Modelos Teóricos Sobre Los Psicodélicos - Rodrigo Cáceres (2023)
Modelos Teóricos Sobre Los Psicodélicos - Rodrigo Cáceres (2023)
Modelos Teóricos Sobre Los Psicodélicos - Rodrigo Cáceres (2023)
senderosdeintegracion.blogspot.com/2023/03/crisol-de-perspectivas-psilocibina.html
Rodrigo Cáceres
Una de las cuestiones más interesantes en torno a los psicodélicos es que las maneras en
que se los comprenden desde distintas tradiciones y perspectivas muestran una amplia
gama de modelos teóricos y prácticos, los cuales intentan delimitar los procesos que están
ocurriendo durante una experiencia psicodélica, o bien cuáles son los mecanismos
subyacentes que promueven la acción terapéutica en quienes los consumen.
Modelo psicoanalítico
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El modelo psicoanalítico fue el modelo predilecto durante los estudios con psicodélicos
(principalmente con mescalina y LSD) que se realizaron a mediados del siglo XX. La
formulación básica es de autoría de Freud, quien realiza una distinción fundamental entre lo
que llama ‘proceso primario’ y ‘proceso secundario’.
Los procesos primarios son aquellos donde existe un flujo libre de energía psíquica, son
estados hiperasociativos donde todo parece interconectado, se caracterizan por la fusión de
imágenes y transiciones rápidas de pensamientos, imaginaciones o estados de ánimo.
Según Freud, en el proceso primario, el intercambio de energía neuronal es ‘libremente
móvil’ y su dinámica psicológica se caracteriza por el desorden, la vaguedad, las paradojas
conceptuales, la imaginería simbólica, las emociones intensas y el pensamiento
animista. Por el contrario, los procesos secundarios son de carácter más lógico, siguen
reglas rígidas, y se asocian a una conciencia más analítica y racional donde prima la
categorización y lo predecible. En el proceso secundario el intercambio de energía neuronal
está “restringido” y su dinámica psicológica se caracteriza por el orden, la precisión, la
consistencia conceptual, las emociones controladas y el pensamiento racional.
Freud planteó la hipótesis de que el proceso secundario es mantenido por una masa neural
organizadora llamada ego que "contiene" y ejerce control sobre el proceso primario al
vincular la actividad del proceso primario a su propio patrón de actividad. Para Freud, la
experiencia primordial donde los procesos primarios se liberan del control del ego es en el
reino de los sueños, según él la vía directa a la mente inconsciente, cuya exploración
formaba parte central de su metodología psicoanalítica. Sin embargo, el modelo es
igualmente aplicable a las experiencias psicodélicas, las cuales estéticamente se asemejan
bastante a las características de los procesos primarios (y a los sueños).
Uno de los modelos más reconocidos en el ámbito científico que propone una explicación
del funcionamiento de los psicodélicos es el modelo REBUS (Relaxation of beliefs under
psychedelics) de Robin Carhart-Harris, investigador del Imperial College London. La sigla
REBUS significa ‘relajación de creencias bajo los psicodélicos’. Para poder explicarla,
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primero tenemos que abordar la hipótesis del cerebro entrópico, sobre la cual el modelo
REBUS se sustenta, y que es también de autoría de Carhart-Harris.
El cerebro entrópico
Los autores asocian este fenómeno a la distinción freudiana entre ‘procesos primarios’ y
'procesos secundarios’ ya vista. En el modelo del cerebro entrópico los autores asocian a los
procesos primarios al área del lóbulo temporal medial, asociada fuertemente a la memoria
(incluye al hipocampo y el parahipocampo) y al surgimiento de imágenes y pensamientos
espontáneos. Por otra parte, asocian los procesos secundarios (lógicos, analíticos) a la red
neuronal por defecto o RND, red que durante la vigilia estaría activamente inhibiendo las
regiones del lóbulo temporal medial. De esta manera, con la acción de los psicodélicos
reduciendo la actividad en la RND, se reduce la acción reguladora o restrictiva impuesta en
el área del lóbulo temporal, permitiendo una proliferación menos restringida de los
contenidos mediados por esta área y asociados a los procesos primarios (memorias,
sensibilidad, imaginación).
