Alianza Terapeutica, Adherencia y Resultado de Un Tratamiento Psicoterapeutico

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CONVENIO SENDA-GENDARMERIA

Autor: Ps. Mario Pacheco


2014

ALIANZA TERAPEUTICA, ADHERENCIA Y RESULTADOS DE UN TRATAMIENTO


PSICOTERAPEUTICO

1. Introducción
La Alianza Terapéutica es un constructo desarrollado en psicoterapia desde los primeros
trabajos de Freud (Corbella y Botella, 2003).
Freud se refirió a la transferencia positiva, como aquel aspecto de la relación entre el
analista y el cliente, que revestía de autoridad al analista, y favorecía la aceptación y credibilidad
de las explicaciones e interpretaciones del profesional.
Posteriormente, Freud indicó que la transferencia positiva podía distorsionar la relación
real entre analista y paciente; destacando el trabajo con la interpretación y la transferencia del
cliente. (Corbella y Botella, 2003).
En el transcurso del siglo XX, el constructo de alianza terapéutica ha sido incorporado en
la mayoría de los enfoques terapéuticos, pero distanciada del aspecto transferencial
psicoanalítico.
Otro autor destacado por sus aportes a este constructo fue Carl Rogers, que describió las
características que debía poseer el terapeuta para que la relación terapéutica fuera efectiva
(Corbella y Botella, 2003).
Greenberg et al. (1996) describen del siguiente modo las condiciones necesarias de una
relación terapéutica efectiva:

 Armonía empática: «El terapeuta intenta continuamente tomar contacto y


mantener una comprensión auténtica de la experiencia interna o marco de
referencia del cliente. Como Rogers ha dicho: …ser empático es percibir el marco de
referencia interno del otro con exactitud y con los componentes emocionales de
significado… como si uno fuera la persona, pero sin perder jamás la condición de
“como si”.» (p. 131)

 Aprecio: «Además de ser empático, es también esencial que el terapeuta fomente


el vínculo terapéutico desarrollando y comunicando una sensación de afecto y
respeto por el cliente. Distinguimos dos aspectos subordinados de esta actitud:
aceptación (incondicionalidad o consistencia) y afecto.
Aceptación se refiere […] a una actitud de interés, congruente, auténtica y no
crítica, y a la tolerancia a todos los aspectos del cliente. […] Aceptar al cliente
incondicionalmente requiere un acto de “renunciar” no sólo a las preconcepciones y
expectativas respecto a él, sino también a los valores, preferencias y puntos
personales del terapeuta. […]
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La calidez, es un estado más fuerte y activo, que el terapeuta puede experimentar,


a veces, en terapia. En determinados momentos el terapeuta experimenta una
sensación activa e inmediata de cariño, aprecio, de sentirse privilegiado y de valorar
al cliente en el momento dado. La calidez también supone desear lo mejor para el
cliente, o valorarlo, o desearle lo mejor, pero sin sentirse responsable de “fijar”
cómo es el cliente.» (p. 134-135)

 Autenticidad: «Si la empatía y el aprecio comunicados por el terapeuta no se


basan en la comprensión y la preocupación auténtica por el cliente, es muy probable
que sean vistos como falsos y puedan dar desconfianza en el cliente. Así, el aspecto
final del vínculo terapéutico es la autenticidad, expresada en la idea que el
terapeuta sea apropiadamente congruente, íntegro, abierto, “real” o auténtico en la
relación. […] La relación terapéutica se concibe como una relación real y humana en
la que el terapeuta evita desempeñar roles o esconderse detrás del “rol del
experto”.» (p. 135-136)

Las condiciones descritas por Rogers se refieren a una “forma de ser” o a una filosofía
sostenida por el terapeuta. Cuando el terapeuta vive esta filosofía, esto ayuda al cliente y al
terapeuta a expandir el desarrollo de sus capacidades (Anderson, 2001).
Según Consoli y Machado (2004), aunque se pueden enseñar/aprender las habilidades
relacionadas con la empatía (reflejos terapéuticos), parece difícil enseñar/aprender una actitud
empática.
“Si bien los programas de entrenamiento en habilidades pueden servir para ayudar a los
candidatos a aprender algunos aspectos de la respuesta empática, resulta menos claro
determinar en qué medida puede lograr una actitud empática si el candidato no la posee antes
de ingresar a la formación” (Consoli y Machado, 2004, p. 393).

