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12 · América Latina

30. ECONOMÍA Y SOCIEDAD EN AMÉRICA LATINA

Dinámicas demográficas

El gran crecimiento demográfico de América Latina es uno de los rasgos principales


durante el siglo XX. Este gran crecimiento se debe al descenso de la mortalidad, con la
mejora de las condiciones de vida y la elevación del nivel de la sanidad, mientras se ha
mantenido un lento descenso de la natalidad.

Brasil es el gigante demográfico. En la mayoría de los países la tasa de fecundidad se


sitúa un poco por encima de la tasa de reemplazo (2,1 hijos/mujer), con excepciones como
Cuba.

Otras de las características de la población es un reparto muy desigual, con altas


densidades (centro de México, este de Brasil y el estuario del rio de la Plata), frente a
otras casi despobladas (Amazonas o norte de Chile).

Existe un proceso de abandono de las zonas rurales, motivado por la pobreza de unas
explotaciones agrarias que no permiten mantener a la población, y un proceso de
crecimiento de las ciudades, que llega a producir concentraciones extraordinarias y
conforma megalópolis (Ciudad de México, Buenos Aires, Río de Janeiro-Sao Paulo y
Bogotá).

Esto ha tenido consecuencias negativas el crecimiento de los barrios marginales, con una
población desempleada o subempleada, con pésimas condiciones de vida, que en muchas
ocasiones ha estallado en conflictos sociales y donde la delincuencia organizada
encuentra las mejores condiciones de proliferación.

El incremento demográfico, la concentración poblacional en grandes urbes y el desigual


reparto de los beneficios del crecimiento económico han aumentado los índices de
conflictividad social. Además de esos motivos, existen otros problemas más profundos
como la oposición campo-ciudad, la diversidad étnica y cultural, los altos índices de
analfabetismo y especialmente el desigual reparto de la riqueza.

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Desarrollo económico limitado

Desde finales de los 70 Latinoamérica entró en la peor crisis de su historia. La crisis


económica internacional de esa década había afectado a toda la región, salvo México y
Venezuela, productores de petróleo, pero dilapidaron los beneficios mediante la
especulación, la huida de capitales y la corrupción política.

Los Estados terminaron por no poder pagar los intereses de sus créditos, produciéndose
un bloqueo económico total.

La crisis de los 80 fe la conocida como década perdida: se generó un estancamiento


generalizado, se dispararon las tasas de inflación e cayó la renta per cápita.

Durante los años 90 se liberalizó el mercado comercial y laboral, se adoptaron reformas


fiscales y se privatizaron empresas públicas. Estas medidas tuvieron un efecto
macroeconómico positivo.

El aumento de la exportación y la entrada de capitales privados posibilitaron una balanza


de pagos más sólida, pero de nuevo dependiente de flujos externos.

El crecimiento económico de las últimas décadas ha sido importante, pero sin llegar a las
altas tasas de Asia oriental. El ingreso por habitante según la paridad de poder adquisitivo,
se sitúa en niveles medios, aunque con enormes diferencias: Chile con 20.000 dólares,
Haití con poco más de 1.000.

El índice de libertad económica es alto, con excepción de Venezuela y sobre todo Cuba.

México en 1994 padeció una inesperada crisis a consecuencia de la inestabilidad creada


por la revolución zapatista. Esta crisis se extendió al resto del continente a través del
efecto tequila. Una secuela colateral fue la desinversión de capital estadounidense y
europeo, que fue sustituido por inversiones españolas, en especial en los sectores
financieros, energéticos y de telecomunicaciones.

La caída de los mercados del Sudeste Asiático en 1998 tuvo una repercusión muy negativa
para América Latina; así como la crisis de 1999, ocasionada por la devaluación del real
brasileño.

La peor crisis se produjo en Argentina entre 2001-2003 que supuso:

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- El secuestro gubernamental de los ahorros privados

- El fin de la paridad peso-dólar

- La quiebra de numerosas entidades bancarias, que produjo un efecto devastador en el


tejido industrial, el mercado de trabajo y el consumo interno

En las últimas décadas se ha producido una significativa mejora en el índice de desarrollo


humano (IDH):

- la mayoría de los países se sitúan en los cuartiles segundo y tercero

- Chile y Argentina se sitúan en el primer cuartil, de desarrollo muy alto

- Haití está en el cuarto, el de desarrollo muy bajo

El índice de percepción de la corrupción es un problema grave, con la excepción de


Chile, donde ese índice es menor que en España. Haití y Venezuela son dos de los países
más corruptos del mundo.

El nivel de violencia individual es elevado y la tasa de homicidios alcanza valores


altísimos en Venezuela, Guatemala y Colombia, Honduras y El Salvador.

La primera década del siglo XXI fue de gran dinamismo económico que produjo un
incremento del PIB anual en todos los países, salvo a Haití.

Tras mantener ese crecimiento durante seis años, el impacto de la crisis global de 2008
truncó la dinámica produciendo la contracción del crecimiento, hasta llegar a la recesión.
Pero esta crisis encontró a la región mejor preparada y con mayor capacidad de maniobra,
no hubo quiebras masivas ni cierres bancarios, y no se produjo cancelación del pago de
la deuda. Países como Brasil, Perú y Chile retornaron al crecimiento en el primer semestre
de 2010. En 2013 la mayor parte de los países ya tenían índices significativos.

En esta década la economía latinoamericana ha mostrado fortalezas, pero también


debilidades, con crecientes diferencias entre países y subregiones.

La bajada de los precios de las materias primas llevó a la recesión a toda la región en el
periodo 2015-2016.

Podemos destacar:

• Brasil: la inestabilidad política en la segunda parte de la década mermó su crecimiento,


cuando había conseguido codearse con los BRIC (Brasil, Rusia, India, China).

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• México: la evolución negativa de la delincuencia organizada y las muestras de
agotamiento del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte),
comprometieron la fortaleza de su economía.

