La Prueba Ilicita
La Prueba Ilicita
La Prueba Ilicita
LA PRUEBA ILICITA
ENEL PROCESOPENAL
Estudio doctrinario y jurisprudencial
1
2
INTRODUCCIÓN
3
Hace muchos años que el Prof. Dr. Dr. h.c. Jorge E. Zavala
Baquerizo (cuyo Tratado de Derecho Procesal Penal
actualizado es de 10 volúmenes), nos enseñaba que el
proceso penal es el camino o vía para convertir en verdad
procesal lo que es una verdad histórica, pues los hechos
podían haber ocurrido de una determinada manera, pero los
mismos tenían que ser acreditados en el proceso penal a
través de la prueba. Sólo nos resta agregar y por nuestra
parte que solamente podemos llegar a la verdad procesal a
través de la prueba lícita.
2
(Constitución de 1998) .Art. 24.- “Para asegurar el debido proceso deberán observarse las siguientes
garantías básicas, sin menoscabo de otras que establezcan la Constitución, los instrumentos internacionales,
las leyes o la jurisprudencia: …10. Nadie podrá ser privado del derecho de defensa en ningún estado o grado
del respectivo procedimiento”.
6
“Tanto el Tribunal Juzgador como el Tribunal de Apelación omiten la obligación
jurídica constitucional de ejercer la función de garantes de la observancia de las
garantías del debido proceso, establecida en los Arts. 18, 24, 192 y 273 de la
Constitución Política anterior y que corresponde a los actuales Arts. 11, 76, 77,
169 y 426 de la Carta Magna vigente, porque acepta como prueba actuaciones
procesales inconstitucionales y además vulnera las reglas de la sana crítica
contempladas en el Art. 86 del Código de Procedimiento Penal, ya que estos
actos inconstitucionales son impertinentes con relación a la demostración de los
elementos objetivos constitutivos de cualesquiera de las conductas alternativas
determinadas en el tipo penal contenido en el Art. 84 de la Ley de Sustancias
Estupefacientes y Psicotrópicas, vigente al momento de la sentencia…”
4
Ver GUSTAVO ZAGREBELSKY, El derecho dúctil, p. 24, Trotta, España 1999. Dicho autor ha definido
al Estado legislativo de derecho como: aquél que surge a partir de la afirmación del principio de legalidad
como criterio exclusivo de identificación de validez del derecho. La primacía de la ley conducía a la
derrota de las tradiciones jurídicas del Absolutismo y del Ancien Régimen. El estado de derecho y el
principio de legalidad importaban la reducción del derecho a la ley y la exclusión o sumisión de la ley de
todas las demás fuentes del derecho.
Ver, asimismo, LUIS PRIETO SANCHÍS, Justicia Constitucional y derechos fundamentales, p. 65/92,
Trotta España 2003
5
Ver LUIGI FERRAJOLI, Los Fundamentos De Los Derechos Fundamentales, p. 65, Trotta, España, 2001.
En el paradigma del Estado Liberal, la ley, fuera cual fuera su contenido, era considerada fuente suprema e
ilimitada del derecho. En el paradigma garantista no solamente se programan las formas de producción del
derecho mediante normas procedimentales sobra la formación de las leyes, sino que además, se diseña sus
contenidos sustanciales y se los vincula normativamente con los principios de justicia derivados de los
derechos fundamentales inscriptos en las Constituciones definidas como un sistema de reglas formales y
sustanciales, y que, en su naturaleza de pacto fundante, están dirigidos a asegurar la paz y la convivencia
civil. En este contexto señala que: “La esencia del constitucionalismo y del garantismo” lo que denomina
democracia sustancial, “ reside precisamente en el conjunto de límites impuestos por las constituciones a
todo poder, que postula en consecuencia una concepción de la democracia como sistema frágil y complejo
de separación y equilibrio entre poderes, de límites de forma y de sustancia a su ejercicio, de garantías de
los derechos fundamentales, de técnicas de control y de reparación contra sus violaciones. Un sistema en el
cual la regla de la mayoría y la del mercado valen solamente para aquello que podemos llamar la esfera de
lo discrecional, circunscripta y condicionada por la esfera de lo que está limitado, constituida justamente por
los derechos fundamentales de todos: los derechos de la libertad, que ninguna mayoría puede violar, y los
derechos sociales –derechos a la salud, a la educación, a la seguridad social a la subsistencia- que toda
mayoría está obligada a satisfacer” ( Ver Ferrajoli, Luigi, “La democracia constitucional”, en Christian
Curtis –Compilador- Desde otra mirada, p. 257, Eudeba, Argentina 2001.
6
Ver JOSE LUIS SERRANO, Validez y vigencia, p. 56, Trotta, España 1999. Y PAOLO COMANDUCCI,
Formas de Neoconstitucionalismo : un análisis metateórico, - Compilador Migule Carbonel – en
Neoconstitucionalismo (S), Trotta, España, segunda edición 2005.
10
del neo constitucionalismo, que es la aplicación inmediata de
las garantías constitucionales que antes estaban en el marco
dogmático de las constituciones sin aplicación práctica, y
directa. Ya era un avance el reconocimiento que hacía la
Constitución de 1998, que impedía invocar la falta de ley
como argumento para irrespetar al mandato constitucional.
Hoy el desarrollo y aplicación del neo constitucionalismo es
incuestionable en la Constitución del 2008, bástanos recordar
los artículos 117, 75, 76,77,172, 424,425,426 y 427, que
constituyen un sólido bloque de preeminencia constitucional.
Luis Prieto Sanchís ha señalado que el neo constitucionalismo
o constitucionalismo contemporáneo alude a una nueva
cultura jurídica y se identifica por cuatro acepciones
principales.8
“ Art. 11.- El ejercicio de los derechos se regirá por los siguientes principios:
3. Los derechos y garantías establecidos en la Constitución y en los instrumentos internacionales de
derechos humanos serán de directa e inmediata aplicación, por y ante cualquier servidora o servidor público,
administrativo o judicial, de oficio o a petición de parte.
Para el ejercicio de los derechos y garantías constitucionales no se exigirán condiciones o requisitos que no
estén establecidos en la Constitución o la ley. Los derechos serán plenamente justiciables. No podrá
invocarse falta de norma jurídica para justificar su violación o desconocimiento, para desechar la acción por
esos hechos ni para negar su reconocimiento.
4.- Ninguna norma jurídica podrá restringir el contenido de los derechos ni las garantías constitucionales.
5. En materia de derechos y garantías constitucionales, las servidoras y servidores públicos, administrativos
o judiciales, deberán aplicar la norma y la interpretación que mas favorezcan su efectiva vigencia.
9. El más alto deber del Estado consiste en respetar y hacer respetar los derechos garantizados en la
Constitución…”.El Estado será responsable por detención arbitraria, error judicial, retardo injustificado o
inadecuada administración de justicia, violación del derecho a la tutela judicial efectiva y por las violaciones
de los principios y reglas del debido proceso”.
8
LUIS PRIETO SANCHÍS, Justicia Constitucional y derechos fundamentales, p. 101, Trotta España 2003.
11
el Poder Judicial la última palabra en la definición de
aquéllas cuestiones controvertidas que se susciten dentro del
referido modelo.
10
Para el caso argentino es válida la cita del maestro GERMÁN BIDART CAMPOS, en su obra “El
Derecho de la constitución y su fuerza normativa” Editorial Ediar, 1995, que desarrolló la tesitura de la
fuerza normativa de la constitución y su irradiación en el sistema jurídico argentino a través de las garantías
y la jurisdicción constitucional.
11
Ver RICARDO GUASTINI, La constitucionalización del ordenamiento jurídico: el caso Italiano”, p.
49/73 en Neoconstitucinalismo (S) – editor Miguel Carbonell-, Editorial Trottra, 2005.- Dicho autor sostiene
que, para que un ordenamiento jurídico sea considerado como impregnado por disposiciones
constitucionales, se deben dar los dos primeros supuestos expuesto. Los restantes no son absolutos, aunque
de darse en completitud o no estaríamos ante un mayor o menor grado de constitucionalización de un
determinado ordena jurídico.
13
sintetizarse evolutivamente en:
12
Ver ANDRES GIL DOMÍNGUEZ, Neoconstitucionalismo y derechos colectivos, p. 54, Ediar, 2005,
Buenos Aires.
13
LUIS PRIETO SANCHÍS, Justicia Constitucional y derechos fundamentales, p. 189, Trotta España
2003.
14
importancia, al Estado Constitucional de Derecho. Es el
órgano que detenta la última palabra, aún respecto de las
decisiones colectivas, y están ligadas a los derechos
fundamentales, lo que implica consecuentemente que hay un
desplazamiento natural del legislador lo que conlleva a una
elección a favor de la legalidad constitucional y la
argumentación judicial respecto de la formulación del
modelo de democracia deliberativa, siendo la mejor opción
posible en torno a la custodia de la fuerza normativa
constitucional. Esto no significa que desde la constitución se
impongan límites sustanciales al legislador democrático, sino
que en la determinación de los derechos se muta del
procedimiento legislativo a la actividad jurisdiccional: en
otras palabras, en lugar de ser la mayoría del parlamento la
que dispone que derechos nos corresponden, es el tribunal
en su voto mayoritario quién titulariza el control de
constitucionalidad14. En expresiones del mismo Gustavo
Alberto Musumeci15, cabe destacar que ante esta
proposición, existe una corriente que señala al poder judicial
como contra mayoritario y que por ende no reviste del valor
epistémico suficiente, o más precisamente, carece de
legitimidad democrática, para ser el titular de la última
palabra.16
19
18
La teoría del descubrimiento inevitable permite admitir una
prueba a juicio, aunque haya derivado de otra obtenida
ilícitamente, siempre que el descubrimiento de la segunda se
hubiera producido incluso sin la existencia de la primera, de
forma inevitable. Esta teoría fue asumida por la Suprema
Corte de los EUA en la sentencia Nix versus Williams, de
1984.
20
“Art. 417: Los tratados internacionales ratificados por el Ecuador se sujetarán a lo establecido en la
Constitución. En el caso de los tratados y otros instrumentos internacionales de derechos humanos se
aplicarán los principios pro ser humano, de no restricción de derechos, de aplicabilidad directa y de
cláusula abierta establecidos en la Constitución”
20
libertad o de protección referido al debido proceso de toda
persona. El artículo 437 de la Constitución de la República es
claro al establecer los requisitos para la acción
extraordinaria, indicando que el supuesto de procedibilidad
es la existencia de una sentencia, un auto o una resolución
firmes o ejecutoriados, por lo que se trata de una acción
subsidiaria, pues previamente existe una decisión judicial,
sentencia, auto o resolución firme, inimpugnable mediante
recursos procesales, lo que produce, en forma directa, la
vulneración al derecho constitucional que se exige preservar
o reparar a la Corte Constitucional”.
22
Dice el reclamante, que el principio de celeridad procesal ha
sido utilizado como pretexto en el auto impugnado, casi
sugiriendo que las postergaciones producidas en el proceso
obedecerían a actuaciones del accionante, lo que no es
verdad puesto que el artículo 76 numeral 7 de la Constitución
señala que el derecho a la defensa de las personas incluye
ciertas garantías, entre las cuales consta la de “Quienes
actúen como testigos o peritos estarán obligados a
comparecer ante la jueza, juez o autoridad, y a responder el
interrogatorio respectivo”, obligación de comparecencia que
surge cuando el Estado cumple con la carga de notificar al
testigo o perito para que comparezca, y tratándose de
personas que residen en el extranjero, la norma aplicable es
la del artículo 130, párrafo final del Código de Procedimiento
Penal, que señala: “Si el testigo se halla en el extranjero, se
debe proceder conforme a los Convenios de Cooperación
Judicial suscritos por el Estado o la costumbre internacional”,
y precisamente por esa disposición legal, en el proceso se ha
ordenado reiteradamente que a los señores M M y L M se los
notifique mediante exhorto para que concurran a la
audiencia, lo que no pudo llevarse a efecto, pues por
ejemplo, mediante providencia del 17 de diciembre del 2007
a las 08h30, el Juez convocó a audiencia de juzgamiento para
el lunes 07 de enero del 2008, disponiendo que se envíe el
respectivo exhorto para notificar a los testigos, pero por
causas que no le son imputables, el oficio respectivo dirigido
a la Corte Suprema fue enviado desde el juzgado con fecha
viernes 04 de enero del 2008, por lo que no fue posible
tramitar el exhorto y la audiencia no pudo efectuarse.
29
obligación de tales peritos o testigos de comparecer; o, dicho
de otro modo, se la pudiese realizar vulnerando el derecho
de la parte a exigir su comparecencia, que solo se activa con
la notificación apropiada. Eso coloca en indefensión al
accionante, cuestión que “en ningún caso” puede suceder
conforme al artículo 75 de la Constitución de la República, ni
siquiera en beneficio del principio de celeridad procesal”.
Comentario nuestro.-
fundamento o evidencia que fueren a servir de sustento en el juicio, hubieren sido obtenidos violando las
normas y garantías determinadas en los instrumentos internacionales de protección de Derechos
Humanos, la Constitución y éste Código;…”
22
El fallo de la Corte Constitucional comentado, puede ser revisado en nuestra página,
www.alfonsozambrano.com en el link CORTE CONSTITUCIONAL DE ECUADOR, de reciente creación.
23
Publicada en el No. 24 de los CUADERNOS DE FILOSOFIA DEL DERECHO (DOXA) de la
Universidad de Alicante.
24
En entrevista citada, p. 15.
31
25
debemos acudir a la ponderación.
30
ENMIENDAS DE ESTADOS UNIDOS DE AMERICA
Las diez primeras enmiendas (Bill of Rights) fueron ratificadas efectivamente en Diciembre 15, 1791.
PRIMERA ENMIENDA
El derecho de los habitantes de que sus personas, domicilios, papeles y efectos se hallen a salvo de
pesquisas y aprehensiones arbitrarias, será inviolable, y no se expedirán al efecto mandamientos que no se
apoyen en un motivo verosimil, estén corroborados mediante juramento o protesta y describan con
particularidad el lugar que deba ser registrado y las personas o cosas que han de ser detenidas o embargadas.
CUARTA ENMIENDA
El derecho de los habitantes de que sus personas, domicilios, papeles y efectos se hallen a salvo de
pesquisas y aprehensiones arbitrarias, será inviolable, y no se expedirán al efecto mandamientos que no se
apoyen en un motivo verosímil, estén corroborados mediante juramento o protesta y describan con
particularidad el lugar que deba ser registrado y las personas o cosas que han de ser detenidas o embargadas.
QUINTA ENMIENDA
Nadie estará obligado a responder de un delito castigado con la pena capital o con otra infamante si un grán
jurado no lo denuncia o acusa, a excepción de los casos que se presenten en las fuerzas de mar o tierra o en
la milicia nacional cuando se encuentre en servicio efectivo en tiempo de guerra o peligro público; tampoco
se pondrá a persona alguna dos veces en peligro de perder la vida o algún miembro con motivo del mismo
delito; ni se le compelera a declarar contra sí misma en ningún juicio criminal; ni se le privará de la vida, la
libertad o la propiedad sin el debido proceso legal; ni se ocupará la propiedad privada para uso público sin
una justa indemnización.
SEXTA ENMIENDA
En toda causa criminal, el acusado gozará del derecho de ser juzgado rápidamente y en público por un
jurado imparcial del distrito y Estado en que el delito se haya cometido, Distrito que deberá haber sido
38
Esta regla de exclusión constituye para el Tribunal Supremo
un importante remedio disuasorio frente a los abusos de la
autoridad y, particularmente, de los agentes policiales en su
labor de pesquisa, al punto que sus efectos abarcan tanto la
prueba obtenida de manera directa como también la
derivada o indirecta, como se dejó en claro en el caso Wong
Sun v. United States. Para el caso de EE.UU, la Cuarta
Enmienda no se ocupa de la actividad de los particulares, por
lo que la exclusión comentada no puede ser aplicada a
aquellos casos en que la administración no ha participado en
la obtención de las pruebas, aun cuando después haga uso
de ellas. Por otra parte, cabe agregar que la exclusión
tampoco sería aplicable a los casos de "descubrimiento
inevitable" de la prueba, lo que ocurre cuando su obtención,
aun cuanto resulte de una actividad ilegal de la policía,
constituiría sin embargo una consecuencia necesaria e
inevitable del procedimiento de investigación en cuanto tal.
Para el caso de EE.UU., la regla solamente es aplicable al
proceso penal, no siéndolo en cambio en los procesos civiles
o administrativos de deportación, ni en procedimientos
sancionatorios civiles en materia de impuestos. Habría que
examinar también los casos de Juicios del Jurado y las vistas
para la revocación de la libertad condicional. Recordemos
que Estados Unidos tiene un sistema de legislación federal
que permite encontrar una gran cantidad de fallos que son
contradictorios en determinadas materias.
determinado previamente por la ley; así como de que se le haga saber la naturaleza y causa de la acusación,
de que se le caree con los testigos que depongan en su contra, de que se obligue a comparecer a los testigos
que le favorezcan y de contar con la ayuda de un abogado que lo defienda.
1. Todas las personas nacidas o naturalizadas en los Estados Unidos y sometidas a su jurisdicción son
ciudadanos de los Estados Unidos y de los Estados en que residen. Ningun Estado podrá dictar ni
dar efecto a cualquier ley que limite los privilegios o inmunidades de los ciudadanos de los Estados
Unidos; tampoco podrá Estado alguno privar a cualquier persona de la vida, la libertad o la
propiedad sin el debido proceso legal; ni negar a cualquier persona que se encuentre dentro de sus
limites jurisdiccionales la protección de las leyes, igual para todos.
39
consecuencias en el proceso viene dado por el artículo 11.1
de la Ley Orgánica del Poder Judicial –LOPJ–, de 1985, en el
que se contiene la regla general sobre esta materia al
señalar:"11.1. En todo tipo de procedimiento se respetarán
las reglas de la buena fe. No surtirán efectos las pruebas
obtenidas, directa o indirectamente, violentando los
derechos o libertades fundamentales".
40
de 7 de abril, dispone que "las partes podrán valerse de
cuantos medios de prueba se encuentren regulados en la
ley… salvo que se hubieran obtenido, directa o
indirectamente, mediante procedimientos que supongan
violación de derechos fundamentales o libertades públicas".
31
Derecho Procesal Penal, Editorial Jurídica Griley, Volumen 1, KLima, 1999.
41
Ello viene a significar, apunta Jacobo López Borja de Quiroga,
que las prescripciones legales sobre la prueba tienen directo
amparo constitucional, y que de ellas se deduce, tanto que
solo es posible la realización de las pruebas en la forma
expresamente prescrita por la ley, en tanto que ésta sea
compartible con los derechos fundamentales, cuanto que su
actuación ha de sujetarse a las normas que con tal fin ha de
existir.
33
Manual de Derecho Procesal Penal, 2da. Edición, Lima, Perú, 1999.
44
prueba ilícita pues, todo acto de obtención de información o
evidencia que violente garantías constitucionales se sanciona
por la propia Constitución con la invalidez y para todos los
efectos de esa prueba ilícita y de los llamados frutos del
árbol envenenado, sin que exista posibilidad alguna en
Ecuador de darle carta de ciudadanía o de legitimarla. Este
ha sido el criterio sostenido por la Corte Suprema de Ecuador
en Casación Penal, citando por de pronto el fallo dictado en el
proceso 401-03, publicado en el RO 294 del 17 de marzo del
2004.
45
En el sistema constitucional y procesal ecuatoriano se aplica
el principio de la exclusión de la prueba ilícita, y se le quitan
igualmente valor a los frutos del árbol prohibido o
envenenado, sin importar si ha sido practicada por un
particular, por un policía o por un fiscal; pues de lo que se
trata es de preservar el respeto al debido proceso siempre y
sin excepción alguna. Claro, salvo el caso de que se cumpla
con el presupuesto de procedencia que es la autorización
previa y por escrito de un juez penal. No existe otra
posibilidad! Ni siquiera se puede invocar la buena fe de quien
obtiene una prueba por medios ilícitos, pues si alguien quiere
actuar respetando el Estado de Derecho, debe cumplir con lo
que dispone el Art. 155 del Código de Procedimiento Penal.
36
Manual de Derecho Procesal Pnal, Vol. 1, Edino, 1992, p. 23. P. 134.
37
Derecho Procesal Penasl, Tomo III, La Prueba Penal, Editorial Pudeleco, Editores S.A.,Quito, p. 29- 31.
46
“El Art. 24 numeral 14 de la Constitución (hoy corresponde al
Art. 76 numeral 4 de la Cont. del 2008), dispone que las
pruebas actuadas con violación de la Constitución o de la ley,
no tienen valor probatorio de ninguna naturaleza. Inclusive la
misma carta fundamental declara que el Estado es
civilmente responsable en los casos de error judicial, por
inadecuada administración de justicia, por los actos que
hayan producido la prisión de un inocente o su detención
arbitraria, y por los supuestos de violación de las normas
contenidas en el artículo 24. El Estado tiene derecho de
repetición contra el juez o el funcionario responsable.
40
El Proceso Penal. Fundamentos Constitucionales del Sisdtema Acusatorio, Universidad Externado de
Colombia, 2004.
49
APLICACIÓN DIRECTA E INMEDIATA DE LAS NORMAS
CONSTITUCIONALES SOBRE EL PROCEDIMIENTO
41
Sentencia C-217 de 1996, M.P.: JOSE GREGORIO HERNANDEZ GALINDO.