2. La revolución de los factores comunes en psicoterapia


La psicoterapia como disciplina dio origen en el siglo XX a un enorme número de
enfoques de terapia, todos afirmando que eran efectivos, y algunos más efectivos que otros. Sin
embargo, la investigación de la eficacia diferencial de las psicoterapias mostró que la mayoría de
los tratamientos estudiados no mostraban diferencias entre ellos (Assay y Lambert, 1999;
Corbella y Botella, 2003; Duncan, 2002; Duncan, Miller y Sparks, 2004; Frank, 1988).
Esto condujo a una serie de investigaciones de meta-análisis para determinar cuáles eran
los factores comunes a todas las psicoterapias (Assay y Lambert, 1999; Feixas y Botella, 2004).
La investigación determinó la existencia de 4 factores comunes, a los cuales los autores
asignaron un peso en la varianza de los resultados (Assay y Lambert, 1999):

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 Factores extra-terapéuticos (factores del cliente) (40%): este factor común se


refiere a que la mayoría de la varianza de resultados se relaciona con experiencias
del cliente fuera del box terapéutico: experiencias fortuitas o que son producto de la
agencia del mismo cliente.

 Alianza Terapéutica (30%): es probable que los clientes que asignan una
puntuación elevada a la calidad de la alianza terapéutica, finalicen y tengan éxito en
el proceso terapéutico.

 Efecto placebo, expectativa y esperanza (15%): este factor común se refiere a


la importancia de construcción de expectativas positivas acerca del resultado del
tratamiento (Frank, 1988), a la inspiración de esperanza de cambio que fomenta el
terapeuta, y al factor placebo de las técnicas terapéuticas (cuando las técnicas son
entregadas por medio de un procedimiento ritual, se inspira esperanza y una
expectativa positiva acerca del cambio, al transmitirle al cliente que el terapeuta
posee un conjunto de habilidades que podrán ayudarlo; Hubble, Duncan y Miller,
1999).

 Enfoque y técnicas terapéuticas (15%): cuando los terapeutas son orientados


por un modelo terapéutico, se puede apreciar que su trabajo posee una estructura;
y las técnicas permiten enfocar y concentrar las fuerzas del cambio. La investigación
ha mostrado que el foco y la estructura son elementos esenciales de la terapia
efectiva. (Hubble, Duncan y Miller, 1999)

Estos hallazgos deberían llevar a la reflexión de los diseñadores de programas de


formación en psicoterapia, en los cuales suele darse una excesiva importancia al modelo teórico
del enfoque y a las técnicas derivadas de ese modelo. (Feixas y Botella, 2004)
Hubble, Duncan y Miller (1999) proponen las siguientes interrogantes para que los
terapeutas se ayuden en la selección de un modelo terapéutico o técnicas específicas que
otorguen poder a los factores comunes:
 ¿La orientación o estrategia encaja con, apoya o complementa la visión de mundo
del cliente? Si es así, ¿cómo?
 ¿La teoría o la intervención encaja con, o puede ser individualizada para
complementar las expectativas del cliente para el tratamiento? ¿Cómo?
 ¿Puede ser individualizada?
 ¿La estrategia particular capitaliza las fortalezas, recursos, habilidades del cliente?
¿Cómo?
 ¿En qué grado la orientación/intervención toma en cuenta y usa el ambiente del
cliente y las redes de apoyo existentes?

