8_ Derecho de la monarquía hispánica
8_ Derecho de la monarquía hispánica
8_ Derecho de la monarquía hispánica
1.Contexto histórico:
La Época moderna de la Historia del Derecho transcurre entre el 19 de octubre de 1469 (fecha del
matrimonio entre los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando V de Aragón) y el 19 de marzo
de 1812, fecha de promulgación del primer texto constitucional español.
A este periodo se le conoce como Antiguo Régimen, y suele subdividirse entre la Alta Edad Moderna
(desde el matrimonio de los Reyes Católicos hasta el advenimiento de la dinastía borbónica) y Baja
Edad Moderna (hasta la promulgación de la Constitución de 1812).
El territorio de los distintos reinos se va a ir concentrando por medio de diversas herramientas con el
objeto de aumentar el poder del monarca.
En la Península la alianza entre Aragón y Castilla se llevó a cabo mediante la forma de unión
dinástica, con el matrimonio de los Reyes Católicos. No obstante, esta unión no implica la integridad
total entre sus respectivos reinos, puesto que ambas coronas ostentaban principios políticos y jurídicos
muy diferentes, y se respetaron las instituciones originarias. Esta solución, que establecía diferencias
entre unos territorios y otros, se resolvía en el contexto de una cultura político-jurídica común en
Europa Occidental.
Esta concentración del territorio va a ser fundamental para obtener la financiación necesaria para
mantener las nuevas medidas emprendidas por los monarcas, como la profesionalización del ejército o
la ampliación del aparato administrativo.
Durante la Edad Moderna se produce un desfase entre el ordenamiento jurídico español, que continúa
desarrollando la formación jurídica del ius commune, y las nuevas corrientes ideológicas y jurídicas
europeas (humanismo, racionalismo y mos gallicus). Estas nuevas construcciones plantean cuestiones
acerca del origen del poder, su ejercicio, sus límites…
El mos gallicus surge durante el Renacimiento, movimiento cultural que trajo consigo el
resurgimiento de los estudios de la Antigüedad grecolatina.
Los humanistas descubrieron en los textos del Derecho común interpolaciones y errores.
La crítica al Derecho común comienza en Italia a cargo de expertos como Poliziano y sus seguidores,
que continuaron la tarea de su maestro, generando el mos gallicus. El mos gallicus es una técnica
jurídica, originaria de Italia y desarrollada en Francia, que consiste en la aplicación del método
filológico al estudio del ius commune, que consideraban que debía ser estudiado a partir de los textos
originales. Así, se dedicaron a la tarea de historificar las fuentes del derecho romano-canónico
originales, es decir, la contextualización de las mismas en el periodo histórico durante el que fueron
promulgadas.
No obstante, detrás de esta historificación se esconde el interés de los monarcas, pues estos
consideraban que al poner en contexto las normas originales lograrían estar lo menos sujetos posible a
ellas. Con ello se pretende afianzar el poder soberano del monarca frente al poder religioso. Así los
monarcas van a reclamar determinados tributos de los que se apropiaba la Iglesia.
Los estudiosos del mos gallicus consideraban que el Derecho común debía ser sustituido por una
construcción jurídica nueva, exenta de los condicionantes teocéntricos y acorde a los principios del
humanismo.
Sin embargo, esos postulados fueron rechazados por los monarcas españoles, que se aferraron a los
principios inspiradores del Derecho común.
2. Monarquía compuesta:
➢ El término iurisdictio significa, literalmente, “decir derecho”. Durante este periodo, el juez,
por delegación real, aplica y al mismo tiempo crea derecho. Esta técnica de la iurisdictio
hunde sus raíces en la etapa medieval y va a continuar durante la Edad Moderna con el objeto
de concentrar y aumentar el poder del monarca y, en concreto, el poder legislativo. Dicho
poder tiene su origen en la divinidad (el poder es otorgado por Dios al monarca para dirigir
una comunidad política).
➢ Todas las construcciones teóricas de este periodo histórico van a estar relacionadas a la idea
de soberanía: el monarca es el único soberano, frente a las Cortes y la Iglesia. Así, surge el
concepto del poder absoluto, en virtud del cual el monarca no estaba sometido a las
limitaciones de las Cortes para la creación de leyes. No obstante, esta pretensión del monarca
nunca se lleva completamente a efecto.
El régimen autoritario de corte absolutista de Castilla sí se aproxima a este modelo, pero no
ocurre así en el resto de territorios.
3.1. Castilla:
Las Cortes castellanas intentaron oponerse mediante distintas denominaciones, sin embargo, lo que
más se lograba era retrasar la entrada en vigor de las pragmáticas por medio de la fórmula:
“obedézcase pero no se cumpla”, por la que se consideraba al contrafuero como ley válida y vigente,
pero inaplicable en el ámbito de los tribunales hasta que el rey reconsiderase su promulgación.
Esta situación provocó la separación de la nobleza y el clero de las Cortes. Solo quedaron actuando en
su seno los representantes de la burguesía, pues las reuniones de las cortes se limitaban a aprobar
nuevos tributos.
