Evangelismo - Discipulado
II. PLAN DE SALVACIÓN
A. Todos somos pecadores:
(Romanos 3:23; Eclesiastés 7:20; Isaías 64:6)
Pecar; del griego, hamartano: no dar al blanco, no alcanzar la meta, no
alcanzar la marca de la perfección divina. La idea es que debo compararme
con Dios. Si me comparo con los hombres, siempre encontraré alguno frente
a quien considerarme mejor; pero si, como la Biblia lo indica, lo hago en relación
a Dios, jamás daré en el blanco. Por esta razón, todas mis justicias son
como "trapos de inmundicia".
Explicar que cuando la Biblia nos dice que somos pecadores significa que las
buenas personas también lo son, pues aún las buenas no son perfectas
(Lc. 13:2-5).
Debemos tener cuidado en cómo le indicamos a un inconverso que es
pecador. Hay que admitir que uno también lo es, pero nunca asociándonos con el
pecado del oyente, y mucho menos creyéndonos más santos que él.
Este punto es vital, pues si lo acepta, habrá entonces más posibilidad de que
reconozca que con suciedad no puede entrar en la presencia de Dios. Pero, una
vez que la persona reconoce que es pecadora, no hay que seguir diciéndoselo,
sino continuar con el siguiente punto.
Desde el primer instante, es imprescindible entablar un diálogo entre la persona
y Dios, indicando siempre: "Esto es lo que la Biblia dice..."; "Mira lo que Dios dice
en su Palabra...." El asunto no es que tú tengas las respuestas, sino que Dios
tiene las respuestas.
B. La paga del pecado es muerte:
(Romanos 6:23)
El salario que recibo por el pecado es muerte.
Muerte significa separación de Dios.
El pecado no puede ser pagado mediante las buenas obras, ni penitencias, ni
rezando o repitiendo ave marías o padre nuestros; porque el pecado se paga
con la muerte.
Dios no odia al pecador, pero odia el pecado. Lo odia porque nos separa de Él
(2º Ts. 1:8-9).
La Biblia nos habla de dos muertes y dos nacimientos. Se nace a este mundo
al salir del vientre de la madre, y a excepción de las personas que serán
arrebatadas por el Señor antes de su segunda venida, todos morirán
físicamente.
Efesios 2:1 nos dice que todos nacemos muertos espiritualmente. Nuestra
alma está separada de Dios por ser pecadores; y por esta razón, Cristo dijo: "Os
es necesario nacer de nuevo" (Jn. 3:7).
Sólo mediante un nuevo nacimiento, el hombre puede tener vida eterna; y si una
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persona muere sin haber confiado en Cristo Jesús como su Salvador personal,
su alma será separada de Dios y finalmente arrojada en el fuego eterno. La
Biblia llama a esto, "la muerte segunda" (Ap. 20:14-15).
C. En el cielo no entra cosa sucia:
(2º Pedro 3:13; Apocalipsis 21:27; Salmo 5:4; Salmo 11:4; Salmo 115:3)
Dios es santo y el lugar donde vive también lo es. Si permitiera la entrada a
alguna forma de pecado, el cielo dejaría de ser santo, puro y limpio.
Por tanto, debemos reconocer el hecho de que somos pecadores y
necesitamos que nuestros pecados sean perdonados antes de que podamos
entrar al cielo. Pero Dios no sólo nos da el perdón de pecados necesario para
que nuestra alma vaya al cielo, sino que también nos dará un cuerpo nuevo,
glorificado, completamente libre de pecado, enfermedad y muerte. Dicho cuerpo
será como el cuerpo glorificado de nuestro Señor Jesucristo (Fil. 3:21; 1º Jn. 3:2).
D. Nada de lo que el hombre pueda hacer, alcanzará la marca divina:
(Efesios 2:8-9; Romanos 4:5; Gálatas 2:16; Tito 3:5; Romanos 3:28)
Si hay algo claro en las Escrituras, es que el hombre es salvado por la fe en el
pago total que Jesús efectuó en la cruz, ¡y nada más!
Ningún intento humano por bien intencionado que sea, podrá obtener ni
mantener la salvación, porque ésta es únicamente mediante la obra
consumada de Cristo, y nada podemos añadir a esa obra.
