El MITO Y LA TOTALIDAD

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EL MITO Y LA TOTALIDAD:

LA FÍSICA Y LA TEORÍA SINTÉRGICA DE LA MENTE

Jaime Montero A.

Resumen

Palabras clave: Mito, totalidad, sintergia

Hipótesis:

El ser humano desde su inicio ha buscado unirse a la totalidad. Lo primero que


se dio cuenta es que el sentido de su existencia debería ir más allá de la
apremiante subsistencia y de lo transitorio. Desde lo más elemental al
observar el firmamento inundado de estrellas que incentiva la imaginación de
mundos inconmensurables y sentirse perdido en esa inmensidad, hasta ir
conectando de forma natural con algo más profundo y significativo que lo lleva
a creaciones infinitas en múltiples aspectos que se inician con los mitos, las
tradiciones de sabiduría, la ciencia, el arte, la filosofía buscando esa ansia de
lo infinito. Esto hay que rehacerlo.

1- Introducción
La experiencia de la totalidad del universo, de la mente y la relación con el
universo ha sido buscada insistentemente en distintas épocas. Esto genera una
alternativa reflexiva que pretende comprender el universo y la mente de forma
no separada, sino en codependencia. Intento que lleva a interpretar a la
humanidad, al universo y al ser humano en particular, como aspectos unitarios.
Es de gran interés poder mirar no separadamente las cosas en un mundo tan
diverso regido por la individualidad y los intereses particulares. La teoría
mecanicista adquiere fuerza con la perspectiva cartesiana, posteriormente con
la newtoniana se han incentivado actitudes dualistas que llevaron a considerar
la separación entre la materia y el espíritu. Cada una de estas acepciones toma
rumbo por caminos separados. Esto ha generado divorcio entre el mundo
material y otro que ya no es posible negar. La física desde el siglo XX ha
comenzado a hablar de energía, de campos de fuerza, de ondas y de

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partículas, dando la posibilidad de incluir lo mental y por qué no lo espiritual.
Este término no necesariamente lo asociamos a una determinada facción
religiosa, sino a una actitud no solamente restringida al ámbito estrictamente
de la filosofía, la ciencia, la técnica, el arte y otras manifestaciones
culturalmente aceptadas. También se lo podría mirar como el anhelo de la
unión con la totalidad como transformación del ser humano desde la
perspectiva ontológica más profunda como lo han expresado las tradiciones de
sabiduría más antiguas.
La humanidad ha intentado explicar, comprender el devenir de la naturaleza y
de la mente humana. La ciencia como la conocemos en la actualidad se
comienza a configurar en el renacimiento con el surgimiento de la física, hace
más o menos 500 años. Un estudio aplicado acerca del funcionamiento de la
mente ya sea desde la ciencia o de la filosofía, comienza a gestarse a finales
del siglo XIX y XX con la psicología; sin embargo está centra su interés
preponderantemente en la terapia, en el tratamiento, en la solución de
disfunciones, patologías, esto llevó a dejar el tema de lo mental al margen. Un
intento incipiente se da en la psicología introspeccionista, que fracasa a
comienzos del siglo XX. No es inoficioso recordar que en la India y otros países
del lejano oriente, hace más de 5.000 años la investigación acerca de la mente
era de gran importancia, no solamente desde el punto de vista teórico sino en
la práctica directa orientada a la transformación ontológica.
La actitud más cercana del estudio de la mente en la filosofía se da con la
fenomenología de Husserl, a comienzo del siglo XX. Se hace un avance
significativo en la superación del dualismo con la tematización de la
conciencia, que es entendida como intencionalidad. Es decir, la unión
indisoluble del acto y del objeto. La conciencia es conciencia de. La partícula
‘de’ explicita la indisoluble correlación; sin ese ‘de’, no habría intencionalidad.
Tanto el mundo como en el que lo vivencia explicita su vida en la medida en
que experimenta esa correlación que se expresa como conciencia ‘de’. Por lo
tanto, hablar de conciencia vacía o exenta de mundo es absurdo, lo mismo que
hablar de mundo sin la conciencia.

Habría esencialmente una estructura, esto implica tematizar acerca de los


componentes de la vivencia intencional y de los correlatos intencionales. Hay
dos ingredientes: noesis y noema, su esencia es estar siempre en correlación.
Así es que toda vivencia intencional es posible gracias a sus elementos
noéticos. Esto es lo que permite dar múltiples sentidos a las cosas que se
relacionan con nuevas operaciones en distintos niveles. Estos actos, no
pueden ser tales sin su correlato, es decir, el contenido noemático. Lo que
hace posible la vivencia intencional es la constante, indisoluble e
ininterrumpida relación de actos y objetos: noesis–noema. Habría que hablar
de estructuras noético–noemáticas que algunas veces se orientan hacia el polo
subjetivo y otras hacia el polo objetivo. En palabras de Husserl: “En la esencia

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de la vivencia entra no sólo el ser conciencia, sino también de que lo es y en
qué sentido preciso o impreciso lo es”. Husserl, Ideas relativas a una
fenomenología pura y una filosofía fenomenológica I, 2013, (p.155).

Nuestro interés está orientado a reflexionar acerca de algunas perspectivas


que han tratado de pensar acerca de la totalidad y su relación con la mente. La
totalidad se expresa inicialmente en el mito, en la mística, luego en la filosofía,
posteriormente en la física, en la neurociencia, el arte y en gran variedad de
expresiones.

De esto nos vamos a ocupar en este artículo. Partimos del mito en donde se va
a explicitar su función relacionante mediante leyendas, alegorías y símbolos,
de otros mundos que van más allá de la inmediates de la materialidad
percibida por los sentidos. Esta misma actitud de ir más allá de la certidumbre
del sentido común se observa en la teoría de la relatividad de Einstein, en la
mecánica cuántica iniciada por Planck, continuada por eminentes físicos que
se encargaron de abrir perspectivas más amplias y a su vez más complejas,
mencionando campos de fuerza, diáfanos universos de partículas y la unión
inseparable de todo. Un caso paradigmático es el de D. Bohm, quien se ocupa
de desarrollar su teoría del orden implicado en donde muestra que no hay
nada separado, que la separación es algo artificial producto de la operatividad
subjetiva de la cotidianidad. En colaboración con el neuropsicólogo K. Pribram
desarrollan el modelo holonómico del funcionamiento cerebral. El cerebro
funciona en cierta forma como un holograma en relación con patrones de
onda. A su vez, son muy interesantes los diálogos que Bohm tiene con el
místico indio Krishnamurti, en donde intercambian puntos de vista acerca de la
mente y su relación con el universo. Comparten la idea, más adelante
estudiada por Grimberg, de que la experiencia mística revela lo que la lógica
no puede explicar: la unidad entre el ser y el cosmos.

Estas ideas son estudiadas, profundizadas y complementadas por J. Grimberg,


neurofisiólogo mexicano, quien muestra que la realidad es mucho más
compleja de lo que hasta ahora se ha creído. A su aporte lo llamó teoría
sintérgica. La relación entre la conciencia y la realidad en donde esta es una
construcción activa del cerebro. Tema del cual ya se había ocupado la física
cuántica.

2- El mito como referente de la totalidad

Nos vamos a ocupar del mito tomando como punto de referencia el


pensamiento Joseph Campbell, que da parámetros claros y sencillos acerca del
mito. El mito es la conexión con lo sagrado, una invitación, un llamado, la voz
incesante en distintas épocas y contextos. Los mitos surgen como los sueños
de una fuente psicofisiológica, de una traducción de registros cenestésicos
convertidos en formas, la imaginación humana movida por las conflictivas

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exigencias de los órganos corporales, incluido el cerebro (Campbell,1991, El
poder del mito).