En virtud de esto, la implantación del Derecho castellano era controlada por unas instituciones que
buscaban proteger las tradiciones políticas y jurídicas vascas. El mecanismo defensivo de las
instituciones vascas era el pase foral, autorización de las Juntas forales sin la cúal las normas
castellanas carecían de vigencia.
3.3. Navarra:
También se incorporó a Castilla en virtud de un pacto, por lo que se llevó a cabo un estricto sistema
de control de la normativa castellana.
➢ Mecanismos previos a la entrada en vigor de la ley castellana: la ley debía recibir el pase foral
(otorgado por las Cortes) y se le exigía que obtuviera la sobrecarta (anotación concedida por
el Consejo Real navarro).
➢ Mecanismos a posteriori: si se detectaba un contrafuero, este se denunciaba con el fin de
emitir el reparo de agravios, norma que declaraba su nulidad.
3.4. Aragón:
Continúa la tradición pactista, que serviría para frenar la fuerza arrolladora de las pragmáticas.
El mecanismo de defensa empleado para conservar la tradición e instituciones jurídicas era la figura
del Justicia Mayor, máxima autoridad jurídica del reino y encargado de otorgar amparo a los
aragoneses que tuvieran problemas con el rey.
Esta figura no era tolerada por el monarca. De ahí que, tras la ejecución de Antonio Pérez (secretario
del rey) por acudir en amparo al reino de Aragón, fuese el monarca quien nombrara a las personas que
ocuparían dicho cargo.
3.5. Cataluña:
También era un territorio pactista, por lo que las leyes vigentes tenían que ser producto del acuerdo
entre el rey y las Cortes.
Los agravios contra el Derecho tradicional catalán podían ser denunciados por cualquier ciudadano,
pero existía un órgano específico encargado de velar por la tradición jurídica catalana: la Generalitat.
El mecanismo de defensa empleado por este órgano es que la concesión de ayudas económicas al
monarca estaba condicionada por el reparo previo de agravios contra la normativa tradicional. Sólo
atendiendo a estas demandas de reparación de agravios se obtenía el beneplácito de las Cortes para
establecer nuevos impuestos.
El monarca, por tanto, tenía un escaso margen de maniobra en el territorio catalán, lo que explica los
intentos de Castilla de la centralización y homologación con Cataluña.
La homogeneización del Derecho frente a la desunión legislativa de la época sería posible gracias a:
La otra forma de integrar el Derecho fue la actividad judicial, por medio de la creación de
instituciones judiciales que recibieron el nombre de Consejos y Audiencias. En ellas, los jueces van a
aplicar exclusivamente el Derecho de los monarcas, en detrimento del Derecho local y de las
corporaciones.
La base jurídica es el Ordenamiento de Alcalá, donde se regula la pérdida de protagonismo de los
fueros locales al determinar que dichos fueros sólo serían aplicables siempre y cuando no vulnerasen
los principios imperantes en Castilla o siempre que pudieran acreditar su vigencia indefinida. De este
modo, los monarcas se negaron a confirmar dichos fueros por contener principios considerados
bárbaros, provocando su inaplicación progresiva.
Son volúmenes legales divididos en varios libros, títulos y secciones. Suelen distinguirse varias
clases:
De todas las recopilaciones realizadas durante la Edad Moderna, las Recopilaciones castellanas fueron
las que tuvieron el mayor alcance y vigencia temporal. Esto se explica por la importancia en Castilla
del movimiento recopilador y por la carencia de un sistema de derogación expresa que obligaba a
poner orden en el panorama jurídico.
-Ordenamiento de Montalvo:
El Ordenamiento de Montalvo es una recopilación del Derecho castellano vigente elaborada por
Alonso Díaz de Montalvo por encargo de los Reyes Católicos.
La obra se divide en ocho libros (que contienen un millar de leyes) y tuvo un notable éxito a pesar de
sus carencias, tales como la ausencia de leyes que se hallaban vigentes y la inscripción de otras que no
lo estaban.
El Libro de Bulas y Pragmáticas fue elaborado por Juan Ramírez por el encargo de Isabel la Católica
de redactar una obra mixta de legislación regia y papal. Fue publicado en 1503 y reunía de manera
sistemática leyes de los monarcas desde el Ordenamiento de Alcalá (Pragmáticas), junto con cinco
bulas de los pontífices relacionadas con los monarcas, y otras normas de diversa procedencia.
A pesar del éxito del Libro, pronto quedó obsoleto. De ahí que Isabel la Católica ordenase la
elaboración de una Recopilación que actualizara el panorama jurídico castellano.
-Nueva Recopilación:
El encargo de la Reina Católica se llevaría a cabo con el tiempo, si bien tuvo una larga gestación.
Debido a la magnitud de la tarea y al surgimiento de determinados obstáculos, como el fallecimiento
de los juristas encargados de su redacción o los errores a la hora de insertar normas, la Nueva
Recopilación no fue promulgada hasta 1567, durante el reinado de Felipe II. En su elaboración
participó el jurista Bartolomé Atienza y se toma como base el Ordenamiento de Montalvo.
La Nueva Recopilación estaba formada por 9 libros que recopilan unas 4000 leyes, al incluir las leyes
promulgadas desde 1484 hasta el reinado de Felipe II.
-Novísima Recopilación: