Tema 2. El Reinado de Fernando VII

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TEMA 2

EL REINADO DE FERNANDO VII (1808-1833) Y LA INDEPENDENCIA DE


LA AMÉRICA HISPANA

I- INTRODUCCIÓN
II- EL RETORNO DEL ABSOLUTISMO (1814-1820)
III- EL TRIENIO LIBERAL (1820-1823)
IV- LA DÉCADA OMINOSA (1823-1833)
V- LA EMANCIPACIÓN DE LA AMÉRICA ESPAÑOLA
VI- CONCLUSIÓN

I- INTRODUCCIÓN
El rey Fernando VII asumió el trono tras la abdicación de su padre, Carlos IV,
provocada por el Motín de Aranjuez de 18081. Carlos IV comunicó a Napoleón
lo ocurrido y reclamó su ayuda para recuperar el trono. Aquellos hechos fueron
un exponente de la debilidad de la monarquía española: padre e hijo se
disputaban el poder y recurrían al arbitraje de Napoleón, mientras las tropas
francesas, en virtud del Tratado de Fontainebleau2, ocupaban los puntos
estratégicos de la Península. Napoleón aprovechó estas rencillas internas de la
familia real española para de manera hábil, combinando presiones y maniobras
diplomáticas, conseguir atraer a la ciudad francesa de Bayona a Carlos IV y
Fernando VII. En Bayona, Napoleón nombró rey de España a su hermano José
Bonaparte, aunque mediante una fórmula de traspaso de poderes que mantenía
la apariencia de legalidad: Fernando VII devolvía el trono a su padre, Carlos IV,
quien renunciaba a él a favor de Napoleón, quien, a su vez, lo cedía a su
hermano José.

1 Motín de Aranjuez. (17-19 de marzo de 1808). El origen del Motín debe buscarse en el partido
que se había formado en torno al príncipe heredero, futuro Fernando VII, radicalmente opuesto
al excesivo poder y protagonismo de Godoy. Este partido fomentó el descontento entre grupos
populares, que fueron quienes protagonizaron el motín asaltando el palacio de Godoy. Carlos IV
se vio obligado a destituir a Godoy y a abdicar a favor de su hijo Fernando, comunicó a Napoleón
lo ocurrido y reclamó su ayuda para recuperar el trono.
2 Tratado de Fontainebleau. (27 de octubre de 1807). En virtud de este tratado se permitía a las

tropas francesas su paso por España para conquistar Portugal (país aliado de Inglaterra y por
tanto enemigo de Napoleón). El objetivo era dividir Portugal en tres partes, de las cuales una se
constituiría como principado para el propio Godoy.
1
Esta nueva situación política (la monarquía de José Bonaparte) no llegó a
consolidarse. El 2 de mayo de 1808 se produjo un alzamiento popular en Madrid
que se extendió rápidamente a otras ciudades españolas, se iniciaba así la
guerra de la Independencia (1808-1814). Durante la guerra se luchó en
nombre de Fernando VII y se pretendió, al menos por parte de un activo sector
social, sentar las bases jurídicas necesarias para la modernización del país,
resultado de dicha pretensión de modernización fueron los decretos de las
Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812.

II- EL RETORNO DEL ABSOLUTISMO (1814-1820)


Finalizada la guerra de la Independencia en virtud del Tratado de
Valençay (1813)3, Fernando VII regresó a España, en un clima de entusiasmo
popular y aclamaciones.
Pero con su retorno se planteaba un dilema: ¿aceptaría el papel de
monarca constitucional que le habían adjudicado las Cortes de Cádiz o
reclamaría el papel de monarca absoluto que le correspondía según la tradición
del Antiguo Régimen?
Desde su entrada en España, los partidarios del absolutismo le incitaron
a restaurar el viejo orden de cosas (Antiguo Régimen). En este sentido, Fernando
VII, que en marzo había entrado en España por Gerona y se dirigía hacia
Valencia para desde allí emprender camino a Madrid, recibió en abril el conocido
como Manifiesto de los Persas, un escrito redactado por sesenta y nueve
diputados “serviles” –así denominaban en las Cortes de Cádiz los diputados
liberales a los diputados partidarios del absolutismo-, en el que se animaba al
monarca a ignorar las propuestas liberales y a restaurar la monarquía absoluta,
a la que se consideraba como el resultado de la razón y la inteligencia, y no de
la arbitrariedad y el abuso como la presentaban los liberales.
Fernando VII defraudó todas las expectativas de los reformadores y
liberales que habían luchado por su restauración en el trono, ya que mediante el
Real Decreto de 4 de mayo de 1814 declaró “nulos y de ningún valor y
efecto” la Constitución de 1812 y los decretos de Cádiz, y anunció la vuelta al
absolutismo. En los meses siguientes se produjo la restauración de todas las