50
partes la norma de procedimiento que sea contraria a la
Carta (art. 4º) o de otra parte, ya con eficacia erga omnes, a
ejercer las citadas acciones de inexequibilidad o nulidad por
inconstitucionalidad, cuando no sea posible una declaración
interpretativa que pudiera acomodar la norma legal a la
Constitución. Subráyese que aquella debe ser interpretada
judicialmente en el sentido más amplio y favorable al
ejercicio de los derechos constitucionales fundamentales,
tales como la libertad personal y el debido proceso.
Comentario nuestro:
51
Departamento de Derecho Penal y Criminología del
Externado, son plenamente aplicables y para declarar sin
valor alguno las grabaciones de audio y de video obtenidas
por medios y procedimientos ilícitos, pues al igual que en
Colombia existe expresa normativa constitucional que
declara sin valor tal actuación (Art. 76 numeral 4). La misma
Constitución nuestra establece por principio la primacía
constitucional y su aplicación obligatoria – aunque no fuese
invocada por parte interesada – (Art. 11 n. 3), así como la
responsabilidad del Estado por su incumplimiento (n. 9
ibídem).
Nacimiento. Alcances
44
Caso “Charles Hnos. y otros”, septiembre 5 de 1891, F a l l o s , 43:36.
45
Los frutos del árbol venenoso’, publicado en Doctrina Penal, Depalma, Buenos Aires, 1986, pág. 491.
53
constitucional (por ejemplo, el allanamiento ilegal, la
confesión forzada, etc.), se pudieran conocer y utilizar por
ella.
2. Evolución
47
Resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en 1986 (Fal l os , 308:733).
48
Las pruebas ilícitas, fundamento y alcance de la regla de exclusión, Universidad Nacional Hermilio
Valdizan, Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, Perú, 2005.
55
De dicha ponencia nos permitimos reproducir defensa de
nuestra tesis, los siguientes párrafos:
56
referencia al Modelo norteamericano:
61
Bernardette Minvielle,
51
Comentarios á Constituicao, Vol. II, 1933, pág. 483-485.
63
constitucionales cercar esos derechos de una trinchera
inaccesible al arbitrio; ya sea del gobierno, como de los
parlamentos, quedaría totalmente anulada la garantía, allí
recogida, si tales derechos no se pudieran reivindicar sino
cuando estuvieran contenidos en actos legislativos…’
2. LIBERTAD PROBATORIA
56
GIOVANNI LEONE, tiene una posición contraria a la doctrina dominante. Tratado de Derecho Procesal
Penal, Buenos Aires, 1963, Vol. II, p. 175 y ss.
57
J. I. CAFFERATA NORES, La prueba... cit., p. 25 s. , y E. FLORIAN. De las pruebas penales Bogotá,
1982, T.I., 3 Ed., pp. 223, s.s.
58
Cfr. J. MAIER, Derecho Procesal Penal, cit., pp. 465s.
59
JULIO MAIER, en ob. Cit. p. 586 y ss. ALFONSO ZAMBRANO PASQUEL, en Estudio Introductorio a
las reformas al Código de Procedimiento Penal, Corporación de Estudios y Publicaciones, Ecuador, Quito,
2009, p. 83 y ss.
67
probatorios a determinados medios de prueba. En ésta
última categoría ingresan las limitaciones probatorias de
origen constitucional.
Para esos efectos la fórmula del artículo 148 del Código Tipo
señala, en principio, que esa libertad probatoria existe "salvo
previsión expresa en contrario de la ley", admitiendo la
existencia de las limitaciones. Luego, en el párrafo segundo
se apresura a indicar que "un medio de prueba, para ser
admitido, debe referirse, directa o indirectamente, al objeto
de la averiguación y ser útil para el descubrimiento de la
verdad", finalizando el párrafo con una concreta exclusión
(inadmisibilidad) de los elementos de prueba obtenidos por
un medio prohibido. Posteriormente, el articulado se encarga
de señalar algunas de estas situaciones básicas, dejando
otras para las leyes civiles, la respectiva Constitución y los
pactos internacionales de Derechos Humanos aprobados por
los países de la región. (Sobre las prohibiciones y las
limitaciones véase infra No. 5).
60
J. MAIER, Derecho Procesal Penal, cit..., p. 598; y J. LÓPEZ DE QUIROGA, Las escuchas telefónicas y
la prueba ilegalmente obtenida, Madrid, 1989, pp. 120 ss.
61
Sobre las limitaciones probatorias derivadas del respeto a los Derechos Fundamentales Cfr. B.P.
BORGOÑON, Eficacia en el proceso de las pruebas ilícitamente obtenidas, en: Justicia 86, pp. 345 ss.
Sobre prácticas probatorias ilícitas Cfr. E. DÖHRING, La investigación del Estado de los hechos en el
proceso. La prueba, Buenos Aires, 1972, pp. 192 ss.
70
engaño, el psicoanálisis, los "sueros de la verdad" la hipnosis,
los "detectores de mentiras" (Art. 45). Se trata de excluir el
uso de prácticas lesivas de los derechos fundamentales,
porque la actividad probatoria tiene un claro límite al
mantener, en un Estado de Derecho, el respeto por la
dignidad del ser humano. A estos valores fundamentales se
agregan otros derechos básicos como la intimidad, la vida
privada, la salud, el honor, etc., los cuales si bien pueden ser
vulnerados durante la investigación penal, pueden serlo sólo
bajo estrictísimas exigencias formales, con autorización del
juez y bajo estricto control de sus consecuencias.
63
M. SCAPARONE, “ Common Law” e processo penale, Milano 1974, p. 161 y ss.
64
J. MAIER, Derecho procesal penal, Cit., p. 462 ss.; J.I. CAFFERATA NORES, "La prueba obtenida por
quebrantamientos constitucionales" en Temas de derecho Procesal Penal. Buenos Aires, 1988, pp. 193 y ss.;
J. LÓPEZ QUIROGA, Las escuchas..., Cit., pp.88 ss.; De Marino, "Las prohibiciones probatorias como
límites al derecho a la prueba ", en: Primeras Jornadas de derecho Judicial, Madrid, 1983, pp. 609
65
Método descrito por FERNANDO DE LA RUA, El recurso de casación, cit., p. 175. VITTORIO GREVI
afirma que al declararse nulo el interrogatorio policial del imputado, la nulidad se comunica en general a
todos los actos sucesivos ligados por un nexo de dependencia sustancial con el interrogatorio, en: "Nemo
tenetur se detegere". Interrogatorio dell'imputato e diritto al silenzio nel processo penale italiano, Milano,
1972, p. 360.
74
suprimirse. Se trata de establecer o descartar una relación
de causa-efecto, en donde el acto viciado tendría que ser la
causa del acto cuestionado para excluirlo.
66
J . M A I E R , D e r e c h o Procesal Penal..., Cit., p p . 4 7 0 y s s .
67
F. CORDERO, Prove illecite nel processo penale", en: Rivista italiana di diritto e procedura penale,
Milano, 1961, p. 54.
75
el artículo primero que "la inobservancia de una regla de
garantía establecida en favor del imputado no se podrá hacer
valer en su perjuicio", lo que equivale a señalar que si puede
invocarse en su favor...”
68
M. SCAPARONE, "Common law e processo penale", Cit., pp. 161 ss.
69
J. P. BERTOLINO, Prueba y juicio... Cit., p. 5.; J.I. CAFFERATA NORES, La prueba obtenida por
quebrantamientos constitucionales, Cit., pp. 193 ss.
70
J.R. GAVIAO DE ALMEIDA y L.F. VAGGIONE, Aspetos do tema prova e juizo no dereito brasileiro,
Cit., pp. 10 ss.
76
acusatoria, y ha sido cuna de grandes procesalistas del área
penal, hoy de nuevo primea al ofrecer una solución viable,
que lleva mayor seguridad jurídica y certeza, al excluir del
proceso penal e inutilizar cualquier práctica probatoria
viciada, llevando sus efectos a los elementos de prueba que,
aunque lícitos, se derivaron de la violación anterior…”. 71
77
verdad", "detectores de mentiras", hipnosis, etc. (Arts. 45,
párrafo segundo y 148); se señala que el imputado no está
obligado a carearse (Art. 51); ni tampoco en una
reconstrucción (Art. 159); que la prisión preventiva se puede
aplicar sólo por razones procesales y no como un anticipo de
la pena, debiendo tratarse al imputado como inocente (Arts.
202 y 217); y en general, se prohíbe el empleo de prácticas
probatorias que impliquen violación de derechos
fundamentales, salvo los casos estrictamente autorizados
(Arts. 148); etc…”
78
procesales penales de todos los países civilizados (el
subrayado es nuestro), como en las declaraciones
universales de derechos humanos. También los índices de
jurisprudencia están repletos de decisiones de tribunales,
tanto nacionales como internacionales, en las que se anulan
o no se valoran pruebas obtenidas mediante tortura o malos
tratos de los acusados, lo que demuestra que a pesar de la
vigencia jurídica universal de la proscripción de la tortura,
ésta sigue siendo una práctica más o menos habitual en la
indagación policial en muchos países. Es más, incluso el
Tribunal Supremo israelí consideró en 1996 que ‘un cierto
grado de violencia’ era admisible contra los sospechosos de
terrorismo; y aun está por verse lo que decide la Corte
Suprema de los Estados Unidos respecto de la situación de
los presos de guerra afganos en la base militar
norteamericana de Guantánamo (Cuba), que, por las noticias
que se tienen, se encuentran en una situación muy parecida a
la tortura y privados de los derechos mínimos reconocidos en
los convenios internacionales a los presos y, desde luego, no
son ya ningún secreto las tortura infringidas a los presos
iraquíes por las tropas estadounidenses (mayo 2004). En
todo caso es de esperar que estos ejemplos de un auténtico
‘Derecho penal del enemigo’ no se generalicen hasta el punto
de volver a situaciones procesales características del sistema
inquisitivo y contrarias al Estado de Derecho” (ob.cit. 25-
26).73
73
Debemos recordar que la tortura es uno de los delitos de l e s a h u m a n i d a d que viola las garantías del
debido proceso, cuya vulneración resta valor o eficacia probatoria alguna a cualquier acto pre procesal o
procesal que fuese consecuencia de la misma; y, que cualquier otra violación a garantías del debido
proceso, debe ser considera igualmente como p r u e b a i l í c i t a y carente de eficacia alguna, como dice el Art.
76 numeral 4 de la Constitución Política de la República.
79
siempre, claro está, que ello sea compatible con los
derechos fundamentales del ciudadano que garantizan la
Constitución y los Pactos internacionales de derechos civiles
y se lleve a cabo con determinados procedimientos y
garantías. La doctrina ha establecido varios criterios de
distinción, pero ha sido sobre todo la jurisprudencia
constitucional la que a través de una delimitación del ámbito
de protección de los derechos fundamentales, cuya violación
da lugar al recurso de amparo, ha establecido el principio
general de que no pueden surtir efecto probatorio las
pruebas obtenidas con violación de los derechos
fundamentales” (ob.cit. 28- 30). 74
Sólo que una vez más debe decirse que este derecho,
legítimo desde el momento en que lo sea la existencia del
propio Derecho penal, y en cuanto al proceso penal se centra
en una ‘búsqueda de la verdad’ relativa, no puede ejercerse
a toda costa o a cualquier precio, con merma de los
derechos fundamentales, o al margen de los requisitos y
presupuestos legales que regulan la posible injerencia de
ellos. De ahí que en esta materia se hayan promulgado,
desde el momento en que empezaron a utilizarse estos
medios como recursos para la averiguación y prueba del
delito en el proceso penal, una serie de normas que
pretenden formalizar o protocolizar con todo lujo de detalles,
precauciones y garantías, los casos en que pueden
emplearse y utilizarse legítimamente como medios de
74
El Código de Procedimiento Penal de Ecuador del 2000, señala en el Art. 155 la forma como se debe
proceder para que tenga valor una grabación audio visual, y es la autorización por escrito que debe conceder
previamente un juez penal a un fiscal, para que éste realice la grabación. Si esto no se cumple, de acuerdo
con el Art. 76 numeral 4 de la Const. Pol. , y Art. 80 del CPP citado, carece de eficacia probatoria alguna.
La inadmisibilidad e ineficacia se extiende, a todas aquellas pruebas que de acuerdo con las circunstancias
del caso, no hubiesen podido ser obtenidas sin la violación de tales garantías.
80
prueba, creándose así una especie de ‘justificación por el
procedimiento’, en la que, lo que justifica y legitima la
actuación del órgano estatal es el cumplimiento de
determinados requisitos formales, tales como la autorización
judicial, como por ejemplo en los supuestos previstos en el
art. 550 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Ello se deriva
también de lo que dispone el art. 53.1 de la CE que obliga a
regular por ley el ejercicio de los derechos y libertades que
se recogen en el Título I, Capítulo II de la misma. Sólo en la
medida en que se cumplan esos requisitos formales, la
actuación, por ejemplo, de la policía, en una entrada o
registro será correcta…” (ob.cit. p. 42-43).75
81
plazo máximo de setenta y dos horas desde que fue
ordenada la observación.
76
El Código de Procedimiento Penal ecuatoriano prevé en el Art. 155, la necesidad como presupuesto de
licitud, de que un juez penal autorice por escrito a un fiscal para que haga o realice la grabación. Lo que no
se ha determinado en la legislación ecuatoriana es el tiempo determinado para la vulneración del derecho a
la intimidad. Debemos reconocer que tanto la Constitución ecuatoriana en el Art. 76 numeral 4, como la
normativa procesal penal ya citada y el art. 80 del mismo código, han establecido el marco normativo
previo para que se pueda obtener lícitamente una grabación como medio de prueba, so pena de
inconstitucionalidad sino se cumplen los presupuestos de procedencia.
83
extraordinariamente difícil o imposible.77
84
“En España el problema no ha sido objeto de una especial
regulación, lo que ya ha sido denunciado por el Tribunal
Constitucional en sentencia 49/1999, reiterada en una más
reciente 18/2003, del 23 de octubre anteriormente citada y
comentada. En ellas se dice que ‘la situación del
ordenamiento jurídico español, puesta de manifiesto en la
concreta actuación que aquí se examina, y sufrida por los
recurrentes, ha de estimarse contraria a lo dispuesto en el
art. 18.3 de la Constitución’.
79
Este artículo, anteriormente trascrito, no se refiere expresamente a las escuchas telefónicas, pero el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos no ha tenido ningún problema en incluirlas dentro de la cláusula
genérica de su ap. 1º que se refiere a la ‘vida privada y familiar’; cfr. López Barja de Quiroga, El convenio,
el Tribunal Europeo y el derecho a un juicio justo, Madrid, 1991, p. 74, citando varias decisiones de este
Tribunal (caso ‘Huvig’ y caso ‘Kruslin-Amas’ de 1990) en las que se dice expresamente ‘las escuchas y
otras formas de intervención de las conversaciones telefónicas representan un atentado grave al respeto a la
vida privada y a su correspondencia. Por tanto, deben basarse en una ‘ley’ de una precisión especial. La
exigencia de reglas claras y detalladas en esta materia parece indispensable’. Concretamente, la sentencia del
tribunal del 30 de junio de 1998 en el caso ‘Valenzuela c. España’ dice que la ley que regule esta materia
debe contener: ‘la definición de categorías de personas susceptibles de poder dar lugar a la medida; el
procedimiento de trascripción de las conversaciones interceptadas; las precauciones a observar para
comunicar intactas y completas las grabaciones realizadas a los fines de control eventual por el juez y la
defensa; las circunstancias en las cuales puede o debe procederse a borrar o destruir las cintas,
especialmente en caso de sobreseimiento o puesta en libertad’ (trascripto en Armenta Deu, Lecciones de
derecho procesal penal, Madrid, 2003, p. 179. Cfr. También STC 18/2003, del 23 de octubre).
80
CLAUS ROXIN, La evolución de la política criminal, el derecho penal y el proceso penal, trad. de
Gómez Rivero y García Cantizano, Valencia, 2000, p. 156.
86
establecer como principio que las injerencias estatales en la
vida privada a través del empleo de medios audiovisuales
sólo debe admitirse en los casos fijados legalmente, bajo
control judicial y siempre de acuerdo con el principio de
necesidad, intervención mínima y proporcionalidad. Incluso
frente a determinadas manifestaciones del ‘ámbito
intangible de la intimidad’ debería excluirse cualquier tipo de
injerencia, siendo discutible si, incluso en los países en los
que, bajo estrictos presupuestos, se permiten las llamadas
‘grandes escuchas’, estas serían compatibles con el derecho
constitucional fundamental a la intimidad en su núcleo más
estricto y reservado. En todo caso, las grabaciones que no
cumplan con estos requisitos deben considerarse que violan
directamente el derecho fundamental a la intimidad y, por lo
tanto de acuerdo con lo dispuesto en el art. 11.1 de la LOPJ
no pueden ‘surtir efecto’ como prueba” (ob.cit. p. 62-63).
82
Ver FAZZALARI (E), Instituzioni, di diritto processuale, Padua 1975, pp. 167. El autor., haciendo uso de una
87
“De ahí que la prueba debe ser no sólo válida y efectiva sino
que debe generarse conforme a la ley y las debidas
garantías del imputado.
II. CONCEPTO
forma muy gráfica, expresa una idea sentida por todos (pero rara vez, exteriorizada) y es que necesariamente
después de la cognición, es inevitable que el Juez abandone su imparcialidad para tomar partido y sentar
responsabilidad en quien corresponde. En consecuencia, en el dispositivo, el juez se parcializa.
83
Ver al respecto, NUVOLONE (P), "Le prove vitate nel processo penale nei paesi di diritto latino", en Riv.
Dir. Proc. V. XXI (II SERIE) 1966, P. 443-448. En cuanto a la segunda definición ver, VIGORITI (V),
"Prove illecite e Costituzione "en Riv. Dir. Proc., 1968, p. 64, nota 2.
88
Ahora bien, la característica de ilícita puede además,
obedecer la formación de la prueba o su utilización. La
consecuencia directa que resulta es la inadmisibilidad de
estas pruebas, aspecto que desde luego, se da en cualquier
tipo de proceso, pero que en el penal se vuelve más
dramático84 . “Sabemos por otro lado, que dentro de
cualquier sistema de pruebas las mismas pueden ser orales
o escritas, materiales y científicas, directa y mediata.
De todas ellas haremos una breve reseña.
84
Aquí el juez debe escoger entre el carácter decisivo de esa prueba y el respeto del acusado-culpable.
VICORITI (V), op. cit. p. 66.
85
Sobre el tema de la fecunda labor que puede realizar un juez en el mejoramiento y adecuación del
derecho a la justicia. Ver, LAZZARO(C), "La funzione del guidice", Riv. Dir. Proc. XXVI (II serie) 1971,
p. 1 ss. El autor define al juez como un creador de derecho siempre que debidamente capacitado, confiera
al sistema de leyes, interpretaciones claras y coherentes.
89
derivar las siguientes situaciones:
86
Debemos insistir en la coincidencia doctrinaria, en el sentido de que la prueba ilícita es inadmisible, y
que en tal sentido se pronuncia igualmente la jurisprudencia extranjera que viene siendo consultada.
87
Publicado en Revista de Derecho (Valdivia) on line, diciembre 2005, vol. 18, No. 2, p. 187-211.
88
COUTURE, E.J.Fundamentos del Derecho Procesal Civil, Edit. BdeF, Montenideo, 2002 (4ª ed.) p.219.
91
La probatoria, que es una actividad genuinamente procesal,
participa -como decimos- de esa misma naturaleza; con un
énfasis especial en el proceso penal, que se concibe como
medio único para la realización del Derecho penal sustantivo,
y en la que la averiguación del hecho sucedido se inserta
dentro del interés público predominante en la persecución
jurídica del delito como medio de la consecución de la
política criminal del Estado. La prueba, en un sentido lato -
esto es, englobando en ella no solo los actos probatorios
realizados dentro del juicio, una vez formuladas las
pretensiones punitivas y defensivas de las partes, sino
también todas las diligencias de investigación practicadas
durante la instrucción preliminar (que en el Derecho español
se denomina, según el tipo de procedimiento, fase de
sumario, de diligencias previas o, genéricamente, de
instrucción) y, en términos generales, todos los actos
destinados a ser fuente de la prueba-, es materia esencial
dentro del proceso penal, toda vez que solo a su través es
posible llevar a efecto la reacción del Estado contra el hecho
punible 89 ; una reacción que debe ajustarse a la realidad del
hecho determinada en el proceso y que se ha de proyectar
contra el responsable penal, una vez desvirtuada,
precisamente a través de la debida actividad probatoria de
cargo, su presunción de inocencia.
89
MITTERMAIER, T r a t a d o s o b r e l a p r u e b a e n materia criminal, edición española, Revista de
Legislación y Jurisprudencia, Madrid, 1877, pp. 1 a 7.
92
Por ese motivo el derecho a la prueba, dentro de los
términos del Estado de Derecho, no puede ser catalogado
como un derecho ilimitado, ni siquiera en un terreno en el
que la búsqueda de la verdad material adquiere el interés
público que tiene en el proceso penal. Aun reconociendo la
presencia de ese interés, el ordenamiento reconoce
limitaciones al ejercicio de la actividad probatoria en el
proceso penal, pues, como se ha dicho, ‘la verdad no puede
indagarse a cualquier precio’90. La Historia del proceso penal
ha sido la de la evolución hacia formas más civilizadas de
tutela jurídica y, precisamente, las formas menos
evolucionadas y menos garantistas de justicia penal suelen
identificarse con períodos de imperio de medios probatorios
que hoy entendemos como vejatorios o atentatorios contra
los derechos más íntimos del individuo” (ob.cit.).
