ms a la substancia de las cosas que a la forma, los litigios podrn proceder ms rpidamente y exigir menos garantas formales que en el caso contrario. Esto hace que surja desarmona entre una norma y la prctica; porque formas creadas para un determinado momento no se adaptan a otro. Para la interpretacin de la ley procesal, la doctrina tiene una tarea importante: existen cuestiones en que la ley no puede dar criterios al juez porque establece normas generales y es difcil descender a los casos particulares. As, los criterios para la reparticin de la carga de la prueba son obra, en gran parte, de la doctrina. La doctrina, en estos casos, se remonta a los principios generales, los cuales, mientras son los conceptos informadores y animadores de la ley, proveen a la vez los criterios para la resolucin de los casos dudosos [art 3, Disp. Prel.) Toda ley procesal se inspira o pretende inspirarse en unos cua ntos principios fundamentales. Algunos de estos principios son propios de un sistema, mientras otro puede seguir los principios opuestos. En estos casos, el intrprete investigar en qu principio se ha inspirado su ley y deducir de l la norma. Sin embargo, existen algunos principios que son comunes a toda ley moderna, como: A El principio de la igualdad de las partes. Las partes en cuanto piden justicia, deben ser colocadas en el proceso en paridad de condiciones. Esto se manifiesta, sobre todo, en el principio de contradiccin (audiatur el altera parsj, en la reparticin de la carga de la prueba,
en el principio de que la prueba contraria es de derecho, en las normas que garantizan la defensa y la comunicacin recproca de los documentos, en el principio de la adquisicin procesal y otros semejantes; y B) El principio de la economa de los juicios. No es sino la aplicacin del principio del mnimo esfuerzo en la actividad jurisdiccional, y no solamente en un solo proceso, sino en varios procesos relacionados entre s: conviene obtener el mximo resultado en la actuacin de la ley con el mnimo empleo posible de actividad procesal. De este principio proviene la facilidad de las leyes procesales en el simplificar y facilitar el camino del proceso que se manifiesta, entre otros casos: En las sanciones que atienden a impedir actos intiles o superfinos (Cd. Proc. Civ., arts 345, 376, 381, 388, 445, 550, 614, 714, 716, 807); En las normas sobre la unin de causas conexas {Cd. Proc. Civ., ar 98 y ss.J, y en la perpetualo iurisdiclionis; En la aplicacin de las preclusiones; y En la institucin de procurador obligatorio (Cd. Proc. Civ., arts, 156, 350).
TTULO 2 ACCIN DE LA LEY EN EL PROCESO CIVI CAPITULO 1 ACCIN DE LA LEY EN FAVOR DEL ACTOR. SENTENCIA ESTIMATORIA 2.1.1 Demanda judicial y sentencia : 'fiemos dado el concepto general de accin y clasificado sta segn el modo de actuacin de la [ ley (o tulcla jurdica) a que tienden, es decir, segn la resolucin que reclaman del rgano juris-idlcdonal. Ahora estudiaremos la accin que tiende al conocimiento y a la sentencia; y puesto que esta accin, como cualquier otra, se ejercita con la demanda, hay que establecer el concepto elemental de demanda en general y de demanda dirigida a obtener la sentencia en particular, y el concepto de sentencia en general y en particular. En general, la demanda judicial, es el acto con que la parle (actor), afirmando la existencia de una voluntad concreta de ley que le garantiza un bien, declara la voluntad de que la ley sea actuada frente a otra parle (demandado) e invoca para este fin la auto ridad del rgano jurisdiccional. La demanda judicial dirigida a la sentencia, en particular, es el acto con que el actor pide que sea declarada la existencia de una voluntad concreta de ley que le garantiza un bien o la inexistencia de una voluntad concreta de ley que garantiza un bien al demandado, con las eventuales disposiciones consiguientes. En general, la sentencia es la resolucin del juez que, acogiendo o rechazando la demanda del actor, afirma la exislencia o la inexistencia de una voluntad concrea de ley que le garantiza un bien, o lo que es igual, respectivamente, la inexistencia o existencia de una voluntad de ley que le garantiza un bien al demandado. El significado de acoger la demanda del actor consiste en actuar la ley en favor del actor de manera positiva o negativa, segn los casos, o afirmando la existencia de una voluntad de ley que garantice un bien al actor, o negando la existencia de una vol untad de ley que
garantice un bien al demandado. E igualmente, rechazar la demanda significa la ley en favor del demandado de manera negativa o positiva, segn los casos, o negando la existencia de una voluntad de ley que garantice un bien al demandado. 2.1.2 Correspondencia entre la demanda y la sentencia estimatoria. Efectos sustantivos de la demanda judicial fundada Entre la demanda y la sentencia que la estima, existe una relacin de correspondencia, la cual da lugar a una serie de fenmenos llamados comnmente efectos sustantivos de la demanda, judicial, o mejor, efectos del proceso. Se acostumbra tambin hablar de influencia del proceso sobre el derecho sustancial. Pero conviene tener presente que en la actualidad la relacin entre el derecho y el proceso es distinta de la antigua. En el Derecho romano clsico, la constitucin del juicio mediante la lilis conlestalio tiene este efecto sobre un gran nmero de relaciones, que la relacin existente anteriormente desaparece, se extingue, y en su lugar entra un derecho nuevo que se identifica con el proceso y corre su suerte (principio de la consuncin procesal). Aunque el litigio se terminara sin una decisin de fondo, la accin originaria no poda volverse a proponer (de eadem re bis ne sit actio). Un principio anlogo presenta el antiguo i proceso germnico. A contrario sensu, hoy existe una clara separacin entre el derecho como expectativa de un bien y el proceso como medio de conseguirlo independientemente de la voluntad del adversario. La vida del primero permanece inmutable, mientras est pendiente el segundo. Por lo tanto, no es exacto hablar de la influencia del proceso en el derecho. Las consecuencias citadas nos llevan al principio que pertenece al Derecho procesal, pues est determinado por razones procesales, aunque produzca sus efectos, por regla general, en el' campo del derecho sustantivo y se deduzca de normas colocadas en las leyes de derecho sustantivo. Tenida cuenta que la actividad del Estado, para obrar la actuacin de la ley, requiere tiempo y gastos, es necesario impedir que aquel que se encuentra en la necesidad de servirse del s proceso para obtener la razn, sufra dao por el tiempo y por el gasto requeridos la necesidad I de servirse del proceso para obtener la razn no debe volverse en contra de quien tiene] la razn; ste es el principio. De una parte, el inters del comercio jurdico exige que los derechos y los patrimonios tengan un valor en lo posible cierto y constante, y no un valor gravado por los gastos y las perdidas! a sufrir en sus defensas eventuales, por otra parte, la administracin de justicia faltara a su der] ber y la seriedad misma de esta funcin del Estado estara comprometida, si el mecanismo armar do con el fin de actuar la ley pudiere obrar en perjuicio de quien tiene la razn. Aplicaciones: A) El vencedor recibe del derrotado lo pagado por l en concepto de costas (Cd. Proc. CivJ art 370). Esta norma se refiere al vencedor en general, actor o demandado. El Estado no puede] garantizar la inmunidad de la defensa judicial respecto a los gastos, ni haciendo gratuita la justi;j cia (ideal no realizable), ni mucho menos asumiendo las costas del vencedor, y no le queda sino] cargrselas al derrotado. Y es el hecho objetivo de la derrota, aun la ms exenta de culpa, lo] que determina la condena en costas. La derrota sin embargo, supone una relacin de causa a| efecto entre la parte y el litigio, es decir, la voluntariedad del litigio por parte del derrotado, en! el sentido de que ste habra podido evitarlo o evitar los hechos que le han dado origen. Si el] litigio no depende de un hecho del demandado y de un hecho del cual el demandado debe res ponder, la accin no puede ejercitarse sino a
expensas del actor o, segn los casos, a expensas! de todas las partes. El art 282 del Cd. Proc. Civ. nos ofrece un ejemplo tpico de esta accin] sin responsabilidad del demandado, y la rega en l contenida puede generalizarse hasta com-j prender toda accin de declaracin en que el inters a la declaracin jurisdiccional no depende| de un hecho del demandado y el demandado no haga oposicin a la accin, y las otras acciones de las cuales el demandado no sea responsable, como la accin de divisin, en que las costas son soportadas por la masa, es decir, por todas las partes, pro modo emolumenU. B) Otro grupo de aplicaciones se refiere al vencedor actor, y puede expresarse con el principio: La sentencia que acoge la demanda debe acluar la ley como si lo hiciese en el momento mismo de la demanda judicial; principio formulado o sobrentendido en numerosos textos del Digesto: "Id aclori praesletur quod habilurus essel si eo tempore quo peti reslilula esset heredtus" "Restituere aulem in inlelligilur, qu simul el causam actori reddil, quam Ishabiturus esset si slalim iudic accep tempore res e reddita fuissel, id est el usuca-pionis causam et fruclum". "Opus cst ut et causa ei reslitualur, id est ul omne habeal petUor, quod habilurus forcl, si eo tempore, quo iudcium accipiebalur, resltutus illi homo fuissel"; "Causa eius lemporis, quo lis contestabatur, repraesenlari debet actori"; "Nom solel deterior condicio fieri eorum, qui litem conteslali sunt, quam si non essent, sed plerumque melior". Conviene no atribuir a los juristas clsicos ideas y razonamientos nuestros. En e l proceso formulario, el deber de referir la sentencia al momento de la lilis conlestalio dependa de la posicin especial del juez frente a la frmula. Pero, aparte las especales razones histricas, el principio romano coincide en esencia y en las ms importantes consecuencias lgicas, con el nuestro; y es realmente que ste se ha desarrollado con base en los textos romanos que lo contenan en germen, de tal modo que los romanistas alemanes {Savigny y Windscheid) y los civilistas franceses (Demolombe, Aubry, Uau y Laurenl) estuvieron de acuerdo para mostrarlo como principio general de orden procesal, estos ltimos con la frmula menos exacta: "relroac-vidad de la sentencia al da de la demanda". Las normas del Cdigo Civil se aplican aqu como: a) Aun el poseedor de buena fe, est obligado a restituir los frutos de la cosa percibidos despus de la demanda judicial (arts 32, 45, 703, 864, 933, 1086 y 1094). Cuando se dice que la demanda judicial constituye al poseedor en mala fe, se dice cosa contraria a la realidad de la vida y se malinterprcta el principio de la ley. La obligacin de restituir los frutos no se funda sobre el cese de la buena fe, sino sobre este principio procesal en virtud del cual "al actor le debe ser dado lo que hubiese percibido de haber sido actuada la ley a su favor en el momento de la demanda judicial (res cum onini causa)". Por esto el poseedor debe restituir los frutos posteriores a la demanda, o los no recogidos, aun los perdidos, aunque sea sin su culpa, salvo que pruebe que se hubieran igualmente perdido en posesin del actor. Esta aplicacin de la limitacin que la ley ha establecido para el caso de mora (Cd. Ctv., art 1298) encuentra aqu su justificacin en el hecho de que no podra considerarse como dao del litigio lo que el actor habra igualmente sufrido sin el litigio. El principio se limita por su naturaleza a los frutos posteriores a la demanda, en efecto, los frutos percibidos por el poseedor con anterioridad a la demanda no pueden considerarse como un dao del li ligio, porque el actor no les habra percibido tampoco si hubiera recibido la cosa en el da de la demanda; por lo tanto, no se restituyen aunque existan todava. Los arts 234 y 1129 parecen disponer lo contrario, pero slo aparentemente, porque se refieren a los administradores con obligacin de rendir cuentas limitadas a los frutos existentes; y
b) Los intereses vencidos, las rentas vencidas producen inters en virtud de demanda judicial (arts 1232, 1233}. C) Sobre esta misma idea fundamental se explican una serie de casos en los cuales la ley provee a salvaguardar el derecho deducido enjuicio, quitando algunos hechos que pueden verficarse durante el litigio, el efecto perjudicial que hubieran tenido si se hubieran veri ficado con anterioridad al pleito (ya sean sucesos naturales, o hechos del demandado, o he chos de terceros, o hechos del prncipe), el derecho debe actuarse como si su actuacin ocurriera en un momento (el de la demanda judicial) en el cual esos hechos no se haban veri ficado todava. Tal invulnerabilidad de la accin frente a los hechos que tienen normalmente efecto extin-tivo y que se realicen durante el litigio, sirve nicamente para los hechos que pueden conside rarse como perjudiciales para el actor (por lo tanto, no para los hechos que constituyen satisfaccin de la accin, como el pago y la compensacin), y que no dependen de la voluntad del actor (en consecuencia, no para la remisin de la deuda o para la novacin). De lo cual aparece como excesiva la frmula, frecuentemente usada por la doctrina, de que la sentencia deba referirse al estado de hecho existente al tiempo de la demanda. a) El ms destacado de esos hechos, a los que el proceso pendiente despoja de todo efecto perjudicial para el derecho, es el mismo transcurso del tiempo: mientras el litigio dure, no puede realizarse ninguna prescripcin. El art 2125 del Cd. Civ. define este fenmeno como un caso de interrupcin de prescripcin, equiparndole con el efecto interruptivo propio de la constitucin en mora. Pero cualquiera ve la diferencia que existe entre el efecto de un acto de constitucin en mora, que interrumpiendo verdaderamente la prescripcin marca el comienzo de una prescripcin nueva y el efecto, completamente especial de la demanda, que consiste en detener la prescripcin. La norma del art 2128, que quita este efecto a la demanda no seguida de sentencia estimatoria (sea por caducidad, por renuncia a los actos, por sentencia absolutoria) prueba de la manera ms manifiesta que se trata de un efecto de la lispendencia (que se verifica cuando la demanda haya sido reconocida corno fundada) y no de la demanda considerada como acto en s. Es contrario a la ley suponer que la demanda judicial pueda ser la misma validez del acto de constitucin en mora para interrumpir la prescripcin. La ley equipara al acto de constitucin en mora la orden y el acto de embargo, por ser actos aislados de intimacin en la perso na; pero la demanda judicial es, sobre todo, invocacin al juez, y este carcter se sobrepone y prevalece sobre cualquier otro. Si el acto deja de valer como invocacin al juez pierde todo efecto, porque no se debe abusar del proceso con demandas lanzadas a la ligera. Se conoce como la sentencia desestimatoria, art 2128, a la que declara no poder resolver sobre el fondo de la demanda, por nulidad o falta de otro presupuesto procesal, o exime de la observacin del juicio por rebelda del actor. Se trata slo de sentencias de tal naturaleza que resultan del hecho mismo de que la sentencia desestimatoria se menciona junto al desistimiento y la caducidad. Es impropio hablar en este caso de desestimacin de la demanda, pero el Cd. Civ. italiano, como el francs, siguen en esto la terminologa de los prcticos, usada por el mismo Cd. Proc., art 490. La sentencia desestimatoria que trata el art 2128 no puede, estrictamente, ser una sentencia de fondo, porque respecto a una sentencia que desestima el fondo no cabe hablar ya de precripcin, sino de cosa juzgada, sobre la inexistencia del derecho. Por lo tanto, no tendra sentido decir que la prescripcin no es interrumpida cuando la demanda es desesti mada por infundada. Ni favorece, para dar un sentido a esta expresin, recurrir a la hiptesis de una sentencia desestimatoria en el fondo
con relacin a acreedores solidarios ajenos al pleito (art 2131), o a la desestimacin de la accin posesoria en relacin con la prescripcin de la petitoria. Sobre el caso Mortara, Coviello del art 2131 del Cd, Civ., la demanda rechazada en el fondo con respecto a uno de los acreedores solidarios, no interrumpe la prescripcin respecto a los otros acreedores, pero no en la aplicacin del art 2128, sino porque no la ha interrumpido respecto al actor que fue rechazado, por lo cual, en virtud del mismo ar 2131, no puede interrumpirla respecto a otros. En el caso de accin posesoria (Mortara), cuando el demandado es absuclto, la interrupcin de la prescripcin para la reivindicacin est excluida, no en aplicacin del art 2128 sino por la diversidad de la accin de reivindicacin de la posesoria; el ejercicio de sta no interrumpe la prescripcin de aquella. Tal interpretacin del art 2128 (art 2247, Cd. francs) puede considerarse tradicional en la doctrina italiana y francesa de la poca, e influy en legislaciones hasta el punto de form ularse en ellas como norma. En el Cd. Civ. alemn, art 212: "La prescripcin se considera como no interrumpida si la demanda es retirada o si es desestimada en sentencia definitiva que no decida sobre el fondo"), y en el Cd. Fed. suizo de las obligaciones art 158: "lorsque l'action ou l'excpon a t rejete pour cause d'incompetence du juge saisi, ou bien rai -son d'un ice de forme susceptible d'tre couvent, ou parce qu'elle tail prmature, le crancier jouit d'un dlai supllmentaire de soixante jours pour faire valoir ses droits, si le dlai de la prescription est expir dans l'intervalle"). La interrupcin de la prescripcin por la demanda judicial no vuelve jams a lomar su curso, o sea: La relacin procesal est pendiente, y no corre ninguna prescripcin. La relacin procesal est pendiente hasta la sentencia definitiva y, por tanto, incluso en el periodo que va desde la publicacin de la sentencia estimatoria o descstimatoria hasta la proposicin de apelacin u otra impugnacin, o sea que en esta fase no puede correr ninguna prescripcin, salvo la general de treinta aos. La relacin procesal se ha cerrado con caducidad o renuncia a actuar, y la prescripcin no vuelve a tomar su curso sino que se considera como jams interrumpida (art 2128), La relacin procesal se cierra con la absolucin del demandado en el sentido arriba indicado, y a la prescripcin se la considera igualmente como nunca interrumpida (art 2128). La relacin procesal se cierra con sentencia estimatoria definitiva y empezar a correr desde la formacin de la cosa juzgada una prescripcin completamente nueva, la de la aclio iudica. A la regla que la prescripcin se tiene como no interrumpida cuando la demanda sea desestimada, en el sentido explicado, la ley hace excepcin en dos casos. Sobre todo, en el caso de que se pronuncie sentencia en que el juez se declare incompetente [art 2125). En este caso se considera la actuacin de la ley (hecha despus de la sentencia de fondo del juez competente) como realizada en el da de la primera demanda judicial propuesta ante juez incompetente, porque, como veremos, la esencia de la demanda judicial, como expresin de la accin, est en la declaracin vlida de voluntad dirigida al Estado en su funcin jurisdiccional, de que la ley sea actuada. El error frecuente es que al escoger juez no le pareci al legislador impedir el efecto del proceso respecto a la prescripcin. Sin embargo, debe observarse que en este caso hay que considerar a la relacin procesal pendiente, aun despus de la declaracin de incompetencia y, por tanto, sometida a caducidad; pudindose razonar a forliori por lo que ocurre en caso de declaracin de competencia. La nueva demanda ante el juez competente, para poder tener efectos desde el
da de la primera, deber proponerse dentro de trmino de caducidad; y sta es la razn por la cual nuestra ley (a diferencia de los cdigos alemn y suizo) no fija ningn trmino especial para volver a propo ner la demanda despus de la sentencia declarativa de incompetencia. Otra excepcin se tiene en el caso de que la demanda haya sido desestimada (tambin ya explicado) por nulidad de citacin que dependa de vicio en la notificacin. En este caso, la demanda puede volverse a proponer tilmente, siempre que sea dentro de un trmino que la ley seala, esta vez manda al juez establecer en la sentencia declarativa de nulidad (Cd, proc. Civ., art 145); ty Igual debe decirse del trmino sealado a veces por la ley para proponer la accin. Si la accin es propuesta dentro del trmino establecido, es indiferente que durante el litigio expire el trmino, no pudiendo la vida o la muerte de la accin depender de la mayor o menor duracin del proceso. Al igual los textos romanos ("anies aclioncs quae aporte aut lempore pereunl, semel inclusae iudicio salvae permanenl"; "litis contestalione temporales acliones perpe-tuantur", son siempre invocados para formular una regla y describir un hecho cuya sustancia ha permanecido inalterada, si bien desapareci toda huella de la novacin procesal, que en un tiempo fue su justificacin. No interesa que la ley no seale expresamente el trmino para el ejercicio de la facultad jurisdiccional, mejor que para la accin. As, por disposicin del art 1 del Real decreto-ley de 4 de marzo de 1920, la facultad concedida a la autoridad judicial por el art 12 del Decreto-ley de lo. de febrero de 1918, (es decir, la facultad de modificar o resolver con criterios de equi dad los contratos en las tierras invadidas por el enemigo o prximas a ellas) podan ejercitarse hasta el 30 de abril de 1921. Y el Tribunal de Treviso y el de Venccia, por no haberse dado cuenta del valor de este principio, estimaron que en esa fecha la facultad haba cesado tambin para los recursos que haban quedado pendientes. El Tribunal de Casacin aplico, por el contrario, el principio, que consider elemental, de la supervivencia de la accin pendiente (21 de enero de 1925, en el Foro Italiano, 1925. p. 306) y, rectificndose, el Tribunal de Venccia lo confirm en sesin plenaria; c) La muerte de la parte, cuando la accin deducida enjuicio es inherente, no por su misma naturaleza, sino en virtud de una particular norma de ley, a la persona de la parte misma, no tiene efecto cxtintivo si ocurre durante el litigio (Cd. Civ., arts 177, 178, 1082, vase inciso; b) Tambin aqu se trata de un fenmeno procesal, que se verifica por la litispendenca y no por la declaracin de voluntad contenida en la demanda judicial, considerada en forma aislada; tan es as, que la caducidad y la renuncia a seguir actuando, impiden la verificacin del fenmeno. Al contrario, esto no ocurre [por imposibilidad material) cuando la intransmisibilidad depende de una necesaria inherencia de la accin a la persona del litigante. Se extingue entonces la accin de separacin personal por la muerte de uno de los cnyuges durante el litigio, aunque contine la relacin procesal frente a los herederos. Por tanto, se extingue la accin de interdiccin por la muerte del que va a ser sometido a ella, salvo que el efecto de la interdiccin autorice la impugnacin de los actos realizados por la persona de quien se pide la interdiccin; d) La transmisin de la posesin de una persona a otra hecha con anterioridad al litigio, influye sobre la accin de reivindicacin, extinguindose con ella la legitimacin pasiva
respecto al poseedor precedente, no produce esta consecuencia si ocurre por hecho propio del demandado despus que fue amenazado con la demanda judicial [Cd. Civ., art 439); el demandado permanece en juicio, para ser condenado a recuperar la cosa a expensas propias o a resarcir su valor. La naturaleza procesal de nuestra regla se afirma frente a las diversas reglas de las fuentes de alienalione iudicii mulandi causa facta. El demandado hoy pro possidenle damnatur solamente cuando ha dejado de poseer durante el juicio; por otra parte, la accin promovida queda insensible a todo cambio de posesin realizado, aun sin dolo, siempre que sea por hecho propio del demandado. No basta que el poseedor haya perdido la posesin sine dolo malo para hacer inaplicable el art 439. Desde el punto de vista de derecho sustantivo, algn escritor afirma que la demanda judicial origina que el demandado deba custodiar la cosa; pero de este deber (como de los derechos correspondientes) no hay rastro en la ley. Sera anormal que la accin de daos por la violacin de este deber se pudiera hacer valer durante el litigio. Si, por el contrario, se cree que se trata de evitar en lo posible el dao del litigio que deriva de la prdida de la posesin imputable al demandado, parece lgico que el mismo litigio contine con este objeto cambiado. Si el demandado pierde la posesin de la cosa por hecho no propio, el rigor del principio exigira que el demandado respondiera de ella, si este hecho no hubiera daado al actor que posea la cosa en el momento de la demanda. Por el contrario, segn el art 439, no responde de ella nunca, puesto que en este caso el dao del litigio encuentra un remedio, aunque incompleto, en la accin que el actor puede proponer contra el nuevo poseedor; e) La enajenacin de la cosa litigiosa no cambia los trminos dentro de los cuales podr hacerse valer la cosa juzgada. La regla en este punto, encuentra aplicacin a favor del actor vencedor, aunque pueda a veces ser invocada tambin por el demandado vencedor. El Derecho romano tena la misma exigencia: prohiba la venta o la donacin de la cosa litigiosa. La enajenacin hecha en estos trminos, era anulable y castigada con multas. Es notable la justificacin de la prohibicin aducida por las fuentes: ne Hceat eo modo duriorem adversari condicionen! facer. Respecto a las formas de adquisicin no prohibidas, la inmovilizacin de la legitimacin por efecto de la litis conlestalio obtena indirectamente el resultado de sustraer al vencedor del peligro del desconocimiento de la cosa juzgada por parte del nuevo titular de la relacin controvertida; f) Los derechos adquiridos por terceros, durante el litigio, sobre los inmuebles a que se refiere una demanda de revocacin, rescisin, resolucin, no tienen efecto en perjuicio del actor, ni siquiera en los casos en los que habran tenido efecto si hubieran sido adquiridos con anterioridad al litigio. En inters de terceros, el litigio no se considera pendiente con relacin a ellos, sino con la notificacin de la demanda judicial. Actulamente, es obligatoria la entrega de las demandas de reduccin de las disposiciones testamentarias y de las donaciones, de las demandas de nulidad de contratos, y de las demandas hechas para interrumpir la prescripcin. En todos estos casos se trata de terceros cuyos derechos estn condenados a desaparecer, aunque estn adquiridos con anterioridad a la demanda judicial, por lo cual la entrega no aade ninguna eficacia a la demanda y no es sino un requisito exigido por precaucin para terceros. Lo mismo debe decirse de la entrega de las peticiones de herencia y de las demandas de nulidad de testamento pues to que la demanda judicial hace cesar por s la calidad de "heredero aparente" (Cd. Civ., art 933), de lo cual los terceros contratantes con el demandado despus de la demanda judicial no pueden adquirir derechos en perjuicio del actor, y la entrega de la demanda no es aqu tambin sino un
mayor cuidado introducido en su favor. Con la obligatoriedad de la entrega de la demanda de simulacin, se ha resuelto la cuestin de la oponibilidad de la simulacin frente a terceros. Pero se ha hecho obligatoria tambin la entrega de las demandas dirigidas a reivindicar la propiedad o derechos reales de disfrute; y esto hace pensar que en este caso no se ha previsto solamente la garanta de un aviso pblico a terceros, cuyos derechos podran desaparecer tambin si fuesen adquiridos con anterioridad a la demanda, sino que se ha prccluido la adquisicin de derechos despus de la notificacin de la demanda a terceros, segn las leyes anteriores hubieran podido adquirirlos. Por ejemplo, una demanda de reivindicacin inscrita fundada sobre escritura privada no inscrita, impedira a terceros, no obstante el art 1942, del Cd. Civ., adquirir derechos sobre inmuebles o perjuicio del actor; habra, en otros trminos, ganado el efecto que segn el Cd. Civ. en este caso est reservado nicamente a la sentencia estimatoria y respecto a los nicos derechos adquiridos por terceros posteriormente a la inscripcin de; la sentencia. Esta solucin, propuesta en mi trabajo sobre la Perpetualio iursdictionis, fue adoptada por el Tribunal de Casacin; g) Los pagos realizados por el demandado a su acreedor directo despus de la demanda judicial propuesta por quien tiene por ley una accin de subrogacin, no tienen efecto en perjuicio del actor. As, los pagos realizados por el subarrendatario al arrendatario despus de intimarle por el arrendador como demanda en los trminos del art 1574, Cd. Civ. A los pagos hechos por el realizador de trabajos al empresario despus de promovida accin por los operarios en virtud del art 1645 del Cd. Civ; y h) La ley nueva, que deroga de forma retroactiva las acciones que podran a futuro proponerse por las relaciones ya constituidas y de hechos ya realizados, no daa a las acciones que se encuentran pendientes en d momento que entra en vigor. As, despus de entrar en vigor el Cd. Civ. dej de ejercitarse la facultad de consolidar el dominio til con el d irecto, correspondiente al dueo del dominio directo con arreglo a las leyes precedentes de liberacin, a menos que la demanda ya hubiera sido propuesta (art 32, Disp. Trans., R D de 30 de noviembre de 1865). A la reciente ley de 17 de julio de 1919, sobre capacidad de la mujer, derog la accin de nulidad de los actos realizados por la mujer casada, con anterioridad a entrar en vigor, sin autorizacin marital o judicial, pero hizo salvedad respecto a las acciones de nulidad ya pro puestas (art 8). Lo mismo debe decirse de las acciones populares pendientes en el momento de entrar en vigor el nuevo texto unificado de la ley (3 de marzo de 1934) que derog la accin popular y, sin embargo, sta no era un caso de representacin, sino de sustitucin procesal instituida aun en inters del contribuyente. 2.1.3 Demanda judicial como acto de constitucin en mora Determinadas consecuencias del proceso mencionado, suelen justificarse considerando la demanda judicial como acto de constitucin en mora. Este concepto contiene cierta restriccin. La demanda judicial no es un acto de constitucin en mora en s, porque su declaracin de voluntad se dirige a la actuacin de la ley, no a la prestacin del demandado. Pero la ley puede equiparar en los efectos el retraso que el deudor causa en el pago, despus de conocida la voluntad del acreedor de conseguir medante el proceso el bien que la ley le garantiza, al retraso que produce despus de conocida la voluntad del acreedor do conseguirlo mediante la prestacin del mismo deudor. A esta equiparacin, no se le puede aplicar un criterio general, hay que ver cada caso en particular. El hecho de que se haga esta equiparacin confunde derecho y accin, problemas sustanciales con problemas procesales, explican por qu la confusin entre la demanda judicial con la constitucin en mora. Por tanto, es manifiesta de nuevo la importancia de la autonoma del Derecho procesal.
Se da la relacin entre demanda judicial y constitucin en mora del deudor, cuando la de manda judicial sea vlida como tal, pero esto no basta para que se d la mora, puesto que la demanda judicial tiene sus propias normas, y puede constituir el proceso de manera independiente al conocimiento que tenga de ella el demandado (Cd. Proc. Civ., art 141). En cuanto a los citados efectos del proceso, se retrotraen al momento de la demanda como tal, no a la mora. Los efectos que la ley une a la mora no necesariamente pueden darse en el proceso. 2.1.4 Efecto de la sentencia positiva estimatora. Actio udicati La sentencia de fondo produce la cosa juzgada. La sentencia estimatoria, en cuanto afirma la existencia de una voluntad concreta de ley que garantiza un bien al actor, no aade nada a esta voluntad en las relaciones entre actor y demandado; y menos lo sustit uye una voluntad nueva; el concepto que la cosa juzgada produzca una novacin, simple o aumentativa, es extrao a nuestro Derecho. Pero la cosa juzgada produce una novedad jurdica, puesto que, actuando la ley con la declaracin, agota el poder jurdico del actor, es decir, extingue la accin, en el momento mismo nace a favor del actor un nuevo poder jurdico, o sea una nueva accin, que consiste en el poder jurdico de producir la condicin para las ulteriores actuaciones de la voluntad de la ley declarada en la sentencia. Este poder presenta una identidad fundamental no obstante toda diferencia procesal con la aclio iudicati romana, y puede conservar su nombre. La aclio iudicati sirve de enlace con el fin comn de la actuacin de la ley, a los dos estadios autnomos del conocimiento y de la ejecucin, con la demanda judicial Italiana citacinj se pide nicamente una sentencia, no la ejecucin. La voluntad concreta de ley, a la actuacin de la cual se tiende con la aclio iudicati, se deduce slo de la sentencia. No se puede retroceder a los hechos anteriores a la sentencia considerados como existentes por el juez, sino para interpretarla, cuando sea necesario, En general, el estar estos hechos regulados por cualquier ley civil o mercantil, no tiene ninguna importancia despus que la sentencia se ha convertido en cosa juzgada; respecto a la ejecucin de la sentencia misma, se tiene presente la diversidad de las normas hasta saber si existe una voluntad que garantice un bien, pero afirmada esta voluntad, no queda sino proveer a la adquisicin de aquel bien segn normas idnticas en todos los casos. La obligacin de encabezar las sentencias con la indicacin de la naturaleza del juicio (Cd. Proc. Civ., arts 157 y 436) no tiene ninguna relacin con la ejecucin, las controversias en torno a sta pertenecen siempre al juez de la ejecucin (art 570), salvo los casos excepcionales (art 48 de la ley sobre el Tribunal de Cuentas, 14 de agosto de 1862), Se ha objetado que, segn este principio: a) Si la sentencia condena al inters legal debera siempre excluirse la tasa comercial; y b) Si una deuda mercantil queda consagrada por una sentencia, el acrceedor no podr vol ver a pedir la quiebra del deudor, faltando actualmente la causa de comercio requerida por el art 687 del Cd. Com. Pero en cuanto a los intereses, la cuestin relativa a la tasa, a la cual se refiri el juez, es cuestin de interpretacin do la sentencia; en cuanto a la quiebra, no se cierra con sta la ejecucin de la sentencia, sino que se abre una ejecucin colectiva; el crdito, y no la sentencia, es la condicin para obtenerla, y si el crdito tiene causa comercial, se juzga independientemente de la sentencia de condena. La actio iudicali es una accin prescriptible, pero se deduce que no puede estar sometida ms que a la prescripcin general, es decir, la de treinta aos. Como se ha visto, la prescripcin afecta a la accin, y las normas que, para determinadas relaciones jurdicas, reducen el termino de la prescripcin general, se refieren a las acciones que provienen de la relacin jurdica, no de la sentencia. Esto es especialmente claro para
las prescripciones mercantiles, general o especiales |Cd. Com., art 915); las acciones derivadas de actos mercantiles, prescriben de conformidad con la ley mercantil; la actlo iudicali no deriva de un acto mercantil). Toda razn prctica contraria a las prescripciones de treinta aos, son intiles para la de lo juzgado. La prescripcin decenal en materia comercial est determinada por las relaciones comerciales, que suelen ser liquidadas en poco tiempo, y toleran menos la inaccin de los acreedores; esto est bien hasta que la inaccin puede significar inercia, como ocurre con anterioridad al juicio; pero la inaccin de acreedor provisto de sentencia en el mayor nmero de casos depende de la falta de bienes para entablar la accin, y no hay razn de convertir en ventaja del deudor su impotencia econmica. Cuando la sentencia estimatoria est sometida a un recurso que impide la actio iudicali debe ser notificada para que transcurra el trmino de gravamen (Cd. Proc. Civ., art 467). El derecho del vendedor consiste, en esta cuestin, en el poder jurdico de producir el transcurso del trmino mediante la notificacin de la sentencia. Si el derecho es injustamente desconocido en primera instancia por una sentencia dcsestimatoria, no puede hablarse todava de aclio iudicati, ni actual ni potencial. No se tiene sino un poder de apelacin, que tiene la funcin de representar el derecho deducido en juicio. Tanto un poder como otro no pueden estar sometidos, en caso de inercia del titular del derecho, sino a la prescripcin general de treinta aos, porque estando, despus de la publicacin de la sentencia, sometida a gravamen, la relacin procesal hasta ahora pendiente, otra prescripcin no puede transcurrir durante esta fase. 2.1.5 Conocimiento del juez. Conocimiento ordinario Con anticipacin a pronunciarse sobre la demanda, el juez realiza una serie de actividades intelectuales con el fin de ponerse en situacin de juzgar si la demanda es fundada y, por tanto, declarar existente o inexistente la voluntad concreta de la ley de que se trata. Dichas actividades intelectuales, instrumento de la actuacin de la voluntad de ley mediante declaracin, constituyen el conocimiento del juez. Y, ya que el conocimiento es tan necesario para estimar como para desestimar la demanda, el anlisis de esta actividad pertenece a la doctrina de la relacin procesal. En esta parte nos interesa referirnos al conocimiento del juez, porque la actuacin de la ley, o tutela jurdica mediante conocimiento, asume dos formas distintas, segn que el conoci miento sea ordinario, es decir, pleno y completo, o bien, sumario incompleto. Se llama ordinario, el conocimiento del juez cuando tiene por objeto el examen a fondo de todas las razones de las partes, esto es, de lodas las condiciones para la existencia del derecho y de la accin y de todas las excepciones del demandado, y sumario, cuando el examen de las razones de las partes no se lleva a ltimo extremo o es parcial. 2.1.6 Condiciones de la existencia positiva estimatoria A) Existencia de un derecho. La primera condicin para que el juez pueda afirmar existente una voluntad concreta de ley que garantice un bien al actor es que l considere existente lal voluntad, con base en el conocimiento realizado. La opinin del juez se funda en dos juicios: a) Uno con el cual el juez considera existente una norma, es decir, una voluntad abstracta de ley (cuestin de derecho); y b) Otro con el cual el juez considera como existente uno o varios hechos respecto a los cuales la norma de ley se convierte en voluntad concreta (cuestin de hecho).
El asunto de derecho comprende a su vez dos problemas, si la ley con base en una categora de hechos garantiza un determinado bien; y si un determinado hecho, considerado de manera abstracta, entra en la categora prevista por la ley (ejemplo: se puede exigir el pago de una apuesta hecha con motivo de un juego gimnstico?, Cd. Civ., art 1803; las carreras ciclistas, la automovilstica, el concurso de aviones, son un juego gimnstico?). La situacin de hecho consiste en la declaracin de si existen las circunstancias con arreglo a las cuales el juez debe, segn la ley, considerar existentes determinados hechos concretos, por ejemplo: est aprobada la apuesta entre Ticio y Cayo durante el concurso?; el concursante X, fue declarado vencedor?). Cualesquiera sean estas circunstancias, puede ser a su vez una cuestin de derecho, cuando se presente en abstracto, por ejemplo: cundo tiene lugar una apuesta? La cuestin de derecho se presenta con anterioridad, si la norma a la que el actor se refiere no existe como norma abstracta, es intil buscar si se ha convertido en concreta; la demanda es infundada. Dicha cuestin es tratada aparte en la ley, por ejemplo, correspondiendo a la autoridad judicial, en el sistema del derecho italiano, la actuacin de toda norma que garantice un bien, aunque sea frente a la Administracin Pblica, si aquella se declara competente o incompetente frente a sta, no hace con esto sino declarar existente o inexistente como voluntad abstracta la norma invocada por el autor. Otro tanto ocurre cuando la autoridad judicial se declara competente o incompetente respecto al demandado extranjero. Sin embargo, no existe un orden riguroso que imponga al juez examinar con anterioridad la cuestin de derecho, la cual puede presentarse difcil y complicada sin serlo; por ejemplo, si fuese notoria la inexistencia del hecho, el juez podra rechazar la demanda, sin examinar la cuestin de derecho. Esta distincin es importante tambin para los poderes del juez; a los del recurso de casa cin, puesto que el Tribunal de Casacin, en cuanto revisa el juicio del juez inferior, no se ocupa sino de las primeras (Cd. Proc. Civ., art 517). La ejecucin rigurosa del principio de que la ley debe actuarse corno si fuese en el mo mento de la demanda tiene dos consecuencias prcticas: a) Que el juez no debe tener en cuenta los hechos exntivos del derecho posteriores a la demanda; y b) Que no debe tener en cuenta los hechos constitutivos del derecho y de la accin posteriores a la demanda. De este rigor en ambas aplicaciones hay huellas en el Derecho romano clsico. En el Derecho moderno, este rigor est, sin embargo, amortiguado por el principio de la economa de los juicios. Consecuentemente, el juez falla con base en cuanto resulta al concluir para sentencia, y, por tanto: Absuelve al demandado si el derecho se ha extinguido durante el litigio (era ya la mxima de los sabinianos: omnia iudicia esse absolutoria). En este caso, no pudindose declarar infundada la demanda, la absolucin es motivada por la extincin de la materia de discusin; y Acoge la demanda si el hecho sobre el cual se funda se ha verificado durante el litigio (ius superveniens). En este caso, es necesario que no se trate de demanda nueva, segn los principios de la identificacin de las acciones; la prohibicin de cambiar la demanda durante el transcurso del litigio y, por tanto, de cambiar la causa pelendi, no excluye que pueda ser hecha valer una causa supervenens, cuando sta sea el mismo hecho jurdico que fue afirmado existente en la demanda judicial y que en aquel momento no exista todava, como
en la reivindicacin, la posesin del demandado; en la accin hereditaria, la muerte del de cujus; la necesidad en la accin de alimentos y casos semejantes. En ambos casos, las costas del litigio reciben una regulacin especial. Como regla general, la demanda judicial no puede estar condicionada; pero existen casos en los que, en el momento mismo en que es actuada una voluntad de ley, nace a favor del actor el poder de pedir la actuacin de otra voluntad de ley como en el momento en que viene rescindida una enajenacin, nace en el actor que vuelve a ser propietario el derecho de pedir la restitucin de la cosa vendida. En estos casos, se admite al actor, por economa de los juicios, pedir la rescisin y a la vez la restitucin de la cosa, si bien en cl momento de la demanda no sea propietario, la segunda demanda es propuesta condicionalmente a la estimacin de la primera. Existen, adems, casos en los que una demanda es propuesta para el caso en que otra demanda sea rechazada (es decir, es propuesta eventual o subordinadamente). Tambin sta es una forma de demanda condicionada. En otro aspecto, se puede dar una demanda hipottica; cuando el actor, aun negando o declarando no admitir el derecho del demandado, hace valer, a su vez, cl derecho que le competira en la hiptesis de que cl derecho del demandado existiera, por ejemplo, negando la validez de un matrimonio, pide la separacin personal; negando la validez de una venta, pide la rescisin por lesin; negando que se deba una renta por arriendo, pide la reduccin por prdida de la cosecha. 2.1.7 Calidad o legitimacin para obrar Esta condicin de la sentencia favorable suele designarse como cualidad para obrar, con el cual se indica tambin cosas completamente distintas, como cl nteres en obrar, y a veces tambin la capacidad de representar a otros en juicio. Por tanto, preferimos nuestra vieja denominacin de legilimalio ad causam [legitimacin para obrar). Con ella se expresa que, para que el juez estime la demanda, no basta que considere existente el derecho, sino que es necesario que considere que ste corresponde precisamente a aquel que lo hace valer y contra aquel contra quien es hecho valer, o sea, considere la identidad de la persona del actor con la persona en cuyo favor est la ley [legitimacin activa), y la identidad de la persona del demandado con la persona contra quien se dirige la voluntad de la ley (legitimacin pasiva). Con el nombre de legKimatio ad processum, se indica, por el contrario, un presupuesto procesal, esto es, la capacidad de presentarse en juicio por s o por otros. Generalmente, la cuestin de la pertenencia de un derecho y de una accin se confunde con la cuestin de la existencia del derecho y de la accin, por ejemplo, probando Ticio haber prestado 100 a Cayo, prueba que cl derecho de pedir la condena de pago de 100 corresponde, tambin actualmente, precisamente a l y contra Cayo. La cuestin de la existencia objetiva del derecho y de la accin y de su pertenencia subje tiva se presentan a veces separadas al juez. Esto ocurre cuando varias personas son posibles interesados, activa o pasivamente, en una accin. Por ejemplo, se puede discutir si la reivindicacin se debe intentar contra cl poseedor o contra aquel que detenta alieno nomine. Segn el art 439, Cd, Civ., se puede intentar contra cualquier detentador, por lo cual se dice que el detentador est legitimado pasivamente en el juicio de reivindicacin (salvo lo que dispone el art 1582). De igual manera, la accin de rescisin puede proponerse contra el tercero poseedor. En el proceso romano clsico, la cuestin de la legitimacin pasiva poda resolverse con anterioridad a la concesin de la frmula, haciendo preguntar al demandado; por ejemplo, era o no poseedor; por que causa; si era heredero de Tcio y en qu medida, y cosas semejantes |in-terrogationes in iure).
La cuestin de la legitimacin para obrar se presenta especialmente: 1. Cuando tenga lugar una transmisin de derechos (por herencia, cesin, etc.). En este caso, el que obra debe probar tanto la existencia originaria del derecho del propio causante o de la obligacin en el causante del demandado en cuanto la transmisin sea verificada. 2. Tratndose de relaciones jurdicas con pluralidad de sujetos activos o pasivos, o de acciones de terceros contra partcipes de una relacin o estado jurdico. Se trata entonces de saber si una determinada accin puede ejercitarse por uno solo o contra uno solo. Muchas veces la ley misma resuelve la cuestin, en las obligaciones solidarias e indivisibles cada uno de los acreedores o de los obligados est legitimado activa o pasivamente, es decir, puede demandar o ser demandado por s solo. Por el contrario, otras veces se dice que una accin debe proponerse contra varias personas; en este caso, la accin no puede acogerse si no se opone contra todas. En caso de silencio de la ley debe hacerse esta distincin, en la cual se manifiesta la importancia de la divisin (sobre la que se funda) de los derechos, en derechos a una prestacin y derechos potestativos. a) Cuando la accin tiende a la actuacin de una voluntad de ley que impone una prestacin, puede proponerse aun por uno solo de los titulares del derecho o contra uno solo de los obligados a la pretensin; ya que la obligacin de la prestacin es por su naturaleza individualizada por la persona del obligado y del titular del derecho, y, por tanto, es jurdicamente posi ble una sentencia que declare la obligacin contra uno solo o a favor de uno solo, si bien la prestacin no puede hacerse prcticamente sino por o a varios. Por ejemplo, si la accin confesoria es ejercitada por uno solo de los varios copropietarios del fundo dominante o contra uno solo del fundo sirviente, puede estimarse, porque la declaracin de servidumbre tambin respecto a un solo copropietario tiene siempre un cierto valor, como tiene un cierto valor la constitucin de la servidumbre hecha por un solo copropietario; y b) Cuando la accin, por el contrario, tiende al cambio de una relacin o estado jurdico uno, no puede proponerse sino frente a todos los participantes de la relacin o del estado; porque lo que existe como unidad compuesta por varios, no puede dejar de existir parcialmente, la sentencia que realiza el cambio (sentencia constitutiva, debe ser para todos los componentes; en otro caso, inutililer dalur. Por ejemplo, la solicitud para la divisin debe proponerse enjuicio frente a todos los coherederos o condminos [Cd. Proc. Civ., art 882). Otros ejemplos se encuentran esparcidos por la ley (Cd. Civ., arts 104 y 1525; Cd. Proc. Civ., arts 611, 695, 721, 730, etc.). En todos estos casos el litisconsorcio es necesario. 3. Cuando haya varios interesados respecto a un mismo objeto o patrimonio, o bien las acciones relativas a un determinado patrimonio se le quiten al sujeto de ste, por lo cual se puede discutir si una determinada accin corresponde a los particulares interesados o al conjunto de los particulares en su representacin legal, o al patnmonio considerado como ente. Estos casos suceden en la comunidad; en la sociedad; en el patrimonio dotal; en el patrimonio hereditario en caso de separalio bonorum; en la herencia yacente; en el patrimonio embargado; en la quiebra; y, en fin, en las comunidades administrativas y polticas. En estos casos es necesario, sin embargo, distinguir la cuestin de la legimao ad causam de la cuestin, que se presenta frecuentemente, de la sustitucin procesal; muchas veces un derecho que se reconoce perte neciente a una persona o a una entidad es vlida enjuicio por otra persona, pero en nombre propio, no como representante; as ocurre en la accin popular supletoria.
El defecto de legitima lio ad causam toma en la prctica el nombre especial de falta de accin. 2.1.8 Inters en obrar Para proponer una demanda en juicio o para oponerse a la misma es necesario tener inters en ello (Cd. Proc. Civ., art 36). El inters en obrar no consiste solamente en el inters de conseguir el bien garantizado por la ley (lo cual forma parte del contenido del derecho), sino en el inters en conseguirlo por obra de los rganos jurisdiccionales. Se puede, por lo tanto, tener derecho y no tener todava accin ninguna (el inters es la medida de las acciones, point d'intrt, point d'action), Generalmente el inters en obrar consiste en que sin la intervencin de los rganos jurisdiccionales, el actor sufrira un dao injusto. Adems, vara segn el modo de actuacin de la ley que se invoca (sentencia de condena o de declaracin; medida preventiva de seguridad, etc.). Aqu, el inters en obrar es la condicin especfica de la accin, aquella en que se manifiesta la autonoma de la accin, lo que ms claramente aparece en las acciones puras. Doctrinalmente se han tratado de fijar algunos caracteres generales del inters en obrar, pero en esta cuestin se han confundido problemas que se refieren a distintas materias. Discutir, por ejemplo, si el inters en obrar debe ser patrimonial o puede ser inmaterial y espiri tual, se confunde la cuestin sobre la existencia de un bien garantizado por la ley con la cuestin sobre el derecho de conseguirlo en el proceso. Decir que el inters en obrar debe ser personal y al examinar las pretendidas excepciones a esta regla, se entra en el campo de la legitimalio ad causam. Afirmar que el inters en obrar debe ser actual y slo cxcepcionalmente puede ser futuro, es inexacto, porque ste debe ser siempre actual, si bien pueden existir modos de actuacin de la ley con los que se asegure actualmente la adquisicin futura de bienes. Se dice tambin con frecuencia que el inters en obrar debe ser legtimo o jurdico. Significa que para obrar en juicio conviene que exista un estado de hecho contrario al derecho. Esto, como veremos, no es siempre necesario. Otras veces se contrapone el inters jurdico al inters de puro hecho o inters simple; pero aqu se vuelve a caer en la cuestin de si existe o no un bien garantizado por la ley. 2.1.9 Regla general acerca de las condiciones de la sentencia estlmatora Es funcin del juez, cuando es requerido por una demanda judicial, averiguar si resulta probada la existencia de una voluntad de ley favorable al actor y el inters en obrar; sin estas condiciones debe rechazar la demanda, aunque no haya una especial instancia del demandado, aun si, por ejemplo, el demandado est declarado en rebelda. Y esta regla debe observarse igualmente en el caso de una voluntad de ley que niegue ia accin para conseguir un bien; pero a la vez prohiba al deudor repetir lo que voluntariamente ha pagado, y que as permita, pues, al acreedor conseguir el bien, pero slo mediante la prestacin espontnea del deudor (obligaciones naturales, Cd. Civ., arts 1237, 1804 y 1830); el juez debe rechazar de oficio al acreedor que pretendiera tal prestacin por va jurisdiccional. Instancia del demandado puede ser requerida en algn caso, tenemos entonces una excepcin. Depende entonces de la voluntad del demandado que los vendedores puedan obrar aisladamente o en conjunto para el rescate o para la rescisin. 2.1.10 Clasificacin de las acciones estimatoras A la divisin fundamental de los derechos en derechos dirigidos a una prestacin, y potestativos, corresponde la divisin de las sentencias en sentencias de condena, y constitutivas, segn que el bien a que se dirige la accin sea de naturaleza que pueda realizarse tambin
fuera del proceso mediante la prestacin de una obligacin, o bien, consiste en la modificacin del estado jurdico existente. En ambos casos, la sentencia debe averiguar la existencia del derecho, como preparacin para la adquisicin del bien; por lo tanto, la sentencia de condena, y la constitutiva son ante todo, declarativas. Pero hay casos en que la sentencia se propone exclusivamente averiguar cul es la voluntad concreta de ley, es decir, de declarar la existencia del derecho (sea derecho a una prestacin, o derecho potestativo), sin la finalidad de preparar la adquisicin de ningn bien, a no ser el de la certidumbre jurdica. Tenemos, por tanto sentencias: a} De condena; b) Constitutivas; y c) De pura declaracin.
CAPTULO 2 ACCIN DE LA LEY EN FAVOR DEL ACTOR MEDIANTE CONOCIMIENTO ORDINARIO. SENTENCIA DE CONDENA 2.2.1 Concepto El modelo ms frecuente de sentencia estimatoria, es decir, favorable al actor, es la de condena. Correlativo al concepto de condena es el de la prestacin. La sentencia de condena supone dos cosas: a) La existencia de una voluntad de ley que garantice un bien a alguien, imponiendo al demandado la obligacin de la prestacin (obligacin originaria o derivada). Por tanto, no pueden nunca dar lugar a sentencias de condena los derec hos potestativos; y b) La conviccin del juez de que, con arreglo a la sentencia, se puede sin ms, inmediata mente o despus de un cierto tiempo, proceder por los rganos del Estado a los actos ulteriores necesarios para la efectiva adquisicin del bien garantizado por ley (ejecucin). Lo anterior se expresa con la palabra condena, la cual no es verdaderamente, respecto a la parte derrotada, un acto autnomo de voluntad del juez, no es un mandato del juez; es la formulacin de un mandato contenido en la le y, y es un acto de voluntad del juez slo en este sentido, que el juez quiso formular el mandato de la ley. Por tanto, cuando se ve en la parte dispositiva de la sentencia un acto de voluntad, un mandato, se da a entender que el mandato de la ley adquiere en la sentencia un nuevo vigor de hecho, una mayor fuerza obligatoria, y que la sentencia, como acto de autoridad, tiene virtud de mandato paralelamente a la ley. Resulta comn a toda sentencia, de condena, constitutiva, o de pura declaracin; en cualquier caso, la sentencia obliga como acto de autoridad, es decir, la voluntad de la ley formulada por una autoridad que slo puede formularla. La esencia de la sentencia est, por tanto, siempre, en esta formulacin autoritaria, y nunca en el juicio lgico que es necesario para formularla, y que en s es actividad posible a todo particular, por lo cual es errneo reducir la diferencia entre sentencia de declaracin y de condena a la diferencia entre un mero juicio lgico y un acto de voluntad.