3Tratado de Valençay. (8 de diciembre de 1808). Tratado por el cual Napoleón firma la paz
con España y reconoce a Fernando VII como rey de España.
2
antiguas instituciones, se restableció el régimen señorial y se restauró la
Inquisición. Era una vuelta en toda regla al Antiguo Régimen. La situación
internacional era además favorable, ya que Napoleón había sido derrotado y las
potencias absolutistas europeas vencedoras habían conseguido en el Congreso
de Viena4 restaurar el viejo orden en toda Europa y la Santa Alianza5
garantizaba la defensa del absolutismo y el derecho de intervención en cualquier
país para frenar el avance del liberalismo.
Fernando VII no se conformó con derogar toda la labor inspirada en los
principios del liberalismo, sino que acometió contra los propios liberales, sin
reparar en el hecho de que ellos también lucharon contra los franceses para
conseguir su regreso a España como rey legítimo. De esta forma, las
persecuciones de que fueron objeto los liberales les obligaron a pasar a la
clandestinidad y a formar sociedades secretas6 siempre dispuestas a la
conspiración. Muchos liberales fueron arrestados, otros decidieron exiliarse a
Francia o a Inglaterra.
Entre 1815 y 1820 se produjo en España toda una serie de conspiraciones
protagonizadas por los liberales, que respondían al modelo del
pronunciamiento militar7 (pronunciamientos de Espoz y Mina, de Porlier, Lacy,

4 Congreso de Viena. Tras la derrota de Napoleón se reunieron en Viena los representantes de


todos los Estados europeos, excepto del Imperio Otomano. La reunión estuvo presidida por el
canciller austriaco Metternich. Las principales potencias eran Gran Bretaña, Rusia, Prusia y
Austria (las vencedoras de Napoleón). La intención de este congreso era que Europa retornara
al orden anterior a la Revolución Francesa. Para ello tomaron distintos acuerdos, entre ellos, la
vuelta a sus tronos de los monarcas depuestos por los ejércitos franceses, de modo que el
absolutismo volvió a imponerse en la mayor parte de Europa.
5 Santa Alianza. La unión de las potencias europeas había sido fundamental para la derrota

final de Napoleón. Conscientes de ello, Rusia, Austria, Prusia y Gran Bretaña decidieron
mantener su unión y formaron la Cuádruple Alianza, para defender el orden establecido en el
Congreso de Viena. Más importante fue la Santa Alianza, un proyecto original del zar ruso
Alejandro I, firmada inicialmente por Rusia, Austria y Prusia. En su origen pretendía crear un
orden político basado en la aplicación de los principios cristianos, pero en realidad se convirtió
en un instrumento para mantener el absolutismo. Por ejemplo, envió un ejército a España para
poner fin al régimen liberal implantado en 1820.
6 Sociedades secretas. Asociaciones clandestinas, y casi siempre ilegales, que agrupaban a

individuos que perseguían unos mismos objetivos, generalmente políticos. Aunque existen
precedentes ya en la Edad Media, fue en el siglo XIX cuando adquirieron verdadera importancia,
pudiéndoselas considerar como embriones de lo que después fueron partidos políticos. Tanto
liberales como absolutistas tendieron a constituir este tipo de agrupaciones.
7 Pronunciamiento. Forma de sedición (alzamiento contra la autoridad) característica de la

