10. A partir del análisis del texto, explica las características del reinado de Isabel II.
Manifiesto de Manzanares.
“Españoles: La entusiasta acogida que va encontrando en los pueblos el ejército liberal; el esfuerzo
de los soldados que le componen, tan heroicamente mostrado en los campos de Vicálvaro; el aplauso
con que en todas partes ha sido recibida la noticia de nuestro patriótico alzamiento, aseguran desde
ahora el triunfo de la libertad y de las leyes, que hemos jurado defender. Dentro de poco días la
mayor parte de las provincias habrá sacudido el yugo de los tiranos; la nación disfrutará los
beneficios del régimen representativo [...] Nosotros queremos la conservación del Trono, pero sin
camarilla que lo deshonre, queremos la práctica rigurosa de las leyes fundamentales, mejorándolas,
sobre todo la ley electoral y la de imprenta; queremos la rebaja de los impuestos, fundada en una
estricta economía; queremos que se respeten en los empleos militares y civiles la antigüedad y el
merecimiento; queremos arrancar a los pueblos de la centralización que 6 los devora, dándoles la
independencia local necesaria para que conserven y aumenten sus intereses propios; y como garantía
de todo esto queremos y plantearemos bajo sólidas bases la Milicia nacional. [...]. Las juntas de
gobierno que deben irse constituyendo en las provincias libres; las Cortes generales, que luego se
reúnan; la misma Nación, en fin, fijará las bases definitivas de la regeneración liberal a la que
aspiramos. Nosotros tenemos consagradas a la voluntad nacional nuestras espadas, y no las
envainaremos hasta que ella esté cumplida.”
Cuartel General de Manzanares, a 7 de julio de 1854. El general en jefe del ejército constitucional,
Leopoldo O´Donnell, Conde de Lucena.
Es un texto de fuente primaria de carácter histórico-circunstancial y de contenido
político ya que es una declaración que plantea cambios para el futuro político de
España. Su destinatario es público, a toda la nacionalidad española con el objetivo de
convencerla y movilizarla para que se divulgue lo máximo posible. El autor es
individual (Leopoldo O’ Donnell) con el fin de establecer un gobierno que sustituya al
moderado. Está redactado el 7 de Julio de 1854 en Manzanares.
La ideal principal es la de legitimar y explicar las razones del pronunciamiento militar
contra el gobierno moderado. El objetivo es un cambio político, de moderados a
progresistas, manteniendo en el trono a Isabel II, pero eliminando la “camarilla”, es
decir, a los moderados que habían estado gobernado bajo sus propios intereses durante
toda una década.
Otras ideas planteadas en el texto son ideas secundarias la buena acogida del ejército
liberal en los pueblos (debido a la gran difusión de este manifiesto) además de la
reivindicación de numerosos principios progresistas como la mejora en la ley
electoral y de imprenta, rebajas en los impuestos, supresión del centralismo, triunfo
de la libertad y las leyes debido a las restricciones de derechos de la Constitución de
1845, restablecimiento de la Milicia Nacional, suprimida por González Bravo y
sustituida por la Guardia Civil en 1844). También afirma que las Juntas revolucionarias
provinciales y las Cortes Generales que se constituirán, fijarían las bases de la
regeneración liberal del país.
Son singulares las circunstancias del gobierno moderado durante el reinado isabelino,
quedando reflejadas en la constitución en 1945 donde se establece la soberanía
compartida entre Cortes y Corona; la división de poderes es relativa ya que el rey posee
el poder ejecutivo y controla el legislativo, las Cortes eran bicamerales y el sufragio es
censitario, por lo que esta carta magna no respeta la voluntad de todos los ciudadanos.
El Estado, para un mayor control, impuso una Ley de Administración Local por el que
los alcaldes serían elegidos por la corona, y las provincias serán controladas por
gobernadores civiles. Además, se creó la Guardia Civil para el control del orden público
y la defensa del gobierno moderado.
El contexto de la revolución nos muestra muchos ejemplos de cómo era la realidad
política durante el siglo XIX: pronunciamientos militares como medio de acción
política, la importancia capital de un ejército muy politizado que a través de sus
generales se convertirán en adalides de las ideologías políticas, o la división interna de
un gobierno sometido a los intereses de los diferentes partidos y camarillas.