Kathleen Raine (poetisa inglesa, 1908-2003), menciona ‘el hilo de oro’, el


símbolo de un conocimiento que nace de la experiencia personal que está libre
de los condicionamientos institucionales. Es un hilo porque representa la
experiencia siempre antigua y nueva. Y es delgado porque en cada generación
es mantenido por una minoría de individuos. Ese hilo es de oro porque es
inmortal, permanece siempre incluso en los periodos más caóticos y oscuros, a
veces más aparente, a veces más oculto.
(Entrevista en Holograma,1994 https://youtu.be/CS-Pe4H111k?si=cjWoiAB8UmQ6Ne-Q)

Los mitos son la expresión de las más profundas esperanzas, deseos, temores,
capacidades y conflictos de la voluntad humana, que abre la mente y el
corazón a la maravilla suprema de todo ser; también representa el universo y
el espectáculo de la naturaleza. Es una organización de imágenes metafóricas
que se relacionan con estados mentales que no siempre corresponden a un
determinado momento o lugar.
Silo (1991), refiriéndose al mito dice que “Es el rapto de aquellos seres no
comprendidos en su naturaleza íntima, grandes poderes que hicieron todo lo
conocido y aún lo desconocido. Esta es la rapsodia de la naturaleza externa de
los dioses, de la acción vista y cantada por humanos que pudieron ubicarse en
el mirador de lo numinoso. Esto es lo que apareció como señal fijada en tiempo
eterno capaz de alterar el orden y las leyes y la pobre cordura. Aquello que los
mortales desearon que los dioses hicieran; aquello que los dioses hablaron a
través de los hombres” (p. 17).
El mito invita a entrar en sí mismo y a acceder a la realidad esencial perenne,
comprender en profundidad que estamos vivos, que todo está vivo y que los
demás también lo están; coparticipando en un proceso que no se agota en lo
inmediato, sino que se conecta con la poesía cósmica. La mitología enseña,
deja ver lo que hay detrás de la literatura, del arte y de la propia vida. En otras
palabras, incita a emprender la transformación de la conciencia para buscar la
sabiduría que es una conciencia presente, una energía con la que se convive y
pervive. Es la conciencia vegetal, animal, mental que nos penetra en todo
momento. Así la vida es una meditación de la traducción de esa energía, que
muchas veces no es consciente de sí misma. Y si no es consciente de sí misma,
es solo incidental, muy difícil de trasmitir, de expresar de integrar solamente
con el intelecto. El mito orienta a un estado de conciencia en donde la
invitación es a salir de la vida mecánica basada en la representación, en la
memoria y optar por la vida profunda, centrada en el espíritu. Ver la sacralidad
de la vida, de la naturaleza, de los semejantes y de sí mismo (Campbell,1991).

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Según Campbell (1991), el mito sirve para establecer cuatro funciones: La
primera, es la función mística, la que nos hace advertir cuan maravilloso es el
universo y la maravilla que es cada uno. La segunda, es una dimensión
cosmológica, relacionada con la ciencia, que muestra la forma del universo de
tal manera que el misterio se haga patente.
En Mitos raíces universales, en los mitos chinos se dice en El vacío central: “El
tao es un recipiente hueco, difícil de colmar. Lo usas y nunca se llena. Tan
profundo e insondable es que parece anterior a todas las cosas… No se sabe
de quién es hijo. Parece anterior a los dioses. Treinta rayos convergen hacia el
centro de una rueda, pero es el vacío del centro el que hace útil a la rueda. Con
arcilla se moldea el recipiente, pero es el espacio que no contiene arcilla el que
usamos como recipiente. Abrimos puertas y ventanas en una casa, pero es por
sus espacios vacíos que podemos utilizarla. Así, de la existencia provienen las
cosas y de la no existencia su utilidad” (Silo, 1991, p. 69). Es una experiencia
que permite acceder al silencio, al vacío, a la vacuidad, que los budistas
denominan sunyata.
La tercera función, es sociológica: fundamenta y valida un orden social justo.
Esta función varía con el tiempo y el contexto. En este momento se vive una
desmitologización, hay orfandad, no hay arraigo, cada cual en lo suyo, unos en
contra de otros, los poderes oscuros del consumismo y la absurda materialidad
reduce todo a lo accidental, invaden la mente de los seres humanos. La cuarta
función, es pedagógica, enseña cómo vivir una vida humana. Función que
busca ponernos de acuerdo con la sabiduría de la naturaleza y volver a
encontrar la hermandad con los animales, con los ríos, con el mar, con las
plantas y sobre todo con nuestros semejantes humanos. Buen ejemplo de ello
es la carta del jefe Seattle escrita en 1852 al gobierno de Estados Unidos al
proponerle la obligada compra de sus tierras. La carta expresa un sentir acerca
del destino de la tierra, de la vida. Miremos algunas frases: ‘Para mi pueblo,
cada parte de esta tierra es sagrada. Cada brillante aguja de pino, cada costa
arenosa, cada niebla del bosque oscuro, cada arroyo, cada insecto que zumba.
Todos son sagrados en la memoria y en la experiencia de mi pueblo. Si os
vendemos la tierra, debéis recordar que es sagrada. Como nosotros somos
parte de la tierra, así vosotros sois parte de la tierra también. Esta tierra es
preciosa para nosotros. Ningún hombre, sea rojo o blanco, puede apartarse,
permanecer indiferente. Después de todo, somos hermanos’.
(chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/http://herzog.economia.unam.
mx/profesores/blopez/valoracion-swamish.pdf).

Somos seres humanos física y mentalmente similares desde hace más o menos
50.000 años. Aunque los contextos han cambiado notablemente, los problemas
humanos esenciales permanecen; tenemos unas vísceras que traducen los
impulsos de nuestro cuerpo expresados en símbolos y en complejas alegorías.

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Como dice K. Raine, todo es producto de la imaginación, que no debe ser
tomada únicamente como la actividad psíquica que transforma las
representaciones asociativamente, ya sea de forma mecánica o dirigida, sino
que se la debe mirar como algo más profundo.
William Blake (1757-1827) en el siglo XVIII, había anunciado el surgimiento de
una nueva conciencia a la cual nos estamos acercando. Para Blake la
imaginación es la esencia divina, el mundo eterno, es la actividad creativa
propia del ser humano, es la fuente accesible a cualquiera, de la cual surgen
las grandes intuiciones artísticas de la humanidad. La esencia divina a la cual
iremos todos después de la muerte. El símbolo de la perfección humana
coincide con la imaginación que es un conocimiento invisible que es común a
todas las culturas. Es también, el origen de la vida, la fuente sagrada de todo lo
que vive, que es santo. Es la existencia humana en cuanto tal, el fuego que
trasciende la razón, la plenitud y la unidad interior, la esencia de la unidad
humana. (Entrevista a Raine, K. El hilo de oro, 1994).
La mitología habla con metáforas, de forma poética, es poesía inspiradora del
arte y de las religiones. Desde este punto de vista la vida es un acto heroico,
son las aventuras de los héroes de la vida cotidiana, las innumerables hazañas
de cada uno. Tal vez algunos de nosotros tenemos que atravesar caminos
oscuros y desviados antes de poder encontrar el río de la paz o el camino alto
del destino del alma (...) La travesía del héroe mitológico puede ser,
incidentalmente, concreta, pero fundamentalmente es interior, en
profundidades donde se vencen oscuras resistencias, donde reviven fuerzas
olvidadas y perdidas por largo tiempo que se preparan para la transfiguración
del mundo (Campbell 2013, pp. 27 a 34).
3- El devenir de la física después de Newton: anotaciones breves
La pregunta acerca del universo tiene posiblemente la misma antigüedad que
la del homo sapiens. Los griegos y romanos se ocuparon de responder acerca
del origen y bastedad de lo percibido. Es en el renacimiento con la
colaboración de muchos investigadores en donde comienzan a sedimentarse y
a tenerse una perspectiva científica a estas preguntas gracias al surgimiento
de la física. Con Newton se logra generar una concepción más amplia que
pretende explicar los fenómenos físicos mediante un sistema. En palabras de
Rovelli, C. (2016):
Newton trató de explicar la razón por la que las cosas caen y los planetas giran.
Imaginó una ‘fuerza’ que tira de todos los cuerpos unos hacia otros; lo llamó ‘fuerza
de gravedad’. Cómo hacía esa fuerza para tirar de cosas que estaban lejos unas de
otras, sin que hubiera nada en medio, era algo que no nos era dado saber, y el gran
padre de la ciencia se guardó cautelosamente de aventurar hipótesis. Newton
también imaginó que los cuerpos se movían en el espacio, y que el espacio era un
gran contenedor vacío, una gran caja para el universo. Una inmensa estantería en la
que los objetos discurren en linea recta hasta que una fuerza los hace curvarse. De

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qué estaba hecho el ‘espacio’, contenedor del mundo, inventado por Newton, era
algo que tampoco nos era dado conocer (p. 13).

