Feliz o Amargamente Casados
Feliz o Amargamente Casados
Feliz o Amargamente Casados
Introduccin La amargura en el matrimonio es muy comn. Cientos de matrimonios que comienzan llenos de felicidad, al cabo de un tiempo terminan separados, con una experiencia muy amarga. Sin embargo, no vamos a enfocarnos en esos casos, sino en aquellos que se atrevieron a continuar, pero que en el transcurso de los aos han visto sus vidas deterioradas por una constante tensin. La vida matrimonial la componen dos personas que deciden amarse para toda la vida. En esta relacin, cuando uno de los dos equivoca el camino mostrando su faceta ms egosta, hace que la otra parte experimente el dolor de la amargura. Qu es la amargura? Segn se describe, la amargura se asemeja a puntadas en el corazn. Es una molestia permanente, un sentimiento de incomodidad y desagrado, un estado emocional en el cual la persona (el cnyuge) siente que no hay nada ms que hacer. La angustia, la tristeza, la impotencia, el dolor, la resignacin han llegado a un punto mximo en el cual no hay salida. Es un punto muerto de soledad y vaco, es un pozo oscuro en el interior del alma, donde slo existe dolor, y tanto las emociones, como los pensamientos y la voluntad, son impregnados de un horrible sabor. Todos en algn momento hemos sentido en mayor o menor grado amargura; es parte de nuestra humana naturaleza. Pedro experiment en su carne la amargura; sufri al considerar su deplorable conducta. Frente al dolor del fracaso, llor amargamente (Lc.22:62). Pero albergar races de amarguras, esto s es un problema serio, tan serio que tiene graves consecuencias, especialmente en la vida espiritual. La amargura, al permanecer, ocupa un lugar en el corazn y se extiende estorbando la operacin de la gracia de Dios en la vida del creyente. Por esta causa somos exhortados en la epstola a los Hebreos (Heb. 12:15). Dios es abundante en gracia, pero sta puede ser entorpecida por un corazn que cultiva races de amargura. De all que tambin Pablo, en la carta a los Efesios, advierte este problema y exhorta a los hermanos diciendo: Qutense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritera y maledicencia, y toda malicia (Ef.4:31). Una mala actitud en relacin a lo que ocurre en el matrimonio, har que el corazn d lugar a un sentimiento inapropiado, y pasado el tiempo corre el riesgo de convertirse en una raz. Caractersticas de la amargura La amargura tiene tres caractersticas que la hacen ser muy perjudicial en la vida de los esposos: 1.- Tiene un sustento racional lgico: En otras palabras, lo que ocurri efectivamente es real y racionalmente explicable. Tu mente se armar de argumentos racionales que explicarn lo que ocurri, validando tu dolor y dejndote esclavo de dicha situacin. De esta manera, la amargura se fortalece,
sustentada en una explicacin racional, de hechos o circunstancias, en los cuales har que te ubiques en una posicin de vctima. Por lo tanto, tus pensamientos dirn: l (o ella ) fue quien pec; yo soy inocente; l (o ella) voluntariamente lo hizo; as que no es suficiente que me pida perdn, etc. 2.- Quien haga de oyente a la explicacin de tu amargura, te encontrar la razn: De manera que si un hermano te escucha, lo ms probable es que termine pensando: Pobrecita(o), la(o) compadezco; No me gustara estar en su pellejo; Qu tremenda prueba; Tiene toda la razn, etc. 3.- Ningn oyente, por consiguiente, se atrever a cuestionar tu relato: Si se atreve a contradecir tu argumento, corre el gran riesgo de ser catalogado como inmisericordioso, mal amigo(a), mal hermano(a) y falto de amor cristiano. Se dan cuenta lo perjudicial que es llenarse de amargura? Es una prisin interna, del corazn, donde no hay lugar para nadie ms que para tu dolor. Efectivamente, la amargura es ser esclavo de s mismo, una sutil trampa en la cual los esposos se dejan embaucar, y luego, sin darse cuenta, estn atestados e infectados de ella, lo que traer consigo enojo, gritera, y maledicencia (Ef.4:31). Las amigas de la amargura Ahora bien, como si esto fuera poco, existen por lo menos tres sentimientos asociados, que son como amigas de la amargura, y que participan activamente del proceso. 1.- La autocompasin: Este sentimiento es, en otras palabras, sentirse vctima de los dems. El cristiano comienza a poner los ojos en s mismo y en el dolor que le embarga, acarreando una suerte de sentimientos hacia s, de conmiseracin y compasin, como si el centro de la atencin de todo el universo fuese l (o ella). Entonces los pensamientos te dirn: Pobrecito de m, Siempre me pasa lo mismo, Tengo el cielo ganado por sufrir tanto, l (ella) tiene que venir a pedirme perdn, Yo no hice nada malo, etc. 2.- El resentimiento: La memoria juega una muy mala pasada, puesto que se activa poderosamente en volver a recordar, y por lo tanto a revivir, lo ocurrido. Una y otra ves se re-siente todo lo que se vivi en aquella ocasin. Algo as como una memoria de elefante viene sbitamente para recordar an los detalles ms escondidos de la situacin, trayndolos al presente una y otra vez, como si estuviramos rumiando, masticando la amargura y extrayendo de ella todo su amargo sabor, de manera que en cada discusin o desacuerdo sacars una y otra vez el episodio que tanto te duele, y echndolo en la cara de tu cnyuge. 3.- La paranoia: Este es un estado afectivo en el cual se comienza a interpretar la realidad de acuerdo a tu subjetividad, donde se siente que todos se han confabulado en contra de tu persona. Toda la realidad pasa por el filtro de lo ocurrido; por lo tanto, todos participan, de una u otra manera, planeando tu destruccin. As, un esposo(a) celoso comenzar a interpretar las llamadas telefnicas, los saludos de los hermanos(as), las salidas de compra, los horarios, los ruidos, las amistades, etc. Amados, todo esto parece una invencin, pero lamentablemente es parte de nuestra humanidad.
