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durante la adolescencia
Josefa Pérez
Blasco
1. Introducción
2. Desarrollo personal
Soy reservado, algo tímido, odio los prejuicios, la falsedad, no creo en muchas cosas, me
gusta estar con mis amigos, aunque me encanta la soledad, la independencia, la libertad.
Soy tranquilo, pero me encanta salir y soltarme por las noches (tomo bastante, me
descontrolo a veces, jeje, soy humano).
Pablo, 17 años
Soy antifascista a muerte. Pero, ¡ojo!, no soy intolerante. Si me respetan, yo los respeto.
Si no, que les metan una piña por el culo. Suelo pensar mucho las cosas antes de actuar,
menos en el amor, que eso aún me viene grande, soy demasiado joven xD. Soy
completamente atea, me cohíbe mucho las religiones, pero respeto a los creyentes,
mientras no traten de imponerme su dogma. Aprecio mi libertad por encima de todo.
Soy una persona muy influenciable y me importa mucho lo que piensen de mí, estoy
sujeto a modas en cuanto a la forma de vestir (tirando a pijo), soy tolerante (con la forma
de ser de la gente, con la música, con casi todo en general)... Me hubiera gustado ser una
persona impactante, radical, muy dura psicológicamente, que sabe lo que quiere,
dominante, con carácter y sobre todo segura de sí misma. Pero supongo que eso será algo
que jamás se manifestará.
Miquel, 16 años
Puedo ser muy buena o muy mala. Todo depende. Por lo general, no hago ningún mal a
nadie, pero a nadie le mola que le toquen los huevos y ahí es cuando puedo sacar mi peor
faceta. Soy lo más sincera que puedo, aunque soy algo reservada. Me cuesta mucho
exteriorizar lo que siento o cómo me encuentro. Tal vez por ello casi nadie me conoce
realmente. Muchas de las cosas que hago parecen ser por llevar la contraria o por ser
distinta y salirme de los esquemas, pero van intrínsecas en mí, no es algo que pueda
evitar, ni que quiera hacerlo.
Raquel, 16 años
Algunas personas dicen que soy seria, despreocupada, que soy tímida, o muy dura a la
hora de demostrar los sentimientos... pero, siento que soy alegre y divertida, que sí me
preocupo por las cosas, sólo que en un menor grado en comparación con los demás, y
coincido, en que soy tímida, pero es mientras me adapto a la otra persona, que me toma
algo de tiempo abrirme, sí, pero que al final (y me lo han dicho), vale la pena. Y eso no
lo estoy inventando. Entonces caigo nuevamente en el problema, ¿quién soy en verdad?
Charlotte, 18 años
Pero también a veces se sienten confusos porque perciben cambios en su
forma de pensar o actuar en función de con quién están y entonces se
preguntan quiénes son verdaderamente. Otras veces simplemente exhiben un
yo falso con plena conciencia de estar interpretando un papel. Aunque la
mayoría dice no estar a gusto falseando, muchos consideran que esa
representación es aceptable y comprensible cuando su finalidad es captar a
alguien o no mostrar ciertas facetas personales que uno prefiere guardar para
sí.
A veces me gusta decir cosas que no pienso y observar lo que hace la gente. No son
mentiras, es otra cosa. Me gusta, por ejemplo, exagerar que estoy triste o inventarme un
problema. A priori la gente suele confundirse mucho conmigo, pero, sinceramente, me da
igual... no me importa mucho que se sepa que invento, me gusta mi misterio.
Laure, 15 años
Yo social ¿Soy una persona amistosa? ¿Le caigo bien a la gente? ¿A qué
aspiro socialmente? ¿Soy una persona solitaria?
Yo de afrontamiento ¿Soy una persona eficaz para enfrentarse a los retos de la vida?
¿Qué tal es mi respuesta a las exigencias escolares?
¿Qué me exijo? ¿Sé adaptarme? ¿Soy suficientemente feliz?
Para cada una de esas facetas la persona emite un juicio valorativo que
determina la estima global que tiene de sí misma, su autoestima. Éste es un
tema clásico y permanente en la investigación sobre adolescencia, porque, al
menos en el entorno de los países occidentales, se relaciona con el desarrollo
saludable. Algunas de las conclusiones que se repiten invariablemente en los
trabajos empíricos son las siguientes (Harter, 2003):
2.2 La identidad
COMPROMISO
Se da No se da
Por otra parte, cuando se comparan los resultados de los programas para
evitar los comportamientos problemáticos y de riesgo en la adolescencia
(como el embarazo o el consumo de drogas), se observa que las
intervenciones que se basan en soluciones específicas o aisladas centradas en
los problemas concretos arrojan resultados menos alentadores que las
iniciativas que promueven lo que se viene en llamar «habilidades para la
vida».
Consecuentemente, la OMS está adoptando esta iniciativa de forma
prioritaria y creciente en los últimos años como estrategia fundamental para
promover modos de vida saludables y el óptimo bienestar físico, social y
psicológico del adolescente. Desde esta organización, se estiman como
indispensables las habilidades que se recogen en el cuadro 3.5.
En concordancia con este enfoque, una reciente investigación llevada a
cabo desde la Universidad de Sevilla (Olivas, 2008) ha identificado un total
de 27 competencias específicas que se agrupan en cuatro grandes áreas de
carácter más general (social, cognitiva, moral y emocional) y un área central
relativa al desarrollo personal que integra los resultados de las cuatro
restantes. Se considera que las relaciones entre las competen-
Cuadro 3.5 Habilidades para la vida promocionadas por la OMS
La capacidad de comunicarse Que ayuda a los adolescentes a intercambiar con los otros,
con eficacia verbalmente o de otra forma, sentimientos, necesidades e ideas.
La capacidad de establecer y Que permite interactuar de modo positivo con las personas con
mantener relaciones quienes se encuentran a diario, especialmente con los familiares.
interpersonales
La capacidad de controlar las Que permite que los adolescentes reconozcan sus emociones y
emociones la forma en que influyen en su comportamiento. Es de particular
importancia aprender a manejar las emociones difíciles, como la
ira, que pueden tener consecuencias desfavorables para la salud.
Verdadero Falso
¿Qué es la adolescencia?
El ser humano a medida que va avanzando en su crecimiento, pasa por etapas en las
cuales durante un tiempo desarrolla aspectos físicos y psicológicos necesarios para
llegar a ser una persona adulta sana.
Cuando se está en pleno desarrollo, nos adaptamos rápidamente a los cambios, aunque
existen aspectos que son factores determinantes en el desarrollo de la personalidad del
adulto en progreso.
El mundo del adolescente pasa de estar íntegramente ligado a su realidad familiar como
un ente activo, a tratar por todos los medios de encajar en un mundo novedoso lleno de
claves sociales que debe aprender a utilizar.
Como un ejemplo de los problemas que pueden surgir cuando se vive el desarrollo
personal en la adolescencia, podemos mencionar las drogas, las fiestas sin control,
experimentación con la sexualidad y el comportamiento desafiante en contra de todo
tipo de autoridad.
Se debe tener presente que no somos perfectos, todos cometemos errores, y en esta
etapa los adolescentes necesitan protección, pero dándoles su espacio para que puedan
comenzar a sentirse conscientes de sus propias decisiones, haciendo su propio camino.
Nosotros como adultos debemos respetar las necesidades del adolescente, porque si a
los ojos de un adulto parece un drama sin importancia, para ellos es asunto de vida o
muerte, el desarrollo personal en la adolescencia es un periodo interesante, el cual debe
vivirse de manera plena, con buena comunicación y apoyo mutuo.