Habría que esperar hasta el siglo XIX con Faraday y Maxwell que reflexionaron
acerca del espacio, hablaron del campo electromagnético. Posteriormente
Einstein retoma este problema llegando a la conclusión de que el campo
gravitatorio no está difundido en el espacio, sino que es el espacio mismo.
Sorprende más aún al afirmar que no solamente se curva el espacio sino que
también lo hace el tiempo. Con esta intuición va a construirse la teoría de la
relatividad especial publicada en 1905 en donde reflexiona acerca de la teoría
newtoniana del movimiento absoluto, que considera que tanto el espacio y
como el tiempo son absolutos.
Otro aspecto relevante de la teoría de Einstein es la luz. La teoría precedente
afirmaba que la luz viaja por el espacio vacío o éter, como si se desplazara
por el aire. La pregunta que se hace es ¿qué sucedería si el observador viajara
a la misma velocidad de la luz? Al tratar de resolver esto se da cuenta que
debe haber un error en las concepciones anteriores. “Para Einstein el universo
no era simplemente ‘relativo’. Creía simplemente en un universo real y
objetivo que existía independiente de todo observador” (Briggs, J., Peat D.
1996, p. 63). El físico buscaba instaurar una concepción del mundo como
totalidad. Desarrollar una imagen coherente e inteligible del universo. Según
Thorne (1995) “En la solución de Einstein no existe tal cosa como un espacio
absoluto. No existe tal cosa como un tiempo absoluto. Los fundamentos de
toda la física newtoniana se agrietan. Y lo mismo sucedía con el éter: no
existe” (p. 63). Partir de la relatividad es básicamente un meta principio, no
es una ley física, sino una pauta la cual deben obedecer todas las leyes de la
física. Eso no implica el abandono de las leyes newtonianas, pues estas se
siguen empleando en la vida cotidiana y en la ciencia.
Einstein descubrió que la materia y la energía eran equivalentes y expresó su
famosa formula: la energía es igual a la masa por la velocidad de la luz al
cuadrado (E=mc2). Todo es relativo, no existe el movimiento absoluto. Sin
embargo, plantea que la velocidad es relativa, la aceleración surge de un
trasfondo absoluto contra el cual se mueven las cosas. Esto lo llevó a
considerar que la gravedad y la aceleración tenían que estar unidas y son
matemáticamente equivalentes. “Si se puede considerar que gravedad y
aceleración son lo mismo, lo que luce como la fuerza de gravedad que
arrastra las cosas en curvas (u órbitas) alrededor de los planetas es en rigor
aceleración. Por tanto, si las cosas aceleran en curvas, debe ser porque el
espacio mismo es curvo” (Briggs, J., Peat D. 1996, p. 71). Einstein denominó a
esta concepción teoría del campo unificado.
Contemporáneamente coetáneamente, se desarrolla la teoría cuántica o de
los cuantos. Max Planck trata la energía como si estuviera hecha de paquetes

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finitos. Rutherford planteó la hipótesis de que el átomo era un diminuto
sistema solar con un núcleo central masivo rodeado por partículas más
ligeras, los electrones que giraban en órbita (Briggs, J., Peat D. 1996, p. 38).
Bohr propone que las líneas espectrales se debían corresponder con la
energía del electrón que gira alrededor del átomo. Esto llevó, con la ayuda de
Einstein, a que se plateara la paradójica afirmación de que la luz y otras
formas de energía tiene la capacidad de expresarse algunas veces como onda
y otras como partícula. Ello permite de alguna manera integrar la teoría de la
relatividad y la física cuántica.
La mecánica o física cuántica, fue planteada por primera vez por Max Planck
y Albert Einstein, que trataron de explicar el comportamiento de las
partículas que conforman las subpartículas del átomo. Estas subpartículas
están formadas por otras partículas mucho más pequeñas conocidas con el
nombre de infra partículas: quarks, partones, muones, leptones.
El cuerpo humano desde lo más grande hasta lo más pequeño está
compuesto por sistemas; los sistemas están compuestos por órganos, los
órganos por células, éstas a su vez por moléculas y átomos; los átomos por
partículas subatómicas, éstas por infra partículas, es a lo que se llama
energía. Entonces si el cuerpo humano está formado por miles y millones de
partones, quiere decir que los cuerpos en esencia son energía.
Al observar las partículas subatómicas hay una observación activa
cambiando, perturbando. Sin embargo, paradójicamente nunca se ha visto
un átomo, todo se ha dado inicialmente mediante abstracciones
fisicomatemáticas, posteriormente mediante experimentos indirectos.
Afirman que no hay mundo en el sentido estricto de la palabra.
Metafóricamente, si se contempla ‘el mundo objetivo’ a través de un
microscopio electrónico de gran capacidad, se va a ver una cosa diferente,
algo que no existe en la forma que vemos habitualmente; nada termina y
nada empieza, lo que se vería sería un infinito mar de partículas. variando
constantemente.
Curiosamente en el mundo cuántico ningún objeto toca realmente a otro.
Los átomos están compuesto fundamentalmente de vacío, con un núcleo
diminuto que concentra el 90% de su masa. Alrededor de este hay una nube
o plasma de electrones que generan fuerzas magnéticas que producen
campos energéticos que producen una fuerte repulsión al superponerse. Así
entonces, lo que se siente como tacto es la interacción de estas fuerzas y no
propiamente un contacto físico. Lo que se percibe al tocar algo es una
manifestación de fuerzas atómicas repulsivas. Lo más sorprendente en esta
teoría atómica es que en sí casi todo es vacío. Si se pudiera sacar todo el
espacio del planeta Tierra, sería del tamaño de un lápiz, una suerte de