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 ¿El método identifica o construye en base a los cambios espontáneos de la


experiencia del cliente durante la terapia? ¿Cómo?
 ¿En qué grado la orientación/técnica identifica, encaja o construye en base a las
metas del cliente para la terapia?
 ¿Describiría el cliente la interacción terapéutica, resultante de la adopción de una
estrategia particular u orientación, como empática, respetuosa y genuina?
 ¿Cómo la orientación o intervención aumenta el sentido de esperanza, expectativa o
control personal del cliente?
 ¿Cómo contribuye el método o intervención al sentido de autoestima, auto-eficacia y
auto-maestría del cliente?

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3. Definición de Alianza Terapéutica usada en las investigaciones contemporáneas


La autores más influyentes en la concepción actual de la alianza terapéutica son Arthur
Bordin y Lester Luborsky (Corbella y Botella, 2003).

Bordin —un investigador adscrito a la terapia centrada en el cliente de Rogers— definió a


la alianza terapéutica como “el encaje y la colaboración entre el cliente y el terapeuta” (Corbella
y Botella, 2003, p. 208).
Ese investigador definió tres componentes de la alianza terapéutica:

 Vínculo positivo: confianza y aceptación mutua.

 Acuerdo en los objetivos del tratamiento: el cliente y el terapeuta deben estar


de acuerdo en los objetivos del tratamiento. Este componente da origen a la
concepción contemporánea de “objetivos individualizados”, ya que es probable que
distintos clientes con problemas (diagnósticos) similares posean distintos objetivos
terapéuticos.

 Acuerdo en las tareas del tratamiento: este componente se refiere a las


acciones y pensamientos que forman parte del trabajo en el proceso terapéutico.

Bordin afirmó que una alianza positiva no es curativa por si misma, sino que es un
ingrediente que hace posible la aceptación y el seguimiento del trabajo terapéutico.

Luborsky —un investigador adscrito a la terapia psicodinámica— conceptualizó a la


alianza terapéutica como una entidad dinámica que evoluciona con los cambios de las demandas
en las diferentes fases de un tratamiento (Corbella y Botella, 2003).
Los componentes de la alianza terapéutica de Luborsky son los siguientes:

 Alianza tipo 1: se da al inicio de la terapia y se caracteriza por la sensación que


experimenta el paciente acerca del apoyo y la ayuda que proporciona el terapeuta
como contenedor. (Corbella y Botella, 2003).

 Alianza tipo 2: se da en fases posteriores del proceso terapéutico y consiste en la


sensación de trabajo conjunto hacia la superación de los impedimentos y el malestar
del cliente. (Corbella y Botella, 2003).

Ambas concepciones tienen más similitudes que diferencias; la alianza tipo 1 de


Luborsky es similar al componente del vínculo positivo de Bordin; y la alianza tipo 2 es

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equivalente al componente de los acuerdos en los objetivos y en las tareas en la definición de


Bordin.
La alianza tipo 1 de Luborsky implica que durante la fase diagnóstica inicial de un
tratamiento estructurado —por ejemplo, psicodinámico o cognitivo conductal 1— el terapeuta
debe comunicarse con el cliente de un modo que facilite que éste se sienta comprendido y
aceptado.2

Corbella y Botella (2003) afirman que en la visión contemporánea, “se considera que la
alianza terapéutica es una construcción conjunta entre paciente y terapeuta, de modo que las
expectativas, las opiniones, las construcciones que ambos van desarrollando respecto al trabajo
que están realizando, la relación establecida y la visión del otro resultan relevantes para el
establecimiento de la alianza terapéutica, así como la alianza modula la relación.” (p. 208)

4. Alianza Terapéutica en la práctica clínica


En una publicación nacional, Krauss et al. (2011) reportan los resultados de 5 proyectos
de investigación que estudiaron las similitudes y diferencias entre la percepción de la alianza de
los profesionales y los clientes. En esas investigaciones los terapeutas y los clientes participaron
en entrevistas semi-estructuradas en las cuales se indagó acerca de su experiencia en el
tratamiento. Los hallazgos fueron los siguientes:

Reciprocidad afectiva y expresión emocional: los clientes esperaban que el terapeuta


fuera gentil, aceptador, no agresivo, sin prejuicios, cálido y empático.
Al inicio del tratamiento, esas características del tratamiento tuvieron un rol importante
en la elección del terapeuta, y la decisión de seguir o no en terapia después de la primera
sesión.