España del siglo XIX, en la que generalmente la iniciativa correspondía a un jefe militar que
erigiéndose en portavoz de la voluntad de la mayoría nacional, intentaba derrotar la autoridad
constituida. El jefe militar se pronunciaba, proclamando por medio de un manifiesto sus opiniones
y propuestas políticas. El levantamiento armado se acompañaba con una llamada o grito a la
opinión pública. Normalmente, estos pronunciamientos tenían un carácter local, que en muy
raras ocasiones se propagaban de forma lenta a otras zonas. En la mayoría de los casos,
3
Vidal…). El protagonismo de los militares como árbitros de la vida política, o
impulsores de los cambios de rumbo político, compensaba el escaso desarrollo
y la debilidad de la burguesía en España, que por sí sola carecía de fuerza para
defender sus pretensiones políticas y económicas por vías legales.
Entretanto, en las colonias americanas se producían levantamientos
independentistas, animados por la experiencia norteamericana y los principios
liberales.

III- EL TRIENIO LIBERAL (1820-1823)


El 1 de enero de 1820 el coronel Rafael del Riego se pronunció en Cabezas
de San Juan (Sevilla), con parte de las tropas que iban a embarcar para sofocar
a los sublevados americanos, y recorrió Andalucía proclamando la Constitución
de 1812. La sedición se extendió por otras ciudades como La Coruña o
Zaragoza. Fernando VII se vio obligado a capitular y en marzo juró la
Constitución de 1812, fue célebre su frase: “Marchemos francamente, y yo
el primero, por la senda constitucional”. Fernando VII nombró un nuevo
gobierno que proclamó una amnistía8 y convocó elecciones. Las Cortes se
formaron con una mayoría de diputados liberales e iniciaron rápidamente una
importante obra legislativa.
Si la intención de las Cortes de Cádiz de acabar con el Antiguo Régimen y de
iniciar el proceso de revolución liberal había sido frustrada con el retorno de
Fernando VII, parecía que en esta segunda oportunidad sería posible llevarla a
cabo, ya que se contaba con el juramento constitucional del rey. Pero pronto se
evidenció que el monarca no marchaba muy francamente por la senda
constitucional, y utilizaba todos los resortes que la Constitución de 1812 le
proporcionaba para obstaculizar las reformas legislativas de las nuevas Cortes

fracasaban por falta de apoyo de una población identificada con este tipo de sediciones
minoritarias.
8 Amnistía. ‘Derogación retroactiva de la consideración de un acto como delito, que conlleva la
anulación de la correspondiente pena’: «Un cambio de gobierno en España trajo consigo la
amnistía para los prisioneros políticos» (Vega Crónicas [P. Rico 1991]). No debe confundirse
con indulto (‘anulación o conmutación de una pena’; → indulto): en la amnistía se anula el delito
mismo y, consiguientemente, la pena, mientras que en el indulto se anula solo la pena, pero el
delito permanece. Por la misma razón, no deben confundirse los verbos amnistiar (‘conceder
una amnistía’) e indultar (‘conceder un indulto’).

4
liberales. Debe recordarse que la Constitución otorgaba al rey la sanción9 de las
leyes y le permitía el veto suspensivo10 de las mismas durante dos años (si una
ley propuesta por las Cortes no era de su agrado, podía paralizar durante dos
años su promulgación), lo que hizo con cierta frecuencia.
Además, entre las filas de los liberales se estaba generando una primera
división entre liberales moderados o doceañistas y liberales exaltados,
progresistas o veinteañistas. El núcleo principal de los doceañistas eran los
grandes personajes relacionados con la obra de las Cortes de Cádiz, que habían
ido suavizando con el tiempo sus planteamientos políticos. Los exaltados, en
cambio, eran los protagonistas de la reimplantación del régimen constitucional
en 1820 y mantenían actitudes más radicales. (AMPLIAR LA INFORMACIÓN
CON LA TABLA MODERADOS/PROGRESISTAS).
A pesar de todo, las nuevas Cortes liberales intentaron acelerar la obra
iniciada por las Cortes de Cádiz para desmantelar definitivamente el Antiguo
Régimen:
a) Se suprimieron los mayorazgos y se convirtieron en propiedades libres
de sus titulares.
b) Se prohibió a la iglesia la adquisición de bienes inmuebles (tierras,
edificios…)
c) Se definieron las bases para una desamortización11 de tierras
eclesiásticas.
d) Se abolió el régimen señorial, declarando los señoríos territoriales
propiedad particular de los antiguos señores, previa justificación documental de
sus derechos sobre esas tierras.
e) Abolición de los gremios
f) Creación de la Milicia Nacional, un cuerpo armado de voluntarios, formado
por las clases medias, esencialmente urbanas, con el fin de garantizar el orden
y defender las reformas constitucionales.