Estos son los aspectos básicos de la hipótesis del cerebro entrópico. La hipótesis sobre el
rol inhibidor de la RND sugiere que esta red posee un doble aspecto, tal como un cuchillo de
doble filo. En palabras del autor:
“Se argumenta que esta función supresora de entropía del cerebro humano sirve para
promover el realismo, la previsión, la reflexión cuidadosa y la capacidad de reconocer y
superar fantasías paranoicas e ilusorias. Sin embargo, igualmente, se podría considerar que
ejerce una influencia limitante o reductora de la conciencia”. En otras palabras, la
percepción realista y racional se adquiere con un cierto costo: el de restringir ciertos ámbitos
del espectro de la conciencia.
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El modelo REBUS, por su parte, simplemente añade una consideración respecto a la teoría
llamada procesamiento predictivo (predictive processing) que, en términos simples, postula
que nos relacionamos con el mundo por medio de creencias, supuestos y modelos
cognitivos estabilizados que nos permiten filtrar nuestras percepciones y comprenderlas de
manera simplificada en términos de nuestros supuestos, modelos y conceptos. El modelo
REBUS sugiere que, con el aumento de entropía producido por los psicodélicos, estas
creencias y modelos establecidos se flexibilizan y pierden rigidez, por lo que podemos así
apreciar el mundo y nosotros mismos de una manera menos restringida por nuestros
preconceptos, lo que aumenta nuestra perspectiva de lo que es posible. Además, facilita la
recepción de un influjo mayor de datos sensoriales, así como de informaciones provenientes
de la memoria, que usualmente se asocian a una ‘apertura’ del inconsciente y los procesos
primarios.
Como se trata de un modelo de carácter científico, cabe destacar que está marcado por su
énfasis en la búsqueda de mecanismos de causalidad que enlacen un cierto estímulo (en
este caso, el consumo de un psicodélico) con un cierto resultado (en este caso, reducción
en sintomatología depresiva o adictiva), haciendo el énfasis metodológico en el cerebro
como correlato de lo que sucede en la experiencia y el uso de instrumentos que pueden
registrar variaciones a nivel neuronal: el fMRI y electroencefalograma (EEG), principalmente.
Este foco en la causalidad implica que para la ciencia el contenido experiencial es
secundario, es decir, el contenido de las visiones, sensaciones y experiencias psicodélicas
así como las transformaciones radicales de la subjetividad que pueden ocurrir son temas
secundarios para la investigación científica, en concreto porque se trata de variables que no
se pueden medir ni objetivar. Es en las vertientes más asociadas a lo transpersonal y lo
simbólico (como en Grof y Jung, que veremos más adelante) donde el contenido de las
imágenes y sensaciones se vuelve relevante, ya sea vinculándolos a la experiencia perinatal
(Grof) o a arquetipos y figuras míticas (Jung) que ejercen una potente fuerza en la psiquis.
El modelo somático interaccional es aquel que está siendo estudiado y desarrollado por el
Instituto de Psicodelia Somática (Psychedelic Somatic Institute), dirigido por Saj Razvi. Es
interesante que el punto de partida de este modelo sea el trabajo de Carhart Harris y, con él,
la tradición que lo precede desde Freud, con la ya vista distinción entre el proceso primario y
proceso secundario. El punto diferenciador de este modelo es que, al tratarse de un enfoque
somático, pone en el centro de interés el trabajo con el trauma, entendido como una carga
que se encuentra incorporada en el sistema nervioso y en el cuerpo en como totalidad.
Los enfoques psicológicos tienen la gran tendencia a descuidar el rol que cumple el cuerpo
en la salud mental, enfocándose en el trabajo con creencias y narrativas así como en la
terapia conversacional. En cambio, la combinación de la teoría somática en conjunto con la
teoría del trauma (y quizá especialmente la teoría polivagal), ofrecen un potente marco
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teórico que indica que las experiencias adversas y traumáticas quedan materializadas a
nivel biológico-corporal, y que, por lo tanto, para poder procesar estos traumas es necesario
orientar el trabajo hacia el cuerpo.
