VOZ MUJER Diario N 1
VOZ MUJER Diario N 1
Periódico Comunista-Anárquico
Universidad Nacional de Quilmes
Rector
Alejandro Villar
Vicerrector
Alfredo Alfonso
La Voz de la Mujer
Periódico Comunista-Anárquico
1896-1897
Bernal, 2018
La ideología argentina
Colección dirigida por Oscar Terán (1938-2008)
ISBN 978-987-558-536-2
ISBN: 987-9173-08-2
La Voz de la Mujer
Nº 1, 8 de enero de 1896 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
Nº 2, 31 de enero de 1896 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
Nº 3, 20 de febrero de 1896. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
Nº 4, 27 de marzo de 1896. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
Nº 5, 15 de mayo de 1896. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
Nº 7, 18 de octubre de 1896. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
Nº 8, 14 de noviembre de 1896. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135
Nº 9, 1º de enero de 1897 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
Prólogo a la segunda edición
1
La Argentina: 1830-1831, estudio preliminar de César L. Díaz, La Plata, Instituto
Cultural de la Provincia de Buenos Aires, Dirección Provincial de Patrimonio Cultural,
Archivo Histórico “Dr. Ricardo Levene”, 2011.
9
Rosas. Graciela Batticuore ha destacado que estas publicaciones, aunque
proponían la ilustración de las lectoras, “abogaban por un protagonismo
femenino circunscripto al ámbito de la domesticidad, la familia o la
intervención social por vía indirecta (vale decir, por vía de su ‘influencia’
pacificadora, no de la participación activa en la vida social y política)”.2
Desde mediados a fines del xix hubo sin dudas una ampliación del
número de mujeres que escribían y mantenían publicaciones, como
ocurrió con Juana Manso –notable educadora– y su revista La Redacción.
Álbum de señoritas. Periódico de literatura, modas, bellas artes y teatro, tal
el título completo de aquella empresa editorial surgida en 1854 y que
seguramente quiso ser la continuidad de la hoja que había publicado unos
años antes en Brasil, O Journal das Senhoras. Y más cerca del fin de ese
siglo se destacaron al menos dos editoras mujeres, Juana Manuela Gorriti
–singular novelista e historiadora amateur–, responsable de La Alborada
del Plata, y la peruana, también descollante escritora, Clorinda Matto de
Turner con Búcaro Americano, que casi coincidió con la aparición de La
Voz de la Mujer. Ese fin de siglo resultó muy alterado, la modernidad se
impuso a zancadas, una vorágine de cambios materiales en la sociedad
argentina, y si hubo transformaciones tangibles en los grandes centros
urbanos, en especial Buenos Aires y Rosario, se refieren a la cambiante
demografía con miles y miles de inmigrantes de ultramar que darían
una nueva fisonomía social y cultural al país. Las mujeres letradas, a
pesar del sometimiento formal al cónyuge traído por el flamante Código
Civil –puesto en vigor en 1871–, pudieron acceder a renovadas fuentes
de información. Las lecturas recorrían desde los diarios a las revistas de
información general pero, sobre todo, la avidez por leer se centró –como
un fomento a la imaginería transgresora– en las novelas. Ha sido muy
analizado el formato del folletín que concentrará el deseo consumidor
letrado entre las mujeres –debe recordarse el análisis de Beatriz Sarlo3
en nuestro medio y de Anne-Marie Thiesse4 con relación a Francia–,
género que debe verse como provocador de subjetividades que hasta
pueden conspirar contra la canónica moral patriarcal. Las publicaciones
destinadas a las mujeres en manos de editoras de tanta respetabilidad
literaria como Gorriti y Turner podían ser amenazantes para ciertos
sectores sociales, aunque apenas animaran mohines de disconformidad.
2
Batticuore, Graciela, Lectoras del siglo xix. Imaginarios y prácticas en la Argentina,
Buenos Aires, Ampersand, 2017, p. 48.
3
Sarlo, Beatriz, El imperio de los sentimientos, Buenos Aires, Catálogos, 1985.
4
Thiesse, Anne-Marie, Le Roman du Quotidien, lecteurs et lectures populaires à la Belle
Epoque, París, Seuil, 2000.
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Si por un lado les sonaba convincente la mayor educación de las mujeres,
por otro no dejaban de perturbarse por la posibilidad de la insurgencia
femenina, de disgustarse con la idea de que se reclamara un límite a las
mandas hogareñas.