9 Sancionar. Autorizar o aprobar


10 Veto suspensivo. El que retarda la promulgación* y vigencia de una ley.
* Promulgar. Publicar formalmente una ley u otra disposición de la autoridad, a fin de que sea
cumplida y hecha cumplir como obligatoria.
11 Desamortización. Procedimiento jurídico a través del cual los bienes amortizados o

vinculados, es decir, aquellos que no podían venderse o cambiar de propiedad dejar de serlo
para convertirse en bienes de propiedad privada ordinaria. Al estar estos bienes vinculados a la
nobleza, a la Iglesia o a los municipios, la desamortización ha constituidos una de las tareas
históricas más importantes de la revolución liberal burguesa orientada a transformar el régimen
de propiedad feudal.
5
Las reformas suscitaron rápidamente la oposición de la monarquía.
Fernando VII había aceptado el nuevo régimen sólo forzado por las
circunstancias. Desde el primer momento, no sólo paralizó todas las leyes que
pudo, como expliqué anteriormente, sino que conspiró de forma secreta contra
el gobierno y buscó la alianza con las potencias europeas absolutistas para que
éstas invadiesen el país y restaurasen el absolutismo. Además, el régimen del
Trienio Liberal contaba con una serie de obstáculos:
- La división entre los liberales (moderados y progresistas).
- La oposición de la nobleza y la Iglesia. Las partidas absolutistas llegaron
a establecer una regencia absolutista en la Seo de Urgell (en Lérida) en 1823.
- El descontento de parte de los campesinos que veían cómo las leyes del
Trienio no reconocían ninguna de sus aspiraciones, como el reparto de la tierra
o la rebaja de los impuestos.
A pesar de todos los obstáculos y divisiones internas, el régimen del Trienio
finalizó debido a la intervención de las potencias absolutistas europeas. La Santa
Alianza respondió a las peticiones de Fernando VII y encargó a Francia intervenir
en España para restaurar el absolutismo. En abril de 1823, unos 100.000
soldados (los Cien Mil hijos de San Luis) al mando del duque de Angulema,
irrumpieron en territorio español y repusieron a Fernando VII como monarca
absoluto.

IV- LA DÉCADA OMINOSA12 (1823-1833)


Fernando VII declaró nulos todos los actos del gobierno durante el
Trienio Liberal y restauró de nuevo el absolutismo y la represión contra los
liberales, que huyeron en masa del país a Francia e Inglaterra.
Sin embargo, esta segunda restauración del absolutismo, aunque pretendía
también restablecer el Antiguo Régimen y se iniciaba con una brutal represión
contra los liberales, se desarrolló con un carácter más moderado que la
primera, buscando una cierta modernización, ya que los problemas
económicos, agravados por la pérdida definitiva de las colonias americanas,
forzaron la colaboración con el sector moderado de las burguesía de Madrid
y Barcelona. Además, se consolidaron algunos avances reformistas, por

12 Ominosa: abominable.
6
ejemplo, no se volverá a instaurar el Tribunal de la Santa Inquisición, en su lugar
se establecerá, en algunas diócesis, las Juntas de Fe.
La actitud del rey fue mal vista por el sector más conservador y
tradicionalista de la Corte, la nobleza y el clero. En Cataluña en 1827, se
levantaron partidas realistas o absolutistas (Els Malcontents) que reclamaban
mayor poder para los ultraconservadores (absolutistas más radicales, realistas o
apostólicos) y defendían el retorno a las costumbres tradicionales. En la corte,
dicho sector se agrupó alrededor de don Carlos María Isidro, hermano del
rey y su previsible sucesor, dado que Fernando VII todavía no tenía
descendencia. Cuando en 1830 naciera su hija Isabel se plantearía el problema
sucesorio y de su mano el origen del carlismo.