La teoría polivagal de Stephen Porges resulta ilustrativa para comprender el fenómeno del
trauma en términos de una desregulación del sistema nervioso. El postulado básico de la
teoría polivagal plantea que el sistema nervioso autónomo, a cargo de funciones
automáticas como la regulación de la temperatura corporal, la respiración y el pulso
cardíaco, actúa como un radar o sistema de detección que está constantemente evaluando
el nivel de seguridad o peligro de las situaciones en las que se encuentra. A grandes rasgos,
existen tres estados principales en los que se puede encontrar: (i) el estado seguro, donde
hay calma, relajación y uno puede conectarse con otros y con el entorno; (ii) el estado
movilizado, que ocurre cuando se detectan señales de peligro, y se producen respuestas
automáticas como la liberación de cortisol y adrenalina, emociones como el miedo y la
adrenalina, aumento del pulso cardíaco y del flujo sanguíneo a los músculos para activar
una postura defensiva. Corresponde a un estado de stress asociado a la respuesta lucha-
huida.
Por último, (iii) el estado inmovilizado o ‘paralizado’ ocurre cuando el riesgo es demasiado
inminente y no hay posibilidad de reacción, por lo que automáticamente se liberan
endorfinas anestésicas y el organismo se ‘congela’: se reduce la presión sanguínea y la
temperatura corporal. Por ejemplo, es muy común la evidencia anecdótica de personas que
enfrentan accidentes graves o experiencias cercanas a la muerte donde viven esta
disociación y son capaces de recordar el evento como si lo estuvieran viendo en tercera
persona, de una posición distanciada. Es justamente el efecto disociativo que es clave del
estado (iii) en que hay una desconexión de la experiencia propia.
Las experiencias de trauma y estrés crónico pueden, desde esta perspectiva, desregular el
sistema nervioso autónomo haciendo que éste se vuelva hipersensible a ciertas señales de
peligro o stress, sobreactivando la respuesta de lucha-huida en situaciones donde el peligro
es bajo. Pensemos, por ejemplo, en el veterano de guerra que escucha repentinamente el
sonido de un helicóptero e inmediatamente su organismo sobreactiva el estado movilizado o
su respuesta de lucha-huida, aumentando su adrenalina y tensando su musculatura. Esto
sucede pues su experiencia en la guerra hizo que asociara sonidos agudos y repentinos a
peligros inminentes. Otro ejemplo podría ser el caso de una persona que durante su niñez
vivió frecuentemente estrés, malestar y ansiedad por presenciar las peleas y conflictos de
sus cuidadores y ya en edad adulta al presenciar nuevamente discusiones y peleas tiene
una sobrerrespuesta de ansiedad, tensión y malestar, o bien una respuesta disociativa con
la liberación endógena de endorfinas anestésicas.
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Fin de la digresión
Para quienes proponen este modelo somático con foco en los traumas, resulta interesante
que las experiencias místicas de contacto con la Totalidad o el Amor universal tienden a
considerarse como "distracciones" pues alejan la atención del trabajo somático necesario, el
cual significa activar los procesos del sistema nervioso autónomo que permiten procesar los
eventos traumáticos y liberar esta energía estancada para alcanzar nuevamente una
homeostasis.
Como acabamos de ver, el rol del sistema nervioso autónomo es crucial pues en este
modelo se entiende que las experiencias adversas (en particular en la niñez como etapa
formativa de la personalidad) se suelen traducir en una desregulación del sistema nervioso y
una activación sostenida de estados de estrés/miedo o de estados disociativos. En otras
palabras, las experiencias adversas quedan marcadas en el proceso primario, en esta
consciencia más primitiva que compartimos con todos los mamíferos y que nos permite
responder a eventos de peligro o estrés.
Sin embargo, el sistema nervioso autónomo tiene también una capacidad homeostática que
le permite procesar estos eventos adversos para sanar y volver a un estado basal,
simplemente que en el caso de los seres humanos, los procesos de la consciencia
secundaria, racional, lógica y lingüística suelen impedir que este proceso homeostático se
active, evitando que se pueda efectivamente procesar el trauma y volver al sistema nervioso
a un estado neutral o regulado.