• Argentina: la crisis del kirchnerismo y el fracaso de las políticas neoliberales de Macri


devolvieron a su economía al peor escenario.

• Venezuela: es el caso más dramático, porque la potencia petrolera sufrió una contracción
económica del 52% entre 2013-2019.

A nivel global, América Latina tan solo tiene trascendencia como suministrador de
materias primas y su crecimiento actual está lejos del que sostienen otros países y regiones
en vías de desarrollo. El éxito de las economías de países como Brasil, México, Chile o
Colombia, no puede evitar la pérdida de competitividad e influencia a nivel mundial de
la economía latinoamericana.

31. LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA

La oleada democratizadora

La transformación política en América Latina es uno de los grandes y más positivos


rasgos de su historia más reciente. A mediados de los 70 una minoría de países estaban
gobernados por Gobiernos democráticos, en el resto se daba una amplia variedad de
regímenes autoritarios y dictatoriales.

En los años 80, se produjo un cambio de tendencia que posibilitó la emergencia de


Gobiernos democráticos, en la llamada «tercera ola» democrática de finales del siglo XX,
que comenzó en la península ibérica a mediados de los 70, se multiplicó al otro lado del
Atlántico en los 80 y culminó a comienzos de los 90 en las transiciones de los antiguos
países de Europa del Este.

La transición de Gobiernos autoritarios a regímenes democráticos se produjo en la mayor


parte de los casos mediante un traspaso formal de competencias, la celebración de
elecciones libres, el establecimiento de nuevos marcos constitucionales y la formación de
un muy variado sistema de partidos. No se produjeron cambios de régimen por
revoluciones, levantamientos o golpes de Estado.

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En los países centroamericanos, las transiciones se produjeron como consecuencia de la
búsqueda de solución al conflicto armado motivado por la pervivencia de las guerrillas.

En Brasil fue el propio Gobierno militar el que pilotó la transición hacia la democracia.

En Argentina, la humillante derrota en las Maldivas motivó que la Junta Militar


depusiera sus poderes y diera paso a los Gobiernos civiles.

En Chile, la Junta Militar presidida por Pinochet fracasó en su intento de perpetuación en


el poder a través de una consulta plebiscitaria, que motivó el comienzo a la transición.

En los años 90 y la primera década del siglo XXI, América Latina experimentó un
retroceso del autoritarismo; pero en la década de los años 10 las desestabilizaciones y el
endurecimiento de algunos regímenes hicieron retroceder el número de países libres. Para
2019 aumentaba el número de países semilibres (México, Guatemala, Ecuador, Bolivia
y Paraguay) y sobre todo los no libres (Nicaragua, Venezuela y Cuba).

En los años 90 se produjo en la región una profundización en el Estado de derecho y la


gobernabilidad democrática que tuvo su expresión más explícita en la celebración regular
de elecciones, la renovación de los dirigentes políticos y el relevo pacífico al frente de las
instituciones, lo que consolidó la pervivencia de las prácticas democráticas y la propia fe
en el sistema.

Pero existieron procesos abruptos que rompieron la continuidad constitucional:

• Ecuador: entre 1997 y 2005 se produjeron tres deposiciones presidenciales y una fallida
asonada policial (2010), en medio de movilizaciones sociales con objetivos
desestabilizadores.

• Argentina: la congelación de los depósitos bancarios y la pérdida del valor de los


ahorros (el corralito) decretados por el Gobierno en 2001 desataron una crisis social que
produjo una rápida sucesión de presidentes.

• Venezuela: movilizaciones, huelga general y confrontación cívica fueron la antesala del


golpe de Estado que trató de derrocar a Hugo Chávez con su secuestro en abril de 2002,
pero un contragolpe lo restituyó en la presidencia.

• Bolivia: el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada se vio presionado hasta abandonar el


cargo y huir del país en 2003. Su sucesor, Carlos Mesa, tuvo que dimitir ante el

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incremento de las movilizaciones de origen sindical e indigenista que paralizaron el país
en 2005.

Durante la segunda década del s. XXI, los obstáculos al desarrollo democrático


provinieron más del crecimiento de la delincuencia organizada transnacional y de la
corrupción. Además de los daños causados a la salud pública y colateralmente a las
Haciendas públicas, las actividades de la delincuencia organizada han incrementado la
violencia, hasta alcanzar unos niveles de letalidad semejantes a los de zonas de guerra.

Delincuencia y corrupción son el día a día de la relación entre el ciudadano y las


instituciones. Un caso sonado es el de la constructora brasileña Odebrecht, que creció
mucho durante la dictadura militar; en su extensión internacional tejió una red de
sobornos a presidentes y altos funcionarios a cambio de licitaciones ventajosas en al
menos diez países (Argentina, Colombia, Ecuador, EEUU, Guatemala, México, Panamá,
Perú, República Dominicana y Venezuela).

Las denuncias y los litigios en estos países, han producido una ola de descrédito sobre la
política nacional, con presidentes depuestos y encarcelados, o empujados al suicidio,
subvirtiendo el sistema de partidos y erosionando la confianza social en la democracia.

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32. EVOLUCIÓN POLÍTICA

A lo largo del último cuarto de siglo, se han consolidado una transformación demográfica
y una apertura al comercio internacional que ha permitido un desarrollo socioeconómico
singular en la historia del continente. América Latina llegó al XXI con una esperanzadora
apuesta por la consolidación definitiva de regímenes democráticos, tan solo perturbada
por las prácticas populistas y los riesgos inherentes a la pérdida de gobernabilidad
ocasionada por la corrupción.