La Voz de la Mujer responde a la nueva corriente que se abre paso entre los
fragores de la modernidad productora de un tendal de despojados. Las clases
proletarias constituyen la piedra de toque de las formulaciones doctrinarias
anarco-comunistas, sin duda uno de los cauces de las configuraciones
anarquistas. En estas –que heredan el compromiso de no abdicar jamás de
la soberanía individual, impidiendo cualquier representación vicaria– hay
corrientes que sostienen la primacía de una sociedad igualitaria, de un
régimen absolutamente paritario en el disfrute de los bienes, donde no
haya desigualdades más allá de las diferencias que “por naturaleza” tienen
los individuos. Bakunin y Kropotkin, con sus matices, han abonado la
conquista de un régimen social que elimine la apropiación particular de la
riqueza, el Estado y el orden jurídico que lo sostiene. Desde luego, deben
desparecer otras fuentes sustantivas de poder, como la Iglesia católica
y las instituciones conservadoras. El anarco-comunismo pudo tener
antecedentes nativos en algunas ideaciones socialistas románticas, pero
no escapa que su empinamiento fue obra de las poblaciones inmigrantes,
sobre todo de españoles, italianos y franceses. Las expresiones libertarias
se extendieron notablemente desde la última década del xix y tuvieron
mayor aceptación entre los sectores asalariados de menor calificación.
No es difícil, como alguna vez sostuve, que para las masas desarraigadas
y con evidente exclusión el anarquismo fuera una verdadera ancla, ya
que hacía sentido su apotegma de negatividades: “Ni dios, ni patria, ni
patrón”. El escenario local fue pródigo en la recepción de notables figuras
del anarquismo internacional antes de la virada del siglo, tales los casos
de Ettore Mattei, Pietro Gori y Errico Malatesta, y si durante un cierto
lapso se discutió duramente si se apegaba o no el pensamiento anarquista
a la organización sindical y social, finalmente ganó la posición de quienes
abogaban por la creación de organizaciones para llevar adelante las luchas
proletarias.
Entre las filas libertarias, la cuestión de la mujer tuvo un singular
empinamiento, resultó un término fundamental para la demolición
del orden social burgués y la extinción de la potestad eclesiástica.
Las luchas reivindicativas de las mujeres para conquistar derechos y
emancipación gozaban de expresiva ampliación a fines del xix, momento
en que además se acuñó el término “feminismo” gracias a la destacada
militante francesa Hubertine Auclert. Pero para el anarquismo, desde
luego para las anarquistas, la procura de derechos formales resultaba una
11
contradicción en sus términos dada la piedra angular de la antilegalidad
de su ideario. De modo que la aparición de La Voz de la Mujer,
coincidiendo con el surgimiento del Partido Socialista en nuestro país
–primero en incluir en su programa el derecho al sufragio femenino–,
no puede verse sin más como una contribución al cauce principal del
feminismo argentino, aunque debe admitirse que hay allí un atajo –como
lo hace Maxine Molyneux en el artículo que vuelve a publicarse en esta
edición, y que desde su título mismo expresa la existencia del “feminismo
anarquista”–. Por mi parte, he preferido la coligación temeraria de la
fórmula “el contrafeminismo del feminismo anarquista”5 para dar cuenta
del contraste insalvable con las dos principales dimensiones de la agenda
feminista desde el siglo xix hasta mediados del xx: igualdad jurídica y
sufragio. Pero no hay dudas de que las mujeres anarquistas se empeñaron,
en lo interno de sus propias filas, en acciones por el reconocimiento
de su condición de subalternas, por la revolución doméstica y por el
control de la fecundidad. Este último aspecto concitó la adhesión de la
gran mayoría de los varones anarquistas, y desde fines del xix –y sobre
todo en las primeras décadas del xx– hubo una maciza contribución de
plumas anarquistas destinadas a proclamar la “maternidad consciente”,
a inducir a sus seguidores a limitar los nacimientos, y los orígenes de
estas posiciones deben encontrarse en la adhesión anarquista a las tesis
malthusianas y también a la eugenesia. En efecto, había sido Malthus
el sostenedor de que la población crecía más rápidamente que los
recursos, por lo que había que reprimir (de diferente manera, hasta con
la abstención sexual…) la fecundidad. Y por su parte, las posiciones
seudocientíficas eugenésicas proclamaban que la raza humana estaba en
peligro con la procreación indebida de las personas débiles, enfermas
o “desviadas”. Debe decirse que el anarquismo mantuvo el ideal de la
“eugenesia positiva” pues había que posibilitar condiciones de salud y de
bienestar al proletariado para que la especie humana no se deteriorara.
