1.Wellek_La_crisis_de_la_liter_comparada
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1.Wellek_La_crisis_de_la_liter_comparada
RENE WELLEK El mundo (o más bien nuestro mundo) ha estado en un.a situación
de crisis permanente, por lo menos desde el año 1914. Desde esta misma
fecha, aproximadamente, la investigación literaria, por caminos menos vio-
lentos, más silenciosos, se ha visto desgarrada por los conflictos surgidos
entre los métodos. Las viej-as afirmaciones de la investigación del siglo
XIX, su ingenua creencia en la acumulación de hechos, de cualquier clase,
Traducción: con la esperanza de que estos fundamentos serían utilizados para construir
la gran pirámide de la erudición y su confianz·a en la explicación causal
Edgar Rodríguez Leal, según el modelo de las ciencias naturales, ya habían sido vivamente desafia-
das: por Croce, en Italia, por Dilthey y otros en Alemania. Por consi-
de la Facultad de Humanidades guiente, no puede aducirse que los últimos años hayan sido excepcionales
y Educación o que la crisis de la investigación literaria haya alcanzado en alguna parte
una solución o hasta un arreglo temporal. Sin embargo, es neces-ario el
reexamen de nuestros objetivos y métodos. La desaparición, en la última
década, de algunos de los maestros, tiene algo de simbólico: Van Tieghem,
Farinelli, Vossler, Curtius, Auerbach, Carré, Baldensperger y Spitzer .
.--
La señal más grave de la precaria condición de nuestro estudio es el
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' hecho de que no ha sido capaz de establecer un objeto diferenciado y
~M.c:~L \\ una metodología específica. Creo que los pronunciamientos programáti-
cos de Baldensperger, Van Tieghem, Carré, y Guyard, han fallado en esta
~'"!~l-'
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..-;'6· ~Jú ';f.~ \ tarea esencial. Ellos han echado a ettestas de la literatura comparada una
. ·'~1 ,, metodología pasada de mod.a y han puesto sobre ella la mano muerta del
positivismo, del cientificismo, y del relativismo histórico del siglo XIX.
EDICION: DE L). .J.,OTECA' La literatura comparada tiene el inmenso mérito de combatir el falso
aislamiento de las historias literarias nacionales; tiene evidente razón (y
ha aportado un conjunto de pruebas para fundamentarla) en su concepción
de una tradición occidental coherente, en la liter·atura, tramada dentro de
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una red de innumerables interrelaciones. Pero dudo que el intento por
distinguir entre la literatura "comparada" y la "general", realizado por
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motivos, temas, caracteres, situaciones, tramas, etc., en alguna otra obra
Inglaterra? Estas disciplinas afines han sido mucho más sabias: hay mu- cronológicamente anterior. Han acumulado una enorme masa de analogías,
sicólogos, historiadores del arte, historiadores de la filosofía, que pretenden similitudes y algunas veces identidades, pero escasamente han averiguado
. que haya disciplinas especiales como la pintura, música, o filosofías com-
paradas. El esfuerzo por levantar barreras artificiales entre la literatura
lo que estas relaciones están supuestas a mostrar excepto, tal vez el hecho
que un escritor haya conocido y leído la obra de otro escritor. Las obras
~ comparada y la general debe fracasar porque la historia literaria y la inves-
tigación literaria tienen un solo campo de estudio: la literatura. El deseo
de arte, sin embargo, no son simplemente sumas de fuentes e influencias:
son totalidades en las que las materias primas procedentes, de alguna otra
por limitar la "literatura comparada" al estudio del "comercio exterior" parte dejan de ser materia inerte y son asimiladas a una mteva estructura.
entre dos literaturas, la reduce a interesarse por exterioridades, por escri- La explicación causal conduce sólo a un regressus ad infinitum y, además,
tores de segunda clase, por traducciones, diarios de viaje, "intermediarios"; en la literatura, parece que difícilmente deja de tener éxito, inequívoca-
en breve, hace de la "literatura comparada" una simple subdisciplina que mente, en el establecimiento de lo que pudiéramos considerar el primer
investiga datos acerca de las fuentes extranjeras y las reputaciones de los requisito de cualquier relación causal: "cuando aparece 'X', 'Y' debe apa-
recer''. No sé de ningún historiador literario que nos haya dado prueba
escritores. de tal relación necesaria o que haya podido hacerlo, dado que aislar una
El intento por separar no sólo la materia de estudio sino también los causa semejante ha sido imposible para las obras de arte, las cuales for-
mttodos de la literatura comparada han fracasado aún más señaladamente. man un todo, son concebidas por la imaginación libre, y cuya integridad
Van Tieghem propone dos criterios que, supuestamente, distinguen la lite- y significado son violentados si las fraccionamos en orígenes e influencias.
ratura comparada del estudio de las literaturas nacionales. La literatura
comparada se interesa por los mitos y leyendas que rodean a los poetas, El concepto de orígenes e influencia ha preocupado, por supuesto, a
nos dice, y se preocupa por los autores menores y de escasa importancia. los más sabidos entre los profesionales de la literatura comparada. Por
Pero es imposible aceptar por qué un estudiante de una literatura nacional ejemplo, Louis Cazamian, comentando el libro de Carré, Goethe m Angle-
individual no debe hacer lo mismo: la imagen de Byron o de Rimbaud terre, considera que no hay "seguridad de que esta acción particular pro-
en Inglaterra o Francia ha sido exitosamente descrita sin dar mucha im- dujo esta diferencia particular". Aduce que el señor Carré se equivoca al
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hlblar de que Goethe "dio origen, indirectamente, al movimiento román- Hay una paradoja en la motivación psicológica y social de la "litera-
tura comparada", tal como se la puso en práctica en los últimos cincuenta
tico inglés" simplemente porque Scott tradujo el Goetz von Bel'lichingen. 1 años. La literatura comparada surgió como una reacción contrt,~. el estrecho
Pero Cazamian ·sólo puede apuntar hacia la idea, conocida desde Bergson,
nacionalismo de la mayor parte de la investigación del siglo XIX, como
del flujo y el devenir. Recomienda el estudio de la psicología individual una protesta contra el aislacionismo de numerosos historiadores de la lite-
o colectiva que, para él, significa una elaborada teoría de las oscilaciones ratura francesa, italiana, inglesa, etc. A menudo fue cultivada por hom-
del ritmo del alma mcional inglesa, absolutamente indemostrable. bres que se situaron a sí mismos en los caminos cruzados de dos naciones
De modo similar, también Baldensperger, en su introducción progra- o, al menos, en las fronteras de una. Louis Betz nació en Nueva York, hijo
de alemanes, y fue a Zürich a estudiar y a enseñar. Baldensperger era de
mática al primer número de la Revue de littératttre comparée (1921), se dio
origen escocés y pasó ún año decisivo en Zürich. Ernst Robert Curtius
cuenta del callejón sin salida en que se encuentra la investigación litera- era un alsaciano convencido de la necesidad de un mejor entendimiento
ria interesada en el delineamiento de la historia de los temas literarios. germano-francés. Arturo Farinelli, un italiano del Trento, entonces to-
De estos últimos nunca se pueden establecer, lo admite, secuencias claras y davía "irredento", enseñó en lnnsbruck. Pero este genuino deseo de servir
'Completas. Rechaza también el rígido evolucionismo propuesto por Bm- de mediadora y conciliadora entre las naciones fue a menudo sobrepasado
netiere. Pero sólo puede sustituirlo por la sugerencia de que el estudio y deformado por el vehemente nacionalismo de la época y las circunstan-
literario debía ampliarse para incluir a los escritores secundarios y de que cias. Al leer la autobiografía de Baldensperger, Une Vie parmi d'autres