En otro sentido, la sentencia de condena realmente da vida a un nuevo mandato, respecto a los rganos encargados de la ejecucin, y en esto est la diferencia con la sentencia de declaracin. En sus orgenes, la sentencia surgi como preparacin a la ejecucin, como sentencia de condena. La declaracin del derecho, aparece como un incidente en el curso de la actuacin del derecho. Con el tiempo, la declaracin adquiere una importancia por s. La declaracin puede, por tanto, tener dos funciones: a) Hacer cierto el derecho, con todas las ventajas derivadas directamente de esta certidumbre; y b] Preparar la ejecucin, formando la conviccin de los rganos del Estado para la ulterior actuacin del derecho. En la sentencia de condena, la declaracin tiene sus dos funciones unidas. 2.2.2 Inters en obrar como condicin de la sentencia de condena En el pasado, se discuti el hecho de si para tener accin era necesario una violacin de la voluntad de la ley que garantizara un bien al actor, es decir, una lesin del derecho. Esta cuestin se resuelve segn la distinta naturaleza de las sentencias. Tratndose de la sentencia de condena, puede, por regla general, resolverse afirmativamente. El inters de obtener por obra de los rganos pblicos el bien que se debera adquirir mediante la prestacin de un obligado, consiste precisamente en la falta de prestacin por parte de ste. No se requiere que la falta de la prestacin sea culposa y ni siquiera voluntaria; basta que por ella se produzca un estado de hecho contrario al derecho; que la expectativa del actor se encuentre en la situacin de no salifaccin. Esto ocurre, por lo que respecta a los derechos reales, mediante un acto positivo contrario al derecho (posesin de cosa ajena, acto contrario a la servidumbre, acto abusivo de servidumbre, etc.). Igualmente, en las obligaciones de no hacer se lesiona el derecho cuando se le contraviene (abrir un comercio contra la obligacin asumida de no abrirlo). En estos casos suele decirse que la violacin del derecho forma parle del fundamento de la accin. Por tanto, quien obra afirma, explcita e implcitamente (Cd. Proc. Civ., art 134), no slo su derecho, sino tambin el acto positivo ajeno que lo lesiona. Por el contrario, en las obligaciones de hacer o de dar, la accin no nace como consecuencia de un acto positivo de lesin del derecho, sino que surge directamente, en cuanto la obligacin no sea satisfecha, basta la omisin del cumplimiento para que u la obligacin se aada la accin. En estos casos, la accin se produce simultnea a la relacin jurdica, a no ser que sta contenga una condicin o un trmino, en cuyo caso la accin nace al realizarse la condicin o con el trans curso del trmino. No es necesario aqu que quien demanda afirme como fuente de la accin un hecho especial: basta que afirme la obligacin insatisfecha. En vista que el estado de hecho contrario al derecho puede darse tambin sin la voluntad del obligado de hacer algo contrario al derecho, no es necesario, para que exista accin, que el incumplimiento sea como tal voluntario; basta que no concurra en ello la voluntad del Ulular del derecho. Por tanto, se puede obrar en el mismo momento en que existe un estado de hecho contrario al derecho, aunque el demandado no haya dado motivo, el haber dado ocasin al litigio puede tener influencia sobre la condena en costas, porque sta supone una relacin de causalidad entre las costas y el derrotado. Puede darse, por tanto, el caso que una sentencia estime la demanda del actor, pero le condene a las costas, lo cual est previsto expresamente por otras leyes, como la alemana, y creemos que pueda aplicarse en la nuestra. Pero, aparte la cuestin de las costas, es verdad que se puede obrar contra el
poseedor de buena fe de nuestra cosa, sin ninguna obligacin de requerirlo extrajudicialmcnte, aunque el poseedor, apenas enterado de nuestras razones, declare estar dispuesto a restituir, como en el caso de obli gacin sin trmino. 2.2,3 La oferta de la prestacin en relacin con la accin. Oferta real y oferta simple S el acreedor rehusa sin justos motivos u omite, aun sin culpa, recibir el pago ofrecido, el deudor puede obtener su liberacin mediante la oferta real, es decir, acompaada de la efectiva prestacin de la cosa debida y su consiguiente depsito. Desde el da del depsito legalmentc realizado cesan los intereses, y la cosa depositada corre por riesgo y cuenta del acreedor (Cd. Civ., art 1259). Pero la oferta real y el depsito son actos necesarios para que tales efectos de la mora accipiend se verifique, y estos efectos deben realizarse con determinada solemnidad y formalidad. Adems de esta oferta solemne, tambin la simple oferta de pago (que, como es presupuesto del mismo art 1259, debe preceder la oferta normal) produce por s algunos efectos jurdicos. Y precisamente es bastante para quitar al acreedor la accin. En efecto, el acreedor no puede tener accin si con un hecho propio da motivo al incumplimiento; ahora bien, cuando el deudor ofrece el pago, aunque sea simplemente, y el acreedor no lo acepta, el incumplimiento depende de un hecho del acreedor, y esto debe decirse aun antes de la oferta real. En segundo lugar, si en virtud del art 1262 las costas de la oferta real y del depsito, aunque vlidos, son a cargo del acreedor, esto ocurre precisamente como efecto de la falta de aceptacin de la oferta simple. La oferta real no es necesaria cuando la cosa debida es un objeto determinado, el cual debe ser consignado en el lugar en que se encuentra, en este caso basta un acto de intimacin con el cual se requiera al acreedor a realizar su transporte (art 1266). Desde este momento, el peligro en la cosa pasa a cargo del acreedor, quedando nicamente por parte del deudor la obligacin de entregar los frutos, obligacin que cesa slo con el depsito efectivo. 2.2.4 Crditos exigibles mediante requerimiento. Crditos exigibles en el domicilio del deudor En el caso de crdito cxigible mediante requerimiento del acreedor, y aun no requerido, no puede decirse que la accin prccxista al proceso; pero no por es to el juez puede rechazar la demanda, puesto que cuando el actor haya declarado su voluntad de conseguir la satisfaccin del crdito en el proceso, sera contrario a la economa de los juicios que el juez anulara la activi dad procesal desarrollada, nicamente para ordenar al acreedor pedir formalmente el pago al deudor; debe acoger la demanda, regulando las costas segn el comportamiento del demandado. En este caso, la demanda judicial realiza, en cierto sentido, el papel de requerimiento; pero, precisamente por esto, no basta que sea vlida como demanda, es necesario que sea vlida como requerimiento, lo que, cuando el demandado est personado en juicio, ocurre siempre. Si ste hubiera ofrecido el pago y llevado a cabo el depsito, el juez podr pronunciar la liberacin del deudor; pero en cuanto a la demanda del actor, no podr desestimarla, aunque s declarar haber cesado la materia de controversia. Cuando el pago deba hacerse en el domicilio del deudor, y se tenga accin antes de haber pedido formalmente el pago en este lugar, personalmente, o mediante persona capaz de recibirlo, es distinto. Es una cuestin de puro Derecho civil si en este caso la deuda pueda vencer, si el deudor pueda encontrarse constituido en mora con anterioridad a la presentacin del acreedor para exigir. Para quien no lo cree, la presentacin del acreedor en el domicilio es una condicin de la accin como hecho constitutivo del inters en obrar, y sta condicin no puede considerarse satisfecha mediante la demanda judicial. La conciliacin
entre el ar 1223 y el art 1249 del Cd. Civ. se obtendra con considerar que la mxima dies inlepellat pro homine desaparece en el caso de crditos a pagar en el domicilio del deudor. Sin embargo, esto tambin llevara a considerar que e l acreedor, aun en rebelda del demandado deudor, debera probar, entre las otras condiciones de la accin, haberse presentado en el domicilio del deudor, ahora bien, ningn juez ha exigido nunca esta prueba, lo que hace dudar de la exactitud de tal opinin. Por otra parte, es arbitrario afirmar, que la necesidad de requerimiento a domicilio desaparezca en el caso del art 1223. Observando lo que ocurre en la realidad con los principios antes expuestos y con las nor mas sobre el lugar del pago, se puede decir que el crdito se hace exigible con el vencimiento, y otra cosa es el requerimiento a domicilio, tan es as, que son compensables los crditos vencidos, aun no exigidos a domicilio |Cd. Civ., art 1292], el art 1249 no exige en absoluto el requerimiento a domicilio en todo caso; se preocupa nicamente de regular entre las partes la carga de la actividad necesaria para que el pago se lleve a cabo y las costas de esa actividad; pero esto supone la voluntad de pagar; cuando falta la voluntad de pagar (y la falta puede deducirse de cualquier hecho, aun distinto del fracaso del requerimiento a domicilio], el requerimiento no es en absoluto necesario. Desde el punto de vista de la carga de la prueba, la cuestin se resuelve as, el incumplimiento produce la accin, con tal que no dependa de la voluntad del acreedor; pero, puesto que es normal que el acreedor quiera el cumplimiento, no corresponde a ste probar que lo ha querido, sino al deudor probar lo contrario, como contraprueba, el acreedor podr pro bar, haberse hecho intilmente cerca del deudor, o cualquier hecho del que resulte la voluntad de no pagar. Usando las denominaciones tcnicas fijadas al hablar de hechos jurdicos, no es la involuntaricdad del incumplimiento por parte del acreedor lo que tiene efectos de hecho constitutivo, sino la voluntariedad la que acta como hecho impeditivo. Si la opinin contraria fuera exacta, no se deducira que deba sin ms rechazarse siempre la demanda de condena del deudor no precedida de requerimiento de pago a domicilio. Si el deudor demandado negase, no slo haber sido requerido de pago en el domicilio, sino tambin la existencia misma del derecho, est claro que el acreedor tendr inters en obtener una sentencia; esto es admitido por los mismos sustentadores de la necesidad del requerimiento a domicilio para tener accin; pero aaden que la sentencia no deber ser de condena, sino de pura declara cin; con base en esta, el acreedor requerir el pago y, por tanto, obrar nuevamente para la condena. Esta duplicidad sera contraria a la economa de los juicios, ser, por el contrario, dictada una nica sentencia de condena, condicionada al actuar del acreedor para exigir el pa go, es decir, por lo menos, una condena in futuro. 2.2.5 Actos de emulacin Al existir un estado de hecho contrario al derecho, se deduce de la misma ley sustantiva que nos garantiza un bien. Por supuesto, no todos nuestros intereses estn garantizados por la ley; por el contrario, generalmente, cada uno tiene una porcin de intereses contrarios al derecho ajeno. Por tanto, no todo hecho ajeno que nos produce perjuicio constituye violacin de nuestro derecho. Los derechos se limitan unos a otros, hasta que alguno no ejercita su propio derecho, no lesiona el derecho ajeno. Pertenece al Derecho civil la cuestin de si los actos de emulacin sean o no lcitos. Se entiende por acto de emulacin un acto de ejercicio del propio derecho, realizado, sin embargo, con el nimo, no de sacar utilidad de l, sino de perjudicar a otro. Es esto un verdadero ejercicio de un derecho, o es una violacin dct derecho ajeno? Los actos de emulacin, son lcitos o ilcitos? V. Scialoja ha demostrado, basndose en las fuentes romanas y las nuestras, que no existe una prohibicin general de
los actos de emulacin; admitindolo, se admitir en cada caso la investigacin del nimo de quien ejercita su derecho y de su inters, No es exacto decir que los actos de emulacin sean lcitos; debe decirse que no se puede investigar el nimo de quien realiza actos que se presentan como ejercicio de un derecho. Un principio general de prohibicin de los actos de emulacin estara en contradiccin con la libertad absoluta de goce que constituye el derecho de propiedad (Cd. Civ., art 436). La prohibicin no puede, pues, admitirse sino en los casos particulares expresados por la ley; pero examinndolos se ve que se trata de derechos especiales, que la ley no concede de manera absoluta, sino precisamente slo en cuanto se les saque una utilidad: art 545, Cd. Cv.f derecho particular que se tiene sobre las aguas se concede solamente en cuanto reporte una utilidad. Y este criterio se puede aplicar por ley en otros casos particulares; as, en general, cuando se trate de conceder derechos sobre una misma cosa a diversas personas, en el cual surge un llamado conflicto de derechos, es decir, una aparente oposicin que se dirime coordinando el ejercicio de estos derechos segn el criterio de utilidad, de uso corriente (Cd. Civ., art 675). 2.2.6 Condenas de futuro La sentencia de condena no siempre tiene como condicin una violacin, y menos una violacin actual del derecho; esto ocurre slo por regla general; hay casos en los que se puede obrar por una prestacin no debida todava y que no se deber sino hasta despus de la condena, por lo cual no hay ninguna violacin del derecho en el momento de la sentencia. En este caso, el inters puede consistir: a) Debindose prevenir el dao que derivara de la falta de un ttulo ejecutivo en el mo mento en que la prestacin sea debida (juicios preventivos). Por ejemplo, si en el momento en que vence un arriendo, el arrendador no tuviera la cosa arrendada, aun por va ejecutiva, no podra entregarla al nuevo arrendatario. Por esto, la prctica permita al arrendador pedir preventivamente la condena del inquitino al abandono de la cosa para el da del vencimiento, aun antes de que la ley de 24 de diciembre de 1896 introdujera un nuevo procedimiento con este fin. Se comprende que las costas de estos juicios sean a cargo del actor, si el inquilino, con su conducta, na da motivo para creer que habra retrasado la entrega; b) Ante el imperativo de evitar juicios reiterados para conseguir lo que es debido peridi camente {cuota de alquile, de alimentos, de intereses, de rentas), cualquiera que sea la razn para considerar que estos juicios se haran en cualquier momento necesarios, como cuando el deudor incurre en mora en el pago de alguna cuota; c) En la necesidad de tener un ttulo ejecutivo para obtener la actuacin de la ley respecto de una prestacin que depende de una contraprcstacin del actor, cuando el actor declare estar dispuesto a sta; dj En los casos en que la ley concede al juez la facultad de sealar un trmino al deudor, el sealamiento del trmino puede hacerse a la vez que la conde na, la cual es as realizable para el futuro. Lo mismo ocurre cuando la sentencia se pronuncia a la vez sobre la resolucin de un contrato y la condena una prestacin, concediendo, sin embargo, un plazo al demandado; y ej Por ltimo, en el caso citado, la sentencia puede condenar al pago condicionado al requerimiento en el domicilio del deudor. En todos estos casos, la sentencia es de condena, porque el juez tiene como punto de mira, precisamente, la ejecucin de la propia sentencia. Nuestra ley no contiene normas generales sobre las condenas de futuro; pero la doctrina, justamente, las deduce del mismo concepto del inters en obrar y de los principios generales.
El segundo texto del Reglamento alemn ha regulado minuciosamente esta materia; pero las nuevas disposiciones han sido juzgadas como superfluas. 2.2.7 Contenido de la condena Del mismo modo que es variado el concepto de prestacin, lo es el contenido de una condena. Se puede ser condenado a todo lo que se est obligado como prestacin dar, hacer, una abstencin, la destruccin de cuanto fue hecho en contravencin a la obligacin de no hacer). Se puede ser condenado a una prestacin no fungiblc, porque la manera de suplir a la imposibilidad de ejecucin directa no es necesario que se encuentre ya en la sentencia, aunque as suele suceder. La condena puede estar tambin fundada en un conocimiento incompleto, es decir, que haya examinado y rechazado slo algunas excepciones, reservndose el examen de las otras a continuacin, as como la prestacin puede aun no ser debida; pero el condenado es obligado, mientras tanto, a realizarla para evitar la ejecucin [sentencias de condena con reserva). Esto no ocurre en las sentencias de pura declaracin. Generalmente, la prestacin es debida porque la ley cree garantizar con ella un bien a la persona del acreedor. Pero en materia posesoria Eas sentencias condenan a una prestacin (manutencin, reintegracin), que puede no ser en s misma debida al vencedor (por ejemplo, restitucin de la cosa al no propietario por parte del propietario); pero la ley quiere que se lleve a cabo en el inters general de la conservacin del orden jurdico. 2.2.8 Efectos de la sentencia de condena La sentencia de condena produce los siguientes efectos: 1. Siempre que la prestacin a la cual el demandado es condenado, sea fungible y, por tanto, apta para la ejecucin, la sentencia de condena produce la accin ejecutiva; 2. Siempre que la sentencia condene al pago de una suma, a la entrega de cosas muebles, o al cumplimiento de otra obligacin que puede resolverse en el resarcimiento de daos (Cd. Civ., art 1970), la sentencia de condena produce la hipoteca judicial; y 3. Siempre que la sentencia condene a las costas del juicio, sea por la norma general, sea en aplicacin de normas especiales, produce un derecho a una prestacin, puesto que el derecho a las costas no prcexistc a la sentencia, sino que tiene en sta, y slo en ella, su ttulo, Debe considerarse que todas las sentencias que se pronuncian sobre una demanda pueden contener condena en costas, y tambin las sentencias constitutivas, las de pura declaracin, las desestimalorias, la del Tribunal de Casacin, aunque esta ltima no se pronuncie sobre la relacin sustantiva. Por tanto, todas las sentencias, respecto a las costas que dejan a cargo de una parte, son sentencias de condena y, como tales, producen los efectos de stas, es decir, la accin ejecutiva y la hipoteca judicial.
CAPTULO 3 ACCIN DE LA LEY EN FAVOR DEL ACTOR MEDIANTE CONOCIMIENTO ORDINARIO. SENTENCIA CONSTITUTIVA 2.3.1 Naturaleza declarativa de las sentencias y constitucin de efectos jurdicos
Las sentencias cstimatorias tienen naturaleza declarativa, en cuanto no crean, sino que se li mitan a declarar existente una voluntad concreta de ley que garantiza un bien al actor, o sea, que actan el derecho preexistente. En muchos casos, sin embargo, la sentencia produce efectos jurdicos nuevos (adi iud-cati, hipoteca judicial, obligacin de las costas judiciales). Pero no son stas las sentencias constitutivas. La doctrina moderna le dio este nombre a un grupo de sentencias positivas cstimatorias, en las cuales esta eficacia constitutiva depende del mismo derecho que ellas declaran, y que consiste en el poder jurdico del actor de producir un efecto jurdico mediante sentencia del juez. La doctrina hoy superada hablaba de sentencias constitutivas, pero como figuras anorma les, frente a la naturaleza puramente declarativa de la sentencia, y se enumeraban como tales las sentencias que pronuncian sobre la separacin personal o el divorcio, las que rescinden contratos, las sentencias de adjudicacin de inmuebles en subasta, de entrega de cantidades pignoradas, etctera. Pero la categora de derechos potestativos ha permitido a la doctrina moderna agrupar aparte estas sentencias, que no presentan nada de anormal respecto a la naturaleza declarativa de las sentencias; tambin ellas son sentencias como todas las dems, declarativas; su particularidad depende exclusivamente de la naturaleza especial del derecho que forma su objeto. As como poco a poco la categora de derechos potestativos ha sido reconocida por la jurisprudencia, otro tanto ha ocurrido con la categora de las sentencias constitutivas. 2.3.2 Sentencias constitutivas Tenemos derechos potestativos en los cuales el nuevo estado jurdico se produce, sin ms, en virtud de una simple declaracin de voluntad del titular, y otros en los cuales el cambio se produce solamente cuando el derecho potestativo es declarado por el juez; a veces tambin es necesario que ste resuelva sobre algunas declaraciones consecuentes (como la cuota en la divisin). Cundo basta la declaracin de voluntad y cundo se requiere una sentencia, es cuestin que la ley resuelve (no siempre expresamente) segn criterios de oportunidad, por ejemplo, por la naturaleza de la relacin constitutiva o cxtintiva, sea ms o menos til, es inters del comercio, del orden pblico, de los derechos de terceros, la certidumbre y la publicidad inherentes a la sentencia, o tambin si se hace necesaria una operacin tcnica, que ha de confiarse a una persona imparcial. Si es necesaria o no la sentencia, es en la prctica frecuentemente objeto de incertidumbres, como en el ejercicio del derecho de retracto. La disolucin de una sociedad a trmino indeterminado puede tener lugar por voluntad de uno o ms socios, expresada medante renuncia notificada a todos los socios (Cd. Civ., art 1733); pero en la sociedad a termino determi nado, la disolucin debe pedirse en juicio basndose en justas ca usas, cuya apreciacin se deja a la prudencia de la autoridad judicial (art 1735); un litigio puede surgir en ambos casos; pero en el primer caso, el juez examinar si el socio tena el poder de disolver la sociedad, y declara r realizada la disolucin (sentencia de declaracin); en el segundo, examinar si el socio tiene poder de pedir la disolucin, y pronunciar la disolucin (sentencia constitutiva). El arrenda dor puede resolver el contrato, si as fue pactado con la simple declaracin de querer habitar la casa alquilada (Cd. Civ., art 1612); debe, por el contrario, pedir al juez la resolucin basada, por ejemplo, en la mora del arrendatario (arts 1165 y 1611); un litigio puede surgir en ambos casos; en el primero, al juez se le pide declarar que la disolucin se ha realizado; en el
segundo, declarar que la disolucin debe realizarse. Puede conceder dilaciones en el segundo caso, en el primero no. As, la sentencia constitutiva acta mediante la declaracin de una preexistente voluntad de ley (de que se produzca un cambio jurdico); es, por tanto, idntica en esto a las otras sentencias (de condena y de declaracin), y no tiene nada de excepcional. Pero en cuanto la ley se refiere o condicione el cambio futuro a la declaracin misma, sta es el hecho j urdico que es causa de aquel efecto jurdico por virtud de ley. No ya que el cambio jurdico sea producido por la voluntad del juez; la voluntad del juez, aun en este caso, no pretende sino formular lu voluntad de la ley, si bien su mente tenga tambin en cuenta los efectos que esto producir y su actividad sea dirigida objetivamente y producirlos; si el dice: "resuelvo, rescindo, anulo, revoco", o similares, no son sino simples frases representativas de la eficacia que por ley tiene la formulacin de la voluntad de la ley. En cuanto la formulacin de esta voluntad fue requerida por el titular del derecho, est claro que la demanda judicial es en s una de las causas del cambio jurdico; pero no es necesario hacer sutiles consideraciones sobre la preeminencia entre estas causas concurrentes, basta observar que despus de la sentencia, o existe un estado jurdico que antes no exista, o viceversa, por lo que la sentencia parece la que inmediata mente obra, produce, o constituye el efecto, y por lo que debe decirse que el efecto no se produce en virtud nicamente de la demanda. La actividad judicial, en estos casos, est respecto a la ley, como frecuentemente est la actividad humana: como hecho concreto que moviliza normas de ley; esta eficacia la tiene de comn con la actividad de los particulares cuando disponen de sus derechos, y con la actividad de los rganos pblicos, como el prefecto cuando con decreto declara la expropiacin por utilidad pblica (arts 48 y 50, ley 25 de junio 1865), o impone la servidumbre telefnica (arts 3 y 4, texto nico, 3 de mayo de 1903); pero es distinta la relacin en estos casos entre la voluntad del agente y el efecto jurdico producido. La actividad del juez, en este caso, no puede considerarse como un negocio jurdico; por lo dems, esto es una cuestin de terminologa, de escasa importancia prctica. Debido a tal objeto y consecuencias propias, y no por su naturaleza, la sentencia constituti va se presenta como figura por s. Por una parte, se aproxima a la sentencia de condena, no porque el juez mande con ella al demandado no ejecutar el negocio o relacin anulado o rescindido [mandato que no existe y no es siquiera concebible, dado que la rescisin o anulacin excluye la posibilidad de la ejecucin), sino porque prepara un cambio en el estado de cosas actuales; por otra parte, se aproxima a las sentencias de pura declaracin, porque, producindose el cambio en virtud de la sentencia misma, no es necesario ningn acto ulterior de ejecucin; pero la sentencia de declaraci n declara una voluntad de ley preexistente y no lleva consigo otro efecto que el cese de la incertidumbre del derecho; la sentencia constitutiva declara una preexistente voluntad de ley que tiende al cambio de otra voluntad de ley y lleva consigo el mismo cambio. El trabajo del juez en la sentencia constitutiva es slo jurisdiccional, puesto que el efecto se produce por ley, en virtud de la declaracin, no hay por que" pensar que junto a la actividad jurisdiccional de declaracin se d una actividad administrativa de produccin del efecto jurdico. 2.3.3 Efectos de la sentencia constitutiva Esta sentencia, por su misma naturaleza, normalmente obra ex nunc; es decir, los efectos del cambio jurdico empiezan slo en el momento en que el cambio se produce, lo que ocurre cuando la sentencia pasa a cosa juzgada. Slo en algunos casos, por disposicin expresa de
la ley, obra ex lunc, o sea, que aunque el cambio no sobrevenga sino con el pronunciamiento definitivo del juez, sus efectos se retrotraen. Esta verdadera y propia relroactividad de los efectos de la sentencia constitutiva puede depender de tres momentos distintos: a} A veces, del momento de pronunciamiento no definitivo (sentencia de interdiccin, Cd. Cv., art 328, y de manera anloga, la sentencia de inhabilitacin} ty A veces, del momento de la demanda judicial (por ejemplo, para la separacin de bienes entre cnyuges, arts 1420 y 1422; para la expropiacin, a favor de los operarios, de la accin del contratista contra el propietario, art 1645; para la disolucin de la sociedad, en el caso del art 99 del Cd. Com.); y c) Otras veces, del momento del nacimiento del estado jurdico, que en este instante cesa (por ejemplo, por dejar de tener la cualidad de heredero por indignidad, Cd. Civ., arts 727 y 933; para la anulacin de los actos jurdicos). Ahora ex nunc es, por lo tanto, normal en las sentencias constitutivas, pero no pertenece a su esencia. Lo que s es esencial, en cambio, es la produccin de un estado jurdico que no exista antes de la sentencia. A partir de esta caracterstica derivan algunas particularidades de la sentencia constitutiva y del procedimiento que le antecede, para que la finalidad de la accin y de la sentencia consti tutiva se alcance, es decir, para que se opere el cambio jurdico, son necesarias a veces condiciones que no se requeran en sentencias que tuvieron otro objeto; como cuando un estado jurdico es uno respecto de varios la sentencia que lo resuelve no puede dictarse si no han participado en el juicio todos los participantes del estado jurdico; en otro caso, inulliter datur. En cuanto al efecto comn de la sentencia de fondo, la cosa juzgada, acompaa a las sentencias constitutivas, ni ms ni menos que a las otras sentencias, lo que se convierte en cosa juzgada, sin embargo, no es el acto del juez en cuanto produce un nuevo estado jurdico, sino en cuanto afirma o niega la voluntad de la ley de que el nuevo estado se produzca. Por lo tanto, la cosa juzgada tiene lagar si la sentencia opera el cambio (sentencia constitutiva] o si niega poderlo ope rar. Por otra parte, segn que el derecho potestativo que da lugar al juicio tienda a la produc cin de un estado jurdico nuevo, o bien a la cesacin de un estado jurdico existente, tenemos: a/ Sentencias constitutivas que producen un estado jurdico nuevo, por ejemplo, las sentencias que constituyen una servidumbre de paso o acueducto forzoso (Cd. Civ., arts 593 y 598), una hipoteca complementaria (art 1980) y casos semejantes; y ty Sentencias constitutivas que producen la extincin de un derecho a estado jurdico existente, por ejemplo, las sentencias de separacin personal (Cd. Civ., art 150), de declaracin de indignidad (Cd. Civ., art 727), de reduccin de las disposiciones testamentarias (Cd. Cv., art 821) de la privacin de efectos a un acto jurdico (deliberaciones de la mayora de los partcipes de la comunidad, Cd. Cv., art 687; de la junta de accionistas, Cd. Com., ai't 163), de la separacin de bienes (Cd. Civ., arts 1420 y 1442), de la divisin o disolucin de la comunidad (Cd. Civ., arts 684 y 985), etctera. Frecuentemente, los dos efectos estn unidos, es decir, se tiene la cesacin de un estado jurdico existente y la produccin de un estado jurdico nuevo, por ejemplo, en la sentencia que declara la indignidad de un heredero para suceder [Cd. Civ., art 727), o en la que resuelve un contrato traslativo de la propiedad (Cd. Civ., arts 1165 y 1529, etc.), que disuelve una comunidad o un matrimonio.
Esta ltima hiptesis demuestra que absurdo es negar que nazca el nuevo derecho por efecto de la sentencia constitutiva y afirmar que est ya latente o preexistente a la sentencia. S esto fuera verdad, se tendra, en estos ltimos casos que, con anterioridad a la sentencia, alguien sera a la vez propietario y no propietario, heredero y no heredero, cnyuge y no cnyuge; el fundo estara a la vez dividido y no dividido, libre y a la vez gravado por una servidumbre, etctera. 2.3.4 Condiciones de la sentencia constitutiva Se concretan a la existencia del derecho potestativo y a la legitimacin. Debe haber inters en el obrar, como condicin especfica de la accin junto a la existencia del derecho, no tiene aqu lugar; en efecto, el mismo derecho potestativo al cambio del estado jurdico mediante declaracin del juez, no puede satisfacerse sino mediante sentencia del juez; por lo tanto, en el mismo momento en que existe un derecho potestativo de esta naturaleza, existe tambin el de presentarse ante el juez, o sea, la accin. Sin embargo, el derecho y la accin son dos cosas distintas. Es necesario adems distinguir el derecho a obrar y la responsabilidad del contrario, el primero puede darse sin la segunda. Para que haya responsabilidad del contrario (por ejemplo, por las costas de litigio) es necesario que el derecho a obrar se funde sobre un hecho del adversario. Por ejemplo, el derecho a pedir la separacin personal, aunque no pueda satisfacerse por el contrario, nace de un hecho de l [adulterio, excesos, sevicia, etc.; Cd. Civ., art 150); por tanto, el adversario es responsable del litigio. Por el contrario, el derecho a pedir la divisin de los bienes comunes no se funda sobre un hecho del adversario, sino sobre el hecho objetivo de la existencia de una comunidad; por tanto, no hay responsabilidad del contrario. Consideremos que hay derechos potestativos, los cuales, aunque no puedan satisfacerse como derechos sino con la sentencia del juez, podran ser privados de objeto por un acto del contrario. Por ejemplo, el derecho a la divisin judicial de bienes comunes queda privado de objeto si todos los condminos acuerdan la divisin y la manera de llevarse a cabo; el derecho a la constitucin de una servidumbre de acueducto forzosa queda privado de objeto si el propietario del fundo sirviente concede el paso precisamente donde quiere el actor. Pero en ste y en otros casos no se trata de una obligacin del contrario de satisfacer al actor, sino slo de una posibilidad de contentarlo; no tiene obligacin el adversario de hacer la divisin como qui era el actor, de conceder el paso por donde quiera el actor, sino que existe el someti miento a la sentencia que dictar (como crea) el juez. En estos casos, pues, el contrario no se hace responsable del litigio tan slo por no haber hecho cuanto quera e l actor. A la inversa, hay casos en que el contrario, que era responsable del litigio, porque el derecho del actor se fundaba sobre un hecho suyo, deja de ser responsable cuando ha ofrecido hacer cuanto peda el actor, por ejemplo, proponiendo resolver amigablemente el contrato impugnado por el actor, a menos que el actor demuestre un inters plausible en obtener la resolucin medante la va judicial. Acerca de la legitimacin, no siempre el derecho potestativo al cambio del estado jurdico corresponde exclusivamente a uno de los sujetos de la relacin o estado jurdico que haya de cesar; a veces corresponde a terceros, por ejemplo, el derecho de impugnar un matrimonio (Cd. Civ., art 104). 2.3.5 Casos especiales de sentencia constitutiva Los siguientes casos de sentencias constitutivas merecen especial atencin: A) Las acciones de impugnacin. Deben distinguirse: De nulidad; De anulacin; y
De rescisin o de resolucin. Estas ltimas conducen ciertamente a sentencias constitutivas. Tales so n la accin de rescisin por lesin (Cd. Civ., arts 1038 y 1529), de resolucin por falta de cumplimiento (Cd. Civ., arts 1165 y 1511), de devolucin (Cd. Civ., art 1565). Se llaman negocios jurdicos nulos o inexistentes aquellos que son nulos desde el origen, de manera que no pueden producir efectos jurdicos. Las acciones que tienden a hacer declarar tal nulidad son acciones de pura declaracin. Negocios jurdicos anulables son los susceptibles de producir efectos jurdicos, pero slo en cuanto no sean impugnados (por error, violencia, dolo, minora de edad, etc.). El acto es realmente nulo desde el origen; pero la nulidad debe ser pronunciada por el juez. Consecuentemente, se deben considerar aparte estas sentencias, como constitutivas teniendo constantemente efectos ex tune. Como tales, se separan del tipo normal de sentencias constitutivas, pero sin entrar en las sentencias de declaracin. Por lo cual algunos hacen de ellas una categora aparte (Kisch), bajo el nombre de sentencias resolutorias. En ciertos casos, no se pide solamente la nulidad o la rescisin, sino, a la vez, la condena del contrario a una prestacin (restitucin de cantidades pagadas, entrego de cosas, pago de frutos e intereses, etc.). Esto ocurre cuando el negocio jurdico que se impugna ya haba sido ejecutado. En estos casos tenemos, en realidad, dos acciones combinadas, una, de anulacin o constitucin; otra, de condena propuesta para el caso en que sea declarada la nulidad o la rescisin. La utilidad prctica de distinguir los casos de sentencias de pura declaracin de aquellos de sentencias constitutivas es que en estas ltimas, el efecto, aun cuando tambin retroactivo, a que tiende la demanda del actor [por ejemplo, una accin de impugnacin), no se consigue sino con la sentencia del juez. Antes que se tenga la sentencia, las cosas permanecen en el estado primitivo; abandonado el proceso por desistimiento o caducado, el negocio jurdico impugnado conserva sus efectos jurdicos hasta que no se contine el proceso y sea llevado a trmino (si en el intervalo no se ha producido el vencimiento del trmino sealado para el ejercicio del derecho de impugnacin). B) Acciones que tienden a una declaracin de voluntad. Hay casos en que existe un obligado a emitir una declaracin de voluntad, por ejemplo: a) Aquellos cuyo consentimiento es necesario al menor de edad para contraer matrimonio (Cd. Civ., art 63) estn en realidad obligados a darlo, si no existen justos motivos para rehusarlo; ty El enfiteuta, el deudor de una renta, estn obligados a reconocer formalmente el derecho del censatario o del acreedor, despus de un cierto periodo (Cd. Civ., arts 1563 y 2136); y cj En censualista, y en general el acreedor de una prestacin anual que grava un inmueble, estn obligados a consentir la liberacin del fundo (Cd. Civ., art 1564); Si el obligado rehusa la prestacin de la declaracin de voluntad, se tiene el derecho de acudir al juez. El art 67 del Cd. Civ., admita esta accin aun en el caso del inciso a}; pero una ley posterior sustituy esta accin por un simple recurso (de jurisdiccin voluntaria) ante el fiscal del Tribunal de Apelacin. En los incisos b y c se discute si se trata de sentencia de condena, de declaracin, de constitucin. Creo que en el segundo caso (inciso fe}, se pedir en juicio una simple sentencia de declaracin; la declaracin suple cabalmente el reconocimiento privado. No se trata de una condena a reconocer el derecho, actuada mediante la sentencia misma, sino de una accin de declaracin cuyo inters ha nacido por
la inobservancia de la obligacin de reco nocer el derecho. En el caso del inciso c), lo que se pedir es una sentencia constitutiva. Tampoco aqu se trata de una sentencia de condena, slo porque haya una verdadera obligacin del contrario; el incumplimiento de esta obligacin no da lugar a una accin para la actuacin de la voluntad de ley violada, sino a un derecho derivado, a un nuevo derecho (potestativo), que tiende a la produccin judicial de los efectos que se deben producir con la declaracin del adversario, este derecho potestativo se acta con la sentencia del juez; esta es, por tanto, una sentencia constitutiva. 2.3.6 Particularidad de la accin nacida de contrato preparatorio Esto se puede admitir tambin para los casos no previstos por la ley, en los que las partes se obliguen a emitir una declaracin de voluntad. Frecuentemente, en la prctica, las partes creen conveniente, por exigencias personales (necesidad de asegurarse un determinado bien para el futuro), estipular, en lugar del contrato, simple o condicionado, o a trmino, de arrendamiento, de mutuo, de venta o semejante, un pacto con el cual se obligan a estipularlo despus (paclum de contrahendo, contrato preliminar). En los contratos reales, como el mutuo, el comodato, la promesa de la cosa, separada de la entrega, tiene siempre carcter de contrato preliminar. En estos casos, el efecto de atribuir el derecho de conseguir el bien a que tienden las partes no se realiza, como en la condicin o en el trmino, en virt ud de un simple hecho, sino que requiere un nuevo aclo jurdico, por tanto, un nuevo contrato (contrato definitivo). Si en el momento establecido una de las partes rehusa contracrlo, surge el problema de si el incumplimiento da lugar a una simple accin de resarcimiento o a una accin (constitutiva) para obtener el mismo, efecto jurdico mediante otro acto jurdico, esto es, la sentencia del juez. Esta segunda opinin, en un tiempo dominante, ha sido ahora abandonada por la doctrina y jurisprudencia que han prevalecido, bajo la influencia de una monografa fundamental de Leonardo Coviello sobre los contratos preliminares (en la Encicl Giuridca). A m, por el contrario, aqulla me parece fundada. No que el juez contrate en lugar y representacin del obligado, vieja concepcin ultra-privatstica, desterrada de la doctrina moderna, sino que el juez, como activador de la voluntad concreta de la ley, tiene claramente el poder de realizar el efecto jurdico que las paites se obli gan a producir, independientemente del contrato. Por tanto, el incumplimiento del contrato pre liminar, por ejemplo, de compraventa, nace un derecho a la transmisin de la propiedad medante sentencia constitutiva. Esto se deduce del principio general ya analizado, por el cual debe considerarse admisible cualquier modo de actuacin de la ley que sea prcticamente posible y no est excluido por una norma general o especial de derecho. En este caso esta norma falta. Pero no se trata de imposibilidad de hecho. La infungibilidad de la prestaci n es ciertamente un caso de imposibilidad; pero tal caso no es del contrato preliminar, las partes en ste se han obligado a querer, y no hay duda que su acto de voluntad sea en s mismo incoercible. Pero es ste un caso de infungibilidad jurdica? No, ai el efecto jurdico de este acto de voluntad puede conseguirse de otra manera. Cuando se invoca en esta cuestin el principio de la autonoma de las partes, se corre el peligro de caer en un equvoco; este principio tiene una amplia esfera de aplicacin en el campo de la constitucin de derechos, ninguna en el del cumplimiento. Ahora bien: s la constitucin de un derecho (contrato definitivo] es debida en cumplimiento de un contrato precedente [preliminar), est claro que la autonoma de las partes no tiene nada que hacer aqu. Ocurre aqu lo mismo que con los contratos en general. Las partes no estipulan contratos por el gusto de cambiarse declaraciones de voluntad, sino con vista a ciertas finalidades para cuyo alcance se ponen recprocamente en relacin. Pero el derecho, al gobernar la atribucin de los bienes de la
vida a los particulares sujetos jurdicos, reconoce y hace propias estas voluntades no por s mismas, sino en cuanto tienden a aquella finalidad. Y si esto puede ser a veces olvidado respecto al derecho en s, est, por el contrario, claro en la accin, en sta se manifiesta la indiferencia del derecho respecto a la voluntad de los obligados, y se afirma su voluntad de atribuir un determinado bien a un determinado sujeto (aunque sea como consecuencia de un contrato; por lo cual la expresin figurada dice que la accin nace del contrato). En el contrato preliminar, las partes se obligan, pues, a prestar un posterior acto de voluntad, del que nacern determinados efectos jurdicos; puesto q ue la prestacin de actos de voluntad es el nico modo de que ellas disponen para crear tales efectos. Pero son estos efectos jurdicos su finalidad, a la que el derecho presta su reconocimiento y a la que directamente coordina la accin. Se cae, pues, en un crculo vicioso cuando se afirma que las partes, al estipular contratos preliminares, excluyen cualquier otra forma de ejecucin del contrato que no sea su ulterior volicin. Si en un caso concreto las partes manifiestan realmente una voluntad tan limitada, toda discusin desaparece. El acto de voluntad puede ser nfungible, como puede serlo cualquier hacer humano. Pero el hacer, y tambin la voluntad, se dir que es jurdicamente fungible cuando el resultado prctico del hacer, o el efecto jurdico del querer, puede conseguirse mediante una actividad diversa de aquella del obligado. Que sea jurdicamente posible la realizacin de consecuencias jurdicas normalmente contractuales por medio de un acto jurdico distinto del acto privado, sirve para demostrarlo en nuestro ordenamiento la figura de la expropiacin forzosa, sea por utilidad pblica, sea de bienes del deudor; la figura de la comunidad obligatoria de la medianera obtenida mediante sentencia del juez (Cd. Civ., art 556), el arrendamiento forzoso por decreto del prefecto (art 1, Decreto-ley de 22 de febrero de 1924). En Alemania se discuti que el Reglamento procesal del Imperio [texto actual, que corresponde en el Reglamento ejecutivo austraco al 367) resolvi la cuestin admitiendo la accin constitutiva. La misma solucin fue adoptada en el proyecto francoitaliano de cdigo de las obligaciones: Si en un contrato se asume la obligacin de estipular un contrato futuro, siempre que contenga todos los requisitos de sustancia y de forma requeridos para el contrato definitivo, la sentencia que condena a una de las partes al cumplimiento de tal obligacin sealar un trmino, transcurrido el cual la sentencia misma har las veces de la estipulacin del contrato definitivo. Pienso que el principio puede generalizarse y extenderse al caso de aquel que, violando una obligacin contractual o legal, adquiere en nombre propio lo que debiera adquirir el nombre ajeno. 2.3.7 Categoras especiales de sentencias constitutivas Una categora por s de sentencias es reconocida por algunos en aquellas sentencias que no se limitan a declarar el deber de una prestacin ya existente (Kisch}, pero que tampoco constituyen una nueva relacin jurdica; tan solamente fijan o modifican el contenido o un elemento de una relacin ya existente. Por lo cual se las llama determinativas, o por otros dispositivas (Mayer, Otto). Esto tiene lugar cuando la ley confa la decisin al arbitrio, a la discrecin del juez, inmediatamente o en sustitucin de la determinacin de un tercero; la actividad del juez, en este caso, es anloga a la del arbilrator. La sentencia, en estos casos, puede tener efectos ex tune.
Como se observa ya en los Principios jp. 195, nota], Mayer (en su monografa Sobre la teora de la cosa juzgada material, Leipzig, 1906, y en el Archivo ce derecho pblico, vol. 21, pp. 1 y ss.) contrapone las sentencias dispositivas a las constitutivas por el hecho de que estas ltimas declaran un derecho preexistente al cambio jurdico mediante la sentencia del juez, mientras en las primeras falta un derecho anterior a la disposicin concreta pronunciada por el juez; de donde Mayer saca la consecuencia de que mientras las sentencias constitutivas producen una cosa juzgada de carcter absoluto, las sentencias dispositivas no impiden que las partes pidan de acuerdo una nueva disposicin. Pero puesto que aun en las sentencias dispositivas el juez ha de aplicar una norma de justicia u oportunidad, que encuentra, es verdad, no en una ley expresa, sino en su criterio y discernimiento, creo que aun esta determinacin no puede tener lugar sino una sola vez. 2.3.8 Objeto de la sentencia constitutiva De lo anterior resulta que objeto de la sentencia constitutiva es la voluntad concreta de ley por la cual el cambio debe producirse , (el derecho al cambio jurdico}. Lo que pasa a ser cosa juzgada es, pues, la existencia o inexistencia de la voluntad de ley de que el cambio se produzca por la causa pe tend hecha valer; y no ya la existencia o inexistencia de la relacin jurdica que se quiere cambiar, n de aquello que se quiere que se produzca. Por el contrario, segn aquellos que niegan el concepto de un derecho al cambio jurdico (derecho potestativo), se debera llegar a la conclusin que objeto de la sentencia es la existencia o inexistencia de la relacin jurdica anterior, o de la sobrevenida, por tanto, la sentencia descsimatoria equivaldra a la declaracin de existencia de la relacin o estado jurdico impugnado (matrimonio, cualidad de heredero, propiedad, etc.). Pero esto no puede ser. Lo que es objeto del proceso es precisamente el derecho al cambio jurdico, por ejemplo, el derecho de impugnacin de un contrato; el estado jurdico que se quiere modificar, el contrato que se quiere impugnar es, simplemente, deducido enjuicio, y, con frecuencia, en forma hipottica (por ejemplo, sija compraventa existe y es vli da, pido su rescisin por lesin). CAPTULO 4 ACCIN DE LA LEY EN FAVOR DEL ACTOR MEDIANTE CONOCIMIENTO ORDINARIO. SENTENCIA DE PURA DECLARACIN 2.4.1 Concepto y funcin de la sentencia de pura declaracin La dcnomiancin de sentencia de pura declaracin (jugemenls dclaraloires, Feslslellungsurteile, declaralory judgmenU| comprende, lato sensu, todos los casos en que la sentencia del juez no puede ir seguida de ejecucin forzosa. En este amplio significado entran todas las sentencias que desestiman la demanda del actor y la de sentencias constitutivas; las primeras declaran la inexistencia del derecho hecho valer enjuicio; las segundas, la existencia del derecho a la modificacin del estado jurdico actual, modificacin que no se realiza por medio de la ejecucin forzosa, sino que se acta ope legis corno consecuencia de la declaracin del juez. Desde un punto de vista ms restringido, el nombre de sentencias de pura declaracin (segn la ley, Cd. Civ., arts 1935 y 1989, expresa a la vez la operacin del juez su resultado) designa las sentencias que estiman la demanda del actor cuando tiende, no a la realizacin del derecho, sino cuando se limita a pedir que sea declarada la existencia de su derecho o la inexistencia del derecho ajeno (declaracin positiva o negativa). Es sta
tambin una forma de actuacin de la voluntad de la ley, porque es siempre finalidad del proceso la actuacin de la voluntad de la ley e n el caso concreto, y la primera etapa en el camino hacia la actuacin de sta, como de cualquier voluntad, es precisamente la formulacin de la voluntad de manera externa y precisa. Esta formulacin se encuentra tambin en las sentencias que ordenan al demandado realizar una prestacin a favor del actor (sentencia de condena). stas, por tanto, son tambin, y ante todo, sentencias declarativas, y en ellas la declaracin judicial del derecho tiene una doble funcin: crear la certidumbre jurdica y preparar la ejecucin forzosa. Las sentencias de declaracin, por el contrario, son solamente sentencias declarativas. Sin embargo, la declaracin de la voluntad concreta de la ley es por s misma un bien, puesto que de la certidumbre derivan inmediatamente ventajas. S se afirma la existencia de una voluntad de ley que nos garantiza un bien, a la utilidad garantizada por la ley se aade la seguridad de su expectativa y la posibilidad de disponer de ella en el comercio jurdico; se tiene aqu una declaracin positiva. Si se niega la existencia de una voluntad de la ley que garantice a otros un bien respecto de nosotros, se nos procura con esto un bien, que consiste en la certidumbre de no estar sometidos a la pretensin o al poder del adversario, con ventaja de nuestro crdito etc., se tiene en este caso una declaracin negativa. El establecimiento de la certidumbre jurdica como fin en s misma es, por una parte, la funcin ms autnoma del proceso porque procura un bien que no puede conseguirse de otra manera; por otra parte, es realmente la funcin ms elevada del proceso civil. Se nos presenta aqu, no como un organismo de coaccin, sino en el aspecto ms perfeccionado y refinado de puro instrumento de integracin y especificacin de la voluntad que la ley expresa en forma general y abstracta; de facilitacin de la vida social mediante la eliminacin de dudas que se cruzan en el normal desenvolvimiento de las relaciones jurdicas. Una tarea digna del proceso de un pueblo civilizado es asegurar en las relaciones de los hombres la certidumbre y prevenir los actos ilegtimos antes de castigarlos con el peso de graves responsabilidades. 2.4.2 Resumen histrico En Roma se conoci desde los primeros tiempos esta forma autnoma de tutela jurdica. En el proceso clsico servan para esta finalidad las formulae praeiudiciales o praeiudicia. Los romanos llamaron praeiudicia a estos juicios porque, por regla general, la sentencia que se obtena en ellos era, como ya he dicho, normativa de juicios sucesivos, y formulae praeudiciales, a las que el pretor conceda en estos casos, formulae sin condemnatio y compuestas nicamente por la intenlio. Las fuentes abundan en casos en tus que se reconoca este inters en obrar pura la mera declaracin de relaciones jurdicas o de hechos jurdicos y se concedan estas formulae praeiudiciales, que despus se convirtieron en las acliones praeiudciales del D-erecho justinianeo, sobre todo en las cuestiones de estado [y se comprende, puesto que el estado es una relacin por excelencia normativa de otras relaciones y de futuros juicios); pero, adems de stas, en los casos ms diversos de inccrtidumbrc jurdica. La situacin de hecho a que daba lugar esta incertidumbre, originndose un inters en obrar para eliminarla, estaba, por regla general, constituida por un ataque exlrajudicial, que alguno pretendiera tener un derecho con respecto a otra persona, o que negara tal derecho. El praeiudicium de parlu agnoscendo, concedido a la mujer encinta, o despus del divorcio o para constancia de matrimonio, presupona, evidentemente, que el marido no reconociera al producto, o negara haberlo engendrado, o directamente atacara la
validez del matrimonio. Negada la paternidad, poda probarse en inte rs del hijo, adems del remedium alimentorum, el praeiudicium [de patria potestatc). Si alguien en estado de esclavitud pretenda ser libre, o pretenda que otro que se encontrara en estado de libertad fuera su esclavo, acudan a los praeiudicia an lber sil, an servus sit. Si el sedicente dueo pretenda de otro, semiliberto, servicios u obediencia, tena lugar el praeiudicium an ingenuus sil. Pero en otros casos el inters en obrar para la declaracin de penda de la incertidumbre objetiva de la relacin jurdica, como cuando habiendo el padre prometido indeterminadamente la dote, se obraba con el praeiudicium quanla dos sil (Gayo, IV, 44). O bien dependa de un vicio inherente a la relacin: as, el sponsor o el fidepromssor, en los treinta das desde la garanta prestada, poda obrar contra el acreedor con el praeiudicium an pracdclum st, para hacer declarar s con anterioridad a la admisin de la garanta el acreedor le hubiese declarado abiertamente, por norma de la ley Cicereia, el objeto de la ga ranta y el nmero de los confidepromlssores o confideiussores, permaneciendo l, en caso de declaracin negativa, libre, as como encontrarse defendido contra toda futura accin. Tambin era reconocido un praeiudicium al deudor para la declaracin de la ilegitimidad de la venta de sus bienes. Los anteriores casos |que no eran los nicos, puesto que Gayo, enumera alguna formulae praeiudiciales, y aade: el aliae complures] dan prueba de la frecuencia con que el proceso cumpla la funcin de pura declaracin. En cuanto a los documentos judiciales grecocgipcios, presentan ejemplos de tpicas acciones de declaracin. En el papiro Magd 14 del 221 a de C, el padre de Soplos, menor de edad, pide que sea declarada nula una sngrafc dada por su hijo a la prostituta Demo, que contena una obligacin ficticia de prstamo por 1000 drucmas, nunca desembolsadas y, por tanto, una donacin disimulada. No es sta claramente la accin moderna de simulacin relativa? Igualmente en el papiro Reinach 7 del 141 a de C, Cfalo pide que sea declarado nulo un quirgrafo dado a Liscrates con la obligacin de pagar 24 talentos, precio del vino comprado, diciendo que ste ya estaba completamente satisfecho, y una sngrafe por un pretendido excesivo precio de diez talentos, sosteniendo que Liscrates se lo haba arrancado a los padres de Cfalo; aqu se pide una sentencia declarativa de la no existencia de una obligacin por pago realizado y otra por falta de causa. Al eclipsarse las ideas romanas sobre la finalidad del proceso y sobre la jurisdiccin, desa parecieron en el derecho intermedio las acuernes praeiudiciales o acciones de declaracin, y entraron en su lugar los juicios provocalorios (juicios de jactancia o de difamacin). Estas instituciones de origen germnico, atendan a la necesidad de la certidumbre jurdica, pero de una manera burda y primitiva. En lugar de sacar del proceso la directa formulacin de la voluntad de ley, puesta en duda por un ataque cxtrajudicial, buscaban indirectamente la certidumbre jurdica provocando al adversario a proponer la accin y, en defecto de ello, condenndole al silencio para el futuro. Tales juicios provcatenos fueron dos, ex lege diffamari y ex lege si contendal. Pero aqu las leyes romanas, como en otros muchos casos, fueron errneamente entendidas, y esto es tanto ms notable cuanto que las otras leyes romanas, que a su vez, por su afinidad sustancial, pudieran influir en la formacin de remedios procesales con funcin de declaracin, fueron abandonadas. La lex diffamari se refiere a un juicio sobre la libertad del ciudadano; en l, ya que la parte contraria no se presenta a sostener el ataque del estado libre ajeno (diffamatio), se le ordena con arreglo a las alegaciones de la otra parte, de abstenerse de semejantes afirmaciones. Por el contrario, la provocado ex ege "diffamari"
consiste en que aquel en cuyo perjuicio otro se jacta de un derecho puede pedir al juez que fije a ste un trmino para hacer valer el derecho de que se jacta, enjuicio (provocalio ad agendum), y en defecto le ordene perpetuo silencio sobre la pretensin (impossilo silent); y transcurrido el trmino sin hacerlo, quedaba sustuncialmcntc declarada la no existencia del derecho jactado. La lex si con tendal concede al fideiusor citado para el pago completo de la deuda pedir la divisin d: la accin, si hay otros cofidciusorcs solventes. Con arreglo a esta ley fue admitido el fideiusor a provocar al acreedor para obrar, para poder hacer valer la excepcin de divisin de la accin, que podra ser pedida si los codciusores se hicieran despus insolventes, Cd. Civ., art 1912. Pero este remedio, en forma de provocalio ad agendum y combinado con el remedium ex lege diffamari, fue poco a poco aplicndose a otras excepciones y se convirti en un medio general para obtener la declaracin negativa de las relaciones, a travs de la prcclusin derivada de la imposlio si-lenlii. Uno de los casos en que las fuentes romanas fueron comprendidas errneamente y despus forzadas para satisfacer las necesidades de lu prctica, es decir, en este caso, la necesidad de la certidumbre del derecho a la cual el proceso germnico atenda tambin de otros modos. Las provocaliones ad agendum son instituciones de! proceso germnico con ropaje rumano, el reconocimiento judicial de las escrituras, las acciones de nulidad, los procedimientos para las proclamas pblicas, tienen el mismo origen. Los denominados procesos provocatorios tuvieron en la prctica gran aplicacin y se difundieron por Europa dondequiera que penetr el proceso comn. Pero su anormalidad (coaccin a obrar) y las cuestiones formales a que daban lugar (como quin debe considerarse como actor, quin como demandado; quin debe probar; si debe proponerse el litigio ante el fuero del que ha provocado o ante el del que ha sido provocado; cundo comienza la litispcndencia; qu efectos tenga la sentencia) les hicieron odiosos y ocasionaron dondequiera su derogacin. Pero fue distinta la influencia que ejercieron en la formacin de las leyes modernas. All donde se les comprendi nicamente como una forma anormal e imperfecta de la funcin procesal de declaracin, se suprimi la forma y se salv la funcin, organizando la accin de pura declaracin; donde, por el contrario, esta distincin no se hizo, el odio contra los juicios provocatorios del proceso comn determin durante mucho tiempo una injustificada desconfianza en la funcin misma de la declaracin. 2.4.3 Accin de pura declaracin en los procesos modernos Exceptuando Grecia, donde los textos romanobzantinos continuaron siendo de aplicacin inmediata y donde la accin declarativa es, todava, reconocida en su forma romana genuina, establecemos especialmente tres grupos de derechos; 1. Derecho alemn y sus derivados En Alemania, los procesos provocatorios haban pasado del Derecho comn alemn (Bayer: Theorie der summarischen Prozesse nach den Grundsitzen des gem deutschen Rechts, prrs 51-61) a los derechos particulares de algunos Estados alemanes [Wrttemberg, CPO, prrs 799-809; Bavicra, prrs 569-578). Al prepararse el Reglamento procesal civil para el Imperio se consider intil conservar los procesos provocatorios, con todos sus inconvenientes prcticos, y se salv la funcin de declaracin para la cual servan introduciendo en su lugar la accin de declaracin, desarrollando y generalizando las normas del Code de Procdure civile (arts 193 y ss., 214 y ss.J, concernientes a la accin para reconocimiento y comprobacin de escritura privada y para la declaracin de falsedad de los documentos (Begrndung, pp. 183, 184). Deriv de cla la norma del Reglamento alemn (256 del texto actual), que dice as: Puede ejercitarse accin para la declaracin de la existencia o de la inexistencia de una relacin jurdica, para
el reconocimiento de un documento o para la declaracin de la falsedad del mismo, cuando el actor lenga un inters jurdi co en que la relacin jurdica, la autenticidad o la falsedad del documento sea rpidamente declarada por pronunciamiento judicial. Idntica en esencia es la norma del Reglamento procesal civil austraco, pero el Reglamento hngaro adopt la siguiente frmula: Cuando la declaracin resulte necesaria para asegurar la condicin jurdica del actor frente al demandado. Normas semejantes han pasado a otras leyes derivadas de la alemana. La accin de declaracin, que ha ejercido su influencia sobre la doctrina de pases regulados por leyes derivadas de la francesa, como Holanda [donde a partir de los primeros aos del siglo actual, por obra de la monografa de Por sen: Le jugement dclarulif. Amsterdam, 1903, se inici una direccin seguida aun por la Alta Corte, plenamente favorable a la accin de declaracin), o por leyes de formacin autnoma, como Finlandia (donde en los ltimos decenios la accin declarativa es de uso corriente). 2. Derecho francs y sus derivados En Francia, los procesos provocatorios, si bien admitidos con fuertes controversias por la prctica de los pases de derecho escrito, no pasaron a las Ordenanzas, y no obstante su defensa, hecha por Merlin, no fueron recogidos por el Code de Procdure civile. Esta exclusin hizo surgir la cuestin de que derogados o no, la jurisprudencia y la doctrina terminaron por considerarlos inaplicables. Estas discusiones y el recuerdo de las infinitas cuestiones a que daba lugar la particular estructura de los juicios provocatorios (sobre la citacin, la competencia, la litispcndencia, la prueba, la cosa juzgada, la reslitutio in inlegrum), dejaron en la doctrina una clara aversin contra cualquier forma de accin dirigida a la pura declaracin del derecho, aversin que no ha sido vencida (Japiol: Traite elmentaire de procdure civile). Slo en las ltimas manifestaciones de la doctrina francesa se plantea claramente el problema de los jugements dclaraloires (Vizioz: Observalions sur l'lude de la procdure civile, Pars, De Boccard, 1931, p. 42), y en la jurisprudencia son frecuentes los casos en que se admite. Adems, el Code de Procdure civile ha ejercido una gran influencia sobre el desarrollo de la accin de declaracin en las modernas leyes europeas, puesto que contiene (arts 193 y 214) la accin para el reconocimiento y comprobacin de escritura privada, y para la declaracin de falsedad, que han servido de ejemplo al legislador alemn en la construccin de la accin general de declaracin introducida en el Reglamento procesal del Imperio. Adems, el Cd. Civ. francs contiene un grupo importante de acciones: las de nulidad de convenciones [art 1304 y ss.), las cuales, cuando se ejercen con anterioridad a que el contrato nulo haya tenido ejecucin, se presentan como acciones de pura declaracin o, segn los casos, como acciones constitutivas, en las cuales la simple existencia de un contrato nulo constituye el inters en obrar. 3. Derecho angloamericano Los juicios provoeatorios haban pasado a Escoca con el derecho comn; all fueron adoptados a finales del siglo XVI, segn la exposicin de los escritores franceses y holandeses |sobre el iudicium ex legc diffamari en los prcticos holandeses. Los juicios declarativos que se formaron y fueron usados en Escocia, y penetraron en las jurisdicciones de equidad inglesas no son sino una transformacin de los juicios provcatenos, a principios del siglo XIX. Reconocidos por una ley de 1852, los juicios declarativos fueron despus adoptados en general en las Rules de la Alta Corte de Justicia en Londres, de 1883 y de 1893. Es admitida la accin con la cual se pide una sentencia merely declaratory y el Tribunal puede hacer binding declarations of righls, se pidan o no, o puedan o no pedirse actos consecutivos de ejecucin. La norma es sta (Chancery
Procdure act, 1852): Ninguna demanda dar lugar a objeciones por el hecho de que con ella se pida un decreto u orden mera mente declarativo, y ser lcito al Tribunal dictar declaraciones de derecho vinclala-vas, aun en casos en que no se pida una sucesiva ejecucin. De modo que cualquier parte interesada en un contrato o en un testamento puede pedir al Tribunal la interpretacin de clusulas dudosas y la declaracin de sus derechos. El uso de estos declaratory judgement (limitado a las materias de valor superior a diez libras esterlinas) es frecuente en la prctica inglesa. En los Estados Unidos, los declaratory judgements han sido adoptados por la prctica al ejemplo ingls, hasta que varios Estados introdujeron en sus estatutos la norma inglesa antes referida, o normas semejantes. El primero fue el estatuto de Michigan en 1919, y 29 Estados poco a poco lo secundaron. En diez aos, cerca de trescientas decisiones se dictaron en apli cacin de estos estatutos. La doctrina y la clase forense aprueban con opinin unnime esta accin, y la jurisprudencia de 26 Estados tuvo ocasin de pronunciarse expresa o implcitamente en su favor, mientras el Tribunal Supremo federal an la desconoca. En los Estados Unidos dicha cuestin se expone como de constitucionalidad, ya que se afirma que no entra en la funcin jurisdiccional, y que representa una non judicial function (por no poder imponerse a los Tribunales, a los cuales, segn la Constitucin federal, est confiado el judicial power), el oficio de resolver cuestiones acadmicas (moot cases) o de dar pareceres jadvisory opinionsj. Se ha llegado a decir algunas veces que deben considerarse institucionales las sentencias que no consientan ejecucin. En cuanto a la otra afirmacin, que los jueces no deben decidir casos de escuela ni dar pareceres, nadie en verdad la ataca; pero los sustentadores de los declaralory judgemenls afirman que con stos deben resolverse controversias mediante decisiones con eficacia vmculaliva entre las partes para el futuro. De modo que la cuestin se reduce a una mala interpretacin sobre la naturaleza y alcance de los declaratory judgemens y tambin se hace una cuestin de constucionalidad donde se trata solamente de falta de inters. 2.4.4 Accin de declaracin en el proceso italiano En la pennsula itlica, en el momento de la unificacin legislativa, los juicios provcatenos se admitan tanto en las leyes de los Estados an no anexados al nuevo reino (ley austraca en el Vneto, 60 y ss.; Reglamento gregoriano de 1834 para Roma, 1428 y ss.), como en alguna ley de antiguos Estados (Cd. Proc. Civ., de 1852 para Mdena, 278 y ss.). El mismo cdigo, precedente del italiano, el sardo de 1859, haba vuelto a recoger esos juicios, suprimidos en 1854, Durante los trabajos preparatorios del nuevo Cdigo italiano, los juicios provcatenos fueron largamente discutidos, y condenados, por un voto (7-6), en la Comisin de coordinacin. Tambin en Italia ocurri que el recuerdo de las discusiones sobre los juicios provcatenos y de sus defectos prcticos (entre otras causas, porque los juicios provocatorios desviaban la causa de su pro pio fuero), dispuso durante mucho tiempo a la doctrina y a la jurisprudencia a ignorar o a consi derar desfavorablemente la accin de declaracin, No obstante la prctica de los juicios presentara ejemplos cotidianos de declaracin admiti das sin obstculo (acciones de simulacin, acciones de nulidad de contratos y actos jurdicos diversos), cuando se peda en juicio la declaracin de la existencia del derecho propio, extraju-dicialmente atacado por un tercero, o la declaracin de la inexistencia de un derecho de que se jacta un tercero, era constante e inevitable que se rechazara la demanda
fundndose en la supresin de los juicios provocatorios (juicios difamatorios o de jactancia). Se confundan as, repito, las formas especiales, anticuadas y absurdas, que la funcin de declaracin asuma en los juicios provocatorios, con la funcin misma, la cual no haba sido ni poda ser suprimida. Se olvidaba que la misma proposicin de supresin de los juicios provocatorios votada por la Comisin de coordinacin se haba acompaado por la formal declaracin (sesin de 5 de mayo de 1865) "ser por s mismo natural que aqul contra el cual otro pretende' tener un derecho, tenga razn a citarlo en juicio y hacer declarar que el pretendido derecho es inexistente". Y cuando se afirmaba que la vctima de la jactancia bien poda obrar en juicio contra el autor de una jac tancia injusta proponiendo accin de resarcimiento de daos, admitida contra cualquier acto ilcito (Mancini: Comentarios al Cd. Proc. Civ. sardo, II), se olvidaba que no se puede decla rar ilcita e injusta una jactancia sin demostrar inexistente el derecho jactado, que es precisamente a lo que tiende y con lo que se satisface la accin de pura declaracin. A pesar de esto, la ley italiana, mejor an que la francesa, ofreca normas positivas para la construccin de la accin de declaracin como figura general. No slo la accin para el reconocimiento y comprobacin de escritura privada Cd. Proc. Civ., art 282); la accin para la declaracin de falsedad (art 296), admitidas ambas tambin como objeto principal de juicio; la accin de nulidad de los contratos (Cd. Civ., art 1300), sino la accin para la declaracin de ilegitimidad de actos administrativos, en va ordinaria, o por va de recurso al Consejo de Estado en sede jurisdiccional; la accin para hacer declarar la existencia del matrimonio (Cd. Civ., art 121) y, sobre todo, la proclamacin del principio general que condicin (necesaria y suficiente) de la accin por parte de quien tiene derecho a hacer valer en juicio es el inters (Cd. Proc. Civ., art 36); todas estas son las bases de derecho positivo, que han permitido a la doctrina moderna procesal italiana, bajo la innegable influencia de la doctrina alemana, demostrar la admisibilidad en general de la accin de declaracin positiva y negativa en el Derecho patrio. Posteriormente de tratar este tema en la primera edicin de los Principios (1906), la accin de declaracin encuadrada en los trminos de una accin ordinaria, ya desde el punto de vista de las formas, de la competencia, de la prueba, o de los efectos, dej poco a poco en Italia de ser objeto de discusin y fue reconocida por el Tribunal de Casacin sentencia de 10 de julio de 1930; 14 de enero de 1931, en el Foro Italiano, 1931, p. 564). Efectivamente, no existe una norma expresa que admita este medio, y quiz para excluir toda cuestin estara bien que existiera (y por esto en el ar 2. del proyecto de la Comisin de reforma de los cdigos se hizo expresa mencin), pero no es necesaria. Est implcita en el art 36 del Cd. Proc. Civ., que requiere como condicin para obrar, el inters, y que a su vez no expresa sino un principio de doctrina, supcrfluo en una ley. Dado un ordenamiento judicial y procesal, sin ms queda autorizada toda demanda judicial que tienda a cvilar el dao que se realizara si la ley no fuera actuada, a menos que la ley contenga limitaciones expresas. El dao puede derivar tanto de la falta de una prestacin, como de la ncertidumbre del derecho, porque la importancia del derecho trasciende de su sujeto activo y de su sujeto pasivo; la existencia o inexistencia de toda relacin jurdica tiene importancia en la sociedad que se garantiza. 2.4.5 Naturaleza jurdica de la accin de declaracin La construccin jurdica de la accin de declaracin present grandes dificultades mientras se consider la accin como elemento de otro derecho, o como el derecho en su tendencia a
la actuacin. En efecto, no es fcil aqu encontrar cul sea el derecho que tiende a la actuacin; y s alguno cree descubrirlo en el derecho que se trata de declarar como existente, como Unger, esto slo podra decirse para las acciones de declaracin positiva. En cuanto las de declaracin negativa, la doctrina medieval neg el nombre de actiones a los juicios provocatorios, y conci bi la demanda judicial en este caso como simple imploralio offic iudicis (demanda de resolucin justa, sin que haya una pretensin contra el adversario). En la doctrina moderna, algunos concibieron la accin de declaracin como simple figura procesal, sin ninguna base en el derecho sustantivo f Wlndscheid, BrinzJ; otros trataron de sustentarla en un derecho a una prestacin dcJ adversario; y hubo quien habi de una obligacin deJ demandado de reconocer como existente el derecho, (Degenkolb, Plosz), y alguien ms, de una obligacin de abstenerse de futuros ataques, frente a la declaracin positiva; de futuras afirmaciones, frente a la declaracin negativa (Leonhard). La construccin, no presenta dificultad, si se concibe la accin como un derecho a la tutela jurdica frente al Estado (VVach, Hellwig], o como un poder jurdico tendiente a la actua cin de la ley. En ambos casos, la accin de declaracin no supone ninguna obligacin de prestacin por parte del demandado. Tambin Degenkolb se sum a la idea de que la accin de declaracin es una expectativa jurdica de la parte contra la parte, aunque no tienda a una prestacin. La accin de declaracin fue, ante todo, lo que mejor sirvi (especialmente a Wach: Feslslellungsanspruch, 1888) para demostrar la autonoma de la accin. La declaracin que se pide por medio del juez no puede pretenderse del demandado ni subrogarse con una prestacin de este. Por regla general, el demandado no tiene ninguna obligacin de reconocer formalmente fundada la pretensin del actor ni de reconocer infundada la suya; y aunque tenga esta obligacin, su reconocimiento no puede equivaler a una declaracin judicial; ni un acta no tarial de reconocimiento del derecho ni una confesin judicial producen la cosa juzgada. Slo la declaracin judicial tiene ese alcance social que requiere el inters del actor. Por otra parte, el demandado no est obligado a reconocer la cosa juzgada, sino que est sujeto a ella, aun sin el concurso de su voluntad. El proceso es medio para un fin, ya que es medio para la adquisicin de bienes, pero no en el sentido de que los intereses que buscan en l satisfaccin habran siempre podido ser satisfechos aun fuera de l. Hay intereses de los cuales l es el nico medio de satisfaccin, y tal es el inters a la pura declaracin judicial. La accin de declaracin, y sobre todo la de declaracin negativa, es, pues, un derecho por s mismo, que tiene por presupuesto un inters (por ejemplo, en una accin de declaracin negativa, el nteres de no pagar l] y mira a un efecto jurdico til (por ejemplo, a la certidumbre de que yo por ley no debo 100). Fue vano el intento de encontrar un derecho subjetivo distinto de la accin para coordinar con l la accin de declaracin negativa, formando un inexistente derecho a la integridad de la propia esfera jurdica. 2.4.6 Sentencia de declaracin y sentencia de condena En qu radica la diferencia entre pura declaracin y condena? Hay derechos que no pueden dar lugar sino a una sentencia de declaracin, derechos potestativos, que consisten en el poder de producir un efecto jurdico con una simple declaracin de la parle; en este cuso, la sentencia no puede sino declarar la existencia del derecho, ya ejercitado o por ejercitar. Pero en cuanto a las relaciones jurdicas en las que hay un obligado, si la sentencia dcscstimatoria no puede ser sino de pura declaracin, la se ntencia que acoge la demanda puede ser tanto de pura declaracin como de declaracin y de condena.
