El Pensamiento Filosófico de Simone de Beauvoir

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El Pensamiento Filosófico de Simone de

Beauvoir
1. Introducción
De manera general, la historia ha mostrado el estudio filosófico de hombres
notorios, pero ¿y las mujeres? ¿Dónde están sus filósofas? Estas consideraciones
validaron la oportunidad para poder abordar a una de las filósofas más
sobresalientes del siglo XX: Simone de Beauvoir. Ella se nos presenta como una
intelectual comprometida en una lucha por la visibilización de la mujer y, a través de
sus intromisiones filosóficas contra la explotación de género y de los sectores que
eran abusados como reflejo del protestar social, es posible identificar sus
inquietudes éticas y morales en contra de la injusticia. El propósito de este texto es
evidenciar cómo, a través de la historia del pensamiento filosófico, la teoría
feminista ha marcado una línea de pregunta y de objeción, tras la creación y
divulgación filosófica llevada a cabo por los hombres. Tales cuestionamientos
buscan dejar en evidencia que el discurso filosófico ha sido eminentemente
androcéntrico, es decir, han construido un discurso más desde la oralidad, la
escritura y la existencia del hombre, dejando en un plano de invisibilización a la
mitad de la humanidad, así como a las posibles repercusiones que las opciones
formuladas por ellos tienen para las mujeres.

Simone de Beauvoir es una de las figuras más influyentes en el pensamiento


occidental del siglo XX, cuyo aporte filosófico es integral para comprenderlo. Su
preocupación fue centralmente ético-moral y centró su labor en el ámbito de la
filosofía como teoría sobre las esencias de las cosas, como las premisas y los
fundamentos desde los cuales puede partirse al conocer, como las ideas primarias,
inmediatas, incondicionadas, jamás demostrables a partir de otras, es decir, al
conocimiento a priori. Cree en los ideales, pero valora sus condiciones de
posibilidad, afirmando que ninguno es factible como esencial. A este juicio se suma
una crítica al pensamiento intelectualista, es decir, no debemos pensarnos a las
personas como máquinas racionales o guiadas exclusivamente por la razón. A esta
dualidad intención versus acción se le suma la dimensión del Otro.

1.1. Contexto Histórico y Biográfico


La figura de Beauvoir es una de las más poderosas e influyentes en la teoría
feminista del siglo XX. Su pensamiento marca un giro frente a los tópicos de
pensamiento dominantes anteriormente, asestando un golpe al esencialismo
tradicional, que la situaba exclusivamente como trofeo del hombre. Beauvoir intenta
reivindicar el concepto de mujer tal y como haría un psicoanálisis con el de sujeto
individual, es decir, una construcción que responde a factores sociales, culturales e
históricos.

Simone Lucile-Ernestine-Marie Bertrand de Beauvoir nació el 9 de enero de 1908,


en el seno de una familia cuyo estatuto económico, social y cultural le permitió
acceder a la educación que recibió, en un colegio, probablemente libertino pero a las
puertas de la enseñanza universitaria oficial y respetado por la sociedad burguesa
de la época. Con diecinueve años ingresó en la Escuela Normal Superior, situada en
un edificio anexo a la Facultad de la Sorbona. En un origen, esos edificios y los
profesores de ambas instituciones formaban el campus universitario por excelencia
de laicidad y mérito intelectual que había creado Francia. La influencia de figuras
como el dogmático Hussen y de Philéas Lebesgue le era habitual en la Facultad de
Letras y, en general, en todas las humanidades. Pero sus actividades le llevaron a
traspasar los planos del estudio y a penetrar en las cubiertas cavernas del
intelectualismo social. Simone conoció a varias estudiantes reaccionarias y leyó a
Maurice Barrès, Villiers de L’Isle-Adam, tradicionalistas abanderados de la
superioridad del hombre frente a las masas concupiscentes. Como sus profesoras en
el colegio y su madre habían contribuido a difundir a los Desperta Ferro de Daudet,
y como ella no deseaba ser como aquellas mujeres gramscianas que convierten a los
cordones en cordones, no coincidía con las virtudes de los intelectuales en general y,
menos, de los nacionalistas, reaccionarios y muchísimo menos antisemitas rabiosos
como era E. Daudet a juzgar por los relatos que escandalizaron a Simone.

2. Feminismo Existencialista
El feminismo existencialista comparte con el feminismo liberal el aspecto
reformista, pero no la preocupación de que la solución de los problemas planteados
por las feministas sea precisamente una reforma que permita renovar un régimen
individualista que deja invariantes las estructuras de una civilización; plantean el
problema de la liberación de la mujer en todas sus dimensiones, en toda su
amplitud. Se pone de manifiesto la doble discriminación, por el hecho de ser mujer y
el hecho de ser varón. Si la tamización de un medio ambiente particular no puede
justificar una desigualdad de derecho entre blancos y negros, de análoga manera, las
diferencias biológicas entre mujer y hombre no deberían ser la justificación para la
discriminación, en derechos y en deberes, entre los sexos. Es constante el
paralelismo establecido por el feminismo existencialista entre la situación de la
mujer y la situación de una minoría racial o de una clase marginada. En ambos casos,
el sexo y la raza, o la economía, han identificado con otros, universalizándoles como
la persona que designa 'lo ideal'. El existencialismo completo no consiste en el
reconocimiento formal del ser de lo otro, sino en el respeto verdadero del 'ser de la
otra'. Por consiguiente, existe en oposición al sexismo que identifica al ser humano
bajo algo que no es el ser; el racismo lo hace bajo un argumento racial; el
comunismo marxista bajo una economía predominantemente materialista. El
sexismo designa, pues, al grupo de las tensiones o de los automatismos que se
oponen a un enfoque existencialista de las relaciones entre los humanos.

2.1. Conceptos Clave


En su pensamiento filosófico encontramos diferentes conceptos que son clave para
comprenderlo. En primer lugar, encontramos el concepto de persona, que es tratada
como un ser consciente, que en razón de su existencia es capaz de hablar y
comprenderse como dueña de su actuar. Por otro lado, también encontramos el
concepto de "facticidad", el cual hace referencia a que el ser humano se encuentra
situado en una realidad fáctica que no ha sido creada, donde coexiste con otros seres
en un mundo en el cual las cosas ya están dadas; el concepto de facticidad también
hace referencia a las características que están determinadas biológica, social e
históricamente, y que condicionan al ser humano. Estos dos conceptos están
asociados al empleo de la "libertad" como concepto central en su pensamiento. La
libertad es la facultad del ser humano para actuar o no actuar, y es la razón de la
posibilidad de elegir y, pese a todas las dificultades y tipos de condicionantes, el ser
humano es libre y responsable de sus actos.

Otro concepto que nos ayuda a comprender la filosofía es el de "existencia". Esta


tiene lugar en el marco de lo que se llama conciencia, aunque no todas las personas
o personajes muestran la existencia o la toman como fundamento de su accionar. Se
distingue de la noción de "esencia" que refiere al ser de las cosas tal y como es; en
cambio, la existencia se entiende como el acto mediante el cual cada individuo se
hace ser. Siguiendo el pensamiento fenomenológico, encontramos el concepto de
"intersubjetividad", donde los seres humanos tienen una relación en común y se ven
afectados por la existencia del otro. Finalmente, el que probablemente sea el
concepto central en su filosofía es el de "el otro", al que se refiere con frecuencia, y
que en varias ocasiones ha sido clave para comprender algunos de sus pasos
filosóficos, políticos y éticos en distintas cuestiones que le tocaron abordar.

3. La Ética de la Ambigüedad
Simone de Beauvoir en su obra Ética de la Ambigüedad stated "la condición humana
comprende dos aspectos: la situación y la facticidad, ambas enfrentadas a la
libertad". La situación, materialidad, temporalidad y espacialidad del proyecto,
siendo el mundo un caos y fútil: no tienes por dónde empezar; se concreta en el
pasado formando parte de la libertad absoluta y no puede ser comprendido por el
hombre, motivo de angustia moral, por ser irreparable. La facticidad inherente a la
existencia particular, ser eso individual en todos sus aspectos, inevitable y concreta,
es límite para la libertad humana. No hay límite que el hombre no pueda traspasar a
pesar de que cada uno de esos límites expresa un bruto colonizador exterior. La
cuestión para el existente es convertir la bruta y grosera facticidad en una situación
a la cual la libertad pueda adherirse.