90
GONZÁLEZ MONTES, J.L., "La prueba obtenida ilícitamente con violación de los derechos
fundamentales (El Derecho constitucional a la prueba y sus límites) ", Revista de Derecho Procesal, 1990, Nº
1, p. 36; Schäfer, K., Strafprozessrecht, Berlín, 1976, p. 271 y ss.
91
JOSE SAEZ CAPEL, El derecho a la intimidad y las escuchas telefónicas, DIN Editora, Buenos Aires,
República Argentina, 1999.
93
Existen al menos tres categorías de estos derechos: a) los
primordiales de la persona física; b) las libertades civiles; y,
c) la igualdad civil.
94
constitucional, existe, al decir de Cafferata Nores 92 , una
generalizada corriente de opinión entre nosotros que niega la
posibilidad de dar validez conviccional a cualquier elemento
de prueba constitutivo de la violación constitucional en si
misma. Tal por ejemplo en caso de confesión obtenida
mediante apremios ilegales, cuya descalificación probatoria
proviene de expresas disposiciones legales relativas a la
libertad de declarar, a las cuales se suman otros argumentos,
como los esgrimidos por la Corte Suprema de Justicia en el
caso ‘Montenegro Luis B.’ 93, al referir que otorgar valor al
resultado de un delito y apoyar sobre el una sentencia
judicial, compromete la buena administración de justicia al
pretender constituirla en beneficiaria del hecho ilícito.
93
CORTE SUPREMA DE LA NACION, ‘Montenegro Luis B.’, diciembre 10 de 1981, L.L. 1 982-D-225,
con nota de F. DE LA RUA sobre ‘Un fallo sobre la confesión y la tortura’.
94
FALLOS: 303:1938; 306:1752; 307:440; 308:244y311: 2045.
95
En Ecuador, la inadmisibilidad o ineficacia, es la única respuesta constitucional y procesal posible, pues el
95
Es que la eficacia, de por ejemplo, la garantía que prohíbe
forzar la declaración del imputado (art.18 CN) no puede
reducirse sólo a quitarle validez como prueba de confesión a
los dichos obtenidos por ese medio, sino que debe derivarlos
de cualquier otra idoneidad autoincriminatoria –aun
indirecta- que de ellos pueda derivarse.
97
CNCRIM. Y CORREC., Sala IV, julio 4, 1996, L . L . , 1997-C-416.
96
procedimiento instructorio, con los medios de coacción tales
como la prisión preventiva o la intervención telefónica. 98
98
HASSEMER, W., Crítica al derecho penal de hoy, pág. 72. Traducción al español de Patricia Ziff.
Buenos Aires, 1995.
99
CN. CRIM. y CORREC., Sala IV. I n re ‘Mille,Antonio’. Julio 4 de 1996, L . L . , 1997-C-416.
97
100
confianza y el respeto de la población.
Claus Roxin
100
HASSEMER, W., ob.cit. pág. 90.
101
CAM. CRIM. De la Capital, 6/07/82, E . D . , 20/10/82.
102
CLAUS ROXIN, D e r e c h o p r o c e s a l p e n a l , traducción de la 25ª edición alemana de Gabriela E.
Córdova y Daniel R. Pastor, revisada por Julio B. J. Maier, Editores del Puerto, s.r.l. Buenos Aires- 2000.
98
las meras suposiciones o conclusiones. Antes bien la
sospecha correspondiente a uno de los hechos punibles
mencionados debe haber alcanzado ya una cierta medida de
concreción, a través del material fáctico concluyente del
mundo externo e interno de los sucesos (cf. Boletín
parlamentario, Consejo Federal- BR- Drucks. 163/67- 11ª
frase.
99
Las medidas de vigilancia son llevadas a cabo por el juez,
por la fiscalía o por los funcionarios auxiliares de la fiscalía;
el encargado de la instalación se limita a realizar la conexión
telefónica respectiva con las autoridades de la persecución
penal, competentes en el caso particular (& 100b, III).
“Fuera de ello, la G 10, (ley sobre el art. 10, GG, del 13/8/68,
Sartorius No 7) establece otras facultades esencialmente
más extensas para la vigilancia de las comunicaciones
epistolares, postales y de las telecomunicaciones a través de
las autoridades encargadas de la protección de la
Constitución de la República Federal y de los estados
federados, de la oficina para el servicio de contraespionaje
militar y, en especial, del servicio federal de informaciones
(BND).
Kai Ambos
104
Es importante la distinción que se puede encontrar en
Alemania entre lo que son las prohibiciones de producción de
pruebas, y las prohibiciones de utilización de pruebas, así
como el contenido de cada una de ellas, como pues como
reseña KAI AMBOS: “La doctrina alemana dominante
distingue entre prohibiciones de producción de pruebas
(Beweiserhebungsverbote) y prohibiciones de utilización de
pruebas (Beweisverwertungsverbote). Las primeras regulan o
limitan el modo de obtención de las pruebas, las segundas el
uso judicial de las pruebas que ya fueron obtenidas. Dentro
de las prohibiciones de producción probatoria se distingue
entre prohibiciones de temas probatorios, prohibiciones de
medios probatorios y prohibiciones de métodos probatorios.
Las prohibiciones de temas probatorios impiden la obtención
de pruebas sobre hechos determinados(“temas”), por
ejemplo antecedentes penales ya eliminados del Registro
Central Federal (§ 51 Ley del Registro Central Federal. Las
prohibiciones de medios probatorios impiden servirse de
medios de prueba determinados, como por ejemplo un
testigo que ha hecho uso de su derecho a no declarar (léase
§§ 52ss.29)30. Las prohibiciones de métodos probatorios
impiden un cierto modo de obtención de prueba, por ejemplo
un método de interrogatorio prohibido conforme al § 136a.
105
en consideración la dignidad humana, y que
consecuentemente de allí surge un conflicto insoluble entre
dignidad humana e intereses del proceso penal, que conlleva
a una prohibición de prueba. (...) Pero, aun dejando de lado
la dignidad humana, la opinión moderna seguirá afirmando
—y seguramente con razón— que la esfera de la
personalidad de cualquier individuo debe ser asegurada ante
la intervención estatal, también en el proceso penal (sic). 104
106
de las garantías del debido proceso prevista en el Art. 76
numeral 7 letra l) que dice: “Las resoluciones de los poderes
públicos que afecten a las personas, deberán ser motivadas.
No habrá tal motivación si en la resolución no se enuncian las
normas o principios jurídicos en que se funda, y si no se
explica la pertinencia de su aplicación a los antecedentes de
hecho. Lo actos administrativos, resoluciones o fallos que no
se encuentren debidamente motivados se considerarán
nulos. Las servidoras o servidores responsables serán
sancionados”.
106
Ob. Cit. p. 10.
107
Ob.cit. p. 11. Con el derecho al secreto de las comunicaciones puede protegerse el derecho a la intimidad
en los supuestos en que las conversaciones desarrolladas afecten al área reservada de la persona (STC
114/84, de 29 de noviembre; SSTS de 18 de junio de 1993,29 de junio de 1993, 15 de julio de 1993, 18 de
abril de 1994, 11 de mayo de 1994, 15 de marzo de 1996).
108
ser adoptada por una autoridad judicial, que debe cumplir
con la observancia del principio de proporcionalidad y de la
intervención judicial.
110
Derecho, pues actuar de otra manera significaría
desconocer su efectiva existencia. Dura tarea para el juez, a
la hora de realizar la valoración - previo a su decisión- es la
de determinar, los criterios en que debe fundar la
importancia de la persecución penal, mismos que pueden
referirse a la gravedad de la imputación, al grado de
participación, y a las consecuencias jurídicas del acto
reputado como delictivo. Como ha reconocido el Tribunal
Constitucional de España, (sentencias 13/1985, de 31 de
enero: 37/1989, de 15 de febrero; 47/2000, de 17 de
febrero)109 , el juez de instrucción debe establecer qué tipo
de intereses individuales son merecedores de ser tenidos en
cuenta a la hora de limitar el derecho al secreto de las
comunicaciones mediante una intervención telefónica.
110
LOTARIO VILABOY LOIS y LOURDES NOYA FERREIRO, ob.cit.. p. 16.
111
telefónicas o de otro tipo (como las que contienen audio y
video), la autorización por escrito que le de un juez penal a
un fiscal, mismo que es responsable de la conservación y
reserva sobre su contenido, al igual que el personal técnico
que seguramente lo auxiliará en la tarea. 111
Las personas encargadas de interceptar grabar y transcribir la comunicación tienen la obligación de guardar
secreto sobre su contenido, salvo cuando se las llame a declarar enjuicio”.
112
Las reformas se hicieron efectivas mediante Ley publicada en el RO-S- 555 del 24 de marzo del 2009.
112
o reales.- A fin de garantizar la inmediación del procesado
al proceso, y la comparecencia de las partes al juicio, así
como el pago de la indemnización de daños y perjuicios al
ofendido, el juez podrá ordenar una o varias medidas
cautelares de carácter personal y/o de carácter real.
113
cualquier otro medio de comunicación, es inviolable. Sin
embargo el juez podrá autorizar al fiscal (las negrillas y
el subrayado son nuestros) a pedido de éste, para que por sí
mismo o por medio de la Policía Judicial la pueda retener,
abrir, interceptar y examinar, cuando haya suficiente
evidencia para presumir que tal correspondencia tiene alguna
relación con el delito que se investiga o con la participación
del sospechoso o del imputado”.
113
Art.66.- (Derechos civiles).- “ Se reconoce y garantizará a las personas:
19. El derecho a la inviolabilidad del domicilio. No se podrá ingresar en el domicilio de una persona, ni
realizar inspecciones o registros sin su autorización o sin orden judicial, salvo delito flagrante, en los casos y
forma que establezca la ley”.
114
formalidad alguna, en casos excepcionales a los que
denominamos en estado de necesidad, como cuando se trata
de aprehender a una persona que acaba de cometer delito
flagrante, mientras es perseguida; y, cuando se trata de
impedir la consumación de un delito que se está cometiendo
o de socorrer a las víctimas (pensemos en los casos de
impedir que se consume una violación o para liberar a quien
ha sido secuestrado o plagiado), en que se debe actuar de
inmediato prescindiendo de la previa autorización del juez.
114
115
115
actuación judicial.
116
febrero de 1996, 28 de febrero de 1996, 1 de marzo de
1996, 2 de abril de 1996, 24 de junio de 1996, 24 de junio de
1996, 7 de febrero de 1997, 18 de abril de 1997, 24 de
septiembre de 1997, 3 de febrero de 1998) “. 116
117
El opúsculo Justicia constitucional y debido proceso, puede ser consultado en nuestra página web,
www.alfonsozambrano.com, en el link DOCTRINA PENAL.
117
orientaciones para la justicia penal.
118
Hay que recordar y por lo que hemos dicho, en esta exposición, que la legislación procesal penal
ecuatoriana, está no sólo inspirada en la Constitución de Córdova, sino que el Art. 80 de nuestro Código de
Procedimiento Penal, dice exactamente lo mismo: “ ineficacia probatoria.- Toda acción pre procesal o
procesal que vulnere garantías constitucionales carecerá de eficacia probatoria alguna. La ineficacia se
extenderá a todas aquellas pruebas que de acuerdo con las circunstancias del caso, no hubiesen podido ser
obtenidas sin la violación de tales garantías”. Por lo antes dicho, concluimos en que de acuerdo con la
norma expresa del CPP citada, la nulidad o falta de validez de la prueba se extiende a las pruebas
relacionadas (como es el caso de los peritajes), como dice el profesor y magistrado de Costa Rica, DANIEL
GONZALEZ ALVAREZ.
118
El tema ha tenido particular interés en Costa Rica, sobre
todo luego de la declaratoria de inconstitucionalidad sobre
las interceptaciones de las conversaciones orales, ya que
muchos casos -sobre todo en materia de drogas- fueron
descubiertos por medio de esas interceptaciones.
Comentario nuestro.-
121
nivel constitucional en el proceso penal argentino. 119
120
Cf. SCJN, Caso Giroldi, Horacio D. y otro, del 7/IV/95. "Acerca de la interpretación... de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, ya antes de la reforma constitucional, en el fallo Ekmekdjian c/
Sofovich, la Corte Suprema de Justicia de la Nación sostuvo que 'la interpretación del Pacto debe guiarse
por la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos —uno de cuyos objetivos es la
interpretación del Pacto de San José de Costa Rica".
121
SCJN, caso Bramajo, 12/IX/96. Es que la incorporación de la Convención A.D.H.. al texto constitucional
implica también el reconocimiento de la competencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
sobre los casos relativos a la interpretación o aplicación de aquélla (arts. 75 Constitución Nacional , 62 y 64
de la Convención Americana y 2 de la ley 23.054) señala P A L A C I O , Lino Enrique, "Las limitaciones del
122
acudiremos a la jurisprudencia del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos, criterio aceptado expresamente en
materia de fuentes de interpretación normativa 122 por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
CADH. 123
3. DERECHOS Y GARANTÍAS.
3. a. Fundamentos
122
CNCP, Expte. 28.100, J. 7.5.14, Reg. Nro. 1050, 22/XI/96
123
Corte I.D.H., caso Schmidt, 13-XI-95
123
Estas garantías son de naturaleza jurídico - política, pues
surgen de las leyes fundamentales, imponen obligaciones a
cargo del Estado 124 y establecen límites a su poder. Por
cierto, que "el concepto de derechos y libertades y, por ende,
el de sus garantías, es también inseparable del sistema de
valores y principios que lo inspira. En una sociedad
democrática los derechos y libertades inherentes a la
persona, sus garantías y el Estado de Derecho constituyen
una tríada, cada uno de cuyos componentes se define,
completa y adquiere sentido en función de los otros". 125
3. b. Función de las garantías
Las garantías procuran asegurar que ninguna persona pueda
ser privada de defender su derecho vulnerado (por el delito)
y reclamar su reparación (incluso penal) ante los tribunales
de justicia, como así también que ninguna persona pueda
ser sometida por el Estado, y en especial por los tribunales,
a (un procedimiento ni a) una pena arbitraria (“acto o
proceder contrario a la justicia, la razón o las leyes, dictado
sólo por la voluntad o el capricho”) en lo fáctico o en lo
jurídico, tanto porque el Estado no probó fehacientemente
su participación en un hecho definido (antes de su
acaecimiento) por la ley como delito, como porque no se
respetaron los límites impuestos por el sistema
constitucional a la actividad estatal destinada a comprobarlo
126
y a aplicar la sanción. O sea que, en el proceso penal, las
garantías se relacionan con quien ha resultado víctima de la
124 "
Como los Estados Partes tienen la obligación de reconocer y respetar los derechos y libertades de la
persona, también tienen la de proteger y asegurar su ejercicio a través de las respectivas garantías (art. 1.1),
vale decir, de los medios idóneos para que los derechos y libertades sean efectivos en toda circunstancia "
(Corte I.D.H. OC-8/87 del 30-I-87). Ya en Fallos: 239:459, la Corte Suprema de Justicia de la Nación
sostuvo que la sola circunstancia de la comprobación inmediata de que una garantía constitucional ha sido
violada basta para que sea restablecida por los jueces en su integridad, sin que pueda alegarse en contrario
la inexistencia de una ley que la reglamente: las garantías individuales existen y protegen a los individuos
por el sólo hecho de estar consagradas en la Constitución e independientemente de las leyes
reglamentarias ..." (SCJN, Ekmekdjian c/ Sofovich, JA-1992-III-194).
125
Cf. Corte I.D.H. OC-8/87 del 30-I-87
126
"La justificación de los métodos para averiguar la verdad depende de la observancia de las reglas
jurídicas que regulan cómo se incorpora válidamente conocimiento al proceso, de manera tal que no todos
los métodos están permitidos y que a los autorizados se los debe practicar según la disciplina de la ley
procesal". (Comisión I.D.H. Informe Nro. 1/95, Caso 11.006).
124
comisión de un delito, a quien se considera con derecho a la
“tutela judicial” (arts. 1.1, 8.1 y 24 CADH) del interés (o
derecho) que ha sido lesionado por el hecho criminal 127, y
por lo tanto con derecho a reclamarla 128 ante los tribunales
(art. 8.1 CADH) penales, actuando como acusador, aún
exclusivo. También se erigen como resguardo de los
derechos del acusado, no sólo frente a posibles resultados
penales arbitrarios, sino también respecto del uso de medios
arbitrarios para llegar a imponer una pena. 129
3. c. La “bilateralidad
130
Cf. Corte I.D.H., Caso Velásquez Rodríguez, , Sentencia del 29-VII-88
131
Cf. Comisión I.D.H., Informe Nro.12/96, Caso 11.245
132
Cf. Corte I.D.H., Caso Velásquez Rodríguez, , Sentencia del 29-VII-88
125
investigarlos”133 ... “identificando a los responsables” e
“imponiéndoles las sanciones pertinentes”. 134
Pero aquel virtual “bloque normativo-interpretativo” también
deja perfectamente en claro otros dos conceptos. El primero
es que la razón principal por la que el Estado debe perseguir
el delito es la necesidad de dar cumplimiento a su obligación
de “garantizar el derecho a la justicia de las víctimas” 135 a
las que se reconoce la atribución de reclamarla ante los
tribunales (derecho a la tutela judicial efectiva, arts. 1.1, 8.1
y 25 CADH); y el segundo, es que “por graves que puedan
ser ciertas acciones y por culpables que puedan ser los reos
de determinados delitos, no cabe admitir que el poder pueda
ejercitarse sin límite alguno o que el Estado pueda valerse
de cualquier procedimiento para alcanzar sus objetivos, sin
sujeción al derecho o a la moral”. 136
Estos conceptos son los que basan nuestras estimaciones
precedentes sobre que las obligaciones estatales de
respetar los derechos humanos y asegurar su plena vigencia
137
impuestas por la normativa supranacional, se proyectan
bilateralmente en el área de la procuración y administración
de la justicia penal, expresándose en salvaguardas que
pueden ser, o comunes para las víctimas del delito que
reclaman justicia y para aquellos a quienes se les atribuye la
comisión, o específicas para cada uno de ellos: todas se
conocen, genéricamente, como garantías. Y no obsta a esta
bilateralidad, el hecho de que en el texto de la normativa
supranacional "las garantías procesales del debido proceso
están diseñadas claramente en beneficio del imputado" y
que su "aplicación a los afectados por el hecho ilícito" sea un
133
Cf. Comisión I.D.H., Informe No. 34/96, Caso Nro. 11.228
134
Cf. Comisión I.D.H., Informe 28/96, Caso 11.297
135
Cf. Comisión I.D.H., Informe No. 34/96, Caso Nro. 11.228
136
Cf. Corte I.D.H., Caso Velásquez Rodríguez, Sentencia del 29-VII-88
137
La primera obligación asumida por los Estados partes es la de “respetar” los derechos y libertades
reconocidas en la CADH. La segunda obligación es la de “garantizar” el libre y pleno ejercicio de los
derechos reconocidos en la CADH a toda persona sujeta a su jurisdicción (Cf. Corte I.D.H., Caso
Velásquez Rodríguez, Sentencia del 29-VII-88).
126
aspecto que no "fue debidamente desarrollado" 138, por
ejemplo por la CADH, ya que no es menos cierto que las
opiniones y decisiones de los organismos regionales
encargados de velar por su aplicación y guía aceptada para
su interpretación han evolucionado decididamente en
“sentido bilateral”. Basta señalar como ejemplo, que luego
de entender que el rol del derecho penal es el de sancionar
el delito, distinguiéndolo del rol del derecho humanitario que
es el de proteger y reparar a la víctima, han ido incluyendo,
posteriormente, a la sanción penal del culpable como un
modo de protección o reparación de la víctima del delito, a
la que se le reconoce el derecho de procurar su castigo ante
los tribunales penales.
3. d. Judicialidad
3. e. Restricciones
138
Cf. Víctor Manuel RODRÍGUEZ RESCIA, El debido proceso legal y la Convención Americana sobre
Derechos Humanos en "Revista de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de
Venezuela" No. 110, p. 331).
139
Cf. Corte I.D.H. OC-8/87 del 30-I-87
140
La existencia en la realidad de una eficaz garantía del libre y pleno ejercicio de los derechos humanos
es una obligación gubernamental (Corte I.D.H., sentencia del 29-VII-88).
141
Cf. Comisión I.D.H., Informe 74/90, Caso 9859
142
"Se trata de esferas individuales que el Estado no puede vulnerar o en las que solo puede penetrar
limitadamente" (Corte IDH, OC 6/86, del 9-V-86).
127
desenvolvimiento democrático" (art. XXVIII DADDH) 143 , las
restricciones que con tales propósitos establezcan las
leyes144 que reglamenten su ejercicio por razones de interés
general, deberán guardar directa relación con las razones
que las autorizan y no podrán alterarlos en su esencia (art.