Como fuere, las militantes anarquistas estuvieron en la primera leva
de las reivindicaciones para controlar la natalidad, sostuvieron que no
había que obligarse a la maternidad, fueron las primeras en alentar la
adopción de técnicas anticonceptivas, sus más entusiastas propagandistas.
Como se puede concluir, una verdadera anticipación de cuestiones que el
feminismo sostendría décadas más adelante.
Las preocupaciones de los varones anarquistas por la condición de
las mujeres tienen un correlato fundamental en la necesidad de hacerlas
5
Barrancos, Dora, Anarquismo, educación y costumbres en la argentina de principios de
siglo, Buenos Aires, Contrapunto, 1992.
12
partícipes de las luchas emancipatorias, en retirarlas de la influencia
del cura, en hacerlas sostenedoras de los combates de los cónyuges,
para que no se interpusieran vacilaciones ni detenimientos. Pero si esto
es un presupuesto, debe admitirse que en La Voz de la Mujer resulta
hegemonizada, y con mayor radicalidad, la crítica a las costumbres del
matrimonio legalizado, la propaganda de la sustitución de los falsos intereses
y la proclama reiterada del amor libre, única forma amatoria que puede
revocar los acuerdos cuando se extinguen los sentimientos. Esta fórmula
de enfrentamiento a la hipocresía de los vínculos maritales forzados por
la juridicidad será la acostumbrada y casi solitaria semántica anarquista
de la época. Pero como sostienen Maxine Molineux en su abordaje, y
Laura Fernández Cordero,6 sorprenden las expresiones del lenguaje en los
primeros números de la publicación. No hay metáforas para dar cuenta
de fenómenos como el coito y la masturbación. Es cierto que también
hay locuciones que no obvian las concepciones de la moral conforme a la
Naturaleza. Era arquetípica la reverencia a esta última, lo que impregnó
de fórmulas restrictivas a sus propios discursos libertarios, como surge de la
idea de “fraude” con relación a ciertos actos sexuales, seguramente porque
se realizaban “contra natura”. Pero debe insistirse sobre la disrupción que
produce el periódico, de tal manera que termina habiendo una fuerte
repulsa entre los acólitos disgustados por la osadía de las notas. Las/los/les
lectores actuales podrán observar los cambios significativos de tópicos y de
acentos a medida que se editan los nuevos números, por cierto morigerados.
Hubo al menos en tres oportunidades cambios del grupo editor, y quiénes lo
constituyen en cada oportunidad es todavía materia de interrogantes.
¿Quiénes fueron finalmente las/los editores, y quiénes las emisoras
femeninas de La Voz de la Mujer? Si al principio figura Josefa Calvo como
responsable –de la que lamentablemente nada se sabe–, no es posible
identificar a A. Barcla, no hay pistas sobre esta figura que se hace cargo
de la publicación hasta el final, final acelerado que debe atribuirse a las
dificultades económicas para sostenerse, ¿o bien a las diatribas que seguía
provocando? Algunas notas son firmadas por seudónimos femeninos,
como Luisa Violeta, otras por nombres que suenan verdaderos, como
Esther Buscaglia, a quien no hemos encontrado en la vasta producción
de periódicos anarquistas del período. Tampoco aparece en la lista de
deportados por la aplicación de Ley de Residencia,7 con la que el Estado
6
Fernández Cordero, Laura, Amor y anarquismo. Experiencias pioneras que pensaron y
ejercieron la libertad sexual, Buenos Aires, Siglo XXI, 2017.
7
La Ley de Residencia Nº 4144 –o Ley Cané– fue sancionada en 1902 y derogada
en 1958. Permitía que el Poder Ejecutivo ordenara “la salida del territorio de la Nación a
13
argentino quiso reprimir las movilizaciones sociales expulsando a pestíferos
agitadores. Unas líneas aparte merece quien se escuda bajo el seudónimo
de Pepita Gherra, ¿qué conjeturas formular? No es posible desentrañar en
el estado actual de las investigaciones la identidad de Pepita… aunque
podemos seguir apostando a que correspondía a un sujeto femenino.
Aunque parezca más arduo, es sin embargo más plausible hacernos una
idea acerca de quiénes leyeron La Voz de la Mujer. María del Carmen
Feijóo y Marcela Nari8 hicieron una incursión tratando de identificar a las
posibles lectoras del periódico –también a los lectores–, y concluyeron que
fueron probablemente trabajadoras, obreras de la confección, “fabriqueras”,
mucamas, pero también muchas debieron ser solo amas de casa en hogares
muy modestos, en los que se encendía la chispa de la contestación
frente a tantas inequidades. Pero las autoras señalan las dificultades de
aproximación efectiva con esas mujeres debido a lo ciertamente abstruso
de las cuestiones en debate y también a las dificultades en la operación
de leer. Debe pensarse que solo la mitad de las habitantes mujeres en la
ciudad de Buenos Aires eran alfabetizadas, y que la enorme mayoría de
las españolas e italianas que ingresaron a nuestro país en ese ciclo que va
desde fines del xix hasta alrededor de 1913 eran analfabetas. Pero no hay
dudas de que la proximidad con el ideario anarquista suscitaba esfuerzos
para saber leer y escribir, y se debe a la corriente una saga singular de
emprendimientos educativos, que alcanzaron a no pocas mujeres.