MÉXICO

Tiene una dimensión geográfica muy significativa y su economía está entre las diez más
grandes el mundo, siendo un líder natural de Latinoamérica, debido a su cercanía con los
EEUU, la inversión directa en la mayor parte de países de la región y la capacidad de
influencia de sus medios de comunicación

A diferencia del resto de países de la región, el régimen político se mantuvo inalterable


la mayor parte del siglo XX. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) se mantuvo en
el poder durante décadas y consolidó una hegemonía que alcanzaba todos los niveles de
las Administraciones públicas y las manifestaciones sociales. Pero la solidez y estabilidad
del PRI comenzó a debilitarse. La deflación 1981 produjo la primera banca rota nacional;
para solucionar el problema de la gran deuda externa, fueron elegidos presidentes
tecnócratas que reflotaron la economía, introdujeron programas privatizadores, frenaron
el crecimiento de la abrumadora burocracia y multiplicaron el comercio exterior.

Pero durante esas presidencias se evidenció el agotamiento del modelo del PRI, se
conoció la existencia de un sistema de corrupción generalizada, mientras nacían
alternativas políticas con fuerte contenido social.

En las elecciones de 1994 el PRI ganó, pero con un respaldo electoral menor (50%). El
presidente Ernesto Zedillo continuó con las políticas liberalizadoras y tuvo que hacer
frente a la crisis de 1994 (económica y política, por la rebelión del Ejército Zapatista de
Liberación). Se recibieron los primeros beneficios del TLCAN.

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En las elecciones del 2000 el PRI fue derrotado por Vicente Fox del Partido Acción
Nacional (PAN). En las elecciones de 2006 el PAN vuelve a ganar, con Felipe Calderón
como presidente.

La gestión del PAN, de tendencia conservadora, se caracterizó por una reducción de la


burocracia federal, un recorte fáctico de la autonomía de los estados y la limitada reforma
de los programas sociales

La economía mexicana, crecientemente integrada con la de EEUU, mantiene unos índices


de crecimiento notables (PIB de 5,4 % en 2010) basados en: los altos precios de la
exportación petrolera, la creación de tejido industrial subordinado (maquiladoras), las
remesas de emigrantes en los EEUU y la inversión exterior.

El problema más grave para el desarrollo es el incremento del crimen organizado que
ha incrementado los niveles de corrupción institucional y la violencia social. Fue
necesario el despliegue del ejército para combatir esta delincuencia.

En 2012 el PRI volvió a obtener la mayoría con Enrique Peña Nieto. Su gestión produjo
estabilidad económica, la creación de 4 millones de empleos y el desarrollo de
infraestructuras; pero la impunidad de la delincuencia, la extensión de la violencia y la
corrupción ensombrecieron su mandato.

Las elecciones de 2018 las ganó Andrés Manuel López Obrador (AMLO), del Partido
de la Revolución Democrática (PRD), de tendencia progresista. No pretende una
sustitución de políticas públicas, sino una refundación del régimen político, que ha
llamado Cuarta Transformación de México.

BRASIL

Por sus condiciones geográficas, demográficas y económicas es la 6ª potencia mundial,


en el último cuarto de siglo cuando dieron los pasos para llegar a esta situación.

La dictadura militar fue desmontada por las propias fuerzas armadas desde finales de los
70, con una transición que gradual con elecciones presidenciales indirectas (se vota por
representantes que serán quienes eligen al presidente).

Las elecciones (indirectas) de 1985 las ganó Tancredo Neves (Movimiento Democrático
Brasileño), líder de la movilización popular que demandaba elecciones directas. Muere

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antes de tomar posesión del cargo, por lo que asumirá el cargo José Sarney, quien dio al
país una Constitución en 1988.

En las elecciones de 1989, ya directas, es elegido Fernando Collor de Melo (Partido de


Renovación Nacional). La crisis económica irresuelta y los escándalos de corrupción le
obligaron a dimitir antes de ser juzgado por el Parlamento. En 1992 le sucedió su
vicepresidente Itamar Franco.

En ese 1992 Brasil sufre una hiperinflación. Para frenar el derrumbe de la economía se
realizó una transición económica y financiera de la mano del ministro de Economía,
Fernando Enrique Cardoso y su Plan Real, que frenó la hiperinflación, recuperó la
confianza de las entidades crediticias internacionales y aumentó el mercado laboral.

En las elecciones de 1994 y 1998 Cardoso (Partido de la Social Democracia de Brasil) es


elegido presidente. El primer mandato fue positivo pero el segundo mandato estuvo
marcado por la crisis del real y la desaceleración económica, además de una crisis
energética. El incremento de la demanda de energía no pudo ser satisfecho y se produjo
desabastecimiento.

En las elecciones de 2002 y 2006 se impuso Luis Inácio Lula da Silva, del Partido de los
Trabajadores. Su gobierno se ha caracterizado por una ambiciosa política de reparto de
riqueza, la potenciación del desarrollo nacional integrado y la expansión de la influencia
exterior de Brasil. A pesar de los escándalos de corrupción y de financiación ilegal, se
mantuvo como presidente hasta 2010.

Durante su mandato la economía dió un salto cualitativo, hasta situarse como octava
potencia mundial, liderando los procesos de integración sudamericanos y diseñando
líneas de proyección estratégica hacia Europa y África.

Las elecciones de 2010 las ganó Dilma Rousseff, jefa del Gabinete de Lula. Hubo una
continuidad entre ambas presidencias. Se profundizó en las líneas de liberación
económica e internacionalización de la economía, al tiempo que se reforzaban los
programas sociales y se materializaban los grandes proyectos de infraestructuras de
integración territorial.

La organización de la Copa del Mundo de Fútbol en 2014 y los Juegos Olímpicos en


2016, ratificaban el nivel alcanzado en política exterior. Pero ambos eventos fueron un

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fiasco deportivo y económico, siendo síntomas del agotamiento del ciclo del gobierno del
Partido de los Trabajadores, que además debía enfrentarse a la corrupción interna, el
incremento de la delincuencia, la incapacidad de hacer frente a la crisis económica y el
descrédito de Lula de Silva por su enjuiciamiento y prisión.

