EL OSO POLAR

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El oso polar u oso blanco (Ursus maritimus) es

una especie de mamífero carnívoro de la familia de los osos (Ursidae).2 Es junto


con su pariente, el oso Kodiak (Ursus arctos middendorffi), uno de
los carnívoros terrestres más grandes de la Tierra.3 Vive en el medio polar y zonas
heladas del hemisferio norte. Es el único superdepredador del Ártico.

La Primera Sesión Científica sobre el Oso Polar de 1965 reportó una población de
osos polares de entre 5000 y 19 000.4 La Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza estimó la cantidad de osos polares entre 22 000 y
27 000 en 1997 y reportaba entre 22 000 y 31 000 en 2021.5

Nombre y etimología

Oso polar (parque nacional de


Wapusk, Manitoba, Canadá)
Constantine John Phipps fue el naturalista que describió en 1774 al oso polar
como una especie distinta con el nombre científico de Ursus maritimus,
del latín «oso marítimo», debido al hábitat nativo de este animal. Los inuit se
refieren a este animal como nanook transliterado como nanuq en iñupiaq.

Descripción

Oso polar saltando en la banquisa o hielo


oceánico, al norte de las islas Svalbard, en Noruega
El oso polar presenta un perfil más alargado que el de otros osos y las patas más
desarrolladas, tanto para caminar como para nadar largas distancias. Las orejas y
la cola son muy reducidas, para mantener mejor el calor corporal, al igual que en
muchos otros mamíferos árticos. En esto también colaboran una gruesa capa de
grasa subcutánea y un denso pelaje, que en realidad no es blanco, sino
translúcido, formado por miles de pelos huecos (que al estar llenos de aire, son un
buen aislante térmico). Bajo el pelaje se encuentra la piel, que es negra para
absorber mejor la radiación solar y aumentar así el calor corporal. La luz ordinaria
se refleja sobre el pelaje, generando normalmente la falsa sensación de blancura.
No obstante, en determinados momentos y lugares puede verse amarillenta o
incluso parda clara. La pérdida del calor corporal se encuentra muy reducida, tanto
por el pelaje y el color de la dermis como por el espeso panículo adiposo que se
encuentra bajo la piel y que solo se adelgaza en la cabeza, especialmente en la
nariz. Durante el verano estos osos adelgazan y al poseer unos músculos muy
densamente vascularizados pueden irradiar el exceso de calor. Los osos polares
del zoológico de Singapur se volvieron verdes en 2004 al crecer grandes
cantidades de algas sobre ellos, algo que nunca hubiese sucedido en una zona
más fría.6 Episodios similares, pero de menor importancia, se dieron también
en San Diego (1979) y Chicago (2004).

Los machos adultos alcanzan normalmente pesos de entre 350 y 700 kg, aunque
se conocen ejemplares excepcionalmente grandes que alcanzaron o incluso
superaron los 1000 kg.[cita requerida] Las hembras suelen pesar alrededor de la mitad,
entre 150 y 300 kg; sin embargo, en el tiempo en el que acumulan grasa antes de
dar a luz, pueden pesar entre 350 y 500 kg. Los machos pueden medir entre 2,10
hasta 2,60 m de largo, mientras que las hembras rondan desde el 1,80 hasta los 2
metros.[cita requerida]

Modelo de huella de oso polar que se ubica en


el Zoológico de Chapultepec, de la Ciudad de México.
El oso polar se desplaza caminando a una velocidad baja, a una media de unos
4,5 km/h, pero en recorridos cortos se desplaza mediante rápidos saltos, multiplica
por diez esta velocidad y puede alcanzar los 46 km/h. Esta gran velocidad es la
que usa para atrapar a las focas tumbadas en el hielo. Cuando el oso polar corre,
mueve simultáneamente las dos patas del mismo lado del cuerpo.7
Esta especie es la más carnívora de todos los osos, aunque ingieren una parte
ínfima de vegetales durante el verano ártico en la tundra. Nadan con facilidad (a
veces cientos de kilómetros), pero capturan a sus presas en tierra o sobre el hielo,
siendo los depredadores dominantes de su hábitat. Las focas y otros mamíferos
marinos, como la beluga, son capturadas cuando abren agujeros en el hielo para
respirar. En verano rastrean el aire con su poderoso olfato, a la búsqueda de crías
de foca resguardadas en cámaras bajo el hielo; más raramente se acercan a las
colonias reproductivas de morsas, donde capturan ejemplares jóvenes o a las
zonas de anidación de aves marinas, como los araos, para alimentarse de huevos
y pollos. No hibernan y durante estos meses fríos suelen ser seguidos por
decenas de zorros árticos que devoran las carroñas que dejan a su paso, pero
nunca los atacan. Los hábitos de estos animales son casi siempre solitarios y son
frecuentes las peleas entre machos para aparearse con las hembras y las peleas
entre individuos de cualquier sexo para apoderarse de la comida. Por lo general
las peleas se resuelven por horripilación; es decir: cuando un ejemplar disuade o
intimida a otro haciendo notar su potencial fortaleza evidenciando su corpulencia.
Tampoco parecen tener problemas con los lobos, siendo su único enemigo
pluricelular importante los humanos.

Algunos ejemplares se acercan a áreas habitadas, donde roban pescado puesto a


secar o rebuscan en la basura.

Reproducción

Crías de oso polar


El período de apareamiento (único momento en que los osos de ambos sexos se
reúnen y tratan de forma amistosa) es entre abril y mayo, pero los óvulos no se
fertilizan y comienzan a desarrollar hasta septiembre aproximadamente, en lo que
se conoce como implantación diferida. Durante este tiempo, la hembra trata de
almacenar la mayor cantidad de grasa posible.

Solo las hembras preñadas buscan refugio durante el invierno (aunque


no hibernan), dando a luz una o dos crías durante el invierno en un refugio
excavado en la nieve. El resto de los individuos siguen siendo activos a pesar de
la oscuridad y frío extremo que reinan en el ambiente y vagabundean a la
búsqueda de comida sobre la plataforma helada. Las madres no comen nada
durante este periodo, sino que viven de la grasa que han acumulado en su cuerpo
durante el invierno, mientras que los cachorros se alimentan de la leche materna.
Esto ocasiona en las madres una fuerte pérdida de peso, que deben recuperar
durante el verano.
Las crías nacen en octubre, tras una gestación sorprendentemente corta. Al nacer
pesan unos 700 g, no tienen ningún diente, son ciegas y totalmente desvalidas. En
el curso de cinco meses crecen rápidamente, de tal manera que al inicio del
verano pueden seguir perfectamente a la madre. Pasan otros cinco meses junto a
ella, aprendiendo a localizar comida y a resguardarse de los machos adultos, que
en ocasiones matan y comen oseznos. Algunos llegan a convivir con su madre
hasta los dos o tres años y medio de edad. Maduran sexualmente entre los tres y
los cuatro años y pueden vivir un máximo de treinta.

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