Cuando la sentencia declara la existencia de una obligacin, es necesario an distinguir: sino es el demandado el obligado, sino un tercero Cd. Civ,, art 2126), la sentencia es de pura declaracin; si adems el demandado es el mismo obligado, la sentencia es de pura declaracin, cuando no tiene como fin sino las ventijas que se derivan inmediatamente de la certidumbre jurdica; es de condena, cuando tiene tambin como fin la ulterior actuacin de la voluntad de la ley, osea, si prepara la ejecucin. La diferencia est, pues, en que en la sentencia de condena la declaracin tiene dos funciones distintas; en la sentencia de declaracin, solo una. Dicho criterio de distincin se funda en la letra de nuestra ley y en los hechos reales. La ley distingue la demanda de reconocimiento de una escritura, segn que forme el objeto principal del juicio, o tenga por finalidad el cumplimiento de la obligacin [Cd. Proc. Civ., art 282). En la prctica, adems, se puede tener necesidad de la simple declaracin de la ley, por ejemplo, para disponer con ms seguridad de nuestra cosa, sin que haya ninguna necesidad o posibilidad de ejecucin; por ser nosotros poseedores de la cosa. El caso en que la distincin es ms difcil es el de una obligacin de dar o hacer, pero aqu tambin se puede tener inters en declarar la voluntad de la ley, sin querer o poder pretender el cumplimiento de la obligacin, como en el caso de que la p restacin no haya vencido todava. No debe entenderse que la declaracin tiene por finalidad garantizar el derecho contra una amenaza mientras la condena lo garantiza contra la violacin, puesto que la amenaza puede ser una causa de la accin de declaraci n, pero no ciertamente la nica. Por otra parte, puede tenerse una condena cuando la violacin no se ha llevado a cabo todava; la condena in fuluro es una verdadera condena, no una sentencia de pura declaracin, puesto que tiene por finalidad la realizacin en el momento del vencimiento. Sin embargo, la sentencia de declaracin, obtenida con anterioridad al vencimiento de la obligacin, no se convierte en ttulo ejecutivo en el momento del vencimiento. La sentencia que no tuvo de origen funcin preparatoria de ejecucin no puede adquirirla despus. Sera grave que el demandado estuviera sometido a la ejecucin, cuando, despus de la sentencia de declaracin, puedan haber surgido nuevas excepciones en su favor, y estara obli gado a hacerlas valer en la forma de oposicin a la ejecucin. La adi iudicati, por tanto, que nace de la sentencia de declaracin, no puede dirigirse a la ejecucin forzosa, sino solamente al pronunciamiento de una nueva sentencia (de condena). Son varios los otros efectos que puede tener la sentencia de declaracin. La certidumbre del derecho, que se impone a la mente de todos, aumenta su importancia social. Adems de esto, puede darse que la declaracin positiva o negativa sea condicin para obtener resoluciones de naturaleza distinta de la ejecucin forzosa, como transcripciones (Cd. Civ., art 1935), inscripciones hipotecarias (art 1989), cancelaciones hipotecarias (arts 233, 2036(, inscripciones catastrales |Lcy sobre el Catastro, texto nico, 4 de julio de 1897 art 7o(, destruccin de documentos falsos (Cd. Proc. Civ., art 309), etctera. 2.4.7 Condiciones de la sentencia de declaracin. Carga de la prueba Al optar por una accin de declaracin positiva el juez debe apreciar como existentes las consabidas tres condiciones, la prueba de las cuales incumbe, como siempre, al actor. Respecto a la carga de la prueba, la accin de declaracin tampoco difiere de cualquier otra accin; actor es aquel que pide la actuacin de la ley, y la carga de la prueba le incumbe segn las reglas generales. Esto est ms claro en la accin de declaracin positiva. Pero es igualmente verdad en la negativa, en esta ltima, l deber probar la inexistencia de una voluntad de ley, sin que se pueda distinguir entre el caso en que se niegue un derecho que
no nunca surgi, en el cual la prueba de los hechos constitutivos correspondera al demandado, y la negativa de que el derecho exista actualmente, caso en el cual el actor debera probar los hechos extintivos. Aqu debe establecerse la diferencia fundamental entre la accin de declaracin negativa y los juicios de jactancia. Y se vuelve a caer en todos los inconvenientes de la coaccin a obrar (nenio invtus agere cogalur), cuando se da al actor en declaracin negativa el trato de que gozara si hubiera sido demandado. Es suficiente beneficio poder, por propia iniciativa, obtener del pro ceso la certidumbre jurdica, sin que sea necesario agravar la condicin del demandado obligndole a una prueba a la cual quiz no est ptcparado. Referente a las tres condiciones hay que observar: a) El juez debe estimar que exista la voluntad de ley de la cual se pide la declaracin positiva, o no exisla aquella de la cual se pide la declaracin negativa. La sentencia que rechaza una accin de declaracin negativa porque no ha sido probada li inexistencia de una voluntad de ley afirma a la vez la existencia de esta voluntad y contiene declaracin positiva a favor del demandado; b) En cuanto a la legitimatio ad causam, no ofrece materia de observaciones especiales la legitimatio activa: est legitimado activamente aquel que podra ejercitar la correspondiente accin de condena o constitutiva. En cuanto a la legitimatio passiva, no es siempre fcil determinar la persona del demandado. Conviene mencionar que la sentencia declarativa no puede servir a la finalidad de crear la certidumbre jurdica sino en cuanto sea apta para formar la cosa juzgada; por consiguiente, la accin deber proponerse contra aquella persona respecto a la cual es necesario que se forme la cosa juzgada para que la incertidumbre de la relacin jurdica pueda afirmarse eliminada. Cuando la controversia sobre una determinada relacin depende de la impugnacin hecha por una de las mismas partes de la relacin, la cuestin n presenta dificultad, la accin tendr por sujetos las mismas personas que son partes en la relacin. Pero cuando la impugnacin proviene de un tercero, es evidente que una declaracin obtenida contra el tercero sera insuficiente a formar una cosa juzgada til, y sera necesario llamar en juicio tambin a la otra parte o a las otras partes de la relacin, aunque no hayan hecho ninguna impugnacin, incluso aunque se adhieran a la demanda del actor; y c) Ms delicada es la determinacin del inters en obrar. En los casos especiales de acciones de declaracin regulados por la ley, el inters en obrar est incluido en la circunstancia prevista por la ley, por ejemplo, la simple existencia de una escritura privada, de un documento falso, justifica la demanda de comprobacin (Cd. Proc. Civ., art 282], o de declaracin de falsedad |art 296). Igualmente, la simple existencia de una demanda infundada justifica la peticin del demandado de que se pronuncie sobre ella rechazndola (art 345). La inminencia de una prescripcin justifica la accin del art 2126 del Cd. Civ. Tambin la simple existencia de actos simulados o do actos nulos (contratos, testamentos), de los cuales nosotros podemos recibir un perjuicio y contra los cuales la ley admite la impugnacin, basta por ley para justificar la accin dirigida a eliminar un acto contrario a nuestro inters o slo su aparicin, y esto aun con anterioridad a que nuestro adversario haya manifestado la intencin de servirse de aquel acto. Debe considerarse respecto a la accin de declaracin como figura general, queriendo encontrar una forma que comprenda todos los posibles casos, se puede decir solamente que el inters en obrar se da por una situacin de hecho tal que el actor, sin la declaracin judicial de la voluntad concreta de la ley, sufrira un dao injusto, de manera que la declaracin
judicial se presenta como el medio necesario para evitar ese dao. sta es literalmente la definicin adoptada por el proyecto de la Comisin para reforma de los cdigos (art 2o). Pero es solamente la cautela del magistrado en la valoracin de esta necesidad, caso por caso, lo que puede garantizar contra eventuales abusos, como pueden ser los juicios colusorios o ficticios, las acciones inconsi deradas o vejatorias. Agregamos que la incertidumbre debe ser objetiva, en el sentido de que no basta que el titular de un derecho est incierto sobre su derecho, sino que es necesario un acto o hecho exterior objetivo tal que haga incierta la voluntad concreta de la ley a cualquier mente normal. La incertidumbre debe ser jurdica, es decir, relativa a derechos o deberes; debe ser actual. Los actos o hechos generadores de la incertidumbre pueden ser vanados, por ejemplo, la necesidad de la certidumbre jurdica puede derivar de la impugnacin de nuestro derecho de propiedad, de autor, de inventor), hecha por otro, cuando esta impugnacin, por su seriedad y gravedad, pueda disminuir o perjudicar nuestra facultad de gozar de nuestro derecho y de su disposicin. Las intimaciones publicadas en los peridicos son una ocasin frecuente para semejantes acciones. Es posible que derive tambin de la simple incertidumbre sobre la existencia de una rela cin o estado [matrimonio, filiacin), del cual, si existiera, derivaran vnculos o deberes. Dervase de la afirmacin de un derecho ajeno sobre nosotros (diffamalio, iactatio), en cuanto sea tan sera como para producirnos un dao, disminuyendo nuestro crdito, o aun ere -ando obstculos a nuestra libertad de conducta y de determinacin, como para ponernos en la necesidad de dirigirnos al juez invocando una declaracin negativa aun con anterioridad a que el pretendido derecho se haya hecho valer contra nosotros. Otras veces, la incertidumbre no se referir al derecho en s, sino a la persona a la cual pertenece, como si dos distintas personas pretendieran de nosotros el pago de la misma deuda. Este ltimo caso puede tambin dar lugar a llamar en juicio al tercero pretendiente. La incertidumbre de una clusula contractual o de una disposicin testamentaria puede justificar la accin con la cual una de las partes pide al juez una interpretacin vnculatoria, que sirva de norma a las partes para el futuro. As [ejemplos de casos resueltos), fue admitida la accin del arrendatario dirigida a declarar la duracin del contrato negada extrajudicialmente por el arrendador; dirigida a declarar, contra la negacin del arrendador, que el contrato permita el subarriendo, antes de estipularlo efectivamente; dirigida a declarar, antes de llevar a cabo de terminados trabajos en la cosa arrendada, que estos trabajos estaban asentados en el contrato, mientras el arrendador se opona a ello, fue admitida la accin del comprador para que se declarara que en un contrato de suministro estaba estipulada la cesin y, por tanto, el vendedor esta ba obligado a las entregas con respecto al cesionario; la accin de los testamentarios para hacer declarar si el testamento les faculta a vender, facultad impugnada por tos herederos; la accin del legatario para eliminar la incertidumbre sobre la naturaleza del legado (propiedad o usufructo), incertidumbre que haba retenido a los adquirentes de contratar; la accin del contratante para hacer declarar si un determinado hecho, en el caso de que se verificara, constituira condicin resolutoria. A veces, la accin ha tenido origen en un hecho ocurrido durante el contrato, como la accin de un arrendador para hacer declarar preventivamente vlida determinada causa de desahucio, cuya eficacia impugnaba el arrendatario; la accin del contratante para que se declarara si la guerra sobrevenida haba imposibilitado, como prohibidos, contratos entre una empresa nacional y una enemiga; o s es justa o no la declaracin hecha por otro contratante de no mantener para el futuro el contrato en los
antiguos precios, y esto para saber si aceptar o no una proposicin recibida de nuevo contrato. Estas acciones pueden tambin proponerse de acuerdo por las partes interesadas, las cuales, aun sosteniendo cada una la interpretacin que ms les conviene, pueden estar de acuerdo en reconocer la necesidad de cualquier decisin del juez. En la casustica que nos ha ofrecido la jurisprudencia angloamericana, este aspecto de los declaratory judgemenls se nos presenta como el ms caracterstico y el ms moderno. Sera un error evidente creer que esta funcin de interpretacin se presta a multiplicar los litigios. Con toda probabilidad la clusula dudosa dara lugar a un litigio en todo caso; se trata nicamente de anticipar el litigio y de resolver la duda re adhuc integra. En vez de esperar a que una de las partes haya realizado actos materiales u omisiones de conformidad con la interpretacin de la clusula por ella mantenida, y que surja un juicio sobre la ilegalidad del hecho realizado y sobre sus consecuencias civiles y penales, se procura prevenir una actividad ilegal resolviendo la cuestin previamente. La utilidad social y civil de estas acciones es sentida profundamente por pueblos eminentemente prcticos, como el ingles y el estadounidense. El diputado de Estados Unidos Gilbcrt, en defensa de su proyecto de un estatuto federal sobre declaratory judgements (25 de enero de 1928), se expres: "Mientras, segn la ley actual, debis primero dar el paso en la oscuridad y despus dar la luz para ver si habis cado en un hoyo, segn la ley propuesta, primeramente encendis la luz y despus dais el paso." Por esto, los juristas angloamericanos fueron calurosos mantenedores de la declaracin que propuse como ponente general en el Congreso Internacional de Derecho Comparado (La Haya, agosto 1932) sobre el tema de las sentencias de declaracin, y aprobada por la unanimidad del Congreso: "Le jugement purement dclaratoire est une forme de procdure qui ne conlredit point le caractere essentiel et le bul du pouvoir judiciare parce qu'en dclarant l'e xs-tence ou l'inexistence du droit, sur des queslions concreles, il oblige pour le futur les parties par la forc de la chose juge. Celle procdure est a u conlraire la forme la plus lve el la plus dllcale d'exercice du pouvoir judiciaire, el elle doil lre considre comme tres ulile aux litigante el a la vie sociale, car elle assure le dveloppement des rap-ports juridiques, elle prvienl les acles illgilimes au lieu de les frapper de lourdes res-ponsabilits, elle donne aux parties une norme pour leur conduile a venir. Cetle procdure doit tre conlenue nalurellernenl par la sagesse dscrtionnaire du juge dans les bornes dlermines par un interct rcl et srieux la dclralton acluelle du droit." 2.4.8 Concurrencia de la accin de pura declaracin y de la accin de condena Resulta un tema controvertido si puede tenerse al mismo tiempo accin de pura declaracin y de condena; en otros trminos, si la posibilidad de pedir actualmente la condena del demandado excluye el inters en obrar para la pura declaracin. La cuestin se encuentra resuelta, en este segundo sentido, en los autores alemanes, austracos, ingleses y finlandeses. Y la razn que se aduce es que sera contrario a la economa de los juicios admitir la accin de declaracin cuando el actor se halla en posibilidad de conseguir la certidumbre jurdica por el camino ms amplio de la sentencia de condena. Tanto en la jurisprudencia y en la doctrina estadounidense se sostiene lo contrario: no se puede negar al actor el ejercitar el derecho de escoger, contentndose con los limitados efectos de la sentencia declarativa, o si aspira a los efectos ms enrgicos de una sentencia susceptible de ejecucin forzosa.
Pienso que la opinin restrictiva implica una coaccin a obrar, a la cual soy co ntrario. Por otra, no se puede negar que el incumplimiento del deudor solvente y de buena fe depende, por regla general, de la inccrtidumbre sobre la deuda, sobre el vencimiento o cosa semejante; de modo que basta la declaracin judicial para decidirle a pagar, sin que sea necesario al acreedor dirigirse a la forma, ms amenazadora y menos amistosa, de la condena. 2.4.9 Caso especial de inters en obrar para la declaracin incidental Conviene hacer mencin, desde este punto, de una institucin de funtSu-nntarimprtancia, que presenta un caso tpico de inters en obrar para la declaracin. Respecto de las relaciones prejudiciales controvertidas, que se da cuando en el transcurso de un juicio principal, por regla general para et cumplimiento de una prestacin, sea atacada la relacin de cuya existencia o inexistencia depende la pretensin que se ha hecho valer, tal es el caso de la relacin de filiacin respecto a la accin de alimentos; la relacin de sociedad respecto a la demanda de cuota social; la cualidad de heredero respecto a la accin de pago de un crdito hereditario; la propiedad respecto a la accin de pago de un crdito hereditario; la propiedad respecto a la accin confesura; el crdito a la accin hipotecaria. Porque, en s, la sentencia no dara lugar a cosa juzgada sino sobre la accin principal; es necesario reconocer a las partes en juicio el nteres en obrar para, la declaracin de la relacin prejudicial controvertida, de modo de extender a sta la cosa juzgada. Puesto que si en estos casos la impugnacin extrajudicial dara lugar a la accin de declaracin, con mayor razn se debe considerar sta jus tificada por una impugnacin judicial. Para esto sirve la demanda de declaracin incidental (ZwischenfestsleUungsklage). Se tiene aqu una combinacin de sentencia de declaracin y de sentencia de condena. 2.4.10 Accin de declaracin y responsabilidad Es preciso distinguir la accin de declaracin del derecho a los daos que puede tenerse contra el autor de una jactancia o de un ataque injusto. Las dos acciones pueden combinarse en una. Tambin debe observarse que no siempre quien tiene una accin de declaracin tiene derecho a ejercitarla a costa del demandado, esto depende de su conducta. Por ejemplo, el art 282, prr. primero, Cd. Proc. Cv., dispone que si el demandado reconoce la escritura de la cual el actor pide la declaracin, las costas sern a cargo del actor. 2.4.11 Objeto de la sentencia de pura declaracin Fue observado con gran pretcnsin por Kisch en el Congreso de La Haya, de agosto de 1932; es una relacin jurdica (un matrimonio, la paternidad, el pertenecer a una sociedad, la existencia de un arrendamiento o de un contrato de trabajo, la propiedad u otro derecho real, como una hipoteca, un usufructo), un derecho de obligacin (contra quien pretende que mi deuda no ha sido todava pagada, obro para la declaracin de que la deuda no subsiste); un derecho potestativo (derecho de desahucio). Objeto puede ser la completa relacin jurdica (existencia de un arrendamiento), o una particular modalidad (la duracin). Normalmente una relacin jurdica presente. Pero, a veces, tambin una relacin pasada, cuando de su eventual precedente existencia puedan todava derivar consecuencias jurdicas actuales (por ejemplo, contra una sociedad que pretende que yo pague la cuota social por el ao vencido, obro para la declaracin de que no he sido nunca socio). A veces, tambin una relacin futura (como cuando se ataque la validez de un contrato de seguro que debera entrar en vigor el ao prximo). La relacin por declarar, afectar, a las partes, pero puede afectar tambin a un tercero [como cuando entre ccdcnte y cesionario se discute la validez de la cesin). En todo caso, ha de ser una relacin concreta; no se puede actuar para la
declaracin de la ley en abstracto aplicable a una sucesin, se debe obrar, por el contrario, pidiendo que se declare si Tcio y Cayo son herederos, y la cues tin de la ley aplicable constituir una premisa, no el objeto de la declaracin. No puede ser un simple hecho objeto de la sentencia de declaracin, aunque jurdicamente sea importante. No se puede declarar que fue celebrado un contrato, sino que existe un contrato vlido; no que Ticio ha cometido un delito, sino que es responsable de los daos; no que una mercanca sea defectuosa, sino que se tiene derecho a devolverla; no que Cayo haya sido admitido en una sociedad, sino que es miembro de sta; no que hayan cohabitado Mara y Pablo, sino que Pablo es padre natural. Una accin dirigida a la declaracin de uno de estos hechos jurdicos debe interpretarse posiblemente como dirigida en realidad a la declaracin de la relacin. Como toda regla admite excepciones, por razones de oportunidad, una norma expresa de ley: tales son las normas de las leyes italianas (arts 282, 296), francesa (arts 193, 214), y alemana (256], que admite la accin para la declaracin de un puro hecho, tal como la autenticidad o falsedad de un documento. Pero Kisch inform que, segn el 294 del proyecto de un nuevo Reglamento procesal alemn, el texto actual sera simplificado: El juez puede pronunciar sobre la declaracin de la existencia o inexistencia de una relacin jurdica, slo cuando el actor tenga un inters jurdico en la declaracin inmediata. Observ, adems, que en esta nueva frmula se abandonara el inciso relativo a la declaracin de autenticidad o falsedad de un documento, y aadi que en la prctica alemana la aplicacin de este caso de declaracin es casi nula. Desaparecera entonces en el derecho alemn aquel caso de declaracin que el derecho francs ha ofrecido como modelo y base a la accin de declaracin en general; en el derecho francs e italiano, este caso es aplicado frecuentemente en la prctica, lo que explica (aparte de la accin de falsedad de una escritura) con el rgimen de la publicidad inmobiliaria (transcripcin, inscrip cin), que requiere la comprobacin judicial de aquellas transmisiones de inmuebles o constituciones de derechos reales inmobiliarios que se redacten con simple escritura privada.
CAPITULO 5 ACCIN DE LA LEY EN FAVOR DEL ACTOR. MEDIANTE CONOCIMIENTO SUMARIO. DECLARACIONES EJECUTIVAS 2.5.1 Ejecutoriedad y carcter definitivo de la sentencia de condena en general. Accin ejecutiva anormal Referente de la sentencia de condena en su doble funcin de produccin de la certidumbre jurdica y de preparacin de la ejecucin forzosa, hemos partido de la suposicin que en el proceso haya una sola decisin irrevocable de un solo juez. Si esta hiptesis respondiera a la realidad, la sentencia sera a la vez definitiva y ejecutiva; por lo cual los conceptos de conocimiento defi nitivo y de cjccutoriedad coincidiran. Sin embargo, en un ordenamiento como el nuestro, que tiene la finalidad de obtener la mejor decisin, se admite la posibilidad de impugnar la sentencia y, por tanto, la posibilidad de varias sucesivas o de jueces diversos (juez de apelacin, juez de casacin, juez de
reenvo), o del mismo juez que ha pronunciado la primera sentencia (oposicin en rebelda, demanda de revocacin), la coincidencia entre el conocimiento definitivo y la ejecutoriedad no se realiza sino cuando la primera sentencia de condena se convierte en definitiva, por el transcurso de trminos, por aceptacin, por caducidad o renuncia a la apelacin, por confirmacin. En la transicin puede darse la figura de una sentencia no definitiva, pero ejecutiva, y, por tanto, la distincin del carcter de definitiva, en cuanto al conocimiento, de la ejecutoriedad. Lo cual sucede en primer lugar, cuando la condena es confirmada o pronunciada por el juez de apelacin; y ello, porque la sentencia de apelacin, si bien no definitiva por estar sometida a recurso de casacin es, sin embargo, ejecutiva porque el recurso de casacin no suspende la ejecucin de la sentencia (Cd. Proc. Civ., art 520), y lo mismo puede decirse de la accin de revisin (art 503). Sin embargo, sta es una figura anormal, ya que nos presenta una accin ejecutiva que no coincide con la certidumbre jurdica, el conocimiento del juez no da lugar aqu a observaciones especiales, porque la diferenciacin entre ejecutoriedad y definitividad ocurre en virtud de la ley, la cual, queriendo, en inters general del crdito, facilitar a quien se afirma acreedor el camino de la ejecucin forzosa, encuentra suficiente el reconocimiento del derecho por parte del juez de apelacin, para abrir sin ms el camino de la ejecucin. Se tienen aqu una accin ejecutiva sin que conste el derecho a la prestacin, una accin que no es la pura posibilidad de obrar, concedida, a todos, sino un derecho actual otorgado a una determinada persona y que consiste en el poder de obtener la ejecucin forzosa, si bien a continuacin pueda resultar que el derecho a la prestacin no existe. A quien considere el proceso como la defensa de los derechos subjetivos, y la accin como un elemento del derecho subjetivo, le parecer inexplicable que en el caso particular se pueda ordenar una prestacin sin que conste el derecho subjetivo a pretenderla. Pero quien entiende el proceso como un organismo de actuacin del derecho objetivo, y la accin como un derecho autnomo, comprende ms fcilmente que el proceso, en inters general, se conduzca a veces segn lo que generalmente ocurre, mejor an que segn lo que efectivamente puede ocurrir en el caso concreto. El Estado quien, en consideracin a la autoridad del juez de apelacin y a la rareza [en sentido relativo, es decir, del porcentaje) de la revocacin de sus sentencias, se decide a poner las manos sobre los bienes del demandado condenado en apelacin, s bien no sepa si es verdaderamente deudor, y esto porque normalmente el demandado condenado en apelacin es verdaderamente deudor, y es til, en el inters general del comercio jurdico, considerarlo siempre como tal. Pero ste es un derecho del Estado (como, en otro campo, es un derecho del Estado la detencin prevenliva del acusado); a este derecho del Estado corresponde en el particular una pura accin. 2.5.2 Declaraciones con predominante funcin ejecutiva. Conocimiento sumario Aparte y ms all de la ejecutoriedad ope legs de la sentencia de apelacin, hay otros casos en los que la ejecutoriedad viene a continuacin de un conocimiento no definitivo, otros casos, de accin ejecutiva anormal. La ley extiende en algunos casos el favor hacia el crdito y la consideracin del quod plerumque accdit, incluso hasta investir al juez del poder de anticipar la ejecucin forzosa, limitando el conocimiento ordinario, cuando l estime que concurren determinadas condiciones de hecho.
stos son los casos de que nos ocupamos, porque precisamente en ellos el conocimiento del juez es distinto del ordinario, debiendo, en el momento en que se pronuncia, examinar ciertas particulares condiciones, adems de aquellas o en lugar de aquellas que debe declarar en la sentencia de condena. Ocurre cuando: a) Considerando a la prueba particularmente cierta del derecho (escrito) o a la necesidad de favorecer de manera especial determinadas obligaciones (mercantiles), la ley admite que el juez, mediante resolucin especial, pueda declarar provisionalmente ejecutiva una sentencia sometida a apelacin u oposicin en rebelda y que, por lo tanto, por ley no sera ejecutoria (condena con ejecucin provisional); b) A favor del ttulo cambiarlo, la ley admite que el juez pueda pronunciar condena con reserva de determinadas excepciones que han de hacerse valer en la continuacin del juicio; o bien, para favorecer los crditos resultantes de prueba escrita, admite que el juez pueda pronunciar condena de pago, con reserva de la excepcin de compensacin (condena con reserva); y c) Para favorecer determinados crditos, ya en vista de las personas de los acreedores, ya de la naturaleza de las pruebas del crdito, la ley admite que pueda ordenarse un pago sin citacin del pretendido deudor y con anterioridad a or sus razones, sin ms base que el examen superficial de algunas condiciones de la accin, dejando a salvo la oposicin del deudor (procedimiento monitorio o de apremio). Relativo a estos casos, el conocimiento del juez es distinto del conocimiento pleno y completo, o conocimiento ordinario, que precede a la sentencia de condena, y puede oponerse a ste con el nombre genrico de conocimiento sumario. No hay ninguna relacin con el nombre de procedimiento sumario. Se trata de un conocimiento incompleto. Por no ser definitivo, inciso o); por ser parcial, inciso b), o por ser superficial, inciso c). Como la finalidad comn de estas distintas formas de restriccin del conocimiento ordinario es la anticipacin de la ejecucin forzosa, a estas resoluciones, basadas en un conocimiento incompleto, les he dado el nombre de declaraciones con predominante funcin ejecutiva. De hecho, el nombre no es apropiado, porque una declaracin que no produzca certidumbre jurdica no es una declaracin. Esto es exacto; pero tambin la certidumbre puede presentarse por grados. Y, por otra parte, la palabra declaracin tiene aqu una acepcin gramatical: operacin dirigida a una comprobacin cualesquiera, aun no produciendo certidumbre jurdica (por ejemplo, las necesarias declaraciones del art 222, Cd. Pro. Pcn.). 2.5.3 Condenas con ejecucin provisional Las siguientes son condiciones de la resplucin del juez que declara provisionalmente ejecutiva una sentencia sometida a oposicin de rebelda o apelacin [clusula provisional): 1. Debe tratarse de demanda fundada sobre ttulo autntico, o documento privado reconocido, o sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada. Tal norma se relaciona histricamente con las formas privilegiadas de actuacin de crditos resultantes de escritura, que condujeron al proceso documental. Sin embargo, en lugar de reservar algunas excepciones, como en el proceso documental y cambiarlo, la sentencia aqu juzga de cualquier excepcin propuesta, pero reserva implcitamente un nuevo juicio, tanto sobre las excepciones ya propuestas, como sobre las nuevas excepciones. En el Derecho francs (Cd. Proc. Civ., art 135) la derivacin es ms inmediata, tanto, que la declaracin de
cjccutoriedad es en este caso obligatoria (segn el viejo principio provisin est due au tlre); en el Cdigo italiano, por el contrario, est confiado al poder discrecional del juez conceder o no, segn el grado de certidumbre que tenga en el caso concreto de la prueba escrita, segn que, por tanto, le parezca ms o menos improbable que la sentencia pueda ser reformada; pero hay que tener en cuenta el origen histrico de la norma para comprender mejor los lmites en que sta se aplica, de acuerdo con su expresin literal: a) La primera condicin que exige la ley, o sea, que la demanda se funde en ttulo autenti co, etc., se realiza slo cuando el mismo hecho constitutivo de la relacin jurdica, de que nace el derecho hecho valer, est declarado en acto autntico o documento reconocido o sentencia. Por tanto, no en cualquier caso en que el actor se valga de la prueba escrita, para probar la existencia de un hecho simple, o la falta de hechos impeditivos o extinlvos. As no bastara ni sera necesario que el actor probara con documentos hechos de los que resultara la seriedad del contrato, el pago no realizado y cosas semejantes, o que estn probados por escrito otros hechos constitutivos de la accin, como el de que surge la legtimatio ad causam (testamento, acto de cesin), o el hecho del cual surge el inters en obrar la negativa al pago); la escritura debe referirse, y basta que a ello se refiera, al hecho constitutivo del derecho. Si este hecho es complejo, el documento debe contener todos los elementos de l, si tienen importancia similar, pero en cualquier caso, el elemento fundamental u originario; as, en la condictio indebiti, hecho constitutivo del derecho a la repeticin es el pago de lo indebido, es decir, el hecho del pago y el de lo indebido; por lo cual, no puede basta r que el pago est probado con acto escrito. Por otra parte, se comprende que una demanda no puede decirse fundada en acto escrito slo porque el deudor haya confesado la deuda y de ello se haya extendido acta; puesto que el escrito en este caso consagra el hecho judicial de la confesin, pero no el hecho constitutivo del de recho. Lo escrito debe ser o un acto autentico, documento pblico, reconocido o autenticado, o una sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada. La sentencia pasa a cosa juzgada cuando no est sometida ni a una oposicin del condenado en rebelda ni a apelacin ni a recurso de casacin ni a demanda de revisin, Cd. Proc. Civ. Los ejemplos tpicos de demanda fundada en sentencia precedente son las demandas de condena con base en una sentencia anterior de declaracin, de liquidacin de daos basada en sentencia de condena genrica; y b) Segunda condicin para conceder la ejecucin provisional, en aplicacin del art 363, es que la demanda tienda a una prestacin, es decir, que la sentencia sea de condena; porque es siempre la necesidad de garantizar en general la rpida satisfaccin de las obligaciones lo que justifica histrica y racionalmente esta declaracin provisional a favor de las obligaciones resultantes de documento. La sentencia de pura declaracin no puede proveerse de ejecucin provisional, porque ella por s no tiende a la ejecucin ni, por otra parte, la certidumbre jurdica puede ser provisional. La sentencia constitutiva, la cual tiende a un cambio jurdico y no a la adquisicin de cosa debida, obra por su naturaleza al cambio slo cuando el derecho al cambio mismo est definitivamente declarado. Adems de esto, el derecho al cambio no se podra de cir fundado en documento slo porque la relacin jurdica a modificar resultara de documento; lo ms que podra ocurrir sera que el hecho mismo que hace nacer el derecho potestativo, resultara de documento (por ejemplo, un pacto de retro en un contrato escrito de compraventa). 2. Bien debe tratarse de materia mercantil (Cd. Proc. Civ., art 409). Las exigencias del crdito han impuesto al legislador tambin esta mayor energa de los juicios mercantiles, en
cuanto que la rapidez del cumplimiento de las obligaciones es vital en el comercio. Pero tambin en este caso el juez puede conceder o negar la clusula, segn la naturaleza de la obligacin, las circunstancias del caso, la seguridad de las pruebas. La ejecucin provisional no se extiende a la condena en costas [Cd. Proc. Civ., art 364), porque sta no se funda ni en el documento ni en la comercialidad, sino en el hecho de la derrota. 2.5.4 Condenas con reserva Con esta institucin se deroga el principio de que el juez debe, a la vez que la accin, conocer de todas las excepciones del demandado antes de dictar alguna resolucin, y se admite la separacin de una o varias excepciones de la accin, pronunciando definitivamente sobre las excepciones no reservadas, y se da lugar a la condena de demandado, dejndole a salvo el derecho de probar fundada la excepcin o excepciones reservadas en la continuacin del juicio, y cvcn-tualmcnte de repetir el pago (solve et repele). Existen dos aplicaciones de la condena con reserva en nuestra ley, en el proceso cambiarlo [Cd. Com., art 324} en la excepcin de compensacin (Cd. Proc. Civ., art 102). Se sostuvo (VassalliJ que una tercera aplicacin se tena en el caso del art 627 del Cd. Com., pero fue exactamente observado por otros que aqu no se tiene condena con pronunciamiento definitivo sobre algunas excepciones y reservas de otras, sino condena con reserva de un nuevo conocimiento sobre todos los hechos del juicio con arreglo a las pruebas suministradas por el asegurador. Se trata, por tanto, de una derivacin autnoma del processus execuvus. Debe observarse que la institucin se presta a ms aplicaciones futuras, como medio eficaz para obligar al demandado a alegar rpidamente todas las excepciones, ordenndose el "reenvo" (reserva) de las alegadas con retraso culposo, como el proyecto de la Comisin de la posguerra (art 56). 2.5.5 Condena con reserva en el procedimiento documental y cambiario (Processus cxecutivus, mandatum de solvcndisinc clausula del proceso intermedio italiano: Ur-kunden-un Wechselprocess de la ley alemana). El proceso cambiario (Cd. Com., art 324 ahora contenido en la ley cambiara de 14 de diciembre 1933, art 65), es la nica-aplicacin conocida de aquella forma ms general de proceso sumario determinado que es el proceso documental. ste, a su vez, es una derivacin del processus execuvus de nuestro derecho intermedio. El processus execuvus era un proceso de formas simplificadas, frecuentemente de competencia de jueces especiales, destinado al ejercicio de la accin ejecutiva; el acreedor se diriga al juez, que dictaba contra el deudor una orden de pago (mandatum de solvendo), lo que requera una cognitio que tena por objeto, la existencia del ttulo ejecutivo, o las defensas del demandado, que para tal fin era citado ante el juez. Pero era una cognitio summaria y en un doble sentido. En primer lugar, se admitan en el processus execulivus solamente las defensas del demandado quae incontinenti probar! possunt (dirigidas a atacar simplemente el hecho aducido por el actor, o bien, a contraponer hechos cxtintvos o impeditivos), y las otras, quae altiorem requirunt indaginem, eran reservadas ad separatum iudidum, es decir, a la cog-nlio plena que se desarrollaba en las formas solemnes del proceso ordinario. In executione nstrumenti, sicut in executione senlentiae, requerilur causae cognilio; sed in cognilione summaria exceplo quae requirit altiorem indaginem non admillitur (Antonio da Canario; De executione instrumentorum, escrito en 1433(. En segundo lugar, el
juicio dado en el proceso ejecutivo sobre las excepciones examinadas, no vinculaba al jue z al proceso ordinario, as que la cognitio summaria tena el fin de decidir si se deba o no proceder a la ejecucin. Briegleb sostuvo que esta cognilio summaria estaba limitada slo cuantitativamente, de manera que las cuestiones decididas permanecan firmes en el juicio sucesivo. Esto es exacto para el moderno proceso documental. Pero en el derecho intermedio, nuestra doctrina consideraba que Probationes factae in iudicio summario non probanl in plenario, lo que demues tra que la cognitio summaria estaba limitada tambin cualitativamente. Relacionados con el proceso ejecutivo se encuentran tambin los documentos ejecutivos privilegiados, es decir, equiparados para la ejecucin a la sentencia, antigua institucin del Derecho italiano (instrumentos garantizados o confesados, obligaciones camerales). Desde la libre ejecucin ordinaria del Derecho germnico se fueron sustituyendo diversos expedientes dirigidos a abreviar la va ordinaria de los juicios. Por una parte, la expresa sumi sin convencional a la ejecucin inmediata (pactum executivum); por otra, la formacin de procesos aparentes, con la finalidad real de procurar anticipadamente un ttulo ejecutivo al acrecdor: tal como se encontraba en el proceso longobardo en Italia. El trato privilegiado dado a los instrumentos garantizados se extendi a los crditos resultantes de documentos, y expccialmente a las letras de cambio. Las excepciones imaginables frente a un crdito resultante de simple documento son ms numerosas que las que se puedan oponer a una sentencia; pero tambin para los documentos ejecutivos vala la limitacin de las excepciones deducidas de la calidad de las pruebas; en particular, se exclua la prueba por testi gos: Exceplionem admilii, sed propterea non retardan processum; quod conlingil ubi-cumque proposita exceptio probanda est per extrnseca el aliunde quam ex ipso instrumento, vel ex notorio aut iuris praesumtione (Antonio Massa da Gllese: Ad formulam carne ralis obligaonis). Reus volens probare aliquam exceptionem debeal illan probare per scripluram publican et non per lesles, quia probatio per lestes requiril cunclatio nem, sed processus executivus excludil cunclalionem. Probatio exceplionis per lestes inlelligalur ei reservada in iudicio ordinario, qua in iudicio ordinario admillilur cunc-talio processus, Todo esto ha cambiado radicalmente en el proceso moderno. Cambiado el concepto de la jurisdiccin, abandonadas las jurisdicciones privilegiadas y las formas solemnes del juicio ordinario, han desaparecido las principales razones que sostenan la contraposicin entre la cognitio summaria del proceso ejecutivo y la cognilio plena del proceso ordinario. Esta contraposicin ya no existe. Por una parte, ya no hay necesidad de una cognilio summaria para que quien tiene un ttulo ejecutivo obtenga la ejecucin forzosa, sino que sta se pide directamente a los rganos ejecutivos, por otra parte, en caso de oposicin del deudor, el conocimiento sobre la existencia y sobre el cese de la obligacin, que tiene lugar por parte del mismo juez de la ejecucin, es conocimiento ordinario, es una declaracin perfectamente igual a la que tendra lugar en un juicio en que se hubiera hecho valer la accin ordinaria. Un conocimiento puramente superficial (qualis qualis demonslratio) ya no tiene lugar en el proceso ejecutivo, sino que nicamente es admitido para resoluciones especales, como la orden de prestacin en el proceso monitorio y las medidas de cautela. Del processus executivus han derivado varias figuras, sin embargo. La equiparacin de los documentos privilegiados a la sentencia ha quedado en Francia, en Italia y en Alemania en el sentido que los actos contractuales pblicos (y en Italia tambin la letra de cambio) son ttulos con arreglo a los cuales puede pedirse directamente la ejecucin a los rganos
ejecutivos. Otra derivacin es el proceso documental, es decir, un juicio con conocimiento parcial sobre crditos resultantes de documentos. El proceso documental (y el cambiario) se ha desenvuelto con profundas diferencias en los diversos derechos, conforme se fueron apartando ms o menos del carcter del processus exe-cutivus. La reserva de las excepciones es la primera y fundamental de estas diferencias la cual, en un sistema, es reserva indeterminada, es decir, de todas las posibles defensas del demandado; en otro sistema es reserva de delerminadas excepciones, o sea solamente aquellas hechas valer por el demandado con anterioridad a la condena. Los dos sistemas se encuentran en las leyes particulares anteriores a la unificacin legislativa, tanto en Alemania como en Italia. En Alemania, adems del sistema de la reserva determinada termin por prevalecer el sistema de la reserva indeterminada, adoptado por el Reglamento procesal de 1877, para evitar que el proceso documental sea perturbado con alegaciones que cada parte sabe que no pueden ser examinadas en la sentencia que ha de dictarse. La segunda diferencia importante entre los varios sistemas de proceso documental se refiere a la relacin entre el juicio anterior y posterior a la condena. En algunas leyes (toscana, 23 de noviembre de 1818, art 6; Reglamento procesal Badn, 646), la sentencia de condena con reserva mandaba al demandado presentar las excepciones en distinto juicio (ad separatum). En otras leyes Cd. Com. albcrtino, art 162; Hannover, 486; Oldenburgo, art 322), el mismo juicio permaneca pendiente despus de la condena y continuaba para tratar de las excepciones reservadas. En cuanto al proceso cambiario: 1. En Italia, ante todo, fue descartado el sistema de la reserva indeterminada que se encontraba en la ley toscana de 28 de noviembre de 1918 (art VI) y fue adoptado el de la reserva determinada, que se encontraba en el Cd. Com. albertino de 1843 (art 162), de donde deriv el art 234 del Cd. Com. de 1882, segn el cual, las excepciones personales no pueden retrasar la condena si no son lquidas y de rpida solucin y siempre fundadas sobre prueba escrita; requiriendo mayor investigacin, la discusin se aplaza para la continuacin del juicio, y mientras tanto tiene lugar la condena al pago. Pero el art 65 de la reciente ley cambiara de 14 de diciembre de 1933, modific esta norma como sigue: "En los juicios cambiarios, tanto de conocimiento como de oposicin al mandamiento, el deudor puede oponer tan slo las excepciones de nulidad de la letra de acuerdo con el art 2, y aquellas no prohibidas por el art 21. Si las excepciones exigiesen larga indagacin, el juez, a instancia del acreedor, debe pronunciar sentencia provisional de condena, con caucin o sin ella." Las excepciones que se pueden oponer a la letra de cambio estn limitadas desde un doble punto de vista sustantiva y procesal. El lmite sustantivo no tiene importancia; se refiere al alcance mismo de los derechos nacidos de la letra de cambio; en efec to, deriva de la naturaleza abstracta o formal del vnculo que liga al deudor cambiario con el poseedor de buena fe de una letra; de esto se deriva que al poseedor actual de la letra no se le pueden oponer todas las excepciones que habran eventualmcnte podido oponerse a precedentes poseedores. Por el contrario, el art 21 impide al demandado oponer al portador de la letra actor, las excepciones fundadas sobre relaciones personales con el librador y con los poseedores anteriores, a menos que el portador, al adquirir la letra, haya obrado a sabiendas en dao del deudor. De modo que el demandado podr oponer a cualquier portador (excepciones absolutas o reales);
a) La negacin pura y simple de la accin, que se distingue de las excepciones propiamente dichas, (como el desconocimiento de la firma y de la representacin, que suponen la negativa de la existencia misma de a letra; b) Las excepciones de nulidad de la letra, que admiten su existencia, pero afirman su inva lidez, por defecto de alguno de los requisitos enumerados en los arts 1 y 2 de la ley; y c) Las otras excepciones no prohibidas por el art 21, como la de incapacidad, la de prescripcin, falta de sello, etctera. Podr, por otra parte, oponer a portadores determinados (excepciones relativas o personales): a) Las excepciones fundadas en las relaciones personales del demandado con el portador actor (falta de causa, causa ilcita, defecto de consentimiento, compensacin, pago, etctera); y b Las excepciones fundadas en relaciones personales del demandado con el librador y con los portadores anteriores, si el actor ha adquirido la letra obrando a sabiendas en dao del deudor, De suerte que las excepciones de carcter personal que no tengan relacin al menos indi rectamente con el actor, no pueden proponerse en el juicio. En cuanto al lmite procesal, es el que da al proceso cambiarlo la caracterstica de crear la contraposicin entre la accin cambiara y el derecho efectivo del acreedor cambiarlo, y consiste en que las excepciones admisibles en el juicio cambiado, cuando sean de sustanciacin larga, son reservadas para examinarse ulteriormente, y mientras tanto tiene lugar la condena al pago, con fianza o sin ella, condena a que el art 65 llama "sentencia provisional de condena". Pero el nombre puede dar lugar a confusin con la sentencia de condena provisionalmente ejecutiva que es diferente. Por lo que es preferible seguir llamando a sta "sentencia de condena con reserva". Para que pueda haber una condena con reserva en el juicio cambiarlo, se requieren las siguientes condiciones: a) Que sea propuesta una accin cambiara para obtener la condena al pago. En efecto, este especial proceso cambiarlo tiende a garantizar el rpido cobro de ttulos cambiarlos; aspira sobre todo a la ejecucin. No se concibe una accin de pura declaracin en este proceso; por otra parte, un accin cambiara que se dirija a una prestacin distinta del pago tampoco puede tener lugar (es decir, no tendra el favor de la limitacin de las excepciones); tal sera la accin del poseedor de la letra de cambio para conseguir una copia, Una condicin de esta condena con reserva es, sobre todo, que la accin que se hace valer sea considerada por el juez accin cambiara; la accin de enriquecimiento del art 326 del Cd. Com. (Ley cambiara, art 67) no puede dar lugar sino a una condena ordinaria, es decir, con conocimiento completo. b) Que el demandado proponga excepciones. S el demandado no las propone, la sentencia (siempre que la accin est fundada) ser de condena ordinaria. Conforme lo anterior, las excepciones que podan reservarse eran slo las personales. En tanto, si el demandado propona tan slo excepciones absolutas, no poda darse una condena con reserva, sino slo una sentencia de condena ordinaria o una sentenci a dcscstimatoria. Esta distincin entre excepciones reservables y no rcscrvables ha desaparecido, todas son reserva-bles. Ha de tratarse, sin embargo, de excepciones verdaderas y propias. La simple negacin de la accin, por ejemplo, desconocimiento de la
firma, no puede dar lugar a reserva. Sera absurdo que se pudiera pronunciar una condena basada en una letra cuya existencia se niega. El deseo nacimiento de la firma no es una "excepcin" y menos una "excepcin de nulidad", obliga al actor a probar la autenticidad de la firma; y c) Que las excepciones propuestas requieren una detenida indagacin. S las excepciones son de tal naturaleza que cabe decidir sobre ellas inmediatamente, la sentencia ser, segn los casos, de condena ordinaria o de desestimacin, pero no de condena con reserva. Las excepciones no tienen que basarse en prueba escrita para ser resucitas de inmediato. stas son de detenida indagacin, no la accin. Que las excepciones requieran una detenida indagacin o no, depende, de las impugnaciones a que pueda dar lugar la letra, o de las rplicas que el actor oponga a las excepciones. Si las contestaciones o las rplicas exigen medios de instruccin, corresponder al juez, segn el gnero de estos medios, la naturaleza del procedimiento y las circunstancias del caso, considerar o no las excepciones de larga indagacin. Al comprobarse estas condiciones, el juez pronunciar la condena con reserva. En el momento en que la condena con reserva tiene lugar, no le consta al juez la existencia del derecho, pero s la existencia de los hechos constitutivos y la falta de determinados hechos impeditivos yextintivos; pero respecto a otros hechos impeditivos o cxtintivos (aun en el caso de que hayan sido hechos valer por el demandado), aplaza el examen. Las excepciones que l reserva [como las de dolo, violencia o error; las deducidas de la relacin bsica a la cual la letra de cambio se conexiona; la de compensacin, etc.) pueden estar fundadas, y si son acogidas en el juicio que siga, resultar que el actor no tena derecho al pago, la sentencia anterior queda entonces anulada (como hecho jurdico bajo condicin resolutiva), y el actor estar eventualmentc obligado a la restitucin de cuanto recibi en virtud de aqulla y al pago de los daos. En la condena con reserva, por el contrario [convertida en impugnable], el proceso se cierra definitivamente con relacin a las excepciones no propuestas, las cuales han precluido (lo mismo ocurre en el juicio con conocimiento pleno); el proceso contina exclusivamente para la discusin de las excepciones expresamente reservadas. Se trata de un verdadero y propio juicio de conocimiento, en el cual el procedimiento presenta las formas ordinarias y el juez ordinario competente por la materia o el valor. El conoci miento es una porcin del conocimiento plenario u ordinario, y debe completarse sucesivamente con la pbrcin reservada. El conocimiento, por lo tanto, en el proceso documental y cambiado moderno, no sirve nicamente para fines de ejecucin, sino tambin a los de declaracin, porque sobre las excepciones juzgadas o no propuestas se forma la preclusin, y cuando, como ocurre con frecuencia, las excepciones reservadas son evidentemente irrelevantcs o infundadas, este grado de certidumbre jurdica no es, en efecto, muy distinto del que podra dar un conocimiento pleno. Esto es ms evidente en el sistema de la reserva determinada, mientras la reserva indeterminada se aproxima mucho ms al processus executvus. En esto consiste la superioridad del proceso cambiado italiano sobre el alemn, dado que la condena con reserva no excluye el conocimiento ordinario, sino nicamente lo divide y, por tanto, atiende tambin a la necesidad de certidumbre jurdica, es ms lgico y til que esta sentencia deje tras s la menor cantidad posible de dudas. Es claro que en nuestro proceso cambiarlo [dado el sistema de la reserva determinada) el deudor debe proponer con anterioridad a la condena todas las excepciones que pretenda
hacer valer; el juez examina si son de larga sustanciacin y de stas nicamente reserva la discusin; el conocimiento de las excepciones propuestas, no la proposicin de excepciones nuevas). 2. En cuanto a la otra diferencia entre los distintos sistemas de proceso documental, en lo que respecta a la relacin entre el juicio anterior y posterior a la condena, el sistema de la continuidad del juicio fue adoptado tanto en el Derecho vigente italiano (Cd. Com., art 324: "su discusin es aplazada para la continuacin del juicio"; igualmente el art 234 del Cd. de 1865) como en el alemn (Reg. Proc., 600: "el litigio permanece pendiente despus de la condena, en proceso ordinario"). Esto es la natural aplicacin del principio de que el proceso documental moderno es juicio de conocimiento (mientras la reserva ad separatum es propia del processus execulivus). El art 654 de la Ley cambiara no reproduce en la clara frase del art 324: "en la continua cin del juicio", pero no puede dudarse de que subsista la continuacin del juicio cambiarlo, continuacin expresa (si bien con menos exactitud) en la misma denominacin de "sentencia provisional de condena". 2.5.6 Efectos de la condena con reserva en el proceso cambiarlo. Diversas acciones cambiaras La condena con reserva, aunque formalmente se haya convertido en cosa juzgada, no puede producir la cosa juzgada material, que se tiene nicamente con la declaracin respecto a la existencia del Derecho, lo que no se obtendr sino con el pronunciamiento sobre las excepciones reservadas. Pero, respecto a la primera fase del juicio, es sentencia definitiva; ha resuelto definiti vamente todos los puntos de las cuestiones admitidas en esta fase y ha agotado su finalidad pronunciando sobre la accin particular del acreedor, que pretenda precisamente esta forma de condena; produce la preclusin sobre todos los puntos decididos y asegura al acreedor un resultado tal que puede detenerse aqu y considerar cerrado el litigio, sin necesidad de perseguir posteriormente al deudor con la accin ordinaria; el inters a la continuacin del litigio, que, por regla general, reside principalmente en el actor, aqu pasa al demandado. As, la condena con reserva se diferencia mucho de una sentencia interlocutoria, porque sta, aunque contiene la decisin de algn punto, no es sino medio para el fin de alcanzar una resolucin de fondo, y no puede tener valor prctico para las partes si no se contina el litigio; mientras la condena con reserva contiene en s la resolucin de fondo y tiene un valor prctico inmediato. Produce adems la condena con reserva efectos de toda sentencia: accin ejecutiva e hipoteca judicial. Debe contener tambin la condena en cosas; sin esto, el resultado que se quiere asegurar al acreedor sera incompleto, y ste se obligara a continuar el litigio para obtener el reembolso de las costas, y es precisamente de esto de lo que le dispensa la accin especial. Si se tiene accin para obtener una condena, es lgico que se tenga, a la vez, el complemento que es la restitucin de las costas. El art 364, prr. primero, Cd. Proc. Civ., no se puede aplicar en este caso por analoga, puesto que en la sentencia con ejecucin provisional todas las cuestio nes decididas estn sometidas a un nuevo examen, lo que no ocurre en la condena con reserva convertida en definitiva. La condena con reserva es ttulo ejecutivo por s. Con ella se agota la accin que la pre tende y nace una nueva accin ejecutiva, distinta de aquella que deriva directamente de la letra de cambio, y sometida, por tanto, no a la prescripcin cambiara, sino nicamente a la prescripcin ordinaria treintena!. Quien obra ejecutivamente en virtud de condena con reserva, no
necesita transcribir ni mencionar la letra de cambio en el emplazamiento, ni exhibirla a los rganos ejecutivos. Si se piensa que el acreedor cambiario puede operar tambin con la accin ordinaria de condena, renunciando a pedir el fraccionamiento de las excepciones, que en caso de sentencia de condena, puede pedir la ejecucin provisional, que puedo servirse de la letra de cambio como ttulo ejecutivo (Ley cambiara, art 323), que puede servirse de ella en el procedimiento de apremio, y que en las eventuales oposiciones a la ejecucin o al apremio puede darse el fraccionamiento de las excepciones, o bien no darse s l renuncia a ello, se ve que el acreedor cambiario tiene a su disposicin las siguientes ocho acciones: 1. Ordinaria de condena; 2. Ordinaria de condena con ejecucin provisional; 3. De condena con reserva; 4. De condena con reserva, con ejecucin provisional; 5. Ejecutiva con fraccionamiento de las excepciones; 6. Ejecutiva con renuncia al fraccionamiento; 7. De apremio con fraccionamiento de excepciones; y 8. De apremio con renuncia al fraccionamiento. 2.5.7 Condena con reserva de la excepcin de compensacin La compensacin produce extincin de los crditos recprocos (Cd. Civ., art 1285), por ello, quien cxcepciona la compensacin, pretende obrar la extincin total o parcial del crdito del actor, con efecto desde el da de la existencia simultnea de los dos crditos; de aqu la necesidad del examen simultneo de la excepcin de compensacin y del crdito principal, puesto que si el juez considera fundado el crdito excepcionado, deber declarar realizada la extincin del crdito del actor desde la concurrencia de los dos crditos. Pero una constitucin de Justiniano dio al juez la facultad de separar la excepcin de compensacin de la demanda principal, pronunciado sobre l crdito del actor y reservando la excepcin de compensacin cuando fuera de larga investigacin: Satis enim miserable est post mulla forle variaque ceramina, cum res iam fueiit approbala, lunc ex allera parte, quae iam paene convicta est, opponi compensa t ion e m iam cerlo el indubilalo debito el moraloriis ambagibus spem con-demnationis excludi, hoc itaque iudces observent et non prodiviores in admillendas compensaliones exislant nec moll animo eas suscipiant, sed iure slrclo utenles, si in-venerint eas maiorem el ampliorem exposcere indaginem, eas quidem al ludido, U -tem aulem pristinam iam paene expedilam sentcntia lerminali componant. Ciertas leyes modernas admiten este principio con la misma amplitud (Reg alemn, 302; Reg austraco, 391). Nuestra ley (Cd. Proc. Civ., art 102] lo acepta con las siguientes limitaciones: a) Que el crdito opuesto en compensacin sea impugnado y el juez no sea competente para conocer del juicio incidental que deriva de l; en este caso, por lo regular debe enviar los dos juicios unidos al juez competente; pero cxccpcionalmcnte puede entender y pronunci ar condena en aquel que se refiere al crdito principal (juicio principal lo llama la ley) y enviar a examen de la autoridad competente el juicio sobre el crdito opuesto en compensacin, con tal que, y b) La accin principal est fundada en documento pb lico o judicial, escritura reconocida o confesin judicial.