Volver a las fuentes del pasado, llenas de imprecaciones acerca de la
indigna existencia que resulta de un orden social injusto, y en las que
relampaguean retos al autoritarismo patriarcal, a sus sometimientos,
tiene sentido angular si se interpelan las continuidades en el presente.
Es con los ojos puestos en el tiempo presente como volvemos al
pasado. Redoblamos la apuesta a una sociedad sin patriarcado, sin
discriminaciones ni exclusiones de ninguna índole; al final, una conjura
que estuvo en buena medida asociada a esa empresa irreverente que fue
La Voz de la Mujer.
Dora Barrancos
todo extranjero que haya sido condenado o sea perseguido por los tribunales extranjeros
por crímenes o delitos comunes” (art. 1). También podía determinar “la salida de todo
extranjero cuya conducta comprometa la seguridad nacional o perturbe el orden público”
(art. 2). Fue reiteradamente empleada contra extranjeros sindicados como peligrosos para
la seguridad nacional.
8
Feijoó, María del Carmen y Marcela Nari, “Imaginando el lector / la lectora de La
Voz de la Mujer”, en Fletcher, Lea (comp.), Mujeres y cultura en el siglo xix, Buenos Aires,
Feminaria, 1994.
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Nota editorial
He visto y a menudo leído, los periódicos de los que voy a dar la lista,
pero ya hace mucho tiempo de esto, y aunque conservo muchas impresio
nes, éstas carecen de frescura, son incompletas y no vale la pena de recar
gar con ellas estas listas. Son los militantes que tienen un recuerdo vivo
de cada periódico, los que harán bien –si quieren servir a la historia– en
perfilar en pocas palabras la fisonomía de cada periódico y de los detalles
dignos de ser conservados que a ellos se refieren, y los estudiosos de espí
ritu crítico, al hojear esas colecciones, sacarán a la luz las ideas, críticas,
descripciones sociales y otros materiales vivientes que duermen en los
viejos periódicos.
15
Institute of Social History de Amsterdam, junto con otras tantas fuentes
indispensables para la tarea de reconstruir las voces olvidadas y escondi
das de los sectores populares. Este rescate facilita la consolidación de una
nueva manera de abordar la historia, a la luz de nuevas fuentes y testimo
nios que brillan por sí mismos pero que, a la vez, obligan a la relectura de
lo que ya se conocía. Por ejemplo, a la búsqueda de una lectura de la his
toria que intersecte la condición de clase con la condición de género. Por
último, en el año 1986 el artículo de Maxyne Molyneux, también inclui
do en esta edición, aborda sistemáticamente la descripción y el análisis
del corpus del periódico.
Al publicar ahora la fuente, junto con el mencionado artículo, se pone
al alcance del público interesado en la historia feminista y en la de los
sectores subalternos un material cuya riqueza podrá explorarse en pro
fundidad, como un texto específico y en términos de sus cruces con la
ideología y las prácticas organizativas del período. Al publicarla, también,
la Editorial de la Universidad Nacional de Quilmes realiza una contribu
ción para la recuperación de la memoria colectiva y, como lo quería Max
Nettlau, cumple con el mandato de “servir a la historia”.
16
La Voz de la Mujer
En esta edición se reproducen los contenidos de
La Voz de la Mujer, periódico Comunista-Anárquico
(Buenos Aires, enero de 1896-enero de 1897),
números 1, 2, 3, 4, 5, 7, 8 y 9. El número 6 no
ha podido ser hallado.
Año I. BUENOS AIRES, ENERO 8 DE 1896 NÚm. 1
[49]
Buenos Aires, año i. Núm. 1, 8 de enero de 1896
La RedacciÓn iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
¡OBREROS!
NNNNNNNNNNNNNNN
¿Será posible, que jamás os habéis de
BRINDIS dar cuenta de lo que sois y deberíais ser?
