La visita
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La visita
Sinopsis: Como suele decirse, “hay visitas y visitas”, pero recibir, en plena noche, la visita
que más te aterra de todas… créanme, no es plato de buen gusto.
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La visita
PERSONAJES:
HOMBRE
MUJER
Vestuario:
El personaje masculino puede vestir el típico pijama de rallas o de pantalón corto o boxers
y una divertida e infantil camiseta.
El personaje femenino, vestirá de negro, con vestido de látex o mallas muy ceñidas y sexys.
También puede optar por un vestuario más “Dark” o “Emo”.
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La visita
(Al iluminarse la escena, encontramos a HOMBRE durmiendo en una cama y a sus pies
MUJER, lo observa en silencio, HOMBRE se despierta y se asusta al verla)
HOMBRE: (Observa, y ve que es muy atractiva) Si estoy soñando hago realidad una
fantasía sexual… no quiero despertar.
MUJER: Soy…
HOMBRE: (Que sigue sin dar crédito a lo que ve y oye) Á…Á… Átropo.
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HOMBRE: Un poco. (Incrédulo. Buscando) ¿Y la guadaña?
HOMBRE: (Reaccionando) ¡La muerte! No, ¡no puede ser! ¿Pero… qué he hecho yo?
MUJER: Chico lo siento, a mi me han dicho que viniera a por ti y aquí estoy.
MUJER: No cuela, a ver si te piensas que se puede burlar a la muerte. Anda, vete preparando
que nos vamos, que no tengo todo el día.
HOMBRE: Pero podrías llevarte a la vecina del séptimo que tiene 94 años… ya ha vivido
bastante la señora, yo sigo en la flor de la vida.
MUJER: (Con sorna) Sí, una vida muy floral tienes tú... (Práctica) Lo siento Paco, te ha
tocado a ti y basta. (Le enseña un papel que él lee) Mira.
MUJER: Y más fea, y gorda y rica… no te jode. Esto va como va y punto; venga date
prisa que tengo una noche…
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HOMBRE: (Medio decepcionado) Vaya, hubiera preferido… ¿Y no tengo que firmar nada?
HOMBRE: (Como un niño pequeño) Que no, que no… que yo no me quiero morir, todavía.
MUJER: Esos a última hora se acojonan, pero… como ya estoy allí, y volverme de
vacío como que no puedo, pues nada… les doy un empujoncito y ¡hala! a por otra
cosa mariposa. (Harta) Bueno… ¿pones el dedo o no?
MUJER: Mira, llámale Dios, energía, el destino, el karma… pero aquí estoy.
MUJER: (Mirando su vestuario) ¡Uy! pues hoy he salido con lo primero que he encontrado.
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HOMBRE: (Colocando su dedo en el “aparato”) No he dejado escrito que me gustaría
que me incinerasen. (Asustado) ¡Pero… si no he hecho ni testamento!
HOMBRE: (Entra en pánico) ¡Socorro! ¡Me quieren matar! ¡Auxilio! ¡Terroristas! ¡Fuego!
HOMBRE: (Implorando va hacia una foto familiar) Prometo cambiar y a partir de ahora
podréis venir a mi chalet a bañaros en la piscina y os dejaré conducir mis coches y…
(mira a MUJER) Oye, esto me recuerda a la “peli” de cuento de navidad… pero al
final el tipo no se muere recapacita y cambia… ya sabes “happy end”.
MUJER: Tú lo has dicho… una película. Además, vives en un adosado y la piscina es casi
para bañar perros, y tienes un Opel corsa que casi no funciona y si quieres te digo
lo que tienes en tu cuenta de ahorro número iban ES45 48 48494949 …
MUJER: Te reafirmo, por última vez, que no es una pesadilla de la que vas a despertar en
unas horas. (Acercándose a HOMBRE) No te voy a dar una segunda oportunidad.
¿Te queda claro?
MUJER: Práctica, los siglos me han hecho práctica. Y venga, vamos al grano que como te
he dicho tengo una noche movidita.
MUJER: No, para mí no existe ni el tiempo, ni el espacio, como vosotros los concebís.
MUJER: ¡Otra película! Vamos, lo que se dice leer un libro… ¿Para qué?
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MUJER: Sí, pero como había tantas quejas ahora damos un pendrive para que la vean
con tranquilidad. Ahora vas a tener tiempo para muuuuuchas cosas.
MUJER: No puedes.
HOMBRE: (Intenta escribir, pero no puede. Asustado) ¡Es verdad, no puedo escribir!
HOMBRE: Una pregunta y a las mujeres quién las visita ¿el muerto?
MUJER: Aquí en la tierra vais un poco retrasados, nosotros hace años que somos género
neutro: soy la muerte, no la muerta, ni el muerto… mu-er-te, ¿entiendes?
