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Universidad Intercontinental : Psicología 1

Act. 2.2 Ensayo. Intervención familiar

Zamora Nava Andrea

Universidad Intercontinental

Profesora : Dulce María Gutierrez Valdovinos

Temas selectos de psicología clínica


Temas selectos de psicología clínica

¿Cómo se interviene de manera ética en una familia?

Introducción

La intervención familiar es un ámbito en el que convergen los principios éticos y las


decisiones prácticas, especialmente en situaciones donde el bienestar de los menores
o miembros vulnerables está en juego. Los profesionales que trabajan en contextos
de protección infantil y servicios sociales enfrentan constantemente el dilema de
equilibrar la ayuda y el control. Según Escudero (2009), estas dos dimensiones,
aunque necesarias, pueden entrar en conflicto si no se gestionan adecuadamente, lo
que plantea el reto de preservar la confianza de las familias mientras se garantizan
condiciones de seguridad para sus integrantes. En este ensayo se analiza cómo
intervenir éticamente en una familia, explorando la legitimidad del control en el
espacio familiar, los riesgos que conlleva la intervención y las técnicas menos
invasivas que los profesionales pueden emplear para favorecer cambios sostenibles
y respetuosos.

Desarrollo

La cuestión de si es ético controlar el espacio familiar es una de las más complejas


en la intervención social. Este control puede ser legítimo únicamente cuando el
bienestar y la seguridad de los menores están en riesgo. Escudero (2009) explica que
el control es imprescindible en situaciones donde los recursos propios de la familia no
son suficientes para evitar daños, como en casos de negligencia grave o abuso
infantil. Sin embargo, la implementación de este control debe hacerse con extrema
cautela, procurando que las familias comprendan que no se busca castigar, sino
proteger. Por ejemplo, en un contexto donde la separación de un menor sea
inevitable, es crucial que el profesional explique con empatía las razones detrás de
esta decisión y enfatice que su objetivo es garantizar un ambiente seguro. Además,
el control debe complementarse con acciones que minimicen su percepción como una
imposición, adoptando un enfoque colaborativo y transparente que fomente la
participación activa de la familia.

A pesar de sus beneficios potenciales, la intervención familiar presenta riesgos


significativos tanto a nivel social como individual. Uno de los principales riesgos
sociales es la estigmatización. Las familias intervenidas son frecuentemente
etiquetadas como problemáticas o disfuncionales, lo que puede limitar su
acceso a redes de apoyo comunitarias esenciales. Esto, a su vez, perpetúa
dinámicas de exclusión que dificultan su recuperación. A nivel individual, los
daños emocionales son una preocupación constante. Las medidas drásticas,
como la separación familiar, pueden generar un impacto psicológico severo en
los niños, quienes a menudo experimentan sentimientos de abandono o

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inseguridad. Asimismo, los padres pueden percibir estas medidas como un


juicio hacia su capacidad parental, lo que dificulta la reconstrucción de
relaciones afectivas. Escudero (2009) advierte que estas intervenciones deben
planificarse con sensibilidad, priorizando estrategias que reduzcan la
percepción de control y fomenten la confianza entre los profesionales y las
familias.

Para mitigar estos riesgos, es crucial optar por técnicas de intervención que
sean lo menos invasivas posible. La psicoeducación es una de las
herramientas más efectivas, ya que permite a las familias comprender las
dinámicas que perpetúan sus problemas y les ofrece herramientas para
abordarlos. Al proporcionar información clara y práctica, los profesionales
empoderan a las familias para que asuman un rol activo en el proceso de
cambio. Por ejemplo, en casos donde hay conflictos entre padres e hijos
adolescentes, enseñar técnicas de comunicación asertiva y manejo emocional
puede prevenir escaladas de tensión. Otra técnica valiosa es la terapia
sistémica breve, que se centra en resolver patrones relacionales específicos
sin requerir intervenciones prolongadas. Además, la mediación familiar, que
promueve el diálogo y la negociación, es una estrategia efectiva para abordar
conflictos internos, permitiendo que los cambios surjan desde dentro del
sistema familiar. Estas técnicas, al ser menos intrusivas, respetan la autonomía
de las familias y refuerzan su capacidad para resolver problemas de manera
independiente.

En última instancia, el éxito de una intervención familiar no solo depende de


las técnicas utilizadas, sino también de la habilidad del profesional para
construir una relación de confianza. Esto implica adoptar una postura empática
y abierta, donde los miembros de la familia se sientan escuchados y valorados.
Escudero (2009) subraya que el profesional debe evitar tonos autoritarios o
coercitivos, priorizando un enfoque que combine firmeza con sensibilidad. Al
hacerlo, no solo se minimiza la percepción de intrusión, sino que también se
fomenta un entorno en el que las familias pueden trabajar juntas hacia
soluciones sostenibles.

Conclusiones

La intervención ética en una familia requiere un equilibrio entre la necesidad de control


y el compromiso de ofrecer apoyo. Aunque el control puede ser indispensable en
contextos de alto riesgo, su aplicación debe ser cuidadosamente gestionada para no
dañar la confianza y la relación entre los profesionales y las familias. Es igualmente
importante reconocer y abordar los riesgos que estas intervenciones pueden generar,
desde la estigmatización social hasta los daños emocionales individuales. Las
técnicas menos invasivas, como la psicoeducación, la terapia sistémica breve y la
mediación familiar, son herramientas clave para promover cambios efectivos y

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respetuosos. En este proceso, la empatía, la comunicación abierta y la sensibilidad


cultural son esenciales para garantizar que las intervenciones no solo protejan a los
más vulnerables, sino que también fortalezcan las capacidades de las familias para
superar sus desafíos y construir relaciones más saludables y resilientes.

Referencias

• Escudero, V. (2009). Guía práctica para la intervención familiar. Junta de


Castilla y León.

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