Por tal separacin de ambos juicios, el relativo al crdito opuesto en compensacin, iniciado como juicio incidental mediante la impugnacin del crdito, permanece pendiente ante el juez competente al cual se envi. Igualmente aqu, en bteres general de los acreedores, a quienes la ley trata de ahorrar di laciones procesales derivadas de excepciones vejatorias, y a la vez por el favor que nuestra ley concede a los crditos resultantes de escritura, se admite que el juez condene sobre la base de una declaracin de la existencia del Derecho, que en el caso particular puede resultar puramente provisional, puesto que si la nueva sentencia declarara fundada la excepcin de compensacin, la primera sentencia quedara anulada, y el actor debera, cventualmente, restituir lo que hubiera recibido y resarcir los daos (por esto puede ser ordenado que se preste caucin). Lo anterior supone que el crdito opuesto por el demandado sea idneo para obrar la compensacin legal con arreglo a las normas del Cd. Civ. (arts 1285 y ss.(. No existe una compensacin judicial como institucin distinta de la compensacin legal. Tanto el art 100 como el 102, en armona con el Cd, Civ., pretenden regular proccsalmcntc la compensacin legal |Cd. CJv., art 1285 y ss.) y, por tanto, presuponen un crdito lquido y exigible. La denominada compensacin judicial o reconvencin compensatoria, admitida por la doctrina francesa y por una parte de la nuestra, como el derecho del demandado a oponer en compensacin un crdito no liquidado para obtener la liquidacin enjuicio, sera una institucin de Derecho sustantivo, no solamente fuera de lugar en el Cd. Proc, Civ., sino contraria a la funcin misma del proceso civil, que es la de reconocer acciones y excepciones cuyas condiciones (en este caso, ser posible la compensacin de los crditos) preexistcn al proceso, y no de crear estas condiciones (en este caso, la compcnsabilidad) y, adems, contrario a la misma insti tucin de la compensacin legal, porque conducira a lo que los arts 1285 y ss., Cd. Civ., han querido precisamente evitar, o sea, permitir al deudor negar un pago oponiendo una deuda no lquida como compensacin. Se quiere reconocer esta institucin de manera errnea en el art 102 que, en efecto, regula el caso de que el crdito del demandado sea impugnado; pero esto no quiere decir que este crdito no sea lquido, ya que impugnado puede ser tambin un crdito lquido, entendindose por lquido el crdito determinado en la cantidad (Cd. Cv,, art 2081J, y no ya el crdito no impugnado, pues si no, cualquier crdito podra dejar de ser lquido. En el art 324, prr. primero, Cd. Com., se usa la palabra lquido en este sentido (excepciones lquidas); pero para la interpretacin del art 1286 se presta mejor el art 2081, porque en ste, como en aqul, se habla de crditos; y en el art 2081, la liquidacin es cosa distinta de la certi dumbre. Por lo tanto, no es exacto decir que el art 102 no pueda referirse a la excepci n de compensacin legal, de manera que sta, extinguiendo el crdito con anterioridad al juicio, deba impedir al actor presentarse en juicio; en primer lugar, el crdito del demandado extingue el del actor nicamente con la condicin de existir efectiva mente y de ser compensable, lo que es precisamente cuanto debe declararse a continuacin de la impugnacin; en segundo lugar, la compensacin legal obra de derecho, pero slo a condicin de que sea excepcionada, por tanto, en el momento de la demanda judicial, el crdito del actor no se extingue, sino que se somete a ope exceptionis. An menos exacta es la observacin que la facultad de dividir el juicio, admitida por el art 12, prr. segundo, sea incompatible con la naturaleza de la excepcin; el art 324, prr. primero, Cd, Com. (art 65 de la Ley cambiada), prueba lo contrario. Es ms exacto decir que tambin la excepcin de compensacin tiene lmites sustantivos que fijan su fundamcntacin (objeto idneo para la compensacin, ser
lquido, exigibilidad de la deuda) y lmites procesales, por los cuales, a veces, aun siendo fundada, es juzgada por separado del juicio principal, dejndose a salvo que se obre sobre la sentencia que en este juicio hubiera sido dictada primero. 2.5.8 Proceso monitorio o de apremio (Mandalum de solvendo cun clausula iustificaliva del proceso italiano intermedio; Mahnverfahren alemn y austraco; Mandisverfabren austraco; Rechlsbol de algunos cantones de Suiza oriental). Para ciertos crditos determinados, aunque no resultaran de documentos, se estableci en nuestro Derecho medieval el uso de no citar enjuicio al deudor, sino de obtener directamente del juez la orden de la prestacin que abra la ejecucin, es decir, el mandatum o praeceptum de solvendo. Pero este mandalum de solvendo iba acompaado y justificado por la clusula de que, si el deudor quisiera hacer valer excepciones, pudiera oponer dentro de un determinado trmino, la clusula iusficalva: "Si senseri se grava-lum", o bien: "nisi se opponal"; o en romance: "Salvo que el apremiado tenga causas en conlrario". El mandatum de solvendo cum clausula iuslificaliva o cum clausula nisi, era muy distinto del mandatum de solvendo del processus execulivus y documental, porque ste era dictado previa citacin del deudor y mantena la ejecucin parada, es decir, deba llevarse a cabo a pesar de la oposicin, y se distingua del otro por el nombre de man da lum sne clausula o con clusula opuesta a la clausula iustificaliva (cum clausula "etsi quis", es decir, elsi quis senserit se.gravalum). Las dos formas de mandato fueron consideradas por separado en la prctica. Igualmente, el manda lum cum clausula iuslificaliva est muy unido con formas proce sales germnicas, tales como el iudiculus commonitorius del proceso franco, y desenvuelto en nuestra doctrina. Pero, a su vez, el indiculus cummonitorius se conecta con el ltimo Derecho romano. Una vez notificado el mandatum al deudor, si ste dejaba de oponerse dentro de trmino, el mandatum se ejecutaba. S, por el contrario, el deudor se opona, quitaba todo efecto al mandatum, el cual se resolva in vim simplicis cilationis, es decir, daba lugar a un juicio ordinario. El conocimiento en el primer tiempo era incompleto, dado que en el momento de dictar la orden, el juez no saba si el deudor tena excepciones que oponer, y nicamente conoca de manera superficial los hechos constitutivos de la accin. Por ello, el mandato se llam tambin praeceptum executivum sine causae cognitione.) A partir de aqu las distintas formas de proceso monitorio de los derechos modernos, los cuales tienen estos dos puntos fundamentales comunes: que el mandato de prestacin es dictado inaudita parte y sin conocimiento completo; se dirige, sobre todo, a preparar la ejecucin. El ordenamiento jurdico, considerando que intil es el retraso que sufre la ejecucin en el proceso ordinario con conocimiento completo, en los casos en que el demandado o se adhiere a la demanda o permanece en rebelda, o, en suma, no excepte nada, autoriza esta forma de proceso, configurada a la hiptesis de que el demandado nada tena que excepcionar. La posibilidad de las excepciones y, por consiguiente, del conocimiento completo no est excluida, sino aplazada; es posterior, a la resolucin del juez. Esto dispone tambin la ley en inters general del rpido cumplimiento de las obligaciones; en el caso especial, pues, el resultado del mandato de llevar a cabo la prestacin es distinto segn que se d la oposicin del demandado dentro del trmino designado o no para el pago; en el primer, caso el mandato no tiene ningn valor porque, dictado en la suposicin de que el deudor no tenga nada que oponer, pierde todo efecto en cuanto el deudor se defienda,
aun produciendo su notificacin, respecto al pretendido deudor, el efecto de una demanda judicial. En el segundo caso, el mandato se hace definitivo, y no slo hace posible la ejecucin, sino que produce tambin, como una sentencia, la declaracin del derecho: transit in rem iudicatam, deca la doctrina. Sin embargo, este proceso, con funcin ejecutiva, no puede emplearse para la pura declaracin de derechos, ni para derechos en suspenso por una condicin o un trmino. Los procesos monitorios del derecho moderno varan en las condiciones y al objeto, puesto que algunos [como el Mandalsverfahren austraco) requieren que el derecho del actor est fundado en documentos; otros no (como el Mahnverfahren alemn y austraco y el Rechtsbot suizo; algunos pueden aplicarse a prestaciones no monetarias (Rechtsbol; tambin el Reglamento austriaco tiene una forma de proceso monitorio para la entrega de inmuebles arrendados, para el caso de arrendamiento cumplido: Bastandsverfabren, 500 y ss,); otros, nicamente para deudas de cantidades o cosas fungibles (Mahnverfahren, Mandalsverfahren}; algunos son admitidos para deudas de cualquier valor [Manverfabren alemn); otros, solamente para pequeas deudas (Mandalsverfahren austraco). El Rechtsbol, institucin antigua de Suiza oriental, dio e concepto fundamental a la Ley federal suiza sobre ejecucin y quiebra (Bundesgesetz ber Schuldbelreibung und Konkursjdc 11 de abril de 1889 (en vigor el 1 de enero de 1892). El Juzgado de Ejecucin, sobre la demanda del acreedor, provisto o no de ttulo o documento, dicta el mandamiento de ejecucin (Zahlungsbefehl) (arts 69 y ss.); si el deudor pretende oponer, debe declararlo, verbal-mente o por escrito, dentro de los diez das de la notificacin del mandato (art 74); la oposicin suspende la ejecucin (art 78); en tal caso, el acreedor debe seguir la va ordinaria, salvo que se trate de deuda fundada en sentencia ejecutiva, transacciones y reconocimientos judiciales, decretos y decisiones administrativas, en cuyo caso el juez de la ejecucin se pronuncia, dentro de los cinco das, sobre la oposicin (arts 80, 81, 83 y 84). Entre las formas extranjeras de procedimientos sumarios a favor de crditos determinados hay que recordar el procedimiento especial admitido por el derecho ingls, para deudas en cantidad determinada (liquidated demand), resultantes de documentos (contratos escritos, letras de cambio, cheques) o para prestaciones de naturaleza urgente (desahucio por arrendamientos cumplidos o por falta de pago del canon). La demanda debe contener todas las indicaciones necesarias para el conocimiento inmediato (specially indorsed demand] c ir acompaada del juramento del actor de que el demandado no tiene ninguna defensa posible. Al demandado no se le permite defenderse sino con la autorizacin del juez, previo juramento. Por el contrario, el proceso monitorio en la legislacin francesa, como el documental, es desconocido, quiz por ser desconocido a las Ordenanzas, o porque cualquier forma de proceso ejecutivo parece intil frente a la fuerza ejecutiva dispensada a los documentos pblicos contractuales. nicamente es admitido como procedimiento privilegiado, en favor de algunos crditos (ley de 24 de diciembre de 1897, art 4, para los notarios, procuradores, oficiales); actualmente, en vigor con el Reglamento procesal alemn en las provincias renanas (procdure de commandement, o procdure par injoncon. Sobre la utilidad y el regular funcionamiento de la institucin no es posible hacer apreciaciones de orden general, ya que se obtienen resultados diversos en los distintos pases. Para que la institucin sea til, es necesario contar con la normal escasez de pretensiones infundadas y de oposiciones dilatorias, como esperar que el nmero de oposiciones sea pequeo con relacin a los mandatos de pago dictados; por lo dems, dada la libertad de
provocar rdenes de pago, por una parte, y por otra, la libertad de privarles de valor con la simple oposicin, el proceso monitorio puede ser fcil instrumento de vejaciones, o bien, causa de intiles complicaciones procesales. Segn las estadsticas austriacas, la relacin entre las oposicionejLadfis mandatos de pago es de 13 por 100, aproximadamente; pero en otros pases el por 100 al 9 por 100, aproximadamente. 2.5.9 Declaraciones ejecutivas Por ltimo, trataremos ciertas resoluciones del juez relacionadas con las declaraciones antes estudiadas, en un conocimiento distinto del ordinario. Por la extrema sencillez del derecho que se trata de declarar o liquidar, el conocimiento se limita a la comprobacin, el acuerdo de las partes, una prestacin de obra, o gastos hechos con motivo del juicio, y es llevado a cabo en la forma econmica del auto o providencia sin normas especiales. Estos son los mandamientos que ordenan el pago del exceso de una cuenta Cd, Proc. Civ., art. 321 y 322), y las resoluciones de tasacin de la indemnizacin al testigo (art 245): de los honorarios y gastos debidos al perito (art 267); de los gastos al depositario de escrituras (art 288); de los gastos de una prueba delegada (Reg. Gen. Jud., art 302). Las resoluciones citadas por las normas, mencionadas son equiparadas a sentencias expedidas en forma ejecutiva. 2.5.10 Accin ejecutiva anormal y responsabilidad Tratndose de casos en que la ley permite una accin ejecutiva anormal, es decir, que no coincida con la certidumbre sobre la existencia del derecho, puede darse que, despus de llevar a cabo la ejecucin forzosa, la accin sea, a consecuencia del conocimiento pleno, desestimada. Se presenta aqu, la cuestin sobre la responsabilidad de los daos. Debe observarse sobre el particular que la ley concede la accin ejecutiva anormal al particular por su cuenta y riesgo, es decir, hacindole juez responsable de la existencia efectiva de su derecho a la prestacin; si resultara que ste no exista, est obligado a los daos. Es un crculo vicioso el decir que no puede estar obligado a los daos quien hace uso de un derecho propio, porque este derecho de ejecutar no es absoluto, sino limitado precisamente por el riesgo que el actor vencedor asume. El Reglamento procesal alemn resuelve expresamente esta cuestin (prrs. 302, 600, 717 y 945); y de los Motivos, sobre los prrs. 655 y 822 del proyecto de reforma de 1898, resulta que se quiere prescindir de la culpa para sancionar esta responsabilidad. En Italia tenemos normas aisladas que admiten esta responsabilidad objetiva; as, en caso de abandono del embargo (Cd. Proc. Civ., art 933; art 71 de la ley de 30 de octubre de 1859 sobre los monopolios industriales). Respecto al embargo declarado sin causa, Cd. Proc. Civ., art 935, dispone que el que lo inst pueda ser condenado a ios daos, y es sobre la interpretacin de este artculo que se han levantado grandes discusiones. La tendencia predominante en nuestra jurisprudencia es limitar la condena de los daos al caso en que el pretendido acreedor, valindose de la accin ejecutiva o de la medida de conservacin, haya obrado con culpa. Es decir, se restringe la responsabilidad a los lmites del abuso del derecho. Pero esta solucin es inaceptable, aparte del arbitrio que facilita en la fijacin o exclusin de la culpa, no responde ni a la naturaleza completamente especial de esta accin provisional y limitada, ni al sentido de justicia, que no permite que el dao quede a cargo de la vctima inocente de los actos ejecutivos.
Debe observarse que la preocupacin de asumir graves responsabilidades puede frenar a la mayora de los acreedores a servirse de estas acciones, que precisamaifistn concedidas al particular en inters de la colectividad.
CAPTULO 6 ACCIN DE LA LEY EN FAVOR DEL ACTOR. MEDIDAS PROVISIONALES CAUTELARES 2.6.1 Concepto
Si falta la declaracin judicial o contractual apta para la ejecucin forzosa (ttulo ejecutivo), o si la ejecucin misma exige un plazo ms o menos largo y mientras tanto se presentan tales circunstancias que impiden en todo o en parte, o hacen ms difcil o gravosa la adquisicin del bien al cual se aspira en el da en que est declarada la voluntad de la ley o est pronta para despacharse la ejecucin, se puede prevenir este peligro, acelerando la ejecucin, en los lmites legales [por ejemplo, con la autorizacin de embargo inmediatamente despus de la notificacin, Cd. Proc. Civ., art 578], o con otras resoluciones dirigidas a conservar el estado actual de cosas. Tales medidas especiales, determinadas por peligro o urgencia, son llamadas provisiona les cautelares o de conservacin, porque se dictan con anterioridad a la declaracin de la vo luntad concreta de ley que garantiza un bien, o antes de que se lleve a cabo su actuacin, como garanta de sta, y varan segn la diversa naturaleza del bien que se pretende. Las medidas provisionales cautelares mencionadas se distinguen por su naturaleza y condiciones de aquellas, tambin provisionales, que le es permitido al juez vista la especial certidumbre del derecho o naturaleza especial. No pertenecen a esta categora; 1. Todos aquellos modos de garantizar el derecho en que no interviene el juez con una resolucin, sino que consisten en acuerdos de los particulares, como las hipotecas y prendas; y 2. Todos aquellos procedimientos de cautela que pueden, ciertamente, exigir la intervencin del juez; pero que estando concedidos nicamente en el supuesto de la efectiva existencia del derecho, son, en realidad, accesorios al derecho mismo, obligaciones accesorias del obligado que pueden hacerse valer tambin mediante una accin ordinaria de condena, pero que no son puras acciones y no tienen carcter provisional. Tales son las obligaciones de prestar fianza el usufructuario que abus de su derecho (Cd. Civ., art 561); el heredero y el legatario, para el cumplimiento de la voluntad del testador (arts 855 y 856); el marido, como garanta de la dote (art 1400); el arrendatario, como garanta de los alquileres (art 1603); el embargo del patrimonio de un beneficio o de otra entidad eclesistica (art 26, del Concordato de 11 de febrero de 1929). Se comprende que, aun en estos casos, si la urgencia no permite examinar a fondo la existencia del derecho o del derecho a la garanta, puede dictarse una medida provisional de cautela (como el caso de embargo de muebles del arrendatario, basado en el art 1958, Cd. Civ. El poder jurdico de obtener una de estas resoluciones es una forma por s misma de accin (accin aseguradora); y es pura accin, que no puede considerarse como accesoria del
derecho garantizado, porque existe como poder actual cuando todava no se sabe s el derecho garantizado existe; y, sin embargo, el demandado no tienen ninguna obligacin de cautela con anterioridad a la resolucin del juez. Ta mbin aqu, el derecho a la resolucin cautelar es un derecho del estado fundado en la necesidad general de la tutela del derecho, y la parte no tiene sino el poder de provocar su ejercicio en el caso concreto. Una medida provisional responde a la necesidad efectiva y actual de alejar el temor de un dao jurdico; si este dao es o no en realidad inminente y jurdico, resultar de la declara cin definitiva. Basndose en esto, a resolucin de cautela puede ser revocada, modificada o confirmada; en este ltimo caso, puede transformarse en una medida ejecutiva (embargo de conservacin que se transforma en prenda). En la medida provisional es, pues, necesario distinguir su justificacin actual, es decir, frente a las apariencias del momento. Acta una efectiva voluntad de ley, pero una voluntad que consiste en garantizar la actuacin de oir supuesta voluntad de ley; si, por ejemplo, se demuestra la inexistencia de esta otra voluntad, tambin la voluntad actuada en la medida provisional aparecer como una voluntad que no debera haber existido. La accin aseguradora es, pues, en s misma, una accin provisional; y esto comporta que se ejercite, por regla general, a cuenta y riesgo del actor, es decir, que este, en caso de revocacin o desistimiento, sea responsable de los daos causados por la resolucin, tenga culpa o no. A manera de garantizar el resarcimiento de daos a quien se hubiera desprovisto o dismi nuido del goce de un bien en virtud de una medida preventiva, sta puede ir acompaada de una medida de conlracautela, es decir, el mandato al actor de prestar fianza (Cd. Civ., art 698; Cd. Proc. Civ., arts'363 y 928). 2.6.2 Condiciones de la medida preventiva Es el temor de un dao jurdico, es decir, la inminencia de un posible dao a un derecho o a un posible derecho: / En cuanto a la posibilidad del dao, el juez debe examinar si las circunstancias de hecho dan serio motivo para temer el suceso perjudicial; si el caso es urgente y es, por lo tanto, necesario proveer por va provisional, cul sea la mejor manera de proveer. Por lo dems, esta condicin genrica se determina mejor frente a las distintas medidas preventivas; y b) Respecto a la posibilidad del derecho, la urgencia no permite sino un examen completamente superficial (summaria cognilio); pero tambin respecto a esta condicin, son distintos los casos particulares, a veces, la resolucin es tomada precisamente porque un derecho se discute entre dos y no es, por lo tanto, necesario decidir a quin corresponde (como en el embargo judicial pendiente un litigio); otras veces, la pertenencia del derecho lia sido ya declarada a fondo y prevalece el examen del primer extremo (como en la ejecucin provisional). 2.6.3 Medidas provisionales o de conservacin Las principales resoluciones de ca utela admitidas en nuestro derecho son: A) Secuestro de conservacin (Cd. Proc. Civ.( arts 924 y ss.; Cd. Com., arts 879 y ss.). Tiene por finalidad conservar aquellas garantas de crditos que pueden ms fcilmente desaparecer, como los muebles (comprendiendo las naves), y las cantidades debidas al deudor por un deudor suyo. Es institucin de origen italiano; nuestras leyes medievales admitan tambin el arresto personal del deudor sospechoso de huida [especialmente con relacin a los extranjeros), institucin conservada en algunas leyes modernas (la alemana y la austraca). Las condiciones para la concesin del embargo conservativo son:
a) La sospecha de huida del deudor; el temor de mermas [ventas sospechosas, dilapidaciones, etc.), o, en general, el peligro de perder la garanta del crdito, lo que comprende tambin una condicin de peligro puramente objetiva, es decir, independiente del hecho, de la voluntad o responsabilidad del deudor; y b Adems, el deudor debe justificar, al menos, una apariencia fundada de crdito (fumus boni iuris), y puede tratarse de una deuda an no lquida, aunque est tambin sometida a condicin o termino. Las condiciones son, con anterioridad a la concesin del embargo, establecidas por el juez mediante informaciones sumarias [Cd. Proc. Cv., art 925), y despus, una vez realizado el embargo, ms a fondo, en un juicio de convalidacin, cuyo fin es mantener o revocar el embargo. Puede haber as, pues, un doble juicio provisional, en efecto, el embargo no se hace realmente definitivo sino hasta que no sea declarado a fondo tambin la segunda condicin, la voluntad de ley con arreglo a la cual fue concedida la garanta; lo que no ocurre en el juicio de convalidacin, sino cuando el juez competente para la convalidacin sea tambin competente para conocer de la deuda, y el actor, al pedir la convalidacin, pide tambin la condena del deudor (art 931); de otra manera, las partes son enviadas ante autoridad competente sobre el fondo, art 936). Respecto del embargo como medida de conservacin, hay que distinguir el aseguramiento con funcin coercitiva, como el aseguramiento de las rentas parafernales de la mujer [Cd. Civ., art 133), y el embargo con funcin preventiva, como el embargo de la imitacin de obras o de los medios usados para este fin, para impedir su uso mientras dure el derecho del autor (decreto-ley de 7 de noviembre de 1925, art 66). La indeterminacin imprescindible de las condiciones del embargo conservativo hace que en esta resolucin tenga especial importa ncia la prudencia y la apreciacin del magistrado en el caso concreto, a quien se le confa establecer tanto el grado de peligro [por ejemplo, exami nando si a pesar del hecho temido quedaran en el patrimonio del deudor garantas suficientes) como el grado de verosimilitud de la deuda, y tambin el de su actualidad (examinando, por ejemplo, la probabilidad de que se realice la condicin). Tocante al del arrendador, ste puede pedir el embargo de los muebles del arrendatario por el solo hecho de que hayan sido transportados de la casa o fundu arrendado (Cd. Civ., art 1958), con tal que promueva su accin en el trmino de cuarenta o quince das, segn se trate de un fundo rstico o de una casa urbana; sin prejuzgar el derecho de pedir despus el embargo conservativo con arreglo al art 924, es decir, cuando concurran las condiciones exigidas por esta norma. B) Secuestro del inmueble del deudor despus de la anotacin del requerimiento de pago Cd. Civ., art 2085). Las caractersticas de este embargo son ser vir a los fines de una ejecucin inmobiliaria. Por el solo hecho de la anotacin del requerimiento, el deudor permanece en posesin del inmueble que ha de subastarse, como simple depositario; pero el tribunal puede nombrar otro depositario. La ley no especfica las condiciones de esta resolucin (basta que el tribunal las repute oportunas). Puede concederse cuando hay razn para creer que el deudor no administre diligentemente su fundo, no rinda las cuentas de los frutos, asi como que haya el peligro de que se deterioren las cosas que han de servir a la satisfaccin de los acreedores y de prdida de los frutos, los cuales, desde la fecha de la entrega del mandamiento, se distribuyen de acuerdo con el precio de los bienes subastados. Normas especiales en fa vor
de las instituciones de crdito inmobiliario, en el texto refundido del 6 de julio de 1905, (art 41). C) Embargo judicial Cd. Civ., art 1875; Cd. Proc. Civ., arts 921 y ss.j. No tiene por finalidad conservar las garantas de un crdito, sino la cosa objeto de una pretensin, es decir, el mueble o el inmueble sobre el cual otro tiene o pretende tener derechos. El embargo puede recaer sobre una cosa cuya propiedad o posesin sea discutida por varios (Cd. Civ., art 1875) o, aunque la discusin no haya surgido, sobre una cosa sobre la cual otro alegue un derecho, y que corra peligro de alteracin, sustraccin o deterioro (Cd. Proc. Civ., art 921); sobre una herencia cuando se impugne el testamento (Cd. Civ., art 914), o sobre las cosas que el deudor ofrece por su liberacin (Cd. Civ., art 1875). De acuerdo con la doctrina y la jurisprudencia, ya superadas, la pretensin relativa a un mueble o inmueble en vista de la cual puede pedirse el embargo, deba tener naturaleza real (ius in re). Por ltimo, el Tribunal de Casacin, en sesin plcnaria, ha extendido la interpretacin del art 1875, Cd. Civ. (y, por consiguiente, del artculo correlativo, 921, Cd. Proc. Civ.), comprendiendo tambin las pretensiones de naturaleza personal, dirigidas a cosa cierta y determinada (ius ad rem), por ejemplo, la pretensin del arrendatario sobre la cosa arrendada (sentencia de 23 de mayo de 1930). Son como casos especales del embargo judicial: a) El embargo de las mquinas y de otros medios industriales empicados en contravencin de la patente; de los objetos falsificados, as como de los instrumentos destinados a su produccin, los cuales, con la resolucin definitiva, sern entregados en propiedad al poseedor de la patente (ley de 13 de septiembre de 1934, nm 1602, sobre patentes industriales, arts 113, 115); b) La posesin de los bienes de entidades eclesisticas abolidas, dados al dominio pblico, en caso de impugnacin, hasta la resolucin definitiva (ley de 7 de julio de 1876, art 16), lo que no es sino una medida provisional (aplicacin; la atribucin de esta posesin no invierte la carga de la prueba); y c) El embargo de las cosas vendidas |Cd. Com., arts 71 y 413), con la finalidad de hacer posible la definicin de la controversia y garantizar los derechos, que sern declarados en la sentencia. D} Declaracin de obra nueva y de dao temido (Cd. Civ., arts 698 y 699; Cd. Proc. Civ., art 938 y ss.). Son dos acciones de aseguramiento que aspiran ambas a evitar un dao a una cosa poseda por nosotros, pero distintas por las condiciones y fines. a) La denuncia de obra nueva pretende detener el desenvolvimiento de una determinada actividad [obra nueva) que hay razn para temer como daina para la cosa poseda, y a garantizar el ejercicio de las acciones que derivan del hecho daino cuando la actividad contine, y tiene por condiciones: 1. La posesin de un inmueble, de un derecho real u otro objeto; 2. Una obra nueva iniciada por otro en terreno propio o ajeno, desde hace menos de un ao y an no terminada [por tanto, no una actividad cualquiera iniciada sobre el suelo, sino una que, segn los conceptos de la ingeniera, pueda decirse una obra, como una construccin, una demolicin, una excavacin, una elevacin de terrenos, etctera); y 3. El temor del dao que de sta pueda derivar a la cosa poseda [por ejemplo, porque la obra se presente de tal manera que suponga una ocupacin de nuestra propiedad, o bien,
constituir una servidumbre de vista sobre nuestro fundo, o bien, violar una servidumbre de no edificar que nos corresponde sobre el fundo vecino). Estas condiciones son estudiadas por el juez con conocimiento sumario (Cd, Civ., art 698) y toma las resoluciones provisionales y urgentes, que pueden ser la suspensin de la obra y eventualmente la reduccin al estado primitivo [acompaadas de medidas de contracautela), o la continuacin, pero condicionada con una fianza para la eventual demolicin o reduccin futura de la obra o para los daos. El juicio posterior, con conocimiento completo, se procede a la decisin definitiva, examinando si la oposicin a la continuacin de la obra estaba fundada (lo que puede suponer, segn los casos, un juicio a fondo sobre la posesin, la propiedad o la existencia del derecho real); Cd. Civ., art 698; Cd. Proc. Civ,, arts 939 y 94. b) La denuncia de dao temido tiende a prevenir el dao de otra suerte inminente a la cosa, y tiene por condiciones: 1. La posesin de un fundo o de un objeto; y 2. El peligro temido de un dao grave y prximo amenazando al fundo u objeto por cualesquiera edificio, por un rbol o por otro objeto. Tambin la medida provisional tiende a evitar el peligro o a garantizar al actor mediante fianza para los daos posibles; y en un juicio ulterior se provee definitivamente (examinando a fondo el derecho a la posesin del actor, la efectividad del peligro, la necesidad o la oportunidad de las resoluciones tomadas); Cd. Civ., art 699; Cd. Proc. Civ., arts 939 y 940. E En nuestra ley falta aparte de los casos especialmente regulados, una disci plina general sobre las medidas de cautela provisionales, como en otras leyes (Reglamento alemn). Sin embargo, tambin nuestra ley trata de manera general de Resoluciones de conservacin e interinas (Cd. Proc. Civ., art 389), resoluciones de urgencia (Cd. Proc. Civ., art 275), resoluciones urgentes [Cd. Com., art 153), resoluciones provisionales y urgentes [Cd. Proc. Civ., art 808), resoluciones provisionales oportunas [Cd. Proc. Civ., arts 572 y 839; Cd. Com., art 871), resoluciones para la seguridad de los interesados [Cd. Civ., art 975), etc. Existe, pues, tambin en nuestra ley la figura general de resolucin provisional de cautela; y se deja por completo al juez establecer la oportunidad y naturaleza. La finalidad es siempre evitar que la actuacin de una posible voluntad de ley quede impedida o se haga difcil a su tiempo por un hecho acaecido con anterioridad a su declaracin, es decir, por el cambio en el estado de cosas actuales; o bien, de proveer aun durante un proceso, en caso de una posible voluntad de ley cuya actuacin no admita retraso. De esta manera, durante un litigio para el suministro de alimentos, el juez puede ordenar provisionalmente al demandado prestar los alimentos exigidos por el actor, porque si se espera a la declaracin definitiva de si el demandado debe o no los alimentos y en qu medida, el actor, en el intervalo, podra morirse de necesidad [Cd. Civ., art 145). As, pues, el magistrado ordena provisionalmente que uno de los cnyuges asista a la prole, dejando a salvo el establecer despus definitivamente quin de los dos deba hacerlo (Cd. Pro. Civ., arts 808 y 810). Corresponde a la prudencia del magistrado establecer esta amplitud concedida por la ley, segn las circunstancias la mejor manera para la conservacin del slatu quo, segn la apreciacin de los daos temidos por el derecho y los daos eventuales de la medida de seguridad. F Tocante a las declaraciones con predominante funcin ejecutiva, hemos encontrado entre stas la ejecucin provisional de la sentencia sometida a oposicin en rebelda o a apelacin,
con la funcin de una tutela enrgica de las deudas resultantes de escritura o de naturaleza comercial (Cd. Proc. Civ., arts. 363 y 409). Volvemos a encontrar la misma institucin con funcin completamente distinta, es decir, de conservacin y, por lo tanto, con condiciones distintas (Cd. Proc. Civ., art 363). Surgen casos en que la urgencia exige que la sentencia pueda ser llevada a cabo de inme diato. El Cdigo francs, siguiendo el ejemplo de leyes ms antiguas, enumera particularmente dichas causas de urgencia (art 135); y de ste deriv tambin la enumeracin del art 363. Pero en las leyes italianas se aadi una condicin ms genrica: "el peligro del retraso", que hace superfina cualquier otra determinacin particularizada. Claro que la urgencia puede acumularse con otra condicin, como a naturaleza mcrcant del juicio, que permite acordar la ejecucin provisional (Cd. Proc. Civ., art 409). En todos estos casos la ejecucin provisional no es de derecho; puede ser mandada; es, por lo tanto, confiado tambin a la apreciacin del juez el proceder, segn el grado de posibilidad del dao, o el de probabilidad de que la sentencia no sea reforma da. Por estas razones, la sentencia de pura declaracin no puede declararse provisionalmente ejecutiva; es incompatible con ella la idea de urgencia y la de provisionalidid. Hay, adems, casos de urgencia tan evidentes que la ley misma declara provisionalmente ejecutiva la sentencia. En estos casos la sentencia es ejecutiva de derecho; tal es la sentencia declarativa de uicbra (Cd. Com., art 699), la que declara la incapacidad (Cd. Civ., art 328) y, por analoga la de inhabilitacin. La ejecucin provisional, no puede ser ordenada para las cosas del juicio, aunque sean adjudicadas a ttulo de daos, lo que ocurre en el litigio temerario (Cd, Proc. Civ., arts 364 y 370). Puesto que la condena a las costas es el complemento necesario de la declaracin del derecho y, como tal, no debe tener efectividad sino cuando la declaracin exista, al hacerse definitiva la sentencia; slo entonces puede hablarse de derrota. La ley admite, sin embargo, la ejecu-toriedad tambin para tas costas, cuando la sentencia, si bien no definitiva como declaracin, tiene la normal ejccutoriedad, es decir, no est sometida ni a oposicin del condenado en rebelda ni a apelacin. G^ La declaracin de quiebra, desde la fecha de la sentencia, priva de derecho al quebrado de la administracin de sus bienes (Cd. Com., art 699). El proceso de quiebra es complicado. En l se presenta la actuacin de la voluntad de la ley en todas sus distintas formas: conocimiento, conservacin, ejecucin; es natural que la funcin de conservacin se manifieste primero. H) La fijacin de sellos y el inve ntario (Cd. Proc. Civ., arts 847 y ss.; art 866; Cd. Corn., arts 691, 733 y as., 740 y ss.). La fijacin de sellos se hace con fines de conservacin, en inters de cualquier posible titular del derecho, de los muebles formando parte de un patrimonio (sucesin, quiebra y casos semejantes), o de los documentos que se refieren a l. El inventario tiene finalidad de conservacin de los objetos y papeles, de las noticias que se refieran a todos los bienes que puedan formar parte del patrimonio, que el que realice el inventario est obligado a recoger en acta, describiendo los objetos y papeles contenidos en los lugares donde se hayan fijado los sellos, designando los inmuebles, interpelando a aquellos que tuvieron con anterioridad al inventaro la custodia de los muebles y habitaban en la casa donde estaban escondidos, si saben, bajo juramento, si hay otro que describir o falte algn objeto. El inventario debe indicar la manera con que se llev a cabo la custodia de
documentos, y los nombres de las personas a quienes se entregaron los papeles y los muebles inventariados. Cuando surja discusin entre los interesados sobre si algn objeto debe o no inventariarse, se describe en el inventario, mencionando las observaciones y alegaciones de las partes (Cd. Proc. Civ., art 872). Son muy sencillas las condiciones para la concesin de estas medidas de conservacin. En caso de sucesin, el pretor debe examinar si se prob la muerte del difunto y si la fijacin de sellos se pidi por persona que tenga una de las cualidades especificadas en el art 848 del Cd. Proc. Civ. (en particular: aquellos que puedan tener derecho a la sucesin), o bien se d uno de los casos en que la fijacin pueda ordenarse a peticin del Ministerio Pblico, o bajo declaracin del alcalde, o de oficio (art 849). En caso de quiebra, el Tribunal tiene la obligacin de ordenar la fijacin como medida derivada de la declaracin de quiebra (art 691), y el pretor o el juez delegado debe nicamente comprobar si ha sido ordenada por el Tribunal (Cd. Corn., arts 692 y 733).
CAPITULO 7 ACCIN DE LA LEY EN FAVOR DE TERCERO EJECUCIN FORZOSA. TTULO EJECUTIVO 2.7.1 Concepto de ejecucin procesal Se llama ejecucin forzosa procesal la actuacin prctica, por parte de los rganos jurisdiccionales, de una voluntad concreta de ley que garantice a alguno un bien de la vida y que resulta de una declaracin; y proceso de ejecucin forzosa, el conjunto de actos coordi nados para este fin. Dicha ejecucin entra, sobre todo, en el concepto general de hacer efectiva una voluntad, y especialmente la de la ley. Pero se diferencia de otras formas de ejecucin (diferenciacin que tiene gran importancia prctica, porque las normas establecidas para una forma no sirve para otra): a) Principalmente, de los actos que con el fin de llevar a cabo la voluntad de la ley realiza el mismo obligado, es decir, el deudor de una prestacin. Esta no es ejecucin forzosa, sino espontnea, aunque est de hecho determinada por las sanciones contenidas en la ley; porque no es posible separar este posible motivo de la ejecucin de los otros igualmente posibles (como el respeto de la ley, el inters, etc.). No es, adems, ejecucin procesal, porque se da sin ninguna intervencin de los rganos jurisdiccionales; b) De las sanciones con que la ley misma intenta forzar al obligado a cumplir su voluntad. Estas sanciones son diversas. Algunas actan ope legis, sin necesidad de la intervencin de los rganos jurisdiccionales ,como en los casos en que la ley priva de accin ai obligado mientras tanto no haya realizado la prestacin que debe as, la mujer es privada del derecho de pedir los alimentos, si abandona sin causa justa el domicilio conyugal, y mientras rehuse volver a l Cd. Cv., art 133J; as, el demandado en juicio posesorio es privado del derecho de promover el juicio petitorio hasta que no d cumplimiento por completo a la sentencia Cd. Proc. Civ., arl 445, o bien, concede una nueva accin al acreedor (embargo obligatorio en favor del marido, en el caso del art 133; segn algunos, la accin de daos como consecuencia del incumplimiento sera tambin una forma de coaccin para el cumplimiento). Otras sanciones exigen un acto de aplicacin por parte de los rganos jurisdiccionales
(multas, detencin personal, pena en el caso especial de insolvencia fraudulenta Cd. Pcn., arts 388, 641. sta no es ejecucin procesal sino cuando, en estos ltimos casos, se d la intervencin de los rganos de la jurisdiccin civil para la aplicacin y la ejecucin de la sancin; c) De los actos que la ley autoriza al acreedor a realizar como tutela del propio derecho (como en los casos de autodefensa mencionados, a los cuales algunos aaden la venta por autoridad del acreedor, admitida por el Cd, Com., arts 68, 168, 363,413, 458,471, la compra mediante autoridad del comprador, la accin subrogatoria, la separacin del patrimonio dei difunto). En todos estos casos no se tiene actividad ejecutiva de los rganos jurisdiccionales; d) De los actos de ejecucin de la voluntad de la ley que garantice un bien, realizados por los rganos jurisdiccionales en el proceso de conocimiento y de conservacin. sta es una ejecucin procesal, pero meramente terica, mientras la ejecucin forzosa es prctica, es decir, se propone actuar la voluntad de la ley en el campo de los hechos, de traducir en acto esta voluntad, con la adquisicin efectiva del bien de la vida garantizado por ella; e) De los actos de ejecucin procesal no dirigidos a actuar la voluntad concreta de ley que garantice un bien a alguien, como los actos de ejecucin de sentencia que establecen medios de instruccin, pruebas, la destruccin de documentos declarados falsos (Cd. proc. Civ., rt 309), etctera; y f De los actos de ejecucin realizados por rganos no procesales (cancelacin de hipote cas, Cd. Civ., art 236). Adems, la ejecucin forzosa no requiere siempre el empico de fuerza material. Hay ejecucin forzosa en el proceso siempre que los rganos jurisdiccionales actan contra un particular obligado, para conseguir de hecho al vencedor un bien a l debido, o para realizar una sancin aplicada como consecuencia del incumplimiento. Por ejemplo, el pignorar, respecto de terceros, un crdito de nuestro deudor es una ejecucin con efectos puramente ideales, no materiales; pero es ejecucin forzosa, porque tiende a procurar al acreedor un bien contra el obligado que debera prestarlo (Cd. Proc. Civ., arts 611 y ss.J.
2.7.2 Medios ejecutivos Cuando la actuacin de la ley mediante conocimiento tiende constantemente a un mismo resultado, es decir, a la declaracin de la voluntad de ley, la actuacin do sta, mediante ejecucin forzosa, en el mbito del fin general que se propone, es decir, el alcance prctico del bien garantizado, se consigue de las maneras ms distintas, segn dos factores: la distinta naturaleza del bien a conseguir y la distinta naturaleza de los medios para conseguirlo; la ejecucin forzosa se identifica en cada caso con un determinado medio ejecutivo. Relacionados con la ejecucin forzosa, los bienes por conseguir se clasifican en: 1. Bienes que consisten en la adquisicin de una cosa |obligaciones de dar, de origen real o personal), y estos distintos, segn que: a) Se trate de la adquisicin de una cosa cierta y determinada [corpus]; b) De una cantidad de dinero y de una cierta cantidad de cosas equiparables (genus); 2. Bienes que se consiguen mediante el cumplimiento de una cierta actividad por parte de un obligado (obligaciones de hacer); y 3. Bienes que se consiguen con la abstencin de una cierta actividad por parte de un obligado (obligaciones de no hacer).
La primera diferenciacin se complica con la variedad de medios ejecutivos, que son las medidas que la ley consiente tomar a los rganos jurisdiccionales con el fin de obtener que el acreedor consiga prcticamente el bien a que tiene derecho. Estos medios ejecutivos pueden dividirse en medios de coaccin y de subrogacin. a) Medios de coaccin Son los medios con que los rganos jurisdiccionales tienden a hacer conseguir al acredor el bien a que tiene derecho, con la participacin del obligado y, por lo tanto, tienden a influir en la voluntad del obligado para que se decida a prestar lo que debe, como as multas, el arresto personal, los embargos con funcin coercitiva; y b) Medios de subrogacin Son los medios con que los rganos jurisdiccionales tienden por su cuenta a conseguir para el acreedor el bien a que tiene derecho independientemente de la participacin y, por tanto, de la voluntad del obligado, como el tomar directa mente las cosas determinadas a que el acreedor tiene derecho; la aprehensin de las cosas muebles o inmuebles del deudor para satisfacer las deudas; la realizacin directa de la actividad debida por el deudor, si es fungiblc; el empleo de la fuerza para impedir que el deudor realice una actividad contraria a la obligacin de no hacer. Debido a la diversidad de bienes a conseguir y de medios para conseguirlos, a continuacin se exponen las siguientes observaciones: Primera. Que los medios ejecutivos que se dirigen contra la libertad individual, garanti zada por el art 26 constitucional, y contra la propiedad, declarada inviolable tambin por el art 29 constitucional, no pueden ser admitidos sino por una norma expresa de ley que derogue esas normas fundamentales. Segunda. Falta entre nosotros una norma general que (como en otros derechos: sistema de las astreinles, francesas, conlempl of Courl, ingls) autorice al juez civil a aplicar multas y otras penas como medio de coaccin o de sancin: stas son admitidas nicamente en casos particulares. Respecto al arresto personal como medio de coaccin para el pago de deuda, era admitido por el Cd. Civ. (arls 1093 y 2104) y por el Cd. Proc. Civ. (arts 750 777); pero la ley de 6 de diciembre de 1877, lo aboli como medio general y lo mantiene slo corno medio coercitivo para la ejecucin de las condenas a la restitucin, al resarcimiento de daos y a la reparacin, ya sean pronunciadas por jueces penales o civiles, por hechos castigados por la ley penal (sin aplicacin en la prctica). En fin, respecto al embargo, la ley lo admite como medida general de conservacin, pero como medida coercitiva, slo en casos especales (Cd. Civ., art 133). La ley italiana admite, en cambio, la aprehensin de cosas determinadas para entregar al acreedor, muebles (Cd. Proc. Civ,, arts 742 y ss.) o inmuebles (arts 745 y ss.(; la aprehensin de cosas del deudor con el fin de convertirlas en dinero (expropiacin forzosa), muebles (arts 557 y ss.], crditos (arts 611 y ss.), inmuebles (arts 659 y ss.); la realizacin de actividades equivalentes a aquella (fungible) debida por el deudor [Cd. Civ., art 1220, no cumplindose la obligacin de hacer por el obligado, el acreedor puede hacer que se mande ejecutar a su costa], Tercera. Confrontando los bienes a cuya adquisicin puede, en abstracto, tender la eje cucin forzosa con los medios ejecutivos concebibles en abstracto, se comprueba que hay bienes para cuya adquisicin se puede imaginar como posible tanto el empleo de medios de coaccin como el empleo de medios de subrogacin. Como los bienes que consisten en la adquisicin de una cosa cierta y determinada, una suma de dinero, o una cantidad de cosas equiparables al dinero; los bienes que consisten en el cumplimiento de una actividad (fungible) del deudor, o bien, en la abstencin del obligado de una determinada actividad.