˜˜˜˜˜˜˜˜˜˜˜ ¿No habéis comprendido aún, el
¡Salud Compañeras! La Anarquía trist ís im o y rep ugn ant e pap el que
Ya tremola el pendón libertador; rep res ent áis cuand o acud ís, com o
¡Hurra, hermanos queridos, a la lucha! miserables idiotas, a esas plazas, a esas
¡Fuerte el brazo, sereno el corazón! romerías, a esas paradas militares, etc.,
en donde sois despreciados, y escarne
Miradlo ¡sí! ¿No veis el Horizonte cidos de mil maneras y modos?
Radiante luz iluminando estar? ¿No habéis observado, pobres ilu
Y entre inmensos cendales ondeando sos, el desprecio con que sois mirados,
Nuestro rojo pendón. ¡Hurra a luchar! por los que os roban?
¿No habéis visto, cual se apartan
Que no haya entre nosotras rezagadas de vosotros, donde quiera que os pre
Nuestra lucha es a muerte y sin cuartel; sentéis, aquellos a quienes con vuestro
¡Hurra! hermanas queridas, otro sud or mant en éis y sost en éis de mil
[esfuerzo, modos, y dais vida, como el sol da luz,
Y ¿quién duda que habremos de como el fuego da calor?
[vencer? Id, sí, pobres gentes, como ellos os
llaman, id a divertir al verdugo, id a
Estrechemos las filas, camaradas animar sus fiestas, id a ser el objeto de
El rojizo pendón al tremolar, la risa de nuestros explotadores, id a
¡Anarquía y Salud! ¡Y destrozadas recoger las denigrantes frases con que
Las falanges burguesas huirán! os nombran.
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con refinada “arte” delante de él, ¿veis dinamita! ¡cuánta pudridez hay que
cómo mueve sus tiernas manitas agi remover y extirpar!!!
tando sin cesar ese ronco y desapacible Pero basta. Ven hermano mío, ven
trasto o acordeón? ¿oís esa música que compañero, ven, vamos a esa Catedral
a muchos hace reír y a otros aplaudir? a cuyas puertas tú y otros van a abrir
¿la oís? pues bien, ¡esa música es la la boca, vamos y te explicaré lo que
del hamb re! Ese gusto os dem and a en ella pasa.
una limosna, y esos delicados y tier Lo ves, tú y yo, y con nosotros
nos deditos que veis agitarse y oprimir todos, los obreros tenemos la entrada
febriles el teclado debieran manejar proh ib id a, no som os homb res, y es
un lápiz y ejercitarse en algo más bue forzoso quedarnos a la puerta como
no, más adecuado a la edad de la per quedan los caballos; ¿y qué? ¿somos
sona que los maneja. acaso para el burgués algo más que un
Pero, que, ese que veis niño aún caballo? no, por vida mía, somos sí un
(le hemos visto, tendría seis o siete objeto de explotación y de servicio,
años) tiene padres quizá y ellos se ven como un par de botas o un paraguas,
oblig ad os por est a soc ied ad (rep le pero menos, mucho menos aprecia
ta de virtuosas damas) a enviarlo a ble que un caballo o un coche; y si
mendigar: ¡es tan cara la subsistencia! no observad, y veréis cuál cuidan y
¡Ganan tan poco! tapan en invierno a los lujosos tron
Y mañana, hombre ya, ese que hoy cos, mientras tú y yo, y todos los obre
crece como parásita planta, y vive de ros, vamos semi-desnudos, andrajosos,
la pública caridad (maldita sea ella) y ateridos de frío con el semblante
lejos, muy lejos de las maternales cari dem ac rad o y vac ío el est óm ag o, a
cias, entregado a sí mismo, después nuestras embrutecedoras ocupaciones.
de haber cruzado la primera etapa de ¿Lo ves? hoy hay fiesta patria,
la vida como mísero ilota ¿qué hará la plaza llena de infelices hombres,
cuando se vea sin pan, sin hogar, sin que más que tales parecen espanta
amor? ¿qué hará? jos, según están de macilentos y fla
Matará, quizás, ¡ah! entonces, sí, cos, ¿los ves, con esos disfraces y esos
entonces la sociedad lanzaráse sobre instrumentos, no de trabajo, sino de
él como furia, como ircana fiera, y le muerte al hombro? los ves, ¿con ese
enviará a un hondo y fétido calabozo, trapo de color atado a un palo? ¿qué
¡entonces sí, que esta sociedad decré parecen? ¿qué serán? ¿locos tal vez? no,
pita y corrompida, tendrá leyes, jueces son hombres que la moral y cariñosa
y verdugos, con que hacerse justicia y piedad burguesa tiene, para que cuan
castigar! ¿Y quién, pregunto yo, quién do tú pidas pan te den plomo, y para
castigará a ella por haber robado al defender el producto del robo hecho,
padre del niño, y al niño mismo los día a día, ¡a ti a mí y a todos los obre
medios de sustento y de educación? ros! ¡Ah! ¡y pensar que esos hombres
¿quién tomará en cuenta los actos de son nuestros hermanos! que debieran
la sociedad para juzgar, quién entre verlo al menos, y que son enemigos a
ella y el niño es más criminal? ¡Ah, quienes nos veremos obligados a salu
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col dargli un’educazione molto limita questa misera situazione, non gli resta
ta; continua poi con la vita domestica, che prostituirsi.