El contexto de la revolución nos muestra muchos ejemplos de cómo era la realidad
política durante el siglo XIX: los pronunciamientos militares eran el medio de acción
política, ya que los miembros del ejército estaban muy politizados, llegando en
ocasiones a ocupar puestos de poder como sucediera con el general Serrano ante el
exilio de la reina regente María Cristina. Una inestabilidad política que era alimentada
por estos pronunciamientos, que en el caso de los liberales venían definidos por la
práctica juntista por la que diferentes juntas locales dirigen la revolución contra la
corona, hasta que ésta les cede el poder ante el miedo inminente de una Junta Central
Suprema que adquiera mucho más poder.
En este contexto previo a la Vicalvarada, nos encontraremos con dos actores principales
en la política: el Partido Moderado (y Unión liberal) y el Partido Progresista (y
Demócrata) cada uno con las peculiaridades citadas anteriormente, pero con la intención
de no derrocar la monarquía de la reina Isabel II. Sin embargo, si existían otros partidos
contrarios a la reina como eran los Carlistas y el sector republicano.
Toda esta inestabilidad política suponía un atraso en el desarrollo económico del país
que no lograba equipararse a Europa. Ni en el terreno económico ni en el social, donde
este atraso suponía la inexistencia de una burguesía y una clase obrera fuertes y bien
definidas en sus ideales.
11. A partir del análisis de la gráfica, responde a las preguntas sobre el proceso de la
desamortización española
Esta gráfica de barras nos ofrece información de las desamortizaciones más relevantes de
la Historia de España: las de los ministros progresistas Juan Álvarez Mendizábal y
Pascual Madoz, distinguiendo entre bienes eclesiásticos y bienes civiles, y contabilizados
en cuatro periodos de tiempo del reinado de Isabel II: la época de las regencias de María
Cristina y Espartero (1836-1844); la década moderada (1845-1854); el bienio
progresista (1855-1856) y los últimos años del periodo isabelino.
La desamortización es el proceso que da fin a la amortización de la tierra y otros bienes
inmuebles. Consiste en la expropiación por parte del Estado de gran parte de los bienes
de la Iglesia (tierras y edificios), y de las tierras comunales de los municipios, que fueron
declarados bienes nacionales y vendidos a particulares en subasta pública.
Ambos procesos tuvieron como objetivo favorecer a la clase social sobre la que se
asentaba el liberalismo: la burguesía, creyendo que ésta llevaría a cabo las inversiones
necesarias en busca de una agricultura productiva que liberase excedentes de capital y
mano de obra para una incipiente industria, como ya había sucedido en Inglaterra en el
siglo XVIII.
Por otro lado, desde las Cortes se plantearon vías diferentes, principalmente la de Flores
Estrada, del Partido Moderado, quien se oponía al método de venta de subasta pública
subasta ya que solo favorecería a los grupos adinerados que utilizarían la tierra para
especular con ella. Propuso una Ley de Reforma Agraria que contemplaba una reforma
agraria tal como habían establecido ya los ilustrados del XVIII, que debía favorecer
principalmente a los campesinos, convirtiéndose también en una reforma social para un
mejor reparto de la riqueza y como consecuencia para la causa isabelina, aunque este
proyecto no salió adelante.
La desamortización de Mendizábal, que se llevaría a cabo entre los años 1836 y
1837 en plena Guerra Carlista, pretendía atraer a la causa liberal a los beneficiados de
dicha reforma, por lo que la medida se centró en la desamortización de los bienes
eclesiásticos, respetando los de la nobleza. La situación de déficit del Estado desde la
pérdida de las colonias continentales americanas hizo que el otro gran objetivo de la
desamortización fuera recaudar lo máximo posible para sanear la Hacienda.
Las medidas de Pascual Madoz se desarrollaron en 1855 durante el bienio
progresista, donde la situación política y fiscal no era tan grave como en la etapa anterior.
En esta ocasión se buscaba nivelar el presupuesto del Estado y obtener ingresos que serían
destinados a realizar obras públicas, principalmente de la industria ferroviaria. En ella se
declaraban en venta todas las propiedades principalmente comunales del ayuntamiento,
del Estado, del clero, de las órdenes militares y las restantes eclesiásticas.