Aceptación, confianza y comprensión: los clientes mencionaron a menudo como un buen


prerrequisito para una buena relación a la aceptación del terapeuta; esto incluía el sentimiento
de no ser criticados por el terapeuta.
Otras veces, cuando los clientes tenían estatus social más elevado o eran mayores que
los terapeutas, su renuencia o indecisión fue expresada en términos de duda acerca de la
competencia del terapeuta. Muchos de esos clientes desafiaron implícitamente al terapeuta para
que demostrara su competencia.

1
Enfoques en los cuales es usual que el terapeuta realice un diagnóstico de la situación problema que ha
llevado al cliente a solicitar atención. Otros enfoques posmodernos han sugerido que no es necesario realizar
un diagnóstico tipo DSM-IV, ni diagnóstico estructural, o que incluso que no es necesario conocer el problema
para efectuar un tratamiento psicoterapéutico (Anderson y Gehart, 2007).

2
Véase el documento “La entrevista de indagación diagnóstica como intervención”; y el proceso de
“comprometer” en los proceso de la Entrevista Motivacional (Miller y Rollnick, 2013).
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Una vez que esa resistencia era superada, los clientes veían a la relación como íntima,
pero diferente a otras relaciones que ellos tenían: el terapeuta era considerado como un experto,
y estaba asegurada la confidencialidad.
Los clientes consideraban al sentimiento de ser comprendido por el terapeuta como un
elemento importante a lo largo de todas las fases del tratamiento.

Competencia, compromiso y colaboración: Desde el punto de vista del cliente, el


desarrollo de la alianza estaba relacionado inicialmente con la percepción del terapeuta como un
experto. El conocimiento fue considerado un atributo profesional importante (junto a la
experiencia de vida).
Algunos clientes en esos estudios no valoraron a los profesionales jóvenes, ya que
asumían que a una persona joven le podía faltar la experiencia que ellos necesitaban para
resolver sus problemas.

Los clientes describieron a la alianza y a sus componentes como un fenómeno que se


desarrolla y cambia a lo largo del proceso de la terapia. En las fases iniciales de la terapia, los
clientes destacaron la habilidad del terapeuta para comunicar emociones, y la reacción
emocional recíproca del cliente. Esos intercambios de respuestas afectivas fueron considerados
indicadores de vínculo emocional positivo. Fue considerado importante la expresión de las
emociones del cliente, pero la auto-revelación de emociones por parte del terapeuta no fue
considerado importante por los clientes en las primeras fases del tratamiento.
En las fases posteriores de la terapia, desde el punto de vista de los clientes, sus propias
emociones tienen un rol más central; la calidad y los beneficios de las transacciones terapéuticas
fueron evaluadas a menudo según si desencadenaban o no emociones.
Otro aspecto advertido por los clientes, era el cambio en la asimetría de la relación
terapéutica a medida que la terapia avanzaba. Hacía el final del tratamiento, algunos elementos
de la asimetría entre el cliente y el terapeuta cambiaban en la medida que el cliente reportaba
una mayor competencia, y por lo tanto cambiaba la distribución de los roles y responsabilidades
entre el terapeuta y el cliente.