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agujero negro. Desde el paradigma clásico seríamos un cuerpo dentro del
espacio.
Aunque relacionadas, la teoría de la relatividad como la física cuántica son
muy distintas, ambas dan una enseñanza muy interesante, pues dejan ver
que la estructura de la naturaleza es mucho más compleja de lo que se podría
pensar hasta ahora. La física cuántica tiene de alguna manera la posibilidad
de realizar experimentos indirectos, al contrario de la teoría de la relatividad
que puede parecer más compleja. Sin embargo, ambas se complementan y se
unen en el deseo de buscar una estructura que pueda explicar el proceso
global. Un avance en la cuántica se da cuando Schrödinger da una imagen
interna del átomo. Aporte complementado por Born al decir que las soluciones
ondulatorias de Schrödinger eran ondas probabilísticas, es decir que no se
describía una onda física como la probabilidad de observar un electrón en
cierto lugar.
El universo era como lo concebía Heisenberg, pues la luz puede ser onda
como partícula a la vez. Esto hace surgir la pregunta: ¿dónde está el electrón
durante el salto cuántico? Preguntas muy complejas sin posible respuesta en
ese momento. Había una incertidumbre o indeterminación probabilística. Esto
llevó a un cambio de paradigma, se generó un mapa nuevo acerca del mundo
subatómico. La imaginación de Heisenberg lo lleva a considerar que los
electrones no existen siempre, existen cuando alguien los mira o interactúan
con alguna cosa. Esta hipótesis llevó a una gran discusión, pues Einstein decía
que había una realidad independiente de cualquier observador y ahora se
plantea en esta concepción que la realidad se estructura en la medida de que
existe un observador. Por otra parte, “Los ‘saltos cuánticos’ de una órbita a
otra constituyen su forma de ser reales: un electrón es un conjunto de saltos
de una interacción a otra. Cuando nadie lo perturba, no está en ningún lugar
concreto, no está en ningún lugar” (Rovelli, 2016, p.25).
El espacio y el tiempo son dos de los conceptos más investigados en los
últimos cien años, ya sea desde la física, la filosofía, la literatura, la psicología
y la espiritualidad. El tiempo es la gran pregunta filosófica de todos los
tiempos. Es incomprensible tratar de dar una respuesta concluyente acerca
del tiempo. Desde Agustín de Hipona hasta nuestros días no goza de
suficiente claridad. El espacio en cierta forma es algo incomprensible. Es de
fácil experimentación, pero de una complejidad enorme en explicar
racionalmente. Husserl a comienzos del siglo XX reflexiona acerca de la
temporalidad, es decir que existimos dentro de una red de tiempo a la que se
denomina temporalidad. “Consideraba la temporalidad como un eje
fundacional de su investigación fenomenológica: todas las demás formas de
actividad mental dependen de la temporalidad, pero esta no depende de
ellas” (Varela, 2002, p. 318).

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Ahora bien, si se trata de experimentar el espacio que nos rodea, se entra en
una experiencia de expansión perceptual que no está separada del tiempo,
aunque este pareciera detenerse. Lo que la mecánica cuántica afirma es que
la realidad es subjetiva; que cualquier cosa que pensemos es un acto que
siempre está afectado por la mente, por nuestros pensamientos. Habría
entonces que reconocer la singularidad de la mente y del universo.
Veamos esto por un momento respecto de los fotones, las partículas de luz.
¿Qué es la luz? La luz que vemos es una partícula de fotones que viajan a
gran velocidad. Para un fotón todo es simultáneo por eso es por lo que es
constante. Entonces ¿la velocidad de la luz es constante? No importa qué tan
rápido vaya, la luz va a seguir brillando igual. Si se está en una nave espacial
a mil millas por hora, la luz sigue brillando lo mismo y si vamos a paso de
tortuga sigue brillando de la misma manera. La velocidad de la luz es
constante y no hay ninguna explicación de cómo puede ser esto porque todo
en el espacio y en el tiempo es relativo. Para un fotón todo pasa al mismo
tiempo. Se puede ubicar aquí o allá, es instantáneo, la luz que vemos desde
una perspectiva cualquiera está viajando a cualquier velocidad y desde el
punto de vista de este fotón está en todas partes.
D. Bohm (1998), afirma que hay un movimiento colectivo que implicaba un
mar de electrones como un todo, un ‘plasma de electrones’. Pudo demostrar
matemáticamente que el movimiento de un plasmón, ―es decir,
movimientos diminutos de grandes cantidades de electrones― reflejaba el
comportamiento de cada electrón. Inversamente cada electrón implicaba u
ocultaba el movimiento del plasmón en su totalidad. Esto lleva a pensar que
las cosas no son fragmentadas, sino que están conectadas en su totalidad. El
orden significa ‘prestar atención a diferencias similares y a similitudes
diferentes’.
Nuestra experiencia del mundo es implícita: es movimiento browniano fluido,
aparentemente desordenado y azaroso en su organización, movimiento de un
‘presente’ continuo implícito y en proceso de explicitación. Desde el punto de
vista implícito, aprendemos que el movimiento de una ‘partícula’ no consistía
en un objeto viajando de un punto a otro a través del espacio y del tiempo.
Einstein y la teoría cuántica, de una u otra forma, han tratado de buscar un
principio unificador. Pues la materia en su aspecto fundamental no puede ser
dividida y considerar las partes de forma independiente. Anteriormente se
había aceptado la interconexión de todo, pero solamente en el nivel cuántico,
en lo inanimado en lo que no estaba vivo. Ahora bien: “Si la teoría cuántica se
aplicara a gran escala a la biología, nos veríamos como un complejo
entramado de campos energéticos efectuando algún tipo de intercambio
dinámico de nuestros sistemas químicos celulares. El mundo existiría como
una matriz de interrelación invisible” (Mctaggart, L. 2006, p. 41). Viviríamos
en un campo o mar energético de luz que lo ocupa todo.

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Las investigaciones cuánticas descubrieron que las partículas se mueven
hacia atrás y hacia adelante en el tiempo. Literalmente una partícula puede
saltar en el tiempo adelante o hacia atrás y luego desaparecer. Las partículas
que componen el cuerpo están saltando hacia atrás y hacia adelante. Esas
partículas las llamaron partículas virtuales y algunas de ellas duran una
billonésima parte de un segundo. La verdad de la cuestión es que todo el
tiempo está ocurriendo al mismo tiempo. Todo lo que puede pasar, todo el
espacio que vemos está pasando justo ahora.
4- D. Bohm, el holomovimiento y otras concepciones

Este físico cuántico realiza un gran avance luego de la teoría de la relatividad


y de la mecánica cuántica, tratando de dar una visión holística de la realidad
que en ningún momento puede separarse de lo vegetal y de lo animal y por
supuesto de lo humano. La mente humana para tener operatividad separa o
divide en las actividades prácticas, sin embargo, es solo un recurso que lleva
a considerar que se vive en un mundo separado escindido de la totalidad. Los
filósofos inicialmente, posteriormente los cosmólogos y los físicos, han
buscado una forma de concebir un mundo explicado de forma unitaria y no se
parada.
D. Bohm (1996), afirmó que había un movimiento colectivo que implicaba un
mar de electrones como un todo, un ‘plasma de electrones’. El movimiento de
un plasmón, ―es decir, movimientos diminutos de grandes cantidades de
electrones― reflejaba el comportamiento de cada electrón. Inversamente
cada electrón implica u ocultaba el movimiento del plasmón en su totalidad.
Esto lleva a pensar que las cosas no son fragmentadas, sino que están
conectadas. Para Bohm el orden significa prestar atención a diferencias
similares y a similitudes diferentes (1996). Se suele creer que lo contrario del
orden es el desorden o el azar. Habría que buscar un nuevo orden acorde con
la idea de totalidad. Para ello plantea la idea acerca de lo implícito y lo
explícito. Para demostrar esto usa el siguiente ejemplo: cosas tales como las
piedras, las partículas y las corrientes submarinas se pueden considerar
separadas, aunque sólo relativamente, son totalidades en sí mismas, aunque
derivan de la totalidad mayor. Desde el punto de vista implícito, aprendemos
que el movimiento de una ‘partícula’ no consistía en un objeto viajando de un
punto a otro a través del espacio y del tiempo; el movimiento consistía en
diferentes grados de despliegue, todos presentes al mismo tiempo. Todo el
movimiento se describe entonces como una forma de presente (un grado de
plegadura) relacionada con otra forma de plegadura (un diferente grado de
plegadura). Todos estos diversos ‘presentes’ se despliegan juntos en un
momento (1996).
Grandes paradojas dualistas se han producido en la Física Clásica, muchas
han quedado como problemas sin solución. D. Bohm mediante su teoría del