Para explicar este proceso nos apoyaremos en la gráfica, que indica los millones
de reales de vellón recaudados por el Estado en la venta de bienes desamortizados. Con
la desamortización de Mendizábal, se aprobó́ la venta de bienes que hubieran pertenecido
a corporaciones y comunidades religiosas, la supresión de institutos monásticos, de los
diezmos y se declaraban bienes nacionales sujetos a enajenación casi todos los del clero
secular. Este proceso se frenaría hacia el año 1844 cuando los moderados llegaron al
poder. También en la gráfica vemos que, con la desamortización de Madoz, la cantidad
de bienes vendidos es muy alta (si tenemos en cuenta que sólo se calculan dos años, 1855-
1856) y además están equilibrados los bienes eclesiásticos y civiles, ya que el Decreto
afectó a ambos.
Los resultados no fueron los esperados: la nobleza y la burguesía adquirieron la
mayoría de las tierras, y la última pasó a convertirse en rentista y a imitar el
comportamiento de los antiguos estamentos privilegiados, rechazando la inversión y la
innovación, y convirtiéndose en la nueva clase terrateniente. Los intereses de ambos
dieron un carácter muy conservador al liberalismo en España. Además, se fracasó como
intento de reforma agraria pues no resolvió los problemas de escasa productividad y atraso
del campo español y tampoco ayudó al despegue industrial.
12. Analiza de manera comparada la estructura económica de España durante
el proceso de industrialización.
Nos encontramos ante una gráfica de barras que compara el porcentaje de población
activa ocupada en cada uno de los tres sectores económicos de seis países: EE.UU.,
Francia, Alemania, Holanda, Reino Unido y España en el año 1877. La leyenda hace
referencia a los sectores económicos y cada una de las barras nos explica cómo se
desarrollan los porcentajes de cada uno de estos sectores económicos.
Uno de los elementos más destacables de la gráfica es la presencia de tres países con un
porcentaje mayor de población dedicada al sector secundario: Alemania, Holanda y Reino
Unido. Estos se habían industrializado durante la Primera Revolución Industrial
consolidándose como algunas de las economías más avanzadas del planeta; además,
estaban en pleno desarrollo de su segunda revolución industrial. Además, esto influiría
en el desarrollo de sus sectores terciarios y en la reducción de población activa dedicada
al sector primario, quedando por debajo del cincuenta por ciento en todos los casos.
En EEUU. también nos encontramos con un importante desarrollo del sector secundario
y terciario, favorecido por la disponibilidad de recursos naturales, por la existencia de un
inmenso mercado interno por el aumento de la población a causa de la inmigración
masiva. Francia, pese al desarrollo industrial, vería limitado su crecimiento industrial
desde inicios del siglo XIX, por cuestiones políticas principalmente.
Sin embargo,en España podemos ver cómo el sector primario ocupa más del sesenta por
cierto de la población activa. El peso de la industria es considerablemente menor que en
el resto de países, ocupando menos del quince por ciento de la población activa, al igual
que el sector servicios, que tampoco llega al veinte por ciento. En definitiva, el gráfico
revela el importante atraso económico que arrastra el país.
Entre las causas que contribuyeron a este tardío desarrollo industrial hay que destacar la
inestabilidad política que vivió España durante el siglo XIX. La Guerra de la
Independencia contra los franceses, la pérdida de la mayor parte del mercado colonial, las
guerras carlistas, los convulsos reinados de Fernando VII e Isabel II, así como el fracaso
del Sexenio Democrático, no generaron las condiciones idóneas para el desarrollo
industrial.
También hay que destacar la mala situación financiera del estado con una elevada deuda
pública. Esta necesidad financiera estatal derivada del déficit presupuestario crónico hizo
que la inversión privada se dirigiese más a comprar títulos de deuda pública que a
inversiones industriales o agrarias. Además, las medidas proteccionistas impulsadas a lo
largo del siglo XIX no propiciaban la innovación y la modernización productiva al estar
libre de la competencia exterior.
Otro factor destacable fue la ausencia de una burguesía con espíritu inversionista más allá
de zonas concretas del país. Esto hará que los capitales nacionales se deriven a la deuda
y la compra de tierras, haciendo que el desarrollo del sector secundario dependa
principalmente de capital extranjero.
Por otro lado, hay que destacar la debilidad del mercado interior, caracterizado por el bajo
poder adquisitivo de la población que impedía la rentabilidad de las inversiones en la
industria. Además, en esta época el mercado interno español no está correctamente
articulado por desarrollarse sobre una geografía muy accidentada y con unas
comunicaciones muy deficientes. El ferrocarril se desarrollará tardía y lentamente a partir
de la aprobación de la Ley General de Ferrocarriles de 1855.
Por último, estará presente la escasez y dispersión de recursos naturales en España. La
separación espacial de los yacimientos de hierro y otros metales con respecto a las
cuencas carboníferas, así como la mala calidad y los altos costes de explotación del
carbón español hacía necesaria la importación de estos, lo que supuso un obstáculo más
en el desarrollo industrial de España.
13. A partir del análisis del texto, comenta la importancia de la constitución de
1931 en el reconocimiento de derechos
Discurso de la diputada Clara Campoamor.
Señores diputados: se está haciendo una constitución de tipo democrático, por un pueblo que tiene escrito
como lema principal, en lo que yo llamo el arco del triunfo de su República, el respeto profundo a los
principios democráticos [...] Yo no creo, no puedo creer, que la mujer sea un peligro para la República,
porque yo he visto a la mujer reaccionar frente a la Dictadura y con la República [...] Resolver lo que
queráis, pero afrontando la responsabilidad de dar entrada a esa mitad del género humano en la política,
para que la política sea cosa de dos, porque sólo hay una cosa que un sexo solo hace: alumbrar, las demás
las hacemos todos en común, y no podéis venir aquí vosotros a legislar, a votar impuestos, a decir deberes,
a legislar sobre la raza humana, sobre la mujer y sobre el hijo, aislados, fuera de nosotras [...] Respecto a
la serie de afirmaciones que se han hecho esta tarde contra el voto de la mujer, he de decir, con toda
consideración, que no están apoyadas en la realidad [...] ¿quién protestó y se levantó en Zaragoza cuando
la guerra de Cuba más que las mujeres? ¿Quién nutrió la manifestación pro responsabilidades del Ateneo,
con motivo del desastre de Annual, más que las mujeres, que iban en mayor número que los hombres? [...]
No cometáis, señores diputados, ese error político de gravísimas consecuencias. Salváis a la República,
ayudáis a la República atrayéndoos y sumándoos esa fuerza que espera ansiosa el momento de su redención.
Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes. Intervención de Clara Campoamor en las sesiones de 30 de
septiembre y 1 de octubre 1931.
El documento que se presenta a comentar es un fragmento que pertenece al discurso de
la diputada Clara Campoamor, diputada del Partido Radical en las Cortes Constituyentes.
Se trata de un texto primario, de contenido político y social. Es de autoría individual y
fue pronunciado el 1 de septiembre de 1931 en las Cortes Constituyentes con objeto de
reivindicar el sufragio universal, y recogido en el Diario de Sesiones de dichas Cortes,
por lo que es público.
La relevancia de este texto radica en que es un texto destinado a establecer uno de los
puntos clave de la nueva Constitución de 1931: el sufragio femenino, no establecido hasta
el momento en España. Sin embargo, desde mayo de 1931 las mujeres si podían ser
elegidas diputadas y así entrarían a formar parte de las Cortes Constituyentes desde un
primer momento la autora del texto, miembro del Partido Radical, y Victoria Kent,
miembro del Partido Republicano Radical Socialista.
El Gobierno Provisional implantado tras el 14 de abril, formado por los líderes de
aquellos partidos que habían firmado el Pacto de San Sebastián convocaron Cortes
Constituyentes para junio de 1931. De ellas salió triunfadora una coalición formada por
republicanos y socialistas, por lo que la Constitución de 1931 tendría un claro carácter
progresista. Las discusiones fueron muy intensas, especialmente en lo referente a la
cuestión religiosa. Mención especial, dada la naturaleza del texto que comentamos, tiene
el tema de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y, en consecuencia, el
referente al sufragio.
Se muestran dos párrafos de dicho discurso. En el primero de ellos hace una exposición
contra las ideas obsoletas que defienden las diferencias entre hombres y mujeres sin
respetar los derechos que tiene la mujer como ser humano. En el segundo párrafo expone
las esperanzas que tiene en esa Constitución en la que están trabajando, porque será
ejemplo de justicia para con la mujer, tal y como lo fue el decreto del 8 de mayo de 1931
(que entre otros temas declara que la mujer podía ser elegida para ser diputada).
La Constitución de 1931 sería la más avanzada hasta el momento, teniendo como
referente la Constitución de 1969, redactada durante el primer año del Sexenio
Democrático, cuyo objetivo era instaurar un liberalismo real en España, donde se
recogieran amplios derechos y libertades para todos los ciudadanos. También, la
Constitución de 1931 se enmarca en el constitucionalismo europeo del período de
entreguerras, siendo evidente la influencia de la Constitución alemana de Weimar. Siendo
un ejemplo de Carta Magna para las democracias coetáneas, continuó siendo el texto
referente de los exiliados republicanos tras la Guerra Civil española.
Las características esenciales de la Constitución de 1931 son:
- España es una república democrática y de trabajadores.
- Se aprueba la soberanía popular y el sufragio femenino, extendiéndose la igualdad
real entre hombres y mujeres en el ámbito político. Las primeras elecciones en
las que participaron las mujeres fueron las de 1933.
- Separación de poderes, donde y el poder judicial recae en los tribunales de justicia,
el ejecutivo recae en el gobierno y el legislativo recae en las Cortes unicamerales.
Sin embargo, se estableció un Tribunal de garantías Constitucionales, a modo de
segunda cámara de gobierno y que era competente para el control de la
constitucionalidad de las leyes, la resolución de conflictos entre la República y las
regiones autónomas o el control de la responsabilidad criminal del Jefe del Estado,
entre otras cuestiones.
- La constitución establece amplios derechos y libertades y los divide en
individuales y políticos, y en los relativos a la familia, a la economía y a la cultura
- Estableció el derecho a un trabajo digno para los trabajadores. Este artículo abre
la puerta a la regulación de los seguros accidentes laborales, enfermedad,
maternidad y desempleo. Asimismo, establece el derecho a las vacaciones anuales
remuneradas y a la protección de las mujeres y de la maternidad.
- Por último, recoge a España como un estado integral, pero recoge la posibilidad
de reconocer las autonomías.
14. A partir del siguiente texto, realiza una composición sobre el contexto inmediato
al inicio de la Guerra de España en 1936.
Discurso de Juan Negrín en el Council of Foreign Relations (Nueva York) “[...] Desde 1931 hasta 1936
estuvieron en el poder varios gobiernos, unos liberales, otros conservadores. Hubo dos legislaturas
parlamentarias entre esos años. La primera fue ligeramente inclinada a la izquierda, pero sin un solo
comunista en el Parlamento. La otra fue marcadamente derechista en su color y contó con un solo
diputado comunista de un total de cuatrocientos sesenta y siete. En febrero de 1936 hubo elecciones
generales convocadas y celebradas bajo un gobierno derechista. Permítanme recordarles a ustedes,
como solemos decir nosotros, que el gobierno que «hace» elecciones en España normalmente obtiene la
victoria. Pero estas elecciones dieron como resultado una victoria de los republicanos. En el nuevo
Parlamento había una mayoría de centroizquierda. Desde ese mismo momento, justo al día siguiente de
conocerse los resultados, comenzó una plaga de actos de violencia, sabotajes y persecuciones. Y los
autores de la mayoría de estos actos militaban y estaban pagados por los elementos reaccionarios y
profascistas de la derecha española. Por parte del gobierno, hubo debilidad. Era la debilidad derivada
del exceso de tolerancia. Y como efecto hubo represalias. Represalias censurables. Sus autores eran
extremistas de los márgenes de la izquierda. Y luego llegó el asesinato de Calvo Sotelo, el líder de la
derecha monárquica y fascista. Su asesinato fue un crimen. Pero no puede ser considerado al margen de
la cadena de actos terroristas que le precedió. Como es natural, ha habido intentos de utilizar ese
asesinato como pretexto y justificación de la rebelión militar de julio. Pero todo el mundo debe saber a
estas alturas que esa rebelión había sido preparada con muchos meses de anticipación. Y que su
propósito era recuperar por la violencia lo que se había perdido y someter el país a un sistema más o
menos totalitario. Los propios generales rebeldes han dejado testimonio de todo esto en innumerables
libros que estarán disponibles aquí. [...]”