El hombre tiene necesidad de acercarse a Dios, y uno de sus intentos para llegar
a él es la religión. Religión: "re", prefijo que unido a verbos denota reintegración o
repetición. "Ligio, ligare": unir, ligar.
Etimológicamente la palabra "religión" significa "unir otra vez". Por tanto, las
religiones son los intentos de los hombres para unirse otra vez con Dios. Ellas
son producto del hombre, pero inspiradas por Satanás.
Satanás no es aquel personaje de caricatura con cuernos, tridente y traje de color
rojo, como él desea que el mundo piense. Es un ser que se disfraza como ángel
de luz y de esta forma engaña a la humanidad haciéndola pensar que el
camino de la religión es el correcto para llegar a Dios.
Falsifica la gracia de Dios para salvación, ofreciéndoles a todos un método
"celestial" de ir al infierno: las buenas obras para salvación (2º Co. 11:14-15).
Por lo general es difícil para el inconverso entender que no podemos salvarnos
por las propias obras, ni ayudar a Cristo a salvarnos por las obras que
hacemos, ni colaborar para mantenernos salvos por nuestros méritos. Esta es
una de las cosas más importantes que la persona debe creer, porque si la
persona no cree esto, entonces no será salva (Ro. 11:6).
Observemos por ejemplo Mt. 7:21-23. Estas personas trataban de llegar al cielo
mediante sus propias obras. Dios llama a esto pecado, pues para el Señor
cualquier buena obra con ese propósito viene a ser como una justicia semejante a
un trapo de inmundicia.
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E. Cristo efectuó el pago completo por todos nuestros pecados, y nos
ofrece su justicia:
Cristo nunca pecó, antes bien vivió una vida perfecta. Sin embargo, llevó
nuestros pecados sobre sí mismo y pagó por ellos, con el propósito de darnos la
justicia de Dios en lugar de nuestros pecados (2º Co. 5:21).
Por ser pecadores, siempre hacemos lo que nosotros queremos hacer, pero Dios
permitió que Jesús llevara nuestros pecados sobre sí mismo, y pagara por todos
ellos (Is. 53:6).
Gracias a que murió como sustituto nuestro en la cruz y nos dio su justicia, el
Señor Jesús logró para nosotros los creyentes lo siguiente:
1. Que pudiéramos vivir para siempre en el cielo con el Señor (1º P. 3:18)
2. Que pudiéramos vivir espiritualmente (1º P. 2:24).
3. El perdón de nuestras iniquidades (Col. 2:13-14; Tit 2:14).
4. La justificación de todo lo malo que hayamos hecho (Hch. 13:38-39).
5. Hacernos puros, santos y perfectos para siempre (He. 10:10, 14).
Nosotros los hombres carecemos de justicia, y Dios desea ansiosamente
dárnosla. Pero sólo la otorga a aquel que acepta el pago de Cristo por sus
pecados. Da su justicia instantáneamente a quien acepta a Cristo como su
Salvador (2º Co. 5:21), pero solamente por medio de la fe, nunca por obras
(Leer Ro. 4:5-8; 4:22-24; 9:30-32).
Lo anteriormente dicho, es el corazón mismo del evangelio. Recordemos
que compartir el mensaje no es una carrera contra el reloj, ni una competencia
para determinar quién lo hace más rápido. Si es necesario, tomemos el tiempo
para repasar cuidadosamente los versículos que enseñan que Cristo pagó por
todos los pecados. Si la persona no acepta la enseñanza de la Escritura, repite
los versículos tratando de hacérselos tan claros como sea posible.
F. Para ser salvo hay que creer y recibir a Cristo por fe:
Los objetivos que debemos perseguir en el oyente son: que entienda, crea y
reciba.
Una vez que la persona ha reconocido que es pecadora, que la paga del
pecado es muerte, entonces debe creer que Jesús efectuó el pago completo por
sus pecados, y recibir a Cristo como su Salvador personal.
Aquí es necesario aclarar que la persona no sólo debe creer que Jesús murió,
sino que también resucitó, y que debe depositar su fe en Él.
La resurrección de Cristo es la base de nuestra fe. Si Jesús no hubiese
resucitado, sería como tantos otros personajes de la historia que murieron por
sus ideales y enseñanzas, pero quedaron en la tumba. Más Cristo se levantó de
entre los muertos.