Además, la existencia particular se define como existente tras las libertades de otros,
de manera que no puede elegir sino vivir en el secreto de una complicidad culpable,
propuesta con pequeñas injusticias de los demás a cambio de su libertad. En cuanto
al proyecto, el hombre como actor se valora por su actividad intencional
encaminada a su libertad, hacia un futuro que su propio acto realiza. Es agente
espontáneo, imprevisible y responsable de sus actos. Este proyecto tiene por
característica la de ir más allá de sí mismo, realizándose por el compromiso
intemporal como principio, conciencia numérica de la existencia. Sin embargo,
sacrificio puede, antes de iniciar un nuevo proyecto, modificar al anterior
intemporal. Así, la vida no es un puro desarrollo, sino el fundamento de su libertad
individual, que es el fundamento universal, siendo el principio de una libertad el
bien de los demás.

3.1. Libertad y Responsabilidad


Desde el punto de vista ético, la propuesta estriba en vincular el ámbito de las
normas prácticas generales, según su fundamentación profunda, y el libre actuar de
los sujetos como creadores de lo ético. Eso se logra precisamente al valorar la
imposición y la inestabilidad del bien moral sobre el porvenir de la humanidad. Para
entrar en el terreno de una ética de responsabilidad, que a su vez refrene la
tendencia al totalitarismo, se reconocerá en el ser humano la capacidad de echar a
perder el proyecto inteligente y la posibilidad de superarse en lo interior de su ser,
de manera que la responsabilidad de cada quien alcanza un perfil trascendente.
Surgirá así una noción de Dios sin antropomorfismos que traduzca la pretensión de
que el hombre deje seguir siendo, en realización de sí mismo, humano. Frente a este
horizonte límite, el hombre tiene el sentido del pecado y de sus pecados; en su
forma más elemental, es una forma más de la buena fe.

Recordemos que la libertad es la esencia del ser humano, pues el ejercicio de elegir
es lo que permite al hombre ser el ser de creación inagotable y, por ello,
indispensable en el proceso de realizarse y contribuir a la realización de otros. Este
dinamismo constitutivo del hombre lo ejerce a partir de tres dimensiones: la
corpórea, la relacional (ser con los otros) y la trascendental (ser por los otros). Se
incide en que las necesidades con las que nacemos, más nuestro cuerpo sexuado,
definen el estado que tenemos y los límites de acción posibles para cada individuo.
No obstante, el proyecto personal va a incidir en la configuración y modificación de
estos dos aspectos.

4. El Segundo Sexo
Beauvoir, claro está, poseía unas ideas claras al respecto. En El Segundo Sexo, la
autora definirá lo que ella entiende por mujer, partiendo primero del hombre: ser
varón significa pertenecer a un grupo privilegiado. El ser humano es varón por
anhelo y mujer por defecto. Ser mujer es una realidad secundaria que, como tal, ha
sido creada por el varón. Esta "otredad" de la mujer respecto al hombre hace pensar
a Beauvoir que el punto de vista masculino constituye el más acertado. Con estas
premisas, plantea la autora una pregunta fundamental: ¿cómo el varón llegó a situar
a la mujer en el otro extremo, alejándose así de ella y velando la verdad? Este tema
será ejemplificado en la concreción según las distintas categorías del ser para tratar
de aportar la "dependencia de la mujer como algo universal y la libertad del varón
como límite de todas las realizaciones".

El feminismo no plantea propiamente una teoría unificada respecto al tema de la


mujer; su verdadera aportación es poner de manifiesto el problema. Simone de
Beauvoir cree que de una formación común entre varones y mujeres derivaría la
naturaleza particular que la mujer aporta al mundo y, desde esta
complementariedad, la igualdad jurídica sería asumida como natural. La autora
rechaza tanto una teoría de las diferencias físico-psíquicas como otra que responda
a las diferencias históricas entre varones y mujeres. Por lo tanto, el feminismo no ha
efectuado un concreto análisis de la mujer. Lo femenino ha supuesto históricamente
lo negativo, lo superfluo. Fruto de una visión androcéntrica del mundo, "el hombre
se ve a sí mismo como absoluto [...] no concuerda con el varón" esta forma de
perfección, por lo que proyecta en la mujer una categoría inexistente capaz de
anular en la mujer cualquier valor humano.