debía , prestar atención a las valoraciones contemporáneas. Brunetiere se ( 1940, realmente escrita en 193 5), sentimos, detrás de toda actividad
interesa demasiado por las obras maestras. "¿Cómo podemos conocer que suya, el impulso patriótico básico: su orgullo al neutralizar la propaganda
Gessner jugó un papel en la literatura general, que Destouches agradó más alemana en Harvard, por 1914; al rechazar encontrarse con Brandes, en
que Moliere a los alemanes, que Delille fue considerado un poeta perfecto Copenhague, en 1915; al ir al liber1c1do Strasbourg, en 1920. El libro de
y superior en su tiempo como más tarde lo fue Víctor Hugo y que He- Carré sobre Goethe in England tiene una introducción en la que se aduce
liodora tuvo tanta importancia como Esquilo para la herencia de la que Goethe pertenece al mundo entero, y a Francia en particular, como hijo
antigüedad?" (pág. 24). La solución de Bandensperger consiste, por con- del Rhineland. Después de la Segunda Guerra Mundial, Carré escribió
siguiente, en volver a prestar atención a los autores secundarios y a las Les Ecrit•ains franfais et le mirage allemand (1947), en el que intentaba
modas ya plsadas del gusto literario. Está implícito un relativismo his- demostrar cómo los franceses alimentaron las ilusiones sobre las dos Ale-
tórico: debemos estudiar las normas del pasado para escribir una historit,~. manías y cómo siempre, al fin, cayeron en el lazo. Ernst Robert Curtius
literaria "objetiva". La literatura comparada debía situarse "detrás de la ideó su primer libro, Die literatttrischen lJVegbereiter des 1tetJelz Frankreichs
escen-a y no al frente del escenario", como si en la literatura el drama no (1918), como una acción política, como una enseñanza para Alemania. En
fuese lo importante. Al igual que Cazamian, Baldensperger apunta hacia un postcripto a una nueva edición, escrito en 1952, Curtius declaró que
el devenir de Bergson, el movimiento incesante, el "reino de la variación su concepto original de Francia era una ilusión. Romain Rolland no era
universal" para lo cual cita a un biólogo como analogía. En la conclusión la voz de la nueva Francia como Curtius lo había creído. Al igual que
de su manifiesto, Baldensperger proclama abruptamente a la literatura Carré, descubrió un "mirage" pero esta vez fue un mirage francés. Aun
comparlda como la preparación para un Nuevo Humanismo. Nos exige en ese primer libro, Curtius había definido su concepción del buen eu-
descubrir cuál fue la difusión del escepticismo de Voltaire, de la fe de ropeo: "Ich weiss nur eine Art ein guter Europaer zu sein: mit Macht
Nietzsche en el superhombre, del misticismo de Tolstoi, para llegar a saber die Seele seiner Nation haben, und sie mit Macht nahren von allem, was
por qué una obra considerada como clásica en una nación es rechazada es Einzigartiges gibt in der Seele der anderen Nationen, der befreundeten
como académica en otra, por qué una obra despreciada en un país es ad- oder der feindlichen" .2 Recomiend-a una política del poder para la cultu-
mirada en otras partes. Espera que tales investigaciones proveerán a nuestra ra: todo sirve sólo al poderío de la nación a la que uno pertenece.
dislocada humanidad de un "cuerpo menos inseguro de valores comu-
ne.s" (pág. 29). Pero en virtud de qué, tales investigaciones eruditas sobre No estoy sugiriendo que el patriotismo de estos estudiosos no era
la difusión geográfica de algunas ideas debían conducir a algo así como bueno o era incorrecto o magnánimo. Admito los deberes civiles, la ne-
una definición del patrimonio de la humanidad? Y si tal definición del cesidad de tomar decisiones, de tomar partido en las luchas de nuestro
alma común tuviese éxito y fuese generalmente aceptada, ¿significaría un tiempo. Estoy familiarizado con la sociología del conocimiento de Man-
eficaz Humanismo Nuevo? nheim, con su Ideology and .Utopía, y comprendo que la prueba de la mo-
tivación no invalida la obra de un hombre. Quiero diferenciar claramente
l. "Goethe en Angleterre, quelques réflexions sur les probLemes d' influence",
Rn•ue G"rmaniquc, 12 (1921), )74-75. 2. F1·anziiJischer Geist im zwam:igste11 fahrhutzdert (Berna, 1952), pág. 237.