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holomovimiento ofrece una alternativa de solución. Los objetos y
acontecimientos a veces se pueden separar y conectar mediante pequeñas
cadenas causales. Esto es útil para cosas prácticas, pero es una falacia en lo
esencial. Así, aunque el universo está en cierto sentido determinado, en otro
sentido más importante es multidimensional, creativo e indeterminado y
constantemente despliega nuevas formas o subtotalidades que son
expresiones del todo.
Por otro lado, pero relacionada, la teoría que han llamado de las doce cuerdas
dice que el mundo en el que existimos es de tres dimensiones, pero los
electrones existen en doce dimensiones. Esta teoría surge con el interés de
integrar la física cuántica con la física clásica, la relación entre lo micro y lo
macro, buscando una teoría del todo y dar una explicación cuántica de la
gravedad. La teoría de cuerdas propone que las partículas subatómicas, es
decir, los electrones, fotones, quarks… no serían puntuales, sino que se
comportarían como cuerdas que vibran en el espacio. Esas cuerdas vibrarían
en diferentes frecuencias en función de cual lo haga, se podrá identificar la
cuerda con una u otra partícula. Estas se desplazan por el espacio, dichos
filamentos tendrían la forma de filamentos o cuerdas muy pequeñas (de tan
solo 10-35 metros) que vibrarían de una forma determinada en cada caso.
Según esa vibración, las cuerdas darían lugar a diferentes estructuras y se
identificarían con cada una de esas partículas. Las cuerdas no se moverían en
el espacio-tiempo habitual. Para que las cuerdas tengan sentido, es necesario
que existan más dimensiones de las que estamos acostumbrados. De hecho,
la teoría de cuerdas precisa de mínimo 10 dimensiones para poder
desarrollarse: las cuatro a las que estamos acostumbrados (una de tiempo y
las tres espaciales) y seis dimensiones compactas, las cuales no son
observables en la práctica.
Para entender un poco esto, podemos imaginar una cuerda, la cual es
bidimensional, pues solo tiene un largo y un ancho. A medida que nos
acercamos a ella y la aumentamos, esta adquirirá cada vez más grosor y
profundidad y, si acercamos mucho nuestro ojo, podremos llegar a apreciar
su estructura y otras características específicas y no visibles a simple vista.
Pues bien, esta serie de características compactadas serían una analogía de
esas dimensiones adicionales de las que habla la teoría de cuerdas.
(https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/como-explica-teoria-
cuerdas-fenomeno-gravedad_20932).

5- Anotaciones a la teoría sintérgica de J. Grimberg


J. Grimberg en su teoría sintérgica (2021), trata de dar respuesta y relación a
interrogantes ya esbozados desde Agustín de Hipona, Bergson, Husserl,
Einstein, D. Bohm y otros.

12
Toma el concepto de Lattice de la física cuántica. La lattice QCD (LQCD) fue
inventada en 1982 por K. Wilson. En esta técnica, los campos de quark se
definen en los nodos de la red, mientras que los campos de gluón están en
los eslabones.
(http://www.hermes.unal.edu.co/pages/Consultas/Proyecto.xhtml?
idProyecto=7017&opcion=1#:~:text=Los%20Lattice%20Boltzmann%20(LB)
%20son,en%20difusi%C3%B3n%2C%20fluidos%20y%20magnetohidrodin).
Cada punto del espacio contiene la información total del resto de puntos;
como hay muchas variables de espacio que interaccionan las llama bandas
sintérgicas de unidad unas con otras, de forma continua. La estructura de la
realidad sería una unidad que va más allá de aquello mensurable al
entendimiento humano. Cada nivel de conciencia determinaría lo que se
estructura que se llama percepción. Siguiendo de alguna manera la visión
antigua pitagórica, la información está relacionada con la vibración o
frecuencia informacional.
La estructura del espacio tiene la posibilidad de integrar cantidades
diversas de dimensiones, así pues “Las diferencias de coherencia en la
organización informacional de la lattice se asocian con los niveles de
convergencia de la información de cada punto” (Grimberg, 2021, p. 10). El
sistema nervioso en unidad con el todo detecta los cambios de la lattice
como sensaciones relacionadas con la distancia y la velocidad. Así pues,
ningún objeto tiene existencia independiente, sino que está relacionado con
el todo. Aspecto ya experimentado por el budismo, al cual llamaron vacío o
Sunyata. Así que cada punto de la lattice tiene relación con franjas que no
pueden ser determinadas intuitivamente; esto lleva a Grimberg a concluir
que la organización del cerebro humano es un modelo integrado a la
totalidad de la lattice que se ha ido constituyendo a través de múltiples
etapas evolutivas que posiblemente irá haciéndose cada vez más complejo
a través del tiempo. “El cerebro humano ha resuelto el reto de mimetizar la
lattice creando circuitos que interconectan entre sí a todos sus
superconductores biológicos a través de un procedimiento de que
globalmente podría denominarse neuroalgoritmización analógico” (p. 15).
Este proceso va desde lo más concreto y simple hasta abstracciones
complejas cada vez más amplias. Para ello la lattice tiene que
transformarse y distorsionarse de diversas formas. En sí mismo el cerebro
sería una macrodistorción de la lattice de su origen. “La interacción entre
todas esas microdistorciones crean una macrodistorción hipercompleja de
la misma lattice. A esa microdistorción hipercompleja se denomina campo
neuronal (p. 20).

13
La conciencia sería un atributo de la lattice. La conciencia pura es el estado
básico no distorsionado de la lattice, que a su vez afecta a la lattice y su
campo más cercano. Siempre se está conectado con la lattice en todos los
seres humanos, en algunos momentos de forma consciente, aspecto que
produciría una profunda transformación en la relación con la totalidad en su
vivencia del estado de presencia.
Esto se experimentaría subjetivamente como unidad en la medida en que
se incorpore un acto de autoobservación de los contenidos y la forma de la
experiencia. Se es uno con la experiencia, superando la dualidad interno
externo, accediendo a una realidad que siendo la misma se experimenta
completamente nueva. Hay una suerte de isomorfismo entre el contenido y
el acto que lo estructura que le da sentido. Es un observador capaz de
observar su conciencia individual con la estructura básica de unidad con el
todo.
En la conciencia habitual hay una identificación de los contenidos
emocionales, o del cuerpo y las variaciones mentales, gracias a un
entrenamiento específico se puede hacer consciente la interacción con la
lattice que va variando en relación con el enfoque que se vaya ejecutando
momento a momento. Esto deja la posibilidad de que exista una realidad
independiente que va más allá de la lattice que puede cambiar la
estructura del espacio. Grimberg (1981) aclara que: “la experiencia en
general y la experiencia consciente son un contacto con una estructura
energética particular con la información contenida en forma de patrones
energéticos, localizada en cualquier espacio” (p. 13). Igualmente en El
cerebro consciente (1979) dice que el campo neuronal como un todo
interactúa con la organización energética del espacio y de este contacto
surgen la experiencia y la conciencia. Es consecuente con esto que no se
ven objetos, sino el espacio en donde está contenida información
energética acerca de los estos. “Llama la atención el que a partir de ese
espacio (apenas de un tamaño casi microscópico) seamos capaces de crear
un mundo que parece proyectarse al exterior de nuestro cuerpo”
(Grimberg, 1981, p. 18). Cuando se ve un objeto o un sonido nos vemos o
nos escuchamos a nosotros mismos; así pues somos transformadores
energéticos, creadores de realidades. La conciencia y la experiencia son
creaciones codependientes de la lattice.
La experiencia y la conciencia son los elementos a partir de los cuales se
construye la estructura. Por lo tanto, el cerebro es un modelo del espacio
del universo. Así pues según Grimberg (1981):
Si el cerebro es un modelo del universo, conteniéndolo en forma de una
codificación neuro-estructural; si una neurona (a su vez) contiene en forma
algorítmica información global, entonces es posible no solamente explicar el

14
funcionamiento de un nivel de realidad conociendo otro, sino también saber
cómo uno afecta a otro determinando la ocurrencia de eventos sincronísticos.
En realidad y en fundamento todo es una unidad indivisible e imposible de
compartimentalizar (p. 34).