En 2016 Dilma Rousseff es depuesta por el Senado, siendo sustituida por Michel Temer
(vicepresidente con Rousseff, pero de otro partido, puesto que gobernaban en coalición).
Temer también es procesado y encarcelado, cuando acaba su mandato en 2018.

Las elecciones de 2018 pusieron de manifiesto el malestar de la sociedad con la clase


política; se impuso el candidato de extrema derecha Jair Bolsonaro, apoyado por los
evangelistas y otras fuerzas de extrema derecha: flexibilización en la tenencia y uso de
armas de fuego, desaparición de las políticas medioambientales que frenaban la expansión
agraria a costa de la protección del Amazonas y desprotección de los colectivos más
vulnerables, que son pocos.

ARGENTINA

La dictadura militar tuvo una corta duración, pero ha marcado la pauta política durante
décadas. Las Fuerzas Armadas ostentaron el poder y desencadenaron una represión
extensiva que produjo el episodio más traumático de la nación.

La creciente oposición interna trató de atajarse señalando un enemigo exterior,


desencadenando la guerra de las Malvinas (1982). El fracaso en la contienda y la
profundización de la crisis económica obligó a la Junta Militar a dar paso a una acelerada
transición.

Raúl Alfonsín, de la Unión Cívica Radical (UCR) presidió el primer gobierno


democrático (1984-1989). Su gobierno se centró en liquidar el régimen dictatorial con la
consolidación de las instituciones democráticas, pero la incapacidad del Gobierno para
contener la hiperinflación obligó a adelantar las elecciones.

En las elecciones de 1989 triunfó Carlos Saúl Menem del Partido Justicialista (PJ). Para
acabar con la crisis económica aplicó el neoliberalismo: privatización del sector público,
reducción de aranceles y liberalización de los mercados.

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Se diseñó un nuevo sistema financiero que supuso la paridad peso-dólar (Ley de
Convertibilidad). Se diseñó una política económica que aumentó la confianza exterior, lo
que supuso la entrada de capitales y la concesión de créditos blandos, con los que se
favoreció el crecimiento con precios estables, multiplicó la inversión exterior y repuntó
la exportación. Pero también tuvo consecuencias negativas que se agudizaron con la
llegada de las crisis internacionales (especialmente la de 1998), debido a su dependencia
de la inversión exterior.

En las elecciones de 1999, vuelve al poder la UCR con Fernando de la Rúa. Para intentar
contener la crisis se intentó contener la fuga de capitales. Domingo Cavallo (ministro de
economía) ideó un nuevo plan, ineficaz e impopular, especialmente por la restricción de
la retirada de los depósitos privados (el corralito). Al ciudadano le era imposible acceder
a sus ahorros, lo que provocó una movilización popular, la dimisión de Cavallo, el
establecimiento del estado de sitio y la salida del presidente (20/12/2001).

La inestabilidad de las instituciones ante la movilización en la calle produjo una


desorganizada sucesión de responsables (tres presidentes en dos semanas), hasta que la
Asamblea Legislativa eligió al peronista Eduardo Duhalde presidente provisional
(2/1/2002), que decretó la suspensión de pagos, puso fin a la Ley de Convertibilidad y
devaluó el peso. Se reintrodujo la política industrializadora de sustitución de
importaciones, que produjo un aumento de la exportación y un modesto superávit fiscal.
Las políticas sociales se tuvieron que reforzar para atajar los efectos desestabilizadores
de la extensión de la pobreza y la actuación de grupos organizados antisistema.

En las elecciones de 2003 Néstor Kirchner (PJ) llega a la presidencia, produciéndose una
continuidad peronista y un giro populista. Buscó el contraste con las anteriores políticas
neoliberales, pero sin salirse de la ortodoxia de las grandes instituciones financieras
internacionales: nacionalizó empresas privatizadas, levantó la suspensión de pagos y el
corralito y devolvió la confianza a los mercados exteriores con la amortización de la
deuda.

El crecimiento del PIB durante la bonanza económica internacional, la reducción de la


pobreza y el aumento de puestos de trabajo, estuvieron más relacionados con el
incremento de las exportaciones agroganaderas y la mayor explotación de los recursos
energéticos.

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Los que veían a Kirchner como la reencarnación de Perón, reforzaron sus argumentos
cuando el presidente propició la candidatura de su esposa para sucederlo.

En las elecciones de 2007 es elegida presidenta Cristina Fernández de Kirchner.


Desarrolló una gestión de continuidad, pero debió hacer frente al cambio de coyuntura
económica interna debida a la crisis agraria y a nivel internacional por la crisis global de
2008-2009.

A pesar de la reducción del crecimiento y de la multiplicación de conflictos sociales, en


las elecciones de 2011, Fernández de Kirchner vuelve a ser elegida presidenta por una
amplia mayoría, básicamente porque no había propuestas alternativas.

En este segundo mandato se profundizaron los conflictos sociales y se completó el ciclo


de la nacionalización energética. La política económica errática ocasionó desinversión
exterior y la fuga de capitales, aumentando la inflación y el desabastecimiento.

La mala situación económica, el aumento de casos de corrupción y la división del


peronismo, hacen que en las elecciones de 2015 llegue al poder Mauricio Macri, un
empresario de éxito, propietario del Boca Junior y alcalde de Buenos Aires (2007-2015).
Estaba al frente de una amplia coalición de partidos.

Su elección estaba fundamentada en el deseo ciudadano de una regeneración política, que


se trató de conseguir permitiendo que el poder judicial investigara y procesara a todos los
políticos y empresarios en connivencia delictiva durante el periodo kirchnerista,
comenzando por Fernández de Kirchner.