Para conseguir estas cosas, o el cumplimiento de esta actividad o esta abstencin, es posible, en abstracto, que se obre sobre la voluntad del deudor para forzarlo a prestar, o que se obtenga directamente el bien independientemente del concurso del deudor. Si fuera de hecho, en un determinado caso, imposible el empleo de medios de subrogacin (por ejemplo, porque la cosa mueble determinada se puede ocultar fcilmente, como un ttulo, una joya; porque falten bienes del deudor qu expropiar, o porque no se tiene a disposicin la fuerza necesaria para prevenir la contravencin del obligado a no hacer), es evidente que aun los bienes de esta categora no tendran a su disposicin sino los medios (en cuanto estn concedidos por la ley) de coaccin. Se comprueba tambin que hay bienes que, por su naturaleza, no admiten ejecucin ms que mediante coaccin, porque no se pueden conseguir sin el concurso de la voluntad del obligado, tales son los bienes que se obtienen con el cumplimiento de una actividad no fungible por parte del obligado. De lo anterior se deduce la consecuencia que cuando un bien, por su naturaleza o por falta de medios de subrogacin, no puede conseguirse sino con la ejecucin por va de coaccin, y los medios de coaccin no son consentidos por la ley, aquel bien no es prcticamente conse-guible en el proceso, salvo la actuacin (si es posible, a su vez) de la voluntad concreta de ley que deriva de la lesin o del incumplimiento del derecho a una prestacin; salvo, por ejemplo, el derecho al resarcimiento del dao. Aplicando esta consecuencia al derecho italiano, se debe concluir que en nuestro derecho: a) Se puede dar la ejecucin forzosa para las obligaciones de dar en general, pero nica mente con los medios de subrogacin mencionados en la segunda observacin, y no con los medios de coaccin, porque stos no estn expresamente admitidos sino para casos particulares; si falta la posibilidad prctica de los medios de subrogacin, la ejecucin forzosa es imposible. b) Se puede producir la ejecucin forzosa para las obligaciones de hacer, pero nicamente con los medios de subrogacin previstos en el art 1220, Cd. Civ., y en cuanto la actividad debida por el obligado sea fungible, no con medios de coaccin, porque no estn admitidos; si no es posible la realizacin de la subrogacin, o si la actividad debida es infungible, la ejecucin forzosa es imposible, salvo, siempre el derecho eventualmcnte derivado, como el resarcimiento de daos. c] Por lo que toca a las obligaciones de no hacer, puesto que falta una norma expresa de Jey que autorice el nico medio de subrogacin posible, o sea el empico de la fuerza para impe-dir a actividad prohibida, derogando el principio contenido en el irt 26 constitucionn], y puesto que faltan igualmente normas que permitan medios de coaccin, debe considerarse que la ejecucin forzosa no es posible, salvo los derechos derivados de la lesin del derecho originario. Concretamente, los derechos derivados son dos: el derecho al resarcimiento de los daos (Cd. Cv., arts 1218 y 1221J, y el derecho del acreedor a pedir que se destruya lo que ha sido hecho en contravencin a la obligacin de no hacer, y de estar autorizado a destruirlo a costa del deudor [Cd. Civ., art 1222, aplicacin en el caso de contravencin a la orden de no conti nuar la obra nueva, (Cd. Proc. Civ., art 940, ltimo prr.J. La actividad de subrogacin en la obligacin de hacer (art 1220), como la actividad de destruccin de lo que se hizo en contravencin a la obligacin de no hacer art 1222); son ejecucin procesal, aunque la ley hable de autorizacin al acreedor. La prudencia del juez
debe suplir al silencio de la ley regulando en la sentencia el modo de la ejecucin; por ejemplo, nombrando un tcnico con el encargo de dirigir la obra, y tambin como persona auxiliar del tribunal, de manera de dar a las acciones el carcter de autoridad necesaria en las relaciones con las autori dades administrativas y oficiales. 2.7.3 Expropiacin forzosa en particular. Naturaleza jurdica Es el medio ejecutivo ms importante, por la frecuencia de su aplicacin, por los intereses que afecta y por las cuestiones que hace surgir; se propone la conversin en dinero de los bienes del deudor, con el fin de actuar la ley pagando los crditos de dinero, de especie o efectos determinados, slo como cantidad de un gnero dado (Cd. Proc. Civ., art 568). Debido a que es tambin el medio ejecutivo cuya naturaleza jurdica es ms oscura, es ne cesario aclararla. Hay un acto del rgano jurisdiccional ejecutivo por el cual la propiedad de los bienes del deudor pasa de ste a un tercero (adjudicatario). Pero cmo se realiza este fenmeno, por el que una persona distinta del propietario transmite la propiedad? La ley lla ma venia a este acto de transmisin; tanto el Cd. Civ. (arts 1506, 2081, 2089] como el Cd. Proc. Civ. arts 604, 605, 623-658, 662, 665 y ss., 689 y ss.]. Llama tambin expropiacin forzosa al conjunto de actividades que se concluyen con la venta (Cd. Civ., arts 2076 y ss.; Cd. Proc. Civ., arts 659 y ss.). Est claro, pues, que la ley, que da a esta investigacin una base positiva, de la cual no se puede prescindir, incluye la transmisin en el cuadro de los actos de disposicin que, en virtud del art 710 del Cd. Civ., son uno de los modos de trasmisin de la propiedad, y precisamente en el contrato de compraren ta. Sin embargo la cuestin es: quin vende? No es el deudor propietario, quien, aun siendo plenamente capaz para querer y disponer, nada quiere ni dispone. Aun menos el acreedor originario, que por s no puede disponer de cosa ajena, y al cual, por otra parte, la ley no concede otra facultad que la de pedir la expropiacin. La idea [Kohler, Alfredo Rocco) que la ejecucin forzosa por crditos no es sino la realizacin de un derecho de prenda correspondiente al acreedor mismo, que derivara de una prenda general consentida (en Italia) por el art 1949 del Cd. Civ. a todos los acreedores sobre el patrimonio del deudor, y consistira en el derecho de vender los bienes de aqul, tiene una parte exacta, en cuanto admite que la venta judicial se realice en virtud de un derecho de enajenacin correspondiente a persona distinta del propietao; pero no puede aceptarse en cuanto asigna esa facultad de enajenacin al acreedor. Tampoco puede hablarse de prenda general, puesto que no es posible una prenda sin privilegio. Y, por otra parte, la misma prenda propiamente dicha no atribuye al acreedor un especial derecho de vender, pudicndo tambin el acreedor sin prclacin hacer vender la cosa del deudor dada en prenda o hipotecada. Por otra parte, si se admite que este pretendido derecho de vender se realiza por el proceso, y no puede ser ejercitado por el acreedor, se reconoce que no pertene ce al acreedor. Se puede hablar de un derecho a la venia; pero con esto se reconocera que el acreedor no tiene derecho de vender y no vende. Creo que en el proceso, aun el de ejecucin, se realiza nicamente, no ya la obligacin, sino la voluntad concreta de ley por la cual, como consecuencia de la obligacin contrada, el acreedor debe conseguir, aun independientemente de la prestacin del deudor, un determinado bien. En cuanto al art 1949, pretende nicamente regular IB relacin entre los distintos acreedores, y no crear entre la obligacin y la accin un terlium genus, como la prenda general. El Estado vende, personificado por el rgano ejecutivo. Pero con qu derecho? No como propietario, porque el Estado (a diferencia de lo que ocurre en la confiscacin, acto jurdi co
con el cual se realiza un derecho a la propiedad garantizado por las leyes, por razones especiales, sobre determinados bienes) no hace suyos los bienes del deudor, sino que los vende directamente al adjudicatario, sin que por esto, por otra parte, realice ningn derecho a la propiedad, que pueda decirse que le corresponda. No como poder, porque el Estado no tiene en absoluto por su naturaleza y por su funcin la facultad de vender los bienes de los ciudadanos; por el contrario, la Constitucin garantiza a stos la propiedad inviolable [art 29). El Estado no puede, pues, adquirir el poder de vender los bienes ajenos sino en cada caso, en virtud de especiales exigencias de su funcin y medante un acto realizado de acuerdo con las leyes: expropiacin. La doctrina me parece ms cerca de la verdad reformulada, segn la cual la venta judicial sera un contrato en el que la autoridad quiere en lugar del expropiado. Pero s con esto se entenda antiguamente que la autoridad fuerza al expropiado a querer (una reminiscencia de esta concepcin se encuentra en el Cd, Civ., art 438, que habla del propietario forzado a ceder su propiedad), se tiene en cuenta, es verdad, el elemento coercitivo inherente a la expropiacin forzosa, pero se afirma una cosa, que si no imposible, no es verdadera, porque la expropiacin prescinde de la voluntad del expropiado. Si adems se quiere indicar que la autoridad reprsenla al expropiado, se dice una cosa incompatible con la plena capacidad que el expropiado conserva y con la naturaleza de la expropiacin, que est por entero dirigida contra el expropiado, adems de olvidar el elemento coerci tivo, que en la expropiacin es fundamental. Una probable forma de representacin legal consistira en el poder de querer la venta en lugar del titular del derecho y contra su voluntad, para la satisfaccin de su deuda, lo cual no expresara sino el resultado del ejercicio de poder conferido a la autoridad, aplicando de manera metafrica el nombre de representacin para indicar la analoga de los efectos prcticos con los de la representacin verdadera y propia (es decir, que el acto, en todos los casos, tiene efecto traslativo de propiedad como si fuera realizado por el titular de sta); pero no se explica en absoluto ni de qu modo la autoridad se encuentra investida de este poder ni cul sea el objeto de la expropiacin de que habla la ley. Por lo dems, decir que el rgano ejecutivo representa al deudor expropiado aunque obre contra su voluntad, o que obra en inters del deudor en el momento en que le aplica las mximas sanciones de la ley, slo porque los bienes que le arrebata servirn para pagar sus deudas, equivale a colocar bajo el nombre y la idea de la representacin una figura como la expropiacin, que es, con ella, completamente antittica. El rgano ejecutivo, en el momento en que vende los bienes del deudor, como en el momento en que aplica cualquier otra medida ejecutiva de coaccin, de subrogacin o de sancin, cumple siempre una funcin pblica, la actuacin de la ley; representa exclusivamente al Estado en su funcin jurisdiccional, obra exclusivamente en nteres y por exigencias de esta funcin. El rga no ejecutivo no vende los bienes del deudor para pagar las deudas de aqul, como un mandata rio, sino para procurarse, a cosa del deudor que no paga, los medios para cumplir su funcin. Por tanto, considerando las dos denominaciones dadas por la ley (expropiacin y venia), puede aplicarse el fenmeno de esta manera: la autoridad estatal, por exigencias de su funcin jurisdiccional, expropia y hace suya la facultad de vender, correspondiente por ley al propietario deudor, y a continuacin ejercita esta facultad vendiendo el bien al adjudicatario. Accediendo a la idea de que la expropiacin tenga por objeto, la facultad de vender la propiedad, he partido de una simple observacin: la facultad de disponer de un derecho es cosa distinla del derecho de que se dispone. Para aclarar esta distincin me base en la demostra-
cin del filsofo del derecho, Thon (RechLsnorm und subjeklives Rech, pp. 325-330), quien, sin embargo, no pens nunca en aplicarla al campo de la expropiacin forzosa, del cual no se ocup en absoluto. La facultad de disponer de un derecho est fuera del derecho que es objeto de disposicin, como, segn Thon, la fuerza de quien arroja una piedra es una manifestacin de poder fsico que no tiene nada que ver con la piedra arrojada. La facultad de disposicin, aado, tiene su fuente en el derecho general de personalidad, y ms exactamente, en la capacidad de obrar que se relaciona con los derechos particulares subjetivos que pueden ser objeto de disposicin, da lugar a oirs lanas facultades concreas de disponer, que viven paralelamente, junto a los derechos, autnomas, no obstante su carcter instrumental. Con el propsito de demostrar esta autonoma de la facultad de disposicin, citaremos los casos en que esta facultad, se presenta como objeto de actos de disposicin. La prohibicin (contractual o testamentaria) de enajenar una determinada cosa, en cuanto esta prohibicin, por sus razones y por su duracin, se presenta como lcita en cada caso; el pacto o norma de ley que asegura a una determinada persona el ius praelalionis en caso de venta de un determinado objeto; las obligaciones asumidas por el adquirentc fiduciario, son limitaciones de la facultad de disponer, que dejan intacto el derecho de propiedad. En el contrato preliminar de compraventa, por fin, el que promete la venta vincula en favor del otro contratante, como medio para el fin de procurarle en un momento posterior la propiedad de la cosa, su facultad de disponer, sin an disponer de la propiedad. Ms evidente aparece esta autonoma de la facultad de disponer! cuando la facultad se nos presenta como perteneciente a una persona distinta del sujeto del derecho. Los ejemplos ms representativos estn en la institucin de la representacin, legal o contractual. Sin embargo, el desdoblamiento que se realiza entre el titular del derecho y la persona investida de la facultad de disposicin, en los casos de representacin cuando la ley, presuponiendo la falta de capacidad natural, niega la capacidad de obrar a aquellos que no han alcanzado una cierta edad o permite que esta capacidad sea anulada en todo o en parte por una causa de incapacidad natural que haya sobrevenido; o cuando alguno, no pudiendo o no queriendo realizar personalmente ciertos actos de disposicin, encarga de ello a otro; tiene una caracterstica que atena la importancia de estos casos, y es que el investido de la facultad de disposicin obra en nombre del titular del derecho, Al extremo opuesto de la categora deberan colocarse los casos en que tiene lugar una adquisicin de derechos a non domino, es decir, por persona distinta del titular Cd. Civ., arts 707,933, 1319, 2137) o una liberacin por parte de persona distinta del verdadero acreedor (arts 1242,1540); en estos casos la adquisicin o la liberacin se realizan en virtud de un poder aparente de disposicin ejercitado por el poseedor de la cosa, por el heredero aparente, por el contratante simulado, por el aparente acreedor. Aqu nos encontramos en el polo opuesto de la representacin, porque no solamente el investido de esta aparente facultad de disponer no representa al titular del derecho, sino que sustancialmentc usurpa sus atribuciones, y la ley no tolera esta usurpacin sino por la necesidad de tutelar las expectativas que la apariencia del derecho suscita en terceros. En el centro existen algunos casos en los cuales la escisin de la facultad do disposicin de! derecho y su atribucin a un sujeto jurdico distinto se realizan en otras circunstancias y con otra finalidad. Por una parte, el titular del derecho es privado expresa y abiertamente de la facultad de disposicin, y otra persona es formalmente legitimada a dispone r de su derecho, de modo que el tercero que contrata con esta persona sabe que no contraa con el titular del
derecho. Por otra parte, esta expoliacin no ocurre en inters del titular ni con el concurso de su voluntad, se lleva a cabo, aun contra su voluntad, en inters de la persona a la que ha sido atribuido el poder de disposicin o en el inters de la funcin que ella ejercita, de manera que sta persona no obra en nombre del titular del derecho, sino en nombre propio. El fenmeno que se presenta en estos casos es la expropiacin de la facultad de disposicin; se manifiesta con frecuencia y en los ms diversos campos del Derecho. Si el goce de un bien pertenece al particular, es a la vez necesario a la Administracin Pbli ca, sta, mediante la requisicin, expropia la facultad del particular de gozar directa y libremente dicho bien y el particular debe contentarse durante algn tiempo con utilizarlo en una sola forma: mediante cobro de la indemnizacin que le corresponde. Si alguno olvida utilizar o ejercer de manera adecuada su derecho, cuando constituye un deber, puede expropiarse de forma total o parcial, temporal o permanente, la facultad de ejercitarlo. Dicha forma de expropiacin reviste distintas aplicaciones, desde el derecho de propiedad (por ejemplo, arrendamientos obligatorios de casas habitacin que el propietario deja de utilizar, art 1, decreto-ley de 22 de febrero de 1924), al de la patria potestad (Cd. Civ., art 233). Si la administracin de una obra pa deja de hacer valer acciones correspondientes a la entidad, la facultad de ejercitar estas acciones se expropia en favor de cualquier ciudadano que pertenezca a la provincia, al municipio o al distrito a que la obra benfica se extienda {arts 82, 83, ley de 17 de julio de 1890). Si el deudor deja de ejercitar sus derechos y sus acciones y no satisface a sus acreedores, stos pueden ejercitar aquellos derechos y aquellas acciones, lo que se reduce en la expropiacin de la facultad de ejercicio perteneciente al deudor (Cd. Civ., art 1234), expropiacin que, tratndose de acciones, se lleva a cabo con la resolucin del juez que admite a examen de fondo la demanda del acreedor, y tratndose de derechos se lleva a cabo ope legis. Por el contrario, si el deudor ejercita su facultad (por ejemplo, de renunciar a una herencia de contratar) en perjuicio de sus acreedores, estos pueden obtener la anulacin del resultado judicialmente, lo que se reduce tambin en la expropiacin de aquella facultad aunque la expropiacin tenga aqu una finalidad limitada y especial, la de impedir que la facultad se ejercite en perjuicio de los acreedores (Cd. Civ,, arts 949, 1235). Pensando que el deudor sea un comerciante y deja de hacer sus pagos por obligaciones mercantiles, con la sentencia declarativa de su quiebra es privado de la administracin de sus bienes |Cd. Com, art 699); lo que se reduce siempre a la expropiacin de la facultad del deudor de ejercitar sus derechos (excluida la de ejercitar los derechos estrictamente personales o ajenos a la quiebra, y comprendida la facultad de ejercer el comercio) y en la atribucin de esta facultad a otra persona. Cuando, la propiedad misma de los bienes del particular la exige la Administracin Pblica o un particular, para el cumplimiento de una obra de utilidad pblica, o si los bienes del deudor o los bienes hipotecarios del tercero poseedor deben convertirse en dinero para la satisfaccin de los acreedores, tiene lugar la expropiacin de la facultad de disposicin. Como se ve, la expropiacin de la facultad de disposicin en estos casos no es siempre total, de manera que al titular del derecho se le despoje de ella completamente. En algunos casos la facultad se transfiere a un tercero, sin que el titular sea privado de ella; se tiene as uno o ms investidos de la facultad de disposicin en concurso con el titular del derecho, como en el caso de la accin subrogatoria y de la popular supletoria. El sujeto a que se transfiere la facultad no adquiere, pues, el derecho objeto del ejercicio o de la disposicin, sino nicamente la facultad, como suya, de ejercitar, de disponer; el derecho
le sigue perteneciendo al titular. Y la persona que se aade a este y se contrapone, ejercita en nombre propio una facultad relativa a un derecho ajeno. De aqu resultan claros los elementos que esta figura tiene de comn con la representacin y aquellos por los que se diferencia de ella. Se tiene en ambos casos un dualismo, aceptado por la ley, de sujetos: uno, investido dd derecho, el otro, de la facultad de ejercitarlo o de disponer de l; de lo que se deduce como necesidad lgica que los actos realizados por el segundo sujeto deben tener en todo caso un valor legal. Sin embargo, este valor es distinto en los dos casos. Ya que en la representacin se presupone la incapacidad general del titular del derecho o su voluntad de confiar a otro el ejercicio de esta facultad, por lo cual la representacin est constituida en inters del titular, los actos del representante se realizan en su nombre, y considerndose como deseados por l producen los mismos efectos como si realmente fuesen. Mientras que la expropiacin se realiza en inters de personas distintas del titular y sin su voluntad, ste posee y conserva su capacidad general es, simplemente, expropiado de determinadas facultades jurdicas concretas, emanacin de aquella capacidad general, y, por consiguiente, la persona investida de estas facultades puede ejercitarlas slo en la medida y con los efectos compatibles con el hecho de que sus actos no son ni se consideran como deseados por el titular del derecho. sta es la nica idea que explica, de manera satisfactoria, la naturaleza y el fenmeno de la expropiacin de los bienes del deudor [como de la expropiacin de los bienes por utilidad pblica, institucin semejante). La autorizacin a los rganos competentes estatales a expropiar contra el deudor, es la facultad jurdica concrea de disposicin que pertenece al deudor propietario. ste es, si se piensa bien, el nico objeto posible de expropiacin. Puesto que las facultades j urdicas, como la capacidad de obrar, de las que son una aplicacin, derivan inmediatamente del orden jurdico a los sujetos. Son instrumentos concedidos a los sujetos jurdicos para fines de la vida jurdica, mediante estos instrumentos se adquieren, se modifican, se transmiten los derechos. Pero estas concesiones estn sometidas a revocacin, siempre que el sujeto use de ellas de una manera anormal o en oposicin con un fin predominante <e inters general. Como la misma capacidad genrica de obrar puede ser revocada, modificada y casi creada por el orden jurdico, por medio de los rganos competentes, cuando la locura o la tendencia del sujeto a abusar de dicha capacidad dilapidando sus bienes, lo aconsejen; as, de determinadas facultades jurdicas puede ser privado el sujeto cuando el permitrsele usar de ellas supusiera un obstculo para conseguir un fin de utilidad general (expropiacin por utilidad pblica), o el ejercicio de la funcin jurisdiccional [declaracin de quiebra, expropiacin de los bienes del deudor), o cuando el dejarlo arbitro de no usar de ellas resultara perjudicial a quien tiene un inters legtimo en que dichas facultades sean efectivamente ejecutadas. El imbcil, el prdigo, el propietario o el acreedor negligente, aquel que goce de un bien cuyo disfrute individual est en oposicin con un inters general, el comerciante que no lleve legalmente sus libros, el deudor que no paga, el padre que abusa de la patria potestad violando sus deberes, no pueden permanecer investidos de todas las facultades jurdicas que normalmente son consentidas a los sujetos jurdi cos, cada uno de ellos debe, por diversas razones y en distinta medida, sufrir una limitacin de facultad. La interdiccin, la orden administrativa que declara la expropiacin por utilidad pbli ca o que concede a quien no tiene dnde guarecerse el uso de una casa deshabitada, la declara cin de quiebra, la expropiacin de los bienes del deudor, la resolucin del Tribunal respecto de la
patria potestad, son manifestaciones distintas, justificadas por distintas razones de una forma suslarcialmenle idntica de actividad del Estado. Cuando se trata de la expropiacin por utilidad pblica o de la de los bienes del deudor, la facultad de que debe ser despojado el propietario es la de la libre y exclusiva facultad de disposicin, porque la conservacin de este instrumento de uso, de eventual abuso o de transmisin de la propiedad por parte del propietario impedira el alcance de un fin de carcter pblico. El acto de poder que la autoridad realiza con la expropiacin, ataca esencialmente a la facultad de disposicin. Dicha facultad sustrada al propietario no puede naturalmente extinguirse, ni pierde su autonoma, antes bien, la acenta. Contina siendo el instrumento indispensable de la transmisin del derecho de propiedad. El misino orden jurdico que despoja al propietario inviste con l al rgano pblico para que se sirva de l de acuerdo con el fin general que ha hecho necesaria la expropiacin. Es de entender que, en ste y en otros casos mencionados, la facultad de disposicin no le es por completo sustrada al deudor; ste nicamente es puesto en la imposibilidad de servirse de ella en perjuicio de la funcin jurisdiccional, es decir, de sustraer a esa funcin los bienes de que ella tiene necesidad para el cumplimiento de sus fines. Si con anterioridad a la venta judicial el deudor vende el bien que es objeto de ejecucin y con el precio conseguido paga a todos sus acreedores, la venta es vlida. En cualquier procedimiento de expropiacin de los bienes del deudor se distinguen dos momentos, por prximos y confusos que estn: a) La expropiacin de la facultad de disposicin perteneciente al titular del derecho y la atribucin de dicha facultad a una persona (rgano jurisdiccional) distinta del titular; y b El acto con que la persona investida de la facultad de disposicin ejercita esta facultad y dispone del derecho en favor de un tercero adjudicatario). La expropiacin, de la facultad de disposicin est precedida por un periodo preparatorio de ndisponibilidad provisional del bien por expropiar, es decir, de embargo con el fin de la conservacin del bien. Si se trata de la ejecucin sobre bienes muebles este periodo empieza con la prenda (Cd. Proc. Civ., arts 599, 603). Con la resolucin que ordena la venta tiene lugar por parte del pretor, comprobada la regularidad de los actos, la expropiacin de la facultad de disposicin, y de sta es investido el oficial encargado de la venta (art 623). A continuacin tiene lugar la venta en subasta pblica, que no es otra cosa sino el ejercicio, del oficial encargado, de la facultad de disposicin de los derechos pertenecientes al expropiado sobre los bienes pignorados. Sobre la ejecucin respecto de terceros, el periodo de no disposicin empieza con la notificacin del acto de pignoracin (arts 611 y 612). A continuacin, el procedimiento puede dcsarroliarse de dos maneras: los dos momentos son separados, en cuanto que el primero se lleva a cabo mediante sentencia la expropiacin de la facultad de disposicin sobre muebles o sobre el crdito, y despus tiene lugar la venta en subasta pblica de los muebles o de los ttulos de crdito del expropiado (arts 618 y 620), o se acumulan en un mismo acto, en cuanto que con la misma sentencia el juez expropia para s mismo la facultad de disposicin sobre el crdito y a la vez la ejercita asignando en pago el crdito pignorado al acreedor solicitante hasta la concurrencia de su crdito (art 619). En la ejecucin de los inmuebles, el periodo de no disposicin empieza con la entrega del mandamiento del embargo (Cd. Civ., art 2085). La expropiacin de la facultad de
disposicin tiene lugar en favor del Tribunal mismo con la sentencia que autoriza la venta (art 666), que precisamente por esto se anota al margen de la copia de ta notificacin (art 666, ltimo prr.). A continuacin tiene lugar la venta en subasta pblica por parte del mismo Tribunal investido de la facultad de disposicin (arts 674 y ss.j. Por lo visto el acto autoritario de expropiacin es el primero de los dos que normalmente realiza la autoridad competente; el segundo acto no es sino el ejercicio de la facultad de disposicin. Por tanto, en la ejecucin inmobiliaria, la expropiacin se realiza exclusivamente con la sentencia de autorizacin de la venta. La segunda sentencia o de venta (art 685), no contiene ninguna expropiacin, sino nicamente el ejercicio de la facultad de enajenacin de los bienes del expropiado, facultad que en virtud de la sentencia precedente pasa del expropiado al Tribunal. Lo que la antigua doctrina sostena, es pues, exacto: la llamada sentencia de vena es en realidad un contrato. Los errores de esta doctrina se evitan siempre que se admita que el acto autoritario coercitivo (expropiacin) se agota en la sentencia de autorizacin para vender; en la sentencia de venta no falta sino vender, y la actividad que en ella realiza la autoridad judicial no es en s misma sino mera actividad administrativa, actividad que se hace jurisdiccional slo con relacin al fin al que se coordina. Vendiendo, pues, la autoridad no quiere por propia cuenta, en virtud de la facultad de enajenacin que le ha sido conferida para los fines de su funcin. Es un contrato del Estado, pero con caractersticas y normas especiales. Caracterstico es el objeto porque no se enajena un bien del Estado, sino uno perteneciente a un particular y sobre el cual el Estado slo tiene la facultad de disposicin. Caracterstico es el rgano que obra por el Estado; esto es, un rgano jurisdiccional. Normalmente, la manifestacin de la voluntad del Estado en la estipulacin de los contratos se lleva a cabo por rganos administrativos. Pero as como para la enajenacin de algunos bienes (inmuebles, buques del Estado) se exige la intervencin de los rga nos legislativos, aqu se ha confiado el contrato a un rgano jurisdiccional; ello depende, sobre todo, del hecho de que la necesidad del contrato se da en un proceso civil y est coordinada al fin jurisdiccional, y en segundo lugar, por la facilidad con la que pueden surgir cuestiones que hay que resolver. Adems de estas evidentes razones de oportunidad, no puede desconocerse la posibilidad de otros sistemas; como sera la implantacin de oficinas especales de venta, puramente administrativas y tcnicamente organizadas de manera a asegurar a las ventas el mejor resultado posible, a las que la autoridad judicial, despus de realizado el acto de expropiacin con la resolucin de autorizacin a vender, podra confiar el acto mate rial de la venta de la cosa embargada. Por ejemplo, la Comisin de presas, despus de haber declarado legtima con sentencia la presa y ordenado la venta del buque, confa la venta a la autoridad martima del puerto en que el buque se encuentre; a continuacin recibe los autos para la reparticin del precio (Cdigo de la Marina mercante, arts 228, 240 y 241). Peculiar resulta la forma de la sentencia. Confiada la venta a la autoridad judicial, el legisla dor italiano, como otros legisladores, se enfrent a la cuestin de la forma que haba que dar a la adjudicacin. Decidindose, como otras leyes, por la forma de sentencia (mientras, por ejemplo, el Reglamento alemn se content con el decreto), la ley italiana no cedi a exigencias de principio, puesto que la sentencia de venia no contena conocimiento ni decisin y tampoco, aparte de la orden de abandono, ningn elemento autoritario; tan es as, que la venta de los bienes muebles se realizaba por simple acta de subasta (art 641}. Las
mismas razones de oportuni dad, que han inducido a mantener la venta de los bienes del expropiado en la rbita del proceso, sugirieron dar a la venta inmobiliaria la forma de la sentencia, como en la que normalmente se manifiesta la actividad judicial y que mejor se presta para cerrar el resultado de la subasta con un ttulo pleno y solemne de propiedad para el adjudicatario. Pero el acto de subasta conserva en el seno de la sentencia su carcter; no es objeto de decisin; falta, por tanto, una cosa juzgada que liaga estado sobre la validez de las operaciones de subasta. Ni la falta de apelacin de la sentencia de venta puede valer como preclusin de toda cuestin que se refiera a los vicios propios de la subasta. Como consecuencia de este principio es la admisibilidad (reconocida por las doctrinas francesa y por la antigua italiana) de una accin de nulidad contra la venia en subasta. En efecto, excluyendo que la sentencia de venta contenga la declaracin jurisdiccional por la cual el deudor es expropiado, desaparece la nica razn que hoy se aduce contra la admisibilidad de aquella accin. La ley consiente la restitucin de la tasa de registro percibida con las sentencias de venta forzosa de inmuebles, cuando con otra sentencia pronunciada en oposicin entre las partes interesadas y convertida en cosa juzgada, la venta se haya declarado nula. Un ejemplo de contratos plasmados en una sentencia es el acuerdo, ratificado por sentencia, sin embargo, el acuerdo, aun ratificado, puede ser anulado por lo estipulado en el art 842 del Cd. Com.; y si ninguna otra accin de nulidad del acuerdo es admitida despus de la ratificacin, esto es debido a una norma especial. Por tanto, la forma de sentencia dada a una manifestacin de voluntad no tiene siempre, y por s misma, la finalidad de conseguir todos los efectos que tienen por regla general los actos encerrados en aquella forma, conviene interpretar la norma que impone o permite dicha forma. Debe observarse que del hecho de que la venta judicial no es deseada por el deudor se deduce que ste no puede estar obligado a garanta en caso de eviccin del adjudicatario. En efecto, la obligacin de la garanta se funda sobre el hecho de haber deseado la venta. Si esta obligacin es un naturale negotil cuya exclusin estipula el art 1483, es lgico considerar que la garanta sea debida en cuanto que quien la debe este en condiciones de pactar su exclusin, lo que no puede suceder por parte de quien no quiere la venta. El expropiado no puede, pues, estar obligado a garanta, y slo estar obligado a restituir al adjudicatario, por desaparecer la causa de pago, las cantidades que hubiera recibido como residuo del precio. Tambin el Tribunal, si bien vendedor, no est obligado a la garanta porque no puede ha cer frente a otra responsabilidad sino a aquella por daos cuando haya sido imputado de dolo, fraude o extorsin (Cd. Proc. Cv., art 783), lo que excluye la posibilidad de una accin de garanta tanto contra el Tribunal como contra el Estado. Por ltimo, no puede hablarse de una accin de garanta contra el acreedor que acta, puesto que ste no es vendedor y est slo obligado, como los otros acreedores, a restituir al adjudicatario demandado cuanto ha recibido de l en virtud de la nota de asignacin, la cual, como consecuencia de la eviccin, pierde su valor, haciendo desaparecer la causa de pago; salvo la obligacin de resarcir los daos por negligencia en que haya incurrido al indicar al Tribunal los bienes por expropiar. 2.7.4 Accin ejecutiva Es el poder jurdico de crear la condicin para la actuacin prctica de la voluntad concreta de la ley, que garantice un bien de la vida. La voluntad de la ley, que debe en lodo caso existir para que se tenga accin ejecutiva, es la voluntad de que el acreedor consiga prcticamente, por el momento, un determinado bien, le sea o no debido. En la mayora de los casos (sentencia definitiva de condena) resulta tam-
bin la voluntad de que el deudor preste una determinada utilidad al acreedor, porque le es debida, en estos casos la declaracin tiene doble funcin; pero esta coincidencia puede no darse; la accin ejecutiva puedo corresponder independientemente de la declaracin del derecho a la prestacin. De la voluntad de la ley de que la ejecucin se realice, deriva a la vez el derecho del Estado de actuarla, es decir, de cumplir los actos ejecutivos, y el poder del acreedor de provocar el ejercicio de este derecho, poder que es la accin ejecutiva. S la accin ejecutiva coincide o no con la declaracin del derecho, es normal o anormal, respectivamente. A la accin ejecutiva normal u ordinaria corresponde tambin a la declaracin definitiva del derecho a la prestacin (nacida, por tanto, de una cosa juzgada o ttulo equivalente a cosa juzgada), dejando a salvo siempre la inevitable inccrtidurnbrc que deriva de la posibi lidad de hechos extintivos posteriores a la cosa juzgada. El vnculo entre la accin ejecutiva y el derecho a la prestacin, como se ha dicho en general de la accin y de la obligacin, puede tomar la figura de un caso de concurso de derechos, son dos derechos con causas distintas (en uno, el hecho constitutivo del derecho; en otro, la declaracin o ttulo ejecutivo); con contenido distinto (uno tiende a la prestacin del obligado; el otro, a producir un efecto jurdico, es decir, el acto ejecutivo); pero coordinados en una voluntad comn de ley, la de que otro consiga un determinado bien, por lo cual con la extincin del derecho a la prestacin se extingue la accin ejecutiva, y el acto ejecutivo plenamente conseguido extingue el derecho a la prestacin. La accin ejecutiva anormal o especial es la que la ley concede independientemente de ia declaracin definitiva del derecho a la prestacin; tal es la que nace de las declaraciones provisionales ya examinadas, de actos administrativos o de contratos con carcter ejecutivo. Esta accin puede desaparecer: porque la declaracin provisional en la continuacin del proceso se anule, porque el contrato o el acto administrativo se impugne y anule, o porque el exequendus para evitar la ejecucin realiza la prestacin, aunque no conste que sea debida; puede, por el contrario, transformarse en accin ejecutiva ordinaria, cuando sobrevenga una declaracin definitiva del derecho a la prestacin. Puede ostentarse tambin una accin ejecutiva aparente. Esta particular figura se explica porque la accin ejecutiva es inherente al ttulo ejecutivo y a su documento, y que, en inters general de la rapidez de las ejecuciones, no hay necesidad de conocimiento sobre la existencia actual de la accin ejecutiva. Si, pues, el deudor, pagando, deja el ttulo ejecutivo en manos del acreedor, o si el acreedor, ya pagado, obtiene la expedicin ejecutiva del ttulo; si el contrato ejecutivo es simulado o es falso, etc., hay la posibilidad de que se pida la ejecucin, y el Estado, frente a este ttulo y a esta accin aparente (y en cuanto el vicio no sea conocido por el rgano ejecutivo), tendra tambin el derecho actual de llevarlo a cabo, dejando a salvo la responsabilidad del peticionario. Por esto se comprende la importancia de la entrega de la copia ejecutiva del ttulo y de las formalidades con que la ley rodea la entrega de una segunda copia (art 557), adems de las graves sanciones contra la falsedad del Cd, Pcn. En cuanto a la prescripcin de la accin ejecutiva, es necesario distinguir entre las surgidas de sentencia y de otros ttulos. La accin ejecutiva que surge de lo juzgado o de declaraciones equivalentes no prescribe sino a los treinta aos; la que proviene directamente de una declaracin autoritaria distinta o de un contrato est sometida a la prescripcin propia
de las acciones nacidas de la relacin jurdica de que se trate. La notificacin, aunque caduque, interrumpe la prescripcin de la accin ejecutiva. Si ia ley concede la accin ejecutiva inmediatamente basndo la en un documento pblico o letra de cambio, no por ello niega la accin ordinaria que pretende conseguir una sentencia, el acreedor tiene siempre inters en conseguir la sentencia (para tener la cosa juzgada, una hipoteca judicial, el beneficio de la prescripcin trcntcnal). Las dos acciones corresponden paralelamente y pueden ejercitarse al mismo tiempo, los actos que mantienen viva a una, mantienen a la otra. La accin ejecutiva se ejercita como cualquier otra accin, es decir, con la declaracin de voluntad de que la declaracin se lleve a cabo (demanda de ejecucin). Una caracterstica de la accin ejecutiva es que mientras cualquier otra accin se satisface con la emanacin de la resolucin a que se dirige, sta no se satisface con el acto ejecutivo sino en cuanto ste haya procurado al acreedor el bien de la vida a que aspira; si el acto ejecutivo ha resultado en todo o en parte infructuoso, la accin ejecutiva sobrevive y tiende a nuevos actos ejecutivos. Tambin, la accin ejecutiva puede precisamente dirigirse a actos ejecutivos distintos, se identifica con el derecho a pedir los particulares actos ejecutivos, y por esto se multiplica segn el nmero de medios ejecutivos a que tiende. 2.7.5 Condiciones de la ejecucin forzosa y de la accin ejecutiva stas son distintas, segn que se considere la accin ejecutiva en s misma, es decir, en general, o bien, en cuanto tienda a un determinado medio ejecutivo. Considerada en s misma la accin ejecutiva, tiene como condicin general el ttulo eje cutivo. En cuanto adems, tiende a identificarse con un determinado medio ejecutivo, la accin ejecutiva tiene como condicin especial la admisibilidad del particular medio ejecutivo. En el caso de un acreedor que pretende expropiar los bienes de su deudor, su accin tiene por condiciones: a) El ttulo ejecutivo; b) La admisibilidad en general de la expropiacin de los bienes del deudor; c) La existencia de bienes de propiedad del deudor; y d) La idoneidad de estos bienes para ser objeto de expropiacin. 2.7.6 Ttulo ejecutivo en particular. Relaciones entre la accin ejecutiva y el ttulo ejecutivo El ttulo ejecutivo es el presupuesto o condicin general de cualesquiera ejecucin y, por tanto, de la ejecucin forzosa: Nulla executio sine titulo (Cd. Proc. Civ., art 553). Consta necesariamente (ad solemnilatem), en un documento escrito, del que resulte una voluntad concrea de ley que garantice un bien. Normalmente es una resolucin jurisdiccional dirigida precisamente a declarar esta voluntad, como se ha visto hasta aqu. De manera excepcional es un acto administrativo o un contrato, pero tan claro y simple que se puede deducir de el la voluntad concreta de la ley, aunque no est declarada, como la orden administrativa de pagar un impuesto (lista o matriz], o un acto contractual otorgado ante notarlo, o la letra de cambio. En todo ttulo ejecutivo es necesario, pues, tener presente y diferenciado un doble significado y elemento, sustancial y formal. a) El ttulo en sentido sustancial es el acto jurdico del que resulta la voluntad concreta de ley; y b} El ttulo en sentido formal es el documento que contiene el acto.
A fin de entender la importancia del ttulo ejecutivo en el derecho conviene recordar lo expuesto respecto al processus execulivus del derecho intermedio, que es un proceso destinado a comprobar a existencia de la accin ejecutiva, aunque sea con un conocimiento sumario. El ttulo ejecutivo moderno representa una simplificacin necesaria, porque crea la necesidad de un nuevo conocimiento del juez dirigido a declarar la existencia actual de la accin ejecutiva y permite al acreedor pedir directamente al rgano ejecutivo el acto ejecutorio. No es que falte en absoluto el conocimiento. Cuando se ha dirigido al rgano ejecutivo una demanda de ejecucin, el rgano ejecutivo debe, de oficio, examinar si existe un ttulo ejecutivo. Un cierto gra do de conocimiento se confa tambin al ms modesto rgano ejecutivo (el aguacil), y sin un ttulo ejecutivo no resulta existente, debe rechazar el acto ejecutivo, como la sentencia favorable si falta la accin; pero, por una parte, ste es un conocimiento superficial, que no se realiza por el juez, sino por el rgano ejecutivo, como se hace por cualquier autoridad que sea requerida para un acto de su oficio, inaudita parte; el acto ejecutivo se concede sin necesidad de que el deudor sea citado; por otra parte, este conocimiento tiene por objeto, la existencia de un documento que tenga los caracteres exteriores del ttulo ejecutivo, y no declara la actual existencia de la accin ejecutiva; se abandona al deudor el provocar la declaracin sobre este punto me diante la oposicin. Aun en los casos en que antes de acordar el acto ejecutivo es necesaria la citacin del deudor, como en la expropiacin inmobiliaria, objeto inmediato del juicio no es la accin ejecutiva, sino la admisibilidad del acto ejecutivo en la hiptesis de que la accin exista; por esto la sentencia que autoriza la venta no se convierte en cosa juzgada sobre la existencia actual de la accin ejecutiva, a no ser que el demandado haya provocado una declaracin inci dental al efecto. Por tanto, el ttulo ejecutivo representa y tiene implcita la accin ejecutiva que est ntima mente ligada al ttulo ejecutivo y al documento que lo consagra, la posesin del documento es condicin necesaria tanto para pedir actos ejecutivos como para llevarlos a cabo; y, por otra parte, la posesin del ttulo ejecutivo es condicin suficiente para que el acreedor obtenga el acto ejecutivo, sin que l deba probar tambin el derecho a la prestacin. Tal figura tiene aspecto de la llamada incorporacin, que se da en el caso de crditos ligados a la posesin del documento, desde el billete de banco hasta el ttulo a la orden.
Debido a esta funcin del ttulo ejecutivo, se comprende que en todos ios casos de ttulos de que puedan tenerse varias copias (sentencias, actos notariales) la ley ha credo necesario impedir que por una sola accin ejecutiva puedan tenerse varios ttulos representativos, a lo que ha atendido disponiendo que del ttulo ejecutivo se deje una copia contrasellada de una manera particular, con el fin de que a esta copia, se le asigne la funcin de representar la accin ejecutiva. sta es la copia del ttulo expedida en forma ejecutiva (Cd. Proc. Cv., art 555), de la siguiente manera: 1. Encabezar la copia en nombre del soberano reinante en el momento en que la copia se expide. S este soberano es el mismo en nombre del cual la sentencia fue pronunciada (Cd. Proc. Cv.( art 54), se tendr un nico encabezamiento para todos los efectos; en caso distinto, la copia de la sentencia ser encabezada por el primer soberano y la adicin de la frmula ejecutiva por el nuevo; y
2. La adicin al final de la copia de la frmula ejecutiva, en los siguientes trminos: Ordenamos a todas las autoridades judiciales que sean requeridas para ello, y a cualquiera corresponda poner en ejecucin la presente, al Ministerio Pblico de prestaros asistencia, a todos los comandantes y oficiales de la fuerza pblica de socorrernos en ella, cuando sean requeridos para ello legalmenle (art 556). Apreciada por esta frmula, pareca tener razones meramente histricas. Se conecta, por una parte, con la divisin de la funcin judicial en el proceso germnico, es decir, con el acto solemne con que el rey, el emperador, el seor feudal o su funcionario asuman la sentencia encontrada por los jueces y proclamndola imponan su reconocimiento a los subordinados. Se conecta, por otra parte, con el praeceptum de solvendo con que el juez abra, en un tiempo, la ejecucin, y que en Francia, dada la autonoma de los rganos ejecutivos frente a los jueces, se incorporaba con la frmula ejecutiva en la sentencia misma. Se conecta con la limitacin territorial de las jurisdicciones, y, por consiguiente, con los visa y con los pareatis, que bajo la Ordenanza francesa eran necesarios para que una sentencia pudiese ejecutarse fuera de la jurisdiccin del juez que la haba dictado. La doctrina de la divisin de poderes favoreci su conservacin. Pero en el Derecho moderno la frmula ejecutiva, como es en Italia y en Francia, como fue en otras partes [Baviera y Hannover), a primera vista no parece otra cosa que una afirmacin exterior y solemne de una eficacia que ya es inherente por s al ttulo ejecutivo; que una orden a los rganos ejecutivos, que ya deriva inmediatamente de la ley con base al hecho concreto de la existencia de un ttulo ejecutivo, tanto ms teniendo en cuenta que la clusula es puesta o por un rgano jurisdiccional inferior, como el secretario, o por persona que no tiene jurisdiccin, como el notario. Parece por esto una formalidad superflua, utilizada a lo ms en alguna ley (Reglamento alemn) como una atestiguacin de la ejecutoriedad, que el secretario no extiende si no consta el paso a cosa juzgada, el cumplimiento de las condiciones, etctera. Pero actual y prctica parece, por el contrario, la importancia de la expedicin de la copia del Ttulo en forma ejecutiva, si se considera que esa expedicin tiene la finalidad de contrasea la copia representativa de la accin ejecutiva. Es este oficio el que sirve para explicar la razn de ciertas normas de la ley y ciertas consecuencias que derivan de ellas, Y ms concretamente: 1. Las copias en forma ejecutiva no pueden, como cualquier copla, expedirse indiscriminadamente, sino exclusivamente a la parle que tiene o tendr la accin ejecutiva, es decir, a cuyo favor fue pronunciada la sentencia o el mandamiento, o fue estipulada la obligacin (art 557). 2. Cuando varios tienen accin ejecutiva con arreglo a la misma declaracin, cada uno de ellos tiene derecho a una copia ejecutiva. 3. Slo se puede expedir una sola copia ejecutiva a la misma parte. 4. Cuando esta tiene inters en obtener una segunda copia o ms (por prdida, destruccin, ndisponibilidad, etc., de la copia anterior), debe pedir la autorizacin, en cuanto a los actos judiciales, al conciliador, pretor, presidente del Tribunal por el que fueron dictadas; en cuanto a los actos contractuales, al Presidente del Tribunal civil en cuya jurisdiccin fueron otorgados, la autorizacin se da previa citacin de la oir parle, de manera que en este caso puede tener lugar un conocimiento ordinario con el fin de evitar que la nueva copia sea expedida a persona que no tiene la accin ejecutiva [art 557|. Por no haber tenido en cuenta esta razn del juicio de autorizacin, fue posible que, inadvertidamente, en un Dccrcto-ley
sobre las Secretaras [art 25, Dccreto-lcy de 2 de septiembre de 1919) se suprimiera la formalidad de la contradiccin. Pero el Decrcto-lcy siguiente, de 8 de mayo de 1924, declar [art 97) que la dispensa de la contradiccin se refera slo a la expedicin de copias no en forma ejecutiva. El particular juicio de autorizacin [Cd. Proc. Civ., art 557) presenta una analoga sustancial con el juicio en caso de prdida de la letra de cambio y otros ttulos de crdito [Cd. com., arts 329 y ss.). Se trata, en efecto, de reconstituir la accin ejecutiva a favor del acreedor que, al perder la posesin de la copla ejecutiva, la ha perdido; y puesto que quien paga a un acreedor provisto de ttulo ejecutivo tiene derecho a retirar la copia ejecutiva o, al menos, puede y suele hacerlo as, la falta de la copia ejecutiva en manos del acreedor hace presumir el pago, y es justo que la accin ejecutiva no sea restituida al acreedor sin dar vista al deudor. El objeto de este juicio es el derecho del acreedor a reconstituir la accin ejecutiva que ha perdido al perder la posesin de la primera expedicin ejecutiva del ttulo, la cuestin principal a resolver es s la prdida de la accin ha sido accidental y momentnea o bien legtima y definitiva. Son, por lo tanto, objeto de examen en este juicio todas las razones que pueden haber causado la perdida de la posesin de la primera expedicin por parte del acreedor, incluso el pago. Puede parecer grave que una cuestin de fondo tan importante sea decidida por juez unipersonal, aun cuando el valor del juicio sobrepase las 5000 liras, y ms an, que el juicio sea a veces decidido en nico grado (por el presidente del Tribunal de Apelacin); pero conviene observar que la situacin de hecho suele ser en estos casos muy sencilla, y de igual manera la prueba referente al pago. sta incumbe, en primer lugar, al deudor, no constituyendo la falta de posesin del ttulo por parte del acreedor una praesumplio iuris, sino simplemente una praesumplio hominis, y podr normalmente darse con facilidad tambin porque el deudor que paga a un acreedor provisto de un ttulo ejecutivo, si no recoge el ttulo, suele exigir una declaracin de liberacin escrita. La presuncin de restitucin derivada en favor del deudor por la falta de posesin de ttulo por parte del acreedor, desaparece en el caso en que el deudor no exhiba el ttulo que le ha sido restituido; de lo que, por el contrario, nace una presuncin contra ria al deudor mismo, presuncin que estar reforzada por la falta de exhibicin de un acto de recibo. 5. Para la letra de cambio no se requiere la expedicin en forma ejecutiva Reg. Cd. Com., art. 67), porque sta, siendo en s un ttulo de crdito, expedido en documento nico, al que es inherente por ley tanto el derecho literal de crdito como la accin ejecutiva, no tiene necesidad de ninguna convalidacin ulterior; y 6. Cuando el deudor que paga a un acreedor provisto de ttulo ejecutivo tiene derecho a recoger el ttulo [art 45, ley cambiara de 1934), porque, como extingue la accin ejecutiva, de esta suerte tiene inters de arrancar de manos del acreedor el documento que la representa. Si el ttulo permaneciese en poder del acreedor, ste conservara una accin ejecutiva aparente. La expedicin ordinaria en forma ejecutiva es a veces simplificada: para las resoluciones previstas en los arts 245, 267, 277 y 288, Cd. Proc. Civ,; 302, Reg. Gen. Jud.J. Reemplaza a la forma ejecutiva la declaracin de que la copia es expedida con arreglo a uno de dichos artculos (Reg. Gen. Jud., art 307J. 2.7.7 Diversos ttulos ejecutivos Segn Cd. Proc. Civ., art 554,son ttulos ejecutivos: 1. Las sentencias; 2. Las ordenanzas y los actos atribuidos por ley carcter ejecutivo; y
3. Los actos contractuales otorgados ante notario o funcionario pblico autorizado. Una clasificacin sistemtica de los ttulos ejecutivos puede basarse en la naturaleza y la proveniencia del acto jurdico del que resulta la voluntad de la ley a actuar; ste puede ser autoritario o contractual; y el acto autoritario puede ser jurisdiccional o administrativo. A) Ttulos ejecutivos provenientes de autoridad jurisdiccional. Con base en las resoluciones del juez, y considerando nicamente la ejecucin personal forzosa, podemos enumerar los siguientes ttulos ejecutivos: 1. Las sentencias de condena Slo estas pueden dar lugar a ejecucin forzosa, dictadas por jueces ordinarios, jueces especiales, el juez civil o el penal. Igualmente, las sentencias de condena pronunciadas por jueces administrativos sirven de base a las ejecuciones forzosas procesales, en cuanto su ejecucin est confiada por ley a rganos procesales, para las decisiones del tribunal de cuentas, de los consejos de prefectura, de las IV y V secciones del consejo de Estado, de la Junta provincial administrativa. La prestacin objeto de condena puede consistir en dar, en hacer o en no hacer (sal vo los lmites de realizacin inherentes a la distinta naturaleza de las prestaciones examinadas. Las sentencias ejecutivas pueden ser definitivas o no definitivas, pero ejecutivas por ley, o no definitivas, pero ejecutivas por clusula de ejecucin provisional; pueden ser, adems, de condena con reserva. Tratndose de varias sentencias pronunciadas en distintos grados, ttulo ejecutivo es aquella que contiene la fijacin ltima sobre la prestacin debida. S la sentencia de apelacin confirma la sentencia de condena de primer grado, ttulo ejecutivo debera ser la sentencia de apelacin; pero, por razones de oportunidad prctica, la ley considera como ttulos ejecutivos tanto la sentencia de primer grado como la de confirmacin, disponiendo que el oficial encargado de la ejecucin estar tambin provisto de copia en forma ejecutiva de la sentencia pronunciada en apelacin {art 243, Reg. Gen. Jud.). Por el contrario, respecto a la prestacin debida, la sentencia del Tribunal de Casacin que rechaza el recurso promovido contra una sentencia de condena, no es ttulo ejecutivo porque aun en este caso el Tribunal de Casacin, por su funcin, no estatuye sobre la relacin sustantiva, sino que se Umita a declarar que la sentencia del juez de apelacin no es revocable. 2. Los mandatos de prestacin, varios de los estudiados anteriormente. Sean dictados en el procedimiento monitorio, en el transcurso de un proceso ordinario, para conferir cjccuto riedad a actos adiinistrativos, o bien sean autos o decretos. 3. Las resoluciones provisionales de cautela Sean sentencias, autos o decretos. 4. Las sentencias arbitrales (laudos) ejecutivas por decreto del pretor o admitidas en otras formas por leyes especiales. Cuando el cnsul juzga como arbitro en as cuestiones entre nacionales, expide l mismo copia ejecutoria de la sentencia (ley consular de 28 de enero de 1866). 5. Las sentencias y otras resoluciones definitivas o de cautela de las autoridades extranjeras, convertidas en ejecutivas segn las normas, Cd. Proc. Civ., arts 941 y ss., modificadas por la ley de 28 de mayo de 1925, segn las convenciones internacionales especiales o generales (Convencin de Ginebra para la ejecucin de las sentencias arbitrales de 25 de septiembre de 1927).