Esta aseveración de Grimberg está relacionada con lo que los físicos


cuánticos afirmaron inicialmente: “Un espacio de alta sintergia es una
aproximación al vacío absoluto de la mecánica cuántica. Un cerebro que
opera en alta neurosintergia es una aproximación al mismo vacío, al
silencio del Ser” (1981, p. 88).
Hablar de la conciencia de unidad puede parecer un retorno a las
experiencias más elementales y primitivas. Esto es cierto en su aspecto
esencial, pues la totalidad no separa, conecta y relaciona, no de forma
racional. Es lo abstracto en su mayor expresión, también el retorno a lo
elemental e inclusivo, en donde no queda nada por fuera de esa mirada
omniabarcante de forma consciente. La autoconciencia se experimenta
con diáfana claridad en contemplación y asombro, una experiencia
siempre nueva, no hay repetición alguna; desaparece la dicotomía
interno-externo, subjetivo-objetivo, mundo-individuo produciéndose un
cambio en la dimensión temporal, una expansión del tiempo que se
traduce en la duración de presente. “El cerebro crea un campo neuronal
que se expande en el espacio y a su vez es receptor directo de la
organización energética de ese espacio, incluyendo a la morfología de su
propio campo en él” (Grimberg, 1981, p. 46).
La experiencia mencionada trasciende la lógica habitual, el juicio se
suspende, es decir hay una suerte de puesta entre paréntesis de la
memoria, de la dictadura de la representación. Lo que se da es un
acercamiento al Ser, se genera un silencio conceptual, el contacto con la
conciencia pura, con el espacio puro e infinito. En otras palabras, se
conecta con una emoción diferente a la que pueda recordarse, carente
de polaridad: la vacuidad. Explicado esto desde la concepción de la teoría
sintérgica sería la interconexión de campos energéticos, la mente sería el
conjunto total o la disposición global de la organización energética del
espacio (p. 47).
La experiencia mencionada produce una transformación del yo, de sentir
una corporalidad separada, a una conciencia de inclusión de todo sin
excepción alguna en niveles cada vez más profundos. La vivencia de
unidad integra al yo con el mundo en donde el observador ya no hace
diferencia con lo observado. Esta conciencia de unidad afecta a su vez el
entorno inmediato, siendo punto de referencia para otros. Para Grimberg
la evolución filogenética de la conciencia y de la capacidad perceptual ha

15
consistido en el incremento de poder algoritmizante y a su vez un
incremento de la razón (1981, p. 85).
6- Relaciones de la teoría sintérgica con el campo unificado y
lo mental

Algo ya mencionado, es que el cerebro es el modelo de la totalidad del


universo, así cada uno representa un instante de la totalidad. Esto es
producto de la evolución y del ajuste sintérgico. Hemos a su vez
mencionado que la conciencia de unidad de sincronía es el producto de
un funcionamiento algorítmico en donde se integran y funcionan casi
todas las áreas del encéfalo. Esto lleva a experimentar una comunión con
todos y con todo, rompiéndose la separación evidente en el estado
mental habitual. Es en la relación que hace Grimberg de una suerte de
homeostasis, no solo de lo orgánico, sino de lo mental. Enunciado que se
corresponde con la teoría del campo unificado mencionado en la teoría
de la relatividad como en la física cuántica.

El espacio y el cerebro es un continuo de inclusión de procesos de


interacción complementaria. La teoría del campo unificado se basa en
una realidad energética que abarca y unifica tanto lo explícito como lo
implícito en el lenguaje de D. Bohm. Cosas tan diversas como la materia
y el espacio, la gravedad, el tiempo, la conciencia y la experiencia son
unificados por algo mayor que las integra. Es una organización sintérgica
de interdependencia conjunta. Lo que vemos, lo que oímos, lo que
sentimos serían manifestaciones del mismo principio coligativo. La única
forma humana disponible para experimentar y en cierta manera
comprender es mediante lo mental en un sentido amplio.

Así pues, las leyes y las comprensiones logradas se estructuran en la


mente. Eso ya lo había entendido Galileo Galilei cuando demostró
matemáticamente enunciados imposibles mediante la observación
sensorial directa. Newton formuló sus enunciados basados en la
experiencia sensible, esto posteriormente lo llevó a mediante
excepcionales abstracciones deducir principios fundamentales de su
sistema físico. No es diferente en la física de la relatividad de Einstein
que mediante la observación e imaginación aplicó esto con sus
herramientas abstractas de su sistema. Igualmente en la física cuántica
se desarrolló un nuevo punto de vista mediante una conciencia,
funcionando en una dimensión distinta de la certidumbre habitual. No es
solamente la genialidad y la capacidad abstractiva, sino la incursión en
un nivel sintérgico de entendimiento.

16
De ahí se avanzó a la idea y a la experiencia, que posteriormente llevó a
la conceptualización del campo unificado que posibilita en occidente la
conciencia de unidad. No está de más hacer caer en cuenta que algunos
de los físicos cuánticos iniciales, gracias a sus investigaciones teóricas,
se interesaran en el pensamiento oriental de la India al ver la similitud de
algunas de sus conclusiones con las experiencias los místicos indios.

La teoría del campo cuántico es similar a lo que Grimberg (1981)


denominó red energética que penetra e interconecta todo, la
organización sintérgica.

Un electrón no es un objeto específico, sino más bien una configuración


energética en forma de un paquete-onda; es una intensificación energética en
alguna porción del campo cuántico. El electrón afecta su ambiente y a otras
partículas en donde se da un intercambio de fotones que uno de los
electrones despide y el otro capta produciéndose una alteración o variación.
Esta alteración es la intensificación energética de una morfología de onda. La
extraordinaria complejidad y heterogeneidad del campo cuántico se limita y
algunas de sus frecuencias o morfologías de onda sobresale de las otras, lo
que da lugar a la manifestación material” (Grimberg 1981, pp. 103-104).

La conciencia individual sería la intensificación de una parte del todo


cuántico; la individualidad no pierde la relación con la unidad. Ahora bien,
cuando el cerebro tiene contacto identitario con el campo cuántico se
produce una redundancia u omnipresencia informacional de
algoritmización que estimula energéticamente, generando una
experiencia que facilita la relación entre eventos (p. 109). Fenómenos
como pensar en una persona y encontrársela en un lugar poco frecuente,
pensar en alguien e inmediatamente recibir una llamada telefónica.
Todas estas cosas enunciadas se dan en la experiencia mediante la
interacción de campos de afectación mutua.

Aquí podría hablarse de una suerte de conciencia grupal en donde se


comparten vivencias que algunos pueden comprender y que para otros
no son posibles de concebir. Lo que hace el sistema nervioso es
transformar a códigos neuronales la estructura energética del espacio.
“La creación de las conciencias es la creación de realidades específicas a
partir del conjunto total de realidades latentes en la estructura
energética del espacio” (p. 123). La creación de una conciencia es la
interacción humana, una transformación e intercambio de frecuencias
algorítmicas que no solamente es grupal sino que a su vez se da en la
intimidad o mismidad.

17
Lo más interesante de este proceso es la capacidad de darse cuenta de
que se está pensando, sintiendo o haciendo en grados cada vez más
profundos y complejos. Ser consciente de los contenidos de la conciencia,
a su vez atender a lo que sucede alrededor. Darse cuenta de que el otro
tiene cuerpo, una conciencia con emociones y que la interacción no se da
solamente entre dos objetos corporales sino entre subjetividades que van
más allá de sí mismas. Es decir, la inclusión de una conciencia en otra en
afectación mutual. Es una interacción global entre uno o varias personas
y la correspondiente experiencia subjetiva que no queda reducida
solamente a esa interacción, sino que puede ir más allá rompiendo la
limitación de las subjetividades accediendo a un terreno profundo que
Grimberg denomina el Ser.