28 CN), ni suspender su vigencia subrepticiamente 145 , serán
proporcionadas al valor en riesgo que pretenden tutelar y de
interpretación y aplicación restrictiva. Es por eso que la
interpretación de aquéllas debe ser conforme al sistema
constitucional, es decir con “sujeción a la Constitución, que
impone al juez la crítica de las leyes inválidas a través de su
reinterpretación en sentido constitucional y la denuncia de
su inconstitucionalidad”146, e inspirada en el principio “pro
hómine”.147
Y aun cuando se funden en una ley, las restricciones podrán
considerarse arbitrarias si fueren incompatibles con el
respeto de los derechos fundamentales del individuo por ser,
entre otras cosas, irrazonables, imprevisibles, o faltos de
proporcionalidad 148 : “en otras palabras, la restricción
143
MINVIELLE, Bernadette, La convención Americana Sobre Derechos Humanos y el enjuiciamiento penal,
en "Doctrina Penal" Nro. 4l (1988), p. 80, recuerda que “la Corte I.D.H. ha interpretado que las “razones de
interés general” se refieren al “bien común” como “elemento integrante del orden político del estado
democrático...”. La noción de "bien común" ya se encuentra en la opinión consultiva Nro. 2, 24-IX-82 de la
Corte I.D.H.
144
Ley es la ". . .norma jurídica de carácter general, ceñida al bien común, emanada de los órganos
legislativos constitucionalmente previstos y democráticamente elegidos, y elaborada según el
procedimiento establecido por las constituciones de los Estados Partes para la conformación de leyes "
(Corte IDH, OC 6/86, del 9-V-86).
145
Se prevé sin embargo la suspensión expresa de las garantías cuando sea "el único medio para atender a
situaciones de emergencia pública y preservar los valores superiores de la sociedad democrática ". Pero
existen límites para ello (art. 27.2 CADH) ya que hay algunos derechos cuya "suspensión no está permitida
bajo ninguna circunstancia" como así tampoco "las garantías judiciales indispensables para la protección de
tales derechos". (Corte I.D.H. OC-8/87 del 30-I-87).
146
Cf. FE RRAJOLI, Luigi, El derecho como sistema de garantías, en “Revista Guatemalteca de ciencias
penales”, año III, Nro.5, 1994
147
El criterio pro homine significa que "debe acudirse a la norma más amplia, o a la interpretación
extensiva, cuando se trata de reconocer derechos protegidos, e, inversamente, a la norma o a la
interpretación más restringida cuando se trata de establecer restricciones permanentes al ejercicio de los
derechos o su suspensión extraordinaria ” enseña PINTO, ob. cit. p. 81, y agrega que el principio de la
interpretación teleológica exige "como prioritario en el caso de los derechos humanos la consideración del
objeto y fin de las normas en esta materia” (p.84)
148
Cf. Corte I.D.H. caso Gangaran Panday del 21-I-94.
128
arbitraria a los derechos humanos es aquella que, aun
amparándose en la ley, no se ajusta a los valores que
informan y dan contenido sustancial al Estado de Derecho”.
149
150
CNCP, Expte. 28.100, J. 7.5.14, Reg. Nro. 1050, 22/XI/96
129
órgano jurisdiccional, y como regla general, su adopción ha
de ser notificada al individuo con posterioridad, puesto que
en caso contrario el interesado no podría constatar
retrospectivamente la legalidad de la actuación “(el
subrayado es nuestro, para destacar la autorización y el
control de la intervención por parte de una autoridad judicial,
que es lo que prevé el Art. 155 del CPP de Ecuador). 151
151
Cf. LOTARIO VILABOY LOIS y LOURDES NOYA FERREIRO, ob.cit. pp. 125-126.
152
Cf. LOTARIO VILABOY LOIS y LOURDES NOYA FERREIRO, ob.cit. pp. 127-128. Sin temor a
equívocos, debo señalar que tanto la garantía constitucional como la normativa procesal, en el caso de
Ecuador, permiten que la intercepción de las comunicaciones pueda hacerse efectiva con las debidas
garantías, al establecer que un juez penal las autorice por escrito y de manera previa, a un fiscal penal. Es
probable que se pueda mejorar el mecanismo estableciendo el tipo de delitos y el tiempo de duración de la
intromisión. PERO si tenemos el mecanismo procesal para actuar de acuerdo con lo que exige el respeto
pleno al Estado de Derecho, y al debido proceso.
130
“Las condiciones exigidas por el CEDH para garantizar el
respeto a la vida privada y a la correspondencia no son
cumplidas por la legislación española en cuanto a la
previsibilidad de la ley que limite dichos derechos
fundamentales. Ni el Art. 18.3 CE, ni la Ley de Enjuiciamiento
Criminal señala que personas pueden ser sometidas a una
intervención telefónica, ni la naturaleza de las infracciones
sobre las que se puede adoptar, ni el procedimiento para su
ejecución, ni un plazo limitado de tiempo durante el cual
puede admitirse la escucha. Todas estas garantías deben
figurar expresamente en el Derecho interno con el fin de
limitar el poder discrecional del juez respecto de su
aplicación”.153
Maximiliano Hairabedian
153
Cf. LOTARIO VILABOY LOIS y LOURDES NOYA FERREIRO, ob.cit. pp. 129-130
154
MAXIMILIANO HAIRABEDIAN, Eficacia de la prueba ilícita y sus derivadas en el proceso penal,
Ad-Hoc, Villela Editor, Buenos Aires, primera edición, septiembre 2002.
155
MAXIMILIANO HAIRABEDIAN, ob.cit. p. 21
131
abarcan sólo la prueba obtenida en violación a preceptos
constitucionales, o si incluye también disposiciones infra
constitucionales. En la situación de Estados Unidos, en la
jurisprudencia de la década del ’60, “la regla de exclusión
alcanzaba todo tipo de requerimiento reglamentario de las
garantías constitucionales, inclusive de creación
jurisprudencial. Así el famoso caso ‘Miranda v. Arizona’, que
impuso a la policía la obligación de advertir de sus derechos
constitucionales a las personas que va a interrogar bajo su
custodia como sospechosas de haber cometido un delito,
excluyendo las confesiones tomadas sin estos recaudos. La
culminación de la doctrina emergente del caso ‘Miranda’
tuvo lugar en el fallo ‘Orozco v. Texas de 1969 156. La Corte
Suprema de Estados Unidos ha resuelto en el caso ‘Dickerson
v. US’68 USLW 4565, del 27/6/2000, que ninguna ley puede
derogar la interpretación de la máxima instancia judicial en
materia constitucional, conforme nos informa el profesor
HAIRABEDIAN.
156
MAXIMILIANO HAIRABEDIAN, ob.cit. p. 27.
157
JULIO MAIER señala que en el derecho continental europeo, las exclusiones abarcan también ”… el
resguardo de las formas probatorias previstas por la ley en general” ( D e r e c h o p r o c e s a l p e n a l a r g e n t i n o . p.
463).
132
divisiones como la llamada ‘prueba irritual’, ‘prohibida
expresa’, y ‘deducida del sistema’… Por su parte ALMELA
VICH y SANZ MARQUEZ, brindan definiciones que siguen la
línea de las anteriores, sosteniendo que ‘por prueba ilícita se
entiende aquella en la que en su origen y/o desarrollo se ha
vulnerado un derecho o libertad fundamental; prueba
prohibida sería la consecuencia de la prueba ilícita, esto es,
aquella prueba que no puede ser traída al proceso, puesto
que en su génesis se ha vulnerado derechos o libertades
fundamentales; y prueba irregular sería aquella generada
con vulneración de las normas de rango ordinario que
regulan su obtención y práctica’. 158
158
MAXIMILIANO HAIRABEDIAN, ob.cit. pp. 28-29. 1 2 3 Hemos expresado precedentemente, que en el
caso de Ecuador, tanto nuestra Constitución Política (art. 76 numeral 4) como el Código de Procedimiento
Penal (art. 80- 83 y 155) son celosos guardianes de la exclusión de la prueba ilícita y de todos sus efectos o
consecuencias como cuando se trata de las pruebas relacionadas o derivadas.
133
fundamentos la cuestión ética e integridad judicial junto al de
la prevención. Compartimos la propuesta de que la razón de
la prevención, tiene un sustento eminentemente práctico a
través del mensaje que dice, ‘actuar en contra de la
Constitución o de la ley, invalida el acto probatorio’. La
disuasión como mensaje le llega tanto al funcionario policial
abusivo, como al ciudadano particular, porque saben que su
actuación no sirve como elemento de prueba por encontrarse
viciada, aunque a más de la invalidación se demanda la
sanción frente a un acto de ejercicio abusivo de poder.
161
M. HAIRABEDIAN. Ob. Cit. p. 44-45.
162
RICARDO VACA ANDRADE, Manual de Derecho Procesal Penal, Corporación de Estudios y
Publicaciones, tercera edición actualizada, 2005.
137
“De conformidad con la teoría de la privacidad, el derecho de
las personas a la intimidad personal y familiar, garantizado
en el numeral 8 del Art. 23 de la Constitución que confirma la
protección legal de la voz de una persona; así como la
inviolabilidad y el secreto de la correspondencia y de
‘cualquier otro tipo o forma de comunicación’, igualmente
reconocida y garantizada en el No. 13 del mismo Art. 23, no
se puede interceptar y grabar conversaciones telefónicas de
las personas a menos que se observen las reglas y
formalidades dispuestas en la Constitución y en las leyes.”
(ob.cit. Tomo II, p. 356).
138
esencial de las actividades privadas’. 163
163
C i t a d o s p o r J OE L S AM AHA, Criminal procedure , p . 6 9 .
139
en concentraciones de público como el propio Congreso
Nacional tratando de justificar la conducta delictiva pero
argumentando que al infractor, que igual lo es por utilizar
grabaciones ilícitamente obtenidas, ‘se le ha hecho llegar la
cinta’ desde un lugar desconocido” (ob.cit. pp. 357-358).
141
Un jurista de extraordinario talento como fue Monseñor JUAN
LARREA HOLGUIN, que era además un gran constitucionalista,
expresaba con respecto a las garantías del debido
proceso en una de sus últimas obras 164, lo que transcribo:
164
JUAN LARREA HOLGUIN, Derecho constitucional ecuatoriano, Volumen I, Universidad Técnica
Particular de Loja, Ciencias Jurídicas, 1998.
165
JUAN LARREA HOLGUIN, en ob.cit. p.211.
166
JORGE ZAVALA EGAS, Derecho constitucional, Tomo I., Edino, 1999.
142
jurisdiccional y al debido proceso (art. 23, Nos. 26 y 27 y art.
24, No. 17, y comenta:
167
Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1993.
143
a obtener de ellos la tutela efectiva, imparcial y expedita de
sus derechos e intereses, sin que en caso alguno quede en
indefensión. El incumplimiento de las resoluciones judiciales
será sancionado por la ley. De lo cual se concluye que el
derecho a la tutela jurisdiccional efectiva para nuestra
Constitución comprende:
168
J OR GE Z AVAL A E GAS , Derecho constitucional, T o m o I I , E d i n o , 2 0 0 2 .
144
como parte del ordenamiento normativo nacional, y lo
manifiesta en forma clara en Art. 163:
169
INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS (IIDH). Judicium et Vita. No.4,
primera edición, 1996, San José, Costa Rica, pág. 57.
170
JOSE C. GARCIA FALCONI, Las garantías constitucionales en el nuevo código de procedimiento
penal y la responsabilidad extracontractual del Estado. Estudio detallado de las normas del debido proceso
en Ecuador, primera edición, Quito, Ecuador, 2001.
146
“Hablar de GARANTIAS CONSTITUCIONALES, es hablar del
respeto a los Derechos Humanos en la Administración de
Justicia en general, pero sobre todo en materia penal, que
como sabemos se refiere a aquellos Derechos
Fundamentales que le son reconocidos a cualquier persona,
que por una u otra razón, justa e injustamente entra en
contacto con la rama penal. Hay que recordar que el Derecho
Procesal Penal hoy en día es básicamente garantista, o sea
es el Derecho Constitucional reformulado, en tanto
reglamenta los principios y garantías constitucionales,
reconocidos por la Carta Fundamental.
149
Luis Humberto Abarca Galeas
150
utilizadas por el fiscal como fuente de prueba, el tribunal
penal, necesariamente debe excluirlas como garante de la
observancia de las garantías constitucionales, en aplicación
de los artículos 16, 17, 18 y 273 de la Constitución Política
vigente. A estas pruebas se las denomina en doctrina frutos
envenenados porque provienen de una fuente ilícita por
inconstitucional… en efecto investigar no significa otra cosa
que descubrir la verdad sobre determinado fenómeno de la
realidad que constituye el objeto de la investigación; por lo
cual, cada medio de investigación legal ha sido concebido
para descubrir la verdad respecto de un determinado hecho,
en consideración a su naturaleza y características, lo cual
significa que no todo hecho puede ser investigado con
cualquier medio de investigación, de ningún modo, porque la
naturaleza del hecho u objeto de la investigación exige el
empleo de un adecuado medio de investigación…” (p. 27-
28).
152
artículo 216 y el artículo 39 del referido código procesal.
172
El debido proceso penal. Editorial Edino. Guayaquil, 2002.
154
se actúan, pues los que se actúan son los medios de prueba,
que son los que permiten al proceso obtener la respectiva
prueba, se debe destacar la importancia del principio antes
trascrito, pues garantiza a los sujetos procesales el
cumplimiento estricto de los principios generales que
inspiran la introducción y práctica de los medios de prueba
de manera indiscriminada en beneficio de la verdad histórica,
que es la que debe llegar al proceso para conocimiento del
juez. De acuerdo con el mandato constitucional trascrito
anteriormente, las pruebas que hayan llegado al proceso
violando en su obtención y en su práctica, las normas
constitucionales o legales establecidas para el debido proceso
no son válidas, esto es, carecen de la eficacia jurídica
prevista para dichos actos. Son actos procesales nulos
porque carecen de la fuerza jurídica que sólo las pruebas
obtenidas y actuadas conforme a los mandatos
constitucionales y legales la tienen. No se trata de la
inexistencia jurídica de un acto procesal, sino de la nulidad
de un acto procesal revestido con ilegalidades en su
obtención o práctica.
Tal es la razón por la que el art. 83, CPP, dispone que ‘la
prueba solo tiene valor si ha sido pedida, ordenada,
practicada e incorporada al juicio conforme a las
disposiciones de este Código. No se puede utilizar
información obtenida mediante torturas, maltratos,
coacciones, amenazas, engaños o cualquier otro medio que
menoscabe la voluntad. Tampoco se puede utilizar la prueba
obtenida mediante procedimientos que constituyan
inducción a la comisión de un delito’… el medio de prueba
que se lleve al proceso debe caracterizarse por su
legitimidad, esto es por no contrariar las disposiciones del
156
CPP que regulan el debido proceso penal. En este aspecto
nuestra legislación penal es muy rígida. No concede valor
alguno al medio de prueba que haya sido obtenido mediante
violencia, coacción o fraude que limite la voluntad de la
persona. De la misma manera, en forma expresa, excluye la
valoración jurídica del medio de prueba que haya sido el
resultado de la inducción a la comisión de un delito. Se
refiere la ley al llamado agente provocador…” (p. 253-254).
157
SALGADO PESANTES en una de sus obras 173 nos ilustra, al
referirse a los principios constitucionales procesales para la
protección de los derechos humanos, con párrafos como los
que trascribimos de seguido:
158
se ensancha el mundo de los derechos, del ámbito jurídico
interno, se avanza al contexto internacional…” (p. 90).
Agregado nuestro
174
En nuestra página web, en www.alfonsozambrano.com se pueden revisar trabajos de profesores como
Robert Alexy, Miguel Carbonell, Paolo Comanducci, Luigi Ferrajoli, Manuel Atienza, Gustavo
Zagrabelsky, entre otros, en el link neo constitucionalismo.
160
Nuestra Constitución declara expresamente la falta de valor
(Art. 76 numeral 4) de tales actuaciones violatorias de
garantías fundamentales que lesionan derechos humanos,
existiendo la obligatoriedad de declarar tal ineficacia aunque
la parte interesada no la invoque (Art. 11 n. 3), existiendo
responsabilidad del Estado por su incumplimiento (Art. 11 n.
9 de la misma Constitución).
161
175
obras:
162
Coherente con el Estado constitucional de derechos y justicia
que se vive en Ecuador, y por existir expresa prohibición
constitucional, debe declararse y reconocerse la ineficacia
probatoria de los actos pre procesales que se practiquen
violando garantías y principios fundamentales, como el
derecho a la intimidad.
178
Estado de derecho y debido proceso
Las reglas del juego limpio son las que demandan el respeto
al principio del debido proceso, cuya aplicación directa e
167
inmediata sin necesidad de acudir a ley escrita alguna,
determina y para todos los efectos la exclusión de la
prueba ilícita, y de los frutos del árbol envenenado que son
su inevitable consecuencia.
168
imputación delictiva o que es sometido a un proceso penal.
La legalidad del debido proceso penal es un imperativo
propio de la vigencia de un Estado de Derecho en el que
deben hacerse efectivos los principios rectores del proceso
penal, que en definitiva constituyen y dan contenido a la
garantía del debido proceso; esos principios rectores son la
columna vertebral de un sistema procesal penal
determinado.
170
El debido proceso es mejor respetado si se separan
efectivamente las funciones de investigar y juzgar, y por ello
la nueva constitución crea un ministerio público como un
órgano a nivel constitucional que tiene como función la
persecución penal pública: para ello está facultado para
investigar los delitos que se cometan, dirigir y coordinar a los
organismos policiales en el marco de tales investigaciones.
Asimismo, deberá formular las acusaciones cuando
corresponda y fuese legalmente procedente; y sostener la
pretensión penal ante el tribunal penal correspondiente.
179
ALFONSO ZAMBRANO PASQUEL, Estudio Introductorio a las Reformas al Código de Procedimiento
Penal, Corporación de Estudios y Publicaciones, Quito. 2009.
180
Art. 76 n. 4
174
Tiene protección constitucional en Ecuador, la intimidad
personal y familiar (Art. 66 n. 20). Igualmente está protegido
el derecho a la inviolabilidad y al secreto de la
correspondencia física y virtual; ésta no puede ser retenida,
abierta ni examinada, excepto en los casos previstos en la
ley, previa intervención judicial y con la obligación de
guardar el secreto de los asuntos ajenos al hecho que motive
su examen. Este derecho protege cualquier otro tipo o forma
de comunicación (Art. 66 n. 21).
REFORMAS
COMENTARIOS
177
Constitución, para desechar la acción interpuesta en su
defensa, ni para negar el reconocimiento de tales derechos”.
182
Las prohibiciones de utilización de pruebas en el proceso penal alemán, en ob. cit. p. 330-331.
180
procedimientos, según cita del Profesor KAI AMBOS: “Con
respecto a la (amenaza de) tortura, recientemente el
Tribunal Constitucional Federal (BVerfG,
Bundesverfassungsgericht) recalcó que con ella «se denigra
a la persona interrogada a un puro objeto de la lucha contra
el crimen violándose sus garantías constitucionales y el ser
valorada y respetada», y se destruyen así «los presupuestos
fundamentales de la existencia individual y social del ser
humano». Una declaración basada en tal menosprecio no
podría ser utilizada como medio de prueba. Sin embargo, es
posible que la declaración del acusado alegada legalmente
en la vista principal se convierta en la base de una condena,
a condición de que a éste se le hayan hecho las indicaciones
correspondientes sobre su derecho a no declarar, incluso
sobre la no utilización de su anterior declaración"). De esta
forma se descarta, en el resultado, una violación de los
derechos fundamentales, cuando la prohibición de utilización
de pruebas aplicada por el tribunal penal competente ha
compensado la infracción procesal original en la obtención
probatoria de forma inadmisible. Se debe recalcar a este
respecto que en la prohibición de utilización de pruebas del §
136a se trata no solamente, en un sentido plenamente
idealista, de la protección de la dignidad humana del
imputado, sino también del contenido verídico de la
declaración, pues en efecto nosotros sabemos que los
imputados coaccionados están más motivados a hablar por
poner fin al dolor, que por sentirse obligados a decir la
verdad”. 183
181
y fiscales. Generalmente esto ocurre en los llamados casos
por drogas o casos de narcotráfico.
185
ALFONSO ZAMBRANO PASQUEL, Proceso Penal y Garantías Constitucionales, Biblioteca de
Autores de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Católica de Guayaquil, publicado por
Corporación de Estudios y Publicaciones de Quito, 2005, 198 páginas. La obra del Prof. ERNESTO
CHIEZA APONTE se llama Derecho Procesal Penal de Puerto Rico y Estados Unidos, editorial Nomos,
Bogotá, 1995, 3 Tomos.
183
intenciones de averiguación, cuyo objetivo ha sido la
obtención de informaciones referentes al objeto de la
investigación, puede utilizarse el contenido de la
conversación como prueba testimonial, siempre y cuando se
trate del esclarecimiento de un delito de considerable
importancia cuya averiguación hubiera sido mucho menos
prometedora y esencialmente más difícil al utilizar otros
métodos de investigación» .
184
5.- El avance de la criminalidad en nuestro medio llevo al
legislador a prescindir de la exigencia del Art. 155 del CPP,
que establece la previa autorización por escrito de un juez de
garantías penales, ponderando los bienes en conflicto y
aplicando el principio de proporcionalidad, y no aplicar el
principio de exclusión absoluta en los casos en que las
grabaciones de audio o video sean obtenidas por cámaras de
seguridad o en lugares públicos. La primera interrogante es
que valor tendría las grabaciones que se efectúen en lugares
privados? Por ejemplo una tienda de abarrotes, una licorera,
etc., que son lugares privados; y en el caso de los Bancos o
Casas de Cambio, sus establecimientos y dependencias
pueden ser estimados como lugares públicos o se trata en
verdad de lugares privados que brindan atención al público?
