La novela y el cuento hispanoamericanos

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Lengua Castellana y Literatura

LA NOVELA Y EL CUENTO HISPANOAMERICANOS EN LA


SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX. CARACTERÍSTICAS, AUTORES Y
OBRAS: GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ.

Contexto histórico

Los países hispanoamericanos alcanzaron la independencia de España en la primera


mitad del siglo XIX, salvo Cuba y Puerto Rico que se independizaron en 1898. Sin
embargo, esta independencia no logró que los países hispanoamericanos
prosperaran económicamente, pues pasaron de una dependencia europea a otra tal
vez más absorbente, la de Estados Unidos, que en cierto modo explotó a estos países,
los endeudó y los controló políticamente.

Hispanoamérica se ha debatido a lo largo del siglo XX entre la explotación ajena de


sus riquezas agrícolas y minerales, y la miseria y pobreza de sus habitantes. Todo ello
se debe igualmente a profundas desigualdades y una muy mal repartida riqueza. Casi
todos los países han sufrido a menudo golpes de estado militares y regímenes
dictatoriales, con períodos de débil democracia truncados por golpes de estado.

La novela y el cuento hispanoamericano

La poesía latinoamericana del siglo XX (con poetas como César Vallejo, Pablo Neruda
y Octavio Paz) ha sido importante pero casi tanto o más ha sido la narrativa, que es
conocida en todo el mundo, sobre todo la que se produjo entre los años 50 y 70,
etapa que es conocida como el “boom” de la literatura hispanoamericana.

Se pueden distinguir TRES GRANDES ETAPAS EN LA NOVELA HISPANOAMERICANA


DEL SIGLO XX:

a. LA NOVELA REGIONALISTA O INDIGENISTA. Hasta los años 40, se dio en toda


América Latina una novela que reflejaba la realidad social y la vida de las
comunidades indígenas que allí habitaban. Las obras planteaban la lucha del
hombre contra una naturaleza salvaje y contra una sociedad de rancias
costumbres. Ya el uruguayo Horacio Quiroga, maestro del cuento latinoamericano,
que partía del modernismo influenciado por Rubén Darío, terminaría desembocando
en una visión decadente de la naturaleza, siempre opuesta al hombre.

De esta etapa destacan novelas como La vorágine, de José Eustaquio Rivera;


Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos o Don Segundo Sombra, de Ricardo
Güiraldes, que denunciaron la realidad social de las distintas regiones de
América.

b. EL REALISMO RENOVADOR O REALISMO MÁGICO. En las décadas de los 40 y 50


se producen en la novela hispanoamericana una gran renovación que afecta a los
siguientes planos:

● El realismo se funde con elementos fantásticos; es lo que se conoce como


“realismo mágico”. Se trata de una narrativa que incorpora elementos
míticos, legendarios y mágicos, procedentes de las tradiciones indígenas
que forman un sustrato cultural muy importante en Hispanoamérica. Lo
novedoso es que estos elementos se integrarán sin contradicción en el plano

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real de las tramas, una característica que definirá toda la novela


hispanoamericana hasta nuestros días.
● Hay una mayor preocupación por la construcción de las novelas que da
lugar a grandes novedades estructurales heredadas de la vanguardia (el
surrealismo, lo onírico) y de autores europeos como Joyce o Proust, o de la
Generación Perdida, con Faulkner y Dos Passos a la cabeza.
● Se conserva el interés por el mundo rural.
● Se conservan las intenciones políticas y sociales a través de una denuncia
crítica, incorporando la intención de reflejar una angustia metafísica al que
el ser está destinado.
Entre los autores más destacados tenemos a Miguel Ángel Asturias, autor de
El señor Presidente, una de las primeras “novelas de dictadores” en
Latinoamérica. Otro autor destacado es Jorge Luis Borges, escritor de cuentos
sobre todo, gran indagador del misterio de la existencia con obras como El
Aleph, Ficciones e Historia universal de la infamia. También destacamos al
cubano Alejo Carpentier con El siglo de las luces. Mención aparte merece el
mexicano Juan Rulfo, que con una novela corta, Pedro Páramo (1955), y un
librito de cuentos titulado El llano en llamas consiguió ser reconocido como
uno de los mejores escritores de toda Latinoamérica.

c. EL “BOOM” DE LA LITERATURA HISPANOAMERICANA. A partir de 1960 puede


hablarse de un florecimiento de la narrativa hispanoamericana que no tuvo
precedentes en ningún sitio. Su influencia y su éxito se extendió a la narrativa
española y además fue traducida y muy valorada en todos los países del
mundo. Además de la calidad de las obras y del ingenio de los escritores, este
éxito narrativo vino acompañado de un buen soporte de las mejores
editoriales españolas e hispanoamericanas. Por tanto, se unieron calidad
artística y buena distribución. Este fenómeno es lo que se ha conocido por el
nombre de “boom” de la narrativa hispanoamericana.
Las claves del éxito fueron varias. Además de las mencionadas, se debe a que
aparecieron varios escritores de diferentes países de América, con unas
mismas características, algunas de las cuales constituyen un desarrollo de lo
que ya había aparecido en los novelistas anteriores.