La cuestión sucesoria
Toda esta gran inestabilidad política se veía incrementada en 1830 por otros
acontecimientos que oscurecían el futuro del absolutismo y la esperanza de los
seguidores de Carlos María Isidro, los carlistas. La revolución liberal había
triunfado en Francia, por lo que los absolutistas españoles no podían esperar ya
más ayuda de sus vecinos, y en Madrid, la cuarta mujer de Fernando VII, María
Cristian, le había dado en 1830 una heredera, la princesa Isabel.
Antes de su nacimiento, su padre había hecho publicar la Pragmática
Sanción, redactada por las Cores en 1789, que restablecía la sucesión
tradicional de la monarquía hispánica permitiendo reinar a las mujeres. El pleito
legal tenía un evidente alcance político. La exclusión del trono del ultrarrealista
(abosolutista) Carlos María Isidro significa un triunfo de los círculos moderados
y liberales, que se reunían en torno a la reina María Cristina con el fin de
promover una cierta apertura del régimen.
Los partidarios de Carlos no se resignaban y, aprovechando la grave
enfermedad del rey, obtuvieron, en 1832, por medio del ministro Calomarde, un
nuevo documento en el que se derogaba la Pragmática Sanción (sucesos de
La Granja). El complot, sin embargo, se volvió en contra de sus protagonistas.
Una vez recuperado, Fernando VII confirmó los derechos sucesorios de su hija
Isabel, se deshizo de sus colaboradores más reaccionarios y formó un nuevo
Gabinete que buscaría el apoyo del liberalismo moderado y autorizaría el retorno
de los exiliados, al tiempo que tomaba medidas contra los voluntarios realistas.

7
En septiembre de 1833 moría Fernando VII y, su viuda, María Cristina,
heredaba en nombre de su hija Isabel la corona de España, que también
reclamaba para sí Carlos María Isidro, apoyado por los últimos defensores del
Antiguo Régimen, los carlistas, que llevaban unos meses preparando su
levantamiento.

En resumen:
- Marzo 1830
o Fernando VII proclama la Pragmática Sanción de 1789 (permite
reinas a las mujeres) y deroga la ley sálica (impedía reinar a las
mujeres)
- Octubre 1830
o Nace Isabel, hija de Fernando VII y María Cristina.
- 1832
o Fernando VII, enfermo, deroga la Pragmática Sanción.
- 1832
o Fernando VII, recuperado de la enfermedad, vuelve a imponer la
Pragmática Sanción
- 1833
o Muere Fernando VII

8
Carlos María Isidro

1788-1855

1830-1904

V. LA EMANCIPACIÓN DE LA AMÉRICA ESPAÑOLA

El protagonismo de los criollos

La emancipación de las colonias americanas la protagonizaron


fundamentalmente los criollos13.
Aunque los blancos representaban apenas la quinta parte de la población
americana, constituían el grupo dominante y, dentro de él, los criollos eran la
inmensa mayoría. El resto de los blancos eran los peninsulares.
Los criollos, enriquecidos con el comercio y las propiedades territoriales,
y animados por la experiencia norteamericana y los principios liberales,
aspiraban también a controlar el poder político en su provecho. Pretendían
liberarse de las restricciones y del monopolio impuestos desde España, que les

13 Criollos: descendientes de españoles nacidos en América


9
impedía, por ejemplo, el libre comercio con Inglaterra, mucho más ventajoso para
ellos.
En consecuencia, la lucha por la emancipación de las colonias se tradujo en un
enfrentamiento en la cúspide entre criollos (partidarios de la independencia) y
españoles peninsulares (fieles a la metrópolis).
Las capas sociales inferiores (integradas por indios, negros y mestizos)
no se identificaban con el independentismo, y a menudo preferían al español
peninsular antes que al criollo como dueño.
Solo en México, el cura Hidalgo y, después, Morelos consiguieron atraer
a los indios hacia la lucha independentista.

