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HORMONAS DE CRECIMIENTO

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Argumentos contra la pena de muerte:

Niega derechos humanos


Condenar a muerte a una persona supone negarle el derecho a la vida, proclamado en
la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el derecho de toda persona a no
ser sometida a penas crueles, inhumanas o degradantes.

Es irreversible y se cometen errores


Ejecutar a una persona es definitivo e irrevocable y no se puede descartar nunca el
riesgo de ejecutar a inocentes. En Estados Unidos, desde 1976, 150 condenados a
muerte han sido absueltos. En algunos casos, la absolución llegó cuando ya habían sido
ejecutados.

No disuade contra el crimen


Los países que mantienen la pena de muerte suelen afirmar que es una forma de
disuasión contra la delincuencia. Esta postura ha sido desacreditada en repetidas
ocasiones. No hay pruebas que demuestren que es más eficaz que la cárcel a la hora de
reducir el crimen.

Suele emplearse en sistemas de justicia sesgados


Algunos de los países que más personas ejecutan tienen sistemas judiciales
profundamente injustos. Los tres países que más usan la pena capital (China, Irán y
Arabia Saudí) lo hacen en circunstancias turbias y poco claras. Muchas condenas de
muerte se basan en “confesiones” obtenidas mediante tortura.

Se aplica de forma discriminatoria


Si eres pobre o perteneces a una minoría racial, étnica o religiosa tienes más
probabilidades que el resto de personas de ser condenado a muerte, debido a la
discriminación que existe en el sistema de justicia. Además, los colectivos pobres o
marginados tienen más dificultades para acceder a los recursos legales que necesitan
para defenderse.

Se usa como herramienta política


Las autoridades de algunos países usan la pena de muerte para castigar a los
opositores políticos.
Otros argumentos contra la pena de muerte
Hay otros aspectos importantes relacionados con la pena de muerte que deben
tenerse en cuenta. A continuación explicamos algunos de ellos:

Ejecución de menores de edad


La pena capital contra menores está prohibida en el derecho internacional pero todavía
un reducido grupo de países la mantiene. La ejecución de estas personas constituye
una vulneración del derecho internacional. La Convención sobre los Derechos del Niño,
que prohíbe terminantemente el uso de la pena de muerte por delitos cometidos por
cualquier persona menor de 18 años.
Cuando se habla de menores, se entiende que no hayan cumplido 18 años en el
momento de cometer presuntamente el delito. La edad real de la persona acusada es a
menudo objeto de polémica si no existen pruebas claras que la confirmen, como un
certificado de inscripción del nacimiento.
En 2022, al menos 5 personas fueron ejecutadas en Irán por delitos que se habían
cometido cuando eran menores de edad, mientras que en Arabia Saudí y las Maldivas,
además de en Irán, menores de edad seguían en el corredor de la muerte.

Falta de transparencia
En muchas ocasiones, la pena de muerte se aplica tras un telón de silencio. La falta de
transparencia de varios países dificulta hacer una valoración completa del uso de la
pena capital en el mundo. Países como China, Corea del Norte y Vietnam, siguen
restringiendo el acceso a la información sobre la pena de muerte, ocultando así la
realidad de su uso.
Muchos países no facilitan información oficial sobre el uso de esta pena, ni siquiera tras
las peticiones expresas en este sentido realizadas por Amnistía Internacional. En
algunos países, sólo se hace pública información incompleta y otros llevan a cabo
ejecuciones sin anunciarlas antes ni avisar previamente a las familias o representantes
legales de las personas ejecutadas.

Cuestión de género
No cabe duda de que la pena de muerte no solo afecta a los hombres. Si bien la
mayoría de las personas que enfrentan penas de ejecución son hombres y las mujeres
tan sólo representan una pequeña parte de las personas condenadas a muerte del
mundo, la realidad es que suelen ser víctimas indirectas por la ejecución de un
miembro masculino de la familia, debiendo hacerse cargo de mayores
responsabilidades sobre el bienestar del resto de la familia, tanto durante el duelo
como en cuanto al sustento familiar.
De las 883 personas que se sabe que fueron ejecutadas en 2022, 13 eran mujeres, a las
que Arabia Saudí e Irán mataron en nombre de la justicia.
Amnistía Internacional ha documentado cómo, en numerosos casos, se niega justicia a
mujeres condenadas a muerte que, antes del delito por el que fueron condenadas,
sufrieron de manera prolongada violencia y abusos tanto físicos como sexuales, que, a
su vez, dieron lugar al delito en cuestión. Al condenar a estas mujeres a muerte, los
sistemas de justicia del mundo no sólo perpetúan un castigo aberrante y cruel, sino
que también hacen pagar a las mujeres la falta de medidas de las autoridades para
combatir la discriminación. Además, los casos que conocemos no son más que la punta
del iceberg, dada la ausencia de transparencia existente sobre el empleo de la pena de
muerte.
En algunos países, como Ghana, la pena de muerte preceptiva para ciertos delitos,
como el de asesinato, ha impedido a algunas mujeres alegar experiencias de violencia
de género y discriminación como factores atenuantes de la condena. En Tailandia, la
mayoría abrumadora de las mujeres condenadas a muerte han sido declaradas
culpables de tráfico de drogas.
“Muchas mujeres han sido declaradas culpables y condenadas a muerte en juicios muy
deficientes e injustos que, a menudo, incumplen el debido proceso y no tienen en
consideración factores atenuantes, como son los abusos, los actos de violencia y las
agresiones sexuales de manera continuada”, Rajat Khosla, director general de
Investigación, Incidencia y Política de Amnistía Internacional.