Sintetizando, estas son las principales características:


 El realismo mágico, es decir, esa mezcla de realidad y fantasía vivida
como algo cotidiano.
 La mezcla de la experimentación técnica con la tradición narrativa.
 Un gran cuidado del lenguaje.
 Interés tanto por problemas urbanos como rurales.

Hay muchísimos escritores que se pueden incluir en el “boom” de la narrativa


hispanoamericana (el paraguayo Augusto Roa Bastos, el mexicano nacido en Panamá
Carlos Fuentes, el cubano José Lezama Lima, el bonaerense Ernesto Sábato, los
uruguayos Juan Carlos Onetti y Mario Benedetti, el chileno José Donoso, el limeño
Vargas Llosa. etc.), pero s vamos a detenernos en uno de los más grandes autores:

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GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

(Colombia, 1927- 2014) García Márquez nació en Aracataca, un pueblecito


colombiano donde Gabo comenzó a escuchar las historias de su abuela, una mujer
imaginativa y supersticiosa, que inspirarían su posterior obra. También lugares como
el famoso telégrafo de Aracataca donde su padre trabajaba antes de casarse con su
madre tras una historia de amor impedida en un principio por los padres de ella.
Tras una niñez marcada por su condición de chico tímido que escribía poemas
humorísticos en un rincón de un internado en Barranquilla, Gabo comenzó a estudiar
Derecho en Bogotá, graduándose en 1947. A pesar de que había cursado estos
estudios para contentar a su padre, el futuro autor decidió rechazar un trabajo de
abogado y centrarse en el periodismo, faceta que comenzó a compaginar con la
escritura de cuentos inspirados por obras como La metamorfosis, de Franz Kafka, Las
mil y una noches o unas historias de su abuela que evocaban hechos fantásticos
insertados en un mundo corriente, cotidiano.
Conoció al gran amor de su vida, Mercedes Barcha1, durante uno de los
veranos de su niñez, convirtiéndose en su gran aliada y confidente. De hecho, tras el
nacimiento de su hijo Rodrigo en 1959, la familia se trasladó a México DF tras las
amenazas recibidas por diferentes disidentes cubanos y miembros de la CIA respecto
a unos reportajes realizados para el periódico Prensa Latina desde Nueva York.
Instalados en la capital mexicana, Gabo y su familia se enfrentaron a una de sus
peores situaciones económicas, pulsada por la creación de una novela llamada Cien
años de soledad que pasó por mil contratiempos antes de llegar a la editorial
Sudamericana, en Argentina, en 1967. Poco pudieron imaginar que la obra terminaría
convirtiéndose en un fenómeno de ventas y en perfecto vehículo de un universo
propio en el que cabían todas esas historias que representaban a un continente
entero.
Coincidiendo con el conocido como «boom latinoamericano«, la obra de
Gabo comenzó a adquirir cotas cada vez más influyentes, convirtiéndose en uno de
los grandes autores de su generación y, en definitiva, de las letra en español.

Cien años de soledad: Considerado como uno de los mejores libros de la historia,
la obra magna de Gabo se convirtió en un éxito inesperado tras su publicación en
1967 coincidiendo con un boom del realismo mágico ya cimentado por otros autores
como el mexicano Juan Rulfo. Ambientada en el ficticio pueblo de Macondo (en
realidad Aracataca), la historia narra la transición de la familia Buendía como perfecta
metáfora de un continente mágico en el que las supersticiones, la dominación
estadounidense o la pérdida de ciertos valores configuran una historia única en torno
a personajes como Úrsula Iguarán, matriarca de una familia inspirada en la propia
abuela de Gabo.
El amor en los tiempos del cólera: Gabo siempre dijo de él que era «su libro favorito»,
quizás por el factor nostálgico extraído de la historia de amor de sus propios
padres en la cual se inspira esta novela publicada en 1985. Ambientada en una
ciudad del Caribe colombiano (presumiblemente la famosa Cartagena de Indias que

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El personaje de Mercedes aparece en algunas de las obras de García Márquez, por ejemplo, en
Crónica de una muerte anunciada