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a estos hombres de los viles corruptores de la investigación en la Alemania Se necesita una reorientación total en cada una de estas tres orienta-
Nazi o de los adoctrinadores políticos de Rusia quienes, por un tiempo, ciones. La demarcación artificial entre la literatura "comparad-a" y la "ge-
declararon tabú a la "literatura comparada" y que a quienquiera que escri- neral" debe abandonarse. Para cualquier estudio de la literatura que
bió de Pushkin afirmando que éste tomó el relato "The Golden Cock- tr-ascienda los límites de una literatura nacional, el término literatura "com-
erel", de Washington lrving, fue llamado "un cosmopolita sin raigambre parada" se ha convertido en término aceptado. Es inútil lamentar la
que reverenciaba a Occidente". gramática del término e insistir en que debe llamarse "el estudio compara-
do de la literatura" puesto que todo el mundo comprende el uso elíptico.
No obstante, esta motivación fundamentalmente patriótica de nume- Al menos en inglés el término literatura "gener-al" no ha tenido aceptación,
rosos estudios de literatura comparada en Francia, Alemania, Italia, y por posiblemente debido a que todavía mantiene su antigua connotación refe-
el estilo, ha llevado a un extraño sistema de contabilidad cultural, a un rente a la poética y a la teoría. Personalmente, desearía que 5implemente
deseo de acumular crédito para la nación de cada quien demostrando el pudiéramos habl-ar del estudio de la literatura o de la investigación litera-
mayor número de influencias posibles ejercidas sobre otra5 naciones o, más ria y que hubiese, como propuso Albert Thibaudet, profesores de literatura
sutilmente, comprobando que la nación de cad-a quien ha asimilado y tal como hay profesores de filosofía y de historia y no profesores de la
"comprendido" a un maestro extranjero mucho más cabalmente que cual-
historia de la filosofía inglesa, a pesar de que el individuo puede ser un
quier otra. Esto es lo que casi ingenuamente ofrece el índice del pequeño
buen especialista en este o aquel período o país en particular o hasta en
manual para estudiantes, del 5eñor Guyard: tiene casinas en blanco para
un autor particular. Afortunadamente, todavía no tenemos profesores de
las theses no escritas sobre Ronsard en España, Corneille en Italia, Pascal
en Holanda, etc. 3 Este tipo de expansionismo cultural puede encontrarse literatura inglesa del siglo XIX o de la filología de Goethe. Pero la deno-
hasta en los Estados Unidos de Norteamérica que, en conjunto, ha per- minación de nuestra materia es un asunto institucional de interés académico
manecido inmune a él, en parte porque tenía menos de lo cual enorgulle- e~. el _senti~o más literal. . L? ~ue imp~rta es el concepto de la investiga:
cton ltterana como una dtsctplma umftcada desembarazada de las restric-
cerse y, en parte, porque estaba menos interesado en una política para la
cultura. Sin embargo, la excelente Literary History of the United States, ciones lingüísticas. No estoy de acuerdo, por lo tanto, con la idea de
por ejemplo, obra redactada en colaboración (R. Spiller, editor, W. Thorp Friedrich de que los que estudian comparativamente a la lite.ratura "no
y otros, 1948), alegremente reclama a Dostoievski como un seguidor de pueden ni deben atre\'erse a inmiscuirse en otros territorios" es decir
Poe y hasta de Hawthorne. Arturo Farinelli, un profesional de pura cepa los territorios de los estudiantes de la literatura inglesa, franc~sa, alema:
de la literatura comparada, describió esta situación en un artículo de colabo- na y dem:ís literaturas nacionales. Ni puedo ver cómo todavía es posible
ración para la obra Mélanges Baldemperger (1930) titulado "Gl'influssi seguir su consejo de no "cazar en el territorio de cad.a quien". 6 No hay
letterari e l'insuperbire delle nazioni". Farinelli comenta, muy apropiada- derecho de propiedad ni "intereses creados" admitidos en la investigación
mente, lo absurdo de tales cómputos de las riquezas culturales de todo literaria. Todo el mundo tiene derecho a estudiar cualquier cuestión aun
ese cálculo de acreedor y deudor cuando se trata de los asuntos de la si se limita a una sola obra en un solo idioma, y todo el mundo tiene .
