1P-Sx Geriátricos y Cambios Fisiológicos - Grupo 2 - G2

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UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS


CÁTEDRA DE GERIATRÍA

TEMA: SÍNDROMES GERIÁTRICOS Y CAMBIOS


FISIOLÓGICOS EN EL ANCIANO

SUBGRUPO #2

INTEGRANTES
• CASTRO BERNAL CARLOS
• HINOSTROZA GARCÍA JORGE
• MENÉNDEZ PILAY ALEJANDRA
• MURGUEITIO TRIVIÑO NARCISA
• SORIA LAAZ MERLY

DOCENTE: DR. GABRIEL MAYNER TRESOL

CURSO:
MED-S-CO-8-2
DEPRESIÓN
La depresión en el adulto mayor es un trastorno emocional común y debilitante que afecta tanto
la calidad de vida como la funcionalidad física y social de la persona. En muchas ocasiones, es
subdiagnosticada, lo que agrava el impacto sobre la salud general y aumenta el riesgo de
mortalidad.
Etiología
Factores biológicos: La depresión es más común en adultos mayores con enfermedades físicas
crónicas como enfermedades cardiovasculares, Alzheimer, Parkinson, fracturas de cadera y
EPOC.
Factores psicosociales: Eventos de vida estresantes, como la muerte de un ser querido,
aislamiento social, jubilación, y pérdida de estatus económico, son factores relevantes en la
etiología de la depresión en esta población.
Factores de riesgo
Los principales factores de riesgo para la depresión en el adulto mayor incluyen:

• Enfermedades crónicas.
• Aislamiento social y la pérdida de relaciones personales.
• Deterioro cognitivo.
• Historia psiquiátrica previa.
Manifestaciones clínicas
Los síntomas de la depresión en el adulto mayor pueden diferir de los observados en personas
más jóvenes. Pueden incluir:

• Quejas somáticas como dolores inespecíficos y molestias físicas.


• Anhedonia (pérdida de interés o placer en actividades cotidianas).
• Trastornos del sueño, insomnio o hipersomnia.
• Pérdida de apetito y de peso.
• Retardo psicomotor, lentitud en pensamiento y movimiento.
• Irritabilidad y pensamiento de muerte.
Diagnóstico
Entrevista clínica: Incluye la evaluación de síntomas y antecedentes personales y familiares.
También se deben revisar los medicamentos que el paciente esté tomando.
Exploración física y pruebas complementarias: Se recomienda la Escala de Depresión
Geriátrica de Yesavage para evaluar la severidad de la depresión. Además, deben realizarse
pruebas básicas de laboratorio para descartar condiciones médicas subyacentes que puedan estar
contribuyendo a los síntomas.
Tratamiento

• Farmacoterapia: Los antidepresivos como los inhibidores selectivos de la recaptación


de serotonina (ISRS) y otros antidepresivos son efectivos. Es importante vigilar a los
pacientes al inicio del tratamiento por riesgo de suicidio.
• Terapia electroconvulsiva (TEC): Se utiliza en casos graves de depresión,
especialmente cuando hay riesgo de suicidio o los medicamentos no han sido efectivos.
• Psicoterapia: La terapia cognitivo-conductual (TCC) es efectiva en el manejo de la
depresión leve a moderada en adultos mayores.
ANSIEDAD
La ansiedad en la tercera edad es un trastorno común pero subdiagnosticado. Puede manifestarse
como una preocupación excesiva y persistente sobre diversos aspectos de la vida cotidiana,
afectando la calidad de vida. La ansiedad en esta población está relacionada con complicaciones
médicas, mayor riesgo de institucionalización y una disminución en la capacidad funcional.
Factores de riesgo

Tipos de ansiedad
Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)
El Trastorno de Ansiedad Generalizada se caracteriza por una preocupación excesiva y
persistente sobre múltiples aspectos de la vida diaria durante al menos seis meses. En los
adultos mayores, esta preocupación suele centrarse en la salud, problemas financieros o
familiares. Los síntomas incluyen:

• Inquietud
• Fatiga
• Dificultades para concentrarse
• Irritabilidad
• Tensión muscular
• Trastornos del sueño.
Fobias Específicas
Las fobias específicas son miedos irracionales y persistentes a objetos o situaciones específicas,
como alturas, animales, o situaciones sociales. A pesar de que el individuo reconoce que su
miedo es irracional, la exposición al estímulo provoca una ansiedad intensa. Los adultos
mayores con fobias específicas suelen evitar situaciones o lugares que desencadenan el miedo,
lo que puede limitar sus actividades diarias.
Manifestaciones clínicas
Las personas mayores suelen presentar los siguientes síntomas de ansiedad:

• Síntomas físicos: Mareos, temblores, taquicardia, disnea, náuseas, dolores musculares,


y molestias abdominales.
• Síntomas emocionales: Preocupación constante, inquietud, irritabilidad, y dificultad
para concentrarse.
Tratamiento

• Tratamiento no farmacológico: La terapia cognitivo-conductual (TCC) y las técnicas


de relajación son eficaces en el manejo de la ansiedad, particularmente en el trastorno
de ansiedad generalizada (TAG). La TCC ha demostrado ser efectiva para reducir los
síntomas emocionales y físicos.
• Tratamiento farmacológico: Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina
(ISRS) y los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN) son
comúnmente utilizados. En casos severos, se emplean antipsicóticos de segunda
generación como la quetiapina y la olanzapina.

SÍNDROME CONFUSIONAL AGUDO


Definición
El síndrome confusional agudo (SCA) (también conocido como delirium) es un
síndrome clínico transitorio y reversible caracterizado por una alteración en la atención,
el nivel de conciencia y disfunción cognitiva, de inicio agudo y curso fluctuante.
Prevalencia
La prevalencia de SCA varía en función del ámbito en que se encuentre el paciente. En
las urgencias hospitalarias es del 14-24%, en los pacientes intervenidos de fractura de
cadera 61% o en las unidades de cuidados paliativos 83%. La prevalencia aumenta a
mayor edad, en ancianos frágiles o con demencia, y a mayor severidad de la patología
que motivó el ingreso.
Es mayor en procedimientos cardiotorácicos, intervenciones traumatológicas, cirugía
vascular o en las intervenciones de cataratas.
Fisiopatología
Se cree que los diferentes factores etiológicos de delirium podrían tener un mecanismo
fisiopatológico común relacionado con una alteración a nivel del funcionamiento de los
neurotransmisores cerebrales tanto a nivel cortical como subcortical. Se han visto
implicados los siguientes mecanismos:
Déficit colinérgico: con la edad se produce disminución de la liberación de
acetilcolina y disfunción de receptores muscarínicos. También se ha objetivado
una mayor actividad anticolinérgica en suero en pacientes mayores durante un
proceso agudo.
Incremento del GABA: (neurotransmisor inhibidor del sistema nervioso central).
Se produce aumento de sus precursores (glutamato y glutamina) en encefalopatía
hepática y durante el tratamiento con benzodiacepinas (en la deprivación se
produce infraestimulación de sus receptores).
Aumento o disminución de la concentración de serotonina: aumenta en la
encefalopatía hepática, en el delirium durante la sepsis y en el síndrome
serotoninérgico, y disminuye durante el síndrome de abstinencia alcohólica y en
el delirium postquirúrgico o tras tratamiento con L-dopa.
Se ha descrito también implicación de otras sustancias como la melatonina (que afecta
al sistema serotoninérgico) o la norepinefrina.
Etiología
Es compleja y multifactorial. Se produce en un paciente vulnerable, con factores
predisponentes, expuesto a determinados factores precipitantes.