dove la donna é destinata al servizio Quante sono quelle che lottando
dell’uomo; dopo nella scalla sociale, la sino all’ultimo, si sono tolte la vita?
donna é considerata inferiore all’uo Molte altre, obbligate dall’ambien
mo, indegna di qualunque sia cosa; te attuale, si sono ritirate dalla Societá
tutto questo per mantenere la donna perché abbandonate dai parenti stessi,
in uno stato di dipendenza economica che insieme alla Societá, la ritengono
e morale verso luomo. L’educazione colpevoli.
imperfetta e pessima, la differenza del E dav ant i a quest o spett ac ol o,
lavoro, piú ó meno degradante, che gli voialtri borghesi, attribuite la prosti
é destinato, il salario piú misero e la tuzione, origine del vizio e della corru
prostituzione che l’aspetta quando non zione di un certo numero di individui
trova chi veglia sulla sua esistenza. d’ambo i sessi; e affermate che se ques
ti non fossero nati, la prostituzione
* non esisterebbe.
* * Vi sono una quantitá di individui
che esercitano sulla prostituzione, ser
Non esiste una situazione piú tragica vendosi di qualunque sia mezzo, per
che quella di una ragazza povera; le tirare la vittima nell’abisso; essendo
occupazioni che trova sono poche, e questa speculazione divenuta attual
molte volte son trame tese per la sua mente come tutte le altre.
perdizione. Ma questo non é tutto; Di tutte le industrie, questa é la piú
a cur ars i del l’es ist enz a fis ic a, vien e abbietta, la piú lucrativa.
quella di amare e di essere amata, di Vi sono case appositamente consa
trovare a chi confidarsi, di godere le crate alla prostituzione, dove la ragaz
delizie della vita; ma semplice, inge za o la donna vergognosa, lasciano il
nua, fidata, acetta la mano del primo loro indirizzo per essere pronte alla
che la sollecita, consacrandosi inte chiam at a di alc un avv ent or e..., un
ramente la vita alla sua felicitá. Pero esercito di sensali, di commissionisti,
non trova altro che inganno, egoismo, sono impiegati in questa ignominosa
calcolo, per abusare della sua minima industria, portando seco la disperazio
debolezza; e l’uomo non tiene che iro ne e il dolore di tante famiglie, prosti
nia e disprezzo. E la donna combattuta tuendogli le loro figlie.
per la necessitá di amare e ribassata É cos í, Sign or i Borgh es i! Non é
la sua dignitá, per instinto di conser il vizio o la corruzione l’origine della
vazione, diventa allora disconfidata, prostituzione, se non altro il vostro
astuta, ipocrita, dissimula e inganna. infame regime e le vostre iniquitá. Voi
L’innocenza é sparita, ogni sentimen Borghesi siete la causa! Mantenendo
to mor al e, perd ut o; disc acc iat a da la donna nell’ignoranza e nella cre
tutti la Societá gli atribuisce la col denza della sua debolezza, dettando
pa; non trova alcuno che gli rechi un leggi nocive alla donna, facendo cre
solievo alle sue pene; cosi lottando in dere al popolo incosciente che il sesso
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condición una grave y temible car saben ustedes cuántos gastos ocasio
ga, para los “esposos”. En efecto nada na un hijo? Partera, médico, medi
tan bello, tan poético, tierno, agra camentos, dieta, cuidados, y luego la
dable y simpático como un niño, un lactancia; ¿cómo haría yo que hoy que
hijo ¡he ahí el colmo de la felicidad trabajamos los dos, apenas nos es dado
del matrimonio!; pero ¡ay del pobre! vivir, cómo haría entonces, cuando
ay del hogar en dond e se ciern e la los gastos aumentasen y las entradas
miseria y en donde hay un pequeño disminuyesen? ¡Déjenme de chicos, al
ser que nec es it e nuest ros cuid ad os, diablo con ellos!