poesía. Olvidamos que "los destinos de la poesía y del arte se cumplen derecho a estudiar la historia o la filosofía o cualquier otro tópico. Corre
sólo en la vida íntima y en los acordes secretos del alma" .4 En un intere- el riesgo de ser criticado por los especialistas pero ese es un riesgo que
sante artículo, el Profesor Chinard ha establecido, muy oportunamente, el tiene que correr. Nosotros, los que trabajamos en el campo de la literatura
principio de "no deudas" en la comparación de las literaturas, y cita un comparada, sin duda no estaríamos deseosos de impedirle a lo~ profesores
excelente pasaje de Rabelais sobre un mundo ideal sin deudores ni ingleses estudiar los orígenes franceses de Chaucer, o a los profesores fran-
acreedores. 5 ceses estudiar los orígenes españoles de Corneille, etc., puesto que no
querríamos se nos prohibiese hacer publicaciones relacionadas con temas
Una demarcación artificial del campo de estudios y de la metodología, dedicados exclusivamente a las literaturas específicamente nacionales. Se
un concepto mecanicista de los orígenes y de las influencia5, y una moti- ha exagerado mucho la "autoridad" del especialista quien, a menudo, puede
vación en virtud de un nacionalismo cultural, no obstante ser provechosos solamente tener un conocimiento bibliográfico o una información exterior
-me parecen- todos, síntomas de la prolongada crisis de la literatura sin poseer, necesariamente, el gusto, la sensibilidad, y la calidad del no
comparada. especialista cuya perspectiva más amplia e intuición más penetrante pue-
3. 1\-L-F. Guyard, La Littérature compal"ée (París, 1951), págs. 12-i-25. den suplir bien los años de intenso estudio. No hay nada de presuntuoso
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ni de arrogante en defender una mayor movilidad y universalidad ideal
5 . "La Littérature comparée et l'histoire des idées dans 1' étude des relations para nuestros estudios. Toda la concepción de predios reservados con car-
franco-américaines", en Proceediugs of the Second Congress of the Intema-
tional Comparatit•e Literature Associati011, Werner P. Friederich edit., 2
(Chape JI Hill, 1959), 349-69. 6. Y eal'book of ComparatÍI'e ,md Gene1',1! Lite1'ttfllre, -1 ( 195 5). 57.
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teles de "no pase" debe ser desagradable para un espíritu libre. Ella sólo sean sus limitaciones y fallas, están unidos en un·a reacción común contra
puede surgir dentro de los límites de la obsoleta metodología predicada ia consideración externa de los hechos y el atomismo que todavía encade-
y practicada por los teóricos clásicos de la literatura comparada que dan nan al estudio de la literatura comparada.
por sentado que los "hechos" deben descubrirse como si fuesen pepitas de La investigación literaria necesita, primordialmente, darse cuenta de
oro, en virtud de lo cual hemos de hacer las demarcaciones correspondien- la necesidad de definir su campo de estudio y su centro. Debe distinguirse
tes, como futuros explotadores. del estudio de la historia de las ideas o de los conceptos y sentimientos
Pero la verdadera investigación literaria no se interesa por los hechos religiosos y ?olíticos que, con frecuencia, se señalan como alternativas a
los estudios literarios. Muchos hombres eminentes en la investigación lite-
inertes sino por los valores y las calidades. Es por eso que no hay distin-
raria y particularmente en la literatura comparada no están verdaderamente
ción alguna entre la historia y la crítica literari·a. Hasta el problema más interesados en la literatura sino, al contrario, en la historia de la opinión
sencillo de la historia literaria requiere un acto de crítica. Hasta una afir-
pública, los informes de viajeros, las ideas sobre el carácter nacional -en
mación, como la de que Racine influyó en Voltaire o de que Herder in- resumen, en la historia de la cultura en general. Amplían tan radicalmen-
fluyó en Goethe, requiere, para tener sentido, un conocimiento de las te el concepto del estudio literario que llegan a hacerlo idéntico a tod.1
características de Racine y de Voltaire, de Herder y de Goethe, y, por la historia de la humanidad. Pero la investigación literaria no adelantará
consiguiente, un conocimiento del contexto de sus tradiciones, una soste- nada, desde el punto de vista metodológico, a menos que se decida estudiar
nida actiYidad de pesar, comp:~rar, analizar y discriminar que es esencial- a la literatura como un objeto distinto de las otras actividades y creaciones
mente crítica. Nunca se ha escrito una historia literaria sin algún principio del hombre. Por consiguiente, debemos enfrentar el problema de "lo lite-
de selección y algún intento de caracterización y evaluación. Los historia- rario", el problema principal de la estética, de la naturaleza del arte y de
dores literarios que niegan la importancia de la crítica son, ellos mismos, la literatura.