Y qué valor van a tener las grabaciones que se hagan en los
mismos?
187
Las prohibiciones de utilización de pruebas en el proceso penal alemán, en ob. cit. p. 338.
186
En Ecuador, no es constitucionalmente permitido de acuerdo
con la Constitución de la República del 2008 (y era igual con
la de 1998), la violación del domicilio y del derecho a la
intimidad personal y familiar para efectuar grabaciones
intrusivas, si no media una orden escrita y dispuesta de
manera previa por un juez de garantías penales (Art. 155 del
CPP). Da darse tal procedimiento el mismo es constitutivo de
delito, y consecuentemente carecen de valor alguno los
llamados hallazgos casuales porque tendrían una fuente
ilícita y no habrían podido ser obtenidos sin la comisión del
delito de violación al domicilio y a la intimidad. El Art. 80 del
vigente CPP determina que la vulneración de garantías
constitucionales, ocasiona la ineficacia probatoria absoluta
tanto de la acción, como del hallazgo casual, pues la
normativa dice que “la ineficacia se extenderá a todas
aquellas pruebas que, de acuerdo con la circunstancias del
caso, no hubiesen podido ser obtenidas sin la violación de
tales garantías”. 188
188
Cf. KAI AMBOS, en ob. cit. p. 341, que expresa: “Los conocimientos que han sido obtenidos con
fundamento en la introducción de medios técnicos en domicilios privados son utilizables únicamente a
condición de la existencia de una orden judicial anterior”.
187
doctrina del propósito de protección— la gravedad del hecho
imputado y el peso de la infracción procesal.
191
esenciales y obstruyendo la administración de justicia
mediante procedimientos policíacos propios de las
dictaduras; o bien un organismo de seguridad dependiente
en forma directa, en calidad de Departamento
Administrativo, del Despacho presidencial, pero que se
encuentra fuera de control y que escapa a las prescripciones
e instrucciones del mando al que está constitucionalmente
sometido. En esta segunda hipótesis, se trataría de un “"para
organismo"”, es decir, de un organismo criminal paralelo al
oficial, o incrustado en el oficial, que usa sus equipos y su
personal, y que aprovecha la estructura creada por la ley
para ponerla al servicio de los más oscuros intereses.
192
aparecen como “chuzados (escuchados y grabados), los
sectores de la oposición consideran que esa es una
estrategia del ejecutivo, que ordena la interceptación de
comunicaciones de los personajes considerados “"blancos
legítimos", autorizando a los ejecutores de la interceptación
para incluir en la “chuzada” a algunos funcionarios de la
administración.
Comienza la investigación
197
Montgomery County Sentinel, de Maryland, donde logró
destacar gracias a datos que le suministraba Mark Felt desde
el FBI. En Maryland -comenta Havill- el reportero hizo
amistad con David Miller, ex agente de la CIA en Vietnam,
quien en algún momento estuvo involucrado con Task Force
157.
Mark Felt como agente del FBI trabajó largamente con Bob
Woodward en labores de inteligencia. Después de que fue
"licenciado" Felt le daba datos de inteligencia desde dentro.
200
4.- El Capítulo Primero del Título II de la Constitución que se
refiere a los DERECHOS, tiene como epígrafe Principios de
aplicación de los derechos, y a más de lo expresado, en el
numeral 4 reconoce que ninguna norma jurídica podrá
restringir el contenido de los derechos ni de las garantías
constitucionales, en el numeral 5 prevé que en materia de
derechos y garantías constitucionales las servidoras y
servidores públicos, administrativos y los operadores de
justicia, deberán aplicar la norma y la interpretación que mas
favorezcan su efectiva vigencia. Todos los principios y los
derechos son inalienables, irrenunciables, indivisibles,
interdependientes y de igual jerarquía, como señala el
numeral 6. El contenido de los derechos se desarrollará de
manera progresiva a través de las normas, la jurisprudencia
y las políticas públicas, siendo inconstitucional cualquier
acción u omisión de carácter regresivo que disminuya,
menoscabe o anule injustificadamente el ejercicio de los
derechos (n. 8). El más alto deber del Estado consiste en
respetar y hacer respetar los derechos garantizados en la
Constitución, siendo además el Estado responsable por una
inadecuada administración de justicia (n. 9).
201
es el máximo órgano de control, interpretación constitucional
y de administración de justicia en esta materia.
192
En nuestra p. web en www.alfonsozambrano.com tenemos creado un link dedicado a la Corte
Constitucional de Ecuador en que se puede acceder a los principales fallos de la misma.
193
Ob. Cit. p. 23.
203
principio de su eficacia directa que se traduce en la
inmediata aplicación sin que fuese necesario que haya un
desarrollo programático por parte del legislador, porque se
trata de un derecho fundamental o constitucional. Esa es la
importancia de la Constitución como la norma de las normas
para cuya directa e inmediata aplicación basta su valor
dogmático. Pudiera darse el caso en que se requiera del
dictado de una ley, para hacer operativo el reclamo, por
ejemplo, por la vulneración de un principio constitucional.
Una primera consecuencia de que los derechos sean
directamente aplicables es que siendo anteriores o
preexistentes a la ley, no pueden ser restringidos por el
legislador hasta el extremo de desvirtuar su contenido, pues
si esto se pretendiere, las leyes que se expidan con tal
finalidad resultan ser inconstitucionales conforme el Art. 11.
n. 4 de la Const. Pol. Esto viene a ratificar el aserto de que
los derechos son anteriores a la actividad del legislador que
pretende cohonestar o limitar su efectiva y directa
aplicación.
Derechos y garantías. La Ley del más débil. Madrid, Trotta, 1999, p. 33.
199
Ramiro Avila Santamaría, es Master en Derecho por la Universidad de Columbia, y se desempeña como
Subsecretario de Desarrollo Normativo del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Fue el instructor en
un seminario sobre Neo constitucionalismo, ponderación en el derecho y test de la proporcionalidad,
dirigido al colectivo de profesores de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Catòlica, el día 31 de
julio del 2009, habiendo explicado de madera erudita La Fórmula del Peso del Prof. Robert Alexy. Avila
Sntamaría, es autor de algunas publicaciones en el àrea de su especialidad.
200
Ob. Cit. p. 3.
208
vigente Estado Constitucional invoca un derecho por
principios, lo cual tiene una gran importancia en el desarrollo
de la actividad jurisdiccional, como en el tema del presente
trabajo, en que sostenemos la inconstitucionalidad de la
prueba ilícita porque es lesiva del principio constitucional del
debido proceso y del derecho de defensa que es uno de los
pilares del derecho de tutela judicial efectiva (Art. 75 de la
Constitución).
210
principios. Vale decir que los principios tienen la
característica de su operatividad inmediata que los hace más
eficaces incluso que las reglas, porque estas requieren de un
supuesto y como consecuencia de ello de un precepto de
conducta. Por ejemplo cuando se trata de interrogar a un
ciudadano con fines de investigación, en que hay este
supuesto, del que surge el precepto de conducta, que es
proveerlo de un abogado defensor, porque ésta es un
garantía inviolable, y en ningún caso puede quedar en
indefensión.
A manera de conclusión.-
JURISPRUDENCIA ECUATORIANA
204
LUIGI FERRAJOLI, Derecho y Razón, Teoría del garantismo penal, 1995, Ed. Trota, España, Pág.
121
213
1) Derecho a la legalidad de la prueba. El ningún valor probatorio de
la confesión en tortura. Derecho a la asistencia legal letrada como
condicionante de eficacia probatoria. (G. J. n. 6 serie XVI Págs.
1538-1544)
215
recurrentes, la comisión de los delitos que se pesquisan. Que
el valor del informe policial y de las declaraciones pre
procesales de los sindicados, son meros indicios que no
constituyen pruebas fehacientes para la condena y que en la
especie que se juzga, según las pruebas actuadas, no se
deduce demostración alguna que patentice la participación
de los imputados. CUARTO.- Por la naturaleza jurídica del
recurso interpuesto, solo es permitido al Tribunal de
Casación el estudio de la sentencia impugnada para
determinar si conforme al artículo 373 del Código del
Proceder Penal, se hubiere violado la Ley, ya por contravenir
expresamente a su texto, ya por haberse hecho una falsa
aplicación de la misma; ya en fin, por haberla interpretado
erróneamente. La Sala no puede reexaminar la prueba
actuada dentro del proceso sino determinar si las
conclusiones expresadas en el fallo recurrido, se relacionan
lógica y racionalmente con los hechos relatados y aceptados
con certeza como verdaderos y si las normas legales
aplicadas en el fallo, son las que corresponden al caso
sentenciado. QUINTO.- Si el procedimiento es indispensable
para la aplicación de la ley, la prueba es el punto capital y
atendible del procedimiento. Esta verdad, reconocida como
axioma, por la ciencia, se hace más ostensible en materia
penal. La prueba, como manifestación de la verdad material
es la salvaguardia del principio constitucional de la inocencia
a cuyo proceso de investigación confluyen para confirmarla o
denegarla las reglas soberanas de la libertad de conciencia
del juez, en el marco de la ley. En el presente trámite, la
sentencia del Tribunal Penal de Napo comienza sin relatar el
hecho criminal que juzga probado, ni menciona antecedente
alguno sobre los sucesos sometidos a su conocimiento y
resolución pasando en forma directa a la simple enumeración
de las piezas procesales, conforme a las cuales, estima
justificada la existencia, material de la infracción penal, entre
las cuales menciona el Informe Policial; Informe del Comando
Conjunto de las Fuerzas Armadas; protocolos de autopsias
practicados por los médicos legistas de la Policía Nacional a
los militares y policías víctimas de los actos terroristas;
216
reconocimiento del lugar de los hechos, y otros elementos
físicos incautados a los indiciados, que en verdad sirven para
establecer la existencia de la infracción. El artículo 157 del
Código de Procedimiento Penal estatuye que: “La base del
juicio penal es la comprobación conforme a derecho, de la
existencia de alguna acción u omisión punible. Por
consiguiente para dictar sentencia condenatoria, en el
proceso debe constar tanto esta comprobación como la de
responsabilidad penal del acusado”. Respecto del primer
punto, el mismo cuerpo legal en varias disposiciones
establece las formas cómo debe comprobarse, en cada caso,
la existencia de la infracción, según la clase de estas, y por
esto el artículo transcrito emplea la frase “conforme a
derecho”. Pero desde que doctrinariamente la existencia de
la infracción no se contrae únicamente a lo que se llamó “el
cuerpo del delito” que se establecía por medio de prueba
material, con la correspondiente reforma legal se tiende
también y primordialmente al establecimiento del elemento
intelectual, y en este sentido, particularmente, según el
artículo 72 del Código de Procedimiento Penal si han
desaparecido los vestigios que debió dejar la infracción, el
Juez puede admitir para la comprobación de éstos otras
pruebas que, en su conjunto, los establezcan de manera
irrefragable y concluyente. En el presente caso, el Tribunal
Penal de Napo en el Considerando Cuarto de la sentencia
declara comprobada la existencia de la infracción con las
piezas procesales que señala, entre las que anota: “de fojas
178 hasta fojas 187 del proceso constan los protocolos de
autopsia, certificados y practicados a Militares y Policías hoy
occisos, por médicos legistas de la Policía Nacional;”
diligencias que han sido impugnadas por la defensa de los
procesados por indebidamente actuadas; pero si la ley
admite otra clase de pruebas para cuando los vestigios han
desaparecido, lógicamente es más admisible todavía para el
caso de que las evidencias han sido constatadas, aunque sin
observar las formalidades legales, y así en el presente caso
el Tribunal Penal de Napo no ha violado los artículos 69, 70
inciso primero y 82 del Código de Procedimiento Penal al
217
haber admitido esos documentos como pruebas, declarando
comprobados los vestigios de manera irrefragable, y
concluyendo en la existencia de la infracción.- SEXTO.- En
su considerando Quinto, la sentencia afirma que la
responsabilidad de los sindicados se comprueba con los
informes de la Policía Nacional de Pichincha y del Comando
Conjunto de las Fuerzas Armadas, de los que el Tribunal
Penal de Napo toma textualmente la parte pertinente de las
declaraciones pre sumariales de cada sindicado,
transcribiendo las auto inculpaciones de éstos, en forma
individual, relacionándolas con los testimonios indagatorios
que los juzga confeccionados en forma ad-hoc para
desmentir aquellas auto inculpaciones. En esta parte de la
sentencia, el Tribunal Penal de Napo omite también señalar
que el Juez de lo Penal hubiere cumplido el mandato del
artículo 62 del Código de Procedimiento Penal interviniendo
personal y directamente en la práctica de los actos
procesales de prueba, cuidando que se realicen con
observancia de las normas legales, como en las
declaraciones pre procesales y demás actuaciones que la
sentencia simplemente enumera. La sentencia no describe ni
relaciona prueba alguna como exige imperativamente la ley,
para sobre su base, declarar que los sentenciados sean
autores, cómplice y encubridor de los delitos. No basta la
sola trascripción a la sentencia de lo dicho por aquellos en la
investigación de la Fuerza Pública, ni pueden esas
declaraciones servir en forma autónoma para configurar
responsabilidad penal, si en la sentencia nada se dice de la
intervención directa y personal del Juez Penal. SÉPTIMO.-
La sentencia expedida por el Tribunal Penal de Napo es no
sólo escueta sino diminuta, porque no contiene en forma
exhaustiva todos los tópicos señalados en el artículo 333 del
Código de Procedimiento Penal y, determinadamente, los de
los numerales 4, 5 y 9 inciso segundo, pues, en tratándose
de las pruebas en que se fundamenta la responsabilidad de
los procesados prácticamente se contrae a transcribir las
declaraciones pre sumariales de los mismos, y, no consigna
los fundamentos en que se apoya el fallo para calificar las
218
circunstancias de mayor o menor peligrosidad, respecto de
cada procesado. En estas condiciones, no habiendo los
procesados interpuesto recurso de nulidad por esas causales
ante la Corte Superior del respectivo Distrito, como prevé el
Nº 9 del artículo 360 del Código de Procedimiento Penal, a
esta Sala de lo Penal corresponde analizar el valor de esas
pruebas constantes en la sentencia, de acuerdo a las leyes
reguladoras para la apreciación de las pruebas, a fin de saber
si han sido violadas éstas u otras, que en esto consiste el
recurso de casación previsto en el artículo 373 del Código de
Procedimiento Penal. Los artículos 64 y 67 del Código de
Procedimiento Penal establecen que tanto las pruebas
judiciales, como el parte policial informativo, la indagación
policial y la prueba practicada por la Policía Judicial deben ser
valorizadas por el Juez de acuerdo con las reglas de la sana
crítica. La parte esencial del asunto reside en saber si la sana
crítica puede permitir al juez considerar como prueba un solo
indicio, o como dispone el artículo 66 del Código Adjetivo
Penal varios indicios que sirvan de premisa a la presunción, y
si la presunción que deduzca es prueba suficiente para
condenar. A este respecto, las disposiciones contenidas en
las sucesivas ediciones del Código de Procedimiento Penal
Ecuatoriano, que contienen las reformas, demuestran los
cambios de orientación doctrinaria que se han venido
experimentando sobre la prueba, desde la cuantitativa hasta
la cualitativa y por último la confianza en la sana crítica del
juez, que consiste en la aplicación que éste debe hacer de las
reglas de la Teoría del Conocimiento: el criterio de verdad, de
sindéresis, el de evidencia, el de contradicción, etc. y la
experiencia para inquirir y encontrar la verdad; esta
aplicación el juez debe manifestarla concentrada en
argumentos jurídicos que tienen que ser expuestos en la
sentencia, para que se pueda considerar sana crítica;
empero, el Tribunal Penal de Napo no expresa en la
sentencia los fundamentos de su sana crítica, por el
contrario, tratando de impugnar las pruebas existentes de
violación de los derechos individuales de los procesados,
consigna la ilógica y contraproducente conclusión siguiente:
219
“Existe un informe médico legal del Mayor Byron Pinto
relacionado con el estado físico de los detenidos (el 19 de
diciembre de 1993); también se realiza otro chequeo médico
en presencia del Agente Fiscal de turno en el que se indica
que los indiciados presentan excoriaciones, equimosis y
traumatismos en sus cuerpos, los mismo que son unívocos
con el reconocimiento médico legal practicado el 4 de enero
de 1994 con la intervención de médicos del CONSEP, quienes
concluyen que las lesiones de los indiciados tienen un
historial de hace más de ocho días, por lo expuesto las
lesiones se consideran causadas anteriormente a las
investigaciones realizadas por la OIDP y anteriores al
testimonio pre procesal de los sindicados, desvirtuándose la
presión física de los deponentes”. De esta manera, la parte
transcrita de la sentencia en concordancia con los
testimonios indagatorios de los sindicados, permite inferir
que antes de rendir sus declaraciones pre sumariales
pudieron haber sido torturados, lo cual impide que sus
deposiciones contra sí mismos contenidas en éstas puedan
ser tomadas como prueba de cargo, como lo ha hecho
indebidamente el Tribunal Penal, o, por lo menos crean duda
sobre la responsabilidad de los procesados en los hechos que
se investigan, ya que no se anota ningún otro dato procesal
del cual se pueda extraer indicios o presunciones,
descubriéndose así en la sentencia la falta de certeza de los
jueces del Tribunal para su ilegal pronunciamiento
condenatorio. OCTAVO.- Apreciar la prueba, es, en opinión
de Kisch, “la actividad intelectual que lleva a cabo el juez
para medir la fuerza probatoria de un medio de prueba”. La
sana crítica es la valoración lógica y racional de lo actuado
en el proceso, descubriendo la conducta e intencionalidad de
los litigantes en relación con la ley, y con ello, el juez, desde
el fondo insobornable de su conciencia y personalidad, con
plena convicción, situarse en aptitud de decidir condenas
máximas o atenuadas o absoluciones, prescindiendo de
influjos emocionales, ora provengan de recompensas,
amenazas, presión social o distorsión comunitaria. Sólo así, y
cumpliendo el mandato imperativo de la ley, tiene solidez la
220
misión del juez y respetabilidad moral la administración de
justicia. Por ello, es indispensable que el juez se encuentre
en estado de certeza sobre los hechos que declara. Si las
pruebas no existen como prescribe la ley, o de existir no
alcanzan a producirle esa convicción o porque pesa en su
espíritu la duda, por igual, en favor o en contra, o más en
favor de una conclusión, pero sin despejar completamente
aquella duda, le está vedado al juez apoyarse en aquella
para resolver. Juzgar es identificar y advertir una identidad,
que en el presente caso, el Tribunal Penal de Napo ha
omitido, en lo referente a quienes perpetraron los hechos
criminales que el mundo repudia y que obligan a proseguir
su descubrimiento para el castigo que la sociedad impone
por la vida, el honor, la paz y el orden público. No existiendo
en la sentencia recurrida el juicio de valor como “suprema
magistratura de la razón” para identificar la verdad de lo
ocurrido, con la recta aplicación de la ley en su contexto
armónico con las garantías fundamentales que en favor de
las personas consagra la Constitución de la República, y
faltando la comprobación legal de la responsabilidad penal
de los encausados, se han violado en la sentencia los
artículos 157 e inciso tercero del artículo 326 del Código de
Procedimiento Penal. Por ello ADMINISTRANDO JUSTICIA
EN NOMBRE DE LA REPUBLICA Y POR AUTORIDAD DE
LA LEY, se declara procedente el recurso de casación
interpuesto y casándose la sentencia del Tribunal Penal de
Napo se absuelve a los procesados recurrentes, cuyo estado
y condiciones constan de autos, con la orden de su libertad
inmediata, amonestándose severamente a los Miembros del
Tribunal Penal de Napo por no haber observado los preceptos
legales en el caso examinado. Notifíquese y devuélvase el
proceso al Tribunal de origen.-
222
responsabilidad. Que sus declaraciones “no fueron libres y
voluntarias”. TERCERO.- El Ministro Fiscal General es de la
opinión que la Sala case la sentencia, “enmendando los
errores de derecho” que los puntualiza en su dictamen.
CUARTO.- Por el recurso de casación -Art. 373 del Código de
Procedimiento Penal- es impertinente examinar la prueba
actuada, sino tan solo la sentencia expedida, para constatar
si el Tribunal Penal ha violado la ley, contraviniendo su texto,
por su falsa aplicación o por su errónea interpretación.
QUINTO.- No hay en autos pruebas incriminatorias
suficientes para establecer la responsabilidad penal de los
acusados en el delito que se les imputa. Si bien se encuentra
comprobada la existencia material de la infracción así como
las circunstancias que rodearon a su consumación, la
declaración indagatoria rendida por C C L -fs. 159,
276v./278v.-; por C E C -fs. 280v./282-; por H P P -fs. 275,
276v.-; por J Q Ch -fs. 157 y v. y 292 v. 294 v.-; por F C L -
fs.156 v. y 290 v. 292 v.-; por C B M -fs. 154 y v. y 278 v.
280-; y, por H M P -fs. 158 y 285/287v.-, tiene el mismo valor
probatorio que la confesión, aunque por ley falte el requisito
de haber sido dada bajo juramento. En el caso en estudio,
prácticamente lo dicho por los condenados en la indagatoria,
sobre los hechos confesados son verosímiles, tanto por sus
circunstancias como por las condiciones personales de ellos.
