Combate espiritual
Combate espiritual
Combate espiritual
OBJETIVOS
Objetivo de conocimiento. Lograr que el confirmando conozca
cuáles son sus principales obstáculos en la vida de un cristiano
pleno.
ORACIÓN INICIAL
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El combate espiritual es la lucha diaria del cristiano por seguir en el camino que Cristo
nos ha marcado. Esta batalla diaria se resumen en la lucha del bien y el mal que muchos
de nosotros tenemos internamente y por lo cual tenemos que tomar una decisión, en
alguna circunstancia de tentación que tengamos en nuestras vidas lo que puede
conllevar a dejar esas cadenas internas que nos atan al pecado. Así, entendemos que la
vida de un cristiano católico es un constante “combate”, que bien encaminada conduce a
Cristo.
“Este mundo” nos presenta el tener, el poder y el placer como ejes de nuestra
vida y mientras más cosas tengamos, más poder ganemos y más placer
sintamos, vamos a pensar que nuestra vida se está realizando cuando no es así,
están convirtiendo al individuo en un simple producto, en un vaso que llenar, en
un animal que mientras más alimentes más feliz está, olvidándose de la esencia
del ser humano, su dignidad, su vida espiritual, los valores, etc.
Día a día es común ver más personas que se deshumanizan, se dejan llevar por
el pecado del mundo y en lugar de ser la luz del mismo como cristo nos enseñó
hacerlo para hacer luz en la oscuridad, formamos parte de la oscuridad. Hoy en
día muchos dirán que tienen sus opiniones o su verdad cada uno “vive como
quiere porque es su vida y nadie puede ni debe decirle nada” o sino “bueno esa
es tu verdad, yo tengo mi verdad” o sino también “los cristianos son muy
retrógradas, aburridos, viven en el tiempo de la inquisición, son intolerantes”, todo
eso sucede cuando nos dejamos llevar por un mundo que hace mucho dejó la
oración y evangelio de lado en sus vidas materialistas y egoístas.
Nuestra lucha no solo es contra el demonio o el mundo corrompido por él, sería
irresponsable de nuestra parte culpar siempre al demonio o al mundo de nuestras
caídas y de nuestra rebeldía hacia Dios, ya que, ni el demonio se la pasa todo el
tiempo “tentándonos”, ni el mundo nos obliga a hacer lo que es contrario a Dios.
Nuestra lucha es también contra nosotros mismos:
Sant 1,13- 15. “Ninguno, cuando sea probado, diga: “Es Dios quien me prueba”;
porque Dios ni es probado por el mal ni prueba a nadie. Sino que cada uno es
probado, concebido, da a luz al pecado; y el pecado, una vez consumado,
engendra muerte”
Hay que recordar que el hombre por naturaleza no es malo, Dios no lo creo
así, pero nosotros al darle un espacio al pecado, este nos corrompen con
nuestras acciones y palabras. Inclusive San Pablo pasaba por esto: Rom 7,15
(Señor no hago lo que yo quiero)
Las pasiones desordenadas que tengamos, las cadenas, los vicios y malos
hábitos que poseemos, nuestros caprichos y la ley del gusto-disgusto como
criterio de elección de nuestras acciones, si me gusta lo hago, Efe 4, 20-24 “Pero
no es eso lo que ustedes aprendieron de Cristo, si es que de veras oyeron
predicar de él y fueron enseñados según la verdad que reside en Jesús. De él
aprendieron que es preciso renunciar a la vida que llevaban, despojándose del
hombre viejo, que se va corrompiendo por la seducción de la concupiscencia,
para renovarse en lo más íntimo de su espíritu y revestirse del hombre nuevo,
creado a imagen de Dios en la justicia y en la verdadera santidad.”
¿De qué debemos deshacernos? Col 3,5-8: “Por lo tanto, hagan morir en sus
miembros todo lo que es terrenal: la lujuria, la impureza, la pasión desordenada,
los malos deseos y también la avaricia, que es una forma de idolatría. Estas
cosas provocan la ira de Dios. Ustedes mismos se comportaban así en otro
tiempo, viviendo desordenadamente. Pero ahora es necesario que acaben con la
ira, el rencor, la maldad, las injurias y las conversaciones groseras.”
¿De qué debemos revestirnos? Col 3, 12-14 “Como elegidos de Dios, sus santos
y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la
benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. Sopórtense los unos a los
otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja
contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo. Sobre todo,
revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección.”
Ahora, si bien se han fijado que el nombre es combate espiritual, por lo tanto,
nuestras armas deben ser espirituales, sino no podemos pelear y mucho menos
ganar.
¿Cómo combatirlos?
ORACIÓN: Vivir en constante oración, de ser posible diaria y en los momentos en
que podamos entablar una conversación con Dios. Es la oración la que nos une a
Dios y nos permite conocerlo más, y también conocernos a nosotros mismos, es
ese diálogo íntimo donde nosotros nos revestimos del consejo del Señor para
seguir dando batalla. Mt 26, 42 “Estén despiertos y recen para que no caigan en
la tentación. El espíritu es animoso, pero la carne es débil”
PALABRA DE DIOS: Leer y meditar la palabra de Dios y apliquen sus
enseñanzas en su vida diaria. No hay mejor fuente de consejo o de guía que la
misma Palabra de Dios, es muy importante y muy fácil.
VIVENCIA SACRAMENTAL: Es quizás el arma más poderosa, asistir realmente
a la confesión y luego comulgar en gracia, habiendo escuchado la Santa Misa,
debe ser el arma más poderosa para nosotros los católicos, el demonio no tiene
nada que hacer frente a un espíritu en gracia, con Jesús dentro de nosotros y
todavía habiendo meditado la palabra de Dios. Heb 12, 1-4 “Innumerables son
estos testigos que nos envuelven como una nube. Depongamos, pues, toda
carga inútil, y en especial las amarras del pecado, para correr hasta el final la
prueba que nos espera, fijos los ojos en Jesús, que organiza esta carrera de la fe
y la premia al final. El escogió la cruz en vez de la felicidad que se le ofrecía; no
tuvo miedo a la humillación, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
Piensen en Jesús, que sufrió tantas contradicciones de parte de gente mala, y no
les faltarán las fuerzas ni el ánimo. Ustedes se enfrentan con el mal, pero todavía
no han tenido que resistir hasta la sangre.”
¿Estamos listos para enfrentar esta lucha para la cual estamos destinado a
batallar como cristianos?
COMPROMISO.
El compromiso de esa semana, no va ser solo por esta última charla de confirmación
sino para nuestra vida cristiana que nos comprometemos a seguir a partir del
recibimiento de este sacramente. “Prometer llevar el evangelio a todos los rincones
de nuestra vida diaria, ir contra lo que el mundo proponiendo ser la luz en
oscuridad y luchar contra nuestras propias cadenas”
ORACION FINAL
Señor, te agradecemos por esta charla, en la cual hemos podido aprender el significado
de ser verdaderos cristianos, la lucha que vamos a tener todos los días por defender
nuestra fe y llevar tu palabra a todos los rincones de nuestra vida cotidiana.
Envíanos al espíritu santo para fortalecer nuestra fe.
Amen
BIBLIOGRAFIA