En cuanto a las consecuencias de ejecucin poco importa que la prestacin debida por el deudor lo sea en virtud de la relacin jurdica objeto de la sentencia u otra resolucin, o en virtud de la sentencia o de la resolucin misma, como ocurre para las costas del litigio. Respecto a las costas son ttulos ejecutivos tambin las sentencias de pura declaracin y las constitutivas, las sentencias desestimatorias, las de casacin. De igual manera respecto a las condenas a los daos del proceso y a las condenas a multas o correcciones. B) Ttulos ejecutivos provenientes de autoridades administrativas. Se debe distinguir aqu las declaraciones realizadas por una autoridad administrativa en favor de los particulares, y los autos administrativos que suponen una prestacin realizable contra particulares por va de ejecucin procesal forzosa en favor de la Administracin Pblica. Pertenece al primer grupo el certificado de crdito dado por el sindicato de corredores de bolsa despus de la liquidacin obligatoria de una operacin [arts 43 y 44 de la Ley sobre la Regulacin de las bolsas, de 20 de marzo de 1913). Corresponden al segundo grupo: 1. Las listas o matrices de los impuestos directos o indirectos y prestaciones equipara das a los impuestos. Las listas adquieren la fuerza ejecutiva por un decreto del prefecto, pero son exigibles en parte de un rgano especial (recaudador), en parte, por rganos ejecutivos ordi narios (ley sobre la recaudacin de los impuestos). 2. Las cuentas de gastos de resoluciones administrativas u cargo del particular. Se convierten en ejecutorias por el prefecto, odo el interesado, y la ejecucin procede como para los impuestos (Ley municipal y provincial). 3. El Real decreto de expropiacin de los derechos de autor tiene fuerza de ttulo ejecutivo tanto contra los titulares de derecho como contra los terceros detcntadores de los originales (art 55, ley de 7 de noviembre de 1925). 4. El decreto ministerial que ejercita el derecho de prclacin para adquirir una obra de arte tiene fuerza de ttulo ejecutivo aun contra el actual poseedor de la cosa enajenada [art 1, 24 de mayo de 1926). C) Ttulos ejecutivos contractuales La accin ejecutiva admitida por la ley y tambin con fundamento en determinadas declaraciones contractuales. Se habla aqu de declaraciones en sentido impropio, porque falta una intervencin cualquiera de autoridad que tenga por objeto la declaracin de la existencia de la accin ejecutiva y que implique una orden de ejecucin dirigida a los rganos ejecutivos. Son aqu las partes las que documcntalmcntc pronuncian sus declaraciones de voluntad, pero respecto a la naturaleza de la declaracin o de la relacin declarada, la ley admite que los rganos ejecutivos, con la presentacin de dichas declaraciones, proceden directamente a los actos de ejecucin, para procurar al requirente un bien correspondiente a aquel que le es debido con arreglo al contrato. Aqu se tiene ms bien ejecucin fundada en declaracin que ejecucin de la declaracin. 1. Actos contractuales otorgados ante notario u otro funcionario pblico autori zado para recibirlos La ley italiana, que no admite como institucin general el proceso documental en estos actos, admite, en cambio, la fuerza ejecutiva inmediata. Esta institucin, que viene de los cdigos sardo y francs, no es sino una le jana derivacin del proceso ejecutivo italiano medieval, y ha pasado a otras leyes modernas. La razn de esta institucin no reside en la cualidad de funcionario pblico del autorizante, el cual, como el notario, puede no ser una autoridad; tampoco en el voluntario sometimiento del deudor a la ejecucin inmediata, pues to que nuestra ley y la francesa, a diferencia de la alemana, no exigen que el deudor, en el con-
trato, se someta expresamente a la ejecucin; adems, la voluntad, el acto dispositivo del deudor respecto a la ejecucin inmediata, si no se tiene cr. absoluto en cuenta por nuestra ley; tan es as que admite la ejecucin inmediata tambin fundada en actos autnticos otorgados en tiempos en que la ejecucin inmediata no era admitida, con la nica garanta de que la primera copia ejecutiva sea expedida con arreglo a la autorizacin especial descrita para las copias posteriores por el art 557 (disposiciones transitorias, Real decreto de 30 de noviembre de 1865, art 13yReal decreto de 25 de junio de 1871, art 69), u otorgados en sitios que an pueden rechazarla (Cd. Proc. Civ., art 944). La razn est, por el contrario, en la especial certeza que presenta en estos casos el crdito; de manera que hay razn para considerar que la sentencia correspondera al tenor del acto pblico; y si a veces no es as, el Derecho, por regla general, en inters pblico, olvida las posibilidades de estas anomalas, dejando a salvo a responsabilidad de quien procede, por los daos. Las condiciones especiales para que de estas declaraciones nazca una accin ejecutiva, tal como resultan del mismo art 554, son: que se trate de actos contractuales (excluidos, por tanto, por ejemplo, el testamento); que se trate de actos otorgados ante funcionarios pblicos (se excluye, por tanto, la simple escritura privada autenticada; por excepcin, en Toscana las escrituras privadas reconocidas notarialmente con anterioridad al lo. de enero de 1865, con tal que se haya expedido copia ejecutiva de ellas, no se excluyen; disposiciones transitorias de 30 de noviembre de 1865, que se trate de un funcionario pblico determinado, es decir, habilitado para autorizar los actos en el lugar donde el acto se lleva a cabo (Cd. Civ., art 1315), como son, sobre todo, el notario, el cnsul en funciones de notario, los funcionarios de la Administracin Pblica autorizados a actuar como notarios, el secretario judicial, cuando recibe actos de sumisin de los fiadores |Cd. Proc, Civ., arts 329 y 463). Se puede aadir que la declaracin contractual es ejecutiva slo cuando se trata de deudas de dinero o cosas fungibles que den lugar a expropiaciones; la limitacin la sugiere la historia ms prxima del proceso ejecutivo y de los documentos ejecutivos, por la misma ley, que para las ejecuciones que tienen por objeto la entrega de cosas o el abandono de inmuebles no presuponen otro ttulo ejecutivo que la sentencia o un mandato de prestacin [Cd. Proc. Civ., arts 741, 742, 744, 747 y 748; ley de 24 de diciembre de 1896), y an ms para las prestaciones de hacer o no hacer, respecto a las cuales el art 554, no es aplicable. 2. Actos autnticos otorgados en pas extranjero y por funcionarios pblicos extranjeros convertidos en ejecutivos por el tribunal civil del lugar en que la escritura debe tener efec to (Cd. Proc. Civ., arts 559 y 944). Poco importa que los mismos actos tengan en el Estado de que provienen la eficacia ejecutiva inmediata, puesto que si un acto debe tener o no fuerza ejecutiva es regulado por la lex fori. El oficio del Tribunal consiste suslancalmente en reconocer la existencia de un acto que valga en el pas de donde proviene como acto autntico jo pblico), y que no sea contrario al orden pblico ni al derecho pblico interno: formalmente, en nacionalizar esta escritura, confirindole el efecto (ejecutoriedad fundada en la fe pblica) que tendra si proviniese de un funcionario pblico nacional. 3. Letras de cambio Contiene las consecuencias del ttulo ejecutivo, segn las disposiciones del art 554 del Cd, Proc. Civ. para el principal y los gastos (Cd. Com., art 323; ahora Ley cambiara de 1934, art 63). Es sta una innovacin del Cd. Com. de 1882; el Cdigo de 1865 conoca solamente el proceso cambiario (art 234), conservado tambin por el nuevo Cdigo en el art 324, ahora art 65 de la Ley cambiara. La finalidad de la ley era favorecer todo lo posible con esta institucin la circulacin y el rpido cobro de las letras, contando con la normal sinceridad de los efectos cambiarlos, garantizada por graves sanciones penales
(Cd. Pcn., art 491). Como el proceso cambiario, as la eficacia ejecutiva de las letras de cambio est limitada al caso en que se ejercite la accin cambiara dirigida al pago. Como la condena en el proceso cambiario, as la ejecucin, con arreglo al art 63, no puede ser retrasada por excepciones que exijan larga indagacin. Sin embargo, si el que opone niega la existencia de la letra, al no recono cer la firma o la representacin, o fundamenta con pruebas escritas graves o motivos fundados, basta para que pueda ser suspendida la ejecucin, con simple providencia del pretor o del presi dente del Tribunal (art 64, Ley cambiara). El art 323 no estipulaba expresamente sobre las letras de cambio extranjeras; pero tratndose de un acto puramente privado no era necesario ninguna norma especial, la letra de cambio tiene en Italia eficacia ejecutiva inmediata, cualquiera sea la ley que la rija como obligacin. No se llega a este resultado argumentando las palabras inciertas del art 58 del Cd. Com.: la forma en que han de hacerse los actos para el ejercicio y la conservacin de los derechos o para su ejecucin..., como del principio general, que los modos de actuacin de la ley y, por tanto, las condiciones de la accin ejecutiva, se regulan por la lex fori, Este principio se deduce del art 10, Disp. Prcl. Cd. Civ., y son una aplicacin de el las normas mencionadas, que admiten la ejecutoriedad de actos pblicos regidos por leyes anteriores o extranjeras; normas que excluyen perentoriamente que la cjeculoriedad sea un efecto de la obligacin, es decir, un producto de la voluntad dispositiva de las partes, como se afirma por quienes quieren aplicar el art 9 Disp. Prel. Cd. Civ., a esta cuestin. La cuestin es idntica frente al art 323 y al prr. primero del 324. Quien obra en virtud de una obligacin cambiada regida por una ley extranjera, puede pedir en Italia una condena con reserva, con arreglo al art 324, prr primero, o bien la ejecucin en virtud del art 323. En mi opinin, la letra de cambio extranjera, no a los efectos de la obligacin, sino de la ejecutoriedad en Italia, deben tener tambin todos aquellos que, segn la ley italiana, son requisitos esenciales porque slo con esta condicin el art 323 conceda la accin ejecutiva, y el art 324, la accin sumaria; y no haba nada de extrao en que sobre estos requisitos juzgara en el primer caso sumariamente el auxiliar judicial antes de detenerse a obrar, como cada da tiene que juzgar si existe o no una sentencia y cosas parecidas. No se exige en este caso un juicio esencial de comprobacin. Particular y sustancialmen-te, este juicio sera superfluo, no slo porque la autoridad judicial puede conocer de la existencia y validez de una letra de cambio, exactamente igual que conoce frecuentemente de la existencia y validez de una sentencia o de un acto autntico, sino porque los posibles inconvenientes derivados del error del auxiliar judicial, adems de ser reparables con la oposicin estn compensados por las ventajas de la institucin cambiara: desde el punto de vista formal, este juicio es intil, porque en la letra de cambio, como acto formado por particulares, no hay ningn elemento pblico (como el elemento jurisdiccional en la sentencia, o la funcin de certificacin en el acto pblico) que nacionalizar. Y ciertamente, la voluntad concreta de ley extranjera que se manifiesta en toda letra de cambio necesita ser nacionalizada en Italia para ser actuada en Italia: pero esta nacionalizacin de ley se realiza ope legis, cuando concurren las circunstancias, de los arts 9 Disp. Prel. Cd, Civ., 58 Cd. Com., y 105 y 10G, Cd. Proc. Civ. (27); el juez declarar el derecho a las prestaciones cambiaras segn la ley que lo regule, y respecto a la accin ejecutiva, nace directamente de la ley italiana fundndose en el hecho de la existencia de la letra de cambio extranjera. El Tribunal Supremo, se adhera a la vieja opinin de que la ejecutoricdad de la letra de cambio es un efecto de la obligacin, y terminaba por declarar que, "segn la ms autorizada
doctrina, cuando se procede basndose en ttulo cambiario emitido en el extranjero, es necesario nicamente declarar si dicho ttulo reviste las formas extrnsecas prescritas por la ley del lugar de creacin, mientras la eficacia ejecutiva le es conferida directamente por la ley italiana; de donde se deduce la inutilidad del juicio preventivo de comprobacin" . Segn el art 4o. de la Convencin de Ginebra de 7 de junio de 1930, para regular ciertos conflictos de ley en materia de letra de cambio y de giros cambanos, les effects des oblgalions de l'accepleur d'une lettre de chango et du soucripleur d'un billet a ordre son I determines par la loi du lieu ou ees lilres sonl payables. Pero la norma no resolva en absoluto la cuestin, porque la ejecutoricdad no estaba comprendida en los efectos de la obligacin, o porque el lugar de pago no coincide con el lugar de la ejecucin. Hoy, sin embargo, ha sido resucito en sentido contrario a lo que yo sostengo, por el art 63 de la Ley cam biara citada, que ha dado preferencia al principio de la reciprocidad, disponiendo que "la letra de cambio expedida en el extranjero tiene los mismos efectos [de ttulo ejecutivo), en cuanto es tos son admitidos por la ley del lugar en que la letra ha sido expedida". 4. El cheque bancaro (art 55, ley de 21 de diciembre 1933.) 5. Declaraciones contractuales con la intervencin del magistrado A veces, el acuerdo de las partes lo procura el magistrado, y el acto relativo se redacta con su intervencin. A veces, el acuerdo de las partes no tiene valor si no es ratificado por el juez. La intervencin de ste confiere en estos casos eficacia ejecutiva a la declaracin, segn el art 554. Tales son: a) La conciliacin exlraprocesal ante conciliadores (Cd. Proc. Civ., art 7), con tal que entre en los lmites de la competencia contenciosa de estos jueces; b) Acuerdos amistosos en el proceso, cuando estos son admitidos como actos procesales (Cd. Proc. Civ., arts 417 y1464: Real decreto de 20 de septiembre de 1922, sobre el procedimiento ante el pretor y el conciliador, art 6o., Real decreto de 26 de febrero de 1928, sobre las controversias individuales de trabajo, art 10, Ley consular de 28 de enero de 1866, art 110); y c) Acuerdos homologados (Cd. Proc. Civ., arts 316 y 811; Cd. Com., art 836, ley de 31 de enero de 1904, sobre los accidentes de trabajo, art 14). 2.7.8 Requisitos del ttulo ejecutivo Cuando la accin ejecutiva tiene por condicin general 1 ttulo ejecutivo, ste a su vez, debe tener determinados requisitos que constituyen otras tantas condiciones especiales de la accin ejecutiva, unos sustanciales (que se refieren al ttulo como declaracin), otros formales (que se refieren al ttulo como documento). A) Requisitos sustanciales. El ttulo, por rega general debe ser definitivo, completo, no condicionado. a) Definitivo. El ttulo es definitivo, como se ha visto, en el ms completo sentido de la palabra, cuando no est sometido a impugnaciones ni a un periodo de conocimiento posterior. Pero a los efectos de la ejecucin (quoad executionem), se llama definitiva la declaracin no sometida a las impugnaciones que tienen la eficacia de suspender la ejecucin. Son, por tanto, definitivas en este sentido tambin aquellas resoluciones que se dirigen precisamente a la ejecucin, aunque sea fundada en conocimiento parcial o no definitivo, de que se ha hablado y aquellas resoluciones que tienen carcter de medidas cautelares, por tanto, revocables en el caso en que el derecho no exista. Referente a las impugnaciones, hay declaraciones defi nitivas para la ejecucin, porque estn dictadas como juicios nicos, no sometidas a impugnacin [sentencias inapelables, Cod. Proc. Civ., arts 171, 257, 615, 702, 738; ley de 15 de septiembre de 1922, art l.j; porque sean
por su naturaleza ejecutables de inmediato (como el mandato de embargo conservativo, etc.); porque estn sometidas a impugnacin que no tenga eficacia suspensiva de ejecucin (medios de impugnacin extraordinarios); porque, sometidas a impugnacin que tengan eficacia suspensiva, pero sean declaradas ejecutivas provisionalmente o porque, en fin, no estn sometidas a impugnacin por haber transcurrido todos los trminos o haber sido consentidas. El requisito de ser definitivo se exige para cualquier clase de ejecucin por ejemplo, para los autos que admiten pruebas, art 332 del Cd. Proc. Civ.). De las impugnaciones que suspenden la ejecucin, se ha dicho ya que el efecto suspensivo es propio del trmino mismo y, por tanto (durante el trmino), no es necesario para suspender la ejecucin que sea propuesta efectivamente la impugnacin (el principio del Cod. francs es distinto}; b) Completo. Es completa la declaracin cuando es lquida (Cd. Proc. Civ., art 568; Cd. Civ., art 2091). Debe recaer sobre la prestacin y sobre la cuanta. Una condena a los daos, a la restitucin de frutos, a la rendicin de cuentas, etc., no puede dar lugar a ejecucin con anterioridad a la liquidacin y al juicio de rendicin de cuentas (Cd. Proc. Civ., art 328). La li quidacin de los intereses, sin embargo, por regla general, no tiene necesidad ms que de una operacin aritmtica, no de un juicio especial. Si la prestacin debida es distinta a una suma de dinero, la liquidacin consiste en la precisa determinacin, si se trata de prestaciones de hacer o no hacer, o bien de cosas no fungibles: en la designacin por nmero, calidad, peso o medida, si se trata de cosas fungibles. La ejecucin mediante expropiacin mobiliaria o inmobiliaria presupone una cantidad de dinero lquida, sin embargo, la deuda de cosas fungibles distintas del dinero (mercancas, gneros, efectos) puede dar lugar a ejecucin mediante expro piacin aun antes de haber sido liquidado en dinero; sin embargo, se tiene slo accin para pro mover la medida ejecutiva de la expropiacin mobiliaria o inmobiliaria, pero no para obtener la venta si con anterioridad la deuda no fue determinada en dinero (Cd. Proc. Civ., art 568: Cd. Civ., art 2081); y c) No condicionado. La declaracin no est sometida a condiciones ni a trminos ni a limi taciones de cualquier clase y no puede dar lugar a ejecucin, sino cuando las limitaciones hayan desaparecido (Cd. Proc. Civ., art 568 y el Cd. Civ,, art 2081, dicen deuda cierta). As, si la sentencia condena a una prestacin a eleccin del deudor, ste debe, antes de ser perseguido con la ejecucin, haber podido hacer la eleccin; si el deudor no hace la eleccin, se puede proceder a ejecucin por cualquiera de las cosas que entran en La obligacin; pero hasta que la ejecucin no se ha cerrado con resultados total o parcialmente provechosos, el deudor conserva el derecho de extinguir la accin ejecutiva dando otra cosa de las que se comprenden en la obli gacin. Si la conservacin de la accin ejecutiva exige un determinado acto, como el protesto, ste debe ser realizado. Si hay obligacin de prestar fianza, debe ser prestada antes de pedir la ejecucin. Si hay contraprestaciones de hacer, es necesario hacerlas u ofrecerlas en el acto de la ejecucin (por ejemplo, Cd. Civ., art 709); si hay trminos, deben haber vencido, ya sea, que de la misma sentencia resulte que la accin est sometida, como ocurre en la sentencia de condena de futuro, es decir, que haya condenado a prestacin an no vencida, o dado un trmi no para la prestacin al deudor; ya sea que la ley establezca un termino dilatorio para la ejecucin: lempus iudcali |Cd. Proc. Civ., art 462). Respecto a las condiciones verdaderas y propias, no es fcil que una condena est sometida, pero s una declaracin conscnsual; en todo caso, al realizarse la condicin suspensiva la accin ejecutiva existe y se hace pura, para lo cual no se exige una
declaracin solemne de su realizacin ni sentencia ni acto pblico; por el contrario, al realizarse la condicin resolutiva no existe accin ejecutiva para las posibles restituciones. El agente judicial o el juez como rgano ejecutivo debe tener la prueba de que dichas limita ciones han desaparecido. Cuando se trata de trminos, esta prueba es fcil y, por consiguiente, el conocimiento del rgano ejecutivo, como cuando se trata de un protesto, de una contraprestacin realizada. Ms difcil puede ser la prueba de una condicin realizada, por lo que algunas leyes establecen que el rgano inferior por ejemplo, en Alemania, el secretario, antes de despachar la frmula ejecutiva) pueda conocer slo pruebas escritas autnticas o reconocidas; nuestra ley no establece expresas limitaciones; pero comprende que si un rgano ejecutivo inferior, como el agente judicial, tiene razn para dudar de que la condicin se haya realizado, puede, segn las circunstancias del caso, rechazar el acto ejecutivo, haciendo necesario el conocimiento del juez. Una cosa es que exista la accin ejecutiva, otra que aparezca como existente al rgano de la ejecucin. B) Requisitos formales. a) La voluntad concreta de ley a realizar debe resultar de escritura, la cual no existe sino con las firmas exigidas por la ley {jueces y secretarios; partes no analfabetas y funcionario pblico; expedidor, etc.), requisito constante para toda ejecucin. nicamente las rdenes verbales que deben realizarse inmediatamente no lo exigen (por ejemplo, Cd. Proc. Civ., art 355). La escritura, adems, debe estar reintegrada y registrada, cuando y como lo exijan las leyes fiscales; ty El documento debe responder a ciertas garantas de autenlicidad que la ley a veces exige (sello de la oficina, Reg. Gen. Jud., arts 305 y 306; legalizacin de actos judiciales. Real decreto de 19 de noviembre de 1914; legalizacin de la copia del acto contractual pblico, por parte del presidente del Tribunal en cuya jurisdiccin fue otorgado, si la ejecucin debe hacerse fuera del distrito notarial, Cd. Proc. Civ., art 556; Ley notarial de 16 de febrero de 1913, art 73; legalizacin por el Ministerio de Negocios Extranjeros para los actos consulares que hayan de realizarse en el Reino, Ley consular de 28 de enero de 1866, art 179). Esto, naturalmente, no puede referirse a la letra de cambio; c) La suscripcin en forma ejecutiva (Cd. Proc. Civ., art 555), requisito requerido slo para ciertas ejecuciones. Por regla general, para las ejecuciones procesales forzosas, pero slo para aquellas incluidas en el libro 11 del Cd. Proc. Civ. (expropiacin mobiliaria c inmobiliaria; entrega de muebles y abandono de inmuebles; arresto personal), y no para las otras (ejecucin o destruccin de obra y casos semejantes). Se ha estudiado en qu consiste la expedicin en forma ejecutiva y su verdadera razn y funcin. Hay que repetir que lo que se expide en forma ejecutiva es la copia del ttulo, y sobre sta se realiza la ejecucin, no sobre el original, el cual no puede sacarse del lugar de depsito Cd. Proc, Civ., art 555). Se exceptan los provedos, los cuales se entregan originales a las partes, conservndose copia en Secretara [Cd. Proc. Civ., ar t 50) y, naturalmente, se exceptan tambin los artculos ejecutivos representados por escritura privada, que se ejecuta sobre el original; mientras que para las escrituras privadas reconocidas, admitidas como ttulos ejecutivos por leyes precedentes, las disposiciones transitorias exigen la expedicin de la copia ejecutiva. Una copia del ttulo expedido cu forma ejecutiva constituye a su vez el original de la expe dicin ejecutiva y el documento autnomo a que es inherente la accin ejecutiva o al que lo ser cuando la declaracin se haga definitiva e incondicionada. Por esto, las normas que a ella se refieren no afectan al procedimiento ejecutivo, sino a la accin ejecutiva; las
sentencias, las ordenanzas y los actos judiciales que al entrar en vigor el Cd. Proc. eran ya exigiles, segn las formas previstas por leyes anteriores, no necesitan de la expedicin ejecutiva segn el nuevo cdigo; y d Debe notificarse el ttulo para que pueda precederse a la ejecucin (art 562). Tampoco la notificacin del ttulo afecta al procedimiento de ejecucin, sino a la accin ejecutiva, es decir, es una condicin de la accin ejecutiva. Por esto se dice en las leyes que la notificacin hace ejecutivo el ttulo y que la resolucin se hace ttulo ejecutivo por la noti ficacin (ley sobre la defensa por pobre, de 30 de diciembre de 1923, art 39, prr ltimo; Reg. de 12 fe brero de 1911; de la ley Municipal y Provincial, art 228). No se necesario que la notificacin se lleve a cabo despus de que se hayan realizado todas las otras condiciones de la accin ejecutiva, como si fuera un acto de procedimiento ejecutivo; s se ha llevado a cabo a otros efectos, por ejemplo, para hacer transcurrir el trmino de impugnacin, el lempus iudicati, o el trmino inherente a la sentencia, no es necesario que se renueve a los efectos ejecutivos. Una condena de futuro no impugnable, el mandamiento de abandono del inmueble arrendado, es notificada con anterioridad al da en que se har ejecutiva. De esto se deduce tambin que no es necesario que la notificacin al deudor se lleve a cabo sobre la base del ttulo anteriormente expedido en forma ejecutiva, puesto que sus condiciones son independientes, y la ley exige ciertamente que se proceda con la copia del ttulo expedida en forma ejecutiva, pero no que la copia a entregar al deudor reproduzca tambin esta expedicin, sobre todo, teniendo en cuenta que la expedicin en forma ejecutiva tiene el oficio de testimoniar a los rganos ejecutivos la exigibilidad, al menos genrica, del ttulo, y completa el documento a que es inherente la accin ejecutiva, lo que interesa al acreedor, no al deudor. No todo lo que sirve para formar la accin ejecutiva debe notificarse al deudor, slo debe poseer el documento de la declaracin hecha. Por otra parte, hay casos en que, aun antes de la notificacin, puede ejercitarse la accin ejecutiva, es decir, cuando se exija al agente judicial realizar un acto de procedimiento ejecutivo, como es el embargo, o tambin un acto de ejecucin, como es la prenda, al mismo tiempo que la notificacin de la sentencia (Cd. Proc. Civ., arts 562 y 578); en estos casos la accin ejecutiva se ejercita condcionalmente. Para notificar el ttulo se emplea la manera y formas establecidas para el acto de citacin (arts 562 y 368), o sea mediante entrega de la copia. Esto no quiere decir que el ttulo deba ser siempre notificado en propia mano de la parte o en su domicilio, puesto que si se trata de sentencia que haya sido notificada en el domicilio elegido a los efectos procesales, con arreglo al art 367, no es necesario que la notificacin sea renovada (la opinin dominante es, sin embargo, contraria a esta tesis mantenida por Mortara y por m en el ensayo Sobre la publicacin y notificacin de las sentencias, 1901, Ensayos, II, p. 237 y ss). En fin, la ley exige la notificacin del ttulo, de los documentos de los que resultase que la declaracin se ha convertido en incondicionada (como un acta de fianza prestada, etctera). La obligacin de la notificacin tiene excepciones: las sentencias o providencias de los pretores o conciliadores publicadas en presencia de las partes (arts 437, 464 y 565, prr primero); las resoluciones provisionales cautelares que por su naturaleza se llevan a cabo parte inaudita, como el embargo de conservacin, y a veces las resoluciones en las cuestiones de denuncia de obra nueva o dao temido; las administrativas como las listas o matrices de impuestos, que se regulan por normas especiales; el acto con que se recibe la caucin en el caso del art 463, Cd. Proc. Civ.; el ttulo contractual ejecutivo de las
instituciones de crdito inmobiliario (art 43, texto unificado de 16 de julio de 1905); la letra de cambio, salvo que deba transcribirse en el manda miento de embargo (Cd. Com., art 67). 2.7.9 Legitimacin para obrar en la ejecucin forzosa Las personas que segn la declaracin deben recibir la prestacin y aquellas que deben darla, tienen, respectivamente, la legitimacin activa y pasiva en la accin ejecutiva; igualmente, las personas que ocupe n su lugar (causahabientcs del acreedor o del deudor). Nuestra ley tiene normas especiales para la legitimacin ejecutiva, en cuanto: a) A la legitimacin activa, el cesionario de un crdito no puede instar su ejecucin sino despus de haber notificado la cesin al deudor (Cd. Civ., art 2082). La cesin de un crdito declarado en un ttulo ejecutivo transfiere la accin ejecutiva en cuanto est acompaada de la entrega del ttulo; la cesin de la letra de cambio vencida mediante endoso y entrega del ttulo transfiere, por tanto, la accin ejecutiva; y b) A la legitimacin pasiva: los ttulos ejecutivos contra el difunto son ejecutivos contra los herederos, pero no se puede proceder a su ejecucin sino cinco das despus que les hayan sido notificados (Cd. Proc. Civ., art 560). Esta norma se refiere slo a la accin ejecutiva y no al procedimiento de ejecucin (respecto a la cual sirven otros principios); dicho de otra manera, con la muerte del deudor, el ttulo ejecutivo permanece falto de uno de los requi sitos formales, la notificacin, y debe completarse con una nueva. CAPTULO 8 ACCIN DE LA LEY EN FAVOR DEL DEMANDADO. SENTENCIA DESESTIMATORIA 2.8.1 Sentencia desestimatoria Si el actor no tiene accin, su demanda es infundada y, como tal, rechazada. En este caso sta absuelve al demandado de la demanda. En la frmula desestimacin de la demanda o absolucin de la demanda est implcita la negacin de la accin. Si la sentencia niega la accin por defecto de inters, niega simplemente el poder jurdico de pedir la actuacin de la ley; si niega la accin por falta de derecho (falta de una norma abstracta o del hecho concreto) o de calidad, niega la existencia de una voluntad de ley que garantice un bien al actor. Si el actor haba pedido la declaraci n negativa de un derecho del demandado, la sentencia de-scstimatoria niega la inexistencia, es decir, afirma la existencia de una voluntad de ley que garantice un bien al demandado. En este ltimo caso, la sentencia dcsestimatoria contiene declaracin positiva en favor del demandado, pero tambin en los otros casos acta la ley en favor del demandado, le reconoce y atribuye un bien, cual es la certidumbre de no estar sometido a la accin del adversario. La sentencia desestimatoria, por tanto, constituye en los lmites indicados cosa juzgada. Las condiciones de la sentencia desestimatoria, en consecuencia, se resumen en la inexis tencia de la accin. 2.8.2 Sentencia desestimatoria y hechos jurdicos T-u razn por la que una sentencia desestimatoria puede negar la existencia de la accin, es discinta segn la naturaleza del hecho jurdico que el juez considere como existente o inexistente. Apelando a la divisin tripartita de los hechos jurdicos expuestos a su tiempo podemos decir que la sentencia desestimatoria puede negar la accin:
a) Porque el juez considere como inexistente un hecho constitutivo del derecho o de la accin, o porque, aun no negando el hecho afirmado por el actor, ha negado su idoneidad para producir efectos jurdicos por falta de una norma abstracta de ley dnde encajarlo; b) Porque el juez, aun admitiendo la existencia de un hecho constitutivo, considera a la vez como existente un hecho impeditivo; y c) Porque el juez considera como existente un hecho exlintivo. 2.8,3 Sentencia desestimatoria y deber del juez Lo anterior puede hacerlo el juez tambin independientemente de la actividad del demandado; de manera que la sentencia desestimatoria en s puede producirse aun sin que el demandado lo pida especialmente, ya porque: a) Est ausente (rebelde); b) Est presente, pero no conteste; y c) Conteste, remitindose al juez. Est en el oficio del juez el deber de rechazar la demanda infundada en derecho o en hecho, aun s el demandado no lo pide. Habitualmente, la desestimacin oc urre en este caso porque el juez considera como inexistente o improductivo de efectos jurdicos el hecho constitutivo; puesto que es raro que resulte existente un hecho impeditivo o exlintivo cuando el demandado es rebelde o no se defiende de alguna manera, sin embargo, si resulta, el juez debe tenerlo en cuenta. Si, por ejemplo, el actor mismo dice que la venta fue simulada, el juez rechazar sin ms la demanda de entrega de la cosa; si el actor mismo alega una causa de la obligacin que el juez considera ilcita, el juez rechzala la demanda; si el actor dice que la deuda fue pagada, aadiendo que en su opinin el pago no es vlido, el juez que considerara vlido el pago deber desestimar la demanda. La actividad del demandado no se encuentra jurdica y necesariamente en la relacin de condicin respecto a la sentencia descstimatoria; puede tener con ella una relacin de hecho, en cuanto que facilita el conocimiento de hechos impeditivos o extintivos por parte del juez. 2.8.4 Relaciones entre la sentencia desestimatora y la actividad de la defensa del demandado. Accin de declaracin negativa perteneciente ai demandado Por el contrario, hay casos en que la sentencia dcsesimatoria depende de a actividad defensiva del demandado, y no desde el punto de vista del puro hecho, sino jurdicamente, en el sentido de que sin la instancia del demandado, el juez no podra resolver en determinado sentido. El primero de estos casos est representado por la accin de declaracin negativa, que pertenece al demandado que tiene razn. La demanda infundada del actor constituye una jactancia objetivamente injusta, con daos del demandado. Si esta jactancia fuese hecha cxtrajudicialmentc, dara lugar a una accin de declaracin negativa. Con mayor razn, si la jactancia injusta ocurre en el proceso, debe dar lugar a esta accin, porque la jactancia contenida en la demanda judicial injusta presenta, por una parte, mayor notoriedad y, por otra, proviene de una parte que se manifiesta dispuesta a sostenerla y preparada a probarla en el proceso. La demanda judicial infundada hace nacer por s en el demandado el derecho de pedir una sentencia de declaracin negativa, es decir, una sentencia dcsestimatoria. Dicha accin del demandado pasa inadvertida mientras el actor sostiene su demanda con el ejercicio del derecho de defensa. Si el actor pretendiera abandonar el juicio, o simplemente
renunciar a los actos, la accin del demandado se manifestara como derecho autnomo, como accin verdadera y propia, o que se ve en el derecho reconocido al demandado Cd. Proc. Civ., art 345) de no aceptar la renuncia a la actuacin procesal y de llevar adelante, por propia cuenta, el litigio. Es claro que el demandado puede fundar su demanda de desestimacin en las mismas razones que podran tambin considerarse d oficio por el juez, la falta de un hecho constitutivo, la inexistencia del hecho afirmado o falta de idoneidad para producir efectos jurdicos; existencia de un hecho impeditivo, existencia de un hecho extintivo. Pero el valor de este acto de voluntad del demandado est en que impone al juez el deber de proceder, aunque el haber desistido el actor lo dispensara de este deber. Adems, la coincidencia entre la extensin de los poderes del juez y de la posible iniciativa del demandado ri o es constante, la proposicin de una accin infundada hace surgir en el demandado la accin para pedir una sentencia dcsestimatoria que niegue la accin respecto a todas sus condiciones: el inters, la calidad, el derecho; por ejemplo, mientras el juez, encontrando que falta el inters en obrar, debera de oficio limitarse a ne gar la accin por falta de inters, el demandado puede pedir que la sentencia declare tambin la inexistencia o (segn los casos) la existencia del derecho. 2,8.5 Excepcin El segundo caso en el que la instancia del demandado se encuentra en relacin de condicin jurdica con la sentencia desestimatora, en el sentido de que el juez no podra desestimar la demanda por una determinada razn sin la instancia del demandado, se tiene cuando la instanca de destimacin se funda en hechos que el juez no podra nunca tener en cuenta de oficio, aunque fuesen afirmados por el actor, pero puede tener en cuenta slo si son afirmados y hechos valer por el demandado. En estos casos, el poder jurdico del demandado toma el nombre especfico de excepcin. Es necesario esclarecer con la mayor precisin posible este concepto. En la prctica se emplea este nombre para cualquier actividad de defensa del demandado, es decir, para cualquiera instancia con que el demandado pide la desestimacin de la demanda del actor y por cualquier razn sobre la cual se funde la instancia. La ley italiana no conoce el significado tcnico de excepcin habla confusamente, en el Cd. Proc., de defensa (Cd. Proc. Civ., arts 187, 190, 340, 416 y 448), respuesta (Cd. Proc. Civ., arts 162, 164, 172, 173, 174, 415, 421 y 450], contradecir (art 36), excepciones (arts 176, 187,417, 436,456,458,460,490, 695, 701 y 738). Y el Cd. Civ. habla de excepciones, comprendiendo cualquier contradiccin que se refiera al fondo {arts 1193, 1278, 1311, 1366, 1367, 1375 y 1809; Cd. Com., art 324). Es necesario que la doctrina diferencie estos tres significados. aj Generalmente, excepcin significa cualquier medio del que se sirve el demandado para justificar la demanda de desestimacin, y, por tanto, tambin la simple negacin del fundamento de la demanda actora; tambin en este sentido general se comprende corrientemente, y a veces por la misma ley, las impugnaciones que se refieren a la regularidad de procedimiento; b) En sentido ms estricto comprende toda defensa de fondo que no sea la simple ne gacin del hecho constitutivo afirmado por el actor, sino en la contraposicin de un hecho impeditivo o exntivo que excluya los efectos jurdicos del hecho constitutivo afirmado por el actor y, por tanto, la accin (excepciones de simulacin, de pago, de novacin); y
c) Ms restringdamente, excepcin comprende slo la contraposicin al hecho constitutivo afirmado por el actor de hechos impeditivos e extinlivos tales que por s mismos no excluyen la accin (tanto, que si son afirmados por el actor, el juez no puede tenerlos en cuenta), pero que dan al demandado el poder jurdico de anular la accin. Ejemplo: excepciones de prescripcin, de incapacidad, de dolo, de violencia, de error. Esta ltima se llama excep cin en sentido propio. 2.8.6 Excepcin propiamente dicha. Historia La institucin de la excepto est ntimamente ligada con la configuracin del proceso romano clsico y con la funcin del pretor respecto a los vacos y defectos del ius civile. La luitio prae-loris, con relacin al demandado, funcionaba mediante la exceptio la cual era una aadidura a la frmula, por la que se ordenaba al juez tener en cuenta tambin determinadas circunstancias de las que, segn el puro ius civile, no habra debido ocuparse y reconociendo las existentes, absolver al demandado, aunque segn el ius civile estricto, ha debido condenarlo. Como ejemplo, en el derecho civil, frente a una obligacin surgida de un negocio formal, era invalidado el simple pactum de non petendo. Pero si el demandado, ante el pretor (in iu-re), afirmaba la existencia de tal pacto, el pretor, a la usual frmula: Si paret Numerium Negdium Aulo Agerio decem dar oporlere, iudex N. N. A. A. condemnato, si non paret, absolvito, aada la exceptio: Si non convenit ne ea pecunia peteretur. As, por Derecho civil, un negocio jurdico no poda impugnarse por dolo o amenaza; pero atenda el pretor a la ca de destimacin se funda en hechos que el juez no podra nunca tener en cuenta de oficio, aunque fuesen afirmados por el actor, pero puede tener en cuenta slo si son afirmados y hechos valer por el demandado. En estos casos, el poder jurdico del demandado toma el nombre especfico de excepcin. Es necesario esclarecer con la mayor precisin posible este concepto. En la prctica se emplea este nombre para cualquier actividad de defensa del demandado, es decir, para cualquiera instancia con que el demandado pide la desestimacin de la demanda del actor y por cualquier razn sobre la cual se funde la instancia. La ley italiana no conoce el significado tcnico de excepcin habla confusamente, en el Cd. Proc., de defensa (Cd. Proc. Civ., arts 187, 190, 340, 416 y 448), respuesta (Cd. P roc. Civ., arts 162, 164, 172, 173, 174, 415, 421 y 450], contradecir (art 36), excepciones (arts 176, 187,417, 436,456,458,460,490, 695, 701 y 738). Y el Cd. Civ. habla de excepciones, comprendiendo cualquier contradiccin que se refiera al fondo {arts 1193, 1278, 1311, 1366, 1367, 1375 y 1809; Cd. Com., art 324). Es necesario que la doctrina diferencie estos tres significados. aj Generalmente, excepcin significa cualquier medio del que se sirve el demandado para justificar la demanda de desestimacin, y, por tanto, tambin la simple negacin del fundamento de la demanda actora; tambin en este sentido general se comprende corrientemente, y a veces por la misma ley, las impugnaciones que se refieren a la regularidad de procedimiento; b) En sentido ms estricto comprende toda defensa de fondo que no sea la simple ne gacin del hecho constitutivo afirmado por el actor, sino en la contraposicin de un hecho impeditivo o exntivo que excluya los efectos jurdicos del hecho constitutivo afirmado por el actor y, por tanto, la accin (excepciones de simulacin, de pago, de novacin); y c) Ms restringdamente, excepcin comprende slo la contraposicin al hecho constitutivo afirmado por el actor de hechos impeditivos e extinlivos tales que por s mismos no excluyen
la accin (tanto, que si son afirmados por el actor, el juez no puede tenerlos en cuenta), pero que dan al demandado el poder jurdico de anular la accin. Ejemplo: excepciones de prescripcin, de incapacidad, de dolo, de violencia, de error. Esta ltima se llama excepcin en sentido propio. 2.8.6 Excepcin propiamente dicha. Historia La institucin de la excepto est ntimamente ligada con la configuracin del proceso romano clsico y con la funcin del pretor respecto a los vacos y defectos del ius civile. La luitio prae-loris, con relacin al demandado, funcionaba mediante la exceptio la cual era una aadidura a la frmula, por la que se ordenaba al juez tener en cuenta tambin determinadas circunstancias de las que, segn el puro ius civile, no habra debido ocuparse y reconociendo las existentes, absolver al demandado, aunque segn el ius civile estricto, ha debido condenarlo. Como ejemplo, en el derecho civil, frente a una obligacin surgida de un negocio formal, era invalidado el simple pactum de non petendo. Pero si el demandado, ante el pretor (in iu-re), afirmaba la existencia de tal pacto, el pretor, a la usual frmula: Si paret Numerium Negdium Aulo Agerio decem dar oporlere, iudex N. N. A. A. condemnato, si non paret, absolvito, aada la exceptio: Si non convenit ne ea pecunia peteretur. As, por Derecho civil, un negocio jurdico no poda impugnarse por dolo o amenaza; pero atenda el pretor a la tutela del demandado con la excepto dol y con la exceplio melus. De igual manera funciona el beneficum divisionis, introduciendo en favor de los cofiadores, que por ley estaban obligados solidariamente (Gayo, III, 121), en la lex si contendat anteriormente recordada: "S contend fdeussor celeros solvendo esse, etam exceptonem ei dandam si non et illi sol-vendo sinl." Y de esta manera en muchos casos. De tal manera se form la distincin entre las circunstancias en favor del demandado que operaban ipso jure (es decir, que el juez poda valorar con arreglo al mismo Derecho civil, sin necesidad de una mencin expresa en la frmula} y aquellas que obraban slo ope exceptions (es decir, que el juez no poda valorar si no eran mencionadas en la frmula). Este es un tema de los ms discutidas entre los romanistas. La dificultad deriva principalmente del hecho de que la distincin ipso ure = ope exceptionis aparece ampliamente en el Derecho justinianeo, cuando el ordenamiento especial del proceso clsico haba desapareci do. La mayora considera que esta distincin tiene un fundamento ms ntimo y sustancial, que no desaparece nunca, es decir, que la exceptio indicara una circunstancia que paralizaba la accin, aunque sta estuviera fundada, es decir, regularmente constituida segn el Derecho y no extinguida. Pero entre stos, algunos, como Savigny, considera que esta circunstancia deba ser un verdadero y propio contraderecho del demandado, un derecho por s mismo y opuesto a la accin; otros, como Windscheid, tambin un simple hecho que se pudiese oponer a la ac cin. Parece, sin embargo, que la distincin en el Derecho clsico no tuviera ninguna ntima relacin con la carga de la prueba, ni que coincidiera con la distincin entre circunstancias que se podran valorar de oficio y otras que deban ser hechas valer por la parte. Haba, en efecto, excepciones que se introducan de oficio en la frmula; por el contraro, hechos que habran, pso jure, excluido la accin eran indiferentes, porque no haba habido la correspondiente peticin del demandado. Puede decirse que la exceptio clsica no dio a la excepcin en sentido propio del Derecho sucesivo sino un sustrato histrico, si bien la insercin de la excepcin en la frmula presupona, al menos por regla general, la instancia del demandado, se trataba en todo caso de una concesin del pretor, ntimamente unida con la funcin correctiva del ius civile, que el
magistrado ejerca en el proceso formulario, no de un derecho del demandado a impugnar la accin; idea que surgi\ms tarde, cuando, desaparecida toda distincin entre ius civile y ius ho-norarum, qued con un nuevo significado la contraposicin entre circunstancias que obran ipso ure u ope exceponis, no ya fundada en las particularidades de un ordenamiento ya abandonado, sino sobre la ntima relacin entre los hechos mltiples q ue tienen importancia para el nacimiento o la extincin de un derecho, Gayo, en efecto (Instuta IV, 115), se refiere a la finalidad de la excepcin desde el punto de vista ms general de la defensa del demandado jdefendedorum corum gralia cum quibus agilur); y, si tiene la intuicin de la estructura particular de esta defensa (per exceplionem repelli), como otros juristas hablan de aclions exclusio, no sale de los lmites de la simple contraposicin. Justiniano quien en su exposicin tomada de Gayo (Inst IV, 13) aade la nueva expresin: daur exceptio ad mpugnandam actioncm. Aqu, la mencin del ius civile y de la aequUas no indica sino la existencia de acciones vivas y eficaces segn el Derecho, pero tales que, por determinadas circunstancias contempor neas o sobreaadidas, el demandado tiene el derecho de impugnar y anular: si melu coactus aul dolo inductus aul errore lapsus stipulan Titio promisisti quor non debueras promillere, palam est iure civile te obligatum esse et ac-tio, qua intendilur dar te oportere, efficax est: sed iniquum esl te condemnar ideoque da tur Ubi exceplio metus causa aut dol mal aut in faclum composila ad impgnandam actionem. Este es el punto de partida, romano -bizantino, de la idea de la excepcin en sentido propio, como derecho a impugnar la accin. La Glosa despus generaliz: omnis enim excepo adinventa uit ad aclionem impugnandam. La doctrina intent, primero, distinguir, aun en el nombre, las defensas deducidas de circunstancias quae ipso iure tollunl naturalem obligationem, civilem autem non to-llunt ipso iure sed eam ope exceptionis elidunt, que se llamaron propiamente excepones o excepones perenloriae, quae aconem permunl seu verlus elidunt (como la excep cin de dolo, violencia, error), de las otras defensas, que se llamaron simplemente defensiones, como el pago: defensiones aulem dicuntur proprie quae iplo iure tollunt el perimunt omnem actionem ut est solulo (Duran), Pero habindose establecido la costumbre, deter minada por el confuso lenguaje del Corpus iuris, y particularmente de las Constituciones justi-nianeas, de llamar excepones las defensas, se salv el concepto con la conocida distincin entre excepones factl y excepones iuris, o excepciones en sentido amplio y en sentido estricto, entendindose con las primeras las excepciones frente a las cuales la accin no existe, y no se tiene sino una demanda in via fac, de faci lanlum: con las segundas, que presuponen la efectiva existencia de una accin que, sin embargo, el demandado tiene el derecho de anular (Albrecht: Las excepciones del Derecho comn alemn, Munich, 1835, p. 116). 2.8.7 Excepcin en sentido propio. Su naturaleza jurdica La excepcin en sentido propio es, pues, un conlraderecho frente a la accin y, precisamente por esto, un derecho de impugnacin, es decir, un derecho potestativo dirigido a la anulacin de la accin. Si bien la idea, como se ha visto, es tan antigua como Justiniano, la categora moderna de los derechos potestativos ha dado a esta idea una situacin que la aclara. Mientras que cuando no existe un hecho constitutivo, y normalmente cuando existe un hecho impeditivo O extintivo, la accin no exisle y, por tanto, la demanda es infundada; por el contrario, en los casos de excepciones en sentido propio, la accin puede existir o no, segn que el demandado haga uso o no de su contraderecho. Por esto, como ya hemos visto, en nuestro Derecho medieval, las excepciones en sentido sustancial se llamaban excepones iuris, para distinguirlas de las otras, excepones fac. stas excluyen la accin nicamente
por virtud de la ley; aqullas, por voluntad del demandado. Hasta que el demandado no declara querer ejercitar la excepcin, la accin existe y produce sus efeclos; solamente la accin se encuentra en un estado anlogo al de cualquier derecho sometido a una impugnacin en estado de pendencia, el cual se resuelve a favor de la accin cuando la excepcin no se ha hecho valer; y en contra en el caso contrario. Tambin se esgrime la excepcin es un contraderecho, en el sentido de que es un poder de anulacin que se dirige contra otro derecho, no ya cu el sentido de que el demandado, oponiendo la excepcin, pida algo ms o cosa distinta de la desestimacin de la demanda. Tambin cuando la excepcin tiene su raz en un derecho del demandado (por ejemplo, la excepcin de retencin), no se dirige a hacer valer este derecho, slo a anular la accin, es decir, permanece dentro de los lmites de la defensa. Mientras que con la excepcin en sentido propio se obtiene la desestimacin de la demanda, porque la accin no ha nacido, o desapareci con anterioridad a la excepcin, con la excepcin en sentido propio se obtiene la desestimacin de la demanda, aunque la accin sea, con anterioridad a la excepcin, viva y eficaz, effcax sH, es decir, se obtiene la desestimacin mediante la anulacin de la accin operada en el proceso por la misma sentencia desesimatoria. Slo en el caso de la compensacin, por la particular naturaleza de esa excepcin, el demandado obtiene la desestimacin haciendo valer el propio crdito o aquella parte del crdito necesario para compensar. Por lo dems, hay derechos del demandado que dan lugar a simples defensas, mejor que a excepciones verdaderas y propias, por tanto, el derecho de usufructo correspondiente al demandado, no tanto le confiere el derecho a impugnar la accin de reivindicacin como por su naturaleza excluye esta accin; es el hecho mismo de la existencia del usufructo, y no la voluntad del demandado, el que despoja al propietario del derecho de reivindicar la cosa y atribuye a la posesin del demandado el carcter de legalidad, que por s solo sirve para excluir la reivindicacin. Lo que distingue a la excepcin respecto de los otros derechos de impugnacin precisamente porque, como excepcin, su eficacia de anulacin est limitada a la accin. Mientras los derechos de impugnacin tienen una extensin ms o menos grande, segn la intencin que se proponga el actor, y por regla general se dirigen contra la relacin jurdica toda, la excepcin tiene, por definicin, lmites obligados: no puede tener otro efecto que el de anular la accin, es decir, aquella nica accin que ha sido propuesta y contra la cual se dirigen, dejando intacta la relacin jurdica con todas las otras acciones que pueden derivar de ella en el futuro. Slo en los casos de relaciones jurdicas particularmente sencillas, que se agotan en un solo derecho y en una sola accin, puede ocurrir que, indirectamente, la eficacia de la excepcin se refleje en la vida misma de la relacin jurdica. Si ocurre, algunas veces que, aparentemente, la excepcin trasciende de la esfera de la accin, es que la excepcin dej de serlo y se transform, por voluntad del demandado, en una accin reconvcncional de impugnacin. La frmula alemana ya abandonada, en el sentido de que "la excepcin es el poder de cualquiera de rehusar la prestacin a la que est obligado", ha dado motivo a muchos para poner en duda la posibilidad lgica de este concepto. Se ha dicho que no es posible que un derecho exista y a la vez pueda hacerse ineficaz, y que cuando el demandado puedo rehusar la prestacin, es seal de que el actor nada puede exigir. Es indudable que un derecho, y por lo tanto una accin, puede existir, aunque dependa de la voluntad del obligado anularlo . Aquella formulacin, muy unida al concepto do Anspruch, ha originado otra cuestin, esto es, si es admisible el ejercicio extrajudicial de la excepcin {por ejemplo, presentada enjuicio una
carta en la que el demandado rebelde haba declarado no pagar porque consideraba prescrito el crdito, deber el juez tenerla en cuenta y considerar ejercida cxtrajudicialmentc la excepcin de prescripcin?). Entendida la excepcin corno facultad de rehusar el cumplimiento de una obligacin, se comprende que, mientras el cumplimiento pueda exigirse exlrajudicialmente, la excepcin podr ejecutarse de igual modo. Pero si se construye la excepcin como el derecho a impug nar y anular la accin, debe excluirse la posibilidad del ejercicio exrajudicial de la excepcin, puesto que la anulacin no puede llevarse a cabo sino con la sentencia, y para esto se requiere una manifestacin do voluntad del demandado hecho en el proceso. Cualquier defensa, aun la simple negacin de la accin, constituye un derecho del demandado, en el sentido de que tiene derecho a defenderse con todos los medios a su alcance. Pero la excepcin es un derecho que el demandado tiene para impugnar la accin, y esto ocurre slo en casos determinados. Si se paga la deuda o esta es condonada, s tiene lugar la novacin, la confusin, la prdida de la cosa debida, o si se realiza la condicin resolutoria, la accin desaparece sin ms. Si el contrato fue simulado, la accin no ha nacido. En estos casos, el juez desestima la demanda, no poique haya querido el demandado proponer la excepcin, sino por que la accin no existe, y el juez no puede acoger demandas infundadas. Si, por el contrario, se trata de prescripcin, de compensacin, de retencin, de incapacidad, de vicios en el consentimiento, de lesin, etc., el juez, faltando la excepcin, debe acoger la demanda; porque la accin, mientras no quiera el demandado valerse de su derecho de impugnarla, existe y la demanda es fundada. Sin duda, puede darse tambin en aquellos casos que, faltando la defensa del demandado, el juez, que no sabe nada del pago, de la novacin, de la prdida de la cosa debida, etc., acoja la demanda. Pero esto depender nicamente de la ignorancia en que est el juez, no de la falta de ejercicio de un derecho de impugnacin por parte del demandado. La sentencia que condena al demandado a pagar una deuda ya satisfecha es una sentencia injusta, aunque el juez ignorara que el pago se haba realizado. Mientras que la sentencia que condena a pagar una deuda a la que se hubiera podido oponer y no se opuso la prescripcin, no es en ab soluto injusta, aunque el juez haya conocido que la prescripcin se haba realizado. Se puede renunciar a oponer la excepcin de prescripcin, con tal que se haya realizado [Cd. Civ., arts 2107, 2108, 2110, 2111), como se puede renunciar a cualquier otra excepcin verdadera y propia, precisamente porque se trata de derechos de impugnacin, y se puede renunciar a stos (arts 1309 y 1311}; pero no se puede renunciar a oponer la excepcin de pago o de prdida de la cosa debida, o semejantes, puesto que, si se puede dejar de defenderse de una demanda infundada, no puede obligarse a no hacerlo. S el actor opusiera a la excepcin de pago o de prdida de la cosa debida, o semejantes, el pacto de renunciar a dichas defensas, el juez debera absolver al demandado, sin tener en cuenta el pacto, puesto que el proceso (aparte de los casos de sentencias constitutivas, las cuales, por lo dems, actan tambin un preexistente derecho del actor al cambio jurdico] no puede servir, a sabiendas del juez, a fabricar nuevas relaciones jurdicas, sirve para declarar y actuar relaciones preconstudas o a declararlas no constituidas. Estos sutiles conceptos se explican con la frecuente hiptesis, de que las circunstancias favorables al demandado resulten evidentes de los autos; y tambin con otra, ms rara de darse, que resulten de la misma exposicin del actor. Es aqu donde se manifiesta prcticamente la diferencia entre las circunstancias que por s mismas excluyen la accin y las que atribuyen al demandado el derecho a impugnarla, las primeras sern relevadas de oficio por
el juez, aun si el demandado est ausente o calla; las segundas no podrn relevarse por el juez, aunque sean por l conocidas, sino cuando un acto de voluntad del demandado le obligue a hacerlo. Esta necesidad de ta instancia del demandado no es sino la manifestacin exterior y tangible de la ntima naturaleza de derecho que las excepciones poseen. El juez no puede suplir de oficio a las prescripciones no propuestas (Cd. Civ., art 2109), precisamente porque no puede, de oficio, actuar los derechos de los litigantes [Cd. Proc. Civ., art 35). Aislado por esta esencia, de la que es expresin y consecuencia, el hecho de que en algunos actos el juez pueda relevar de oficio hechos impeditivos y extintivos, y en otros casos no, resulta una accidentalidad arbitraria e inexplicable. Por el contrario, hay hechos a los que la ley (o la doctrina) atribuye eficacia impeditiva o extintiva slo si el demandado lo quiere; pero no tiene eficacia si el demandado no lo quiere; y constituyen de esta manera la base de otros tantos derechos de impugnacin, ejerci tando los cuales el demandado elimina la accin y obtiene, por consiguiente, la desestimacin de la demanda; no ejercitndolos deja con vida la accin y se expone a una condena, por otra parte injusta, como si estos hechos no existieran. Se tiene as, en lugar de una inconcebible graduacin de la injusticia, una concebible graduacin en la eficacia impeditiva o extintiva de los hechos jurdicos, en cuanto que hay casos en que el ordenamiento jurdico sigue un camino intermcdio entre asignar a un hecho una absoluta eficacia impeditiva o extintiva y excluir de aquel hecho cualquiera eficacia impeditiva o extintiva, y este camino intermedio est representado por el derecho de impugnacin concedido al interesado. En estos casos se deja a la iniciativa ya la responsabilidad del interesado el provocar con la excepcin la anulacin de la accin, porque l solo debe ser juez de la conveniencia de provocarla, es decir, del sacrificio econmi co que esta anulacin puede requerir (como en el caso de la compensacin), o del perjuicio moral que por el ejercicio de la excepcin puede derivar (como en la prescripcin que se reduce a aquel impium praesidium que con frecuencia daa al crdito y a la honorabilidad de quien lo usa), o de las razones que en el caso concreto puedan aconsejar o no al ejercicio de la excep cin. La ley, al atribuir a un hecho el carcter de excepcin en sentido propio, se gue por la necesidad de aligerar la tarea del juez y por la consideracin de que algunas circunstancias, cuando no son alegadas por el interesado (el incumplimiento del actor), pueden, por regla general, consi derarse inexistentes. Pero estas no son sino consideraciones concurrentes y accesorias; y, de cualquier modo, cualesquiera que sean las razones que determinan la particular norma, es verdad que en el acto mismo en que la ley reserva a la iniciativa del demandado la alegacin de un hecho idneo para eludir la accin, lo que hace con ello, segn mi opinin, es atribuirle un derecho de impugnacin de la accin. Por ltimo, hay que observar que una vez ejercitada enjuicio la excepcin en sentido propio, se comporta como cualquiera otra excepcin deducida por cualquier hecho impeditivo o cxtintivo, da lugar a una sentencia dcsestimatoria, cuyo efecto se retrotrae al da en que la excepcin naci. 2.8.8 Criterios para reconocer las excepciones en sentido propio Cuando existe una excepcin sustancial (de tal modo que el juez no pueda valorarla de oficio, sino slo por iniciativa del demandado), no se establece fcilmente. A veces, la misma ley ordena expresamente, prohibiendo al juez tener en cuenta de oficio una excepcin, como en la excepcin de prescripcin (Cd. Civ., art 2109}, o exigiendo la instancia del
demandado, como en el beneftcium excussionis (Cd. Civ., art 1908) y en la exceptio plurium lilisconsortium Cd. Civ., art 1525). Cuando la ley calla, se debe interpretar si una determinada circunstancia se presenta en el concepto del legislador como necesaria a la existencia de la accin, de manera que faltando esta circunstancia el juez se encuentre en la necesidad lgica de desestimar la demanda, aun sin quererlo el demandado, o bien, si la falta de dicha circunstancia da nicamente al demandado el derecho de anular la accin de otra manera existente o para establecer, por el contrario, si un determinado hecho es absolutamente incompatible con la existencia de la accin, de manera que el juez que tenga de dicho hecho la prueba en los autos se encuentre en la necesidad lgica de desestimar la demanda, aun estando en rebelda el demandado o bien si en el pensamiento de la ley, haya sido confiado a la voluntad y a la iniciativa del demandado hacer valer dicho hecho como motivo de anulacin de la accin. El orden pblico no puede ser criterio decisivo en esta investigacin. Con frecuencia se oye afirmar que el juez no puede, de oficio, relevar sino aquellos defectos de la accin que afectan al orden pblico (as, Tribunal de Casacin, 20 de enero de 1930, en la Giurisprudenza tal, 1930, p. 350; 11 de julio de 1930). La falta de los hechos constitutivos deben relevarse de oficio por el juez, aunque el orden pblico les sea completamente ajeno. El principio base de toda esta cuestin es, que el proceso debe servir para la actuacin de derechos existentes, no a la creacin de nuevos. Si, por tanto, un derecho se presenta falto de un elemento, de un requisito considerado por la ley esencial para su existencia, el juez debe declararlo inexistente, no slo si el demandado es rebelde, sino incluso si, estando presente, no alega dicho defecto o aunque declare que no quiere valerse de l; si no fuera as, el juez llegara, por acuerdo de los partes, a dar vida a un derecho inexistente por ley. De manera que el juez debe relevar de oficio la falta de documento en los contratos enumerados en el art 1314 del Cd. Civ., debe relevar de oficio la falta de nombre en la letra de cambio (Cd. Com., art 251). De la misma forma, y por la misma razn, el juez debe relevar de oficio la presencia de aquellos hechos impeditivos o extintwos que por su naturaleza excluyen la existencia de la accin (as, la simulacin, el pago, el derecho de usufructo del demandado respecto a la accin de reivindicacin). Tambin cuando una circunstancia afecta al orden pblico, la ley puede muy bien subordi nar a la voluntad y a la iniciativa de! demandado, como principal interesado, la valoracin de dicha circunstancia en el proceso. El orden pblico puede servir slo como criterio concurrente en la investigacin, en el sentido que, cuando una circunstancia afecta al orden pblico, normalmente no se confa a la ini ciativa del demandado hacerla valer en el proceso y, por tanto, el juez debe apreciarla de oficio; pero nunca en el sentido contrario. Por otra parte, puede, ayudar a fijar la naturaleza de las excepciones en sentido propio el hecho de que \a circunstancia de que se trate podra dar vida a una distinta accin autnoma del demandado, como en el campo de los derechos a una prestacin, con la excepcin de compensacin, el ius relentonis, la exceptio inadimpleli contracus (dejando siempre a salvo el carcter de la excepcin, la cual no se dirige a la prestacin, sino , como puro derecho potestativo, a la anulacin de a accin adversaria), y en elxarnpo de los derechos potestativos, las excepciones correspondientes a las acciones de impugnacin (excepciones de dolo, violencia, mi nora de edad, error, etc.). En estos casos, en efecto, como el
demandado sera libre de proponer o no la accin, y el juez no podra sustituirse a l, debe considerarse que el demandado sea libre de proponer o no la correspondiente excepcin, en cuanto le es concedida en su inters la facultad de anular con ella la accin, sin que la existencia misma de la acet, pueda decirse, sin ms, excluida por dicha facultad. 2.8.9 Excepcin y carga de la prueba La excepcin en sentido propio no es nicamente la que debe ser probada por el demandado, sino tambin la excepcin entendida como la contraposicin de un hecho impeditivo o extnti-vo al hecho constitutivo hecho valer por el actor. Conforme a una regla establecida por la misma ley (art 1312} el demandado debe pro bar los hechos exnvos, y segn la regla establecida por la doctrina, el demandado debe probar los hechos impeditivos, como aquellos que impliquen una derogacin al orden moral de las cosas. Y esto es vlido para todos los hechos impeditivos y extintivos, aunque no den lugar a excepcin en sentido propio. Mientras para los hechos impeditivos o cxtinvos que dan lugar a excepciones en sentido propio, vale la regla de que el demandado, debe afirmarlos y hacerlos valer, pues de otra manera el juez no puede tenerlos en cuenta, aunque estn probados aliunde, de modo que la afirmacin del demandado es la condicin jurdica para que el juez pueda, basndose en aqullos, desestimar la demanda, pata los otros hechos impeditivos o cxtintivos se entiende asimismo que el demandado deba probarlos s quiere que el juez los conozca; pero esto constituye simplemente una condicin de hecho del conocimiento del juez, de manera que si esos hechos son probados de otra manera cualquiera (por ejemplo, por ser notorios, o porque resulten de documentos o de alegaciones del actor), el juez debe tenerlos en cuenta, aunque no hayan sido afirmados o hechos valer por el demandado.
2-8.10
Excepcin y reconvencin
La excepcin es un medio con el que el demandado justifica su demanda de desestimacin de la demanda del actor, y aunque el demandado se valga de diversas excepciones, su demanda se dirige siempre a la desestimacin de la demanda del actor, por lo cual la excepcin tiene por definicin los mismos lmites de la accin. Es por esto por lo que en la apelacin, mientras no se pueden proponer peticiones nuevas, se pueden proponer libremente nuevas excepciones (Cd. Proc. Civ., art 490) El demandado puede tambin proponer en el juicio una reconvencin (Cd. Proc. Civ., art 100). La reconvenciones, como dice la palabra, una demanda desplegada por quien es demandado en juicio en el mismo juicio y contra quien le ha demandado. Nuestra ley la admite, con la condicin de que est fundada: a) Sobre el ttulo deducido enjuicio por el actor, es decir, sobre la relacin-jurdica en la cual el mismo actor se funda (por ejemplo, en un juicio en que el actor vendedor pide al demandado comprador el pago del precio, el demandado, fundndose en la misma relacin de compraventa, exige la entrega de la cosa); y b) Sobre el titulo que ya pertenece al juicio como medio de excepcin (por ejemplo, el demandado, mientras opone su crdito en compensacin al crdito del actor, reconviene al actor para el pago de la diferencia en su favor). La ley llama accin a la reconvencin (Cd. Proc. Civ., arts 100 y 101), y es, como el mis mo nombre indica, una accin del demandado, Pero es distinta de aquella accin de declara cin negativa, que pertenece a todo demandado que tiene razn y que se dirige tnicamente a
declarar la inexistencia de la voluntad de ley afirmada por el actor; todo demandado que pretende tener razn puede pedir la desestimacin de la demanda del actor, con tal que se imite a esto, por muy variadas que sean las excepciones de que se vale, l mantiene el litigio dentro de los lmites de la misma demanda cuya desestimacin pide. Con la reconvencin, en cambio, el demandado se dirige a obtener la actuacin en propio favor, de una voluntad de ley, en el mismo litigio promovido por el actor, pero independientemente de la desestimacin de la demanda del actor. La misma circunstancia puede dar lugar a una excepcin o a una reconvencin. Por ejem plo, el incumplimiento del actor puede ser opuesto por el demandado como simple excepcin (exceptio non adimpleli contractus), con el fin exclusivo de obtener la desestimacin de la demanda del actor; puede, en cambio, hacerse valer reconvcncionalmente por el demandado para pedir la resolucin del contrato (Cd. Civ., art 1165). El crdito del demandado puede hacerse valer como simple fundamento de la excepcin de retencin, o bien para pedir reconven-cionalmcnte la condena del actor al pago. Un vicio de consentimiento puede oponerse como excepcin [exceptio dol, excepo melus) para obtener la desestimacin de la accin contractual determinada hecha valer por el actor, o bien como fundamento de una accin reconvencional de impugnacin dirigida contra todo el contrato. 2.8.11 Excepcin y demanda de declaracin incidental No obstante la excepcin se deduzca de la relacin jurdica alegada antes en juicio por el actor, o bien de otra relacin jurdica, mientras siga siendo excepcin no puede tener sino los lmites ya conocidos, y aunque venga a ampliar la materia lgica del conocimiento del juez, no puede tener otro objeto y otro efecto que la desestimacin de la demanda. Pero ocurre con frecuencia que, con ocasin de la impugnacin surgida en torno a la rela cin jurdica en que se funda la excepcin, el mismo demandado o el actor pide al juez que su sentencia se extienda a declarar positiva o negativamente, con efectos de cosa juzgada, la relacin controvertida. Sobre el particular, no slo se ampla la materia lgica del conocimiento, sino el objeto del proceso y de la cosa juzgada. Esto, sin embargo, no ocurre en virtud de la excepcin, sino de una nueva demanda judicial, que da lugar a un nuevo proceso dentro del primero, y que se llama demanda de declaracin incidental. 2.8.12 Extincin de las excepciones Las excepciones se extinguen por renuncia [Cd. Civ., arts 1311, 2110); pero la renuncia no es admisible sino para las excepciones en sentido propio, porque stas nicamente estn sometidas a la libre disposicin del interesado. Por el contrario, no se puede renunciar, es decir, obligarse vlidamente a no oponer una de las excepciones que por su naturaleza y fuerza propia extinguen la accin, porque esto equivaldra a obligar al juez a reconocer como existente un derecho inexistente (aplicacin: la renuncia a las excepciones de que habla el art 1311 del Cd. Civ., no puede referirse sino a las excepciones verdaderas y propias, es decir, a los derechos de impugnacin de la donacin o testamento; no, por ejemplo, a la excepcin de revocacin de testamento). Adems se pierden las excepciones por prescripcin. Esta regla vale slo para las excepciones en sentido propio, puesto que stas, siendo verdaderos y propios derechos (derechos de impugnacin), no se sustraen a la regla general de la prescriptibilidad. En los casos examinados, en los cuales una misma circunstancia da vida a una accin autnoma y a una excepcin, la prescripcin a que est sometida la excepcin es la misma a la que est sometida la accin; pero a esta norma se sustraen las excepciones de nulidad o rescisin,
las cuales, en virtud del art 1302 del Cd. Civ., no estn sometidas a la prescripcin breve de las correspondientes acciones [Cd. Civ., art 1300), regla que se expresa con el aforismo impropia quae temporalia ad agendum perpetua ad excipiendum. Otras excepciones (en sentido no propio], como la negacin de hechos constitutivos, la excepcin de pago, de prdida de la cosa debida, de novacin y semejantes, como tambin la excepdon de simulacin, son por su naturaleza imprescriptibles, porque, no siendo sino medios para demostrar la inexistencia del derecho, duran naturalmente mientras haya una demanda en que se afirme la existencia del derecho [tant dure l'acon lant dure l'exception). La excepcin desaparece slo cuando, por el transcurso del tiempo, se ha consolidado en favor del actor el estado de hecho (usucapin), de manera que su accin es desde entonces fundada y la excepcin se hace ineficaz'. 2.8.13 Distincin de las excepciones. Excepcin de compensacin Las distintas excepciones son: a) Absolutas y relativas o personales, segn que puedan valer por todos o contra todos los partcipes de una relacin, o solamente por algunos o contra algunos (Cd. Cv., arts 137, 227 y 1193); ty Perentorias y dilatorias. Perentorias son las excepciones que anulan definitivamente la accin, como la de prescripcin. Dilatorias, aqullas que excluyen la accin como actualmente existente; ejemplo: la excepcin de un trmino convencional, el beneficium excussionis; la excepcin de retencin, la exceplio non adimpleli conlractus; c) En la doctrina tambin hay otra divisin de las excepciones: sustanciales y procesales (de fondo, de forma). Observemos que tambin en el campo de las excepciones procesales se reproduce el dualismo entre excepciones en sentidos amplio y estricto; las primeras comprenden las circunstancias que por s mismas impiden hacer surgir la relacin procesal; las segundas, las circunstancias que dan al demandado el poder de anular la constitucin de la relacin procesal; dj Tambin se propone la distincin entre excepciones simples y reconvencionales, segn que mantengan o no la impugnacin en los lmites establecidos por la demanda. Pero esta distincin, introducida por Pisanelli y adoptada por Morlara, debe ser rechazada, como aquella que, desde el punto de vista terminolgico, se reduce a una contradiccin de trminos, porque excepcin y reconvencin, son trminos antitticos, y desde el punto de vista sustancial atribuye a la excepcin un valor que no puede tener, el de ampliar los lmites de la cosa juzgada, adems de los lmites de la demanda, lo que, como tambin se ha visto, ocurre slo en virtud de una nueva demanda (demanda de declaracin incidental); y e} La excepcin de compensacin, es una categora en s, porque no supone, como las otras, ningn defecto inherente a la accin; el crdito al que es opuesta la compensacin es perfectamente vlido y existente, nicamente el demandado tiene el poder de llevar a cabo su extincin por satisfaccin, sacrificando una parte correspondiente del propio crdito, con efecto desde el da de la existencia contempornea de los dos crditos. Tal excepcin, se basa en un derecho de crdito del demandado, que podra hacerse valer con accin autnoma, tiene el evidente carcter de excepcin en sentido propio. Este carcter es puesto en duda por algn autor, que no entiende claramente la frase obra de derecho del art 1286 del Cd. Civ. Que la frase obra de derecho no equivale a la otra: debe apreciarse de oficio, lo prueba claramente el art 340 del Cd. Proc. Civ. La frase obra de derecho se refiere al momento al que se retrotraer el efecto de la compensacin, si y en
cuanto sta se proponga con la excepcin. Los ejemplos aducidos en contra, como la liquidacin de una cuenta o de una herencia, no son pertinentes; en estos casos, el juez est llamado precisamente a declarar la diferencia entre las partidas de haber y deber; est implcita sta en la demanda a l dirigida de pronunciar todas las compensaciones que pueda relevar. Por tanto, el crdito opuesto por el demandado en el proceso puede dar lugar a: a) simple excepcin; b) reconvencin (art 100, nm 3o, Cd. Proc. Cv.); c) declaracin incidental (art 102); y d) o condena con reserva (art 102 cit; art 65, Ley cambiarla). 2.8.14 Excepcin en los juicios de conservacin y de ejecucin Las demandas que se dirigen a una medida de cautela o a la ejecucin pueden ser infundadas y, como tal, rechazadas. Respecto a estas demandas puede tenerse, o simple negacin de la accin, que puede fundarse sobre la inexistencia del hecho constitutivo (por ejemplo, del ttulo ejecutivo), sobre la existencia de un hecho impeditivo (simulacin del contrato notarial] o extin-tivo (anulacin sobrevenida del ttulo ejecutivo, pago), o verdadera excepcin (impugnacin de un contrato notarial, de una letra de cambio). Se entiende que en todo caso (cuando el ttulo sea una sentencia) debe tratarse de un hecho extintivo sobrevenido despus de la sentencia, porque el hacer valer frente a la demanda ejecutiva hechos extintivos anteriores a la sentencia equivaldra a negar la voluntad de la ley declarada como existente en sta, y a impedir la adquisicin del bien que segn sta es debido, lo cual est excluido por la cosa juzgada. Es una grave cuestin si a la demanda ejecutiva pueda oponerse la excepcin de compensacin fundada en crdito anterior a la sentencia; pero si la excepcin de compensacin consiste en el poder de obrar la extincin del crdito del actor con efecto desde el da de la existencia contempornea de los dos crditos, el ejercicio de este poder est excluido de la cosa juzgada, segn el cual, en el momento de la sentencia existe una voluntad de ley que garantice al actor el crdito. Queda a salvo, se comprende, el crdito que se hubiese podidQ oponer en compensacin. Cuando se habla del momento de la sentencia, se entiende a estos efectos el momento de la conclusin de la causa. La desestimacin puede tener lugar, segn los casos, o de oficio, o bien, ope exceptionis. El rgano ejecutivo, incluso el simple oficial judicial, puede rehusar un acto de ejecucin, por inexistencia de ttulo ejecutivo o tambin por extincin de la accin ejecutiva. Por haber rehusado el rgano ejecutivo puede nacer una cuestin que ser decidida en va de conocimiento. El procedimiento para declarar la inexistencia o la extincin de la accin ejecutiva es la oposicin del deudor a la demanda de una medida ejecutiva. Esto tiene especial importancia cuando se trata de ttulos ejecutivos contractuales, porque no habiendo aqu tenido lugar una declaracin autoritaria, es mucho ms amplio el campo de las excepciones que se pueden oponer a la demanda ejecutiva. CAPTULO 9 IDENTIFICACIN DE LA ACCION 2.9.1 Concepto y aplicaciones Se llama identificacin de las acciones a la operacin con que se compart entre s varias acciones para determinar si son idnticas o no. Y la doctrina de la identificacin se propone facilitar criterios para esta operacin.