Cuando se incursiona en esta región, Grimberg desde la teoría sintérgica


aclara que:

Existe la experiencia pura, pero no la conciencia pura. La conciencia siempre es


de contenidos. La experiencia puede ser en sí misma. La experiencia para llegar
a la experiencia pura consiste en una identificación total con lo percibido. Se
transforma al observador en observado y lo único que persiste es la experiencia
en sí, sin un objeto que la perciba (p. 161).

Desde hace milenios se han tenido estas experiencias de totalidad que


son la mayor simplicidad posible que tiene posibilidades insondables. Lo
conceptual es muy complicado, separa, detiene, analiza, relaciona,
universaliza reduciendo a palabras que no son la cosa misma. Es el
mundo de la representación, de la memoria, del espacio tiempo, de la
desatenta cotidianidad. Krishnamurti (1978) en el Diario, describe la
siguiente experiencia:

El punto más alto de intensidad y sensibilidad es la experiencia de lo esencial.


Esto es belleza, belleza que está más allá de las palabras y del sentimiento. La
proporción y la profundidad, la luz y la sombra están limitadas al espacio-
tiempo, atrapadas en la belleza-fealdad. Pero eso que está más allá de todo
límite y forma, más allá del aprendizaje y del conocimiento, es la belleza de la
esencia (p. 23).

La conciencia es la que da la consistencia, es la transformación y lo


variable, a su vez expresa y de alguna manera mantiene la constancia
del Ser. La conciencia es una configuración, una interfase virtual que
permite conectar, a su vez permitir que se manifieste lo otro y cuando
ello se manifiesta la conciencia se pone al margen y accede a otro nivel,
generando las condiciones de algo que va más allá de sí misma,
desvelando otro campo que siempre es nuevo. Esta novedad se anuncia

18
con un cambio en la tonalidad física y emocional limpiando para que se
exprese aquello que no puede ser nombrado. En el lenguaje de Grimberg
(1981)

Es un algoritmo neuronal de alta sinergia equivalente a una teoría física que se


mantiene invariante a pesar de transformaciones de su contenido. Esto sucede
a partir del momento en que el algoritmo neuronal sea de tan alta sinergia que
se manifieste como omnipresente, altamente redundante e inclusivo; cuando el
Ser se transforma en un modelo consciente de todo el universo. Su totalidad
equivale a la creación de un nuevo campo de fuerza (p. 163).

La conciencia sería el campo particular unificador mediante una simetría


global y a su vez local. La intercomunicación entre conciencias puede
entendérsela como simetrías conectadas al todo que se particularizan en
puntos de vista particulares. Cuando se tiene una experiencia pura se
trasciende la particularidad para dar paso a la vivencia de ser unidad con
el todo. Es la intercomunicación del campo neuronal con el campo
cuántico en el espacio. (p. 165). Es la unificación de lo diverso, de lo
disperso en un ámbito mayor que transforma la percepción externa como
interna. Es una nueva forma de ver que se profundiza desde la
particularidad de los sentidos hasta llegar a ver en uno y en todo lo
mismo. Grimberg (1981) anota:

Siento que me dan luz cuando algo en mí se aclara. Multitud de imágenes y


recuerdos vienen y no es hasta lo que es común a todos ellos que aparece clara
a mi conciencia que recibo la luz. Es como si empezara a ver todo desde las
alturas, desde un lugar en el que ya no hay detalles sino unificación” (p. 167).

Aunque Grimberg la denomina lattice, existe una matriz en la cual


estamos incluidos, somos ella misma, no estamos separados en ningún
momento. Lo más interesante y sorprendente es que cada persona tiene
un punto de vista singular de la realidad dentro de la matriz, un contacto
sintérgico particular. Todo lo que se encuentra alrededor es únicamente
para cada cual, todo está hecho por y para cada uno; es la relación con la
totalidad que a través de símbolos, de alegorías, de coincidencias, de
encuentros, de relaciones permiten vislumbran un contacto con aquello
que es innombrable. Los símbolos y las alegorías, en lo más profundo,
son el lenguaje con el cual el universo se comunica con cada uno desde
sí mismo, para que se pueda entender dentro de este punto de visto
único, algo que solo cada cual puede entender.

Es como decíamos al comienzo, refiriéndonos al mito, la conexión con lo


sagrado, una invitación, un llamado, una voz incesante que posibilita
comprender de otra forma la existencia y produzca un cambio radical de
todo lo que se experimenta. Lo dicho niega la existencia de una realidad

19
objetiva, pues cada cual configura, redimensiona todo desde la forma
particular con la cual toma contacto con la lattice. Esto en cierta medida
ya lo había mencionado la física cuántica a comienzos del siglo XX. La
mente no es un receptáculo pasivo de estímulos, sino que es activa de tal
forma que puede moldear la realidad que se experimenta.

7- Reflexiones finales
Carl Sagan dijo una hermosa frase: “Somos polvo de estrellas” 1. La
impresión de infinitud que produce mirar el firmamento en una noche
despejada lleva a pensar que todos y cada uno de los átomos que forman toda
la materia que nos rodea, incluidos nosotros mismos, no es ni más ni menos
que ‘polvo de estrellas’. La procedencia del ser humano se remonta al origen
del universo, tenemos la herencia de lo inconmensurable, en nuestra la
memoria celular como mental hay ansias de infinito, trazos inequívocos de la
explosión, de la expansión original. Al ser humano le atemoriza lo infinito, pero
aún más la limitación. Se experimenta placer, plenitud cuando hay expansión;
como lo dijo D. Bohm en su teoría del holomovimiento, no podemos separarnos
de la totalidad, somos parte de ella y estamos en ella.

Lo sagrado es el sueño de los dioses, pero es esquivo a quien se reduce a lo


mundano. Silo en una charla coloquial con Salvatore Puledda dijo
metafóricamente que:

Los dioses se mueven en un tiempo diferente, los dioses no son solamente libres,
sino arbitrarios. No tienen leyes ni pautas, su relación con los hombres está dada
por algo más bien estético que moral. En otras palabras, los dioses se relacionan
con los hombres porque a ellos les place. Los dioses huyen de la oscuridad. Este
punto es importante porque la diferencia entre el infierno y otros planos está dada
por la esperanza. Dicho de otra forma, la desesperación es el infierno. En cambio,
el ascenso significa la esperanza. El dios del tiempo tiene dos caras, mostrando en
una de ellas el tiempo humano espacial, y la otra el tiempo en sí de los dioses.
Existen oportunidades en que es posible conectar con los dioses (con el tiempo en
sí). Existen momentos en que un ser humano puede producir un gran silencio
interno. Este silencio interno es tenso, es una espera escuchando y esperando la
respuesta que puede llegar. A veces cuando este silencio es profundo, se produce
la respuesta y es posible conectar con otro plano2.

La física en sus manifestaciones al estudiar la vida de sus exponentes más


notables se puede ver una actitud humanista, en algunos casos una tendencia
a lo trascendente. Algunos de estos investigadores son ateos y materialistas y
deterministas, otros con ideas orientadas hacia principios o fuerzas que llevan
a un sentido amplio que va mucho más allá de la productividad y de la
subsistencia inmediata. La física de la relatividad de Einstein como la mecánica
cuántica muestran universos complejos, relaciones inusitadas, modelos

1 Esta frase se pronunció en la serie Cosmos (1980).


2 Esta referencia no aparece en ningún libro, fueron grabaciones trascritas, no publicadas en
ningún texto, en este momento perdidas.

20
cambiantes, grandes transformaciones, también un orden aún por descifrar. En
el caso de D. Bohm es muy relevante, el tema de la mente fue motivo de su
investigación, incluso realizó diálogos con místicos y con estudiosos que fueron
más allá de lo inmediato entre estos está Krishnamurti. Él se ocupa del
conocimiento y desarrollo de la mente para comprender no de forma
conceptual el orden cósmico que tiene relación directa con lo mental, aspecto
del cual también se ocupa Bohm, entrar en forma directa con ese orden de lo
real. Para ello, como dice Krishnamurti, hay que darse cuenta de manera
directa de la limitación del pensamiento.