En este modelo, los psicodélicos son utilizados para desactivar el proceso secundario (por
medio de la reducción de actividad de la red neuronal por defecto), activando el proceso
primario y, con él, la habilidad del cuerpo y el sistema nervioso autónomo para poder sanar
del trauma, procesarlo revivir las experiencias adversas y liberar esa energía por medio de
"olas" de movimientos involuntarios de tensión, espasmos o temblores que son el modo que
tiene el sistema nervioso autónomo de liberar esta carga psicosomática.
El argumento que proponen estos terapeutas es que los episodios traumáticos involucran de
manera directa al sistema nervioso autonómico y que, por ende, el trabajo con ellos debe
ser abordado a este mismo nivel, involucrando directamente la memoria corporal, razón por
lo cual la terapia conversacional tiene un potencial mucho más limitado para alcanzar la
profundidad necesaria para trabajar con el trauma.
Por otra parte, dado que muchas veces los traumas tienen un fuerte componente relacional,
es decir, que ocurren en el vínculo con otras personas, en el modelo somático interaccional
se busca trabajar activamente con estos componentes relacionales por medio de la
transferencia, que es el proceso a través del cual el paciente proyecta en el terapeuta el rol
de un cuidador negligente, de un abusador, de un salvador, etc. Esta transferencia es
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productiva pues permite a los usuarios poder revivir y enactuar las escenas traumáticas, con
el mismo fin de procesar esa energía somática que se encuentra en las profundidades del
cuerpo.
Modelo transpersonal
Al reconocer estas dimensiones se suele asumir que como individuos cargamos con una
memoria ancestral que nos liga a dimensiones que van desde nuestra biografía propia, la
genealogía familiar hasta nuestro pasado animal y celular. En este sentido, uno de los
supuestos básicos de la psicología transpersonal indica que estamos conectados a
dimensiones que nos sobrepasan, las cuales influencian constantemente nuestro
comportamiento.
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De acuerdo a mi limitado conocimiento de la corriente transpersonal, identifico al menos dos
aplicaciones respecto a las experiencias de trance psicodélico. La primera es la teoría de
Stanislav Grof, quien como ya mencionamos, se sirve de la teoría psicoanalítica
reconociendo el concepto del inconsciente y su distinción con el ego (los términos técnicos
freudianos eran procesos primarios y secundarios, respectivamente). A partir de esta
distinción, Grof plantea que los psicodélicos tienen una función terapéutica al permitir que
los contenidos del inconsciente tales como memorias traumáticas y experiencias reprimidas
surjan a la consciencia y puedan posteriormente ser elaboradas, integradas y resignificadas
con apoyo psicoterapéutico.
La segunda es una perspectiva formulada por Manuel Almendro, quien tiene una relación
muy estrecha con el budismo zen y desde ahí emplea el concepto clave de ‘vacío’ (sunyata)
que quizá en este contexto es mejor entenderlo como un verbo, es decir, como ‘vaciado’ o
como ‘vaciamiento’. La idea que elabora con este concepto es que el uso de las medicinas
que amplifican la consciencia debiese orientarse a producir una reducción o vaciado de la
carga psíquica del usuario.
La carga psíquica o psicológica representa una experiencia común y, por una parte, denota
la intensidad de cargas o presiones (tanto cognitivas como emocionales) que llevamos a
cuesta en nuestras vidas: cargas emocionales, creencias dañinas o injustificadas sobre
nosotros mismos, la carga de una adicción o de hábitos que nos empujan a la repetición
constante de comportamientos problemáticos, la carga de conflictos interpersonales, de un
entorno hostil, la presión de la vida urbana y un largo etcétera. Por otra parte, para
Almendro esta carga está conformada por la herencia familiar y genealógica que llevamos a
cuestas, la cual es necesario trabajar y resolver. En sus palabras:
"el gran problema de un proceso necesario para una psicología y una psicoterapia del siglo
XXI es que hay que resolver y disolver el molde de la herencia recibida. Si no se resuelve y
disuelve la herencia de los padres y de las madres que te han precedido a niveles familiares
y a niveles genealógicos, no vamos a ninguna parte …ese molde heredado, esa mochila
que yo le llamo…
Desde esta perspectiva, el vaciado aparece como modelo de la acción terapéutica de los
psicodélicos en la medida en que ellos facilitan la liberación y vaciado de cargas que
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llevamos a cuestas permitiéndonos andar ‘más ligeros’ y menos condicionados por estas
cargas psíquicas y genealógicas que nos empujan a responder desde nuestros traumas,
heridas, ansiedades y hábitos de los que somos ciegos. Así como permiten la apertura al
mundo espiritual.
