VIGILIA DE PENTECOSTÉS
VIGILIA DE PENTECOSTÉS
VIGILIA DE PENTECOSTÉS
INDICACIONES: Prever que todos lleven una veladora, preparar 7 frascos de aceite y letreros con
el nombre de cada don del Espíritu Santo, preparar un lugar cerca del altar para el Cirio Pascual.
Objetivo: Celebrar la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles y María Santísima; recordando
que este mismo Espíritu habita hoy en la Iglesia y nos da a cada uno la fuerza para discernir y
desempeñar nuestra vocación de bautizados.
Monición: Nos reunimos como los discípulos en el cenáculo, como y con María, la Madre, como y
en Iglesia, para prepararnos a recibir el gran don de Dios, a DIOS que se hace DON, la "PROMESA
DEL PADRE". Vamos a vivirlo, en un ambiente de fiesta y de esperanza y con las actitudes de:
pobreza, acogida y súplica intensa. Pobreza, porque sin el reconocimiento de nuestro vacío no viene
el Espíritu. Acogida, porque el Espíritu viene como huésped, como amigo y hay que abrir la casa
con toda disponibilidad. Súplica, como necesidad y deseo, pidiendo con fuerza y con fe la venida
del Espíritu a nosotros, a la comunidad, a la Iglesia.
INICIA LA VIGILIA CON LA EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO
Indicación: Entra el Sacerdote llevando la custodia con el Santísimo y atrás van llevando el Cirio
Pascual encendido; al dejar la Custodia en el altar, el Cirio es colocado en un lugar previamente
preparado cerca del altar. Se acompaña con un canto.
Celebrante: Todos dispuestos a recibir el gran don de gozar de la promesa de Jesucristo, la venida
del Espíritu Santo, el amor del Padre y del Hijo que debemos aceptar; para que mueva en nosotros
la voluntad de Dios de llevar la salvación a todos nuestros hermanos y hermanas. Digamos todos
juntos:
1. Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra débil
tus fieles y llena de la divina gracia los carne.
corazones, que Tú mismo creaste.
5. Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto
2. Tú eres nuestro Consolador, don de Dios la paz, sé Tú mismo nuestro guía, y puestos
Altísimo, fuente viva, fuego, caridad y bajo tu dirección, evitaremos todo lo nocivo.
espiritual unción
6. Por ti conozcamos al Padre, y también al
3. Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Hijo; y que, en Ti, Espíritu de entrambos,
Tú, el dedo de la mano de Dios; Tú, el creamos todo el tiempo.
prometido del Padre; Tú, que pones en
7. Gloria a Dios Padre, y al Hijo que resucitó,
nuestros labios los tesoros de tu palabra.
y al Espíritu Consolador, por los siglos de los
4. Enciende con tu luz nuestros sentidos; siglos. Amén.
infunde tu amor en nuestros corazones; y, con
Podemos sentarnos.
El Espintu Santo fue enviado en Pentecostés, descendió sobre los apóstoles y viene hoy a nosotros
para guiamos, hacernos fuertes y llevarnos a la Santidad. Escuchemos en silencio y atentos la
siguiente lectura
Lectura: Hch 2, 1-11
Meditación: El Espiritu Santo santifica por medio de la gracia, de las virtudes, de sus dones que
conviene que se haga repasar un poco en este momento. Esos dones del Espiritu Santo: Sabiduría,
es un don que nos hace saborear las cosas de Dios. Entendimiento, don que nos ayuda a entender
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mejor la verdad de nuestra fe. Consejo, es un don que nos ayuda a saber lo que Dios quiere de
nosotros y de los demás. Fortaleza, es un don que nos da fuerza y valor para hacer las cosas que
Dios quiere. Ciencia, es un don que nos enseña cuáles son las cosas que nos ayudan a caminar hacia
Dios. Piedad, es un don con el que amamos más y mejor a Dios y al prójimo. Y Temor de Dios, un
don que nos ayuda a no ofender a Dios quizás cuando ese amor nuestro flaquea un poco.
Ya desde ahora podemos hacer un propósito para nuestra vida interior, el mismo que nos
recomienda san Josemaría: “frecuentar haciendo posible sin interrupción, la amistad y trato
amoroso y dócil con el Espíritu Santo”; para que dándole paso en nuestra vida sepamos iluminar a
los demás con nuestras palabras y acciones, con la luz del buen ejemplo.
Y, es por eso, que decimos: ven Espiritu Santo a morar en nuestras almas.
Canto: Espiritu Santo, ven, ven en el nombre de Jesús.
https://www.youtube.com/watch?v=LiluAOQOCAc
Indicación: Terminado el canto debe estar preparado los siete frascos de aceites para presentarlos
en procesión, cada uno con el respectivo nombre de un Don del Espiritu santo. El monitor dará
lectura del significado de cada uno de ellos al ir pasando.