El proceso de independencia (1810-1824)


Desde la derrota de Trafalgar en 1805 la flota española había quedado
prácticamente aniquilada, lo que suponía dejar a América desprotegida.
La Guerra de la Independencia permitió la puesta en marcha del proceso
de emancipación de las colonias americanas. En un principio, América reacciono
ante la invasión francesa de España proclamando su lealtad a Fernando VII y
creando juntas, como en la península.
Sin embargo, en el seno de estas juntas americanas se gestó el
movimiento insurreccional, manifiesto desde 1810, año en que la Junta Central
se disolvió y traspasó sus poderes al Consejo de Regencia. A partir de ese
momento se proclamó la inexistencia de gobierno en España y se inició el
proceso emancipador, que se puede dividir en dos fases:
1. Primera fase, 1810-1814.
Los criollos optaron por no someterse a la autoridad de José Bonaparte y
crearon Juntas que, a imitación de las españolas, asumieron el poder en
sus territorios. Muchas de ellas se negaron a aceptar la autoridad de la
Junta Suprema y, hacia 1810, se declararon autónomas respecto a las
decisiones de la metrópoli.
En el Virreinato de la Plata, José de San Martín proclamó, en 1810, la
independencia de la República de Argentina. En Venezuela, la rebelión
estuvo impulsada por otro gran líder de la independencia americana,
Simón Bolívar, y en México, se levantaron Hidalgo y Morelos.

10
Surgieron movimientos revolucionarios que crearon nuevos gobiernos
americanos, en un proceso muy similar en todas las regiones:
1) Se convocaba un cabildo14 abierto en la capital, que sustituía a
las viejas autoridades por una junta, que actuaba como gobierno.
2) La Junta organizaba un ejército y establecía relaciones con
Inglaterra y Estados Unidos, para obtener su apoyo. Inglaterra mantuvo
un doble juego, ya que ayudaba a los españoles a luchar contra el ejército
napoleónico, pero al mismo tiempo observaba con agrado los desórdenes
de las colonias americanas que permitirían abrir nuevos mercados al
comercio británico.
3) Se convoca un Congreso, según el modelo francés o de Estados
Unidos, con el fin de elaborar una Constitución de inspiración liberal, que
proclamara la independencia en un régimen republicano.

2. Segunda fase, 1815 1824. Con la finalización de la guerra en España,


acabaron también las primeras independencias americanas. Fernando
VII, en un esfuerzo desmesurado, envío un ejército de 10000 hombres,
que en 1815 había restablecido la situación prácticamente en todas
partes. Pero entre 1816 y 1824 se consumó el proceso de independencia,
en el que sobresalieron dos grandes libertadores, José San Martín y
Simón Bolívar.
En esta segunda fase, fue fundamental el apoyo abierto de Inglaterra y
Estados Unidos a favor de los independentistas, así como el
pronunciamiento de Riego en 1820 con las tropas que habían de
embarcar para sofocar la rebelión en América.
Los nuevos gobiernos independentistas fueron reconocidos casi
inmediatamente por Inglaterra y Estados Unidos.

Repercusiones para España

14Cabildo. Se trataba del gobierno municipal de las ciudades americanas, equivalente a un


ayuntamiento actual, pero con más competencias. Un cabildo abierto era el que convocaba a
todos los vecinos.
11
Cuando acabó el reinado de Fernando VII, el inmenso imperio colonial de antaño
había quedado reducido a Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
El desastre no fue solo militar sino fundamentalmente económico:
1. Inglaterra y EEUU suplantaron a España en el control del mercado
americano.
2. El comercio con América, una de las principales actividades de la
economía española, se redujo en gran medida y afectó
especialmente a zonas como Cataluña, que orientaba gran parte
de su producción a la exportación a las colonias.
3. Desapareció también una fuente importante de ingresos para la
Hacienda Real (los caudales de Indias), que quedó al borde de la
quiebra.