Esta cuestin se refiere a las acciones en su ejercicio; y puesto que la accin se ejercita con la demanda, identificacin de acciones significa identificacin de demandas. Pero como los criterios para resolverlo se deducen de la esencia de la accin, la cuestin pertenece a este lugar, sobre todo porque la frecuencia de ocasiones de aplicacin de estos criterios que presenta el proceso exige que stos sean fijados de modo general. Por ejemplo, no pueden tener lugar dos decisiones de juez sobre la misma accin (Cd, Civ., art 1351). No pueden estar pendientes al mismo tiempo dos procesos sobre la misma accin (Cd. Proc. Civ., arts 104 y 108; Reg. Gen. Jud., art 229). Debe mantenerse inmutable la demanda en el transcurso del litigio (Cd. Civ., arts 37, 176 y 387; Reg. Gen. Jud., art 256). No pueden admitirse nuevas demandas en el juicio en la apelacin (Cd. Proc. Civ., art, 490). El juez puede ser recusado cuando una cuestin idntica en derecho deba decidirse en su inters (Cd. Proc. Civ., art 116). La sentencia no puede pronunciarse sobre cosa distinta de la demanda [art 517). La demanda es acogida aun cuando el hecho jurdico sobre la que se funda la pretcnsin ha sobrevenido durante el litigio, con tal de que no se trate de nueva demanda. La apelacin incidental es necesaria para volver a proponer en segundo grado las peticiones distintas de las peticiones acogidas que dieron lugar a la apelacin principal. El problema en estos casos es siempre el mismo. Donde existe excepcin de cosa juzgada existe, por regla general, excepcin de litispendencia. Donde se da la excepcin de cosa juzgada no tiene lugar la excepcin de cambio en la demanda, y viceversa. Donde est prohibido a la parte apartarse de la demanda judicial, est prohibido, con mayor razn, igualmente al juez. En consecuencia, la demanda judicial debe contener lo que es necesario para individuali zarla o identificarla (art 134). La exceplio inepti libelH nos lleva al mismo campo de la exceplio mutati libelli, de la exceplio litis pendenlis y de la exceptio re iudicalae. 2.9.2 Criterios. Identidad de los elementos de la demanda. Identidad de sujetos Cuando estudiamos la demanda se ha visto que se reduce a tres elementos, necesarios y esenciales; sujetos, objeto y causa, de lo que deriva esta primera proposicin; dos acciones y dos demandas son idnticas cuando son comunes sus tres elementos. La diferencia de un elemento produce diversidad de acciones. El art 1351 del Cd. Civ., que a propsito de la cosa juzgada establece el criterio fundamental de la identidad de demandas, dice exactamente: "Es necesario que la cosa pedida sea la misma; que la demanda est fundada en la misma causa; que la demanda sea entre las mismas partes y propuesta por ellas o contra ellas en la misma calidad". Un solo elemento diverso en dos acciones son dos individualidades distintas entre s, aunque la comunidad de otros elementos las haga similares. Puede existir entre dos acciones, como entre dos individuos en general, mayor o menor afinidad; pero en cuanto al ser o no ser el mismo individuo, no hay graduacin posible. Por esto, admitir que una accin pueda modi ficarse en el proceso, negando, sin emba rgo, que pueda introducirse una accin completamente nueva, implica una contradiccin: la accin es nueva o no. El admitir, adems, que el pelum y la causa peend sean elementos de la accin, y afirmar que no hay cambio de accin propiamente dicho, sino simple modificacin cuando se cambia slo el petum o slo la causa pelendi, implica puras contradicciones. Que, no obstante estas divergencias, se llegue a veces a las mismas consecuencias en casos particulares, depende del distinto concepto que se tiene de la causa pelendi en la cuestin de acciones reales, del hecho de
que alguien considere como casos normales los casos excepcionales en que hay concurso de acciones. De esta manera se pueden agrupar los tres elementos de la accin y de la demanda y contraponer, por una parte, el elemento subjetivo [personas); por otra, los dos elementos objetivos (objeto y causa). Estos dos ltimos son los que en verdad se refieren a la identificacin del bien de la vida de que se trata en las acciones objeto de la confrontacin; el otro elemento se refiere a la pertenencia aclva y pasiva de este bien. Se puede dividir en dos operaciones distintas la identificacin de las acciones: una, para la identificacin del bien de la vida, a que las acciones comparadas tienden; la otra, para la identificacin de la pertenencia de este bien. A) Identidad de los sujetos (eadem personae). Dos acciones son distintas nicamente con que no pertenezcan a la misma persona o contra la misma persona. Asimismo, aun tratndose del mismo bien, vara la accin segn la pertenencia subjetiva de este bien hecho valer en juicio. Se comprende que la identidad de la persona fsica no produce siempre identidad subjetiva de acciones, la misma persona puede tener distinta calidad y dos acciones son subjetivamente idnticas slo cuando las partes se presentan con la misma calidad. Por el contrario, el cambio de la persona fsica como sujeto de una accin, no tiene como consecuencia que el derecho considere la accin distinta: puede darse sucesin en la accin, tanto a ttulo universal como parti cular. Los distintos sujetos producen diversidad de acciones, aun cuando sea debida por varios o a varios la misma cosa o cuando se pretenda frente a varios el mismo efecto jurdico. Tene mos un ejemplo del primer caso en las obligaciones solidarias; del segundo caso, en los derechos potestativos pertenecientes a distintas personas y que se dirijan a procurar el cese del mismo estado o acto jurdico (derecho de todos los socios a impugnar las deliberaciones de la Junta general, Cd. Com., art 163; derecho de varios interesados a impugnar un acto administrativo ante el Consejo de Estado en funcin jurisdiccional). Pero en el segundo caso los efectos pueden ser especiales, ya que debiendo, necesariamente, al acto impugnable ser o no ser para todos aquellos que estn sometidos a l (por su calidad de socios o de administrados), no se puede dar sino una sola decisin, aunque las acciones sean subjetivamente distintas; la identidad de la calidad tiene lugar aqu con la identidad de persona; la cosa juzgada formada respecto a uno excluye la accin de los otros. Igualmente en la accin popular llamada supletoria, aunque se tengan tantas acciones cuantos son, por ejemplo, los contribuyentes de un municipio; no puede darse sin una decisin, porque cada uno obra slo como sustituto procesal de la entidad Por el contrario se argumenta con la relatividad de la cosa juzgada y del peligro de colusio nes en dao de los socios ajenos al litigio. Pero el primer argumento contiene una peticin de principios. Respecto al peligro de colusiones existe el derecho a intervenir enjuicio y la oposi cin de tercero. 2.9.3 Identidad del objeto. Cadem res Identidad objetiva de las acciones quiere decir en primer lugar identidad del acto que se pide al juez, a quien si se solicita la simple declaracin no puede pronunciar condenas. Sin embargo, ya que tanto la condena como la declaracin suponen la existencia del derecho, rechazada la accin de declaracin por falta de derecho no podra, ciertamente, pedirse la condena.
Tomando en cuenta el objeto mediato de la accin, puede decirse que la identidad objetiva significa identidad del bien garantizado por la ley del cual se pide la actuacin. Pero aqu se desdoblan los dos elementos objetivos de la accin: el objeto y la causa. El bien controvertido no coincide con el objeto; ya sea ste un corpus, un gcnus o un efecto jurdico, es necesario saber con qu ttulo se reclama el objeto y a que" utilidad debe servir; porque el bien vara en razn del ttulo y de la utilidad. Al distinguir las acciones es necesario diferenciar los bienes. Si el bien garantizado en un caso puede concebirse aun sin el bien garantizado en otro, hay diversidad objetiva de acciones. Un bien puede encontrarse en relacin de ms o menos con otro bien; es cuestin de hecho el establecer caso por caso s la negacin de uno implica la negacin del otro, cuando el bien menor puede ser concebido no slo como parle del mayor, sino tambin por s, la negacin del bien mayor no imp lica necesariamente negacin del bien menor. Adems, se observa que frecuentemente con ocasin de la peticin de un bien que es parte de un bien mayor puede surgir controversia con relacin no slo a la parte (por ejemplo, si venci una cuota o s fue pagada), sino con relacin al bien en su conjunto [por ejemplo, si se debe el total). En este caso la causa se extiende, segn nuestra ley, a la totalidad, con la correspondiente extensin de la cosa juzgada y los eventuales cambios de competencia. Esto ocurre en las relaciones continuas (prstamo pagable en cuotas, intereses, cnones, alquileres, tasas), con arreglo a los arts 72 y 76 del Cd. Proc. Civ. As, en caso de solicitar una cuota de arrendamiento, si surge cuestin sobre la existencia del arrendamiento. la cuestin se extiende a todas las cuotas. Una partida de mercancas importadas, previo pago de aduanas, y discutido si est sometida a dicho pago, sirve para todas las partidas sucesivas. Gravada con el impuesto de utilidades una renta del balance de una sociedad annima se discute si la renta est sometida a l; sirve tambin para todos los balances sucesivos. En cuanto a los objetos no lquidos, son siempre deducidos como tales enjuicio. Aun si la parte pide la liquidacin en una cantidad determinada, objeto mediato de la demanda ser siempre un objeto no lquido; objeto inmediato, la liquidacin judicial. La determinacin que la parte hace no es sino prefijar el lmite mximo al poder del juez. Por tanto, no hay cambio de demanda s la parte en curso del juicio pide una cantidad mayor, sino una rectificacin de los que anteriormente haba fijado. Que no se trata de verdadero cambio de demanda resulta del hecho de que, una vez juzgado sobre el quantum debido, no podra la parte en un juicio sucesivo pedir una suma mayor; debe, pues, poderla pedir en el mismo juicio; ni hay ninguna razn para considerar irrevocable la primera determinacin hecha. Ocurre que dos bienes, distintos en el exterior, se presenten econmicamente como uno equivalente al otro (cosa, valor de la cosa). Las acciones son distintas en este caso por el objeto, as como por la naturaleza (una puede ser real; la otra, personal): el juez, por propia iniciativa, no podra acordar una cosa en lugar de la otra. Pero la parte puede pasar de una a otra peticin en el mismo proceso: la negacin de un bien es negacin del otro. 2.9.4 Identidad de causa. Cadem causa petendi El concepto de causa o llulo (Cd. Civ., art 1351; Cd. Proc. Civ., arts 73, 98 y 100) es complejo. Por regla general indica el fundamento, la razn de una pretensin. Pero esta idea general hay que analizarla y precisarla. Es necesario, ante todo, rechazar que la causa pelendi sea la norma de ley invocada por la parte en juicio. La accin se individualiza y se identifica mediante los elementos de hecho
que han convertido en concreta la voluntad de la ley y no por la norma abstracta de ley. Por tanto, el simple cambio de punto de vista jurdico (es decir, la invocacin de una distinta norma en el caso de que un mismo hecho pueda encajar en distintas normas de ley) no supone diversidad de acciones; es, pues, lcito a la parte, lcito al juez. Cambiando slo el punto de vista jurdico no se elude la excepcin de cosa juzgada. Por otra parte, no cualcsquier hecho deducido en juicio puede tener importancia para la determinacin de la causa. Entran en juego aqu nicamente los hechos jurdicos, es decir, aquellos que son los nicos que pueden tener influencia en la formacin de la voluntad concreta de la ley. Cuando se cambia el simple hecho o motivo, pero para deducir de 61 el mismo hecho jurdico, no hay diversidad de accin; no hay cambio de demanda y persiste la excepcin de cosa juzgada. De estos elementos se deduce: a) Al reconfirmar la existencia de una relacin jurdica [propiedad, compraventa, prstamo, arrendamiento, mandato, etctera); b) La afirmacin de la existencia del hecho particular que en el mbito de dicha relacin jurdica hace nacer el derecho particular hecho valer (por ejemplo: en la accin con que se pide el pago de una cuota de intereses o de arrendamiento, el vencimiento de la cuota, en la actio mandad contraria, la particular operacin en ejecucin de mandato por la cual se pide el reembolso o compensacin; en la accin de rescisin por lesin, el premio inferior a la mitad del justo); y c La constatacin de la existencia del hecho del que nace el inters en obrar (incumpli miento, hecho que determina la mccrtidunibrc en la accin de pura declaracin). Estos hechos deben ser afirmados y probados por el actor, no pueden modificarse o sustituirse por el juez. Si los elementos firmados y probados por el actor no agotan todos los extremos de la accin intentada, pero bastan para otra accin de contenido no mayor, no le puede estar, sin embargo, prohibido al juez, como no le sera negado a la parte, pasar de una a otra (aclio mandali, gestin de negocios, enriquecimiento indebido). El tener dos acciones un elemento comn de la causa pelendi no basta ciertamente para excluir su diversidad [accin posesoria y petitoria); pero basta siempre que sea el elemento que confiera individualidad a la accin; en tal caso, las dos acciones coinciden y difieren slo en el nombre; puede haber en tal caso concurrencia de normas, no de acciones. El impedimento de cambiar en el curso del litigio la causa petendi no excluye el derecho a valerse de una causa superveniens, con tal que sta sea la misma causa afirmada desde el principio como existente, ya que una cosa es la afirmacin de una causa pelendi (que debe tenerse en cuenta al principio del litigio) y otra cosa, su subsistencia efectiva (que debe considerarse en el momento en que se cierra la discusin). Determinemos la causa pelendi en relacin con las acciones particulares, recordemos ante todo que la indicacin de la causa petendi debe servir, en concurrencia con la del objeto, a identificar el bien de la vida que es objeto de discusin. Ya que si toda demanda afirma la existencia de una voluntad concreta de ley que garantice un bien si la cosa juzgada es el reconocimiento o el desconocimiento de este bien, es lgico que deba hablarse de peticin distinta cuando distinto es el bien discutido; que no pueda hablarse de cosa juzgada cuando se pide en juicio otro bien, etctera. Examinaremos por separado esta determinacin del bien controvertido con relacin a las acciones de condena (derechos a una prestacin) y a las acciones constitutivas (derechos potestativos):
A) Acciones de condena En esta rea la determinacin del bien controvertido, debiendo conseguirse mediante la prestacin debida de un obligado, y confundindose por esto con la prestacin, se reduce a la identificacin de la prestacin debida. Esta identificacin debe llevarse a cabo con estos criterios: 1. Cuando se conciben varias prestaciones debidas con el mismo contenido, es necesario y basta diferenciar una prestacin de la otra. 2. Tratndose de casos en que de un mismo objeto puede sacarse utilidades distintas, es necesario y basta determinar la utilidad reclamada. Si bien en todas las acciones de condena la causa petendi comprenda ante todo la afirmacin de la relacin jurdica de la que deriva el derecho afirmado por el actor contra el demandado, sin embargo, esta afirmacin basta en los derechos absolutos; no as en los derechos de obligacin. Derechos absolutos En la accin real, basta la afirmacin de la relacin jurdica (pro piedad, usufructo, servidumbre) para que la accin sea suficientemente identificada. Especial mente en la accin de reivindicacin, basta afirmar ser propietario de un determinado objeto para que la identificacin sea plena, y no es en absoluto necesario indicar el hecho jurdico en virtud del cual se lleg a propietario; esto slo ser necesario para probar la existencia de la relacin jurdica de propiedad. Por otra parte, es esta relacin universal con todos los hombres respecto a la cosa, la que se nos presenta aqu como causa inmediata de la relacin individual con el poseedor, sin que importe la manera en que surgi, sino como medio para probar su existencia. Es cuanto los romanos queran expresar diciendo; Amplus quam semel res mea esse non potest. Consecuentemente, la obligacin de prestacin negativa que el actor afirma fue violada por el demandado, es una e idntica desde el momento en que el actor es propietario; ni la concurrencia de otros ttulos de adquisicin hace nacer nuevas obligaciones de prestacin en el demandado, de manera que cambiando la afirmacin de la manera de adquisicin pueda decirse que se hace valer una nueva y distinta obligacin del demandado. Por tanto, la causa en la reivindicacin no es uno u otro modo de adquirir, sino el hecho actual de la propiedad; la cuestin jurdica es siempre sobre la existencia del derecho de propiedad, aun cuando la cuestin lgica se haya limitado en e l punto de si hubo o no, por ejemplo, una compra -venta; no hay cambio de accin si se pasa de un ttulo de adquisicin a otro; en la citacin podemos limitarnos a afirmar la propiedad; negada la propiedad en el primer juicio, no cesa la excepcin de cosa juzgada por el solo hecho de que en el nuevo juicio se haga valer otro ttulo (a menos que sea un ttulo posterior a la cosa juzgada). Lo mismo puede decirse de los otros derechos absolutos, vemos en el hecho actual de la existencia de un hombre la causa de los derechos de libertad o de personalidad, sin pensar en su nacimiento sino como modo de probar su existencia. En las acciones nacidas de derechos de obligacin no basta indicar la relacin jurdica para que la accin se pueda decir identificada. Son, e n efecto, concebibles distintas relaciones de obligacin teniendo idntico contenido, de cada una de las cuales nace una obligacin de prestacin distinta (soepius aulem deberi potest). De aqu la necesidad de indicar tambin el hecho constitutivo del que surgi la relacin jurdica, con el fin de diferenciar sta de las otras posibles relaciones de idntico contenido. Una relacin determinada entre un hombre y otro, no es inherente a la existencia del hombre ni de una cosa, pero se nos presenta como derivada inmediatamente de un determinado hecho, que es la causa de la relacin y, a la larga, de la accin. Por esto el hecho constitutivo acompaa constantemente a la relacin
personal como medio necesario para su identificacin: cambiando el hecho, cambia la accin. Dicha distincin en la manera de identificar las relaciones reales y las de obligacin se mantiene tambin si la obligacin tiene por objeto una cosa determinada. Se ha aducido en contrario (Zanzucchl, M. T.: Domande nouve in apello, 1915, p. 335) el ejemplo de un depositante que pide la restitucin del depsito invocando sucesivamente dos contratos diferentes de depsito, uno despus del otro; y se ha afirmado que aqu se cambiara el derecho, ni ms ni menos como cambiara el derecho el que ejercitara la reivindicacin que exigiera la cosa en virtud de dos contratos de compraventa. Pero el depositante, como tal, no puede tener accin contra el depositario sino en virtud de una determinada declaracin de voluntad, con la cual el depositario, recibiendo la cosa se halla obligado a custodiarla y a restituirla; la cuestin, tanto lgica como jurdica, que l deduce en juicio es si ha dado una tal declaracin; por esto, invocando primero una declaracin y despus la otra, hace valer dos distintas obligaciones, cambia realmente la accin. El propietario, por el contrario, reivindica por el hecho de ser propietario, que puede depender de los ms distintos ttulos de adquisicin, originarios o derivados; la cuestin jurdica que l alega en el litigio es si l es actualmente el propietario. Distinto acontece con la accin hereditaria. sta se compone de dos elementos: el actor hace valer, por una parte, una voluntad de ley que garantizaba un bien al causahabiente; por otra, una determinada relacin en virtud de la cual la garanta de este bien pas a l; esta determinada relacin es el objeto especfico de la accin hereditaria, y, sin embargo, puede haber tantas acciones hereditarias cuantos hechos constitutivos de tal relacin se aduzcan (sucesin legal, testamentaria; sucesin por el testamento A por el testamento B). B) Acciones constitutivas En este campo el bien que hay que identificar consiste no en el simple efecto jurdico a que se tiende, que es el objeto (resolucin, nulidad, etc.), sino en este efecto ntimamente unido al hecho de que es remedio o sancin (incumplimiento, lesin, error, dolo). De manera que si se tienen varios hechos que dan derecho a una accin de nuli dad, en realidad se tienen otras tantas acciones cuantos son los hechos que las originan. Diremos, por tanto, que la causa de la accin es el hecho constitutivo del derecho al cambio jurdico. La voluntad de impugnar que se refiere a una causa, no se refiere a otra (ni es lcito distinguir entre causas prximas o no); rechazada una accin de impugnacin puede proponerse la misma impugnacin por otra causa, aun de gnero prximo (por ejemplo, por un vicio de consentimiento distinto de aquel hecho valer en la primera accin); en apelacin no puede hacerse valer una causa de impug nacin (por ejemplo, captacin) distinta de aquella hecha valer en primera instancia (por ejemplo, demencia del testador). A los posibles inconvenientes de esta reiteracin indefinida de juicios puede remediar el demandado pidiendo por va reconvencional una sentencia que declare vlido el acto general. Con mayor razn, el juez que pasa de una causa a otra pronuncia ultra pelila. Q Acciones de declaracin En cuanto a las acciones de declaracin positiva debe consi derarse lo mismo que para las acciones de condena. Pero en las acciones de declaracin negativa debe observarse que la causa de la accin est en la inexistencia de una voluntad de ley que garantice un bien al adversario. Especialmente en la accin general de declaracin negativa que pertenece al demandado, la causa petendi est en la inexistencia de la voluntad de ley afirmada por el actor. Ahora bien, la inexistencia del derecho no puede tener a su vez una causa con preferencia a otra; si se afirma la inexistencia del derecho por falta de un hecho constitutivo, y posteriormente, por
falta de otro hecho o por la presencia de un hecho extintvo, la accin es siempre nica. Por esto el demandado puede pasar de una a otra defensa, sin cambio de accin, y tambin, como hemos ya visto, en apelacin se pueden proponer nuevas excepciones (Cd. Proc. Civ., art 940). As tambin, afirmada la existencia de una accin, permanece excluida de manera absoluta su inexistencia; impide la cosa juzgada que se niegue de ahora en adelante la accin, aunque sea por un hecho ii o extinlvo distinto de aquel hecho valer anteriormente. 2.9.5 Sobre el cambio de demanda en particular. Nuevas demandas en la apelacin La identificacin de las acciones presenta problemas especiales en el caso de cambio de demanda durante el juicio; problemas complicados por el hecho que aqu los principios hasta ahora expuestos se encuentran en oposicin con el principio de la economa de los juicios, en el sentido que el estar pendiente un juicio produce la tendencia natural a utilizarlo lo ms posible, favoreciendo el cambio de demanda, particularmente e cambio de causa petendi. Adase que muchas veces, en la prctica, surgen discusiones injustificadas, favorecidas por la confusin de conceptos sobre la causa pelendi (por ejemplo, el demandado se opone, errneamente, a que el actor de una reivindicacin cambie el ttulo de adquisicin hecho valer anteriormente, y ai cambio de punto de vista jurdico, etc.). Para favorecer la mayor utilizacin del juicio y para eliminar las discusiones intiles, el legislador austraco, en un sentido anlogo, el alemn, se ha decidido a sacrificar los rigurosos principios de la identificacin de las acciones, admitiendo que pueda cambiarse la demanda cuando el magistrado juzgue que la defensa del demandado no se agrave por ello suslancialmente. Un escritor italiano se adue de esta frmula y con su autoridad favoreci su adopcin por parte de nuestra jurisprudencia. Ya se observa que, por muy serias que sean las razones de oportunidad prctica que hayan determinado al legislador austraco a establecer la norma antedicha, en nuestro derecho, faltando una norma semejante, no es lcito apartarse de los principios fijados en los arts 1351 del Cd. Civ. y 37, 176 y 387 del Cd. Proc. Civ. Debe considerarse como un error grave, propicio a inccrtidumbre y a arbitrariedades, el principio, ya aceptado en la jurisprudencia del Tribunal de Casacin, que en el juicio de apelacin sea lcito el cambio de causa petendi. La ley dice claramente lo contrario cuando, por una parte, dispone que en el juicio de apelacin no se admitan nuevas demandas (art 490, Cd. Proc. Civ.) y, por otra parte, declara que el cambio de causa pelendi implica novedad de demanda (Cd, Civ., art 1351). En un principio esto fue un simple error de formulacin, considerando como causa petendi la manera de adquisicin de las acciones reales, se dice de manera inexacta que es lcito cambiar la causa pelendi en apelacin para deducir de ello una cosa exacta, es decir, que se puede invocar en apelacin un nuevo modo de adquisicin. Pero una vez acogido el principio en esta frmula general, se hizo su aplicacin tambin a casos en los que se trata de un verdadero y autntico cambio de juicio (por ejemplo, pedida en primera instancia la anulacin de un contrato de sociedad por ilicitud, se admiti en grado de apelacin la impug nacin por dolo y error; sentencia de 18 de julio de 1930. Pedida en primera instancia la anulacin de una compraventa por error, se admiti en segunda instancia la demanda de anulacin por incapacidad; sentencia de 31 de marzo de 1930). Al querer dar un criterio general para reconocer la novedad de una demanda, aparte de los criterios suministrados por la doctrina tradicional de la identificacin de las acciones, se ha propuesto el criterio de la llamada absorcin. Es formulado por el Tribunal Supremo en muchas de sus decisiones, de la siguiente manera: el criterio para determinar la novedad de la demanda se da por la circunstancia que la accin, en los nuevos trminos en que es
propuesta, no absorba y no haga que no se pueda proponer posterior la cuestin discutida en los precedentes trminos procesales, en suma, hay una nueva demanda cuando la exigencia formulada por primera vez en apelacin implique un nuevo litigio y distinto de aquel de primera instancia, el cual, por esto, no se agota o consuma con la decisin que sobre la nueva demanda es formulada por los jueces de segunda instancia. Cuando se supone, para probar la admisibilidad de la nueva causa petendi, que la decisin sobre la nueva causa propuesta en grado de apelacin absorba -y no permita proponer en el futuro la cuestin del juicio anterior, se tiene presente una serie de casos en los que distintas acciones se dirigen a un mismo resultado (por ejemplo, distintas acciones de impugnacin) y se forma la hiptesis de que la accin rechazada en primera instancia sea acogida en apelacin con arreglo a la nueva causa. En esta hiptesis, la causa primera es absorbida; porque esto sucede en cualquier caso de concursus aconum, cuando el objeto comn de varias acciones se consigui ejercitando una de ellas. Evidentemente, para juzgar sobre la admisibilidad de la nueva causa petendi, con anterioridad a pronunciarse sobre ella, es necesario forjar tambin otra hiptesis: que tambin ella pueda ser rechazada. En este caso, cmo y por qu no podra nunca decirse que la cuestin sobre la primera causa rechazada en primera instancia es absorbida? Quiz porque la sentencia de primera instancia, que haba rechazado la antigua causa pelend, se convierte en cosa juzgada por el hecho de que el apelante ha abandonado dicha causa para hacer valer una nueva? Pero, aparte de que esto no es exacto, es cierto que lo mismo se debera considerar en cualquier caso en que el apelante, rec hazado en la accin propuesta en primera instancia, haga valer en segunda instancia una accin distinta tambin por el objeto. As se hara lcito en segunda instancia no slo el cambio de causa pelendi, sino de petitum. Y basta esta observacin para probar cmo el criterio de absorcin es equvoco, engaoso y no apropiado para sustituir los precisos y ciertos suministrados por la doctrina de la identificacin de las acciones. 2.9.6 Concurso de acciones Hay concurso de acciones distintas cuando dos o ms acciones: a) Ocurren entre personas distintas, pero tienden al mismo resultado (como en las obligaciones solidarias, en la fianza); b) Se dan entre las mismas personas y tienden al mismo resultado, pero tienen distintas causas (accin posesoria y petitoria; accin derivada de la letra de cambio y accin derivada de la relacin fundamental; accin contra el vendedor para la entrega de la cosa derivada de la venta, y derivada del derecho de propiedad transmitido con la venta); o c) Suceden entre las mismas personas y tienden a distintos resultados, pero coordinados en un nico fin econmico (concurrencia alternativa entre la actio redhibitoria y la adi quanti minoris, art 1501 del Cd. Civ.; derecho de eleccin entre la accin para el cumplimiento o la accin para la resolucin del contrato, Cd. Civ,, art 1165). Puede darse tambin concurrencia entre el derecho a la prestacin y el derecho a la actuacin de la ley por obra de los rganos pblicos (accin, accin ejecutiva). La notoriedad de estas figuras es que las distintas acciones pueden ser satisfechas slo una vez, sin que esto impida su diversidad. Deriva de ello una serie de consecuencias diversas en los distintos casos: Tratndose de los incisos a} y b), el actor puede hacer valer una y otra accin por separado; en tal caso hay un cambio de demanda si se pasa de una a otra; la decisin sobre una no constituye cosa juzgada respecto de la otra, salvo lo que ya se dijo cun relacin a los
derechos potestativos. Las dos acciones pueden, sin embargo, encontrarse en esta relacin; que una pueda ejerci tarse con anterioridad a la otra, pero no viceversa (concurrencia sucesiva). As, la posesoria puede proponerse con anterioridad a la petitoria, pero sta excluye aqulla (Cd. Proc. Civ., art 443). Pero el actor puede tambin hacer valer las dos acciones en un solo juicio si no est prohibida la acumulacin de la posesoria y de la petitoria, art 445). Respecto del inciso cj, el actor puede promover una accin y pasar en el mismo juicio a \& otra, sin cambio de demanda. Propuesta en primera instancia la accin para la ejecucin del contrato, puede pedir en segunda instancia la resolucin, Puede tambin proponer las dos acciones juntas, una subordinada a la otra, o alternativamente. Depende, pues, de la naturaleza de las determinadas obligaciones alternativas en las que la eleccin corresponde al actor, que la eleccin de una accin excluya a la otra o no. En este sentido se dice que el ejercicio de una accin puede extinguir la accin concurrente. Otras veces la misma sentencia puede recaer sobre los dos objetos alternativamente (condena a restituir la cosa o el valor). 2.9.7 Concurso de normas Se tiene concurso de normas nicamente cuando el mismo hecho puede encajar bajo distintas normas y se trata de ver cul es la aplicable, lo que en todo caso debe decidir el juez, y de oficio (ura novil curia), tal es el caso del concurso aparente, por ejemplo, de la accin aquiliana con las acciones contractuales, incluso cuando el vnculo obligatorio implique distintas responsabilidades (responsabilidad por culpa o sin culpa; culpa levis in abstracto o in concreto). Aqu la accin es una, se dirige al resarcimiento de daos y tiene por causa el hecho perjudicial; ste puede estar calificado por el vnculo contractual , pero la responsabilidad es una sola, derivada del hecho cualificado, y no puede perseguirse con dos juicios sucesivos, nicamente porque en uno se afirme la causa que lo cualifica y en el otro no. Esto es ms evidente cuando el hecho es ilcito slo en c uanto exista una relacin obligatoria, como es la accin del proveedor, que pretende la exclusividad, contra el contratante que ha celebrado otros contratos con tercero, o cuando el hecho es perjudicial slo en cuanto exista un determinado contrato. Aplicaciones. Deducida accin de daos con arreglo a los arts 1151 y 1153 del Cd. Civ., por el contagio al ama de cra por el nio que amamantaba, y pedido que se aprobara la culpa del demandado, el juez considera tratarse en realidad de responsabilidad por violacin de la obligacin contractual de garantizar la inmunidad del nio, y es intil averiguar si el suceso se realiz por culpa del arrendatario del trabajo. Errneamente fue censurada esta decisin, como si el juez hubiera pronunciado ultra petita: uno e ra el hecho perjudicial; una, la responsabilidad; una, la accin. En el caso, prcticamente frecuente, que un viajero exija al conductor el resarcimiento de daos sufridos durante el transporte. Que se trate de responsabilidad aquiliana o contractual, es cuestin de norma aplicable; pero, en realidad, la accin es nica. Invocado el art 1151 del Cd. Civ., no estara prohibido a la parte invocar ni al juez aplicar las normas sobre la responsabilidad contractual. De esta manera, en la cuestin de daos producidos a la cosa depositada, el juez deber aplicar, aun de oficio, el art 1843 del Cd. Civ.
CAPTULO 10 COSA JUZGADA Y PRECLUSIN 2.10.1 Concepto de cosa juzgada sta tambin nos presenta el proceso considerado en el resultado favorable a una parte. El bien de la vida que el actor dedujo enjuicio [res n iudicum deduca) con la afirmacin de que una voluntad concreta de ley lo garantice en su favor o lo niegue al demandado, despus que ha sido reconocido o desconocido por el juez con la sentencia cstimatoria o dcsestimatoria de la demanda, se convierte en cosa juzgada res iudicala). La res iudicala, no es otra cosa para los romanos que la res in iudicium deduca despus de que ha sido iudicala res iudica-ta dcilur quae finem controversiarum pronuncialione iudicis accipl, quod vel con-demnalione vel absolutone conlingit. Igualmente, la cosa juzgada no es nada ms que el bien juzgado, el bien reconocido o desconocido por c juez; y nicamente sustituimos a la alter nativa del texto romano (sentencia de condena o de absolucin) la alternativa ms amplia (porque comprende tambin las sentencias de pura declaracin) de sentencia esmatoria o deseslimatoria. Tanto para los romanos, como para nosotros, salvo raras excepciones, en que una norma expresa de ley dispone cosa distinta, el bien juzgado se convierte en inatacable (finem conlro-versiarum accipil); la parte a la que el bien de la vida fue negado no puede reclamarlo ms; la parte a la que fue reconocido, no slo tiene derecho a conseguirlo prcticamente frente a la otra, sino que no puede sufrir de sta ulteriores ataques a este derecho y goce. Es sta la autoridad de la cosa juzgada. Los romanos la justificaron con razones prcticas, de utilidad social. Para que la vida social se desenvuelva lo ms segura y pacficamente posible, es necesario asegurar el goce de los bienes de la vida y garantizar el resultado del proceso: ne aliler modus ltium mullipHcatus summam atque inexplicabilem, facial difficullalem, mxime si diversa pronunliarenlur. Esta explicacin tan sencilla, llana y real, est de acuerdo con la misma concepcin romana del fin procesal y de la cosa juzgada.
Sin embargo, como a esta concepcin romana se contrapuso durante varios siglos, por razones histricas, una concepcin opuesta, que sobrcvalor el elemento lgico del proceso, que vio en el proceso, sobre todo, cuestiones a resolver y en la sentencia una decisin de cuestiones (senlena diffiniliva esl quae princpalem diffinit quaestioncm), tambin la explicacin de la cosa juzgada se busc fuera de la realidad, y hubo quien imagin un contrato entre las partes por el cual es aceptada preventivamente la sentencia, aun injusta, y quien atribuy |y fueron los ms) a la palabra del juez un carcter de verdad presunta, retorciendo los textos romanos. Todava a principios del siglo XIX el concepto de la presuncin de verdad dominaba; por una parte, fue adoptado por el Cd. Civ. francs (del que pas a los cdigos derivados de l, como el nuestro), por otra parte, signific el punto de arranque de las divagaciones trascendentales con que una cierta doctrina deduca la justificacin de la cosa juzgada del concepto del oficio del juez. Almendigen, autor de Metafsica del proceso civil, p. 159, 1808, escriba: "El funda mento jurdico de la cosa juzgada no est en la necesidad de la seguridad definitiva; est en la santidad del Estado y en la sabidura de su eleccin; est en la necesidad de venerar en los rganos de sus leyes (los jueces) la justicia misma personificada, la misma rallo loquens, que los ciudadanos deben reconocer en el Estado como rgano de la vida jurdica, etctera."
En contra de esta direccin reaccion enrgicamente la escuela histrica. Savigny (Siste ma, VI, p. 250; traduccin italiana de Scialoja, p. 284), aun si n liberarse de cierto sentir tradicional, que se concentra en la frmula con que expresa la autoridad de la cosa juzgada: ficcin de verdad, y en su doctrina sobre la extensin de la cosa juzgada a los motivos, tuvo, entre otros mritos, el de encuadrar la justificacin de la cosa juzgada en las razones prcticas aducidas por los romanos, y las largas polmicas producidas sobre su doctrina terminaron con un lento retorno a las ideas romanas. Definida la cosa juzgada como una ficcin de verdad, como una verdad formal, como una presuncin de verdad, se dice una cosa exacta nicamente en el sentido de que, por la gran mayora de los ciudadanos ajenos al litigio, la sentencia del juez se presenta como cosa conforme a la verdad. Poro sta no es sino la justificacin poltica de la cosa juzgada. Jurdicamente, la cosa juzgada no se refiere a la afirmacin de la verdad de los hechos, sino a la existencia de una voluntad de ley en el caso concreto. La apreciacin sobre los hechos es obra de la inteligencia del juez, necesaria como medio para preparar la formulacin de la voluntad de la ley. A veces (en las pruebas legales), el juez no puede ni siquiera razonar sobre los hechos; pero l no es solamente un lgico, es un magistrado. Al dar una formulacin de la voluntad de la ley, el elemento lgico en el proceso pierde toda importancia. Los hechos vuelven a ser lo que fueron; el ordenamiento jurdico no se preocupa en absoluto de averiguar cmo sucedieron en realidad las cosas, y no le interesan los posibles errores lgicos del juez, slo se limita a afirmar que la voluntad de la ley en el caso concreto es lo que el juez afirma que es. El juez, pues, en cuanto razona, no representa al Estado; lo representa en cuanto afirma su voluntad, La sentencia es nicamente la afirmacin o negacin de una voluntad del Estado que garantiza a alguno un bien de la vida en el caso concreto; y a esto nicamente puede extenderse la autoridad de la cosa juzgada; con la sentencia se consigue solamente la certeza de la existencia de una tal voluntad, y, por tanto, la inacatabilidad del bien reconocido o negado. 2.10.2 Preclusin de cuestiones como medio para garantizar el resultado del proceso. Formacin de la cosa juzgada en sentido formal La ininpugnabilidad posterior del bien reconocido o negado se realiza mediante la preclusin de todas las cuestiones que surgieron o de las que hubieran podido surgir en torno a la voluntad concreta de ley, con el fin de obtener el reconocimiento del bien negado o el desconocimiento del bien reconocido. Institucin general que tiene frecuentes aplicaciones en el proceso, es la preclusin y consiste en la prdida de una facultad procesal por haberse llegado a los lmites fijados por la ley para el ejercicio de esta facultad en el juicio o en una fase del juicio. En la aplicacin especial que nos interesa, la prcclusin es la prdida de la facultad para proponer alegaciones, de la facultad de contender. La preclusin obra en dos momentos. Con anticipacin a la sentencia del juez, opera mediante la fijacin de un punto hasla el que es posible, y ms all del cual no lo es, introducir nuevos elementos de conocimiento, proponer nuevas peticiones y excepciones. ste es el punto en que el juez declara cerrada la discusin del juicio con la frmula "concluso para sentencia"; la sentencia del juez, aun acordada y publicada mucho despus de este momento, se refiere normalmente al estado del juicio en aquel momento mismo. Despus de la sentencia la preclusin obra mediante a fijacin de un trmino para las impugnaciones
admitidas contra la sentencia. Y de igual manera, sucesivamente, en el juicio posterior de impugnacin y despus de pronunciada la sentencia de ste. La prcclusin definitiva de las cuestiones alegadas (o que se puedan alegar) se produce cuando en el proceso se haya obtenido una sentencia que no est sometida a ninguna impugnacin. sta se llama sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada (cosa juzgada en sentido formal}. Y puesto que las impugnaciones admisibles en nuestro Derecho (aparte de la oposicin de tercero, que es una accin especial concedida a tercero contra la cosa juzgada por los arts 510 y 512, Cd. Proc. Civ.), son el recurso de audiencia del rebelde (art 474), la apelacin (art 481), la demanda de revisin |art 494) y el recurso de casacin (art 517); y puesto que la demanda de revisin es admitida tambin por motivos (art 494) que pueden descubrirse y hacerse valer mucho tiempo despus de la formacin de la cosa juzgada, diremos que la frase sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, que se encuentra frecuentemente en las ms distintas de nuestras leyes (Cd. Civ., arts 61, 90, 403, 757, 812, 1497, 1874, 1945 y 2036; Cd. Proc. Civ., arts 363; 494; 517; 987, etc.], y otras frases equivalentes (sentencia definitiva, sentencia irrevocable, sentencia que pone fin a la controversia) significan una sentencia que ya no est sometida a oposicin del rebelde, ni a apelacin, ni a recurso de casacin, ni a demanda de revisin por el 494, Cd. Proc. Civ. A su vez, esta inmunidad de las sentencias para las impugnaciones puede darse por las siguientes causas: 1. Porque la sentencia, por su naturaleza, no est sometida a ninguno de los gravmenes indicados anteriormente (sentencias inapelables, art 481); 2. Porque hayan transcurrido los trminos para proponer las impugnaciones (arts 466 y 467); 3. Porque la sentencia fue aceptada por el derrotado, puesto que la aceptacin, hecha con una declaracin expresa de voluntad, o tcitamente, es decir, con actos (facta concludenUa) inequvocamente incompatibles con la voluntad de impugnar, implica la perdida de la facultad de impugnar la sentencia (art 465, ltimo prr.J; 4. Porque hubo caducidad en el juicio de apelacin o de casacin, con tal que los efectos de la sentencia no hayan sido modificados por otra sentencia pronunciada en los misinos juicios (art 34-1, prr primero), y 5. Porque hubo renuncia a los actos en el juicio de apelacin o de casacin (art 345). 2.10.3 Cosa juzgada y preclusin de cuestiones Precluidas, pues, todas las cuestiones alegadas o que se hubieran podido alegar, se produce la cosa juzgada, es decir, la afirmacin indiscutible y obligatoria para los j ueces de todos los juicios futuros, de una voluntad concreta de ley, que reconoce o desconoce un bien de la vida a una de las partes. Contiene, la cosa juzgada en s la preclusin de toda discusin futura, la institucin de la preclusin es la base prctica de la eficacia de la cosa juzgada; lo que quiere decir que la cosa juzgada material obligatoriedad en los juicios futuros) tiene por presupuesto la cosa juzgada formal (preclusin de las impugnaciones). La relacin, pues, entre cosa juzgada y preclusin de cuestiones puede formularse as: la cosa juzgada es un bien de la vida reconocido o negado por el juez; la preclusin de cuestiones es el medio de que se sirve el Derecho para garantizar al vencedor el goce del resultado del proceso (es decir, el goce del bien reconoci do al actor vencedor, la liberacin de la pretcnsin contraria al demandado vencedor).
Al decir esto, afirmamos a la vez la profunda e insuperable diferencia que existe entre cosa juzgada y preclusin de cuestiones. Representa la cosa juzgada la eficacia propia de la sentencia que estima o desestima la demanda, y consiste en esto: por la suprema exigencia del orden y de la seguridad de la vida social, la situacin de las partes fijada por el juez con relacin al bien de la vida (res) que fue objeto de discusin no puede ser posteriormente impugnada; el actor que ha vencido no puede ser perturbado en el goce de dicho bien, el actor que ha perdido no puede posteriormente reclamar su goce. La eficacia o autoridad de la cosa juzgada es, pues, por definicin, destinada a obrar para el futuro, con relacin a los procesos futuros. La solucin, por el contrario, dada por el juez a las cuestiones lgicas que se presentan en el proceso, se refieren a cuestiones procesales o sustantivas, de hecho o de derecho, precisamente porque es simplemente preparatoria de la declaracin de estimacin o de desestimacin, no tienen la eficacia propia de esta ltima; tiene nicamente una eficacia ms limitada, impuesta por exigencias de orden y de seguridad en el desarrollo del proceso y por la necesidad de fijar su resultado en la preclusin de la facultad de renovar la misma cuestin en el mismo proceso. Se deduce que la resolucin judicial de las cuestiones lgicas, lejos de llevar consigo el sello de la verdad eterna, no excluye que la cuestin pueda plantearse siempre en procesos sucesivos, cada vez que esto pueda hacerse sin alentar a la integridad de la situacin de las parles fijadas por el juez con relacin al bien de la vida discutido. De estas posiciones la ms importante aplicacin se refiere a las cuestiones prejudiciales las cuales decididas en un litigio pueden ser siempre libremente discutidas en un litigio posterior; a no ser que, por disposicin especial de ley o por voluntad de las partes, la discusin surgEsto no sirve sino para demostrar cmo esta preclusin de cuestiones no tiene nada que ver con la cosa juzgada. Slo tienen de comn las dos figuras que en todos estos casos hay cuestiones que no se puede volver a hacer valer, en cuanto que, como se ha visto, tambin la cosa juzgada se basa sobre la preclusin de cuestiones. Pero si el medio (preclusin de cuestiones) considerado en s parece siempre el mismo, vara enormemente de un caso a otro la finalidad para la que es empleado dicho medio. Con proceso acabado, la preclusin tiene la funcin de garantizar la intangbilidad del resultado del proceso, es decir, el reconocimiento o desconocimiento de un bien, a fin de que la vida social se desenvuelva, en lo posible, segura y pacfica; durante el proceso, la preclusin tiene por finalidad el hacer posible un desarrollo ordenado del juicio con la progresiva y definitiva eliminacin de obstculos. En todo caso, la preclusin depende no de la autoridad inherente en la palabra del juez autoridad que, aunque grande, no excluye el error, la discusin y la rectificacin), sino de razones de utilidad prctica, en cuanto que es necesario establecer un lmite a la posibilidad de discusin; vara nicamente en los distintos casos la ra zn por la que se siente esta necesidad. Si con estos argumentos discutimos con los prcticos, y no slo con los prcticos, omos decir que en todos estos casos se da cosa juzgada; que la sentencia mtcrlocutoria produce cosa juzgada sobre las cuestiones resueltas; que la sentencia de las Secciones unidas (en el Tribunal de Casacin) produce cosa juzgada sobre el punto del derecho, etc., errores que derivan de una comprensin errnea, pero son errores inocuos cuando se quiere simplemente dar a entender que una cierta cuestin no se puede volver a dar, o que hay una cosa juzgada irrevocable sobre dicha cuestin jen este sentido, la misma ley habla de cosa juzgada irrevocable sobre la competencia, arts 3o y 5o, ley de 31 de marzo de 1877 sobre las
cuestiones de competencia); pero re sultan errores peligrosos, cuando de la impropiedad verbal se pasa a la impropia aplicacin de las normas y principios de la cosa juzgada, comprendida como bien reconocido o negado. Sirve tambin para estas cuestiones precluidas durante el proceso lo que se ha dicho para las cuestiones en general resueltas en el proceso; es decir, que la preclusin tiene efi cacia nicamente para el proceso en que se da. En otro proceso la cuestin puede plantearse libremente. Slo se cxccpcioia de este principio una disposicin expresa de ley por razones de oportunidad prctica. Tenemos un ejemplo de ello en el art 341 del Cd. Proc. Civ., en el que se dispone que, caducado el juicio, permanecen eficaces las pruebas resultantes de los actos, y los efectos de las sentencias (intcrlocutorias) pronunciadas durante el juicio caduco. La ley ha querido aqu, por la economa de los juicios, que los materiales del juicio caducado puedan ser utilizados en el nuevo y, por consiguiente, distinto juicio que se constituya. La gran diferencia entre esta preclusin de cuestiones y la cosa juzgada se manifiesta tambin en la distinta resistencia que una y otra oponen a una ley interpretativa. La cosa juzgada resiste, aunque est fundada en una interpretacin de la ley distinta de la impuesta por la ley interpretativa, porque una vez reconocido o desconocido por el juez el bien de la vida, este resultado debe permanecer intacto para siempre, independientemente de las razones de hecho o de derecho que han guiado al juez en la operacin de la actuacin de la ley, operacin que se cierra sin dejar huella de los motivos que la determinaron. Si , por el contrario, durante el proceso se resuelve una cuestin particular de derecho y sobreviene una nueva ley que impone una distinta interpretacin de la norma, la ley interpretativa prevalece sobre la simple preclusin, por la razn de que, cuando el proceso est an pendiente y la operacin de la aplicacin de la ley an sin acabar; cuando, en suma, la preclusin no ha consumado su efecto y no ha sido llevada a sus ltimas consecuencias (lo que ocurre slo cuando el juez, de acuerdo con la resolucin sobre la cuestin precluida, acta la le/ estimando o desestimando la demanda), no es admisible que el juez adopte y aplique una interpretacin de la ley distinta de la impuesta por la ley vigente. Encierra un crculo vicioso el decir en este caso (Tribunal de Casacin, S. de 23 de febrero de 1932, en la Giurisprudenza Italiana, 1932, p. 1180) que sobre la cuestin precluida se ha formado la certidumbre jurdica, porque tutelada sta por los principios sobre la cosa juzgada es la que se refiere al goce del bien reconocido por el juez; la preclusin de las cuestiones durante el juicio es un simple medio para asegurar el orden y la rapidez en el desenvolvimiento del proceso. Entre la preclusin de cuestiones durante el proceso y la cosa juzgada otra difere ncia es que esta ltima se funda en la preclusin de todas las cuestiones aptas para comprobar el bien alegado en juicio y, por tanto, no slo de las cuestiones alegadas y decididas, sino tambin aquellas que hubieran podido ser alegadas y no lo fueron (lo que impropiamente se llama cosa juzgada implcita). Por el contrario, la preclusin durante el juicio no excluye sino la determinada cuestin resuelta, as como todas las subcucstioncs en que sta puede dividirse (por ejemplo, rechazada en una intcrlocutoria la excepcin de prescripcin, precluyen todas las cuestiones concernientes a la existencia de la prescripcin). Con todas estas oJjsfrVaciones hay que acoger el aforismo vulgar lanlum udicalum dspulalum. 2.10.5 Excepcin de cosa juzgada La obligatoriedad de la cosa juzgada afecta al juez de los procesos futurbsflas partes en los procesos futuros pueden alegar y probar la cosa juzgada precedente para excluir una nueva.