1. ¿Por qué se opone Amnistía Internacional a la pena de muerte?


La pena de muerte viola el derecho más fundamental, el derecho a la vida. Es la forma
más extrema de pena cruel, inhumana y degradante.
La pena de muerte se aplica de forma discriminatoria. Se usa con frecuencia contra las
personas más vulnerables de la sociedad, incluidas las minorías étnicas y religiosas, los
pobres, y las personas con discapacidad psíquica. Algunos gobiernos la utilizan para
silenciar a sus oponentes. Cuando los sistemas de justicia tienen deficiencias y los
juicios injustos están generalizados, existe siempre el riesgo de ejecutar a una persona
inocente.

2. ¿No tienen las víctimas de delitos violentos y sus familias derecho a justicia?
Sí lo tienen. Las personas que han perdido a seres queridos en crímenes terribles
tienen derecho a ver a la persona responsable rendir cuentas en un juicio justo sin
recurso a la pena de muerte. Al oponernos a la pena de muerte, no estamos
intentando minimizar o aceptar la delincuencia, pero, como han dicho muchas familias
que han perdido a seres queridos, la pena de muerte no puede verdaderamente aliviar
su sufrimiento. Simplemente extiende ese sufrimiento a la familia de la persona
condenada.
3. Si matas a una persona, ¿no mereces morir tú también –”ojo por ojo”–¿
No, porque todos tenemos derechos humanos. No se puede privar a nadie de esos
derechos, independientemente del delito que haya cometido. Los derechos humanos
son válidos para las mejores personas, y también para las peores.
Una ejecución, o la amenaza de una ejecución, inflige un terrible maltrato físico y
psicológico. Una sociedad que ejecuta a delincuentes está cometiendo la misma
violencia que condena.

4. ¿Previene la pena de muerte la delincuencia?


De acuerdo con la investigación, no. No existen pruebas concluyentes de que la pena
de muerte disuada de cometer delitos de forma más eficaz que la pena de prisión. De
hecho, en los países en los que se ha prohibido la pena de muerte no han aumentado
las cifras relativas a la delincuencia. En algunos casos, la realidad es que han
disminuido. En Canadá, la tasa de asesinatos en 2008 fue inferior a la mitad de la de
1976, cuando se abolió la pena de muerte en el país.

1. ¿No es mejor ejecutar a una persona que encerrarla para siempre?


Diariamente, hombres, mujeres, incluidos menores, esperan la ejecución en el
“corredor de la muerte”. Independientemente del delito que hayan cometido, de si son
culpables o inocentes, un sistema de justicia que valora más el castigo que la
rehabilitación se cobra sus vidas. Mientras un preso o presa siga con vida, él o ella
mantiene la esperanza de la rehabilitación, o de la absolución si posteriormente se
determina que es inocente.

2. ¿Existe una forma humana e indolora de ejecutar a una persona?


Todas las formas de ejecución son inhumanas. A menudo, se defiende que la inyección
letal es un método más humano porque, al menos superficialmente, parece menos
cruel y salvaje que otras formas de ejecución como la decapitación, la silla eléctrica, la
cámara de gas o el ahorcamiento.
Pero la búsqueda de una forma “humana” de matar a una persona debería verse como
realmente es: un intento de hacer que las ejecuciones sean más aceptables para el
público en cuyo nombre se realizan, y que los gobiernos que ejecutan parezcan menos
asesinos.
3. ¿Es asunto de Amnistía que varias sociedades quieran usar la pena de
muerte?
Los derechos humanos, incluido el derecho más básico, el derecho a la vida, son
universales y están ratificados por la inmensa mayoría de países en el mundo. Nuestro
llamamiento a poner fin a la pena de muerte es consecuente con la misericordia, la
compasión y el perdón que enfatizan todas las grandes religiones del mundo. Hasta la
fecha, 144 países han abolido la pena de muerte en su legislación o en la práctica, lo
que demuestra que casi todas las regiones del mundo, culturas y sociedades
comparten el deseo de poner fin a la pena capital.

. ¿Qué ocurre si la opinión pública está a favor de la pena de muerte?


Un apoyo firme del público a la pena de muerte generalmente va acompañado de una
falta de información fiable: con frecuencia, se cree erróneamente que reducirá la
delincuencia. Muchos gobiernos se apresuran a promover esta creencia errónea,
incluso si no existen pruebas que la respalden. Generalmente no se comprenden los
factores fundamentales que sustentan la forma como se aplica la pena de muerte,
entre ellos, el riesgo de ejecutar a una persona inocente, la ausencia de garantías
procesales en los juicios y la naturaleza discriminatoria de la pena de muerte, todo lo
cual contribuye a tener una opinión realmente informada de la pena capital.
Creemos que los gobiernos deben ser claros en lo que concierne a esta información y
que deben promover el respeto por los derechos humanos a través de programas de
educación pública. Solo entonces, podrá haber un debate significativo sobre la pena de
muerte.
Aún así, la decisión de ejecutar a una persona no la puede tomar la opinión pública; los
gobiernos deben trazar el camino.

10. ¿Se está ganando la batalla para abolir la pena de muerte?


Sí. La evolución mundial de la pena de muerte en los últimos años confirma que el
mundo avanza de forma continuada hacia su abolición. Cuando Amnistía Internacional
comenzó su campaña global contra la pena de muerte en 1977, la pena capital estaba
abolida solo en 16 países. Al terminar 2021, 108 países habían abolido la pena de
muerte para todos los delitos y 144 países la habían abolido en la ley o en la práctica.

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