HOMBRE: Vaya, no me había dado cuenta, perdón, aquí el lenguaje sigue siendo tan poco
inclusivo. (Pausa) ¿Y si te haces la distraída y yo aprovecho para escapar? por
ejemplo: Mira, un burro volando…
HOMBRE: Chica, es que así en seco no se me ocurre nada más original. (Empieza a
lloriquear) No quiero, no quiero…
MUJER: El infierno no existe o ¿es que no oyes las noticias o los dictámenes del
Vaticano? Bastante infierno tenéis aquí, en el mundo de los vivos.
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HOMBRE: Yo soy ateo o agnóstico o como se diga eso de que no creo que haya nada
después de la muerte.
HOMBRE: Pero ahora me han entrado las dudas… y si por ser agnóstico o ateo o como se
diga, ¿me quedo en el limbo?, o sea que no voy ni para arriba ni para abajo.
MUJER: Ya, pero es lo que hay. Anda túmbate y no lo me lo pongas más difícil.
HOMBRE: ¿Y si me resisto?
MUJER: Entonces tendré que aplicar técnicas que créeme no serán tan placenteras.
HOMBRE: ¿Adulto? Si mis parejas siempre dicen que soy un inmaduro, seguro que…
MUJER: (Gritando) ¡Basta! ¡Échate de una puta vez! y empieza a relajarte, respira y espira.
MUJER: (Harta) Espira con “s”, no expira. Joder tío, ¡concéntrate de una puta vez!
HOMBRE: Bueno, bueno, tampoco es para ponerse así, que uno no se muere todos los días.
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HOMBRE: ¿Y ahora?
HOMBRE: ¿No estás cansada de sembrar tristeza y dolor a tu alrededor, de hacer infeliz a la
gente?, de obedecer ordenes de no sé quién… ¿no estás muy harta de todo esto?
MUJER: No puedo. (Reacciona) Anda sigue con los ejercicios de respiración… ¡vamos!
HOMBRE: Mandarlo todo a la porra y vivir tu vida o lo que sea que hagas.
HOMBRE: ¿Y?
MUJER: (Melancólica) La verdad, una se cansa de hacer siempre lo mismo, de no ser bien
recibida nunca, de ver como las lágrimas afloran nada más verme o nombrarme; del
sufrimiento que causo a los que se vienen conmigo y a los que se quedan. Sí,
definitivamente estoy mal, me siento fatal y quisiera que se invirtiera y… (se ilusiona
con la idea) que todos se alegraran al verme y… vamos, una quimera.
MUJER: ¿Hoy?
HOMBRE: Vuelve a donde quiera que vivas y le dices a tus jefes o a Dios o… lo que
sean… que lo dejas, que necesitas cambiar y que, después de tantos años de
servicio… o mejor no les digas nada huye, no vuelvas, vete… no sé… a algún sitio
que quieras visitar, todos tenemos un lugar donde refugiarnos.
MUJER: (Reflexionando) Sí, ya son muchos años, de los vuestros, sembrando caos,
destrucción, aflicción, angustia…
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MUJER: (Mirando a HOMBRE) Quizás tengas razón. Algún día tiene que ser el primero.
HOMBRE: Claro, ¿por qué no hoy? Hoy puede ser el primer día del resto de tu vida.
MUJER: (Asintiendo con la cabeza) El primer día del resto de mi vida… ¡Libre!
HOMBRE: ¡Exacto!
MUJER: Joder, me siento diferente, como si me hubiera quitado una mochila de mil kilos de
encima. (Se quita un colgante que llevaba al cuello y se la da al HOMBRE) Toma.
HOMBRE: No hace falta, para mí ha sido un placer ayudarte… puedes creerme. ¿No lo
echarás de menos, allá a donde vayas?
MUJER: No, quiero empezar de cero y además sé que está a buen resguardo. (Tiene dudas,
pero se lo cuelga a HOMBRE) Quédatelo, de verdad.
HOMBRE: No sabes lo feliz que me hace saber que tú te sientes bien y yo he tenido algo que
ver con ese cambio.
HOMBRE: Piensa que siempre que se cierra una puerta, se abre una ventana, o eso dicen.
MUJER: No me hables de ventanas que me vienen recuerdos de los que ayudé a saltar y…
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HOMBRE: Bueno, bueno… pues nada de ventanas.
MUJER: (Dudando, mira a HOMBRE) Entonces, según tú… ¿qué debo hacer?
HOMBRE: Lo primero que yo haría, es salir de aquí e ir al emplazamiento más bonito que
hayas visto nunca y empezar, como tú has dicho… de cero. El lugar del que te he
hablado antes, donde nadie te conozca y puedas vivir sin que nadie te tenga miedo, ni
llore nada más verte, donde seas tú y solo tú y no lo que representas.
HOMBRE: Perfecto. Proyéctate allí, imagínate ya… ¿Te ves? ¿Lo sientes?
MUJER: A nada. (MUJER se levanta) Además me quedo más tranquila, tengo sustituto.
MUJER: (Se gira para mirar a HOMBRE) ¿No me dijiste que no tenías una misión en la
vida? (Lo agarra por los hombros) ¡Ánimo tú puedes! (Pellizcándole la mejilla)
Adiós majete. (Sale de escena)
Oscuro
La visita
Microteatro
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