Manifestaciones clínicas
Alteración en el nivel de conciencia y, secundariamente, en la capacidad de atención, de
inicio agudo (horas o días) y curso fluctuante. Se acompaña de:
Alteraciones cognitivas: desorientación (principalmente temporal, ocasionalmente
espacial y muy raramente en persona), pensamiento desorganizado (que puede
favorecer procesos delirantes), alteración del lenguaje y deterioro de la memoria
(especialmente de fijación).
Alteraciones perceptivas: ilusiones, delirios (paranoicos o de persecución,
principalmente), alucinaciones (mayoritariamente visuales, poco estructuradas y
de corta duración). Agitación psicomotriz, alteraciones del ritmo vigilia-sueño,
manifestaciones emocionales (miedo, depresión, apatía, ansiedad, irritabilidad,
euforia).
Alteraciones somáticas: temblor fino de alta frecuencia (por hiperactividad
adrenérgica), mioclonías, asterixis (en encefalopatía hepática, metabólica o
portóxicos), signos de liberación frontal.
Subtipos de síndrome confusional agudo
Hiperactivo: 15-20%. Los pacientes presentan un estado hiperalerta con
agitación, inquietud, alucinaciones y delirios. Se debe en la mayoría de los
casos a tratamiento con fármacos anticolinérgicos o síndrome de abstinencia.
Es el subtipo de más fácil identificación.
Hipoactivo: 20-70%. Se observa somnolencia, letargia, bradipsiquia y
bradicinesia. Se relaciona con el tratamiento con fármacos sedantes o
encefalopatías metabólicas. Es el subtipo más frecuente en ancianos y el de
peor pronóstico por el riesgo de malnutrición y úlceras por presión.
Frecuentemente infradiagnosticado, especialmente en pacientes condemencia
o depresión.
Mixto: hiperactivo-hipoactivo. 43-56%. Características de ambos. Algunos
autores establecen nuevos conceptos como:
– Subsíndrome delirium (SSD): presenta alguna/s características clínicas pero no
cumple todos los criterios diagnósticos. Puede (o no) progresar a SCA completo.
Parece estar relacionado con mayor estancia hospitalaria, mayor mortalidad tras el
alta y menor capacidad funcional y cognitiva en el seguimiento.
– Delirium persistente: muchos pacientes ancianos no se recuperan completamente
del episodio
Prevención
Dirigidas a todos los pacientes, especialmente a aquellos de alto riesgo:
Identificación en las primeras 24 horas y manejo precoz de cualquier factor de
riesgo de delirium tratable.
Tratamiento etiológico de los problemas médicos asociados.
Proporcionar una intervención multidimensional adaptada a las necesidades
individuales de cada paciente (equipo multidisciplinario).
Asegurar una adecuada nutrición e hidratación.
Adecuación del ambiente. Uso de estímulos orientadores como calendarios,
relojes, e iluminación. Facilitar el descanso nocturno, ofrecer leche caliente o
te de camomila a la noche. Evitar la administración de fármacos durante el
sueño.
Tratamiento
Lo más importante en el manejo del delirium es la identificación y tratamiento de la
causa desencadenante. En muchas ocasiones, sin embargo, es necesario además el
tratamiento farmacológico de los síntomas (agresividad, agitación, alucinaciones,
delirios) cuando ponen en peligro la integridad del paciente o sus acompañantes. La
mayoría de los neurolépticos impide la acción de ciertas sustancias químicas en el
sistema nervioso. También se llama antipsicótico
Neurolépticos típicos:
Butiferonas
Fenotiacinas
Tioxantenos
Neurolépticos atípicos
Risperidona
Olanzapina
Clozapina
Benzodiacepinas
Para el control inmediato de la agitación, ansiedad o para asegurar el sueño. El
loracepam es el fármaco de elección en los casos de deprivación de sedantes-
hipnóticos y alcohol
Clometiazol: hipnótico de uso potencial en la deprivación de alcohol.
Antidepresivos: pueden utilizarse antagonistas de 5HT como la trazodona en
pacientes insomnio y agitación nocturna.
Inhibidores de acetilcolinesterasa en pacientes con enfermedad de Alzheimer.

INSOMNIO
Es el trastorno del sueño más prevalente en la práctica médica, que consiste en un síntoma para
describir cualquier dificultad para iniciar o consolidar el sueño.
Los criterios para el insomnio según la ICSD – 2 comprende:

• Dificultad para iniciar el sueño, mantenerlo, despertar precoz o no tener sueño reparador
• Dificultad del sueño a pesar de facilidades dadas
• La dificultad de conciliar el sueño debe producir al menos una de estas alteraciones:
o Fatiga, déficit de atención, concentración o deterioro de la memoria, disfunción
social o laboral, alteración del estado de ánimo e irritabilidad, somnolencia
diurna, disminución de la motivación, etc.
Factores predisponentes: Edad, sexo femenino, enfermedades concomitantes, bajo nivel
socioeconómico y factores genéticos.
Fisiopatología: El insomnio puede ocurrir en cualquier persona, mientras que el insomnio
crónico está ligado a depresión o ansiedad, aumento de actividad metabólica, o de la actividad
beta en el encefalograma al inicio o aumento del número de despertares.
Estos pacientes tienen elevada la temperatura, cortisol urinario, secreción de adrenalina, y
ACTH elevados que alguien normal.
Existe susceptibilidad genética a que factores exógenos como la cafeína, luz y el estrés causen
insomnios, u alteraciones en gen GABA y del receptor de la serotonina.
Clasificación del insomnio:

• Primario cuando no existe causa aparente o Secundario cuando aparece en el contexto


clínico de otra causa.
• Tiempo de duración:
o Agudo o transitorio (días a semanas)
o Crónico: Duración de más de un mes
• Momento de la noche es que se produce:
o De conciliación: Más de 30 minutos
o De mantenimiento: Mantiene el sueño con despertares que duran más de 30
minutos
o De despertar precoz: El despertar se produce como mínimo 2 horas antes de lo
habitual, o sueño menor a 6 horas.
Causas del insomnio:
Factores relacionados a la salud (enfermedades médicas y psiquiátricas), factores sociales
(hospitalización, jubilación, pobreza), factores ambientales (ruidos, calor) y farmacológicas
(Cafeína, alcohol, antagonistas del calcio, betabloqueantes)
Evaluación clínica:
Consiste en realizar una historia detallada del paciente, buscando causas médicas o
farmacológicas, realizar estudios de laboratorio, polisomnografía.
Se recomienda realizar una historia directa enfocada en el problema del sueño que incluya las
siguientes preguntas:

• Cuándo se despierta por la mañana?


• Siente que está somnoliento durante el día?
• Cuándo se queda dormido a la noche?
• Cuántas veces se despierta durante la noche?
• Ronca, tiene apneas, o movimientos de extremidades inferiores?
• Hay síntomas de narcolepsia?
Además se analizarán comportamientos en la habitación, como ver Tv, fumar, leer o pasar más
tiempo en cama, entre otras.
Tratamiento no farmacológico:

Medidas farmacológicas:

• Se busca reducir o evitar el uso de hipnóticos ya que conlleva a un riesgo de caídas,


confusión, agitación, y fracturas. (si es necesario, menos de 4 semanas, máximo 3
veces/semana)
• Benzodiacepinas: El riesgo es la dependencia, insomnio de rebote, amnesia
anterógrada y deprivación.
Se hará uso de fármacos a pacientes que no respondan a terapias cognitivo-conductuales.

CAMBIOS FISIOLÓGICOS EN EL ANCIANO


Cambios en el sistema cardiovascular y sanguíneo
La esclerosis de la válvula aórtica que es el más común en el anciano e incluso las frecuencias
cardíacas de 40/latidos por minuto suelen ser normales. Cambios:
1. Degeneración leve de células del miocardio, engrosamiento y rigidez de las válvulas del
corazón
2. El nódulo sinusal puede perder células
3. Presencia de enfermedades cardíacas, arritmias, fibrilación auricular
4. Hipertrofia ventricular izquierda
La aorta se vuelve más rígida y gruesa por cambios en el tejido conectivo, y los barorreceptores
se vuelven menos sensibles (causando hipotensión ortostática).
El volumen de sangre se reduce, al igual que glóbulos blancos, hemoglobina y hematocrito.
Efectos de cambios:

• Disminución de la capacidad de reserva del corazón


• Hipertensión arterial e hipotensión ortostática
• Problemas aterotrombóticos
• Arritmias e insuficiencia cardíaca
• Estenosis de válvula aórtica
• Aparición de anemias, infecciones, pérdidas de sangre
Cambios en el aparato respiratorio
1. Número de alveolos disminuye al igual que capilares
2. Disminución de elasticidad del corazón
3. Incremento del diámetro torácico anteroposterior
4. Diafragma se debilita al igual que músculos intercostales
5. Cilios tienen menor capacidad de movimiento del moco, y menor producción de IgA
Efectos de los cambios:

• Función pulmonar máxima disminuye, al igual que la inspiración y espiración máxima


• Cantidad de oxígeno disminuye y aumenta el del CO2
• Mayor tendencia al colapso de vías respiratorias
• Cambio del tono, volumen y calidad de voz por cambios en cartílagos y músculos de la
laringe
• Reflejo de la tos disminuye
Cambios en el aparato gastrointestinal:
Boca:

• Dificultad para identificar alimentos por el sabor


• Defectos en masticación y baja ingesta calórica
Esófago:

• Reflujo gastroesofágico
• Mayor incidencia de hernia hiatal
• Aumento de lesiones gástricas por fármacos
• Riesgo de esofagitis por comprimidos debido al retraso en tránsito
Estómago:

• Mayor riesgo de enfermedades ulcerosas pépticas


• Predisposición a la anorexia y pérdida de peso
Intestino:

• Desnutrición y diarrea por proliferación bacteriana


• Pérdida de masa ósea
• Estreñimiento
• Incontinencia fecal
• Mayor incidencia de colitis isquémica
• Incremento de diverticulosis y cáncer de colon
Páncreas: Mayor tolerancia a la glucosa
Hígado:

• Acumulación de metabolitos activos de algunos fármacos


• Mayor lesión por fármacos hepatotóxicos
Vesícula biliar: Mayor incidencia de colelitiasis por
aumento de la hormona colecistocinina
Cambios en el sistema nervioso
- Pérdida de células nerviosas en el encéfalo, además del 10-60% en áreas como el hipocampo y
puede variar en áreas de la corteza.
- El encéfalo pierde peso de entre un 5-10% desde los 20 a 90 años, reduciendo del 20-30% de
células de Purkinje del cerebelo.
- La consecuencia principal de los fenómenos de atrofia y muerte neuronal son las alteraciones
en los neurotransmisores, circuitos neuronales y en funciones cerebrales, por ejemplo los más
afectados son los colinérgicos, noradrenérgicos y dopaminérgicos.
- Flujo sanguíneo cerebral disminuye el 20%
- Presencia de microaneurismas
- La memoria sensorial y de fijación disminuye, no así la memoria inmediata y de evocación
Efectos de los cambios:

• Disminución de la percepción, memoria y pensamiento


• En la visión, se puede producir queratinitis seca
• En el oído se aprecia presbiacusia y mayor cerumen
• Aparición de reflejos primarios
• Pérdida de reflejos
• Disminución del tacto, de la sensibilidad térmica y dolorosa profunda
Cambios en el sistema nefrourológico:
- El flujo sanguíneo renal disminuye de forma progresiva de hasta 600 ml/min a los 80 años.
- Disminuye la tasa de filtrado glomerular aumentando los niveles de creatinina, ya que se
disminuye el número de células epiteliales
- Reducción de la masa renal
- La musculatura lisa voluntaria pierde el tono durante el envejecimiento
- La uretra puede verse obstruida en varones por hipertrofia de la glándula prostática.
Efectos de los cambios:

• Dificultad en la concentración de orina, y tendencia a deshidratación


• Disminución de la renina y aldosterona, por ende, riesgo de hiperpotasemia
• Riesgo de insuficiencia renal aguda y crónica
• Tendencia a infecciones urinarias por vaciado incompleto de vejiga o incontinencia
• Incidencia de cánceres urinarios: próstata y vejiga
ÚLCERAS POR PRESIÓN
Las úlceras por presión (UPP) son lesiones cutáneas que se desarrollan en áreas de la piel
sometidas a presión prolongada, especialmente en pacientes con movilidad reducida. Estas
lesiones son un indicador crítico de la calidad de atención en entornos de salud, ya que su
aparición puede ser prevenible con medidas adecuadas. La comprensión de su epidemiología,
fisiopatología, factores de riesgo y manejo es esencial para mejorar los resultados en pacientes
vulnerables.
Epidemiología
La prevalencia de UPP en pacientes hospitalizados oscila entre el 3% y el 11%, siendo más
comunes en unidades de cuidados intensivos y geriátricos. La mortalidad asociada a estas
lesiones puede ser alarmante, alcanzando cifras entre el 23% y el 27%, lo que resalta la
necesidad de estrategias efectivas de prevención y tratamiento. Además, se estima que el costo
asociado al tratamiento de UPP en el sistema de salud es significativo, lo que subraya la
importancia de la prevención.
Fisiopatología
La fisiopatología de las UPP se basa en la isquemia tisular, que ocurre cuando la presión
ejercida sobre la piel y los tejidos subyacentes supera la presión capilar, interrumpiendo el flujo
sanguíneo. Esto provoca daño celular y necrosis, afectando la epidermis, dermis y, en casos
severos, el tejido subcutáneo y estructuras más profundas. Factores como la fricción y el
cizallamiento también contribuyen al daño tisular, exacerbando la formación de úlceras.
Factores de Riesgo
Los factores de riesgo para el desarrollo de UPP son diversos e incluyen:

• Inmovilidad Prolongada: Pacientes encamados o con movilidad limitada son más


susceptibles.
• Trastornos Circulatorios: Enfermedades vasculares que afectan la perfusión sanguínea
aumentan el riesgo.
• Déficits Nutricionales: La desnutrición y la falta de proteínas pueden comprometer la
integridad de la piel.
• Lesiones Cutáneas Previas: Historial de lesiones cutáneas aumenta la vulnerabilidad.
• Comorbilidades: Enfermedades como diabetes, enfermedades neurológicas y trastornos
mentales pueden predisponer a los pacientes a desarrollar UPP.
Valoración Clínica
Valoración del Paciente
La valoración clínica del paciente debe ser integral, considerando su estado general, movilidad,
nutrición y comorbilidades. Se deben utilizar escalas de valoración de riesgo, como la escala de
Braden o la de Norton, para identificar a aquellos pacientes con mayor probabilidad de
desarrollar UPP. La revaloración periódica es crucial, especialmente tras cambios en la
movilidad o estado de salud.
Valoración de la Lesión
La evaluación de la lesión implica clasificar la UPP en estadios según la profundidad y
extensión del daño:
• Estadio I: Eritema que no palidece al aplicar presión.
• Estadio II: Úlcera superficial con aspecto de abrasión o ampolla.
• Estadio III: Pérdida total del grosor de la piel, afectando el tejido subcutáneo.
• Estadio IV: Pérdida total del grosor de la piel con necrosis extensa, afectando músculo y
hueso.
Registrar el tamaño, la secreción y el tipo de tejido presente es fundamental para guiar el
tratamiento.

Diagnóstico Diferencial
El diagnóstico diferencial es esencial para distinguir las UPP de otras lesiones cutáneas, como
infecciones, dermatitis o lesiones por fricción. Un diagnóstico preciso permite un tratamiento
adecuado y evita complicaciones. Se deben considerar factores como la localización, morfología
y síntomas asociados, la exploración fisica y las enfermedades asociadas para realizar una
evaluación adecuada.
Complicaciones
Las UPP pueden llevar a complicaciones graves, estas de dividen en primarias y secundarias:
1. Complicaciones primarias:
a. Locales: originadas por la progresión de la necrosis llegando a afectar a las
articulaciones y originando fistulas y hemorragias graves.
b. Sistémicas: se debe destacar la anemia, sepsis, amiloidosis secundaria, endocarditis,
tétanos, carcinoma de células escamosas, fistulas, complicaciones del tratamiento.
- Sepsis: En casos severos, la infección puede diseminarse, poniendo en riesgo la vida
del paciente.
- Amputaciones: En situaciones extremas, la necrosis puede requerir la amputación
de extremidades afectadas.
2. Complicaciones secundarias
- Prolongación de la Estancia Hospitalaria: La presencia de UPP puede aumentar
significativamente el tiempo de hospitalización y los costos asociados.
Prevención
El objetivo inicial en la lucha contra las UPS es evitar su aparición
Cuidados de la Piel
La prevención de UPP comienza con la inspección diaria de la piel, especialmente en áreas de
riesgo. Mantener la piel limpia y seca, así como aplicar cremas hidratantes, es fundamental para
preservar la integridad cutánea. La educación del personal de salud y los cuidadores sobre la
importancia de la higiene y el cuidado de la piel es esencial.
Cargas Mecánicas
Redistribuir las cargas mecánicas es crucial para prevenir UPP. Se recomienda realizar cambios
posturales cada 2 horas en pacientes inmovilizados y utilizar dispositivos que alivien la presión
en áreas vulnerables, como cojines y colchones especiales.
Superficies de Apoyo
El uso de superficies de apoyo adecuadas, como colchones de aire o espuma, puede reducir
significativamente el riesgo de UPP. Estas superficies están diseñadas para redistribuir la
presión y minimizar el contacto directo con la piel.
Tratamiento de las Úlceras por Presión
Valoración General del Enfermo
El tratamiento de las UPP debe comenzar con una valoración general del estado del paciente,
considerando su movilidad, nutrición y comorbilidades. Identificar y tratar factores subyacentes,
como infecciones o desnutrición, es crucial para la cicatrización.
Curas
Dependen del estadio de la lesión, la presencia o no de infección o de cavitación.
✓ Hay que revisar la lesión y mantener el mismo tipo de cura una o dos semanas antes de
ver si la misma es efectiva o no.
✓ Valorar situaciones concomitantes que retrasen la buena evolución de la ulcera.
El tratamiento de las UPP va por estadios:
Estadio I
✓ Descripción: Eritema que no palidece, con calor, edema e induración en la piel.
✓ Procedimiento de Cura:
- Limpieza: Limpiar la lesión con suero fisiológico.
- Aplicación de Apósitos: Usar apósitos sin recortar, asegurándose de que excedan al
menos 3 cm del borde de la lesión.
- Mantenimiento de la Piel: Mantener la piel del tejido perilesional seca y el lecho de
la úlcera siempre húmedo.
- Prevención: Evitar la presión en la zona afectada.
Estadio II
✓ Descripción: Pérdida parcial de la piel que puede incluir la epidermis y parte de la
dermis, presentando abrasiones, ampollas o úlceras superficiales.
✓ Procedimiento de Cura:
- Limpieza: Limpiar con suero fisiológico.
- Aplicación de Apósitos: Utilizar apósitos hidrocoloides o semipermeables que
mantengan un ambiente húmedo y protejan la herida.
- Control de Exudado: Cambiar el apósito según la cantidad de exudado, asegurando
que no se adhiera a la herida.
Estadio III
✓ Descripción: Pérdida completa de la piel que implica daño o necrosis del tejido
subcutáneo, pudiendo haber presencia de exudado.
✓ Procedimiento de Cura:
- Limpieza: Limpiar la úlcera con suero fisiológico.
- Desbridamiento**: Si hay tejido necrótico, realizar desbridamiento para eliminarlo.
- Aplicación de Apósitos: Usar apósitos que absorban el exudado y mantengan un
ambiente húmedo, como apósitos de alginato o hidrogel.
- Control de Infección: Evaluar la necesidad de antibióticos si hay signos de
infección.
Estadio IV
✓ Descripción: Pérdida total de la piel con destrucción extensa, afectando músculos,
huesos y estructuras de sostén. Puede haber abundante exudado.
✓ Procedimiento de Cura:
- Limpieza: Limpiar con suero fisiológico.
- Desbridamiento: Realizar desbridamiento quirúrgico si es necesario para eliminar
tejido necrótico y promover la cicatrización.
- Aplicación de Apósitos: Utilizar apósitos avanzados que proporcionen un entorno
óptimo para la cicatrización, como apósitos de espuma o de colágeno.
- Control de Infección: Monitorear signos de infección y considerar el uso de
antibióticos sistémicos.
Situaciones Especiales
✓ Infección: Si se presenta infección, es crucial realizar un cultivo de la herida y ajustar el
tratamiento según los resultados. La limpieza y el desbridamiento son esenciales.
✓ Cavitación: En casos de cavitación, se debe considerar el uso de apósitos que puedan
llenar el espacio y mantener un ambiente húmedo.
✓ Pacientes con Comorbilidades: En pacientes con condiciones como diabetes o
enfermedades vasculares, se debe prestar especial atención a la circulación y el control
de la glucosa, ya que pueden afectar la cicatrización.
Consideraciones Generales
✓ Reevaluación: Las úlceras deben ser reevaluadas regularmente para ajustar el
tratamiento según la evolución de la lesión.
✓ Educación del Paciente y Cuidadores: Es fundamental educar a los pacientes y
cuidadores sobre la importancia de la prevención y el cuidado adecuado de la piel.
En conclusión, las úlceras por presión son un problema significativo en la atención médica que
requiere un enfoque multidisciplinario para su prevención y tratamiento. La identificación de
factores de riesgo, la valoración adecuada y la implementación de estrategias de prevención son
esenciales para mejorar los resultados en pacientes vulnerables.

INMOVILIDAD
Definiciones
✓ Movilidad: Capacidad de desplazamiento que refleja el nivel de salud y calidad de vida
del anciano.
✓ Inmovilidad: Disminución de la capacidad para realizar actividades diarias debido al
deterioro de funciones motoras.
✓ Deterioro funcional: Restricción en la realización de actividades esenciales sin afectar
otros sistemas.
✓ Síndrome de inmovilidad: Conjunto de cambios fisiopatológicos generados por la
inmovilización, que es potencialmente reversible y prevenible.
Epidemiología
✓ Aproximadamente el 18% de las personas mayores de 65 años presentan dificultades
para movilizarse sin ayuda.
✓ Un 50% de los mayores de 75 años tienen problemas para salir de casa.
✓ En hospitales, el 59% de los ancianos ingresados en unidades geriátricas presentan
dependencia.
Fisiología del Envejecimiento
Con el envejecimiento, los sistemas del organismo experimentan limitaciones que aumentan la
sensibilidad a factores externos.
✓ Sistema cardiovascular: Disminución del gasto cardiaco y de la distensibilidad del
ventrículo izquierdo.
✓ Sistema respiratorio: Reducción de la capacidad vital y de la frecuencia respiratoria.
✓ Sistema musculoesquelético: Pérdida de masa muscular y fuerza, afectando la
movilidad.
Cambios Fisiopatológicos Asociados a la Inmovilidad
✓ Musculoesquelético: Atrofia muscular, disminución de la masa ósea y rigidez articular.
✓ Cardiovascular: Aumento de la frecuencia cardiaca en reposo y disminución de la
capacidad de ejercicio.
✓ Respiratorio: Reducción de la capacidad vital y aumento del riesgo de infecciones
pulmonares.
✓ Metabólico: Alteraciones en el metabolismo de la glucosa y lípidos, aumentando el
riesgo de diabetes y enfermedades cardiovasculares.
✓ Neurológico: Deterioro cognitivo y aumento del riesgo de depresión.
Factores Predisponentes
✓ Intrínsecos: Cambios relacionados con el envejecimiento y patologías individuales.
✓ Extrínsecos: Entorno físico, falta de apoyo social y condiciones de vida.
Exploración de la Movilidad
✓ Evaluación de la movilidad debe realizarse con el paciente en su vestimenta habitual y
utilizando dispositivos de ayuda.
✓ Se examinan cambios posturales, transferencias y la capacidad de deambulación.
Riesgos y Contraindicaciones de la Movilización
✓ Movilización inadecuada puede empeorar condiciones como depresión o provocar
lesiones.
✓ En pacientes terminales, la movilización debe ser consensuada y no forzada.
Prevención del Síndrome de Inmovilidad
✓ Primaria: Mantener la movilidad mediante ejercicio físico regular.
✓ Ejercicio físico: Mejora la fuerza muscular, la deambulación y la masa ósea.
✓ Prevención secundaria: Detección precoz del deterioro funcional para evitar la
fragilidad.
✓ Prevención terciaria: Adaptaciones del entorno y tratamiento de complicaciones
asociadas.
Tratamiento y Manejo de la Inmovilidad
✓ Encamamiento: Cambios posturales pasivos para evitar complicaciones.
✓ Sedestación: Fomentar la posición sentada para mejorar la función respiratoria y
circulatoria.
✓ Transferencias: Evaluar y facilitar el movimiento del paciente entre diferentes
posiciones.
✓ Bipedestación: Fomentar la capacidad de estar de pie para mejorar la estabilidad.
✓ Deambulación: Promover la marcha para mantener la independencia funcional.
Ayudas Técnicas
Uso de dispositivos como andadores, bastones y sillas de ruedas para facilitar la movilidad y
mejorar la calidad de vida del anciano.
Estreñimiento en el adulto mayor
La motilidad colónica asegura tres misiones
1. La actividad motora segmentaria de mezclado del contenido para favorecer la digestión
y la absorción del agua, electrolitos y otros nutrientes
2. La propulsiva, que asegure el transito aboral del contenido, desde el ciego hasta el recto
3. El almacenamiento temporal del material fecal en el sigma, ya que el recto en
condiciones habituales está vacío
El termino estreñimiento deriva del latín “stringere” que significa estrechar o constreñir, lo que
causa el estreñimiento se le denomina astringente que significa acortar, estrechar o contraer, esta
expresión fue citada por primera vez en 1940, en la sociedad actual se hace referencia a el
control de los movimientos intestinales de manera consiente (lo que es imposible porque es
inconscientemente), también a la forma, tamaño y consistencia de las heces. Por lo tanto, la
consulta al profesional de la salud se realiza por ir pocas veces al baño, sentir que no se vacía el
intestino, heces muy rígidas o poco volumen de materia fecal. Hay que recalcar que no siempre
estos síntomas son propios del estreñimiento.
Los diccionarios médicos explican el estreñimiento como tránsito de heces duras asociadas a
defecación poco frecuente y difícil o reducción de la frecuencia normal de evacuación de las
heces.
El hábito intestinal depende del sexo, la edad, la personalidad y la cultura.
Epidemiología
El estreñimiento es un problema frecuente en la población mayor, afectando al 20-25% de las
personas mayores de 50 años. Se trata de un síndrome geriátrico muy prevalente que puede
tener importantes complicaciones si no se trata correctamente. Los datos epidemiológicos
muestran una prevalencia de estreñimiento del 40-45% en la población anciana con buen estado
de salud. Hay que destacar que en los ancianos dependientes este problema puede afectar hasta
el 70-80%.
Factores de riesgo
El estreñimiento es un problema muy relevante, que afecta con gran frecuencia a los mayores y
que impacta sociosanitariamente de manera muy importante. No en vano, es uno de los
denominados síndromes geriátricos más prevalentes, que puede derivar en importantes
complicaciones si no se evalúa y trata correctamente por el médico.
Existen muchos condicionantes que predisponen al estreñimiento, siendo su origen, en la
mayoría de las ocasiones, multifactorial, confluyendo dos o varios de los siguientes factores:

• Cambios en los hábitos de vida


• Envejecimiento que afecta a la fisiología intestinal
• Determinadas enfermedades o cirugías previas
• Inmovilidad
• Escasa ingesta de líquidos
• Fármacos que tienen que tomar y les provocan estreñimiento como efecto adverso
Envejecimiento y estreñimiento
Hay una amplia serie de circunstancias, mucho más frecuentes en los ancianos, que
colaboran en el desarrollo del estreñimiento sobre todo por encima de los 75 años. Entre
estos encontramos:

• Aumento de la distensibilidad rectal, que predispone el megarrecto y al rectocele.


• Disminución de la sensibilidad a la distensión del recto, lo que disminuye la
percepción rectal y significa que para provocar el deseo de defecar requiere
acumular un mayor volumen de heces.
• Prolongación del tránsito colónico que afecta sobre todo a la región rectosigmoidea
pero que desempeña un escaso papel.
• Ciertos trastornos funcionales relacionados con el envejecimiento: debilidad
muscular, anomalías musculares relacionadas con la ausencia de movilidad,
disminución de la percepción de la necesidad de defecar. “inhibición de la llamada”
• El adulto mayor tiene menor presión EAI en reposo, así como disminución de la
máxima presión esfinteriana, externa e interna lo que predispone asimismo la
incontinencia fecal.
• Alteración del estado mental (cognitiva) y/o depresión: ausencia de tener la
sensación de defecar.
• Numerosos procesos médicos- quirúrgicos que pueden causar el estreñimiento o
agravarlo, como la toma de fármacos, así como una dieta desequilibrada.
Diagnóstico
Es probable que el médico también le pregunte al paciente acerca de los síntomas, como:
¿Con qué frecuencia tiene un movimiento intestinal?
¿Durante cuánto tiempo ha tenido síntomas?
¿Qué aspecto tienen las heces?
¿Tienen las heces vetas rojas?
¿Quedan vetas de sangre en el papel higiénico cuando se limpia?
Es probable que el médico le pregunte al paciente acerca de sus hábitos, como:
¿Cuáles son sus hábitos alimenticios?
¿Cuál es su grado de actividad física?
¿Qué medicamentos toma, incluidos suplementos y medicinas complementarias y alternativas?
Es conveniente hacer un seguimiento de las evacuaciones y el aspecto de las heces durante
varios días o semanas antes de la cita con el médico. Se debe escribir o grabar la información
para compartirla con el médico.
Frecuencias combinadas entre sí para evaluar el estreñimiento

• En un 52% por la necesidad de realizar esfuerzos defecatorios


• En un 44% debido a la eliminación de heces duras
• En un 34% por la imposibilidad de defecar cuando se desea y se puede
• En un 33% pueden defecar, pero de manera poco frecuente y escasa.
Es conveniente hacer un seguimiento de las evacuaciones y el aspecto de las heces durante
varios días o semanas antes de la cita con el médico. Se debe escribir o grabar la información
para compartirla con el médico.
Si el estreñimiento ha sido prolongado, el médico puede preguntar al paciente si alguien en la
familia tiene antecedentes de afecciones que pueden causar estreñimiento de larga duración,
como:
problemas anatómicos del tracto digestivo (en inglés)
obstrucción intestinal
enfermedad diverticular
cáncer de colon o del recto
Examen físico
Durante el examen físico el profesional de la salud puede:
medir la presión arterial, la temperatura y la frecuencia cardiaca
comprobar si hay deshidratación
usar un estetoscopio para auscultar los sonidos abdominales
examinar el abdomen para ver si hay:

• hinchazón
• dolor o sensibilidad
• masas o protuberancias
Exámenes complementarios
Endoscopia
El médico puede realizar una endoscopia Enlace externo del NIH para mirar dentro del ano,
recto y colon en busca de signos de problemas en la parte inferior del tracto digestivo. Las
endoscopias para el estreñimiento incluyen:

• colonoscopia
• sigmoidoscopia flexible
Durante estos dos exámenes, el médico puede hacer una biopsia. Una biopsia es un
procedimiento que consiste en tomar pequeñas muestras de tejido y examinarlas bajo un
microscopio. El médico puede usar la biopsia para buscar signos de cáncer u otros problemas.
Estudios de tránsito colorrectal
El médico puede solicitar exámenes de la función intestinal llamados estudios de tránsito
colorrectal para ver qué tan bien se desplaza la materia fecal a lo largo del colon.
Marcadores radiopacos – una radiografía que rastrea los marcadores radioactivos a medida
que estos se desplazan a lo largo del sistema digestivo. El paciente traga unas cápsulas que
contienen los marcadores, los cuales se tardan de 3 a 7 días en ser evacuados con un
movimiento intestinal.
Gammagrafía – un examen que consiste en consumir un alimento con una pequeña dosis de una
sustancia radiactiva. El médico rastrea la sustancia usando computadoras y cámaras especiales a
medida que la sustancia va transitando por los intestinos.
Formas de presentación clínica
El estreñimiento en el anciano puede deberse a causas: orgánicas sean benignas o malignas
(neoplasias) o causas funcionales (consecuente a enfermedades bases como diabetes,
hipertensión o el mismo envejecimiento).
El estreñimiento primario o simple puede estar asociado a una dieta inadecuada y baja en fibra,
deshidratación, movilidad reducida, retención de evacuación fecal y tono muscular reducido.
El estreñimiento secundario puede ser causa de una enfermedad o terapia con medicamentos.
Complicaciones más frecuentes
Hemorroides: mayor predisposición a padecerlas por la laxitud del tejido y el mayor esfuerzo
defecatorio, y a que se compliquen con trombosis de esta.
Fisura anal: también muy relacionada, principalmente relacionada con el trauma directo que
ejercen las heces duras, pero también por la isquemia de la zona durante la defecación.
Prolapso rectal: también el estreñimiento, el esfuerzo defecatorio y la laxitud del tejido, así
como la debilidad del suelo pélvico, pueden favorecer la aparición de un prolapso rectal.
Incontinencia fecal: especialmente en la población institucionalizada, la acumulación de heces
podría conducir a incontinencia fecal por rebosamiento
Impactación fecal es la acumulación de heces en el colon que el paciente es incapaz de evacuar
por sí mismo. Es una de las complicaciones más temidas, porque es fácil que pase desapercibida
hasta que dé complicaciones más importantes.
Prevención y control del estreñimiento
Una vez descartada mediante valoración médica la presencia de signos de alarma que pudieran
ser indicativos de patologías, existen una serie de hábitos que pueden ayudar a evitar o a
disminuir el estreñimiento:

• Adoptar rutinas de ejercicio físico y movilidad.


• Adoptar una dieta rica en fibra, presente en las verduras, la fruta, los cereales y las
legumbres.
• Beber líquidos con frecuencia y evitar la deshidratación.
• Evitar el uso sistemático de laxantes. Los supositorios de glicerina tienen un efecto
similar y su uso esporádico no debilita el intestino.
Obtener una valoración médica sobre el uso de medicamentos que produzcan estreñimiento,
como opiáceos, antihistamínicos, antidepresivos, antiinflamatorios no esteroideos, suplementos
de hierro o carbonato cálcico.
Favorecer hábitos regulares de defecación, fomentando que la persona mayor vaya al baño
diariamente hacia la misma hora, preferentemente un rato después del desayuno o la comida, y
que permanezca en él un tiempo suficiente, aunque al principio no presente ganas de evacuar.
Favorecer que las personas mayores con problemas de movilidad puedan acudir al baño cuando
lo deseen y que dispongan de la ayuda y la intimidad necesarias.
Tratamiento
Existen varias aproximaciones al manejo del estreñimiento que incluyen terapias no
farmacológicas, agentes no laxantes, laxantes, enemas y supositorios.
Intervenciones no farmacológicas
Se han evaluado una gran variedad de abordajes no farmacológicos al estreñimiento, incluyendo
masaje, ejercicio y bioretroalimentación. Estudios pequeños han evaluado la eficacia del masaje
abdominal solo o en combinación con ejercicio en personas estreñidas, pero actualmente hay
poca evidencia que sustente su uso.
El ejercicio es un elemento común de programas de manejo intestinal, y una falta de actividad
física es un factor en el desarrollo del estreñimiento en algunas personas, pero aún queda por
demostrar su eficacia como intervención para prevenir o tratar el estreñimiento.
Intervención sin laxante
Una gran variedad de productos se ha recomendado o incluido en programas de manejo
intestinal para la prevención del estreñimiento incluyendo pan, salvado, lentejas, aloe vera, agua
mineral y frutos como ciruelas.
Laxantes
Los laxantes se utilizan comúnmente para tratar el estreñimiento y generalmente se clasifican
según su mecanismo de acción, existiendo los laxantes evacuantes, estimulantes, ablandadores
fecales y laxantes osmóticos.
Como el estreñimiento, el uso de laxantes aumenta con la edad. Algunos estudios han
demostrado que el 3% de los hombres y el 5% de las mujeres usan laxantes al menos una vez a
la semana, y que para los ancianos esto puede aumentar hasta el 39% y 50% respectivamente.
Enemas y Supositorios
Los enemas y supositorios se utilizan para el tratamiento del estreñimiento, por ejemplo, para
despejar el recto y restaurar la función normal antes del comienzo de un programa de manejo
intestinal. Existen pocas investigaciones que evalúen su eficacia en personas mayores. Los
enemas presentan mayor riesgo como resultado de reacciones a la solución administrada o a
través de lesión mecánica durante el procedimiento.
Conducta por seguir ante el estreñimiento en el adulto mayor
Muchos factores influyen en el desarrollo de estreñimiento y por ello su manejo debe ser
individualizado conforme a las necesidades de cada persona. Las intervenciones utilizadas para
prevenir el estreñimiento también son componentes importantes de su manejo. Debería
señalarse que los pacientes con lesiones de columna o con analgésicos opioides a largo plazo,
pueden requerir programas especializados de manejo intestinal.
A continuación, se presenta un resumen de las diferentes opciones de tratamiento que resumen
la opinión de los expertos (nivel IV).
Estreñimiento agudo
El manejo inicial del estreñimiento moderado o agudo puede incluir supositorios, enemas o
laxantes osmóticos para despejar el recto, seguido de la implementación de un programa de
manejo intestinal por medio de intervenciones preventivas como la modificación de la dieta y la
ingestión de líquidos, educación y hábitos intestinales efectivos.
Cuando el estreñimiento agudo no responde al tratamiento, debería buscarse el consejo de un
médico, un asesor de continencia.
Estreñimiento crónico
Los laxantes evacuadores deberían utilizarse en personas que sigan una dieta baja en fibras y sin
una causa específica subyacente al estreñimiento.
Los agentes osmóticos pueden ser efectivos en el tratamiento del estreñimiento crónico. El
objetivo del programa de manejo intestinal debería centrarse en la adquisición de un hábito
intestinal regular más que en “limpiezas” intermitentes. El tratamiento debería por lo tanto
promover hábitos intestinales regulares utilizando pequeñas dosis de laxantes, de forma
individualizada. Si los agentes osmóticos no son efectivos, o si no se toleran, los laxantes
estimulantes pueden ser efectivos.
Elección del tratamiento
La revisión sistemática sobre laxantes (1) sugiere que los laxantes evacuadores son efectivos
para los para personas mayores sin limitaciones de movilidad y que los laxantes osmóticos y
estimulantes podrían ser más efectivos para personas postradas (nivel I de recomendación).
Estreñimiento provocado por opioides
Como el estreñimiento asociado a la analgesia opioide puede anticiparse, el manejo debería ser
inicialmente preventivo. Las personas con opioides durante largos periodos de tiempo, como en
unidades de cuidados paliativos o durante el manejo de dolor crónico, deberían someterse a un
programa de manejo intestinal de manera simultánea a la analgesia opioide. Los laxantes más
adecuados para el manejo del estreñimiento causado por analgesia opioide son los estimulantes
u osmóticos.
Uso de enemas y supositorios
Los enemas y supositorios pueden ser necesarios para despejar el recto antes de comenzar el
programa de manejo del intestino. Pueden recomendarse como el tratamiento inicial para el
estreñimiento moderado o agudo, o el estreñimiento asociado a la analgesia opioide. Los
enemas y supositorios pueden también recomendarse para personas postradas en la cama, como
parte de un programa de manejo intestinal.
Fecaloma
Los fecalomas se definen como una masa de heces acumuladas (sobre todo a nivel del colon
distal y del recto) con presentación clínica muy diversa incluyendo masas abdominales,
retención urinaria o megacolon tóxico.
Los fecalomas son una entidad poco frecuente y constituyen la forma más extrema de la
impactación fecal. Suelen producirse sobre todo en el sigma y en el recto por la disminución
progresiva del calibre y el fenómeno de la coprostasis, siendo más frecuentes en pacientes
ancianos, con estreñimiento crónico o lesiones medulares, apareciendo también en
enfermedades neuropsiquiátricas y sobre todo en los aganglionismos como en la enfermedad de
Chagas.
Desde el punto de vista clínico los fecalomas pueden pasar desapercibidos inicialmente debido a
la presencia de diarrea por rebosamiento. También pueden manifestarse como masas
abdominales que condicionan síntomas por compresión de estructuras vecinas con clínica
incluso extradigestiva como puede ser la incontinencia urinaria. En casos más avanzados llegan
a producir megacolon tóxico o retención urinaria. Las complicaciones más severas son la
insuficiencia respiratoria, la perforación intestinal o la uropatía obstructiva. La presentación en
forma de obstrucción intestinal con dolor y distensión abdominal, náuseas y vómitos como en
nuestro caso, es muy rara.
Aunque el diagnóstico es clínico, la radiología simple o del TAC puede ser útil tanto para el
diagnóstico como para el diagnóstico diferencial con el megacolon idiopático.
El tratamiento del fecaloma debe ser inicialmente conservador con reposo digestivo,
utilización de laxantes y de enemas, y con la extracción digital del mismo siendo necesaria en
ocasiones la anestesia general.
También está descrito el tratamiento endoscópico, quedando reservado el tratamiento quirúrgico
para cuando fallan estas medidas o cuando existe la posibilidad de desarrollo de complicaciones.
Está descrito tanto el abordaje abierto o laparotómico, así como la extracción mediante
colotomía del fecaloma o la resección con anastomosis. La técnica dependerá tanto del tamaño,
la localización y la presencia de contaminación en la cavidad peritoneal.
Impactación fecal
Masa de heces duras y secas que no puede salir del colon o del recto. Las posibles causas de esta
afección son usar laxantes con frecuencia, tomar ciertos tipos de analgésicos, hacer poca o
ninguna actividad física por bastante tiempo, tener cambios en la alimentación o no tratar el
estreñimiento. Los signos y síntomas incluyen incapacidad de evacuar, dolor en el abdomen o la
espalda, dificultad para orinar, y náuseas o vómitos. La impactación fecal a veces también
produce problemas circulatorios, cardíacos o respiratorios. También se llama impactación
intestinal y retención fecal.
Tratamiento
El tratamiento, por tanto, debe enfocarse a evitar en todo momento la impactación fecal con la
aplicación de medidas higiénico-dietéticas. Entre el 30 y el 50 % de los ancianos ingieren
habitual o esporádicamente laxantes. En la mayoría de los casos, se recurre a laxantes osmóticos
o fármacos estimulantes como bisacodilo y picosulfato, con una acción potente y rápida.
Cuando exista impactación fecal, deben emplearse compuestos de agua y aceite mineral hasta
que el colon se encuentre completamente limpio.
Incontinencia fecal
La incontinencia fecal es la incapacidad para controlar la salida de heces del cuerpo. Puede
presentarse junto con estreñimiento o diarrea.
La incontinencia fecal es un trastorno que se caracteriza por la incapacidad de controlar el
tránsito de heces y gases intestinales. Se manifiesta con diversos grados de gravedad: desde
pequeñas pérdidas transitorias hasta una incapacidad total y crónica para controlar la
eliminación intestinal.
Causas
Lesiones musculares. Las lesiones en los anillos del músculo que se encuentra al final del recto
dificultan la contención de las heces. Estos anillos se conocen como esfínter anal. Este tipo de
lesión puede ocurrir durante el trabajo de parto. Suele ocurrir por una episiotomía o por el uso
de fórceps durante el parto.
Daño en los nervios. Una lesión de los nervios que perciben las heces en el recto o los que
controlan el esfínter anal puede derivar en incontinencia fecal. Son muchos los factores que
pueden dañar los nervios, entre ellos:

