Hay Películas Malas
Hay Películas Malas
Hay Películas Malas
Antes de empezar a escribir, debo corregir el título del artículo. El término el correcto debería ser:
¿Qué determina la calidad de un producto audiovisual?, ¿Hay productos audiovisuales a los que
podemos considerar como “buenos”?
Si, hoy entraremos en las profundas aguas de eso que millones de historiadores del arte han
tratado de determinar: Qué es eso qué hace que una obra de arte pueda romper con lo
establecido superando los límites del tiempo y la memoria al considerarse como INCREÍBLE. Yo soy
humilde, no pienso dar respuesta a semejante debate sobre la “calidad” del arte. #SpoilerAlert:
nadie ha podido responder esa pregunta.
En este artículo conversaremos un poco sobre las razones por las cuales tu abuelo considera que
las doscientas partes de Rápido y Furioso es una tortura china, más el motivo por el cual aún no
supero lo terriblemente mala que es Barbie y cualquier cosa que produzca Netflix.
Sí, señor… hablaremos sobre las razones por las cuales somos tan únicos y diferentes… Pero en el
fondo, somos uno más de la manada.
Hasta hace muy poco, por allá en el siglo XVIII, creíamos que la razón por la cual, la columnata de
Bernini, El juramento de los Horacios de David, La Gioconda de Leonardo da Vinci o Las Sibilas de
Miguel Ángel Bounarroti en el techo de la Capilla Sixtina, estaban insertas en la obra en si misma,
lo que termina dando paso a la creación de la figura del genio.
Sin embargo, en pleno siglo XVIII… David Hume en En su ensayo "Discurso sobre la poesía, la
belleza y la música", Hume argumenta que la belleza es una cualidad subjetiva que se produce en
la mente del espectador. Una obra de arte es buena cuando produce una respuesta estética
positiva en quien la mira, lo que puede ser placer, emoción, o incluso sorpresa.
Hume sostiene que la belleza no es una propiedad objetiva de las obras de arte, sino que es una
experiencia subjetiva que se produce en la mente del espectador. Esta idea fue revolucionaria en
su época, ya que la mayoría de los filósofos anteriores sostenían que la belleza era una propiedad
objetiva que existía en las obras de arte mismas.
Literalmente, gracias a Hume es que tenemos esto de: La belleza está en el ojo del espectador.
Tomando esto como punto de partida, hay un motivo por el cual me parece que Barbie, cualquier
versión de los Avengers y las novelas de Venevisión me producen pesadillas. Pero, a mi Mamá le
encantan. Redoble de tambores ¡Por favor!: La teoría de la recepción.
Me parece que, es el punto de partida para empezar a desentrañar esta maraña de gustos,
subjetividades y guerras generacionales. Eso sin contar, que llegaremos a entender que sí, Rápido y
Furioso es una porquería. Pero, a los hombres y Gen Z les encanta porque tiene una serie de
desencadenantes que los mantiene distraídos Y hiperestimulados por dos horas, sin colapsar.
Se trata de un enfoque teórico que enfatiza el papel del espectador en la construcción del
significado de una película. Esta teoría sostiene que el significado de una película no está
determinado únicamente por el director o el guionista, sino que también es influenciado por el
contexto histórico y cultural del espectador, así como por sus propias experiencias y expectativas.
La teoría de la recepción surgió como una reacción a los enfoques tradicionales de la crítica
cinematográfica, que tendían a centrarse en el análisis formal de la película y a ignorar el papel del
espectador. Estos enfoques consideraban al espectador como un receptor pasivo, que
simplemente absorbía el significado que el director quería transmitir.
Es decir, nosotros como espectadores hacemos parte activa en la misión de la película, pues
terminamos construyendo su significado. Para que este proceso suceda, nosotros aportamos
nuestras experiencias personales y la forma en la que vemos el mundo y lo entendemos.
Pero, como dijo James Cameron en el rodaje de Titanic: Vamos a profundizar un poco más…
Un tipo llamado Hans Robert Jauss, escribió un libro conocido como Estética de la recepción. Él se
da cuenta de algo extremadamente increíble, El significado de una obra literaria no está
determinado por el autor, sino que se construye en la interacción entre el texto y el lector. Lo que
es brutal porque le quita el poder al autor y abre un mundo de posibilidades en el que éste
sencillamente hace una hoja de ruta para guiar al lector y/o espectador.
Posteriormente, Michel De Certeau sostiene que los espectadores no se limitan a seguir las
instrucciones del director o guionista. Por el contrario, los espectadores utilizan sus propias
experiencias y perspectivas para construir significados a partir de las películas. Estos significados
pueden ser diferentes de los significados que el director o guionista pretendía transmitir.
De Certeau utiliza el concepto de "poaching" para describir la forma en que los espectadores se
apropian de las películas. El "poaching" es un acto de apropiación ilegal, pero de Certeau lo utiliza
en un sentido metafórico. Los espectadores "poaching" no están violando la ley, pero están
tomando las películas y reinterpretándolas de acuerdo con sus propias necesidades.
De Certeau ve el "poaching" como una forma de resistencia cultural. Los espectadores "poaching"
no se limitan a aceptar las películas como son, sino que las transforman para que sean más
significativas para ellos.
Desde la teoría de la recepción, una película no es buena ni mala en sí misma. El valor de una
teoría depende de su capacidad para explicar la forma en que los espectadores interpretan una
película.
Pero, si al analizar una película podemos capturar o identificar los factores que influyen en la
interpretación de los espectadores, además de explicar cómo estos factores influyen en la forma
en que los espectadores interpretan una película para generar nuevas interpretaciones de una
película, estamos frente a un producto que podría romper esquemas.
Esto más que respuestas, nos trae más problemas… ya que, el significado de una película puede
variar gracias a la ubicación geográfica del espectador, su sexo, género, edad y experiencias de vida
individuales.
Pero, creo que si miramos la teoría de la recepción desde lo que conocemos como Régimen
escópico
El término régimen escópico o régimen de visualidad alude a un cierto tipo de ver y representar de
una sociedad en una época determinada, en función de las diversas condiciones históricas,
culturales y epistemológicas.
El concepto fue acuñado por el filósofo y crítico de arte Martin Jay en su libro Suspensión de la
percepción. Jay define el régimen escópico como "un conjunto de convenciones y actitudes que
organizan la manera en que vemos y representamos el mundo". Estos regímenes están
determinados por factores como la tecnología, la ideología, la religión y la cultura.
Es decir, cada época tiene una manera específica de ver y por lo tanto, de consumir las imágenes.
Nuestras formas de ver y consumir imágenes van cambiando conforme va cambiando nuestra
sociedad. Lo que ayer era considerado “bello”, en la contemporaneidad puede ser considerado
“feo”. Los significados que le otorgamos a las obras de arte y sus respectivas críticas no son
universales, son como nosotros: dinámicos.
José Luis Brea -otro teórico- nos señala un aspecto muy interesante al respecto: básicamente todo
lo que consideramos arte o productos en los que se involucra el consumo de imágenes, están
insertos en una forma de ver específica, en el que las condiciones socio-culturales del momento
determinar dicha forma de visualidad.
Sigue viendo La Rosa de Guadalupe, haz una semana de cola para ver Los Avengers viajan al centro
de la tierra para rescatar a Batman de un virus Zombie. Si esa peli logra que te identifiques, que
sientes que eres un héroe de comic por dos segundos, no importa lo que diga Scorsese o lo que
diga yo…
Hay criterios objetivos a nivel técnico que pueden separar una peli para considerarla como buena.
Pero, más allá de eso… la realidad es que todo depende del espectador.