De acuerdo a este modelo, es posible que en una experiencia de trance psicodélico en que
suceden cosas inesperadas, desconocidas y especialmente intensas, el ego como sistema
de auto-preservación se active con respuestas de alerta, ansiedad o rigidez y un deseo de
recuperar el estado cotidiano de conciencia que le es familiar y le produce mayor
certidumbre y seguridad (en vista de sus propósitos de autopreservación). Por esta razón
tiene importancia el lema de ‘confiar, dejar ir y mantenerse abierto’ (CDA) de Bill Richards,
pues con estas indicaciones se facilita el caer en trance de manera más orgánica, con
menos resistencias y en una mayor profundidad.
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Los modelos rituales o animistas son perspectivas basadas en la experiencia misma del
consumo del hongo psilocybe y ocurre tanto en contextos indígenas como en contextos
modernos-urbanos. Este modelo reconoce que durante las experiencias con hongos uno
entra en relación con otros seres que existen pero que son invisibles a través de la
conciencia ordinaria. Se los suele llamar espíritus, entidades, seres desencarnados, entre
otras, que se presentan durante una experiencia y con los que uno entra en comunicación
directa. En el contexto mazateco, por ejemplo, María Sabina usualmente reconocía al hongo
psilocybe como un ser dotado de agencia, conciencia y un conocimiento mayor.
“Hay un mundo más allá del nuestro, un mundo lejano, cercano e invisible. Ahí vive Dios,
viven la muerte, los espíritus y los santos; es un mundo donde todo ha sucedido y todo se
sabe. Ese mundo habla, tiene un lenguaje propio. Yo repito lo que me dice. Los hongos
sagrados me llevan y me traen al mundo donde todo se sabe. Son ellos, los hongos
sagrados, los que hablan en una forma que yo puedo entender. Yo les pregunto y ellos me
responden. Cuando regreso del viaje, digo lo que ellos me han dicho, me han mostrado.”
(Schultes y Hofmann p.156)
Otro de los autores que usualmente reconocía al hongo como una inteligencia superior era
Terence Mckenna, quien aseguraba recibir mensajes directos del hongo, quien manifestaba
su deseo de entrar en una relación simbiótica con la humanidad. “El hongo habla” escribía…
Y nuestras opiniones se basan en lo que dice con elocuencia sobre sí mismo en la fresca
noche de la mente: “Soy viejo, más viejo que el pensamiento en tu especie, que es
cincuenta veces más vieja que tu historia. Aunque he estado en la tierra durante eras,
provengo de las estrellas. Mi hogar no es ningún planeta en especial, ya que muchos
mundos dispersos a través del disco brillante de la galaxia tienen condiciones que permiten
que mis esporas tengan la oportunidad de vivir…
Independiente de qué tanto podemos confiar en personas particulares como portavoces del
espíritu del hongo, todos estos relatos admiten la ocurrencia de diálogos y conversaciones
con otro tipo de entidades. Como un ejemplo adicional, en un estudio clínico sobre la
dimetiltriptamina (DMT), un potente psicodélico, la mayoría de los participantes reportaba
encontrarse con ‘entidades’ que describían como ‘benévolos’, ‘conscientes’, ‘inteligentes’ y
que ‘existen en una dimensión real pero diferente de la realidad’ (Davis et al. 2020). Estos
seres del llamado "reino DMT" son usualmente reconocidos por los usuarios de DMT.
Andrew Gallimore, un neurobiólogo de la Universidad de Okinawa, recientemente diseñó
una forma de administrar DMT que estabilice sus niveles en la sangre, permitiendo una
experiencia más estable y duradera del flash de DMT. Uno de los intereses principales de
Gallimore es que las personas puedan tener una mejor comunicación con las entidades y
aprender sobre ellas.
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El hecho de que estos reportes de encuentros con ‘entidades’ con las cuales se entabla
algún tipo de comunicación no sean del todo raros plantea ciertas preguntas profundas
sobre la existencia de otro tipo de seres conscientes y cuál es el rol que juegan los
psicodélicos en volverlos perceptibles. También arroja luz sobre el modelo ‘alucinatorio’ que
sigue teniendo una fuerte influencia en los acercamientos científicos a los psicodélicos.