En cuanto a estabilidad económica, una recesión creciente en 2018-2019 obligó a solicitar


la ayuda al FMI, que dio el rescate más alto de la historia, que servió de respaldo a un
duro ajuste fiscal, la reducción de la inflación y la contención de la devaluación del peso.

En las elecciones de 2019 ganó Alberto Fernández, mano derecha de Cristina Fernández.

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CHILE

La República chilena era el régimen democrático más longevo y estable de la región, pero
el 11 de septiembre de 1973 un golpe de Estado instauró la dictadura militar del general
Augusto Pinochet (no es una dictadura personalista, las decisiones las tomaba una Junta
Militar y Pinochet ejecutaba lo que esta Junta dictaba).

En los años 80 se efectuó un profundo reajuste de la economía nacional, dando entrada a


las políticas neoliberales, que se materializaron en:

- la privatización de empresas estatales

- la liberalización de los mercados

- la reducción del gasto público

Esta nueva política económica produjo:

- un incremento de la producción

- la apertura del país al comercio internacional

- la entrada de capitales exteriores

Pero también aumentó las diferencias de renta y la desatención a las clases más humildes

Era el comienzo del milagro económico chileno que, unido a su moderada e institucional
transición a la democracia, sentaron las bases del modelo. La transición comenzó con el
fracaso de Pinochet para prolongar el régimen autoritario, puesto que en el referéndum
de 1988 triunfó la oposición. En 1990 se produjo la salida de la Junta Militar.

Aunque existe una gran pluralidad ideológica, se ha mantenido la estabilidad electoral,


como consecuencia del sistema electoral binominal, que favorece la creación de grandes
coaliciones. Desde las primeras elecciones se articularon dos grandes formaciones:

• Concertación de Partidos por la Democracia → conformada por los partidos que habían
realizado una oposición a la dictadura, que unirá fuerzas de un amplio arco ideológico,
desde la democracia cristiana hasta el comunismo.

• Alianza por Chile (Democracia y Progreso + Unión de Centro) → aquellos partidos


surgidos para mantener la estabilidad social y los logros económicos alcanzados por la
dictadura.

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Patricio Aylwin (1990-1994) fue el primer presidente electo, representante de
Concertación y democristiano (del PDC, Partido Demócrata Cristiano).

Su labor se centró en:

- Sentar las bases del nuevo régimen democrático – muy mediatizado por la permanencia
de Pinochet al frente de las fuerzas armadas y por la invariabilidad constitucional.

- Reducir los niveles de pobreza

- Reconocer la violación de los derechos humanos durante la dictadura – Informe Rettig


(Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación)

Para ello mantuvo las bases de la política económica heredada, lo que llevó a alcanzar
unos índices de crecimiento sin comparación en el continente (7% del PIB).

Eduardo Frei (1994-2000) será el siguiente presidente, candidato de Concertación y


democristiano. Continuista en todos los aspectos, incluido el éxito económico.

La solidez del modelo de crecimiento se pone a prueba con las crisis mundiales,
especialmente la de 1998, que produjo un repunte del desempleo.

Ese 1998 también se produce la detención de Pinochet por una orden de captura
internacional dictada por el juez Baltasar Garzón, que reabre el debate nacional entre
partidarios y detractores del exdictador. Esta inestabilidad coincidirá con las elecciones
del año 2000, en las que Frei perderá. Pinochet había ido a Londres para someterse a un
tratamiento médico y es allí donde es detenido. En 2000 consiguió volver a Chile y no ser
condenado, a pesar de que había unos 300 cargos criminales contra él. Falleció en 2006.

Ricardo Lagos (2000-2006), socialista, ganará las elecciones en el año 2000 por la
Concertación.

A pesar de lo que había vaticinado la oposición conservadora, su gestión se caracterizó


por una optimización y ampliación del sistema económico, firmando tratados de libre
comercio con EEUU, MERCOSUR, Unión Europea, China y Corea del Sur. Además, se
desarrolló un programa de grandes obras en infraestructuras y se ampliaron ciertos
programas sociales. Se aprobó una reforma de la constitución de 1980, para eliminar
algunos de los aspectos menos democráticos del régimen dictatorial.

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El éxito de su Gobierno se reflejó en unos índices de aceptación popular del 70% al final
de su mandato. Esto fue aprovechado por la Concertación para ganar las elecciones de
2006.

Michelle Bachelet (2006-2010), socialista de la Concertación, gana las elecciones.

Había estado al frente del Ministerio de Defensa.

Mantuvo las políticas estructurales, profundizando en las políticas sociales, reforzando la


seguridad interior y dando rumbos más ambiciosos a la política exterior.

Al final de su mandato los índices de popularidad eran muy altos, pero a pesar de ello, en
las elecciones de 2010 la Concertación, con Eduardo Frei como candidato, no pudo ganar
y puso fin una larga etapa en el poder, que ostentaba desde 1990.

Sebastián Piñera (2010-2014), líder de Renovación Nacional, el gran partido de la derecha


gana las elecciones. A los pocos días de su toma de posesión, un gran terremoto alteró el
programa de Gobierno, causando enormes pérdidas.

Su gestión se centró en optimizar el sistema económico a través de:

- la agilización de los trámites empresariales

- la simplificación impositiva

- la proyección exterior

Fue muy importante su participación en la gestación y entrada en funcionamiento de la


Alianza del Pacífico.

Con su gestión se mantuvo el elevado crecimiento económico (por encima del 5% del
PIB anual) y una inflación contenida, pero también se evidenció su incapacidad para
reducir el diferencial entre rentas (con un índice Gini de 0,493).

Crecimiento económico y desigualdad produjeron movimientos sociales de protesta


(estudiantes, sindicatos y movimiento Mapuche), y la derecha no pudo revalidar el triunfo
en las siguientes elecciones.