Monición: Los dones del Espíritu Santo son regalos para bien de quien lo recibe y hace la voluntad
de Dios en su vida y en favor de los demás. Recibamos en este momento cada uno de estos dones
del Espíritu Santo que Dios ha querido otorgar a su Iglesia.
EL DON DE LA SABIDURÍA
Es el don de entender lo que favorece y lo que perjudica al proyecto de Dios. El fortalece
nuestra caridad y nos prepara para una visión plena de Dios.
El mismo Jesis nos dijo: «Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo hablarán, ni de que
dirán. Dios mismo les sugerirá en ese momento lo que tienen que decir. Pues no serán ustedes los
que hablen, sino que el Espíritu del Padre hablará por ustedes.» (Mt 10, 19-20). La verdadera
sabiduría trae el gusto de Dios y su Palabra.
EL DON DEL ENTENDIMIENTO
Es el don divino que nos ilumina para aceptar las verdades reveladas por Dios. Mediante este don,
el Espiritu Santo nos permite escrutar las profundidades de Dios, comunicando a nuestro corazón
una particular participación en el conocimiento divino, en los secretos del mundo y en la intimidad
del mismo Dios.
EL DON DE CONSEJO
Es el don de saber discernir los caminos y las opciones, de saber orientar y escuchar. Es la luz
que el Espiritu nos da para distinguir lo correcto e incorrecto, lo verdadero y falso.
Sobre Jesús reposó el Espíritu Santo, y le dio en plenitud ese don, como habia profetizado Isaias:
«No juzgará por las apariencias, ni atendiendo a rumores. Juzgará con justicia a los indefensos, a los
pobres del país con rectitud; herirá al violento con la vara de su boca, con el soplo de sus labios
matará al malvado» (Is 11, 3-4).
EL DON DE CIENCIA
Es el don de la ciencia de Dios y no la ciencia del mundo. Por este don el Espiritu Santo nos revela
interiormente el pensamiento de Dios sobre nosotros, pues «nadie conoce lo íntimo de Dios, sino
el Espiritu de Dios» (1 Co 2, 11).
EL DON DE PIEDAD
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Es el don que el Espiritu Santo nos da para estar siempre abiertos a la voluntad de Dios, buscando
siempre actuar como Jesús actuaría.
Si Dios vive su alianza con el hombre de manera tan envolvente, el hombre, a su vez se siente
también invitado a ser piadoso con todos.
En la Primera Carta de San Pablo a los Corintios escribió: «En cuanto a los dones del Espíritu, no
quiero, hermanos, que sigan en la ignorancia. Como saben, cuando no eran cristianos, se dejaban
arrastrar ciegamente hacia los idolos mudos. Por eso quiero que sepan, que nadien que hable
movido por el Espiritu de Dios, puede decir; «Maldito sea Jesús». Como tampoco nadie puede
decir. «Jesús es Señor» si no esta movido por el Espíritu Santo» (1Co 12 1-3).
EL DON DE FORTALEZA
Este es el don que nos vuelve valientes para enfrentar las dificultades del día a día de la vida
cristiana. Vuelve fuerte y heroica la fe. Recordemos el valor de los mártires. Nos da perseverancia y
firmeza en las decisiones.
Los que tienen ese don no se amedrentan frente a las amenazas y persecuciones, pues confían
incondicionalmente en el Padre.
El Apocalipsis dice: «Que no te acobarden los padecimientos que te esperan; es verdad que el
diablo va a meter en la cárcel a algunos de ustedes para ponerlos a prueba, pero el sufrimiento
durará poco tiempo. Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida» (Ap 2,10).
EL DON DEL TEMOR DE DIOS
Este don nos mantiene en el debido respeto frente a Dios y en la sumisión a su voluntad,
apartándonos de todo lo que le pueda desagradar.
Por eso, Jesús siempre tuvo cuidado en hacer en toda la voluntad del Padre, como Isaías había
profetizado: «Sobre el reposará el espiritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu
de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y temor del Señor.» (Is 11, 2).
Celebrante: Recuerden que Jesús dijo "El Padre celestial dará el Espiritu Santo a quienes se lo
pidan" (Lc 15, 13).
El celebrante invita para que espontáneamente los participantes oren por todos, para que el
Espiritu Santo se reavive y sea luz en todos y el mundo vea la presencia de la Iglesia de Dios en
estos tiempos de prueba donde las mega tendencias y las nuevas ideologías nos arrazan, que el
Espiritu de Dios nos mueva a ayudar a proteger, a amar sin medida y con valor. (Guardar silencio
para que los fieles hagan su oración).
Monitor: Espera unos momentos y anuncia el siguiente canto.