Esta declaración prestada reúne las condiciones
determinadas por la ley para su plena validez como prueba.
Esta prueba, tan importante en materia penal ha sido razón
suficiente para sesudos análisis por parte de tratadistas en
derecho penal, unos dedicados por darle todo el mérito
probatorio en lo que tiene que ver con el establecimiento de
la responsabilidad más no en lo que puede favorecer al
sindicado, sacrificando así su unidad e indivisibilidad y, la
mayoría que se pronuncia por la indivisibilidad absoluta de la
misma, con lo que la Sala comparte. Nuestra legislación
establece que la confesión ha de ser apreciada en forma
indivisible, siempre que no exista prueba plena que desvirtúe
en forma completa la parte favorable al confesante. Es decir,
que si bien se deja sentado el principio de la indivisibilidad
223
como prueba plena en contra de quien rinde la declaración
se establece la salvedad de que esa divisibilidad puede
operarse, siempre y cuando justificada la responsabilidad en
el hecho en juzgamiento, como autor del mismo, en la parte
que le fuera favorable debe ser desestimada, siempre y
cuando se demuestre, con prueba plena lo contrario.
Consiguientemente, en la especie, en no existiendo esta
prueba plena que desvirtúe en forma completa la declaración
indagatoria de los condenados, la apreciación de la
indagatoria rendida por éstos es imperativa. Esta
particularidad debió ser aceptada por el Tribunal Penal de
Napo, por considerarse un medio de defensa y de prueba a
favor de los encausados y que no ha sido contradicho.- En
esta forma el Tribunal Penal al reprimir a… ha violado los
Arts. 127 del Código de Procedimiento Penal y 42, 43 y 44
del Código Penal.- Por lo expuesto, ADMINISTRANDO
JUSTICIA EN NOMBRE DE LA REPUBLICA Y POR
AUTORIDAD DE LA LEY, esta Sala de lo Penal, acepta el
recurso de casación y enmendando la violación de la ley en
la sentencia recurrida, absuelve a ….- Notifíquese.-
224
sigue contra Georgina Terán Arroyo.
225
decisión de defender su matrimonio con su esposo F B,
amenazado por las relaciones amorosas de éste con la
acusadora particular, la que a su vez sostiene que la
procesada, afectada por los celos originados en sus
relaciones exclusivamente de amistad con el cónyuge
de ésta, le amenazó causar daño a sus hijos, si
continuaba manteniendo dichas relaciones.- Por
disposición del Comisario Quinto Nacional de Policía de
Quito (fojas 3 de los autos), el 5 de octubre de 1994, la
menor supuestamente agraviada fue examinada por los
médicos legistas de la Policía Nacional, quienes, entre
otras cuestiones informan - según documentos de fojas
4 de los autos - que la reconocida N.N. es una persona
menor de edad de aproximadamente dieciséis años,
quien presenta su membrana himen anular dilatada,
que por su constitución anatómica puede permitir (sin
romperse) la penetración de un cuerpo vulnerante,
como es el miembro viril en erección.- Consta del
proceso a fojas 94 de los autos de primer nivel el
informe del examen de laboratorio a la muestra de
secreción vaginal de la supuesta agraviada tomada, en
el Departamento Médico de la Policía el día 5 de octubre
de 1994, efectuado para determinar la presencia de
espermatozoides, siendo el resultado negativo.- Dictado
por el Juez de la causa el auto de apertura del plenario,
llamando a juicio a G T A, ésta interpuso el recurso de
apelación que fue resuelto por la Quinta Sala de la Corte
Superior de Quito, confirmando el llamamiento a juicio
por presumir la responsabilidad de la procesada como
autora del delito de rapto tipificado por el artículo 529
del Código Penal, pero no del delito de violación.- El
Primer Tribunal Penal de Pichincha, en sentencia
dictada el 4 de septiembre de 1998 declara
comprobada la existencia del delito de rapto y la
responsabilidad de G T A205, a quien impone la pena -
modificada por atenuantes - de un mes de prisión
correccional.- La acusadora particular se conformó con
la sentencia, mientras que la procesada la impugnó por
205
226
vía de casación, alegando violación de la ley en la
sentencia, por no haberse comprobado conforme a
derecho la existencia del delito de rapto y
consecuentemente su responsabilidad penal y
habérsele condenado con violación del artículo 157 del
Código de Procedimiento Penal. El recurso vino a esta
Sala por el sorteo de ley, y habiendo concluido la
pertinente tramitación, para resolver se considera.
PRIMERO: La Sala tiene potestad jurisdiccional y
competencia para conocer y resolver la impugnación a
la sentencia, por lo dispuesto en la Constitución Política
de la República del Ecuador y en el Código de
Procedimiento Penal. SEGUNDO: El recurso ha sido
sustanciado conforme a las normas procesales
pertinentes sin omitir solemnidad sustancial alguna, por
lo que se declara la validez de lo actuado. TERCERO: El
Primer Tribunal de lo Penal de Pichincha expresa en su
sentencia que la existencia material del delito de rapto
"cuyos elementos constitutivos son: los fines
deshonestos, utilizando la violencia, los artificios o las
amenazas para arrebatar o hacer arrebatar a un menor
de edad de más de siete años", se ha probado con los
resultados del informe policial, el testimonio instructivo
de la agraviada, el testimonio propio de la doctora T de J
I, la diligencia de reconocimiento del lugar de los
hechos, la secuencia fotográfica de los lugares por los
que recorrieron los raptores, y el informe médico
ginecológico de los peritos que refieren excoriaciones
que pudieron haberse producido al momento del rapto.
Examinado el informe policial de fojas 9 a 12 del
cuaderno del sumario, la Sala encuentra que todas sus
conclusiones se sustentan en referencias dadas por las
partes interesadas en el juicio, según entrevistas a la
acusadora G A, a la agraviada menor de edad N.N. y a
la acusada G T A, y que por lo tanto dicho informe
carece de valor probatorio, tanto más que las
declaraciones no han sido rendidas ante un abogado
que patrocine la defensa, como ordena la Constitución
227
en el numeral 5 de su artículo 24 (norma vigente al
momento de dictarse la sentencia), para que tales
diligencias extraprocesales tengan carácter de prueba.-
El testimonio propio rendido por la odontóloga T de J I
de fojas 145, lo único que acredita es que N.N. no
concurrió a la cita que tenía ella, pero no prueba que la
no concurrencia se haya debido al rapto, pues bien
pudo no asistir a la consulta odontológica por cualquier
otra causa.- La diligencia de reconocimiento del lugar
de los hechos (fojas 31 y 32) y la secuencia de los
lugares que recorrieron los supuestos raptores (fojas 49
a 59 de los autos), demuestran solamente tratarse de
calles públicas de importante circulación de
automotores y personas, pero no acreditan en forma
alguna que se haya cometido delito.- El informe
"médico ginecológico" de fojas 4 menciona que la
menor examinada presentó cinco excoriaciones en el
dorso lumbar, la vulva congestiva, los labios menores
congestivos y la membrana himen anular dilatable, y
que ella refirió que su última menstruación se presentó
el 10 de septiembre de 1994, diagnóstico que para esta
Sala no constituye prueba de la existencia de rapto.
CUARTO: El testimonio instructivo de N.N. no podía ser
considerado por el Tribunal Penal como prueba de
cargo, pues no existiendo en el proceso pruebas válidas
sobre la existencia del delito, dicho testimonio no podía
ser considerado como evidencia en contra de la
procesada, al tenor de lo dispuesto por el artículo 124
del Código de Procedimiento Penal, ya que la
declaración del agraviado por sí solo no constituye
prueba.- En más en la declaración instructiva de fojas
119 de los autos del primer nivel, rendida por N.N. en
presencia de la curadora designada para el efecto por
su minoría de edad, afirma que "como consecuencia de
la violación quedé embarazada por la cual fui sometida
a una intervención en la Clínica de la Mujer". Al respecto
esta Sala advierte que el embarazo de la menor no
podía deberse a la supuesta violación acusada en esta
228
causa por su madre, pues según la pericia médica de
fojas 4 de los autos, la última menstruación de L D A se
presentó el 10 de septiembre de 1994, y se acusó el
supuesto rapto y violación como ocurridos el 4 de
octubre del mismo año, es decir cuando la menor no se
encontraba en período de fecundación. Si es que hubo
embarazo, éste debió haberse originado en una relación
sexual tenida por la menor en fecha posterior a la de los
hechos referidos en la acusación particular, tanto más
que en la historia clínica de foja 124, se menciona que
la paciente refirió para la intervención realizada el 2 de
enero de 1995 (aborto diferido por feto muerto), que su
última menstruación fue el 10 de octubre de 1994, de lo
que se deduce en forma incontrastable que la
concepción no pudo ser el 4 de octubre de 1994, siendo
por esto falsa la afirmación contenida en el testimonio
instructivo sobre que la menor N.N. quedó embarazada
como consecuencia de la violación, afirmación falsa que
hace perder valor a la declaración de fojas 119 por
pretender presentar como real, un hecho inexistente, lo
que da, más bien, verosimilitud a los argumentos de la
defensa. QUINTO: De autos no consta ninguna gestión
de la acusadora particular para identificar a los sujetos
que dice plagiaron y violaron a su hija, pero consta en
cambio abundante prueba testimonial presentada tanto
por la acusadora particular como por la procesada que
demuestran el antagonismo de las dos mujeres, por las
relaciones extramatrimoniales de la acusadora
particular con el cónyuge de la procesada; así como la
constatación, en el reconocimiento del lugar de los
supuestos actos punibles, de que estos se habrían
ejecutado en lugares públicos por los que transitan
vehículos y personas, siendo imposible que de haberse
producido el rapto y más aún la violación, ninguna
persona haya comparecido a dar fe de esos actos,
siendo importante destacar que ni la acusación fiscal, ni
la acusadora particular se hayan interesado en pedir
algún testimonio de los vecinos de los lugares, en
229
donde, se dice, se cometieron los supuestos delitos de
rapto y violación.- No habiéndose comprobado
conforme a derecho la existencia de la infracción, mal
podía el Tribunal Penal determinar la responsabilidad de
la procesada en el cometimiento de un delito no
probado en su existencia material, siendo por lo mismo
procedente el recurso interpuesto en la presente causa,
por lo que, en cumplimiento del mandato del artículo
382 del Código de Procedimiento Penal, esta PRIMERA
SALA DE CASACION PENAL, ADMINISTRANDO
JUSTICIA EN NOMBRE DE LA REPUBLICA Y POR
AUTORIDAD DE LA LEY, casa la sentencia impugnada
para enmendar el error de derecho que la vicia, y por no
haberse comprobado la existencia del delito de rapto
imputado a la autoría intelectual de G T A, se le
absuelve.- De conformidad con el artículo 330 del
Código Penal, por no existir pruebas suficientes que
demuestre que la madre de N.N. obró con temeridad y
malicia, se califica de no temeraria y ni maliciosa la
acusación particular.- Devuélvase el proceso al Tribunal
de origen para los fines de ley; y notifíquese.
231
Procedimiento Penal en relación con el Art. 67 ibídem,
que además la señora M G M, referida en el informe
policial, no ha comparecido a rendir testimonio propio,
que, tampoco ha rendido testimonio el acusador
particular, que el procesado en su testimonio
indagatorio niega ser el autor del delito, que en
definitiva, no está suficientemente probada la
responsabilidad del procesado, existiendo duda sobre su
autoría y participación, de acuerdo con lo preceptuado
en el inciso tercero del Art. 326 del Código Procesal
Penal, debe casarse la sentencia y absolver a dicho
señor.- TERCERO.- La Sala observa que a fs. 11, en el
parte policial elevado por el Cabo Segundo de Policía E
M, sobre el levantamiento del cadáver del occiso y
detención del imputado V A E B, según versiones de los
testigos P B G, P E Z y Lcda. M G M, V A E B había
proporcionado varios machetazos al occiso.- En su
declaración pre procesal rendida en la Jefatura de la
Policía Judicial, constante a fs. 10, el procesado V A E B
admite haber libado con el occiso y su amigo A L el 30
de agosto de 1999, a partir de las 11H00, entre las
calles Brevas y El Inca de ésta ciudad, que S, un tanto
tomado, le reclamaba un dinero que presuntamente le
debía, a lo que negó rotundamente porque nunca había
recibido ninguna suma, que se agredieron verbal y
físicamente, que él tomo un machete que tenía bajo la
mesa de planchar de su taller de sastrería, con el que
hirió a S, causándole la muerte, reconoce que dicho
objeto es de su propiedad, el mismo que consta en el
parte policial, empero ésta declaración la rinde en
presencia del Fiscal y no del Abogado Defensor, la que
no tiene ninguna eficacia probatoria de acuerdo con lo
que dispone expresamente el número quinto del Art. 24
de la Constitución Política de la República, tanto más
que en su testimonio indagatorio constante de fs. 39
niega haber utilizado el machete causándole lesiones al
occiso.- No existe otra prueba inculpatoria en contra del
procesado, pues, como analiza el señor representante
232
del Ministerio Publico, ni siquiera han declarado los
testigos citados en el parte policial, como tampoco los
investigadores.- Los Arts. 12, 71, 80 y 208 del Código de
Procedimiento Penal publicado en el R.O. No. S-360 de
13 de enero del 2000, ratifican la garantía constitucional
de recibir información o declaración del imputado, con la
presencia de su Abogado Defensor, bajo la pena de
ineficacia probatoria, caso de haberse prescindido de tal
requisito.- En general, el criterio de la Corte Suprema de
Justicia, se ha definido en el sentido de que no puede
condenarse al imputado con la sola prueba de su
autoinculpación en declaración pre procesal, sin
respaldo de otras pruebas que reafirmen sus dichos,
mucho más si es que, como en el caso que se juzga, tal
declaración se realiza sin la formalidad indispensable de
la presencia del Abogado Defensor.- Finalmente, el
incidente de reclamo de la libertad formulado por el
encausado, por haber cumplido un año de prisión
preventiva sin sentencia, no es materia del recurso de
casación, además fue resuelto y desechado por el
Tribunal Penal, por no haberse completado dicho plazo.-
Atentas éstas consideraciones acogiendo el dictamen
del Ministerio Público, ADMINISTRANDO JUSTICIA EN
NOMBRE DE LA REPÚBLICA Y POR AUTORIDAD DE
LA LEY, se casa la sentencia y se absuelve al procesado
V A E B.- Ordénase su inmediata libertad.- Notifíquese.-
“No 100-04
“No 491-03
236
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
PRIMERA SALA DE LO PENAL
237
artículo 194 del Código de Procedimiento Penal, pues la norma
constitucional preceptúa que: "Nadie podrá ingresar en él ni realizar
inspecciones o registros sin la autorización de la persona que habita o sin
orden judicial, en los casos y forma que establece la Ley". Además, la prueba
actuada en el juicio abona la modestísima personalidad y bajo nivel socio-
cultural de los encausados en mención, de cuya conducta, no reñida con la
ley, según los certificados de autos, y la de quien en el acta está identificado
como V R F R (a) el "chapa Fiallos" reconocido policialmente como
presunto "consumidor" pero con antecedentes penales constantes en autos, al
distribuir 60 sobres de droga en el Centro de Rehabilitación Social de Loja,
permite a la Sala deducir en sana critica, que no hay prueba actuada
conforme a derecho, por acción delictiva consciente y voluntaria de los
imputados S y G R, valoración que no minimiza el esfuerzo investigativo que
es incompleto durante la instrucción fiscal, pues no alcanza el nivel de
eficacia probatoria constitucional durante la etapa del juicio en su contra,
habida cuenta que, según el artículo 80 del Código de Procedimiento Penal
en armonía con los artículos 83,84,85 y 86 ibídem, pese a las evidencias
contra F R este ciudadano fue excluido del presente enjuiciamiento en
detrimento de la verdad de los hechos.- QUINTA.- Toda acción pre procesal
o procesal que vulnere garantías constitucionales carece de eficacia
probatoria, ineficacia que se extiende a todas aquellas pruebas que de
acuerdo con las circunstancias del caso, no hubiesen podido ser obtenidas sin
la violación de tales garantías, como en la presente especie, es el numeral 12
del artículo 23 de la Constitución Política del Estado, aspecto de derecho que
el fallo recurrido omite analizar en relación precisa y circunstanciada con el
hecho, la vinculación de F R y la defensa de la acusada que el juzgador, sin
esa valoración procesal, estima probado en su contra.- SEXTA.- Si la
sentencia impugnada hallase viciada por error in judicando en los términos
de los considerandos anteriores, el recurso de casación es procedente en
cualquiera efe los supuestos del artículo 349 del Código de Procedimiento
Penal, y por ello, tal error debe ser enmendado de oficio como ordena el
artículo 358 ibídem, pese a la declaratoria de deserción del recurso de C E Y
S y los argumentos del Ministerio Público en lo relativo al imputado J A G
R, para que el Tribunal Supremo de Casación haga efectiva la seguridad
jurídica, las garantías constitucionales del debido proceso y la justicia sin
dilaciones, sin que la ley secundaria o la actuación de los agentes
antinarcóticos puedan restringir tales derechos y garantías. Por lo expuesto,
ADMINISTRADO JUSTICIA EN NOMBRE DE LA REPÚBLICA Y POR
AUTORIDAD DE LA LEY, con arreglo al artículo 358 del Código de
238
Procedimiento Penal, la Sala declara improcedente el recurso interpuesto por
el Ministerio Público en lo relativo a la absolución de J A G R; y, de oficio,
casa la sentencia absolviendo a la procesada C E S Y. Sin costas ni
honorarios que regular en este nivel.- Notifíquese y cúmplase.
f.) Dr. Eduardo Brito Mieles, Magistrado. f.) Dr. Carlos Riofrío Corral,
Magistrado. Certifico, f) Secretario Relator
“No. 328-04
Juicio penal N° 300-03 seguido en contra de C A P G por el
delito puntualizado en el Art. 1 de la Ley 99-38 promulgada
en el Registro Oficial 253 de 12 de agosto de 1999.
240
cual la presunción de inocencia a la cual alude el
procedimiento judicial impugnado por el Agente Fiscal del
Ministerio Público queda destruida para establecer y
declarar comprobada conforme a derecho la
responsabilidad penal del procesado”. Solicita se declare
procedente el recurso de casación, y que igualmente se
declare que C P G es autor responsable del delito
tipificado y sancionado en los incisos tercero y cuarto del
Art. 422 del Código Penal, y se le imponga la pena de prisión
de dos años a cinco años, sin perjuicio de las
responsabilidades administrativas y civiles previstas en la
Ley Especial de Telecomunicaciones y sus reglamentos.
SEGUNDA: Procede el recurso de casación cuando en el fallo
de mérito se ha incurrido en error de derecho, el mismo que
solamente puede acaecer en alguna de las hipótesis fijadas
en el Art. 349 del Código de Procedimiento Penal. 1) Por
contravenir expresamente al texto del precepto legal. 2) Por
haberse hecho una falsa aplicación de la norma. 3) Por
haberla interpretado erróneamente. Por no tratarse de un
recurso ordinario, en casación no puede renovarse el debate
de instancia, puesto que la impugnación tiene que contraerse
al señalamiento y demostración de existencia de yerro de
juicio en la sentencia definitiva. En nuestra legislación el
juzgador de instancia goza de absoluta autonomía en
materia de valoración del caudal probatorio, sin más
obligación que la de orientarse siguiendo las reglas de la
sana crítica, conforme preceptúa el Art. 86 del Código de
Procedimiento Penal. La discrepancia entre las partes y el
juzgador en lo relativo a la apreciación de la prueba, no
puede erigirse en causa o fundamento de recurso de
casación, salvo que la parte conclusiva del fallo no guarde la
indispensable correspondencia lógica con los hechos que en
la sentencia se tienen como ciertos y probados. En la especie
que se juzga, en el considerando octavo el Tribunal Segundo
de lo Penal de Pichincha invoca con acierto los principios
constitucionales y adjetivos penales que determinan la
validez o no de los actos cumplidos durante la indagación
previa, o en las etapas de instrucción fiscal y de juicio.