Ahora, por un momento, piensen en las tres caractersticas antes sealadas de la amargura, smenle sus tres grandes amigas colaborando activamente. Y pregntense: habr lugar para la gracia de Dios? La amargura no slo impedir alcanzar la gracia de Dios en tu interior, sino que todos los que estn afuera sern contaminados, especialmente tus hijos, pues de la abundancia del corazn habla la boca. Cuando la amargura ha llegado a afectar tu hablar significa que ya comenz a tomar forma en tu interior. Tus pensamientos irn trabajando a favor de sentimientos amargos, y pronto tu voluntad asumir una postura frente a la vida, una actitud de desprecio por ciertas personas, especialmente por quien es el causante de tu dolor. As toda el alma ser presa de s misma. Posteriormente, tu vida espiritual comenzar a ser afectada, ya no podrs orar tranquilo, ni leer las Escrituras. Te comenzar a molestar la comunin con los hermanos. La vida espiritual matrimonial te disgustar, encontrars hipcrita a tu cnyuge, perders cada vez ms el gozo de ser esposo(a), y por ltimo, tambin el gozo de la salvacin. Y como si esto fuese poco, siendo el ser una sola unidad, (espritu, alma y cuerpo), tu cuerpo tambin se ver afectado, recibiendo, como ltimo eslabn, el efecto pernicioso de la amargura. Somatizars enfermedades y dolores difciles de diagnosticar, que acarrearn una calidad de vida cada vez ms pobre y deteriorada. Como, por ejemplo, en la carta de Santiago se exhorta a algunos hermanos que estn enfermos a sanarse, llamando a los ancianos de la Iglesia, confesando sus faltas, y perdonndose unos a otros No ser que estos enfermos han llegado a este estado por tener races de amarguras acumuladas en contra de los hermanos ancianos? (Stg.5:14-18). Qu triste cuadro, qu penoso llegar a esta condicin, todo por la actitud del corazn. Solucin? Entender la necesidad de perdn y aplicarlo Querr Dios vernos llegar a tal estado? Claro que no. Por eso el remedio es uno solo. Para ser libres de toda esta trampa en la cual el corazn se ha entregado, el perdn es el remedio al corazn que sufre de dolor. El perdn es un acto simple y sencillo, pero es imposible para la carne. La carne se resiste al perdn y clama por una justicia no segn Dios, sino de castigo y venganza. Un corazn as, primero necesita ser perdonado y luego perdonar. Un esposo(a) cristiano debe reconocer que la posicin de su corazn ha estado equivocada, por lo que necesita liberarse de s mismo y recibir la frescura del perdn. Pedir perdn a Dios por lo equivocado de su corazn. Someter los razonamientos al examen de la Palabra, la cual discernir los pensamientos y las intenciones del corazn. (Heb.4:12). Pedir perdn a Dios verdaderamente te har libre. Una vez teniendo clara conciencia de tu pecado, ests libre por Cristo para perdonar. Tal vez alguien diga: Es que yo no puedo perdonar, y la respuesta ante eso es: Efectivamente, no puedes perdonar. Por eso es que necesitas a Cristo; en l se nos ha dado una vida diferente, la vida eterna por medio de la cual somos vencedores. Cristo es nuestro perdn, y es tambin quien perdona. La vida de Cristo opera a travs de la nuestra, ofreciendo el perdn a quien, incluso segn nuestro perturbado juicio, no lo merece. As de grande es la bendita obra de Cristo. Haz un
cambio en tu oracin. No ores ms: Padre, aydame a perdonar, sino Padre, dame ms de Cristo. Que la amargura sea extirpada de cada corazn, de cada matrimonio en el nombre de Jess.