nuestras caricias y atenciones ¡ay de ¿Qué tal? queridas compañeras ¿es
aquel hogar! no tardará en producirse esto amor, hogar, cariño? ¡Asco da el
en él mil riñas y disgustos sin cuen pensar que por tal tenga que pasar una
to. ¿Sabéis por qué? aquel nuevo ser mujer; y no obstante es tan cierto!…
necesita mil cuidados que impiden a Ahora bien, nosotras al proclamar el
la joven madre de ayudar a su compa amor libre, la libre unión de los sexos,
ñero a soportar los gastos del hogar, creemos firmemente que con ello desa
que por otra parte aumentan conside parecen todas estas repugnancias. Uni
rablemente en tanto que las entradas dos libremente y no teniendo nada que
disminuyen, de ahí que lo que debiera temer, pues tendríamos asegurado el
ser anhelo y dicha del hogar, sea con sustento para los seres que, fruto de
siderado como una carga, un estorbo y amor, produjera la unión de aquellos
un motivo de disgustos y miserias que que en alas de sus amores fundían dos
con tod o cuid ad o conv ien e evit ar, seres en uno, naturalmente que serían
con el onanismo conyugal, los fraudes felices y libres los dos; compañeros de
y aberraciones en el coito, con todo sus acciones respectivas, no tendrían
su séquito de asquerosas enfermeda que temer nada el uno del otro.
des, de ahí las mil y mil asquerosas y Se nos ha dicho que si el amor, la
repugnantes prácticas que convierten unión, etc., fueran libres, como desea
el tálamo nupcial en pilón de asque mos, el hombre cambiaría continua
rosas obscenidades, de ahí el hastío, mente de mujer y la mujer de compa
el abur rim ient o, las enf erm ed ad es ñero, que no teniendo nada que temer
y la tan decantada “falta” contra el de la sociedad ni de la ley, no serían
“honor”. ¡El adulterio! fieles el uno al otro, mientras que hoy,
Suprimida la causa muere el efec ya sea porque la ley castiga a la adúl
to, suprimida la miseria, desaparecen tera o adúltero, o bien por temor a la
tales asquerosidades, y el hogar, lejos crítica social, los esposos se soportan
de ser lo que hoy es, sería un paraíso mutuamente sus faltas y rarezas.
de goces y delicias. Nad a, quer id as comp añ er as, tan
¡Cuántas confidencias hemos reci inc ierto com o eso. Tanto en uno
bid o de nuest ras amig as, víct im as como en otro sexo lo que se busca, no
expiatorias de tales actos! –¿Y qué? es la satisfacción de un apetito más o
nos respondía el compañero cuando menos carnal, no, lo que se busca es la
en cara le echábamos tales actos: ¿No felicidad, la dicha, tranquila y hones
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ta, y todo ser, medianamente educa ráp id am ent e en hor rib les tumb os y
do, busca la procreación y la realidad caer despeñadas al abismo del vicio,
de su ilusión, de su ensueño; si hoy la que cada vez más hambriento e insa
sociedad es tan material, tan cínica ciable las tragaba, cubriéndolas de cie
mente egoísta, se debe a que, siendo el no y lágrimas, que, niñas casi… que
capital el agente con el cual se com apresuraban por sí mismas su caída,
pran u obtienen los goces y necesida para con ella librarse de la rechifla y
des, de ahí que todos pongan más o el escarnio de sus mismos verdugos!…
menos empeño en adquirirlo. En esta sociedad todo eso es natu
Por otra parte, nosotros, “la escoria” ral, dado el grado de ignorancia en
como nos llaman, de la sociedad, vivien que nos enc ontram os. Cog ed a un
do como vivimos desde nuestra tem hambriento y ofrecedle un trozo de
prana edad, sujetas al trabajo que en pan, por negro que éste sea y al mismo
la forma que hoy se practica, no sólo tiempo una guzla, una pintura o un
es degradante y martirizador, sino que poema, aun que ésta sea una inmortal
es embrutecedor también, naturalmen creación de Shakespeare o Lord Byron
te que no poseemos esa educación que ¿qué cogería primero? ¡el pan! y no
los burgueses en su afán de monopoli el libro o guzla; claro está, el espíritu
zarlo todo, monopolizaron también, y necesita, para que éste tenga cómo
por consiguiente no conocemos esos mil manifestarse, materia, y primero y más
goces que a cual más elevado proporcio aprem iant es son las nec es id ad es de
na ésta: tales son la pintura, la música, esta última que las del primero.
