TAREA I Resumen sobre Lógica Proposicional
TAREA I Resumen sobre Lógica Proposicional
TAREA I Resumen sobre Lógica Proposicional
La ‘y’ nos está diciendo que la proposición molecular sólo es verdadera si las dos
proposiciones atómicas que la componen son ambas verdaderas, y será falsa en
caso de que, al menos una de ellas, sea falsa.
La disyunción ‘o’ también funciona como una conectiva lógica y nos está diciendo
que la proposición molecular es verdadera si al menos una de las proposiciones
atómicas que la componen es verdadera.
Cada operador asigna un valor distinto a la misma combinación de símbolos. Esta
forma de conectar dos proposiciones nos indica que una de ellas es la condición de
la otra la conectiva correspondiente se llama ‘condicional’ o ‘implicador’. La primera
proposición es la condición que se ha de cumplir, y nos referiremos a ella como
antecedente; la segunda proposición es lo condicionado, y nos referiremos a este
elemento del condicional como consecuente.
El ‘pero también’ es una conjunción, aunque los matices que tiene en el lenguaje
natural se pierden al formalizarla. El ‘además’ añade un matiz que no nos interesa
desde un punto de vista lógico. A la lógica sólo le interesa en qué condiciones es
verdadera o falsa la proposición. Eso es lo único que ha de quedar reflejado en la
formalización. El ‘es completamente cierto’ no añade nada al significado de las
proposiciones atómicas, sino que simplemente sirve para reforzar la idea de que es
cierto lo que digo.
Si digo que algo es una condición necesaria, estoy diciendo que es un requisito
imprescindible –necesario‐, pero que no es suficiente, esto significa que aunque se
cumpla una condición necesaria, no por ello se aprobará, pues puede que no se
cumplan otras condiciones necesarias. Lo que está claro es que si no se cumple,
aunque se cumplan todas las demás, se suspenderá.
Una condición suficiente se basta por sí misma para que el consecuente del
condicional sea verdadero. Que una condición suficiente no tiene por qué ser
también necesaria, pues podría haber otra condición suficiente.
El ‘no es cierto que’ es una forma reforzada de negar, por lo tanto se formaliza como
una simple negación, que es lo que es. El ‘ningún’ expresa negación, de modo que la
proposición no es sino la negación de la proposición atómica. No hay que entender
el ‘no hay nada’ como una doble negación, que sería equivalente a afirmar, sino
como una negación reforzada.
Formalización: ¬ (p ∧ q)
Lo que estoy diciendo es que no es cierto que las dos proposiciones sean
verdaderas, pero eso no significa que las dos sean falsas; puede que sea una
verdadera y otra falsa. Lo que estoy negando no es cada una de las proposiciones
atómicas, sino la conjunción de las dos.
Formalización: ¬p ∧ ¬q
La proposición atómica ‘p’ (que puede ser cualquier proposición atómica) puede ser
verdadera (1) o falsa (2).
Como vemos, la disyunción sólo es falsa en caso de que sus dos términos lo sean, y
es verdadera en todos los demás supuestos.
Cada una de las ramas del árbol puede ser, a su vez, una fórmula compleja, en cuyo
caso se volvería a ramificar tantas veces fuera necesario hasta llegar a las fórmulas
atómicas. La fórmula (p ∧ q) → (r ∨ ¬q), la historia formacional quedaría
representada.
La historia formacional de (p ∧ q) → (r ∨ ¬q), será el conjunto {p, q, r, ¬q, p ∧ q, r ∨ ¬q,
(p ∧ q) → (r ∨ ¬q)} formado por 7 elementos. Aunque la fórmula atómica q se repite
dos veces en la fórmula, a efectos de su historia formacional sólo se cuenta una vez.
El valor del resto de celdas de la tabla dependerá de los valores de las proposiciones
atómicas.
La tabla de verdad del condicional, sabremos que sólo se asigna el valor de verdad
0 a un condicional cuando el antecedente es 1 y el consecuente 0. La fórmula
(p ∧ q) → (r ∨ ¬q) sólo tenga el valor de verdad 0 en la segunda fila, pues es la única
en la que el antecedente (p ∧ q) es 1 y el consecuente (r ∨ ¬q) es 0, en el resto de
casos, de acuerdo con la tabla de verdad del condicional, la fórmula es verdadera.
Conclusiones acerca de nuestra fórmula. Puede ser verdadera o falsa, y sólo es falsa
en un caso. Lo que la tabla nos dice es qué es lo que tiene que ocurrir para que la
fórmula sea falsa. Debemos fijarnos en los valores de las celdas correspondientes a
las fórmulas atómicas de la fila 2 de la tabla, que es la que
Podemos afirmar con absoluta certeza la verdad de (p ∨ ¬p), pues, sea cual sea el
valor de sus componentes, la fórmula resulta ser siempre verdadera. A este tipo de
fórmulas las llamamos Tautologías, y son consideradas verdades lógicas. Se trata de
proposiciones cuya verdad es completamente independiente de lo que ocurra en el
mundo, y por lo tanto, no nos dan ninguna información sobre la realidad empírica.
Las tautologías, más bien, tienen el valor de funcionar como principios lógicos, es
decir, como condiciones que han de ser cumplidas por nuestro discurso si es que ha
de ser consistente. La fórmula analizada aquí es, concretamente, el principio de
tercio excluso, y afirma que una proposición o bien es verdadera o bien es falsa, y
que no cabe una tercera posibilidad.
La fórmula (p ∧ ¬p) todos los valores de sus subfórmulas, resulta ser falsa. A estas
fórmulas las llamamos Contradicciones. En efecto, diga p lo que diga, si afirmo
(p ∧ ¬p) me estoy contradiciendo y por lo tanto mi afirmación tiene que ser
necesariamente falsa. La negación de una contradicción será siempre una
tautología, y viceversa, la negación de una tautología será una contradicción. La
negación de (p ∧ ¬p) es ¬(p ∧ ¬p), que es una tautología que dice que una
contradicción no puede ser nunca verdadera. Éste es el famoso principio de no
contradicción.
El tercer tipo de fórmulas son aquéllas cuya verdad o falsedad no puede decidirse
simplemente por medios lógicos, es necesario el recurso a la observación. Es el caso
de la fórmula (p → q) la tabla de verdad nos dice que la fórmula puede ser
verdadera o puede ser falsa, y nos indica en qué casos es verdadera y en qué casos
es falsa, pero no nos resuelve el problema de si es efectivamente verdadera o falsa.
Este tipo de fórmulas son Contingencias porque no son ni necesariamente
verdaderas ni necesariamente falsas, sino que su verdad o falsedad es relativa,
depende del significado de las fórmulas atómicas.