sin saberlo, críticos; por lo común, críticos de segunda que simplemente
han tomado las normas tradicionales y aceptado las reputaciones conven- En una concepción semejante de la investigación literaria la obra de
arte literario, en sí misma, será el centro de interés necesario, y reconoce-
cionales. No se puede analizar, caracterizar y evaluar una obra de arte remos que estudiamos problemas diferentes cuando examinamos las rela-
sin recurrir a principios críticos, no importa si se mantienen inconsciente- ciones de una obra de arte con la psicología del autor o con la sociología
mente o si no son claramente formulados. Norman Foerster, en un folleto de su sociedad. La obra de arte, he argument<~.do, puede ser concebida
tod·avía pertinente titulado The American Scholar, afirmó, de modo muy como una estratificada estructura de signos y significados, la cual es total-
conYincente, que el historiador literario "debe ser un crítico para poder mente distinta a los procesos mentales del autor que tuvieron lugar en el
.rer un historiador".' En la investigación literaria, la teoría, la crítica y la momento de su creación y, por consiguiente, a las influencias que pudieran
historia colaboran para lograr su objetivo principal: la descripción, inter- haber dado forma a su espíritu. Existe lo que se ha llamado, correcta-
pretación y e\·aluación de una obra de arte o cualquier conjunto de obras mente, un "salto ontológico" entre la psicología del autor y una obra de
de arte. La literatura comparada que, al menos entre sus teóricos oficiales, arte, entre la vida y la sociedad, por una parte, y el objeto estético. He
ha rehuido esta colaboración y se ha aferrado a las "relaciones fácticas", llamado "intrínseco" al estudio de la obra de arte y "extrínseco" al de
orígenes e influencias, intermediarios y reputaciones, como sus únicos tó- sus relaciones con el espíritu del autor, con la sociedad, etc. Sin embargo,
picos, debe encontrar la manera de regresar a la gran corriente de la esta distinción no puede significar que deben ignorarse las relaciones ge-
investigación y la crítica literaria contemporánea. En sus métodos y sus néticas o que el estudio intrínseco es un simple formalismo o un esteticis-
reflexiones metodológicas la literatura comparada ha llegado a ser, para mo irrelevante. Precisamente, el cuidadosamente elaborado concepto de
decirlo sin ambages, un remolino est·ancado. Sólo tenemos que pensar en una estratificada estructura de signos y significados intenta superar la anti-
los numerosos movimientos y agrupamientos de investigación y crítica ha- gua dicotomía de contenido y forma. Lo que comúnmente es llamado
bidos durante este siglo, tan diversos en sus objetivos y métodos: Croce y "contenido" o "idea", en una obra de arte, es incorporado a l.a estructura
sus seguidores, en Italia; el formalismo ruso y sus vástagos y progresos en Je la misma como parte de su "mundo" de sentidos proyectados. Nada
Polonia y Checoslovaquia; la Geistescbichte y la estilística alemana que han está más lejos de mi espíritu que negar la importancia humana del arte
encontrado tanto eco en los países de habla española; la crítica existencia- o de erigir una barrera entre la historia y el estudio formal. Por lo apren-
lista francesa y alemana; la "Nueva Crítica" norteamericana; la crítica dido de los formalistas rusos y .de los Stilforscber alemanes, no es mi deseo
mítica inspirada en los modelos arquetípicos de Jung y hasta en el psico- limitar el estudio de la literatura ni al estudio del sonido, del verso y de
análisis freudiano o el marxismo: todos estos movimientos, cualesquiera los artificios de composición, ni a los elementos de la dicción y de la sin-
taxis; ni deseo igualar a la literatur·a con el lenguaje. En mi concepto,
7. Chnpell Hill, 1929, pág, 36. estos elementos lingüísticos forman, por así decirlo, los dos estratos fun-
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