Michelle Bachelet (2014-2018), vuelve al poder con un discurso socialmente


comprometido y propone convocar una Asamblea Constituyente para dejar atrás la
Constitución heredada de la dictadura. Las expectativas creadas no se cumplieron. Se
aprobaron leyes reformando el sistema electoral, las prestaciones de salud, la educación,

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el ámbito laboral y la recaudación tributaria. Se mejoró el sector energético. Pero la
aplicación de las leyes no siempre consiguió el objetivo que se perseguía, lo que generó
decepción. Por ejemplo, no se consiguió la educación gratuita universal. A todo ello se
unieron los escándalos de corrupción que afectaron a la propia familia de Bachelet y la
crisis económica que redujo el crecimiento.

Sebastián Piñera (2018-2022) vuelve a ganar las elecciones. Aunque durante su mandato
se han mantenido las reformas y se han duplicado los índices de crecimiento, existe un
desafecto social porque los buenos resultados macroeconómicos no se han traducido en
la creación de empleo.

En las elecciones de 2022 llega al poder Gabriel Boric, una de las cabezas visibles de las
movilizaciones estudiantiles de 2011. Participó en la creación de Frente Amplio (FP) una
coalición de partidos de izquierda. Candidato de Apruebo Dignidad (Frente Amplio +
Chile Digno).

COLOMBIA

En la historia de Colombia se han mantenido dos constantes:

- la fortaleza de unas instituciones legitimadas a través de elecciones periódicas

- la persistencia del ejercicio de la violencia política

En el último cuarto de siglo se han mantenido las dos constantes, caracterizándose por:

- la alternancia en el Gobierno de los dos partidos tradicionales

- la expansión activista de las guerrillas

- el crecimiento de las actividades del narcotráfico

- y en contraste con todo esto → la solidez de su desarrollo económico

Los dos grandes partidos tradicionales, el Conservador y el Liberal, se han ido sucediendo
en los últimos 150 años, salvo con la dictadura de Rojas Pinilla (1953-1957).

Pero esta estabilidad partidista no llegó a garantizar la alternancia pacífica, produciéndose


episodios de extrema violencia, como La Violencia de 1946-1958.

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La inmovilidad del sistema de partidos y la represión de cualquier movimiento alternativo
motivaron en los años 60-70 el surgimiento de núcleos guerrilleros que se convertirán en
el gran cáncer de su sistema político:

- Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, 1964)

- Ejército de Liberación Nacional (ELN, 1965)

- Ejército Popular de Liberación (EPL, 1967)

- Movimiento 19 de Abril (M-19, 1970)

Estas guerrillas son de las más antiguas y fuertes de toda Latinoamérica porque están
sostenidas por:

- el amplio apoyo de las clases más desfavorecidas

- la migración rural hacia las grandes ciudades

- el enorme beneficio del tráfico de drogas

En los años 80 a la violencia generada por las guerrillas se unieron los cárteles de la droga,
que vertebraron fuertes grupos financieros con capacidad de corrupción a todos los
niveles del Estado

También en los 80 comenzaron a organizarse grupos paramilitares


contrarrevolucionarios:

→ en ocasiones, armados de forma oscura por instancias estatales

→ en otras, como ejércitos privados de narcotraficantes para proteger amplias zonas de


recolección y transformación de coca

En este periodo los grupos guerrilleros pasaron de realizar acciones de ocupación del
territorio, a utilizar técnicas terroristas. La violencia ya no estaba solo en las zonas rurales,
golpeaba también el corazón de las grandes ciudades.

César Gaviria (1990-1994) del Partido Liberal (PLC), llega al poder en un clima de
creciente imperio de la violencia y el narcotráfico. Propuso la convocatoria de una
Asamblea Constituyente que elaboró una nueva Constitución (1991). El objetivo era
pacificar el territorio y dar una respuesta política de consenso a las distintas facciones en
armas.

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Se introdujeron políticas económicas de corte neoliberal que llevaron a la apertura al
comercio exterior, lo que produjo un fuerte incremento de las exportaciones, pero no
consiguió las inversiones externas que perseguía, debido a la violencia.

Como la Constitución recogía el principio de no extradición, Pablo Escobar, el principal


capo de la droga, se entregó a la justicia, aunque posteriormente huyó, siendo abatido en
una operación policial (1993).

Ernesto Samper (1994-1998), también liberal del PLC, mantuvo las políticas económicas,
introduciendo programas de vocación social, especialmente en salud, educación y lucha
contra la pobreza. Su presidencia se vio ensombrecida por la acusación de financiación
ilegal de su campaña electoral procedente del narcotráfico.

El nivel de actividad de las organizaciones violentas había alcanzado tal dimensión que
se vieron comprometidas las áreas más sensibles de integración territorial y puesta en
peligro la seguridad nacional.

Con la persecución y desmembración de los grandes cárteles de la droga (Medellín y


Cali), las guerrillas y los paramilitares acabaron controlando el tráfico de estupefacientes,
enriqueciéndose más sus posibilidades de actuación y corrupción.

Todo ello hizo que en las elecciones de 1998, las propuestas para acabar con la violencia
articularan los discursos de los candidatos.

Andrés Pastrana (1998-2002), del Partido Conservador (PCC) se impone en las elecciones
y abre un proceso de paz, estableciendo conversaciones directas con las principales
organizaciones guerrilleras, comenzando por las FARC. Se despejó militarmente un
territorio, que las FARC convirtió en su santuario, lo que provocó enfrentamientos entre
el Gobierno y el estamento militar. Tras dos años sin resultados, en los que las FARC
aprovechó para ganar posicionamiento estratégico y reconocimiento exterior, Pastrana
cerro la mesa y volvió a la política anterior.

Este fracaso y el volumen de la amenaza al que habían llegado las actuaciones de unas
bandas armadas financiadas principalmente por el narcotráfico, hizo que el mismo
electorado que había apoyado un proceso de paz, después demandara el ejercicio de la
fuerza.