241
Observa que el acopio de evidencias para conservarlas y
presentarlas en la etapa del juicio como pruebas sujetas a la
valoración de los jueces de decisión, debe hacérselas en la
forma y modo que la Constitución Política de la República y la
ley establecen, toda vez que el sistema procesal en un medio
para la realización de la justicia. Enfatiza que en el presente
caso la resolución de instrucción fiscal tiene como
antecedente la denuncia presentada por el Superintendente
de Telecomunicaciones, y que en el numeral 5 de dicha
resolución se manda a incorporar al expediente el acta de
incautación y más diligencias evacuadas; y, que en el
numeral 4 se ordena el reconocimiento de las evidencias
incautadas y que estaban en el interior de la oficina 208 del
edificio Puerta del Sol, las que habían sido enviadas para su
custodia y análisis a la Superintendencia de
Telecomunicaciones. Advierte que esta diligencia, en la que
el protagonista es el Agente Fiscal, se efectuó con
anterioridad a la denuncia y a la resolución de instrucción
fiscal, sin que haya orden previa de un Juez de derecho tanto
para el descerrajamiento de las seguridades de la puerta de
la oficina 208 del edificio Puerta de Sol, como para el
allanamiento de la misma. Destacan los juzgadores que los
hechos consumados no se encuentran contemplados en las
excepciones puntualizadas en el Art. 194 del Código de
Procedimiento Penal, y que la diligencia de recogimiento de
evidencia se ha ejecutado violando la garantía consagrada
en el Art. 23 número 12 de la Constitución Política de la
República, por lo cual esa diligencia, que fuera presentada
como prueba de cargo en el juicio, no tiene validez alguna,
por mandato del número 14 del Art. 24 de la misma
normativa suprema, y carece de eficacia probatoria al tenor
del Art. 80 del Código de Procedimiento Penal, ineficacia que
se extiende a todas aquellas pruebas que, de acuerdo con las
circunstancias del caso, no pudieron ser obtenidas sin
violación del citado precepto constitucional, como son las
versiones de los funcionarios de la Superintendencia de
Telecomunicaciones y técnicos de Andinatel S. A., que
depusieron sobre los hechos en los que ellos coparticiparon
242
con el señor agente fiscal.- Agrega esta consideración
octava, que ni en el curso de la instrucción fiscal ni en el
etapa del juicio se practicó la experticia que debía evacuarse,
entre ellas al reconocimiento técnico de los equipos y más
enseres incautados o que estaba en posesión de los mismos.-
Finalmente, del análisis de estos antecedentes, el Tribunal
Penal se forma la convicción de que no existe en autos
prueba de cargo demostrativa de la infracción acusada y
menos de la responsabilidad del acusado.- La Sala repara en
que las alegaciones del Ministerio Público no logran
desvirtuar la presunción de legalidad y acierto que ampara la
sentencia a la que se ha dirigido la impugnación, desde que
si la base probatoria de la existencia de la infracción está
dada por el allanamiento y la aprehensión de bienes no
ordenados por un Juez Penal, indudablemente que esta
prueba de cargo no tiene validez ni eficacia probatoria por
vulnerar garantías constitucionales, en atención a lo que
preceptúa el Art. 80 del Código de Procedimiento Penal
invocado por el Tribunal juzgador. En definitiva, no incurre en
infracción de la de la ley el Juez que motivadamente
absuelve porque, en su apreciación, encuentra que no se ha
comprobado, conforme a derecho, la existencia del delito
investigado, y, por esta razón la sentencia no adolece de
error de fondo. De otro lado, la Sala no encuentra que en la
conducta procesal del funcionario público denunciante se
hayan dado los presupuestos que permitan declarar que la
denuncia tiene el carácter de maliciosa y temeraria, por lo
cual en esta parte la sentencia impugnada tampoco
quebranta precepto legal alguno.- Por las anteriores
consideraciones, "ADMINISTRANDO JUSTICIA EN
NOMBRE DE LA REPUBLICA Y POR AUTORIDAD DE LA
LEY", se declara la improcedencia del recurso de casación
deducido por el Agente Fiscal de Pichincha doctor R S S, y del
interpuesto por el procesado P G, y se ordena devolver los
autos al inferior.- Notifíquese.
243
Conjuez Permanente.
f.) Dr. Honorato Jara Vicuña, Secretario Relator.
N0 267 - 97 - MV
244
se sustentó para hacerlo en la declaración de un cosindicado A W T Q, cuyas
declaraciones no pueden constituir prueba de cargo por lo dispuesto en el
artículo 108 del Código de Procedimiento Penal, así como en los partes
informativos e investigaciones policiales que le imputan responsabilidad en
base a las declaraciones preprocesales del cosindicado T Q, actuaciones que
según el recurrente carecen de valor probatorio, y finalmente en la
declaración instructiva de la acusadora particular, que por sí sola no
constituye prueba y que se limita a señalar que el culpable de la muerte de su
cónyuge fue H M porque así le dijo A W T Q. Impugna también la sentencia
por no haberse considerado el testimonio indagatorio que constituye un
medio de defensa y prueba a favor del sindicado. - TERCERO. - Del examen
de la sentencia se desprende en forma incuestionable la comprobación de la
existencia material de la infracción penal acusada por M L T Q, por la muerte
de su cónyuge S Q R a consecuencia de hemorragia y lesión de órganos
vitales por la introducción en el cuerpo del occiso de varios proyectiles de
arma de fuego, cuando aproximadamente a Las cuatro de la mañana del día
20 de junio de 1996 fue interceptado, él, su mujer y su hijo de ocho años de
edad por un grupo de tres personas encapuchadas, con el propósito de robar,
como en efecto robaron el dinero que el occiso llevaba para efectuar
transacciones en la feria de San Miguel. - Refiere la sentencia que la
acusadora particular fue atacada por A W T Q, sufriendo lesiones por el
golpe dado con un madero después de que ella logró identificar al asaltante al
despojarle del pasamontañas con que cubría su rostro, momento en el cual se
escuchó un disparo de arma de fuego e inmediatamente luego se percató de
que a poca distancia yacía el cadáver de su esposo. - En cuanto a la
responsabilidad penal del procesado H M V el Tribunal Penal de Bolívar la
determina, según el considerando octavo de la sentencia, en base de: A) Lo
afirmado por W T en su declaración preprocesal, que esta Sala de Casación
observa que fue rendida ante agentes de policía en presencia de un agente
fiscal y de su abogado defensor. La Sala encuentra que en dicha declaración
preprocesal W T entre otras afirmaciones dijo: que aproximadamente a las
tres de la mañana del día 20 de junio de 1996 fueron a su casa H M, R I y E
G pues habían planificado asaltar a los comerciantes que van a la feria de San
Miguel; que H M llegó en un caballo amarillo y R I portando una cartuchera;
que salieron con dirección a Verdepamba que al llegar a un campo de trigo
dejaron allí el caballo y caminaron largo trecho; que aproximadamente a las
cuatro de la mañana según textualmente afirma el declarante: "llegaron hasta
cerca de la casa de mi tío S Q R, el mismo que había estado saliendo de su
casa con su esposa y un niño pequeño. En ese momento H M y R I corrieron
245
a cogerle a mi tío mientras que yo cogí a la señora L T esposa de mi tío y le
pegue con una raja de leña que cogí en el mismo lugar. La señora de H M se
quedó retrasada. En esos momentos escuché que mi tío gritó pidiendo
auxilio, y acto seguido también escuche un disparo y que R I manifestó: "por
fin me saco el pique de lo que hicieron pelear a mi mujer cuando recién
estaba dada a luz". - Más adelante el declarante afirma que R I tenía
enemistad con su tío hoy fallecido "posiblemente porque hace unos seis
meses atrás más o menos, al señor A T, cuñado de mi tío, le habían robado
unas seis cabezas de ganado y por esta razón A T y mi tío habían denunciado
a la Junta Anticuatrera de Corralpamba y nos hicieron detener a N Z, R I y
mi persona ... R I había robado ese ganado y habla llevado al recinto
Rodeopamba donde la mujer, por lo que cuando habían recuperado esos
ganados también le han pegado a la mujer de I y por esto I les tenía
venganza"; B) La declaración indagatoria rendida por la acusadora particular
ante el Juez del sumario constante a fojas 78 del cuaderno del primer nivel,
en la que según aprecia esta Sala, la declarante afirma que a eso de las cuatro
de la madrugada del 20 de junio de 1996 en circunstancias en que iban con su
esposo y su hijo asomaron tres personas encapuchas, que uno le cogió y le
"votó de la zanja abajo y cuando estaba luchando para que me suelte le
alcance a sacar el pasamontañas y vi que había sido W T Q, a quien le dije: te
conozco y él me dijo: yo no mas no soy, somos cuatro la señora E G, H M y
R I ... después de eso oí un disparo vinieron mis vecinos P G y C R, de ahí
fui a ver a mi marido el mismo que ya había estado, muerto, boca abajo en
medio del camino, con un disparo de cartuchera, una vez que le vi a mi
marido pude observar los bolsillos del pantalón virado, de igual manera los
bolsillos de la chompa de donde se habían robado la suma de cuatro millones
y medio de sucres ... que era para la compra y venta de ganado en la ciudad
de San Miguel. - Luego, al responder la primera repregunta de fojas 76 de los
autos, manifiesta: "como tengo indicado W T me dijo que R I y H M van
tirando a mi tío, verá que yo no soy, yo estoy luchando con usted"; C) Las
conclusiones de las investigaciones policiales, sobre que el procesado Hugo
Mora habría participado en el cometimiento del delito investigado, por así
haberlo sostenido W T; y, D) Los testimonios propios rendidos por el
Teniente Político de Santa Fe y por Los agentes de policía que practicaron las
investigaciones que, según observa esta Sala, referencian Los hechos
remitiéndose a las declaraciones de W T. - CUARTO. - Esta Sala encuentra
que toda la prueba de cargo se reduce a las afirmaciones de W T sobre qué R
I, H M y E G planificaron con el declarante el asalto, para robar, a los
negociantes que concurre al mercado de San Miguel en la provincia de
246
Bolívar; que los cuatro fueron al sector de Verdeloma para consumar su
propósito; que R I portaba una cartuchera y que éste mantenía enemistad con
el occiso S Q; que hizo un solo disparo de cartuchera (a consecuencia del
cual se introdujeron en el cuerpo de la víctima varios proyectiles según el
protocolo de autopsia, provocándose por esta causa su muerte); y, que N I
manifestó haber saciado su venganza. - La Sala considera necesario señalar
que N I no ha sido juzgado por habérsele declarado prófugo, habiéndose
suspendido para él, la etapa plenaria del proceso. - QUINTO. - La doctrina y
la jurisprudencia coinciden en señalar que no tiene validez probatoria el
testimonio de un cosindicado, ni de las partes interesadas en el proceso, ya
que sus declaraciones - por la más elemental lógica - tienden a favorecer su
propio interés. Por ello el artículo 105 del Código de Procedimiento Penal
dispone que el testimonio propio solo puede prestar un tercero imparcial, es
decir la persona que no es parte en el proceso ni está ligada al mismo por
algún interés, y el artículo 108 ibídem manda que el Juez en ningún caso
admita el testimonio de los coacusados, ni del cónyuge del encausado, ni de
sus parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de
afinidad. - Si por falta de imparcialidad no puede ni debe admitirse el
testimonio propio de un cosindicado rendido con juramento ante el Juez de la
causa, menos aún cabe admitir como prueba de cargo para determinar la
responsabilidad de un procesado la declaración preprocesal rendida sin
juramento por otro sindicado en cuanto le inculpe del cometimiento del
delito. -En este punto cabe señalar que en la declaración instructiva rendida
ante el Juez Segundo de lo Penal de Bolívar, constante a fojas 43 vta, y 44 de
los autos del sumario, A W T Q niega en forma categórica y reiterada lo
afirmado en la declaración preprocesal, y expresa que dicha declaración la
rindió por haber sido torturado previamente por agentes de política,
identificando a uno de ellos por conocerlo de antes. - SEXTO. - En la
presente causa se ha condenado a H M V por la declaración preprocesal de
un cosindicado (W T) hecha en las oficinas de Investigación del Delito de la
provincia de Bolívar infringiendo así el Tribunal Penal, el principio
contenido en el artículo 108 del Código de Procedimiento Penal. - En cuanto
a los testimonios propios que obran del proceso, todos son referenciales a las
declaraciones del cosindicado W T, tanto como la declaración instructiva de
la acusadora particular en cuanto imputa responsabilidad a H M por las
afirmaciones escuchadas a dicho cosindicado, por lo que dichos testimonios
propios e instructivo no tienen fuerza probatoria, tanto más que según el
artículo 124 del Código de Procedimiento Penal la declaración instructiva
por si sola no constituye prueba. - Dicho en otras palabras, las pruebas en las
247
que se ha basado el Tribunal Penal para condenar al recurrente no son
pruebas conforme a derecho. - SEPTIMO. - Al condenarse al recurrente sin
comprobación conforme a derecho de su responsabilidad,
incuestíonablemente se han violado los artículos 157 y 326 del Código de
Procedimiento Penal que perceptúan que la base del juicio penal es la
comprobación, conforme a derecho, de la existencia de una acción u omisión
punible; que por consiguiente, para dictar sentencia condenatoria debe
constar en el proceso la demostración tanto de la existencia material del
delito como de la responsabilidad penal del acusado; y que si no estuviere
comprobada la existencia del delito o la responsabilidad del procesado o si
hubiere duda sobre tales hechos, debe dictarse sentencia absolutoria. - La
Sala observa que aún en el caso de que fuese admisible como prueba la
declaración preprocesal de W T, éste claramente expresa que quien portaba
una cartuchera era R I quien tenía enemistad con la víctima, que oyó un solo
disparo y que R I manifestó "por fin me saco el pique", y que anotó además
que la enemistad existente entre R I y la víctima se debería a que el occiso
había denunciado a R I por haber robado unas seis cabezas de ganado;
expresiones que - para esta Sala - apenas constituían indicios de
responsabilidad de R I en la muerte de S Q R, mas no comprobaciones de la
culpabilidad de H M, como ha considerado el Tribunal Penal de Bolívar,
apartándose de las reglas de la sana crítica, que según el artículo 64 del
Código de Procedimiento Penal deben emplearse para apreciar las pruebas
aportadas al proceso, más aún cuando el propio Tribunal Penal de Bolívar -
en el literal e) del numeral 1 del considerando cuarto de la sentencia - da
valor de prueba a la conclusión de la indagación policial según la cual: "por
la misma declaración del detenido T, se puede indicar que el prófugo R I
sería el que ha disparado con la cartuchera al hoy fallecido S Q R; y
continuación - en el literal f)..- toma como prueba de cargo la conclusión de
la indagación policial sobre que "el hoy fallecido le ha hecho detener con las
Juntas Anticuatreras a A T Q, R I y N Z, a quienes han flagelado para que
devuelvan el ganado, estimándose que esto sea una de las causas de venganza
y posible ajuste de cuentas con el hoy fallecido". - Por lo expuesto, esta
Primera Sala de Casación Penal estima procedente el recurso de casación
deducido por H M V, y con arreglo al artículo 382 del Código de
Procedimiento Penal, ADMINISTRANDO JUSTICIA EN NOMBRE DE
LA REPUBLICA Y POR AUTORIDAD DE LA LEY, casa la sentencia
impugnada para enmendar el error de derecho que la vicia por haberse
condenado al recurrente sin comprobación, conforme a derecho, de su
responsabilidad penal en la muerte de S Q R; y en consecuencia declara
248
absuelto a H S M V. - En cumplimiento de lo que manda el artículo 330 del
Código de Procedimiento Penal se declara no maliciosa ni temeraria la
acusación particular deducida en esta causa, por no existir pruebas que
acrediten lo contrario. - Devuélvase el proceso al Tribunal de origen para los
efectos de ley. Notifíquese.
Certifico:
f) Secretario Relator.
No. 131 - 99 - JO
249
VISTOS: El querellado señor M F V T interpone recursos de nulidad y
casación de la sentencia dictada por la Quinta Sala de la Corte Superior de
Justicia de Quito, que le condenó a 8 días de prisión - pena suspendida
acorde con el artículo 82 del Código Penal - , más las costas, daños y
perjuicios, en el juicio penal instaurado en su contra por injurias no
calumniosas graves al arquitecto J A C J. - Esta Sala mediante auto
ejecutoriado de 12 de mayo de 1999, dictado a las 15h30 - folios 11 del
cuaderno de este nivel - declaró ilegalmente interpuesto e indebidamente
concedido el recurso de nulidad deducido por el querellado; debiendo
resolver ahora exclusivamente - el recurso de casación, y para hacerlo
considera: PRIMERO. - Este Tribunal Supremo de Casación, al que
correspondió por sorteo la presente causa, en auto dictado el 30 de marzo del
presente año, declaró inaplicable por inconstitucionalidad de fondo el
artículo 413 del Código de Procedimiento Penal, y así aseguró su
competencia para conocer y resolver el referido recurso de casación,
reconociendo el derecho de toda persona a acceder a los órganos judiciales y
a obtener la tutela jurídica, como para el caso es el recurso de casación, u
otros medios legales de defensa de sus intereses. SEGUNDO. - La
sustanciación de recurso se ha efectuado con sujeción a las normas de
procedimiento que le son propias, sin omisión de solemnidad alguna o
violación de trámite que genera nulidad. TERCERO. - El querellado
fundamenta el recurso de casación alegando que en la sentencia dictada por
la Quinta Sala de la Corte Superior de Quito, se violó la ley, concretamente
el artículo 154 del Código de Procedimiento Penal; y en relación con éste, el
artículo 24 de la Constitución Política de la República - que consagra las
reglas del debido proceso - una de las cuales, la del numeral 14, preceptúa
que "las pruebas obtenidas o actuadas con violación a la Constitución o la
ley, no tendrán validez alguna". - Alega también que no se ha comprobado
conforme a derecho la existencia de la infracción m su responsabilidad en el
cometimiento del delito tipificado en los numerales 1, 2, 3, e inciso final del
artículo 490 del Código Penal, ni que su conducta corresponda a lo dispuesto
en los artículos 489 y 497 ibídem, por "ausencia del elemento subjetivo
animus injuriandi", destacando que "sobre el sentido literal de las palabras
debe prevalecer la intención con las que se pronuncian". En el presente caso,
dice el recurrente, "no hubo intencionalidad, ni dirección específica de las
supuestas expresiones, catalogadas mal intencionalmente como injuriosas. -
El ánimo de injuriar de parte del agente, no solo puede deducirse del sentido
gramatical de las frases supuestamente pronunciadas, sino también han de
tomarse en cuenta los antecedentes del caso, el motivo, la ocasión en que el
250
hecho se realice, la calidad y cultura de los ofensores y ofendidos .
CUARTO. - Consta en la sentencia impugnada que el día jueves 20 de
noviembre de 1997, de 08h30, a 09h30, radio Cumbres, bajo la dirección del
licenciado J C, transmitió desde sus oficinas ubicadas en la casa N0 698 de la
calle Pontevedra de esta ciudad de Quito, una entrevista al señor M F V T,
Alcalde de Rumiñahui, y que en tal entrevista el querellado injurió al
querellante, como consta de la transcripción de la grabación magnetofónica
de la transmisión radial. - El recurrente, alega violación del artículo 154 del
Código de Procedimiento Penal que textualmente dispone: "Si se tratare de
películas, grabaciones, discos u otros documentos semejantes, el Juez
ordenará el reconocimiento de los mismos. Para este efecto, con intervención
de dos peritos, en audiencia privada y con asistencia de las partes procesales
que jurarán guardar sigilo lo que vean y oigan, procederá a la exhibición de
la película o a escuchar el disco o la grabación. - Si los predichos
documentos tuvieren alguna relación con el objeto o sujetos del proceso, el
Juez ordenará redactar la diligencia haciendo constar en ella la parte
pertinente al proceso. Si no la tuvieren, se limitará a dejar constancia en el
acta, de la celebración de la audiencia y ordenará la devolución de los
documentos al interesado". - Esta Sala encuentra que efectivamente se
infringió el referido artículo 154 del Código Procesal Penal que regla la
actuación de la prueba documental consistente en películas, grabaciones,
discos u otros documentos semejantes, pues el Presidente de la Corte
Superior de Justicia de Quito no ordenó el reconocimiento de la grabación
presentada por el querellante, con intervención de dos peritos en audiencia
privada y con asistencia de las partes procesales, y que no se ordenó redactar
la diligencia haciendo constar en ella la parte de la grabación pertinente al
proceso. Según la Constitución Política de la República las pruebas obtenidas
o actuadas con violación de la Constitución o la ley no tienen valor alguno,
precepto que constituye una de las garantías para asegurar el debido proceso
según el numeral 14 del Art. 24 de la Carta Política, la cual además
establecer en su artículo 194, como garantía o tutela efectiva de defensa en
juicio, "que en la sustanciación de los procesos deberá asegurarse la
presentación y contradicción de las pruebas, de acuerdo con los principios
dispositivo de concentración e inmediación". - El artículo 154 del Código de
Procedimiento Penal exige, para la transcripción de grabaciones
magnetofónicas, que éstas se hagan en audiencia privada y con asistencia de
las partes procesales, precisamente para posibilitar que una parte contradiga
lo afirmado por la otra parte, aspectos de inmediación y concentración
ligados al derecho de esa defensa. Si en la presente causa se dio valor
251
probatorio a una diligencia actuada con violación de la ley, y en base a ella se
dictó la sentencia, es incuestionable que se cometió un error de derecho, pues
se tomó como prueba de transcripción, de ineficacia probatoria, y en base a
esta transcripción hecha al margen de la ley se condenó al querellado por las
expresiones supuestamente dichas en contra del querellante, en cuyo
reconocimiento se omitió el procedimiento imperativo e insoslayable del
artículo 154 del Código de Procedimiento Penal, sin posibilitar que el
recurrente comparezca a la diligencia de transcripción pues no fue notificado
con el nombramiento de peritos hecho por el Juez Tercero de lo Penal de
Pichincha, por delegación del señor Presidente de la Corte Superior de
Justicia de Quito, según providencia de 30 de diciembre de 1997 que obra a
fojas 2 del proceso, en razón de que la transcripción de la grabación
magnetofónica tantas veces referida se efectuó en una diligencia previa,
según normas legales no aplicables al caso, ya por no tratarse de una
infracción cuyos vestigios puedan borrarse o desaparecer por la acción del
tiempo, único caso en que, según lo dispuesto por el Art. 71 del Código de
Procedimiento Penal, puede reconocerse los vestigios sin que preceda
citación al procesado, ni auto cabeza de proceso, ya porque la querella no se
propuso al dueño o representante legal de un medio de comunicación social,
como para que se aplique el procedimiento especial señalado en el Art. 415 y
siguientes de dicho código. Además para un reconocimiento de especial
trascendencia ligado con medios de comunicación social que difunden
opiniones y comentarios, no se puede prescindir de la aplicación de la
garantía constitucional que, junto a la honra y buena reputación, protege el
nombre, la imagen y la voz de la persona (numeral 8 del artículo 23 de la
Constitución). Por ello, en el procedimiento legal omitido para el
reconocimiento de las expresiones, constantes en la grabación
magnetofónica, se impidió que las partes procesales, al reconocer sus voces,
pudieran también ejercer aquel derecho. QUINTO. - En cuanto a la alegada
violación del artículo 427 del Código de Procedimiento Penal, esta Sala
considera que esa disposición y las de los artículos 415 a 426 ibídem, solo
son aplicables cuando se comete un delito por los medios de comunicación,
esto es cuando se dicta el auto cabeza de proceso - en los delitos pesquisables
de oficio - , o se propone la acusación particular - en los delitos de acción
privada - , en contra del dueño o del representante legal de un medio de
comunicación social, lo que no ocurre en la presente causa, pues la querella
se ha dirigido en contra del señor M V T por sus expresiones en una radio
difusora, pero no contra la radio emisora como medio comunicación social.