Es esta la exceplio rei iudicalae. Es una excepcin de naturaleza completamente especial; por una parte, con ella se intenta excluir no slo una resolucin contraria a la precedente, sino simplemente una nueva resolucin sobre lo que ya ha sido juzgado, por tanto, es lgicamente preli minar a cualquier otra alegacin de fondo. Pero, adems de esta llamada funcin negativa de la cosa juzgada y que era la principal en los orgenes de la institucin '(como consecuencia del principio de la consuncin procesal), la cosa juzgada puede tener una funcin positiva, en cuanto obligue al juez a reconocer su existencia en todas sus resoluciones sobre demandas que presuponen lo juzgado. Por lo dems, se discuti mucho si puede hacerse hoy esta distincin de funciones de la cosa juzgada. Y tambin se discuti mucho si la excepcin de cosa juzgada es una excepcin en sentido propio, o si el juez debe considerar la precedente cosa juzgada de oficio [cosa juzgada relativa o absoluta?). En el Derecho comn se considera como una excepcin verdadera y propia; debido a la concepcin privada del proceso que dominaba dicho derecho, la doctrina francesa acoge este concepto, que domina en Italia. En Alemania, las nuevas corrientes de ideas dominantes sobre la naturaleza del proceso, y en particular el concepto de que el juez interviene como sujeto activo de la relacin procesal y no puede ser obligado a dictar las resoluciones ms de una vez, hicieron, por el contrario, acoger en la doctrina el concepto opues to. Mientras en el Cd. Civ. alemn se suprimi el prrafo que en el proyecto dejaba esta excepcin a la iniciativa de la parte, y la naturaleza de la excepcin pas a ser as objeto de discusin, en el Reglamento procesal austraco se deca expresamente que el juez puede relevarla de oficio. 2.10.6 Res udicata nter partes et non secundum eventum litis La cosa juzgada produce efecto entre las parles; la excepcin de cosa juzgada corresponde a ambas partes. Este principio depende tambin de la naturaleza pblica del proceso. La excepcin de cosa juzgada no corresponde a una o a otra parte segn que haya vencido o no (secun-dum eventum litis}; tambin el derrotado puede oponerla. Por ejemplo, el actor vencedor en un primer proceso vuelve a presentar la demanda con modificaciones ventajosas para l; el demandado exceptuar la cosa juzgada. Una primera accin de daos fue estimada; el actor vuelve a proponerla en espera de una liquidacin ms favorable; lo impide la cosa juzgada. Por el contrario, el actor fue derrotado en el juicio de reivindicacin; en un juicio posterior el demandado pretende co nsiderarlo como propietario; lo impide la cosa juzgada. 2.10.7 Cosa juzgada y naturaleza de la resolucin del juez Visto que en la mayora de los casos la resolucin de fondo es una sentencia, identificamos con la sentencia la eficacia de la cosa juzgada, fenmeno que para llevarse a cabo exige el concurso de determinadas solemnidades. Encuadrada la cosa juzgada en su simple naturaleza, como hemos intentado hacer, y recordando qu resoluciones de fondo pueden a veces tomarse en forma distinta a la de la sentencia, como la providencia y el auto, ser fcil comprender que tambin un auto o una providencia puede producir la cosa juzgada, y esto ocurrir cuando por una resolucin semejante hecha definitiva quede afirmada e indiscutible una voluntad de ley que garantice un bien a una parte frente a otra. La misma ley habla de sentencias o resoluciones pasadas en autoridad de cosa juzgada. CAPTULO 11
2.11.1
Cuestiones prejudiciales
El juez, antes de afrontar y decidir la cuestin final o principal del juicio, aquella que en su expresin ms simple dice: el bien reclamado (propiedad, servidumbre, usufructo, herencia, cantidad de dinero, ctc.(, debe reconocerse o negarse?, se encuentra frente a una serie ms o menos larga de puntos que son el antecedente lgico de la cuestin final (puntos prejudiciales) y que si son atacados dan lugar a cuestiones {cuestiones prejudiciales). Los romanos, reservando el nombre y el concepto de res iudicala al bien de la vida reconocido o negado por el juez, no comprendieron en l, ni podan comprender, la simple decisin de las cuestiones prejudiciales, que eran resueltas por el juez competente para lo principal, por su natural oficio, pero con efectos limitados a la finalidad de acoger o rechazar la demanda, sin eficacia de cosa juzga para los procesos futuros: a) La cuestin prejudicial de estado incidental de un juicio hereditario. Adile praesidem provinciae et ruptum esse lestamentum Fabil Praesenlis agnalione filii docele. eque enin impedit notionem eius, quo status quaestio in cognitione verttur elsi super causa status cugnoscere non possit: pertinet enim ad officium iudicis qui de hereditate cog noscit universam incidcntem quacstioncm quae in iudicium devocatur examinare, quoniam non de ea sed de hereditate pronuntiat, Quotiens quaeslio status bonorum discepta-oni concurrit, nihil prohibet, quo magis apud eum quoque, qui alioquin super causa status cognoscere non possit disceptatio terminetur, y b) La cuestin prejudicial de estado incidental en un juicio de alimentos. Si vel parens neget flutn idcircoque alere se non deber contendat, vel filius neget parentem, summatim iudices oporlel super ea re cognoscere. Si constitcrit filium vel parentem esse, tune ali ubebunt: ceterum si non constiteril nec decernent alimenta. Meminsse autem oporlel, et si pronuntiaverint ali oporlere, altamen eam rem praeiudicium non face verilali: nec enim hoc pronuntiatur filium esse, sed ali deber: et ita divus Marcus rescripsit. Y antes se ha expuesto el mismo principio para el Derecho moderno, aadiendo, sin embar go, que en ste a veces, por disposicin especial de ley o por voluntad de las partes, la impugna cin sobre un punto prejudicial se eleva a la categora de accin de declaracin [juicio prejudi cial; declaracin incidental). Examinemos con mayor detenimiento estos principios. Primero, hay que ver cules son las cuestiones prejudiciales cuya decisin no constituye normalmente cosa juzgada. Se comprende que, por regla general, se tratar de cuestiones relativas a voluntades concretas de ley, que podran ser objeto de un juicio autnomo y dar lugar en ste a cosa juzgada; puesto que slo respecto a stas puede tener importancia el decir que cuando estas cuestiones se presentan como prejudiciales en un juicio que tiene otro objeto, se resuelve sin efecto de cosa juzgada. Y ms especialmente: a) En el sentido aqu indicado, no ser por regla general cuestin prejudicial, la cuestin que se refiera a un simple hecho jurdico. Normalmente los hechos jurdicos, que tienen importancia slo en cuanto sirven a la formacin y a la aplicacin de una voluntad de ley, son declarados por el juez como premisa del silogismo que conduce a la declaracin de esta voluntad; y por s solos no pueden ser objeto principal de una declaracin. Pero esto puede ocurrir excepcionalmente. As, cuando la ley permite que pueda pedirse por va principal el reconoci miento o comprobacin de un documento (Cd. Proc. Civ., art 282), la
declaracin de falsedad de este (art 296) se comprende que si estas demandas se proponen incidentalmente en un proceso, podrn dar lugar a una declaracin incidental; es el caso de la querella de falsedad; la ley quiere que en todo caso sobre esta cuestin tenga lugar una declaracin definitiva con efectos de cosa juzgada, por lo cual ordena la devolucin al Tribunal Civil del incidente de falsedad surgido ante el juez de primera instancia (art 431), los conciliadores (art 455), los jueces especiales (art 406; art 41 del Reglamento de Procedimiento ante la seccin jurisdiccional del Consejo de Estado, 17 de agosto de 1917, etc.). Y en otros casos encontramos, en virtud de disposicin expresa de la ley, cuestiones prejudiciales (aptas para dar lugar a una declaracin incidental) sobre hechos jurdicos, que no podran por s solos constituir objeto principal de un juicio autno mo. As, "cuando durante el transcurso de un juicio civil aparece algn hecho en el cual puede sospecharse un delito... se inicia la accin penal y el conocimiento del delito influye sobre la decisin de la controversia civil, el juicio civil es suspendido. . ., hasta que se declare en la instruccin la sentencia de absolucin no sometida a impugnacin o en el juicio la sentencia irrevocable" Cd. Proc. Pen., art 3o). Aqu se tiene un hecho que no podra por s solo constituir objeto principal de un juicio civil; pero puesto que puede tener importancia en otro juicio (penal) y la ley encuentra inconveniente en que este hecho sea objeto de dos juicios distintos, obliga al juez civil a detenerse en este punto de sus razonamientos. Se incluyen tambin entre los hechos jurdicos los atributos de las personas, de las cosas, de los actos. El fijar la edad de una persona el sexo, condicin fsica y mental, activi dad; que una sociedad sea mercantil, que una cosa sea sagrada o no, comercial o no, divisible, inmueble; que un acto sea mercantil o civil, etc., puede constituir un punto prejudicial en distintos litigios; pero puesto que no sera concebible un juicio autnomo que tuviera por nico objeto la cuestin referente a dicho atributo, as, la misma cuestin presentndose en un juicio principal no ser cuestin prejudicial, en el sentido dicho, es decir, apta para dar lugar a una declaracin incidental. Tambin la legitimidad o ilegitimidad de un acto puede presentarse como un punto prejudicial en litigios diferentes (juicio de anulacin de un acto administrativo ante las secciones jurisdiccionales del Consejo de Estado, y en el juicio respecto al derecho lesionado por el acto ante la autoridad judicial). En todos estos casos slo una norma expresa de ley (no bastar aqu la simple voluntad de las partes) podr disponer en el sentido de que la cuestin (afectando a la pluralidad de litigios en que puede presentarse) sea resuella en uno de ellos de una vez para siempre, mejor que simplemente conocida para los fines del litigio pendiente; b) Por el contrario, por su naturaleza ser cuestin prejudicial la que se refiera a un es tado jurdico entendido en sentido amplio, es decir, comprendiendo toda condicin jurdica, que, siendo el presupuesto comn a muy variadas relaciones jurdicas, est considerada por el derecho como posible objeto principal de un juicio autnomo. As, el estado de ciudadana, de familia, de matrimonio, la cualidad de obra pa, etc. Toda accin que presupone un determinado estado o cualidad puede dar lugar a una cuestin prejudicial en torno a sta; as, una accin (por ejemplo, de alimentos), que presupone un determinado estado civil; c Ser cuestin prejudicial aquella sobre la existencia de una relacin jurdica compleja que se presente en el juicio en que se haga valer un derecho individual nacido de esta relacin. Cuando una relacin jurdica se agota en un nico derecho {por ejemplo, prstamo de dinero sin nteres), no puede haber una cuestin verdaderamente prejudicial. Podr haber, ciertamente, una cuestin sobre la existencia de la relacin distinta de la cuestin sobre la existencia del derecho (vencimiento de la obligacin de restituir el prstamo), pero objeto de
la demanda de restitucin ser necesariamente tambin la declaracin de la existencia de la relacin. An por simple que sea una relacin, su existencia o validez puede constituir una cuestin prejudicial con relacin a las acciones derivadas de la accin originaria. Por ejemplo, se pide ante el juez de primera instancia indemnizacin de perjuicios por valor de 1,000 liras por incumplimiento de un contrato cuyo valor era de 6,000 liras, y se impugna la existencia del contrato. Por el contrario, en las relaciones jurdicas complejas, o sea, aquellas de que derivan mltiples derechos y deberes, la cosa es distinta, si se hace valer con la demanda judicial uno solo de los derechos, en este caso la relacin jurdica ser ciertamente deducida en juicio como causa petendi (por tanto, podr servir para una reconvencin, segn el art 100 del Cd. Proc. Civ.), pero no ser por s objeto de la demanda y de la cosa juzgada. En este caso puede ocurrir, sin embargo, que con motivo de la accin singular, se impugne la existencia de la relacin jurdica, y surja as sobre sta (arrendamiento, sociedad, etc.), una cuestin prejudicial. En cuanto ms compleja es la relacin jurdica, tanto ms clara aparece la distincin entre la cuestin que tiene por objeto la misma relacin jurdica y las particulares acciones que son derivaciones o consecuencias de la relacin, que se presenta a veces como su presupuesto ltimo. As, la accin singular hereditaria referente a la cuestin sobre la cualidad hereditaria; la accin confesoria respecto a las cuestiones de propiedad; las acciones por daos y perjuicios en los fundos urbanos y rsticos, setos, cercas, plantas y frutos, con relacin a la cuestin de propiedad o de posesin (art 10 de la ley de 16 de julio de 1892 sobre la jurisdiccin municipal). El fenmeno se asemeja al que se presenta en las cuestiones de Estado. Sin embargo, en las relaciones jurdicas complejas es necesario distinguir entre los distintos derechos que forman parte de ellas los que tienen carcter principal, fundamental o central, puesto que, cuando stos se hacen valer, debe considerarse como objeto de la demanda y de la cosa juzgada, sin ms y directamente, a la vez que el derecho hecho valer, tambin la misma relacin jurdica. As, en el derecho de propiedad, la facultad principal consiste en pretender que lodos se abstengan del goce de la cosa y, por lo tanto, de la posesin, que es condicin para el goce; por esto, la reivindicacin no es en realidad sino el mismo derecho de propiedad hecho valer por s contra el actual poseedor, lo cual se expresa diciendo que el derecho de propiedad no es simplemente prejudicial a la reivindicacin, sino que es hecho valer con sta (opinin dominante, siempre discutida). As, en la relacin de arrendamiento, derecho principal es el que tiende a obtener la cosa, ya sea pedida por el arrendatario contra el arrendador (Cd. Cv., art 1575), o por el arrendador contra el arrendatario (art 1585). Se aplica en la accin de desahucio por trmino de arriendo, la existencia actual de la relacin misma de arrendamiento es objeto del juicio, por tanto, si el arrendatario niega el trmi no del arriendo, no plantea con ello una cuestin prejudicial, sino que se opone al objeto mismo de la demanda. Y puesto que la accin de desahucio por haber terminado el arriendo, por sus especiales exigencias para la rpida solucin, se confa a la competencia del juez de competencia normal inferior, cualquiera que sea el valor del juicio (art 82), se deduce de ello que el pretor, cuando el fin que persigue el actor es el desahucio, ser competente para resolver por va principal si el arriendo ha terminado o si contina, y esta decisin, aunque pedida con la finalidad del desahucio, har estado despus tambin para las otras acciones derivadas de la relacin, por ejemplo, si el pretor resuelve que el arriendo contina durante
un determinado plazo, el arrendatario no podr impugnarlo, cuando se le exija el pago de la renta correspondiente. (En contra: Casacin del reino, 31 de enero de 1928, en el Foro Ilal., 1928, p. 433); dj Ser cuestin prejudicial aqulla sobre la existencia de una relacin jurdica con obligaciones a plazos que se presente en el juicio en que se pida un plazo. Entre las relaciones jurdicas complejas tienen un carcter especial aquellas con obligaciones a plazos, como las deudas pagables por partes o en periodos (arrendamiento de cosas u obras, relacin de empleo, prestacin de renta, pensiones alimenticias, impuestos, prstamos e intereses, etc.). Cada plazo puede ser objeto de una demanda y de un juicio, y con motivo de la demanda para el pago de un plazo puede plantearse una cuestin prejudicial sobre la relacin jurdica en virtud de la cual se pide el plazo; e) Es una cuestin prejudicial la que se plantea sobre la existencia de una relacin jurdica condicin de la principal. A veces, la relacin que existe entre dos personas depende de la existencia de otra relacin entre las mismas personas o entre una de ellas y un tercero, o tambin entre dos terceros. La relacin de subarriendo depende de la de arriendo; la relacin de garanta depende de la obligacin principal (salvo en el caso previsto en el prr primero del art 1899 del Cd. Civ.); la relacin con que se transmite un derecho depe nde de la relacin en virtud de la cual se ha adquirido aquel derecho (a no ser que la ley disponga que el tercero adquiera independientemente el derecho de su causante); la accin contra el bigamo depende de la vali dez del primer matrimonio (Cd. Civ., art 113). En todos estos casos, el juicio sobre la relacin y la accin dependiente puede dar lugar a una cuestin prejudicial sobre la existencia y validez de la relacin precedente o principal, y i] Tambin cuestin prejudicial es, en fin, la que surge sobre la existencia de una relacin jurdica incompatible con la principal, Hasta aqu hemos considerado la hiptesis de que el demandado se limite a oponerse al fundamento de la accin negando simplemente la existencia o la validez de la relacin sobre la que se funda la accin. Puede ocurrir tambin que el demandado se defienda en forma positiva afirmando la existencia de otra relacin incompatible con la existencia, al menos actual, del derecho afirmado por el actor, y dando lugar as a una cuestin prejudicial sobre esta relacin que, a su vez, podr dar lugar a una declaracin inci dental. El caso ms corriente es el de la excepcin de compensacin, cu que la incompatibilidad nace slo con la excepcin. Pero otros ejemplos pueden darse, en los que la incompatibilidad es inherente a la demanda misma del actor. Quien es demandado para el pago de una renta o para la entrega de la cosa arrendada, o para la restitucin de un depsito, en lugar de limitarse a negar el arrendamiento o el depsito, puede oponer el ser propietario o usufructuario de la cosa. Quien es demandado con la reivindicacin, en lugar de limitarse a negar la propiedad del actor, pue de afirmar ser l mismo propietario. Quien es demandado con una accin confesorla, que de penda de una servidumbre legal, por ejemplo, para que mantenga las distancias legales en las cons trucciones o en las aperturas de ventanas, puede limitarse a negar la existencia de la servidumbre legal (por ejemplo, por tratarse de un edificio destinado a uso pblico, Cd. Civ., art 572; o por haber una calle entre las dos propiedades, Cd. Civ., art 587, parr primero); puede limitarse a negar el ha berla violado (por ejemplo, planteando una cuestin sobre la manera de medir las distancias, Cd. Civ., art 589; pero puede, por el contrario, afirmar haber adquirido, por contrato o de cualquier otra manera, el derecho de servidumbre contraria a la servidumbre legal (como la servidumbre de construir a distancia menor de la legal, la servidumbre de vistas, de desage, etctera).
Es conveniente tener en cuenta todo esto para resolver cmo se determina el valor del juicio en el caso de accin para que se respete la servidumbre legal; si debe considerarse fundo sirviente el del actor o el del demandado. Algunos creen que es necesario tener en cuenta el estado de hecho. Pero la cuestin es bien distinta, es necesario saber si el demandado opone el haber adquirido la servidumbre contraria a la servidumbre legal alegada por el actor, y si sobre esta servidumbre del demandado tiene lugar una declaracin incidental, ya que en caso afirmativo son objeto del juicio y de la cosa juzgada ambas servidumbres, y debiendo, por tanto, considerarse como fundo sirviente tanto el fundo del actor como el del demandado, deber tenerse en cuenta el fundo de mayor valor. Se produce un fenmeno semejante en el caso de la actio negaloria. En este caso, el actor hace valer en juicio simplemente su derecho de propiedad, y considera los actos con los que el demandado ha ejercitado su pretendida servidumbre sencillamente como actos contrarios a su derecho de propiedad, como si se tratara de una accin de reivindicacin. Es esta tambin la razn por la que el actor tiene la obligacin de probar, no la inexistencia de la servidumbre, como si se tratase de una accin de declaracin negativa, sino nicamente su derecho de propiedad. El demandado puede limitarse a negar el derecho del actor, y puede, por el contrario, afirmar su derecho de servidumbre, con la obligacin de probarlo. El demandado plantea en estos casos una cuestin positiva sobre un punto prejudicial que el actor ya haba alegado enjuicio, pero slo mediante una negativa implcita. 2.11.2 Cuestiones prejudiciales y relacin procesal El fenmeno de la prcjudicialidad puede presentarse tambin en lo que afecta a la relacin procesal y a la accin. Si, por ejemplo, se discute sobre la capacidad de una parte enjuicio, el parentesco del juez con una parte, la nulidad de un mandato para obrar, la cualidad del mandatario en virtud de la cual se obra en juicio, la cualidad de empleado con vistas a la competencia, la cualidad de acreedor en la accin pauliana, en la subrogatora o en la oposicin de tercero; la cualidad de sucesor en un negocio sometido al impuesto, o el patrimonio para decidir si es fundada la excepcin de solve el repele, etc.; son otras tantas cuestiones de las relaciones sustanciales que se presentan como prejudiciales a la cuestin sobre la existencia de una regular relacin procesal. As, con motivo del ejercicio de una accin ejecutiva, particularmente si es anormal, puede surgir la discusin sobre la existencia del derecho: tales son las controversias previstas por los arts 75, y 570 del Cd. Proc., tal es la controversia que puede surgir durante el juicio sobre la autorizacin para vender. Pero no slo esto, sino que puede presentarse tambin como prejudicial la cuestin sobre la existencia de oir relacin procesal, como la excepcin de litispcndcncia y la contestacin de caducidad de litigio pendiente puede hacer que se resuelva incidentalmcntc la cuestin de si otro litigio est pendiente o no; as, por la produc cin en juicio de una sentencia extranjera, puede nacer la cuestin de si la relacin procesal extranjera fue regularmente constituida con arreglo al art 941 del Cd. Proc. Civ., modificado por el dccreto-ley de 20 de julio de 1919. 2.11.3 Principio fundamental El principio que domina toda esa materia es, pues, queTas cuestiones prejudiciales se resuelven por regla general, sin efecto de cosa juzgada [incdenler tantumj. Pero dicho principio en Italia es muy debatido. Aqu se manifiestan, como ya se ha observado, dos tendencias distintas, de las que conocemos su formacin histrica: la de restringir la cosa juzgada al pronunciamiento de estimacin o desestimacin, y la de extenderla a todo pronunciamiento del juez que resuelva una cuestin. La costumbre de considerar la actividad
del juez, sobre todo desde el punto de vista del trabajo lgico, predispuso a los intrpretes a equiparar todas las decisiones de puntos discutidos durante el litigio y atribuir a todas la misma autoridad de la decisin final. Pero, lo sabemos ya, el juez no es un lgico cualquiera, es un magistrado que resuelve sobre las demandas de las partes, actuando la voluntad de la ley referente a un bien de la vida. Desde el punto de vista prctico debe observarse que el extender la cosa juzgada a todas las cuestiones resueltas podra tener alguna ventaja, porque evitara otro proceso futuro y decisiones contradictorias. Pero seran mucho mayores los inconvenientes de una extensin semejante. Las partes, al proponer una accin, o al defenderse, no tendran ya ninguna certeza sobre los lmites y alcance del litigio, y estaran obligadas a simular un esfuerzo de ataque o de defensa absolutamente desproporcionado con su intencin. Dada, adems, la necesaria distribucin de la competencia entre jueces distintos, por la cual cualquier juez tiene que resolver preliminarmcntc una cuestin que tenida en cuenta por separado sera de la competencia de otro juez, y dada la misma relacin que hay entre cosa juzgada y competencia, por la cual toda decisin que tenga autoridad de cosa juzgada debe proceder de juez competente, asistiramos a continuas suspensiones del pleito para enviarlo de uno a otro magistrado, si sobre cualquier punto preliminar impugnado el juez debiera pronunciar con autoridad de cosa juzgada. De aqu la necesidad de mantener la cosa juzgada dentro de los lmites de la demanda y de distinguir en el conocimiento de las cuestiones prejudiciales o motivos sobre los que el juez se pronuncia inciden ler tan tu m, es decir, con el nico fin de preparar la resolucin final, aunque no est dentro de su competencia, y la de manda, con arreglo a la cual la causa ha sido asignada a su competencia y sobre la cual decide principaliter, con autoridad de cosa juzgada (Cd, Civ.( art 1351). Tal es el principio dominante en el Derecho moderno, que la doctrina francesa expresa con la regla (constantemente repetida por nuestros autores): el juez de la accin es el juez de la excepcin; frmula, por lo dems, incompleta y equvoca, que rigurosamente no podra usarse sino para significar la imposibilidad de separar la accin de la excepcin. 2.11.4 Limitaciones del principio. Declaracin incidental El principio est moderado por una serie de casos en los que, por disposicin de ley o por peticin de las partes, el juez debe detenerse en una de las cuestiones que encuentra en el curso de sus razonamientos y que son el antecedente lgico de la cuestin final (cuestiones judiciales), y darle una solucin semejante, en los efectos y en las condiciones, a la que dara en un proceso autnomo (declaracin incidental). El motivo por el que la voluntad de la ley puede exigir que un punto prejudicial sea objeto, ms que de un simple conocimiento, de una verdadera declaracin incidental, es una razn de conveniencia. La ley, partiendo de distintos puntos de vista, que tienen de comn, en general, el favorecer la economa de los juicios, puede estimar conveniente que, con moti vo del juicio principal, un punto prejudicial sea declarado de una vez para siempre, con efectos que trasciendan del litigio pendiente, cuando el punto prejudicial sea de tal naturaleza que pueda ser objeto de otros litigios futuros. Teniendo en cuenta, adems, la multiplicidad de las jurisdicciones y de las competencias [jueces civiles, penales y administrativos; jueces ordinarios y especiales; inferiores y superiores; de primera y segunda instancia, etc.), se comprender fcilmente que la ley, segn la importancia que d al punto prejudicial y segn la naturaleza del juez ante quien se presenta, puede tratar la cuestin prejudicial de diversas maneras. Al faltar una norma expresa contraria se aplicar el principio fundamental.
Igualmente, fuera de los casos en que la misma ley, con una norma expresa, exige una declaracin incidental sobre una cuestin prejudicial, este resultado puede obtenerse por voluntad de las parles. Ya que si normalmente la cosa juzgada no se extiende a las cuestiones prejudiciales, precisamente por la consideracin debida a la voluntad de las partes, debe consentirse a las partes manifestar una distinta voluntad; y si la impugnacin extrajudicial de un derecho justifica una accin de declaracin, con mayor razn la oposicin a una relacin jurdica que surja durante el juicio justifica una demanda de declaracin incidental. Por tanto, cuando en torno a un punto prejudicial surge una cuestin prejudicial, una de las partes, tanto el actor como el demandado, puede pedir, en general, que sobre este punto tenga lugar una declaracin, es decir, una decisin con efectos de cosa juzgada. Dicho principio, elaborado por la doctrina francesa, ha pasado tanto al Derecho italiano como al Derecho alemn. Pero en el Derecho alemn fue, para mayor claridad, formulado en una norma expresa de ley. Hablando del reglamento procesal alemn en su art 280 (influenciada de la doctrina y prctica francesa ha quedado bien aclarada en los Motivos, p. 226; Hihn, I, p. 291) dice: "Hasta la conclusin de la audiencia, a continuacin de la cual se pronuncia la sentencia, puede el actor, ampliando la demanda, y el demandado proponiendo una reconvencin, pedir que el Tribunal se pronuncie sobre alguna relacin jurdica que haya sido objeto de discusin durante el litigio, y de cuya existencia o inexistencia dependa en todo o en parte la resolucin del pleito," El instrumento austraco, posteriormente, retocando la institucin, dispone: "Hasta el cierre del debate oral, a continuacin del cual se dicta la sente ncia, el actor puede pedir, sin consentimiento del demandado, que una relacin jurdica y un derecho discutido durante el curso del proceso, de cuya existencia o inexistencia dependa en todo o en parte la resolucin sobre la demanda, sea declarado en la sentencia que ha de dictarse sobre la demanda, o en otra sentencia anterior a la misma. Esta disposicin no se aplica cuando el objeto de la nueva demanda no puede ser tratado sino en un procedimiento especial, prescrito con exclusin de otros para las sentencias de aquella clase, o bien cuando las normas sobre la competencia objetiva de los jueces se oponga a la decisin pedida. Durante el debate oral, el demandado puede proponer una demanda de declaracin con arreglo al 236, sin necesidad del consentimiento del actor. El reglamento hngaro de 1911 llama a la demanda de declaracin incidental, respectivamente, accin y reconvencin, y aade que para ella no se exigen los requisitos de la accin ordinaria de declaracin. Por el contrario, en Italia, al faltar una norma de ley, el principio elaborado por la doctrina francesa pas como una mxima dominante, pero no clara e indiscutible, a la doctrina. Ya Psanelll (1855) admite la prrroga de competencia a consecuencia de la excepcin del demandado; pero no era explcito en requerir, como los escritores franceses, adems de la impugnacin de la relacin prejudicial (excepcin), una alegacin formal de una de las partes, dirigida a obtener sobre la cuestin prejudicial un pronunciamiento con autoridad de cosa juzgada. Bastante ms claro era Pescatore (1874), el cual exiga una expresa alegacin, y reconoca claramente que no basta la simple impugnacin para que el punto prejudicial discutido se resolviera con efectos de cosa juzgada, en cuanto que "pertenece a la voluntad concorde de las partes fijar los lmites fuera de los cuales la sentencia del juez no tenga ninguna autoridad respecto a ellos... Si resulta claramente del contenido de las alegaciones y de la constante conducta de ambas partes su voluntad concorde de limitar el
juicio y la autoridad de la cosa juzgada que se pronunciara al inters pecuniario objeto de la demanda, el juez incompetente sobre la cuestin de estado la tomar en consideracin resolvindola slo en va incidental". La misma doctrina es mantenida por Maltirolo. Tanto Pescalore como Mattirolo limitan el derecho a pedir la declaracin incidental al caso en que las partes sean legtimos contradictores tambin sobre la cuestin prejudicial. Pero esta limitacin, demasiado genrica, es rechazada por los ms recientes escritores y con razn; ya que puede surgir una cuestin aun entre personas que no sean las ms directamente interesadas en resolverla; si y en cuanto sea posible que se formen sobre ella y entre ellas cosa juzgada, ser tambin posible una demanda de declaracin incidental. Otros escritores, tambin italianos, atribuyen, sin embargo, a la simple impugnacin el efecto de dar lugar a una cosa juzgada sobre la cuestin prejudicial y de trasladar la competencia. Esta opinin no puede encontrar apoyo en las normas que expresamente atribuyen tal efec to a la cuestin o a la controversia, porque, como se ha observado anteriormente, todas estas normas estn determinadas por razones particulares de la especial cuestin prejudicial de que se trata, o del juez ante quien se plantea. Por otra parte, no tiene en cuenta, como debiera hacerlo, la voluntad de las partes, las cuales, aun discutiendo sobre la cuestin prejudicial, no creen necesario que tambin sobre esta cuestin que es medi o para el fin de obtener el pronun-ciamicnto sobre el objeto de la demanda se forme la cosa juzgada, para este fin se exige una voluntad manifiesta. Una vez planteada la cuestin prejudicial, no puede ya depender de la voluntad de las partes el determinar la eficacia del pronunciamiento, (Cammeo), el cual es de orden pblico. Esta observacin sera exacta slo de ser verdad que la cosa juzgada fuera un fenmeno necesariamente ligado a la cuestin, que se forme dondequiera haya una cuestin y no se forme si no hay una cuestin. Segn nuestras premisas, la cosa juzgada es la indiscutibilidad de la resolucin tomada por el juez sobre la demanda, estimndola o desestimndola; la resolucin de las cuestiones es un simple medio para dicho fin. Tambin debe tener en cuenta que la cuestin en s nada aade a la materia lgica del juicio; no hace ms que desarrollar un punto prejudicial que ya perteneca al juicio e intensificar el examen que el juez debera hacer de el en todo caso. Estara, pues, en contradiccin con la misma distribucin de la jurisdiccin que el solo realizarse de una hiptesis tan probable y previsible como la oposicin de un punto prejudicial bastara para cambiar y perturbar el orden de las competencias. En ausencia de una norma que exija una demanda formal de declaracin incidental, la voluntad de las partes puede deducirse de cualquier elemento (la constante conducta de las partes, dice PescaLore). Ser sta una investigacin de puro hecho, que habr necesidad de hacer, tanto en el mismo proceso en que se plantea la cuestin prejudicial como en los procesos futuros en que deba examinarse la decisin anteriormente dada a la cuestin prejudicial. El juez, para evitar futuras inccrtidumbrcs sobre la extensin de la cosa juzgada, har bien en provocar declaraciones expresas de las partes, si la naturaleza del procedimiento se lo permite. La investigacin ser ms fcil cuando la cuestin prejudicial es tal que no pertenecera a la competencia del juez conocer de ella con efecto de cosa juzgada; si en este caso una de las partes cxccpciona la incompetencia sobrevenida del juez, y pide el reenvo al juez competente, debe verse implci ta en esta peticin la demanda de declaracin incidental si, por el contrario, ninguna de las partes, aun habiendo planteado la cuestin prejudicial, excepta la incompetencia; debe considerarse que ninguna quiso una declaracin incidental; ni el juez podra, en este caso, declararse incompetente de oficio (con
tal que, se comprende, no se trate de un caso en que la declaracin incidental sea querida por la ley). Podr facilitar el desarrollo dado por las partes a la cuestin prejudicial la previsin de otro litigio sobre la misma, etc.; pero lo que importa tener en cuenta es que aqu se trata de una cuestin de interpretacin de la voluntad de las partes: en la duda, debe considerarse que el juez se haya pronunciado incidenter lanlum. La demanda de declaracin incidental puede plantearse por el actor o por el demandado. En ambos casos tiene naturaleza de accin, y se dirige, como la accin de declaracin propuesta independientemente de otro proceso, a obtener mediante la cosa juzgada, la certidumbre jurdi ca sobre la existencia de una voluntad concreta de ley; la caracterstica de la accin de declaracin incidental consiste en que el inters de obrar est determinado aqu por la oposicin a un punto prejudicial realizada en un litigio anterior. Cuando proviene del demandado, puede decirse que es una especie de reconvencin; pero el nombre de reconvencin suele reservarse al caso en que el demandado proponga una accin de contiena o constitutiva, mientras que aqu el demandado se limita a pedir una declaracin positiva o negativa. 2.11.5 Condiciones de la accin de declaracin incidental La libertad de proponer demandas de declaracin incidental, perturbando eventualmentc el curso del juicio principal, no es absoluta, sino que est vinculada a una serie de limitaciones. Son condiciones especiales de la accin de declaracin incidental: a Ante todo, que el objeto de la demanda sea tal que hubiera formado el objeto de una accin autnoma de declaracin; los simples hechos jurdicos, por tanto, slo en virtud de una norma expresa de ley; b) Debe tratarse de un punto prejudicial; es decir, que su decisin sea necesaria para pronunciarse sobre la demanda principal; si esta se funda en premisas en las que no est comprendido el punto en cuestin, o bien, si la demanda principal, en s misma, se presenta injustificada, cualquiera que sea la resolucin sobre el punto discutido, el juez no deber ocuparse de la cuestin que se refiera a l, y an menos podr consentir que constituya objeto de declaracin |Cd. Proc. Civ., art 308, prr primero), y c) Que el punto sea discutido por parte de quien pide la declaracin o del adversario; si falta la oposicin, la parte no puede beneficiarse de la prejudicialidad para pedir una declaracin incidental en rebelda del demandado; es posible, por el contrario, en el caso de rebelda del actor, porque el demandado puede oponerse a un punto prejudicial, y a la vez pedir la declaracin sobre este punto. Esta condicin corresponde, como ya se ha dicho, a la condicin del inters en la accin ordinaria de declaracin; pero es ms sencilla de comprobar, y tambin ms restringida, ya que no siempre la impugnacin de una relacin procesal realizada en un proceso podra servir como inters para proponer una accin autnoma de declaracin. Las normas generales de las condiciones de la accin se aplican a estas condiciones. El cese de la oposicin no hace cesar la accin, sino que obra como reconocimiento. CAPITULO 12 LMITES OBJETIVOS DE LA COSA JUZGADA 2.12.1 Extensin de la cosa juzgada La obligacin del juez de no juzgar sobre lo que ya ha sido juzgado, tiene lmites, que nuestra ley expresa as: "La autoridad de la cosa juzgada no tiene lugar sino con relacin a lo que ha constituido el objeto de la sentencia. Es necesario que la cosa demandada sea la misma; que est fundada en la misma causa; que la demanda se d entre las mismas partes, y propuesta por ellas y contra ellas en la misma calidad" (Cd. Civ., art 1351).
Si concurren o no estas tres identidades tradicionales se determina segn los principios de la identificacin de las acciones ya expuestos. Pero la determinacin de los lmites objetivos y subjetivos de la cosa juzgada exige an algunas consideraciones. 2.12.2 Lmites objetivos La esencia de la cosa juzgada desde el punto de vista objetivo consiste en que no permite que el juez, en un proceso futuro, pueda de alguna manera desconocer o disminuir el bien reconocido en el precedente. Establecido esto, debe considerarse como lcita una nueva resolucin sobre las cuestiones prejudiciales resueltas en el juicio precedente, y que no constituyeron objeto de una resolucin por s misma, sino que fueron resueltas con la finalidad de resolver sobre la de manda del actor. Aun con mayor razn el juez no est obligado a tener por verdaderos los he chos que han servido de base al juicio anterior, ni las calificaciones otorgadas a ellos (por ejemplo, que una relacin es mercantil o civil). Las cuestiones y las nuevas decisiones sobre estos puntos estn nicamente excluidas cuando tuvieran como resultado suscitar cuestin sobre alguna cosa o disminuir o desconocer el bien reconocido en el juicio anterior. Lo que fija los lmi tes objetivos de la cosa juzgada es la demanda de fondo de la parte actora. Es sta la principal consecuencia prctica de subrayar, en el estudio de la cosa juzgada, la afirmacin de voluntad que encierra el proceso, ms que el razonamiento lgico que la precede. Excluir los motivos de la sentencia de la cosa juzgada no debe entenderse en sentido for mal, es decir, que pase a ser cosa juzgada slo lo que est escrito en la parle dispositiva de la sentencia; porque, por el contrario, para determinar el alcance de la cosa juzgada es en la mayora de los casos necesario acudir a los motivos para poder identificar la accin buscando la causa peend. Aparte de que los motivos pueden tener importancia en varios casos, como cuando la ley disponga de manera excepcional que se averigen las razones por las que se ha resuelto, para ver si la cosa juzgada debe perjudicar o no a personas distintas de las partes. Tal es el caso del vendedor no llamado en juicio por el comprador; la ley le permite probar que haba suficientes motivos para desestimar la demanda, y esto con la finalidad de excluir la accin de garanta (Cd. Civ., art 1497). An ms, una ley interpretativa puede declarar que no tienen ningn valor las sentencias fundadas en una interpretacin de la ley anterior contraria a la nueva interpretacin autntica; en dicho caso habra, precisamente, que'averiguar sobre qu interpre tacin de la ley se basa la sentencia. Ejemplos: el arl 7o de la ley de 11 de agosto de 1870, sobre la conversin de los bienes inmuebles de las fbricas, interpretativo del art 11 de la ley de 7 de julio de 1866: "Las fbricas que hayan sido declaradas exentas de conversin por sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, quedan sujetas a ella por efecto de la presente ley, salvo los derechos de terceros." En conclusin, objeto de la cosajuzgada es la conclusin ltima del razonamiento del juez, y no sus premisas; el ltimo e inmediato resultado de la decisin y no la serie de hechos, de relaciones o de estados jurdicos que en la mente del juez constituyeron los presupuestos de dichos resultados. 2.12.3 Excepciones y cosa juzgada La cosajuzgada, de manera particular, no se extiende a las excepciones juzgadas por la sentencia y que hayan sido hechas valer, se comprende como simples excepciones y no como reconvenciones o demandas de declaracin incidental.
Como lmite a esta regla se aduce hoy, y se encuentra expresamente mencionada en alguna ley (como el Reglamento alemn), la excepcin de compensacin, es decir, que exceptuada la compensacin en juicio y desestimada no por ser ilquido el crdito simplemente, sino por su inexistencia, la cosa juzgada se extendera tambin a la excepcin, hasta la concurrencia, sin embargo, slo del crdito principal; porque, precisamente, al exceptuar la compensacin e demandado ha credo poner en juego su crdito en los lmites del crdito del actor. Nuestra ley, sin embargo, considera la impugnacin del crdito alegado en compensacin como iniciacin de un proceso existente pur s y acumulado al principal; de aqu que en caso de impugnacin priva al juez inferior incompetente del conocimiento del juicio, de lo que debe deducirse que la sentencia pronunciada con arreglo a esta impugnacin constituir cosa juzgada de todo el crdito opuesto en compensacin |arts 101 y 102). La diferencia entre el sistema alemn y el nuestro en esta cuestin consiste en esto: que en el primero la excepcin de compensacin, deducida de un crdito impugnado y que excede de la competencia del juez inferior, contina siendo una excepcin, respecto a la cual, segn el principio general, no debera formarse la cosa juzgada, por lo que es anormal que se extienda la cosa juzgada al crdito alegado en compensacin, aunque esta anormalidad est limitada a los lmites del crdito principal; el demandado a quien fue desestimada la excepcin de compensacin podr siempre pedir en otro juicio la diferencia en su favor del crdito. Por el contrario, nuestra ley no admite la idea de una decisin que en parte produzca cosa juzgada y en parte no y, por lo tanto, considera la excepcin de compensacin como pura excepcin slo cuando el crdito opuesto en compensacin no es impugnado; en cualquier otro caso la llamada excepcin de compensacin da lugar en nuestra legislacin a un juicio sobre todo el crdito opuesto en compensacin, y, por tanto, est sometida a las normas ordinarias de la competencia y de la cosa juzgada. 2.12.4 Sentencia hipottica Cuando la sentencia que resuelve sobre las cuestiones prejudiciales se contrapone el caso de la sentencia que deja expresa o implcitamente sin resolver una cuestin prejudicial y resuelve slo en la hiptesis de que la cuestin prejudicial deba tener una determinada solucin. Esta sentencia hipottica corresponde a la demanda hipollica de que se ha hablado ya, el cnyuge, a la vez que afirma que su matrimonio con el demandado es nulo, pide que el juez, sin resolver sobre esta cuestin, declare la separacin personal; el vendedor, a la vez que ataca la validez de una venta de inmueble, pide que el juez, prescindiendo de esta cuestin, resuelva la venta por lesin ultra dimidium; el arrendatario, a la vez que niega deber una renta, pide que, dada la prdida de la cosecha, sea reducida la renta. Son demandas que corresponden a la situacin de casos especiales, en los que se tiene inters en obtener la rpida modificacin de una relacin jurdica que tiene validez de hecho, independientemente de la investigacin ms detenida y ms difcil sobre la valide z de la relacin misma. Se comprende que estas decisiones con mayor razn no producen cosa juzgada sobre la validez de la relacin; pero el demandado podr apoyarse en la impugnacin de la relacin prejudicial para pedir su declaracin incidental sin retrasar la resolucin sobre la demanda del actor, ya que en la hiptesis dada la declaracin positiva de la relacin no bastara para excluir la demanda. 2.12.5 Conflicto prctico y terico de sentencias Los principios sobre la cosa juzgada excluyen, por s mismos, slo el conflicto prctico de sentencias, es decir, resoluciones distintas con relacin a la misma accin, por tanto, prcticamente incompatibles. Por el contrario, no establecen ningn remedio para el simple
conflicto terico de sentencias, sobre el caso de resoluciones lgicamente incompatibles, pero prcticamente conciliables. Pero como tambin el conflicto terico puede dar lugar a inconvenientes y puede resultar contrario a la dignidad de la funcin judicial, frecuentemente la ley se preocupa de resolverlo o impedirlo mediante normas expresas en los casos particulares. All donde la ley no lo declare expresamente, el simple conflicto terico no impedir la aplicacin rigurosa de los principios de la cosa juzgada. Una cuestin grave se presenta al respecto en los casos en que un mismo hecho puede tener importancia en el mismo proceso para dos efectos distintos. Esto ocurre cuando los presupuestos procesales se basan en elementos extrados del fondo del juicio; por ejemplo, cuando la competencia del juez est determinada por el lugar fijado para el pago; cuando las formas procesales dependen de la naturaleza del juicio (civil o mercantil), ele. En estos casos puede ocurrir que el mismo hecho se examine primero para establecer la regularidad del procedimiento y despus para juzgar sobre el fondo. Aqu podemos tener dos sentencias lgicamente incompatibles, pero prcticamente conciliables; y, por tanto, rigurosamente hablando, la resolucin del magistrado en cuanto juzga sobre la existencia de la relacin procesal no debera prejuzgar la resolucin sobre el fondo. Por otra parte, podra tambin entenderse que la prcclusin sobre la cuestin procesal influya sobre las cuestiones de fondo del mismo proceso. Sobre esto mismo hay que observar: a) Desde el punto de vista de la ciencia de la legislacin deben evitarse en lo posible pre supuestos procesales deducidos del fondo (especialmente debera excluirse toda diversidad de forma entre juicios civiles y mercantiles), y b) Desde el punto de vista del derecho constituido, la prudencia del juez deber facilitar de cualquier manera que el examen del hecho comn a los presupuestoasaaisales y al fondo sea posible en una sentencia nica. CAPITULO 13 LMITES SUBJETIVOS DE LA COSA JtlZGADA 2.13.1 Principio general La cosa juzgada como resultado de la resolucin de la relacin procesal es obligatoria para los sujetos de esta relacin; la excepcin surge siempre que "eadem quaestio nter easdem personas revocalur". Pero como todo acto jurdico que afecta a las partes que intervienen en l, la sentencia existe y es vlida con relacin a todos; como el contrato entre A y B es vlido con relacin a todos, como contrato entre A y B; as la sentencia entre A y B es vlida con relacin a todos, en cuanto sentencia entre A y B. Resulta inadecuado establecer como principio general (y es lo que en general se hace) que la sentencia hace estado slo entre las partes, cuando en verdad es lo contrario. Pero es necesario decir que la sentencia no puede perjudicar a otros que sean ajenos al litigio (o al menos ajenos a la sentencia, ya que ajeno al litigio puede ser el mismo condenado en la sentencia}. Y tal fue el concepto de los romanos: Res inler alios iudcatae nullum alus praeiucHcium fa-ctont; non oporter ex senlentia sive iusta sive Iniusta pro alio habita alium praegravari. Tampoco en esto hay nada de absoluto; segn el Derecho romano, la relacin procesal se considera como una relacin singular, es decir, restringida a las partes en juicio; en el Derecho primitivo germnico, por el contrario, el juicio es universal, prejuzga a todos los presentes en la asamblea judicial o a quienquiera tenga conocimiento de la sentencia. Esto explica por qu el derecho germnico ampli los medios de defensa con relacin a terceros (intervencin principal; oposicin de tercero) que el Derecho romano no conoce, porque para l eran intiles. El Derecho comn volvi al Derecho romano, pero la influencia germnica se manifest en la conservacin de varias instituciones (intervencin; adcitatio; laudatio auctoris;
exceptio plurium li-sconsortium; edictos; oposicin de tercero), alguna de las cuales han pasado a los Derechos modernos. 2.13.2 Aplicaciones Cualquiera est obligado a reconocer la cosa juzgada entre las partes; pero no puede ser perjudicado por ella. Perjuicio no significa un perjuicio de mero hecho, sino uno jurdico. Por ejemplo, el heredero puede ser perjudicado de hecho por los fallos obtenidos por tercero contra ni causante, sin embargo, l est sometido a esos fallos; el acreedor es perjudicado de hecho por la cosa juzgada que reconoce nuevas deudas de su deudor, pero l no puede impedir por ello los efectos que le perjudican. Al explicar estas aparentes desviaciones de la limitacin subjetiva de la cosa juzgada suele recurrirse al concepto de representacin, encajando a esos terceros dentro de las partes enjuicio. Pero est claro que es artificioso decir, por ejemplo, que el deudor, en los.litigios que le afectan, representa a los propios acreedores. Verdaderamente, no hay en estos casos ninguna desviacin, porque los terceros no reciben perjuicio jurdico por la cosa juzgada. El heredero, en efecto, al suceder en las relaciones jurdicas al difunto, no puede decirse perjudicado por sentencias anteriores a la sucesin, referentes a relaciones de las que l no era todava el sujeto. El acreedor no puede decirse que sea perjudicado por sentencias en favor de otros acreedores, porque los distintos crditos contra un nico deudor son perfectamente compatibles entre s. Existira perjuicio jurdico cuando la sentencia pudiera negar el derecho de terceros extra os, como ocurrira en el caso en que la relacin reconocida como existente o inexistente en un proceso comprenda como sujeto un tercero ajeno al litigio; o cuando la relacin reconocida como existente entre las partes en un juicio sea prcticamente incompatible con una relacin de la cual los terceros pretendan ser los sujetos. En estos casos la cosa juzgada no debe perjudicar a los terceros, no puede oponerse a stas con la finalidad de disminuir su posicin jurdica. Por ejemplo, la sentencia entre A y B, por la que A es reconocido propietario de un fundo, no impide a nadie, salvo a B, reivindicar el fundo contra A. As, la sentencia entre A y B, por la que A es reconocido titular de un crdito contra C, con exclusin de B, no impide a D, E, F, llamarse titulares de dicho crdito contra A. En cuanto aC, est obligado a reconocer como acreedor a A, en lugar de B; pero no puede sostener que tampoco A es su acreedor. Igualmente debe decirse de una sentencia que declare heredero a A frente a B: cualquier otro podr decir que es heredero frente a A. Lo mismo ocurre en las sentencias de estado. La sentencia dictada entre los sujetos del estado jurdico sobre el que se disputa, es decir, entre los legtimos contradictores (por ejemplo, entre padre e hijo la sentencia sobre la calidad de hijo; entre cnyuges, la sentencia sobre la existencia de un matrimonio), hace que todos deban reconocer el estado de hijo, de matrimonio, etc., declarados en la sentencia. No es sta sino la aplicacin de la regla general y no un caso excepcional de res iudcata erga omnes. Pero la sentencia no prejuzgar a cualquier otro legHimus contradictor: no impedir que un tercero se llame, por ejemplo, cnyuge de una de las partes. Conseguida la cosa juzgada por el su sil lulo procesal obliga al sujeto del derecho; y, especialmente, se ha visto que el sucesor a ttulo particular con posterioridad a la demanda judicial est obligado a reconocer la cosa juzgada, aunque l no haya intervenido en el juicio.
2.13.3 Relaciones con multiplicidad de interesados y relaciones conexas Ocasionalmente aparecen relaciones con varios sujetos jurdicos en una parte o en ambas (varios condminos de un fundo dominante .o sirviente; varios acreedores o deudores); y puede ocurrir que un juicio sea promovido por o contra uno solo de los sujetos. Hay quien cree que en estos casos la sentencia tiene efecto tambin con relacin a los sujetos de la relacin jurdica que no intervinieron en el juicio; otros creen lo contrario, y hay tambin una opinin intermedia, segn la cual la sentencia tiene efecto a favor y no en contra de los sujetos que no participaron, opi nin que debe rechazarse, ya que la cosa juzgada tiene efecto no secundum eventun litis, sino para ambas partes- Y puesto que tambin el derrotado puede oponer la cosa juzgada a todos aquellos que estn sometidos a ella, no puede depender de la voluntad de un interesado, y an menos si es extrao al litigio, hacer valer la cosa juzgada o no, segn le convenga y, sin embargo, la cosa juzgada debe obligar o no a los cointeresados no participantes, cualquiera que sea el resultado del litigio. Debido a la misma razn no sera concebible (Venezian) una rectificacin de lo realizado por el vencedor, por parte de tercero ajeno al litigio; aparte de que la rectificacin supondra estar demostrado que la parte enjuicio pueda manejar o maneje el proceso en nombre de los cointeresados que no han participado en el litigio. Respecto a las dos opiniones extremas, debe observarse que no es justo hablar en este caso de influencia de la cosa juzgada como tal respecto a terceros, ya que aun aqu la cosa juzgada est limitada a las partes y sirve como cosa juzgada entre stas. La cuesti n debe fijarse as: hay, segn el derecho sustantivo, relaciones jurdicas tales que no puedan existir entre A y B sin a la vez existir necesariamente entre A y C, A y D, etctera? Cuando derecho de tal naturaleza es declarado existente entre A y B, el j uez deber reconocerlo a continuacin existente entre A y C, etc., no por extensin de la cosa juzgada ni porque los terceros estuvieran representados en juicio, sino por la naturaleza del derecho. Luego entonces, los mcncondaos derechos existen: A) Se discute si se dan entre los que tienen por contenido una prestacin; y se comprende que se discuta sobre ello: porque puede darse una prestacin que por su naturaleza no pueda ser realizada sino por A y B, pero a la cual est obligado A y no B |el art 636, del Cd. Civ,, constituye un caso tpico de ello); y tambin una prestacin que por su naturaleza no puede ser hecha sino a A y a B, puede ser debida a A y no a B. Puede ser declarada la obligacin de uno a favor de otro de los partcipes sin que esto produzca la necesidad de la existencia de la obligacin de los otros o a favor de otros ms, la obligacin es propia del individuo, y las obligaciones son tantas como los individuos, a menos que la ley disponga expresamente lo contrario. Foresto, comeen los casos citados cada uno puede presentarse en juicio por sislo, la cosa juzgada con relacin a uno solo no beneficia ni perjudica a los dems. Lo mismo ocurre en cualquier caso en que exista un nexo jurdico entre derechos pertenecientes a distintas personas, pero cada uno de esos derechos puede considerarse por s. Por ejemplo, la cosa juzgada entre el heredero legtimo y el testamentario no perjudica al legatario; la cosa juzgada entre el garantizado y el tercero no perjudica al fiador, sin embargo, el vendedor, para liberarse de la obligacin de la cviccin como consecuencia de la condena del comprador a restituir la cosa a un tercero, en un juicio en que no fue citado, debe probar que haba suficientes motivos para desestimar la demanda (art 1497).
Esta relacin jurdica puede consistir en que, por derecho sustantivo, una relacin entre B y C puede existir slo cuando exista una relacin entre A y B, sin que, por el contrario, la existencia de la relacin entre A y B implique necesariamente la existencia de la relacin entre B y C. En estos casos ocurrir que la sentencia que declara la inexistencia de la relacin entre A y B, precisamente porque esta relacin no puede ser ya afirmada existente por ninguno, y esto constituye estado tambin con relacin a C, impedir que B pueda desde ahora hacer valer su pretensin contra C; pero la sentencia que declara la existencia de la relacin entre A y B no permitir que B pueda pretender sin ms, como existente, su relacin con C. Tal es el caso de la fianza, la sentencia que desestima la accin del acreedor contra el deudor principal excluye la accin contra el fiador (si no se trata de uno de los casos en que la obligacin del fiador puede subsistir independientemente de la del deudor principal), mientras que el acreedor no puede basarse en la sentencia de condena del deudor para obrar contra el fiador; esta sentencia supone nicamente que A debe 100 a B; pero con relacin a C, sea justa o injusta la sentencia entre A y B, la relacin debe volverse a examinar ex novo; la obligacin de A puede muy bien existir por s sola. Pagenslecher admite que la sentencia entre A y B no puede hacerse valer contra C, pero slo en cuanto C afirme que dicha resolucin es injusta. Establecido esto, parecera que corresponde a C probar que la sentencia es injusta [as es, segn nuestra Ley, en el caso del vendedor; pero en virtud de norma expresa, el art 1497, anteriormente recordado); segn mi opinin, por el contrario, corresponde a B, obrando contra C, probar ex novo la existencia de la relacin entre A y B, como hecho constitutivo de la relacin entre B y C, por ejemplo, si la ohligacin principal debe resultar de documento, corresponder a B probar la existencia del documento, no a C probar su inexistencia. As en el caso de subarriendo, el arrendatario puede hacer valer la sentencia que declara nulo, anula o rescinde el contrato entre l y el arrendador para conseguir la cosa del subarrendatario, dejando a salvo ste sus posibles razones contra el subarrendador. B) En el campo de los derechos potestativos hemos visto que hay casos en los que el derecho de impugnacin de un acto, que corresponda a varias personas sometidas al mismo acto, no puede existir o no existir sino con relacin a todos los sujetos; la cosa juzgada formada sobre la impugnacin propuesta por uno excluye las impugnaciones de los otros; y esto no porque estn representados en el primer juicio, sino porque el juez no podra llevar a cabo la anulacn del acto con relacin a uno, cuando se hubiera negado antes a hacerlo con relacin a los otros. El ejemplo tpico es el derecho de impugnacin de los acuerdos de la junta general perteneciente a cualquier socio, En este caso, y en casos semejantes, siempre que haya variedad de personas y, por tanto, variedad de acciones, la cosa juzgada formada sobre la accin de uno impide cualquier nueva accin. La norma de que una sentencia no puede tener trascendencia con relacin a las acciones de terceros, sufre, pues, alguna limitacin derivada de la naturaleza especial de ciertos derechos. Son stos los correspondientes a relaciones en que los diversos titulares del derecho estn todos sometidos al acto que se va a cambiar y, por tanto, estn ligados por esta cualidad comn a ellos, como ocurre a todos aquellos sometidos a los actos de una misma autoridad (Estado, municipio, sociedad). Tales actos no pueden sino ser mantenidos o anulados con relacin a todos. El estar varias personas sometidas al mismo acto las sita en una condicin comn, que explica cmo pueden ser perjudicados por una sentencia dictada
frente a uno cualquiera de ellos, aunque sean terceros con relacin a dicha sentencia, y no hubieran estado representados en absoluto en el juicio. Como terceros, se entiende que los socios tendrn la oposicin de tercero contra la sentencia fruto de dolo o acuerdo entre el primer socio que se ha opuesto y los administradores. S de hecho, despus de una primera sentencia descstimatoria de una oposicin, una nue va sentencia estimara la oposicin de otro socio, el acto afectara a Lodos, aun con relacin al primer actor. Pero esto es el efecto comn de la contradiccin de fallos en el Derecho moderno; la segunda cosa juzgada niega la precedente. 2.13.4 Extensin del proceso a terceros y tutela de terceros Habida cuenta de esta normal indiferencia de terceros con relacin a la res inler alios iudicala. se comprende que el Derecho moderno haya aceptado voluntariamente aquellas instituciones de origen germnico que permiten a quien tiene nteres que una sentencia alcance tambin a un tercero, envolver a ste en la esfera de la eficacia de la sentencia. Esto ocurre en la intervencin obligada (adcitalio), en la lilis denuntialio, en la laudalio auctoris, en la llamada en garanta (Cd. Civ., arts 1497, 1582; Cd. Proc. Civ., arts 193, 203); en la citacin enjuicio de tercero pretendiente, que nuestra ley, a diferencia de otras, no regula especialmente, pero que nuestra doctrina (Mortara: Comm, III) justamente admite. En otro aspecto, se comprende por qu la ley, con oportunas instituciones (la mayor parte de origen germnico), atiende a la tutela de terceros respecto a los juicios que se den entre otros, an pendientes o ya resueltos, cuando los terceros puedan ser perjudicados por ellos, como la intervencin voluntaria y la oposicin de tercero. La tutela se refiere a ambas clases de terceros: aquellos que se dicen ser sujetos de una relacin jurdica incompatible con la relacin discutida, y que, por tanto, seran perjudicados jurdicamente s tuvieran que reconocer la cosa juzgada (como el tercero propietario de un fundo con relacin a la sentencia nter alios sobre la propiedad del mismo fundo), y aquellos que, no siendo perjudicados jurdicamente por la sentencia, estn obligados a reconocer la cosa juzgada [como los acreedores con relacin a las sentencias de condena de su deudor) o que se encuentren en uno de los casus excepcionales en los que la sentencia excluye tambin las acciones de o contra terceros. A manera que los terceros frente a la sentencia pueden encontrarse en una de estas situaciones: A} Terceros completamente indiferentes. stos no pueden impedir la formacin de la sentencia ni oponerse a la sentencia ya formada, sino que deben reconocer pura y simplemente la cosa juzgada. Bj Terceros que no deben reconocer la cosa juzgada porque son titulares de una relacin jurdica incompatible con la relacin resuelta y, por tanto, seran perjudica dos jurdicamente si tuvieran que reconocer la cosa juzgada. stos pueden tambin de fenderse simplemente, alegando que se trata de res nter alios iudicala. Pero puesto que la existencia misma de una sentencia incompatible con su derecho puede ser un obstculo al goce completo do ste, la ley les permite: a) Impedir la formacin de tal sentencia, interviniendo en el proceso en defensa de su derecho (Intervencin principal, Cd. Proc. Cv., art 201), y ty Oponerse sin limitacin y sin ningn plazo a la sentencia anteriormente formada (Cd. Proc. Civ., art 510),
Cj Terceros que deben reconocer la cosa juzgada porque son titulares de una relacin compatible con relacin resuella, o bien porque su relacin depende de la de las parles, o bien porque su derecho es el mismo que fue objeto de decisin, pero son perjudicados de hecho por la cosa juzgada. stos no pueden defenderse con desconocer pura y simplemente la cosa juzgada. Y, por consiguiente, tienen gran importancia para ellos los medios de tutela que la ley les facilita; esto es: a) La intervencin adhesiva (art 201), y b) la oposicin limitada de tercero (art 512). As que tambin los acreedores de una de las parles pueden impugnar la sentencia, pero nicamente por ser sta efecto de dolo o acuerdo en perjuicio propio, de igual manera que pueden impugnar los actos del deudor hechos en propio fraude [Cd. Civ,, art 1235). Pero los acreedores son nicamente "un ejemplo o un caso. El art 510, que concede la oposicin de tercero a quien es perjudicado en sus derechos por una sentencia dada para otras personas, habla de perjuicio de derechos en un sentido mucho ms amplio, es decir, comprendiendo tambin el mero perjuicio de hecho (econmico, moral, etc.). Pero la solucin reside en dos instituciones distintas: una (art 510) es concedida al tercero perjudicado de derecho en sentido estricto, y puede hacerse valer si n lmites de tiempo por cualquier motivo que demuestre el derecho perjudicado; otra (art 512), se concede al tercero perjudicado de hecho, pero nicamente para el caso de dolo o malicia, y est sometido a plazo (el mismo plazo establecido para la apelacin), que empieza a transcurrir desde el descubrimiento del dolo. Se entiende por tercero que no fuese parte en juicio. El ser tercero y el ser perjudicado en los derechos son las dos condiciones de la admisibilidad de la oposicin, cada una por s sola no basta. Por ejemplo, el heredero es tercero porque no fue parte en juicio en los ligios de su causante; pero, por regla general, no puede decirse que haya sido perjudicado por las sentencias dictadas contra su causante, precisamente porque sus derechos actuales derivan de! derecho del causante, all donde pueda sospecharse un perjuicio (como en el caso del heredero legtimo con relacin a una sentencia que haya sido el efecto de un fraude en perjuicio suyo, para disminuir la legtima) tambin el heredero puede oponerse como si fuese tercero. Cosa juzgada, intervencin y oposicin de tercero son, pues, instituciones paralelas. Existen, por otra parte, casos especiales tutelados contra la cosa juzgada: a) El tercero poseedor, es tutelado frente a la sentencia que reconoci la existencia del crdito frente al deudor enjuicio del que no era parte, con el derecho de oponer las excepciones no opuestas por el deudor, con tal de que stas no sean meramente personales al mismo y con tal de que su contrato de adquisicin haya sido inscrito con anterioridad a la condena (Cd. Civ., art 2015), y b) El vendedor, se protege frente a la sentencia de eviccin del comprador, pronunciada en juicio en el que no fue llamado, con el derecho de probar que haba suficientes moti vos para haber desestimado la demanda (Cd. Civ., art 1497).