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Álvaro Uribe (2002-2006 y 2006-2010), se impone en las elecciones de 2002 y 2006.
Exliberal. Había pertenecido al PLC, pero ganó apoyado por el movimiento ciudadano
Primero Colombia.

Su programa presentaba tres vectores:

- Lucha contra la insurgencia

- Políticas económicas liberalizadoras

- Renovación del sistema político colombiano

La lucha contra la guerrilla, que era su prioridad, partió de unos criterios de exigencia
para entablar conversaciones y acogerse a medidas de gracia. Solo aceptaron los
paramilitares (Autodefensas Unidas de Colombia). Esto hizo que se propagase la idea de
impunidad frente a los crímenes de lesa humanidad y narcotráfico. Se acusó a algunos
miembros del Gobierno de connivencia con los paramilitares, y hubo dimisiones y
encarcelamientos.

La política de seguridad democrática tuvo como objetivo principal la materialización de


la presencia del Estado en todo el territorio, la deslegitimación de las FARC y el
incremento de la presión militar para conseguir su final. No se trataba de conseguir un
acuerdo pacificador, ahora se perseguía la derrota militar.

La reforma institucional se concreta en la reagrupación de ministerios. Se gestiona contra


la patrimonialización de las instituciones por los partidos tradicionales (reducción del
número de cargos electos y eliminación de pensiones). La reforma constitucional fue la
más importante, para permitir la reelección presidencial inmediata.

La economía consiguió unas sólidas bases de crecimiento, se aumentó la actividad


exportadora y se firmó un tratado de libre comercio con EEUU. El 2006 tuvo un
crecimiento del PIB del 6%. La crisis de 2008 afectó al país menos que a otros de la
región.

Los éxitos de su mandato y los altos índices de popularidad llevaron a Uribe a intentar su
reelección en 2010, pero el Tribunal Supremo negó la posibilidad de la reforma
constitucional necesaria para permitirlo.

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Juan Manuel Santos (2010-2014 y 2014-2018) aprovechó el respaldo popular ganado por
Uribe, como su heredero. En un principio mantuvo la continuidad con las políticas
anteriores, pero pronto comenzó a introducir cambios:

- En la política exterior → acercamiento a la Venezuela de Chávez

- En la economía → reforzando las infraestructuras y políticas sociales

- En la defensa → Sin relajar la estrategia de acoso permanente a los grupos armados,


abrió cauces de contacto que acabaron posibilitando un nuevo ciclo de negociaciones,
alcanzando el Acuerdo para la Terminación Definitiva del Conflicto (2016), posibilitando
la desmovilización de las FARC y su integración en la política.

Esto produjo una creciente oposición entre aquellos que lo habían llevado al Gobierno,
principalmente por el cambio de política frente a las FARC. Uribe se convirtió en su
principal detractor, creando un nuevo partido: Centro Democrático.

Pese a todo ello, la fragmentación de la oposición y los buenos resultados económicos


hicieron que revalidase su cargo en las elecciones de 2014.

Su segundo mandato estuvo marcado por la firma de los acuerdos de paz y su


implementación, así como la entrada de inversión exterior, lo que le permitió mantener
buenos índices macroeconómicos, trasladados a la sociedad con una mejora de las
infraestructuras y la subida del nivel de vida.

Iván Duque (2018-2022), perteneciente a Centro Democrático, coalición de


centroderecha creada por Uribe. Era el presidente electo más joven de la historia del país
y partía con un índice de aceptación muy alto, que perdió rápidamente al nombrar un
gabinete técnico y con poca experiencia política, pero sobre todo, porque aunque se había
opuesto anteriormente, durante su mandato ha mantenido el proceso de paz con las FARC,
a pesar de los problemas surgidos en su desmovilización total.

Desde 2022 gobierna Gustavo Petro, de Colombia Humana, ganador como líder de la
coalición Pacto Histórico.

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VENEZUELA

La evolución económica de Venezuela ha estado potenciada y lastrada a la vez por los


beneficios del petróleo. Esto ha determinado una dependencia absoluta, en la que el 96%
de sus divisas proceden de la exportación de crudo. Esto también ha causado un desarrollo
muy reducido del resto de la producción industrial y todavía más de la agricultura.

El sistema de subvenciones estatales y la facilidad de importar productos manufacturados


y agrarios contribuyeron a crear una enorme deuda exterior cuando los precios del crudo
bajaron a comienzos de los 80, que a su vez produjo una espiral inflacionista que incidió
en las clases medias y bajas, desestabilizando socialmente al país.

Venezuela se convirtió en una potencia exportadora de petróleo durante la dictadura de


Pérez Jiménez (1952-1958), que introdujo políticas económicas y ambiciosos programas
de infraestructuras que dinamizaron el país.

En 1958, con el final de la dictadura, se inauguró un sistema de partidos, con dos fuerzas
que se alternaron en el poder durante 40 años: (en realidad ambos eran de centro)

- Acción Democrática (centroderecha - nacionalista y progresista)

- COPEI (centroizquierda – democracia cristiana)

Los crecientes beneficios del petróleo durante las presidencias de Herrera Campins,
Lusinchi y Pérez Rodríguez no consiguieron reducir las grandes diferencias de renta ni la
inestabilidad social y la entrada de divisas fue derrochada en:

- subvenciones incontroladas

- fuga de capitales

- corrupción política

En las elecciones de 1994 gana Rafael Caldera (1994-1999) de Convergencia Nacional


(CN), una coalición progresista que pone fin al turnismo, pero que no trae cambios
significativos en el sistema de gobierno y no consigue solucionar los problemas
estructurales.

Riqueza nacional, inmovilidad e injusticia social y corrupción sentaban las bases para una
gran alternativa. En las elecciones de 1998 se impuso Hugo Chávez, un outsider del
anterior sistema, exmilitar protagonista del fallido golpe de Estado de 1992.