VI. CONCLUSIÓN
En el agitado periodo comprendido entre la muerte de Carlos III 15 (1788)
y la de Fernando VII (1833), España se debatió entre dos tendencias opuestas:
por un lado, los intentos de implantar la revolución liberal16, lo que en el
ámbito político exigía el establecimiento de una monarquía parlamentaria y
constitucional y, por otro, la resistencia y oposición de la monarquía absoluta
a tales pretensiones. Partidarios de una u otra tendencia se impusieron en
distintos momentos de modo alternativo.
Se trata, por tanto, de una etapa de transición, marcada en sus
comienzos por el impacto de la Revolución francesa, y caracterizada por un ritmo
de avances y retrocesos en el camino hacia el nuevo modelo de sociedad y de
Estado a que aspira el liberalismo.
La guerra de la Independencia, con la labor legisladora de las Cortes de
Cádiz –las primeras de tipo de moderno-, ofreció la oportunidad de poner en

15 Carlos III es el padre de Carlos IV y el abuelo de Fernando VII:


16 Revolución liberal burguesa. Se denomina así al proceso que comenzó con la Revolución
francesa y se extendió por toda Europa a lo largo del siglo XIX, mediante el cual se pretendía
acabar con las viejas estructuras del Antiguo Régimen y reemplazarlas por un nuevo modelo de
sociedad. El término revolución no implica necesariamente que el procedimiento para implantar
la nueva sociedad debiera ser violento, sino que se refiere al carácter radical y profundo de los
cambios que se planteaban. Es liberal porque la ideología que inspiraba tales transformaciones
era el liberalismo. Por último, se denomina burguesa porque la clase social que propugnaba los
cambios y a la que más beneficiaban era la burguesía, sector rico y próspero del estado llano
que aspiraba a ser protagonista de una nueva sociedad y a no seguir relegado social y
políticamente en la vieja sociedad estamental y absolutista del Antiguo Régimen.
12
marcha la revolución liberal burguesa, que se vio truncada al acabar la guerra con
el retorno de Fernando VII y el restablecimiento del absolutismo.
Un nuevo intento de revolución liberal se llevó a cabo entre 1820 y
1823, lo cual obligó al rey a someterse a un marco constitucional. No obstante, fue
nuevamente frustrado, en este caso, con una intervención militar extranjera, que
restableció, por segunda vez, el absolutismo. Entretanto, España perdió la mayor
parte de su imperio colonial.
Por tanto, el reinado de Fernando VII osciló entre el liberalismo y el
absolutismo, tendremos que esperar al reinado de su hija, Isabel II, para
asistir al tránsito definitivo del Antiguo Régimen (absolutismo…) al régimen
liberal.

Repasamos los siguientes conceptos:


Antiguo Régimen. Conjunto de instituciones políticas, sociales y religiosas
existentes en Europa hasta finales del siglo XVIII y cuyo ordenamiento y
estabilidad será progresivamente transformado con las revoluciones burguesas,
también denominadas liberales.
En el Antiguo Régimen predominan, por tanto, las realidades heredadas de la
Edad Media: economía fundamentalmente agraria, sistema social estamental,
con escasa movilidad social, una administración condicionada por los
particularismos (foralismo, es decir pervivencia de los fueros en algunas
regiones) y un sistema político basado en la concentración de poderes en la
figura del rey, el absolutismo.

Absolutismo. Teoría política basada en el origen divino del poder y vinculada a


las monarquías tradicionales del Antiguo Régimen en las que todos los poderes
están concentrados en la persona del monarca. Con las revoluciones burguesas
del siglo XIX, la superación del absolutismo supone la implantación de una
monarquía parlamentaria, donde la soberanía reside esencialmente en la nación
y cuyas leyes fundamentales están recogidas en una Constitución que el rey
debe jurar y respetar.

Liberalismo. Doctrina predominante en el siglo XIX, cuyos planteamientos


teóricos tienen lugar en la Ilustración. Sus principios fundamentales son el
individualismo y la confianza en la razón humana para procurar el bienestar
material y el enriquecimiento.
En el terreno económico, el liberalismo supuso una reacción frente al dirigismo
mercantilista del Antiguo Régimen, oponiendo nuevas leyes económicas
basadas en el trabajo asalariado, el interés individual y la libre competencia de
mercado.
13
Como sistema político, el liberalismo está basado, fundamentalmente, en el
Derecho constitucional frente al tradicional Derecho divino; en la separación
de poderes (legislativo, ejecutivo, judicial); en el reconocimiento de los
Derechos del Hombre expresados en las libertades cívicas de reunión,
asociación y prensa; la elección de los gobernantes por los gobernados a través
del sufragio y la regulación de las relaciones entre la Iglesia y el Estado,
separando las funciones específicas de ambos.

María Luisa López Gómez

14

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