Muchos predican a un Cristo muerto, otros enfatizan su muerte en la cruz, pero
poco y nada hablan de su resurrección.
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Cuando predicamos el evangelio debemos hablar de un Cristo vivo, que está
en medio de nosotros, y que quiere vivir en el corazón del hombre.
Nótese que no es a los que obran, sino a los que creen (Jn. 3:16; 5:24; 6:47).
Cristo Jesús nunca dijo una mentira. Hizo énfasis en estas declaraciones,
diciendo: "de cierto, de cierto"', en otras palabras, verdaderamente,
ciertamente, el que cree en mí tiene ahora vida eterna.
En Juan 5:24 encontramos los verbos: oye, cree, y tiene. Estos son verbos
correlacionados; no podemos invertirlos ni alterar el orden.
La salvación siempre es recibir. Nosotros nada hacemos, sino sólo
aceptamos lo que Cristo ya ha hecho por nosotros. Le recibimos a Él como
nuestro Salvador (Jn. 1:12).
Dios ya hizo la obra, solamente nos pide que creamos en Cristo (Jn. 6:28-29).
Filipenses 3:9: Nótese que aquí dice "hallado en Cristo". No es el Papa o la
iglesia, una denominación o filosofía. El creyente es "hallado en Cristo", no
tratando de encontrar el cielo en su propia justicia, sino por la justicia de Cristo
que recibe por la fe en él. Dios considera al creyente justo por la fe propia del
creyente, y no por las obras que haya hecho (Ro. 4:5).
BOSQUEJO DE EVANGELISMO EXPLOSIVO
1. INTRODUCCIÓN Motivación para ganar confianza.
2. PREGUNTAS DE DIAGNÓSTICO
a) Si Ud. muriera hoy, ¿estaría seguro que iría al cielo?
b) Si Ud. muriera hoy, y se presentara ante Dios y
Él le preguntara: ¿por qué tengo que dejarte entrar al cielo,
¿qué le diría?
3. TESTIMONIO PERSONAL
¿Qué era antes de conocer a Cristo? (1 minuto).
¿Cómo conocí de Jesús? (1 minuto).
¿Qué ventajas obtuve al conocer a Cristo? (3 minutos)
Evite palabras de "iglesia" (Jehová, testimonio, redención, convertirse, ...)
A lo largo de la conversación, evite dar soluciones u obligar a la persona a tomar
decisiones
4. EL EVANGELIO
a) Gracia:
* El cielo es un regalo y nadie puede ganarlo ni merecerlo (Ro 6:23, Ef 2:8-9).
Enfatizar que la salvación es por fe y no por obras.
* No somos dignos, ni merecemos el cielo (Pr 14:12, Tit 3:5)
b) Hombre:
*Es pecador y no puede salvarse a sí mismo (Ro 3:23). (Ef 2: 8-9)
c) Dios:
* Es misericordioso, es amor y no quiere castigarnos (1 Jn 4:8b, Jn 3:16 )
* Pero, también es justo y tiene que castigar el pecado (Ex 34:7b)
Dios resolvió ese problema al enviar a Cristo.
d) Jesucristo: La solución. Es el eterno Dios - hombre, Dios el hijo
* ¿Quién es? El Dios infinito (Jn 1:1,14).
* ¿Qué hizo? - Pagó por nuestros pecados (Is 53:6)
¿Cómo recibimos ese regalo? . . .
e) Fe:
* Lo que no es: Ni intelectual, ni temporal. (Stg 2:19)
* La Fe salvadora es confiar únicamente en Jesucristo para salvación.
(Hch 16:31, Jn 3:36)
f) La decisión
Si esto tiene sentido para usted y quiere recibir el regalo de la vida eterna ¿qué
implica? 1. Su arrepentimiento (Hch 3:19)
2. Creer en Cristo (Ro 10:8-10)
3. Recibirle como salvador (Jn 1:12)
Invitación (Apocalipsis 3:20) ¿Le gustaría recibir el regalo de la vida eterna?
5. ORACIÓN: Por él para que crea y se arrepienta, con él para salvación y por él
para seguridad.
Seguridad de salvación: Jn 6:47, Tit 1:2, He 13:5 Ro 8:16-17
6. EXPLICACIÓN DE LO QUE HA HECHO Y PASOS SIGUIENTES: motivar a orar, estudiar
la Biblia, congregarse y testificar.