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tanto inspiró al autor), El amor en los tiempos del cólera narra el romance de
Florentino Ariza y Fermina Daza, casado con el médico Juvenal Urbino a lo largo de
cincuenta y un años, nueve meses y cuatro días.
Crónica de una muerte anunciada: Aunque Gabo saltaría a la fama como autor de
ficción, no debemos obviar la ardua labor del Premio Nobel como periodista. Un buen
hacer que empapa libros como éste, un rompecabezas tenso y experimental basado
en un asesinato real ocurrido en 1951 que, trasladado al terreno de la ficción, se
convierte en la reconstrucción de la muerte de Santiago Nasar a manos de uno de
los habitantes de un pueblo conocedor de la gestación del crimen. El libro fue
publicado en 1981 convirtiéndose en uno de los libros más aclamados de Gabriel
García Márquez.
El coronel no tiene quien le escriba, El otoño del patriarca, Memorias de mis putas
tristes, Relato de un náufrago, son algunos de los títulos de la obra del que es, quizás,
el novelista más destacado de América Latina en el siglo XX. En 1982 recibió el Premio
Nobel de Literatura.
En cuanto a sus INFLUENCIAS LITERARIAS, García Márquez fue próximo al
Grupo de Barranquilla, una tertulia literaria activa en las décadas de los 40 y los 50.
Allí pudo leer a los grandes narradores realistas anglosajones: Ernest Hemingway,
Virginia Woolf, James Joyce y sobre todo William Faulkner, quien representó una
enorme influencia en su propio trabajo. También fue admirador de las tragedias de la
antigua Grecia, como las de Sófocles, y en más de una ocasión confesó la importancia
que tuvo para él el movimiento poético colombiano llamado “piedra y cielo”.

CARACTERÍSTICAS DE SU NARRATIVA

Temas
Su narrativa se caracteriza por el ambiente rural, la presencia del realismo
mágico. Lo mítico, lo mágico, los sueños, los presagios se mezclan con la denuncia
social y política. Muchas de sus obras transcurren en el mismo pueblo imaginario,
Macondo, con personajes que aparecen en varios de ellos, en unos como principales
y en otros como secundarios, tejiéndose así el universo mágico del autor.
También aborda temas como la soledad, Macondo (el pueblo imaginario que creó en
Cien años de soledad), la violencia y la identidad de la cultura hispanoamericana.

Técnica y estilo
García Márquez presenta una gran facilidad para contar historias, integrando
los modos tradicionales con las técnicas más novedosas y complejas: saltos
temporales, perspectivas múltiples, el monólogo interior, historias intercaladas,
narradores ficticios, técnicas del periodismo o del cine, etc.
El propio Vargas Llosa escribió en 1971 un ensayo sobre Cien años de soledad,
esa novela totalizadora de la que García Márquez sería el gran maestro, por esa
capacidad que tiene como autor de rebelarse contra la realidad y convertirse en un
dios-creador que sustituye la realidad por otra ficticia, corregida y amplificada.
En conclusión, García Márquez ha ayudado a rejuvenecer, reformular y
recontextualizar la literatura de América Latina. Al este del Atlántico, Cervantes, al
oeste, García Márquez, dos genios que captaron la realidad honda de su momento y
dejaron una visión encantada de su mundo.

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EL CUENTO HISPANOAMERICANO

Junto con la novela, el cuento ha sido un género narrativo ampliamente


cultivado en Hispanoamérica desde los años cuarenta hasta la actualidad. Los
narradores de los años cuarenta y cincuenta han sido grandes cultivadores del cuento
literario. Destaca la aportación extraordinaria de JORGE LUIS BORGES (Historia
universal de la infamia, Ficciones, El Aleph y El libro de arena). Asimismo, son
importantes las narraciones de JUAN RULFO (El llano en llamas, en los que retrata la
dureza de la vida rural mexicana en su primitivismo y su pobreza física y moral), los
relatos de ALEJO CARPENTIER (Guerra del tiempo, sobre la imposibilidad de definir
y dividir el tiempo) y JUAN CARLOS ONETTI (Tiempo de abrazar, Tan triste como ella
y otros cuentos).

Por lo que respecta a los años sesenta hasta la actualidad, los relatos cortos de
los narradores del boom hispanoamericano han pasado inadvertidos debido a la
importancia de sus novelas, como es el caso de GARCÍA MÁRQUEZ (Relato de un
náufrago, Doce cuentos peregrinos) o VARGAS LLOSA (Los jefes, Los cachorros).
Sin embargo, uno de los principales renovadores del género es JULIO
CORTÁZAR, quien muestra en sus cuentos una realidad compleja (Bestiario, Las
armas secretas, Historias de Cronopios y de Famas, en los que revela el absurdo de lo
cotidiano con gran sentido del humor).
MARIO BENEDETTI refleja en Montevideanos, La muerta y otras sorpresas y Con y
sin nostalgia la vida diaria y las circunstancias políticas de su país desde una postura
comprometida y cercana al lector gracias a la utilización de un lenguaje sencillo y
coloquial.
Otros narradores importantes son AUGUSTO MONTERROSO (La oveja negra
y demás fábulas, Movimiento perpetuo); ISABEL ALLENDE (Los cuentos de Eva
Luna); ANTONIO SKÁRMETA (El entusiasmo, Tiro libre).

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