la poesía, la escultura, etc., etc., y sien Ind ud ab le es, pues, que en una
do esto así, es indudable que somos en sociedad cuyos miembros o compo
todos los actos de nuestra miserable vida, nentes fuesen educados en grado más
mucho más materialistas que debiéramos o menos perfecto, éstos podrían unirse
serlo y que seríamos estando educados libremente y sin temor de ser por esto
no como hoy se educa la burguesía, sino menos felices que con la bendición de
mucho mejor aún. El arte eleva el senti un tercero.
miento, y no poseyendo éste, ni siquiera La ley, la sociedad, en su afán de
en su mínima expresión, claro está que gobernarlo todo, nos obliga a que con
no podemos elevarnos hasta él. curramos a rendirle ciego homenaje
No siendo libre la educación y no en tal acto. Nosotras no necesitamos
pudiendo disponer de tiempo suficien tales bendiciones ni ceremonias, y eso
te para adquirirla ¿cómo vamos a ser es tal como si tomáramos dos perros
educadas? ¿Quién ignora que desde que anduvieran a brincos en la calle y
nuestra más temprana edad el taller les dijéramos al mismo tiempo que los
nos trag a y martiriza? En él no es uníamos uno al otro: “sed felices yo os
donde nos podemos educar, muy al lo permito”, tal caso harían como si
contrario, allí hay de todo, de todo, dijésemos lo contrario.
men os eso… ¡y cien y cien vec es En buena hora que los burgueses
hem os vist o víct im as de la lub ric i que deben a su muerte legar el pro
dad burguesa las míseras obreras, bajar ducto de sus robos a sus hijos, en bue
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na hora que ellos vayan a tal o cual que engañe y que sea hipócrita, que
parte, pues de no hacer tal, la ley no se dé, en fin, a aquel o aquella a quien
reconocería a sus hijos herederos. Eso detesta. Siendo esto así, natural es que
es cuestión de neg oc io, y eso para no tardarán en producirse en el hogar
ellos está ante todo. desavenencias, disgustos y mil otras
Pero en una soc ied ad dond e no cosas y casos que amarguen la existen
habrá tales “negocios”, no es preciso cia de ambos compañeros.
tal pavada. El casamiento, como se Si éstos fuesen libres de sus actos,
dice hoy, o más bien la ceremonia de no se sucediera tal y, por el contrario,
la bendición, no significa más que la si poseyesen el grado de cultura que
conformidad de la sociedad para tal en nuestra sociedad futura habrá.
acto, así, pues, si otra sociedad acep Para el próximo número hablaré
tara como costumbre la libre unión de del div orc io com o hoy se pract ic a,
los sexos claro es que ella quedaba con advirtiendo a las compañeras y com
forme con tal práctica y asunto con pañ er os que siend o est e per iód ic o
cluido. Muchas y muchos no dejarían comunista-anárquico, está a disposi
de unirse libremente si no temiesen ción de todos, y pide a todos ayuden
la crítica de los demás y sólo esto los con lo que puedan y quieran, ya sea
detiene; dejemos pues hacer y hagamos intelectual o materialmente, y cuan
lo que con nuestro gusto esté y querra tos más sean los esfuerzos que por él se
mos hacer sin perjudicar a nadie. hagan, más veces se publicará.
En cuanto a que el temor al casti Siendo nosotras mujeres, indudable
go impida la infidelidad conyugal, no mente no contamos con tanto cono
creemos que este sofisma valga siquiera cimiento entre los compañeros, como
el trabajo de combatirlo. Cualquie deseáramos; teniendo en cuenta esto,
ra reconoce que ésta es una “falta” pedimos:
que puede, de mil veces, novecientas De cada uno según sus fuerzas.
noventa y nueve ponerse en práctica ¡Viva la Anarquía! ¡Viva la Revo
sin que la autoridad, la ley, etc., se den lución Social! ¡Viva la libre iniciativa!
cuenta, además creemos que la persona ¡Viva el Amor Libre!
que por temor al castigo permanezca
“fiel” a un compromiso que pudo con Carmen Lareva
traer engañada, o por otra causa obli
gada a ello, es como si fuese “infiel”, ddddddddddddDDDDDDDDDDDDD
aparte de que valdría más que lo fuese, ————————
es decir, que se marchase, puesto que N OT A S iI
iI ————————
si quiere a otro u otra, es claro que
será porque no quiere a la persona con A los colegas
quien la sociedad la obliga a compar
tir el pan y el techo, lo cual si no es ¡Compañeros salud! Ya lo veis, a pesar
prostitución, poco, muy poco dista de de Kier y de sus reputadas macanas,
ella, pues para hacer tal, es preciso que a pesar de todo y de todos los pesares
mienta amor a quien solamente odia, existentes: uno más.
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