El Espiritu Santo está derramando sus dones sobre cada uno de nosotros abramos nuestras mentes y
corazones, para que él more por siempre en nosotros.
Canto: Hay una unción aquí
Monitor: San Antonio de Padua cree que: “un cristiano fiel, iluminado por los rayos de la gracia al
igual que un cristal, deberá iluminar a los demás con sus palabras y acciones, con la luz del buen
ejemplo”. Invitamos a cada uno a pasar a que se unjan con el aceite del don que sientan que más
estén necesitando para su vida.
Indicación: Los fieles van pasando ordenadamente en procesión hacia donde se encuentran los
frascos de aceite para que se unjan con el aceite. Se acompañan con cantos propios.
Al concluir la procesión se invita a que todos a realizar la siguiente oración:
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Oración al Espíritu Santo (San Juan XXIII)
Espíritu Santo, a mi vocación cristiana.
perfecciona la obra que Jesús Que ningún interés, por descuido mío,
comenzó en mí. vaya contra la justicia.
Canto: Espiritu de Dios la hora ya llegó tu pueblo se alza en oración (Secuencia del Espiritu Santo).
Celebrante: Ahora llenos de alegria y gozo dados por el Espíritu Santo y recibidos por nosotros,
fieles a Dios, nos unimos a nuestra Madre como los doce apóstoles.
El Espíritu Santo culmina en María la expectativa y la preparación del Antiguo Testamento, para la
venida de Cristo. De manera única la llena de gracia y hace fecunda su virginidad para dar a luz al
Hijo de Dios encarnado. Hace de ella la madre del "Cristo Total", es decir, de Jesús Cabeza y de la
Iglesia su Cuerpo. María está presente entre los doce el día de pentecostés, cuando el Espíritu
inaugura los "últimos tiempos" con la manifestación de la Iglesia. (CEC 721. 726. 744).
Oración: Concédenos, María que nuestra Iglesia se deje inflamar por el fuego de Jesús y por el
Espíritu Santo. Intercede, María ante Jesús y haz que nosotros nos dejemos inflamar por el fuego de
su amor que se refleja en tu rostro de madre maternal. Obtennos, por la contemplación del rostro de
tu Hijo, que sintamos inflamar nuestro corazón con la llama que tú viniste a traer a la tierra. Amén.
Canto: En torno a María. Grupo Jésed.
Monitor: Dios que nos llama a estar con Él, también nos invita a sembrar la semilla del Evangelio
en nuestra Familias, Parroquia y Comunidad. Queremos hacerlo poniéndonos en las manos del
Padre, para que sea Él, quien lleve adelante nuestros proyectos, quien aliente nuestra tarea y la
única razón de todo cuanto hagamos.
Ahora el sacerdote con las manos extendidad va a pedir al Espíritu Santo que derrame en todos
ellos el fuego de su amor, para que así puedan desempeñar con eficacia evangelica su vocación de
bautizados.
Celebrante: Padre nuetro llena los corazones de estos hermanos (as), que van hacer enviados, con
la fuerza del Espíritu Santo. Cólmalos de fe y de esperanza en el anuncio de tu Palabra. Concédeles
fortaleza y coraje para los momentos de cansancio y el desánimo. Infúndeles la alegría que brota de
ti y ayúdales a transmitirla. Te lo pedimos por María, Estrella de la Evangelización, Corazón y
Madre de esta comunidad y por tu Hijo Jesucristo. Amén.
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A continuación, les envía con estas palabras: Jesús le ha llamado. Vayan y anuncien la alegría del
Evangelio.
Monitor: Se invita a que pase una persona o una familia a encender una vela directamente del Cirio
Pascual y vaya pasando la luz sin salirse de su lugar. Mientras se pasa la luz se entona el siguiente
canto.
Canto: Ven, Espíritu Santo de Dios, grupo Kairoi.
Monitor: Todos con la vela encendida hacen la consagración al Espíritu Santo
Consagración: ¡Oh, Espiritu Santo! Recibe la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser.
Dignate ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida y en cada una de mis acciones: Mi
director, mi luz, mi guía, mi fuerza y el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reserva a tus operaciones divinas y quiero ser siempre dócil a tus
inspiraciones.
¡Oh, Espiritu Santo! Transfórmame con Maria y en Maria, en Cristo Jesús, para gloria del Padre y
salvación del mundo. Amén.
Reserva del Santísimo
Oh, Sagrado Banquete, en el cual Cristo se recibe como alimento, se renueva la memoria de su
Pasión, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la futura gloria.
S. Les diste pan bajado del cielo
T. Que contiene en si todo deleite.
Oh, Dios, que en este admirable sacramento nos has dejado el memorial de tu Pasión, concédenos
venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos
constantemente el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.