• Esfuerzo constante al defecar.


• Estreñimiento duradero.
• Lesión de la médula espinal.
• Accidente cerebrovascular.
• Diabetes.
• Esclerosis múltiple.
Estreñimiento. El estreñimiento crónico puede hacer que se forme una pelota de heces secas y
duras en el recto y que estas no puedan pasar debido a su tamaño. Esto se conoce como
retención fecal. Los músculos del recto y de los intestinos se estiran y, con el tiempo, se
debilitan. Esto permite que las heces líquidas que se encuentran más arriba en el tracto digestivo
pasen alrededor de las heces retenidas y se filtren. El estreñimiento prolongado también puede
causar lesiones en los nervios que derivan en incontinencia fecal.
Diarrea. Es más fácil retener heces sólidas en el recto que retener heces sueltas, por lo que las
heces sueltas de la diarrea pueden causar o empeorar la incontinencia fecal.
Hemorroides. Las hemorroides son venas hinchadas en el recto. Estas venas hinchadas no
dejan que el ano se cierre por completo, lo que hace que las heces se filtren.
Pérdida de la capacidad de almacenamiento en el recto. Por lo general, el recto se estira para
dejar espacio a las heces. Si el recto tiene cicatrices o está rígido, no se puede estirar lo
suficiente y se puede filtrar el exceso de heces. Las cirugías, el tratamiento con radiación o la
enfermedad inflamatoria intestinal pueden causar rigidez y cicatrices en el recto.
Cirugía. Las cirugías en el recto y el ano, como la extirpación de hemorroides, pueden causar
lesiones musculares y nerviosas que deriven en incontinencia fecal.
Prolapso rectal. Esta afección, en la que el recto desciende hasta el ano, puede llevar a la
aparición de incontinencia fecal. El estiramiento del esfínter rectal por el prolapso daña los
nervios que controlan el esfínter rectal. Cuanto más tiempo dure el prolapso, menor será la
posibilidad de que los nervios y los músculos se recuperen.
Tratamiento
La asistencia para la defecación, las modificaciones dietéticas y el control de la consistencia de
las deposiciones o el tratamiento farmacológico son en muchos casos medidas suficientes. No
obstante, otras terapias como el biofeedback, la neuromodulación o el tratamiento quirúrgico no
deben descartarse y han de ser valoradas de forma selectiva en pacientes ancianos.
tratamiento farmacológico
Habitualmente estas medidas físicas y dietéticas no van a ser suficientes para la mejoría de la IF,
por lo que con frecuencia debemos asociar tratamiento médico en función de la consistencia de
las heces. Cuando existe diarrea o heces semilíquidas, indicaremos como primera línea de
tratamiento loperamida, comenzando por dosis mínimas efectivas, procurando no sobrepasar los
8 gramos.
También puede emplearse codeína, en una dosificación de 30mg cada 8 h y difenoxilato (15
miligramos repartidos a lo largo del día). Un estudio cruzado, doble ciego, comparando estos
tres tratamientos durante 4 semanas, obtuvo un beneficio inferior en los pacientes tratados con
difenoxilato. Esto, unido a que es un fármaco que atraviesa la barrera hematoencefálica y puede
tener efectos secundarios anticolinérgicos, hace que sea el menos recomendado
Incontinencia urinaria
La incontinencia urinaria (IU) se define como la pérdida involuntaria de orina, la que puede ser
clasificada como incontinencia urinaria de esfuerzo si está asociada a la maniobra de Valsalva,
el estornudo o la tos, cómo incontinencia de orina de urgencia si se asocia a deseo súbito e
imperioso de orinar y como mixta si se combinan ambas características.
Epidemiología
La evidencia epidemiológica al respecto muestra que en la medida que la población envejece,
aumentan la prevalencia y la severidad de la incontinencia urinaria, siendo este efecto más
notorio en pacientes sobre 65 años.
Este aumento de la prevalencia de la enfermedad se describe principalmente para los síntomas
relativos al síndrome de vejiga hiperactiva más que para la incontinencia urinaria de esfuerzo, la
cual tiende a mantenerse estable e incluso disminuir levemente en la medida que la población
envejece. La vejiga hiperactiva es un síndrome clínico caracterizado por la presencia de
urgencia miccional, con o sin incontinencia de orina, generalmente asociado a un aumento de la
frecuencia miccional en el día y la noche (nicturia), en ausencia de alguna enfermedad
inflamatoria vesical que explique los síntomas.
Este incremento se puede explicar debido a cambios anatómicos y fisiológicos del tracto
urinario inferior de los adultos mayores y al deterioro a nivel central de los centros de control
relacionados con la continencia. En este sentido y para ejemplificar lo anterior, cifras de un
estudio con población latina adulto mayor institucionalizada, evidenció que un 30% de las
mujeres tenía algún tipo de incontinencia de orina, y que el sexo femenino fue el factor
sociodemográfico más importante para desarrollar IU en población mayor a 65 años.
Fisiopatología
La IU en el adulto mayor puede considerarse un síndrome geriátrico, pues las causas no
necesariamente se relacionan con alteraciones del tracto genitourinario. Los cambios
fisiológicos en el adulto mayor se pueden evidenciar a distintos niveles, generando alteraciones
que disminuyen la posibilidad de continencia.
La función uretral y vesical parecieran deteriorarse con el paso de los años. Estudios con
urodinamia evidencian aumento de la sensibilidad vesical, disminución de la presión uretral y
disminución de la contractilidad vesical. Se describe un incremento en el detrusor hiperactivo
asintomático, coexistencia de éste con disfunción del vaciamiento vesical por detrusor
hipoactivo, y variaciones de hasta un 40% en la medición del residuo post miccional diarios en
ambos sexos. Por otra parte, factores de riesgo como la diabetes mellitus o alteraciones
neurológicas centrales o periféricas pueden incrementar la posibilidad de ocurrencia de un
detrusor hiper o hipoactivo con incontinencia de orina de urgencia o retención urinaria
secundaria.
El deterioro a nivel de sistema nervioso central puede alterar los mecanismos de continencia
urinaria. La enfermedad de pequeños vasos a nivel de la sustancia blanca en el cerebro produce
algunos síndromes neurológicos, como el Parkinson.
La evidencia muestra una fuerte asociación entre este tipo de enfermedad y el síndrome de
vejiga hiperactiva. Con el aumento de la edad, aumenta también la incidencia de enfermedad en
la sustancia blanca cerebral, pudiendo ser un sustrato anatómico para explicar la incontinencia
de orina de urgencia, secundaria a la pérdida de la capacidad de los centros cerebrales para
frenar los impulsos que recibe desde la periferia. También existe evidencia en estudios con
resonancia nuclear magnética en adultos mayores de la disminución en la masa de materia gris
en la medida que se envejece, lo cual se correlaciona directamente con el aumento de la
frecuencia miccional diurna y nocturna y con la aparición de urgencia miccional.
Por último, a nivel de ultraestructura del urotelio se han demostrado cambios en relación con la
edad. Distintas series realizadas con microscopía electrónica evidenciaron cambios en pacientes
de entre 65 y 96 años, con aumento del depósito de colágeno en el urotelio, además de otras
alteraciones a nivel de fibras nerviosas, receptores y vías de señal.
Clínica
Su característica principal es la instalación súbita en menos de 6 meses, cuya causa suele ser
reversible. En pacientes sobre 65 años, la IU transitoria puede corresponder a un tercio del total
de las IU en los adultos mayores. La nemotecnia DIAPPERS, que tiene su origen en el inglés,
sirve para recordar las causas de la IU transitoria y orientar el estudio y el manejo.
D (delirium = delirio), I (Infection = Infección), A (Atrophic vaginitis = Vaginitis atrófica), P
(Pharmaceuticals = Fármacos), P (Psychological condition = Condición sicológica), E (Excess
urine output = Exceso de producción de orina), R (Reduced mobility = movilidad reducida), S
(stool impaction = Impactación fecal).
Otras comorbilidades como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la insuficiencia
cardiaca, la artritis, la artrosis y la depresión han demostrado tener un efecto negativo sobre la
continencia urinaria en el adulto mayor. En la diabetes, por ejemplo, la poliuria por osmosis, la
hipo o hipersensibilidad vesical por neuropatía periférica o el estado mental alterado debido a
hiper o hipoglicemia, podrían exacerbar o desencadenar incontinencia urinaria de distintos tipos.
Diagnóstico
El examen de orina completo y cultivo es importante para descartar infección urinaria y
hematuria, así como condiciones que generan poliuria como la glicosuria. Dentro de los estudios
más específicos hay algunos orientados a caracterizar mejor la anatomía o soporte físico del
sistema urinario inferior, así como descartar condiciones asociadas, tales como la
uretrocistografía, la ecotomografía abdominal y pelviana (que también permite medir residuo
postmiccional), tomografía computada y resonancia magnética de abdomen y pelvis (con o sin
contraste).
Estudio urodinámico
En la evaluación de la incontinencia urinaria, la evaluación urodinámica es particularmente
importante puesto que caracteriza la dinámica del funcionamiento del sistema urinario inferior y
permite entender la condición fisiopatológica de base del trastorno miccional, asi como estimar
el peso relativo de distintos factores asociados.
Tratamiento
Debido a la naturaleza multifactorial de la IU en el adulto mayor, se debe siempre intentar
identificar la causa principal para iniciar un tratamiento.
El entrenamiento vesical y los ejercicios de la musculatura del piso pélvico son efectivos y
deberían ser indicados como tratamiento de primera línea en pacientes con incontinencia
urinaria de urgencia, de esfuerzo y mixta. El entrenamiento de los músculos del piso pélvico con
biofeedback además de las técnicas de supresión de urgencia, pueden reducir la incontinencia
urinaria por urgencia y mixta entre un 55-85% en un plazo de 8 semanas
Modificaciones en el estilo de vida parecen tener buenos efectos sobre la continencia, sobre
todo aquellas en relación con la pérdida de peso y actividad física, disminuyendo en un 50% el
escape de orina con respecto a aquellas pacientes que no logran cambios, así como también la
suspensión de irritantes vesicales como la cafeína.
Los medicamentos más usados son aquellos que mejoran la fase de continencia, entre los que se
debe destacar a los relajantes musculares como el flavoxato, los antimuscarínicos (con potencia
y selectividad variable), algunos medicamentos de acción mixta como la oxibutinina y
tolterodina (relajantes musculares y antimuscarínicos), algunos antidepresivos (como la
imipramina) y bloqueadores de los canales de calcio. Son en general medicamentos seguros en
población geriátrica.
El efecto secundario que suele limitar más su uso y que dificulta la adhesión al esquema
terapéutico es la sequedad bucal, ocular y constipación (especialmente en el caso de los
anticolinérgicos). Debe tenerse especial cuidado en pacientes con glaucoma de ángulo estrecho
o cerrado. En adultos mayores también preocupa el impacto que los anticolinérgicos pueden
tener sobre la función cognitiva.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

• Sociedad española de Geriatría y Gerontología, S. E. (2011). Manual de


Residentes de Geriatría Segg.es.
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