SEXTO. - Consta de la sentencia impugnada que el querellado ha expresado
252
en una entrevista en radio Cumbres lo siguiente: "Lo que contiene la solicitud
al señor Contralor del Estado y el escrito ratificatorio de ésta, han sido
realizadas por un grupo de miserables". "Ahora tengo el honor de ser el
Alcalde del cantón Rumiñahui y parece que esto les duele a mucha gente y
en este caso a este grupo de miserables". "Si yo tengo satisfacción es la de
tener en calidad de directores y en calidad de jefes departamentales, a gente
honesta, a gente honrada, a gente dedicada a su trabajo, que no permite que
se cometa irregularidades, y esto es lo que disgusta a los concejales Z, R, C -
alterno - y C, porque no les permite hacer lo que ellos quisieron hacer desde
el principio". "Esto no es más que pura infamia, Jorge. Cómo puede esta
gente llena de odio y llena de deseo de hacer daño a la Municipalidad juzgar
una cosa que ni siquiera ha llegado a su final". "Lo dicho por ellos al señor
Contralor es "propio de gente maligna, de esa gente que tiene alteraciones de
tipo nervioso". Z, C - el Concejal alterno C - y los otros. "Lo único que han
hecho es buscar beneficios de carácter personal que obviamente yo les he
cortado, yo no he permitido que se siga haciendo lo que en un tiempo se hizo
en la Municipalidad. Esto es lo que disgusta, eso es lo que les molesta". "Lo
que pasa que desde un principio mismo entraron estos señores concejales con
unas ínfulas totalmente desmedidas y sin haberles dado ningún motivo"
SEPTIMO. - La Sala de Casación estima que las expresiones genéricas e
impersonalizadas, transcritas como base de la querella y consideradas
injuriosas, pero omitiendo en la diligencia de su transcripción, el
procedimiento del artículo 154 del Código de Procedimiento Penal, generó
indefensión procesal del querellado y además, impidió que tal diligencia,
acreditara con rigor legal y eficacia probatoria la existencia material de
aquellas expresiones dirigidas en forma directa, concreta y personalizada
contra la honra del ciudadano o personas específicas identificadas con sus
nombres y apellidos completos, que ante la opinión pública y la sociedad en
general mermaren su integridad moral. En este contexto, no existiendo esta
especificidad concreta, se diluye y pierde sustento lo que pudo ser injuria
personal con agravio al más valioso derecho del ciudadano que es su honra y
buena fama. La regla L3, Parágrafo 1, del título De Injuris, del Digesto, dice:
"injuria ex affectu facientis consistit. - La injuria consiste en la intención del
que la hace". - "No es cierto que el ánimo de injuriar resulte de las palabras".
Sostener esto, dice Francesco Carrara, "significa afirmar que solo el carácter
injurioso de las palabras basta para constituir el delito y negar la doctrina
universal que enseña que la esencia de la injuria se debe buscar no en la
forma externa de los vocablos sino en la intención de quien los
profiere...Decir que existe ánimo de injuriar porque se profirió una palabra
253
injuriosa es conculcar una regla elemental que no admite discusión",
(Francesco Carrara, Programa de Derecho Criminal, parte especial, Volumen
III. No. 5, Editorial TEMIS, Bogotá, página 52). . Bajo este enfoque
doctrinal, y visto que las expresiones de defensa fueron impersonalizadas, no
existe el agravio para el querellante, OCTAVO. - Para determinar la
existencia del animus injuriandi el juzgador debe analizar las circunstancias
que rodean el acto supuestamente punible, pues según lo dispuesto por el
artículo 32 del Código Penal: "Nadie puede ser reprimido por un acto
previsto por la ley como infracción, si no lo hubiere cometido con voluntad y
conciencia". Repútanse como actos conscientes y voluntarios, dice el artículo
33 ibídem, todas las infracciones mientras no se, pruebe lo contrario, excepto
cuando de las circunstancias que precedieron o acompañaron al acto, pueda
deducirse que no hubo intención dañada al cometerlo. - Esta Sala de
Casación estima, por lo que a continuación se analiza, que precisamente de
las circunstancias que precedieron y de las que acompañaron a la entrevista
en la que se profirieron las expresiones se deduce que el querellado M V T
no tuvo intención dolosa y deliberada de injuriar. En efecto, de los autos
consta (acusación particular, formalización de la acusación, declaraciones
testimoniales que varios concejales de la Municipalidad de Rumiñahui
concurrieron ante el Contralor General del Estado con una petición para que
se examinen determinadas actuaciones de esa Municipalidad por supuestas
irregularidades en la gestión de las autoridades cantonales y que el jueves 20
de noviembre de 1997, el periodista, licenciado J C entrevistó en "Radio
Cumbres" al señor M V T, Alcalde del cantón Rumiñahui, en relación con
tales denuncias; que la entrevista duró aproximadamente una hora, habiendo
manifestado el Alcalde, en varias partes de esa entrevista, las expresiones
recogidas por el querellante en su acusación particular, que se transcriben en
el considerando sexto del presente fallo. Esta Sala considera que tales
expresiones no dan lugar a penalización por injuria, pese a que las palabras
empleadas sean etimológicamente ofensivas, por ser evidente la intensión del
querellado de defender su honor y la gestión municipal a su cargo.
NOVENO. - Bajo el presupuesto de que cada proceso penal por injurias tiene
su propia autonomía, según los hechos, circunstancias, el tipo de la presunta
infracción y acervo probatorio, esta Sala considera que por lo general el
ánimo de defensa contradice directamente y excluye el animus injuriandi,
destruyendo así la esencia del delito, cuando no se rebasa los límites de la ley
ni los de la ética por parte de quien se defiende. - El maestro Carrara expresa
que el animus defendendi (intensión de defenderse) como excluyente del
ánimo de injuriar, se funda en los principios de la legítima defensa y en el
254
aforismo "culpa caret qui non eo animo quied facit ut alteri nocead, sed ne
sibi noceat (carece de culpa quien hace algo con el ánimo, no de perjudicar a
otro, sino de no perjudicarse, Francesco Carrera, obra citada, Pág. 95). Al
ánimo de defenderse se le atribuye el carácter inofensivo de la intención de
quien reproche a otro sus malas cualidades; y citando a Hertius (Decisiones,
Volumen 2, número 418). Manifiesta que la doctrina enseña que no se debe
presumir el animus injuriandi en quien obra para conservar un derecho
propio; y como ejemplo sostiene que tachar de mentiroso a un individuo
constituiría injuria grave, pero que tal injuria deja de ser imputable cuando se
profiere como réplica a una expresión injuriosa contra uno, agrega esta Sala,
obviamente, sin rebasar el marco de la Ley, para respetar la honra ajena." -
En la especificidad y fines del artículo 500 del Código Penal, no dan lugar a
la acción de injuria los discursos pronunciados ante los jueces o tribunales,
cuando las imputaciones se hubieren hecho en fuerza de la defensa de la
causa. - La exoneración de la acción de injuria por los discursos del defensor
legal "no es un privilegio de la toga sino una exteriorización del sagrado
derecho de defensa, y si éste exige que se conceda libertad de expresar lo que
sea necesario para defender a un ciudadano, con mayor razón exige que se
conceda esa libertad al propio ciudadano cuando se defienda por si
mismo"(Francesco Carrara, obra citada, Pág. 99). En este contexto el
querellado M V T, según constancia de autos se defendió en radio Cumbres
de las imputaciones hechas en ese 'medio de comunicación social, cuando el
periodista entrevistador retransmitió las afirmaciones de un grupo de
personas, entre ellas el querellante, sobre irregularidades en su gestión como
Alcalde del cantón Rumiñahui; aspecto sobre el cual la Sala advierte que
concurrir a la autoridad pública con una denuncia o una acusación no
constituye injuria, pero difundir públicamente una denuncia antes de que la
autoridad confirme la existencia de irregularidades, constituye ofensa e
incluso atentado a la presunción de inocencia. - Esta Sala ha sostenido que ....
. por ejercer el derecho de acusar o denunciar el cometimiento de un acto
punible no queda autorizado el denunciante o acusador para hacer conocer en
forma privada, ni para divulgar en forma pública, su denuncia o acusación;
pues, ello implicaría deshonrar al supuesto autor sin que esté comprobada y
declarada su responsabilidad penal ; y qué "obrar de este modo significa
desacreditar, menospreciar, perjudicar considerablemente la fama, el buen
nombre, o los intereses del acusado. Igual ocurre cuando el denunciante o
acusador particular desnaturaliza la esencia del artículo 500 del Código Penal
y rebasa el nivel ético del ejercicio profesional del abogado ejerciendo
defensa de la causa que patrocine o promueve (Juicio Penal No. 243 - 98 -
255
MA, Falconí Vs. Gallardo, Gaceta Judicial, Serie XVI, No. 14, Año XCIX,
enero - abril 1999, página 4042). Tenía por lo mismo el querellado derecho
para en el mismo medio de comunicación, y más aún en el mismo momento
en que el periodista hizo pública la denuncia. desvirtuar los hechos
denunciados ante la ciudadanía que le escuchaba, ejerciendo su libertad y
defensa para rebatir imputaciones no comprobadas ni declaradas como delito
por autoridad competente, con afectación de su inocencia; actuación en la
que el querellado no llegó al medio de comunicación social con el deliberado
propósito y voluntad de ofender, sino para refutar la versión que estimó
distorsionante y lesiva a su dignidad; animus defendendi que no le hace
penalmente responsable; al obrar protegiendo el propio honor. DECIMO. -
Las expresiones del querellado fueron genéricas, referidas a todos quienes
formularon las denuncias en su contra, sin mencionar ni individualizar
personalizadamente al querellante arquitecto J C J, cuyo honor no se
mancilla; debiendo la Sala precisar que por el elemento material del presunto
delito, esto es por la etimología de los vocablos empleados en tales
expresiones se trataría de injuria colectiva, que según Carrara (Francesco
Carrara, obra citada, página 209). Es la proferida contra un grupo de
personas, no siendo en este caso ultrajado el individuo sino en cuanto forma
parte del grupo. "El delito en este caso es un solo delito y por consiguiente no
puede dar origen sino a una sola acción. Por eso no puede admitirse que
todos los miembros del grupo instauren cada uno una querella y que el
injuriante deba soportar varios procesos y varias condenas". - No cabe por
tanto, cuando hubiere injuria colectiva, que uno solo de los presuntamente
injuriados intente la acción, como ocurre en el presente caso, pues además,
no puede atribuirse el querellante por sí y ante sí, ni la representación, ni el
derecho de acusar por los demás en agravio personal. - Por las
consideraciones expuestas, se estima procedente el recurso de casación
interpuesto por el querellado, al existir violación de la ley en la sentencia que
concede eficacia para efectos punitivos a un instrumento carente de valor
probatorio, y afirma - con sustento en esa prueba ineficaz - que se ha
comprobado la existencia del delito y el ánimo de injuriar por quien al
refutar, una denuncia por la radio a nadie en particular ofende, sin que, por
tanto el señor arquitecto J A C J haya recibido agravio injuriante. Así, sin
prueba que acredite la responsabilidad penal del querellado, por ser evidente
que las expresiones por las que ha sido erróneamente condenado las dijo
defenderse, esta Primera Sala de Casación Penal, de conformidad con lo
impuesto en el vigente artículo 358 del Código de Procedimiento Penal,
publicado en el Suplemento del Registro Oficial número 360 del 13 de enero
256
del año en curso, ADMINISTRANDO JUSTICIA EN NOMBRE DE LA
REPUBLICA Y POR AUTORIDAD DE LA LEY, casa la sentencia
impugnada, y declara absuelto al querellado M F V T. - La Sala estima que la
acusación particular se la dedujo equivocadamente pero de buena fe, y carece
por ello de malicia o temeridad. - Devuélvase, el proceso al inferior para que
se archive la causa. - Notifíquese.
257
JURISPRUDENCIA ARGENTINA
Y VISTOS Y CONSIDERANDO:
262
exigencias no precisadas (según los dichos de la Dra. Riva
Aramayo), y la segunda, que suscribió su declaración
indagatoria del 5 de julio de 1996 una vez que constató que
se había efectivizado el pago.”
266
nuestra ley procesal, en su artículo 206, dispone el principio
de libertad probatoria, lo que significa que además de los
medios previstos en el código de forma, el juez se encuentra
habilitado para buscar otras alternativas, siempre y cuando,
parece obvio decirlo, no se vulneren garantías
constitucionales.”
267
procesado Telleldín a personal policial con motivo de los
procedimientos cuya investigación corresponde realizar en la
presente causa", y el del 31 de octubre de ese año, en el que
ordenó instruir sumario conforme requerimiento fiscal.”
272
"La exclusión de las pruebas relacionadas con los hechos de
extorsión cometidos en perjuicio de Carlos Alberto Telleldín
bajo el argumento de la falta de imparcialidad y el
consecuente rechazo a la hipótesis de la fuente
independiente, importa una decisión que no se ajusta a las
constancias de la causa y debe descalificarse como acto
jurisdiccional válido." (Del voto de la mayoría)
273
como tal no hizo más que trasladar el problema." (Del voto
de la mayoría)
274
"No se cuestionan aquí las irregularidades en las que habría
incurrido el magistrado a partir del 31 de octubre de 1995 -
las que en gran medida no fueron materia de agravio-, mas
la presunción reseñada no fue desvirtuada respecto de las
actuaciones anteriores por lo que resultaría inexplicable la
extensión de los efectos de la nulidad." (Del voto de la
mayoría)
275
"El pensamiento que cabe extraerse del pronunciamiento del
a quo es que si se llega a la conclusión de que se ha violado
una garantía constitucional ya no hay lugar a investigaciones
no viciadas ni al concepto de vía independiente, lo que
resulta una derivación inadmisible y, a la vez, contraria a la
doctrina que la propia sentencia propugna sobre la materia."
(Del voto de la mayoría)
Se citó:
Rta: 12/10/2005
279
Se citó: (*) Corte Americana de Derechos Humanos, "Nix vs.
Williams; Karl Henz Gossel, La prueba ilícita en el proceso
penal, Revista de Derecho Penal, Garantías Constitucionales
y nulidades procesales, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2001,
2001-I, p. 27 y ss.-
282
y sin fijar los alcances a futuro de la misma, asemejándose
más a una decisión declarativa de admisión o rechazo de
prueba en los términos del artículo 356 del C.P.P.N." (Del
voto en mayoría del Dr. Tragant)
RA 565/92
284
BOE 89, de 14 de abril
I. Antecedentes
293
trasladarse desde su domicilio al de los recurrentes al objeto
de recoger «algo», y para que la policía llegase a la
conclusión de que se trataba de droga. Así se reconoce,
como señala acertadamente el Ministerio Fiscal en sus
alegaciones, en el fundamento jurídico 6. de la Sentencia
dictada en sede de casación, en el que textualmente se dice
que, a raíz de la conversación mantenida el día 8 de
noviembre de 1987, a las trece quince horas, entre la
recurrente Esther Jiménez y la hija de la coprocesada
M.L.P.B., se montó el correspondiente servicio de vigilancia
mediante el cual pudo observarse cómo la citada menor salía
de su domicilio y llegaba al de los recurrentes,
abandonándolo pocos minutos después de regreso a su casa,
momento en el que fue detenida cuando llevaba en su
bolsillo un envoltorio de plástico con una sustancia que pesó
256 grs. y que, posteriormente analizada, resultó ser heroína
de una pureza del 27,8 por ciento. Relato fáctico del que
seguidamente extrae la Sala Segunda la conclusión de que
«deducir de tal conjunto de hechos la realidad de que Joaquín
y María Esther eran los propietarios de la droga que Marina
llevaba encima cuando la policía la detuvo, así como que les
había sido entregada esa misma mañana por personas y
procedimientos desconocidos, pero por orden y al servicio de
Emilio, que fue el vendedor de la misma... es algo conforme
a las reglas de la lógica y responde, por tanto, al mecanismo
propio de la prueba de indicios o presunciones».
FALLO
Ha decidido
295
Sentencia de la Corte Suprema de Justicia de
Colombia, Sala de Casación Penal.
PRUEBA ILEGAL
SE AFECTA LA VALIDEZ DE LA PRUEBA PERO NO LA
DEL PROCESO
296
raciocinios, falsos juicios de legalidad, o falsos juicios de
convicción, el ataque debe ser orientado por la vía de la
causal primera, cuerpo segundo, en razón a la naturaleza del
yerro (de juicio o in iudicando), y lo dispuesto en el numeral
1º, inciso segundo, del artículo 220 del Código de
Procedimiento Penal.
297
eficacia de la actuación procesal posterior, salvo que se trate
de la propia indagatoria, pues si él en su conceptuación
como medio de prueba es excluido, necesariamente se
afectará la validez de la actuación subsiguiente, por tratarse
de un presupuesto esencial de la estructura básica de la
instrucción y el juzgamiento, sin el cual no resulta posible
concebir actos procesales como la resolución de la situación
jurídica, el cierre de la investigación, la calificación del
sumario, el juicio, y la propia sentencia.
298
valorarlas como elementos de juicio, se estaría, de todas
formas, en presencia de un error in iudicando, de apreciación
probatoria, cuya alegación sólo resulta posible dentro del
ámbito de la causal primera, no en el marco de la tercera,
puesto que, como se deja visto, la ineficacia de una
determinada, prueba no afecta la estructura básica del
proceso. Y no es cierto, como podrá verse más adelante, que
la indagatoria, en el presente caso, haya tenido realización
con fundamento exclusivamente en la información obtenida
en la diligencia de allanamiento.
Además, la Corte ha sido reiterativa en sostener que no por
la circunstancia de ser una prueba ilegal, la fiscalía queda
inhabilitada para indagar sobre los hechos delictivos
innegables e incontrovertibles que son descubiertos en su
desarrollo, ni por consiguiente, para adelantar gestiones
orientadas a establecer por otros medios de prueba la
responsabilidad de las personas involucradas en el hecho, o
escucharlos en indagatoria, puesto que el Estado no puede
renunciar al ejercicio de la acción punitiva que por mandato
constitucional le corresponde cumplir, acorde con lo
establecido en el artículo 250 de la Carta, y porque hacerlo,
equivaldría a erigir una informalidad legal, en causal de
impunidad (Cfr. Casación, nov. 13/90, citada por el
delegado).
299
fáctico y jurídico por las cuales considera que la diligencia de
allanamiento y registro ordenada y practicada por el juez de
rentas, es ilegal. Más aún, preciso es reconocer que la
diligencia en mención no podía ser tenida en cuenta por el
juez al dictar sentencia, no precisamente por las razones
expuestas por el casacionista, sino porque la misma había
sido ya declarada ilegal por la Fiscalía en la fase instructiva,
y esto impedía al juez poder considerarla.
En efecto. Examinado el proceso se constata que la defensa,
desde el inicio de la investigación, cuestionó la legalidad de
la referida prueba, con fundamento en los mismos motivos
que ahora son aducidos en esta sede, y que la fiscalía
delegada ante el tribunal, al conocer del recurso de apelación
interpuesto contra la resolución mediante la cual se definió la
situación jurídica del procesado (fls. 78-87/1), y luego al
resolver el recurso de apelación interpuesto contra la
resolución de acusación (fls. 351-359/1), reconoció su
ilegalidad.
300
la decisión impugnada, carecían de la consistencia probatoria
necesaria para mantenerla, aspecto que el casacionista
omite considerar. Apoyado en la tesis de los efectos reflejos
de la prueba ilegalmente obtenida, se limita a afirmar, de
manera general, que sin allanamiento no había sobrevenido
captura, y sin captura no habría existido indagatoria, ni
manifestaciones posteriores, ni prueba de cargo, sin precisar
cuáles de dichos elementos de juicio, en concreto, debieron
ser excluidos por ser ilegales, ni por qué razón no habría sido
posible llegar a ellos sin la información conseguida en la
diligencia de allanamiento y registro.
301
de Casación Penal, oído el concepto de la procuradora
primera delegada, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley.
RESUELVE:
NO CASAR la sentencia impugnada»”
302