Nueva York, 8 de mayo de 1939
Nos encontramos ante una fuente histórica primaria, una transcripción de un
discurso de Juan Negrín, presidente del gobierno republicano en el exilio, ante el Council
of Foreign Relations, una institución estadounidense especializada en el análisis de las
relaciones exteriores dotada de una gran influencia política a nivel mundial. Este tuvo
lugar al poco de haber terminado la Guerra Civil española, en el mes de mayo del año
1939 en la ciudad de Nueva York. Su contenido es político y es de autoría individual. Su
destinatario es público.
En el primer párrafo destaca que durante la Segunda República se dieron dos
legislaturas parlamentarias, una primera que describe como ligeramente izquierdista y sin
diputados comunistas, y una segunda “marcadamente conservadora” donde habría un solo
diputado comunista. El segundo párrafo incide en la victoria del centroizquierda
republicano en las elecciones de febrero de 1936, mientras que el tercer párrafo recalca
la escalada de violencia que empezarían los grupos de extrema derecha con la excesiva
permisividad del gobierno republicano, lo que habría llevado a los asesinatos de José de
Castillo y en represalia, de Calvo Sotelo, líder de la derecha más próxima al fascismo. En
el cuarto y último párrafo condena este asesinato, pero destaca que se ha intentado utilizar
para legitimar el golpe de estado de 1936, pese a que venía organizándose desde tiempo
antes.
Durante el periodo de entreguerras se produjo una quiebra de la fe en el
liberalismo y la democracia, producto del trauma que supuso la Gran Guerra. A este
sentimiento se unirá la crisis económica y social que supuso la Gran Depresión tras el
crack de 1929, donde el desempleo y la pobreza alcanzaron niveles nunca vistos. Todo
esto provocó una radicalización de la vida política donde una parte importante de la clase
trabajadora se acercará a opciones revolucionarias socialistas y comunistas siguiendo el
ejemplo de la revolución octubre de 1917 y la URSS, al mismo tiempo que las clases altas
y medias se acercaban progresivamente al fascismo y nacionalsocialismo por el miedo a
una revolución comunista y a la pérdida de sus privilegios.
En lo relacionado con el contexto nacional español, la Gran Depresión también
afectó a nuestro país, aunque menos por las políticas proteccionistas vigentes desde el
siglo XIX. Pero en este contexto toma especial relevancia la victoria del Frente Popular
en las elecciones de febrero de 1936 por la polarización política que siguió a esta victoria,
especialmente ante el reinicio de las políticas de reformas con mucho más ímpetu que en
el Bienio Reformista. El propio discurso de Negrín habla de la creciente violencia que
comenzó a desarrollarse en el país por parte de grupos de extrema derecha como los
carlistas o Falange Española. Este resultado electoral también fue el momento desde el
cual grupos de militares organizados en la Unidad Militar Española comenzarán a
acercarse a la extrema derecha y a planificar un golpe de estado protagonizado por
militares y apoyados por sectores civiles conservadores y la alta burguesía terrateniente e
industrial.
El gobierno republicano no consiguió contener el aumento de la violencia política
y varios grupos de izquierda comenzaron a organizarse para enfrentarse a los ataques de
la extrema derecha. En este ambiente, el 12 de julio es asesinado José del Castillo, un
policía y militante socialista, por parte de la extrema derecha. Un acto que fue respondido
unos días después con el secuestro y posterior asesinato de Calvo Sotelo, líder de la
derecha monárquica y golpista. Este hecho fue clave para que generales indecisos se
sumasen al golpe y se cohesionase la derecha en torno al golpismo militar.
El 18 de julio de 1936 se produce el pronunciamiento militar contra el gobierno
republicano, pero no triunfa en todo el territorio. España quedó divida en dos zonas, que
acabaron enfrentándose durante los siguientes tres años en lo que se conoce como la
Guerra Civil española.
La Guerra Civil española, en la que se enfrentaron dos bandos opuestos, se ha
considerado tradicionalmente como un antecedente de la Segunda Guerra Mundial, donde
las democracias liberales y la URSS se enfrentarán unidas al totalitarismo fascista y al
nacionalsocialista del Eje.
15. Analiza el siguiente texto y explica las opciones políticas existentes a la muerte
de Franco. (2,5 puntos)
Disidencia y subversión a finales del franquismo.