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Su programa inicial se basa en 3 objetivos:

- reforma constitucional

- lucha contra la corrupción

- reducción de la pobreza

Utilizando los instrumentos del Estado y ateniéndose a la ley fue transformando el


régimen hasta convertirlo en un bonapartismo populista cobijado bajo la figura totémica
de Bolívar.

La Constitución de 1999 cambia el nombre del país a República Bolivariana de


Venezuela, y radicaliza y polariza la política.

En 2001 Chávez solicita del Congreso la Ley Habilitante, que le confiere plenos poderes
legislativos con los que se dictan leyes de Hidrocarburos, de Tierra y de Pesca, que son
calificadas como comunistas por la patronal, sindicatos y oposición, que convocan una
huelga general.

La incapacidad para frenar la actuación de Chávez produce una radicalización de la


oposición que culmina en el golpe de Estado de abril de 2002, inicialmente triunfante y
finalmente fallido.

Entre finales de 2002 y principios de 2003 se produce una huelga general indefinida, que
no debilitó al gobierno, pero que polarizó todavía más la política.

En agosto de 2004 se lleva a cabo un referéndum revocatorio y Chávez sale triunfante.

En las elecciones parlamentarias de 2005, vuelve a triunfar, con la abstención de la


oposición, lo que deja el Congreso íntegramente en manos chavistas.

En las elecciones presidenciales de 2006 Chávez utilizó un conjunto de ideas bajo la


denominación de socialismo del siglo XXI, que no era una nueva doctrina, sino un
conjunto de prácticas gubernamentales características del capitalismo de Estado
impregnado con altas dosis de populismo y enmarcado en un efectista discurso progresista
y nacionalista.

En enero de 2007, Chávez obtiene la segunda Ley Habilitante, con 18 meses de plenos
poderes para legislar en diversos campos, desde el económico hasta el social.

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En diciembre de 2007 se realiza un plebiscito para aprobar una nueva Constitución, con
resultado adverso, pero las facultades de la Ley Habilitante y el monopolio de la acción
legislativa de la Asamblea permiten a Chávez desarrollar los puntos más importantes de
la Constitución no aprobada:

- la transformación de las fuerzas armadas – reconvertidas en el principal instrumento de


defensa de la revolución bolivariana

- la ley de propiedad social – que permite la incautación de medios de producción y


comercialización privados

- la ley de comunicación social – que instaura una censura que castiga la discrepancia

- el establecimiento de la milicia nacional – organización de cuadros y militarización de


la población civil para la defensa armada del régimen

Todo ello lleva a la consolidación definitiva del régimen autoritario, clonando algunos
aspectos del cubano, pero manteniendo las formas democráticas.

Chávez, con los enormes beneficios del petróleo como base, lleva a cabo una agresiva
política exterior, que pretendía extender la revolución bolivariana al resto del continente,
con resultados efectivos en Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Honduras y algunos países del
CARICOM (Caribbean Community). Culmina con el acercamiento a Brasil y Argentina,
que supone la entrada en MERCOSUR.

Con un discurso antimperialista y recuperando el ideal latinoamericanista, la plataforma


del ALBA (Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América) y los abundantes
petrodólares permitieron construir una red clientelar de agrupaciones, movimientos y
partidos políticos en toda América Latina.

A partir de 2008 la influencia exterior de Chávez comenzó a disminuir como resultado de


la crisis global y el deterioro económico del país.

A mediados de 2011 se conocen los problemas de salud de Chávez, pero gana las
elecciones de octubre de 2012. Muere en marzo de marzo de 2013 sin poder comenzar el
mandato. Es sustituido por Nicolás Maduro, su vicepresidente, que es refrendado en las
elecciones de abril de 2013.

Sin el carisma de su antecesor y con crecientes divisiones dentro del propio régimen,
Maduro se enfrenta a:

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- dificultades económicas, agravadas por la política errática del régimen

- problemas de desabastecimiento, generados por las trabas a las importaciones en un país


que exporta petróleo e importa buena parte de los artículos de consumo

- a un elevadísimo nivel de delincuencia violenta

Todo ello ha llevado a una reducción del apoyo social al chavismo.

El proceso de degeneración social produjo movilizaciones en 2014 y 2018, pero el


régimen las atajó con

- contramovilizaciones de partidarios

- represión

- monopolio de la información

- distribución selectiva de productos básicos

La crisis política ha alcanzado niveles de parálisis institucional:

- dos Asambleas, Nacional y Constituyente, que se disputan la legitimidad

- una separación de poderes ridiculizada con un poder judicial al servicio del presidente

- una Junta Electoral que sirve para bloquear a la oposición en las urnas

- unas fuerzas armadas como guardia pretoriana del régimen

La crisis económica todavía es más grave. La creciente depresión económica, agravada


por la caída de precios del petróleo (y las reducidas capacidades de producción) y la
negligente conducción política ha hecho que el periodo 2013-2018 haya sido el peor de
su historia, y que en 2019 la hiperinflación haya alcanzado cifras récord.

Bloqueo y parálisis política y profunda depresión económica han llevado al país a la peor
crisis humanitaria de su historia, con la ruina del sistema de salud, desabastecimiento de
productos básicos, incremento de la malnutrición y la extrema pobreza.

En las elecciones presidenciales de 2018 Maduro es reelegido. La Asamblea Nacional


declara las elecciones fraudulentas por el bloqueo a las actividades de la oposición, y en
virtud del art. 233 de la Constitución, juramenta en el cargo a Juan Guaidó (25/01/2019),
que es reconocido por EEUU, la mayor parte de Gobiernos latinoamericanos y la UE.

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En abril de 2019 se produce un fallido golpe de Estado que evidencia que el respaldo
social mayoritario no puede apartar a Maduro del poder, pero también muestra las
debilidades del régimen, que solo se sustenta por la fuerza militar.

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