4.1. Análisis y Crítica


Se pueden establecer diversas categorías para los análisis de Beauvoir; estas son
algunos de los momentos en que la autora está desarrollando un pensamiento
crítico y analítico sobre diferentes tópicos, actitud que unida a sus afirmaciones
reivindicatorias directas forman su pensamiento filosófico. Unos de estos
desarrollos analíticos y críticos focales son: el concepto de feminidad. Lo critica,
porque para ella la feminidad es un proyecto reprimido, historicista, impone una
situación a un sujeto al decirle que debe ser así y restringe las posibilidades de una.
La edad. Parece derivar esto de la de ahora en libertad del pensamiento. Donde
examina la cuestión del descubrimiento del pensamiento de uno, de la negra
libertad que siembra al reflexionar que se ha vivido una vida concreta que ya no se
puede modificar.

Crítica del concepto de 'corrientes' fijas y permanentes. Principalmente dibujado


están el hegelianismo y el heraclitismo. No le gustan los excesos de los dialécticos, la
victoria y esclavitud, por ejemplo. Pero tampoco ve necesidad en una doctrina que
resuelva frágilmente los problemas eligiendo el que siempre parece ser el correcto,
por lo que está en cierta sintonía con los otros heraclíticos, aunque difícilmente
afirme que todo fluye. Critica al hombre chino y al judío. A este último lo acusa de
sentir la fatalidad del pensamiento abismal, al primero de caer todos en falacias
ilusionistas. Sobre Hegel construye la tesis de que las obras de la cultura no tienen
necesidad de 'engendrar una verdad', de durar; sino la de ser fecundas, abiertas a
nuevas creaciones.

5. Legado y Relevancia Actual


De Beauvoir aporta un pensamiento y una visión crítica de las relaciones de género
y de las construcciones patriarcales, y reconoce que la desigualdad de género
implica toda una educación sexuada determinante en la existencia humana. La vida
cotidiana, los juegos sexuados, los patrones semánticos y de comportamiento de la
educación, tenidos como costumbres anómalas entre las personas de su tiempo,
nublan el conocimiento de una falsa universalidad. En función de lo cual, De
Beauvoir libró una lucha tanto a nivel teórico como más concretamente práctica con
el fin de cuestionar la anatomía como destino, además de aportar un mensaje claro
sobre la responsabilidad de las mujeres en su liberación, al negar la divinidad
femenina y, por tanto, su inferioridad metafísica, desde una ética de reconocimiento
universal. Sin embargo, no es suficiente desprenderse de la negación; es preciso
asumir la negatividad contenedora teorizada por Hegel a través de la muerte del
esclavo. Entendida por De Beauvoir, a nivel personal, como desarrollar una vida
autogobernada compatible con otras expresiones vitales. Actualmente, muchos de
los interrogantes sobre los que Beauvoir lanzó propuestas de solución mantienen
plena vigencia, en particular en lo referente a la igualdad de género, a la liberación
de la mujer o al reconocimiento de su diversidad con relación al varón, a fin de que
cuente con las mismas condiciones existenciales que él y no se perciba limitada por
normas foráneas y hasta hostiles a su conciencia y deseos. En este sentido, de mujer
fuerte moderna, se dirige contra lo que ella misma denomina página del alma
femenina, trazada por hombres dolientes y cuya etapa culmen es, a los cuarenta
años, consejera sexual de hombres longevos, en alusión a la instalación subjetiva y
general de la mujer física. Estamos ante el texto repetido al infinito, entre otras
cosas porque solo el deseo autónomo encuentra sentido y plenitud.
5.1. Influencia en el Feminismo Contemporáneo
El feminismo contemporáneo se fundamenta sobre los pilares del feminismo
décimonónico que, con sus "mujeres que escriben", destacaron por erigirse en
autoras que empezaron a crear teoría "femenina" para su tiempo. Al escribir, aportó
al feminismo más teoría y más escritura, pero no modificó sustancialmente las
grandes líneas de pensamiento feminista. Sin embargo, el poderoso lenguaje de la
filosofía, que nutre históricamente al feminismo, la consideración institucional que
hemos hecho de tal obra y, sobre todo, la asombrosa influencia que ha ejercido
sobre todas y cada una de las ramas del feminismo contemporáneo, nos sitúa a las
estudiosas de la filosofía en plena autonomía y con un alcance imprescindible.