“El fracaso de la dictadura franquista ante el crecimiento y la extensión del disentimiento, a pesar de los
continuados esfuerzos realizados y los variados recursos utilizados, y pese a sus propios errores e
insuficiencias, muestra, contrariamente a lo sostenido muchas veces, la solidez del disenso, alimentado por
los cambios sociales y culturales que experimentaba la sociedad española que, por otra parte, era cada
vez más permeable a las influencias de todo tipo del entorno europeo. Ciertamente, en 1975, «Franco
murió en la cama», pero la salud política de la dictadura estaba tan deteriorada como la salud física del
dictador.”
Ysàs, Pere (2004) Disidencia y subversión: la lucha del régimen
franquista por su supervivencia, 1960‐1975. Barcelona: Crítica.
Nos encontramos ante una fuente histórica secundaria, de tipo político donde se nos habla
del fin de la dictadura franquista. Es un fragmento de la obra “Disidencia y subversión:
la lucha del régimen franquista por su supervivencia” de Pere Ysàs i Solanes. El autor es
Pere Ysàs i Solanes, nacido en Cataluña y catedrático de Historia Contemporánea de la
Universidad Autónoma de Barcelona. El destinatario del texto es toda la población
española. Su función es, sobre todo para los historiadores, al ser un fragmento de una obra
historiográfica publicada en el año 2004, dejar constancia del movimiento de oposición
al franquismo en su última etapa.
El disentimiento que menciona el texto hace referencia al rechazo de varios sectores
sociales hacia la dictadura franquista. La sociedad española había ido experimentando
una serie de cambios en los últimos años del franquismo gracias al desarrollo económico
surgido de la apertura económica que supuso el desarrollismo, dando paso a un cambio
de mentalidad, a nuevas corrientes de crítica hacia el régimen y a exigencias de libertades.
De esta forma, frente al inmovilismo del régimen surge con fuerza la oposición al mismo
con partidos políticos de izquierda como el PSOE o el PCE, así como los partidos
nacionalistas catalanes y vascos.
Dentro de estos movimientos políticos y sociales que reclaman un cambio de régimen y
abogan por la defensa de las libertades encontramos a varios movimientos como los
sindicatos ilegales que organizaban a la clase obrera, las organizaciones de estudiantes,
varios sectores de la Iglesia y personalidades del mundo de la educación y la cultura.
También surgió una minoría de disidentes dentro del propio régimen.
La idea principal que recoge el texto es la consolidada oposición que existía en los últimos
años de vida del dictador, aunque se negara desde la misma, y que era fruto de los cambios
sociales y culturales que se venían desarrollando desde finales de la década de los 60.
Las alternativas políticas que se proponían tras la muerte de Franco eran varias. Los
continuistas o involucionistas, también llamados "el bunker", no barajaban ninguna otra
posibilidad que no fuera continuar con una dictadura como la emprendida en 1939. Son
los que controlan el poder tras la muerte de Franco con Arias Navarro como presidente
del Gobierno. Era la opción defendida por la mayoría de los franquistas.
Los reformistas o aperturistas eran partidarios de conducir el régimen desde la dictadura
hasta una democracia homologable a las europeas occidentales. La apoyan algunos
sectores políticos del franquismo, probablemente bajo la amenaza de un fin similar al que
tuvo la dictadura portuguesa en 1974 con la Revolución de los Claveles. A este grupo
pertenecían el propio príncipe y luego rey Juan Carlos I, y varios políticos del régimen
como Fraga Iribarne y Adolfo Suárez. Eran partidarios de cambiar el régimen, pero desde
la legalidad y las instituciones vigentes en el propio régimen franquista.
Por otro lado, estaba la postura rupturista donde encontraban los diversos partidos de
izquierda y nacionalistas, organizados tras la muerte de Franco en Coordinación
Democrática o “Platajunta”. Esta opción considera que para lograr una verdadera
democracia hay que romper totalmente con el régimen franquista, su legalidad y sus
instituciones. Reclaman para ello el fin de la dictadura franquista con el establecimiento
provisional que convoque elecciones libres para crear Cortes Constituyentes y establecer
unas bases para un sistema nuevo y totalmente democrático.
En principio eran partidarios de una "ruptura democrática", pero al negociar la Ley de
Reforma Política. Así se abandonó la opción rupturista por parte de gran parte de la
oposición y se optó por una vía consensuada con los sectores aperturistas del franquismo.