Dado que en buena parte la ciencia moderna asume el dualismo cartesiano, es decir, la
separación fuerte entre la mente y el mundo exterior y, correlativamente, la separación entre
lo ‘subjetivo’ y lo ‘objetivo’, se tiende a interpretar las visiones durante un trance psicodélico
como un asunto psicológico, es decir, como algo que es producto de la mente propia,
entendida como un atributo del individuo. Los encuentros con entidades y la entrega de
enseñanzas durante trances psicodélicos tienden a cuestionar este supuesto (al menos si
queremos tomar en serio aquello que está siendo comunicando a uno durante una
experiencia) y a considerar teorías alternativas al estilo de Aldous Huxley y Bergson en que
los psicodélicos nos posibilitan percibir un pedazo más amplio de lo real y que no son
únicamente un asunto de un ‘mundo interior’ que es liberado.
Modelo regenerativo
La analogía sugiere que los hongos psilocybe facilitan la función regenerativa a nivel
psicológico: permiten que las emociones, hábitos y cargas psicológicas que ya cumplieron
su ciclo pero que siguen estancadas en nuestro ser (como materia orgánica apilándose en
el bosque) puedan ser procesadas, descompuestas y transformadas en energía vital
disponible para iniciar nuevos ciclos y actividades.
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Con los hongos psilocybe, la regeneración ocurre de manera literal a nivel neuronal, pues se
ha documentado que estos hongos están involucrados en la neurogénesis o creación de
nuevas neuronas y circuitos neuronales en el cerebro. En un estudio realizado en ratones
(Shao et al. 2021), una dosis de psilocibina aumentó la densidad de las espinas dendríticas
en 24 horas, con un incremento de 10% en el número de conexiones neuronales. Los
cambios neurobiológicos duraron un mes después de la exposición a la psilocibina. Además,
los ratones sometidos a estrés mostraron mejoras en el comportamiento y aumentaron la
actividad de los neurotransmisores después de la exposición a la psilocibina.
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Foco en el
cerebro
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¿Qué hacer con esta diversidad de modelos? La situación parece similar a la leyenda de la
Torre de Babel, en que Dios decidió crear distintas lenguas para que los distintos pueblos no
pudieran entenderse. Quizá el mejor enfoque en este caso es uno integrativo, lo que implica
no cerrarse a algún modelo en particular, e intentar conocer cada uno de ellos (al menos en
lo básico) pues cada una de estas praxis está produciendo un tipo de conocimiento en
particular que los otros no logran (por diferencia en foco e interés). Igualmente, en lo
terapéutico existen ciertas personas que se sienten más cómodos con ciertos tipos de
discurso, lo cual puede facilitar la explicación de qué es lo que ocurrirá durante una
experiencia con hongos y qué hacer para maximizar los beneficios de ella. Existen tanto
personas que son reacias a los discursos científicos como los discursos animistas, por
ejemplo, por lo que esta diversidad permite facilitar la presentación a un público diverso.
Referencias
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model of the brain action of psychedelics. Pharmacological reviews, 71(3), 316-344.
https://pharmrev.aspetjournals.org/content/71/3/316
Davis, A. K., Clifton, J. M., Weaver, E. G., Hurwitz, E. S., Johnson, M. W., & Griffiths, R. R.
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dimethyltryptamine: Phenomenology, interpretation, and enduring effects. Journal of
Psychopharmacology, 34(9), 1008–1020. https://doi.org/10.1177/0269881120916143
Letcher, A. (2007). Mad thoughts on mushrooms: Discourse and power in the study of
psychedelic consciousness. Anthropology of Consciousness, 18(2), 74-98.
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Saj Razvi, Steven Elfrink. (2020). The PSIP Model An Introduction to a Novel Method of
Therapy: Psychedelic Somatic Interactional Psychotherapy. Journal of Psychedelic
Psychiatry.
https://www.journalofpsychedelicpsychiatry.org/_files/ugd/e07c59_d4d1db6fc0174f27bef58a
6124aba50e.pdf
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