Las respuestas a tal interpelación serán variadas y múltiples: hay un feminismo


primordialista que ve la realidad "mujer" a partir de tal obra y con el que más
adelante se casan otras teóricas. Este trabajo se centrará en la influencia de tal
teoría del género en tal tipo de feminismo que, para eludir inconsistencias teóricas,
postulamos en su versión constructivista. Toda teoría del género conlleva inmensas
posibilidades políticas y educativas, pero aquí nos limitaremos a centrar la atención
"sólo" en la influencia de tal teoría en la vida de la autora y su influjo en el
feminismo contemporáneo. A lo largo de la exposición se irán salpicando citas de
feministas actuales, así como de la experiencia de mis años como militante entre mis
amigas feministas con las que compito por un mundo igual y justo.

6. Conclusiones
Entre las contribuciones más importantes de Simone de Beauvoir al develamiento
del subyaciente, se señala la naturaleza concebida por el capitalismo, de una
economía a política: la expansión de una organización económica entre todas hacia
todas las actividades de la colectividad, dejando las estructuras heredadas
invariables y constatando encima la preeminencia de unas sobre las otras. Simone
de Beauvoir desenvuelve teóricamente el concepto de sexage sentando las
condiciones típicas en que hombres y mujeres de pleno derecho pueden librarse
unos y otras de su estatuto sexual. Refutando así el mito masculino inspirador de
varios tipos de sub-sexaje femenino, así llamados por el mito y defendidos, hasta
algunos de ellos, por las propias mujeres engañadas al identificar su condición con
la esencia. De Beauvoir estudia las limitaciones a la creación de una verdadera
comunidad, expansivas por tanto a diferencias sexuatorias, en sociedades cuya
máxima aspiración es el enmascaramiento frente al Estado, al enemigo o adversario,
y a sí mismo cuando su identidad y especificidad, implicada por un carácter esencial
otorgado, ha negado la creatividad, autoconstitución y mutua plenitud en la relación
con el otro desde las esencias cuasi-eternas, disfraza de diversas formas, con
distintas dosis de open-heart, frente a sí mismo, y opone la representación del sí a la
propia fuente de la reflexión.

6.1. Síntesis de los Principales Aportes de Simone de Beauvoir


Beauvoir emprendió una serie de investigaciones filosóficas no solo a propósito del
papel de la mujer en la sociedad, sino también respecto a la persona, la moral, el
mundo y la temporalidad. Su pensamiento filosófico ha tenido una influencia
significativa, especialmente en lo que se refiere a su interpretación del ser humano y
del ser para sí, seguida por su adopción de una orientación ética apoyada en la
interpretación de... es un ser finito inmerso en el devenir temporal, singular y libre
que crea siempre actividad nueva. En estos postulados se verá su enorme influencia
de la fenomenología, especialmente de la interpretación fenomenológica de la
naturaleza y esencia del hombre.

Los aportes al ámbito de la ética que pueden extraerse del análisis realizado por
Beauvoir respecto a los matices de la subjetividad y a la temporalidad se nutren
directamente del pensamiento existencialista, lo que como consecuencia descubre
los diferentes perfiles que asume la calidad de la acción humana sobre el fondo de la
trascendencia. Además, la ética propuesta por Beauvoir sugiere líneas
interpretativas interesantes en cuanto a la recuperación de distintas instancias de la
vida moral –como son, entre otras, el sentimiento de gratitud, la preocupación por
algo o por alguien, o bien la filiación de la carencia esencial de la naturaleza humana.
Las respuestas presentadas por Beauvoir a estas problemáticas se encuentran
estrechamente unidas a los resultados obtenidos en los análisis previos,
desarrollados a propósito del misterio de la temporalidad, de las dimensiones que
estructuran la subjetividad y de la abundante presencia de las otras conciencias en
la formación de la personalidad.

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