Cuando el pensamiento de forma directa se pone en pausa se incluye lo otro,


lo que no es pensamiento forma; se incluye el significado, la conciencia, el
contenido de la conciencia. El cerebro continúa registrando, pero la totalidad
de él se halla completamente quieta, está en silencio que es poner entre
paréntesis el yo. Cuando hay absoluto silencio, silencio total, hay la irrupción
de lo otro de lo que no es. En palabras de Krishnamurti (1979)
La mente es el vaso del movimiento, y cuando el movimiento no tiene forma
cuando no hay ‘yo’ ni visión ni imagen, la mente está por completo quieta… En ella
no hay memoria. Entonces las células cerebrales experimentan un cambio… Las
células cerebrales están acostumbradas a moverse en el tiempo. Son el residuo del
tiempo, y el tiempo es movimiento, un movimiento dentro del espacio que él crea a
medida que se mueve… Cuando no hay movimiento, hay una concentración
tremenda de energía… De modo que la mutación es la comprensión del
movimiento y el cese del movimiento en las células cerebrales mismas (p. 307)

Dadas las condiciones tecnológicas actuales, todo se ha convertido en


información que circula velozmente negando la posibilidad, en la mayoría de
los caos, de detenerse, reflexionar, mirar, sentir al semejante, experimentar su
cercanía, poder ir más allá del interés económico de supervivencia. Incluso los
mismos intelectuales, de distintas áreas de conocimiento, se han visto
acuciados a presentar resultados, sumiéndolos en un gran estrés,
impidiéndoles detenerse a observar la simplicidad, lo que no requiere de
profundas reflexiones. Lo más simple, verse a sí mismo, sentir su intimidad, ver
lo que lo rodera y sentirse unido a la totalidad no mediante conceptos, sino de
forma directa en conexión con aquello no es la simple productividad.

Franco Berardi en su libro La fábrica de infelicidad, nuevas formas de trabajo y


de movimiento global (2003) llama al capitalismo de esta forma. Al final de su
libro (185 a 187) escribe un epilogo: ‘Conclusiones fuera de tema’. Inicia el
texto con la siguiente afirmación:

NO EXISTE ALTERNATIVA EN EL HORIZONTE de la historia. Las experiencias del siglo


XX nos han enseñado que el capital no es una etapa de la historia superable, sino un
modo de semiotización inscrito definitivamente en el bagaje cognitivo de la humanidad
(...) Tenemos que imaginar otro cuadro conceptual diferente del de la acción histórica
(p. 185).

21
Hay que ir más allá del historicismo, algo distante de este, la tradición budista
en donde se manejan cosas como gran compasión y comprensión del vacío. La
compasión es la capacidad de ponerse en la situación sufriente del otro, que es
parte de nuestro cuerpo, de nuestra sensibilidad. Lo que actualmente prima es
la ausencia de compasión, que como lo dice Berardi, no es una culpa moral
sino una enfermedad psíquica, pues no sabemos sentir nuestro propio cuerpo,
menos aún el del otro. Todo lo que se experimenta es miedo y temor a que nos
hagan daño. El otro es el potencial enemigo. Ahora ya no maya (ilusión) del
hinduismo, ahora habría que hablar de tecnomaya.

Muchos abogan de liberarse de la matriz, de ese mundo de ilusión tecnológica


y pasar a la comprensión de la vacuidad. Concluye diciendo:

La comprensión del vacío, la plena comprensión de la vacuidad es el nivel más alto


del conocimiento budista. Una condición mental de ligereza y disponibilidad, la
ausencia de miedo y agresividad. Propongo que veamos estos dos modos de la
mente, gran compasión y comprensión del vacío como horizontes de la época global.
La gran compasión es muy dolorosa si no se acompaña de la comprensión del vacío
es puro cinismo si no se acompaña a la gran compasión (p. 187).

Berardi propone en Desertemos (2024) desertar del capitalismo, que solo ve


la eficacia productiva como base de la existencia humana. El proceso
neoliberal capitalista ha generado la xenofobia, el racismo, la discriminación,
el empobrecimiento generalizado. Desertar es una alternativa para darle un
carácter colectivo a la acción. No hay que oponerse, esto no lleva ninguna
parte, hay que ponerse al margen ante lo irreversible del proceso histórico
que conduce a la pérdida de la imaginación, el único camino es la esperanza
que podría reactivar la imaginación. Hay que resignificar los aspectos más
importantes de la existencia, buscarles otro sentido a las cosas para salir del
pesimismo y el cierre del horizonte futuro. Ir más allá de la competencia, de la
productividad y el pragmatismo grosero en el cual se está viviendo,
redescubrir o rescatar el erotismo, la sensualidad, el afecto, el placer de vivir,
de compartir, de ayudar. Esto por supuesto es detener un poco ese proceso
desenfrenado. Desertar no es irse a vivir en una burbuja al margen de todo,
sino al contrario es una oposición ante la bestialidad del mundo actual. Es una
propuesta política mediante la resignación, es decir de la resignificación de un
nuevo espacio de vida que priorice lo fundamental y no lo transitorio.

La propuesta de Berardi es muy ingeniosa, cargada de sabiduría, pues las


tradiciones de sabiduría precisamente eso es lo que han propuesto a través
de la historia, ir más de lo inmediato, de lo transitorio. El mundo es maya, es
una ilusión como lo dice el hinduismo desde hace más de 5.000 años. El
pensamiento griego ha hecho énfasis en esto mismo, mostrando que la
existencia y la felicidad humana se debe buscar no en aquello que se acaba
que tiene que ver con los instintos básicos, sino con la sabiduría del buen vivir
que prioriza aquello que da paz y alegría por el simple hecho de existir.

22
En el desarrollo que hemos hecho se ha buscado priorizar la unidad del
cosmos, la relación del universo con la mente humana, mostrando la unidad
con todo. Somos la totalidad en una versión particularizada, no separada. La
búsqueda más profunda del ser humano no está en obtener cosas ni
relaciones que van y viene, que cambian constantemente; se ha creído
equivocadamente que las cosas y las relaciones personales o sociales dan
paz, unidad interna, felicidad. Es claro que es necesario tener cosas, a su vez
tener relaciones con las personas, pero no depender de las cosas y de las
personas. La unidad y la felicidad no son el resultado de condiciones externas,
de un determinado estatus económico o social, sino de algo que se hace con
la conciencia, una forma diferente de verse y ver el mundo, para ello hay que
realizar algún tipo de práctica especifica al respecto; hay que cambiar la
mirada sobre sí mismo. Esto permite acceder a un estado mental diferente.
Bohm, Grimberg y Krishnamurti han mencionado, la unidad con la totalidad la
certeza profunda de algo que va más allá de lo transitorio ya sea
trascendente proyectando el sentido más allá de la muerte o
inmanentemente en la medida que la vida sea una oda a la alegría y la paz
como un fin en sí mismo, y un estado creciente de sabiduría. No es algo de
carácter racional, conceptual, es una nueva forma de vivir. No significa
ponerse al margen de los acontecimientos, sino ir más allá de ellos al no
identificarse con las propuestas reduccionistas del capitalismo, hay que
‘desertar’, ponerse al margen, estar en el mundo pero no ser del mundo,
generar una vida con unidad interna que produzca el placer de vivir mismo,
una vida que tenga como prioridad la compasión, sentir el dolor y la
necesidad del otro. Una vida justa y equitativa para todos. Una vida que sea
cada día de mayor profundidad, sin competencia material o psicológica.

Bibliografía

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%20son,en%20difusi%C3%B3n%2C%20fluidos%20y%20magnetohidrodin).

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