5. Proyecto MATCH: El impacto de la calidad de la alianza terapéutica en los


resultados del tratamiento
En el campo del tratamiento del consumo abusivo o dependiente de sustancias, existe
una investigación contemporánea que se ha transformado en un clásico, la cual permitió
destacar el rol dramático de la alianza terapéutica en los resultados del tratamiento: el Proyecto
MATCH (Project MATCH Research Group, 1993).
El Proyecto MATCH fue un estudio clínico en diversos lugares diseñado para colocar a
prueba una serie de hipótesis respecto a cómo las interacciones paciente-tratamiento se
relacionan con los resultados. Se efectuaron dos estudios independientes, pero paralelos; en uno
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los clientes fueron reclutados de entornos hospitalarios ambulatorios, y el otro los clientes
recibieron tratamiento hospitalario seguido de tratamiento ambulatorio.
Los pacientes fueron asignados al azar a uno de tres tipos de tratamientos diferentes,
que eran epistemológica, teórica y técnicamente no congruentes:

Doce-Pasos (Twelve-Step Facilitation):


Enfoque terapéutico sustentado en el concepto que el beber problema es una
enfermedad espiritual y médica. La intervención terapéutica fue consistente con los 12 Pasos de
Alcohólicos Anónimos (AA), con un énfasis en los pasos 1 al 5. Además de buscar la abstinencia
de los sujetos experimentales, otra de las metas principales del tratamiento fue fomentar la
participación de los sujetos en Alcohólicos Anónimos.

Habilidades de Afrontamiento Cognitivo-Conductuales (Cognitive-Behavioral Coping


Skills):
Enfoque terapéutico basado en los principios de la teoría del aprendizaje social, y que
concibe el beber problema como funcionalmente relacionado con los problemas en la vida de la
persona.
Esta posición sostiene que en el tratamiento efectivo del beber problema, debe
abordarse un amplio espectro de problemas en la vida del individuo, más que centrarse
solamente en el consumo de la sustancia psicoactiva.
El énfasis del tratamiento estuvo colocado en la superación de las habilidades deficitarias
y en el aumento de la habilidad de afrontamiento del individuo de las situaciones de alto riesgo
de consumo que con frecuencia precipitan las recaídas, como las dificultades interpersonales y la
incomodidad personal, así como también la rabia y la depresión.

Terapia de Fomento Motivacional (Motivational Enhancement Therapy):


Este enfoque terapéutico fue desarrollado por W. Miller (Entrevista Motivacional), está
basado en los principios de la psicología motivacional y estaba diseñado para producir un cambio
rápido, motivado internamente.
Este enfoque no intentaba guiar ni entrenar al individuo durante su proceso de
recuperación, sino que empleaba estrategias motivacionales para movilizar los propios recursos
de la persona para el cambio de comportamiento.

Los sujetos experimentales fueron seguidos en intervalos de 3 meses durante un año


después de haber completado el período de tratamiento de 12 semanas y se evaluaron los
cambios en el patrón de consumo, estatus/calidad de vida funcional, y utilización de servicios de
tratamiento. Se estudiaron los efectos de la interacción con las características seleccionadas de
los pacientes.

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La investigación mostró que no hubo diferencias en el resultado en los 3 modelos


terapéuticos; lo cual fue interpretado como que los tres modelos eran eficaces en el tratamiento
del consumo problemático de alcohol.
Posteriormente, al indagar acerca de los individuos para los cuáles los tratamientos
fueron efectivos, se encontró que los tratamientos funcionaron para los usuarios que habían
3
finalizado el tratamiento.
Y al observar más en detalle a esa población, se encontró que esos usuarios habían
otorgado una puntuación elevada a la Alianza Terapéutica con el prestador del tratamiento.
(Miller, Duncan y Hubble, 2004; Miller, Mee-Lee, Plum y Hubble, 2005; Wampold, 2001).

6. Investigación de la Alianza Terapéutica validada empíricamente


Esta investigación contemporánea de meta-análisis fue liderada por John Norcross
(2010), la cual investigó el rol de la alianza terapéutica en el resultado de tratamientos
psicoterapéuticos con adultos, adolescentes y niños, en contexto de atención individual y grupal,
y diversos tipos de problemas psicológicos.
Los hallazgos de la investigación fueron los siguientes:

 La relación terapéutica hace una contribución sustancial y consistente al éxito del


paciente en todos los tipos de terapia estudiados (por ejemplo, psicodinámica,
humanista, cognitiva, conductual, sistémica).
 La relación terapéutica da cuenta de por qué los clientes mejoran (o fracasan en la
mejoría), tanto como el método de tratamiento en particular.
 La práctica y las guías de tratamiento debieran tomar en consideración las
cualidades y comportamientos del terapeuta que promueven la relación terapéutica.
 Los practicantes debieran monitorear la respuesta de los pacientes a la relación
terapéutica y al tratamiento. Ese monitoreo conduce a un aumento en las
oportunidades para reparar las rupturas en la alianza, mejorar la relación, modificar
las estrategias técnicas, y evitar la finalización prematura.
 Los esfuerzos por promulgar las mejores prácticas o prácticas basadas en la
evidencia (EBP) sin incluir la relación, están incompletos y son potencialmente
erróneos.
 La relación actúa en conjunto con los métodos de tratamiento, las características del
paciente y las cualidades del practicante, en la determinación de la efectividad. Una
comprensión exhaustiva de la psicoterapia efectiva (y no efectiva), considerará
todos esos determinantes y sus combinaciones óptimas.
 La adaptación o individualización de la relación a algunas características de los
pacientes (además del diagnóstico) aumenta la efectividad.

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Un hallazgo similar al encontrado en los programas de tratamiento penal. Véase el documento “Modelos de
tratamiento penal con personas infractoras de ley”.
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Es decir, la calidad de la alianza terapéutica es decisiva en la adherencia del cliente al


tratamiento, y en el eventual éxito de la terapia.
Abordaremos por separado dos hallazgos de esta investigación: la alianza terapéutica
requiere ser individualizada; y la calidad de la alianza debe ser monitoreada en forma continua.

6.1 Individualización de la alianza terapéutica


Esto implica que los terapeutas debieran acomodarse a si mismos y a sus intervenciones
a ciertas características de los usuarios. Entre las características de los usuarios que los
prestadores de tratamiento debieran tomar en consideración para acomodar o individualizar la
Alianza Terapéutica, la investigación de meta-análisis ha mostrado lo siguiente (Norcross, 2010):

1) Nivel de Reactancia: este constructo se refiere al continuo desafío-obediencia:


Algunas personas responden en forma desafiante a las figuras de autoridad o de
poder, mientras que otras responden en una forma más complaciente. (Beutler,
Moleiro y Penela, 2004)4
Según la investigación, la directividad del tratamiento debiera ser inversamente
proporcional al grado de reactancia percibida en el usuario; es decir:

Baja Reactancia Elevada Reactancia

Terapeuta directivo, Métodos de autocontrol

sugerencias y tratamiento menos

explícitas, y estructurado.

tratamiento más Intervenciones

estructurado. indirectas e incluso


paradójicas.
2) Fase de motivación para el cambio del cliente: cuando los métodos del tratamiento
se adaptan (ajustan) a las diferentes fases del cambio de comportamiento, hay un
gran tamaño del efecto (d = 0,70-0,80; en un meta-análisis con 47 estudios).

3) Preferencias del cliente: la psicoterapia es más exitosa cuando se acomoda a la


preferencia del paciente en términos del método de tratamiento deseado, el formato

4
“La reactancia es definida como la predisposición persistente a no ser aquiescente con las demandas
interpersonales del tratamiento. Los pacientes con altos niveles de reactancia tienden a experimentar
pérdida del sentido de individualidad o de libertad o de autonomía en las relaciones interpersonales, sobre
todo en su relación figuras de autoridad. Este tipo de pacientes tiende a rechazar la estructura y prefieren
usar su iniciativa personal y su experiencia. Los pacientes altamente reactantes tienden a ser dominantes y
manipuladores en sus relaciones con los demás.” (Beutler, Moleiro y Penela, 2004, p. 89)
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de tratamiento, las características personales del terapeuta, y la duración del


tratamiento.

Esto obliga a los prestadores no solamente a diseñar un Plan de Tratamiento


Individualizado para el usuario, sino que además tomar en consideración y negociar
con éste diversos aspectos de la modalidad en que se entregarán las prestaciones
(intervención individual, intervención grupal, e incluso las técnicas terapéuticas).

4) La investigación ha mostrado una ventaja definitiva para los tratamientos que se


adaptan a la cultura del cliente. Es decir, tratamientos que incorporan los
contenidos/valores culturales en el tratamiento; o usan el lenguaje preferido 5 del
cliente.

5) Estilo de afrontamiento: el estilo de afrontamiento define al modo en que las


personas responden a las vicisitudes de la vida. Algunas personas tienden
habitualmente a aislarse o a culparse a si mismas (internalizadoras), otras tienden
regularmente a “dar golpes a diestra y siniestra” o a actuar impulsivamente
(externalizadoras), y desde luego, otras personas están al medio del continuo y usan
un estilo de afrontamiento equilibrado.
El estilo terapéutico sugerido según el estilo de afrontamiento se representa en el
siguiente esquema:

Internalizador
Externalizador

Tratamiento Tratamiento centrado en


interpersonal los síntomas o en la
y orientado construcción de
al insight habilidades.
(Por ejemplo, cómo evitar
problemas en el futuro).

La investigación ha indicado dos dimensiones más —expectativas y estilo vincular del


paciente— que están relacionadas con los resultados del tratamiento. Los pacientes con más
esperanza (Frank, 1988) y con un vínculo más seguro se benefician más con la psicoterapia; sin

5
Esto no significa que en el entorno carcelario los profesionales tengan que hablar en argot, sino que se
refiere a que el discurso del terapeuta debe ser de fácil comprensión para el usuario, e incluso que use las
mismas metáforas que usa el usuario para describir su comportamiento o su experiencia (escucha activa,
comunicación de la empatía terapéutica; Miller y Rollnick, 2002, 2013).
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embargo no se han realizado estudios acerca de cómo adaptar específicamente esas


dimensiones al tratamiento (Norcross, 2010).

6.2 Monitoreo continuo de la calidad de alianza terapéutica


Durante un tratamiento psicoterapéutico, la calidad de la Alianza Terapéutica puede
verse afectada por diversos factores. El terapeuta que está atento a la calidad de la Alianza con
su cliente, puede explorar la experiencia de éste, puede clarificar los malos entendidos y
reconocer las formas en que su intervención puede haber contribuido al deterioro de la alianza.
Esto lleva a una mejoría en la calidad de la alianza, y también puede ayudar a profundizar las
comprensiones del terapeuta y el cliente de los temas que pueden ser relevantes para los
problemas de los clientes (Norcross, 2010).
La investigación de meta-análisis de investigaciones que han evaluado la reparación de
la alianza terapéutica con los clientes, ha sugerido las siguientes prácticas para los terapeutas
(Norcross, 2010):
• La presencia de episodios de reparación de la alianza a través del curso del
tratamiento está positivamente relacionada con el éxito de la psicoterapia.
• Es importante que los terapeutas estén al tanto de las rupturas en la relación y
tomen la iniciativa para explorar lo que está ocurriendo durante las rupturas y las
reparen.
• Puede ser útil para los pacientes expresar al terapeuta los sentimientos
negativos respecto al tratamiento, afirmar su perspectiva acerca de lo que
ocurrirá cuando éstos difieran de los del terapeuta.

Para implementar esas prácticas sugeridas por la literatura, los terapeutas deben tener a
su disposición un instrumento sencillo y de fácil aplicación para medir la calidad de la alianza
terapéutica desde la perspectiva del cliente al final de cada sesión terapéutica (Duncan et al.,
2003).

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